Copenhague en 3 días: qué ver, rutas a pie y recomendaciones de viaje
Puerto de Nyhavn

Copenhague en 3 días: qué ver y rutas a pie en la ciudad de La Sirenita

Ciudad marinera pero enganchada a la bicicleta. De sobrios palacios y casas de colores. De carácter pétreo pero con una relevante comunidad hippie. Copenhague, villa de contrastes, es digna de descubrir en una escapada de fin de semana.

El sitio de moda del norte de Europa amenaza la supremacía de Estocolmo como la perla del Báltico. El antiquísimo parque de atracciones en Los Jardines de Tivoli, la fortaleza de Kastellet, el luminoso puerto de Nyhavn y el centro histórico con sus hermosas plazas neogóticas nos enamorarán.

Copenhague emite un canto de sirena que atrapa a todo visitante. No en vano es la ciudad de adopción de La Sirenita, ese personaje literario creado por el ciudadano danés más célebre, Hans Christian Andersen, que poco tiene que ver con la representación que llevó Disney al cine.

La capital de Dinamarca es ideal para una escapada de dos o tres días. Un fin de semana es suficiente para descubrir los encantos de una ciudad pequeña y una orografía llana muy fácil de recorrer a pie o en bici.

canal copenhague

¿Te animas a navegar por los canales de Copenhague? ¿Subirías a una peculiar torre en espiral con un centro astronómico en su azotea? ¿Quieres recorrer la calle peatonal y comercial más larga de Europa? ¿Te hace darte un paseo por el territorio independiente de Christiania? ¿Hay hambre para tomarte un sabroso smorrebrod?

No lo dudes. Cógete un avión y dedica 2 o 3 días para descubrir esta apasionante ciudad. Te facilito para ello tres rutas para sacar el máximo partido a tu estancia y recomendaciones que puedes encontrar interesantes, como dónde comer en Copenhague, cómo moverse o cuál es el mejor momento para ir.

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Itinerario 1: Amalienborg, Kastellet, La Sirenita y Rosenborg

Longitud aproximada: 4,8 kms.

Itinerario Copenhague por Amielenborg, Kastellet, Sirenita y Rosenborg

Emprendemos un agradable itinerario con principio y fin en dos de los principales palacios de la capital: Amalienborg y Rosenborg. Entremedias respiraremos en el parque de Kastellet, alcanzaremos la célebre estatua de La Sirenita y pasearemos por el pintoresco vecindario de Nyboder.

Elegimos Amalienborg como nuestro simbólico punto de partida aunque no sin hacer antes una incursión por la colindante Iglesia de Mármol, que recuerda a San Pedro por la cúpula que la corona. Los elevados costes ocasionaron la paralización de una construcción que no fue finalizada hasta siglo y medio después. El acceso es gratuito siempre que no haya oficios religiosos.

Plaza de Amalienborg

Amalienborg y el cambio de guardia

Amalienborg se compone de cuatro edificaciones alrededor de una amplia plaza octogonal de estilo rococó que se construyó en el siglo XVIII. En su interior podemos visitar las estancias de los reyes que las habitaron en los últimos 150 años y aprender más sobre la segunda monarquía más longeva del mundo, tras la japonesa.

Un buen momento para conocer la plaza es el mediodía, cuando se produce el cambio de guardia que nos hace recordar al célebre del Palacio de Buckingham. Ahora bien, solo acontece cuando está alojada la familia real, principalmente durante el invierno.

Más que un cambio de guardia es un desfile. Una docena de soldados parten a las 11:30 del castillo de Rosenborg y callejean por el centro para dar el relevo al llegar a la plaza presidida por la estatua de Federico V. Si nos llegas a tiempo, no te preocupes; siempre podrás ver a los hombres de rojo, a veces de negro, danzando.

La Sirenita, el emblema de Copenhague

Abandonamos este símbolo de Dinamarca para alcanzar otro: La Sirenita. Tras impregnarnos del sentimiento monárquico de un país que adora a sus reyes, con más de un 80% de aprobación, nos dirigimos a la representación literaria que la distingue en todo el mundo por cortesía de Andersen.

