La Firme con Johannes Kaiser: “Si gana el Apruebo, no va a haber una democracia en Chile” | Crónica

La Firme con Johannes Kaiser: “Si gana el Apruebo, no va a haber una democracia en Chile”

Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.
Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.

Para Johannes Kaiser, su libertad lo era todo. Por eso, tras una infancia entre Santiago, Villarrica y Temuco, decidió emprender el rumbo a Europa. En Alemania y particularmente en Austria, hizo de todo: estudió un sinfín de asignaturas y trabajó de lo que le pidieran. Allí, además, se interesó por YouTube y la creación de contenido. Entendió que había una oportunidad para transmitir un mensaje estrechamente vinculado a su otra pasión: la política. Creó un canal que cuenta más de 114 mil suscriptores y que, a la postre, le permitió darse a conocer y llegar al Congreso. Aquí, en su primera conversación en profundidad, el diputado le resume al diario pop su camino, sus cuatro meses como parlamentario, por cierto sus polémicas, y explica por qué, cree, debe ganar el Rechazo.

La nueva propuesta constitucional no cumple con los mínimos democráticos que se exigen para una Constitución. En primer lugar, yo soy un fundamentalista de la República: creo en la igualdad del voto. Creo que un sistema político no puede estar distorsionado por meterle la mano a la urna..., yo no creo en las cuotas, por ejemplo. Me podría llegar a amigar con una cuota de entrada, para una lista que se presenta a la elección, pero no creo que sea tarea de los políticos el decidir quién va a ser el representante de la gente en razón de calidades que no son relevantes. No es importante si es un hombre o una mujer quien te representa, lo importante es que sea una persona que comparte tus ideas o que está dispuesta a defender tus intereses.

Encuentro tan extraña la lógica de que uno estaría pensando o representando o haciendo política en función de colectivos raciales, étnicos, sexuales. Lo encuentro un poco distópico, y yo no soy partidario de esos colectivismos. No soy partidario de ningún colectivismo, pero de esos colectivismos... me parecen absolutamente irracionales.

Tengo la convicción de que el problema de Chile no es la Constitución. Esta Constitución es estándar a nivel internacional. No es muy distinta, en su fundamento, de la Constitución alemana, francesa, española... Esta Constitución no es el problema: el problema es que se ha hecho mal la pega. Los distintos sectores políticos, algunos en especial, como aquellos que duraron treinta años y gobernaron este país, pero también aquellos que desde la izquierda los criticaban, plantean que sería la Constitución la que había impedido de que ellos le entreguen a Chile un sistema de derechos sociales a la europea, que nuestro problema de criminalidad se solucione, que problemas étnicos se solucionen, etc. Y yo no estoy de acuerdo. Los problemas étnicos los veo desde fines de los años noventa: no tienen que ver necesariamente con la Constitución.

Los servicios públicos dependen de la capacidad de gestión de los políticos que están a cargo de ellos. Si veo que subió el gasto en salud en 70% y resulta que tenemos 300 mil personas en lista de espera de una operación, donde los tiempos de espera van de entre 500 a 800 días..., eso no es solamente un problema de recursos, es un problema de gestión. Y no tiene nada que ver con la Constitución. Si mañana pongo en la Constitución “usted tiene derecho a una atención de salud pronta y de calidad”... ¿y? ¿Cuál es el sentido de colocar en papel cosas que, administrativamente y en razón de los recursos disponibles, no se pueden hacer? O se pueden hacer, pero de la mano de un trabajo que es individual, que es político, administrativo, no necesariamente constitucional. Entonces, me dicen a mí... tenemos que cambiar toda la Constitución, las bases de la institucionalidad de la República, tenemos que meterle la mano a las urnas, tenemos que crear un país que entrega derechos en razón de su etnia, ¿para solucionar los problemas sociales, los problemas de jubilación? Yo le bajo en 10% el sueldo a todos los empleados públicos de Chile y puedo aumentar el Pilar Solidario a un mínimo de 400 mil pesos. La plata está. Lo que pasa es que está mal gastada.

Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.
Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.

