A unos 80 kilómetros al suroeste de París está la ciudad de Chartres, uno de cuyos principales atractivos culturales es su catedral gótica construida entre 1194 y 1220. Se levantó en el mismo lugar donde anteriormente habían estado otras iglesias y catedrales.

La primera de alrededor del año 360 d.C., todas ellas destruidas a causa de incendios: la primera durante el saqueo visigodo de Hunaldo en 742, la segunda por los normandos de Hastings en 858, la tercera en 962 por las tropas de Ricardo I de Normandía, la cuarta en 1020, y la quinta en 1194.

Pero antes de todo eso el lugar ya era sagrado para la tribu celta de los carnutes (de donde deriva el nombre de la ciudad), que tenían allí un altar dedicado a la Diosa Madre. De ahí puede venir que Chartres se convirtiera en un importante centro de veneración a María a partir del siglo XII.

Catedral de Chartres / foto Ireneed en Wikimedia Commons

Uno de los detalles más singulares de la catedral es el laberinto situado en el suelo de la nave principal, que se construyó al mismo tiempo que ésta (en su etapa final, entre 1215 y 1221), por lo que ya estaba previsto en el diseño original de la estructura.

Con un diámetro de unos 12 metros y 85 centímetros, se trata del mayor laberinto cristiano creado en la Edad Media y casi con toda seguridad del más famoso. Está formado por baldosas blancas y negras que forman un sendero con múltiples circunvoluciones que conducen al punto central.

De hecho su estructura de 11 círculos serviría de modelo para muchos otros laberintos que se hicieron después. También los hubo antes, evidentemente, sobre todo en la Italia norte y central, pero casi todos ellos hechos en mosaico y con alusiones figurativas al tema de Teseo y el Minotauro.

Laberinto de la catedral de Chartres / foto Loyola University Chicago

La novedad en Chartres es que no hay ornamentación figurativa ni alusiones al tema, aunque hay quien cree siguiendo a Chales Challine (1596-1678) que antiguamente había en su centro una placa metálica representando el tema mitológico. Esta placa habría sido retirada y fundida en 1792 para fabricar cañones.

Hermann Kern, experto en el estudio de los laberintos europeos, discrepa de esta historia basándose en que no queda evidencia física en el pavimento de que alguna vez hubiera habido algo en el centro del laberinto.

Interior de la catedral de Chartres, grabado de 1750 / foto Bildforyou7 en Wikimedia Commons

No obstante, sí es cierto que se aprecia lo que parecen ser marcas de remaches, aunque siguiendo un patrón algo aleatorio. Una teoría decimonónica sugería que podía haber algo enterrado debajo, pero tras realizar una excavación en 1849 no se encontró nada en su interior.

Está situado bajo la tercera y cuarta crujías de la nave central. Según una creencia popularizada por Keith Critchlow en la década de 1970 dista de la portada oeste la misma distancia que el centro del rosetón de ésta en altura (31,75 metros), y cuyo diámetro es aproximadamente el mismo que el del laberinto (12 metros). De tal modo que si la portada oeste cayera sobre el suelo de la nave el rosetón coincidiría con el laberinto. Sin embargo autores posteriores indican que en realidad hay una diferencia de 3 metros entre ambas distancias. Aunque la propia información oficial de la catedral mantiene dicha versión:

El laberinto de Chartres es un punto geométrico importante: si se «proyecta» la fachada sobre el pavimento, el centro del rosetón -donde Cristo aparece en majestad- corresponde al centro del laberinto. Si se conecta el centro del laberinto con las estatuas centrales de las portadas y el lugar del antiguo altar, se dibuja una plaza, que sirve como plan maestro para el plan de la catedral.

El caso es que el rosetón, que muestra el tema del Juicio Final, muestra a Cristo rodeado por un anillo interior de 12 círculos emparejados con ángeles y otro exterior, también de 12 círculos con escenas de resurrección.

Detalle del centro del laberinto / foto C.garciadelucas en Wikimedia Commons

El laberinto, dadas sus dimensiones, estaba concebido para ser recorrido (según información de la propia catedral, destinado originalmente a la liturgia de las Vísperas de Pascua), cosa que tanto vecinos como peregrinos solían hacer hasta que se impuso la moda de colocar bancos en las iglesias.

Por eso los viernes entre las 10 de la mañana y las 5 de la tarde se retiran los bancos, para que quien lo desee pueda realizar el peregrinaje por el laberinto.

La distancia total que se recorre si se realiza todo el camino hasta el centro es, más o menos, de 262,4 metros.


Fuentes

Cathédrale de Chartres (web oficial) / Loyola University Chicago / The Labyrinth of Chartres – Technical Data / The Chartres Cathedral Labyrinth FAQ’s (Jeff Saward) / Wikipedia.


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