Elisabeth Fritzl: ¿Dónde está ahora la víctima de ‘La chica del sótano’? | by Left For Dead Books | True Crime Blog | Medium

Elisabeth Fritzl: ¿Dónde está ahora la víctima de ‘La chica del sótano’?

La película de Lifetime, ‘La chica del sótano’, está inspirada en la historia de Elisabeth Fritzl, pero algunos detalles fueron cambiados

Left For Dead Books
True Crime Blog

--

En esta imagen se ve a Josef Fritzl, y a su hija Elizabeth que vivió cautiva en un sótano durante 24 años en Amstetten, Austria.

Cuando en 2008 salieron a la luz los detalles del inimaginable horror sufrido por Elisabeth Fritzl en un pueblo de la Baja Austria, el mundo quedó conmocionado.

Encerrada en el sótano sin ventanas de la pensión donde se crió, Elisabeth fue agredida, abusada, humillada y violada repetidamente por su padre.

Elisabeth Fritzl, dio a luz a siete hijos mientras estuvo cautiva en el sótano.

Las circunstancias de su eventual huida tras décadas de infierno son la inspiración del nuevo largometraje de Lifetime, ‘Girl in the Basement’.

La película traslada la atroz historia de los Fritzl a los suburbios estadounidenses, al tiempo que altera, omite y amplía los detalles de lo que realmente ocurrió entre 1984 y 2008 en la tranquila localidad de Amstetten.

El sótano oculto tenía un pasillo de 5 metros de largo, una zona de almacenamiento y tres pequeñas celdas abiertas, conectadas por estrechos pasillos

Elisabeth Fritzl, nació el 6 de abril de 1966. Al parecer, su padre comenzó a abusar de Elisabeth en 1977, cuando ella tenía 11 años.

Después de terminar el bachillerato a los 15 años, Elisabeth hizo un curso para convertirse en camarera.

En enero de 1983, se escapó de casa y se escondió en Viena con una amiga del trabajo. La policía la encontró a las tres semanas y la devolvió a sus padres. Retomó su curso de camarera, lo terminó a mediados de 1984 y le ofrecieron un trabajo en la cercana ciudad de Linz.

El 28 de agosto de 1984, Elisabeth, que entonces tenía 18 años, vivía con su madre, Rosemarie, y su padre, Josef, cuando éste la atrajo al sótano de su casa para que supuestamente le ayudara a colocar una puerta para un proyecto doméstico en curso.

Josef Fritzl, que entonces era un ingeniero y promotor inmobiliario de 49 años, llevaba mucho tiempo trabajando en un proyecto de transformación del sótano; la colocación de esa puerta, era el ultimo paso para terminar la construcción de la prisión donde la Elizabeth sería torturada durante décadas.

Como se describe en el libro de Allan Hall, ‘Monster’, mientras Elizabeth mantenía la puerta en su sitio, Josef Fritzl apretó un trapo empapado de éter en la cara de su hija hasta que se desmayó, luego la esposó y la encerró en la oscura prisión subterránea.

Rosemarie presentó una denuncia por desaparición. Casi un mes después, Josef Fritzl entregó a la policía una carta, la primera de las que había obligado a Elisabeth a escribir mientras estaba cautiva.

La carta, con matasellos de Braunau, decía que Elisabeth estaba cansada de vivir con su familia y se alojaba en casa de un amigo; advertía a sus padres que no la buscaran o se iría del país. Josef Fritzl dijo a la policía que lo más probable es que se hubiera unido a una secta religiosa.

Los años siguientes fueron sólo el comienzo de la pesadilla de Elisabeth, que se prolongó durante casi una generación. Su padre visitaba la cámara del sótano casi todos los días, violándola y abusando de ella repetidamente por mas de dos décadas.

En 1988, dos años después de sufrir un aborto, Elisabeth dio a luz a su primera hija, Kerstin.

En los 14 años siguientes, tuvo seis hijos más: Stefan, Lisa, Monika, Alexander, Michael y Felix.

Michael, el hermano gemelo de Alexander, murió tres días después de nacer con problemas respiratorios, al parecer por la negligencia de Josef Fritzl; el cuerpo del recién nacido fue incinerado por su padre.

Cuando Lisa, Monika y Alexander eran bebés, Josef Fritzl decidió sacarlos del sótano y llevarlos al piso superior para ser criados por él y su esposa, creando lo que se conoció como la «familia de arriba».

Rosemarie creyó a su marido cuando dijo que cada bebé había aparecido fuera de la casa con una nota de Elisabeth, pidiendo que los acogieran.