Escultura de La Sirenita en Copenhague

Nos encaminamos hacia La Sirenita en paralelo al canal, con vistas al Copenhague más industrial que crepita en la otra orilla. Tras sortear la anglicana St. Alban’s Church (S.XIX), llegamos a la bahía de Copenhague y encontramos sobre un conjunto de rocas a la conocida estatua de bronce.

A pie de agua y en un escenario poco bucólico, se levanta la escultura erigida en 1913 por Edvard Eriksen. Su menudo tamaño (1,25 metros) decepcionará a la mayoría. A muchos les sonará esta sensación cuando descubren el Manneken Pis de Bruselas. Para gustos los colores. Si hasta la mismísima Gioconda de Leonardo da Vinci puede defraudar…

El monumento nacional danés por antonomasia ha sobrevivido a actos vandálicos como decapitaciones, amputaciones y baños de pintura gracias a sucesivas restauraciones. Y ten cuidado de no caer atrapado en sus cantos de sirena.

Kastellet, un parque público en una fortificación

Dejamos atrás la mirada lánguida de la estatua hacia el mar, su mar, mientras nos dirigimos al Kastellet. Se trata de una fortificación del siglo XVII con forma de estrella y bastiones en sus esquinas, tan típico del norte de Europa.

Antiguo molino holandés en Kastellet

El Kastellet ha perdido gran parte de su esencia militar para convertirse en nuestros días en un parque público con canales, puentes y colinas verdes. Tendremos ocasión de pasear entre edificios centenarios como un molino de viento holandés, una iglesia barroca y una antigua prisión.

Saldremos por la Puerta del Rey para regresar paulatinamente hacia el centro de la ciudad atravesando Nyboder. Este curioso barrio se conforma por varias hileras de pequeñas casas naranjas construidas en el XVII para dar cobijo a la creciente Marina danesa.

Los jardines de Rosenborg

Finalizamos la ruta en el próximo castillo de Rosenborg, construido como residencia veraniega del rey Christian IV en el siglo XVII. En su interior hay un museo de la corona danesa que exhibe colecciones de armas, trajes y joyas históricas.

La visita al interior es prescindible. De obligado cumplimiento, sin embargo, es un paseo por los jardines que lo rodean y que fueron diseñados antes que el propio castillo. Con el buen tiempo se llenan de ciudadanos deseosos de tomar el sol haciendo un buen picnic.

Itinerario 2: Nyhavn, Christiania, Museo Nacional y Jardines del Tivoli.

Longitud aproximada: 3,7 kms

Itinerario en Copenhague por Nyhavn, Christiania y Tivoli

En este recorrido bordeamos el centro comercial de Copenhague descubriendo algunos hitos turísticos de lo más variopinto. Pasamos del encantador puerto antiguo de Nyhavn a la comuna hippie de Christiania. Y del Ayuntamiento de estilo clásico al precioso lago oriental del Tivoli.

La comercial calle Strøget muere en su parte más septentrional allá donde empieza este itinerario: Kongens Nytorv. El rey Christian V ordenó la edificación de la plaza en 1670 para acercar el corazón de la ciudad al puerto, bajo la protección de la antigua ciudad fortificada.

Kongens Nytorv en Copenhague

Esta empedrada y ajardinada plaza está presidida por la estatua ecuestre del propio ideólogo, vestido de emperador romano. Encontramos edificios de interés como el Palacio de Charlottenborg, también de la época, o el bonito Teatro Real. Un antiguo kiosco neobarroco reconvertido en terraza nos permite tomarnos un café, eso sí, a precio de oro.

Nyhavn, éxtasis del color

Llegamos a la adyacente Nyhavn, que compone la típica postal de Copenhague. Preciosas casas de colores flanquean el canal que une el Mar Báltico con el casco histórico. El luminoso reflejo en el agua, en compañía de los barcos de madera de fondo, nos regala la panorámica más memorable de nuestro viaje.

