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A Ryan Gosling (London, Ontario, Canadá, 1980) le va la Historia. Tanto hacerla, como demostró la noche del pasado 10 de marzo sobre el escenario del Dolby Theater en la ceremonia de los Oscar, como tirar de ella. Porque esto último es lo que hace nada más arrancar la entrevista exclusiva que, a primeros de abril, mantuvo con FOTOGRAMAS para hablar de su último trabajo, 'El especialista': un explosivo cóctel de géneros que muda en el blockbuster definitivo en manos de David Leitch, Emily Blunt y el mismo Gosling. Pero, sobre todo, una sentida declaración de amor a un colectivo, el de los dobles de acción, y al proceso de creación del que nace toda película.
¿Cree que una de las mejores cosas de ser especialista es que se ahorran tener que hacer promoción de sus películas?
¡Sí, seguramente! (Risas) Puede que no tengan que enfrentarse a preguntas tontas, pero el problema es que hay respuestas más estúpidas todavía.
Puede que eso cambie si en los próximos años se les da el Oscar que desde tanto se reclama…
Y que ciertamente se merecen. Espero que así sea. Creo que estamos en el buen camino para conseguirlo. Lo cierto es que es la Historia del cine y la Historia de la acción van de la mano. Es muy difícil separarlas. Uno de los primeros grandes éxitos del cine fue ‘El gran asalto al tren’, de Edwin S. Porter, de 1903, y era una cinta de acción. Y después ahí tienes a Buster Keaton, Charlie Chaplin, Harold Lloyd… todos eran especialistas. Esta gente es una de las razones por las que amamos el cine. Creo que es hora de que se les reconozca y personalmente, es un honor formar parte de una película que juegue un papel en esta conversación.
Es decir, para no confundirnos, que usted no conducía en ‘Drive’, ni cayó a la piscina desde la azotea en ‘Dos buenos tipos’, ni saltó desde el techo del tranvía en ‘The Grey Man’…
Bueno, no estoy seguro del todo pero sí, esa es la idea (Risas).
¿Y no le parece más arriesgado salir a cantar en directo en la gala de los Oscar, subir al escenario aunque fuera para compartirlo con Slash? Por cierto, felicidades por un número que ya es historia.
Eso fue un sueño de infancia hecho realidad. Es decir, ni eso. De chaval ni me imaginaba que podría llegar a conocer a Slash, mucho menos pensar que podría actuar junto a él. Como fan, como un entregado fan, fue un momento bastante increíble…
Qué lástima que no haya ningún tema de Guns’n Roses en ‘El especialista’.
No, y mira que lo intentamos. Y con un puñado de sus canciones, pero no pudo ser. Puede que lo consigamos para la secuela.
¿Secuela? ¿Se confirma? Quería preguntarle por una segunda parte pero ya llegaremos a eso después. Antes quería preguntarle por algo que leí… ¿es cierto que ‘Barbenheimer’ era el título de trabajo que usaban en el rodaje de ‘El especialista’?
Sí, completamente cierto. Es así.
¿En serio?
Pues sí, esas dos películas… No, no es verdad (Risas. No, carcajadas) Estaba bromeando. Pero es divertido porque un poco sí que es ‘Barbenheimer’. Cuando estábamos haciendo los pases de prueba, ‘El especialista’ se proyectaba en una sala y en la de al lado tenías ‘Barbie’ y en la otra, ‘Oppenheimer’. Era como la frontera entre una y otra.
Es que menudo fenómeno…
Fue una maravillosa sorpresa pero lo mejor de todo fue ver cómo la gente llenaba a los cines y veía una tras salir de la otra, como si fuera un programa doble. No recuerdo la última vez que pasó algo parecido. Ojalá con ‘El especialista’ pase algo igual, porque la hemos hecho pensando en el público, con la idea de que se divirtieran viéndola en el cine. Ya nos pasan a todos demasiadas cosas, cosas importantes de verdad, así que qué menos que brindar un poco de diversión…
Una de las claves de esa diversión es su química con Emily Blunt en pantalla. ¿Cómo se logra algo así?
