Mujeres pioneras

Ada Lovelace, la mujer que inventó la informática

Ada Lovelace

Ada Lovelace

Ada Lovelace en un retrato de 1835. Biblioteca Pública de Nueva York.

Ian Dagnall Computing / Alamy / ACI

El 2 de enero de 1815, el poeta George Gordon Byron, más conocido como lord Byron, famoso tanto por su maestría con las palabras como por su promiscua y tortuosa vida amorosa, contraía matrimonio en una casa de campo del noroeste de Inglaterra con Anne Isabella –o Annabella– Milbanke, la hija única de una familia adinerada y liberal de la comarca. A finales de ese mismo año nació la única hija de la pareja, Augusta Ada

La niña nunca conoció a su padre. Cuando era prácticamente una recién nacida, su madre la recogió discretamente y se marchó a la casa de campo de sus padres, incapaz de soportar la convivencia con Byron. Al cabo de unos meses, el poeta se marchó de Inglaterra para siempre y murió en Grecia cuando su hija tenía ocho años. Pese a ello, Ada Lovelace llegaría a sentir por su archifamoso padre una auténtica veneración.

La madre de Ada contrató a destacados científicos como tutores para instruir a su hija

Annabella se hizo cargo de la formación de su hija. Ella misma era de las pocas mujeres de su generación que recibió una educación formal y había mostrado un interés especial por las matemáticas, hasta el punto de que lord Byron la llamaba la «princesa de los paralelogramos». Annabella transmitió ese interés a su hija, pensando que las matemáticas compensarían las tendencias fantasiosas y alocadas de su herencia paterna. Cuando Ada aún era una niña, su madre contrató a matemáticos célebres como tutores o la instruyó ella misma cuando no hallaba uno adecuado. 

 

Cronología

Una estrella fugaz de la ciencia

1815

Nace Ada Lovelace, hija única del matrimonio del  poeta inglés lord Byron y de la rica heredera Annabella Milbanke.

1833

Conoce al inventor Charles Babbage, que reconoce su talento, fruto de una rigurosa educación. 

1835

Se casa con William King-Noel, octavo barón de King y luego conde de Lovelace, con quien tendrá tres hijos. 

1842

Comentando un artículo sobre la máquina analítica de Babbage, Ada escribe el primer programa informático.

1852

Ada Lovelace fallece a consecuencia de un cáncer de útero. Es enterrada junto a su padre en Hucknall.

 

La condesa instruida

Cuando tenía veinte años, Ada se casó con William King-Noel, un noble que pronto se convirtió en conde de Lovelace, dándole a ella el título de condesa de Lovelace por el que sería conocida en adelante. Pero ni el matrimonio ni los tres hijos que tuvo en pocos años impidieron que Ada cultivara su gran pasión, las matemáticas.

Ya antes de casarse, Ada mostraba más interés por hablar con científicos y matemáticos que con potenciales pretendientes. Fue entonces cuando inició su larga amistad con Charles Babbage, el matemático más prominente de Inglaterra en la primera mitad del siglo XIX. Ada lo conoció en una velada de la alta sociedad en 1833, cuando ella tenía apenas 17 años, y Babbage, 41. En esa ocasión, el científico le describió la «máquina diferencial» que acababa de fabricar, un complejo aparato de bronce y acero que servía para resolver automáticamente ecuaciones matemáticas. Dos días mas tarde, Ada y su madre acudieron a la casa de Babbage para observar directamente el aparato, que en realidad era tan solo un prototipo de unos 75 centímetros de alto. 

 

Carta de Ada Lovelace

Carta de Ada Lovelace

Carta de Ada Lovelace sobre el cálculo diferencial.

Alamy / ACI

A Babbage le gustaba hacer exhibiciones de su máquina de cálculo ante otros científicos, como Charles Darwin, literatos como Dickens y los curiosos de la buena sociedad. Muchos quedaban maravillados como ante un truco de magia. Ada, en cambio, entendió de inmediato su funcionamiento y su utilidad real. Babbage y Ada iniciaron una relación intelectual que se prolongaría durante dos décadas, primero como maestro y discípula, y muy pronto como verdaderos pares.

 

La máquina analítica

Un año más tarde, Babbage explicó a Ada y a su madre su idea para otro invento. Aunque la máquina diferencial, aquel ruidoso aparato a manivela que le había mostrado el año anterior, seguía inacabada, Babbage ya imaginaba una máquina más complicada y capaz. Funcionaría a vapor y sus rodillos giratorios ocuparían tanto espacio como una locomotora. La nueva «máquina analítica» sería capaz de hacer algo más que simples cálculos matemáticos. En palabras de Babbage, podría «morderse la cola», es decir, podría almacenar los resultados que generaba y emplearlos en otras ecuaciones. En esencia, esta máquina no solo calcularía, sino que funcionaría como un ordenador.

