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Historia
de la psicología
Autor
David Hothersall
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Gerente de producto: Alejandra Martínez Ávila
Supervisora de edición: Gloria Leticia Medina Vigil
Supervisor de producción: Zeferino García García
HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA
Tercera edición
Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra,
por cualquier medio, sin autorización escrita del editor.
DERECHOS RESERVADOS © 1997, respecto a la primera edición en español por
McGRAW-HILL INTERAMERICANA EDITORES, S.A. de C.V.
Una División de The McGraw-Hill Companies, Inc.
Cedro Núm. 512, Col. Atlampa
06450 México, D.F.
Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana,
Reg. Núm. 736
ISBN 970-10-1623-8
Traducido de la tercera edición en inglés de
HISTORY OF PSYCHOLOGY
Copyright © MCMXCV, MCMXC, MCMLXXXIV, by McGraw-Hill, Inc.
All rights reserved
ISBN 0-07-030512-9
Portada:
"FUNAMBULISTAS" (1944), Remedios Varo (1908-1963)
Temple sobre cartón; 38 x 26.5 cm
Colección particular, México
Reproducido con permiso
1234567890
L.I.-97
Impreso en México
Esta obra se terminó de
imprimir en Agosto de 1997 en
Litogrática Ingramex
Centeno Núm. 162-1
Col. Granjas Esmeralda
Delegación Iztapalapa
C.P. 09810 México, D.F.
9086543217
Printed in México
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Sobre el autor
DAVID HOTHERSALL es profesor de psicología en la Universidad Estatal de Ohio. Nació
y creció en Inglaterra y llegó a Estados Unidos en 1965, donde obtuvo el título de Doctor
en filosofía en la Universidad de Tennessee en 1968. Desde entonces ha vivido en el
estado de Ohio. Ha recibido numerosos reconocimientos a la enseñanza, incluyendo el
Alumni Award para profesores distinguidos del estado de Ohio, también ha dado cursos de historia de la psicología tanto para alumnos no graduados como para graduados.
De manera adicional a sus estudios sobre historia de la psicología, sus intereses por la
enseñanza y la investigación incluyen la psicología comparativa y la experimental fisiológica. Ha escrito numerosos trabajos sobre estos tópicos, así como un texto de introducción a la psicología publicado en 1984. En 1990 fue nombrado Director de Honores
Universitarios del estado de Ohio.
Como antes:
Para Lesley, Carol, Mark y Hilary
Contenido
PREFACIO ......................................................................................................
xi
INTRODUCCIÓN .............................................................................................
1
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
Psicología de la antigüedad .......................................................................
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología ..................................
Estudios precursores del sistema nervioso central .......................................
Wilhelm Wundt y la fundación de la psicología ..........................................
Edward Titchener y Hugo Münsterberg .......................................................
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX ...............................
Psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos .................................
Historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis ...................
Precursores del funcionalismo en Inglaterra y Estados Unidos ....................
Funcionalismo en la Universidad de Chicago y en la Universidad de
Columbia ....................................................................................................
11. Usos y abusos históricos de la medición de la inteligencia ...........................
12. El conductismo de John B. Watson y el trabajo de Ivan Pavlov ....................
13. Cuatro psicólogos neoconductistas .............................................................
13
33
81
115
141
177
215
255
307
EPÍLOGO ........................................................................................................
533
REFERENCIAS ................................................................................................
541
ÍNDICE ONOMÁSTICO .................................................................................
589
ÍNDICE ANALÍTICO .......................................................................................
601
365
395
445
489
Prefacio
Una tercera edición es una oportunidad para confirmar la postura de ediciones previas y
para la revisión y el cambio. En esta tercera edición de Historia de la psicología, continúo
empleando una forma biográfica, enfatizando las contribuciones de psicólogos incipientes y las circunstancias de sus vidas que influyeron en dichas contribuciones. Así como
en las ediciones anteriores, se presentan psicólogos destacados, no sólo como hombres y
mujeres que contribuyeron de manera importante al desarrollo de la psicología, sino
como personas que tuvieron éxitos y fracasos, triunfos y tragedias, esperanzas alcanzadas y desiluciones. Creo que una aproximación biográfica de este tipo se opone en forma
efectiva a la desafortunada suposición de algunos alumnos de que la historia de la psicología es monótona, tediosa y completamente irrelevante para la psicología contemporánea. Muchas de las vidas y carreras de los psicólogos que se describen en este libro están
lejos de ser monótonas, y sus aportaciones continúan influyendo en forma importante
en la psicología contemporánea.
La psicología es afortunada en tanto que existe un área activa y con vida del saber y
de la investigación de su historia. Cada año se publican muchos trabajos sobre la historia
de la psicología, y los años transcurridos desde que se publicó la primera edición en 1983
han sido un periodo particularmente activo. La mayor parte de las nuevas referencias en
esta edición son trabajos y libros publicados desde 1990. Éste es un reflejo del impresionante cúmulo de conocimientos que se ha publicado acerca de la historia de la psicología. En lo personal estoy muy agradecido con todos aquellos eruditos cuyos trabajos han
aportado algo a esta Historia de la psicología.
Cambios en la tercera edición
Ahora los diagramas cronológicos aparecen casi al principio de cada capítulo. En éstos
se expone el material presentándolo tanto en el contexto del desarrollo histórico de la
psicología como en una ubicación cultural más amplia.
Cada capítulo contiene al menos un recuadro que enfatiza un aspecto de la historia
de la psicología. Muchos de ellos relatan contribuciones del pasado a la psicología contemporánea.
Se presta especial atención a las aportaciones de algunas personas olvidadas en la
historia de la psicología, especialmente mujeres y miembros de grupos minoritarios.
La psicología es afortunada en tanto que es un área activa del saber académico que ha
enfatizado el trabajo y las contribuciones de dichos psicólogos. La psicología como tal
xii
Prefacio
ha cambiado para ser más inclusiva, es importante reconocer a los psicólogos olvidados
y entender las barreras y prejuicios que tuvieron que enfrentar.
Otra de las características de esta edición es el incremento de ilustraciones.
