MATERNIDADES
EXC ÉNTRIC AS
Y FA MILIAS
AL MARG EN
DE LA NO RMA
entre los romanos definían tales uni
historiográficas o las biografías de Cleopatra, Livia o Agri
EN EL
MEDITERRÁNEO
ANTIG UO
Ro sa Ma ría C id Ló pe z
Susa na Re b o re da Mo rillo
(e d s.)
publicaciones científicas (artículos, libros, ponencias, etc.)
sentaciones iconográficas de grupos familiares, dentro y fuera del canon.
realtà della schiavitù: identità e biografie da Eumeo a Fre
MUJERES, HISTORIA Y FEMINISMOS
Rosa María Cid López
Susana Reboreda Morillo
(eds.)
MATERNIDADES
EXCÉNTRICAS
Y FAMILIAS
AL MARGEN
DE LA NORMA
EN EL MEDITERRÁNEO
ANTIGUO
COMARES 2022
colección
MUJERES, HISTORIA Y FEMINISMOS
12
comité editorial
MARGARITA SÁNCHEZ ROMERO - Codirectora
(Universidad de Granada)
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(facilitada por Lidia González Estrada)
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Impresión y encuadernación: comares
8
ESTRATEGIA FAMILIAR Y MARGINACIÓN
EN LA DOMUS DE AUGUSTO.
EL TESTIMONIO DE LAS MONEDAS
Almudena Domínguez Arranz*
Universidad de Zaragoza
Alberto Aguilera Hernández**
Universidad de Zaragoza
INTRODUCCIÓN
En la primera parte del artículo nos aproximamos a lo que puede
considerarse un balance en relación con la familia directa de Augusto
y sobre aquellas mujeres o niñas que la historia situó en primera línea
de la política, viéndose encumbradas o, por el contrario, repudiadas
según el curso de los acontecimientos. Así mismo exploramos el rol que
ellas mismas desempeñaron en la planificación de los enlaces matrimoniales, gracias a las redes de solidaridad que entretejieron en defensa
de sus propios intereses y los de su familia. Ciertamente, aquellas que
provenían de las élites tuvieron un cierto protagonismo en el devenir de
Roma, aunque a la sombra de los varones, y por ello fueron vilipendiadas, como el caso de Livia, a la que se le atribuyó todo tipo de intrigas
en defensa de su hijo y por continuar involucrada en la corte después de
la entronización de Tiberio. En este contexto cobran sentido las acuñaciones en las que las imágenes de las mujeres imperiales representaban
los valores del Estado propios de su género para legitimar al emperador y reforzar la posición de los césares, tema que desarrollamos en la
segunda parte.
*
Este trabajo se ha visto favorecido por mi pertenencia al proyecto I+D+I:
«Maternidades, filiaciones y sentimientos en las sociedades griega y romana de la
Antigüedad» (HAR 2017-82521-P), y el Grupo OAAEP (H18-17R), financiado por
DGA y FSE 2014-2020 «Construyendo Europa desde Aragón».
**
Doctor en Historia por la Universidad de Zaragoza.
152
maternidades excéntricas y familias al margen de la norma…
Además, a lo largo del relato, repararemos en los distintos movimientos que alzaron a un personaje inmerso en la actividad política
dependiendo del bando en el que militaba en cada caso pero que, no
obstante, también le pudieron desprestigiar en otra situación desde el
final de la República, así como el modo en el que estas acciones pesaron
en la constitución de la domus de Augusto, en su más amplio sentido.
LA FAMILIA DE AUGUSTO: ESTRATEGIAS MATRIMONIALES Y
MARGINACIÓN
Desconocemos hasta qué punto Augusto y Livia pudieron compartir
estatus y poderes, pero revisando la iconografía y dedicatorias de esta
mujer que dominó la política durante décadas, frente a otras mujeres
imperiales, se atisba la forma en que modeló su propio perfil institucional, por encima de los de su cuñada y su hijastra. Las tres princesas
estuvieron implicadas en los sucesos que marcaron su época, y fueron
receptoras de una educación y experiencia en el ámbito público a través
de sus progenitores y ancestros. Se puede apuntar que fueron madres
incompletas, ya que su maternidad quedó postergada por diferentes
razones: esposas forzadas a divorciarse y separarse de sus hijos o hijas,
madres de príncipes que murieron en condiciones inciertas y de princesas difamadas por adulterio e incluso algunas ejecutadas, pero, sobre
todo, fueron matres familias perpetuadoras dinásticas al servicio de la
propaganda del Estado, como percibimos a través de la Numismática.
La hermana del joven César Octaviano destacó por ser una figura
clave en los acuerdos que se gestaron después de la batalla de Accio, que
enfrentó a los dos triunviros. Octavia pudo haberse erigido en Augusta
tras la unión de su hijo Marcelo con su prima Julia, pero la inoportuna
muerte del muchacho cambió el rumbo de la historia (Horacio, Odas,
3.6.17-32; Suetonio, Augusto, 34). 1 A decir verdad, las fuentes no son
muy explícitas en cuanto a si realmente Octaviano especulaba sobre que
la sucesión recayera en su sobrino. Séneca insinúa que había comen-
El único testimonio epigráfico de Octavia, en solitario, viene del aedes dedicado a Deméter en Pérgamo (SEG 26, 1824), ver Martina, 2015: 69.