He admirado a Emily desde siempre y tenía muchísimas ganas de trabajar con ella. Es tan divertida, tan brillante cuando improvisa. Es como un submarino, no ves el torpedo hasta que ya es demasiado tarde. Pero también tiene mucho que ver el tipo de película que estábamos haciendo… Sabes, se han rodado muchas películas cínicas sobre Hollywood, ‘El especialista’ no es una de ellas. Esta película es sin ninguna duda una carta de amor a este alucinante oficio que tenemos. Y al amor que invertimos todos, equipos artísticos y técnicos, incluido el departamento de especialistas, a la hora de hacer una película. O el amor que demuestran los espectadores, cuando van a las salas para verlas en esa especie de experiencias colectivas que compartimos con otra gente. Al rodarla, cada día, teníamos presente al público. Queríamos brindarles una historia que fuera honrada consigo misma y también con ellos. Porque hoy en día, el público lo sabe todo sobre cómo se hacen las películas. Quiero decir que cualquier espectador es hoy un cineasta. Todo el mundo crea contenido con su teléfono, todos saben de montaje, sobre cómo crear una narrativa, de fotografía… Creo que lo que hacemos, involucrar al espectador en una conversación sobre lo que es el cine, algo que ellos ya hacen por su cuenta, ofrece una perspectiva nueva y refrescante.
Por lo que parece, el proyecto de ‘El especialista’ hace tiempo que circulaba por Hollywood. De hecho, en 2013 lo tenía que protagonizar Dwayne Johnson. Habría sido una película distinta, ¿no? ¿Cómo cambió la historia tras su llegada al proyecto?
Creo que, en un inicio, uno de los grandes cambios fue abandonar la idea de que un mismo actor interpretara a Colt y a la estrella de cine. Iba más en la línea de ‘Doble impacto’ (S. Lettich, 1991) o ‘Mis dobles, mi mujer y yo’ (H. Ramis, 1996), películas de ese estilo. Y pese a que creía que planteaba un reto divertido, no era lo que más me apetecía. Lo que de verdad me atraía era la oportunidad de reconocer lo que aportan los especialistas a cualquier película, lo que aporta todo el equipo de rodaje. No quería que el hecho de tenerme a mí interpretando dos papeles distrajera a nadie de esa intención. Dije que sería mejor que yo interpretara solo a Colt, que quizás estaría bien que lo hiciéramos algo más realista porque eso era lo que más me interesaba. Y también porque la realidad de cualquier rodaje ya es suficientemente atractiva, para mí el mero hecho de hacer una película ya es una aventura. Así déjabamos bien a las claras que la gente que trabaja en el set son los verdaderos héroes. Y al mismo tiempo, podíamos hacer una película de aventuras ambientada en el rodaje de una película de aventuras espaciales en la que los protagonistas son los que salen primero en los créditos.
‘El especialista’ adapta una serie de TV de principios de los años 80 en la que Lee Majors intrepretaba a un doble de acción que en sus ratos libres era cazador de recompensas… y tiene un cameo entrañable en el film. ¿Cómo fue compartir escena con él?
Tenerlo en el set fue muy especial. Lee fue muy amable y también muy divertido. Estos días no paramos de enviarnos mensajes, apoya muchísimo a la película. Fue muy importante para la comunidad de especialistas, hizo mucho por ellos. Que estuviera con nosotros, junto a gente que tomó la decisión de dedicarse a esto gracias a su serie de TV, de alguna manera cerraba un círculo.
Uno de los que encontraron su vocación gracias a esa serie fue el director de ‘El especialista’, David Leitch.
Exacto. Tuvo una influencia increíble y en el caso de David, fue uno de sus referentes, de sus inspiraciones, la razón por la que se dedicó a esto. Poder trabajar con él en la versión para el cine de su serie cerró un círculo para él.
Retomando lo que decía usted antes sobre la segunda parte, David Leitch ha dicho que quiere seguir contando historias de Colt y Jody, el personaje de Emily Blunt… Él hablaba de hacer tantas entregas como las que tiene ‘Arma letal’. Eso son cinco.
Es verdad.
¿Y qué opina usted, teniendo en cuenta que no ha participado nunca en una franquicia y que la única secuela en su currículum es ‘Blade Runner 2049’ (D. Villeneuve, 2017)?
Mira, ya tenemos un argumento para la secuela solo esperamos tener la oportunidad de poder hacerla. Nos encantan estos personajes, esta pareja, Jody y Cole, y queremos ver lo que el futuro les depara. Ojalá tengamos suerte y podamos seguir contando su historia.
