Es una de las imágenes que más se ha repetido en el palacio de Kensington en los últimos años. Frente a la mayoría de los mortales, que se desplazan en coche, los duques de Cambridge se mueven en helicóptero hasta su residencia de Anmer Hall, en Norfolk, cada vez que llega un periodo vacacional. Unos desplazamientos en los que el príncipe Guillermo ejerce como piloto y lleva al resto de su familia que traen de cabeza a la reina Isabel II.

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isabel II

Muy preocupada por la continuidad de la corona, a la reina no le hace ninguna gracia que su nieto mayor y segundo en la línea de sucesión al trono se dedique a llevar a toda su familia en helicóptero entre Londres y Anmer Hall, en una distancia de algo menos de 200 kilómetros que el príncipe Guillermo recorre con mucha asiduidad, pero que su abuela le ha pedido por favor en más de una ocasión que los deje.

Guillermo Kate George

El príncipe Guillermo, Kate Middleton y el príncipe George montados en un helicóptero

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En concreto, la reina ha tenido “varias conversaciones” con el príncipe Guillermo en la que le ha pedido que “pare de pilotar él, especialmente cuando hace mal tiempo”. Un ruego que por el momento el duque de Cambridge no ha respetado y que ha hecho que la monarca incluso pase “las noches en vela”, según publicó el diario ‘The Times’ hace un tiempo.

Lo cierto es que el príncipe Guillermo es un piloto más que experimentado, sin embargo, a la reina le preocupa que sea él quien conduzca. A ello se suma que no viaja solo, sino que siempre suele llevar a Kate Middleton y a sus tres hijos, los príncipes George, Charlotte y Louis, lo que supone un problema más para la corona ya que, de producirse un accidente, estarían involucrados tanto el segundo en la línea de sucesión al trono como el tercero.

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Isabel II

No obstante, parece que el príncipe Guillermo no está dispuesto a ceder ante su abuela ya que este mismo verano ha sido él quien ha llevado a su familia al completo hasta Anmer Hall por lo que, pese a las peticiones de Isabel II, queda claro que no piensa renunciar a una de sus grandes aficiones.