“NAM WIDIKINDI DUCIS SAXONIE ORIGINEM TRAXIT A STIRPE”: LA CONSTRUCCIÓN
IDENTITARIA DE LOS OTÓNIDAS MEDIANTE LAS VITAE MATHILDIS
“NAM WIDIKINDI DUCIS SAXONIE ORIGINEM TRAXIT A STIRPE”: OTTONIAN IDENTITY
CONSTRUCTION THROUGH VITAE MATHILDIS
Valentín Davoine Morales
Universidad de la República
valentin.davoine@gmail.com
Fecha de recepción: 27/04/2018
Fecha de aprobación: 07/01/2019
Resumen
Mientras fuentes contemporáneas identifican a Widukindo como un revoltoso caudillo sajón
opuesto al poder franco, dos hagiografías latinas son las primeras obras conocidas en reconsiderar su
figura y representarlo de manera protagónica y positiva: la Vita Mathildis Antiquior (c. 974) y la Vita
Mathildis Posterior (c. 1002). El presente artículo pretende, mediante el análisis de la representación de
Widukindo en las Vitae Mathildis, demostrar cómo estos textos tienden a cambiar el paradigma
interpretativo de este personaje para poder ostentarlo como origen familiar de los otónidas adecuado
para incrementar su prestigio.
Palabras clave
Widukindo - Vita Mathildis Antiquior - Vita Mathildis Posterior - Otónidas - Representación
Abstract
While contemporary sources indentify Widukind as an unruly Saxon chieftain opposed to
Frankish dominion, two Latin hagiographies are the first known texts in reconsidering his image and
represent him in a protagonical, positive way: Vita Mathildis Antiquior (c. 974) and Vita Mathildis
Posterior (c. 1002). This article aims to prove how these works tend to change interpretative paradigm
about this character, in order to hold him as a suitable Ottonian relative origin.
Keywords
Widukind - Vita Mathildis Antiquior - Vita Mathildis Posterior - Ottonian dynasty Representation
Este artículo es fruto del proyecto “Madre, reina y santa: Matilde de Ringelheim”, financiado por el programa
CSIC I+D. La versión española de los pasajes de las Vitae Mathildis citados aquí pertenecen al equipo del
proyecto. El presente trabajo debe mucho a mis compañeras, la profesora Victoria Herrera y Mercedes de la
Cruz, a quienes agradezco por sus valiosos comentarios y, a la primera en particular, por su atenta lectura de
los borradores.
Cuadernos Medievales 26 – Junio 2019 – 19-30
ISSN 2451-6821
Grupo de Investigación y Estudios Medievales
Facultad de Humanidades – UNMdP
República Argentina
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Valentín Davoine Morales
El discurso de la historiografía franca acerca de Widukindo
Los Annales regni Francorum (ARF) consignan, para el año 772, la primera de una larga serie
de campañas que el rey Carlomagno emprendió para la conquista de Sajonia. Esta fuente
relata que:
“Tunc domnus Carolus mitissimus rex sinodum tenuit ad Warmatiam. Et inde perrexit
partibus Saxoniae prima vice, Eresburgum castrum coepit, ad Ermensul usque pervenit et
ipsum fanum destruxit et aurum vel argentum, quod ibi repperit, abstulit. Et fuit siccitas
magna, ita ut aqua deficeret in supradicto loco, ubi Ermensul stabat; et dum voluit ibi duos
aut tres praedictus gloriosus rex stare dies fanum ipsum ad perdestruendum et aquam non
haberent, tunc subito divina largiente gratia media die cuncto exercitu quiescente in quodam
torrente omnibus hominibus ignorantibus aquae effusae sunt largissimae, ita ut cunctus
exercitus sufficienter haberet”1.
(“El muy gracioso señor rey Carlos realizó una asamblea en Worms. Desde Worms, marchó
por primera vez hacia Sajonia. Capturando el castillo de Eresburg, avanzó rápidamente
hacia el Irminsul, destruyó ese ídolo y se llevó el oro y la plata que encontró allí. Sucedió
una sequía tal que no había agua en el lugar donde el Irminsul había estado situado. El
glorioso rey deseaba permanecer allí dos o tres días, a fin de destruir completamente el
templo, pero no tenían agua. Repentinamente, al mediodía, por la gracia de Dios, mientras
el ejército descansaba y nadie sabía qué estaba ocurriendo, una gran cantidad de agua
comenzó a correr en un torrente tal que el ejército entero tuvo suficiente de ella”).