¿Mi solución? En qué materia; por ejemplo: ¿usted quiere subir los sueldos? De acuerdo, cerremos la frontera. La lógica indica que sea el mercado laboral el que establece el monto de un sueldo. Es decir, yo tengo más demanda por trabajadores que oferta de trabajadores y van a subir los sueldos, porque va a ser la gente que está buscando alguien que trabaje para ellos los que van a decir, te pago más para que te vengái pa’ acá. Pero si yo le meto casi dos millones de personas al mercado laboral primario de este país, ¿qué sucede? Se desploman los ingresos. Y lo vimos.

Me trataron de todo, pero advertí que no podía permitirse la inmigración masiva, porque impactaba fundamentalmente los ingresos de los más pobres. Lo hice desde tiempos del gobierno de Bachelet y durante el gobierno de Piñera. Pero ahí había dos vertientes políticas chilenas que se unieron a lo Nicanor Parra: la derecha y la izquierda unida jamás serán vencidas. La izquierda ideológica, que cree que no deberíamos tener fronteras, y la derecha económica, que decía el descueve, porque entonces nosotros tenemos manos de obra barata. Y no entendieron de que con eso deslegitimaban el sistema económico.

Chile Vamos no tiene la capacidad para entender el fenómeno del poder y entender las obligaciones que conlleva, desde el punto de vista filosófico, el ser de derecha. Porque nosotros no estamos comprometidos con los empresarios, nosotros creemos que el sistema de libre mercado es bueno porque ayuda a la gente a salir de la pobreza. Entonces, si me hago parte, encubro o le doy un respaldo a las empresas que se están coludiendo, le estoy haciendo daño a mi propia idea política. Porque mi idea política es libre mercado: eso significa que la colusión de las empresas no debe suceder. Y si desde el Estado no hago esa presión, ¿qué nos queda? La crítica de la izquierda, que es fundamentada en ese punto. El problema de la izquierda no es su análisis crítico de la situación. El problema es que sus soluciones son muy malas.

Creo que tenemos un problema cultural general. El problema del nepotismo no es un tema que sea solamente en las empresas, o solamente en la política o un partido. Si es por nepotismo, este gobierno, que andaba reclamando... nos han dado cancha tiro y lado en materia de nepotismo, ¿no? Aquí hay un problema cultural, que tiene que ver con la falta de comprensión de lo que es la necesidad de tener una administración probada. Y esto nace, interesantemente, a niveles mucho más populares. Aquí siempre se dice que los políticos tienen la culpa... yo voy a decir algo una cosa que es absolutamente escandalosa: los ciudadanos tienen la culpa. Porque ellos eligen. Los ciudadanos eligieron de nuevo, por ejemplo, al diputado Guido Girardi. Lo reeligieron una vez que fue el escándalo con Carabineros. ¿Se acuerda cuando le pasaron un parte y él intentó que los sancionaran? Había dos figuras comprometidas en ese escándalo: el señor Girardi y era la señora (Javiera) Blanco, que después estuvo en el escándalo del Sename. Había un patrón de conducta, y aun así la gente vuelve a votar por las mismas personas. No crea que nuestro sector está libre de eso.

Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.
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Sebastián Piñera no debió haber sido nunca candidato presidencial en Chile por su prontuario. Y no digo que él haya sido condenado, pero evidentemente que él, en su momento, hizo cosas que son cuanto menos de muy dudosa calidad. Y cuando nosotros, me incluyo, respaldamos a personas que no deberían estar en un cargo solamente porque pensamos con la lógica del equipo de fútbol —mi equipo es malo pero es mi equipo y no lo voy a cambiar—, terminamos jugando mal el partido y el partido se juega a nivel global, internacional. Nosotros no estamos compitiendo entre chilenos: estamos compitiendo con el Mundo. Por recursos, por conocimiento, por tecnología, por tantas cosas. Esta cuestión tan chica que tenemos, de andar mirándonos el ombligo —tenemos el complejo de Rapa Nui, que somos el ombligo del mundo— es algo que nos arrastra a una visión isleña, donde distintas tribus, tribus políticas y sociales, se enfrascan en un enfrentamiento completamente estéril.

