La tumultuosa vida sentimental de Clint Eastwood: ocho hijos con seis mujeres distintas, dos esposas y decenas de amantes

El actor y director tiene un historial amoroso plagado de escándalos, hijos secretos e infidelidades.

Clint Eastwood en 1970.

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La primera imagen que nos viene la cabeza cuando pensamos en Clint Eastwood es la de un tipo lacónico, de una pieza, serio y ensimismado, tal vez portando un arma o arreglando los frenos de un Buick; no imaginamos mujeres a su alrededor, al menos a priori, a pesar de que uno de sus papeles más exitosos fue el de la romántica Los puentes de Madison en la que interpretaba a un fotógrafo que vive un apasionado amor otoñal con una mujer casada a la que dice cosas tan bonitas como "No quiero necesitarte, porque no puedo tenerte".

Aunque le asociábamos más a una Magnum 44 que a una cámara de fotos, Eastwood encajaba perfectamente en el papel de hombre taciturno, pero decente y profundamente romántico, tal vez porque lo que toda la vida ha trascendido de él ha estado tamizado por una serie de silencios pagados unas veces con cariño y otras con cheques. Pero lo que sabemos ahora tras varias biografías y alguna novia deslenguada es que si Clint se hubiese interpretado a sí mismo antes de que la mano de Meryl Streep llegase a la manilla de la furgoneta nuestro protagonista ya estaría en el bar del pueblo ligando con la camarera mientras una sufrida señora Eastwood espera en casa a que su marido termine de conocer a todas las mujeres del condado de Madison.

Desbrozar su árbol genealógico es una tarea ardua, casi tanto como intentar entender la cronología de sus relaciones y cómo pudo mantenerlas ocultas a los ojos de sus otras mujeres y de los medios. Da igual el año de la vida del actor que se analice, durante casi tres décadas en su vida siempre se amalgamaron varias relaciones y algún hijo gestándose. Porque esa es otra peculiaridad de su vida, la mitad de sus hijos han creído erróneamente ser el primogénito del actor.

A pesar de que su vida sentimental sea un cruce entre un vodevil y un thriller erótico de los ochenta, su primer matrimonio llegó tras un cliché tan romántico como es una cita a ciegas. En 1953, cuando todavía estaba a un lustro de triunfar en televisión gracias a su papel en Cuero crudo, una historia de conductores de ganado que se mantuvo en antena durante siete años, conoció a Maggie Johnson con quien tenía amigos comunes. Se vieron, se gustaron y aunque ambos tenían tan sólo 23 años, seis meses después de aquella primera cita estaban casados.

Obviamente no era la primera relación de Eastwood. Según la biografía escrita por su amigo Richard Schickel, había perdido la virginidad a los 14 años, probablemente con una vecina, y por su vida habían pasado ya decenas de mujeres. Era alto, muy alto, más de un metro noventa, atractivo, con un cuerpo atlético y un aire falsamente tímido y misterioso que resultaba un imán para las mujeres. Realmente no era tímido ni misterioso, tampoco el deportista nato que los estudios intentaron vender para promocionarlo como héroe americano, ni el tipo de clase humilde que le gustaba aparentar –descendía de una familia bien situada con jardín y piscina que había tenido una vida bastante fácil–. Y mucho menos era un hombre familiar a pesar de las decenas de fotos en las que posa con su primera mujer en las más diversas y falsamente cotidianas escenas domésticas destinadas a enmarcarlo en la mente de los espectadores dentro del espectro "tipo confiable". Además de para incrementar su lista de amantes, su físico sirvió también para abrirle las puertas de Hollywood, no era el mejor actor del mundo, pero supo sacar partido de su estilo sobrio y escoger personajes que no necesitaban muchas palabras porque tenían un Colt.

A mediados de los cincuenta Eastwood era un hombre casado, pero la fidelidad no entraba en sus planes. A pesar de que en beneficio del papel de Eastwood como estrella emergente la pareja se mostraba como un matrimonio perfecto, lo cierto es que las infidelidades del actor eran constantes. En la biografía que a finales de los noventa escribió Patrick McGilligan se afirma que "Clint tenía una filosofía de coleccionista de trofeos en lo referente a las mujeres".

