Los cinco sentidos del recién nacido - Criar con Sentido Común

Los 5 sentidos del recién nacido: Así percibe el mundo tu bebé

El recién nacido nace con todos sus sentidos desarrollados, aunque unos más que otros

Artículo publicado el 1 May 2022 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 13 abril, 2024

Una de las cosas más maravillosas en la vida es el primer momento vivido con el bebé, ya fuera de ti. Sentirlo sobre el pecho, caliente aún; ver su carita por primera vez, acariciarle la espalda, hablarle y decirle “hola, amor mío, soy mamá” o sorprenderte cuando ves cómo empieza a moverse lentamente buscando el pezón para agarrarse a él… Amarlo, por fin, con los cinco sentidos. Pero, ¿qué sentirá él? ¿Nos ve?, ¿nos oye?, ¿nos huele? Y sí, la respuesta es sí. A continuación te explicamos cómo funcionan los cinco sentidos del recién nacido.

Conociendo el mundo: cómo funcionan los cinco sentidos del recién nacido

El ser humano comienza a desarrollar sus sentidos en el mismo vientre de la madre. Alrededor de la semana 12 de gestación todos los sentidos se encuentran trabajando en pleno desarrollo, unos más avanzados que otros, como el tacto, el primero en recibir estímulos (aunque de una forma muy primaria). Será a partir del cuarto mes de embarazo, aproximadamente, cuando empiece a estar listo para responder a ciertos estímulos, dentro y fuera.

 

 

En la comodidad del líquido amniótico el bebé podrá distinguir niveles de luz al final de la gestación, oír voces y sonidos, notar la textura del útero o notar el sabor y el olor de lo que le rodea. Los cinco sentidos son fundamentales para el recién nacido. Algunos estarán más desarrollados; como el olfato, el oído o el principal, el tacto.

Otros se irán completando en las siguientes semanas y meses. Pero todos son básicos porque gracias a ellos comienza su relación con las personas y el mundo que le rodea. Y es necesario estimularle para que se complete ese proceso tan importante. Veámoslos uno por uno.

La vista

Los bebés ven cuando nacen, aunque la mayor parte del tiempo estén con los ojos cerrados. Físicamente están preparados para ver, pero el cerebro aún no procesa de forma correcta las imágenes, así que mucho de lo que ven será borroso. Eso sí, distinguen la luz y la sombra con claridad y enfocan a unos 20-30 centímetros.

 

 

No por casualidad: es la distancia a la que está el rostro de su madre o su padre cuando los cogen en brazos. A lo largo del primer mes, irán descubriendo cómo enfocar ambos ojos y algunos seguirán objetos que se mueven. Como digo, la vista no está completamente desarrollada en el recién nacido pero a medida que se van desarrollando, también lo harán sus ojos. ¡Y les encantan los rostros humanos! Nacen programados para ello. De hecho prefieren caras sonrientes. 

Los bebes necesitan que les miren. Un bebé puede quedarse mirando a los ojos de sus progenitores mucho tiempo, es una forma de conocerse, apegarse y es fundamental para su desarrollo mental. Un bebe mira hacia los ojos que le miran.

¿Y ven colores? No está muy claro. Probablemente el mundo se les representa en blanco y negro, con una escala de grises; les llama más la atención los contrastes entre claro-oscuro y parece que prefieren los objetos redondos (curiosamente, objetos como los ojos o el pezón); aunque sí parece claro que pueden distinguir colores brillantes como el rojo, y reconocen el verde a partir de los dos meses. No obstante, no será hasta los seis meses cuando empiecen a reconocer más gamas de colores y ver más lejos.

El olfato

Es el sentido más desarrollado del recién nacido, por una cuestión de supervivencia. Al no ver muy bien cuando nace, reconoce a su madre por el olor. La nariz comienza a formarse en el feto a partir de la séptima semana de gestación. Poco después surgen las fosas nasales.

 

 

A partir de entonces comienza a utilizar este sentido, dentro del vientre materno. Cuando nazca, su olfato será muy sensible y podrá reconocer fácilmente a su madre. Primero, por el olor del líquido amniótico (los bebes son recibidos, o deberían serlo, en el pecho desnudo de su madre, dejando un claro camino de olor familiar al impregnarlo de líquido amniótico).

En poco tiempo, el pequeño también será capaz de reconocer claramente cómo huele la leche de su madre. Puedes hacer la prueba: ofrécele dos paños, uno con tu olor y otro con el de otra persona. ¡Seguro que el bebé prefiere el que huele a ti!

El olfato es tan poderoso en ellos que les lleva a ser capaces de reptar hacia el pecho de su madre justo después de nacer buscando alimento. Es el movimiento del arrastre del pecho. Y lo hacen por puro instinto. El olor de la leche materna del calostro, de hecho, les recuerda al líquido amniótico.