Este puerto construido en el siglo XVII catapultó a Dinamarca como potencial comercial del norte de Europa y proporcionó un enorme desarrollo al país. Los marineros que allí residían fueron los responsables del intenso colorido de las viviendas. Era la única forma de identificar sus casas durante las frecuentes borracheras.

Nyhavn

Aquel barrio centenario de maleantes, prostitutas y borrachos, se ha convertido en una cuidada y animada área de ocio con multitud de restaurantes y terrazas. Merece la pena una visita de día pero también al anochecer, cuando puedes tomarte un cocktail mientras contemplas la hilera de casas iluminadas.

Christiania, territorio independiente de Europa

Dejamos atrás la animación palpitante de Nyhavn para cruzar el puente hasta la más tranquila isla artificial de Christianshavns. Flanqueamos el edificio de la Ópera, una megaconstrucción modernista del año 2005 de más de 400 millones de dólares donados por un multimillonario empresario naval.

Casa en Christiania

Caminando hacia el sur descubrimos un barrio de inspiración holandesa, con pequeños canales repletos de barcos amarrados y bicicletas aparcadas a las orillas. Nos desviamos allá donde las calles se empiezan a estrechar hasta toparnos con los primeros muros pintarrajeados de la ciudad libre de Christiania.

Una superficie de 34 hectáreas alberga una comunidad hippie desde que en 1971 un grupo de jóvenes ocupara una base militar abandonada. Un millar de personas habitan las casas que, sin orden ni concierto, pero siempre extravagantes, salpican el recorrido.

La entrada a Christiania es libre con la condición de ser respetuoso y discreto con las fotos. Se puede tomar un tentempié y comprar souvenirs relativamente baratos, gracias a que es una zona libre de impuestos que se considera «fuera de la Unión Europea». Lo seguro es que te impregnarás del aroma de la marihuana que fuman y venden.

Bienvenidos a Amsterdam

Abandonamos esta curiosa comunidad con un revelador mensaje de “estás entrando en la Unión Europea” y nos dirigimos a pacificar nuestras almas en la barroca Iglesia de San Salvador. Desde lo alto de su torre en espiral nos aseguramos una de las mejores vistas de la ciudad.

Canal en Copenhague

Iniciamos el regreso hacia el Copenhague central caminando sin prisa por la encantadora calle de  Overgaden Neden Vandet. Las casas coloridas, las estrechas aceras y esa esencia de ciudad portuaria, nos recuerda a Amsterdam. Esta vez, sin marihuana.

Tras la larga caminata podemos cobijarnos en el Museo Nacional de Dinamarca y así conocer la historia del país desde la prehistoria. Los vikingos y Groenlandia brillan con luz propia entre las muchas exposiciones interactivas que harán las delicias de toda la familia.

Jardines de Tivoli, perfecta combinación de belleza y diversión

La puesta de sol es el momento ideal para acceder a los Jardines de Tivoli. La iluminación nocturna dispara la magia del segundo parque de atracciones más antiguo del mundo (1843). Podremos encontrar desde una pagoda china bañada por un lago, hasta un palacio árabe que alberga un restaurante.

En función de la época del año podrás presenciar un concierto, fuegos artificiales o un espectáculo de luces. La entrada general cuesta 135 KKD (unos 18 €, con descuentos para niños). Las atracciones tienen coste adicional y los tickets se adquieren en máquinas expendedoras. La sangría económica está garantizada, pero te arrepentirás si no conoces este tesoro.

Itinerario 3: Ayuntamiento, Christianborg, Torre Redonda y calle Stroget

Longitud aproximada: 4,2 kms

Itinerario centro histórico Copenhague ayuntamiento

La plaza del Ayuntamiento es el principio y final de una ruta que discurre por el corazón comercial pero sin olvidar muchos de los atractivos del viejo Copenhague. Tendremos ocasión de ver, entre otros emplazamientos de interés, el Palacio de Christianborg, la Catedral y la Torre Redonda.

