Explorar E-books
Categorias
Explorar Audiolivros
Categorias
Explorar Revistas
Categorias
Explorar Documentos
Categorias
Contracanto
obra temprana de
CONTRACANTO
Una perspectiva semitica de la
obra temprana de Silvestre Revueltas
ISBN 978-607-02-3319-7
Prohibida la reproduccin total o parcial por cualquier medio sin la autorizacin
escrita del titular de los derechos patrimoniales.
Impreso y hecho en Mxico
A mis hijas
Para Eugenia, Leonora y Susana
Introduccin
9
ndice
Agradecimientos
Introduccin
Primera parte
Revueltas en el crisol de las identidades ............................... 00
I. En dilogo con la poesa y la plstica................................. 31
La msica en las letras......................................................... 33
La msica en la plstica....................................................... 39
Riesgos y riquezas de una lectura hermenutica.................. 42
II. La polmica con las otras msicas..................................... 49
Los actores........................................................................... 55
Los espacios.......................................................................... 57
Los tiempos.......................................................................... 59
El espritu de vanguardia en el trasfondo............................ 61
III. Franqueando el paso entre el imaginario cultural
y el musical......................................................................... 75
El sentido en la forma.......................................................... 77
La forma en el sentido......................................................... 83
Msica y semntica.............................................................. 84
Segunda parte.
La suma de los signos
IV.
Esquinas (1931): entre la msica y la palabra................. 95
Texto, contexto e intencin............................................... 95
V. Primer movimiento: el rumor de las multitudes............. 105
Las voces de la esquina...................................................... 105
El pregn como gesto cultural........................................... 107
El pregn musical: del texto cultural a la partitura........... 112
Colimote, a dos por un real, mirando que el tiempo
est muy fatal: de la partitura al texto cultural................ 121
VI. Segundo movimiento: el dolor persistente,
clavado en la mitad de la calle.......................................... 143
El sujeto individualizado.................................................... 143
Desdoblamiento y multiplicacin del signo...................... 146
Ruptura y cambio de ruta.................................................. 149
VII. Tercer movimiento: un grito fecundo en rebelda......... 153
Las huellas de una metamorfosis....................................... 153
Dinamizacin actorial del signo........................................ 157
VIII. Esquinas (1933): nacin o nacionalismo?.................... 171
La musa ausente................................................................. 171
Msica esquinera............................................................... 174
Citar, glosar, disipar o refundar el smbolo cultural?........ 180
Un aqu militante........................................................... 182
Iconoclasia poltica............................................................ 185
IX. Dividendos de un anlisis: simbiosis estratgica............ 193
Transposicin semitica como estrategia de creacin...... 193
Suma o choque de signos................................................... 195
ndice
11
Tercera parte.
El choque de los signos
X. La retrica del tropo......................................................... 203
Textos retricos y tropos revueltianos............................... 204
Tropo y ethos..................................................................... 205
Las retricas del deseo y del rechazo................................. 209
XI. La voz de un pueblo pauperizado:
Tierra pa las macetas, Parin........................................ 217
Tierra pa las macetas.......................................................... 217
Tres afiladores.................................................................... 219
En el mercado del grito y la feria del color........................ 221
XII. De toros viejos y despuntados: Pieza para orquesta...... 229
XIII. Veredas emboscadas: Caminos........................................ 233
La msica de la Revolucin?............................................ 233
Gramtica para construir una alteridad............................. 237
Corridos proletarios para un plastodonte blanco.............. 241
Caminos borrascosos vs. bulevares europeos..................... 241
XIV. La retrica de un albur musical: Janitzio........................ 249
Burla musical: mimesis........................................................ 252
Pastiche simulado: antitheton, exclamatio, suspensio........... 253
Verosimilitud desafiada: hyperbole..................................... 258
La nota discordante........................................................... 259
Stira de lo pastoril: antitheton........................................... 259
Onomatopeyas callejeras: mimesis, exclamatio................... 260
Mentadas y otros sabotajes................................................ 262
Tropos culturales y msica................................................ 263
XV. La musicalizacin de una polmica: 8 x radio................. 273
Dilogo divergente............................................................ 278
El discurso referencial: hipotexto...................................... 281
Introduccin
13
Agradecimientos
Introduccin
15
Introduccin
Nacionalismo o modernidad?
Introduccin
17
Introduccin
19
Introduccin
21
Introduccin
23
Notas
1 Nos referimos ante todo a Yolanda Moreno Rivas, Julio Estrada y Carlos Snchez-Gutirrez, cuyas aportaciones tendremos oportunidad de discutir ms adelante.
2
Ms all de las breves crnicas dedicadas a la vida y obra de Revueltas escritas
por autores extranjeros tales como Nicolas Slonimsky, Robert Stevenson, Dan
Malmstrm, Virgil Thompson y el trabajo ms extenso de Otto Mayer-Serra,
muchos autores mexicanos incluyeron biografas de Revueltas en sus ensayos
de catalogacin. Destacan entre los ms nacionalistas y romnticos los de Guillermo Contreras, Alfonso del Ro y Roberto Lpez Moreno. (Vase listado de
textos biogrficos sobre Revueltas en la bibliografa).
3
Panorama musical de Mxico, conferencia dictada en Valencia durante la
visita del compositor a la Espaa republicana como parte de la delegacin mexi
cana al II Congreso de Escritores Antifascistas en Defensa de la Cultura. (Silvestre Revueltas, Revueltas por l mismo. Comp., Rosaura Revueltas y Phillipe
Chron. Mxico, Era, 1989, p. 200).
4
Ibd, p. 198.
5
Revueltas explica con irona el ttulo de una msica compuesta como soporte de
un documental de propaganda, promovido por el gobierno de Crdenas para
promocionar la construccin del ferrocarril de Baja California: La msica que
hace pensar es intolerable, martirizante, y hay gente que la prefiere; yo adoro la
msica que me hace dormir por eso tengo una serie de admiradores. (Ibd,
p. 213).
6
Como veremos, incluso ttulos como Janitzio y Cuauhnhuac esconden una intencin irnica y sirven al mismo propsito crtico.
7
Son innumerables los ataques a la figura del artista romntico en los textos de
Revueltas. El aqu citado proviene de una carta indita que el compositor dirige
a Nicolas Slonimsky el 25 de agosto de 1932. Se trata de una autodescripcin
probablemente solicitada por el destinatario y es una verdadera joya de
vanguardismo ldico y provocador. Traduzco parte de dicha misiva: Le envo
algunos hechos sobre mi persona, mismos que usted puede reacomodar a su pla
cer; tambin puede inventarle cualquier cosa [adicional], si es necesario. / Nac
en algn lugar del estado de Durango (Mxico). No considero haber sido un
nio prodigio (para mi mala fortuna), pero entiendo que desde temprana edad
mostr cierta inclinacin hacia la msica, por lo cual eventualmente acab
como msico profesional. Contribuyeron a ello varios maestros, de quienes afor
tunadamente no aprend mayor cosa. Supongo que esto se debe a un mal hbito
de independencia. / Toco el violn y he dado recitales en todo el pas, incluyendo
la ciudad de Mxico, pero no encuentro inters en posar como virtuoso, de
modo que me he entregado a la composicin y a la direccin (tal vez una pose
mejor ?). / Me gusta toda clase de msica. Soporto incluso algunos de los clsicos e incluso una que otra de mis propias obras, pero prefiero la msica que hace
Introduccin
25
10
8
9
11
12
13
14
15
16
la gente de los ranchos y pueblos de mi pas. Ellos son mis maestrosx. (La carta se
encuentra en el archivo Slonimsky, en la Biblioteca del Congreso, Washington
D.C.).
Sobre la seriedad, en Silvestre Revueltas, op. cit., p. 181.
As lo contaba su viuda, ngela Acevedo, en entrevista con el autor.
El perodo de estudio en el Saint Edwards College ha sido meticulosamente do
cumentado por Lorenzo Candelaria, Silvestre Revueltas at the Dawn of His
American Period: Saint Edwards College, Austin, Texas (1917-1918), en
American Music, vol. 22, nm. 4. Illinois, University of Illinois, 2004. Para una
cronologa reciente de Silvestre Revueltas en tanto violinista, vase Omar lvarez Martnez, Silvestre Revueltas, violinista compositor. Mxico, 2005. Tesis,
Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Escuela Nacional de Msica.
Ortega era esposo de Guadalupe Medina, mezzosoprano para quien Revueltas
escribi la mayor parte de sus canciones. Presumiblemente fue a l a quien se
debe el primer contacto entre Revueltas y Chvez.
Robert Parker incluye el contenido de algunos de estos programas. Entre los
arreglos de Kreisler estn los correspondientes a msica de Pugnani, Gluck,
Grainger, Francouer y varios de msica popular: Farwell to Cucullian y Tambou
rin Chinois. Tambin incluyen arreglos de msica de Ricardo Palmern y Tata
Nacho. El repertorio de las orquestas de cine era similarmente ligero. Contrario al repertorio exigido por las circunstancias, Revueltas intenta incluir ocasionalmente msica de signo modernista, tal como la Rapsodia negra de Francis
Poulenc. (Cfr. Robert Parker, Revueltas in San Antonio and Mobile, en
Latin American Music Review / Revista de Msica Latino Americana, vol. 23,
nm. 1. Austin, University of Texas, 2002).
En el legado del compositor se encuentra un folleto anunciando la publicacin
de un nuevo nmero de la revista New Music, dirigida por este compositor. En
dicho folleto Cowell agradece a Revueltas el envo de dichas partituras y le in
vita a enviarle materiales nuevos. No hay constancia de que estas u otras partituras hayan sido publicadas en el marco de dicha revista.
Esta obra fue publicada recientemente por la unam en el marco de la edicin
crtica integral de la obra de Silvestre Revueltas. Todo indica que esta composicin fue iniciada en San Antonio, pero que fue concluida poco despus del
arribo de Revueltas a Mxico, en enero de 1929. (Vase Roberto Kolb, Pieza
para doce instrumentos, nota crtica de la publicacin. Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 2004).
Incluso podra pensarse que es precisamente debido a este nuevo impulso que
Revueltas deja sin ttulo y a la vez sin estreno las obras antes mencionadas la
pieza para doce instrumentos, y la de violn y piano, ambas pertenecientes
al espritu ms tentativo y an carente de una identidad clara que caracteriza el
corpus compuesto durante su estancia en los Estados Unidos. Las dos composiciones fueron concluidas pocas semanas despus de su arribo a Mxico.
El contenido o sentido al que se refiere en este anlisis al significado que deriva
de una forma particular de articular temporal, espacial y actorialmente los ele-
Introduccin
27
Contracanto
Nadie como los extraos para darse cuenta de nuestras virtudes. Heme
aqu por el camino del bien (artstico, se entiende), sin que mi naciente ego
latra me hubiera dado tiempo de percatarme. Pero nunca es tarde para vol
ver sobre mis pasos cuando de la rectitud se trata. Sin embargo, a fuerza de
pensar en ello, no puedo impedir que la duda agite mi espritu.
Cuando ciertas personas nos dicen que hemos encontrado el buen camino,
lo ms probable es que vayamos mal encaminados. Qu entendern por el
camino del bien? Si se refieren a la clase de msica que se puede sintetizar
en el esto s es msica de todos los que sienten el agravio de lo nuevo, en
tonces podemos considerarnos perdidos, pues no hay peor fracaso que ser
elogiado por los que estn muy lejos de compartir nuestras ideas y nuestros
puntos; o ellos se acercaron a nosotros, lo que no es muy halageo, o
sintieron que nosotros nos acercbamos a ellos, lo que es decididamente
insufrible.
Nuestra msica mexicana tiene todas las caractersticas de esa pueril va
nidad provinciana que se presenta a sus coterrneos con trajes y maneras
de la capital. Es msica envuelta en sedas importadas de los bulevares
europeos, msica hecha a base de diminutivos empalagosos, tan alejada de
la realidad dolorosa y palpitante de las masas como una recepcin diplo
mtica o un aristocrtico sarao. (Probablemente, ste sea el buen camino,
pues la msica dura y fuerte, que no se pasea en Rolls Royce sino que
camina con los pies desnudos, no es del agrado de los odos civilizados y
refinados de los salones europeos).
El grito plebeyo, fecundo en rebeldas, de un desharrapado tiene ms fuer
za constructiva que un milln de five oclock teas. (Pero ste ha de ser
el mal camino. Desde luego, un camino que no est asfaltado).
Silvestre Revueltas
El Universal, 8 de noviembre de 1933
Introduccin
29
Primera parte
Introduccin
31
En su musicalizacin, el sentido ldico se ve corporizado por la yuxtaposicin caprichosa de gramticas, enfrentando de manera tajante
diatonismos con un cromatismo cuasi atonal y recurriendo a una gestualidad extrema en la voz (vase ejemplo 1).4 Es inevitable correla
cionar esta expresin local del dadasmo con un movimiento que se
asume pblicamente como deudor de las vanguardias histricas de
Europa: el estridentismo, iniciado por Manuel Maples Arce en 1921.
Aunque para las fechas que nos conciernen, este movimiento haba
concluido ya su ciclo vital, mantuvo, a travs de la obra de sus otrora
miembros, una presencia continuada que es relevante para el estudio
de la msica de Revueltas.5
pi mosso
& 43
& 43 b b bb
f 3
? 43 b
b b
# >
& 43
F
3
&4
>
> b
pa - ra la don - ce - lla
>
fla - ca,
()
&c R
be - so,
? c b
.
.
42
pan
que - so,
re - ce - ta deIho-meo -pa - t - a
>
#
42
42
j b
.
> > > >
pan
de
# .
43
43
.
. #
43
# n >
c
3
3
4 # J .
43
43
. .
# # .
c
R
. b
r b
.
. b . .
so - breIel
. .
2
4 #
# #
dim. et rit.
5
r
>
.
? 43 . b R
&c
42 b
phy - to - la - ca
Andante
. . .>
.
# . n .
>.
42
laIa - le - gr - a.
. .
. # .
# >
La onomatopeya que introduce las dos primeras estrofas se hace presente tambin en la msica: la pulsera de la criolla y el corazn del
indio parecen resonar en la insistencia reiterativa de los ostinati la
te que late y en el diseo cclico de ciertas melodas de la cancin
vuelta y vuelta. Para comunicar su mensaje poltico, compositor
y poeta recurren a formas de expresin de fcil decodificacin e impacto inmediato. A pesar de haber sido compuesta en un mismo alien
to que Ranas (marzo de 1932) y a diferencia de aqulla, esta partitura
es francamente tonal. Ya aqu comenzamos a sospechar lo que ser
paradigmtico en toda la obra de Revueltas: la no supeditacin a co
rrientes estticas o tcnicas de moda, sino una apropiacin eclctica
y calculada de discursos musicales preexistentes, incorporando as la
marcacin cultural que conllevan a sus propias necesidades de significacin musical y semntica.
En 1932, Revueltas recurre una vez ms a un poema del autor su
rrealista del Do. Pero esta vez su tpico es netamente nacional: alude
al pregonero de un parin, espacio cultural que presta su nombre a
una partitura para soprano, coro y orquesta. A diferencia de los del
Do, los versos asumen aqu la forma de una narrativa lineal y cumulativa, y la puesta en msica le corresponde al menos en primera
instancia perceptiva con los recursos de una estructuracin tonal.
El talento para apropiar musicalmente lo cultural se manifiesta
con toda claridad en una composicin cuyo gnero es por dems experimental en el ms puro sentido de la vanguardia ldica de un Jean
Cocteau: una pantomima infantil bailable. Troka (1932) se inspira en el
personaje futurista inventado por Germn List-Arzubide, poeta sobreviviente del estridentismo.7 En Troka se entrecruza la expresin de
lo nacional brevemente articulado en una cita literal de la ronda
fl. I y II
&c
?c
voz
& c #
oboe
En - treIel sil - bo
del
#
f
& #
& #
? .
#
-
#
3
hue - hue
#
J
.
te
.
.
# .
car
j
n
n . . . . # > .
F
-
de
#
& c #
3
3 .
cb.
. . .
. .
# .
? c .
.. .
fagot
ca - rri - zo
las
flau - tas
#
#
vls. 3
&
. # .
yIel fa - got de
. . .
#
J
co
#
.
.
mi
do.
n
.
.
Ejemplo 2. Fragmento de Ranas. Obsrvense las alusiones del texto literalmente actorializadas en los flautines y en el fagot.
infantil a la rueda de la mar con la manifestacin de un expresionismo en extremo vanguardista.8 Sonoridades speras enmarcadas
en un discurso ldico y formalmente caprichoso, la seleccin de la
pantomima como medio, a ms de su personaje semntico, un robot
futurista, vinculan esta msica de Revueltas al estridentismo y, a travs
de ste, a las vanguardias histricas.
Dadasmo, expresionismo, estridentismo, nacionalismo, realismo de corte social Revueltas no sirve a ninguna de estas causas.
Ms bien, se sirve creativamente de sus recursos. A fin de cuentas lo
cosmopolita frente a lo local no parece constituir la disyuntiva. En su
proceder, Revueltas se revela como un maestro en la interpretacin
musical verosmil o abstracta de gestos del habla, de latidos de pa
sin social, de sonoridades escuchadas en el mundo animal o en un
espacio cultural. Estas formas de hacer reverberar en la msica lo que
sucede fuera de ella son ms que eso: se trata, de hecho, de percepciones que convierte en estrategias de creacin musical, las cuales
por tanto nos ocuparn intensamente a lo largo de nuestra investigacin. En las canciones, la construccin de sentido va de la mano de
la palabra y es, por tanto, evidente. Pero en la obra puramente instru
mental tales transposiciones intersemiticas estn tambin presentes ms sutiles y variadas, parecen conformar la esencia de la identidad
discursiva.
La msica en la plstica
Tanto o ms reveladores de los discursos estticos y polticos que se
entrecruzan en nuestro corpus, son los que unen a Revueltas con la
plstica. Por su relevancia para la interpretacin de esta doble identi
dad, cabe mencionar el manifiesto anti-academicista del Frente ni
co de lucha contra la reaccin esttica,9 redactado por David Alfaro
Siqueiros en 1932 y firmado tambin por el propio Revueltas, Xavier
Villaurrutia y Luis Sandi.10 Frente a los conservadores, quienes como
los cabuses de los ferrocarriles caminan siempre gruendo y siempre
estn con aos de retraso a la cola de las locomotoras que los arrastran, el manifiesto reivindica el dinamismo innovador del arte, siem
pre desde una perspectiva poltica:
Grfico 2. Gabriel Fernndez Ledesma, Protesta de los artistas revolucionarios de Mxico, 7 de noviembre de 1928.
ber sido simbolizados adjudicando un papel generador y preponderante a msicas de las etnias, a los sones de Tehuantepec o a evocacio
nes musicales del pasado pre-colonial.16 Revueltas no procede as, y
esto lo distingue tajantemente de las estrategias de representacin
nacionalista de la mayora de sus contemporneos.
Los actores culturales que pueblan la msica de Revueltas se encuentran tambin en la obra de otro pintor, me refiero a ciertos lienzos de Antonio M. Ruiz El Corzo. El imaginario que se desprende
de stos se parece mucho al que se intuye en la msica de Revueltas,
pues est marcado por una representacin del entorno cultural de
una urbe empobrecida: una vendedora de billetes de lotera en el pin
tor,17 la figura solitaria de un afilador, o los gritos de un pregonero en el
msico. Ni una ni los otros parecen mostrar un inters por representar la mexicanidad, en cuanto a su condicin de pobreza. Ruiz y Revueltas comparten tambin el gusto por la irona, construida median
te la yuxtaposicin de signos incongruentes: como en el retrato que
hace Ruiz de una soprano regordeta en la sala de su casa y en la cita del
vals Sobre las olas, en el apunte de una partitura de Revueltas. De la
boca de la soprano sale un gallo. El vals es satirizado por acordes equi
vocados (vase grfico 3).18
Ambos artistas exploran paralelos discursivos: El Corzo convierte un sonido en una imagen figurada. Revueltas figura una escena de saln, citando un gnero que nos hace evocar la cultura del
porfiriato. Para Ruiz como para Revueltas, la alusin satrica al saln
es, por supuesto, una burla de la cultura academicista.
Riesgos y riquezas de una lectura hermenutica
Como hemos podido observar, no por indirectos o simblicos, los
lazos entre la msica de Revueltas y los discursos de la poesa, literatura y plstica son menos reales y relevantes. Pero bastan como premisa para inferir un sentido en las creaciones de Revueltas? Permite
la naturaleza del discurso plstico o literario, cuyos medios y estrategias de expresin no coinciden con los de la msica, tales deducciones? Y ms all de estas diferencias discursivas, reta Paul de Man, es
posible entender una obra reconstruyndola con base en evidencia
Grfico 3. Fragmento de un apunte de Velorio en el que aparece citado el vals Sobre las
olas de Juventino Rosas (manuscrito del compositor).
registrada, el conjunto de convenciones, las expectativas, y las creencias vigentes en el momento de su creacin?19
Nuestra breve exploracin preliminar ha puesto en evidencia vn
culos ostensibles entre los discursos que parecen hacerlos comparables entre s, en tanto que comparten una serie de objetivos de
representacin y se sitan en una misma circunstancia histrica y
cultural. Pero los lazos son indirectos: el latir del corazn comparte
con la msica una articulacin particular del tiempo; el suspiro de
amor de una india tiene su correlato musical en el gesto de una meloda que desciende suavemente, hasta desvanecerse; la algaraba producida por el encuentro de paisanos en el espacio de un mercado o de
una fiesta, puede asumir la forma de un mundo sonoro complejo, poblado por un sinnmero de actores musicales diversos y yuxtapuestos,
en simulacin simblica del suceder casual e imprevisible de dicho
entorno cultural.
Es pues, slo en la accin de estos signos,20 en el paralelo simblico entre los mecanismos de significacin utilizados para generar un
particular concepto de tiempo y espacio, en donde se tocan los discursos distintos. Dicha accin simblica dispara la creatividad y produce riqueza artstica, pero conlleva en s misma su limitante interpretativa: la ambigedad que hace de toda reconstruccin del lazo
simblico una aventura subjetiva. No obstante, tal aventura es, en
nuestro caso, obligada.