La derecha, que se ha establecido desde el año 98 en adelante, es absolutamente pragmática. De un pragmatismo que llega a dar susto: había una competencia de quién iba más hacia el centro, porque el voto estaba en el centro. Es un error político fundamental que dejó a mucha gente desmovilizada, sin representación. Existe una razón por la cual aparece el Partido Republicano, ¿no? Porque hubo gente que ya no se sentía representada por el escenario político actual.

Nosotros llevamos cuatro meses en el Congreso y hemos cambiado el eje de muchos debates. Porque hay todo un mundo de ideas que no se ha defendido con fuerza y con energía durante los últimos 10, 15 o 20 años.

Si gana el Apruebo, no va a haber una democracia en Chile. La Constitución que están proponiendo es una Constitución antidemocrática que va a dejar las elecciones como hoja de parra, para cubrir sus vergüenzas totalitarias. Si gana el Apruebo, nosotros probablemente no tengamos ningún rol que jugar en Chile. La oposición va a tener una sola opción: esperar si el sistema se desmorona por su propia incapacidad.

Hay un par de artículos que encontré positivos en la propuesta constitucional. Por ejemplo, la idea de que el Estado tiene que indemnizar a una persona que ha sido detenida de manera injusta. El Estado no tiene derecho de privar a alguien de su libertad y no indemnizarlo si es que se establece su inocencia. Ese es un principio que yo compartiría de todas maneras. Si hay plata para mil tonteras, tiene que haber para esto, que es más que importante, porque creo en los derechos individuales frente al Estado y creo que nadie debe ser perseguido injustamente.

Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.
Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.

Nosotros hemos sido los más grandes divulgadores del texto. Lo que pasa es que a ellos (el Apruebo) no les gusta nuestra interpretación. Cuando el constitucional (Bernardo) Fontaine dijo que el precio justo no era lo mismo que el precio de mercado, apareció todo el sector del gobierno diciendo que eran fake news, que estaba mintiendo. Ayer apareció el ministro Jackson diciendo que el precio justo no es lo mismo que el precio de mercado. ¿Quién estaba, entonces, mintiendo? No ha sido necesariamente la derecha la que trató de imponerle al Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) el que dijera la mentira de que en Chile se violaban sistemáticamente los Derechos Humanos. A mí me molesta esta lógica del “paren al ladrón”. Es la persona que grita eso mientras está robando. Ninguno de los dos sectores está libre de polvo y paja, y yo mismo he caído en una fake new hace poco tiempo atrás... en una cuenta parodia de TVN, donde decía que iban a poner a Fuentes en reemplazo de Del Río. Es un poco vergonzoso para alguien que se mueve tan bien en redes como yo, pero es lo que hay. Al final el tema de las fake news se aclara diciendo la verdad y llevándola al espacio público.

¿Quién establece qué es verdad y qué es mentira? ¿Vamos a tener un Ministerio de la Verdad, como en Orwell 1984? Y aún más grave: ¿van a ser los políticos los que van a establecer qué cosa es verdad? Aquella clase que es reputada por tener una cierta alergia a la verdad... y no estoy hablando de derecha o izquierda, estoy hablando en general. Entonces, yo prefiero mil veces que la verdad se descubra en el discurso.

La conducta colectiva de muchos convencionales es lo que conflictúa en el resultado constitucional. Ningún grupo humano está libre de terminar siendo compuesto por personas de dudosa reputación o de dudosa conducta. Eso sucede en el Congreso, en el club de rayuela, en los bomberos. En todos lados sucede que de repente uno termina con un colega, que no es necesariamente alguien del que uno se puede enorgullecer. Ahora, los constitucionales primero nos decían “vamos a cambiar la Constitución de Pinochet, porque es de Pinochet”, y después nos dicen “no vean quién es el autor de la nueva Constitución porque lo importante es el producto”. Si digo, no veamos al autor de la Constitución actual —que según yo sería Ricardo Lagos con un menjunje de cuestiones—, me dirían al tiro “no, el problema es la legitimidad de origen”. Y si el problema es la legitimidad de origen, entonces, ¿no vamos a tener el mismo problema con la que quieren aprobar ahora?

