Hibristofilia, ¿de dónde viene la atracción por los criminales? | CuídatePlus

Hibristofilia, ¿de dónde viene la atracción por los criminales?

Bienestar

La hibristofilia convierte a la persona criminal en objeto de deseo y excitación. Se trata de una parafilia, es decir, de una atracción hacia algo que se desvía de lo social o culturalmente deseable. 

Actualizado a: Sábado, 27 Abril, 2024 00:00:00 CEST
Daniel Sancho el pasado agosto en Tailandia. Daniel Sancho el pasado agosto en Tailandia. (Foto: EFE)

El pasado agosto, el foco mediático se trasladó a Tailandia y no precisamente por sus idílicas playas y fascinantes áreas naturales. El protagonismo lo acaparó el hijo del conocido actor Rodolfo Sancho: Daniel Sancho, que fue acusado de asesinar y descuartizar al colombiano Edwin Arrieta, con quien viajó al país asiático. Un truculento caso que en los últimos días se ha vuelto a recordar por el comienzo del juicio contra el español. Las redes sociales están que arden, pero de entre tantas chispas, hay algunas que llaman especialmente la atención: mensajes de ánimo y amor dedicados a Daniel. 

La atracción por alguien que ha cometido un delito ya se ha podido ver en otros casos que fueron también muy seguidos, como el de Marta del Castillo, en el que uno de los condenados por su muerte, Miguel Carcaño, recibía en prisión cartas de amor. Pero, ¿por qué personas que han cometido un crimen pueden llegar a generar este interés, incluso sexual? Tiene un nombre: hibristofilia. 

“Se trata de una parafilia, es decir, una atracción hacia algo que se desvía de lo social o culturalmente deseable, y ese algo se convierte en un estímulo necesario para la excitación sexual”, explica Raúl Padilla, psicoterapeuta y sexólogo, quien detalla que, la hibristofilia se conoce popularmente como el síndrome de Bonnie y Clyde, una legendaria pareja de delincuentes de Estados Unidos “en la que no sólo hay una atracción y excitación de Clyde por el violento Bonnie, sino que se suma a él y se convierte en su cómplice en una serie de atracos y crímenes”. Eso sí, el experto aclara que la hibristofilia activa no es lo más habitual, sino la pasiva: “Se da soporte y se convierte a la persona criminal en objeto de deseo y excitación, pero sin llegar a la involucración en sus crímenes. Se vive la relación desde la posibilidad de redención hasta la voluntad de curar a su niño herido, pasando por la búsqueda de notoriedad al ser un sujeto mediático que poder usar con este fin”. 

Siguiendo con qué sentimientos o sensaciones experimentan las personas con hibristofilia, Victoria Sánchez, psicóloga del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid (COP), apunta que, por una parte, puede existir una especie de adicción al riesgo con el aumento de adrenalina que supone, así como curiosidad por comprender las mente de alguien que ha cometido un crimen. “En otros casos, pueden sentir compasión, activando un rol de ‘salvador’ o de querer ayudar a cambiar a la persona”, afirma, y añade que también admiran el poder o la actuación de impulsos de agresividad, con la sensación de estar protegidos. En muchas ocasiones, continúa la especialista, “lo que hay de fondo es inseguridad, relacionada con experiencias vitales traumáticas violentas”. 

Padilla comenta que cuando los individuos con esta parafilia encuentran su objeto de deseo se quedan muy apegados a él. Como algo parecido al enamoramiento, de repente sienten que todo tiene sentido. “Esto se explica porque la aparición de este criminal en sus vidas podría llenar a la perfección un vacío que existía previamente en su dimensión emocional. Así, dependiendo de la naturaleza de este vacío la sensación podría incluir desde la identificación con él, hasta la necesidad de justificar sus actos, todo teñido de un componente sexual muy potente”, resalta el psicoterapeuta, quien informa de que el sistema nervioso responsable de la reacción de lucha/huida, que se activa en situaciones de miedo o ansiedad, es el mismo que se activa en la fase de deseo sexual. La diferencia radica en la etiqueta que pone el cerebro a esas sensaciones: “Fisiológicamente, no hay grandes distinciones entre las sensaciones de miedo en el estómago y de las mariposas del enamoramiento, sólo la interpretación que de esa sensación hace el cerebro”.

El sexólogo destaca que este trastorno es mucho más común en mujeres, pero no exclusivo de ellas. Para demostrarlo, pone de ejemplo el caso de Rosa Peral (ella y su amante fueron condenados por asesinar a la pareja de ella), que “evidencia que la erótica del criminal no es única del varón, ni a nivel agresivo ni pasivo”. Sobre que haya una abrumadora mayoría de mujeres con esta parafilia, Padilla explica que es consecuencia de los roles de género que aún perviven en la sociedad, “en la que la mujer mira con admiración al hombre poderoso y agresivo, capaz de someter a los demás de forma violenta y que asocia estas características a la de una virilidad más acusada”. 

Qué riesgos corre la persona con hibristofilia y cómo se puede tratar

El mayor riesgo de esta parafilia es el de “caer en las garras de alguien con personalidad psicopática o narcisista que llegue a manipular tanto la mente de la persona que la lleve a cometer atrocidades con las que nunca hubiera soñado”, advierte Padilla. Además, “existe la fantasía de que ‘lo que ha hecho antes, no lo hará conmigo’, pero es eso, una fantasía que puede convertirse en una cruenta realidad”, agrega.

Respecto al tratamiento, Sánchez subraya que el primer paso es que la persona con hibristofilia reconozca que tiene un problema. “Esto se asociará a un grado de motivación mayor respecto a la participación en un proceso psicoterapéutico”, expresa. En este sentido, sería importante hacer una valoración para comprender cómo ha sido la historia de esa persona, incluyendo la familiar, social o parejas… 

Según la experta, “teniendo esto, el psicólogo puede hacer una formulación del caso y una propuesta de intervención que incluya objetivos concretos y medios para trabajarlos. En algunos casos, por ejemplo, será relevante trabajar la impulsividad; y en otros, la autoestima”. En definitiva, el objetivo es que puedan tener relaciones sanas y satisfactorias, creando vínculos de apego seguro.

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