Notas
Jean-Marie Jacono distingue dos semiticas en el estudio de la msica como
fenmeno social: la de la instauracin y la de la institucionalizacin. La
primera se ocupa esencialmente de la problemtica planteada por el compositor en su obra; la segunda incluye la instauracin, pero se enfoca ms en el estudio de la recepcin de la obra en una sociedad, en tanto que las expectativas
del pblico actan sobre el sentido de la obra. Ambos procesos se abordarn
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
Los actores
La identidad esttica y poltica de un compositor puede inferirse a
menudo a partir del personaje cultural que sita en su obra, represen
tado ah mediante la msica con la que se le asocia convencionalmen
te en un momento y entorno dados. En un ambiente musical convulsionado por una intensa polmica en torno a la definicin de identidad
no sorprende la cantidad de partituras con sello programtico que pos
tulan un personaje simblico como estrategia de definicin personal
y/o de validacin social. Pero quin deba considerarse, en ese Mxico, portavoz de la modernidad nacional en cuyo nombre polemizaban
todos los artistas? El charro que le canta las glorias de la vida campes
tre a su china poblana? El mestizo enaltecido por la Revolucin, y
en cuya raza se sintetiza un Mxico nuevo? La poblacin autctona
que ha sobrevivido la colonizacin? El campesino proletarizado que
viene a la ciudad en busca de trabajo? Ninguno de stos, sino el com
positor mismo, el que se rehsa a emplear la muletilla programtica pa
ra conquistar aplauso y aceptacin? Tpicos, gneros o lenguajes mu
sicales representan a tales actores incluyendo al ltimo de la lista, al
msico absoluto; por estos medios los compositores defienden un
espacio dentro de la paleta de opciones identitarias que se debaten
en dicha semiosfera.
La mayora de los discursos musicales que reservaron un espacio
dentro de esta paleta lo hicieron mediante la postulacin musical de
un actor que representa cierto campo semntico, incorporando co
mo base del discurso una meloda tnica, folclrica, tradicional u
otras, o un elemento rtmico por ejemplo, el de un tambor indio,
o una escala pentatnica en alusin a una cultura arcaica, una
tcnica compositiva innovadora como signo de pertenencia a la
vanguardia cosmopolita, o algn otro indicador equivalente. Salva
das algunas excepciones, la msica de nuestro corpus escapa de esta
tendencia. En algunas de estas partituras, por ejemplo, las apropiacio
nes culturales, lejos de ser unvocas, prcticamente inundan el discurso,
tanto en cantidad como en diversidad. Llama la atencin que dichos
significadores aparecen esparcidos de manera aleatoria a lo largo del
espacio de la msica, y que no parecen asumir tareas de estructuracin narrativa. Es decir, en estos planteamientos musicales las citas no
Notas
Empleamos aqu el concepto introducido por Jauss en el marco de su esttica
de la recepcin.
2
Basamos este recuento en el estudio informativo que al respecto ofrece Leonora
Saavedra, Of Selves and Others: Historiography, Ideology, and the Politics of Modern
Mexican Music, cap. 5, The Mexican Selves (I): Early Representations and
Reception. Pittsburgh, Pensilvania, 2001. Tesis, Universidad de Pittsburgh,
pp. 175- 217. Nuestras citas provienen de este estudio, mi traduccin.
3
Jess C. Romero, Apuntes para la historia del Primer Congreso Nacional de
Msica, en Cultura musical: revista patrocinada por el Conservatorio Nacional
de Msica, nms. 1 y 2. Baltimore, The ripm International Center, diciembre de
1936, pp. 14-17.
4
Lo conformaron Estanislao Meja, Daniel Castaeda, Francisco Domnguez,
Alba Herrera y Ogazn, Manuel Barajas, Juan Len Mariscal, Ignacio Montiel
y Lpez, y el antes nombrado Jess C. Romero.
5
Los premios fueron ganados, en la primera categora, por El festn de los enanos
Roln, primer premio y tres movimientos de Imgenes Candelario Huzar,
tercer premio. En la segunda categora las Variaciones sobre un tema mexicano
Alfonso de Elas, tercer premio. En la tercera categora obtuvieron diplo
mas la Suite para orquesta de cuerdas Jos F. Vzquez y la Sinfona folklrica
para msica militar Rafael Adame. Debe aclararse que la composicin del
Festn de los enanos haba sido compuesta motu proprio, antes de la emisin de la
convocatoria.
6
Cfr. Rubn M. Campos, El folklore y la msica mexicana. Investigacin acerca de
la cultura musical en Mxico (1525-1925). Mxico, Secretara de Educacin Pblica, 1928.
7
La historia de esta creacin, producto de reelaboraciones de materiales pro
venientes de varias obras, hace difcil establecer una fecha de composicin. De
acuerdo al estudio de Leonora Saavedra, op. cit., la primera versin con este
nombre data de 1928. La versin dirigida por Revueltas est fechada en Pars
en 1930.
1
Saavedra reporta ejecuciones musicales de El fuego nuevo por la Orquesta Sinfnica de Mxico en 1928, 1929 y 1930. La interpretacin a la que pudo haber
asistido Revueltas se efectu en un concierto de gala dirigido por Chvez el 25
de julio de 1929. (Cfr. Tabla de ejecuciones de la Orquesta Sinfnica de Mxico, en Leonora Saavedra, ibd, pp. 222-225).
9
El rico dilogo esttico entre Chvez y Revueltas que en la poca analizada no
slo eran amigos sino correligionarios en su lucha por la innovacin ha sido
ignorado casi totalmente por la historiografa, al parecer ofuscado por la mayor
fascinacin que ha despertado la disputa personal y poltica que los convirti
en contrincantes durante la segunda parte de la dcada de 1930. Queda pendiente, pues, el estudio del dilogo crtico entre Chvez y Revueltas como fuen
te de energa creativa. Como es el caso de Revueltas, tambin para Chvez la
poca entre 1921 y 1935 conform un fructfero laboratorio de experimentacin. Sus propuestas son extraordinariamente variadas mucho ms que las de
Revueltas y van desde un osado vanguardismo (Energa, 1925; Tres exgonos,
1923; Otros tres exgonos, 1924) hasta hierticas obras neoclsicas Sinfona An
tgona (1932-1933), pasando por experimentos neo-primitivistas (El fuego nue
vo, 1921; Ballet indgena Los cuatro soles, 1925) y propuestas nacionalistas
(Jarabe: Baile Mexicano Tradicional, 1922; Imagen Mexicana: Cancin Mexicana
Tradicional, 1923; Cantos de Mxico para Orquesta Mexicana, 1933; El Sol:
Corrido Mexicano, 1934; Llamadas: Sinfona Proletaria para Coro y Orquesta sobre
versos del Corrido de la Revolucin Mexicana, 1934; Sinfona de Baile Caballos
de vapor, 1934; Chapultepec: Three Famous Mexican Pieces, 1935; Sinfona India,
1935). A estas tendencias hay que sumar otras, al parecer de inters musical ms
que social y poltico (Blues y Fox, 1928; Soli, 1933; Three Spirals, 1934; Sonata
para piano, 1928; y Sonata para cuatro cornos, 1929).
10
A pesar del equvoco que puede producir este trmino, lo seguiremos utilizando
como referencia a las culturas prehispnicas dado que fue el utilizado con ms
frecuencia en la poca que nos concierne.
11
Habr quien considere dentro de esta categora el arreglo para septeto de El afi
lador, una pieza compuesta originalmente para piano y violn en Guadalajara
(1924). Pero este personaje no es exclusivo de Mxico y su adopcin responde
ms bien a la inquietud de postular un sentido social desde la msica.
12
Zofia Lissa teoriz acerca de la forma en que opera una cita estilstica al interior
de una obra musical, en el caso del neoclasicismo stravinskiano. A diferencia de
su modelo que habla slo de citas musicales es decir, de referencias a otras obras
musicales y a los mundos que stas representan, nosotros hablaremos tambin
de la incorporacin de significados culturales que no estn mediados por una cita
musical. (Vase Zofia Lissa, sthetische Funktion des Musikalischen Zitats,
en Die Musikforschung, nm. 19. Kassel, Gesellschaft fr Musikforschung, 1966,
pp. 364-378).
13
Las citas literales o de estilo se cien perfectamente a una definicin amplia del
signo musical, como la que propone Kofi Agawu: Una disposicin particular de
8
17
18
19
20
21
22
una semiosfera por s misma. Es sta a la que haremos referencia con ms especificidad a lo largo de nuestro estudio.
Emplearemos este concepto como alusin al conjunto de signos que confor
man la semiosfera, en este caso, la que nutre a Revueltas. En este sentido cultura incluye, pero a la vez trasciende, la acepcin coloquial del trmino como
praxis artstica e intelectual. Hablaremos de signos culturales aquellos
que Revueltas apropia de la semiosfera por oposicin a signos musicales que
pueden, o no, constituir reencarnaciones musicales de los anteriores dentro
del texto artstico.
Nos apoyamos en la propuesta de una exploracin de las articulaciones musicales de actor, tiempo y espacio que propone Tarasti como base de su teora semi
tica. (Eero Tarasti, A Theory of Musical Semiotics. Bloomington e Indianpolis,
Indiana University Press, 1994).
El concepto de marcacin, adaptado por Robert Hatten a partir de la lingstica, se refiere a la valuacin asignada a la diferencia. (Robert Hatten, Musical
Meaning in Beethoven. Markedness, Correlation and Interpretation. Bloomington
e Indianpolis, Indiana University Press, 1994, p. 34). Este concepto jugar
un papel importante en nuestra investigacin dado que no es posible inferir el
valor de un signo dentro de un discurso musical sin observar su articulacin
dentro del contexto. Sin embargo, a diferencia de Hatten, no emplearemos el
concepto en su acepcin ms estricta, como estrategia para resaltar elementos
de una relacin binaria significados destacados / significados no destacados,
sino en un sentido semntico como estrategia para inferir la relevancia e in
tencin de un signo en un marco de valores que pueden trascender el texto
musical. En el caso citado, los signos derivados del mbito cultural prestan al
discurso musical una marcacin semntica. A la inversa, el lenguaje musical de
avanzada puede interpretarse como un intento por marcar el sentido de las incorporaciones culturales con un sentido de modernidad. Como veremos, depender de las estrategias de enfatizacin foregrounding cul de estas interpretaciones es la pertinente.
Al respecto de la particular visin del mundo de las vanguardias, dice Jos del
Pino: Las obras del vanguardismo ms autntico se basan en la construccin
de un objeto artstico que adquiere su forma en la pugna por representar novedo
samente una realidad percibida como diversa y mltiple, compleja y disgregada.
(Jos del Pino, Montajes y fragmentos: una aproximacin a la narrativa espaola de
vanguardia. Amsterdam y Atlanta, Rodopi BV Editions, 1995, pp. 3 y 4).
Como veremos, dichas notas constituirn un elemento clave para la interpretacin de contenidos. En tanto que acompaan las partituras en las que est
presente de manera relevante un elemento semntico, tambin ayudan a delimitar el corpus.
En este sentido es elocuente el paralelo con la ptica que propone Eero Tarasti
desde el estructuralismo al hablar de un desembrague dbrayage en Greimas actorial, que distrae la atencin sobre un ego central, apuntando hacia
23
24
25
26
27
otros personajes. (Eero Tarasti, op. cit., p. 302). Como veremos, el concepto de
desembrague es caracterstico del arte del siglo xx y, radicalmente, en el corpus
revueltiano que exploraremos aqu.
Esta forma de interpretacin del sentido de las representaciones se basa en categoras introducidas por Charles S. Peirce sobre las cuales abundaremos ms
adelante, valga mencionarlas por ahora brevemente: la categora de una referencia directa mediante la corporizacin de cualidades idnticas a lo representado iconismo; la referencia indirecta, en donde el signo musical acta
como ndice de lo representado, en tanto comparte con aqul una sustancia que
permite en el escucha tal inferencia; y la representacin simblica que requiere
de un cdigo comn entre autor y escucha para entender aquello que el signo
desea representar. Este cdigo suele estar contenido en las notas con las que
Revueltas acompaa algunas de las obras de nuestro corpus.
Tambin en este aspecto es notoria la afinidad de la msica revueltiana con las
vanguardias histricas, si bien no es la urbe futurista la que le fascina sino la
proletaria y local. Es sta la que nutre el imaginario sonoro de Revueltas.
La articulacin de contenido mediante la incorporacin significativa de tpicos, por supuesto, no es nueva en el canon musical de occidente. En nuestro
estudio nos apoyaremos en las categoras analticas type tpico, tipo / token
muestra desarrolladas por Robert Hatten a partir del modelo de tpicos
propuesto por Leonard G. Ratner y la teora semitica de Peirce. Este ltimo de
fine el tipo como un ideal o una categora conceptual determinada por caractersticas o un rango de cualidades que son esenciales a su identidad y la mues
tra, ejemplo u ocurrencia token como la entidad perceptible que corporiza o
manifiesta las caractersticas o cualidades del tipo. (Robert Hatten, op. cit., pp. 44
y 45. Mi traduccin). En palabras de Lidov, los tpicos son tipos estilsticos
ricamente codificados que evocan cualidades vinculadas a afecto, clase y ocasin social, tales como estilos de msica sacra, estilos cultos learned style
y estilos dancsticos. (David Lidov, Introduccin en dem, p. x). Si bien la
estrategia de incorporacin significativa de tales tpicos o tipos, como les
llam Peirce est muy presente en nuestro corpus, es de destacar el nfasis
revueltiano en la utilizacin de tpicos inventados, distintos de los que caracterizan la msica del romanticismo europeo y mexicano. (Cfr. Leonard Ratner,
Classic Music. Expression, Form, and Style. Nueva York, Schirmer Books, 1980).
Como marco terico para el anlisis de la retrica adoptaremos la semitica de
la cultura propuesta por Iuri Lotman. Su concepto de traduccin semntica y
el tropo como mecanismos para la creacin de sentido servirn de base para
analizar el dilogo interdiscursivo que subyace al corpus. (Cfr. Iuri Lotman, op.
cit.).
Helena Beristin define la parataxis como la relacin que priva entre oraciones [en nuestro caso hablaremos de gestos musicales] que se yuxtaponen sin que
entre ellas exista subordinacin. (Helena Beristin, Diccionario de retrica y
potica. 8 ed. Mxico, Porra, 2000, p. 390). Si dicha parataxis en literatura se
da forzosamente de manera diacrnica una oracin que sucede a la siguien-
28
29
30
31
32
33
34
te en la msica se agrega la posibilidad de una parataxis sincrnica, la superposicin simultnea de oraciones musicales. La hipotaxis es la organizacin
opuesta que enfatiza jerarqua: la relacin que vincula entre s las oraciones
subordinadas y sus respectivas subordinantes. (dem, pp. 258 y 259).
Si bien el collage proviene de la plstica cubista y el montaje de la cinemato
grafa, estas formas de construccin discursiva son totalmente pertinentes en
la msica y formarn paradigmas esenciales en nuestro estudio. Desde una perspectiva semitica los entenderemos como mecanismos de superposicin de
signos, de manera sincrnica en el caso del collage y diacrnica en el del montaje.
Brunhilde Sonntag, Untersuchungen zur Collagetechnik in der Musik des 20.
Jahrhunderts. Bosse, Regensburg, 1977, p. 13.
Nos referimos a obras como Esquinas en su segunda versin de 1933, Cuauh
nhuac y Ventanas (1931).
En los cuadros cubistas la representacin de dos tiempos distintos el antecedente, representado por el recorte de peridico, y el presente, plasmado en la
realizacin plstica se da de manera simblica. En la msica, un discurso tem
poral desambigua esta divisin al concretarse de manera directa y sensible el
antes y el despus.
Dicen los versos de la cancin: Le pido al cielo que se sequen los magueyes, /
porquesos magueyes son causa de mi desgracia; / soy muy borracho y nada me
cai en gracia / porque no me ama la mujer que tanto am. // Pido una copa, la to
mo con apetito, luego pido otra, me gusta mucho y repito, / salgo a la esquina y
luego les echo un grito ay! / porque no me ama la mujer que tanto am. Me he
referido antes a uno de mis textos. (Vase Roberto Kolb, Leyendo entre lneas,
escuchando entre pautas. Marginalia paleogrfica de Silvestre Revueltas, en
Yael Bitrn y Ricardo Miranda, eds., Dilogo de resplandores: Carlos Chvez y
Silvestre Revueltas. Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2002,
p. 86).
En estos trminos se refiere Daniel Albright al Renard de Stravinsky (1915-1916).
(Vase Daniel Albright, Modernism and Music. An Anthology of Sources. Chicago
y Londres, The University of Chicago Press, 2004, p. 69. Mi traduccin). Co
mo veremos, la validez de este juicio es tanto mayor en Revueltas, cuanto que
los elementos culturales que incorpora, al parecer directamente inferidos a
partir de su entorno inmediato y situados en el texto de manera aislada, sin
precedente ni consecuente, articulan por tanto una cualidad de aqu y ahora.
La centralidad del presente y del ahora se plasmar en la obsesin esttica por
capturar aquellos instantes de la actualidad que cifren la realidad del momento. (Jos del Pino, op. cit., p. 7). El montaje abrupto de ideas musicales de orden distinto haba sido introducido ya por Stravinsky en partituras como Re
nard (1915-1916), quien se haba inspirado en los procedimientos de ciertas obras
de la plstica de vanguardia el cubismo de Pablo Picasso?. Aunque el efec
to musical es similar, en el caso de composiciones como 8 x radio o Janitzio literalmente plagadas de citas de estilos populares veremos que el propsito
del montaje cubista no responde tanto a una bsqueda esttica como en el
35
36
37
38
39
40
41
42
43
relacin. Una partitura como los Cantos de Mxico que Chvez le dedicara a
Revueltas en 1933, parece aludir a la construccin de identidad como tpico
central y no puede descartarse del todo una posible formulacin pardica de
algunos de los procedimientos revueltianos. Aunque el tema no ha recibido la
atencin que merece, cabe recordar que las estticas de Chvez y Revueltas
fueron casi siempre distintas. Moreno Rivas acierta al subrayar la diferencia
sustancial que defini la msica de Revueltas frente a la obra de Chvez [quien],
en su primera poca productiva, [] fue un clsico; prefiri la forma sonata, la
sinfona, el concierto, los desarrollos discursivos; y cuando dej de expresarse
por medio de las formas tradicionales, prefiri la oposicin de ideas, la claridad
de exposicin, la construccin lgica y arquitectural [en contraste con Revueltas] siempre situado en el extremo opuesto [y quien] no quiso para su arte ni un
formalismo exigente ni un ascetismo inalcanzable. (Yolanda Romero Rivas,
Rostros del nacionalismo en la msica mexicana: un ensayo de interpretacin. Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Escuela Nacional de Msica,
1989, p. 187).
En estos gestos se reconocen muchos de los paradigmas de vanguardismo que
Peter Brger infiere de algunas vanguardias histricas. En este aspecto, su teo
ra resulta muy fructfera para el anlisis del discurso revueltiano. (Vase Peter
Brger, Teora de la vanguardia. Espaa, Pennsula, 1998).
Recordemos la insistencia de Hatten en diferenciar contraste de contradiccin para justificar la presencia de un tropo.
Manuel Maples Arce, Actual nm. 1. Hoja de vanguardia. Comprimido Estriden
tista de Manuel Maples Arce. Cartel. Mxico, 1921. Reproducido en Luis Mario
Schneider, El estridentismo o una literatura de la estrategia. Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1997, p. 13.
Sostiene Harald Wentzlaff-Eggeberg algunas tesis que son relevantes para nuestra perspectiva. 1) En la Amrica Latina no se puede hablar de verdaderos mo
vimientos colegiados, activistas, con lderes claros, con rganos de difusin
duraderos, movimientos como ultrasmo, creacionismo, estridentismo y diepalismo son excepciones, pero su solidez como verdaderos movimientos es
endeble. En lo que toca a Revueltas, observaremos una notoria afinidad de actitudes con el movimiento estridentista (1921-1927), el cual le precedi en el
tiempo y al que no perteneci. 2) Las expresiones de vanguardia en Amrica
Latina carecen de homogeneidad y consistencia, y en ello se distinguen de las
europeas. El carcter eclctico es caracterstica de las vanguardias locales, y es re
sultado de la individualizacin y emancipacin de las apropiaciones iniciales
de las vanguardias europeas. 3) Los fenmenos vanguardistas en Amrica Latina se dan en momentos distintos y muchas veces muy lejanos entre s, de modo
que no slo no se puede hablar de movimientos, sino tampoco de una poca,
generacin o corriente vanguardista. En el caso de Revueltas este desfase es
notorio. Apenas hay huellas de identificacin con ideas o movimientos que
pudieran llamarse de vanguardia en sus escritos y en su biografa. Aunque no
ha sido historiado en estos trminos, el radicalismo de muchas de las composi-
Introduccin
75
El sentido en la forma
Sin la menor duda es Yolanda Moreno Rivas quien advierte primero
la necesidad de trascender la insistente reduccin de la msica de Re
vueltas a su mexicanismo. Critica la musicologa histrica que reivin
dica en Revueltas sobre todo y casi exclusivamente el manejo
del color local y la inspirada melodiosidad de su msica Nicolas
Slonimsky,4 y reprocha acremente aquella otra que denuncia la
falta de un presunto principio constructivo en la msica de Revuel
tas Mayer-Serra.5 Atina al sealar que:
a Revueltas no lo preocupaban los torturantes problemas de los msicos
nacionalistas: la utilizacin del material autctono y la creacin de un arte na
cional [que para aquellos] lleg a convertirse en un elemento fortuito, adicional
o aun puramente exterior [...].6 Cada elemento de su arte, [dice de Revueltas],
lo aleja del nacionalismo discursivo y seala un cambio ms all de la tradicin
popular.7
instrumental, rispidez tmbrica, polirritmia y politonalidad, disonancia, juego entre simetra y asimetra, todas ellas cohesionadas por el
ritmo, el gran integrador del texto revueltiano. Para una interpre
tacin teleolgica y positivista del discurso musical, tal diversidad
presenta un problema. Quiz de ah que, paradjicamente, Moreno
Rivas exalte la yuxtaposicin el paradigma que en nuestra perspectiva conformar el principio desordenador o radicalmente reorde
nador que da cuerpo a la distancia de Revueltas frente a distintas ex
presiones de romanticismo, modernidad posromntica y posiblemente
tambin respecto del formalismo neo-clasicista, que en su conjunto
dibujan la cartografa musical de su entorno como principio de
organicidad jerrquica y teleolgica:
la fuente de una inteligente organizacin sonora [de la cual] nacen las dife
rentes texturas, la riqueza y la unidad estilstica inapelable de la obra revueltiana
que garantiza un orden, un suceder lgico y crea una unidad congruente y dinmica
en donde cada detalle tiene una profunda relacin con la forma total, en tanto que
su crecimiento, siempre orgnico, est determinado por el inters del motivo
individual.9
Observa tambin ciertos gestos expresionistas articulados mediante cromatismo y recursos tmbricos que interpreta como influencias
del expresionismo viens (1910-1925) o del Stravinsky de Las bodas.