Por primera vez, un manual del instructor acompaña este libro.* Fue escrito por mis
colegas James T. Austin y Sridhar Ramamoorti. El doctor Austin imparte el curso para
alumnos que no se han graduado sobre historia de la psicología en la Universidad Estatal de Ohio. Yo me he beneficiado grandemente de su conocimiento y su entusiasmo. El
señor Ramamoorti era estudiante en mi curso de historia de la psicología para graduados. Su desempeño académico y sus muchas sugerencias y excelentes comentarios, algunas veces críticos, indicaban que él sería un excelente coautor para el manual del
instructor. De hecho, se comprobó que ese era el caso. El manual del instructor está íntimamente relacionado con el texto e incluye subrayados y resúmenes en cada capítulo,
así como temas y consejos para la enseñanza, lecturas destacadas y sugerencias de ejercicios para la clase. Dentro de las listas de recursos se incluyen lecturas adicionales, películas y videos. Para cada capítulo se compiló un banco de preguntas que consiste en
preguntas para completar y preguntas de ensayo de respuestas cortas, elección de opción múltiple y preguntas de falso-verdadero.
Esta Historia de la psicología se dirige a estudiantes que no se han graduado, sobre
todo de psicología, y también a alumnos graduados principiantes. Las principales metas
han sido despertar el interés en la psicología a alumnos que no se han graduado y reforzar el compromiso de los estudiantes graduados con la psicología como una profesión.
Las cartas que he recibido de estudiantes que leyeron este libro y de los miembros de la
facultad que lo han usado en sus clases han sido bienvenidas. Espero que haya muchos
más lectores de esta tercera edición.
RECONOCIMIENTOS
Me considero muy afortunado por haber recibido el apoyo entusiasta de mucha gente al
escribir esta edición. En la División de Universidades de McGraw-Hill, el editor ejecutivo Christopher Rogers, y el editor de psicología Brian L. McKean, me animaron a trabajar en una tercera edición y apoyaron con entusiasmo el libro. Estoy en especial agradecido
con mi editora, Laura Lynch. Su paciencia, apoyo y entusiasmo fueron invaluables. Fred
H. Burns fue el supervisor de edición y Arme Manning la editora de foto. Mi sincero
agradecimiento para ambos.
Los siguientes revisores leyeron el manuscrito entero: Terry J. Rnapp, Universidad
de Nevada en Las Vegas; Alfred JD. Kornfeld, Universidad Estatal del Oriente de
Connecticut; Richard A. Littman, Universidad de Oregon; Donald J. Polzella, Universidad de Daytona, y George Windholz, Universidad de Carolina del Norte en Charlotte.
Sus comentarios y sugerencias fueron muy útiles. Les agradezco a todos.
Esta edición fue escrita durante mi primer periodo como director del programa de
honores universitarios en el estado de Ohio. Mientras continuaba enseñando la historia
de la psicología a alumnos graduados, mis responsabilidades académicas cambiaron
* Nota del Editor: Estos materiles auxiliares sólo están disponibles en inglés para los profesores o instituciones
mediante una petición por escrito dirigida a la editorial. O también es necesario ponerse en contacto con uno
de los representantes de esta casa editora.
Prefacio xiii
para incluir el trabajo con alumnos no graduados de alto rendimiento. Encontré que era
un deleite y sólo puedo esperar que se incremente el número de estudiantes de este tipo
que consideren hacer carrera en la psicología. Mis colegas en el Centro de Honores Universitarios mostraron mucha paciencia y comprensión cuando necesitaba largos periodos para trabajar en lo que se llegó a conocer como "el libro". Estoy especialmente
agradecido a Arienne McCracken por su asistencia editorial y secretarial y a mi colega, el
director asociado del programa de honores universitarios, doctora Mabel Freeman. Mientras me ayudaba a aprender innumerables detalles administrativos relacionados con un
amplio programa de honores y aspectos sobre la educación de estudiantes de alto rendimiento, la eterna tarea de Sísifo, si es que hubo una, la doctora Freeman apoyó mi papel
en la facultad como profesor de estudiantes graduados y no graduados y como escritor
de este libro. Ser su colega ha sido, de hecho, un honor.
David Hothersall
Introducción
CUESTIONES RECURRENTES EN PSICOLOGÍA
E
n 1910, justo treinta años después de que Wilhelm Wundt fundara el primer
laboratorio de investigación psicológica en 1879, Hermann Ebbinghaus describió a
la psicología como dueña "de un largo pasado pero con una corta historia" (Ebbinghaus,
1910, p. 9). Comparada con ciencias establecidas como la astronomía, la anatomía, la
medicina, la química y la fisiología, la psicología de hecho tiene una "corta historia".
Pero, como Ebbinghaus hizo notar, la "corta historia" de la psicología se complementa
por un "largo pasado", en tanto que muchas de las cuestiones y referentes de la psicología se pueden proyectar hacia atrás hasta los mundos antiguos de Egipto, Grecia y Roma
(capítulo 1).
Tal vez si la cuestión más apremiante durante el "largo pasado" de la psicología ha
sido constituirse como una ciencia de la mente, entonces es posible una psicología. Si es
así, ¿cómo se debe definir y cuáles pueden ser sus métodos? En el siglo XIX Auguste
Comte negó la posibilidad de una ciencia de la mente. La mente, afirmaba, puede estudiar todos los fenómenos menos los propios. Su contemporáneo, John Stuart Mili, refutó
esa afirmación y propuso una ciencia de la mente, un modelo de las operaciones de la
mente y un método para estudiar sus contenidos (capítulo 2). La posición de Mili fue
adoptada y extendida por Wilhelm Wundt (capítulo 4) cuando estableció una ciencia de
la psicología y desarrolló métodos que permitieron que las preguntas clásicas de los
epistemólogos —"¿Cómo vemos y percibimos el mundo?"— fueran orientadas científicamente. Uno de los triunfos de la primera generación de psicólogos fue la investigación
de Ebbinghaus sobre la memoria humana (capítulo 6). Él demostró que la memoria se
puede estudiar en forma científica y que los métodos de la psicología pueden ser tan
rigurosos y sus resultados tan relevantes como los de las ciencias más antiguas establecidas con anterioridad. Los resultados de Ebbinghaus permanecen sin ser rebatidos hasta
la actualidad.
En el siglo XX J. B. Watson (capítulo 12), afirmó que la psicología debería abandonar lo
relativo a la mente y estudiar sólo el comportamiento. Sus métodos y propuestas radicales dieron origen al conductismo, el cual, bajo la influencia de su sucesor B. R Skinner, se
convirtió en la postura psicológica dominante en Estados Unidos. Hoy día, el estudio de
la "mente" por medio de la psicología cognitiva está experimentando un renacimiento
en la psicología, y mucha de la investigación realizada por psicólogos cognitivos pre-
2
Introducción
senta una notable similitud con la investigación y las teorías desarrolladas por Franz
Brentano y Oswald Külpe (capítulo 6) y Edward Tolman (capítulo 13). Los psicólogos
han luchado por definir el tema de estudio y los métodos de la psicología a través de su
historia. Son estas luchas las que se describen en este libro.
