Tema: Alfonso XIII

Pero, Michael, �c�mo se te ocurre poner un enlace a una pel�cula porno y para colmo de tema sacr�lego?

Pues s�, Alfonso ali�s el Trece, el de mal ag�ero, el que nos trajo la pornograf�a y entreg� a Espa�a en bandeja a la Rep�blica. Un personaje de lo m�s despreciable.

Sabes cual es mi opini�n sobre el liberalismo, la Iglesia y estas cosas, reiteradamente la he expuesto en todos los hilos, de modo que ya sabes mi pensar sobre las infamias del XIII. Pero si eso genera sensibilidad, te entiendo perfectamente, enlace borrado. Sin embargo, deja mucho que desear que el porno lo hubiese introducido un rey que supuestamente se llame defensor de la Fe Cat�lica. Pero s� creo que el enlace est� dem�s y agradezco la matizaci�n, aunque no estoy difundiendo esas peliculillas deliberadamente sino con el m�s sincero rigor hist�rico.

S�, claro. lo s�. Y tambi�n s� que el porno de aquella �poca era muy suave comparado con el de ahora. Pero una cosa es que siempre ha habido y habr� sacerdotes que por ser humanos tengan sus ca�das y otra dar difusi�n a obras que se burlan de la religi�n y los religiosos. A m� no me afecta, pero no me parece conveniente difundir esas cosas. Pero no te preocupes, no pasa nada.

En esta revista asturiana hay m�s info: Alfonso XIII, el rey porn�grafo.

No copi� el art�culo porque dice m�s o menos lo mismo que el de Michael, s�lo me pareci� interesante lo que dice al final:

"Estas pel�culas dan para largos y diversos an�lisis f�lmicos e hist�ricos. �Por qu� el rey, al que tanto apasionaba el cine, decidi� involucrarse como “productor” o “guionista” en la pornograf�a y no en otro g�nero? Estas pel�culas tienen un car�cter ir�nico evidente: el cura, las mujeres de la alta sociedad representadas como unas viciosas, el ministro… El retrato que se hace de todos ellos es mordaz y sat�rico. Si entendemos, adem�s, que los actores empleados para interpretar a estos personajes eran prostitutas y borrachos del Barrio Chino de Barcelona, asistimos a una doble iron�a: las mujeres que se desnudan y gozan de forma expl�cita eran prostitutas de los m�s bajos fondos disfrazadas de mujeres de la burgues�a y la aristocracia. Por tanto, �podemos pensar que Alfonso XIII y los hermanos Ba�os son los pioneros de una tradici�n f�lmica que luego seguir�n cineastas de la talla de Bu�uel, Almod�var o Bigas Luna? Desde luego, parecen marcar alguno de los caminos que estos directores seguir�n (aunque es dudoso que tuvieran a Ram�n y Ricardo de Ba�os o al propio monarca como referencia)".

�Un rey gramsciano?

Alfonso XIII era un miserable. Cuentan (esto ya son habladur�as, pero conociendo al susodicho no me extra�ar�a) que cuando le informaron del coste de la repatriaci�n de los espa�oles ca�dos en Annual, exclam�: "�Vaya, qu� cara se ha puesto la carne de gallina!". Como digo no tengo constancia de la certeza de esta frase que se le atribuye, a m� me la transmiti� un historiador.

De especial inter�s, camaradas:

La huida del Borb�n

El hombre encargado de sacar a Alfonso XIII de Espa�a describi� en apenas nueve folios las �ltimas horas del rey en suelo espa�ol. 'P�blico' reconstruye su viaje hacia el exilio.


ALEJANDRO TORR�S Madrid 14/04/2013

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14 de abril de 1931. Alrededor de las 16.30 horas. El todav�a rey Alfonso XIII permanece en el Palacio Real de Madrid junto a los ministros del equipo de Gobierno del almirante Aznar. La decisi�n de abandonar el pa�s ya est� tomada. El rey, pensativo, se acerc� a uno de los grandes ventanales de Palacio. “Esta es la que casa en la que nac� y quiz� no volver� a ver”, pronunci�. No se equivocaba. Esa misma noche Alfonso XIII huy� de Espa�a. Primero se dirigi� a Cartagena en su coche deportivo de lujo y all� embarc� en el buque 'pr�ncipe Alfonso' con destino a Marsella. Nunca m�s volver�a en vida. Sus restos fueron traslados a Espa�a en 1980 siendo recibidos por su �nico hijo vivo: Don Juan, el que nunca fue rey.