Según algunos compañeros de reparto, en Cuero crudo era habitual que las mujeres se pasasen por el tráiler de Clint a diario y ninguna era Maggie. Una de las que lo visitaba más regularmente era Roxanne Tunis, especialista y extra ocasional. Con ella tuvo a su primera hija, Kimber, aunque no la reconoció hasta 1996 después de que ella desvelase a la prensa quién era su famoso padre. A pesar de desconocer ese dato, las constantes infidelidades del actor provocaron que Eastwood y Johnson se separasen en 1964, pero siguieron viéndose de manera intermitente y en 1968 nació Kyle Eastwood, el primer hijo de la pareja. Maggie pensaba erróneamente que también era el primer hijo de Eastwood, tardaría unos cuantos años en descubrir que estaba equivocada. A pesar de que Clint seguía viendo a Tunis y por su trailer, –ahora más grande ya que gracias a los spaguetti western de Sergio Leone se había convertido en una estrella en Europa– seguían desfilando cuantas mujeres se cruzasen en su camino, en 1972 tuvo una segunda hija con Johnson, la también actriz Alison Eastwood. Pero en 1984 la relación se rompió definitivamente y tras un largo juicio llegó el divorcio.

En ese momento, además de Tunis y las relaciones esporádicas había otra mujer importante en la vida de Eastwood, pero a diferencia de Tunis, que desde su ruptura con el actor se mantuvo en silencio (parece que tras recibir por ello una enorme suma de dinero), su nueva pareja no iba a pasar tan desapercibida para los medios.

Clint Eastwood y su primera esposa Maggie Johnson en 1959.

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Cuando a mediados de los setenta conoció a Sandra Locke en el rodaje de El fuera de la ley, ella ya contaba con una nominación al Oscar por su primera película, la adaptación de El corazón es un cazador solitario de Carson McCullers. Como era habitual en Eastwood hubo un romance que en esta ocasión dio lugar a una relación que se prolongó durante 13 años e incluyó cinco películas, pero cuando llegó el final no hubo un silencio comprado, esta vez su vida privada, que tan celosamente había tratado de proteger para mantener su imagen de americano impecable, fue la comidilla de Hollywood. En su libro de 1997 The Good, the Bad and the Very Ugly, Locke cargó contra la imagen de hombre familiar que Eastwood había construido, el sobrio republicano descendiente de puritanos del Mayflower era un hombre tan infiel como posesivo y sorprendentemente tacaño. Locke lo acusaba de haberla mantenido aislada de Hollywood y de dañar su carrera a propósito para retenerla a su lado. De las infidelidades poco podía quejarse porque no podían pillarla por sorpresa, cuando iniciaron su relación ella sabía que él era un hombre casado y ella también, aunque en su caso se trataba de uno de esos matrimonios de conveniencia que tanto gustan a Hollywood: su marido era homosexual y ella quiso hacerle un favor a un buen amigo de la infancia.

Durante la relación Locke se quedó embarazada dos veces, pero Eastwood la animó a abortar y también a realizarse una ligadura de trompas porque los hijos no entraban en sus planes en aquel momento. A pesar de que le aseguró que jamás había amado así a ninguna otra mujer, le compuso la canción Ella me hizo monógamo –esto es un poco hilarante– y le aseguró que todo iba a ser distinto, no lo fue. Ella vivía aterrorizada pensando que su insistencia en tener una carrera propia precipitaría el fin de la relación, pero no fue así. El final no llegó por una cuestión laboral sino porque, oh, sorpresa, Eastwood mantenía una relación paralela con la azafata de vuelo Jacelyn Reeves con la que, doble sorpresa, había tenido dos hijos. "Mi mente todavía estaba buscando alinear todas sus acciones. Durante al menos los últimos cuatro años, Clint había estado viviendo esta doble vida, yendo y viniendo entre mí y esta otra mujer, y teniendo hijos con ella. Dos bebés habían nacido durante los últimos tres años de nuestra relación, y no fueron míos", escribió.