Josef Fritzl lo explicó de forma «muy plausible» a los funcionarios y se permitió a la pareja acoger a los niños como expósitos.

En esta imagen se ve un dormitorio oculto en el sótano donde Josef encarceló a su hija durante 24 años y tuvo siete hijos con ella, en Amstetten, Austria

Tras el nacimiento del cuarto hijo, en 1994, Fritzl permitió la ampliación de la prisión, que pasó de 35 a 55 m2, pero obligó a Elisabeth y a sus hijos a trabajar durante años excavando la tierra con sus propias manos.

Los cautivos disponían de una televisión, una radio y un reproductor de cintas de vídeo. La comida se podía guardar en un frigorífico y cocinar o calentar en placas térmicas.

Elisabeth enseñó a los niños a leer y escribir. A veces, Fritzl les apagaba la luz o se negaba a entregarles comida durante días para castigarlos.

Fritzl le dijo a Elisabeth y a los tres niños que quedaron en el sótano (Kerstin, Stefan y Felix) que serían gaseados si intentaban escapar. Los investigadores llegaron a la conclusión de que se trataba de una amenaza vacía para asustar a los cautivos; no había suministro de gas en el sótano. También les dijo que recibirían una descarga eléctrica y morirían si tan solo tocaban la puerta de su prisión.

Según Christine, la cuñada de Fritzl, este iba al sótano todas las mañanas a las 9:00 de la mañana, supuestamente para dibujar planos de máquinas que vendía a empresas. A menudo se quedaba allí toda la noche y no permitía que su mujer le llevara café. Un inquilino que alquiló una habitación de la planta baja de la casa durante doce años afirmó oír ruidos procedentes del sótano, pero le creyó a Fritzl cuando este le explicó que el ruido lo generaban las ‘tuberías averiadas’.

El 19 de abril de 2008, Fritzl accedió a buscar atención médica después de que Kerstin, la hija mayor, sufriera un desmayo. Elisabeth le ayudó a sacar a Kerstin de la cámara y vio el mundo exterior por primera vez en 24 años. Fritzl obligó a Elizabeth a volver a la cámara.

Kerstin fue trasladada en ambulancia a un hospital local, la Landesklinikum Amstetten, y fue ingresada en estado grave con una insuficiencia renal que ponía en peligro su vida. Más tarde, Fritzl llegó al hospital afirmando haber encontrado una nota escrita por la madre de Kerstin.

El personal médico consideró que algunos aspectos de la historia de Fritzl eran sospechosos y alertó a la policía el 21 de abril.

La policía hizo un llamado en los medios de comunicación para que la madre de Kerstin se presentara y proporcionara información adicional sobre su historial médico.

La policía también reabrió el expediente del caso de la desaparición de Elisabeth Fritzl.

Josef Fritzl fue interrogado y repitió la misma historia sobre que Elisabeth se había unido a una secta y presentó lo que, según él, era la «carta más reciente» de ella, fechada en enero de 2008 y enviada desde la ciudad de Kematen.

Los detectives se mostraron escépticos y decidieron consultar a Manfred Wohlfahrt, funcionario eclesiástico y experto en sectas, quien planteó dudas sobre la existencia del grupo que describía Josef Fritzl, y señaló que las cartas de Elisabeth parecían dictadas y extrañamente escritas.

Elisabeth estaba muy preocupada por Kerstin y le suplicaba a Fritzl que la llevara al hospital para ver a su hija. El 26 de abril, la liberó del sótano junto con sus hijos Stefan y Felix, llevándolos al piso superior. Ese mismo día fue junto a Elisabeth al hospital donde Kerstin estaba siendo tratada. Los médicos avisaron a los detectives que Josef y Elisabeth estaban en el hospital. la policía los detuvo y los llevó a una comisaría para interrogarlos.

Al principio Elisabeth no le dijo nada a la policía hasta que le prometieron que no tendría que volver a ver a su padre nunca mas. Durante las dos horas siguientes, contó la historia de sus 24 años de cautiverio.

Elisabeth contó a la policía que Fritzl la violaba y la obligaba a ver vídeos pornográficos, que le hacía representar con él delante de sus hijos para humillarla. Poco después de la medianoche, los policías concluyeron el interrogatorio. Fritzl, de 73 años, fue detenido como sospechoso de graves delitos contra los miembros de su familia.

En la noche del 27 de abril, Elisabeth, sus hijos y su madre Rosemarie abandonaron la casa y fueron trasladados a otro lugar.

Josef Fritzl le dijo a los investigadores cómo entrar en la cámara secreta del sótano. Para llegar a la zona en la que estaban retenidos Elisabeth y sus hijos, había que desbloquear ocho puertas en total, de las cuales dos estaban aseguradas adicionalmente por dispositivos de bloqueo electrónico.