El Presidente Boric está metido en una camisa de once varas. No tiene los equipos que necesita para gobernar, no saben gobernar. Durante todo su tiempo en política se dedicaron a criticar y ahora que les toca hacer las cosas se dan cuenta de que les queda ancho el poncho. Entre otras cosas, porque su postura ideológica se ve confrontada ahora, por primera vez, con la realidad implacable de los hechos. Y tienen que empezar a renunciar cada vez a más posturas que se muestran insostenibles. Eso genera dos reacciones: una, en su propia base, que todavía no los entiende; por otro lado, hacen las cosas a media máquina, porque no están con el corazón en ello.

La civilización occidental basa sus valores en los diez mandamientos, más o menos. Ahí se construye una base valórica común, que tenemos desde Islandia hasta Chile. Si ellos (el gobierno) tienen otra estructura de valores, me gustaría saber cuál es el texto sobre el cual la extrajeron. Lo otro: cuán soberbio se puede ser para erigirse en juez de todos aquellos, también en la centroizquierda, que en su momento hicieron el trabajo de gobernar este país, con altos y bajos, con grandes éxitos y derrotas. De la centroizquierda, en general, he sido muy crítico, pero también tienen éxitos que mostrar. Entonces, esto de ser juez implacable de otro... que no sea un riesgo para este gobierno. Porque, como dicen las escrituras, con la vara que mides serás medido. Y de acuerdo con esa vara, con la que está usando el ministro Jackson respecto de la centroizquierda, este gobierno lo está haciendo muchísimo peor que cualquier otro en los últimos 30 años.

Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.
Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.

Me interesé en la política cuando tenía seis o siete años. En 1982, la gran crisis que hubo en Chile. Me acuerdo que llegaba gente, con toda su familia, a la puerta de nuestra casa y preguntaban por pan duro... no por pan: por pan duro. Mi papá siempre nos trató como adultos a sus hijos, y le empecé a preguntar qué pasaba. Me habló de la recesión, le pregunté qué era... después la inflación. Me empecé a interesar cada vez más en esto. Hubo una pregunta, eso sí, que mi padre nunca me pudo contestar: Si los adultos saben todo esto —cuáles son las conductas que conducen a una crisis económica y, por lo tanto, a la pobreza—, ¿por qué no lo impiden? Mi papá no me pudo contestar y yo, hasta el día de hoy, puedo contestarla parcialmente: puedo decir que hay vanidades, egoísmo, incompetencias, desconocimiento, muchas veces tontera, a veces mala fe. Pero eso no es algo que alguien le dice a un niño.

En mi primera campaña yo tenía once años. Estuve en la campaña del Sí y del No, a favor del Sí. Posteriormente en la campaña presidencial de Hernán Büchi. Yo era un niño bien políticamente activo, aunque mi padre me decía que no me metiera en política por nada del mundo. Cada uno con su tema. Luego entré a la UDI, de la cual me retiré dos años después. Alcancé a ser miembro de la comisión política de las Juventudes de la UDI. Me retiré por un conflicto que tuve por la Ley de Divorcio, yo era partidario. Después, cuando me fui al extranjero, reconocí lo siguiente: en Chile se estaban siguiendo las mismas políticas que en Europa habían fracasado y estaban provocando un tremendo daño. Yo quería transmitir ese mensaje, porque en Chile no había contradiscurso contra esas políticas, y empecé a articularme en contra de ello.

Con el 18-10 me pregunté qué le pasó a mi país que no se aplicó la ley. Qué le pasó a mi país que se permite este tipo de cosas: los saqueos, la destrucción. No lo podía alcanzar a entender. Porque yo entiendo cuando uno está enojado con un gobierno. Lo que no entiendo es cuando uno se autoinfiere heridas. Yo no veo de qué manera Piñera sufría con una micro quemada. No comprendo cuál era el efecto revolucionario de destruir los supermercados, de destruir la infraestructura que necesitaba la gente para vivir, de destruir puestos de trabajo. Y yo personalmente habría sido durísimo con aquellos que participaron de esto. Mucho más duro de lo que fue la administración.