1
estrategia familiar y marginación en la domus de augusto
153
zado a ceder ciertas tareas de gobierno, pero no que hubiera pensado en
Marcelo, 2 y Veleyo únicamente destaca sus «virtudes innatas» (2,93,1).
De su matrimonio con C. Claudio Marcelo el Menor, quien falleció antes de nacer su primer hijo varón, Octavia tuvo otras dos hijas,
Marcela la Mayor, segunda esposa de Agripa, y Marcela la Menor. Por
su parte, la nueva e inmediata unión estratégica de Octavia con Marco
Antonio dio como fruto dos niñas: Antonia la Mayor, que casó con L.
Domicio Enobarbo, y Antonia la Menor, desposada con Druso el Mayor y
que se convirtió así en la madre del emperador Claudio. A pesar de esta
prole, Octavia, viuda, se hizo cargo de los hijos de Antonio y Cleopatra
a la muerte de estos. Su papel de mater nutricia fue muy apreciado por
los contemporáneos, más en el sentido de criadora de buenos ciudadanos
romanos para el futuro, y Augusto promovió la exaltación de las virtudes
tradicionales en torno a este modelo de feminidad, femina bona, como
paradigma para las demás mujeres, alabando con frecuencia a las de
su familia como hábiles tejedoras (Suetonio, Augusto, II, 64,2 y II,73).
Vamos a detenernos en la figura de Cayo Julio César Octaviano 3 y el
complicado entramado conyugal de la domus. 4 Sea como fuere, lo cierto
es que tuvo tres esposas de rango consular. Desde el primer momento,
el futuro princeps manejó con sagacidad y visión de Estado los hilos de
las alianzas matrimoniales, el procedimiento de adopción y la marginación de sus adversarios y de su propia familia. Como afirma Potter
(1934: 663), se dan casos en la historia romana que ponen de relieve que
las uniones fueron una consecuencia de la solidaridad política «and it is
not always easy to say to what extent the political affinity is the cause
or the effect of the relationship».
Octavio se había prometido con Servilia, hija del cónsul P. Servilio
Vatia Isaurico, leal a Julio César y pareja consular en el 48 a. C., pero
de forma inesperada la política dio un giro. Cuando se formó el Segundo
2
Séneca, en Consolación a Marcia, II.3, alienta a Livia y Octavia por la pérdida de sus respectivos niños en plena juventud.
3
Octaviano había cambiado su nombre, C. Octavio Turino, tras adoptarle
Julio César (su madre Balba Cesonia era hija de M. Acio Balbo y la hermana de
César). No entramos en pormenores sobre la figura política ni todas las personas
que se vieron implicadas en sus decisiones, para ello remitimos a Severy, 2003 y
Fraschetti, 1999, entre otros. Nos centramos en las tres mujeres más influyentes y,
por tanto, con responsabilidad en la legitimación familiar, a través de las fuentes
literarias, epigráficas y numismáticas.
4
Para este tema, Cenerini, 2014.
154
maternidades excéntricas y familias al margen de la norma…
Triunvirato en noviembre de 43 a. C., Octaviano rompió el compromiso
y se unió a Claudia, según Suetonio (Augusto, 62) una vix dum nubilem,
puesto que la lex Iulia aún no se había promulgado (Piro, 2013: 73ss).
Fue una boda pactada debido a la insigne ascendencia de Claudia, hija
de Fulvia Flaca Bambalia y P. Clodio Pulcro, su primer cónyuge. Fulvia, a su vez, poseía un ilustre linaje: era descendiente de M. Fulvio
Bambalión y de Sempronia Tuditana, bisnieta de C. Sempronio Graco,
tataranieta de Cornelia y de T. Sempronio Graco, y descendiente de P.
Cornelio Escipión el Africano. Se casó en terceras nupcias con Marco
Antonio. Es en esta época cuando el Senado se reunió para votar la
propuesta de Cicerón de declarar enemigo público a Antonio, y Fulvia
se presentó en el foro con su suegra Julia y su pequeño Julo Antonio
para implorar piedad a aquellos que se dirigían a la curia (Dion Casio,
XLVIII, 15,2-4; Guerra, 2006: 203).
De modo que Claudia era hijastra de Antonio, ya que su madre, después de enviudar del tribuno C. Escribonio Curión, su segundo consorte,
celebró un tercer casamiento con el magister equitum de César. Octavio,
para solicitar la separación de Claudia, con la que ni siquiera había consumado el matrimonio (Dion Casio, XLVIII,5, 3), justificó que le producía desagrado, una de las razones para el repudio en la Ley de las XII
Tablas (condicione tua non utor), por lo que esta tuvo que abandonar el
domicilio conyugal (Balsdon, 1992). En consecuencia, Octaviano pudo
prometerse a continuación a una matrona acaudalada, lo que en el presente escenario era crucial a tenor de los elevados costes de las campañas militares (Suetonio, Augusto, 62; Balsdon, 1975; Guillén, 1981: 150;
Gardner,1988: 81-82).