Los ministros del gobierno del almirante Aznar estaban reunidos en Palacio desde las 12 del mediod�a. La decisi�n de “empaquetar” al rey hacia Marsella fue tomada el d�a antes, el lunes 13 de abril. El gobierno hab�a explicado a Alfonso XIII que en caso de querer batallar con las armas el resultado de las elecciones municipales del 11 de abril no podr�an contar con gran parte del Ej�rcito y de la Guardia Civil. Solo el ministro de Fomento, Juan de la Cierva y Pe�afiel, defend�a que el monarca deb�a permanecer en Espa�a. El rey, aseguraba, no quer�a que se derramara sangre por �l. A�os m�s tarde, cuando la Guerra Civil y en una situaci�n �ptima para la victoria, Alfonso XIII olvid� el pacifismo, el amor a su pueblo y apoy� fervientemente al general Franco.


Estos son algunos detalles de los nueve folios que escribi� el ministro de Marina Jos� Rivera y �lvarez de Canedo, el hombre encargado de sacar al rey de Espa�a y trasladarlo sano y salvo a Marsella. El tono es as�ptico, casi de nota de prensa. El relato, sin embargo, ofrece todo lujo de detalles de los �ltimos minutos del monarca en suelo espa�ol y de c�mo ya en aguas francesas y tras recibir honores militares el rey Alfonso XIII rompi� a llorar. “Dispense Don Jos�, no lo he podido evitar”.


“Dispense Don Jos�, no lo he podido evitar”, dijo Alfonso XIII tras romper a llorar “La salida del rey de Madrid fue un acto de cobard�a. Se march� dejando en Palacio a toda su familia. Dej� atr�s a su mujer y a dos hijos enfermos, entre ellos, su primog�nito, el pr�ncipe de Asturias. De la misma manera, su negativa a luchar es una falacia. No luch� porque no le apoyaba nadie. Ni Sanjurjo se comprometi� a sacar a sus hombres a la calle. Su personalidad verdadera la marca su amistad con Primo de Rivera y su adhesi�n a Franco”, explica a P�blico el catedr�tico de Historia contempor�nea de la Universidad de Murcia Pedro Mar�a Egea.


"�Qui�n me ha empaquetado a mi para Cartagena?"
Alrededor de las 21.00 horas de la noche del 14 de abril Alfonso XIII abandon� el Palacio Real por la puerta secreta que daba a los jardines del Campo del Moro. El rey march� delante en su coche de alta gama, un Duesemberg convertible (imagen). Le acompa�an, en el autom�vil, el infante Alfonso de Orleans y su ayudante Moreu. El ministro Jos� Rivera y el duque de Miranda ir�an detr�s. M�s tarde descubrir�an que tambi�n les acompa�a un coche patrulla de la Guardia Civil. En la calle, la Rep�blica ya era festejada y la bandera roja presid�a el edificio de Correos.


“La primera parada la hicimos en pleno campo y pasado Aranjuez. Bajamos todos y nos reunimos con el rey Miranda y yo, tambi�n el infante, que nunca se separaba de �l. El rey me dijo: '�Qui�n me ha empaquetado a mi para Cartagena? �T�?' y le contest� que s�, que el Gobierno. �A d�nde vamos despu�s? Ya se lo dir� a S.M. Y al o�do: a Marsella (sic)”, escribe Jos� Rivera.


Tras esta primera parada, el viaje continu� “a gran velocidad”. Tres veces m�s detendr�an su camino hasta llegar al primero de los destinos: el Arsenal de Cartagena. All�, describe, Rivera, se agolpaban miles de personas que celebraban el advenimiento de la Rep�blica y que era contenida por la guardia p�blica. Tan pronto como estuvo todo preparado, el ya exmonarca de Espa�a embarc� en un bote que deb�a llevarlo a bordo del buque 'pr�ncipe Alfonso'. Antes, el almirante Cervera, jefe del buque, dio “siete vivas al rey”. “�ste contest� con un 'Viva Espa�a'”, escribe Rivera. Desde el puente del buque, su punto m�s alto, Alfonso XIII vislumbr� por �ltima vez la tierra de la que hab�a sido rey y que ese mismo d�a hab�a amanecido republicana.


Un rey depuesto
El 26 de noviembre de 1931 fue acusado de alta traici�n por las Cortes republicanasLa ma�ana siguiente, la del 15 de abril, las noticias fueron llegando al buque donde se alojaba el monarca, para su disgusto. Ya era oficial. La Rep�blica hab�a sido proclamada y el buque donde �l part�a hacia el exilio deb�a izar la bandera republicana. “�Cu�ndo?”, pregunt� el monarca. “Cuando usted est� en tierras francesas y nosotros no estemos en sus aguas”, respondi� Rivera. Horas despu�s lleg� la notificaci�n de que el infante Juan ya estaba en Gibraltar. El rey quiso contestar pero la misi�n era secreta y nadie pod�a comunicarse con el exterior. Ni siquiera un rey depuesto.


