Críticas de Dos mujeres (1960) - FilmAffinity
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Dos mujeres

Drama Año 1943. Italia durante los nueve meses de ocupación alemana. Cesira (Sophia Loren) es una mujer que vive en Roma con su hija Rosetta, una adolescente de trece años. Ante el avance de la guerra, decide huir de la capital y refugiarse en casa de unos parientes, en los montes de Ciociaria, donde es muy bien recibida. La vida discurre serena lejos del frente. La bella Cesira conoce a Michele (Jean Paul Belmondo), un joven intelectual que ... [+]
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Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
10 de octubre de 2005
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Italia, año 1.943. La Segunda Guerra Mundial está devastando el país. Una mujer (Loren) y su adolescente hija abandonan Roma ante el peligro bélico con el fin de regresar hasta la tierra natal de la madre...Un clásico del cine italiano y uno de los últimos títulos que la crítica alaba del gran De Sica. Un film dramático muy bien escrito y de solvente realización, de tono equilibradamente desgarrador.
Es una película muy italiana que cuenta con una enérgica y gran interpretación de Sofía Loren, en un papel que le valió un Oscar (¡hay que ver qué sensualidad desprende este mujerón en medio de la crudeza y vileza del entorno!). Por su parte, Belmondo tiene un papel de útopico intelectual -con gafas y todo - y el film, globalmente, es magnífico.
kafka
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10 de septiembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hermoso y emotivo retrato de la Italia ocupada por los nazis, y de la dramática lucha por sobrevivir de una madre junto a una hija en medio de un país arrasado por la guerra.
Vi por primera vez La Ciociara en TV cuando era niño y me traumatizó esa secuencia donde una patrulla de marroquies viola cruelmente a Cesira y Rosetta. La he vuelto a ver de adulto y sigue siendo una película impactante, también la confirmación definitiva de que a Sophia Loren la podían contratar por guapísima y por buena actriz: gracias a La Ciociara además del Oscar le dieron otros 21 premios internacionales. Por cierto, que inmensa está también en Una giornata particolare (1977, Ettore Escola)
En 1988 se volvió a rodar otra versión de esta misma historia, basada en una novela de Alberto Moravia, con el mismo nombre y actriz protagonista, realizada por Dino Risi y en color. Pero ya no tenía color. Ni punto de comparación con la que dirigió Vittorio de Sica en 1960 y que ha vivido una reciente restauración hecha por el equipo de "Cinema Forever The Mediaset Collection" con Enzo Verzini al frente, un técnico que trabajó con Visconti, Rosellini, Fellini, Antonioni etc En esta edición para DVD, además de recuperar la calidad del vibrante blanco y negro original, venía el documental "La Ciociara 40 anni dopo" y una escena eliminada por la censura de la época.
Zoilosborne
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7 de agosto de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un magnífico retrato, que llega a asustar, de lo que es una contienda bélica y de como esta puede distorsionar nuestra mente y nuestro corazón. Sophia Loren encarna a una madre coraje que mantiene la película ella sola. De Sica no abusa del sentimentalismo, sino que lo esconde y lo saca a relucir cuando el espectador parece a salvo. Cómo De Sica maneja sus recursos para impresionar a todo aquel que visiona la película no es sino un ejemplo del poder que posee un buen director.
gpiqueras
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25 de abril de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alguien de la prensa del corazón de "entonces" podría haber dicho. con cierta razón, que Carlo Ponti, era demasiado feo para una belleza escultural del calado de la Loren, pero desde un punto de vista artístico, los regalos del amante varón tuvieron la enjundia necesaria para conquistar a la "romana", y especialmente esta clase de joyas cinematográficas, con las que aquélla ganó un merecido "Oscar".

Dos mujeres es un excelente testimonio de lo más crudo de la guerra, impregnada de tintes deliciosamente "neorralistas" llevadas a lo bélico en magnífico blanco y negro. Un neorralismo puro de esencias más rurales que urbanitas, pero igualmente exponenciales de las consecuencias de una guerra. Cine europeo, a miles de millas del más conocido por el público, y por tanto no renunciador a la ironía más ácida y no pocas veces "desvergonzada", que cobra a veces matices de terrible crudeza y descarnada denuncia (La mujer ofreciendo la leche de sus pechos)

La naturalidad de las interpretaciones (incluido la de un intelectual Jean Paul Belmondo, que en su incorporación, casi "troskista" roza lo subversivo, antes de comenzar a repartir mandobles como policía inortodoxo al uso,) resulta estremecedora, y resalta en ellas la de una Loren impagable, que supo como ninguna otra interpretar la semblanza de la "matrona" del Trastévere" con enorme realismo.

