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Historia de Estepona

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Estepona

Historia de Estepona

En la historia de Estepona, como en casi toda la de la costa malague�a, se mezclan los fenicios, los romanos y los �rabes. Su fundaci�n podr�a decirse que fue durante la colonizaci�n fenicia bajo el nombre de Astapa, aunque con mucho m�s fundamento habr�a que situarla en la �poca romana. El asentamiento m�s importante de esa �poca es el de la zona del r�o Guadalmansa, donde se encuentran restos de unas termas que podr�an pertenecer a la ciudad romana de Salduba. A principios del siglo octavo se produjo la conquista de los musulmanes, �poca en la que se construye la fortaleza denominada Castillo del Nicio, situado en la parte alta del Padr�n, y que alcanz� gran importancia durante la dominaci�n �rabe. Posteriormente, y ya en tiempos del califa Abderram�n Segundo, se hizo levantar otra fortaleza denominada Estebunna. Por entonces los �rabes llamaban a la ciudad como Astabbuna. A ella llegaron muchos navegantes que encontraron el lugar ideal para instalarse. La poblaci�n sucumbi� a la dominaci�n �rabe en 1456 en correr�a ordenada por el rey Enrique Cuarto de Castilla. Es a partir de ese momento cuando empieza la conocida historia de Estepona, con la reconstrucci�n del castillo, del que todav�a se siguen conservando las murallas.
Estepona estuvo durante muchos a�os sometida a la jurisdicci�n de Marbella, siendo gobernadora de estos reinos do�a Juana La Loca, por ausencia de los Reyes Cat�licos. Entonces ten�a algo m�s de 600 vecinos. Hasta que con el rey Felipe Quinto obtuvo su total y absoluta independencia el 21 de abril de 1729.
Recorriendo el pueblo nos encontraremos con la Torre del Reloj que, actualmente, sigue aferrada al coraz�n del pueblo. Fue en el siglo diecis�is cuando se levant� una iglesia de la cual s�lo queda dicha torre. Tambi�n nos toparemos con la iglesia de Nuestra Se�ora de los Remedios, del siglo dieciocho, que en su d�a fue un convento franciscano. La tranquilidad de sus calles y plazas, cambia en verano, cuando la poblaci�n casi se triplica.
Con 21 kil�metros de costa, la oferta de playas es enorme, con las de la Rada, Bah�a Dorada, del Cristo o Costa Natura, esta �ltima una de las primeras playas nudistas de Andaluc�a. Frente al mar, Sierra Bermeja, que cuenta con un pinsapar en la cumbre del macizo (en los Reales) a 1450 metros de altitud, donde habitan halcones, �guilas e incluso de alguna nutria. La sierra se trasforma en suaves colinas conforme nos acercamos a la localidad donde se sit�a el Parque Municipal de Los Pedregales, en torno a la ermita de San Isidro, patrono del pueblo.
Como es l�gico, el turismo, la construcci�n y la oferta inmobiliaria son los motores econ�micos de esta poblaci�n. Sin embargo, no se resisten a olvidar las viejas tradiciones, ni la y la pesca ni la agricultura, pues a�n se cultivan y comercializan c�tricos y tropicales, que siguen sosteniendo una parte de la econom�a local.
Junto al puerto de pescadores encontramos el puerto deportivo, como no pod�a ser menos en una ciudad tur�stica. Pero en Estepona tambi�n veremos los otros componentes de un turismo de alta calidad: campos de golf, lujosos hoteles, urbanizaciones exclusivas...
Sin embargo, hay un hecho diferenciador en Estepona. Y es su intento por ser tambi�n un destacado foco cultural. Hubo una familia, Don Jos� y Do�a Mar�a Nadal, que queriendo corresponder al pueblo por todo el cari�o recibido, decidieron dejar su herencia para crear una fundaci�n cuyo �nico objetivo fuera crear un centro universitario.�

En la historia de Estepona, como en casi toda la de la costa malague�a, se mezclan los fenicios, los romanos y los �rabes. De la �poca de su fundaci�n podr�a decirse que fue durante la colonizaci�n fenicia, de hecho se sabe que la llamaban Astapa; pero con mucho m�s fundamento habr�a que situarla en la �poca romana. El asentamiento m�s importante de esa �poca es el de la zona del r�o Guadalmansa, donde se encuentran restos de unas termas que podr�an pertenecer a la ciudad romana de Salduba.

