Cómo unos 'amiguetes' de Oxford ganaron el poder en Gran Bretaña, forzaron el brexit y fueron incapaces de gobernar
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Cómo unos 'amiguetes' de Oxford ganaron el poder en Gran Bretaña, forzaron el brexit y fueron incapaces de gobernar

El titulo original del libro es Chums (SImon Kuper, Capitan Swing). El título en español, Amigocracia, es una traducción correcta pero no trasmite el sentido de intimidad, compañerismo y exclusividad del inglés. Amiguetes se acerca más. Ese grupito de chums, encabezado por Boris Johnson, sacó al Reino Unido de la Unión Europea sin saber lo que iba a ocurrir después, llevando a cabo una campaña basada en mentiras o medias verdades, utilizando la técnica más importante que habían aprendido en Oxford: la oratoria. Se entrenaban en los clubs de debate discutiendo sin importar el contenido, sino las formas. Entre ellos se aliaban o se enfrentaban y volvían a aliarse. El gran ejemplo es el de David Cameron, pésimo primer ministro que convocó el famoso referéndum, convencido de la victoria del remain que el favorecía. En otro contexto o en otro país su carrera política hubiera terminado, aquí su chum Rishi Sunak le ha recuperado para ponerlo al frente de Exteriores.

Ese grupo del que nunca formó parte es el que se encuentra Simon Kuper cuando accede a Oxford en los años 80 procedente de Holanda adonde su familia se había trasladado desde Sudafrica. Kuper, que se considera de clase media, cree que su obligación es estudiar, pero descubre que los estudiantes de clase alta, a veces provenientes de Eton u otras escuelas para privilegiados, consideran el estudio una disculpa, al que dedican unas pocas horas a la semana, para establecer o mantener las relaciones que van a marcar su futuro, especialmente el de los que han decidido dedicarse a la política, por supuesto en el partido conservador .

El culto al trabajo está mal visto entre ese grupito que solo hace un pequeño esfuerzo durante la hora semanal que el tutor les dedica individualmente, algo casi exclusivo de esa universidad. Tradicionalmente, estos hijos de las clases altas estudiaban historia y lenguas clásicas e ignoraban la economía; Kuper cuenta la anécdota del oxfordiano y etoniano Harold Mac Millan que no entendía los números del presupuesto que había presentado al parlamento, el gobierno del que él era primer ministro .

La Universidad, consciente de esa debilidad, creó en aquellos años la carrera de políticas, filosofía y economía PPE, que inmediatamente se convirtió en la favorita de los estudiantes que aspiraban a ser políticos y que no existe en otras universidades, ni incluso en las de elite como Cambridge. Ninguna universidad compite con Oxford en la preparación de la clase política dirigente. En los últimos 90 años Cambrige no ha dado ni un primer ministro, mientras que 13 de los últimos 17 han pasado por Oxford.

Kuper reconoce que las cosas están cambiando. La Universidad está haciendo un esfuerzo para admitir a alumnos procedentes de diferentes clases sociales y de colegios públicos. El gran ejemplo es el actual desprestigio del Bullingdon Club, famoso por los excesos, muchas veces ilegales, de sus socios, entre ellos Johnson y Cameron, que ahora se olvidan de lo que en su día hicieron. En aquellos años la pertenencia a ese club era la demostración de que las normas no iban con ellos. Sus símbolos eran el frac y el champán. Cameron se ha dado cuenta de que los tiempos han cambiado y él ha cambiado con ellos, pero Johnson ha continuado comportándose como en aquellos años organizando fiestas alcohólicas en Downing Street durante la pandemia y mintiendo para ocultarlas.

Al terminar su estancia en Oxford donde estudió Historia y Alemán, y tras pasar por Harvard, Kuper empezó su carrera periodística en el Financial Times donde sigue trabajando actualmente, escribiendo desde París. Cuando empezó, la mayoría de los redactores habían pasado por Oxford, pero eran estudiantes de clase media que aprovecharon sus estudios y supieron aprender con rapidez el lenguaje directo del diario económico. Kuper sigue esa tradición: va directo al grano sin frases derivadas lo que facilita la lectura de sus artículos y de sus libros.

Para un europeísta como él, además de los lugares mencionados también pasó un año estudiando en Moscú, otro en Alemania y otro más en Madrid para que sus hijos aprendieran español, los chums representan lo contrario de lo que él piensa que debe ser el Reino Unido. La clase dirigente sacrificó a sus hijos mandándoles a las dos guerras del siglo pasado en las que sufrieron enormes bajas como oficiales del Imperio y cuyos nombres figuran en las placas conmemorativas en diferentes edificios de la Universidad. Fue su gran proyecto y lo cumplieron de manera ejemplar. Los estudiantes de los años 80 y posteriores no tuvieron una guerra, carecieron de un gran proyecto y creyeron encontrarlo en el Brexit, que fue su guerra. Lograron el objetivo inmediato, pero perdieron el futuro. Esto es lo que describe magistralmente Simon Kuper, que estuvo allí pero no fue uno de ellos.

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