Carlos I de Inglaterra | La guía de Historia
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Carlos I de Inglaterra

Publicado por Hilda

Carlos INació el 19 de noviembre del año 1600, en Dunfermline (Escocia). Fueron sus padres, el rey Jacobo VI de Escocia, y I de Inglaterra, y Ana de Dinamarca, que tuvieron un total de nueve hijos, de los cuales solo tres llegaron a convertirse en adultos. Carlos era el quinto hijo de matrimonio, y el segundo varón, pero el primogénito, Enrique Federico, falleció en el año 1612, con solo 18 años, víctima de fiebre tifoidea, quedando Carlos como sucesor del trono inglés, de la dinastía de los Estuardo, que profesaban el protestantismo.

Era un niño débil, enfermizo, de muy baja estatura, aunque luego se convertiría en un joven refinado, culto y amante del arte. En 1603 recibió en Escocia el título de Duque de Albany, y dos años más tarde, el de duque de York en Inglaterra. Tras la muerte de su hermano mayor, se lo designó, en el año 1612, duque de Cornualles, y en 1616, Conde de Chester y Príncipe de Gales.

Durante el reinado de Jacobo I, éste intentó llegar a una alianza con la España católica, a través del casamiento de Carlos con María Ana de España, hija del soberano Felipe III. Con el fin de no perjudicar esa posibilidad Jacobo I había negado a su yerno, el elector Palatino, Federico V, ayuda contra los católicos, que finalmente lo desplazaron del poder.

Con el fin de pedir la mano de la princesa, partieron rumbo a España, Carlos y Villiers, duque de Buckingham, el favorito de Jacobo I, pero fueron rechazados pues no conformaron al rey español, ni por su aspecto, ni por su religión, exigiéndole a Carlos su conversión al catolicismo. Despechado, a su regreso, Carlos peticonó a su padre la declaración de guerra contra España.

El Parlamento y Jacobo I no gozaban de buenas relaciones, pues este cuerpo exigía mayores atribuciones, que el absolutista rey no pensaba conceder, reuniendo y disolviendo el Parlamento, cuando necesitaba la aprobación de impuestos. Esta vez, la convocatoria al Parlamento tenía por motivo la necesidad de dinero para afrontar la guerra contra España, que no se concedió. En el Parlamento estaban representados los intereses de la rica burguesía, o sea, comerciantes y terratenientes, que no se resignaban a pagar las altas contribuciones impuestas por el Rey, mientras el Rey y la nobleza se hallaban empobrecidos.

De regreso a su patria, Carlos había pasado por Francia, donde conoció a Enriqueta María, sexta hija del asesinado rey Enrique IV, y hermana del rey Luis XIII. La unión matrimonial se realizó por poder (la novia permanecía aún en Francia) el 1 de mayo de 1625, a casi dos meses de la muerte de Jacobo I, que había llevado a su hijo Carlos al trono, como Carlos I. Aunque el Parlamento se opuso a la unión entre su rey protestante y la princesa católica, Carlos los convenció de dar su aprobación, prometiendo que la persecución contra los católicos continuaría. El 13 de junio de 1625, el casamiento religioso tuvo lugar en Canterbury en la iglesia de Santa Agustina. Carlos y Enriqueta fueron padres de nueve hijos.

La coronación de Carlos I fue realizada en la abadía de Westminster, El 2 de febrero de 1626.

Su deseo de declarar la guerra a España finalmente fue cumplido, al brindar apoyo a su cuñado, Federico V, desplazado por el católico Fernando II de la casa de Habsburgo, que originó la guerra de los treinta años. En 1625 Carlos I, fue derrotado en Cádiz. Un año más tarde la necesidad de fondos era innegable y el Parlamento fue nuevamente convocado, pero con grandes restricciones en sus miembros, asignados algunos a otras funciones y otros detenidos por cargos menores (los condes de Bristol y Arundel) lo que provocó gran oposición. Los detenidos fueron liberados y la Cámara de los Comunes acusó al duque de Buckingham de alta traición ante la Cámara de los Lores. Para evitar cualquier sentencia el rey disolvió el Parlamento.

A la fracasada guerra contra España se le sumó la guerra contra Francia, debilitándose aún más las arcas reales, exigiendo el rey a sus súbditos, contribuciones personales, que de no ser admitidas eran sancionadas con la cárcel.

Otra vez Carlos necesitó convocar al Parlamento para solicitar más dinero, en marzo de 1628, pero el organismo le exigió a través de la Petición de Derechos, más respeto para sus súbditos, en cuanto a devolverles los préstamos acordados,. En junio el rey aceptó lo peticionado y recibió los subsidios.

