Cómo fueron los últimos momentos de la familia Romanov, de la que habla 'The Crown'

Si ya terminaste de ver la quinta temporada de The Crown o por lo menos llegaste al capítulo titulado 'La casa Ipatiev', entonces ya conoces uno de los episodios más tristes que ha vivido la Familia Real Británica. Hace un siglo fueron brutalmente privados de la vida el zar Nicolás II de Rusia, su esposa Alexandra y sus cinco hijos, de nombres Olga, Tatiana, Maria, Anastasia y Alexei. 

La ejecución de la Familia Imperial Rusa es un tema del que todavía se habla entre los historiadores y el tema claro que ha sido retomado también por la serie de Netflix sobre la realeza británica, The Crown, para incluirlo en su nueva temporada. En esta hay todo un episodio centrado en los Romanov y su tragedia, así como su relación con la Familia Real de Isabel II. 

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Pero además de esta interpretación para la televisión, que está cargada con mucho más drama y ficción, hay un nuevo libro que detalla cómo fueron las últimas horas con vida de la familia Romanov, durante las que estuvieron en cautiverio. Este documento se titula 'La carrera para salvar a los Romanov', y fue escrito por Helen Rappaport.

Según esta publicación, toda la tragedia comenzó el martes, 16 de julio, en Ekaterimburgo, un día que empezó como cualquier otro en la Casa Ipatiev, con momentos de diversión en el jardín, comidas refinadas, lectura y juegos de cartas que acostumbraban los Romanov. Ya habían pasado por tres meses del encierro que les habían impuesto los bolcheviques.

Como ya no tenían contacto con el exterior, lo más importante para la última familia imperial rusa era que estaban juntos y se habían entregado totalmente a la fe y la confianza en Dios. Pero no se imaginaban lo que se estaba planeando a sus espaldas: aproximadamente a la 1 de la mañana del 17 de julio de 1918, los Romanov fueron despertados por sus captores y les dijeron que debían vestirse y recoger sus pertenencias para una partida nocturna.

Mientras tanto, Yurovsky había estado planeando el asesinato de la familia, aunque con una sorprendente falta de eficiencia para un bolchevique tan despiadado. Eligió el sitio en el bosque en las afueras de Ekaterimburgo donde se iban a disponer de los cuerpos, pero no comprobó qué tan viable era realmente como lugar de ocultamiento.

Se decidió que los Romanov serían aniquilados allí, en la casa, en la habitación del sótano, donde cualquier ruido de disparos pudiera ser amortiguado. En la noche del 16 de julio, Yurovsky distribuyó las armas que se utilizaría, una para cada guardia y un tirador por cada una de las once víctimas previstas: los Romanov y sus cuatro leales servidores; el Dr. Evgeniy Botkin, la camarera, Anna Demidova, el ayuda de cámara, Alexey Trupp y el cocinero Ivan Kharitonov.

Los últimos meses de vida de la familia Romanov, los disfrutaron a su modo

Desde que los llevaron a una mansión fortificada aquí, habían llegado a apreciar los placeres más pequeños y simples de la vida, como el sol brillando; Alexei se estaba recuperando de su reciente ataque de enfermedad y a las monjas se les había permitido llevarle huevos; además se les había concedido el lujo de un baño ocasional. 

Son pocos detalles mundanos y pasajeros del diario de Tsaritsa que han sido revelados de la familia durante sus últimos días y horas. Sin embargo, a pesar de su brevedad, dan una imagen clara e inquebrantable del estado de calma y casi de aceptación piadosa de los parientes de Isabel II del Reino Unido en aquel momento.

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Aunque no hay forma de ver el verdadero funcionamiento de sus corazones y mentes, por supuesto, pero se saben algunas cosas como sus convicciones, incertidumbres y enfermedades. Por ejemplo, Alexandra en particular ya se había entregado resueltamente a Dios y tenía un dolor casi constante en varias partes del cuerpo, que fueron aliviados de la manera más cruel.