La narración del primer ataque a Sajonia comienza, pues, con dos hechos significativos por sus
repercusiones tanto políticas como religiosas. Por una parte, Carlomagno ordena el derribo
del Irminsul, árbol o columna que remedaba el árbol cósmico del paganismo germánico; por
otra, la aparición milagrosa de agua corriente permite a las tropas francas culminar su tarea
destructiva y proseguir la campaña, con la ostensible sanción divina a la política
cristianizadora de Carlomagno y la guerra en la que esta se enmarca.2 Guerra ardua, que
demandará más de tres décadas de esfuerzos bélicos y administrativos. De manera reiterada,
los sajones se someten formalmente al monarca franco mediante la entrega de rehenes y
juramentos de fidelidad; sin embargo, vuelven a las armas, atacan poblaciones fronterizas, se
enfrentan a los representantes del rey; en definitiva, se rebelan. Las revueltas sajonas se
tornan tan corrientes que la entrada de los ARF relativa al año 784 comienza informando: “et
tunc rebellati sunt iterum Saxones solito more” (“y entonces los sajones se rebelaron, según su
1 ARF 772, Annales regni Francorum inde ab A. 741. usque ad A. 829; qui dicuntur Annales Laurissenses Maiores et
Einhardi, Friedrich KURZE (ed.), MGH, SS rer. Germ., 6, Hannover, 1895, pp. 32-4. Las traducciones son nuestras.
2 Respecto a la persistencia del culto a los árboles entre la población sajona en el Imperio carolingio, vid. Ruth
MAZO KARRAS, “Pagan Survivals and Syncretism in the Conversion of Saxony”, The Catholic Historical Review,
72 (1986), p. 563. Para el probable prototipo del Irminsul en su versión nórdica, vid. la entrada correspondiente
a “Yggdrasil (Ygg's-Steed)” en John LINDOW, Norse Mythology: A Guide to the Gods, Heroes, Rituals, and Beliefs,
Nueva York, Oxford University Press, 2002, pp. 319-22.
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“Nam Widikindi ducis Saxonie originem traxit a stirpe”: la construcción identitaria de
los otónidas mediante las Vitae Mathildis
costumbre”)3. Esta situación obliga a Carlomagno a emprender nuevas expediciones contra
ellos, aunque sin lograr el triunfo definitivo.
La entrada de los ARF correspondiente al año 777 menciona a un líder sajón,
Widukindo, quien no compareció ante una asamblea general convocada por Carlomagno en
Paderborn. De este caudillo, el texto revisado de los Annales afirma que era “unum ex
primoribus Westfalaorum, qui multorum sibi facinorum conscius et ob id regem veritus ad
Sigfridum Danorum regem profugerat” (“un noble westfaliano, quien estaba al tanto de sus
muchos crímenes y por temor al rey había huido con Sigfrido, rey de los daneses”)4. Como
sugiere Bachrach, este pasaje parece indicar que Widukindo habría sido un enemigo
particularmente molesto para el rey; sin embargo, de acuerdo al mismo autor, ninguna fuente
sobreviviente habla de Widukindo con anterioridad al mencionado año 777.5
La incertidumbre sobre su relevancia se acentúa ante la carencia de fuentes
contemporáneas que se refieran a él. Por ejemplo, los Annales Fuldenses, que se basan en los
ARF para el período que nos interesa, son sumamente parcos en lo relativo a Widukindo; solo
lo mencionan en los años 782 y 785, en el último de los cuales, de manera tajante, se declara
finalizada la cuestión sajona: “Widukind Saxo Attiniaci ad fidem Carli venit et baptizatus est, et
Saxonia tota subacta” (“el sajón Widukindo vino a la fe de Carlos en Attigny y fue bautizado, y
toda Sajonia quedó subyugada”)6.
En el mismo sentido y mediando casi dos siglos, el cronista Widukindo de Corvey, en
su Res gestae saxonicae sive annalium libri tres (c. 973), más enfocado en las heroicas raíces
germánicas de su pueblo, trata fugazmente la cristianización de Sajonia, pero omite mencionar
a los actores sajones de aquel proceso.7 Por su parte, Tietmaro de Merseburg ni siquiera toca
el tema en su Chronicon (c. 1018). Sí lo hace Regino de Prüm, en su propio Chronicon (c. 906),
ARF 784, p. 66.
ARF 777, p. 49.
5 Bernard S. BACHRACH, Charlemagne's Early Campaigns (768-777). A Diplomatic and Military Analysis, Leiden
- Boston, Brill, 2013, p. 627.
6 Ann. Fuld. 785, Annales Fuldenses sive Annales regni Francorum orientalis, Friedrich KURZE (editor), MGH, SS
rer. Germ., 7, Hannover, 1891, p. 11.
7 Rerum 1. 15, WIDUKINDO DE CORVEY, Rerum gestarum saxonicarum libri tres, Georg WAITZ y Karl Andreas
KEHR (eds.), MGH, SS rer. Germ., 60, Hannover, 1935 [1904], p. 25. Como nota Sverre Bagge, el autor disocia
el proceso de cristianización respecto del de conquista, pues “he states that Charlemagne converted the Saxon
people to Christianity, without mentioning that he also conquered Saxony”; vid. Sverre BAGGE, Kings, Politics,
and the Right Order of the World in German Historiography c. 950-1150, Leiden - Boston - Köln, Brill, 2002, p. 27
Sobre las ideas acerca de la génesis de los sajones en tiempos de Widukindo de Corvey, vid. Karl LEYSER, “The
German Aristocracy from the Ninth to the Early Twelfth Century. A Historical and Cultural Sketch”, Past &
Present, 41 (1968), pp. 25-53, p. 29.