“�C�mo se me despedir�?”, preguntaba el monarca a Rivero, inquieto en su nueva condici�n de rey exiliado. “Interiormente, con todos los honores”, respondi� el ministro para tranquilidad real. De esta manera, el buque lleg� a la costa marsellesa a las 5.30 horas de la ma�ana. “Momentos antes de desembarcar habl� con el rey, que dudaba en la forma de despedirse, pues me pregunt� si deb�a hablar o no. Yo le aconsej� que no hablase y se despidiese uno a uno de los oficiales y jefes. As� lo hizo d�ndoles la mano y sin pronunciar palabra”, escribe Rivera.


A las 5.55 horas de la ma�ana el monarca puso pie en suelo franc�s. Antes, hab�a roto a llorar al ver a los oficiales formar para su despedida. All�, una comitiva de cuatro o cinco personas esperaba a Alfonso XIII, silbaron y aparecieron unos coches. Era la hora de la despedida. “El rey me abraz� y dijo que me marchase d�ndome las gracias por todo, le dije que esperar�a a que desembarcasen los maletines que ven�an en otro bote y cuando aquellos estuvieron sobre el muelle y la gente reembarcada me desped� volviendo a abrazarnos al ayudante y a mi”, escribe.


Cuando Alfonso XIII abandon� Espa�a pose�a m�s de 140 millones de euros El camino de vuelta estuvo presidido por la bandera tricolor de la Rep�blica. Se retiraron todos los retratos de la familia real y s�mbolos de la monarqu�a. El buque que hab�a zarpado hacia Francia llam�ndose 'pr�ncipe Alfonso' retorn� con el de 'Libertad'. La estocada definitiva a Alfonso XIII fue dada el 26 de noviembre de 1931 cuando las Cortes le acusaron de alta traici�n y decretaron que cualquier ciudadano espa�ol “podr� aprehender su persona si penetrase en territorio nacional” (ver documento adjunto).
La reina Victoria Eugenia y sus hijos salieron de Espa�a, el d�a 15 de abril, en el tren de Hendaya rumbo a Francia con la escolta del director de la Guardia Civil, el general Jos� Sanjurjo. “La familia se reunir�a poco despu�s en Par�s aunque no hay que olvidar que la reina abandon� a Alfonso XIII y se march� a vivir a Londres y que este continuar�a fuera de Espa�a con sus l�os de faldas. Su vida se desarroll� a caballo entre Suiza y la Italia de Mussolini”, explica el catedr�tico Pedro Mar�a Egea.


Un mill�n para Franco
En esta nueva etapa de su vida, no se puede decir que le faltara dinero al depuesto monarca. En el momento de huir su fortuna superaba los 140 millones de euros, de los que un tercio se encontraba fuera del pa�s, tal como ha documentado el escritor Jos� Mar�a Zavala en su libro El patrimonio de los Borbones. Con el golpe de Estado de 1936 el esp�ritu pacifista de Alfonso XIII ya hab�a desaparecido y no le importaba el derramamiento de sangre.


Se trataba de recuperar su corona y para ello dispuso un mill�n de pesetas y medi� para Franco e intercedi� con Mussolini para que facilitara armamento militar y enviara a Espa�a, con la mayor rapidez posible, la aviaci�n militar fascista Tambi�n su hijo Juan, padre de Juan Carlos I, mostr� su apoyo a Franco en varios ocasiones e incluso le pidi� venir a Espa�a para luchar en la Guerra Civil. Posiblemente el exrey y su hijo pensaron que Franco restaurar�a la monarqu�a borb�nica en Espa�a. Y as� lo hizo. Pero en 1969 y en la figura de su nieto, Juan Carlos I.


Finalmente, el 15 de enero de 1941, muy enfermo, Alfonso de Borb�n abdic� sus derechos reales en su hijo Juan, y seis semanas despu�s, el 28 de febrero, muri�. Fue enterrado en Roma. La dictadura decret� tres d�as de luto, y Franco envi� una corona al funeral con el mensaje:


A S. M. el Rey Don Alfonso XIII, Francisco Franco.

Iniciado por Erasmus

�Un rey gramsciano?

Ja, ja, ja, ja... �qu� ocurrente!

Iniciado por Luis de Lucena

Alfonso XIII era un miserable. Cuentan (esto ya son habladur�as, pero conociendo al susodicho no me extra�ar�a) que cuando le informaron del coste de la repatriaci�n de los espa�oles ca�dos en Annual, exclam�: "�Vaya, qu� cara se ha puesto la carne de gallina!". Como digo no tengo constancia de la certeza de esta frase que se le atribuye, a m� me la transmiti� un historiador.

Si eso fuera cierto, adem�s de gramsciano (como genialmente ha dicho el compa�ero Erasmus), este p�jaro era un canalla despreciable. Adem�s de un cobarde, como la historia ya demostr� en su d�a.

