¿Eran Eduardo VIII y Wallis Simpson simpatizantes nazis?
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Los Windsor

¿Eran Eduardo VIII y Wallis Simpson simpatizantes nazis?

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  • El rey Eduardo VIII de Inglaterra abdicó por amor para casarse con Wallis Simpson
  • Su polémica foto con Hitler antes de la Segunda Guerra Mundial manchó la historia de los Windsor

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Wallis Simpson, el duque de Windsor y Adolf Hitler
Wallis Simpson, el duque de Windsor y Adolf Hitler

El príncipe Eduardo y su amante, Wallis Simpson, protagonizan el primer episodio de Los Windsor. En las entrañas de la dinastía real. La suya fue, para algunos, una épica historia de amor: coronado rey tras la muerte de Jorge V, los sentimientos de Eduardo VIII por esta mujer norteamericana dos veces divorciada lo llevaron a abandonar el trono. Su abdicación no tenía precedentes en ninguna monarquía europea y menos aún su sencilla explicación. "Me ha sido imposible llevar la pesada carga de la responsabilidad y cumplir con mis deberes como rey como me hubiera gustado hacer sin la ayuda y el apoyo de la mujer que amo".

La renuncia, no obstante, causó una crisis en la corona británica que a su hermano, el rey Jorge VI, le llevó toda una vida enmendar. Sus acciones posteriores tampoco ayudaron. Incapaz de cumplir con sus deberes reales pero también de renunciar a la atención mediática (Eduardo había sido, en sus décadas como príncipe, tan popular como una estrella de Hollywood), las decisiones del ahora duque de Windsor durante la segunda guerra mundial siguen siendo objeto de especulaciones y le valieron en el Reino Unido el sobrenombre de 'rey traidor'.

Se dice que el rey Jorge VI habría dicho de él: "La mayoría de los monarcas se convierten en reyes cuando sus predecesores han muerto. El mío está vivo y dando problemas en Francia".

Eduardo y Wallis, los duques de Windsor

Eduardo y Wallis, los duques de Windsor

¿Simpatizaba el príncipe con los nazis?

Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre la verdadera ideología de Eduardo VIII y los motivos que lo llevaron a visitar Berlín en 1937. Lo que está más o menos claro es que el duque de Windsor no esperaba las consecuencias que tendría su renuncia al trono. Apenas pudo contener su cólera cuando su hermano, el nuevo rey, le negó a Wallis Simpson el tratamiento de "Su Alteza Real" y los honores de la corte. La pareja se había exiliado en Francia y, olvidados por la familia real británica, todo apunta a que el régimen nazi quiso aprovechar esta situación de vulnerabilidad: tratándoles con pompa y boato, se dejaron seducir por las atenciones que les prodigaban los alemanes.

Wallis Simpson y el ex rey Eduardo VIII en una foto de su boda celebrada en el castillo francés de Candé

Wallis Simpson y el ex rey Eduardo VIII en una foto de su boda celebrada en el castillo francés de Candé rtve

No obstante, la pareja ya llevaba años relacionándose con simpatizantes nazis. Wallis y Eduardo se casaron en el castillo de Candé, propiedad de un colaboracionista nazi, Charles Bedaux. Sus lazos con los alemanes existían antes y se mantuvieron después de la guerra, aunque es difícil separar realidad de ficción: mucho se rumoreó en su momento sobre sus lazos con oficiales de Mussolini y sobre un presunto affair de Wallis con el ministro nazi Joachim von Robbentrop (que nunca se probó, aunque sí se sabe que él le enviaba muchas flores).

Su polémica visita a Hitler

En 1937, mientras su hermano trata de mantenerle al margen de los asuntos de estado, Hitler le está diciendo "ven a Berlín, te trataremos como la Realeza, trataremos a Wallis como la Realeza". Y así lo hacen: en un año espantoso en la Alemania de Hitler, con la violencia del partido nazi y el antisemitismo ganando mucho terreno en el país, Eduardo flirtea con los nazis sin ninguna sombra de vergüenza. Su foto junto a Hitler, realizando el saludo nazi junto a los oficiales y las tropas, amenaza la política exterior de su país: aunque los motivos de su visita eran en apariencia inocentes, este golpe de propaganda del régimen provoca indignación en Inglaterra y hace que medios extranjeros como el New York Times lo reprendan por ser utilizado como un peón.

