La solidaridad del duque Wellington con el pueblo de Granada donde se casó su hija, Lady Charlotte Wellesley

El duque tiene en Íllora una finca histórica, La Torre. Un idílico lugar que han visitado desde el rey Juan Carlos al príncipe Carlos y Camilla.

Charlotte Wellesley y su padre Arthur Charles Valerian Wellesley, duque de Wellington, en su boda en Granada, 28 de mayo de 2016.

© Getty

Descarga gratis el número de mayo de Vanity Fair aquí.

Lady Charlotte Wellesley, hija del duque de Wellington, escogió Íllora hace ahora casi cuatro años para su boda con el empresario y filántropo de origen colombiano criado en Nueva York Alejandro Santo Domingo. Un lugar que conoce desde niña y cuyos habitantes se volcaron en una celebración que llevó a este pequeño municipio de Granada a personalidades como el rey Juan Carlos, la duquesa de Cornualles, además de Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo, sobrina del novio.

La ceremonia en la que la novia deslumbró con un vestido de su amiga Emilia Wickstead, la misma diseñadora que insinuó que el traje que Clare Waight Keller diseñó para la boda de Meghan Markle estaba demasiado inspirado en uno suyo, fue en la iglesia de La Encarnación y la celebración, en la finca familiar que une a la aristócrata británica con la localidad desde principios del siglo XIX y a la que el duque ha invitado a algunos de sus amigos entre quienes se encuentran el rey Juan Carlos y el príncipe Carlos, que en algún momento se refugió allí con Camilla.

© Gtresonline

El duque de Wellington, Charles Wellesley, está muy agradecido por cómo los vecinos de Íllora abrazaron la boda de su hija y ahora ha querido tener un detalle con ellos. Aunque él pasa la cuarentena Londres, ha donado a través del administrador de su finca La Torre a los colegios de Íllora y Alomartes tabletas para que los niños de las familias más vulnerables puedan seguir a través de ellas las clases online durante el tiempo que dure el confinamiento a causa del coronavirus. Según ha contado el diario Ideal, el alcalde de Íllora, Antonio Salazar, ha recibido la donación y ha agradecido un gesto que partió del duque después de ver que desde el Consistorio se estaban repartiendo los libros y los apuntes que los niños se dejaron en el colegio el día que se decidió que no regresaran. “Es un vecino ilustre para este pueblo, con gran capacidad económica y está bien que eche una mano. Su idea es seguir colaborando. Le hemos mostrado el agradecimiento de las direcciones de los colegios y el mío persona en nombre del pueblo”, ha explicado el regidor.

La conexión del duque con Íllora no ha estado exenta de cierta polémica a lo largo de los años, aunque sus relaciones desde hace algún tiempo son mucho más cordiales que hace décadas. A su finca La Torre se la conoce como la Gibraltar granadina. A 230 kilómetros del peñón que enfrenta a España con el Reino Unido, fue un obsequio español al militar británico Arthur Wellesley, primer duque de Wellington, por su ayuda durante la Guerra de la Independencia contra la ocupación napoleónica, y a partir de ahí llegó a manos del actual duque. Parte de lugareños tienen, sin embargo, otra visión de la historia, como ya hemos contado en Vanity Fair, al considerar que la finca fue “usurpada” a la localidad. La boda de Lady Charlotte sirvió en cierta manera para tender puentes entre la familia ducal y el pueblo. El duque de Wellington y Ciudad Rodrigo colaboró en la restauración de la iglesia del siglo XVI obra de Diego de Siloé arquitecto de la Catedral de Granada donde se celebró la boda, y su hija hizo una aportación económica para recuperar la talla barroca del Cristo de los Milagros que se salvó de la Guerra Civil. Hace un par de años salvó unos olivos milenarios considerados de los más antiguos de Andalucía pero que sus dueños iban a talar y los replantó en su finca, conservando así esta parte del patrimonio natural. Ahora, han llegado las tablets.