César Augusto

Resumen de la vida de César Augusto

  • Nombre de nacimiento: Gaius Octavius (Cayo Octavio).
  • Otros nombres: Cayo Octavio Turino, Cayo Julio César, Cayo Octavio Julio César Octaviano, Cayo Octavio Julio César Augusto, Emperador César Augusto.
  • Nacimiento: 23 de septiembre de 63 a. C. , Velletri, Italia, República romana (antigua Roma).
  • Fallecimiento: 19 de agosto de 14 d. C., Nola, Italia, Imperio romano (a los 75 años de edad, presuntamente por causas naturales).
  • Sepultura: Mausoleo de Augusto.
  • Padre: Gaius Octavius IV.
  • Padre adoptivo: Julio César.
  • Madre: Atia Balba Caesonia.
  • Dinastía: Julio-Claudia.
  • Reinado como emperador de Roma: 16 de enero de 27 a. C.-19 de agosto de 14 d. C.
  • Consortes: Claudia (¿?-40 a. C.) / Escribonia (40 a. C.-38 a. C.) / Livia Drusila (38 a. C.-14 d. C.).
  • Hijos: Julia la Mayor / Cayo César (adoptivo) / Lucio César (adoptivo) / Tiberio (adoptivo).

¿Dónde y cuándo nació César Augusto?

Cayo Octavio (GaiusOctavius), también conocido por su nombre imperial César Augusto, nació el 23 de septiembre del año 63 a. C. en la localidad de Velletri, muy cerca de la actual ciudad italiana de Roma.

¿Dónde y cuándo murió César Augusto?

El 19 de agosto del año 14 d. C., César Augusto, el primer emperador romano, moriría mientras visitaba el lugar de la muerte de su padre.

En aquel sitio se encontraban su esposa, Livia Drusila, también conocida como Julia Augusta, y su hijo adoptivo, Tiberio, quien se convertiría en el sucesor de César Augusto como emperador de Roma.

Biografía de César Augusto

Primeros años: la ascendencia de César Augusto

Cayo Octavio nació el 23 de septiembre del año 63 a. C., en la localidad de Velletri, cerca de Roma. Este descendía de una rama de la familia Octavia que se había destacado particularmente por sus valiosas contribuciones militares a la República romana.

De hecho, su padre, Cayo Octavio IV, estuvo a punto de alcanzar el título de cónsul, y lo hubiese logrado de no haber sido por su prematura muerte en el año 59 a. C. Al momento de su deceso, su hijo, el futuro Princeps de Roma, tendría apenas unos cuatro años de edad.

Cayo Octavio era el hijo menor del segundo matrimonio de su padre, Cayo Octavio IV, con Acia, hija de Acio y de Julia, la hermana del mítico Julio César.

Asimismo, también estaba emparentado con Pompeyo el Grande, por lo que, desde un principio, el joven Cayo Octavio estuvo vinculado a grandes personalidades de la historia de Roma.

El viaje a Hispania: la campaña de Julio César contra los hijos de Pompeyo

Durante la campaña de Julio César en Hispania contra los hijos de Pompeyo el Grande, Octavio siguió al dictador hasta esa provincia pese a los riesgos que suponía el viaje, demostrándole así su valía a su tío abuelo desde temprana edad. Posteriormente, Julio César le recompensaría enviándole a estudiar a la ciudad de Apolonia.

Busto de Julio César
Busto de Julio César, obra de Andrea di Pietro di Marco Ferrucci (años 15121514). Imagen de Flickr.

Cuando tenía diecinueve años de edad, Cayo Octavio fue adoptado por Julio César, quien le nombró heredero de sus bienes en el año 44 a. C. De esta manera, cuando este fue asesinado en el Senado de Roma, Cayo Octavio adoptó el nombre de su padre adoptivo, siendo ahora conocido bajo el nombre de Cayo Julio César Octaviano.

La vida de Octaviano tras la muerte de Julio César

Siendo hijo adoptivo y heredero de Julio César, Octavio puso en marcha un plan para hacer valer su herencia y disputar el control del partido cesariano a Marco Antonio. Para ello, se acercó al partido de los optimates e hizo una entente con Cicerón.

El Senado le ordenó entonces la creación de un ejército que apoyara a las tropas consulares de Hercio y Pansa, que marchaban a combatir a Antonio en la guerra civil, y así lo hizo.