A diferencia de Moreno Rivas, Estrada no pretende supeditar el contraste y la diversidad de tcnicas y estrategias compositivas de Revuel
tas a un principio rector nico. Atinadamente observa en su lugar un
ir cada quien por su lado, que se manifiesta en:
el uso de registros instrumentales extremos, convertidos en antpodas; su
perposicin de imitaciones meldicas disonantes; cacofona estridentista que per
turba la textura principal; interrupciones accidentales, tropiezos violentos del
discurso colectivo; composicin de texturas desarticuladas que producen la idea
de un rompecabezas; brevedad del discurso a partir de finales de la economa de
una broma o de la irrupcin de un final abrupto; [...] aglomeracin de sonoridades y
de ritmos con ostinati de carcter hipntico; [...] utilizacin de micro-estructuras
motvicas como elementos de continua fusin de la forma; [] acceso a tiempos
lentos, como breves parntesis interrumpidos por la sbita aparicin de tiem
pos siempre en movimiento [].11
En este discurso disgregante, lleno de formulaciones de ruptura, Estrada escucha primero que nada el parentesco con Stravinsky, pero
marca de inmediato la diferencia respecto del ruso:
[la fusin de] elementos asociables a un estilo musical por igual desmadriento
y trgico que, asociado a la cortedad de la forma, muestran una relacin intensa
entre la Obra y Ser en Silvestre Revueltas [...] contrasta perfectamente con
la esttica de Stravinsky, opuesta a la idea de la msica como forma de expresin.12
Revueltas adopta en parte el sistema de Stravinsky para servir a una causa opues
ta, eminentemente social, identificable con el mejor arte socialista.
Snchez Gutirrez extrapola hacia discursos ms recientes, por ejemplo el del posmodernismo, que surgen ideas que consideramos ms
productivas.
Lenguajes posmodernos basados en objetos-encontrados sugieren la manipu
lacin del significado sociocultural convencional del objeto, as como de sus
cualidades fsicas intrnsecas, no mediante procesos musicales (meldicos, ar
mnicos), sino, en su lugar, asumiendo que es por medio de la interaccin de
objetos de diverso origen, estratgicamente postulados, que el artista les asigna
a los objetos y a la obra misma nuevo significado. 21
que predominan en su ambiente social, poltico y cultural. Este estudio se propone franquear el espacio entre la cultura y la msica de Re
vueltas, buscando ligas sistmicas plausibles entre la organizacin y
el contenido del espacio cultural23 la dimensin semntica y una
formulacin musical correspondiente la semitica del tiempo y espacio sonoros.24 Esta lectura dialgica entre msica y cultura promete alejarnos de los perfiles extremos del Revueltas proto-mexicano por
una parte y, por la otra, del modernista abstracto que se inspira en las
propuestas y movimientos gestados en otras latitudes.
La msica aqu abordada entabla un dilogo con el entorno cultural, mediado por palabras y estrategias compositivas del autor. En
dicha mediacin encontramos cdigos que revelan que la multipli
cidad y spera diversidad de elementos constructivos en la msica de
Revueltas se desprende de un reajuste semntico consciente y cal
culado que el compositor opera al interior de su propio entorno cultu
ral, su semiosfera. Bajo esta perspectiva cobran nuevo sentido los
procedimientos compositivos y se hace patente una congruencia insospechada entre stos. A todas luces, este sentido trasciende una
motivacin de inters puramente formal.
Msica y semntica
La musicologa formalista que domin las exgesis en la segunda parte
del siglo xx ha insistido en afirmar que el sonido musical es autnomo
y que, en tanto no es concreto sino una mera abstraccin autorreferen
cial, no puede ser decodificado como expresin de ideologa. Por qu,
entonces, provoca comentarios, parfrasis, crticas, explicaciones, to
do ello expresin de ideologa? Cmo explicar las fuertes pasiones
que despierta la msica lo mismo laudatorias que antagnicas si
no acariciara o sacudiera algo en la mente del escucha, no slo en su
sensibilidad musical, sino en su cosmovisin? Tenemos derecho a ig
norar todas las pautas que nos ofrece Revueltas en las que sugiere o
seala abiertamente los propsitos ideolgicos que, a la par de los
expresivos, pretende plasmar en su msica? Somos realmente objetivos cuando ignoramos toda circunstancia contextual en la creacin
de una obra?
curso musical particular. En la medida en que una lectura hermenutica de estas notas de advertencia nos permita ceir con relativa
certeza el sentido con el que el compositor asocia los recursos musica
les que emplear en determinada obra, podemos hablar tambin sobre el sentido semntico que tales notas aportan al texto musical. En
dichas notas el compositor nos da la pauta para una decodificacin,
la cual, correlacionada y cotejada con la estructura musical, nos permite hablar con ms confianza de la corporizacin de dichas connota
ciones en el discurso musical y da, as, pie para una escucha mucho
ms rica.29 Contrario a lo que declara vehemente Moreno Rivas en el
sentido de que las desconcertantes declaraciones [de Revueltas] en
torno al contenido y programa extramusical de sus obras nada prueban,30 nosotros vemos en dichos textos el fundamento que nos permite hablar con riesgo limitado de la relacin entre el sentido musical de
un signo, es decir, su papel semitico, y el sentido semntico que le
precede y que co-significa con l. Dice Lawrence Kramer:
La msica no significa primeramente mediante lo que declara, sino por la for
ma en que modela la simbolizacin de [la] experiencia [...]. [El sentido de la
msica] no se entiende [...] traducindola a trminos de un enunciado virtual
o describindola, sino comprendiendo las relaciones dinmicas entre la expe
riencia musical y sus contextos.31
Notas
Hans Werner Henze, Die Zeichen [Los signos], en Musik und Politik. Mnchen, Deutscher Taschenbuch Verlag, 1976, pp. 27-28. Mi traduccin.
2
Yolanda Moreno Rivas, Rostros del nacionalismo en la msica mexicana: un ensayo
de interpretacin. Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Escuela
Nacional de Msica, 1989, p. 183.
1
13
14
15
16
17
18
19
20
Dice Born: Los significados que connota la msica son de muchos tipos: visuales, sensoriales, emocionales [y tambin] intelectuales, tales como teoras y
dominios del conocimiento. Todos son metforas que pueden combinarse, formando los terrenos discursivos que rodean la msica. Mientras la metfora sugiere un combinado de cartografas particulares basadas en la analoga, el discurso sugiere que dichas metforas pueden agruparse formando constelaciones
de similitud percibida, campos sistemticos de experiencia, conocimiento o
teora. (Georgina Born, ircam, Boulez and the Institutionalization of the Musical
Avant-Garde, op. cit., p. 19). Para esta autora, sin embargo, no es posible relacionar de manera sistemtica dichas construcciones metafricas con la msica
misma, a la que considera abstracta e incapaz de articular escenarios ideolgicos: es [slo] en el nivel de la connotacin que [...] la msica es sujeto de significados extramusicales. Para Born son tan slo las formas de habla, texto y
teora que circundan la msica las metforas, representaciones, y la retrica
explicativa y la forma en que se la construye las que son sujeto de anlisis en
trminos de ideologa. (Ibd, p. 19). Como se ver, Born flexibiliza esta postura
radical en textos posteriores.
28
cfrasis es un concepto que ha sido revivido en las ltimas dcadas, pero que se
origina entre los griegos Homero, Tecrito. Bruhn resume algunas de sus
definiciones: una transposicin de arte; la reproduccin, en palabras, de
objetos de arte sensualmente perceptibles Thophile Gautier; la representacin verbal de una representacin visual James Hefferman; o la
representacin verbal de un texto real o ficticio, compuesto en un sistema sgnico no verbal Claus Clver. Adaptaremos esta ltima definicin, en tanto
que la representacin que hace Revueltas es musical, a partir de un texto que es
verbal, a su vez en representacin de un sistema sgnico no verbal como podra ser el suceder sociocultural en el espacio de la calle en obras como Esquinas
o Parin. (Vase Siglind Bruhn, Musical Ekphrasis. Composers Responding to
Poetry and Painting. Nueva York, Pendragon Press, 2000).
29
En ocasiones el sentido semntico llega a ser tan evidente que permite hablar
incluso de una cualidad denotativa de la msica. Pensemos en uno de los ejemplos ms elocuentes de nuestro corpus: la transliteracin de la meloda de
un afilador al contexto de las partituras. Partiendo de una perspectiva peircia
na, Born teoriza esta posibilidad: Mientras en su primer orden de significacin,
como msica abstracta y asemntica, hay una ausencia de denotacin o representacin literal; y mientras el segundo orden semntico de la msica lo constituyen terrenos de asociacin y connotacin profusos y ramificados, parece ser
necesario concebir un tercer orden semntico que consiste de representaciones
intermusicales que son figuradas intramusicalmente, el cual nos hace retornar a una
denotacin de tipo puramente intermusical, aunque por medio de un rodeo a
travs de la connotacin. (Georgina Born y David Hesmondhalgh, Western
Music and its Others: Difference, Representation and Appropriation in Music, op.
cit., p. 40. Mi traduccin).
27
Introduccin
93
Segunda parte
Introduccin
95
Slo algunas de las notas nos proporcionan dicho cdigo: la que introduce Cuauhnhuac en 1932, la que escribe en 1934 para Planos y dos
que comentan, respectivamente, la composicin de Esquinas en una
primera versin (1931) y su reescritura dos aos ms tarde. En cuanto a los tpicos musicales y semnticos de una partitura, incluyendo
la forma en que stos se dirimen ah, acaso ningn paratexto3 es ms
elocuente que el que Revueltas escribi para Esquinas en sus dos expresiones. Este es uno de los motivos por los que hemos optado por
acercarnos con ms detalle a esta partitura: su interpretacin a la luz de
lo que informan las dos notas a la msica permite inferir no slo un con
tenido que es al mismo tiempo musical y semntico, sino tambin entender y seguir el proceso creativo, la poiesis4 del discurso musical de
Silvestre Revueltas.
Con base en lo que sugieren las dos notas a Esquinas podemos in
ferir una amplia gama de representaciones musicales de las voces de
las esquinas podra tratarse, por ejemplo, de pregones, gritos, cantaletas de merolico, ruido, msica y msicos de la calle e interpretar
el sentido que toma su articulacin en el espacio sonoro de la obra.
Como veremos, estos gestos antropomorfos se encuentran insertos en
el texto musical a manera de gestos musicales claramente delimitados
en tanto signos, coyuntura que autoriza y facilita de manera considerable su estudio. Las notas del autor sealan estas voces con bastante
claridad, lo que nos permite delimitarlas, contarlas, evaluar su disposicin temporal y espacial, y analizar su comportamiento como actores
del texto. Este ejercicio autoriza hiptesis plausibles del sentido de Es
quinas, cuanto ms si complementamos nuestra interpretacin con la
evidencia que ofrece el entorno cultural e histrico en el cual surge
la obra de Revueltas.
Las notas en los programas de mano de Esquinas
Revueltas inaugura la primera de sus notas estableciendo un espacio
semntico, que es tambin su referente cultural: De todas las calles
y de todos los barrios. Correlacionada con el ttulo de la obra, esta
aseveracin sugiere un paisaje sonoro. Sin duda, as sera percibido
en el mbito del acalorado debate en torno a la definicin artstica
Como veremos, Esquinas efectivamente se resiste a un anlisis basado en las formas favorecidas por la academia. La partitura renuncia a
las formas consagradas en el poema sinfnico y manipula el espacio
sonoro de manera provocadora. Esquinas se escucha como un encadenamiento arbitrario y contrastante de episodios, sin transicin ni
justificacin formal evidente. El devenir musical de Esquinas es tan
variable e imprevisible como lo es el ritmo de la vida; a diferencia
del espacio entre una banqueta y otra, siempre regular y perfectamen
te mensurable, la organizacin de su espacio sonoro no puede medirse
con las herramientas usuales, pues evade la simetra y parece declararse en continua transformacin.
Dos aos despus, en 1933, Revueltas decide escribir una nueva
versin de Esquinas y al concluirla, sustituye tambin el texto con el que
la presentar al pblico. En ste decide revelar con nombre y apellido al actor de su texto y sugiere incluso una suerte de programa que
contradice la vaguedad, al parecer intencional, del paratexto original:
Notas
Jean-Marie Jacono, Quelques perspectives sociologiques pour une smiotique
de la musique, en Musical Semiotics in Growth. Comp. Eero Tarasti. Bloomington
e Indianpolis, Indiana University Press, 1996, p. 264.
2
Este enfoque coincide con una de las definiciones de entendimiento de la m
sica que propone Tarasti: Entender es comprender un texto o signo como un
nodo dentro de una red de textos o signos [...] Entender un texto o un signo mu
sical implica vincularlo con otros signos musicales o de otro orden; con una
cadena de interpretantes, como la denomin Peirce. Este concepto, que com
bina las ideas de Lotman con la definicin peirceiana del signo, es particularmente ilustrativo de nuestro enfoque. La interrelacin de las obras de nuestro
corpus ilumina el significado de cada una en lo particular, pero tambin completa en conjunto un significado que sera imposible de entender sin contemplar el corpus de manera integral. En el mismo aliento, Tarasti define el noentendimiento de la msica: El no entender resulta de relacionar un fenmeno
a los interpretantes equivocados. En otras palabras: la interpretacin debe responder a las preguntas pertinentes, si no quiere derivar en una lectura equivoca
da. (Eero Tarasti, Signs of Music. Berln y Nueva York, Mouton de Gruyter, 2002,
p. 20. Mi traduccin).
3
Tomamos prestado este concepto de las categoras propuestas por Grard Genette: entre los paratextos, este autor incluye marginalia como ttulo, subttulo,
advertencias, prlogos y notas al margen, mismos que asumen un papel primordial en nuestro estudio. En cierto modo puede afirmarse que se trata de una
lectura conjunta del texto y sus paratextos, una inferencia del contenido de la
msica a partir del dilogo entre lo simbolizado en la partitura y lo sugerido en
sus mrgenes. (Grard Genette, Palimpsestos. La literatura en segundo grado. Ma
drid, Taurus, 1989, p. 11).
4
El concepto de poiesis fue adoptado por Jean-Jacques Nattiez en su teora semio
lgica tripartita, a partir de las definiciones de Etienne Gilson y Jean Molino.
Para Gilson, resume Nattiez, toda obra impregnada de experiencia emprica,
1
sta y las subsecuentes citas pertenecen a las notas que Revueltas prepar para
el estreno de las dos versiones de Esquinas.
9
Sin duda Revueltas se refiere aqu a los cambios realizados a su nueva versin.
Aunque regresaremos a este asunto, vale la pena referirnos en este punto a algu
nos de estos cambios y especular sobre su sentido. Podemos hablar bsicamente
de dos tipos de modificaciones: las que responden a mejoras de carcter tcnico
y aquellas que ataen a la retrica de la presentacin del contenido. Entre las
primeras cabe mencionarse: (1) enriquecimiento de texturas meldicas mediante la adicin de lneas meldicas; (2) mayor elaboracin de la estructura
rtmica, sobre todo en las texturas que dan soporte los signos antropomorfos;
(3) enarmonizaciones, probablemente encaminadas a una ejecucin ms cmo
da; (4) frecuentes cambios en la disposicin de los acordes; (5) versin original,
tales como la postulacin asimtrica de uno de los temas de la voz (7/8) contra
un ostinato en el tambor (4/8). En la segunda categora destaca el reforzamiento
sistemtico de la orquestacin de la representacin del grito desgarrado del pre
gonero, mediante una multiplicidad de pregones a lo largo de toda la obra,
seguramente con el objeto de hacerlos ms prominentes y perceptibles. He aqu
slo los primeros ejemplos:
8
Esquinas 1933
1931
1933
cc. 30-32
1 cl si b
3 cls
cc. 31 - 34
1 ob
2 obs
cc. 32 - 34
picc
picc + 2 fls
cc. 33 - 34
1 ob
2 obs + 2 cls
c. 35
1 trp
3 cls
c. 35
picc + fls
Uno de los ejemplos ms elocuentes de este reforzamiento se encuentra en el
enunciado del pregn C en cc 87-94 (1933). Originalmente, la relevancia de este
pregn haba sido marcada por su enunciacin por parte de la voz. En la nueva
versin Revueltas elimina la voz, pero sustituye el pregn correspondiente por
ocho (!) instrumentos en dinmica ff. En general se observa una mayor concentracin de signos antropomorfos y, por tanto, ms presencia y facilidad de percepcin.
10
Sorprende que la referencia directa al pregn como se ver en el anlisis, un
signo bsico y de hecho el mejor y ms profusamente articulado de la obra sea
mencionado apenas en el prlogo de la segunda versin. Ello se explica tal vez
como consecuencia de la recepcin del estreno de la primera versin, que fue
interpretada por algunos como un fallido experimento estridentista y resultado
de despreciables influencias del experimentalismo norteamericano de Henry
Cowell y Edgar Varse. Prcticamente ningn cronista se percat del mensaje
cultural y social que habla desde la representacin de las voces de la calle. Las
cursivas son mas.
11
Introduccin
105
V. Primer movimiento:
el rumor de las multitudes
En este momento
asistimos al espectculo de nosotros mismos [...]
No debemos imitar a la Naturaleza,
sino estudiar sus leyes
y comportarnos en el fondo como ella.
Manuel Maples Arce2
ara analizar cmo enfrenta Revueltas el problema de la simbolizacin musical de entidades del mundo material, procederemos
primero al anlisis de los indicadores que el compositor importa al
texto a partir del muy particular entorno. Se trata, como ya dijimos,
de las esquinas de todas las calles y de todos los barrios ntese el
plural y la indefinicin: ambos asumirn un significado particular e
importante en nuestro anlisis. Lo que interesa para su discurso
musical son sin duda las vociferaciones y sonoridades mltiples que
pueblan este entorno urbano.3 Pero, como veremos, stas no son incorporadas al texto artstico de manera literal, por ejemplo, mediante la
vociferacin msico-verbal de productos o servicios. Son converti
das en signos nuevos, musicales, que sin embargo retienen de sus refe
rentes culturales lo necesario para permitirnos reconocer dicho vncu
lo. Apoyados en lo que revelan las notas al programa y considerando la
carga cultural que acarrean en s estos signos musicales, podremos es
pecular tambin en torno a las connotaciones sociales y hasta polticas
que motivan su inclusin.
Acto seguido, analizaremos el comportamiento de estos signos
dentro del texto musical: primero el del pregn en tanto significador
musical de origen sociocultural, pues es el ms elocuente en este sentido; despus, el de otros signos, cuya interpretacin en trminos de su
connotacin es ms ambigua, pues no est sealada directamente en
las notas al programa. Como se ver, su sentido musical y semntico
puede inferirse a partir de su articulacin semitica, dado que est es
tratgicamente emparentada con la de los pregones. En esta segunda
instancia, ser la construccin musical la que ilumine el sentido de las
metforas literarias contenidas en las notas al programa.
Iniciaremos identificando en las representaciones musicales de los
sonidos callejeros las voces de las esquinas, de acuerdo a lo que su
gieren las notas al programa, el tpico o tipo type fundamental
en la obra. Estn presentes en gran diversidad de corporizaciones o
muestras tokens.4 Omnipresencia y articulacin emblemtica les
adjudican el papel de sujeto o actor5 principal del texto.
Como dijimos, este sujeto no es unvoco: est configurado por un
complejo de actores distintos. Su identidad preponderante consta
de una serie de representaciones musicales breves del pregn, tal como
podran escucharse en un mercado o, en la voz del pregonero pobre
y desamparado, que se menciona en la segunda de las notas al programa. Le siguen otros, distintos, pero tanto o ms notorios, porque
los enuncia una voz humana: una suerte de pregn con carcter de la
mento o splica, y otro que asemeja una cancin o canturreo. A diferen
cia de los primeros, stos son extensos. Con presencia importante,
aunque de identidad ms ambigua pues Revueltas no hace referencia
a stos en sus notas la partitura evoca tambin otras expresiones
callejeras, una nueva especie del tpico que podramos interpretar
C
Comunicado
Articulacin
temporal
Funcin
Modalidades
retricas
Poco frecuente.
Aparece al principio
o al final del pregn y
es utilizado tambin
como eslabn
comodn que
enlaza los elementos
del pregn
(comunicado y gesto
de invocacin).
Usualmente
acompaado de algn
tipo de expresin
verbal: oiga!, mire
Ud.!, acrquese!
Siempre presente.
Transmite el
contenido del
mensaje
(caractersticas y
precio del producto
por vender; servicio
que se ofrece).
Retahla y pregn
breve: Se construye
en torno a una
tesitura principal. Las
otras tesituras son
auxiliares y sirven
para enfatizar y
confirmar la tesitura
dominante.
Rtmicamente
reiterativo, tendiendo
a un pulso regular,
contina...
Llama y mantiene la
atencin del cliente,
dada su peculiaridad
sonora (torcedura de
la voz, timbre
particular y volumen).
Pregn breve: El
pregn seduce por
medio de un sonido
alargado y torcido,
(glissando descendente
y/o ascendente),
despus cortado de
manera abrupta. Este
es sin duda el
elemento ms
llamativo y
caracterstico del
pregn en Mxico. El
glissando distingue a
un pregonero, pues
contina...
continuacin...
hace las veces de
firma gestual (cada
cual tiene su propio
glissando).
Al coincidir este gesto
con el nico sonido
de duracin larga, es
tambin el de mayor
sonoridad y, por ende,
el que mejor se
escucha.
3
& 4 .
>
& 34
j
>
3
&4
44
3
&4
. .
4
4 #
44
44
44
? 34
44
cornos
trps
b #
34
&
5
trp.
&
&
?
18
&
&
&
?
b b >
6
# ..
34
c .
..
43
# ..
b #
b J
j
.
..
. # .
. . . #
b
...
. b
J
J
j j
.
. .. ..
. .
34
.
..
>
j
.
..
.
..
34
# ..
j
34
b b
j
34
# . jb ># ># > n .
> > >
..
# ..
.
3
...
4 b #
b J
J
j j
.
3
.. 4 ..
.
.
.
44
44
#
> > >
43
44
34
44 .
..
# ..
trbs.
# ..
b #
b J
j
.
..
b b
.
..
.