Esa dama fue Escribonia, a la que Octaviano se unió en el 40 a.
C. con el fin de ganarse el apoyo de Sexto Pompeyo y promocionar su
carrera: las fuentes tienden a resaltar la importancia de sus lazos familiares. Recordemos que el progenitor de Escribonia era, posiblemente, L.
Escribonio Libón y su madre Sencia. Su hermano, Escribonio Libón, fiel
partidario de Gn. Pompeyo Magno, tuvo un papel decisivo como muñidor del tratado que permitió a Tiberio Nerón, primer consorte de Livia,
retornar de Sicilia (Syme, 1993: 367, 380; Etcheto, 2008: 117). Corría
el año 40 cuando Fulvia, la madre de Claudia, falleció de forma repentina en Sición, donde había sido exiliada después del asedio de Perugia
por las tropas de Octaviano. Sexto Pompeyo, el hijo de Pompeyo, pidió
a Escribonio Libón que negociara una alianza con Antonio frente a su
adversario político, la cual no se llegó a forjar; por el contrario, se firmó
un nuevo pacto en Brindisi entre los tres triunviros, Octaviano, Anto-
estrategia familiar y marginación en la domus de augusto
155
nio y Lépido. Al año siguiente, Octaviano inició sus trámites de divorcio
con Escribonia, que consumó un día después del alumbramiento de su
única hija biológica (Dion Casio, XLVIII, 34,3; Scheid, 1975), según Suetonio (Augusto, 62) por la vileza de su comportamiento (morum peruersitas), aunque Dion atribuyó el repudio a su repentino enamoramiento
de Drusila (Dion Casio, XLVIII, 34,3; Syme, 1993: 367, 380). A la sazón,
Octaviano pidió el divorcio a Tiberio Nerón para poder desposar a Livia,
quien se encontraba en estado avanzado de gestación, haciendo aflorar
la especulación acerca de la paternidad de Druso, pues si era un hijo ilícito, como Antonio sugería, Livia habría cometido adulterio, y se habría
casado con quien era el responsable la muerte de su padre y del ostracismo de la familia.
Volviendo a Escribonia, por su matrimonio con Octaviano, estaba
llamada a ser la Augusta y perpetuadora de la dinastía de no terciar el
divorcio, si bien él se apresuró a justificar que este enlace había formado
parte de un acuerdo de índole estatal. La maternidad de Escribonia se
malogró, pues al mismo tiempo dio a luz a Julia, que fue enviada, como
era la costumbre, a vivir con su padre al Palatino (Suetonio, Augusto,
64,2-3; Dion Casio, XLVIII, 34, 3), aunque los historiadores no detallan si se produjeron otros contactos maternofiliales entre su niñez y
su último encuentro en Pandataria, donde Julia fue recluida el 2 a. C.
(Dion Casio, LV,10; Veleyo, 2, 100, 5). Es un hecho que, mientras Fulvia
y Octavia aparecen en monedas como consortes de Antonio, no existen
efigies de Escribonia. Sin embargo, tenemos constancia de cinco epígrafes brindados por libertos de su familia nombrándola como Scribonia
Caesaris: uno de ellos, datado entre el 4 y 16 d. C. y por ello posterior
a su divorcio, plantea dudas por el uso de esta fórmula en genitivo que
indica el nexo conyugal de Escribonia con Augusto. 5
En lo concerniente a Livia, tenemos buen conocimiento de su historia durante los reinados de su segundo esposo y su hijo Tiberio. No
obstante, los clásicos abordan de forma bastante superficial los años que
precedieron a su matrimonio con Octaviano, a pesar de lo que supusieron sus primeras nupcias con T. Claudio Nerón para la alianza de una
determinada facción o entre familias republicanas, y esta misma laguna
5
Similar a los apelativos que Escribonia recibe de Augusti coniux en Tácito
(Anales, 2,27,2) y Augusti uxor en Suetonio (Gramáticos, 19). Sobre la cronología
y perduración de estos gamonímicos en los epígrafes, Martina, 2015. Ver también
Schied, 1975.
156
maternidades excéntricas y familias al margen de la norma…
se traslada a la producción científica, ciertamente amplia, que hay sobre
esta princesa (Purcell, 1986; Barrett, 6 2002; entre otros). Sin duda, en la
primera parte de su vida fue significativa la posición de su padre Druso
Claudiano y de su primer marido, a los que debió su estatus.
En realidad, el padre de Livia se llamaba Apio Claudio Pulcher, era
miembro de la familia Claudia y tomó el nombre de Marco Livio Druso
Claudiano al ser acogido en adopción por un tribuno de la plebe, perteneciente a la gens que dio nombre a Livia (CIL IX 3660 = ILS 124; AE
1950, 241; IGRR IV 983; Veleyo 2,75,3; también Huntsmann, 2009:124).
Gracias a esta adopción, Livia heredó no solo estatus, sino también
un valioso patrimonio que repercutió en la dote que llevó al matrimonio.
