Archiduquesa, modelo y nieta del barón Thyssen: hablamos en exclusiva con Eleonore de Habsburgo-Lorena

Su madre viene de la mayor saga de coleccionistas de arte y su padre es jefe de la dinastía que gobernó Europa durante más de 500 años. Pero Eleonore de Habsburgo-Lorena va a trazar su propio camino.

Eleonore posa con traje de chaqueta de Isabel Marant y zapatillas de New Balance.

©Rocío Ramos

El apellido Thyssen logra cosas inimaginables, como reunir a seis exministros de Cultura de colores políticos opuestos bajo el mismo techo. El pasado 30 de octubre, Carmen Alborch, Javier Solana, Esperanza Aguirre, Carmen Calvo, Ángeles González-Sinde y César Antonio Molina coincidieron en la celebración del 25º aniversario del museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Carmen Cervera, quinta y última mujer del barón Hans Heinrich Thyssen, ofició de anfitriona junto a Soraya Sáenz de Santamaría e Íñigo Méndez de Vigo.

Una larga lista de personajes de la cultura y la sociedad acudieron al acto: la infanta Pilar de Borbón, Mario Vargas Llosa, Isabel Preysler, Carlos Falcó, por citar a algunos. Pero la presencia más reseñable fue la de la archiduquesa Francesca de Habsburgo-Lorena, la única hija del barón ** Hans Heinrich Thyssen** que es miembro del patronato del museo.

Francesca y Tita posaron juntas para la foto de familia, escenificando así la paz tras años de guerra fría —a veces muy caliente— por la gestión del museo. “Las futuras generaciones tienen la responsabilidad de continuar custodiando el legado de mi padre y el museo”, apuntó la archiduquesa en su discurso. El mensaje iba dirigido a una joven del público que, vista de perfil, guardaba cierto parecido con la Giovanna Tornabuoni de ** Ghirlandaio** que cuelga en los muros del Thyssen: rubia, etérea, serenísima.

Con vestido de seda y botas de Dior.

©Rocío Ramos

Eleonore de Habsburgo-Lorena (Salzburgo, 1994) , hija de Francesca y Carlos de Habsburgo-Lorena, es esa “futura generación” de la dinastía Thyssen. “Me siento muy afortunada de formar parte de semejante legado y estoy orgullosa de que mi familia haya construido una relación tan significativa con España ”, me dice la nieta del barón poco después del acto. “Ser Habsburgo y Thyssen me da el doble de razones para nutrir nuestros vínculos culturales con vuestro país”, añade en un perfecto inglés.

Es extrovertida, alegre y da muestra de una madurez insólita para su edad. Tiene maneras regias que delatan su ascendencia. Su padre fue eurodiputado y es el actual jefe de la casa imperial que reinó durante más de 500 años en media Europa, incluida España. De hecho, el nombre de Eleonore es un guiño a su antepasada Leonor de Austria, la primogénita de Juana la Loca y Felipe el Hermoso. Sus rasgos Habsburgo hablan por sí solos: mentón ligeramente desdibujado, ojos separados, boca pequeña, tez blanca… Es imposible no pensar en el retrato de una jovencísima emperatriz María Teresa de Austria ejecutado por Andreas Möller. “María Teresa es uno de mis ancestros favoritos —reconoce—. Era una mujer visionaria que llegó al poder en tiempos difíciles e implementó leyes adelantadas a su época, como la educación escolar obligatoria. Destacó en todos los aspectos de su vida: gran jefa de Estado, madre increíble y estratega como comandante militar ”.

Eleonore es hija de los archiduques Carlos y Francesca de Habsburgo-Lorena. Lleva vestido asimétrico de Carolina Herrera N.Y.

