Críticas de El mundo está loco, loco, loco, loco (1963) - FilmAffinity
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El mundo está loco, loco, loco, loco

Aventuras. Comedia Varios automovilistas conducen por un agreste paisaje del sur de California. De pronto, un coche les adelanta a gran velocidad y, al tomar una curva, se precipita por un barranco. Los automovilistas intentan ayudar al conductor del vehículo siniestrado, el cual, antes de morir, les confiesa que tiene escondido un botín de trescientos mil dólares en el parque de Santa Rosita. (FILMAFFINITY)
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Críticas 43
Críticas ordenadas por nota
23 de julio de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
It’s a mad mad mad world (El mundo está loco, loco, loco) dirigida y producida por Stanley Kramer en 1963 a partir de la historia y el guión de William Rose y Tania Rose, la música de Ernest Gold y la fotografía de Ernest Lazlo, nos ofrece un divertido metraje donde la risa, los (en algunos casos) alocados cameos, las fusiones entre los grandes actores y actrices clásicos del momento junto a los nuevos cómicos, nos escenifican un enorme y ¡alocado batiburrillo! de personajes, que solo están de acuerdo en una sola cosa: conseguir a cualquier precio un botín del que únicamente Smiler Grogan ‘El Narizotas’ (Jimmy Durante) conoce su paradero.

La película crece exponencialmente con los personajes y sus problemas que deberán dejar a un lado al ser testigos de la accidentada carrera por la que Grogan les sobrepasa con todo el riesgo confirmado poco después de esquivar a toda velocidad al paciente marido J.Russell Finch (Milton Berle), al intranquilo Ding Bell (Mickey Rooney), al bueno de Benjy Benjamin (Buddy Hackett), al inquieto sabelotodo Melville Crump (Sid Caesar), a la incombustible y gruñona Sra. Marcus (Ethel Caesar), a la fiel Sra. Mónica Crump (Edie Adams) y a la amable Sra. Emeline Marcus-Finch (Dorothy Provine). Lo que acontece a continuación es una larga sucesión de situaciones generadas a partir de la información recibida.

Tras la confesión del malogrado ‘Narizotas’, los privilegiados conductores emprenden una carrera hacia el lugar indicado por este para tratar de hacerse con el botín revelado: el aumento de protagonistas, los nuevos intereses creados y la posibilidad de llegar en primer lugar, genera múltiples enfrentamientos entre los interesados y los nuevos personajes que van apareciendo por el camino.

El dinamismo que Stanley Kramer aplica a las situaciones creadas van creciendo junto a las dificultades añadidas por la policía, en concreto por el Capitán T. G. Culpepper (Spencer Tracy) que arrastra problemas caseros además de una multitud creciente de situaciones en las que intervienen entre muchos otros personajes: el ladronzuelo Jimmy (Buster Keaton), un desconfiado Taxista (Peter Falk), el salvador de madres en apuros y fullero Sylvester Marcus, el diligente y entrometido J. Algernon Hawthorne (Terry-Thomas) o la breve aparición de un malévolo Conductor (Jerry Lewis).

Son más, muchos más los personajes de primer orden y secundarios que sorprenden en sus diferentes roles sin minimizar el dinamismo, la acción y la vitalidad con la que la trama va evolucionando hacia un más que sospechoso y previsible final donde los diferentes detalles dejados por el camino auguran unas acciones finales propias del más puro cine mudo donde los múltiples cachiporrazos amenizan situaciones tan embarazosas como las persecuciones, las caídas o los enfrentamientos entre personajes en un mar de extras que asiste con el interés propio de lo que parece un espectáculo a presenciar la suerte de nuestros principales protagonistas en una grandiosa escena final donde hay para dar, tomar y resbalar.