..
j
j
# # n # # n
.
..
.. # ..
.
#
.... b b
J
J
j
j
.
.
.
. .. ..
..
.
R
# . n
R
# # j .
>
>
> >
n> >
# > & >
3
# ..
.
.
. # .
.. ..
.
. .
...
.
J
j
.
.
. ..
# ..
.
b b
ci.
trbs.
43
b #
b J
j
.
..
>
>
a n
# . n
R
R
>
> . # n
n
J
> > >
ob.
44
j
4
> > 4 .
.
..
.
# ..
..
b # ..
b J J ..
ob. / ci. / cl. / fg.
j j .
.
.
.. . ..
3 .
4
trps.
b b
> ..
trbs.
.
..
>
b b 3
4
# ..
. .
c ##
> > >
trps.
j .
..
>
43
trbs.
# # # .
.
> > >.
# >
J J
cl.
trps.
..
># . n >
34
.
..
.
..
&
&
# ..
fl. / picc.
34 .
3
&4
&
j
.
# . j b n
>
> >>>
.
. .
...
.
J
j
.
. ..
.
# ..
b #
b J
j
.
..
#
.
R
.
. .
...
J
j
.
.
. .
.
n
R
b b b b b b b b
j
# # n
# ..
b #
b J
j
.
..
j
#
# ..
b #
b J
j
.
..
# n
Ejemplo 3. Esquinas, cc. 1-23, primera versin. Episodio inaugural: collage de pregones
(cuatro pautas superiores). En las dos pautas inferiores se observa un discurso conformado por ostinati politonales, que funge como una especie de trasfondo sonoro que da
soporte a las incidencias dispersas de las representaciones de pregones.
Gesto musical
> .
# # # # .
J
&
91
n # # # .
J
# n
. # # .
#
#
# n b n n . # # J # .
& J
I
j
b n b n b n b n b n b n
# b b # b b n b # b b n b
& b n
Ejemplo 4. Apropiacin musical de un pregn como Ajos. Pueden observarse las mismas caractersticas sintagmticas que en aqul.
347
&
cl. si b
. b n b
R
f
b b
R
3
b b .
b
R b n.
b
R
Gesto musical
13
&c
&
b > .
b
6
b >
6
43
b >
6
b
6
b b b b
6
Gesto musical
EPISODIO I
cors.
1
& 43 .
>
?#
343
> .
cors. / trbs.
j
b >
J
>
c # . . j 43
>>
> a> n
c # . 43 . j
>>
Gesto musical
Como su pariente callejero, el pregn
musical es sonocntrico y presenta una
tendencia centrpeta de todas las notas
secundarias que gravitan siempre hacia la
tesitura central despus de alejarse de
sta centrifuguismo. Estas notas se
comportan como sonidos auxiliares o
apndices del tono central: siempre parecen
conducir de regreso a l (vase grfico 6).
Gesto musical
20
trb. / cor.
j
& 43
j
# b > # > # n .
>
>>
j
j
j
j
# # n # # n # # n # # n
>
>
>
>
>
>
>
>
>
>
>
>> > >
Gesto musical
El pregn musical imita esta cualidad: el que
inicia la obra es el ms largo cuatro
compases pero el motivo C, que con sus
numerosas metamorfosis es uno de los ms
persuasivos, con slo una excepcin, se limita
a dos compases (vase ejemplo 9).
EPISODIO I y XIII
. # n n >
J
&c
&
obs. / cls.
b b .
trp.
b 3 # .
4 J
Gesto musical
Conforme nos alejamos del mercado y penetramos todas las calles y todos los barrios, sin embargo, cambia el paisaje sonoro. En una
sonosfera abierta como sta pueden escucharse tambin expresiones
de naturaleza ms musical,24 usualmente las notas de los msicos
ambulantes, por ejemplo, el del campesino que entona un solitario
trombn por una limosna o el marchante25 que en lugar de estropa
jos vende corridos en el mercado de la ciudad de Mxico. Jos Re
vueltas, hermano del compositor, los recuerda hablando de su juventud cerca de La Merced, en donde se lleg a ubicar el hogar y negocio
de los Revueltas en la dcada de 1920.
En las calles de las esquinas ms a salvo de los vehculos, los cantadores de
corridos logran reunir siempre un auditorio considerable. Invariablemente los
cantadores son un hombre y una mujer, provistos del guitarrn que alguno de
ellos tae en ritmo de requinto. Cantan el corrido de que se trate y luego lo
venden con gran xito a los espectadores, al precio de cinco centavos el
ejemplar en papel de colores. Todos escuchan con enorme respeto y conside
racin, sin el menor asomo de burla o de incredulidad ante lo que el corrido
dice, lo que, sin duda, juzgan como lo ms fidedigno que pueda informrseles
por nadie, incluso los peridicos. Previo al canto, la mujer, con la hoja de papel
del corrido impreso a una mano, lo pregona mientras recorre el crculo formado
por el pblico. Su voz, entonces, adquiere una curiosa seriedad, grave y con
vincente. Seoras y seores de todo mi respeto y atencin, comenzaba su
discurso, y si era el primer corrido de la maana, tena antes el cuidado de per
signarse con notoria devocin tendremos el gusto de cantarles a ustedes las
nuevas maanitas del estado de Morelos, o sea, La triste despedida de Emi
liano Zapata [...].26
Grfico 8. Pregn del pastelero. Qu te han hecho mis calzones que tanto mal hablas
dellos? Acurdate, picarona, que te tapaste con ellos. A cenar pastelitos y empanadas,
pasen nias a cenar.28
Otro pregonero ofrece la misma mercanca con un empaque musical y potico distinto:
Mi vecina de ah enfrente se llamaba doa Clara,
Y si no se hubiera muerto, todava as se llamara.
A cenar pastelitos y empanadas, pasen nias a cenar.29
AC
7
&8
trp.
1. con sord.
& 78 # ..
b . .
p
vc. / cb.
.
? 7 .
8
>F
vls. / vla.
& J
>
& # ..
b .
? .
>
F
&
& # ..
b .
molto dim.
molto dim.
? .
>
F
sin color
(I)
#
J
b # .. b # .. b # ..
.
.
.
.
. .
. .
. .
.
. .
. .
. .
. . .
J
J
J
J
>
>
>
>
>
>
>
f F
f F
f F
f
.
.
.
.
,,
(I)
# ..
. b .
.
.
J
>
>
f F
(I)
(I)
.
F
>
J
.
.
A C
J
# ..
. b . .
.
.
.
J
>
>
f F
# ..
. b .
.
.
J
>
>
f F
,,,
.
.
.
.
J
>
f
,,,,
# ..
. b .
.
.
J
>
>
f F
.
.
.
.
J
>
f
Ejemplo 10. Pregn cantado (cc. 151-159). De acuerdo con nuestra clasificacin, A
representa el gesto de inicio; C, el contenido del comunicado; por ltimo, I, el gesto de
invocacin caracterstico del pregn.
voz
b
J
#.
# #
J
# #.
A/C
[Allegro]
&c
34
maderas
b
n b b ....
c
&
n b ...
J
n .
?c J
cors.
& c ## ww
?c
Andante
24 .
una voz
2
j3 j
4 . 4
24
34
24
34
24
34
24
vc. cb.
24
34
24
24
34
24
pizz.
34
24
34
24
34
24
34
timp.
j 3
4 .
24
- j J .
3
8
3
4
2
4
? 34
38
34
24
34 . 38 .
34
24
b ... #
3
2
4 J
4
p espressivo
.
34
24
j .
c # ..
n .
(tamb.)
senza crescendo
3 2 c 3 2
4 .
4
4
4
C
- - - - - .
metales
,,,
& 34
? 24
n
c b #
# .
,,
j
& 34 . 38
24
4
4 .
4
4
4
T.tf
~~~~~~~~~
34
platt.
> >
# n
J J c
34
tamb.
& 24
cl. bajo
>>> .
c
J
ww
b b # www
cors.
trps.
# .
>> > >> 34 # # n
>> >
& 24
j - - 34
24
maderas, celesta.
..
c b # ...
.
34 ....
..
34 - -
J
34
34
24
morendo
# j
n
trbs.
#
24 J n
24
j
. j 34 . .
Vivo
78
34
78
34
78
78
24 43 24 43
morendo
~~~~~~~
maderas, cuerdas.
b .
f
b b n
b
f
(timp.)
Ejemplo 12. Canto-pregn I (cc. 168-177). De acuerdo con nuestro modelo, el gesto A
estara anunciando la presencia del pregonero o el nombre del producto o servicio. Los
gestos C comunicaran las caractersticas o bondades del contenido de A.
7
&8
. b
J
F
voz
7
& 8 # . # . # .
> > > > > > > >. . . . . . . . . . . . . .
p
f
tamb.
78
trb.
.
& b J
&
# . .
. . . . . .
4:7
&
# . .
4:7
4:7
4:7
,
C
.
J
J .
4:7
4:7
b J
R
. . . . . .
4:7
4:7
. . . . . . # . . . . . . . . # . .
. . . . . . # . . . . . . . . # . . . . . . . .
4:7
,,
C
J
& J
. . . . . .
4:7
# . .
# . .
# . .
. . . . . .
4:7
tras tokens del tipo pregn que conforma el sujeto colectivo, el com
plejo actorial que acta dentro del espacio social y que es simbolizado
en forma de un collage en la partitura.
Esta cualidad de no-sujeto-protagnico es sugerida por la indicacin
dinmica piano e senza crescendo. Parece explicar tambin la ausencia
de palabras en los cantos-pregn, a pesar de que es una voz humana
la que los enuncia, adems de una razn tras la forma curiosa e inu
sual de incluir a la cantante entre los instrumentos de la partitura. En
el manuscrito se leen las instrucciones para la interpretacin de estas
melodas: en lugar de soprano, prescribe simplemente una voz: tal
parece que la intencin del vocablo una no es la de un adjetivo nu
meral, sino la de un artculo indefinido, una voz como cualquier
voz, una voz annima que aparece de ningn lado y se desvanece de
igual manera. Bajo la meloda se lee en el manuscrito la indicacin
sencillamente, como quien canta para s mismo: una voz, pues, que
no pretende ser oda y que puede interrumpirse a s misma a su placer,
como de hecho lo hace reiteradamente en la partitura, como sucede
tambin con el pregn breve.
b) Gritos, pitos y chiflidos
Sugerimos antes la cualidad emblemtica que tiene el collage de prego
nes como enunciado inaugural de Esquinas. Sin embargo, dentro de este
cuadro aparecen tambin gestos musicales que no muestran parentes
co evidente con el pregn al menos no con los recolectados en La
Merced (vase ejemplo 14). Se trata o no de signos emparentados,
de inspiracin cultural?
Su articulacin semitica sugiere que s. Todos son breves; enf
ticamente articulados sugiriendo una enunciacion ms verbal que
musical; autnomos y aislados porque, como los pregones, no son
antecedidos ni sucedidos por nada parecido en su familia instrumental;38 unvocos pues los emite un slo instrumento o familia instrumental; de timbre estridente como son los pregones que suelen
proclamarse en registros agudos desde los trombones y trompetas;
sintagmticamente asimtricos pues ocurren en momentos ines
perados y no responden a ninguna lgica temporal, salvo la de una
trb.
trp.
3 #
&4
trb.
46
cor.
# n # .
> > >
194
cor.
&c
3 3
& 4 j .
>
197
tps.
>
3
& 8 # .
>> >
3
223
j
& 38
cor.
239
- - -
vls.
& 38
255
- - - b # b
J
b # n
J
3
&8
vl.
261
263
&
trp.
b . . b . . n . b . > b
J
264 obs.
& b
#
J
Ejemplo 16. Otras mentadas.39 Obsrvense las isotopas que correlacionan estos signos entre s: a) rtmica ternaria seguida por una binaria nunca a la inversa; b) el gesto
de conclusin es siempre descendente y se relaciona con la enunciacin prosdica de la
palabra madre; c) en el entorno cultural no corresponde a la mentada de madre una
meloda particular, pues se trata de una exclamacin verbal y no de una meloda; por tanto
puede hablarse tan slo de una suerte de perfil prosdico, mismo que Revueltas interpreta musicalmente, asignando una tesitura ms alta a slabas acentuadas y unas tesituras
descendentes a slabas que derivan de la acentuada.
296
pic.
b b
14
15
16
17
18
19
33
34
35
36
Las dos melodas son simples y podran cuadrarse naturalmente con una mtrica sencilla y regular. Pero Revueltas no procede as. El canto-pregn i es interrumpido de manera drstica y repetida, fracturando su unidad y destruyendo su
continuidad no-periodicidad. El canto-pregn ii es obligado a plegarse a
una mtrica, 7/8, que no corresponde a su presunto modelo cultural nometricidad.
38
Como dijimos antes, cada gesto-pregn musical es enunciado por un instrumento particular, y hay siempre silencio antes y despus de su enunciacin. El
oyente, sin embargo, no percibe este aislamiento cuando el signo se presenta en
el marco de un denso collage como el que inaugura la obra. Este no siempre es el
caso. En los episodios subsecuentes, los signos no se escuchan superpuestos,
sino ms bien encadenados de manera suelta, casual y arbitraria. En esta forma
de postulacin se hace muy evidente el mencionado aislamiento.
39
Son muchos los signos de esta especie en el primer movimiento. Pueden lo
calizarse, entre otros, en los cc. 137-138, 194-195, 195-196, 197-198, 223-225,
234-236, 239-242, 243-245, 261-262, 255-258, 261-262, 263-264 y cc. 264-265.
37
Introduccin
143
El sujeto individualizado
expresivo. Dentro de los gestos, las notas y los motivos se repiten pro
duciendo la sensacin de insistencia, de un deseo de enfatizar el men
saje reiteracin enftica. La formulacin meldica carente de melis
mas y la reiteracin de notas iguales o cercanas recuerdan el carcter
de las letanas y pregones callejeros verbalidad. Como en el caso de
estos gestos, su articulacin musical, descuadrada e imprevisible, evita
la continuidad que suele exigir la prosodia musical no metricidad, no
periodicidad. Ms que de una cancin mexicana, estas cualidades
se antojan caractersticas del pregn musical que discutimos antes.
La meloda comparte la creciente exaltacin con el gnero de la cancin mexicana. Pero el resto de las isotopas monocentrismo, verbalidad, no metricidad, no periodicidad parecen debilitar esta asociacin.
Con todo, nuestra lectura en trminos de la apropiacin musical
de un pregn musical con tintes de lamentacin o splica, no invalida
o excluye el parentesco con la cancin mexicana. La temtica de este
& b 83
p
&b
28
espressivo
>
&b
2
&b
8
3
poco cresc.
&b
RE
- - - -
& b J
>
>
RE
38
F
RE
2 3
8
8J
3
RE
RE
Ejemplo 18. Pregn-lamento del segundo movimiento (cc. 1-29). Obsrvense el centripe
tismo [notas en recuadro] as como las figuras de reiteracin enftica que expresan insis
tencia [RE]. Los compases de 2/8 apresuran el paso de manera inesperada, generando
la sensacin de tropiezo.
j # J
J
por queIal - ca - bo
Si Ial -gn
por queIal
d - a
ca - bo
en el
en el
que
quie -res;
pa - sa - ras
por mi
co - mo te
ms amo -res,
co - mo te
nun - ca
.
qui
nun -ca
.
qui
me
j
J
ca - ba - a, n'ol - vi - des
j
# J J
mun - do hay
pe - ro
se
se
ve - rs
j
. j
llo - rar
j
j
j . j
tam - bin
te seIol - vi - dar
j
j
j
.
que
yo tu
a -man -te
fu
j
j
j . j
trps.
28 38
? b 38
timbal
28 38
3
div. 2
8
& b 38
vls. I
3
&b 8
vls. II / vla.
con sord.
. . . . . .
? b 38 pizz.
vc. / cb.
..
.
28
...
3
8
2 3
8
38
. . . . . .
. . . . . .
......
3
8
Ejemplo 20. Multiplicacin del signo, cc. 32-42. Meloda en armonizacin pandiat
nica. Tambin el ostinato de tipo acompaamiento, antes en el arpa y ahora en los
violines, adquiere ms cuerpo, gracias a dos sencillos ostinatos adicionales en las cuerdas
bajas y con el timbal.
Naturalmente podemos restringirnos a hablar aqu de una armonizacin pandiatnica y de la utilizacin de recursos como el stretto o la
variacin temtica, cuyo propsito evidente sera el de densificar el
discurso musical, tanto en sentido meldico como armnico. Pero pa
ra entender la razn de este procedimiento musical, resulta productivo recurrir a las isotopas hasta aqu inferidas, pues ha quedado claro
que, ms all de su sentido musical, este solo del oboe posee tambin
una potente dimensin semntica, representando un personaje del en
torno social. Antes que nada es importante resaltar que los motivos su
perpuestos estn directamente emparentados con la meloda-sujeto.
Esto es diametralmente opuesto a lo que sucede en el primer movimiento. Ah se articula un sujeto mltiple por medio de la conjugacin
de objetos sonoros muy distintos entre s, formando un sujeto hbri
do, conformado por la unin de personajes dismiles. Aqu, en cambio,
escuchamos cada vez ms voces que hablan al mismo tiempo, pero
que, por su semejanza con el sujeto, refuerzan una misma identidad
(vase ejemplo 21). Entendemos esta estrategia como una suerte de
desdoblamiento del sujeto individual mediante la incorporacin gradual de proyecciones del mismo: ecos que aluden a la existencia de otros
sujetos que, sin embargo, comparten su misma condicin musical y
semntica. As leda, tambin la armonizacin paralela por tradas
o acordes mayores, una suerte de caminar lado a lado, puede interpretarse asimismo como la multiplicacin del sujeto individual.
Una relectura de la segunda de las notas a Esquinas podra sugerir
una interpretacin de este fenmeno. Ah, Revueltas habla no slo
de su personaje principal, el que expresa su dolor por medio de un
grito desgarrado, sino tambin de su fecund[a] [] rebelda que se
tornar eventualmente as lo presiente el compositor en nueva
energa y esperanza nueva. A la luz de estas advertencias, no parece descabellado entender el desdoblamiento y multiplicacin del sujeto individual como una construccin simblica de dicha fecundidad,
como expresin de fuerza latente, como semilla de la aludida rebelin y
alegora de una suma potencializadora. Por ahora, sin embargo, no ha
llegado el momento de que fecunde dicha rebelda. La meloda camina de manera inexorable junto a uno u otro ostinato, ya sea del arpa,
de un tambor, de un contrabajo o de los violines. A la par que el os
tinato pronuncia mediante su diferencia mtrica, armnica y tmbrica
la autonoma musical y semntica de la meloda, tambin la su
jeta por medio de su persistencia inclume. El pulso constante y esttico, sin direccin, que resulta de la suma de estos ostinati concatenados sugiere, si se quiere, aquella suerte de espera, acaso la calma que
precede a una tormenta. Algo as parece sugerir tambin el dinamismo
de la meloda; se aleja cada vez ms del contexto tonal y mtrico de los
ostinati, aunque siempre para regresar, pues los ostinati la mantienen
como amarrada a un entorno espacial claramente establecido. Cuan
to ms se aleja la meloda de esta base por medio de las escalaciones
expresivas y de tesitura, se hace ms fuerte la sensacin de sujecin.
28
& 38
28
& 38
38
b
38 b
&
&
3
&8
3 b
&8b
.. .
..
28
28
3
& 8
b b b
n n b
b
b
b
b b ..
.
.
. .
..
38
38
28 38
3
b b ..
.
.
. ..
.
J
3
b
b
b b b
n n b
2 3
8 8
j
&
b
j
J
Ejemplo 21. Cc. 50-68. Ecos de la meloda del oboe. El primer eco (cc. 52-55, tercera
pauta), con tonalidad propia, es una transcripcin literal del referente y se repite ms
adelante, rtmicamente comprimido (cc. 62-65). El segundo y el tercero (cc. 56-58; 6366) son derivados ms distantes del tema: contienen clulas de aqul o recurren a su
permutacin sintagmtica. Articulan de este modo tanto pertenencia o familiaridad con
el sujeto, como tambin reproduccin y extensin del mismo. En una extensin de esta
idea, Revueltas agrega lo que parece un eco del eco (cc. 67-68), que en trminos de
la lectura aqu propuesta pudiera leerse como una duplicacin de la duplicacin o
multiplicacin exponencial del personaje con el fin de destacar el mecanismo de ecos,
se han eliminado de este ejemplo las figuras de ostinato que constituyen el trasfondo
armnico y mtrico de los motivos.
& 24
?2
4
hasta Allegro
ob.
n b n
tamb. indio
24
# #
>
>
>
6
fag. b
#
#
f
cor. a 2
cuivr
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
. . . . . . . .
Ejemplo 22. Cc. 70-86. Gesto de ruptura. La meloda contiene 10 de las 12 notas de la
escala cromtica.
seal de cambio entre dos ideas, como frontera entre dos estrategias
de significacin.
Qu es lo que pretende negar este gesto? Qu es lo que busca
cambiar? Una vez ms, sern nuestras inferencias hermenuticas basadas en las notas de Revueltas las que nos permitan especular sobre
las razones de este cambio repentino. Hemos visto ya cmo la arquitec
tura de un texto musical es capaz de simbolizar, casi de manera aleg
rica, mensajes extramusicales. Es aqu donde se tocan nuevamente la
semitica y la semntica. Cualidades temporales y espaciales como
persistencia, latencia y sujecin encadenamiento han sido expresa
das en msica, pero al mismo tiempo tienen sentido como marcaciones
del sujeto social que es representado en la obra a travs de una musica
lizacin de sus vociferaciones callejeras. Hipotticamente entonces, el
gesto de negacin aqu analizado estara poniendo de manifiesto la ter
minacin de dichas cualidades al invertir el sentido musical y semntico.
Al mismo tiempo, se estara anunciando3 un nuevo discurso, el que re
sulta del cambio o inversin del significado articulado en el primero, por
ejemplo: el dolor no persistir, la rebelda terminar por fecundar, y
la atormentada angustia desencadenar su aspiracin. Volteemos la
pgina de la partitura para averiguar el desenlace de estas promesas
musicales.
Notas
El ethos es tan caracterstico del gnero, que Mendoza lo utiliza como premisa
de categorizacin, clasificando su antologa de canciones mexicanas de acuer
do a los sentimientos contenidos en los textos. Entre sus categoras figuran
canciones de ausencia, nostalgia, indiferencia, desprecio, odio, pasin, soledad,
maldicin [y] venganza. Los afectos menos obscuros figuran en una clase propia: canciones de cortejo, declaracin, [] amor [y] constancia. (Vase Vicente T. Mendoza, La cancin mexicana. Mxico, Fondo de Cultura Econmica,
1982, p. 19).
