En Gstaad, la famosa estación de esquí que frecuenta desde que era chica, recibió el nuevo año y disfrutó en familia de los Alpes
Desde hace años, la estación de ski Gstaad, en Suiza, es uno de los destinos preferidos de princesa Carolina de Mónaco y de su familia. Año a año regresan a sus pistas para practicar uno de sus deportes favoritos, descansar y pasar tiempo de calidad juntos.
Es un lugar íntimamente ligado a sus corazones desde la época en que la princesa de Mónaco perfeccionaba su técnica para deslizarse por la montaña bajo la atenta mirada de sus padres, Rainiero y Grace. Con los años, ese amor por el lugar pasó a sus hijos. Tanto es así que, por ejemplo, su primogénito, Andrea, eligió este paisaje alpino como escenario para su casamiento en 2014 con la diseñadora y heredera de una poderosa familia colombiana, Tatiana Santo Domingo (fue una auténtica “princesa de las nieves”) y hasta bautizó a Sasha, su hijo mayor, en una capilla de esta localidad, dos días antes de su “boda blanca”.
Esta vez, Carolina llegó a tiempo para las fiestas con sus hijos Andrea y Charlotte y sus respectivas familias. La comida de Navidad la celebraron en Olden Hotel, propiedad de Bernie Ecclestone. Y aunque suelen mantener un perfil bajo, el 29 se los vio disfrutando de un relajado tour de compras por el centro de la villa, acompañados, además, por el marido de Charlotte, el cineasta Dimitri Rassam, y por la hija de este, Darya, fruto de un matrimonio anterior. Es seguro que esta habrá sido una excelente oportunidad para generar nuevos recuerdos con la espectacularidad de los Alpes como escenario perfecto.