Fascinada con el potencial del invento, Lovelace mantuvo un contacto estrecho con Babbage mientras este desarrollaba los planos. En 1842, el matemático italiano (y futuro primer ministro) Luigi Federico Menabrea publicó un artículo sobre la máquina propuesta por Babbage que Lovelace tradujo con entusiasmo al inglés, esperando conseguir más respaldo para el invento en su país. Lovelace no se limitó a traducir el texto, sino que añadió sus propias notas sobre la máquina analítica, mucho más amplias que el propio artículo, prácticamente doblándolo en extensión.

 

La genial Nota G

Su «Nota del traductor» incluía una explicación sobre el funcionamiento de la hipotética máquina, con bastante más detalle que el artículo de Menabrea. Lovelace explicaba que la máquina funcionaría de manera parecida al telar de Jacquard, un invento que transformó la industria textil en el siglo XIX. Este telar usaba tarjetas perforadas para automatizar parcialmente la producción de patrones e imágenes en los tejidos. En vez de una persona manipulando los hilos para crear el patrón, la presencia o ausencia de perforación en la tarjeta le decía automáticamente al telar qué hilos usar en cada puntada, creando diseños complejos en menos tiempo. Las tarjetas eran una especie de código binario que el artefacto de Babbage también emplearía: «La máquina analítica teje patrones algebraicos, como el telar de Jacquard teje flores y hojas», escribió Lovelace.

En la «Nota G» Ada ofrecía una descripción de «los pasos a través de los cuales la máquina podría calcular los números de Bernoulli», una serie de números racionales que se repite a menudo en matemáticas. Lovelace convertía un cálculo matemático en una serie de instrucciones detalladas en las tarjetas perforadas que ejecutaría la máquina analítica, al modo de un algoritmo actual. Ada había escrito el primer programa informático de la historia para una computadora que ni siquiera existía y solo se conocía por su descripción. 

La nota G

La nota G

La nota G. Diagrama del algoritmo para el cálculo de números de Bernoulli, incluido en el estudio de Ada Lovelace sobre la máquina analítica de Babbage.

Alamy / ACI

Las expectativas de Lovelace para el aparato iban mucho más allá de las del propio Babbage, quien creía que su utilidad se reduciría a la computación. Para Lovelace, sus posibilidades no se limitaban a su capacidad para calcular ecuaciones complejas. Vaticinaba que podría operar con cualquier cosa representable mediante números, como notas musicales o letras, y preveía un futuro en el que las personas trabajarían en colaboración con máquinas de ese tipo. 

 

La ciencia poética

En su obra, Lovelace equilibraba el rigor analítico de su madre con la originalidad de su padre. Publicó descripciones detalladas y concretas de cómo funcionaría la hipotética computadora, al mismo tiempo que divagaba poéticamente sobre el potencial de un futuro mecánico. Su intelecto matemático y su creatividad le permitían imaginar un campo abstracto que después se conocería como informática. Lovelace definía su trabajo como «ciencia poética».

Ada Lovelace murió de cáncer de útero en 1852, con solo 36 años, sin ver la máquina analítica terminada. De hecho, esta nunca se construyó. Babbage tan solo pudo completar una pequeña parte antes de su muerte, en 1871, a los ochenta años. Sin embargo, en 1979, más de cien años después de que Lovelace escribiera el primer programa informático, un lenguaje informático empleado en sistemas de transporte y militares en todo el mundo se bautizó como Ada en su honor.  

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Una niña que soñaba con volar

Ada Lovelace combinaba el rigor matemático de su madre con la imaginación de su padre. Cuando tenía doce años decidió (como muchos niños) que quería volar, pero, a diferencia de otros cuyos intentos se limitaban a saltar desde sillas, ella optó por un planteamiento más científico. Estudió a las aves y materiales que permitieran volar y se planteó cómo construir unas alas. En aquella época previa a la generalización del servicio eléctrico, Ada dibujó los planos de una máquina voladora a vapor. La joven escribió e ilustró un manual sobre volar que
llamó Flyology, «Vuelología».

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Asombrado

Charles Babbage quedó asombrado ante las notas escritas por Ada Lovelace sobre su «máquina analítica». «Cuanto más leo vuestras notas –le escribió en una carta– más sorprendido quedo y más lamento no haber explorado yo mismo esas materias».

 

Charles Babbage

Charles Babbage

Charles Babbage en una fotografía de la década de 1860.

Alamy / ACI

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El primer ordenador

La máquina analíticade Babbage constaba de cuatro componentes principales. Un lector de tarjetas perforadas servía para introducir los datos y las instrucciones. Un sistema de columnas con ruedas permitía almacenar la información (1.000 números con 50 dígitos cada uno). El «molino» o procesador ejecutaba las operaciones. Y los resultados se imprimían sobre papel o en tarjetas perforadas. La máquina se accionaba mediante vapor.

 

Procesador e impresora de la máquina analítica de Babbage

Procesador e impresora de la máquina analítica de Babbage

Procesador e impresora de la máquina analítica de Babbage. Museo de la Ciencia y de la Industria, Londres.

DEA / Album

 

Tarjetas del telar de Jacquard

Tarjetas del telar de Jacquard

Tarjetas del telar de Jacquard.

Bridgeman / ACI

 

Este artículo pertenece al número 240 de la revista Historia National Geographic.