Descubrir a un elenco que sobrepasa la centena, nos da la oportunidad y la capacidad para sorprendernos disfrutando a lo largo de algo más de dos horas de comedia (‘intermission’ incluida) de un delicioso caos cinematográfico con infinidad de referencias a lo que en tiempos pretéritos fue denominado como slapstick, bajo la dirección de un pletórico Stanley Kramer que en un tardío mes otoñal del año 1963, ofreció el estreno de una de las películas más maravillosamente alocadas que la comedia haya podido dar al cine.
avanti
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8 de septiembre de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de las categorías de películas ha desaparecido el término "cómica", sólo nos hemos quedado con el de "comedia". Pero resulta que no son lo mismo y es una lástima que no se tenga en cuenta la diferencia. "El mundo está loco..." es decididamente una película cómica, de esas que ya no se hacen porque para hacer reír a la gente durante una hora y media hay que tener talento, y esta película supera ampliamente ese tiempo y no paras de reírte. Puede que a algunos preciosistas les parezca un poco larga, o que tenga algún altibajo, o que ciertos personajes y situaciones sean más cómicos que otros, pero todo esto es normal en una película de esta magnitud. Tiene además el valor histórico de ser la única "superproducción" cómica de la historia de Hollywood (por metraje, costos de producción, cantidad de actores, etc.). Realmente vale la pena para pasar un rato de distensión y también, por supuesto, con algo de crítica social, que no viene mal aun en una película como esta.
fqo
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27 de febrero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
52/14(16/02/22) Afamada comedia en formato road-movie alocada, aunque desequilibrada, producida y dirigida por Stanley Kramer con una historia y guión del matrimonio William y Tania Rose (habían colaborado en varias comedias de Ealing en Gran Bretaña; de hecho el libreto original se desarrollaba en Escocia), en lo que el megalómano Kramer pretendía fuera la comedia Total, la comedia de las comedias, siendo el rodaje de 170 días de filmación, con 636,000 pies de película, y hasta 114 personajes con diálogo frase, un espectáculo que rebasa a los resultados, pero que aun así tiene enorme atractivo. Para ello utilizó sobre todo recursos humorísticos del cine mudo (sobre todo de Mack Sennett), del slapstick en modo persecuciones, peleas, golpes, caídas en claro signo cartoon.

Versa sobre una idea más simple que el mecanismo de un martillo, una desatada carrera por encontrar $350,000 escondidos en un parque bajo una gran W, se deriva clásico tema de la intrínseca avaricia humana, el darwinismo social (maravilloso tramo que uno de ellos intenta poner de acuerdo a todos para el reparto, pero siempre hay alguien que dice NO! Incluso discuten por querer pagar impuestos!) e incluso con una sub lectura ácida sobre el Sueño Americano (aunque en niveles primario de hondura dramática, nada que ver con otras dos cintas con tema de fondo similar como son las grandes "El tesoro de Sierra Madre" de John Huston o "A Nous la Liberté" de René Clair) desatándose frenética carrera contrarreloj por tierra, aire y ríos, con coches, camiones, bici, o aviones, aconteciendo todo en un día. La magnitud de los estropicios es infinita, de ahí la influencia que tuvo en comedias posteriores como “The Blues Brothers” (con su orgía de autos destruidos) y la spielbergiana “1941” (donde el caos destructivo resulta épico), por la destrucción catastrófica de todo lo habido y por haber.

Comedia gran éxito comercial (con más de 70 millones $ recaudados, fue la tercera más taquillera en USA) y crítica en 1963 y fue nominado a seis Oscar, ganando por Mejor Edición de Sonido, y dos Premios Globo de Oro. La película siguió una tendencia de Hollywood en la década de 1960 de producir películas "épicas" como una forma de alejar al público de la televisión y regresarlo a las salas de cine.