El 29 de abril se anunció que las pruebas de ADN confirmaban que Fritzl era el padre biológico de los hijos de Elisabeth. Su abogado defensor, Rudolf Mayer, dijo que, aunque la prueba de ADN demostraba el incesto, aún se necesitaban pruebas para demostrar la violación y esclavitud.

El portavoz de la policía, Franz Polzer, dijo que la policía planeaba interrogar al menos a 100 personas que habían vivido como inquilinos en el edificio de apartamentos de Fritzl en los 24 años que Elizabeth estuvo cautiva.

Tras su detención, Josef Fritzl afirmó que su comportamiento hacia su hija no constituía una violación, sino que era consentido. Fritzl también dijo que «siempre supo durante los 24 años que lo que hacía no estaba bien, que debía estar loco para hacer algo así, y sin embargo se convirtió en algo normal llevar una segunda vida en el sótano de mi casa».

En cuanto al trato que daba a la familia que tenía con su esposa, Fritzl declaró: «No soy la bestia que los medios de comunicación hacen pasar por mí». En cuanto al trato que daba a Elisabeth y a sus hijos en el sótano, explicó que llevaba flores para Elisabeth y libros y juguetes para los niños al «búnker», como él lo llamaba, y que a menudo veía vídeos con los niños y comía con Elisabeth y los niños.

Un psiquiatra forense diagnosticó a Fritzl un «trastorno de personalidad combinado severo» que incluía personalidad limítrofe, esquizotípica y esquizoide y un trastorno sexual, y recomendó que Fritzl recibiera atención psiquiátrica durante el resto de su vida.

El 19 de marzo de 2009, Fritzl fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional durante 15 años. Dijo que aceptaba la sentencia y que no apelaría.

Josef Fritzl cumple actualmente su condena en la Abadía de Garsten, un antiguo monasterio de la Alta Austria convertido en prisión.

Información adicional

Elisabeth, sus seis hijos supervivientes y su madre fueron alojados en una clínica local donde se les protegió del entorno exterior y recibieron tratamiento médico y psicológico. A los miembros de la familia Fritzl se les ofreció una nueva identidad, pero se hizo hincapié en que era su decisión.

Berthold Kepplinger, director de la clínica donde Elisabeth y sus hijos recibían tratamiento, dijo que Elisabeth y los tres niños cautivos en el sótano necesitaban más terapia para ayudarles a adaptarse a la luz después de años en la penumbra. También necesitaban un tratamiento que les ayudara a sobrellevar todo el espacio extra que ahora tenían para moverse.

Kerstin se reunió con su familia el 8 de junio de 2008, cuando fue despertada de su coma inducido artificialmente. Los médicos dijeron que se recuperaría completamente.

Se reveló que Elisabeth y sus hijos estaban más traumatizados de lo que se pensaba. Durante el cautiverio, Kerstin se arrancó el pelo a mechones y se dice que destrozó sus vestidos antes de meterlos en el retrete.

Stefan no podía caminar correctamente, debido a su altura de 1,73 m, que le obligaba a agacharse en el sótano de 1,68 m de altura. También se ha revelado que sucesos cotidianos normales, como la atenuación de las luces o el cierre de las puertas, sumen a Kerstin y Stefan en ataques de ansiedad y pánico. Los otros tres hijos de Elisabeth, que fueron criados por su padre, están siendo tratados por la ira y el resentimiento.

A finales de julio de 2008, se supo que Elisabeth ordenó a su madre Rosemarie que abandonara el chalet que habían estado compartiendo en un lugar secreto habilitado para ellas por una clínica psiquiátrica. Elisabeth estaba molesta por la pasividad de Rosemarie durante su crianza.

El abogado Christoph Herbst, que representa a Elisabeth y a su familia, dijo: «Afortunadamente, todo va muy bien»; se dedican a contestar cientos de cartas de todo el mundo. Felix, Kerstin y Stefan, criados en el sótano con su madre, han aprendido a nadar. Todos los hijos de Elisabeth asistieron a un campamento de verano de cuatro días organizado por los bomberos, con otros 4.000 jóvenes campistas, en agosto de 2008.

Los niños, junto con su madre, también han realizado excursiones de un día, incluyendo salidas a nadar, en las que se tuvo cuidado de mantenerlos fuera del alcance de los paparazzi y de proteger su privacidad.