Cuando mis suscriptores me dijeron “deja de hablar y haz algo”, cuando la cosa se empezó a hacer cada vez más intensa, dije de acuerdo, me tomo seis meses de vacaciones y me voy a Chile y me tiro de candidato. Originalmente me iba a tirar por el distrito 23, Villarrica, porque allá vive mi padre, pero me convencieron de ir por Santiago (distrito 10) y el día de la elección, la verdad, fue una sorpresa... entre positiva y negativa.

Ser elegido diputado en este momento histórico de Chile, es como recibir la patente de oficial del Titanic después de que chocó el iceberg. Claro, soy diputado, el descueve, pero la institucionalidad está prácticamente en ruinas, y el país está profundamente fracturado. Entonces, qué te queda: mi labor es ver cómo armamos los botes salvavidas y sacamos a la gente, pero ya no tiene mucha gracia el tema.

Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.
Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.

Se dice que yo puse supuestamente en duda el voto de las mujeres. Le explico la frase: si un empresario despidiese a todos sus empleados, y ese mismo empresario va a ser candidato a alcalde, y todos esos empleados van y le dan el voto... usted diría que es llamativo, que es extraño. El año nuevo 2015-2016, en la noche, se produce un fenómeno increíble en Alemania y en Austria, fui testigo. Habían entrado millón y tanto de refugiados del Medio Oriente, los habían dejado entrar sin controlar quiénes eran, como en Chile. Y esa noche, del 2015 al 2016, solamente en la ciudad de Colonia se hicieron tres mil 300 denuncias por abuso sexual. A mi hotel llegaron catorce niñas, entre 12 y 16 años, llorando, porque las habían toqueteado por todos lados, las habían abusado y robado... eran esas personas que Europa supuestamente estaba ayudando. Y un tiempo después hicimos este programa porque se habían producido elecciones en Alemania, y en esas elecciones los partidos que estaban en el gobierno habían sacado una votación no menor. Al hacer el desglose, me di cuenta de que las mujeres seguían respaldando potentemente este gobierno, y es en ese contexto que dije: ¿qué les pasa, cómo votan por los mismos? “Uno se pregunta si el derecho a voto fue una buena idea”. Pero lo decía por el derecho a voto del que lo usa en contra de su propio interés.

Cuando me sacan ese fragmento estaba muy enojado, porque es infame. Todo el video fue una defensa de los derechos de las mujeres a no ser acosadas y abusadas sexualmente, y a la obligación que tenía el gobierno alemán de proteger a su población. Pero yo tengo un cuero de chancho bastante grande y el tema de las funas, el que está en el mundo electrónico y no conoce este tipo de cosas... mejor que se cambie de rubro. Además, lo hicieron el día siguiente de la elección para golpear a José Antonio Kast, a quien ya le habían preparado el terreno, por el tema del Ministerio de la Mujer, etc.

El Partido Republicano, en vez de defender mi caso, se decidió por una estrategia defensiva. Y como yo tenía la profunda convicción —y la tengo hasta hoy— de que José Antonio Kast era el mejor candidato para ser Presidente de la República, dije, de acuerdo, me sumo a esa estrategia, y eso implicaba que yo tenía que renunciar. Pero a mí no me lo pidieron en ningún momento. No me siento dolido porque eso sería no entender la política. Estaría dolido si fuera una persona cercana que me da la espalda en algún momento, pero cuando se trata de necesidades de tipo político-estratégico, uno es una pieza en un proyecto que es mucho más grande. Si es necesario que esa pieza se sacrifique para no poner en riesgo un proyecto, que es una salida democrática a la crisis que está viviendo nuestro país, perfecto, ningún problema.

Lo más difícil de la política es naturalmente cuando a uno no lo quieren comprender. Cuando existe la mala voluntad o cuando existe el interés político de no entenderte. Porque tú explicas algo y no te quieren entender. Lo que pasó con este video, lo que pasó con algunos tuits que lancé, que son interpretados siempre desde el punto de vista más negativo que uno pudiese encontrar. Como si de alguna manera el sentido del humor se hubiese mandado a cambiar en Chile.