Una segunda cuestión recurrente en la historia de la psicología y la filosofía es la
relacionada con el lugar donde se encuentra la mente. Como se verá, los filósofos de la
antigüedad tenían ideas curiosas sobre su ubicación. Aristóteles la localizaba en el corazón. Hoy día no dudamos en localizarla en el cerebro y describimos sus funciones como
productos de las operaciones que en este órgano se efectúan. El cerebro es visto como
central. Desde el siglo XIX (capítulo 3) se ha progresado mucho en la comprensión del
cerebro, y las neurociencias actuales, como la psicología fisiológica o psicobiología, representan a un gran grupo de investigadores de muchas disciplinas. Tal vez por su complejidad —con sus 100 billones de células nerviosas y alrededor de 1 cuadrillen potencial
de conexiones entre ellas— el cerebro se describe comúnmente como la estructura más
compleja nunca estudiada; nosotros evitamos hacer una descripción completa de las relaciones entre el cerebro y el comportamiento y entre el cerebro y la conciencia.
Un problema relacionado con la filosofía y la psicología ha sido encontrar la forma de
describir las relaciones entre la mente (cerebro) y el cuerpo, además de un modelo de sus
relaciones. ¿Están separados y son distintos, paralelos, interactuantes, o están unidos de
forma inseparable? Cada una de estas posturas tiene defensores, y sus puntos de vista
continúan influenciando modelos de interacciones mente-cuerpo. Los modelos holísticos
actuales, por ejemplo, en los que mente y cuerpo se ven como uno, suelen presentarse
como si fueran nuevos y revolucionarios, sin embargo, son muy antiguos y se les puede
seguir el rastro desde A Guide for the Perplexed (Guía de Perplejos), un libro de medicina
escrito en el siglo XII por Maimónides, hasta las ideas del médico griego Hipócrates en el
siglo XV a.C. (capítulo 1).
Las contribuciones relativas y la importancia de la naturaleza (la constitución genética)
y la crianza (el medio ambiente) al desarrollo y las diferencias individuales han sido
debatidas eternamente. Aristóteles favorecía una posición ambientalista haciendo hincapié en la importancia de la crianza. De hecho, él fue quien utilizó primero la persistente metáfora de la mente como una tabula rasa, o tabla en blanco, que tendría que ser
cubierta por la experiencia. Platón reconoció la importancia de las diferencias individuales en temperamento, carácter y habilidad, pero creía que estaban determinadas, en gran
medida, desde antes de nacer y, por tanto, adoptó la posición del nativismo (capítulo 1).
A lo largo de la historia de la psicología las dos posturas: nativista y empirista son recurrentes, el empirismo, con su énfasis en la experiencia o la crianza, en las filosofías de
John Locke, James y John Stuart Mili, y las psicologías posteriores de J. B. Watson y B. F.
Skinner; y el nativismo, con su énfasis en la naturaleza y las características innatas, en las
filosofías de Rene Descartes, Inmanuel Kant y las psicologías de Francis Galton, G. Stanley
Hall y Lewis Terman. Crianza contra naturaleza es todavía uno de los puntos que se
debaten con mayor energía y divisorios concernientes a los psicólogos contemporáneos.
De hecho, la división es tan profunda que se ha argumentado que el discurso racional
entre los defensores de consideraciones ambientales y los de posturas genéticas del desarrollo de la inteligencia ha terminado por ser incuestionable (Crawford, 1979). Conclusiones tan pesimistas son injustificadas, la investigación contemporánea obtuvo a partir
de paradigmas originalmente propuestos por Francis Galton (capítulo 9) evidencias fascinantes y poderosas como las contribuciones de naturaleza y crianza.
Introducción
3
LECCIONES SOBRE EL PASADO DE LA PSICOLOGÍA
Los libros de texto de psicología generalmente se limitan a describir los éxitos de los
psicólogos. Esta historia de la psicología describe también los fracasos. En ocasiones,
psicólogos eminentes han defendido con gran confianza y convicción respuestas a las
preguntas de la psicología que más tarde se probó eran erróneas. La descripción de estos
errores no desacredita, desprestigia o menoscaba a los primeros psicólogos que con frecuencia contestaron otras preguntas correctamente; por el contrario, produce una historia más completa de la psicología y, más importante, nos alerta de nuestra propia
falibilidad. Es necesario también evitar la tendencia a interpretar y evaluar las
contribuciones de psicólogos precursores de acuerdo con los criterios del presente y sobre las bases de lo que hoy se sabe. Raymond Fancher (1987) llamó a esa tendencia "historia de remplazo". Este libro no será una historia de remplazo de la psicología.
En gran parte, la razón de que no detectemos con facilidad nuestros errores es porque están apoyados en las creencias y suposiciones compartidas de una era particular.
Edwin G. Boring (1929/1957), quien ha fungido como historiador guía de la historia de
la psicología, describió este tipo de influencias como provenientes del Zeitgeist, o espíritu de la época. Un caso ilustrativo de los efectos del Zeitgeist puede verse en la investigación de Pierre-Paul Broca. Sus estudios sobre la localización del lenguaje en el cerebro
humano (capítulo 3) todavía se consideran importantes, pero Broca también estaba convencido de que las mujeres son productos inferiores de la evolución, que sus cerebros
estaban significativamente menos desarrollados que los de los hombres, y que esta diferencia en el tamaño del cerebro se incrementaba con cada generación. Ahora sabemos
que sus conclusiones no sólo eran erróneas, sino que estaban basadas en investigaciones
inadecuadas y conducidas de manera muy pobre. Sin embargo, por el hecho de estar en
armonía con las suposiciones prevalecientes y las creencias de aquella época, ni siquiera
fueron discutidas.
Un ejemplo similar lo podemos encontrar a principios del siglo XX. En aquella época
el consenso entre los psicólogos líderes como Henry Goddard y Lewis Terman (capítulo
11) era que, con el establecimiento de pruebas psicológicas, se podía medir la inteligencia básica en diversos grupos de personas, incluso los pertenecientes a diferentes grupos
raciales, étnicos y a antecedentes culturales diversos. Hoy día, estamos conscientes de
que las tendencias culturalmente heredadas pueden influir en muchas de las evaluaciones psicológicas y nos esforzamos por desarrollar pruebas "libres de cultura". Por desgracia, en tiempos de Terman y Goddard, no se cuestionaba la validación transcultural
de las pruebas que existían, y los resultados provenientes de su aplicación a diferentes
grupos étnicos, culturales, nacionales y raciales se aceptaban, en gran parte porque concordaban con las suposiciones prevalecientes y las creencias acerca de estos grupos. Las
consecuencias de la aplicación errónea de las pruebas psicológicas fueron injustas y trágicas (capítulo 11) aunque ambos, Goddard y Terman, aportaron conocimientos a la psicología que aún se consideran valiosos. En la década de 1920 Goddard estableció una de
las primeras escuelas con programas enriquecidos para niños superdotados, mientras
Terman planeó, inició, apoyó y, durante muchos años, condujo un estudio psicológico
nunca antes realizado, su estudio a largo plazo de niños genio.