En un primer momento, Druso Claudiano se había hecho partidario de
los triunviros Pompeyo, Craso y César, pero más tarde se decantó por
los conjurados que asesinaron a este último en el Senado y, al ser proscrito, tuvo que abandonar Roma. Además, se dice que se suicidó tras la
batalla de Filipos, en octubre del 42 a. C., 7 aunque se desconoce de qué
modo afectó este hecho a una Drusila adolescente. Poco antes del suicidio paterno, Livia había sido prometida al pretor T. Claudio Nerón, con
el que se casó, y el 16 de noviembre del 42 dio a luz a su primer hijo,
Tiberio. Por el protagonismo político de su esposo y de su padre, es desde
este momento cuando comenzamos a conocer algo de Livia y de su madre
Alfidia o Aufidia, pero apenas de su infancia. Wiseman (1965: 333-334)
propone abandonar lo que para él es un error literario de Suetonio, al
mencionar a la madre de Livia como Aufidia de Fundi, prefiriendo Alfidia, posiblemente originaria de Marruvio y no de Fundi, como revelan
los epígrafes (CIL X, 6248). Pero no hay ningún testimonio biográfico
del origen de Alfidia, que además fue honrada a través de estatuas en
la Bética, en Marruvio de los Marsi y en la isla de Samos (CIL II, 1667;
IX, 3661, IGR IV, 983; Domínguez, 2009: 221ss). Suetonio (Calígula, 23)
enfatiza que Cayo había advertido en una carta al Senado que el abuelo
materno de Livia había sido un decurión de Fundi. Mientras, Linderski
(1974), en relación con este debate, en un estudio sobre la genealogía
Barrett hace una rigurosa compilación de fuentes literarias y epigráficas,
por lo que nos remitimos a su texto.
7
Más tarde, surgió la rivalidad entre Octaviano y Antonio, su aliado en Filipos, al que derrotó en Accio. Sobre Filipos, Dion Casio, XLVII, 37-49; Apiano, 4.105138; Plutarco, 40-42, y Vida de Antonio, 22; Veleyo, 2, 70. Sobre Accio: Dion Casio,
50.15-35, Plutarco, Vida de Antonio, 43-68; Veleyo, 2.84-85.
6
estrategia familiar y marginación en la domus de augusto
157
materna de Livia a partir de los epígrafes, concluye que su antecedente
debió ser M. Alfidio y no el senador M. Aufidio Lurco.
Las desavenencias entre T. Claudio Nerón y Octaviano obligaron a
Livia y a su primer esposo a abandonar Roma no regresando hasta la
negociación de Brindisi, con el resultado de los acuerdos matrimoniales
ya comentados (Apiano, 5,53; Dion Casio, XLVIII,16). Además de disolver su vínculo con Escribonia, persuadió a Tiberio Claudio para hacer
lo mismo. Consultados los pontífices, dieron su aprobación a Octaviano
y este se prestó al juego, reservándose el derecho de la entrega del bebé
que permanecería en la casa paterna junto con el primogénito. Claudio
Nerón falleció el 33 o 32 a. C. y su testamento recogía que la tutela de
los dos niños pasara a Octaviano (Dion Casio, XLVIII, 44, 4), de modo
que, de facto, ejercería de padrastro de Tiberio y Druso. Una consecuencia de la estrategia augustea, al casarse con Livia, fue que esta se convirtió en educadora de Julia, más tarde, por la adopción de los hijos de
esta, en madre de Cayo y Lucio, y por el testamento de Augusto, en hija
del emperador, bajo el nombre de Julia Augusta, heredera espiritual y
sacerdotisa de su culto.
El estatus de Livia, no solo en la domus de Augusto sino también
al margen de ella, fue mayor que el de cualquier otra mujer imperial,
por ejemplo, en su casa recibía a los miembros del Senado, e «incluso
durante algún tiempo las cartas de Tiberio también incluyeron su nombre y a cualquiera de los dos, indistintamente, se les escribía». (Dion
Casio, LVII,12,2). De hecho, las conexiones aristocráticas de la familia de Drusila hicieron que Octaviano ambicionara esta boda que, al
margen de si hubo o no enamoramiento, le otorgaba ascenso social a él
mismo y a otras familias republicanas. Además, permitió a Livia algo
mucho más relevante en estas circunstancias políticas: disponer del control de su fortuna (Sirago, 1979: 171-207; Barrett, 2002: 22; Huntsmann,
2009: 123; Domínguez, 2017: 99ss), habida cuenta de que la Lex Voconia
de hereditatibus mulierum del 168 a. C. tenía como objetivo limitar la
capacidad patrimonial de las mujeres en el ámbito sucesorio, y con ello
evitar que su autonomía las pudiera situar por encima de los varones.
De este modo, no podían ser beneficiarias de ningún testamento de la
primera clase censal romana, aunque por fideicomiso podían adquirir
la herencia que se les había dejado (Gaius, Institutiones, 2,274). Según
Huntsmann (2009: 137), debido a los censos irregulares en la República
tardía, hubo cierta complejidad para aplicar la ley, por lo que el capital que Livia pudo heredar de su padre se limitó probablemente a poco
menos de la mitad de la totalidad de la fortuna paterna, mientras que
158
maternidades excéntricas y familias al margen de la norma…
la otra parte fue para Escribonio Libón a quien el padre de Livia había
nombrado heredero póstumo.