Yo puedo ser amigo de gente de todos los sectores... con excepción quizás de aquellos más recalcitrantes, adoradores de Carlitos Marx. ¿Ok? Porque ahí hay un tema que es de carácter, tengo la impresión, del odio de clase... ese tipo de cosas hace simplemente imposible tirar el puente.

Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.
Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.

El informe de Derechos Humanos es la mayor satisfacción que me ha dejado en este período la política. Cuando entramos a la Comisión de Derechos Humanos levantamos el tema de quién podía violar los derechos humanos. De acuerdo con lo que estaba establecido en general en Chile solamente el Estado puede violar los derechos humanos... bueno, eso no es cierto. Y nosotros defendimos esa postura. Trajimos la legislación internacional, trajimos a testigos, profesores, miembros de cortes constitucionales de otros países, etc. Y demostramos, más allá de toda duda, que los grupos terroristas, criminales también, pueden y violan los derechos humanos, y que el Estado, cuando lo permite y no los reprime, se transforma en cómplice de acuerdo a la legislación internacional. Cambiamos el eje del debate y lo ampliamos.

No sé cuánto tiempo más me veo en la política. Eso depende ahora del 4 de septiembre. Si gana el Apruebo, la oposición va a ser prácticamente irrelevante, tengo la impresión. Puede haber un desmoronamiento institucional general, entonces proyectarse es más difícil en lo institucional. En la política por fuera, YouTube, voy a morir cantando, porque nací chicharra.

Yo trabajaba como manager en un hotel... y las noches son largas. Llega un momento en que no sucede nada. Entonces, se produce este silencio y uno tiene mucho tiempo para pensar. Empecé a ver muchos canales de YouTube, ingleses, americanos, y dije... ¿y en Chile? No había nada. Vi una oportunidad y empecé a hacer videos.

En las redes sociales se muestra lo mejor y lo peor del ser humano. Tú eres absolutamente libre, o lo eras hasta hace un tiempo atrás. Y esa libertad permite a muchos mostrar lo que no mostrarían en público: le da valor al cobarde, hace bonito al feo e inteligente al tonto. Es un zoológico muy interesante de observar, y yo estaba dentro, soy parte de eso. Lo que pasa es lo siguiente: mucha gente que viene y te insulta, es gente que lo está pasando mal, que está frustrada consigo misma. No te ataca a ti, está soltando una rabia mucho más profunda, tú eres una superficie de proyección. Ahora, es el mundo virtual, no hay que confundirlo con el mundo real. A mí me gustan las redes sociales y YouTube porque te dan la libertad de ser editor de tu propio pensamiento.

Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.
Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.

Mis hermanos son más disciplinados que yo. Yo viví aquí en Santiago hasta los diez u once años, después me fui a Villarrica, Temuco, estuve en el internado del Colegio Alemán, en la Escuela Militar, posteriormente en la Universidad Finis Terrae y me fui a Europa. Entonces, la verdad, como se produjeron estos quiebres, yo estuve mucho menos en mi casa. Estuve menos expuesto, digámoslo así, a la figura civilizadora que es mi padre. Y ahí es donde mi padre tuvo mucho éxito, que fue en civilizar a mis hermanos. Tuvo menos éxito conmigo, jajaja.

No es que sea un mal estudiante: soy muy malo sacando títulos. Soy muy bueno sacando ramos, pero malo sacando títulos, y eso tiene que ver con mi falta de voluntad de hacer una vida demasiado estable, de asumir compromisos duraderos. Es una de las autocríticas que me hago. Recién ahora tengo la impresión de ser lo suficientemente adulto como para entrar en esa lógica, pero durante mucho tiempo, para mí, la libertad lo era todo. Y cuando uno termina una carrera, evidentemente existe la presión para ejercer, porque si no, para qué hiciste todo el tema. Y yo no tenía ninguna gana... me gusta estudiar la historia, la ciencia política, filosofía, pero en ninguna de ellas me habría gustado trabajar. Me gusta el estudio, y si en algún futuro, llega a haber un tiempo libre, me gustaría seguir estudiando.

Es muy entretenido estar en la universidad. Hay mucha gente que lo único que quiere es llegar, cerrar sus ramos y mandarse a cambiar, pero la universidad puede ser muy entretenida. Sobre todo si tú eres una persona curiosa. Yo soy curioso intelectualmente. A mí me gustaría tener 80 años y todavía seguir aprendiendo.