2
Transcripcin y fichas contenidas en Mendoza, ibd, p. 245 (pp. 439-440 en el
original). La meloda aqu transcrita fue clasificada por Mendoza como de
orgullo y aborrecimiento. El texto dice: Me abandonas, me desprecias porque quieres, / pero nunca me vers llorar; / porque al cabo en el mundo hay ms
mujeres, como te quise, tambin te s olvidar. // Si algn da pasaras por mi ca
baa / no olvides nunca que yo tu amante (esclavo) fui; / porque al cabo en el
mundo hay ms amores, / como te quise, tambin te aborrec.
1
Esta parece ser la funcin del tambor indio que crece en volumen, en velocidad
y en densidad rtmica, y conduce mediante un attaca al ltimo movimiento de
la obra.
Introduccin
153
penas iniciado el tercer movimiento, Allegro, Revueltas introduce un nuevo tipo de signo. Reconocemos en l de inmediato
una marca de modernidad abstracta, por el vnculo inmediato y evidente con el tema atonal del gesto de ruptura que le precede.
No obstante, reconocemos en el nuevo signo tambin las clulas de
ritmo lombrdico2 que haban caracterizado el pregn que da inicio a
la obra (pregn A, cc. 3 y 5). Si los signos sociales y los puramente
musicales marcaban dos discursos claramente diferenciados a lo largo
de los movimientos iniciales, aqu parece articularse una suerte de sn
tesis estratgica de los dos tipos de signo, acaso una suerte de discurso de
raz cultural, pero finalmente emancipado de tal fundamento semntico (vase ejemplo 23).
& 42
#.
b # >
Los vnculos semiticos con el pregn musical aqu la clula lombrdica inicial, ligada a una nota larga, y la verbalidad de las tres notas
que preparan la clula final son supeditados a un sentido de modernidad abstracta, pues se sacrifica en medida importante el isomorfismo que originalmente guardaba el signo musical con el referente
antropomorfo. Observemos algunos ejemplos ms de este nuevo tipo
de signo (vase ejemplo 24).
b # b b
b
2
&4
cl. en mi b
&
& 42
# >
ob.
trps. en sib
& b J .
trps. en re
#.
n > .
>
b b .
J
b b n
3
>
#.
34 .
n > # .
J
Ejemplo 24. Cc. 18-19 (trps), cc. 26-28 (trp/c.i.), cc. 65-66 (cl si b), c.c 67-70 (ob).
Aqu los lazos de cada motivo con el pregn son tan distantes que di
fcilmente podran evocarlo, particularmente si se escuchan fuera
del contexto de la obra. Sin embargo, a pesar de su avanzado grado de
abstraccin, la fuerte marcacin cultural del pregn musical en los
primeros dos movimientos condiciona y, en consecuencia, permite a
un escucha ideal percibir o al menos intuir la raz cultural, tambin
en este nuevo signo. Con esta estrategia indirecta, Revueltas logra in
fundir un sentido ideolgico incluso a su lenguaje musical ms abstracto.
Queda en evidencia, pues, una novedosa estrategia de construccin
de significados: a) Revueltas toma prestado el pregn que es un signo
antropomorfo; b) para referirse a l y a lo que de social y poltico con
nota, inventa un signo musical que comparte con el primero los suficientes rasgos para decodificarlo como signo que refiere al primero; y,
finalmente, c) crea un tercer signo que refiere de manera directa al
Signo bio-cultural
Texto socio-cultural
(la esquina)
Pregn musical.
&
b ..
trp.
# #
b> .. .
& 42
#.
b # >
El tercer tipo de signos forma la base del discurso musical que predomina en el movimiento conclusivo de Esquinas. Aunque tambin lo
38
38
?3
4
83
& 43
& 43
& 43
> # >
# >
& 43
b
& 43
trp.
vls.
42
n > .
b
n
38 b b b n
picc. / fl.
# # > 38 J
38
low
va. / vc.
b b b b
? 43 b b
b b
83
cors.
# 42 b b
>
trp.
42
>
43
42
42
>
>
>
>
43
# n 43
# n
> >
43
43
trb. / tba.
>
n
>
>
b
42
b
42
43
b
43
b >
b n # >
R n #
42
42
>
42 .
b
R 42 n
42
b
42
r>
# n
# n
# >
#
j
n
b
b
42
Ejemplo 27. Cc. 35-40 (incluye tres niveles de ostinato y seis pregones modernistas).
(cc. 168-177) (vase ejemplo 29), y del pregn madre (C) que es el
ms reiterado en el movimiento inaugural (c. 8, oboe) (vase ejemplo 30):
>
& 42 b J .
trp. en re
b > b n n > .
J
3
trps. / trb.
& 42 ..
>
#
#
j
# n .
# n .
cors. / trb.
& 42 .
..
& 42
2
&4
gliss.#
# # # # #
non div.
vls.
>
.
& 42 .
>
f>
j
.
? 42 b b .
trbs. / tba. / fg.
trps.
42
&
?
>
b b
gliss.
n #
>
.
.
>
>
.
J
>
b b j .
simile
#
# # # # #
n #
>
.
.
>
>
.
J
>
n #
>
b b j .
n #
>
# # # # # #
>
b b
n #
n J #
picc. / fl.
Ostinatos
3
&8
& 38
? 38
> > .
J
5
3
38
# ## ##
#
.
2
&4
& 42
?2
4
Ostinatos
?2
4
trb.
cb. / vc.
...
b
b
f
timb.
42
b b n
b
b
cl. en sib
&
&
?
?
...
b b
b b
b b b n b b b
& 42
poco rit.
? 42
2
&4
42
timb.
42
42
&
43
J
f
f
Xil.
a tempo
43
# .
# .
n
J
trb. / tba.
#
43
43
> > > > >
3
>
43
f
3
tamb. indio
43
42
42
# # >
>> J
.
trp.
n > .
&
# n 42 # # b # # b # # b # # b # # b # # b
> > > # > > > # > > > # > > > # > > > # > > > # > >>
>
>
>
>
>
>
sempre
42
? b #
2
4
42
cors. / trb.
& 42 .
2 #
& 4 #
trps.
#
#
n
3
b n # n b b n # n b
& 42
5
5
vc. / cb.
>
? 2 >
b
4
>
>
b n # n b b n # n b
&
#
& #
vl. / maderas
42
b n # n b b n # n b
&
5
? >
>
>
b
>
>
#
#
>
>
b
>
b n # n b b n # n b
>
>
>
b
>
& 42 .
#
& 42 #
vls. / vla.
#
#
n
n
vc. / cb.
? 2 #
4 n
tba.
2
&4
xil.
n .
n .
n#
42
#
#
n#
#
#
#
#.
#.
5
b n# n b b n# n b
# n b
# n b
n b #
n b #
b n# n b b n# n b
# n b
# n b
n b #
n b #
b #n n b b #n n b
# n b
& 42 # n b
n b #
n b #
maderas
&
&
#
#
5
#
#
5
n n
n n
b
b
.
.
5
#
#
5
b #n n b
& # n b
n b
b #n n b
# n b
# n b
b n# n b
# n b
# n b
b n# n b
# n b
# n b
b n# n b
# n b
# n b
b n# n b
# n b
# n b
b n# n b
# n b
# n b
b n# n b
# n b
# n b
? #
n
&
&
j
#
& # J
#
n
#
#.
#.
5
#
#
5
n
n
#
n
#
#
#
#
n
#
#
#
5
b #n n b
& # n b
n b
b #n n b
# n b
# n b
b #n n b
# n b
n b
#
b #n n b
# n b
# n b
b #n n b
# n b
n b
#
b #n n b
# n b
# n b
b #n n b
#n b
n b
#
b #n n b
# n b
# n b
? #
n
&
#n
#
#n
#
#n
#
Una suerte de programa semntico asume as vida musical en la estructura de la obra las citas provienen de las notas del compositor:
Primer movimiento
Trfico [...] sujeto al ritmo de la vida [...] sin coherencia aparente:
Tiempo, espacio y actores de la sonosfera polticamente marcada de
una calle mexicana aparecen representados mediante una homologa
estructural en la partitura. Como el semntico, tambin el actor musical de esta trama es colectivo e hbrido; aparece corporizado en la
interaccin casual y paratctica, en el trfico de los distintos signos
de origen antropomorfo. Su identidad es mixta: los signos se distinguen
mediante gramticas propias formando un collage de componentes
dismiles, sin congruencia aparente. Su presencia es imprevisible:
aparece en el marco de un montaje de petites histoires cuya interrelacin parece casual y arbitraria, sujeta al ritmo de la vida. Su transformacin continua es ley y su devenir est regido por la casualidad.
Paradjicamente esto crea una sensacin de inmovilidad, un no ir
hacia ningn lado, un palpitar en un slo sitio. No sorprende por eso
que su principio el collage sea tambin su final.
Los movimientos consecuentes, paradjicamente, introducen un
imaginario diametralmente opuesto. Ah se infieren ideas de orden y
progreso: un mundo cartesiano en el que la historia se desenvuelve
de manera lineal, con una meta y una conclusin. En este escenario,
el significado se construye de la parte al todo; un actor singular gua el
devenir del texto.
Segundo movimiento
Trfico interno, angustia encadenada, dolor persistente, rebelda
fecunda. El dolor parece sugerido por la inestabilidad del ritmo de
la meloda del oboe pero, ms claramente, por las figuras de sospiri
cada vez ms implorantes que evocan gestos humanos de queja y
llanto. Su insistencia y su retorno al punto de origen una y otra vez,
hablan de persistencia y encadenamiento. Despus, en un nuevo
gesto, la homofona se transforma gradualmente en una polifona que
parece representar fecundidad.
Tercer movimiento
Grito [] fecundo en rebelda. Tcnicas de concatenacin como
la permutacin, la polifona y el ostinato son puestos al servicio de la
representacin de la accin de rebelda. Para sugerir ideas de enojo,
levantamiento, guerra, avance y, finalmente, triunfo, Revuel
tas no duda en echar mano de tipos expresivos convencionales, quiz
aprendidos durante sus aos como violinista en diversas orquestas
de cine mudo. Su actor ahora es uno slo y resulta de la colusin pro
ductiva de dos signos resemantizados que se desprenden de la mul
titud de actores annimos que le anteceden. A diferencia de estos
ltimos, el nuevo actor es protagnico, conduce el devenir textual. Im
porta ahora la suma congruente de elementos, no su diferencia. Una
congruencia gramatical armnica y rtmica rige la estructura y su de
venir. En lugar de aleatoridad, hay singularidad de propsito. Se observa un diseo jerarquizado, una construccin cuyo planteamiento
seala y hace esperar una conclusin. Una relacin de origen o causa
determina el sentido de la transformacin y el destino final.
Ante nuestros odos se erigen dos mundos distintos, el que corresponde a un estado de desorden, marcado por una asimetra generalizada de tiempo y espacio, y su opuesto, un mbito marcado por
jerarqua y dinamismo. Todo indica que las estrategias compositivas
se corresponden con la trama semntica que se ha revelado a lo largo
de nuestro anlisis. La obra parece corporizar varios estados del actor.
Inicialmente ste, annimo y colectivo, se encuentra en un estado de
aislamiento, de dispersin, de pasividad. Ocupa un espacio inestable y
esttico: inaugurando y concluyendo con el collage, vuelve sobre s
mismo y define as un ahora.3 Nuestro actor, sin embargo, conlleva la
semilla de una transformacin que culminar eventualmente con una
reversin de su circunstancia original. Desde la msica se proyecta un
futuro en el que todo es estable, unvoco, dinmico y realizado: El
espacio de la utopa? La corporizacin musical del alentador optimis
mo, de la nueva energa y esperanza nueva a los que alude Revueltas
en su segunda nota? Ciertamente as parece.
Tal escenario, sin embargo, est en el futuro. Esquinas no concluye
con el mentado acorde triunfal coreado por maderas y metales, sino
momentos despus, con otro en la cuerda: seco, brevsimo y relegado al
espacio de la ltima corchea del comps. Es el mismo acorde que mo
Introduccin
171
La musa ausente
Pero regresemos a la nueva versin de Esquinas. Si de evitar connotaciones nacionalistas se trataba, el compositor corra un riesgo evidente al incluir la voz, particularmente cuando no empleaba palabras
que ayudaran a poner de manifiesto un claro propsito de sentido so
cial.5 En el entorno nacionalista de las dcadas de 1920 y 1930, la pre
sencia de la voz podra tomarse por aqulla la sentimental de la
cancin mexicana, corporizada, por ejemplo, en la China Poblana y sus
charros, en definitiva personajes muy distintos de los que pueblan las
esquinas de Revueltas. En efecto, duele a la crnica la aparente ausen
cia de aquella mexicansima musa en la obra de Revueltas. Al respecto, escriba un cronista en su comentario a Ventanas:
A juzgar por la frialdad con que el pblico recibi [Ventanas], pese a las autn
ticas bellezas que contiene y a la magnfica interpretacin que mereci, [...] no
respondi a lo que de ella se esperaba: los estridentistas la encontraron menos
audaz que Esquinas, la obra anterior del compositor; y en cuanto a los reaccio
narios, no advertimos en ella la reaccin que esperbamos por el ttulo: noso
tros cremos que se trataba ahora de invocar a nuestra generosa musa criolla,
recatada y espiritual, romntica y pudorosa. Y la musa de Ventanas sigue siendo
la misma que la de Esquinas, y sigue animando los mismos sentimientos en el
autor [...].6
#
& 38 # #
molto expressivo
vls. / vla.
. .
3
& 8 # . # . .
.
? 38
. # .
&# #
.
#
. . . # .
. # #
.
>j
? #
#
&
j
# # # #
>
# . # . . .
. # .
# .
>^
# #
J
. . #
. # . . .
>j
>
# # ..
>
# # ..
. .
# . . . .
#
# .
# # ..
# . # . #
. .
n
. n
.
# . # .
>
# ..
# . . . # .
#
#
# # ..
# . .
# . . . . n . .
#
# .
n
n .
Apenas en 1940, por rdenes del general Crdenas, la polica metropolitana deja de perseguir a los mariachis callejeros.14 Debido a su
origen campesino, el son era visto como bajo o rascuache por las
clases medias y altas de la urbe que se reconocan mejor en canciones
mexicanas, serenatas, valses, romanzas, pasodobles, boleros, fox-trotes y tangos. Queda clara, pues, la importancia de valorar la inclusin
de un son en Esquinas a la luz de dichas convenciones socioculturales.
Como en el caso de los cantos-lamento de la primera versin de
Esquinas, una interpretacin ms plausible del sentido del son emerge
de su articulacin semitica en la obra. Primero que nada llaman la
atencin varios hechos: el son aparece una sola vez en toda la partitura, fragmentario, tangencial y efmero; al parecer slo una muestra
ms, un token del cmulo de signos musicales de evocacin cultural
que conforman la sustancia actorial del texto. Su peso sgnico es
relativamente menor y no cumple con las necesidades de un smbolo
prominente o protagnico.
A diferencia de lo que sucede con el signo-pregn, el signo-son
no tiene antecedente ni consecuente musical y tampoco sustenta el
devenir musical y semntico de Esquinas. Su carcter efmero y tangencial no le da la fuerza necesaria para producir una marcacin profunda y general en el texto. Justo en esta deconstruccin mecnica del
son se pone de manifiesto de nueva cuenta el rechazo del iconismo co
mo estrategia compositiva, aqul que limita su mensaje a la cita desta
cndola, dndole un papel de gua semntica, y manteniendo siempre
en el odo la identidad as importada al texto. Quien quisiera representar musicalmente al son como signo pintoresco y emblemtico de
Mxico habra de proceder de otra manera. No le bastara una brevsi
ma alusin de ocho compases para colocarlo sobre un pedestal, y mucho
menos aislada dentro de un discurso osadamente modernista, preado de una multitud de signos distintos que distraen y le restan importancia. Habra de permitir que esta meloda se presentara ntegra y con
solemnidad introduccin musical para sentar un ambiente propicio
que se explayara presentacin integral y reiterada o desarrollada de un
tema y que concluyera festiva afirmacin del sentido mediante la
reiteracin culminatoria de la apropiacin. Si este compositor pretenda
situarla en el presente y prestarle una marca personal, le convendra
mantener discreta dicha marcacin de modernidad para no interferir con la claridad de representacin del sujeto musical apropiado
ropaje musical moderno pero moderado que no altera sustancialmente
al referente y permite su percepcin en todo momento. Slo as podra
articular una reverencia musical.15
Recordemos por un momento lo que sucede con los pregones
musicales en el primer movimiento de Esquinas: de acuerdo con nues
tro anlisis, se escuchan unvocos, efmeros y aislados en el espacio
hbrido e inestable que habitan muchos otros signos de funcin actorial similar, en alusin simblica al tejido sonoro que resulta de la con
jugacin de las distintas vociferaciones en el espacio de la calle. Re
vueltas da igual trato al son que a los otros signos referenciales, por
lo que podramos inferir que pretende simplemente la incorporacin
musical de otro personaje de la calle, por ejemplo, el de un msico ca
llejero, como el que frecuentaba las esquinas de Revueltas. No parece
gratuita la comparacin si recordamos que, como en su natal Cocula,
los primeros mariachis en la ciudad de Mxico iban tocando y cantando en portales, dentro de cantinas y en las fiestas locales.16 En
continuo trnsito de cantina en cantina, la visin efmera del mariachi callejero parece simbolizada mediante el solitario son en las esquinas de Revueltas. La insercin de un signo en el marco de otros que
comparten determinado sello semntico ayuda a circunscribir el sentido aqu sugerido. El son aparece situado estratgicamente entre moti
vos que habamos identificado en la primera versin como la repre
# #
3
&8
# .
# .
# #
.
? 78 b
F molto espressivo
j
fl. / pic.
7 # ##
&8
J
Tambor indio
?
78 .
. . . . . . .
p
.
J
()
j
j j
# #
& J J J
b J b J
j
j
# #
#
J
J
j
# #
#
J
j
j # # j
#
J J
J
j
# ##
j
J
. . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . .
J
J
b .
J
b
J
j
j
j
# # # # # # # #
# # # #
J
J
J
? .
.
. . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . .
. . . . . . . .
. . . . . . . .
Ejemplo 39. Canto-pregn II, originalmente en la voz femenina, ahora orquestado para
corno ingls, fagot, viola y violonchelo, cc. 125-134 (comprese con ejemplo 13).
Grfico 10. Canto sin tristeza. Apunte realizado en casa de Braulio Rojo.
#
24 J
24 J
. b 2
4 J
# 3 # .
b
4
24
& 43 . j .
sempre
j
B 43 # . # # .
24 #
J
43 # .
#
24
24
J
& 43
.
J
sempre
sempre
# .
2
&4 J
# .
#
34
. # n
#
J
43
. #
.
3
J
24 J
J
2 n .
&4 J
# 3 # . n n 2 # J n .
J
J
4
4
.
2
& 4 J N
3 .
2
J
4
J # 4 J .
2
& 4 # J .
j 43 # . 24 # j .
J
2 .
B4 J
# J 43 # . n J n 24 .
J
3 . # n
#
4
J
43
24
24
24
. #
.
J
24 J
3 # . n J n 2 # J n .
4
4
F
. # 2
43
4 J .
J
F
j
43 # . J 24 # n .
F
3 .
2
4 # n J n 4 J .
F
Ejemplo 40. Meloda en Cuauhnhuac, versin para orquesta de cuerda, 1931, cc. 122132. Obsrvese el parentesco expresivo con el canto-pregn I y II de Esquinas (vense
ejemplos 12 y 13).
A
& 83 b
trp.
b b b b
b . b .
b b b
A'
#
4 # # # .. # # .. # # # # # # # # # ..
#
.
.
# # # # ..
& # # # # # # # .. # # .. # #
fls. / obs. / cls.
& 43
>>>
vls. / cor.
& 42
c j .
> > > > >
n
J
42 . 43 . .
>
J > .
J
- - # # #.
J
3
& 42
picc.
obs. / cls.
> > .
2
&4
3
3
3
3
trp.
con sordino
> >
.
J
>
& 42
& 42
trb.
>
j j j
# #
3
# > #
#
3
> >
J .
10
11
12
13
14
Esa precisamente era la intencin de, por ejemplo, Blas Galindo en sus Sones de
Mariachi, cuando debi escoger un emblema para representar a la nacin en la
exposicin dedicada a Mxico por el Museo de Arte Moderno de Nueva York
en 1940. As procedieron tambin, en ese mismo contexto, Chvez con su apro
piacin modernista de la cancin popular La paloma azul, Luis Sandi en su (in
tencionalmente?) simplsimo setting de una cancin Yaqui y Gernimo Baqueiro
Foster con su orquestacin tradicional de sones huapangueros.
16
Cita de Pablo Becerra quien era lder de un mariachi coculense contemporneo
al de Marmolejo (entrevistado por Jonathan Clark. Vanse notas al CD Mariachi
Coculense Rodrguez de Cirilo Marmolejo (1926-1936), op. cit.). Coinciden la
mayora de los cronistas en que la inmigracin de los mariachis a la ciudad de
Mxico fue difcil y muy accidentada, pues la mayora de ellos no logr su cometido y decidi volver a sus pueblos de origen. Fue apenas el mariachi de
Marmolejo que logr su propsito al establecerse en 1923 en la cantina Tenam
pa, que perteneca a un conocido de Cirilo y quien, como l, era originario de
Cocula. Un par de aos despus se le uni el mariachi de Concho Andrade, otro
coculense, con quien alternaba en el Tenampa. Las cronologas del mariachi
son sumamente contradictorias y los datos, en consecuencia, poco confiables.
Tomo esta informacin de Jonathan Clark quien, junto con Jess Juregui, es
uno de los investigadores ms serios de la historia del mariachi.
17
Aunque no comprobable mientras no podamos identificarlo como cita literal,
pareciera que dicho fragmento de son, adems, no es el tema principal o inaugu
ral de un son alteo, sino una frase meldica entresacada de ste: en concreto,
la que concluye la cuarteta, pues as lo sugiere la funcin cadencial, la estructura
rtmica y el diseo meldico tpicos del gnero, tal como se escucha en los sones
de las grabaciones histricas realizadas tanto por el mariachi de Marmolejo co
mo por el de Vargas, que eran los dos ms prominentes en el entorno revueltiano.