Las respuestas incorrectas a ciertas preguntas de investigación que favorecen a la
ideología política y filosófica prevaleciente representan otro de los efectos del Zeitgeist
que funcionaba en el pasado, ahora quizás estamos más conscientes de su influencia en
4
Introducción
la psicología contemporánea. Por supuesto, las influencias de la ideología política, filosófica y científica prevaleciente no son siempre negativas. En muchos casos el espíritu de
la época, que se refleja en la interacción de todas las ciencias y la tecnología, puede fomentar la producción de nuevas ideas y de soluciones creativas a los problemas. Una
influencia positiva puede verse en los modelos y metáforas elegidos para describir la
conducta y la conciencia. Descartes (capítulo 2) describió el cuerpo como una máquina
semejante a las que observaba en los jardines del siglo XVII en Francia. William Harvey,
quien vivió durante la revolución industrial en Inglaterra, veía el corazón como una
bomba cuya tarea era conducir la sangre a través del cuerpo. Wilhelm Wundt y Edward
Titchener (capítulos 4 y 5) se prepararon para emular la física de Newton y modelar su
psicología basándose en esa ciencia, no sólo en lo que esperaban fuera el rigor y la elegancia de los métodos de la psicología, sino también en lo que consideraban las metas de
la nueva ciencia. A principios del siglo XX los conductistas y los neoconductistas (capítulos 12 y 13) adoptaron como modelo un tablero de distribución para la conducta y consideraron la tarea de la psicología como una suma de conexiones entre estímulos y
respuestas conductuales. Actualmente, los modelos computacionales de la conducta y la
conciencia están en boga, y los psicólogos se refieren a procesos cognitivos en términos
de procesamiento de información, almacenamiento, entrada y salida y capacidad de almacenamiento —todos ellos conceptos tomados de la ciencia de la computación—. Dentro de veinte años es posible que este modelo se considere pasado de moda, al igual que
ahora los modelos estímulo-respuesta nos parecen a nosotros. Pero a lo largo de la historia podemos ver que el valor de esos modelos no reside en su precisión o veracidad para
describir los fenómenos psicológicos, sino en su capacidad para conducir la teorización
y la investigación psicológicas.
Otro aspecto del pasado de la psicología en el que se hará hincapié a lo largo de esta
historia es que los psicólogos pioneros guiaron la investigación y la especulación sobre
fenómenos psicológicos, en formas que fueron marcadamente precien tíficas. Algunas
veces dichas investigaciones y especulaciones fueron olvidadas por generaciones de psicólogos, pero más tarde fueron redescubiertas. En el siglo XVII, John Locke describió un
procedimiento clínico para vencer los miedos excesivos (capítulo 2) que se apoya en una
marcada similitud con los procedimientos de desensibilización sistemática desarrollados por Joseph Wolpe y otros terapeutas conductuales contemporáneos para el tratamiento de las fobias. Hugo Münsterberg (capítulo 5), en la primera década del siglo XX
escribió extensamente sobre la formalidad de la memoria humana, en particular sobre el
testimonio del testigo ocular. Durante los años de 1970 se volvieron a realizar investigaciones similares a las de Münsterberg (Loftus, 1980). En la década de 1920 Sidney Pressey
inventó las máquinas de enseñar y dirigió investigaciones sobre su efectividad comparada con métodos de enseñanza más tradicionales. Pero sus máquinas fueron un fracaso
comercial, y su libro se olvidó casi por completo. En los años de 1950, B. F. Skinner desarrolló sus propias máquinas de enseñar, y sus aplicaciones le hicieron ganar considerable fama. El contraste entre la oscuridad de las máquinas pioneras de Pressey y la fama
lograda por Skinner se entiende mejor dentro del contexto histórico (Benjamín, 1988).
Gustav Fechner, el padre de la psicofísica (capítulo 2) sabía ya en el siglo XIX, que el
cerebro humano tiene dos hemisferios cerebrales ligados por una banda de fibras, el cuerpo calloso. Él especuló que si éstas eran seccionadas o cortadas, resultarían dos corrientes
separadas de conciencia. La mente sería, en efecto, dividida en dos. En décadas recientes
se ha seccionado el cuerpo calloso en pacientes humanos para prevenir la expansión de
Introducción
5
ataques epilépticos de un lado del cerebro al otro (Sperry, 1961). Los reportes que describen a los sujetos con esta "separación-cerebral" han cambiado dramáticamente nuestra
comprensión del cerebro y han confirmado de muchas maneras las hipótesis de Roger
Sperry. En 1981, casi 100 años después de la publicación del trabajo de Fechner, Sperry
ganó el premio Nobel de medicina por su investigación pionera acerca de las consecuencias que conlleva seccionar el cuerpo calloso. Tales aportaciones y aplicaciones de descubrimientos psicológicos tempranos son, de hecho, impresionantes, pero debemos tener
cuidado de no leer más allá en el trabajo de los psicólogos precursores de lo que en realidad estaba allí. Debemos comprender las contribuciones históricas como son actualmente en lugar de hacer énfasis en cuánto anticiparon posteriores descubrimientos.
LA HISTORIA COMO FUERZA UNIFICADORA O CENTRÍPETA
DENTRO DE LA PSICOLOGÍA
El primer encuentro organizado de la Asociación Americana de Psicología (APA, pos sus
siglas en inglés) se realizó en 1892 y a ella asistieron doce fundadores (capítulo 9). El
primer encuentro anual de la APA tuvo lugar en diciembre de ese año con una asistencia
de 18 miembros. En 1893 la asociación tenía ya 43 miembros y un presupuesto de 63
dólares. Durante muchos años la convención se efectuó en campus universitarios durante
las vacaciones de Navidad. Pero los tiempos han cambiado. Durante los primeros
cinco días de agosto de 1993, se realizó la convención 101 de la APA en Toronto, Canadá,
con un programa de encuentros en cinco hoteles del centro de la ciudad y el Centro de
Convenciones de Toronto. Asistieron alrededor de 12 000 psicólogos. La APA cuenta
ahora con 62 000 miembros, 21 000 afiliados, 49 divisiones, y un presupuesto para 1993
de más de 45 millones de dólares. Los resultados de encuestas internacionales muestran
que el número total de psicólogos en el mundo sobrepasa los 500 000.* Ese número casi
se duplicó de 1980 a 1990 (M. R. Rosenzweig, 1992). Canadá, Europa, África, India, Rusia
y Japón cuentan con un número significativo de psicólogos.
