Los reyes de Bélgica, en Cáceres - El Periódico Extremadura

Cáceres, todo un placer

Los reyes de Bélgica, en Cáceres

Treinta años de la visita de Alberto II y Paola junto a Juan Carlos y Sofía

Juan Carlos y Sofía junto a los reyes de los belgas, Alberto y Paola, en Guadalupe en el año 1994.

Juan Carlos y Sofía junto a los reyes de los belgas, Alberto y Paola, en Guadalupe en el año 1994. / Francis Villegas

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Treinta años. Corre tanto el tiempo como vuela y el próximo mes de septiembre se cumplirán tres décadas de la visita que los entonces reyes de los belgas, Alberto II y Paola, giraron a Extremadura acompañados de los actuales reyes eméritos don Juan Carlos y doña Sofía. Aquella tourné tuvo una significación especial puesto que se trataba del primer viaje oficial de dos días que los monarcas realizaban a España desde que un año antes accedieran al trono tras la muerte del Rey Balduino, aquel joven delgado y feúcho, de mirada melancólica, apodado el rey Triste, que no tardó en formar parte del mapa de los solteros de la realeza europea.

Cuentan que Don Juan de Borbón habría querido engatusar a Balduino para casarlo con su hija, la infanta Pilar. Pero finalmente le salió mal la jugada porque el monarca se había quedado prendado de Fabiola de Mora y Aragón, hija de los marqueses de Casa Riera. Con la aristócrata española contrajo matrimonio en 1960 en la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas, vestida ella con un modelo épico del modisto español Cristóbal Balenciaga.

La llegada de Alberto, primo de Balduino, y su esposa, recién aterrizados en el trono, puso por tanto a Extremadura en el foco, situándola como modelo turístico y de proyección internacional. No es de extrañar que para la región fuera todo un acontecimiento y que los extremeños lo vivieran con fervor, especialmente en Cáceres, Trujillo y el Monasterio de Yuste, cenobio donde se inició la visita por ser el lugar donde pasó sus últimos años Carlos V, también emperador en Flandes.

Los reyes de los belgas y don Juan Carlos y doña Sofía llegaron a Yuste hacia las doce del mediodía del 21 de septiembre de 1994. Allí visitaron las habitaciones que ocupó el emperador durante su estancia en el monasterio, posaron para los fotógrafos en las escalinatas de la capilla, recorrieron el claustro y finalmente accedieron a la sacristía, donde firmaron en el Libro de Honor. Durante todo el recorrido, los soberanos de los belgas y los españoles estuvieron acompañados por el catedrático de Historia Miguel Rojas Mix y el prior de la comunidad de monjes jerónimos, Rafael Calado.

Los monarcas visitaron Cuacos de Yuste, Trujilllo, Cáceres y Guadalupe.

Los monarcas visitaron Cuacos de Yuste, Trujilllo, Cáceres y Guadalupe. / Francis Villegas

Luego pasaron por Cáceres, donde más de 3.000 personas se congregaron en la plaza Mayor. Tras una visita al ayuntamiento, presidido por Carlos Sánchez Polo, se hizo entrega a Juan Carlos del bastón de mando de la ciudad y los monarcas realizaron un recorrido por la parte antigua. Almorzaron en el Palacio de la Diputación, con asistencia de su entonces dirigente provincial Manuel Veiga. El presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, agradeció la visita y destacó a los Reyes como principales impulsores del crecimiento exterior de Extremadura.

Tras la celebración del acto institucional en el ayuntamiento y el saludo desde el balcón municipal, los monarcas visitaron algunos de los rincones más bellos de la ciudad monumental de Cáceres. Estuvieron en la concatedral de Santa María, en el Palacio de Carvajal y en la plaza de San Jorge. Aquel 21 de septiembre concluyó por la tarde con un recorrido por Trujillo, donde fueron vitoreados por una multitud que llenó la plaza Mayor.

La visita concluyó el día 22 en Guadalupe. Alberto II dijo que se iba convencido de haber conocido «el corazón de España». Esta segunda etapa del viaje se centró en la visita a La Puebla, construida en torno al Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, símbolo de Extremadura, Patrimonio de la Humanidad y lugar al que llegó Cristóbal Colón para encomendarse a la Virgen antes de emprender su viaje a América. En la Fuente de los Tres Chorros los monarcas fueron recibidos por el entonces alcalde Justo Regadera y en la visita al monasterio conocieron de la mano del prior Serafín Chamorro las muestras del arte flamenco, representada por nombres ilustres como Juan de Flandes. También admiraron la sacristía, donde admiraron los cuadros de Zurbarán y el museo donde se encuentran los tres cuadros de El Greco. Igualmente, hubo tiempo para las compras en la tienda de que Mariluz Poderoso y Josefa, su cuñada, regentaban en Guadalupe y que era uno de los establecimientos de artesanía más reconocidos de la localidad. Allí, Doña Sofía regaló a los monarcas belgas dos cántaros de artesanía de cobre y a Paola un barro de cerámica.

Tiempo después, en 2013, Alberto II y Paola no pudieron evitar las lágrimas de emoción en Lieja, donde alrededor de 8.000 personas participaron en el último día de los actos de despedida a los monarcas, que cedieron el testigo como reyes de Bélgica a su primogénito Felipe y a la princesa Matilde. La pareja real recibió muestras de afecto de los ciudadanos en su país como treinta años atrás los recibieron de los extremeños.

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