El 23 de agosto de 1628 fue asesinado, por John Felton, George Villiers, su favorito, duque de Buckingham. Felton fue condenado a la horca.

Contrariamente a lo esperado la muerte de su favorito, no decreció los ánimos de la Cámara de los Comunes en contra de su soberano, y cuando nuevamente fueron convocados para peticionar más fondos en enero de 1629, solo recibió críticas contra los impuestos que había unilateralmente dispuesto (al tonelaje y al peso). Se le reiteró la petición de erradicar los encarcelamientos sin juicio, no imponer impuestos arbitrariamente y sin aprobación parlamentaria, garantías de debido proceso, y supresión de la imposición de alojar a las tropas

Carlos decidió que era mejor gobernar sin Parlamento, y firmó la paz con España y Francia, gobernando los siguientes años en forma personal con toda la autoridad en sus manos, imponiendo tributos extraordinarios, como el impuesto a los buques, aún en tiempos de paz.

La protección brindada por el rey al clérigo Richard Montagu, que había osado criticar a Calvino, le valió la desconfianza de los presbiterianos. La iglesia de Inglaterra, con la conducción del arzobispo de canterbury, Xilliam Laud, logró uniformidad religiosa, combatiendo a disconformes y puritanos, queriendo imponer un anglicanismo ceremonial, que según sus detractores los acercaba al catolicismo.

En Escocia, Carlos I y Laud, no hallaron aceptación a las ideas religiosas que pretendieron imponer. En 1637, un nuevo libro de oraciones, que se basaba en el de la iglesia inglesa fue rechazado por los escoceses, quienes elaboraron un documento a inicios del año 1638 llamado “National Convenant” donde reclamaban el respeto a la religión y a los derechos civiles de la población de Escocia, sobre todo los presbiterianos o calvinistas, que no querían introducir en sus tierras el anglicanismo inglés. La represión condujo a una violenta guerra civil, que no logró torcer la voluntad del pueblo, que obligó a la concesión de libertades religiosas y civiles por la paz de Berwick.

Intentó pactar con el Parlamento pero lo disolvió raudamente en 1640 (Parlamento corto) y continuó combatiendo a los escoceses, sin éxito, logrando solo por medio del soborno impedir la invasión escocesa de Inglaterra. Convocar nuevamente al Parlamento (Parlamento largo) pero esta vez no le sería tan fácil dominarlo y disolverlo a su antojo. Como primera medida, el Parlamento, condenó a muerte al Conde de Strafford, Thomas Wentworth, consejero real, defensor del absolutismo por medios violentos, y abolió los impuestos arbitrarios. Impuso poco a poco al rey el mayor respeto hacia la gestión parlamentaria, logrando finalmente impedir que el rey unilateralmente pudiera disolverlo. En 1645 el rey debió autorizar la condena a muerte de Laud.

Para luchar contra tal rebeldía parlamentaria se ganó el favor de los escoceses, reconociendo a la presbiteriana como religión oficial de ese estado.

Los irlandeses católicos se sublevaron contra los ingleses, y a pesar de que se creó una fuerza para combatirlos, el Parlamento quería liderar esas fuerzas mientras el rey prefería que queden a su cargo. El rey invadió el Parlamento y las relaciones entre Corona y Parlamento quedaron definitivamente rotas.

Dos sectores se enfrentaron en la guerra civil inglesa: la monarquía, que era apoyada por la nobleza y las zonas rurales del norte y del oeste, algunos parlamentarios presbiterianos, y la iglesia anglicana, por una parte. Por el otro lado, los parlamentarios, en su mayoría puritanos, eran respaldados por los sectores del sur y el este de Inglaterra, zonas predominantemente comerciales e industriales. En general, el resto del pueblo no tomó intervención, Los parlamentarios puritanos liderados por Oliver Cromwell, se impusieron con su caballería, intentando el rey llegar a acuerdos secretos con los presbiterianos escoceses e ingleses del parlamento. Cromwell ofreció al rey un trato para que siguiera gobernando con poderes limitados, pero el monarca a pesar de fingir aceptar, siguió negociando con los presbiterianos.

La lucha prosiguió, siendo derrotados los escoceses en la batalla de Preston, y excluidos los presbiterianos del Parlamento. El 30 de enero de 1649, en Londres, el rey Carlos I fue condenado a muerte por el delito de alta traición, estableciéndose la República como forma de gobierno.