Fernando VII ¿difamado, ensalzado, novelado? Reconstrucción de un rey español a partir de unos barcos rusos | El correo de la historia >
Carlos Rilova

El correo de la historia

Fernando VII ¿difamado, ensalzado, novelado? Reconstrucción de un rey español a partir de unos barcos rusos

Por Carlos Rilova Jericó

Buscar temas para rellenar el lunes de cada semana las páginas del correo de la Historia es siempre una caja de sorpresas. A ese respecto la actual España no deja de producirlas y suelen ser cuestiones que oscilan entre lo trágico y lo cómico.

La última de ellas ha tenido que ver con el, para muchos, todavía odiado Fernando VII, ¿Qué motivo ha habido para que tan curioso acontecimiento ocurriera?

Al parecer todo ha venido de que la editorial La Esfera de los Libros ha decidido lanzar para esta oportuna fecha uno de cierto célebre periodista radiofónico, Luis del Pino, en el que se revindica la figura de Fernando VII.

El señor Del Pino insinúa, ya desde el título de su -imagino- magna obra que Fernando VII ha sido deliberadamente difamado por los liberales doceañistas a los que dicho autor, en un resultón “tour de force” histórico, compara con los actuales “progres”, wokes y demás fauna ideológica presuntamente “de Izquierdas”.

Con esto, con esa revindicación de Luis del Pino de un monarca tan controvertido, qué duda cabe, quedaba servida la polémica y, me imagino, unas jugosas ventas motivadas tanto por un amor como un odio casi irracionales.

La única palabra que define tal estado de cosas, al menos para este historiador, es, sencillamente, “asombroso”.

Asombroso, en efecto, es, por empezar por el principio, que en el año 2024, se plantee como un verdadero hallazgo que, quizás, Fernando VII no era tan malo como lo había pintado la propaganda del exilio liberal a partir de 1824.

Es asombroso porque, resulta que ya en 2003 (es decir, dos décadas y un año atrás en el tiempo) esa revindicación la había hecho una antigua profesora de la Universidad de Barcelona, María Teresa Puga García, que en aquel entonces publicaba una biografía titulada “Fernando VII”. Bendecida, además, con un prólogo del catedrático José Luis Comellas, reconocido especialista en esa época.

Acaso, imagino de nuevo, el señor Del Pino habrá querido, en realidad, sólo popularizar esa tesis académica que consideraba -ya hace veinte años- que la mala fama de Fernando VII fue infundada, cosa de cierta leyenda negra aplicada a dicho monarca…

Primera sorpresa, pues, con este revuelo respecto al revindicativo libro de Luis del Pino. Una que debería estar muy mitigada -o ni siquiera existir- en el sector académico que ha puesto el grito en el cielo por ese libro. Y es que además de lo indagado por la profesora Puga García sobre la fama póstuma de Fernando VII, hace seis años se había publicado otra obra que sino consideraba a Fernando VII víctima de un complot propagandístico liberal, al menos lo ponía en su exacta media ponderada con respecto a lo que era normal -digámoslo así- entre las testas coronadas europeas de la época. Me refiero al recomendable ensayo del también profesor Emilio La Parra: “Fernando VII. Un rey deseado y detestado”.

Y además, aparte de ambos libros de Historia, una novela histórica muy bien trabada, “Memoria secreta del hermano Leviatán”, del año 1988, había hecho una primera aproximación al controvertido rey desde ese ángulo…

En resumen: haciendo recapitulación este historiador no entiende a qué viene ahora (sutil marketing aparte) el escándalo con el libro del señor Del Pino, ni qué han estado leyendo últimamente los académicos que se quejan de él. Lo cual sí que me resulta realmente preocupante, porque es algo que deja en bastante evidencia, una vez más, cómo se abordan ciertas cuestiones históricas en este país no sólo por amateurs sino por personas que se dedican profesionalmente a esta bella (y sufrida) ciencia.