En la batalla de Mutina, librada el 21 de abril del año 43 a. C., Marco Antonio caería derrotado ante la coalición formada por Hercio, Pansa y Octaviano. Pero, dado que Octaviano fue el único sobreviviente de los comandantes vencedores, este no dudo en atribuirse la victoria.

El Triunvirato de Octaviano, Antonio y Lépido

Marco Antonio, quien había conseguido escapar con vida de la batalla de Mutina, comenzó a recibir un apoyo masivo por parte de los cesarianos. Ante ello, Octaviano decidió cambiar de bando y abandonar la causa optimate con la excusa de que el trato que le habían dado no era de recibo.                   |

Así pues, Octaviano marchó sobre Roma y, mediante la fuerza de las armas, impuso la Lex Pedia en el año 43 a. C. Según esta ley, se declaraba a Casio y a Bruto, uno de los tantos asesinos de César, enemigos del Estado.

Ese mismo año se emitió la Lex Tizia, mediante la cual se daba validez legal al triunvirato formado por Octaviano, Antonio y Lépido. Estos recibirían el control del Occidente romano y los cesaricidas el control del Oriente romano.

Después de que la ley les concediera a los triunviros la capacidad legal de nombrar los candidatos a las magistraturas y convocar los comicios durante cinco años, estos procedieron a dividirse las diferentes provincias entre ellos:

  • Antonio: recibió la Galia Cisalpina y Comata.
  • Lépido: obtuvo la Galia Narbonense y las Hispanias Ulterior y Citerior.
  • Octaviano: se hizo con África y las islas de Sicilia, Córcega y Cerdeña.

Las batallas de Filipos: Octaviano y Antonio versus Casio y Bruto

Bruto y sus acompañantes tras la batalla de Filipos
Bruto y sus acompañantes tras la batalla de Filipos (principios del siglo XX).

En el año 42 a. C., la dupla formada por Octaviano y Antonio se enfrentaron a la dupla de Casio y Bruto en las dos batallas de Filipos. Los triunviros se impondrían victoriosos, acabando, finalmente, con la vida de los asesinos de César.

Tras la derrota de Casio y Bruto, tendría lugar un nuevo reparto de las provincias:

  • Octaviano: quedaría a cargo de Roma y de los territorios occidentales.
  • Lépido: se haría con el control de África.
  • Antonio: pasaría a ocuparse de Oriente y de sus reinos clientelares, dentro de los que destacó el antiguo Egipto de la reina Cleopatra.

A partir de entonces, la principal disputa política en Roma corrió cargo de los triunviros Octaviano y Marco Antonio. Por su parte, Lépido quedo relegado a un segundo plano.

La guerra de Perusia: Octaviano y Antonio se enemistan

Al año siguiente tuvo lugar la guerra de Perusia, donde se enfrentaron Lucio Antonio, el hermano de Marco Antonio, y Octaviano. Dicha contienda se desataría como consecuencia del deseo de Lucio Antonio y de su esposa Fulvia de gobernar Roma en solitario.

En este primer gran conflicto, Octaviano se alzaría con la victoria, lo que le haría merecedor del odio de Marco Antonio, quien se convertiría en su nuevo rival.

En el año 40 a. C. tendría lugar un nuevo reparto de tierras, el cual sería confirmado a través del Tratado de Brindisium. A pesar de ello, Octaviano era consciente de la debilidad de su relación diplomática con Marco Antonio.

Por tal motivo, decidió que su hermana, Octavia la Menor, se casara con su más acérrimo rival, Marco Antonio.

Virgilio lee la Eneida a Livia, Octavia y Augusto
Virgilio lee la Eneida a Livia, Octavia y Augusto, pintura al óleo de Jean-Auguste-Dominique Ingres (año 1812).

Además, Octaviano tomó como esposa a Livia Drusila, una mujer que, aparte de haber estado casada y de tener un hijo (Tiberio, el que sería el sucesor de Octaviano como Princeps de Roma), se encontraba embarazada en ese momento.

La renovación del Triunvirato: Octaviano y Antonio liman asperezas

En el año 37 a. C., el triunvirato fue renovado por otros cinco años en la ciudad de Tarento. Allí ambos adversarios, Octaviano y Antonio, se comprometieron a prestarse apoyo mutuo en los diferentes frentes abiertos.

Marco Antonio aportaría naves para combatir a la flota de Sexto Pompeyo en el Mediterráneo, mientras que Octaviano proporcionaría hasta 20.000 legionarios para la campaña de venganza contra Partia por la derrota que sufrió Craso en 53 a. C.