A los efectos de lo que se viene interpretando en la historiografía,
Augusto fue padre —o pudo confirmar la paternidad— de su única hija
Julia, puesto que Livia, tras concebir a dos varones, que Tiberio Nerón
reconoció, parece que no volvió a tener descendencia. Sin embargo, Suetonio (Augusto, 3,53) afirma que Augusto y Livia engendraron un hijo en
común que pereció, infans, qui conceptu serat, immauturus est editus,
especulándose que este parto prematuro (o aborto espontáneo) fuese
la causa de la esterilidad ulterior de Livia. En cuanto al segundo hijo,
Druso, hubo dudas sobre su paternidad ¿Era el segundo vástago de
Octaviano y por tanto hermanastro de Julia, que se encubrió para no
delatar el amancebamiento de Livia? Como apuntan Barboş y Nedu
(2013; Carcopino, 1929), si su matrimonio, criticado en ese momento,
se aceptó sin importar las contradicciones políticas o sentimentales, la
progenitura de Druso sigue siendo actualmente un tema controvertido.
Al objeto de obviar habladurías, Octaviano envió al niño con su padre,
e intentó posteriormente maniobrar para que el Senado ratificara que
Druso pudiera recibir cargos públicos antes de la edad permitida, pero
su muerte, el 14 de septiembre del 9 a. C., abortó los anhelos del emperador. Para Suetonio, Augusto amó a Druso en exceso, hasta el punto de
nombrarle coheredero junto con sus nietos Cayo y Lucio y «no contento
con haber hecho grabar en su sepulcro un elogio en versos que él mismo
compuso, escribió también una biografía suya en prosa». (Claudio, 1,5).
Suetonio es quien aporta más datos sobre el nacimiento de Julia,
sus tres matrimonios y seis embarazos, 8 una mujer que, a juicio de los
contemporáneos, destacó por su hermosura. Aparte de las monedas,
téseras y una funda de vaina de una espada del tipo Maguncia, donde
figura su rostro junto al de los dos césares, no hay muchas otras manifestaciones iconográficas atribuidas con certeza a Julia, descendiente
de Julio César, por línea paterna, y del célebre general Gneo Pompeyo
el Magno, por su madre. Sus hijos, tres varones y dos niñas, fruto de su
matrimonio con Agripa, no fueron especialmente afortunados en la vida
ya que, a excepción de su hija mayor, murieron en la juventud. Agripina fue la única que llegó a tener un papel relevante en la sucesión de
8
Ver Fantham, 2006, para las fuentes literarias y bibliográficas sobre Julia.
estrategia familiar y marginación en la domus de augusto
159
la dinastía, recibiendo a través de su madre la «celestial sangre» de su
abuelo (Tácito, Anales, 4, 52, 2; Hidalgo, 2012: 25).
Resulta evidente que la sociedad de entonces parecía mostrar
cierta complacencia con los linajes maternos, ya que las circunstancias del momento impedían la descendencia de Augusto por vía patrilineal (Gagé, 1931: 12). Por ello, después de Accio, el princeps buscaba
una sucesión reglada, pero solamente tenía una hija destinada a ser la
esposa o madre del sucesor. Sin embargo, los acontecimientos derivaron
en otra dirección. Julia, después de haber sido utilizada por su padre,
cayó en la mayor de las desgracias: ser acusada de adulterio y exiliada, 9
como establecía la lex Iulia de adulteriis para este delito —aunque podía
haberse saldado pagando una suma—, además de perder a sus hijos. 10
Desde su destierro (Dion Casio, LV,10,1-16; Veleyo, 2,100,2-5, y Séneca,
Sobre los beneficios, 6,32; De la brevedad de la vida, 4,6; Tácito, Anales, 1,53,1; 3,24,2; 4,13,3, 44,3; Macrobio, Saturnales, 2,5), Julia tuvo
conocimiento de la acusación de promiscuidad de su hija mayor el 8 d.
C., relegada a Trimerum hasta su muerte el 28, y lo mismo del destino
de Agripa Póstumo (Suetonio, Augusto, 65,1; Tácito, Anales, 4,71,6-7).
Julia la Mayor fue tratada como si no perteneciera a la domus, siendo
borrada del testamento de su padre y no permitiéndose su entierro en
el Mausoleo. Queda el recuerdo, como veremos, de su papel legitimador
en algunas emisiones monetarias y homenajes estatuarios de las ciudades como hija de Augusto y madre de los césares Cayo y Lucio, ya que,
al igual que Octavia y Livia, fue utilizada en la estrategia de alianzas
para asegurar la continuidad de la dinastía, aunque marginada cuando
se vio implicada en un delito de maiestas, disfrazado de adulterio como
pretexto para alejarla de Roma. La muerte de Cayo y Lucio y, más tarde,
el destierro y ejecución de Póstumo en Pianosa, 11 dejaron el camino de
la sucesión expedito a Tiberio y escrito el rumbo de la historia.
9
Acompañada de su madre, entre el 2 a. C. y 4 d. C. en Pandateria, y hasta el
14 d. C. en Reggio Calabria.