©Rocío Ramos
Sonrisas y Lágrimas

Pese a su ascendencia real, Eleonore tuvo una infancia “campechana”. “Me considero una alpine baby”, admite entre risas. Hasta los 10 años vivió con sus padres y sus dos hermanos pequeños como los Von Trapp, la familia de Sonrisas y Lágrimas, en las montañas de Salzburgo, “pasando la mayor parte del tiempo en el campo entre pistas de esquí y caballos”. Tras una breve temporada en Viena, a los 15 regresó a los Alpes para estudiar en el internado suizo Le Rosey. Cuando cumplió la mayoría de edad, se mudó a Londres, donde estudió Negocios y Derecho.

Ahora acaba de regresar de un viaje por Asia que comenzó en Hong Kong, donde acompañó a su novio, el piloto belga Jérôme d’Ambrosio, en el comienzo de la temporada de la Fórmula E. Es una gran defensora de la categoría ecológica del automovilismo creada por el español Alejandro Agag. Ella misma está muy involucrada en cuestiones medioambientales y es una entusiasta de los deportes y la velocidad. “He sido una amazona y esquiadora muy apasionada y competitiva. ¿Miedo por mi novio? No. A todos nos puede ocurrir algo en cualquier momento y en cualquier lugar”.

No parece temerle a nada. En el mes de septiembre desfiló para Dolce & Gabbana en Milán y es la protagonista de la nueva campaña de la marca italiana, que lleva ya varias temporadas fichando a nuevos rostros para conectar con su clientela millennial. Eleonore no hace nada solo por diversión, para ella todo debe tener un sentido. Aceptó el trabajo de maniquí por los “valores familiares” de la firma y como un guiño a su abuela materna, Fiona Thyssen, una de las modelos más fotografiadas de los cincuenta y sesenta. “Siempre sentí curiosidad por meterme en su piel —dice—. Compartimos pasiones como la moda o los caballos. Nos parecemos, pero no me puedo comparar. Cuando entra en un sitio, todo el mundo se fija en ella ”.

El mundo comienza a fijarse en Eleonore. Su puesta de largo, en

2015,fue uno de los acontecimientos sociales del año en Sevilla.
Se celebró en Casa de Pilatos, el palacio de los Medinaceli. “En
España realmente me siento como en casa y puedo estar en contacto con mi herencia de ambas ramas de la familia”
, me dice. Basta ver su DNI para comprobar su conexión española. Su tercer nombre es María del Pilar, un homenaje a su madrina de bautizo, doña Pilar. La infanta y su marido, Luis Gómez-Acebo, fueron amigos personales del barón Thyssen y tuvieron un papel decisivo para traer a Madrid la colección de pintura del industrial alemán.

Eleonore viste jersey de algodón de rayas y pantalón de crepé de Max Mara.

©Rocío Ramos

El abuelo paterno de Eleonore, Otto de Habsburgo, hijo del
último emperador de Austria, vivió parte del exilio en nuestro
país, acogido por Alfonso XIII. Se reinventó como político, eurodiputado y ferviente defensor de la Unión Europea. “No he conocido a nadie más inteligente. Siempre lo admiraré por su coraje y valores europeístas. Fue un visionario. En estos momentos de confusión política, necesitamos a alguien como él”, reflexiona.

Los Habsburgo siguen vinculados a la política. Una de sus tías ha sido embajadora, otra ha sido diputada en Suecia y un primo español fue miembro de Ciudadanos. “Entendí muy pronto en la vida que mi familia tuvo y tiene un papel histórico y político”, reconoce Eleonore. Ella tampoco huye de eso. Forma parte de la Unión Paneuropea Internacional, el movimiento de unificación Europeo más antiguo, y ha participado en proyectos de voluntariado en sitios tan remotos como Colombia, donde ha colaborado en un programa de reinserción de excombatientes de las FARC.

La exmodelo Fiona Thyssen, tercera esposa del barón Heini Thyssen y abuela de Eleonore.

©Henry Clarke/Archivo Condè Nast.