La psicología en la actualidad está bien establecida como una ciencia y profesión y
los psicólogos son muy destacados en varias áreas de la vida contemporánea. En 1992 un
psicólogo de Ohio, Ted Strickland, fue electo para el Congreso de Estados Unidos (De
Angelis, 1993, p. 24). Durante su periodo presidencial en la APA, Raymond Fowler (1990b)
describió la psicología como una "disciplina núcleo" que provee un núcleo básico de
conocimientos que se usan en otras disciplinas. Por su entendimiento de la conducta
humana, se consideraba a los psicólogos como profesionistas capaces de contribuir a la
solución de los principales problemas de la sociedad. Altman (1987) describió esas poderosas fuerzas centrífugas dentro de la psicología como interacciones cercanas con otros
campos de conocimiento, como nuevos métodos de investigación, y como la expansión
de escenarios de entrenamiento. Caracterizó dichas tendencias como benéficas para la
psicología, pero algunos otros son menos optimistas. Un presidente anterior de la APA,
Janet Spence, preguntó "¿Se sostendrá el centro (de psicología)?" Spence contestó que tal
vez no y describió un "escenario del día del juicio final" en el que la psicología institucional
* El número de psicólogos es aproximadamente la doceava parte del número de médicos en el mundo (M. R.
Rosenzweig, 1992, p. 718).
6
Introducción
era diezmada (Spence, 1987, p. 1053). Sarason escribió que "ya no existe más un centro
en la psicología estadounidense" (Sarason, 1988, p. 522). Otros psicólogos tienen más
esperanzas respecto al futuro de su campo de estudio. Bower (1993) considera el hecho
de que muchos psicólogos realicen actividades diferentes, en una gran variedad de escenarios, como una fuente de fortaleza y no de debilidad. Eso es lo que hace de la psicología una disciplina excitante y dinámica.
En muchos campos universitarios y de educación superior, la psicología es muy popular, si no es que la más atractiva entre los alumnos que no se han graduado. En consecuencia, en los últimos 20 años muchos departamentos de psicología han aumentado el
número de cursos que imparten de esa materia, y el número de psicólogos egresados de
sus facultades. Scott (1991) afirma que es posible que el futuro no sea tan positivo para
los departamentos de psicología. De acuerdo con él, para el año 2050 los departamentos
de psicología, tal como ahora están estructurados, serán sólo un recuerdo: la biopsicología
se enseñará en escuelas de medicina, la psicología cognitiva formará parte de coaliciones
de ciencias cognitivas, la psicología social se orientará más a la práctica y se impartirá en
escuelas profesionales, y la psicología clínica se convertirá en una especialidad de las
escuelas de medicina (Scott, 1991, p. 976).
Una fuerza centrípeta unificadora de la psicología contemporánea es la historia en
común que todos los psicólogos comparten. Esa historia distingue e identifica a la psicología. Dentro de la psicología existe un sorprendente grado de unanimidad acerca de
cómo son las grandes figuras del pasado. Korn, Davis y Davis (1991) le pidieron a 29
importantes historiadores de la psicología y a 93 catedráticos del departamento de graduados de psicología, situar en orden de importancia a los diez psicólogos más importantes de todos los tiempos. Las jerarquías fueron las siguientes:
Ebbinghaus, Binet y Fechner están en las listas de los historiadores, pero no en la de
los catedráticos. Hall y Thorndike fueron jerarquizados en la de los catedráticos, pero no
en la de los historiadores. Con excepción de Piaget y Rogers, todos los psicólogos que
aparecen en la lista se analizan con detalle en este libro. Todos ellos, incluyendo a Arma
Freud, Kurt Lewin, Dorothea Dix, Hugo Münsterberg, Edward Tolman, entre muchos
otros, son psicólogos. Sus contribuciones, y las de muchos otros hombres y mujeres que
Introducción 7
se analizan en este libro, establecieron y definieron a la psicología. De ellos podemos
aprender lo que los psicólogos tienen en común, y la unidad que existe al interior de la
diversidad de la psicología contemporánea.
LA APROXIMACIÓN DE ESTE LIBRO A LA HISTORIA DE
LA PSICOLOGÍA
Muchas obras acerca de la historia de la psicología se enfocan en los principales sistemas
teóricos de la filosofía y la psicología y en las formas como se han relacionado conceptualmente entre una generación de psicólogos y la siguiente. Esta forma de aproximación permite al lector entender cómo evolucionan los sistemas de pensamiento dentro
de un contexto histórico amplio. Sin embargo, existe el peligro de olvidar a los psicólogos como individuos al usar tal forma de aproximarse, especialmente si se usa de forma
exclusiva. Hegel en su libro Reason in History (La razón en la historia), publicado originalmente en 1837, describió a los héroes de la historia como "individuos históricos del mundo" quienes "encarnaron la verdad de su época y de su mundo". Este libro describirá a
los héroes y heroínas hegelianos de la historia de la psicología. Hegel también describió
la "lucha por el reconocimiento" y el intenso deseo del ser humano de poseer una herencia merecedora de conocimiento y reconocimiento. Nosotros revisaremos en esta obra
los eventos que impulsaron las vidas y las carreras de muchos de los psicólogos que en
ella se mencionan. También expondremos la forma en que las circunstancias de sus vidas, de sus experiencias personales y algunas veces de situaciones poco favorables, los
impulsaron a generar nuevas ideas y a tomar nuevas direcciones en sus investigaciones
y estudios.
Durante la Primera Guerra Mundial Wolfgang Kóhler fue abandonado en Tenerife,
una isla solitaria en el océano Atlántico (capítulo 7). En ese lugar había una colonia de
chimpancés destinados a la investigación, así fue como Köhler estudió la forma de solucionar problemas y el aprendizaje por insight de esos animales. Su investigación contribuyó en gran parte al establecimiento de la corriente de la psicología de la Gestalt. Antes
de la Primera Guerra Mundial, Franz Brentano, Cari Stumpf y Oswald Külpe (capítulo
6) establecieron una tradición activa de la investigación cognitiva en Alemania. Debido a
la guerra, esta investigación se abandonó y su postura y hallazgos se olvidaron. Sólo en
años recientes los psicólogos regresaron a los temas cognitivos abordados por aquellos
pioneros. El conocimiento de la investigación cognitiva temprana permite evaluar y apreciar los trabajos contemporáneos.
