En esta nueva era digital y de la comunicación, se ha producido un cambio fundamental en la forma en que tenemos acceso a datos, informaciones y productos. Antes teníamos intermediarios, ahora podemos acceder a los contenidos de manera directa o, mejor aún, tener contacto con los propios autores. Todo esto se da gracias a Internet y sus facilidades de conectividad e intercambio de materiales.
La industria cultural era el principal intermediario entre los usuarios y los productos, pero ahora, teniendo la posibilidad de utilizar Internet, esta herramienta pasa a ser la intermediaria. Algunos autores piensan que la industria cultural, como se conocía y utilizaba en el pasado, debe cambiar y reconvertirse. Con la Red de Redes, tenemos una aceleración en el proceso de distribución y comercialización del producto. Con acceder a Internet, podemos fácilmente descargar contenidos sin necesidad de comprarlos a través de tiendas o grandes marcas.
Uno de los mejores ejemplos lo podemos apreciar con la música. Con las conexiones P2P (Peer to Peer, redes de intercambio de archivos) de Internet, los usuarios no tienen barreras hacia la descarga de música. En el pasado, evidentemente esto no sucedía, ya que no tenían de dónde sacar la música si no era comprando CD's, cassettes o los antiguos discos. Ahora, basta con tener conexión a Internet y un programa para descargar (gratuito también), así tenemos acceso casi ilimitado a todos los géneros musicales, con todos sus autores y compositores para bajar a la computadora sin costo alguno y escucharlo cuantas veces queramos.
Aquí es donde se empieza a complicar desde el marco jurídico-legal. Antes no había problemas, ya que la discográfica que producía el álbum musical, vendía una copia "original" a cada uno de nosotros. Pero ahora, estos gigantes de la industria ven afectados sus niveles de facturación debido al intercambio gratuito a través de la red. Se llegan a tocar temas delicados como los derechos de autor, que según las leyes internacionales, se rompen y violan con cada descarga de cada tema musical.
Todo el proceso de producción y comercialización, en el pasado, se puede decir que era privado o privatizado por las grandes empresas discográficas. Eran ellas quienes controlaban cómo y de qué manera se comercializarían sus productos. Actualmente, en esta nueva era digital con la ayuda de Internet, podemos afirmar que este proceso ha pasado a manos públicas, ya que los contenidos (en este caso la música) están disponibles en la red para que cualquier usuario del mundo pueda descargar.
Hay quienes defienden las descargas P2P porque creen que es una manera de que la comunidad tenga acceso a todo lo que le pertenece y se encuentra dentro de su cultura. Dicen que todos los ciudadanos deberían poder beneficiarse de los contenidos ofrecidos en la red. Con esta visión, todo lo que podemos encontrar en Internet, tendría que ser de acceso libre y gratuito. Pero legalmente, no todo es así. Esta nueva era digital facilita a las personas la libre circulación del conocimiento y permite más posibilidades de aprendizaje y creación. Hacen hincapié en que la humanidad ha ido evolucionando a través de tres pasos: ver, imitar y copiar. Además, hay que tener en cuenta que muchos autores realizan sus obras y le marcan licencias libres a sus productos.
Pero también están quienes piensan que estas descargas no deberían seguir adelante, y nunca deberían haber siquiera existido. Las leyes internacionales, en primer lugar, potenciadas por las principales afectadas por las "transferencia ilegal" de archivos de música, las discográficas, penan dichas acciones. A estos se suman presidentes en nombre de sus países, como por ejemplo Nicolas Sarkozy en Francia. El jefe de estado francés pretende aplicar un modelo por el cual se criminaliza la distribución gratuita de archivos en la red (P2P).
Entonces, quedan dos caminos por tomar. El primero sería liberar "legalmente" las descargas y que todos los usuarios del mundo puedan tener acceso a la música que se ofrece en Internet. Así, las discográficas y grandes productoras deberían buscar otro modo de comercializar sus productos, o de hacerlo más ameno al actual proceso de distribución de archivos a través de Internet. Esto se puede empezar a apreciar de manera paulatina. El Reino Unido batió en 2009 su récord de ventas de singles, llegó a los 117 millones. De todas formas, el dato a destacar es que el 98,6% de dichas ventas, fueron a través de Internet.
Por otra parte, se puede tomar como que las descargas definitivamente son ilegales porque afectan a los derechos de autor y composición, e intentar penar a los millones de usuarios que descargan música a diario. Pero esto iría en contra de la libre comunicación que tanto se proclama en los distintos países del mundo, donde todos tendrían que tener libre acceso a los contenidos si forman parte de su misma cultura.
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fuente: http://thepiratebay.org
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