Rubén Blades, el escritor de cuentos en forma de canciones
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Rubén Blades, el escritor de cuentos en forma de canciones

  • Su música está influenciada por músicos brasileños como Jongo Trio, Gilberto Gil o Caetano Veloso
  • En su 74 cumpleaños, recordamos su trayectoria a través de sus propias palabras en el Archivo de RNE

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Rubén Blades ha explicado que dudaron sobre sus capacidades por ser abogado
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Rubén Blades describe sus canciones como “historias” o “cuentos cortos” porque “siempre estamos dispuestos a escuchar un cuento”. Algunas de estas tienen nombre de persona porque quiere “darles un tono más humano y más inmediato a la experiencia”.

Su música está influenciada por músicos brasileños como Jongo Trio y el “tono social” de las letras por Gilberto Gil o Caetano Veloso. Estas son algunas de las ideas que a lo largo de su trayectoria el cantante de salsa ha compartido en los micrófonos de Radio Nacional.

Nació en Panamá el 16 de julio de 1978 y con motivo de su 74 aniversario recordamos su trayectoria a través de sus propias palabras en diferentes entrevistas en esta casa.

Una familia artista, pero no solo

“Mi madre era actriz de radionovelas, también cantaba y tocaba piano y trabajaba en los night clubs, que habían muchísimos en Panamá durante la década del 40. Allí fue donde conoció a mi padre, que por aquel entonces era percusionista, era bongocero de una orquesta local”, le explicó a Diego A. Manrique en Todo una vida el 19 de julio de 1991.

“Él comienza a tocar bongó, pero también juega a baloncesto. Se convierte en estrella nacional del baloncesto, uno de los miembros de la selección nacional y resulta que la Policía Secreta Nacional en Panamá tenía un equipo de baloncesto [...]. Para ser miembro del equipo de baloncesto de la policía había que ser miembro de la policía secreta. Mi padre entró en la Policía Secreta Nacional, pero era para jugar al baloncesto. Se quedó allí y se demoró toda una vida, 24 años, junto con sus amigos”.

¿Quién contesta?

“Terminé cantando porque me di cuenta que las canciones cuando las escribía y las interpretaban otros, perdían fuerza y no había consistencia entre la canción y la intención del que cantaba. Las preguntas que se formulaban luego de la presentación de la canción no podían ser contestadas porque no había una intención real, solamente la de cantar y no la de expandir más allá del canto lo que se estaba hablando”, explicaba sobre su timidez y por qué había decidido cantar sus propios temas.

¿Con quién empezó?

Debutó en 1969 con Pete Rodriguez, “el del bogaloo”, como compositor y cantante en el disco De Panamá a New York / From Panama to New York. Ray Barretto fue el primero que le dio “términos ya concretos de participación en orquesta”. También destacó en estos primeros pasos a Celia Cruz: “Una institución, una mujer de fuerza y talento increíble”.

Blades es abogado y no entendían qué hacía allí: “Hubo cierta sospecha sobre mis motivos” para ser músico. “No hubo verdaderamente mucha participación panameña en término de estas músicas, no sabía si iba a dar la talla o no en esos cuadros, que generalmente eran más puertorriqueños y cubanos [...]. Creo que demostré inicialmente como escritor que sí podía participar, después ya como cantante fui desarrollando mi estilo, que al principio era muy derivativo. Yo copiaba mucho a Cheo Feliciano, cuando comencé. Diría que incluso escuchando "Pablo Pueblo" hace poco, el estilo verdaderamente comenzó a gestarse de una forma mucho más clara y más vital en el 80, 81 o 82”

“Imposible no dar un nombre”

“Pedro Navaja” o “Pablo Pueblo” son dos de las canciones con nombre de persona de Rubén Blades. Según el cantante trataba de “darles un tono más humano y más inmediato a la experiencia. Los nombres son verdaderamente formas que yo creo que hacen que la gente identifique más rápido el contexto y el subtexto del trabajo. A mí siempre me resultó imposible no dar un nombre a lo que veía, a las figuras que veía en la calle”, le contó a Diego A. Manrique.