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Mercedes Salisachs califica al rey Alfonso XIII de "enfermo sexual" | Edici�n impresa | EL PA�S

Mercedes Salisachs califica al rey Alfonso XIII de "enfermo sexual"

• La escritora de 93 a�os publica una biograf�a novelada de la reina Victoria Eugenia

Mercedes Salisachs (Barcelona, 1916), en un hotel madrile�o durante la entrevista. / �LVARO GARC�A

Cualquiera que hable con Mercedes Salisachs comprobar� que, a sus 93 a�os, conserva un aspecto admirable y una inteligencia portentosa. "Es cierto que la cabeza y el coraz�n me siguen funcionando bien", reconoce esta escritora catalana, con una prol�fica trayectoria literaria y numerosos premios a sus espaldas. La �ltima distinci�n lograda es el Premio de Novela Hist�rica Alfonso X el Sabio por su libro "Goodbye Espa�a" (Ediciones Mart�nez Roca), una biograf�a novelada en primera persona, que acaba de publicar, sobre la reina Victoria Eugenia (Balmoral, Escocia, 1887-Lausana, Suiza, 1969), esposa de Alfonso XIII.

Mon�rquica confesa y, al mismo tiempo, dem�crata y liberal, Salisachs sufri� los rigores de la censura durante la dictadura franquista. En cualquier caso, su gran admiraci�n por la llamada reina inglesa se halla en el origen de este libro narrado como un flash-back a partir del bautizo del pr�ncipe Felipe, su bisnieto, en 1968.

A partir de los recuerdos que ese acontecimiento suscit� en Victoria Eugenia, ausente de Espa�a desde la proclamaci�n de la Rep�blica en 1931, se teje la trama de la novela. "No cabe duda", se�ala la elegante escritora, "que el pueblo amaba a la reina Victoria Eugenia y, en cambio, la nobleza, una aristocracia muy conservadora y provinciana, la detestaba por guapa, por extranjera y por culta. Hizo mucho por Espa�a y la gente lo sab�a. Fue una mujer admirable y extraordinaria que se convirti� al catolicismo antes de su matrimonio".

Mercedes Salisachs opt� por escribir en primera persona porque le apetec�a contar la vida de la reina en una novela m�s que en una biograf�a convencional. "No obstante", explica, "el 90% de los hechos narrados son ver�dicos y s�lo me he permitido fabular o imaginar situaciones en el 10% restante". Durante cerca de tres a�os, la escritora ha trabajado todos los d�as en Goodbye Espa�a, ha le�do multitud de libros y documentos sobre la �poca e incluso ha hablado con descendientes de personas que conocieron y trataron a la reina. Esa labor de investigaci�n le ha permitido utilizar la voz de la reina consorte con conocimiento de causa.

A lo largo de las p�ginas de la novela se pone de relieve, una vez m�s, el car�cter mujeriego y fr�volo de Alfonso XIII, al que Mercedes Salisachs califica de aut�ntico "enfermo sexual". "De todos modos", declara la novelista, "Victoria Eugenia nunca afe� la conducta de su marido en p�blico, al menos, en los a�os en que reinaron juntos. El rey se enamor� de ella perdidamente, pero los enamoramientos de Alfonso XIII duraban poco. Despu�s de unos a�os de exilio, entre 1936 y 1941 vivieron separados. Pero mientras fueron reyes, ella observ� una actitud ejemplar, pese a que Alfonso XIII lleg� a mantener una familia paralela con la actriz Carmen Ruiz Moragas y los dos hijos nacidos de esa uni�n".

Obligado a abandonar el trono tras el triunfo electoral republicano en abril de 1931, Alfonso XIII parti� solo al destierro, por razones de seguridad, desde el puerto de Cartagena mientras Victoria Eugenia sali� de Espa�a hacia Biarritz. Seg�n relata Salisachs, "el viaje se realiz� en unas condiciones horribles". "Ahora bien", a�ade esta anciana despierta y risue�a, con el aire inconfundible de una burguesa bien educada, "las autoridades republicanas, con Niceto Alcal� Zamora a la cabeza, mantuvieron su palabra de que nada les pasar�a ni a la reina ni a sus hijos". En defensa de su biografiada, la escritora catalana subraya que Victoria Eugenia ignoraba que padeciera hemofilia, una enfermedad que transmiti� a dos de sus seis hijos. "Cuando ella se cas� con Alfonso XIII, en 1906, era una dolencia no diagnosticada, si bien luego se supo que dos hermanos de Victoria Eugenia eran hemof�licos", aclara.

Considerada una maestra de la narrativa y una autora popular, Salisachs no soporta las novelas aburridas. "Una narraci�n", afirma tras cinco d�cadas de experiencia literaria, "tiene que enganchar al lector y mantenerlo en vilo con un relato bien construido. Releo, una y otra vez, hasta que encuentro el ritmo que yo deseo y no me canso de escribir. Escribir� mientras pueda".

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