Plaza del Ayuntamiento, de todo corazón

El Radhuspladsen es el centro neurálgico de la ciudad. Está presidido por el ayuntamiento, construido en 1903 tras el incendio del antiguo. En el interior podemos descubrir un reloj astronómico con un calendario para los próximos 500.000 años y ascender a la puntiaguda torre para disfrutar de unas vistas magníficas.

En la fachada podemos ver dragones, serpientes y otras esculturas de la mitología nórdica que tendrán su más clara representación en la colindante Fuente del Dragón. También de inicios del siglo XX, se puede apreciar a una gran serpiente luchando contra un toro.

Plaza del ayuntamiento con árbol de Navidad

La estatua de Hans Christian Andersen y una columna coronada por dos músicos aportan un nuevo toque lírico a una plaza donde destaca un enorme barómetro. Buena señal de que nunca pasarás calor en estas latitudes es que su sensor alcanza un máximo de 30 grados.

Justo encima del barómetro divisamos la escultura dorada de La Chica del Tiempo, que antiguamente disponía de un automatismo dependiente del clima. Si llovía, salía una chica con un paraguas. Si había sol, salía sobre una bicicleta. En la actualidad no funciona el mecanismo pero se pueden observar ambas figuras.

Calles centenarias hasta Christianborg

Emprendemos rumbo al norte hacia Christianborg, no sin detenernos antes en una de las calles más antiguas de Copenhague. Magstraede es un estrecho pasaje adoquinado del año 1520 iluminado por el colorido de sus casas que ha sido escenario de anuncios y películas.

Antigua calle de Magstraede

En las proximidades podemos alcanzar la pequeña isla que aloja el Palacio de Christianborg. Para ello flanqueamos el canal hasta llegar al Puente de Mármol, desde donde disponemos de una vista maravillosa vista de las imperiales casas de Nybrogade con los barquitos como telón de fondo.

Una vez atravesado el Puente nos encontramos con el reconstruido palacio de estilo neobarroco. Alberga el Parlamento danés, la oficina del Primer Ministro y el Tribunal Supremo de justicia, con lo cual las tres áreas de gobierno están de la mano en un caso único en el mundo.

Se puede acceder al Salón del Trono donde se coronan los monarcas daneses o subir a la torre, la más alta de la ciudad con 106 metros, pero no resulta imprescindible. Enfrente del edificio se ha habilitado un extenso arenal sobre el cual no es extraño ver a los guardias reales entrenando a sus caballos.

Copenhague desde el canal

Volvemos a cruzar el canal para llegar a la preciosa Hojbro Plad. Esta ovalada plaza está dominada por la estatua del obispo Absalón, en homenaje al fundador de la ciudad que, no por ser obispo renunciaba al uso de la espada. La antigua iglesia Nikolaj (siglo XIII) da lustre a las vistas albergando en su interior el Centro de Arte Contemporáneo.

A continuación podemos relajarnos con una visita guiada de una hora en barco, saboreando una navegación por los canales más importantes para tener otra perspectiva de la ciudad. Zarpan todos los días con guiado en directo en inglés (y en ocasiones en español). Pasará por debajo de puentes tan bajos en los que más te vale quedarte sentado.

Plaza de Grabrodretorv

Ponemos pie en tierra en el mismo lugar y partimos hacia otra encantadora plaza, con el impronunciable nombre de Grabrodretorv. Sorprende el contraste entre las casas coloreadas y el gran árbol existente en el centro. Comer en la terraza de alguno de sus restaurantes con semejantes vistas es una opción a tener en cuenta.

Torre Redonda, o cómo subir sin escaleras

A escasos minutos nos topamos con la pintoresca Rundetaar o Torre Redonda, del año 1642. Una rampa en espiral sin escaleras de 209 metros de largo da casi ocho vueltas a la torre hasta alcanzar el mirador y el observatorio astronómico en funcionamiento más antiguo de Europa.

En la Torre Redonda encontramos diferentes curiosidades: desde un pozo en penumbra considerado como el ‘kilómetro cero’ de Dinamarca en la antigüedad, hasta un planetario que es la representación tridimensional del Sistema Solar. Gastarnos unas coronas para descubrirlas es un must.