El duque y la duquesa de Windsor con Hitler en Munich

El duque y la duquesa de Windsor con Hitler en Munich

Hasta el día de hoy las teorías están divididas. Algunos, como la historiadora Carolyn Harris, dicen que Eduardo no simpatizaba con los nazis, pero quería eclipsar a su hermano y ser un agente de relevancia internacional. Otros alegan que hay pruebas de lo contrario y de que, incluso de haber sido pacifista en el fondo, su apoyo al régimen en sus comienzos e incluso después de la guerra es claro. Según el biógrafo Andrew Morton, el duque "guardaba simpatías sin duda... incluso después de la guerra pensaba que Hitler era un buen tío y que había hecho un buen trabajo en Alemania, y también era antisemita, antes, durante y después de la guerra". Se cree que en 1942 el duque dijo que Hitler era el "líder correcto y lógico del pueblo alemán".

Como varios aristócratas de su generación, Eduardo odiaba el comunismo y, pese a haberse mostrado muy volcado con las condiciones de vida del pueblo cuando era príncipe, temía que la revolución rusa tuviese un eco en Inglaterra. Por eso, cuando los nazis subieron al poder en 1933 Eduardo se mostró encantado. "Era lo correcto", dijo supuestamente, e incluso contempló un futuro para Inglaterra bajo otro régimen fascista semejante: "Nosotros también acabaremos llegando a lo mismo, porque también estamos muy amenazados por el comunismo".

La supuesta conspiración de Hitler, truncada

Tras su visita a Hitler, Eduardo se convierte en un lastre. El gobierno está muy preocupado por las personas que frecuenta, incluyendo simpatizantes pro nazis, y Churchill lo envía de embajador a las Bahamas para quitárselo del medio y que no dé problemas hasta el fin de la guerra. La publicación en 1996 de los documentos de la inteligencia británica durante la guerra prueban hasta qué punto el gobierno estaba preocupado por la filiación de Eduardo con los nazis. Una nota de un oficial reza: "Los alemanes esperan la ayuda del duque y la duquesa de Windsor, que se quiere convertir en reina a cualquier precio".

Los americanos también mostraron su preocupación cuando los dos se dejaron ver en el yate del magnate sueco Axel Wenner-Gren, gran amigo de uno de los líderes del partido nazi, Hermann Goering. Durante su estancia en las Bahamas, el presidente Hoover ordenó al FBI que vigilasen los movimientos de los duques de Windsor.

El duque y la duquesa de Windsor en su visita a la Alemania nazi

El duque y la duquesa de Windsor en su visita a la Alemania nazi

Aunque los documentos que más teorías han suscitado son los conocidos como los Archivos de Marburgo, 60 páginas de correspondencia entre el duque y altos cargos del régimen nazi en el año 1940 que revelan que Hitler veía una gran oportunidad para Alemania en la restauración del duque como rey de Gran Bretaña. Sus colaboradores se habrían propuesto devolverle el trono a Eduardo si los ayudaba a derrocar a su hermano, el nuevo rey, y a invadir el territorio inglés. Aunque la participación del duque en esta conspiración no está probada y todo quedó en nada cuando los aliados ganaron la guerra.

¿Fue realmente el amor por Wallis lo que motivó la abdicación?

Siendo Eduardo como era un potencial aliado para los nazis, está claro que su abdicación fue lo peor que le pudo pasar a Hitler. Tanto es así que, pese a que la historia oficial e incluso el discurso del rey insistan en que fue su amor por Wallis Simpson lo que le llevó a abandonar la corona, los alemanes mantuvieron siempre que alejar a Inglaterra de una alianza con Alemania fue la principal razón de las presiones gubernamentales para su renuncia al trono.

Eduardo y Wallis, los duques de Windsor

Eduardo y Wallis, los duques de Windsor

"Toda la cuestión de la boda fue una fachada falsa que el primer ministro Baldwin utilizó para librarse del rey porque era proalemán", habría dicho Joachim von Ribbentrop, el ministro nazi que se especula estaba también enamorado de Wallis, en una de sus misivas a Hitler. Después de la guerra, el duque y la duquesa de Windsor siguieron viviendo en el exilio en Francia, donde morirían en 1972 y 1986 respectivamente.