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pero siguiendo muy de cerca el texto de los ARF. En consonancia con esto, Widukindo es
calificado como “rebellis” (“rebelde”) y “suadente” (“persuasivo”); ambos atributos tienen
como referente común la figura del diablo, por cuya asociación el líder sajón y sus acciones
resultan peyorativamente marcados.8
En lo que respecta a los ARF, desde 777 en adelante, este líder es asociado con las
sucesivas rebeliones que tienen lugar en Sajonia hasta 785. En esta última fecha, Carlomagno
ejecuta una operación masiva contra los rebeldes y conmina a Widukindo y a Abbi, otro líder
rebelde, a presentarse ante él. Aquí, de nuevo, el texto revisado de los ARF acota que “[c]umque
ipsi facinorum suorum sibi conscii regis se committere dubitarent” (“dado que ambos estaban al
tanto de sus acciones criminales, eran remisos a ponerse en manos del rey”)9. Sin embargo,
continúa el texto de los ARF:
“illos secum deducentes et coniuxerunt se ad Attiniacum villa ad domnum regem Carolum. Et
ibi baptizati sunt supranominati Widochindus et Abbi una cum sociis eorum; et tunc tota
Saxonia subiugata est”.
(“llevaron consigo a Widukindo y Abbi, y se reunieron con el señor rey Carlos en la villa de
Attigny. Allí, Widukindo y Abbi fueron bautizados junto a sus compañeros, y toda Sajonia
fue subyugada”).
A partir de esta fecha, Widukindo desaparece de la historiografía franca, aunque esto no marca
el término de la resistencia sajona, que durará hasta mediados del siglo IX.10
Widukindo en las Vitae Mathildis: consideraciones iniciales
Dos hagiografías alemanas recuperan (en los dos sentidos de retomar y de restaurar) la figura
de Widukindo: se trata de la Vita Mathildis reginae Antiquior (VMA), datada circa 974, y la Vita
Mathildis reginae Posterior (VMP), redactada en torno al año 1002.11 Ambos textos sitúan a
Regino, Chronicon 777-785. REGINO DE PRÜM, Reginonis abbatis Prumiensis Chronicon cum continuatione
Treverensi, Friedrich Kurze (ed.), MGH, SS rer. Germ. 50, Hannover, 1890, pp. 51-5. Acerca de los atributos
diabólicos, vid. Robert BARTLETT, Why Can the Dead Do Such Great Things? Saints and Worshippers from the
Martyrs to the Reformation, Princeton, Princeton University Press, 2013, pp. 383-90.
9 Para esta cita y la siguiente: ARF 785, p. 71. Fuller plantea que la cristianización de Sajonia no logró penetrar
realmente en la sociedad, como lo ejemplifica el que, en época tan tardía como la primera mitad del siglo X, un
clérigo sajón transcribiera los conjuros paganos conocidos como Encantamientos de Merseburg: Susan D.
FULLER, “Pagan Charms in Tenth-Century Saxony? The Function in the Merseburg Charms”, Monatshefte, 72
(1980), pp. 162-70.
10 Mayr-Harting opina que la pérdida de prestigio experimentada por Widukindo al convertirse al cristianismo,
con Carlomagno oficiando de padrino, explica su desaparición de la historia posterior: Henry MAYRHARTING, “Charlemagne, the Saxons, and the Imperial Coronation of 800”, The English Historical Review, 111
(1996), pp. 1113-1133, pp. 1126-7.
11 Sean GISLDORF, Queenship and Sanctity. The Lives of Mathilda and the Epitaph of Adelheid, Washington, The
Catholic University of America Press, 2004, p. 15.
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Widukindo entre los antepasados de santa Matilde de Ringelheim (890-968), que, por su
matrimonio con Enrique el Pajarero, fue duquesa de Sajonia y reina de los francos orientales.
Antes de avanzar en el análisis de la caracterización de Widukindo en ambos textos,
veamos el pasaje de la VMA protagonizado por el líder sajón. Las diferencias entre este
fragmento y el respectivo en la otra vita no son considerables, dado que, en muchos aspectos,
la VMP es una reelaboración de su antecesora, y este pasaje es un claro ejemplo de ello:
“Nam Widikindi ducis Saxonie originem traxit a stirpe, qui quondam demonum captus errore,
praedicatorum pro inopia idola adorans christianos constanter persequebatur. Illo autem
tempore Karolus Magnus arcem tenens inperii vir christianissimus, armis strenuus, lege
eruditus totusque in fide catholicus et erga dei cultores benivolus ac devotus contra eundem
Widikindum bella cum exercitu iniit defendende causa fidei, ut semper contra paganos
solebat. Cumque simul convenissent, utrisque placuit principibus, ut ipsi singuli invicem
dimicaturi consurgerent et, cui sors victoriam contulisset, ipsi totus exercitus sine dubio
pareret. Quibus congressis ac diu multumque concertantibus tandem dominus lacrimis
pulsatus chritianorum fideli suo bellatori de hoste concessit triumphum, ut fides meruit.