Fui periodista del FC Wacker de Austria. Estaban en primera división, en ese momento, y habían contratado periodistas a honorarios para la revista del club. Me dedicaba a escribir artículos para subirle la moral a los hinchas, porque nos estábamos yendo a la B. Eran buenos artículos, aunque sea un poco autorreferente, tuvieron muy buena crítica. Pero no fueron suficiente para suplir la falta de capacidad futbolística del club... y nos fuimos a la B. Y una vez que nos fuimos, por supuesto que hubo que recortar presupuestos.

No soy partidario de las Sociedades Anónimas en el fútbol chileno. Un club de fútbol normalmente era representante de una ciudad, de una comuna, una comunidad, incluso una iglesia. Los miembros eran los dueños... no es una Sociedad Anónima, es una sociedad donde la gente se conoce. Es un lugar donde se celebra juntos, donde se pasan las penas, etc. Entonces, quizás sea una cosa muy especial viniendo de un tipo tan liberal como soy yo, pero esa asociación libre de personas que estaba detrás de los clubes le daban el corazón a la actividad. Ese corazón, cuando tú lo metes en la lógica del negocio exclusivamente, empieza a distorsionarse en su sentido. Hay espacios que son para lo que es la economía, y hay espacios para la sociedad. Echo de menos los antiguos clubes... es uno de los motivos por los que ya no soy muy cercano de Católica y del fútbol. No veo mucho fútbol.

Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.
Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.

Me hubiera gustado ser marino. Me gustan los barcos y la libertad, la idea de estar en el mar. Es interesante que a esta edad se me ocurra que ser marino habría sido una buena idea...

Yo he sido siempre muy bohemio. Pero de una bohemia bien especial: yo no soy de discotecas. Soy de discusiones, conversaciones, no muy civilizado siempre... de ninguna manera. Soy un poco monotemático, me gusta el tema filosófico, histórico. Me gusta reunirme con gente que es un desafío intelectual, y con un par de cervezas mejor... y con una botella de vino, también. Y si del otro lado, es completamente opuesto a mí, es un marxista-leninista pero solamente filosófico, mejor aún. No hay nada más entretenido que discutir con alguien que no piensa como uno.

Me han puesto distintos apodos... el “Loco” Kaiser, el “Negro” Kaiser. El “Niño Burbuja”, porque en la Escuela Militar vivía en mi propio universo: yo andaba con libros pa’ todos lados. Mientras el resto estaba en sus cosas, yo me sentaba y leía. Esos son los simpáticos... los menos simpáticos los pueden leer en Twitter.

Me dejo sorprender por la vida a estas alturas. Hace un año atrás —y yo lo había decidido así— vivía en un departamento de 25 metros cuadrados, había vendido mi auto hace muchos años atrás, me dedicaba al YouTube y a ir a la universidad, lo pasaba el descueve y estaba muy, muy cómodo. Uno después estoy casado, tengo un perro, un auto, tengo cuentas que pagar y estoy obligado a servir a la República de Chile, como corresponde a alguien que se presentó a una elección. Yo dejo la puerta abierta: la vida me está sorprendiendo cada día nuevamente.

Un dolor muy profundo que guardo es el 18-10. Cuando vi cómo atacaban el monumento a Baquedano, cuando vi que compatriotas míos quemaban la bandera de Chile. Eso es algo que a mí me produjo una profunda decepción, profunda pena, porque significaba que el amor común por nuestra bandera, nuestra patria, ya no estaba. Que ese mínimo ya no estaba.

Hay una frase de Margaret Thatcher que me gusta: “El socialismo fracasa cuando se le acaba el dinero de los demás”.

Mi picada favorita es el Café 2001 de Villarrica. Siempre comía completos. Los mejores completos del mundo... completo con todo, como corresponde. No vamos a andar sacando el chucrut a estas alturas. Están los que le sacan el chucrut para no engordar... es como los que se piden un bistec a lo pobre y una Coca Cola Zero.

