Durante el reinado de Guillermo IV, pen�ltimo monarca de la casa de Hannover, una joven llamada Jane Digby estaba predestinada a sacudir las anquilosadas normas sociales que reg�an la posici�n de una dama con posibles. Nacida en Dorset en 1807, su padre, el almirante Henry Digby luch� en la batalla de Trafalgar y se enriqueci� con el oro obtenido de un gale�n espa�ol y su madre, Lady Jane Coke, pertenec�a a una distinguida familia aristocr�tica.
Durante su adolescencia, Jane transigi� con lo que se esperaba de ella. Comportarse en sociedad y ser educada. En definitiva, ser un florero de lujo que evitara dejar en mala posici�n a los varones. Pero aquello no tardar�a en estallar. Jane era un alma rebelde. S�, a los 15 a�os ya sab�a hablar y escribir en varios idiomas, entre ellos el griego y lat�n, y tocaba el la�d y la guitarra, pero aquello no iba con ella. Su pasi�n por la lectura le hizo adquirir una gran cultura que supo aprovechar en beneficio propio.
Lejos de aceptar el matrimonio concertado por sus progenitores, a los 17 a�os se cas� con la persona que ella misma eligi�, Edward Law, II conde de Ellenborough, futuro gobernador de la India, con quien tuvo un hijo, Arthur, que falleci� con dos a�os. Antes de divorciarse de su primer esposo en 1830, Jane tuvo relaciones con su primo materno, el coronel George Anson, y con el pr�ncipe Felix Schwarzenberg, que restaur� el imperio de los Habsburgo con quien tuvo otros dos hijos, Mathilde y Felix, fallecido unas semanas despu�s.
Bodas y divorcios
La nobleza brit�nica estaba horrorizada. Una de los suyos se hab�a saltado todas las normas de decoro y buenas costumbres. Pero a Jane le daba igual. Le gustaban los hombres y se los met�a en el bolsillo. Fue amante del rey Luis I de Baviera, se cas� en 1933 con el bar�n Karl von Venninge con el que tuvo dos hijos y tras el divorcio se casar�a en 1841 con el conde griego Spyridon Theotokis, con quien tuvo otro var�n. Ya que estaba en Grecia aprovech� para ser una de las amantes del rey Ot�n I, antepasado de la Reina Em�rita Sof�a.
Cansada de los aconteceres en Occidente, tras leer Las mil y una noches qued� embelesada por estas historias que transmit�an las costumbres �rabes. As� que ni corta ni perezosa dej� a todos sus v�stagos con sus respectivos padres y en 1853, con 46 a�os, se lanz� a vivir la aventura en Oriente Medio. Cuando lleg� a Damasco sinti� que pertenec�a a ese mundo. La suerte estuvo a su favor. Conoci� al jeque Medjuel el Mezrab, jefe de la secci�n Mezrab de Sba'a, una subtribu de la 'la gran tribu Anizzah de Siria'. A pesar de que �l ten�a 20 a�os menos, ambos se enamoraron locamente y se casaron bajo la ley musulmana tras lo cual pas� a ser conocida como Shaikhah Umm al-Laban (jequesa madre de leche) debido a su color de piel.
Lejos de Londres
Durante los 28 a�os que dur� su matrimonio fue tremendamente feliz. Jam�s volvi� a Londres, pr�cticamente no recordaba nada de la alta sociedad y lo �nico que le interesaba era montar en camello, saborear la naturaleza y seguir aprendiendo sobre los beduinos. Adem�s de los ochos idiomas que sab�a tambi�n lo hizo con el �rabe. Se vest�a con ropajes beduinos, se te��a el pelo de color azabache y embellec�a sus ojos a la par que la proteg�a con un cosm�tico en polvo llamado khol. La mitad del a�o la pasaban siendo n�madas y la otra parte en un palacio que construyeron en Damasco.
Tras contraer el c�lera y la disenter�a, el cuerpo de Jane Digby dijo basta. Falleci� a los 73 a�os en 1881, mientras aun reinaba la hija de Guillermo IV, la reina Victoria. La enterraron en el cementerio protestante de la capital. Para los de su clase en Inglaterra fue una mujer proscrita y una de las m�s escandalosas de Europa.
Conforme a los criterios de