Catalina Amalia de Orange y un amor imposible: con quién tiene prohibido casarse la hija de la Reina Máxima
En los Países Bajos siguen de cerca el recambio generacional de la casa Orange. La heredera del trono, que cumplió 20 años, no puede enamorarse de cualquiera.
Un retrato de Catalina Amalia de Orange publicado por la cuenta oficial de la Casa Real de los Países Bajos por el cumpleaños de la princesa. Foto: Instagram @koninklijkhuis
Catalina Amalia de Orange es la hija mayor del rey Guillermo de Orange y de la reina consorte Máxima. Por ello, heredera a la corona de Países Bajos. Con 20 años, los rumores de romance de la princesa con Gabriel de Bélgica sacuden el tablero de las relaciones internacionales. Un amor condicionado por una antiquísima ley de matrimonio.
Nacida el 7 de diciembre de 2003, Catalina Amalia de Orange (Catharina-Amalia Beatrix Carmen Victoria) es la primogénita de los reyes Guillermo Alejandro y la argentina Máxima Zorreguieta. Sus hermanas son las princesas Alexia (18) y Ariane (16).
De acuerdo con la línea de sucesión de Países Bajos, Catalina Amalia es la próxima heredera a la corona. En ese contexto, la princesa ha tomado parte de distintas actividades junto a sus padres, como el proceso natural de preparación de una futura monarca. No obstante, la relación de Catalina Amalia con el príncipe Gabriel de Bélgica podría generar dificultades. Una unión desaconsejada para las relaciones de las casas monárquicas de esos estados europeos.
Qué pasa con Catalina Amalia de Orange y el príncipe Gabriel de Bélgica
La vida privada de la familia real de los Países Bajos se mantiene en estricto secreto para evitar escándalos y momentos incómodos. Sobre todo lo concerniente a las princesas. Por lo pronto, lo que se genera alrededor de Amalia -que es de mucho interés para la prensa especializada en la realeza- está alimentado por rumores que la vinculan con diferentes jóvenes.
Uno de ellos es el millonario alemán Isebrand Kaldewi, quien estudia en la Universidad de La Haya y trascendió que hubo testigos que acreditan haberlos visto mientras caminaban tomados de la mano por Nueva York, Pero no es ese el vínculo que movilizan a los que siguen los asuntos monárquicos, los que ponen la lupa sobre la presunta relación de la princesa de Orange y el segundo hijo de Felipe y Mathilde de Bélgica. Y todo tiene que ver con una antigua normativa.
Una ley que data del siglo XIX excluye de manera “perpetua” a la familia Orange-Nassau de cualquier poder en Bélgica. A raíz de esto, la hija mayor de Guillermo y Máxima no podría contraer matrimonio con Gabriel de Bélgica.
El riesgo de veto para Catalina Amalia y el príncipe Gabriel
La ley que establece la prohibición de matrimonios entre las dos casas reales tiene raíces históricas. La norma se dictó durante la revolución por la independencia de Bélgica, en 1830, y ha sido proclamada en aras de evitar todo tipo de injerencia política de la casa real de los Países Bajos en su autonomía.
Es cierto que desde el dictado de la norma hasta la actualidad ha pasado mucho tiempo. Pero de prosperar un eventual matrimonio de los jóvenes príncipes, los parlamentos de Países Bajos y Bélgica deberían intervenir para que dicho casamiento tuviese validez legal.
Pese a que esta situación tiene todos los condimentos propios de una excelente trama para una telenovela o una película, lo cierto es que entre la princesa Amalia y el príncipe Gabriel no existe ningún tipo de vínculo confirmado y que si la relación tuviera lugar se desconoce cuál sería la recepción por parte de las poblaciones belga y neerlandesa.
La renuncia de la hija de Máxima Zorreguieta en Países Bajos
En su impronta, la hija mayor de Máxima Zorreguieta se muestra con iniciativas propias y que, aun con su corta edad, puede pararse en contra de lo que dictan las normas de la Casa Real de los Países Bajos. De hecho, antes de cumplir los 18 años renunció a un subsidio de 1,4 millón de euros anual que le correspondía por mandato legal de la monarquía.
“El 7 de diciembre de 2021 cumpliré 18 años y, según la ley, recibiré un subsidio. Me resulta incómodo siempre y cuando no haga nada a cambio y mientras otros estudiantes lo pasen mucho peor que yo, especialmente en este período de coronavirus”, explicó la princesa en la carta de renuncia enviada al primer ministro neerlandés, Mark Rutte.
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