Así pues, gracias a la ayuda de la flota de Marco Antonio y a la loable gestión militar de su general, Agripa, Octaviano logró imponerse ante Sexto Pompeyo en el año 36 a. C.

Por su parte, Lépido, que también había participado en la campaña, quiso anexionar Sicilia a sus dominios. No obstante, Octaviano se hizo con sus territorios y con su ejército luego de desacreditarlo públicamente delante de sus propios soldados.

La batalla de Accio: Octaviano derrota a Marco Antonio y Cleopatra

Una vez terminadas las campañas de Partia y Armenia, Marco Antonio celebró su triunfo en Alejandría. Estando allí, Marco Antonio aprovechó la oportunidad para hacer público su plan conjunto con Cleopatra, el cual sería conocido como las Donaciones de Alejandría.

Encuentro de Cleopatra y Marco Antonio
Encuentro de Marco Antonio y Cleopatra, óleo sobre tabla de Sir Lawrence Alma (año 1885).

Según dicho plan, se entregaban territorios de Roma, e incluso reinos por conquistar, a los hijos de Marco Antonio y Cleopatra. Asimismo, se reconocía como legítimo heredero de César a Cesarión, el hijo de Julio César y Cleopatra. Tras esto último, la posición de Octaviano como heredero quedó pendiendo de un hilo.

Como respuesta al plan de Marco Antonio y Cleopatra, Octaviano ordenó leer en público el testamento de Marco Antonio, donde este pedía que se le enterrase en Alejandría.

De esta manera, Octaviano expuso ante los romanos las intenciones de Marco Antonio de trasladar la capital de la República desde Roma a la ciudad egipcia.

A partir de ese momento, Octaviano pondría en marcha una gigantesca campaña propagandística en la que declaraba la guerra a Cleopatra, pero no a Marco Antonio. Esto último con la finalidad de vender a los generales, y a los romanos en general, la idea de que la inminente contienda no era una guerra civil más, sino la conquista de un nuevo reino.

El encuentro definitivo entre Octaviano y la dupla formada por Marco Antonio y Cleopatra tuvo lugar en Accio, Grecia, en el año 31 a. C. En aquella batalla legendaria, la flota de Octaviano, que lideraba el general Agripa, se impuso victoriosa ante la flota de Marco Antonio y de Cleopatra, quienes, tras ser derrotados en la batalla de Accio, huyeron a Egipto.

Un año más tarde, Marco Antonio y Cleopatra se suicidaron, dejando Egipto a merced de Octaviano, quien incorporó dicho territorio ese mismo año (30 a. C.).

Cayo Octavio Julio César Augusto, Princeps Senatus

Tras imponerse victorioso en la batalla de Accio, Octaviano fue acaparando sutilmente nuevos poderes para así afianzar su posición política y su nuevo régimen.

Como consecuencia de ello, en el 28 a. C., Octaviano recibió del Senado el título de Princeps Senatus (el primero de los senadores), y, un año más tarde, se le concedió el permiso de usar el apellido Augusto, pasando a llamarse Cayo Octavio Julio César Augusto.

En el año 27 a. C., Octaviano, ahora César Augusto, devolvió todos sus poderes especiales al Senado y al pueblo romano; sin embargo, decidió conservar el consulado hasta el año 23 a. C.

Durante ese lapso de tiempo, Augusto recibió del Senado un amplio poder provincial sobre aquellos territorios donde la presencia militar era más importante, perfilándose así el nuevo sistema territorial de las provincias imperiales (las gobernadas por Augusto) y las senatoriales.

Tras el fin de su consulado en el año 23 a. C., César Augusto gobernó Roma a través de tres poderes:

  • Poder tribunicio perpetuo: el cual le permitía convocar comicios y promover leyes, así como hacerlo legalmente intocable.
  • Poder proconsular: le daba mando civil y militar sobre las provincias imperiales.
  • Pontífice Máximo: este cargo lo recibió en el año 12 a. C., tras la muerte de Lépido. Estos tres poderes le permitieron realizar importantes reformas militares, civiles y religiosas que revitalizaron el sistema político romano.

Antes y después del Principado: las reformas de Augusto

Las reformas administrativas relacionadas al aparato militar de Roma

En el inicio del Principado, Roma contaba con un total de 27 legiones, 9 cohortes pretorianas, dos flotas de guerra, las cohortes de vigiles y las de urbanos. El sueldo anual de un legionario era de 285 denarios anuales y el de los pretorianos, cuando menos, triplicaba la cifra de dicho salario.