Torre Redonda

La siguiente parada en el camino es la Catedral de Nuestra Señora de Copenhague. Se ubica en el mismo lugar donde hasta en tres ocasiones los incendios destruyeron los templos antiguos. El actual edificio se finalizó en 1829 con un corte neoclásico, aunque se aprovecharon los muros que sobrevivieron a la última destrucción.

La bulliciosa calle Stroget

Volvemos hacia el corazón más palpitante de la urbe para tomar la senda de la calle Stroget desde Amagertorv. Esta bella plaza toma su nombre de los agricultores que antiguamente vendían sus productos en el mercado que aquí se asentaba.

Continuamos la calle Stroget hacia el Ayuntamiento entremezclándonos con el bullicio entorno a las innumerables tiendas de ropa y souvenirs, cafeterías y panaderías a cual más glamourosas. Antes de finalizar la ruta nos detendremos en las comunicadas plazas de Gammeltorv y Nytorv.

Gammeltorv es la plaza más antigua de Copenhague y coincide con la fundación de la ciudad en el siglo XII, aunque la mayoría de los edificios fueron levantados en el XIX tras un incendio. Nytorv fue creada en el XVII y destacó por albergar las ejecuciones públicas. Sobresale en ella el imponente Palacio de Justicia que llegó a usarse como casa consistorial.

Stroget desemboca en la plaza del Ayuntamiento tras dos kilómetros de recorrido, que la convierte en la calle peatonal y comercial más larga de Europa.

Copenhague en Navidad

Entre mediados de noviembre y Nochebuena, la ciudad se engalana con los mercadillos navideños tan típicos del norte de Europa. Algunas de las principales arterias son tomadas por renos relucientes, grandes abetos decorados y cadenetas de corazones.

Arbol de Navidad de Swarowski en Tivoli

El centro queda salpicado por varios mercadillos con puestos de venta de artesanía, decoración navideña, souvenirs y comida para llevar. Obligatorio para combatir el frío es tomar un glogg, vino caliente aromático que es la bebida estrella de la Navidad. Menos empalagoso es un vino de manzana que te pone en calor a las mil maravillas.

Imprescindible resulta pasear por los Jardines del Tivoli en esta época. En pocos sitios del mundo se degustará la Navidad como entre las millones de luces de este vetusto parque de atracciones. Deleitaremos nuestra vista con un paseo entre palacios y árboles centelleantes, guirnaldas y adornos por doquier y, como colofón, un espectacular abeto forjado con 3.000 cristales de Swarovski.

Los niños disfrutarán especialmente del Tivoli y sus casitas de madera nevadas de Santa Claus, con sus trineos, renos y elfos. Podrán asistir a diversas actividades, patinar sobre hielo, escuchar música en directo y presenciar un espectáculo de luces en el lago. Además de montar en alguna atracción, iluminada para la ocasión, claro…

Más tradicionales son los mercadillos situados en las plazas de Nytorv y Hojbro Plads, en pleno centro de la ciudad y solo separadas por un pequeño paseo de cinco minutos. Los puestos se encajonan entre edificios centenarios, creando una panorámica bellísima con olor a dulce y vino.

Igualmente imperdible por su entorno es el mercadillo de Nyhavn. El canal, las casas de colores y la iluminación navideña es una combinación única para atraparte allí, tal vez comiendo un perrito caliente repleto de cebolla, durante un buen rato. Podremos observar la pintoresca estampa navideña de la fachada del hotel Anglaterre.

Copenhague para niños

Los niños disfrutarán de la capital danesa. Es pequeña, fácil de recorrer gracias a su perfil llano, muy tolerante con las bicis y con un abanico de atracciones turísticas que garantizan la diversión.

Durante algunos meses se puede tomar un coqueto tren turístico que recorre el centro de la ciudad. Sin limitaciones estacionales es posible coger un barco para ver con toda comodidad la ciudad desde el agua.