18
Aunque slo salpicadas de manera puntillista a lo largo del corpus, es notable la
suma de motivos y temas que aluden a diversos gneros de msica popular en
las obras aqu estudiadas. Existen otros datos que podran sugerir el perfil de un
compositor folclorista en la figura de Revueltas: una fotografa en la que ste
aparece al lado de un msico popular del estado de Morelos y lo que parece un
estudioso del folclore (Mendoza?). En el legado del compositor se encuentra
tambin un salvoconducto que le extiende Carlos Chvez para estudiar la m
sica de Michoacn. Sin embargo, no hay una sola muestra de un trabajo sistemtico de recopilacin en el legado del compositor. Las nicas transcripciones
de material folclrico que se encontraron ah provienen de otras manos, por
ejemplo las de Henry Wunderlich quien recolect muestras de msica popular
michoacana, transcrita para Silvestre Revueltas, como consigna el manuscrito.
Ninguno de estos temas, sin embargo, aparece citado en las obras de Revueltas.
19
Guillermo Sheridan, Mxico en 1932: la polmica nacionalista. Mxico, Fondo de
Cultura Econmica, 1999, p. 93.
20
Ibd, p. 99.
15
Introduccin
193
ciones que contienen este tipo de referencias en abundancia? Ya habamos adelantado algunas hiptesis al respecto. Hay obras en las
que se infiere el sentido de construccin de identidad nacional como
contenido expresivo principal: entre ellas podran considerarse Colo
rines y Alcancas que articulan lo propio en trminos de una mezcla de
significadores de una cultura hbrida. En ellas encontramos una multiplicidad de signos citas de estilos y representaciones musicales
de gestos antropomorfos que apuntan a semiosferas diversas de pre
sente y pasado la urbe empobrecida, el espacio del campesino. Al
apropiar y yuxtaponer osadamente estos signos, el compositor arti
cula musicalmente esta diversidad y su dinamismo. La definicin de
identidad que se infiere de esta cartografa sgnica evidentemente
no es ni simple ni unvoca, y es en este punto en el que Revueltas di
fiere de otros nacionalistas ya habamos advertido de la tendencia
generalizada de los nacionalismos de fincar la evocacin semntica
de una partitura o movimiento en slo un tipo particular de referente, acorde con la idea de identidad que desea proyectar el compositor
ante su pblico.5 En el entorno cultural que parecen dibujar las com
posiciones mencionadas se entrecruzan y contraponen diversos planos semnticos, diferenciados mediante una disposicin propia en el
tiempo y espacio de la partitura. En esta forma de relacionarse con la
vitalidad del mundo externo no sorprenden las estrategias construc
tivas del collage y del montaje, son, de hecho, las idneas. Este es a to
das luces el imaginario de un vanguardista. Resuena vivamente en el
manifiesto estridentista Actual que redacta Manuel Maples Arce en
1921:
Hagamos una sntesis quinta-esencial y depuradora de todas las tendencias
florecidas en el plano mximo de nuestra moderna exaltacin iluminada y epa
tante, no por un falso deseo conciliatorio sincretismo sino por una rigurosa
conviccin esttica y de urgencia espiritual. No se trata de reunir medios pris
males, bsicamente antissmicos, para hacerlos fermentar, equivocadamente,
en vasos de etiqueta fraternal, sino, tendencias insticamente orgnicas, de f
cil adaptacin recproca, que resolviendo todas ecuaciones del actual problema
tcnico, tan sinuoso y complicado, ilumine nuestro deseo maravilloso de totali
zar las emociones interiores y sugestiones sensoriales en forma multnime y poli
drica.6
Introduccin
201
Tercera parte
Introduccin
203
blaremos de las composiciones tropolgicas de Revueltas, dada la presencia paradigmtica de tales estrategias de significacin y su consecuen
te funcin rectora en la construccin del texto. La omnipresencia
del tropo como mecanismo poitico en este corpus sugiere un ma
yor acercamiento a esta estrategia creativa en los textos musicales de
Revueltas.
Textos retricos y tropos revueltianos
No es difcil reconocer la presencia de un tropo semntico en textos
literarios. Pero, cmo se articulan los tropos en discursos simblicos
como el de la msica? Cmo sabemos si enfrentamos un verdadero
tropo, es decir, la yuxtaposicin ilegtima de la que habla Lotman,
o meramente un contraste de elementos musicales? Para que se pueda hablar de estrategias tropolgicas en msica, nos apoyaremos en
Hatten, quien establece varias premisas que cito a continuacin, relacionndolas con nuestro contexto para mayor claridad:
a) El tropo debe emerger de una yuxtaposicin clara de tipos [expresivos] contradictorios o previamente inconexos. Un caso claro es
la representacin de un son en el texto moderno de Esquinas. El
signo perteneciente a una semiosfera particular, cierto entorno
rural en interpretacin de Revueltas es insertado bruscamente en
la semiosfera de la creacin musical de vanguardia a la que per
tenece el compositor. No slo hay diferencia entre las funciones
socioculturales que cumple un son en tanto texto cultural y las
estticas que podra asumir en un texto artstico. A nivel formal
disposicin en tiempo y espacio, identidad actorial tambin
se distingue radicalmente de un discurso musical moderno que no
persigue referencialidad cultural.3 En estos sentidos, se impone ha
blar de contradiccin ms que de contraste. As lo sugiere la manera en que Revueltas lo incorpora al texto, al menos en primera
instancia: como elemento ajeno, subrayando la diferencia.
b) El tropo debe emerger de una locacin funcional o proceso singu
lar. En el caso de Esquinas esta locacin funcional la conforma el
Tropo y ethos
La seleccin y particular marcacin musical del pregn como signo
incorporado al texto le aporta una connotacin semntica, la cual con
lleva adems una intencin de carcter tico. El compositor reivin
dica la voz del personaje callejero y la asume en el texto sin asomo de
distancia o irona: el asunto de Esquinas es serio.5 De ah el esfuerzo por
hacer converger6 semiticamente la palabra del narrador el discurso
musical Revueltas con la de su personaje las voces de la calle.
Es difcil de imaginar una alegora ms elocuente del nacimiento
de una identidad discursiva como resultado de convergencia y fusin de
los signos de dos textos que pertenecen a dos semiosferas distintas
2
&4
2
&4
? 42 pizz.
. .
vc.
# .
. . . - #
-
vl. I
crescendo
& .
&
p
o
F 3
o >
r
#
#
.
F S
espressivo
>
>
r
p 3
#
#
R
>
>
pizz.
>
>
vl. II
vla.
arco
n.
&
&
crescendo
? #
arco 3
espressivo
3
4 # .
43
#
f #
3 #
4
3
>
F
f
#
3
j
#
#
#
.
c
Ejemplo 43. Magueyes cc. 1-12. Obsrvense las distintas retricas de incongruencia respecto de la meloda: la mtrica en el violonchelo; los violentos gestos de ruptura (cc. 5-6
y 10-11); el enfrentamiento del lenguaje tonal (tema) con el no tonal (acompaamiento).
En otro mbito de su creacin estn las obras que aluden crticamente a ciertas apropiaciones sentimentales del folclore como expre
sin de tradicin. As lo sugiere el propio compositor:
Nuestra msica mexicana tiene todas las caractersticas de esa pueril vanidad
provinciana que se presenta a sus coterrneos con trajes y maneras de la capi
tal. Es msica envuelta en sedas importadas de los bulevares europeos, msica
hecha a base de diminutivos empalagosos, tan alejada de la realidad dolorosa y
palpitante de las masas como una recepcin diplomtica o un aristocrtico
sarao.
Grficos 11 y 12. Galas: La pastora, Tornero, 1937, leo sobre tela, 124.5 x 99.6 cm; y
Charra, Xavier Gmez, sin ao, acuarela y gouache sobre papel, 56 x 42 cm.15
Grficos 13 y 14. Mara Conesa.16 Tarjetas pertenecientes al fondo pictogrfico de Colecciones Especiales de la Universidad Autnoma de Ciudad Jurez.
Introduccin
217
b b 5
&b b b 4
p
n b
? b b 45
b b b
b b
&b b b
n # n
n # n
n b
j
b n #
n # n
n b
? b b
b b b
.
n # n
n b
Ejemplo 44. Inicio de Tierra pa las macetas. El motivo del pregn puede observarse en
el tercer comps (violn).
Tres afiladores
Al mismo aliento creativo corresponde tambin la composicin llamada El afilador, escrita para la misma dotacin y sin duda pensada
para ser ejecutada por el propio Revueltas quien, como apuntamos
antes, en aquel entonces estaba ms dedicado al violn que a la composicin. El parentesco musical de las dos obras es evidente, pero el
semntico lo es ms. Tambin el afilador es, en cierto modo, un prego
nero, si bien utiliza una flauta de pan para hacerse escuchar. Del mis
mo modo que en Tierra pa las macetas, este sujeto semntico se anun
cia desde el ttulo. La concordancia entre gnero, instrumentacin y
empleo del tema como articulador del discurso musical refuerzan el
sentido reverencial de la incorporacin.
Si mencionamos estos dos antecedentes es porque ambos signos
reaparecen de manera simblica en Esquinas. As lo sugiere el pareci
do evidente y, en nuestra opinin, a todas luces intencional, entre los
correspondientes signos de esta partitura y las dos antes mencionadas:
la estructura silbica de Tierra pa las macetas empata perfectamente
con el diseo meldico de su representacin en Esquinas (vase ejem
plo 45). De estar en lo cierto, se tratara de una autocita altamente sig
nificativa, un caso ms de una estrategia de significacin que ilumina
el sentido de una anloga en otra obra, como hemos observado antes
entre las composiciones que conforman la triloga sinfnica de 1931.
EPISODIO I y XIII
obs. / cls.
&
[Tie-rra
3er. movmiento
trp.
>
& b J b .
24
[Tier - ra
>
# n n
J
p'a
las
ma - ce - tas]
b > b b
3
pa ,
las
n > [n ] .
J
n
ma
ce - tas]
Como los pregones musicales, tambin el curioso ascender y descender meldico del afilador tiene su historia. Mendoza transcribi musicalmente el que le escuch a un afilador espaol en las calles de
Mxico en 1942 (vase grfico 15).
Grfico 16. Motivo del afilador en la versin para septeto de alientos (manuscrito del
compositor).
3
& 8 b
296
pic.
b b
Esta suerte de recurrencia semntica es reveladora en tanto que vincula la composicin de Esquinas con sus antecedentes: comparten
un mismo personaje, la voz del inquilino pauperizado de las calles de
Mxico. Esta voz se expresa de distintas maneras en la obra de Revueltas. En la obra temprana nos habla abiertamente desde el ttulo
de las obras y desde su figuracin meldica, representando dos pregoneros. En Esquinas es ms sutil, pero la reconocemos con la ayuda de
los cdigos que nos facilita el compositor en sus notas de advertencia. En los tres casos, sin embargo, el tpico es pretexto poltico para
construir un discurso esttico. En 1932, el actor social reaparece en
una nueva obra, Parin, en donde no es premisa, sino sujeto principal
del texto, encarnacin actorial tanto semntica lo sugiere el ttulo y
lo soportan las palabras de los versos cantados como musical nue
vamente escucharemos construcciones musicales alusivas a personajes que pueblan, en este caso, un parin. Parin, obra para soprano,
coro y orquesta compuesta siete meses despus de Tecolote y un ao
despus del polmico estreno de Esquinas, recurre al lenguaje natural, a la tonalidad, porque permite construir un puente de comunicacin directa con su pblico.
En el mercado del grito y la feria del color
Como en el caso de Tecolote, el mensaje poltico no se confa a la
ambigedad de significados que es inherente al discurso musical: se
recurre a los versos de un poeta, comunicados por la voz de una cantante y un coro. El espacio semntico al que refieren los versos no es
el annimo de la calle, sino el entorno evocativo de un mercado me
xicano, tpico favorito de muchas representaciones mexicanistas:
recordemos los mltiples cuadros de vendedores de alcatraces de Rivera, entre las ms clebres. Los versos de Carlos Barrera5 inician en
este tono, dibujando un aparente cuadro pintoresco:
Ruido diuas,
agua de cha y limn,
los quintos de jitomate
y los diez de coliflor,
agua de cha y limn.
b 6
&b 8
Tenor / Bartono
>j
b 6
& b 8
J
F
? b 68
b
>
. .
des - deIel Ba - j - o
.
. . .
>
Bajo
ai
b
&b
res
tu
tu
tu
tu
tu
. . .
. . . . . . . . > .
tu tu tu
tu tu tu tu tu tu
(bocca chiusa)
.
f> >
las - ti - me - ro pre - gn
tu
tu
j
>
su
>
lle - g
Alto
(bocca chiusa)
tu tu tu tu tu
b
&b
Soprano
de
do
>
>
(bocca chiusa)
Tenor
J J J
J
.
J >
tu
tu
tu
tu
tu
tu tu tu
.
lor
j
J
tu
.
.
.
tu
Ejemplo 47. El tecolote. Cc. 63-72. Con el huacal a la espalda, desde el Bajo lleg,
despedazando los aires, su lastimero pregn de dolor.
bocca chiusa. El tempo se disminuye y la atmsfera armnica se oscurece. El coro es sustituido por una voz sola. Junto a sta aparece otra,
que nos es familiar, porque la conocimos en Esquinas. En un pentagrama sin barras de comps, y con una mtrica que alterna binario
con ternario, un trombn repite con ritmo tropezado un breve motivo.
Descuadrado, camina a destiempo junto a la voz. Mientras sta se
mueve en un plcido 6/8 interrumpido ocasionalmente por un 5/8, el
segundo personaje camina al comps de 6/8 alternado con 4/8, rom
piendo as toda sensacin de pulso y mtrica regulares en el texto,
una tcnica de superposicin de msicas distintas que recuerda mucho a ciertos paisajes musicales de Charles Ives (vase ejemplo 48).
Recordemos el lamento del segundo movimiento de Esquinas, en
el que un solitario oboe camina a tropiezos acompaado siempre por el
ostinato del arpa, probable representacin de una guitarra desafinada,
de cuerdas viejas e ignorante de la armona: acaso una pareja de msicos mendigantes que recorren las calles repitiendo hasta el hasto su
68 Sonaja
andGiro
p
### 6
8
&
87
# # 6 >
& # 8 J J
F
? # # # 68
? # # # 68
91
gliss.
J J
Vcs
. . 6 >
8
j J
J
J J
J
no - ro,
>
>
>
4 . . . . 6 >Q gliss.
J 8
8
a - gua
Soprano solo
>
Pizz.
> gliss. 4 Q
J8
J
sin,
. .
4 . .
J8
gliss.
5
6
8
8
Indian Drum
>
Fj > >
68
58
J
5 6 .
# # # >
J
8
8
&
&
>Q
J
gliss.
>
.
# # # 5 6 .
8
8
&
6 >
58
? # # # >
J 8 J
5
8
Rui - do
o - ro
>
. . >
Q 6
8
gliss.
ra-mi - lle - te de ca
de
so -
>
6
8
>
J
.
J 48 .
gliss.
68
68 >
J
ri - cias
>
58 J 68
58 J >
68 >
j
...
.
J
j
>
b 6
& b 8 ..
.
cor. / trps. / trb.
.
? b b 68
timp.
coro
..
...
..
.
..
ah
b ww
w
c
& b wwww
w
? c b ww
w
b ww
Ejemplo 50. Disposicin del acorde: la seccin ms aguda del acorde por cuartas, transpuesta una octava abajo, genera tres disonancias por segunda.
Como en Esquinas, tambin en el poema de Barrera se opera un cambio de sentido: el pregn quiere volverse grito de triunfo:
Ruido de oro sonoro,
agua limpia de ilusin,
ramillete de caricias
en subterfugios de amor.
Ha trocado vanidad sus carnes
por un dobln en tienda de juventudes,
envuelto en seda el pudor.
Pregonera de ideales
que por el parin pas sin vender sexo ni alma,
djame or tu pregn triunfador.
Jarro de barro nativo,
agua de cha y limn.8
6
7
Revueltas en algn momento. Sin embargo, ms all de una relacin del mencio
nado pregn en la msica de Revueltas y del Mariachi Vargas, debe advertirse
sobre la notoria diferencia en su empleo semntico. Dicho mariachi figura de
manera prominente apenas en la dcada de 1930 y desde su incursin en la
radio la xew La voz de la Amrica Latina, se haba fundado en 1930 y no
tard en incorporar a este mariachi, se coron como uno de los smbolos ms
prominentes del nacionalismo mexicanista. En la grabacin mencionada, el
empleo del pregn tiene un propsito absolutamente decorativo, contrario a su
semiosis en Revueltas: aparece como ilustracin sonora de una imagen pintoresca de la ciudad de Mxico. Dice el texto de la cancin: Mexicano de verdad, Mxico es mi capital, con su catedral preciosa frente al zcalo y al lado su
palacio nacional; Mxico es mi capital, y despierta mi ciudad, al rumor de los
pregones de los pobres vendedores que de calle en calle van.
La msica no puede dibujar un crculo, sin embargo, el retorno a un mismo
punto de partida lo simboliza de manera convincente. Este recurso de representacin ha sido utilizado ampliamente en el canon musical de occidente.
Entre los pregones transcritos por Mendoza hay varios intentos por capturar en
trminos musicales pregones que, de acuerdo con nuestro anlisis, son ms grito que meloda y no pueden representarse en un pentagrama. El melisma de
un afilador aqu mostrado podra responder al mismo deseo del recolector: el
de escuchar en la muestra una mtrica, un ritmo y un discurso meldico conscientemente estructurado. No podemos saber si efectivamente este melisma
respondi a tales caractersticas en su origen. Si antao las tonadas del afilador
fueron musicales, hoy ciertamente han dejado de serlo. Sin embargo, resulta fas
cinante el parecido que, en tanto gesto meldico, guardan con el breve motivo
anotado por Mendoza.
No se tiene informacin sobre las circunstancias de una posible interpretacin
del Parin ni existe un texto del propio compositor referente a esta composicin.
Canto con la boca cerrada, mmmmh.
Cabe preguntarse si los mmmmmh y los tu, tu, tuuu postulados al inicio de la
obra haban sido acaso una caricatura de otras construcciones musicales de
mexicanidad. Revueltas escribi muy poca msica para coro y parece vlido
considerar despus de nuestro anlisis que la idea de escribir un poema sinfnico coral, concepto de gnero por dems romntico, es un tanto extrao en
el marco de su obra, y que su intencin podra ser pardica. Los efectos onomatopyicos mencionados, excesivamente melosos, refuerzan esta idea. Desafortunadamente no contamos con datos paratextuales al parecer Revueltas no
escribi una nota para el estreno de esta obra que nos permitan confirmar esta
idea. Sin embargo, existe otra veta de interpretacin que debe explorarse: me
refiero al fuerte impulso que, con la creacin de orfeones corales, dio Jos Vasconcelos a la cultura coral en la dcada de 1920 desde la Direccin de Cultura
Esttica fundada en 1921, el mismo ao en el que Maples Arce lanza su ma
nifiesto vanguardista. Es posible que un estudio de la msica cantada por estos
Introduccin
229
J
J
& 8 J
2
2
2
# 6
& 8
&
&
..
2
2
j
j
j
.
.. .. ..
# # ..
J j
b n
..
# J
..
..
?# J
J
J
J
J &
J
2
2
2
2
&
&
&
# # # #
#
2
..
# # # #
J
J
A'
j
# #
J
# # #
2
4
2
4
2
4
Ejemplo 51. Pequea pieza para orquesta (conclusin). Obsrvese la intencin ldica al
superponer dos sones distintos, teniendo cuidado de no hacer coincidir su periodicidad
formal. Es de notarse, adems, que la simetra natural del son jalisciense es destruida intencionalmente, acortando o alargando los temas. Aunque ambos sones estn en sol mayor,
resulta una incongruencia armnica al superponer grados distintos de su discurso tonal: una
suerte de bitonalidad, pero dentro de una misma tonalidad (vase, por ejemplo, cc. 8-10).
Introduccin
233
>j
# # # 3 ..
4
&
j
? # # # 34
>
trps.
4 > .
4J
plato / tarola
4
4
> .
? # # # .
.
J
J
.
J
14
14
14
b 2
&b 4
j
2 . .
J 4
F
~~~~~~~~~~~~~~2
4 . .
w>
J
F
J
timp.
2
14
. .
J
J
>
.
. .
J
J
. .
J
J
Lento
poco rit.
>
> 3
. > .
. .
>
..
>
> .
.
> ..
>
J
>
>
>
>
>
>
>
j
j
trps.
f
tba. / trb. I y II / cb. / vc. / va.
j
j
j
j
j
n
n
? b b 24 # # # # # #
N
N
J J J J J
f
14
>
3
.
>j
>j ,
,
#
.
#
3
,
.
>
> > > . n j n n b
n b 24
trps.
3
trb. I
j
#>
j
>
44 # .
. . .
# j n n n b b 24
.
- -.
J n
J
J
J
J
j
4 j .
2
.
4 >
4
>
Allegro
q =120
ob.
. .
# #
& #
8
.
44 .
3 j
4>
Allegro
molto dim.
j
j
j
j
j
j
j
j
j
j j
> >
J
f
j
j
j
j
j
j
j
j
j j
j
# # n # # n # # n # # n # # n
#
J J J J J J
J
J
J
J
J
3
3
210
# 2
& 4
? # 24
#
& 24
>
24
34
24
43
24
3
4
2
4
&
# 2
4
3
4
2
4
42
?#
9
&
B
#
>
38
24
38
24
>
&
17
&
>
>
b
J
2
4
>
2 >
4
24 b>
2
4
>
>
>3
>
>3
>
>
b
>
>
>
>
b
24
34
24
2
4
3
4
3
4
> >
? 2 . .
4
>
43
3
4
34
24
34
24
3
# 4
24
.
.
?#
>
17
#
& # .
17
>
&
>
.. ..
>
. .
3
3
2
4 . .
#
J
f
3
n # n
>
n # n #
>
>
24 # . . # . . # . .
.
>
f
>
>
>
# . . # . .
.
>
3
gliss.
C > ..
34
>3
j
2
J
4
>
. . . .
>
2
4
J
>
>
2
>
3
3
43
3
3
4
J
3
3
4
J
3
> >
3
4
>
17
3
8
? # ..
&
>
44
17
17
>
83
?#
3 >
8 J
>
3
8
>
>
?#
> >
f
# > >
& b
9
q.= q
>
.
f.