Sinceramente creo que la única pregunta que todo historiador, o historiadora, debería plantearse (y responder con total honestidad profesional) ante un libro como el del señor Del Pino, es si realmente la propaganda liberal sobre Fernando VII tenía fundamento real, histórico, o fue sólo eso: propaganda. Y si eso, por otra parte, ya ha sido escrito y descrito tiempo atrás. Primer e ineludible paso en todo trabajo de Historia…

Tomemos como ejemplo de esto uno de los asuntos más controvertidos del reinado de Fernando VII. Es decir: la estafa de los barcos rusos que el bailío Tatischeff vendió a España. Se supone (no sé cómo habrá abordado esto el señor Del Pino) que dichos navíos de guerra eran una auténtica ruina comprada tan sólo, al parecer, porque los vendía un adorado amigo de Fernando VII: el zar Alejandro I. Otro monarca que había machacado a Napoleón en los campos de batalla…

¿Bastaría eso para justificar que jamás se hubiera escrito una sola línea “revisionista” sobre Fernando VII como las que ahora se achacan a Luis del Pino?

Bueno, echemos un vistazo a lo escrito al respecto. Libros decimonónicos bastante anticuados como “La Armada española desde la Unión de los reinos de Castilla y de Aragón” decían que sí. Pero su mismo autor, Cesáreo Fernández Duro, reconocía que la Marina española bajo Fernando VII prosperó inusitadamente, planteándose incluso construir barcos acorazados… En esa misma línea (acaso por cierta inercia) se manifestaron en 1984 autores como Alberto Cuevas Torres-Campos, que, sin embargo, también contradictoriamente señalaba que, pese a todo, los astilleros militares bajo Fernando VII producen récords de hasta tres fragatas por año…

¿Verdad o mentira? Echo otro vistazo a alguna publicación mía al respecto, al parecer muy desconocida en este artificioso debate, pese a estar publicada en el Boletín de Estudios Históricos sobre San Sebastián nada menos que en 2012. Ese año, sobre la base de un documento del actual Museo Marítimo Vasco (Caja 65, expediente 11) descubría -y describía- yo una expedición punitiva a Filipinas para sofocar un conato liberal allí en 1831. En ese documento se daban, en efecto, todo lujo de detalles sobre dicha expedición de fuerzas navales y militares a bordo de un navío español pero digno de la Royal Navy del afortunado Jack Aubrey…

Ese barco era el Santa Ana y aparecía ahí como un buque de guerra perfectamente armado y en condiciones también perfectas… Así pues la supuesta estafa Tatischeff, que tanto alimentó la leyenda negra fernandina, no tendría mucho fundamento. Para corroborarlo (como se hace en toda publicación académica) busqué yo alguna investigación que me lo confirmase.

No tardé en dar con ella. Había sido publicada en el año 2003 en los “Cuadernos FerrolAnálisis” del Club Ferrolano de Prensa. Ahí Diego Carmona y Alejandra Anca indicaban que, pese al mal estado general de los barcos rusos, estos -con ligeras reformas- se convirtieron rápidamente en barcos útiles y estuvieron muchos años en servicio. Hechos pues y no leyenda. Ni negra ni rosa. De ahí se derivaba también que el denostado Fernando VII, en 1830, se negó a pagar por esos barcos con averías los últimos plazos convenidos y puso el caso en manos de abogados. Como constaba en las actas del Consejo de Ministros de esa fecha…

Asombro pues hoy, para el historiador, con este desconocimiento de los hechos y con este cargar, a ciegas, contra Fernando VII. Porque, en cualquier caso, la misión de los historiadores no es denigrar ni ensalzar. Es sencillamente explicar, con hechos comprobados y sopesados, lo que ocurrió o lo que hizo realmente un rey que hoy resulta lógicamente antipático a nuestra -todavía- liberal sociedad, pero que es, ante todo, un personaje histórico que debería ser tratado -especialmente por los historiadores españoles- como se trata a sus equivalentes en Francia o Gran Bretaña.

En estos países que tanto se admira en España no me consta que ningún colega historiador haya puesto el grito en el cielo, ni calificado de revisionista, a, por ejemplo, Stefan Zweig cuando, en su magnifica biografía sobre Joseph Fouché, describió a Luis XVIII, tío de Fernando VII, en todo el esplendor de sus bajezas frente a aquel tenebroso personaje en 1815 y luego en 1820.

Diferencia ésta que demostraría que en España algo se está haciendo preocupantemente mal en el campo de la investigación, escritura, enseñanza y divulgación de la Historia…

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


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