A principios del siglo octavo se produjo la conquista de los musulmanes, �poca en la que se construye la fortaleza denominada "Munt Nis" o Castillo del Nicio, situado en la parte alta del Padr�n, y que alcanz� gran importancia durante la dominaci�n �rabe. Posteriormente, y ya en tiempos del califa Abderram�n Segundo, se hizo levantar otra fortaleza denominada Estebunna. Por entonces los �rabes llamaban a la ciudad como Astabbuna. A ella llegaron muchos navegantes que encontraron el lugar ideal para instalarse; prueba de ello son los restos de construcciones que se conservan o las torres vig�as musulmanas en el litoral, como las del Veler�n, la de Ba�os y la de Guadalmansa (a la que se le atribuyen las funciones de faro).

La poblaci�n sucumbi� a la denominaci�n �rabe en 1456 en correr�a ordenada por el rey Enrique Cuarto de Castilla. Es a partir de ese momento cuando empieza la conocida historia de Estepona, siendo el mismo rey (aunque hay historiadores que opinan que fue Isabel la Cat�lica) quien orden� la reconstrucci�n del castillo, del que todav�a se siguen conservando las murallas.

Estepona estuvo durante muchos a�os sometida a la jurisdicci�n de Marbella, siendo gobernadora de estos reinos do�a Juana "La Loca", por ausencia de los Reyes Cat�licos. Entonces ten�a algo m�s de 600 vecinos. Hasta que con el rey Felipe�Quinto obtuvo su total y absoluta independencia seg�n consta textualmente en la Carta de Villazgo firmada en Sevilla, por el propio rey, el 21 de abril de 1729 y que se conserva en los archivos municipales.

Recorriendo el pueblo nos encontraremos con la Torre del Reloj que, actualmente, sigue aferrada al coraz�n del pueblo. Fue en el siglo�diecis�is cuando se levant� una iglesia de la cual s�lo queda dicha torre. Tambi�n nos toparemos con la iglesia de Nuestra Se�ora de los Remedios, del siglo dieciocho, que en su d�a fue un convento franciscano. Y es que la tranquilidad se respira en este municipio, en sus calles, en sus plazas, en su paseo junto al mar. Pero en verano la poblaci�n casi se triplica. Entonces las calles se llenan de gente que disfrutan de esos paseos junto al mar pero que tambi�n buscan los rincones con encanto que el pueblo ofrece.

Con 21 kil�metros de costa la oferta de playas es enorme, pudiendo el visitante elegir entre grandes playas concurridas o peque�as calas, pero todas ellas en excelente estado de conservaci�n. Por nombrar algunas, citar a la playa de la Rada, Bah�a Dorada, la playa del Cristo o Costa Natura, siendo esta �ltima una de las primeras playas nudistas de Andaluc�a. Pero tambi�n hay monte, estando uno de los m�s bellos parajes en Sierra Bermeja, monta�as que protegen y le reservan a Estepona el privilegio de contar con un pinsapar en la cumbre del macizo (en los Reales) a 1450 metros de altitud, siendo adem�s el hogar de muchos halcones, �guilas e incluso de alguna nutria que sigue habitando el curso de sus r�os. La sierra se trasforma en suaves colinas conforme nos acercamos a la localidad y, en esas laderas, se sit�a el Parque Municipal de Los Pedregales, en torno a la ermita de San Isidro, patrono del pueblo.

Como es l�gico, el turismo, la construcci�n y la oferta inmobiliaria son los motores econ�micos de esta poblaci�n. Sin embargo no se resisten a olvidar las viejas tradiciones. Fiestas como las de San Isidro Labrador, al que se le hace una romer�a, una feria de ganado y exposici�n de maquinaria y productos agr�colas, representan la importancia del sector agrario en Estepona donde se cultivan y comercializan, sobre todo, c�tricos y tropicales. Y fiestas como la Virgen del Carmen, a mitad de julio, representan el amor que los pescadores tienen por la virgen del mar a la que agradecen la protecci�n que les ofrece. Son pescadores que permiten que la ciudad tenga esa excelente oferta gastron�mica que es el pescado, destacando las sardinas, la gallineta y los salmonetes. As� pues, la agricultura y la pesca siguen sosteniendo una parte de la econom�a local.

Junto al puerto de pescadores encontramos el puerto deportivo, como no pod�a ser menos en una ciudad tur�stica. Pero en Estepona tambi�n veremos los otros componentes de un turismo de alta calidad: campos de golf, lujosos hoteles, urbanizaciones exclusivas...

Sin embargo, hay un hecho diferenciador en Estepona. Y es su intento por ser tambi�n un destacado foco cultural. Hubo una familia, Don Jos� y Do�a Mar�a Nadal, que queriendo corresponder al pueblo por todo el cari�o recibido, decidieron dejar su herencia para crear una fundaci�n cuyo �nico objetivo fuera crear un centro universitario. El primer paso fue firmar un convenio entre el Ayuntamiento y la Universidad Pontificia de Salamanca y que se va materializando en algunos cursos de verano como pr�logo a la materializaci�n del proyecto.