Cuentos cortos con música

“No tengo respuesta”, dijo Blades sobre el porqué del éxito de “Pedro Navaja” en No es un día cualquiera con Pepa Fernández. “El hecho de que alguien que creyó que tenía una ventaja, no la obtuvo. Creo que el hecho de que la vida en realidad nos da sorpresas, que es algo que no tiene fecha de expiración, es lo que ha consolidado a través de las décadas el éxito del tema, por eso el tema continúa. Es lo mismo que me decía Gabo [Gabriel García Márquez] y me decía Carlos Fuentes: "Tú lo que eres es un cronista". Son historias, cuentos cortos. Nosotros siempre estamos dispuestos a escuchar un cuento”.

No es un día cualquiera - Rubén Blades - No es un día cualquiera

Las influencias brasileñas

Rubén Blades reconoció sus influencias de la música brasileña a lo largo de su carrera en una conversación en Cuando los elefantes sueñan con la música: “El origen de mi sentido armónico lo conecto a Brasil” y “al fundamento rítmico afrocubano”. Todo empezó con la escucha del grupo Jongo Trio que conoció por un disco que le regaló un amigo de su padre y percusionista: “Me abrieron la oreja”.

Además también destacó en este conversación con Carlos Galilea que la letras de las canciones estaban influenciadas por “el tono social” de “Menino das laranjas”, que compuso Theo Barros y que fue popularizada por Elis Regina. Después aumentó con “Chico Buarque, Gilberto Gil, Caetano Veloso, Jorge Ben y toda esta gran cantidad de artistas excelentes de Brasil”.

Sentir peligro ante Miles

Tuvo la oportunidad de compartir escenario con Miles Davis o Ella Fitzgerald: “Eran personas que sobrecogían”, le dijo a Galilea en Radio 3. Sobre el trompetista destacó que “sentía peligro en la mejor forma porque siempre fue muy amable y respetuoso conmigo”. Una de las canciones que le gustaban era “Ojos de perro azul” y recordó cómo la recibió en un concierto en Hollywood: “Él vino con Dizzy [Gillespie] y desde la esquina lo veía bailando”.

Lo bueno del cine

Aunque la faceta más conocida de Rubén Blades sea la música, ha participado en varias decenas películas y diferentes series de televisión. “La situación del cine es muy diferente a la música, en el sentido en que yo no tengo ningún control directo sobre el trabajo. No me corresponde a mí toda la responsabilidad”, le explicaba a Diego A. Manrique. “Me parece que es una situación muy buena para trabajar en conjunto con elementos que no son músicos pero sin embargo forman parte del arte, me interesa mantener una comunicación y compartir con estas personas. Es muy saludable porque es un trabajo de conjunto donde yo formo parte de una perspectiva que no es la mía directamente”.

También destacó que a través del cine le surgía la posibilidad de contactar con otras personas que “tienen importancia dentro de lo que es el medio artístico popular” y no hacen música. Se refirió a Jack Nicholson, con el que coincidió en la película Los dos Jakes, que protagonizó y dirigió; o Robert Redford en Un lugar llamado Milagro, que dirigió. “Es una oportunidad para compartir con ellos y a la misma vez también establecer nexos entre las dos culturas diferentes”.

Señalo que él aprovechaba el cine para dar “mucha más visibilidad” y “despejar las desafortunados estereotipos que existen sobre latinos y subculturas dentro de los Estados Unidos [...]. Hay una consistente presentación de imágenes que tienen que ver con latinos, donde desafortunadamente la mayoría de esas imágenes no ofrecen más que una parte muy reducida de la realidad, negativa de la realidad del latino del latino y de su aporte dentro y fuera de los Estados Unidos”.