10
La aportación de pruebas de adulterio de las princesas julio-claudias por
parte de los gobernantes para encubrir conspiraciones en Meise, 1969: 1-34 y Levick,
1972, entre otros.
11
Veleyo justifica tan severo castigo por su carácter (2,112,7). Aurelio Víctor
incrimina a Livia (Epitome de Caesaribus, 1,27).
160
maternidades excéntricas y familias al margen de la norma…
LA INSTRUMENTALIZACIÓN POLÍTICA REFLEJADA EN LAS MO
NEDAS
La ausencia de descendencia masculina en el seno de la casa imperial fue uno de los factores que justifican el destacado papel que ejerció
en una primera etapa Octavia como madre de Marcelo, el varón más
próximo al princeps por lazos de sangre. Esta princesa, que a partir de
40 a. C. se representó en el monetario conectada al entonces triunviro
Octaviano y a su esposo Marco Antonio 12 como figura de reconciliación
entre ambos, situó a su vástago en la primera línea del proyecto sucesorio de su hermano con el matrimonio que le diseñó con Julia el 25 a. C.,
aunque no encontró eco en las emisiones estatales y tan apenas en las
provinciales, si es que los retratos enfrentados del reverso de unos posibles dupondios (RPC I 5415) a nombre de M. Acilio Glabrión pueden
identificarse con los de la pareja (fig. 1), tema que sigue siendo objeto
de debate (Mellado Rivera, 2003: 44-46).
Fig. 1. ¿Dupondio? de 25 a. C. con los posibles retratos enfrentados de
Julia y Marcelo en el reverso. RPC I 5415. https://rpc.ashmus.ox.ac.uk/
Con todo, la prematura muerte de Marcelo sin descendencia a finales de 23 a. C. trastocó este incipiente rumbo hereditario, obligando a
una segunda instrumentalización política de Julia que consistió en su
12
Monedas con representaciones de Octavia: Kleiner, 1992: 362; RRC 527 y
533; CNR 2: 96-100, n. 8-16; 100-104, n. 17-23; 105-106, n. 24-26; 106-107, n. 27-29;
109, n. 33; 110, n. 34-35; 111-112, n. 37-38; 113, n. 39-40 y 119-120, n. 1-3.
estrategia familiar y marginación en la domus de augusto
161
matrimonio con Agripa el 21 a. C., el cual fue ideado de nuevo por Octavia (Plutarco, Vida de Antonio, 87). A este respecto, aunque no vamos
a valorar si Augusto consideró viable que la sucesión recayera en algún
momento en su lugarteniente, o si le confirió un papel limitado a que
reforzara dinásticamente el Principado proporcionando descendencia, 13
consideramos oportuno subrayar que las acuñaciones dan cuenta de
la relevante posición de Agripa a partir de este enlace, pues con anterioridad se acuñaron escasas series estatales (RRC 534/1 y 2 y RIC I2
473) 14 y nunca con su efigie, que apareció primero en la amonedación
provincial. 15
Julia y Agripa representaron la continuidad familiar. Cayo, su primogénito, nació el 20 a. C., y a él le siguieron Julia la Menor el 19 a.
C., Lucio el 17 a. C., Agripina la Mayor entre el 15 y 13 a. C. y Agripa
el 12 a. C., una vez fallecido su padre. Precisamente, un año antes, con
ocasión de la renovación de los poderes constitucionales operada por el
Senado a favor de Augusto y Agripa, la ceca de Roma acuñó áureos y
denarios rubricados por los tresviros C. Mario (RIC I2 397, 399, 400) y
C. Sulpicio Platorino (RIC I2 406-409) que proyectan las imágenes asociadas de ambos bajo distintas tipologías, por lo que no es extraño que
también se considerara oportuno presentar públicamente a los dos nietos varones de Augusto e hijos adoptivos desde el 17 a. C.
En efecto, algunos denarios de C. Mario (RIC I2 404-405) están presididos por el retrato del emperador, en uno de los casos junto al lituus
y el epígrafe AVGVSTVS, y en el otro sin el bastón augural pero circundado por una corona cívica y el rótulo AVGVSTVS DIVI F, que subraya
su condición de hijo del divino Julio. Esta potente significación dinástica
dentro de la línea descendiente de Venus todavía queda más reforzada
por el reverso que ambas series comparten: los retratos de Cayo y Lucio
flanqueando al de su madre, sobre el que se coloca una corona cívica,
símbolo de garantía dinástica (fig. 2), (Domínguez Arranz, 2010: 159160; 2015a: 260-261; 2016: 91; 2017: 121-122).
13
Mellado Rivera (2003: 47-64) reúne las propuestas e hipótesis al respecto,
a la par que presenta un análisis de la trayectoria militar y política del personaje.
14
Sobre algunos problemas de estas piezas, fundamentalmente de índole cronológica, remitimos a Mellado Rivera, 2003: 51-52.
15
Para la presencia de Agripa en el monetario de las cecas estatales y provinciales ver Aguilera Hernández, 2017: 194-197, 291-294.