“Tunc tanta mentis mutatio Widikindi invasit pertinaciam, ut se voluntarius cum familia sua
omnique paganorum exercitu tam potestati regis quam fidei submitteret catholice, quem
inperator benigne suscipiens baptizari fecit a sancto Bonifacio episcopo ipse eum levans de
sacro fonte. Ille vero relicto errore credulus ad agnitionem veritatis penitendo sponte pervenit
et sicut prius persecutor destructorque pertinax fuit ecclesie, deinde chritianissimus
ecclesiarum et dei extitit cultor ita, ut ipse singulas totis viribus studendo construeret cellulas,
quas plurimus sanctorum reliquiis nec non ceteris perfectas relinquebat utilitatibus; quarum
una multis adhuc nota remanet aggerinensis dicta et eadem, que modo retulimus, adhuc
aliqua ibidem supersunt”12.
(“Ella remontaba sus orígenes a la estirpe de Widukindo, duque de Sajonia, quien, en otra
época, cautivado por el error de los demonios y debido a la escasez de predicadores,
adorando a sus ídolos, perseguía pertinazmente a los cristianos. En aquel tiempo,
Carlomagno, varón cristianísimo, poseía el cetro imperial; esforzado en las armas, erudito
en la ley, católico firme en la fe, benévolo y devoto con los cultores de Dios, llevó a su
ejército a la guerra contra este mismo Widukindo para defender la religión, como siempre
solía hacer contra los paganos. Cuando se encontraron, convinieron ambos príncipes
batirse en combate singular, y a quien la suerte concediese la victoria todo el ejército
obedecería sin vacilación. Frente a frente y después de haber peleado con violencia por
largo tiempo, el Señor conmovido por las lágrimas de los cristianos, otorgó a su fiel
guerrero el triunfo sobre su enemigo, como premio a su fe.
Se operó un cambio en el corazón de Widukindo que quebró su pertinacia, al punto que
voluntariamente se sometió junto a su familia y a todo su ejército de paganos tanto al poder
del rey como a la fe católica; recibiéndolo benignamente, el emperador lo hizo bautizar por
el santo obispo Bonifacio, y él mismo lo levantó de la sagrada pila bautismal.
Una vez abandonado el error, Widukindo, buscó la verdad haciendo penitencia por
voluntad propia, y como antes fue ruina y persecutor ensañado de la iglesia, después fue el
más cristiano de los cultores de Dios y de las iglesias, al punto que ocupándose con todas
sus fuerzas, además de otros servicios, construyó capillas, en cada una de ellas dejó, una
12 VMA 1 25-51, Vitae Mathildis Reginae Antiquior et Posterior, Bernd SCHÜTTE (ed.), MGH, SS rer. Germ., 66,
Hannover, 1994.
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vez completas, muchas reliquias de santos; una de ellas, conocida por muchos, permanece
en Enger, y una de las que hemos mencionado permanece aún en ese lugar”).
Es por lo menos llamativo que las vitae remonten la genealogía de Matilde de Ringelheim
precisamente a este oscuro caudillo que floreciera doscientos años antes. La respuesta puede
esbozarse en este sentido: la ascendencia de los otónidas es, en parte, la de Matilde y, como
señala Corbet, durante los primeros años del reinado de esta dinastía existía la necesidad
política de unirla a un personaje ilustre y portador de gloria; según él, la inclusión de
Widukindo sería una de las mayores causas del prestigio otónida en los siglos X y XI.13 No
obstante, las fuentes sobrevivientes anteriores a las vitae distan de mostrar a Widukindo con
las condiciones indicadas por Corbet. Si bien puede haber existido, en el registro oral sajón,
material pertinente para otorgar a Widukindo el esplendor preciso para que los otónidas
pudiesen enorgullecerse de su vínculo con él, no hay evidencia disponible para afirmarlo.