En el caso de otros psicólogos fueron las circunstancias personales en lugar de eventos geográficos y políticos lo que alteró sus carreras. J. B. Watson, fundador del conductismo y primer presidente de la APA, se vio obligado a renunciar a su posición universitaria y a autoexiliarse de la psicología por un escándalo en su vida privada (capítulo
12). Su sucesor en la psicología estadounidense fue B. F. Skinner. Los conocimientos que
él desarrolló, y que tanto influenciaron a la psicología, se basaron en su investigación
experimental y sus innovadoras aplicaciones al saber de la misma (capítulo 13); por otra
parte, también contaba con una buena reputación e influencia. De hecho, una votación
en 1970 colocó a Skinner entre las 100 personas más importantes del mundo (Robinson,
1970). Para esa amplia audiencia, Skinner era el conductista por excelencia y el máximo
8 Introducción
Contribuyentes olvidados en la historia de la psicología
En adición a sus eminentes e importantes contribuciones al desarrollo histórico de la psicología, los psicólogos enumerados en la tabla
anterior comparten otras dos características:
todos son hombres blancos. Durante mucho
tiempo sus contribuciones fueron de importancia indudable, pero al mismo tiempo hubo
otras aportaciones especialmente de psicólogos afroamericanos y de mujeres, cuya cooperación fue también importante para la
psicología pero que permanecieron en el olvido hasta hace muy poco tiempo.
Robert Guthrie (1976) subrayó las contribuciones de muchos psicólogos afroamericanos, también describió el prejuicio, la discriminación y las dificultades que muchos de
ellos tuvieron que enfrentar. El curioso pero
tristemente irónico título del libro de Guthrie,
Even the Rat Was White (Incluso la rata era blan-
ca), mostraba cómo percibía la situación en
la psicología. La carrera de Francis C. Sumner
ilustra las muchas dificultades a las que los
afroamericanos se tenían que enfrentar
(Bayton, 1975). Nacido en Pine Bluff,
Arkansas, en 1895, Sumner asistió a numerosas escuelas elementales pues sus padres
tenían que mudarse de un pueblo a otro buscando trabajo. Él nunca asistió a la preparatoria. Para ser admitido en la Universidad de
Lincoln en Pennsylvania, Sumner tuvo que
presentar un examen escrito. Así lo hizo y en
1915 se graduó con grado de filósofo, y a él
le correspondió dar el discurso de despedida al final del curso. Después de eso, Sumner
obtuvo un segundo grado en inglés con un
facultativo en psicología en la Universidad
de Clark. Intentó ingresar a los programas
para graduados en psicología en la Universidad Americana y en la Universidad de
Illinois, pero se le negó la admisión. Sin dejarse intimidar buscó la ayuda de G. Stanley
Hall, el presidente de Clark y un profesor de
psicología (capítulo 9). En 1917 Sumner fue
admitido a Clark como el primer estudiante
graduado de Hall, pero antes de que pudiera ingresar fue enrolado por el ejército. A
Introducción
Contribuyentes olvidados en la historia de la psicología (continuación)
pesar de la recomendación de Hall respecto
a que había sido entrenado como oficinista,
fue enviado a Francia como sargento de infantería. Sobrevivió a la Primera Guerra
Mundial y regresó a Clark donde recibió su
doctorado de manos de Hall en 1920. Las estadísticas muestran la magnitud de sus logros. De 10 000 grados de doctor otorgados
por universidades estadounidenses entre
1876 y 1920, sólo 11 fueron otorgados a afroamericanos (Spencer, 1994, p. 15).
Después dio clases en la Universidad de
Wilberforce en Ohio y más tarde en el Instituto Colegiado de Virginia del Este. Ahí,
durante 7 años dio clases en todos los cursos
de psicología y filosofía que le ofrecieron
(Spencer, 1994, p. 15). En 1928 aceptó el nivel de profesor de psicología y una cátedra
en el departamento en la Universidad de
Howard. En ese nivel permaneció hasta su
muerte en 1958. Bajo el liderazgo de Sumner,
Howard llegó a ser la principal productora de
maestros y doctores negros en la psicología. A mediados de 1970, por ejemplo, de los entonces 300
negros doctores en psicología, el 20% recibió su
grado o su posgrado en Howard. De forma adicional, existían 200 grados terminales de
posgraduados en psicología que eran sostenidos
por graduados negros de la universidad (Spencer,
1994, p. 19).
Debido a estos logros, Guthrie correctamente llama a Sumner "el padre de los psicólogos estadounidenses negros".
Uno de esos psicólogos negros era Kenneth Clark, quien condujo la investigación
que abrió brecha sobre los efectos de la segregación en la educación de niños negros.
Sus hallazgos fueron extensamente citados
en la decisión de la Suprema Corte de Estados Unidos en 1954 en la que se declaró inconstitucional la segregación en escuelas estadounidenses.
Desde que muchos psicólogos eligieron
no indicar su etnia en los formatos de membresía, es imposible saber cuántos psicólogos
proceden de grupos minoritarios. Pero no
existe duda de que su representación queda
por debajo de los demás. Para ampliar su
número la Asociación Americana de Psicología ha emprendido programas intensivos
de reclutamiento y apoyo para estudiantes
de grupos minoritarios. Adicionalmente, el
número de cursos sobre psicología transcultural tanto en los departamentos de estudios
psicológicos como en el de estudios de los
negros (Hicks y Ridley, 1979) sugieren un
optimismo cauteloso acerca de que los grupos con baja representación se llegarán a incluir en la psicología.
Las aportaciones de mujeres también han
sido olvidadas. Mientras que las contribuciones de Anna Freud, Bluma Zeigarnik y Mary
Cover Jones y otras se señalan en éste y en
otros libros, el trabajo de muchas otras con
frecuencia se ha ignorado. Florence Goodenough desarrolló la prueba de la figura humana, una importante técnica de evaluación
proyectiva; Anne Anastasi fue una de las
pioneras de las pruebas de desarrollo psicológico; Maud Merrill colaboró con Lewis
Terman (capítulo 11) en la importante revisión de la prueba de inteligencia de StanfordBinet en 1937; Loretta Bender en 1938 aplicó
los principios de la psicología de la Gestalt
(capítulo 7) en la prueba de desarrollo de
Bender-Gestalt; Mary Henle tuvo una fuerte
influencia en la historia de la psicología y sus
primeros logros personales en la psicología
de la Gestalt fueron especialmente significativos (Henle, 1978a; 1978b).
