En 1867 un niño que jugaba en una campo en la pequeña isla danesa de Fænø encontró una piedra cuya forma le pareció interesante y curiosa. El administrador de la propiedad, que estaba cerca, le compró la pieza al niño por un tálero de plata y se la regaló al dueño de la finca. Resultó ser una excepcional daga de sílex prehistórica.

La pieza encontrada en Fænø se expuso en París en 1889, dentro de una muestra arqueológica paralela a la Exposición Universal de ese año. Ese mismo año Sophus Müller, que era director del Museo Nacional de Dinamarca, consiguió que su propietario la depositase permanentemente en la institución, para que todo el mundo pudiera contemplarla.

Se la denominó Daga de Hindsgavl, por el nombre de la finca en que había sido encontrada. Tiene 29,5 centímetros de longitud y un sorprendente grosor de hoja inferior a 1 centímetro. Se fabricó alrededor del año 1800 a.C., justo cuando el Neolítico estaba finalizando en Escandinavia y empezaban a llegar a través del comercio objetos de bronce procedentes de Europa Central y el entorno Mediterráneo.

Vista de la empuñadura | foto Museo Nacional de Dinamarca en Wikimedia Commons

Los humanos crearon herramientas de sílex desde el Paleolítico hace más de 10.000 años hasta el final del Neolítico, en que el nivel técnico era ya muy alto, y justo cuando la difusión de la metalurgia y el trabajo del bronce empezaban a difundirse.

La Edad del Bronce, que en Asia Menor da comienzo hacia 3300 a.C., tardaría todavía 1.500 años aproximadamente en llegar a la actual Dinamarca. Para el año en que está datada la Daga de Hindsgavl, ya empezaban a aparecer las primeras dagas de bronce importadas, y el artesano que la realizó en sílex intentó imitar su forma.

Por eso tiene esa característica empuñadura en forma de cola de pez, y por ello a ese tipo de dagas (puesto que no es sino el ejemplo más sobresaliente y refinado) se las denomina dagas cola de pez. Porque la producción de estas dagas de sílex continuó en la zona incluso hasta bien entrada la Edad del Bronce. El motivo es que eran mucho más baratas, pues Escandinavia no tiene yacimientos importantes de cobre (el elemento esencial del bronce), y dependía del comercio.

Las dagas de sílex eran objetos muy apreciados en las sociedades agrícolas danesas desde finales del III milenio a.C. Mientras que otros objetos de sílex como las hachas y los cuchillos se empleaban habitualmente en la vida cotidiana, las dagas tenían otra función. Eran objetos de prestigio que demostraban el estatus de su propietario.

Se fabricaban sobre todo en el norte de la península de Jutlandia y el sureste de la actual Dinamarca. Pero no todos los artesanos podían fabricar una pieza como esta. Se trataba de una técnica muy especializada, superior a todo lo visto anteriormente, y requería de un auténtico maestro.

El llamativo color marrón rojizo de la daga es el resultado de su abandono intencional en una ciénaga, probablemente como una ofrenda, hace unos 3.800 años, y a la acción del ácido tánico que decolora la empuñadura.

Hoy forma parte de la colección del Museo Nacional de Dinamarca, y puede verse como el motivo principal del billete de 100 coronas danesas que entró en circulación en 2010.


Fuentes

National Museum of Denmark | Theron Douglas Price, Ancient Scandinavia: An Archaeological History from the First Humans to the Vikings | Catherine Frieman, Berit Valentin Eriksen, Flint Daggers in Prehistoric Europe | Wikipedia


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