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Stephen King, el reputado escritor de novelas de terror y misterio sobrenatural nacido en Portland ha sido una de las principales fuentes de inspiración de la industria cinematográfica en el último medio siglo. Su personalísimo estilo de escritura y sus originales ideas han dado como resultado la adaptación de una infinidad de obras suyas como ‘Carrie’ (1976), de Brian De Palma, ‘El resplandor’ (1980), de Stanley Kubrick, ‘Cuenta conmigo’ (1986), de Rob Reiner, la adaptación televisiva de ‘It - Eso’ (1990), donde Tim Curry interpretó al payaso diabólico o ‘Misery’ (1990), de Rob Reiner, son algunas de las más famosas.
Pero sin duda, una de las más famosas fue la primera adaptación del novelista que el realizador Frank Darabont se encargó de llevar a la gran pantalla, la famosa ‘Cadena perpetua’ (1994), inspirada en la novela corta ‘Primavera, esperanza eterna: Rita Hayworth y la redención de Shawshank’ publicada en 1984. La historia ambientada a caballo entre la década de los 40 y los 50 sigue los pasos de Andrew Drusfesne, interpretado magistralmente por Tim Robbins, condenado a cadena perpetua por el supuesto asesinato de su mujer. Tras su ingreso en la penitenciaría estatal de Shawshank, comienza a entablar relación con el resto de presidiarios y especialmente con Red, interpretado por Morgan Freeman, un recluso que controla la mafia de los sobornos, así como con el director del centro, ganándose su confianza mientras diseña un complejo plan de fuga.
Sin lugar a dudas, Darabont rodó una de las películas más emblemáticas de la última década del siglo pasado, consiguiendo siete nominaciones al premio Oscar entre las que destacan las de Mejor película, Mejor actor principal para Tim Robbins, y Mejor guion adaptado para el propio Darabont, aunque finalmente el filme se fue de la gala de manos vacías. Además, la película asentó a Frank Darabont como uno de los directores más interesantes del panorama hollywoodiense, encumbrándole a un éxito que sin duda le hizo repetir la experiencia un lustro después, cuando volvió a ponerse detrás de las cámaras para rodar ‘La milla verde’ (1999) en lo que sería su segunda adaptación de una novela de Stephen King.
La simbiosis entre King y Darabont quedó patente con estos dos títulos: Darabont demostró un asombroso talento a la hora de imaginar los oscuros rincones y los tristes personajes que Stephen King describe en sus novelas, mientras el escritor de Maine obtuvo beneficios económicos gracias a la venta de los derechos de sus obras. Sin embargo, pese a que Stephen King percibió un cheque por valor de 5.000 dólares por la venta de los derechos de ‘Cadena perpetua’, el novelista jamás acudió a la sucursal bancaria para cobrar sus emolumentos. King prefirió guardar el cheque, y años después del estreno de la película, se lo envió enmarcado por correo postal al director Frank Darabont junto a una nota que decía: “Por si alguna vez necesitas dinero para la fianza. Con cariño, Steve”.