En años recientes un área activa del saber histórico se ha enfocado en las aportaciones olvidadas de mujeres (Denmark, 1980;
Furumoto y Scarborough, 1986). Los eruditos han identificado y descrito numerosas e
importantes contribuciones de mujeres psicólogas, y también han hecho hincapié en la
discriminación formal, abierta y encubierta
y las dificultades que enfrentaron. En una
serie de cuatro volúmenes, Agnes O'Connell
y Nancy Felipe Russo (1980,1983,1988,1990)
9
10
Introducción
Contribuyentes olvidados en la historia de la psicología (continuación)
caracterizaron a mujeres eminentes de la psicología y describieron sus contribuciones. En
esas biografías se pone en evidencia que muchas tuvieron que vencer un sexismo presente, en forma paralela a su extraordinario talento y su duro trabajo.
La falta de reconocimiento a sus contribuciones es paradójica, dado que durante
muchas décadas un número significativo de
mujeres han obtenido grados de doctor en
psicología. Desde los años de 1920, el 25%
de todos los grados de doctor en psicología
otorgados por universidades estadounidenses fueron obtenidos por mujeres. En 1980 esa
proporción se elevó al 29% (Denmark, 1980,
p. 1059). En 1985 el 34% de todos los grados
de doctor en psicología fueron otorgados a
mujeres, y en 1993 la proporción fue del 42%.
Algunas proyecciones sobre tendencias actuales indican que para el cambio de siglo el
número de hombres y mujeres que reciban
el grado de doctor en psicología será el mis-
mo; para el año 2010, el 60% de los grados de
doctor en psicología se otorgará a mujeres
(Fowler, 1993, p. 2). Esos cambios en los porcentajes han causado temores acerca de las
consecuencias del incremento de la "feminización" de la psicología. Los papeles prominentes y exitosos de muchas mujeres en la
historia reciente de la psicología podría calmar esos temores. Janet Spence fungió como
presidenta de la APA, y Sandra Scarr fue uno
de los miembros fundadores de la Sociedad
Americana de Psicología. En 1992 seis de los
21 ganadores de premios a las aportaciones
distinguidas otorgados por la APA fueron
mujeres. En un contexto más amplio, dos mujeres psicólogas fungieron como presidentes
de importantes universidades estadounidenses: Judith Albino de la Universidad de Colorado; Judith Rodin de Yale, quien fue elegida en 1993 como la primera mujer presidente de una universidad de la Liga de la
Hiedra (Martin, 1994, p. 7).
controlador de la conducta. Ésos fueron los papeles que Watson desempeñó durante su
breve carrera. ¿Cuál, entonces, hubiera sido el papel de Skinner si Watson hubiera permanecido activo en la psicología durante toda su vida? Cualquier respuesta sería especulativa, pero seguramente la carrera de Skinner, tal vez incluso sus aportaciones a la
psicología, hubieran sido diferentes.
Estos ejemplos ilustran la manera en que este libro se aproxima a la historia de la
psicología. Nosotros expondremos el desarrollo de los sistemas psicológicos dentro de
su contexto político y social, pero también examinaremos los efectos de los eventos individuales en la vida de los psicólogos. De esta forma podremos examinar no sólo el contexto histórico en el que trabajaron estos individuos, sino también cómo sus motivaciones personales, tragedias privadas y cambios fortuitos de la fortuna afectaron su trabajo.
Para enfocarnos en estos aspectos individuales emplearemos una representación más
completa de por qué hicieron las contribuciones que conocemos. Por ejemplo, Sigmund
Freud (capítulo 8) mantuvo su posición de líder del emergente movimiento psicoanalítico, en gran parte por un imperativo de dominar y dirigir, y por un compromiso con el
desarrollo de su sistema teórico o sus métodos de tratamiento. Alfred Binet tenía motivos poderosos para contribuir con la psicología y desarrolló en colaboración con otros la
primera prueba de inteligencia (capítulo 11). Su trabajo era claramente una forma de
autorrehabilitación y un intento por compensar la malograda investigación que antes
había realizado. Clark Hull (capítulo 13) dedicó su vida a mostrar que aunque era un
Introducción
11
hombre "que cojeaba al caminar", era tan bueno como cualquiera, y podía hacer aportaciones a la psicología capaces de "soportar la prueba del tiempo", meta que logró con su
investigación respecto a la hipnosis y el desarrollo de un sistema conductual.
Algunas veces características de personalidad dogmáticas han estado en contra de
los psicólogos como individuos. Edward Titchener (capítulo 5) se esforzó por establecer
la psicología como una ciencia independiente en Estados Unidos, pero su rígida insistencia en cuanto a que la suya era la única psicología verdadera, y sus críticas agresivas
a todos los intentos de aplicar el conocimiento psicológico, realmente impidieron el desarrollo de la psicología. Hacia el final de su carrera, Titchener se apartó por completo
del campo conforme comprendió que sus esperanzas de establecer una "psicología pura"
nunca se cumplirían.
La desilusión de Titchener no fue la única experimentada por las figuras históricas de
la psicología. Freud fue ridiculizado cuando regresó a Viena y describió sus puntos de
vista sobre la hipnosis y la histeria (capítulo 8). Iván Pavlov fue exhortado por uno de los
líderes de la psicología de esa época, Sir Charles Sherrington, a abandonar sus experimentos sobre condicionamiento clásico y a regresar a la "psicología real" (capítulo 12).
Edwin Twitmyer (capítulo 12) expuso sus experimentos del condicionamiento clásico al
mismo tiempo que Pavlov, pero sus reportes fueron ignorados por completo. Kurt Lewin
(capítulo 7) y Hugo Münsterberg (capítulo 5) nunca recibieron el reconocimiento de sus
contemporáneos o el lugar en la historia de la psicología que claramente merecían, tal
vez porque eran europeos y nunca pudieron formar parte de la psicología o de la sociedad estadounidense. Cuan diferente hubiera sido la historia de la psicología si la vida de
esos psicólogos hubiera sido diferente.
En este recuento personalista de la historia de la psicología también es posible observar los efectos de la buena fortuna —como tener un maestro inspirador o leer el libro
correcto en una etapa crucial de la carrera—. Principies of Psychology (Principios de psico-
logía) de William James (capítulo 10) inspiró a toda una generación de psicólogos. Para
otros, la inspiración se originó por el feliz accidente de estar en el lugar correcto en el
momento correcto. Max Wertheimer interrumpió sus planes para las vacaciones del verano y tomó un tren a Frankfurt, en donde conoció a Wolfgang Kóhler y a Kurt Koffka
(capítulo 7). Juntos formaron el gran triunvirato de la psicología de la Gestalt. Robert
Yerkes, un estudiante de la conducta animal, fue presidente de la APA en 1917 cuando
Estados Unidos entró a la Primera Guerra Mundial, y fue elegido para organizar las
contribuciones psicológicas al esfuerzo de la guerra. Como resultado, Yerkes dirigió uno
de los más ambiciosos programas de medición en psicología, el Proyecto de pruebas
Army (capítulo 11).