# 2
4
>3
&
>
. . >
#
&
? # 24
41
2
4
mos parecen ser retazos de otros temas o motivos, desfiguraciones de los temas de origen. Breves y muy distintos entre s, parecen
cumplir solamente la funcin de ruptura del devenir anunciado
en la primera exposicin del paradigma folclrico (vanse penta
gramas superiores, cc. 212-214; 227-228 en ejemplo 53).
d) Figuras retricas de ruptura de orden sincrnico. La transparencia del
discurso tonal es problematizada cuando Revueltas le superpone un
plano discursivo tonal y rtmicamente incongruente con el prime
ro (vanse pentagramas inferiores, cc. 215-217; 218 -221; 223- 226,
en ejemplo 53).
La reinsercin cada vez ms tropezada de signos mutilados interpre
ta la metfora del camino accidentado, sin pavimento, acaso acorde
con una visin de la realidad que est lejos de la idlica que aoraba o soaba cierto sector de su pblico. Incluso Baqueiro Foster, cole
ga y amigo de Revueltas, reacciona desconcertado ante la frustracin
de su expectativa:
No encontramos que la produccin de Revueltas signifique una evolucin en
su obra; tal vez sea necesario orla ms, con una mejor disposicin de nimo,
para no encontrar esos caminos tan cerrados y aquellas veredas con embosca
das. Despus de un camino tan abierto, ancho y lleno de luz que el tema popular
nos indicara, nos perdimos en el bosque, bajo los bejucos de un embrollo ar
mnico e instrumental, no aterrorizante, que nunca la obra siempre atractiva
de Revueltas nos hace sentir temores, ms s inquietante. Sentamos ganas de
desandar lo andado, de volver hacia atrs, cuando un retorno al tema popular
o de carcter popular hizo ver que as es siempre Revueltas ste se haba
divertido un rato con nosotros.10
Grfico 17. Portada del peridico Frente a Frente, noviembre de 1934. Grabado de
Leopoldo Mndez, alusivo al concierto aqu comentado. Calaveras del Mausoleo Nacional sugeridas por Llamadas proletarias, atahueso en msica de Chvez. RIVA PALACIO.- chenme fuera, gendarmes, (llamando) al peladaje gritn! DIEGO RIVERA.- Bravo!, pues en paz no dejan gozar nuestro vaciln. (Y siguen las llamadas!...).
Resumiendo, se configuran dos campos semnticos: el del buen camino, la msica envuelta en sedas importadas de los bulevares europeos, mezclada con muestras frescas y masculinas de sano folklore
Introduccin
249
# # 3 n
& # 8
>
? # # # 38
n > >
j a
>
# >
j
b
sax
.
#
j
n
#
j
n
n # #
J
n n
#
n
? # # # 38
trombon
##
& #
? ###
9
..
# # ..
& # n n a
17
17
# #
& # n
23
. . .
.
23
##
& #
23
? # # # .
J
.
17
? # # # #
? ###
. .
>
&
# # #
.
. .
. .
>
piano
. .
..
...
..
..
.a ..a ..a
n
n
n
n n n
. . >
. . J
j .
.
. . . . . .
n n . . n j
b
>
>
.
. .
n
piano
.
. . .
.
. . .
.
.
. .
.
>
. .
>
. . >
## 3
& # 8
b
? # # # 38 # b
#
(perc.)
. . . . . . . .
#
#
#
#
##
& # n n
Jj
? # # # n b
n
n n
Jj
n b
n
n n n
n n n
b b b
n n n
n n n
n
n
R
n n
n
n
J
4
j
n
b
n b n
n
n n
Jj
n b
n
n n
Jj
n b
n
G.P.
? ### 3
8
J
p
. .
? # # # 38
.
&
###
? ###
? ###
n # .
. .
. .
.
. .
.
.
..
.
.
.
b .
..
..
.
. .
.
..
. .
.
. .
.
..
.
..
..
. .
.
.
..
..
..
.
? ### 3
8
b # n
b
? # # # 38 b
n
n
.
b n b ..
..
..
# # # 3 . b >
&
8
### 3
8
&
# b
b
b
b # n
b
b
# b
n
n
>
b
b
b # n
b
b
..
.
b
..
.
b
# b
n
n
b
b
b # n
b
b
n
n
# b
b
b
# #
# #
.
trumpet
#
n
f
4
? ###
trb.
j
J
..
b
#
j
J
j
J
j
J
j .
.
##
& # b
n
j
J
b
..
.
b n b
La nota discordante
Janitzio establece desde su inicio lo que parece prometer el ttulo: la
michoacanidad establecida por una meloda popular, escuchada aca
so en el kiosko central de esta isla de ensueos. La familiaridad de
este tipo de melodas las convierte en lenguaje comn y puente tendi
do hacia el pblico tradicional de concierto. El tema pretende evocar
una banda de pueblo, sin duda el que anuncia el ttulo. Pero Revueltas
desvirta el gesto como si pretendiera burlar esta expectativa. Justo en
el clmax final del tema, cuando el estilo prescribe un mximo de con
sonancia armnica es decir, la anulacin de cualquier desviacin
o conflicto armnicos coloca la nota discordante, en sentido literal y figurado: adultera la nitidez gramatical del mi mayor al agregarle
una nota disonante (fa #) con el flautn en fortissimo y en un registro
extremadamente agudo (hyperbole). Adems, rompe la expectativa to
nal con una figura de acompaamiento armnicamente corrupto:
los acordes politonales que introduce de pronto son harto disonantes
e incongruentes con el tonalismo convencional de los acompaamien
tos de este tipo de melodas (vase ejemplo 55, cc. 14-17). Un pblico sensible a las estrategias del humor revueltiano16 advertir que el
patritico y festivo lema musical utilizado para inaugurar la obra est
siendo des-solemnizado, convertido en objeto de burla.
Stira de lo pastoril: antitheton
El mencionado desmoronamiento de lo que prometa ser un agradable
pastiche musical michoacano, es atajado por un apacible pastoral: el
segundo movimiento, Lento espressivo (ma sostenuto e cantabile), con su
diatonalidad difana, coherencia de texturas meldicas y narrativa
romntica, concede un respiro al espectador nacionalista. Pero cuando, recuperada su sensacin de identidad nacional y sentimentalmen
te entregado a las sonoridades de su Mxico, es sacudido de nuevo
por un gesto de ruptura: el tambor redobla amenazante, las trompetas
gritan en fortissimo un motivo construido con base en una escala
por tonos enteros que reta la amable diatona convencional (anti
theton) (vase ejemplo 61). A este motivo se agregan los cornos y
5 w
4
5 c
4
3
b
b
(tamb.)
~~~~~~~~~~~~ tba.
38 .
J
3
8
trp.
j
2
c .
4
#.
2
4
#
3
3
4
3
4
.
n
J
j
### 3
n n
&
8 n
##
& # 38 n
? # # # 38
? # # # 38
n #
n b
4
n
n
? ### .
j
.
.
J
n
n
n
J
j
n
n
trp.
j
n .
n .
J
? ###
# # # #
& # #
##
& # .
n
J
j
.
.
formaba la textura dinmica del texto, y un sorpresivo episodio atonal sealaba un gesto de ruptura con lo escuchado y avisaba de una
narrativa por comenzar. Esta estrategia de codificacin semntica de
los elementos del texto es utilizada de manera sistemtica en Janitizio.
El empleo de la tonalidad diatnica en Revueltas va ms all de un
mero propsito distintivo. Como en el caso de los otros signos del hi
potexto, conlleva una carga ideolgica. Permitmonos un breve circunloquio para especular sobre el sentido que puede tener lo tonal en
una parodia revueltiana.
Tropos culturales y msica
El tonalismo, cdigo extraordinariamente eficaz por su posibilidad de
establecer una narrativa y su fuerza como factor estructurador, sirvi
de marco a la msica europea durante varios siglos. Convencida de
que los tropos culturales dominantes ejercen una influencia sobre la
composicin de la msica,23 Susan McClary realiz un estudio revelador sobre la relacin que guarda el sistema tonal con las sociedades
ilustradas que lo emplearon para articular sus valores y creencias. Tam
bin en el Continente Americano, el tonalismo asumi un papel de
cdigo dominante y jerarquizador. Los preceptos de la ilustracin: pro
greso, racionalidad, inteligibilidad, persecucin de metas, [...] compatibilidad entre el orden social y los sentimientos interiores, [y] fe en
la posibilidad de la auto-gestin24 resuenan con fuerza tambin en el
positivismo porfiriano. Sus posibles expresiones semiticas orden,
direccionalidad, jerarquizacin, planteamiento y resolucin de conflicto pueden ser articuladas con virtuosismo por el sistema tonal,
gracias a la cualidad narrativa de ste: desde una posicin de estabi
lidad la fe en el status quo se plantea un conflicto que genera las
tensiones que responden del dinamismo de un texto, todo ello para
retornar mediante poderoso gesto a la confirmacin de dicho status.
En el marco de la cultura tonal, la cadencia final confirma la fe en
que el esfuerzo racional conduce eventualmente a la conquista de las
metas25 as leda, resulta elocuente la frecuente interpretacin de
la esencia de ciertas formas clsicas en trminos de una cadencia
ampliada.
casi siempre escribe su msica, una cualidad que enaltece y que revela usted
con frecuencia tambin en las notas a los programas de los conciertos del
Conservatorio [y] de la Sinfnica.34
Notas
Otra msica de Revueltas, la fanfarria con la que se inaugura el tercer movimien
to, Fiesta del trabajo, de Redes, fue utilizada como rbrica de este programa de
radio gubernamental, encargado de normar y difundir los valores nacionales.
(Sobre esta versin de Redes, vase Roberto Kolb, Redes, la versin de concierto
de Silvestre Revueltas, en Pauta, nms. 87-88. Mxico, Consejo Nacional para
la Cultura y las Artes, 2003, pp. 38-53).
2
Agradezco a Susana Gonzlez el haberme invitado a reconsiderar la interpretacin nacionalista tradicional de esta obra.
3
Silvestre Revueltas, Revueltas por l mismo. Comp. Rosaura Revueltas y Phillipe Chern. Mxico, Era, 1989, p. 213. Texto en el programa de mano correspondiente al estreno de Janitzio, el 8 de diciembre de 1933, con el compositor
1
del tropo musical a partir del literario, veremos que es posible establecer equivalencias en la construccin verbal y musical de figuras tropolgicas. (Hartmut
Krones, Tropen y Musik, en Historisches Wrterbuch der Rhetorik. Ed. Gert
Ueding. Tbingen, Max Niemeyer, 2001, p. 1533. Mi traduccin).
En varios de los tratados de retrica musical, el tropo ni siquiera es mencionado. (Cfr. Ibd, p. 1549).
Debemos las definiciones a Rubn Lpez Cano, Msica y retrica en el barroco.
Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Instituto de Investigaciones Filolgicas, 2000.
Ni entre las transcripciones de msica popular en el legado personal del compo
sitor, ni en las distintas colecciones de msica michoacana de la poca que se
consultaron, hay msica que sugiera haber servido a Revueltas de base para las
melodas que contiene Janitzio. Sobrevive una fotografa de un paseo a la isla
de Janitzio en compaa de su esposa ngela y su hija Eugenia, pero sta data de
1938, es decir, aos despus de la composicin homnima. Acorde con la aseveracin del compositor antes citada Nunca he usado temas populares o
folklricos, pero la mayor parte de los temas, o ms bien motivos, que he usado,
tienen un carcter popular partimos de que las melodas de Janitzio simplemente parafrasean estilos o gneros populares michoacanos. Se trata de estereotipos estilsticos familiares, cuya verosimilitud es burlada mediante la gama
variada de figuras tropolgicas. Dice Grard Genette que la forma ms rigurosa de la parodia, o parodia mnima, consiste en retomar literalmente el texto
conocido para darle una significacin nueva, jugando si hace falta y tanto como
sea posible con las palabras [...] La parodia ms elegante, por ser la ms econmi
ca, no es, pues, otra cosa que una cita desviada de su sentido, o simplemente de
su contexto y de su nivel de dignidad. (Grard Genette, Palimpsestos. La litera
tura en segundo grado. Madrid, Taurus, 1989, p. 26).
A lo largo de la historia de la msica en occidente, el concepto de pastiche ha
asumido distintos significados, la mayora de los cuales le asigna un sentido pe
yorativo. El Oxford English Dictionary define al pasticcio como un popurr de
varios ingredientes; una mezcla irreverente (hotchpotch), frrago, revoltijo. El
diccionario Webster lo considera una obra literaria, artstica o musical que
imita de manera fiel y usualmente intencional el estilo de obras previas. El
Diccionario de la Lengua Espaola de la rae lo considera una imitacin o plagio
que consiste en tomar determinados elementos de la obra de un artista y combinarlos, de forma que den la impresin de ser una creacin independiente.
El Groves Dictionary of Music and Musicians presenta toda una historia del gnero y sus distintas acepciones, entre ellas, se apega a nuestro sentido aquella
que considera el pasticcio como un compendio de temas musicales que provienen de fuentes distintas, agrupadas, no necesariamente de acuerdo con su intencin original, de manera que ofrezca a un pblico mixto el mayor nmero
posible de sus aires favoritos en una rpida sucesin. Frederic Jameson lo considera una de las prcticas o rasgos ms significativos del posmodernismo []
como la parodia, la imitacin de una particular mscara, habla en un lenguaje
10
11
12
13
14
15
16
17
muerto; pero en su prctica neutral de tal imitacin, sin los motivos ulteriores
de la parodia, y amputado de un impulso satrico. Como veremos, Revueltas in
funde tal sentido satrico mediante sus enajenaciones tropolgicas. (Cfr. Ingeborg Hoesterey, Pastiche. Cultural Memory in Art, Film, Literature. Bloomington
e Indianpolis, Indiana University Press, 2001).
En otros ejemplos de no-transicin observaremos una caracterstica disruptiva
ms: la transicin no espera la conclusin del tema o el inicio del que sigue,
traslapndose con stos y disminuyendo as la funcin convencional de metamorfosis gradual y de puente.
Revueltas logra este efecto superponiendo un motivo en la menor al correspondiente mayor del tema (trompeta, cc. 166-167) y saboteando con un acorde de
do mayor (maderas, cc. 176-177) el re mayor con el que concluye esta seccin.
En este contexto es interesante mencionar la coincidencia con una retrica si
milar en la primera versin de Cuauhnhuac (1931), sealada por Leonora Saa
vedra (Of Selves and Others: Historiography, Ideology and the Politics of Modern
Mexican Music. Pittsburgh, Pensilvania, 2001. Tesis, Universidad de Pittsburgh,
pp. 259-261). En aquel caso, un pastoral de naturaleza pentafnica, representativo de la cultura prehispnica o parodia satrica de dicha representacin, es
vctima del mismo destino: va desapareciendo gradualmente de la partitura,
acompaado por la significativa indicacin morendo.
Por razones de espacio, no pueden incluirse todos los ejemplos a los que refiere
este anlisis. Se remite a ellos indicando el nmero de los compases correspondientes en la partitura publicada por Peer & Southern Music Publishers.
Nuevamente viene a la mente el paralelo entre este hbito de enajenar un dis
curso mediante una marcacin que es estilsticamente inesperada o equvoca de
acuerdo con las convenciones del caso, y el efecto de alienacin (Verfremdung
seffekt) empleado y teorizado por Brecht.
Se antoja comparar este procedimiento con la figura retrica del juego de palabras
que afecta la forma de las palabras o frases, en nuestro caso, de una meloda,
y consiste en la sustitucin de unos fonemas por otros muy semejantes que al
teran, sin embargo, totalmente el sentido de la expresin. (Helena Beristin,
Diccionario de retrica y potica, 8 ed. Mxico, Porra, 2000).
Hatten distingue dos tipos de competencia: la estilstica los principios ge
nerales enmarcados por un conjunto de demarcaciones/delimitaciones que el
escucha reconoce a partir de un corpus de obras que comparten dichos principios y delimitaciones y la estratgica la capacidad para reconocer las opciones-choices-individuales/particulares y las excepciones habidas en una obra
particular dentro del marco del estilo mencionado. (Vase Hatten, op. cit.,
pp. 29 y 30. Mi traduccin).
Tres de sus cuatro notas no pertenecen a la escala por tonos de las trompetas y
agreden mediante disonantes intervalos de segunda menor. El choque armnico de segunda menor es empleado profusamente por Revueltas como recurso
retrico para representar conflicto, discordancia, irona u otros propsi-
18
19
20
21
22
23
26
27
24
25
tos. Una interpretacin hermenutica de este fenmeno puede enriquecer significativamente el anlisis puramente formal, que interpreta los choques de
segundas meramente como resultado del empleo de la bitonalidad.
La representacin onomatopyica de una trompetilla, un rebuzno o un balazo
es relativamente fcil de lograr en msica, dada la cercana fnica entre dichos
referentes y la primera. La clarsima homologa icnica de la representacin
musical con el referente contribuye al poder de evocacin simblica de dichas
articulaciones y disminuye la arbitrariedad en la interpretacin del signo. No
sorprende que estas figuras retricas aparezcan con frecuencia en el texto revueltiano, utilizadas como signos que imprimen un claro sello profano a aspectos temporales, espaciales y actoriales de la msica.
El empleo de la mentada en tanto signo nos es familiar desde su inclusin en Es
quinas. Pero es interesante observar que su sentido en esa obra, como voz de la
calle, es distinto al que se infiere aqu, en donde acta como elemento disruptivo. La diferencia est en su articulacin semitica: como parte del collage que
representa al personaje colectivo en el primer caso, como tropo de ruptura aqu.
Estos estorbos son particularmente evidentes en obras en las que el lenguaje
tonal es ms prominente. Escchense, por ejemplo, partituras como 8 x radio,
Troka y El renacuajo paseador. El sentido particular que asumen en cada una, sin
embargo, puede ser distinto y merece un anlisis particular.
Si bien sigue pendiente un estudio sistemtico de estos recursos alternativos en
la msica de Revueltas, podemos adelantar aqu que, de acuerdo con el espritu
modernista de la poca, el compositor experimenta intensamente con escalas
no diatnicas: entre otras, la simtrica, la escala por tonos enteros, la octatnica,
diversas modalidades de la escala pentfona. Adems, recurre con frecuencia a
colecciones libres, particularmente en el caso de las breves interjecciones mu
sicales que se comentan en este punto.
En su tesis doctoral, Leonora Saavedra interpreta Janitzio como una concesin
nacionalista al pblico, en virtud de la recepcin negativa de las obras previamente estrenadas. Nuestra interpretacin, como se ha visto, efectivamente res
ponde a dicha recepcin, pero no de modo conciliatorio sino como un acto de
provocacin. (Saavedra, op. cit., p. 273).
Susan, McClary, Conventional Wisdom. The content of Musical Form, The Bloch
Lectures. Berkeley, Los ngeles y Londres, University of California Press, 2000
[2001], p. 66. Mi traduccin en todos los casos).
Ibd, p. 66.
Ibd, p. 67.
Ibd, p. 64.
Es de notar que Ferial, un genuino paisaje sonoro de corte romntico caracterizado por una profusin de citas literales, un su gusto por lo extico y una linealidad narrativa, se escribiera siete aos despus de Janitzio. Ello da cuenta de
la coincidencia sincrnica de las distintas agendas estticas que alimentaron el
fuego del debate.
en noviembre del mismo ao2. No era para menos: a juzgar por sus
elogios de Janitzio, Kahan era insensible al sentido de la irona musical del compositor; tomaba por serio aquello que Revueltas satirizaba,
sin duda retando la paciencia del msico. Toda alabanza del cronista
se tornaba as en afrenta involuntaria.
Aun pecando de redundancia, vale la pena revivir aqu algunas
de las declaraciones ms reveladoras del debate, seleccionadas y agru
padas a la luz del inters que arrojan sobre nuestra interpretacin de
la retrica revueltiana. Bastaran los ttulos de los ensayos de Kahan,
publicados en 1933, para revelar la lnea de su pensamiento: La msica y el marxismo (21 de marzo), En pleno estridentismo (4 de abril),
Contra el estridentismo (7 de abril), Modernismo absurdo (27 de
octubre). Estas crticas fueron coronadas por una Carta abierta a Sil
vestre Revueltas (3 de noviembre)3 que colm la paciencia del com
positor, suscitando un Contracanto (8 de noviembre). Rescatemos
algunas crticas de Kahan para hacernos una idea del oyente que en
frentaba Revueltas:
En pleno estridentismo4.
los Estados Unidos no son el nico pas donde los salones de conciertos son
con frecuencia testigos de locuras estridentistas. No hace mucho, en febrero,
una de las grandes orquestas ejecut bajo direccin de su autor, las Variaciones
para Orquesta (Opus 31) de Arnold Schoenberg, que obligaron al crtico []
a exclamar [] no es una vergenza que una buena orquesta pierda veinticinco
minutos con semejante atrocidad?
Dos vanguardistas alemanes [] han escrito un mtodo de violn, en que
incluyeron como base de enseanza, piezas atonales [] [porque] en [] la
msica de nuestra poca [] deben educar [as] su gusto esttico musical. Se
pueden ustedes imaginar mayor absurdo?
base en la escala por tonos enteros o emplea gestos tonales distintos incluso caricaturescamente opuestos a los del discurso cultural, usualmente pequeas escalas-escalera como las que describimos
en nuestro anlisis de Janitzio que se distinguen claramente de los sig
nos culturales, no slo por su construccin, sino porque no son referenciales. Como hemos hecho en anlisis previos, llamaremos hi
potexto al texto de referencia cultural e hipertexto a la construccin
modernista que le superpone el compositor.
Para poder observar con claridad cmo se articula la divergencia
entre los dos discursos, conviene representar grficamente este comportamiento, dividiendo los planos de hipo e hipertexto. Al igual que
en nuestro acercamiento a Caminos, adjudicaremos un nivel de representacin grfica del hipertexto en tanto que marca su divergencia del hipotexto de manera diacrnica: esta faceta del hipertexto se
compone de gestos que rompen, interrumpen o clausuran el hi
potexto, y que por tanto suceden entre, o despus, de los enunciados
del hipotexto sistema superior. Otro nivel representar los gestos que utiliza el compositor para alienar al hipotexto comentario
sincrnico remarcando diferencias con respecto de aqul sistema
inferior. El hipotexto el cmulo de signos de la cultura popular
que conforma un discurso referencial est representado en el sistema central. Este ejercicio nos permitir reconocer con facilidad cmo
opera la retrica de la divergencia y dar fundamento a nuestra especulacin sobre el posible sentido irnico de esta peculiar construccin
musical.