Para retratar a múltiples protagonistas, Kramer reclutó principalmente a cómicos conocidos más por sus actos de stand-up o programas de tv que por sus películas (como Milton Berle, Sid Caesar y Phil Silvers), sazonado los papeles más pequeños con personajes como Peter Falk, Buster Keaton y Don Knotts, e incluyó cameos de Los tres chiflados y Jerry Lewis no acreditado, el protagonista acreditado es Spencer Tracy (único no está en créditos de modo alfabético). Problema es que los tropecientos intérpretes no dejan en su mayoría especial huella, clichés sin personalidad, eslabones de esta cadena de desmadres, propicios para ir encadenando gags, unos mejores que otros, algunos ingeniosos y otros muchos infantiloides, mezclando el surrealismo con el humor absurdo. Aunque hay alguno a resaltar, se puede nombrar a Lennie Pike como el muy camionero Jonathan Winters, donde era su debut en cine, con este rol de caricaturesco de cuasi-Hulk, también Ethel Merman como la insoportable suegra (genial comentario sobre ella del camionero (“Todo lo que usted me diga de su suegra lo creo por horrible que sea”), gritona muy chistosa (por cierto, como por mor de la censura le ponen calzones para no se le vean las bragas cuando en multitud de ocasiones se le ve bajo la falda), o la bella Edie Adams, por las bonitas piernas que luce cuando se le rompe la falda y deja a la vista su sensual extremidad. El siempre grande Spencer Tracy se adapta a aquí aun papel bastante tópico, destacando en sus trifulcas con su hija y esposa telefónicas, teniendo giro inesperado en el rush final su carácter. Ah, y Phil Silvers como el rastrero Otto Meyer, por convertirse en una caricatura toon de la Warner.

Comedia que tiene buenos momentos, buenas escenas de acción, tramos en los que disfrutas, en los que sonríes, en los que te ríes, pero termina siendo un ejercicio agotador y extenuante en cómo al polarizar los hechos en demasiados personajes, se estira hasta provocar abarcar mucho y apretar no mucho, sintiéndose elementos de humor que se reiteran. Kramer en sus aspiraciones grandilocuentes atropella una de las máximas del género ‘comedia’, y es que la duración no debe exceder de la hora y media, y aquí en la versión que he visto, que era el montaje del director se más que dobla (incluso hay un Intermedio!).

En contra de los deseos de Kramer, la película sufrió severos recortes por parte de su distribuidora United Artists para darle a la película un tiempo de ejecución más corto para su estreno general. En 2013 el experto en restauración de películas Robert A. Harris reconstruyó It's a Mad, Mad, Mad, Mad World para ser lo más cerca posible de la versión original de 202 minutos prevista por Kramer. Es la que yo he visto. “It's a Mad, Mad, Mad, Mad World” aparece en el número 40 en la lista 100 Years...100 Laughs del American Film Institute.

Tiene imaginativos y divertidos créditos iniciales en dibujos animados por el maestro gráfico Saul Bass, con muñecos de papel y un Globo terráqueo de juguete de cuerda girando con varios hombres agarrados a él y terminando con uno que abre una puerta del globo y es pisoteado por una multitud enloquecida, ello con el bonito tema de fondo escrito por Ernest Gold con letra de Mack David. Toda una declaración de intenciones en el modo de exponerse.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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6 de septiembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stanley Kramer produjo y dirigió esta muy grata comedia de carretera con infinidad de cameos y una amalgama de humor físico y verbal que tanto toma del slapstick del cine cómico mudo como del tebeo o del dibujo animado.

Esta disparatada farsa presenta elementos satíricos sobre la avaricia desproporcionada y el afán pecuniario del ser humano, un ansia incontrolable que acaba por enloquecer a cualquier hijo de vecino.

Personajes coloristas, ritmo vertiginoso, un amplio reparto poblado de caras conocidas, y una sucesión de viñetas bastante inspiradas se dan cita en este referente de la comedia clásica con un clímax inolvidable.
BartonKeyes
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2 de octubre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esla carrera de 10 conductores que tras la confesión de un atracador que antes de morir en un accidente de automóvil rebela la localización del tesoro escondido de un robo millonario.
La policía lo sabe y les deja que ellos hagan el trabajo sucio de descubrir la localización del dinero.

A partir de ahí aventuras innumerables, difíciles de creer y risas aunque después de las dos horas llegan a cansar. Recuerdan a lo que después fueron los dibujos animados de los autos locos.

La película está bien pero yola vería en dos tandas, porque aunque tiene giros dramáticos pertinentes al final se hace larga de tantas aventuras episódicas. Muy recomendable para reírse.

Muchas veces se considera que ha sido la comedia loca de los años 30 la mejor de todas, porque se preocupaba más por la verosimilitud, la caracterización de los personajes y definió muchas tramas del género, pero hay muchas otras joyas que consiguieron la carcajada del público y que conservaron sus mismas virtudes.
Alfonso Marlowe
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