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HistoriaDiccionarioTerritorios y regiones

palatinado.

(De palatino); sust. m.

1. Dignidad o título de los príncipes palatinos de Alemania: abdicó el palatinado en favor de su hermano.
2. Territorio de dichos príncipes: tras aquella colina se extiende el palatinado.

(2) [Historia]

Nombre común que reciben dos regiones históricas de Alemania: el Palatinado renano (Rheinpfalz) o Bajo Palatinado (Niederpfalz), que se extendía a ambos lados del Rin, entre el Neckar y el Mosela, limitaba al sur con Alsacia y al oeste con el Sarre y sus principales centros urbanos eran Spira, Mannheim, Heidelberg y Neustadt; y el Alto Palatinado (Oberpfalz) o Palatinado bávaro, situado al noroeste de Baviera y al norte del Danubio, limitaba al este con la Selva de Bohemia y tenía su capital en la ciudad de Amberg.

El nombre de ambas regiones tiene su origen en la institución de los condes palatinos, que los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico establecieron en diversos ducados como representantes de su autoridad ante los príncipes territoriales. El cargo de conde palatino derivaba, a su vez, del título del conde de palacio de los períodos merovingio y carolingio. Durante los siglos XI y XII los condes palatinos eran los encargados de juzgar los casos correspondientes a la juridiscción imperial en ciertos ducados (Baviera, Sajonia, Lorena, Carintia, Suabia). Asimismo poseían potestades como missi dominici, es decir, como representantes extraordinarios de la autoridad del emperador, y se encargaban de supervisar la administración de las tierras de señorío imperial. Durante el siglo XII, la progresiva decadencia del poder imperial en favor de los grandes príncipes territoriales produjo la enajenación de las funciones de los condes palatinos por los poderes locales. Sólo los antiguos condes palatinos de Lotaringia (Lorena) subsistirían, convirtiéndose en señores del Palatinado renano.

En 1156, el emperador Federico I Barbarroja concedió la dignidad palatina a su hermano Conrado, al que en 1195 sucedió su yerno Enrique de Brunswick, hijo de Enrique el León de Sajonia y Baviera. Enrique de Brunswick murió sin descendientes varones y el Palatinado pasó en 1214, por deseo del emperador Federico II, a Luis I de Wittelsbach, de la casa ducal de Baviera (véase Familia Wittelsbach). Su hijo Luis II el Severo (1255-1294) extendió los dominios palatinos en 1266 hasta los territorios de Nordgau, que posteriormente se convertirían en el Alto Palatinado, y a Heidelberg. Así se constituyó un amplio y heterogéneo conglomerado territorial que se convirtiría en el principal poder del sur de Alemania. A lo largo de los siglos siguientes, el Palatinado sufriría distintas particiones entre las diversas ramas de la dinastía Wittelsbach.

En 1328, el emperador Luis el Bávaro (Luis IV de Wittelsbach), estableció mediante el Tratado de Pavía un pacto de reparto de las antiguas posesiones dinásticas entre las distintas líneas familiares. El Palatinado renano y el Alto Palatinado quedaron en poder de la rama menor de los Wittelsbach, representada por sus sobrinos Rodolfo II y Roberto I. La rama mayor y más antigua conservó los dominios bávaros, reservados a los descendientes de Luis IV.

A pesar de que en los acuerdos de Pavía se había previsto la alternancia de la dignidad electoral entre las dos ramas de los Wittelsbach, la reforma constitucional del colegio electoral en tiempos de Carlos IV Luxemburgo a través de la Bula de Oro (1356) otorgó a los duques del Palatinado el electorado con carácter hereditario, a cambio de la cesión del Alto Palatinado en 1353 a la rama bávara.

En 1386, el elector Roberto I del Palatinado fundó la universidad de Heidelberg, que se convertiría en unos de los centros intelectuales más importantes de Europa y extendió su dominación a los territorios de Zweibrücken, Simmern y Mosbach. Su sobrino segundo, Roberto III, ascendió a la dignidad imperial en 1400. A su muerte en 1410, sus estados fueron divididos entre sus cuatro hijos, cabezas de sendas ramas familiares: la del Palatinado electoral (Kurppfalz), la del Alto Palatinado, la de los territorios de Simmern-Zweibrücken, y la de Mosbach.