Es tan importante que reconozca tu olor, que lo mejor es que evites perfumes y colonias diferentes a lo que usabas durante el embarazo. Los bebés son capaces de oler antes de nacer, puesto que las partículas de olor se disuelven el líquido amniótico y lo reciben sus fosas nasales dentro del líquido.

El oído

Los bebés nacen con el sentido del oído totalmente formado. De hecho, en la semana 20 de embarazo su oído interno ya estará a pleno funcionamiento. Es una capacidad muy importante porque les permitirá desarrollar el lenguaje y, además, estimula su cerebro.

 

 

En general, a los recién nacidos les llamará la atención cualquier voz humana frente a cualquier otro sonido, inclusive música armoniosa. La voz de la madre ya la conoce, es el único sonido externo que realmente sabe cómo es, puesto que se ha trasmitido a través de los líquidos y tejidos de mamá durante el embarazo.

De hecho, si ponemos una mujer desconocida gesticulando como si hablase y de fondo la voz de su madre, el bebé mostrará señales de irritación, y al contrario también. Asimismo, sabemos que son capaces de recordar cuentos o canciones que su mamá entonó durante la gestación. Los sonidos externos le llegan atenuados, pero hay investigaciones que sugieren que reciben más de lo que creemos.

Pero será la voz de su mamá con la que antes se familiarizarán y la que más les atraiga. También es cuestión de supervivencia. ¡Girará su cabeza para buscarte por toda la habitación solamente con escucharte! 

Al recién nacido no le suelen gustar los sonidos fuertes y menos los estridentes y repentinos. Tampoco le agradan los sonidos muy agudos pero disfrutará de los suaves, rítmicos y repetitivos. ¡Las canciones de cuna son así por esta razón!

El tacto

Todos los sentidos son importantes pero el tacto es quizás el que más para un recién nacido. Recordemos que la piel es uno de los primeros órganos que se desarrollan intraútero y viene directamente de la capa nerviosa del desarrollo embrionario.

Se dice que es lo primero en desarrollarse porque es primordial para la supervivencia. Un recién nacido debe ser tocado, abrazado, acariciado y cogido. Si no percibe ese contacto se siente desprotegido y solo, aunque esté a tu lado en una cunita. Disfruta con el contacto piel con piel. 

Tocarle el pecho, por ejemplo, relaja su respiración y se siente reconfortado; tanto, que lo más normal es que se duerma plácidamente sobre ti. Y tocarlo beneficiará también su autoestima. Es, además, el sentido que ayuda a crear el vínculo entre madre e hijo.

 

 

Su forma de comunicarse durante las primeras semanas será con el tacto. De hecho, hay varios reflejos que funcionan a través de él (reflejos que irán desapareciendo): una caricia en la mejilla activará el reflejo de búsqueda; el de succión, que aparece si le acercas un dedo a la boca; o el de la presión palmar, que aparece si colocas un dedo en su manita y que lo agarrará con tanta fuerza que podrías incluso levantarlo (eso lo hacen todos los primates, por supervivencia, se agarran al pelo de su madre. Nosotros nacemos algo más inmaduros así que un buen porteo es de ayuda).

Los bebés sienten estímulos como el frío, el calor, la humedad. Además, con sus manitas y sus pies exploran el mundo y con ellos estarán encantados de tocar y jugar con distintas texturas (ojo, porque la piel del bebé es muy delicada y hay que tener cuidado con que no se le irrite). Los masajes son también un buena forma de relacionarse.

El gusto

Es el menos desarrollado de los cinco sentidos aunque, como el resto, empieza a desarrollarse dentro del útero. La boca y la lengua se forman en la semana novena del embarazo. También antes de nacer desarrollará las papilas gustativas, que serán muy sensibles en el momento de nacer.

 

 

A partir del primer mes, los bebés ya sabrán distinguir entre sabores dulces y amargos. No obstante, con la lactancia materna exclusiva solo conocerá el primer sabor, porque la leche materna es dulzona (aunque tiene matices de los sabores de lo que come su mamá). Gracias al olfato y al gusto, un bebé es capaz de reconocer cuál es la leche de su madre.

La importancia de estimular los cinco sentidos del recién nacido

Los recién nacidos nacen, salvo excepciones, con todos los sentidos. Sin embargo, es importante ayudarles en el desarrollo sensorial. ¿Cómo? Pues con caricias y masajes, hablando y gesticulando mucho con ellos, cantándoles, hablándoles con dulzura y usando palabras cortas y sencillas, jugando con objetos infantiles de colores vivos y con espejos, o dejando que huelan alimentos, como la fruta. Pero, sin duda: el contacto con mamá, papá (y si tiene hermanos, también con ellos y ellas) es el mejor estímulo.

 

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Es muy importante atender a todas las reacciones del bebé. Si durante el desarrollo de los cinco sentidos del recién nacido y tras realizar ejercicios de estimulación, ves que algo falla; no dudes en consultar al pediatra.

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2 comentarios en "Los 5 sentidos del recién nacido: Así percibe el mundo tu bebé"

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