He trabajado de todo. Empecemos: vendí seguros de vida, trabajé en un Todo a 1000, fui guía turista. Eso en Chile. En Austria, fui lavaplatos, ayudante de cocina, fui guía de canyoning y de rafting, trabajé en la construcción, en una compañía de instalaciones... me tocó limpiar las cañerías de una carnicería, ¡una cosa espantosa! Fui traductor intérprete para el tribunal de Innsbruck, de castellano-alemán. Posteriormente, trabajé como andarivelista, como barman, he trabajado como vendedor de autos, como recepcionista nocturno. Trabajé como guardia de seguridad en Swarovski... lo de periodista ya lo mencioné. Vendedor de souvenirs... guardia de museo. Director de restorán durante un par de años. Voy por ahí, probablemente se me olvidan un par de pegas, pero hice de todo. El comercio horizontal todavía no ha sido lo mío.

Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.
Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.

Mi primer sueldo me lo gasté en dos noches de parranda.

Tengo un canal de Youtube de gaming: El Ludópata. Pero no lo he podido seguir en el último año por razones obvias. Me gustaría retomarlo en algún momento, pero apenas me da para servir mi canal original. Empecé con el Pong (1972), y en este momento juego Skyrim, World of Warships, World of Tanks, Doom, juegos online.

Soy Sabatonero. Me gusta mucho Sabaton, Rammstein, AC/DC. Soy más rockero definitivamente. Un concierto que me marcó fue el de un grupo punk alemán, Die Toten Hosen, en La Batuta. Estuvo muy bueno porque después me fui con el grupo a la casa donde estaba viviendo y seguimos celebrando ahí.

Me casé por el civil, falta el religioso. Ahora pasamos por lo legal y después pasaremos por lo sacramental. Sobre la talla de que Boric había venido sin corbata a mi matrimonio (por la foto), qué le vamos a hacer... es Presidente de Chile y, por lo tanto, corresponde que esté en las oficinas públicas, pero evidentemente que habría deseado que el señor Presidente llegase, dado que yo fui de corbata a mi matrimonio, que el testigo también estuviese de corbata como una mínima muestra de... cumplimiento de forma.

Lloré con Más allá de los sueños, es una película espectacular. De series, estuve viendo The last kingdom, de todas maneras; Marco Polo, espectacular; Stranger things, que vi las primeras temporadas. Ahora ya se metieron con el tema ideológico... cuando empiezan a meter cosas por razones ideológicas es el momento en que yo corto las series. Yo no voy a ver El señor de los anillos de nuevo, porque pa’ qué tienen que meterse con Tolkien y los escritos originales.

Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.
Foto: Luis Sevilla, La Cuarta.

No creo en el horóscopo. Como dicen ahí, ser supersticioso trae mala suerte.

Si pudiera tener un superpoder, me gustaría saber qué hay después de la vida. ¿Y por qué? Por curiosidad.

Creo en los placeres culpables... me llevaron a pesar hasta 108 kilos de peso. Creo en ellos. Soy bastante sibarita y disfruto de los placeres de la mesa. El cigarrillo también, por supuesto, que tiene de esas dos cosas. Van de la mano. El Eros y el Thanatos en uno.

Si pudiera invitar a tres personas a un asado serían Orwell, Thomas Jefferson y José Miguel Carrera. porque es un hueón que fue de izquierda radical, pasó por el anarquismo, terminó peleado con la izquierda... discutiría cualquier cantidad de cuestiones, peleó contra los fascistas en España. Me encantaría escuchar su opinión respecto de aquello en lo que se ha transformado nuestra sociedad. A él me gustaría tenerlo... aparte que era bueno pa’l copete. A Thomas Jefferson, de los Estados Unidos, porque era bien bueno pa’ las fiestas y un gran pensador. Y chileno, me gustaría invitar a Carrera porque se jugó literalmente el pellejo por la independencia. Tenía una visión muy especial de lo que debía ser el futuro. Yo he escuchado muchas veces la versión de O’Higgins. Me gustaría escuchar la de Carrera sobre qué es lo que pasó.

Johannes Kaiser es una persona llena de imperfecciones, que está tratando de ser mejor persona.

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