El hombre más alto del mundo

Algunos museos harán las delicias de los más pequeños. Imperdible es la incursión en el mundo de los cuentos en el Hans Christian Andersen. Rememoraremos personajes que son parte de nuestra infancia, como Pulgarcita, El Patito Feo o La Princesa y El Guisante.

Otros museos nos sirven para despertar el sentido de la curiosidad: el Ripley’s Believe It or Not! Y el Guiness World Records Museum. En ellos podremos compararnos con las figuras a tamaño real del hombre más alto y más gordo del mundo. O ver al hombre que comía bicicletas…

El sótano del Museo Nacional ofrece todo tipo de muestras interactivas y recreaciones históricas como los barcos vikingos. Mientras que el Experimentarium, al norte de la ciudad, es un museo fantástico de aprendizaje de la ciencia de una forma muy interactiva.

Mientras callejeamos por el centro podemos guarecernos durante un rato en la tienda Disney mientras contemplamos la infinita colección de vestidos de princesas. Y en la próxima tienda Lego pueden pasar las horas muertas haciendo construcciones.

¿Cuándo ir a Copenhague?

Los meses comprendidos entre mayo y septiembre son ideales porque los días son mucho más largos (en junio se suman encadenan 17 horas de sol y solo tres de noche cerrada). Las temperaturas son más agradables, los museos demoran su cierre y la animación se apodera de las calles. En julio se celebra el segundo festival de jazz más importante del mundo. Incluso, puedes ir a la playa… Aunque no son precisamente su punto fuerte.

Una óptima alternativa para descubrirla es durante las semanas previas a la Navidad. El molesto frío es compensando con una ciudad engalanada de rojo y blanco que rezuma el mejor espíritu de Papá Noel.

¿Qué tiempo hace en Copenhague?

Rara vez pasarás calor en Dinamarca. Incluso en julio y agosto las temperaturas máximas normalmente están en torno a los 22 grados. En invierno la mínima puede bajar de los cero grados, aunque bien abrigado no sentirás un frío excesivo salvo que la combinación de la humedad y los vientos gélidos del Atlántico hagan de las suyas.

No esperes encontrarte una postal nevada en invierno, por cortesía de las corrientes del golfo de México (sí, de México) que “suavizan” las temperaturas para ser un país del norte de Europa.

Eso sí, no te puedes olvidar un paraguas o un chubasquero. Llueve con asiduidad durante todo el año, pero en mayor medida durante un verano que suele venir acompañado de fuertes tormentas eléctricas.

¿Cuántos días necesito para visitar Copenhague?

Que la capital danesa sea pequeña y extremadamente cara invita a estancias cortas. Con tres días y dos noches tendrás suficiente para conocer las principales atracciones sin que nuestra cartera se vista de luto. Si quieres darte una vuelta por Legoland, el fiordo de Roskilde o Malmo, tendrás que sumar una jornada más.

¿Dónde cambiar dinero?

Nos encontramos en una ciudad muy avanzada tecnológicamente que tiene universalizada las compras con tarjeta. En cualquier restaurante, tienda, supermercado o mercadillo callejero admiten pago bancario sin importe mínimo. No necesitarás portar coronas. Si las precisaras, en el centro tienes diferentes oficinas con tipos de cambio ajustados. Como siempre, evita hacerlo en el aeropuerto.

¿Cómo moverse en Copenhague?

Solo necesitarás tus dos piernas para desplazarte por el centro de la ciudad. Gran parte de la superficie es peatonal y la mayoría de las atracciones están concentradas en un radio de un par de kilómetros. Entre los jardínes del Tívoli y la estatua de La Sirenita, que marcan los límites a sur y norte, no hay más de 40 minutos a pie.

El Metro dispone de pocas estaciones en el centro aunque podrás sacarle provecho si te diriges a los castillos de la periferia. Es recomendable hacer al menos un viaje en un moderno suburbano que tiene dos peculiaridades: funciona sin conductor y el último vagón dispone de un amplio ventanal con asientos encarados para ir viendo el túnel iluminado.