162
maternidades excéntricas y familias al margen de la norma…
Fig. 2. Denario de 13 a. C. con el retrato de Julia flanqueado por el de sus
hijos Cayo y Lucio en el reverso. RIC I2 405. Domínguez, 2017: 122, fig. 8.
Así pues, Julia se presenta como un icono político que encarna dos
valores femeninos claves para el sostenimiento de la base ideológica del
Principado: maternidad y fecundidad, de las que dependen el bienestar
y la prosperidad del Imperio. Por esta razón fue habitual que se asimilara a diosas vinculadas con funciones matronales, y dentro de las series
de C. Mario contamos con un denario (RIC I2 403) en el que su retrato
dispuesto en el reverso no solo ha asumido los rasgos fisonómicos del
de su padre que ocupa el anverso, sino que con el carcaj representado a
su espalda se equipara con Ártemis/Diana, una de las divinidades más
conectadas al nuevo régimen (fig. 3), (Domínguez Arranz, 2015b: 90-100;
2017: 112). Asimismo, este tipo de homenajes tampoco son desconocidos
en las provincias, y la ceca de Pérgamo emitió unos bronces (RPC I 2359)
ca. 10-2 a. C. en los que Julia se iguala con Afrodita, aunque el anverso
se reservó al retrato de Livia como Hera.
Fig. 3. Denario de 13 a. C. con el retrato de Julia en el reverso
encarnando a Diana. RIC I2 403. Domínguez, 2017: 112, fig. 3.
estrategia familiar y marginación en la domus de augusto
163
De cualquier modo, estas emisiones de C. Mario supusieron el
arranque de la propaganda monetaria estatal a favor de los herederos,
continuada en los áureos (RIC I2 198, 205-206, 209) y denarios (RIC I2
199, 207-208, 210-212) emitidos desde Lugdunum entre ca. 8 a. C. y
el 4 d. C., de la que no se desvincularon los talleres provinciales. 16 Sin
embargo, solo un taller de localización incierta en el noroeste de Asia
recurrió con anterioridad al año 2 a. C. al emparejamiento Cayo-Julia
(RPC I 5437) cuando esta ya había contraído un tercer matrimonio tras
enviudar de Agripa en el 12 a. C., fallecimiento al que se sumó el de
Octavia al año siguiente.
La corta edad de los césares por entonces, y la ascendencia creciente
de Livia sobre Augusto determinó que este obligara a su hijastro Tiberio a repudiar a Vipsania Agripina para que Julia pudiera ser de nuevo
desposada. En principio, esta unión necesaria por razones de Estado
no modificó los planteamientos sucesorios iniciales a favor de Cayo y
Lucio, por más que las carreras políticas y militares de los hijos de
Livia y priuigni Augusti fueran promocionadas en esta etapa de interinidad, y que pueden reconstruirse parcialmente a partir del documento
numismático. Sobre este particular destacamos la intervención directa
de Tiberio en la entronización de Tigranes en Armenia el 19 a. C. y en
la recuperación de los estandartes perdidos por Craso un año antes
(RIC I2 41, 58, 60, 80a-87b, 131-137, 287-292, 304-307, 314-315, 319320, 508-510 y 513-526), después de la campaña militar conjunta con
Druso el Mayor en Recia entre el 15 y 12 a. C. (RIC I2 162-165), 17 y por
último las que los dos hermanos desarrollaron de forma independiente
como legados de Augusto: Druso en Germania entre el 12 y 9 a. C. (RIC
I2 176a-197b), donde le sorprendió la muerte, y Tiberio en Iliria en esas
mismas fechas y entre el 8 y 7 a. C. en Germania, reemplazando a su
difunto hermano (RIC I2 200, 429-430).
Por su parte, el poder de Livia alcanzó cotas más elevadas a partir de la relegatio ad insulam de Julia el 2 a. C., de ahí que en cierta
forma se apropiara del papel legitimador que en otro tiempo había pertenecido a su hijastra, como así reflejan unos bronces de Magnesia del
16
Las emisiones que las cecas estatales y provinciales dedicaron a los césares
se analizan tanto por Moreno y Quiñones, 2011: 26-47 como por Aguilera Hernández, 2017: 142-146.
17
El tipo de reverso que presentan estos áureos y denarios se presta a diferentes interpretaciones que son sistematizadas por Mellado Rivera, 2003: 74-75.
164
maternidades excéntricas y familias al margen de la norma…
Sípilo (RPC I 2449) de ca. 2 a. C. en los que las cabezas superpuestas
de Augusto y Livia ubicadas en el anverso se asocian a las de Cayo y
Lucio del reverso (fig. 4). Igualmente, una moneda de Trales (Aydin,
Turquía) (RPC I 2648) de similar cronología que la anterior muestra en
el anverso el perfil de Cayo César y en el reverso la figura estante de
Livia como Deméter.