Nótese que, en el marco de las Vitae Mathildis, el líder sajón es el antecesor que cimenta
el prestigio familiar de la reina y no simplemente uno entre varios con esta función. En efecto,
tres son los antepasados de la reina nombrados por las vitae, además de Widukindo: su abuela,
también llamada Matilde, y sus padres, Teodorico de Westfalia y Rinhilda. De su abuela Matilde
dice la VMA que era “sui matre genitoris, quae in viuditate bonis eo usque profecerat actibus, ut
princeps et abbatissa constitueretur sanctimonialium” (“la madre de su padre, una mujer que
en la viudez sembró tantas buenas acciones que fue nombrada líder y abadesa de las
monjas”)14; de Teodorico se realiza una valoración únicamente en la segunda vita, donde se
establece tan solo que era “in occidentali regione comes fuerat gloriosus” (“renombrado conde
en la región occidental”)15; respecto de Rinhilda, la Vita Antiquior la llama escuetamente
“nobilissima” (“muy noble”), mientras la Vita Posterior se extiende apenas añadiendo que era
“venerabilem [...] Danorum Fresonumque germine procreatam, moribus probabilem”
(“venerable [...] descendiente de un linaje de frisios y daneses, de loable carácter”)16.
El largo fragmento consagrado a Widukindo, que ocupa, en las respectivas ediciones
de las MGH, veintisiete líneas de la VMA y cuarenta y dos de la VMP, contrasta, tanto en
extensión como en elaboración, con los rápidos y formulares segmentos relativos a la abadesa
Matilde, Teodorico y Rinhilda. Segmentos textuales casi obligados, dado que, al fin y al cabo,
una reina santa no podía ser hija de una estirpe que no estuviese a su altura.
Patrick CORBET, Les saints ottoniens: sainteté dynastique, sainteté royale et sainteté féminine autour de l’an Mil,
Sigmaringen, Thorbecke, 1986, pp. 124-5.
14 VMP 2 22-3.
15 VMA 1 53-4.
16 Para esta cita y la anterior: VMP 2 23-5.
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los otónidas mediante las Vitae Mathildis
Los pasajes relativos al líder sajón describen su conversión a la fe cristiana, mostrando
cómo el mismo hombre que “quondam [...] christianos constanter persequebatur” (“en otra
época [...] perseguía pertinazmente a los cristianos”) llegó a ser “christianissimus ecclesiarum
et dei extitit cultor” (“el más cristiano de los cultores de Dios y de las iglesias”)17.
Para lograr este objetivo, el mecanismo más expeditivo consistía en contar la historia
de nuevo, apartándose de la interpretación tradicional de la historiografía franca. En
consecuencia, el autor de la VMA pergeña un relato reivindicativo, en el marco del cual
encuentra la manera de releer los acontecimientos históricos desde un nuevo prisma,
iluminando a Widukindo bajo una luz positiva. Luego, este texto fue empleado como base por
quien redactó la VMP, realizándole algunos agregados acordes al nuevo contexto que le
otorgaran los treinta años transcurridos entre una composición y la siguiente.
Widukindo en las Vitae Mathildis: la construcción textual
En primer lugar, es notable cómo ambas vitae excusan a Widukindo por su condición de
pagano; en ellas, esta cuestión es planteada desde una perspectiva benévola, según la cual
aquel sería víctima de su contexto.18 En efecto, la VMA culpa de ello a “praedicatorum pro
inopia” (“la escasez de predicadores”), en tanto la VMP precisa que “Christumque colentibus
varios ingerebat cruciatus, quia deerant praedicatores, qui Christum predicarent et incredulos
ad fidem converterent” (“infligía muchos tormentos a los cristianos porque no había
predicadores que enseñaran la palabra del hijo de Dios y convirtieran a los infieles a la fe”)19.
En la construcción identitaria del líder sajón, claramente positiva, la condición cristiana que
alcanzará aparenta ser la cumbre de un conjunto de elementos prestigiosos, dado que, de suyo,
Widukindo ya es “opibus pollens” (“poderoso por su riqueza”) y aventajado “dignitatis
honore” (“por el honor de su dignidad”)20.
Por ello, si bien la cristianización de Widukindo y los suyos tiene lugar en el contexto
del conflicto con los francos y como consecuencia de su derrota ante Carlomagno, el texto hace
hincapié en lo personal, en lo íntimo de tal hecho: fue un acto que, si bien tuvo origen en una
imposición, generó un quiebre espiritual en el líder sajón, fruto de una “mentis mutatio [...]
VMA 1 26-8; cfr. VMA 1 46-7.
CORBET, op. cit., pp. 124-5.
19 VMA 1 26-8.
20 VMP 1 23-4.
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invasit pertinaciam” (“cambio en el corazón [...] que quebró su pertinacia”)21. El anónimo autor
de la vita ofrece en su relato de la conversión un proceso idealmente rotundo: tras caer
derrotado ante quien estaba patrocinado por el dios cristiano, Widukindo experimenta un
cambio espiritual que propicia su bautismo voluntario (y, junto al suyo, el de toda la nación
sajona); ya bautizado, acomete una serie de prácticas piadosas, que van desde hacer penitencia
hasta construir capillas. La conversión es, pues, completa. Este proceso ideal dista de reflejar
el rudo y reiterado intento carolingio para cristianizar a los sajones. Como esquematiza Colish,
cada campaña exitosa se coronaba con el bautismo forzado de la población subyugada; como
la cristianización de los conversos no duraba más que la presencia militar franca en el
territorio sajón, la brutalidad empleada en el tratamiento de los vencidos aumentó cada vez
más. El objetivo de esta tenaz labor evangélica es pragmático, no espiritual; la misma autora
señala que “forced baptism did not necessarily involve religious conversion. What it did involve
was a shift in political power relations. Conversion, if any, came after the fact”22.