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Es sorprendente que en su carrera no haya ni franquicias ni secuelas. Por ejemplo, nos quedamos sin más casos de Holland March y Jackson Healy, su personaje y el de Russell Crowe en ‘Dos buenos tipos’ (S. Black, 2016). ¿No se barajaron más entregas en su momento?
Bueno… Lo que pasa es que, por desgracia, estas decisiones muchas veces dependen de las cifras que consigas en el fin de semana del lanzamiento. Y resulta que ‘Dos buenos tipos’ se estrenó el mismo día que ‘Angry Birds’ (C. Kaytis, 2016). Y esos pájaros nos destrozaron (Risas). No importa que a día de hoy aún tenga fans o que se recuerde. Eso no cuenta. La verdad es que no sé por qué es así, pero la decisión de ir o no adelante con una secuela se toma ese primer fin de semana. Y mira, ‘Angry Birds’ tuvo segunda parte mientras que ‘Dos buenos tipos’, no. Es la última broma de la película. (Risas).
‘El especialista’ es su primer crédito como productor desde que hace 10 años dirigiera, escribiera y produjera ‘Lost River’. ¿Qué le ha empujado a volver a ejercer como tal?
Para mí era importante participar como productor porque de verdad quería ser parte de este homenaje a los equipos de rodaje y a la comunidad de dobles de acción. Quería asegurarme de que esta carta de amor se sintiera también mía, que fuera personal. Y no solo a un oficio que amo, sino también a la gente con la que he trabajado en todos estos años. Que eso se reflejara en la película. Que se viera cómo nos apasiona hacer cine pero también conseguir algo tan divertido como fuera posible para el público. Leí una crítica que decía que la razón de la existencia de esta película era para hacernos felices. Y bueno, yo no podría decirlo mejor.
Lleva usted más de media vida en los sets de rodaje. ¿Cuál es su primer recuerdo ligado a una filmación?
Mi primera vez en un set de rodaje de cine fue en una película en la que tenía un papel pequeño, pero en la que también trabajó Burt Reynolds. El mismísimo Burt Reynolds. Recuerdo mucho lo atento y amable que era con todo el mundo, con los chavales que actuábamos en ella pero también con todo el resto del equipo. Un día vino con camisetas firmadas de ‘Rompehuesos’ (R. Aldrich, 1974) y regaló una a todo el mundo. Era un tipo que entendía perfectamente el rol que jugaba dentro del set, y significó mucho para mi verlo, poder compartir rodaje con él. Sabía que una de sus responsabilidades era hacer que la gente se sintiera bien, a gusto, como en casa. Y eso es algo que siempre tengo en mente cuando trabajo. Creo que el ambiente, la atmosfera que se genera en un rodaje depende muchas veces de cómo se comporten los actores o el director y los productores. Son los que marcan el tono del set. Y él sabía cómo generar el mejor ambiente posible. Es algo que siempre he valorado.
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La película era ‘Frankenstein and Me’ (R. Tinnell, 1996)?
Exacto, era esa. ‘Frankenstein and Me’.
Y ¿cuántos años tenía en ese momento?
Pues debería tener ¿14? ¿O quizás 13? Ya había hecho televisión antes, pero esa fue mi primera película. Fue la primera vez que me vi en medio de un equipo de rodaje de verdad y frente a una cámara de cine.
¿De dónde venía esa vocación, con 13, 14 años, de querer ser actor?
Bueno, la verdad es que mi padre trabajaba en una fábrica de papel. Bueno, él y muchísimos otros. De hecho, la mayoría de la gente de la ciudad en la que crecí trabajaba en esa fábrica. Y todo apuntaba a que yo seguiría sus pasos y también trabajaría ahí. Pero entonces mi tío decidió que eso no era para él y que lo que quería ser era imitador de Elvis (Risas). Y no solo eso, me dejó participar, siendo solo un crío, en su espectáculo. Se me abrió un mundo nuevo. Después de eso pensé que no sabía si seria actuando o haciendo cualquier otra cosa, pero que quería dedicarme al mundo del espectáculo de alguna manera. La que fuera. Porque me di cuenta del tremendo impacto positivo que tenía en la vida de todos los que formaban parte de él. En el momento que mi tío empezaba su show, veías cómo cambiaba la gente, veías el talento que tenían, quiénes eran realmente, como si salieran de una especie de caparazón, trabajando todos juntos para montar el espectáculo. Y también en la gente que venía a verlo, lo bien que se lo pasaba. Era como si todo reviviera. Crecí en Canadá, donde casi todo el tiempo hace frío y está nevado. Pues era mi tío empezar a imitar a Elvis y todo se derretía. Era digno de ver, algo muy bonito de verdad. Tras eso, no sabía cómo, pero iba a dedicarme a algo relacionado con el espectáculo.