Por si eso no fuese un buen motivo para terminar una relación, tras volver de un rodaje se dio cuenta de Eastwood había cambiado las cerraduras de la casa en la que vivían juntos en Bel Air, había empaquetado sus cosas y las había dejado a la entrada del camino que conducía a la mansión. Ella lo demandó y él alegó que ella había sido simplemente “una compañera de piso ocasional....durante 14 años". Ambos llegaron a un acuerdo extrajudicial, en el que Locke consiguió un contrato de un millón y medio de dólares con Warner durante tres años en los que ella desarrollaría películas como directora. Sin embargo, como cada propuesta de Locke era desestimada por la productora acabaron de nuevo en los tribunales. En 1996, el caso se resolvió con un acuerdo por una cantidad desconocida, algo bastante habitual en la biografía de Eastwood.

Clint Eastwood y Sondra Locke.

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Pero no había sido sólo Reeves, en aquel momento Eastwood mantenía también relaciones con otras dos mujeres: la actriz Jamie Rose (la primera Vickie Gioberti para los fans de Falcon Crest) y una analista de guiones. Jacelyn Reeves residía en Carmel, el pueblo del que Eastwood fue alcalde entre 1986 y 1988, pero ninguno de los vecinos conocía la relación que unía a su famoso alcalde con aquella mujer anónima. Con ella tuvo dos hijos Scott y Kathryn, aunque el nombre del director no aparece en las partidas de nacimiento y como en los nacimientos anteriores, no se pasó por el hospital. Por entonces Eastwood ya se había convertido en un icono gracias a Harry el Sucio y comenzaba a forjarse una reputación como director.

La siguiente mujer que entró en su vida también lo hizo durante un rodaje. Conoció a la actriz Frances Fisher en el set de Pink Cadillac y formó parte de la lista de amantes que el actor simultaneaba hasta que a finales de los noventa hicieron público el romance. Años después Fisher declaró: "Simplemente sentí que era el definitivo. No tenía idea de que todas las mujeres que pasaron por su vida pensaron lo mismo". Hicieron juntos Sin perdón y tuvieron una hija, Francesca Eastwood, y por primera vez Eastwood estuvo presente en el parto de uno de sus vástagos, aunque según reveló Fisher años después, mientras ella estaba dando a luz él estaba firmando un autógrafo a una enfermera que coqueteaba con él. No fue la primera pista de que algo iba mal: a pesar de que esta vez parecía más ilusionado con la paternidad, le había prohibido a Frances hacer declaraciones sobre su embarazo hasta el tercer trimestre para que la atención mediática no se desviase "¡No quiero que eso me quite la atención de mi carrera por los Oscar!". No lo hizo, Sin perdón ganó cuatro Oscars, entre ellos mejor película y mejor director.

Dos años más tarde la relación se rompió definitivamente. Ella había aspirado al papel de hija de Meryl Streep y había sido rechazada por su marido, también había intentado acudir al rodaje para ver como trabajaba su actriz favorita, pero Clint se lo impedía con razones cada vez más peregrinas, algo que llevó a los más cotillas a especular con un romance entre los protagonistas, pero no hay ninguna constancia.

Fisher no tuvo un final distinto al del resto de las mujeres de la vida del actor. Antes de que empaquetase sus cosas Eastwood ya estaba con la presentadora de televisión Dina Ruiz, 35 años más joven que él. Esta vez no había sido durante un rodaje, sino durante una entrevista. No fue la única sorpresa para Fisher: mientras hacía limpieza en la casa que ambos compartían había encontrado una felicitación “para papi” de Scott y Katie, unos hijos de cuya existencia ella no tenía ni idea. Nadie la tenía, excepto el actor y su madre Jacelyn, otra de esas mujeres de la vida de Eastwood a las que el dinero ha sellado la boca.

Clint Eastwood y Frances Fisher en los Oscars.

