Dos t�os de la reina Isabel II, uno de ellos Eduardo VIII, visitaron Vigo en 1931

Eduardo Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha pas� a la historia como Eduardo VIII, rey del Reino Unido de la Gran Breta�a. Llev� el cetro brit�nico durante once meses para abdicar despu�s en favor de su hermano Jorge VI en diciembre de 1936. Cinco a�os antes, Eduardo y su hermano Jorge tomaron un trasatl�ntico en Vigo para realizar un viaje a varios pa�ses sudamericanos. Los dos visitantes reales eran hermanos de Jorge VI, el padre de la reina Isabel II, ahora fallecida. El Jorge que estuvo en Vigo no era el padre de la reina, sino Jorge de Kent. El padre de la reina se llamaba en realidad Albert Frederick Arthur George, pero eligi� su �ltimo nombre para reinar.

El Pr�ncipe de Gales, t�tulo que se da en el Reino Unido al heredero al trono, y su hermano, el Duque de Kent, realizaron un extra�o viaje desde su pa�s hasta Vigo. Primero se dirigieron a Par�s, donde mediante un autom�vil, llegaron a Santander. En la capital c�ntabra se embarcaron en el trasatl�ntico Oropesa para trasladarse a A Coru�a. En la ciudad herculina tan solo estuvieron el tiempo justo para presidir la colocaci�n de la primera piedra del monumento dedicado al general brit�nico John Moore, h�roe de la batalla de Elvi�a.

Desde A Coru�a, los arist�cratas brit�nicos se dirigieron a Santiago de Compostela. Iban acompa�ados por Pedro Barri� y Ricardo Rodr�guez Pastor, m�ximo accionista y presidente, respectivamente, del Banco Pastor. El pr�ncipe Eduardo iba acompa�ado por su profesor de castellano, que era natural de A Coru�a. Tras una breve parada en Santiago de Compostela, los tres veh�culos de la comitiva real emprendieron el camino hacia Vigo.

Pasadas las ocho de la tarde del 19 de enero de 1931, la comitiva se deten�a en la plaza de A Constituci�n, ante la antigua casa consistorial de Vigo. La plaza estaba repleta de personas que vitorearon al futuro rey del Reino Unido. La banda municipal interpret� el himno brit�nico. Ya en el sal�n de sesiones, el alcalde Manuel San Rom�n y los gobernadores civil y militar recibieron a los ilustres hu�spedes, obsequi�ndolos con un jerez. Al parecer, el pr�ncipe Eduardo hizo gala de buen humor e incluso �pronunci� alguna frase en castellano�, seg�n recog�a la prensa al d�a siguiente. Los pr�ncipes firmaron en el �lbum del Concello.

Posteriormente, el s�quito ingl�s se dirigi� al Hotel Continental, donde el Pr�ncipe de Gales despach� correo antes de asistir a un cena en compa��a del alcalde de Vigo, el capit�n general de Galicia, el c�nsul ingl�s en la ciudad y los banqueros coru�eses. El �ltimo acto al que asistieron aquel d�a los pr�ncipes fue una visita a la sede del Real Club N�utico, que todav�a no estaba donde se ubica en la actualidad. El futuro Eduardo VIII se comprometi� a enviar una copa para las regatas de balandros y otro trofeo para el concurso h�pico internacional. Antes de partir en el trasatl�ntico Oropesa, a las dos de la madrugada, el pr�ncipe Eduardo le encarg� al alcalde que le enviase todas las fotograf�as que se obtuvieron de su estancia en Vigo. Tanto �l como su hermano, alabaron la belleza del paisaje gallego, y resaltaron la excelencia arquitect�nica de la zona monumental de Santiago de Compostela. Ambos j�venes eran los t�os de la reina Isabel II de Gran Breta�a, que ya hab�a nacido cuando ellos llegaron a Vigo. Ten�a entonces 5 a�os.

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