Una visión corrosiva y mordaz de la guerra y sus secuelas, a través, entre otras sugerencias, de una infancia desgarrada, obligada a ser adulta anticipadamente, expresado todo ello en imágenes casi tenebristas, que llegan a rozar los amaneramientos del mejor expresionismo alemán ( primer plano de Eleonora Brown, tras la violación)

Todo ello, no impidió, pese al último año de vigencia del "código Hays" que la Academia, valorara la película debidamente, y que la Loren se llevara merecidamente el "Oscar de ese año. Muy recomendable.
el feroz
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2 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi “La ciociara”, distribuida en español como “Dos mujeres”, (Italia, 1960), dirigida por nada más y nada menos que Vittorio De Sica [1901- 1974], quien cuenta en su haber con cuatro premios Óscar por sus cintas. El guion de esta película en concreto es mérito de Cesare Zavattini y del director, quienes se basaron, a su vez, en la novela homónima de Alberto Moravia. El reparto lo encabeza Sophia Loren (aplausos) y la acompañan Jean-Paul Belmondo, Eleonora Brown y Carlo Ninchi, entre los más importantes. Estamos ante un melodrama ambientado en la Segunda Guerra Mundial, específicamente en la lucha librada entre el Eje y los Aliados por las tierras italianas en 1943. La trama, en el fondo, es sencilla, pero el drama, muy complejo. Cesira (Sophia Loren) es una mujer que vive en Roma con su hija Rosetta, pero ante los bombardeos aéreos continuos a dicha ciudad, huyen al campo, justo al lugar donde Cesira creció: los montes de Ciociaria. Ver "zona spoiler". Esta película es, para muchos, un filme de culto, una obra cumbre de De Sica; sin embargo, para los ojos habituados al cine del siglo XXI esta cinta parecerá muy extraña, pues se enfoca, con muchos primeros planos e, incluso, planos subjetivos, en que el espectador pueda sentir las emociones de la protagonista, especialmente cómo ella, siempre tan fuerte, se derrumba cuando su hija es violentada por los soldados aliados. No obstante, a pesar de una centralidad del drama en torno a Cesira, se pasa revista al horror de la guerra, donde nadie, absolutamente nadie, sale bien librado. La guerra no es juego de niños, sino sepultura de los valores civilizados. En este caso, italianos, alemanes, aliados, etcétera, todos contribuyen por igual a enrarecer el contexto en el que Cesira se mueve, esperando darle un mejor-estar a su hija. Estamos entonces ante un cine que busca algo más allá del entretenimiento: vehiculizar las emociones, y sí que lo sabe hacer, pues Sophia está a la altura del reto que se le asigna, tanto que casi todos los premios recibidos fueron a “mejor actriz” (incluyendo un Óscar).
Me llama la atención del filme la dualidad que se plantea entre citadinos y campesinos, donde los primeros, con su forma de vestir y refinación en las palabras y sus historias, se contrapone a una cultura antes menospreciada, pero que ahora es la salvación de quienes huyen de la guerra. Esta dualidad queda clara en muchos diálogos de la obra donde se plantea las bondades de ser campesino en momentos así. Pero tal vez haya sido que los citadinos compartieron la angustia fruto de las deficiencias a las que ya se habituaron los campesinos, es decir, no es que los campesinos siempre hayan vivido mejor, sino que, en plena guerra, todos los civiles quedaron nivelados por lo bajo, con la ventaja de que el campesino tenía acceso a ciertos alimentos, que no es poca cosa en estado de guerra.
También se dan cita en la película personajes de todo tipo, desde el idealista filósofo, amante de la Biblia y cercano a las ideas partisanas (la guerrilla italiana antifascista y antinazista), que muere en manos de los alemanes, así como los padres de familia más mesurados en sus opiniones y acciones, que solo quieren que la guerra acabe para seguir sus vidas citadinas como si nada hubiese pasado. Seguir en los diálogos a los personajes, y mediante la imaginación propia llenar los silencios en torno a cada uno, permite que el espectador concluya la cinta al hacer un desarrollo propio de varias personas tan distintas unas de otras, pero que conviven, como pueden, mientras la guerra pasa alrededor de ellos.
Ahora, algunos críticos se centran en si este filme es antibélico. Claramente lo es, pero no creo que la guerra sea una protagonista, sino más bien un ambiente que propicia el drama, el cual emerge de la relación madre-hija y las emociones que dominan a la primera en torno a cómo sobrevivir de la mejor forma. La madre quiere reflejar que puede con todo, pero su hija, como es de esperarse, sería su punto débil. Esta es, a mi modo de ver, más una obra dramática que una bélica.
Agrego que esta obra inspiró en parte la que dos años luego dirigirá Nanni Loy denominada “Le quattro giornate di Napoli” y “La pelle” (1981, Dir. Liliana Cavani), donde se narra, como en esta De Sica, un tema álgido: las violaciones y el comportamiento perverso de muchos soldados aliados, específicamente marroquíes, que combatieron en Italia contra el fascismo y el nazismo. Este es un tema tabú pues removerlo implicaría cuestionar el nuevo orden mundial occidental, liderado por los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. Recordar esos exabruptos podría ser confundido con simpatizar con el fascismo y el nazismo, de manera tal que solo el cine, gracias a su aire de inmunidad que tiene por ser arte y por la actitud crítica de De Sica, asume la tarea, aprovechando que ya ha pasado algún tiempo de los hechos, de ser memoria para sus conciudadanos. Eso sí, queda para el debate si esta denuncia de su momento al comportamiento de los soldados norafricanos es parte de un racismo que debe ser denunciado o, por el contrario, es un legítimo acto estético para un “nunca más”. No estoy en condiciones de zanjar esta disputa. Finalizo con una reflexión sencilla: el gusto por el cine debe ser alimentado. ¿Cómo? Viendo cine de culto, los clásicos y comparar para poder distinguir. Cuando se notan las diferencias entre épocas, entre escuelas, entre directores, etcétera, es cuando se puede apreciar por qué hay mejores cintas que otras. Incluso, solo por este motivo, es que sugeriría al lector ver esta película, emocionarse y entristecerse con Cesira, para deleitar una obra bien construida y que quedará como un recordatorio del buen cine. 2024-01-30.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Andres Botero
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