Fig. 4. Moneda de Magnesia del Sípilo de ca. 2 a. C. con los retratos
superpuestos de Augusto y Livia en el anverso, y las efigies enfrentadas
de Cayo y Lucio en el reverso. RPC I 2449. https://rpc.ashmus.ox.ac.uk/
No obstante, la muertes de los hermanos en el 2 y 4 d. C., respectivamente, complicaron la situación hereditaria de Augusto, y con ella
la continuidad de su obra política que casi definitivamente recayó en
Tiberio, pues aunque en el 4 d. C. se le renovó el imperium proconsular
y la tribunicia potestad, y el mismo emperador se decidió a consolidar
de forma ficticia el concepto dinástico de trasmisión del poder en el seno
familiar de los Julios a través de su adopción, lo cierto es que también le
obligó a que hiciera lo mismo con Germánico, hijo de su hermano Druso
el Mayor, quien ca. 4-5 d. C. contrajo matrimonio con una descendiente
directa del princeps, su nieta Agripina la Mayor.
La maniobra parece dejar clara la intención del emperador de apuntalar la sucesión dentro de la gens Iulia, y con idéntico propósito adoptó
a Agripa Póstumo, homenajeado en el monetario emitido ca. 4-5 d. C.
en Corinto (RPC I 1141) por los duunviros C. Mussio Prisco y C. Heio
Pollio, 18 que también dedicaron series a Germánico (RPC I 1142), el
Apamea (RPC I 2011) y dos talleres no identificados (RPC I 5420 y 5438)
dedicaron emisiones a Agripa Póstumo, pero con anterioridad a su adopción.
18
estrategia familiar y marginación en la domus de augusto
165
cual fue celebrado epigráficamente en Caesar Augusta como magistrado
local en los valores de una emisión (RPC I 325-329; RPC S2-I-329A) que
hemos datado ca. 7 d. C. (Aguilera Hernández, 2017: 42-43). Con todo,
sucesos como la abdicatio sobre Agripa Póstumo el 6 d. C. despejaron
por completo el camino a Tiberio hacia el solio imperial, cuyos homenajes públicos a partir de su adopción se multiplicaron, pero, en contra
de la política monetaria estatal de Cayo y Lucio, la amonedación oficial
guardó silencio con respecto a su nueva condición de heredero hasta
aproximadamente el 9 d. C., intensificándose hasta el 13-14 d. C. (RIC
I2 216-218, 221-224, 225-226, 242-243, 235-241a, 469-470).
Evidentemente, esta propaganda protiberiana se asumió por las
cecas provinciales, pero con menor intensidad que con los jóvenes nietos de Augusto y príncipes de la juventud. 19 De entre todas ellas queremos llamar la atención sobre Esmirna, la única que unió a Tiberio con
Livia, quien se dispone en el reverso de unos bronces (RPC I 2467) de
ca. 4-14 d. C. como Afrodita Stratonice, una advocación muy propia de
las reinas helenísticas, mientras que el anverso lo presiden los retratos
afrontados de Augusto y Tiberio (fig. 5). La pieza monetal, desde luego,
es un buen ejemplo de la habilidad de Livia a la hora de intervenir en
la política del Principado, y con ella de la capacidad de autoerigirse en
principal garante de la continuidad dinástica.
Fig. 5. Moneda de Esmirna ca. 414 d. C. con los retratos enfrentados de
Augusto y Tiberio en el anverso, y la figura estante de Livia asimilada a
Afrodita Stratonice en el reverso. RPC I 2467. https://rpc.ashmus.ox.ac.uk/
19
Las series provinciales homenajeando a Tiberio tanto antes como después
de su adopción en el 4 d. C. pueden verse en Aguilera Hernández, 2017: 147-154,
269-272.
166
maternidades excéntricas y familias al margen de la norma…
CONSIDERACIONES FINALES
Una parte de los movimientos políticos expuestos en este estudio,
encaminados a configurar la línea sucesoria del Principado, se reflejaron
en las acuñaciones contemporáneas, aunque con notables diferencias
entre las oficiales y las que se emitieron desde las provincias, y dentro
de estas últimas entre las de la parte occidental del Imperio y las orientales. De igual forma, el tratamiento de los herederos fue dispar, quizá
en función de la idoneidad del momento a la hora de proyectar la ideología del nuevo régimen, lo mismo que el de las mujeres de la domus de
Augusto que fueron objeto de representaciones iconográficas.
De este modo, queda patente que las mujeres de alto rango de la
casa de Augusto fueron utilizadas como moneda de cambio en la creación de relaciones y acuerdos, incluso con los principales oponentes de
Augusto. Ellas mismas actuaron como agentes de transmisión hereditaria gracias a las redes de solidaridad política que entretejieron, muchas
veces en competencia entre sí, con el objetivo de posicionar a sus respectivos descendientes, y así se ve plasmado no solo en la iconografía sino
a través de los epígrafes. Por esta intervención en los asuntos públicos
recibieron críticas implacables, al ser una parcela que les estaba vetada
y ser consideradas amenazas potenciales a las posiciones de poder de
los varones.
En este contexto, cobran sentido los retratos de estas figuras femeninas que destacaron en la gestación de la primera política dinástica,
puesto que encarnaban los valores del Estado propios de su género en la
legalización de los descendientes y, por tanto, en el afianzamiento de la
estirpe, permitiendo comprender el espacio que ellas ocuparon en la vida
real, así como la importancia de la categoría de género en este análisis.
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