La conversión de Widukindo recuerda a la del apóstol Pablo, quien dejó de ser aquel que
“hacía estragos en la Iglesia”, para convertirse en el apóstol de los gentiles. Antes de su
conversión, persiguió con saña a los primeros prosélitos de Jesús de Nazareth; de camino a
Damasco, tuvo una experiencia visionaria que determinó su conversión: fue espetado por la voz
de Cristo, ante cuyo golpe Pablo cayó al suelo y quedó sumido transitoriamente en tinieblas.23
Ambos relatos comparten la siguiente estructura: tratan del infiel que, ante el impacto de la
presencia divina (sea esta la propia voz de Dios, sea de la mano de Carlomagno, como su
representante), experimenta una caída (pues la derrota del sajón es también una caída, tanto
física como simbólica), de la que se levanta enaltecido por la conversión a la verdadera fe.
En este marco, Carlomagno cumple dos funciones: una, estética, es prestigiar con su
presencia la narración, asociándola al conjunto de valores positivos vinculados a su figura;
la segunda, ideológica, consiste en realzar a la descendencia de Widukindo, en el origen de
cuyo cristianismo se encuentra Carlomagno el emperador paradigmático. En este sentido, es
notorio el esfuerzo compositivo tendiente al mayor lucimiento de la conversión: no solo el
padrino es Carlomagno; el sacerdote oficiante es el obispo san Bonifacio, evangelizador de
21 VMA 1 39-40. Ese énfasis sería heredado de la tradición hagiográfica tardoantigua y de la temprana Edad
Media; al respecto, cf. Kenneth MILLS, Anthony GRAFTON, “Introduction”, en Kenneth MILLS, Anthony
GRAFTON (eds.), Conversion in Late Antiquity and the Early Middle Ages. Seeing and Believing, Rochester,
University of Rochester Press, 2003, p. ix.
22 Marcia L. COLISH, Faith, Fiction and Force in Medieval Baptismal Debates, Washington, The Catholic University
of America Press, 2014, pp. 251-61.
23 Hch 8: 1-3; cfr. Hch 9: 1-9.
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“Nam Widikindi ducis Saxonie originem traxit a stirpe”: la construcción identitaria de
los otónidas mediante las Vitae Mathildis
los germanos, quien fuera martirizado tres décadas antes de los eventos narrados por las
vitae. Este anacronismo se integra a la trama de la VMA sin conflicto, como lo demuestra el
que se repita en la VMP; como sugiere Corbet, la inclusión de Bonifacio era inevitable para
un episodio cristiano tan significativo en manos de un autor cultivado del siglo X.24 Detrás
del, en apariencia, desprecio a la ubicación temporal de los acontecimientos históricos,
subyace la concepción altomedieval del tiempo. Según Spiegel, el historiador medieval
poseía “an enormously weak sense of anachronism”, fruto de la naturaleza tipológica de su
modo de pensar; como plantea la misma estudiosa, situar con precisión un evento en el
pasado tiene como efecto su fijación como individualidad y, en consecuencia, la anulación de
su carácter tipológico.25
Aquí, las vitae introducen el tópico del duelo singular entre caudillos como forma de
resolver un conflicto que afecta a sus comunidades, vinculándose así a una tradición literaria
ya antigua entonces y que seguiría dando frutos mucho después. La intervención definitoria
de Dios, que le otorga el triunfo a su campeón Carlomagno, enfatiza la paridad entre ambos
guerreros.
Adviértase que el duelo es configurado como un combate simbólico entre el
cristianismo y el paganismo; lo que está en juego es la fe del bando perdedor. Las
consecuencias materiales del enfrentamiento son pasadas por alto: no se habla de anexión
territorial, ni de tributos u otros aspectos asociados al triunfo guerrero. Únicamente en la
descripción de los preliminares, sin mayor énfasis, las vitae señalan que “cui Christus
victoriam concederet, ipse cum toto exercitu suo regnaret” (“a quien Cristo concediera la
victoria reinaría sobre el vencido y todo su ejército”)26; pero esta aclaración no encuentra
repercusión luego del duelo.
La victoria secular de Carlomagno redunda en el triunfo espiritual de Widukindo,
quien retorna de este combate apócrifo transformado en un ejemplo de fides, virtud que se
aúna a la fortitudo que prueba en ese mismo combate. Un fuerte guerrero que, a través de
Matilde de Ringelheim, su descendiente, dará lugar y honrará a una estirpe de campeones
cristianos: los otónidas.