Organizaremos nuestra interpretacin describiendo las caractersticas semiticas del hipotexto e hipertexto, analizando despus las
normas de su comportamiento intertextual en trminos de espacio y
tiempo, y especulando finalmente sobre el papel de dos posibles sujetos actoriales, todo ello como premisa para aventurar ideas que enriquezcan la interpretacin de 8 x radio en el marco de nuestro corpus,
en la ideologa esttica del compositor y en el marco de la creacin
nacionalista de la poca (vase grfico 18).
# 6
& 8 # # #
2
? # 68
J J J
J J J
J J J
J J J
j j j
Como sta, prcticamente todas las melodas que conforman el hipotexto de 8 x radio cuentan con una marcacin realista y slo levemente
modernista.
Por contraste, recordemos la representacin de las melodas populares en Janitizio y Caminos: ah el realismo del signo de folclore es
saboteado mediante interrupciones o cortes prematuros, fragmentacin, ensamblaje forzado con otros signos de tipo estilstico incongruen-
te, o por medio de una marcacin musical inapropiada. La formulacin del hipotexto de Janitzio es irnica; las deformaciones del signo
responden a un fin satrico.16 El planteamiento del hipotexto de 8 x
radio parece serio, al menos mientras sea observado en s mismo. No
hay tropos que sugieran una intencin satrica. Pero como veremos,
la irona que resulta de la accin divergente del hipertexto sobre el hi
potexto nos habla de una intencin rupturista, la construccin dial
gica de una polmica.
A pesar del enorme peso que tiene la acumulacin de temas en
8 x radio, stos no cumplen un papel dinmico como pivote de la ac
cin que les asignara una expectativa cannica. Por el contrario, su
cualidad espacial y sintctica, una simple enumeracin en el marco del
texto, sin desarrollo o variacin, sin precedente ni consecuente, les
da un carcter esttico. En el mejor de los casos, los temas refieren
slo uno a otro en cualquier orden pero no potencian un discurso
musical subsecuente y autnomo. Conforman la manifestacin musical de una stasis, de la inaccin.
El discurso no referencial: hipertexto
El segundo discurso o debamos llamarle contradiscurso, pues, como
veremos, difcilmente se sostiene por s mismo y se construye solamente por oposicin al hipotexto? tiene una consistencia musical
propia y radicalmente distinta a la del hipotexto. Evade el tonalismo
casi siempre mediante el empleo meldico y armnico de la escala
octatnica o lo utiliza de manera caricaturesca vuelven a aparecer
las escalas-escaleras de Janitzio que tambin aqu sirven para conectar17 o dividir distintos episodios de manera satricamente obvia;
evita la coincidencia de su sintaxis con la del hipotexto; tiende a la
estridencia tmbrica; es siempre breve: los gestos que lo conforman
son abruptos y percutivos, a la manera de los exclamatio de Janitzio; su
dinmica es invariablemente fuerte, con numerosos fortes, sforzandi y
acentos. En contraste con lo que sucede en el hipotexto conformado
por un conjunto de objetos musicales densamente compactados y
estticos, el hipertexto es sumamente dinmico: al interrumpir, contrastar o ligar entre s los conjuntos hipotextuales, se encarga de arti
#
& 68
79
j
# b ...
n
#
Trp., Cl., Fg
9
& b 8 .
129
n N n # .
b.
.
# #
. #
.
f
Trp., Cl.
Vc., Cb.
>j
n b n n
38 n b
n n
J
Vc., Cb.
b
b
# b #
& 68
48
Trp. f
Cl.
# 6 #
& 8
r j
n
. # #
> 3 # 6 >
J 8 J
8
Ejemplo 65. Cc. 15-20. Gestualidad de los signos musicales que componen el hipertexto.
b
. R
& b 48
95
& b 48
.
J
&b
&b
?b
?b
b b
-- - - - - - - - p cantado
b b
fg.
? 4
b 8
dolce
bvc./
cb.
? 4 b
b 8
p dolce
vls.
b.
J
b b b b b b b b
pizz.
- - -
- - -
- - -
rit.
j rit.
..
b b
b b
b b
b b
b
rit.
Ejemplo 66. Lento, cc. 95-106. Pautas centrales: hipotexto tonal. No concordancia tonal
de hipertexto e hipotexto: ver motivos del clarinete en mi b y ostinato del violonchelo.
#
& 68
?# 6
8
#
# . .
>
f
SS
# # # 2
6
4
.
.
.
>S
j
>
A la confrontacin tropolgica con sentido rupturista podemos sumar tambin la estrategia del debilitamiento del hipotexto por confusin:
mediante la superposicin discordante de varios de sus agentes, el
compositor ensucia al actor cultural y mina su capacidad protagnica. Del mismo modo que dos sones populares son desarraigados de
su modelo cultural y superpuestos de manera armnica y meldicamente incongruente en la Pieza para orquesta, encontramos en 8 x
radio hasta tres sujetos populares interactuando de manera desorde
nada: cada cual con su identidad sintctica y mtrica propias (vase
ejemplo 68).
>
5
trp. en do
> . . . . . . .
. . .
J
J
. J J
fagot
5
>
vls.
>
# ..
J
& 68 J
J
J
# 6
& 8
>
.
JJ
>
>
>
.
.
.
j >
. .
.
J
> > >J
>
- j
>
..
..
J .
Ejemplo 68. Cc. 58-66. Superposicin mtricamente incongruente de tres temas populares.
En 8 x radio Revueltas postula hipo e hipertexto como opuestos irreconciliables y al dilogo como trama de la obra, a la parodia como
su contenido.24 8 x radio es muestra de una creacin altamente reflexiva, caracterstica compartida en general por las vanguardias.
Ya Otto Mayer-Serra comentaba el misterio tras el sentido de
la nota escrita sobre la obra cuyo ttulo el compositor no ha explica
Notas
Silvestre Revueltas, En defensa y elogio de la crtica, en El Universal. Mxico,
7 de junio de 1933.
2
Silvestre Revueltas, Contracanto, en El Universal. Mxico, 8 de noviembre
de 1933.
3
Vanse todas las referencias publicadas en El Universal Grfico.
4
Como se observa, el estridentismo es uno de los trminos favoritos de Kahan
para adjetivar lo que para l constituan las sonoridades ms abyectas de la
nueva msica moderna. Aunque, como hemos visto, hay lazos evidentes entre
la retrica rupturista y ldica de Revueltas y el movimiento vanguardista homlogo que floreci en la dcada de 1920 en literatura y plstica en Mxico,
Kahan no parece estarse refiriendo directamente a aqul en sus artculos periodsticos, simplemente evoca la osada rebelda formal de los estridentistas como
metfora de la modernidad experimental.
5
Negritas en el original.
6
Negritas en el original.
7
Los dos miembros ms prominentes de la League of Composers, fundada en
1923, fueron Aaron Copland y Roger Sessions. La liga tenda a favorecer a
compositores entrenados en Francia y en cierto modo lleg a competir con los
1
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
Introduccin
297
XVI. En el vrtice
del instante introspectivo: Planos
3
& 4
2
4
? 3 .
4 b
b .
# 3
& 4
2
4
2
4
3 . . . . 2
& 4 #
4
> >
,
? 34 .
24
b
b .
3
2
& 4
4
pno.
? 34
& 34
2
4
,
? 3 #
n b .
4
b .
,
# 3
& 4 .
.
dim. molto
()
, # . .
.
. . #
.
& 34 .
#
.
? 3 .
4
.
()
3
& 4
b .
b .
. .
,
? 34 # . . .
n
. .
Ejemplo 69. Planos (inicio).
3
4
3 .
4 b
b .
3
4
c
c
b picc.
fl. cl 2
#
4
dim. molto
2 #
4
Fespressivo
sord.
j
2
dim. molto
#w
# . . . . .
3 . .# . c ww
4 #
w
ww
w
c w
w
w
w
34 .
b
b .
3
4
3
4
24
2
4
2
4
.. #
. . 2
4
2
4
24
2
4
b arm.
b w
w
34
vc. cb.
3,
4 b .
b .
34
3
4
3
4
3
4
2
4
3
4
3
4
24
2
4
34
vc. cb.
.
.
2 # . . .
4
p
3
4
,
3
4 b .
b .
. .
.
..
#
n
3 . . # # . n . .
4
f
, #
. ..
..
3 . . # .
4
#
3
4
.
.
#
#
..
..
.
.
.
espacio del que disponemos aqu, pero basta observar dicho proceso
retrico en su primera incidencia, para reconocer la retrica aludida
fagot, clarinete bajo, violonchelo, contrabajo, cc. 6-7. Obsrvese la postulacin de opuestos en la caracterizacin musical din
mica, tesitura, modalidad expresiva, consonancia-disonancia, articulacin, metro y factura tonal que distingue los motivos A y B. En
episodios posteriores se agregan tambin modificacin del tempo de
B y agresiones a este signo mediante la alienacin de su tonalismo,
como la conocimos en las obras que preceden a Planos.
Si existe una intencin irnica, no lo podemos corroborar. La nota
que prepara Revueltas para Planos no lo aclara. Cules son las remi
niscencias que evoca y cmo las transforma? Qu gesto o discurso
alberga el sentimiento al que hace referencia? La breve nota a Planos,
la nica que habla tan slo de msica, de sus materiales y de su cons
truccin, reconoce viejas fuentes de inspiracin, pero no las revela.
Mucho menos aventura una tesis sobre el sentido que asumen aqu. Lo
semntico deviene, as, exclusivamente semitico. La nota evidencia
al creador de una msica que alberga las huellas de actores, tiempos
y espacios ligados a un origen secreto, una msica que, al mantener
dicho secreto, exige ser escuchada por s misma, ms all de las reminiscencias que a ciencia cierta slo l conoce.
De la retrica al estilo
Cuando un tropo se repite, pierde su capacidad de sorprender e innovar.5 Con el tiempo, lo que era choque o sorpresa se diluye en los odos
del receptor para conformar un simple contraste, la combinacin de
gestos originalmente contrarios o incompatibles se torna poco a
poco en convencin. De este proceso surge tambin aquello que llamamos estilo. Ms que en su sentido tradicional como idiolecto per
sonal de un artista, definimos el estilo desde la ptica de un receptor: la
competencia para reconocer construcciones que son familiares en vir
tud de su reiteracin. Lo asombroso de Planos es que aqu pareciera
ser el propio Revueltas el que asume el papel del receptor, es decir, el
que sintetiza un discurso a partir de la retrica rupturista que caracte
A Varse interesa el entendimiento de la sustancia musical y su referencia es la msica misma; a Revueltas motiva tambin y fundacional
mente su imbricacin cultural. Si bien la experimentacin temprana
de Revueltas conduce a formulaciones musicales emparentadas con
Notas
Planos (Danza geomtrica). Msica para gran orquesta, terminada en la ciudad
de Mxico el 10 de junio de 1934. Dedicada a Ricardo Ortega. Estrenada el 5 de
noviembre de 1934 por la Orquesta Sinfnica de Mxico, Palacio de Bellas
Artes, bajo la batuta de su autor.
2
Cerr el programa del concierto sinfnico el Corrido proletario, de Carlos
Chvez, ya ejecutado y cantado en la ceremonia oficial de La Bombilla, en
conmemoracin de la muerte del general de divisin lvaro Obregn, corrido
que, junto con Llamadas [basada en el Corrido de la Revolucin Mexicana]
del propio Chvez, nos parecen las mejores composiciones debidas a su plu
ma. (Leo Alvarado, Notas musicales, en La Prensa. Mxico, 8 de noviembre,
1934).
3
Carlos Snchez Guitrrez, The Cooked and the Raw: Syncretism in the Music of
Silvestre Revueltas. Princeton, Nueva Jersey, 1996. Tesis, Universidad de Prince
ton, p. 28.
4
Este texto aparece publicado en Silvestre Revueltas (Revueltas por l mismo.
Comps., Rosaura Revueltas y Phillipe Chern. Mxico, Era, 1989, pp. 212 y
213). No est claro si apareci publicado en el programa de mano del estreno
de la versin de cmara y/o en el de la versin de concierto.
5
Dice Lotman: En una cultura en la que se ha acumulado la tradicin de la retrica, llegando a formar parte de la inercia de las expectativas del lector, el
tropo forma ya parte del bagaje neutral de lenguaje, y deja de ser percibido
como una unidad retrica activa. (Iuri Lotman, Universe of the Mind. A Semio
tic Theory of Culture. Bloomington e Indianpolis, Indiana University Press,
[1990] 2000, p. 44. Mi traduccin). Esta es, acaso, la razn por la cual la msica
de Revueltas, an la ms estridente, difcilmente sorprende a un escucha contemporneo y, como suger antes, se siente perfectamente en casa en nuestro
mundo musicalmente multilinge y polismico.
6
El proceso que acabamos de describir resuena tambin en el pensamiento de
Lotman: En un principio, el lenguaje de un poeta toma la forma de un rechazo
de los dialectos poticos preexistentes. Delinea un espacio lingstico nuevo
en el que se conjugan por primera vez unidades lingsticas que antes se haban
considerado incompatibles. Naturalmente estas nuevas circunstancias pronuncian la percepcin de la especificidad de cada unidad y de su incompatibilidad.
Es as como se concretiza el efecto retrico. Sin embargo, un gran poeta tendr
la habilidad de hacer parecer unificado este lenguaje [desde un principio]. De
manera subsecuente, el poeta seguir creando dentro del marco de este lenguaje
nuevo, pero ahora culturalmente establecido, lo que lo convierte en un registro
de estilo. Los elementos que penetran este registro aparecern naturalmente
compatibles, incluso neutrales []. (Ibd, pp. 52 y 53).
7
Edgard Varse, Music and the Times (1936), originalmente publicado en New
Instruments and New Music, en Contemporary Composers and Contemporary
Music. Eds. Elliot Schwarz y Barney Childs. Nueva York, Holt, Rinehart and
1
Introduccin
309
Fuentes consultadas
Bibliografa
Groves Dictionary of Music and Musicians. VI. Pasticcio. Entrada revisada por W. S.
Rockstro, Nueva York, St. Martin, 1954. [Reimpr. 1975].
Haynes, Joy Elizabeth, Radio Nation. Communication, Popular Culture, and Nationalism
in Mexico, 1920-1950. Tucson, University of Arizona Press, 2000.
Henze, Hans Werner, Die Zeichen [Los signos], en Musik und Politik. Mnchen,
Deutscher Taschenbuch Verlag, 1976.
Hoag, Charles, Algunos aspectos de las melodas de Revueltas, en Dilogo de res
plandores: Carlos Chvez y Silvestre Revueltas. Eds. Yael Bitrn y Ricardo Miranda.
Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2002.
_____, Chant for the killing of a snake, en Latin American Music Review / Revista
de Msica Latino Americana, vol. 8, nm. 2. Austin, University of Texas, otooinvierno, 1987.
Hoesterey, Ingeborg, Pastiche. Cultural Memory in Art, Film, Literature. Bloomington
e Indianpolis, Indiana University Press, 2001.
Hutcheon, Linda, A Theory of Parody. The Teachings of Twentieth-Century Art
Forms. Urbana y Chicago, University of Illinois Press, 2000. [1 ed., Nueva York,
Methuen, 1985].
Jaime Corts, Luis, Especulaciones analticas en torno a Sensemay, en Dilogo de
resplandores: Carlos Chvez y Silvestre Revueltas. Eds. Yael Bitrn y Ricardo Miranda. Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2002.
Juregui, Jess, El mariachi, smbolo musical de Mxico. Mxico, Instituto Nacional
de Antropologa e Historia / Banpas, 1990.
Jauss, Hans Robert, Toward an Aesthetic of Reception. Minneapolis, University of
Minnesota Press, 1982.
Kerman, Joseph, Contemplating Music. Challenges to Musicology. Cambridge, Harvard
University Press, 1985.
Kolb, Roberto, Apropiacin y ruptura: Revueltas frente a los nacionalismos, en
Silvestre Revueltas, Sonidos en rebelin. Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 2006.
_____, Four Ways of Describing Death. Painting, Filming, Narrating and Scoring
Mexican Funeral Scenes, en Kompositionen fr den Film. Zur Theorie und Praxis
von Hanns Eislers Filmmusik. Ed. Peter Schweinhardt. Berln, Breitkopf & Hrtel,
2008.
dvd.
Semitica
Agawu, Kofi, Playing with Signs: A Semiotic Interpretation of Classic Music. Princeton,
Princeton Universtiy Press, 1991.
Barthes, Roland, The Responsibility of Forms: Critical Essays on Music, Art and Re
presentation. Trad. Richard Howard. Berkeley, University of California Press,
[1975], 1985.
Ben-porat, Ziva, Method in Madness: Notes on the Structure of Parody, Based on
mad tv Satires, en Poetics Today, nm. 1. Durham, Duke University Press, 1979.
Benveniste, Emile, The Semiology of Language, en Semitica, vol. 37, suplemento
especial. Berln, msterdam y Nueva York, Mounton de Gruyter, 1981.
Eco, Umberto, Opera apperta (The open work). Cambridge, Harvard University
Press, 1989.
Hatten, Robert, Interpreting Musical Gestures, Topics and Tropes. Mozart, Beethoven,
Schubert. Bloomington e Indianpolis, Indiana University Press, 2004.
_____, Musical Meaning in Beethoven. Markedness, Correlation and Interpretation.
Bloomington e Indianpolis, Indiana University Press, 1994.
_____, Towards a Semiotic Model of Style in Music: Epistemological and Methodological
Bases. Bloomingtoon e Indianpolis, 1982. Tesis, Indiana University Press.
Jacono, Jean-Marie, Quelques perspectives sociologiques pour une smiotique de
la musique, en Musical Semiotics in Growth. Comp. Eero Tarasti. Bloomington
e Indianpolis, Indiana University Press, 1996.
Karbusicky, Vladimir, Sinn und Bedeutung in der Musik. Darmstadt, Wissenschaftliche
Buchgesellschaft, 1990.
Lidov, David, Mind and Body in Music, en Semitica 66, nm. 1/3. Berln,
msterdam y Nueva York, Mounton de Gruyter, 1987.
Lotman, Iuri, El lenguaje teatral en la pintura. (Contribucin al problema de la
retrica icnica), en La semiosfera, III. Semitica de las artes y de la cultura.
Comp. y trad. Desiderio Navarro, Valencia, Frnesis, 2000.
_____, Universe of the Mind. A Semiotic Theory of Culture. Bloomington e Indian
polis, Indiana University Press, [1990] 2000.
Molino, Jean, Esquisse dune smiologie de la posie, en La petite revue de philoso
phie, vol. 6, nm. 1. Longueil, Quebec, College Edouard-Montpetit, 1984.
Monelle, Raymond, The Sense of Music. Semiotic Essays. Princeton y Oxford,
Princeton University Press, 2000.
Lpez Moreno, Roberto, Siete notas para un poema: homenaje a Silvestre Revueltas.
Mxico, Comisin Federal de Electricidad, 1974.
_____, comp., Silvestre Revueltas. Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1975. (Testimonios del Fondo, 32).
_____, Los ensueos de don Silvestre. Mxico, Amaquemacan, 1986.
Revueltas, Rosaura, Los Revueltas. Mxico, Grijalbo, 1979.
Moreno Rivas, Yolanda, Rostros del nacionalismo en la msica mexicana: un ensayo de
interpretacin. Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Escuela
Nacional de Msica, 1989.
Contreras Soto, Eduardo, Silvestre Revueltas. Baile, duelo y son. Mxico, Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes, 2000.
Introduccin
321
Hemerografa
Introduccin
323
Fonografa
bmg/rca
Introduccin
325
Apndice 1
Apndices
327
Pregn C (continuacin).
Pregn D.
Introduccin
329
Apndice 2
Listado cronolgico
de las obras de Silvestre Revueltas
Ao
Obra
1924
1926
BATIK.
1927
1929
1930
CUARTETO N 1.
1931
CUARTETO N 2 (MAGUEYES).
CUARTETO N 3.
CUAUHNHUAC (versin para orquesta de cuerda).
CUAUHNHUAC (primera versin para orquesta sinfnica).
DO PARA PATO Y CANARIO (versin para voz y pequea orquesta).
DO PARA PATO Y CANARIO (versin para voz y piano).
ESQUINAS (primera versin).
MADRIGAL (para violn y violonchelo).
VENTANAS (para gran orquesta).
1932
1934
1935
1936
1937
1938
contina...
Apndices
331
continuacin...
CINCO CANCIONES DE NIOS Y DOS CANCIONES PROFANAS
(SIETE CANCIONES) (versin para voz y piano).
ESCENAS INFANTILES (para pequea orquesta).
FRENTE A FRENTE (versin en fa y sol mayor).
ITINERARIOS (para orquesta).
MSICA PARA CHARLAR (para pequea orquesta).
SENSEMAY (versin para orquesta sinfnica).
TRES SONETOS (para pequea orquesta).
VELORIO (revista musical, orquestacin desconocida).
1939
1940
Introduccin
333
Apndice 3
Estreno en Mxico.
[ ] Repeticiones o ejecuciones previas.
Concierto pro-concurso de El Universal, efectuado el 16 de
mayo de 1930.
*
1928
Tello
Vzquez
Malabear
Minueto*
Chvez
De Elas
Trptico sinfnico
1929
Roln
Mariscal
Sinfona nm. 1*
Ponce
Huzar
Imgenes [1930]
Villanueva
1930
Ponce
Roln
Tello
Fernndez Espern
Mondragn
Ponce
Domnguez
De Elas
Chvez
Chvez
HP (Sandunga)
Mendoza
Danza Tarahumara*
Roln
Huzar
Villanueva
1931
Huzar
Revueltas
Esquinas* (1 versin)
Pomar
Huapango* [1932]
Chvez
De Elas
Sinfona en do menor
Roln
Chvez
1932
Revueltas
Ventanas* [1934]
Pomar
Apndices
335
continuacin...
Marrn
Roln
1933
Revueltas
Revueltas
Chvez
Revueltas
1934
Chvez
HP (El Trpico)
Chvez
Revueltas
Chvez
Revueltas
Chvez
Ponce
Notas
1
Lista elaborada con base en Francisco Agea, comp., 21 aos de la Orquesta Sin
fnica de Mxico: 1928-1948. Mxico, Edicin conmemorativa de la Orquesta
Sinfnica de Mxico, 1948; y Leonora Saavedra, Of Selves and Others: Historio
graphy, Ideology and the Politics of Modern Mexican Music. Pittsburgh, Pensilvania, 2001. Tesis, Universidad de Pittsburgh.