Las principales arterias son transitadas por varias líneas de autobuses que serán muy útiles para los desplazamientos desde los hoteles al centro o para dirigirnos a Christianhavns. No esperes encontrar transporte público para moverte por el Copenhague peatonal.

Los viajes en metro, autobús o trenes regionales son gratuitos si has adquirido la Copenhague Card. Si nos has adquirido esta pero eres un vago redomado, puedes comprar el City Pass, un abono válido para 24 horas (80 KKD, unos 10 € por persona) o 72 horas (200 KKD, 26 € por persona). Los niños menores de 12 años no pagan y hasta 16 años, solo la mitad.

El City Pass incluye los traslados desde y al aeropuerto. Te saldrá rentable si tu hotel está un poco alejado del meollo turístico y necesitas tomar transporte público. Si pernoctas dentro de la almendra central, lo más probable es que no te merezca la pena el pase y pagues un billete sencillo (24 KKD, unos 3 € por persona) cuando lo precises.

Consulta la información actualizada sobre el transporte público en Copenhague.

Recomendación: descárgate la aplicación Citymapper para encontrar el mejor itinerario y los tiempos de espera.

Por supuesto, el coche no es una opción en Copenhague. En el caso de contar con un vehículo, lo mejor que puedes hacer es contratar un hotel a las afueras con parking incluido y buena comunicación por metro. Al centro no se puede acceder y los precios de los aparcamientos públicos de los alrededores son prohibitivos.

¿Cómo llegar del aeropuerto al centro?

El aeropuerto de Copenhague se encuentra a solo 10 kms del centro así que el trayecto apenas te robará unos 20 minutos. Lo más cómodo y rápido es tomar un tren regional sin paradas hasta la Estación Central, donde se encuentran muchos hoteles. Si te diriges a otro lugar de la ciudad, resulta óptimo el Metro que, además, tiene una mayor frecuencia de paso. También puedes optar por una línea de bus regular pero invertirás el doble de tiempo.

Aquí puedes ver la información exacta de cómo llegar del aeropuerto al centro de Copenhague.

¿Cómo alquilar una bicicleta?

Que un país tan pequeño como Dinamarca cuente con 12.000 kms de carriles bici y cerca de cuatro millones de bicicletas, habla a las claras de su conciencia medioambiental. Se calcula que cerca de un 40% de los habitantes pedalean a diario, a pesar de las inclemencias meteorológicas.

El respeto del conductor hacia el ciclista es máximo. Así que te sentirás totalmente seguro si transitas sobre dos ruedas por las principales calles de Copenhague. El llano perfil de la urbe convierte a este medio de transporte en asequible para todos los públicos.

Existen diversas tiendas de alquiler a medio-largo plazo repartidas por la ciudad. Para alquileres cortos puedes tirar de las callejeras bicicletas naranjas de Donkey Republic que puedes emplear en el acto a través de su app.

Una advertencia: cuando caiga la oscuridad no se te olvide conectar la luz en tu bici. Si te pilla la policía circulando sin ella, muy probablemente acabes con una multa.

¿Es recomendable el autobús turístico?

Al tratarse de una ciudad muy accesible y fácil de recorrer a pie, el autobús turístico es prescindible a menos que estés de paso y dispongas de unas pocas horas para visitarla. Como elemento a favor, unos precios muy ajustados desde 27 € por tres días. Puedes comprar los billetes pinchando aquí.

¿Hay visitas guiadas gratis en Copenhague?

Todos los días a las 11 de la mañana arrancan tours a pie por Copenhague en español e inglés, desde la plaza del Ayuntamiento. La duración ronda las dos horas y media.

Son una opción óptima para un primer día de estancia que nos muestre una panorámica de lo esencial de la ciudad. El tour gratis está basado en un modelo de propinas al guía en función de su desempeño.

¿Están bien señalizadas las atracciones turísticas?