CORBET, op. cit., p. 124. Acerca de san Bonifacio vid. Peter BROWN, The Rise of Western Christendom. Triumph
and Diversity, A.D. 200-1000, Cambridge (MA) - Oxford, Blackwell, 2013 [2003 (2ª ed. ampliada)], pp. 418-428.
25 Gabrielle M. SPIEGEL, “Political Utility in Medieval Historiography: A Sketch”, History and Theory, 14 (1975),
pp. 314-25, especialmente, pp. 320-3.
26 VMP 1 36-8.
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Ese “triunfo” tiene lugar, en los hechos, a través del bautismo, que se une al
arrepentimiento en un proceso de purificación espiritual y encierra, según Mircea Eliade,
“un simbolismo de una estructura arcaica: muerte y resurrección ritual, nuevo nacimiento
con Cristo”27.
Los actos de contrición y renovación están presentes en la descripción del
comportamiento de Widukindo tras su cristianización. No solo se dedicó a “ecclesias
reedificare, quas prius destruxerat in infidelitate” (“reconstruir las iglesias que, antes, en su
irreligiosidad, había destruido”), sino que “ubi constituerat ydola, hic iam sanctorum collocavit
oratoria” (“donde había establecido ídolos, colocaba ahora oratorios destinados al culto de los
santos”)28. Su actividad constructora anticipa la pasión por erigir monasterios que
caracterizará la piedad de la reina Matilde.
En síntesis, cabe destacar cómo las vitae ficcionalizan los eventos históricos de dos
maneras. La primera es en su descripción: mientras las Guerras sajonas ocuparon un intervalo
de treinta y dos años (desde 772 hasta 804), ambas vitae aluden a un proceso notoriamente
más breve. Según la VMP, la guerra consistió en un enfrentamiento que duró un indeterminado
“diu” (“por mucho tiempo”); de acuerdo a la VMA, el conflicto se resolvió con el encuentro
singular entre ambos líderes, con la exclusión tácita del resto de sus tropas.29 Además, el
bautismo de Widukindo tras el triunfo de Carlomagno en ese duelo no fue tal, dado que, de
acuerdo a los Annales revisados, Widukindo fue conducido ante la presencia de Carlomagno a
demanda de este, en Attigny, y bautizado allí.30 En consecuencia, tanto el duelo como el modo
en que se produce su conversión son alteraciones históricas presentes en la primera vita, que,
coherentemente, recoge el compositor de la segunda.
La segunda forma de ficcionalización es la exegética: si bien ambas hagiografías
atribuyen motivos religiosos a la incursión franca en Sajonia, los historiadores modernos
señalan razones más pragmáticas, como la económica, o la necesidad de asegurar la frontera
nororiental ante la agresión sajona.31 De esta forma, la modificación del contexto inserta el hecho
27 Mircea ELIADE, Historia de las creencias y las ideas religiosas (II). De Gautama Buda al triunfo del Cristianismo,
Barcelona, Paidós Orientalia, 1999 [1978], p. 466. Sin embargo, según Nelson, ya Alcuino de York veía la
conversión masiva de los sajones, “not in terms of rebirth but as the incurring of liability to receive and obey
certain instructions”; vid. Janet L. NELSON, Politics and ritual in Early Medieval Europe, London and Ronceverte,
The Hambledon Press, 1986. Vid. también, a este respecto, André VAUCHEZ, La espiritualidad del Occidente
medieval (siglos VIII-XII), Madrid, Cátedra, 1995 [1975], pp. 23-4.
28 VMP 2 18-20.
29 VMP 1 34-8; cfr. VMA 1 33-6.
30 Vid. nota 4.
31 Al respecto, vid. BACHRACH, op. cit., p. 194. Este autor rechaza la finalidad expoliatoria, debido a la pobreza
de la región sajona, de economía pastoril y agraria. Por otra parte, sostiene que los francos padecieron lo que
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“Nam Widikindi ducis Saxonie originem traxit a stirpe”: la construcción identitaria de
los otónidas mediante las Vitae Mathildis
clave (la conversión de Widukindo, antepasado de Matilde), acontecimiento principalmente
administrativo, en el plano religioso, más acorde con la temática del género hagiográfico.
Consideraciones finales
La dinastía otónida ascendió los peldaños del poder a pasos agigantados. Su primer soberano,
Enrique el Pajarero, esposo de Matilde, pasó de ser duque de Sajonia a rey de los francos
orientales, esto es, rey de Germania. Su hijo y sucesor, Otón I el Grande, añadió a estas
dignidades el cetro de Italia y la corona imperial. Tal salto al poder suscitó la reacción de varios
elementos de la nobleza sajona, incluidos miembros de su propia familia.