En marzo de 2009, Elisabeth y sus hijos se vieron obligados a abandonar la casa de acogida de la familia y volvieron a la clínica psiquiátrica donde el personal médico había empezado a intentar curar a la familia y unir a los hermanos de «arriba» y «abajo».

Los niños de «abajo» reciben terapia debido a su privación del desarrollo normal, a la falta de aire fresco y de sol al vivir confinados en el sótano, y a los abusos que ellos y su madre habían recibido de Josef cuando les visitaba en el sótano.

Todos los niños podrían tener problemas genéticos comunes a los niños nacidos de una relación incestuosa.

El 28 de junio de 2013, un grupo de trabajadores comenzaron a rellenar el sótano de la casa de los Fritzl con hormigón.

El liquidador de la herencia, Walter Anzboeck, declaró que la el relleno costaría 100.000 euros y tardaría una semana en completarse. La casa iba a ser vendida en el mercado abierto. Aunque la mayoría de los vecinos aprobaron la propuesta, algunos prefirieron que la propiedad fuera demolida debido a su sórdida historia.

La casa se vendió por 160.000 euros en diciembre de 2016, y los compradores manifestaron su intención de convertir el edificio en apartamentos.

En mayo de 2017, Mark Perry, un periodista británico que entrevistó a Fritzl en su celda, dice que no ha mostrado ningún remordimiento por sus crímenes.

En abril de 2019, se informó de que la salud de Josef estaba empeorando y que no quería seguir viviendo.

La madre de Elisabeth, Rosemarie Fritzl, tenía 17 años cuando la dio a luz. Según The Independent, la relación de Elisabeth con su madre fue tensa después de ser liberada. «No podía creer que su madre no supiera la verdad, que Rosemarie no estuviera compinchada con Josef de alguna manera», informó el periódico. Sin embargo, años después, se hicieron amigas y se veían a menudo, según The Independent.

La tía de Elisabeth Fritzl, Christine, dijo al periódico: «Cualquier sospecha que hubiera ha desaparecido».

¿Dónde está ahora Elisabeth Fritzl?

Tras el juicio, Elisabeth recibió un nuevo nombre, con leyes estrictas para evitar que se revele su identidad. Ahora vive con sus seis hijos en una casa en una pequeña aldea de la campiña austriaca, que tampoco puede ser identificada y a la que los medios de comunicación del país sólo se refieren como «Pueblo X».

Los niños, que ahora tienen entre 17 y 31 años, duermen en habitaciones con las puertas abiertas permanentemente y se someten a sesiones semanales de terapia para eliminar los traumas que sufrieron dentro del sótano. Su casa familiar, de dos plantas, se mantiene bajo constante vigilancia por circuito cerrado de televisión y es patrullada por guardias de seguridad, de modo que los extraños que son sorprendidos merodeando por las inmediaciones pueden ser detenidos por la policía en cuestión de minutos.

Según la prensa austriaca, los habitantes del pueblo, son muy unidos, y también ayudan a proteger a la familia. Un fotógrafo enviado a la aldea X recuerda: «Sólo hay unos pocos habitantes en el pueblo y todos están en permanente contacto con la policía. Rápidamente me vi rodeado de gente que me dijo: No quieren hablar contigo, no quieren verte, por favor, vete de aquí».

Al igual que consiguió sobrevivir contra todo pronóstico, manteniendo la cordura y cuidando de sus hijos en circunstancias horribles, Elisabeth también sorprendió a muchos al superar su calvario y encontrar la felicidad. «La familia está más que bien», dijo el dueño de un restaurante local. «Vienen a menudo a mi local y los tratamos como a cualquier otro cliente. Todo el mundo en el pueblo los conoce». Otro residente dijo: «Teniendo en cuenta lo que han pasado, son muy educados, felices y sonríen mucho».

Justo un año después de escapar del cautiverio, Elisabeth encontró el amor con Thomas Wagner, un guardaespaldas de la empresa austriaca A&T securities que había sido asignado para protegerla.

En 2009 se supo que Thomas, 23 años más joven que Elisabeth, se trasladó a vivir con ella y su familia. Un cuidador psiquiátrico reveló que el romance la ayudó a superar los traumas de su pasado, lo que la llevó a reducir radicalmente la terapia a la que se sometía por trastornos de estrés postraumático. El psiquiatra dijo: «Esto es una prueba vívida de que el amor es la mayor fuerza del mundo. Perdió los mejores años de su vida en ese sótano; está decidida a que cada día que le quede esté lleno de actividad».

Descargo de responsabilidad

Toda la información proporcionada en este escrito ha sido recopilada de sitios de noticias de buena reputación; sin embargo, pueden producirse errores y omisiones inadvertidamente.

--

--