Augusto de Prima Porta
Augusto de Prima Porta (siglo I d. C.).

Naturalmente, sostener el aparato militar de Roma conllevaba un gasto enorme. A sabiendas de ello, Augusto creó, en el año 6 d. C., el erario militar, una renta fija y perpetua mediante la cual se financiaron las pensiones de los veteranos del ejército romano imperial.​​

Inicialmente, el erario se financió con una inyección de fondos del propio Augusto, quien donó 170.000 sestercios al mismo, así como a través de los impuestos.

Sin embargo, mucho antes de que tuviese lugar la creación del erario militar, Augusto había rebajado el gasto público al disminuir drásticamente el número de senadores de mil a seiscientos en 18 a. C.

El nuevo aparato burocrático romano

Augusto motivó la creación de un nuevo aparato burocrático romano. De esta manera, la burocracia, que antaño había sido gestionada por los publicani, pasaría a ser gestionada por miembros de la orden ecuestre.

Esto último no solo asestó un duro golpe al poder de los senadores romanos, sino que, además, trajo consigo el desarrollo de una nueva carrera académica, la cual los ciudadanos de la orden ecuestre debían llevar a cabo para poder servir en la administración romana.

Las reformas religiosas de Augusto

En el ámbito religioso, Augusto propició la reanimación de los cultos antiguos de Roma, los cuales habían caído en desuso. No obstante, también motivó la entrada de otras religiones o cultos al Imperio romano, como, por ejemplo, la adoración del dios del panteón griego Apolo.

Las políticas internas y externas de Augusto

Las distintas reformas políticas, militares y religiosas llevadas a cabo por Augusto serían reforzadas mediante políticas en favor de la plebe, ya fuese en forma de repartos de trigo, juegos, fiestas o bien la contratación de mano de obra ciudadana en vez de esclava, así como también el reasentamiento de los veteranos como colonos.

Augusto de via Labicana
Augusto de via Labicana (alrededor del año 10 a. C.).

Precisamente, la antes mencionada mano de obra ciudadana sería contratada para cumplir el proyecto de fundación de nuevas ciudades y el embellecimiento de las ya existentes, siendo una estas la mismísima Roma.

En términos de política exterior, la Pax Romana favoreció las nuevas campañas de conquista de Augusto. El Princeps se haría con el control de Egipto, de los Alpes occidentales, centrales y Orientales, de Iliria, Panonia, Renania y Galacia. Asimismo, lograría que Tracia, Capadocia y Armenia se convirtiesen en reinos clientelares del Imperio romano.

No todas las campañas militares de Augusto concluyeron en victoria para el emperador. En el año 9 d. C., el Princeps sufriría una estrepitosa derrota en Germania. Esta derrota pasaría a la posteridad como el desastre de Teutoburgo.

La oposición a las reformas de Augusto

Pese al éxito de las reformas de Augusto, el emperador tuvo que lidiar con una fuerte oposición a sus políticas durante todo su gobierno.

De hecho, en 31 a. C. el partido de los optimates intentarían asesinar a Augusto y, cuatro años después, este último descubriría que tanto cesarianos como antonianos conspiraban en su contra.

Augusto, quien, ante todo, era un hombre precavido, decidió crear la guardia pretoriana en 27 a. C. para así evitar correr con el mismo destino que su padre adoptivo.

La cuestión dinástica y sucesoria: la muerte de Augusto

Más allá de todos los retos que supone ser el máximo líder del imperio más poderoso de la época, el mayor desafío que tuvo que enfrentar Augusto fue, sin duda alguna, legitimar a su sucesor sin que esto hiciera recordar a la antigua monarquía romana.

Si bien existían muchas maneras de hacerlo, Augusto manejó, principalmente, tres opciones: la sucesión por lazos de sangre, la sucesión dinástica y la sucesión meritocrática.

Finalmente, luego de las muertes sucesivas de Lucio y Cayo en 2 d. C. y 4 d. C., ambos hijos adoptivos de Augusto, su hijastro Tiberio quedó como el único candidato a sucederle.

De esta manera, cuando el Princeps murió el 19 de agosto del 14 d. C., Tiberio le sucedió como emperador de Roma, cumpliéndose así la voluntad de Augusto.

Referencias:

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