El reinado de Otón I, en particular, se vio azotado por diversas rebeliones,
protagonizadas por su hermano menor Enrique, su medio hermano Tancmar y distintos
nobles sajones y de otras partes del reino. Antes, la misma dignidad ducal de Enrique el
Pajarero no había estado libre de recusación: su padre, Otón el Ilustre, había asumido el
ducado de Sajonia merced a la muerte de su hermano mayor, Bruno, quien pereciera en un
enfrentamiento con los daneses en 880; por esta razón, los descendientes de este último, los
brunónidas, desplazados del poder por los otónidas, mantuvieron una actividad de
hostigamiento constante contra estos.32
Estas vitae, al igual que la Gesta Ottonis Imperatoris, de Rosvita de Gandersheim,
constituyen, entre otras cosas, sendos alegatos a favor de la legitimidad de los otónidas,
siendo, como eran, un linaje real joven por ese entonces, amenazado por una variedad de
enemigos internos y externos. De ahí, por ejemplo, la manera conciliadora en que es
caracterizado Enrique, el problemático hermano de Otón I, en la Gesta Ottonis Imperatoris.33
Los autores de estas obras, vinculados a monasterios sujetos a la autoridad real, volcaron su
ingenio retórico en la configuración de un pasado promisorio y en la construcción de un
presente familiar brillante. En otras palabras, había que justificar la presencia en el trono de
él denomina “a chronic ʻSaxon problemʼ”, a causa de sus constantes incursiones en Turingia y el valle inferior
del Rin. MAZO KARRAS, op. cit., da cuenta de un contexto social más complejo, en el cual parte de la nobleza
sajona era francófila, adoptando las costumbres de sus vecinos occidentales y afianzando una nueva clase
dirigente fruto de los casamientos entre sajones y francos; otra porción de la nobleza era remisa a esa
asimilación, como demuestra el ejemplo de Widukindo. El núcleo de la resistencia habría sido el campesinado,
en cuyo seno el paganismo y las costumbres ancestrales encontraron refugio por mayor tiempo, cf. Eric J.
GOLDBERG, “Popular Revolt, Dynastic Politics, and Aristocratic Factionalism in the Early Middle Ages: The
Saxon Stellinga Reconsidered”, Speculum, 70 (1995), pp. 467-501.
32 Vid. Karl LEYSER, Rule and Conflict in an Early Medieval Society. Ottonian Saxony, Londres, Edward Arnold,
1979; especialmente, p. 11.
33 ROSVITA DE GANDERSHEIM, Gesta del Emperador Otón, Montevideo, Monolibros, 2016, pp. 56-63.
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esta nueva casa reinante. Defenderla era, también, salvaguardar el patrimonio del cenobio
en cuestión. El monasterio femenino de Nordhausen, en cuyo scriptorium fueron redactadas
ambas vitae, fue fundado por la reina Matilde; como monasterio real, mantenía una relación
recíproca de deberes con los otónidas y, en este sentido, la redacción de las obras queda
comprendida entre los servitia que le correspondían a Nordhausen.34 Pero los textos no se
limitan a ser funcionales a sus patrocinadores, también vehiculizan la defensa de los
intereses del monasterio. Al respecto, el pasaje tal vez más significativo se encuentra hacia
el final de la VMA: en medio de sus manifestaciones de hondo dolor por la muerte de su
madre Matilde, el rey Otón afirma que:
“omnia se inpleturum, quae genitrix pecierat, affirmabat. Perfecit vero statim et aliqua
Northusensi cenobio tradita parte matrimonii materni in occidentali regione. Misit et illuc
privilegium a Romano papa datum, ut ipsa domina prius postulaverat”35.
(“haría todo lo que su madre le había pedido, de hecho, lo hizo de inmediato, entregando al
monasterio de Nordhausen una parte en la región occidental que había sido dote de la
madre y confirmando un privilegio ofrecido por el papa romano, que la señora había
solicitado”).
Las Vitae Mathildis, mediante la celebración hagiográfica de la santidad de la reina,
legitimizan la novel dinastía, exponiendo sus raíces de grandeza viril y piadosa en la figura
de Widukindo. La rehabilitación del caudillo, de quien no se sabe nada cierto a partir del año
785, permite, como observa Corbet, la identificación entre francos y sajones a partir de la
equiparación entre Carlomagno y Widukindo; nótese que ambos líderes son llamados
“christianissimus” (“cristianísimo”) en la VMA: Carlomagno antes de su duelo con el líder
sajón y Widukindo tras su conversión. 36 De esta manera, se afianza el ideal de la translatio
Imperii de los carolingios a los otónidas. 37
Acerca de las características de los monasterios reales, vid. John B. BERNHARDT, Itinerant Kingship and Royal
Monasteries in Early Medieval Germany, c. 936-1075, Cambridge, Cambridge University Press, 2002, pp. 72-3.
35 VMA 15 13-7.
36 Carlomagno: VMA 1 29-30; Widukindo: VMA 1 46.
37 CORBET, op. cit., pp. 124-5.
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