Cosmología Maya

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Las concepciones cosmológicas que nos llegaron de los mayas en sus relatos míticos o plasmados en grabados, códices y libros sagrados presentan diferentes matices de acuerdo a la época y/o región geográfica. Nos detendremos en algunas versiones.
Cosmos Maya

El universo maya descansaba sobre un cocodrilo. Cada cuarto de la Tierra se asociaba con un color y el centro era un quinto punto cardinal.

Cuatro seres divinos sostenían la bóveda del cielo. dragón bicéfalo cuyo cuerpo es una banda con símbolos celestes y se arquea sobre la diosa de la Luna -que sostiene a la figura del conejo sobre la superficie de ésta-, el Venus esquelético y el dios Sol.

Las Pléyades son la cola de una serpiente. La creación del Sol y, quizás, del planeta Venus se explicaba mediante la historia de los héroes gemelos que compitieron con los Señores de la Muerte en el juego de pelota; los gemelos victoriosos se convirtieron en esos cuerpos celestes.

Dibujo y epígrafe: National Geographic: El Espacio. Viaje del siglo. Edición especial año 2.003

Creación del Mundo

Al oeste del lago Izabal, Guatemala en la ciudad maya de Quiriguá la Estela C -realizada en el siglo VIII- contiene un relato metafórico de la creación.

Vínculo a Estela C de QuiriguáIndica que el 11 de agosto de 3114 a. C. los dioses unieron tres piedras para dar lugar al primer fogón. Era prioridad construir un lugar para cocinar, los hombres debían alimentarse, aún antes de construir la casa. La representación indicaba además "sembrar" y luego "envolver".

El Popol-Vuh, libro sagrado maya, redactado poco después de la Conquista por los maya-quiché de Guatemala, nos ofrece la descripción de la creación y el origen del hombre:

Vínculo a Popol VuhLa Tierra fue creada junto con los animales. El hombre es creado primero -por tres dioses- de fango pero se deshace; luego siete dioses crean al hombre a partir de la madera, pero no tiene alma. Finalmente trece dioses logran la creación definitiva, esta vez a partir del maíz. Los primeros cuatro hombres son creados con granos de maíz molidos y de ellos sus parejas femeninas correspondientes.

"Todo fue medido y marcado en cuatro divisiones. Las cuerdas de medir de la matriz del cielo y la matriz de la tierra fueron plegadas y estiradas en las cuatro esquinas, en los cuatro lados... ".

Vínculo a Chilam Balam de ChumayelEn el Chilam Balam de Chumayel, texto de finales del siglo XVIII del norte de Yucatán, la creación comienza con un universo cautivo de los dioses del inframundo, poblado por abejas. Según el relato, fue una época en que llovió fuego y ceniza, y en que cayeron árboles y piedras. En un mundo sin Sol, sin noche y sin Luna, los dioses del cielo, decididos a propagar la semilla que habían salvado de ese caos, destruyeron todo bajo un diluvio y flecharon a quienes habían quedado. A partir de ese universo aniquilado habría de comenzar la nueva creación: los cuatro bacab, dioses sostenedores del cielo, colocados uno en cada esquina del mundo, levantaron la tierra que se había hundido al desplomarse el firmamento y sembraron una ceiba al centro: axis mundi del universo maya y camino que conduce al cielo.

Vínculo al Códice DresdeExisten mitos de destrucción entre los mayas que siempre propician una nueva creación. Comparte con el resto de los pueblos mesoamericanos la visión catastrófica y renovadora que conduce a la creación humana.

Una de esas catástrofes está relatada en la "pagina del diluvio" -folio 74- del Códice Dresde. El reptil con el cuerpo formado por signos celestes, se dobla para vomitar una corriente de líquido que emana de su boca pero también de su cuerpo. La vieja diosa Chak Chel ayuda a anegar la tierra con un cántaro vertido sobre el anciano Dios L, identificable por su tocado de pájaro moan aunque aparezca blandiendo armas y con el cuerpo pintado de negro. Podría ser la profecía de una inundación masiva o un evento del pasado, como el diluvio bíblico.

Estructura del universo

Punto Cardinal Color Bacab
Norte Blanco Zac-cimi
Oeste Negro Hosan-ek
Sur Amarillo Hobnil
Este Rojo Cantzicnal
El universo tiene cuatro esquinas, cada una orientada hacia un punto cardinal -asociado a un color- y sostenida por un bacab. Los bacabob eran cuatro hermanos que tenían la misión de sostener el cielo por temor a que caiga. Una profecía del Chilam Balam vaticina: “Luego el cielo caerá, caerá sobre la Tierra, donde los cuatro dioses, los Bacabob están situados, los que evitaban la destrucción de nuestro mundo”. Estas deidades eran especialmente veneradas en Yucatán, algunos autores sostienen que había un quinto bacab verde en el centro.

La estructura estaba dividida en tres niveles, la tierra, representada generalmente por la espalda del caimán (Itzam Cab Ain), el mundo superior (Oxlahuntikú) y el inframundo (Xibalbá). La ceiba sagrada (Yaxché) comunicaba los niveles.

El mundo superior esta formado por trece niveles gobernado por un grupo de deidades denominado Oxlahuntikú ("Trece dioses") que eran considerados como una sola deidad y al mismo tiempo como trece dioses separados. Cada uno de los trece niveles celestiales tiene sus propias características y en conjunto forman los mundos espirituales superiores. Las trece energías superiores eran invocadas en las plegarias en su aspecto de divinidades.

Itzam Cab Ain
Códice Dresde, folios 4 y 5.

La superficie de la tierra es el lomo rugoso -que representa los accidentes naturales- del caimán sagrado, divinidad que encarna la fertilidad cósmica y terrenal. En consecuencia la tierra en sí misma constituye una deidad, los mayas habitan en un dios que les proporciona lo necesario para sobrevivir.

El inframundo (Xibalbá) estaba conformado por nueve niveles, cada uno de los cuales estaba presidido por uno de los Nueve Señores del inframundo o Bolontikú. Sus habitantes son vistos como enemigos de la humanidad, ya que suelen traer enfermedades y muerte a los demás seres vivos.

Ceiba
Yaxché (Ceiba), el árbol sagrado.

La altura de la Ceiba -alcanza los 70 metros- hizo creer a los Mayas que sus ramas soportaban a los cielos, mientras que sus profundas raíces eran los medios de comunicación entre el mundo de los vivos y el inframundo.

El Popol Vuh cuenta que los dioses creadores sembraron una ceiba sagrada en cada uno de los cuatro rumbos del cosmos. Finalmente, sembraron una quinta ceiba al centro de todos estos rumbos, la Gran Madre Ceiba, el "Primer Árbol del alimento" (Yax Imix Che). Entre sus raíces ubicaron el Xibalbá, la morada de los muertos; en su base colocaron el Kab, la tierra que habitamos los seres vivos; y en sus ramas establecieron  la morada de los dioses, mientras que en la cima de su copa habitaba el origen de todos los dioses en la forma de un precioso quetzal celestial.