Pero su sueño es “trabajar en las industrias creativas y en el arte”. El acto del 25º aniversario del museo Thyssen fue su debut oficial como la quinta generación de la familia que asume un compromiso con la cultura.“Está en mi ADN y tengo claro que es mi destino”, reconoce. Su tatarabuelo, August Thyssen, adquirió siete esculturas de Rodin que fueron el germen de la colección Thyssen. Su abuelo, Hans Heinrich, la convirtió en la más importante del mundo. “Desafortunadamente, mi abuelo murió cuando yo era muy pequeña. Pero tengo un recuerdo claro de cuando, con siete años, me sentaba sobre su regazo para dibujar y pintar en Villa Favorita —evoca—. Era muy carismático y quería inculcarnos su pasión por el arte y alentarnos a ser creativos y artísticos ”.

Los esfuerzos del barón por inspirar a sus descendientes han dado sus frutos. Su hija Francesca es una de las coleccionistas de arte contemporáneo y mecenas más inquietas del mundo. En 2002 creó la fundación Thyssen-Bornemisza Art Contemporary, dedicada al arte contemporáneo y a apoyar a jóvenes artistas. Su colección es famosa por comisionar obras de arte raras y únicas que desafían las categorías tradicionales. Lorne, otro de los hijos del barón, regenta una galería de arte en Londres.

Sus padres, los archiduques Francesca y Carlos de Habsburgo-Lorena.

©Stephane Cardinale/Corbis.

Y ahora es el turno de Eleonore. Aprendió a valorar el arte viendo la colección de su abuelo. Siempre ha sentido fascinación por Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar, de Salvador Dalí, y por el retrato de cuerpo entero del barón pintado por Lucian Freud. Este último pertenece a la colección privada de la familia, pero, con motivo del aniversario de la pinacoteca, ** está expuesto en la sala 47 hasta el mes de abril.**

A mediados de febrero inaugurará con su madre en el museo Thyssen de Madrid una obra del artista británico John Akomfrah titulada Purple: una instalación de vídeo que aborda el problema del impacto del hombre en el planeta y el cambio climático. Es un proyecto comisionado y producido por TBA21-Academy, la fundación que creó su madre hace unos años, como rama de su colección privada, para abordar cuestiones medioambientales por medio de la
mirada del arte. Francesca también lleva años liderando la cruzada por exhibir arte contemporáneo en el museo Thyssen. “Tita apoya este proyecto tan importante y estamos todos contentos. Lo más fabuloso del museo es que tiene una secuencia cronológica desde la Edad Media hasta el siglo XX. Y esta obra conduce la colección al siglo XXI. Estoy muy entusiasmada, esta obra representa algo que significa mucho para mí: el medio ambiente”.

Villa Favorita, antigua residencia de los Thyssen en Suiza.

©Ros Drinkwater/Alamy Stock Photo.

Madre e hija están unidas en su visión, pero tienen personalidades
muy diferentes. A la edad de Eleonore, Francesca era una enfant terrible, el alma de todas las fiestas. Estudió Arte en Central Saint Martins, en Londres, y actuación en Lee Strasberg, en Nueva York y Los Ángeles. Su hija parece más cauta y pudorosa. “Bueno, a mí también me gusta divertirme —aclara—. Pero en mi trabajo sigo buscando mi voz e identidad. Tomo mi futuro muy en serio y me doy cuenta de que vengo de un mundo de privilegios. Por eso, con más razón, estoy decidida a que mi trabajo tenga un sentido. Soy muy sensible a la rica historia de mi familia y siento que puedo formar parte de su futuro”.

Los Habsburgo-Lorena pasaron las Navidades en Suiza. Su hermano, Ferdinand, de 20 años, es piloto de carreras en la Fórmula
3 y ha tenido una temporada llena de éxitos. Su hermana, Gloria, de 18, estudia Relaciones Internacionales en Londres. “Me crié entre dos mundos opuestos: el de la política, que es el de mi padre; y el del arte, que es el de mi madre. Uno es todo blanco y negro y el otro está lleno de color. Creo que es posible fusionarlos ”.