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¿Nunca tuvo un plan B por si lo de ser actor no funcionaba? ¿A qué se habría dedicado de no haber podido ser actor?
Estoy seguro de que haría algo relacionado con el cine, en alguno de los departamentos técnicos o en lo que fuera que estuviera conectado con el mundo del espectáculo. Cuando descubrí que te podías dedicar a esto, que podías hacer de esto tu oficio, montar shows para la gente, supe que no quería hacer nada más.
Algo de lo que me di cuenta el verano pasado tras ver ‘Barbie’ o ahora con ‘El especialista’ fue cuánto echaba de menos ver a Ryan Gosling en la pantalla grande.
Oh, tío. Gracias, eso es muy bonito.
Es que antes después de ‘El primer hombre’ (D. Chazelle, 2018) había rodado usted 13 películas en ocho años, y después no volvió a ponerse frente a una cámara hasta ‘The Gray Man’ (A. y J. Russo, 2022). ¿Hay alguna diferencia, después de ese parón, a la hora de estar en un set de rodaje, de enfrentarse a su oficio?
La gran diferencia es que ahora soy padre. Esos cuatro años me los tomé para poder estar con mis hijas y luego coincidió con el impacto del COVID y de pronto el mero concepto de un rodaje, de saber si podríamos volver a filmar algo, se convirtió en algo inverosímil. Cuando volví a trabajar, cuando puse de nuevo un pie en un set, fue una gozada porque me di cuenta, y no solo yo sino que creo que nos dimos cuenta todos los que nos dedicamos a esto, de la suerte que teníamos y tenemos de estar ahí, de juntarnos para hacer una película. Creo que eso está también detrás de ‘El especialista’, que parte de su inspiración viene de redescubrir la suerte que tenemos de trabajar en esto. Porque es algo especial, te da la oportunidad de conocer y colaborar con gente distinta, de conocer países diferentes… Que, por otra parte, es una de las razones por las que escogimos rodar en Australia: para mostrar al público esa sensación casi nómada que tenemos: vamos a dónde sea y lo hacemos nuestra casa e incorporamos a nuestras vidas. Hemos cogido todo aquello que hace diferente y emocionante nuestro oficio y lo hemos incorporado a la trama.
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¿Y qué hay de diferente en su manera de enfrentarse al oficio de actor?
Mira, yo nunca…. (Pausa larga) Yo para ser actor no pasé por ninguna escuela de interpretación. Lo que sé lo he ido aprendiendo sobre la marcha, trabajando. Y sí que es cierto que durante un tiempo busqué una clase determinada de personajes porque, a ver, ya sabes cómo se respeta, cómo se venera a los actores de carácter. Yo los admiro, los adoro… pero nunca, por mucho que lo he intentando y lo he hecho, nunca he tenido esa sensación de convertirme en el personaje. Cuando alguien me pregunta si me es difícil separarme de mi papel cuando me voy del set y llego a casa… (Risas) Pues es que nunca he tenido problemas con ello porque nunca he tenido la sensación de ser el rol que interpreto. Supongo que no soy de esa clase de actores. (Risas) Y lo mejor que puedo hacer es tratar de conectar mis propias vivencias con el personaje, porque al final eso es todo lo que tengo. Las comparto con ellos y de ahí saco lo que hago. De hecho, es lo único que puedo ofrecer así que es lo que hago.
Olivia Colman nos explicaba recientemente que ella no tiene método a la hora de preparar un personaje. Que lo que hace es aprenderse el guion y tirar de su imaginación. ¿Y usted? ¿Ha ido cambiando también?