Sorprende que una ciudad tan organizada y tecnológica, disponga de unas señalizaciones tan malas. Resulta difícil toparte en las calles con los corrientes carteles indicando la dirección de los principales lugares turísticos. Tendrás que recurrir a tu sentido de la orientación, al plano impreso o Google Maps para no dar más vueltas de las debidas.

¿Se habla español en Dinamarca?

A pesar de que el turismo español se ha disparado a lo largo de los últimos años en el país nórdico, entre la gente local y en los comercios ni se chapurrea el idioma de Cervantes. Tal vez tengas suerte y te topes con algún trabajador hispano, pero mientras tanto, podrás manejarte sin problemas con un inglés rudimentario.

¿Dónde comer en Copenhague?

Los daneses son muy dados a almuerzos rápidos y ligeros, mientras que las cenas son más contundentes y tranquilas en compañía de sus allegados. Para mediodía es un clásico el smorrebrod, unas tostas de pan de centeno untadas con mantequilla y acompañadas por salmón, arenque o fiambre.

Smorrebrod, el típico almuerzo en Copenhague

El smorrebrod es la comida más famosa de Dinamarca y como tal puedes encontrarla en muchos restaurantes. Con buena relación calidad-precio están Hellernes Smorrebrod, Aamans Deli and Takeaway, o Torvehallerne Copenhaguen.

Por el centro de la ciudad se sitúan numerosos bufés de comida oriental, mexicana y mediterránea. Son una buena opción para llenar el estómago a precios más razonables. Puedes almorzar por precios en torno a las 80 DDK (10 €) y cenar por unas 130 DDK (17 €). Bebidas aparte. Si por una jarra de agua del grifo te cobran unos 30 DDK, imagínate por una cerveza.

Que Dinamarca sea un país muy apegado a la naturaleza no significa que sean vegetarianos. Comen mucha, y buena, carne. Son tradicionales sus hamburguesas (Hakkeboffer) y las chuletas de cerdo rellenas (Svineorbrad). Echa un vistazo a los precios expuestos en el acceso de los restaurantes para evitarte sorpresas desagradables. ¡Ah! No es necesario que dejes propina.

¿Dónde dormir en Copenhague?

A estas alturas podrás imaginar que la pernoctación no es una excepción en la séptima ciudad más cara del mundo. Hasta el más irrespirable de los albergues te cuesta un ojo de la cara.

No voy a recomendar alojamientos pero sí una estrategia: reserva un hotel a las afueras que esté bien comunicado por metro. En pocos minutos estarás igualmente en el centro y te ahorrarás un buen dinero. Procura contratar el desayuno en el propio establecimiento porque te saldrá más rentable que tomarte un cafelito en un bar.

¿Qué museos hay gratis en Copenhague?

Hasta hace unos pocos años el ingreso a los museos era gratuito como fórmula para fomentar la cultura, pero los recortes también llegaron a este pequeño país y se impuso el pago en las principales galerías. No obstante, los precios son razonables para el nivel de vida danés.

Los martes puedes acceder de forma gratuita al Glyptoteket y visitar antigüedades de Egipto, Grecia y Roma. Si quieres embadurnarte de arte local, siempre puedes descubrir en el museo Thorvaldsen la obra del escultor más famoso del país. Libre ingreso los miércoles.

¿Merece la pena ir a Malmo?

Malmo es una ciudad sueca que está a solo 16 kms y a la cual se puede acceder en tren o autobús a través de un puente que supera el mar Báltico. Turísticamente tiene poco encanto y la principal gracia es la obra de ingeniería del año 2000 que facilitó la comunicación por carretera entre ambos países. Mi consejo es que hagas un viaje de ida y vuelta en el día, pero solo si te sobra tiempo.

¿Podré ver la aurora boreal en invierno?

No, salvo milagro. Dinamarca cuenta con dos territorios insulares especialmente señalados para presenciar estos maravillosos destellos en el cielo: Groenlandia y las Islas Feroe. Pero están ubicados en el círculo polar ártico a miles de kilómetros.


¿Crees que se me ha olvidado algún imprescindible de Copenhague? ¿Qué postal te gusta más de la capital danesa?

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