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En enero de 1996 Ruíz y Eastwood anunciaron su compromiso y se casaron dos meses después. A pesar de la larga lista de amantes, sólo fue su segundo matrimonio. "Estoy orgulloso de hacer de esta dama mi esposa. Ella es a la que he estado esperando", declaró. A finales de ese año nació su hija Morgan. Parecía, esta vez sí, que era la relación definitiva, pero en 2013 se produjo el bombazo: tras 17 años de aparente feliz matrimonio, Dina reveló que llevaban tiempo separados y solicitó el divorcio tras pasar por una clínica de reposo a la que había llegado por un ataque de ansiedad. Pidió la custodia total de su hija Morgan y la manutención conyugal, el actor se negó y empezó un largo proceso de divorcio que esta vez sí ocupó las portadas de los tabloides. Y aquí empezó una de esas historias cruzadas que en los sesenta se habrían silenciado con unos cuantos fajos y unas llamadas a los publicistas, pero en la era de internet son difíciles de acallar. El actor empezó a salir con Erica Tomlinson-Fisher, la ex mujer del ex jugador de baloncesto Scott Fisher, que a su vez era el gran amor de juventud de Dina y con quien está empezó una relación tras separarse de Eastwood, o puede que antes, porque según amigos de la pareja fue la cercanía de Dina y Scott la que hizo que Erica se acercase al actor a preguntar qué estaba pasando con sus parejas. Dina y Scott se casaron en 2016, la relación de Eastwood y Erica fue más breve.

Bien sobrepasados los ochenta y ya con el trailer más grande Hollywood, inició un romance con Christina Sandera, 33 años más joven que él. Se habían conocido en un hotel de Carmel donde Christina trabajaba como camarera y su pasado hizo las delicias de la prensa amarilla. Tras verla en la alfombra roja con el actor, su ex marido proporcionó información muy jugosa sobre ella. Según recogió el Daily Mail la mujer contaba con varias denuncias por malos tratos y agresiones a su marido y en el historial que trascendió se la describía como una alcohólica violenta, compradora compulsiva y permanentemente endeudada que un día había destrozado todos los muebles de la casa con un hacha. A pesar de que negó casi todas las acusaciones, reconoció haber pasado por Alcohólicos Anónimos y haber participado en una terapia para controlar la ira.

Esta sería la biografía más o menos “oficial” de sus amoríos, pero según sus biógrafos tuvo relaciones con casi todas sus compañeras de rodaje. Por ejemplo, con Jean Seberg con quien coincidió en La leyenda de la ciudad sin nombre, la actriz que en aquel momento estaba casada con el escritor Romain Gary se quedó absolutamente prendada del americano, cuando su marido se enteró de la historia, cogió un avión, voló a California y desafió a duelo a Eastwood asegurándose de que la prensa se hacía eco. A pesar de que el actor era muy ducho con las armas delante de la cámara prefirió declinar el teatral reto del marido despechado que se sintió moralmente recompensado, el gran pistolero había temido enfrentarse con él.

También estaba casada Jane Brolin (con James Brolin, actual marido de Barbra Streissand y por siempre el Peter McDermott de Hotel), una actriz con la que tuvo una relación larga que simultaneó con Maggie y con Tunis y a quien según amigos del actor obligó a abortar para no destruir su matrimonio. A pesar de ello se convirtió en una de sus más fieles aliadas e incluso declaró contra Sandra Locke.

Clint Eastwood y Dina Ruíz en 1998.

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Pero la última mujer en hacer su aparición en la vida de Eastwood no fue otra más joven y despampanante, fue su hija Laurie Murray, esta vez sí la primogénita (por ahora). Mientras estaba comprometido con Maggie, su primera esposa pasó unos días en Seattle y concibió una hija que nació tan dólo dos meses después de que el actor se casase. Al llegar a la vida adulta, Laurie se interesó por sus padres biológicos y descubrió quién era su famoso progenitor. Eastwood, que desconocía su existencia, la incluyó en su vida aunque a espaldas de los medios hasta que durante el estreno de La mula en 2018 una foto en el Instagram de Francesca Eastwood desveló la noticia a lo grande: "Los ocho juntos. Cómo amo a mis hermanos y hermanas".

Se acaba aquí un árbol genealógico que deja el de Ada o el Ardor como una nota a pie de página. O no, es imposible saberlo. Según Patrick McGilligan, "las personas que conocen a Clint sospechan que hay otras familias en su armario". En un documental para la televisión francesa declaró que había oído rumores sobre otra hija engendrada cuando todavía estaba en el instituto, con lo que Laurie tampoco sería realmente su primera hija. Lo que está claro es que el actor, director y músico que hoy cumple 92 años todavía tiene tantas historias que contar como secretos que descubrir.

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Artículo publicado originalmente el día 31 de mayo de 2020 y actualizado el 31 de mayo de 2022.