Sí, lo tengo, supongo… y sí, he cambiado a lo largo de los años. (Pausa larga)Creo que, hace mucho tiempo, en mis inicios, alguien me dijo… Bueno, alguien no, un director, me dijo que todo lo que podía hacer era sentir. Como que no podía controlar nada más que eso. Mi trabajo como actor era solo ese, sentir y experimentar. Es algo que me he creído durante mucho tiempo. Creía que tenía que ser así y ya está. Pero cuando empecé a ver más de mis películas rodeado de público, con espectadores de verdad quiero decir, me di cuenta que no hacía falta. Hubo un momento en el que se me pasó por la cabeza que eso no era necesario, que no importaba si yo sentía nada, que lo que de verdad importa es que el público conecte con mi trabajo. Está bien si yo también lo hago, pero tampoco es imprescindible porque no hacemos una película para mí, sino para el público. Darme cuenta de esto fue muy importante a nivel personal. Cuando empecé como actor… Pues durante mucho tiempo solo intentas que te den trabajo. O conservarlo. O buscar uno nuevo. Pero despúes de un tiempo, cuando vi que ya me dedicaba de verdad a esto, que era mi oficio y que empecé a sentirme cómodo haciéndolo, fue cuando descubrí que mi cometido no era solo sentir algo cuando estaba frente a la cámara, sino que los espectadores sintieran algo cuando miraban la película. Así que quité de la ecuación mi propia experiencia y me puse a mi mismo entre el público. Y eso ha sido emocionante, eso es lo que quiero hacer ahora. Mira, es como lo que te decía antes, cuando mi tío imitaba a Elvis. Lo mejor de todo era ver las caras de la gente, que era como si de verdad estuvieran viendo a Elvis. Aunque fuese un bolo en el centro comercial de mi pequeña ciudad, de pronto era como si estuvieran en Las Vegas. Era algo mágico. Y saber que tienes ese efecto en la gente, que puedes montar un espectáculo, la esencia escapista de ello… Es que, como te decía, la gente tiene problemas de verdad, a todos nos pasan cosas… Para mi fue clave darme cuenta que tenía que asegurarme que, cuando la gente va al cine, se lo pase bien.
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Como la moraleja que aprende el personaje de Joel McCrea en ‘Los viajes de Sulllivan’ (P. Sturges, 1941).
Es exactamente eso. Es una referencia fantástica.
Ha dicho que está usted ahora mismo en una fase de su carrera en la que quiere participar en películas como las que le gustaban cuando era un chaval.
A mi me gustaban las comedias y las películas de acción. Lo que conocemos como blockbusters que, por otro lado, eran las únicas películas que proyectaban en mi ciudad. Ya te lo puedes imaginar, cintas de Stallone y cosas por el estilo… y comedias. Comedias de acción, que eran uno de los platos fuertes de entonces. Ahora mismo me apetece mucho participar en esta clase de proyectos. Mira, cuando era un chaval mi madre me educó un año en casa. Y me propuso un pacto: por cada libro que tomara prestado de la biblioteca y me lo leyera, me dejaba alquilar una película. Resulta que esa biblioteca tenía un catálogo muy interesante. Tenían todas las cintas de Abbot y Costello, las de los Beatles… Recuerdo ver ‘Agárrame ese fantasma’ (A. Lubin, 1941), de hecho, hay un guiño a esa película en ‘Dos buenos tipos’, o ‘Qué noche la de aquel día’ (R. Lester, 1964) y ‘Help! (R. Lester, 1965). Son divertidísimas, están cargadas de comedia física y llenas de acción y música. Realmente me dejaron huella.
Para poner punto final a esta entrevista… ¿Dónde le veremos próximamente? ¿Cuál es su próximo proyecto?
Pues será en ‘Project Hail Mary’, que adapta el bestseller de Andy Weir, el autor de ‘The Martian’. La dirigen Phil Lord y Chris Miller, los directores de ‘La LEGO Película’ (2014) o ‘Infiltrados en el instituto’ (2012). Es una cinta que pasa en el espacio y dentro de un mes y medio ya estaremos rodándola en Londres. Tengo muchas ganas de empezar porque soy un gran fan de Lord y Miller y hace muchísimo que no dirigen cine. De momento nos lo estamos pasando en grande.
