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¿Está basada la serie de Netflix Anatomía de un escándalo en un caso real? ¿Hay un caso parecido al del ministro James Whitehouse (Rupert Friend) en la vida real? ¿Es la versión ficticia de David E. Kelley, responsable de series como Big Little Lies o Perfect Strangers, un caso que ocurrió con un político real en Gran Bretaña? ¿Y el final de Anatomía de un Escándalo en el que el ministro y Whitehouse están involucrados en un escándalo aún mayor? Y la respuesta es no, lo que no quiere decir que no esté inspirado en casos reales. La autora del libro que adapta la serie de Netflix, Sarah Vaughan, es una periodista británica curtida en las secciones de Sucesos y Política y tuvo una clara inspiración en casos reales para imaginar el caso de James Whiteman en Anatomía de un escándalo. Desde que se publicó el libro, mucho antes de que se convirtiera en una serie de Netflix, la autora ha reconocido en entrevistas las fuentes que inspiraron su libro. Para empezar, soñó con la trama en 2013, justo después de que a un futbolista, Ched Evans, se le negara el permiso para apelar su condena por violación. La cobertura de su periódico, The Guardian, le molestó. En concreto no le gustó una columna en la que se citaba a una mujer joven que decía que la víctima de 19 años "apenas iba a su habitación de hotel más que para tomar una taza de té y echar una partida al Scrabble". "Me hizo pensar en cómo juzgamos a las mujeres en los casos de violación y en lo revelador y dañino que debe ser un juicio por violación. También comencé a pensar en lo difícil que puede ser navegar por la política sexual y cómo esperaba que la situación mejorara para mi hija, que entonces tenía ocho años. Pasaron tres años antes de que salieran a la luz las revelaciones de Harvey Weinstein, pero el tema del consentimiento --- y el peligro de los hombres poderosos --- era algo que estaba en barbecho", contó la escritora durante la promoción del libro. Durante su carrera como periodista, Vaughan cubrió la investigación del asesinato de Stephen Lawrence hasta el suicidio del inspector de armas Stephen Kelly, ha influido en su ficción, ambos casos muy ligados al establishment británico.
De hecho, Vaughan asegura que ha sido la proximidad durante su carrera a la élite política lo que más le influyó a la hora de escribir Anatomía de un escándalo. "Fui testigo de momentos de mucha tensión. Las renuncias de los ministros del gabinete Peter Mandelson, por el asunto Hinduja, y Robin Cook, por Irak. El vertiginoso discurso de Ken Clarke durante el debate sobre si debíamos ir a la guerra. Estaba con Tony Blair, en un viaje a Estambul, cuando saltó la noticia de que el ex inspector de armas David Kelly se había suicidado. Estaba al lado del primer ministro cuando un periodista sensacionalista le preguntó: "¿Tienes sangre en las manos?"", contó Vaughan durante la promoción del libro.
"También vi cómo estallaron y se desarrollaron los escándalos sexuales que involucraban a políticos. Estaba en el vestíbulo cuando News of the World expuso públicamente al ministro del Interior, David Blunkett, por tener una aventura con la editora del Spectator y vi a Boris Johnson negar y luego admitir haber mentido, su aventura con Petronella Wyatt", matizó la escritora. "Trabajar como periodista me ha mostrado cómo los medios generan e impulsan la agenda de noticias, algo que se ha intensificado desde la llegada de las redes sociales y la cobertura de noticias las 24 horas. Alistair Campbell [el jefe de Relaciones Públicas de Tony Blair] que si una historia estaba en la primera plana durante más de una semana (8 a 10 días, la cifra ha sido debatida) el ministro tendría que renunciar. Aunque la conveniencia política significa que algunos ministros actualmente parecen intocables, sospecho que el período ahora sería más corto...", contó también la ex periodista.
Por último, Vaughan también reconoció en distintas entrevistas durante la promoción del libro que le influyó la cobertura de tribunales cuando comenzó a trabajar como periodista. En especial, el caso del asesinato del adolescente negro Stephen Lawrence en febrero de 1997, cuando Vaughan solo tenía 24 años y era una periodista en prácticas.
Anatomía de un escándalo: ¿Ha existido algo parecido al Club de los Libertinos?
Lo que sí tiene una inspiración real es el Club de los Libertinos, al que pertenecen tanto el primer ministro como Whitehouse. La fraternidad a la que pertenecen James y el Primer Ministro Tom Southern (Geoffrey Streatfield) es una versión ficticia de un club real de Oxford. Se trata del Bullingdon Club, fundado en 1780 en Oxford como club de caza y cricket. Un siglo más tarde, se había convertido también en un club social donde poder comer y beber. "El Bullingdon Club", según cuentan los diarios de principios del siglo pasado, "representa parte de la exclusividad de Oxford; es el club de los hijos de la nobleza, los hijos de gran riqueza; su membresía representa las 'sangre joven' de la universidad". En una noticia de 1927 del diario The New York Times aparecía registrado que los miembros del Bullingdon Club, "uno de los más exclusivos de la universidad", rompieron las ventanas de la Iglesia "en una noche de fiesta". En la década de 1980, el Bullingdon Club era conocido por su "cultura de exceso". Entre los miembros conocidos del club se incluyen políticos como el primer ministro Boris Johnson y el ex primer ministro David Cameron, el rey Eduardo VIII del Reino Unido y el rey Federico IX de Dinamarca, y nobles como Eduardo Windsor, nieto del príncipe Eduardo, duque de Kent.