Durante la época del elector Federico I el Victorioso, la casa ducal del Palatinado extendió sus dominios merced a numerosos triunfos militares sobre los poderes territoriales vecinos. Los duques del Palatinado renano se unieron desde fecha temprana a la Reforma luterana, que se extendió por sus dominios sobre todo en época de Otón Enrique (1556-1559). A la muerte de éste, la dignidad electoral pasó a la rama menor de los Simmern-Zweibrücken. El duque Federico III Pío, que introdujo el calvinismo en sus estados, consiguió reunificar las antiguas posesiones palatinas (a excepción del Alto Palatinado) y transformó la universidad de Heidelberg en un activo centro de propaganda calvinista, en el marco de su lucha religiosa contra el Imperio de los Habsburgo y sus principales valedores en el Imperio, los Wittelsbach católicos de Baviera. Su nieto, Federico IV fundó en 1608 la Unión Evangélica, formada por los príncipes protestantes alemanes en contra del poder de los Habsburgo. Su sucesor, Federico V, casado con una hija de Jacobo I de Inglaterra, se hizo proclamar rey de Bohemia en 1619, al iniciarse la primera fase de la Guerra de los Treinta Años, que tendría como escenario principal los dominios palatinos. Vencido por su pariente Maximiliano I de Baviera en la batalla de la Montaña Blanca (1620), Federico fue despojado de sus estados patrimoniales y de la dignidad electoral en la dieta de Ratisbona de 1623. Su herencia pasó entonces a la rama católica de los Wittelsbach de Baviera.

La Paz de Westfalia, que en 1648 puso fin a la Guerra de los Treinta Años, devolvió a los descendientes de Federico V la dignidad electoral y la mayor parte de sus antiguos dominios, a excepción del Alto Palatinado y de los principados de Neuburg y Sulzbach, que quedaron en poder de los Wittlesbach bávaros. En 1685 se extinguió la línea directa de la rama electoral de los duques palatinos, pasando sus estados a los príncipes católicos de Neuburg. Luis XIV de Francia reclamó entonces los derechos al trono renano de su hermano, el duque de Orleáns, casado con la hermana del último elector palatino. En 1688, el ejército francés encabezado por el Delfín invadió el Palatinado, que fue ocupado con facilidad en apenas dos meses. Las atrocidades perpetradas por las tropas francesas bajo el mando del mariscal de Duras y del ministro de la guerra, Louvois, causaron indignación entre las potencias europeas hostiles a la hegemonía francesa, que formaron la llamada Liga de Augsburgo. El enfrentamiento entre Luis XIV y las potencias aliadas desembocó en la Guerra del Palatinado o de la Liga de Ausgburgo, entre 1689 y 1697. En el Tratado de Ryswick de 1697 que puso fin a la guerra, Francia tuvo que renunciar a sus pretensiones sobre el Palatinado, cuyo domino fue restituido a la dinastía Wittelsbach.

Durante la contienda, la ciudad universitaria de Heidelberg, prestigiosa capital de los duques palatinos, fue prácticamente arrasada por las tropas francesas, lo que forzó a los duques a trasladar su capital a Mannheim en 1710. En 1742, la rama ducal se extinguió, pasando su herencia a Carlos Teodoro de Neuburg-Sulzbach, que en 1777 heredó asimismo el ducado de Baviera. De esta forma volvieron a reunirse temporalmente los primitivos estados de la dinastía Wittelsbach.

En el transcurso de la guerra de la Francia revolucionaria contra la Primera Coalición internacional, el ejército francés invadió el Palatinado desde la margen izquierda del Rin. Tras el Tratado de Lunéville, los distritos palatinos situados en la margen occidental del río pasaron a dominio francés y, hasta 1814, formaron parte del departamento de Mont-Tonnerre, con capital en Mayence. Los distritos de la ribera oriental fueron divididos entre los principados de Baden y Hesse-Darmstadt.

En 1815, la reordenación territorial de Alemania en el Congreso de Viena produjo la incorporación de los antiguos distritos palatinos de la ribera occidental del Rin al Alto Palatinado, perteneciente a Baviera. El resto de los territorios palatinos fue de nuevo dividido entre Baden, Prusia y Hesse-Darmstadt. Durante los meses de mayo y junio de 1849 el Palatinado bávaro se vio sacudido por los movimientos revolucionarios nacionalistas que turbaron toda Alemania. En 1918, tras la proclamación de la República de Weimar, el Palatinado fue ocupado por el ejército francés conforme a los acuerdos de la Paz de Versalles. Hasta el fin de la ocupación en 1930, los franceses intentaron infructuosamente fomentar movimientos separatistas para desgajar los antiguos territorios palatinos de Alemania. Desde 1946, tras la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial, el Palatinado renano forma parte del estado o Land de Renania-Palatinado (Rheinland-Pfalz), primeramente como territorio de la República Federal de Alemania y, en la actualidad, de la Alemania reunificada. El Alto Palatinado o Palatinado bávaro constituye hoy día un distrito del Land de Baviera.

Bibliografía

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