A pesar de esos eventos fortuitos, la historia no es caótica o azarosa, ni se produce
enteramente como un conocimiento intuitivo o no mediado por la razón. Todos estos
psicólogos, y muchos otros cuyas carreras y contribuciones consideraremos, estaban preparados en cuanto a intelecto, motivación y habilidad para tomar ventaja de sus afortunadas circunstancias. Las formas en que lo hicieron nos debe alertar ante la importancia
de oportunidades similares en nuestras propias vidas.
CAPITULO UNO
Psicología de la antigüedad
L
as raíces de la civilización occidental pueden encontrarse en las antiguas ciudades
de Grecia y Roma. En particular, las raíces de dos de las áreas más importantes que
han despertado la curiosidad humana —la filosofía y las ciencias naturales— tienen sus
orígenes en los trabajos de los pensadores de la Grecia y la Roma antiguas. Debido a que
la psicología emergió como una disciplina independiente de la filosofía y en forma gradual adoptó los métodos de la ciencia, es apropiado examinar principalmente los antiguos fundamentos de ambas ciencias.
Entre las primeras consideraciones sobre fenómenos que se podrían llamar psicológicos están las de las series de los "libros de los sueños" asirios, constituidos por losas de
barro en los milenios v y vi a.C. (Restak, 1988, p. 3). Asiría fue uno de los grandes imperios del mundo antiguo que extendió sus dominios desde el oeste del mar Mediterráneo
hasta el este del mar Caspio, entre las actuales Armenia y Arabia. Estos "libros" describen sueños de muerte y de pérdida de dientes y de cabello y, lo más interesante de todo,
muestran el autoconocimiento, sueños acerca de la vergüenza de encontrarnos desnudos en público. Pero nuestro conocimiento más completo proviene de los mundos antiguos de Egipto, Grecia y Roma. Ahí, los médicos y los filósofos de la antigüedad
especularon acerca de problemas como la ubicación de la mente, de la sensación, de la
percepción, de la memoria y del aprendizaje. De manera más general, los personajes de
la antigüedad nos proporcionaron un gran número de formas diferentes de percibir la
naturaleza humana y de aproximarnos a los problemas de la psicología, además de diversas concepciones de la naturaleza y del Universo.
AVANCES EN LA MEDICINA: UNA
APROXIMACIÓN BIOLÓGICA
Varias veces durante su historia, la psicología ha estado aliada con la medicina, la fisiología y la neurología. Los procesos psicológicos y la conducta eran analizados como si
tuvieran ciertas bases biológicas. De hecho, mucha de la "psicología" de esos periodos
en la actualidad se podría considerar perteneciente al campo de la medicina. Por esta
razón empezaremos con una breve revisión de la temprana medicina griega. De esta
manera descubriremos que los médicos griegos tenían teorías respecto a la ubicación de
la mente y también acerca de cómo la fisiología puede afectar el temperamento.
Psicología de la antigüedad 15
Medicina griega temprana
Antes del año 500 a.C. la medicina griega estaba en manos de sacerdotes que residían en
templos y que se pensaba conocían los secretos de Esculapio, el dios griego de la medicina (Magner, 1992). En la Ilíada Hornero describe a Esculapio como el hijo de Apolo, un
guerrero heroico y un médico intachable. La reputación de sus seguidores, los esculapios,
residía en vencer la infertilidad, en curar varias enfermedades y en restaurar la salud,
especialmente en casos de ceguera, sordera y varias formas de parálisis. Alardeaban de
que, tal vez, todos sus pacientes se curaban porque los seleccionaban cuidadosamente.
Sus técnicas eran secretos guardados con mucho celo. Un paciente que deseaba tratamiento era aislado socialmente (era "incubado"*) en el templo y sometido a una variedad de rituales. Los sacerdotes hacían un recuento de los poderes de Esculapio, leían
historias de casos escritos en los muros del templo, y hacían poderosas sugestiones de
que ocurriría la cura. Se utilizaban drogas para aliviar el dolor y detener el sangrado.
Finalmente, el paciente pagaba a los sacerdotes una tarifa sustancial por sus servicios.
Alrededor del año 500 a.C. un médico griego llamado Alcmeón comenzó a hacer
disecciones de cuerpos de animales para estudiar sus esqueletos, sus músculos y sus
cerebros. Ya se habían hecho las primeras descripciones del cuerpo, pero las de Alcmeón
fueron probablemente las primeras que se basaron en observaciones objetivas. Enseñó
sus métodos a los estudiantes de una escuela de medicina que estableció en Crotón, su
pueblo natal, esperando contrarrestar la influencia de los sacerdotes y remplazar la medicina religiosa por una aproximación racional a la enfermedad, no mística, y sí
observacional. Esta forma de aproximarse era holística por naturaleza, dado que Alcmeón
creía que la salud y la enfermedad eran el producto del equilibrio o desequilibrio de los
sistemas del cuerpo: una temperatura corporal excesiva causa fiebre, el frío excesivo
causa escalofríos. La salud es un equilibrio armónico de los estados corporales.
Hipócrates
El sucesor de Alcmeón, Hipócrates, fue la figura griega más importante de la medicina
durante este periodo. Nacido alrededor del año 460 a.C, su pasado ancestral se remonta
a Esculapio por parte de su padre y a Hércules por la de su madre. Hipócrates recibió su
educación temprana en Cos, uno de los grandes centros de la medicina religiosa. Al
igual que Alcmeón, rechazaba el misterio y la superstición de los sacerdotes, y fundó
una escuela de medicina para enseñar a otros a aproximarse de manera objetiva a la
medicina. Tan apasionante era lo planteado por Hipócrates que incluso fue acusado de
quemar la biblioteca médica de Cos para borrar las tradiciones médicas vigentes (Magner,
1992, p. 66). Hipócrates enseñó a sus alumnos que todas las enfermedades son el resultado de causas naturales y, por lo tanto, debían ser tratadas usando métodos naturales.
Insistió en que el poder curativo de la naturaleza le permite al cuerpo curarse a sí mismo
y librarse por sí solo de la enfermedad. Consecuentemente, creía que la principal responsabilidad del médico es no interferir con ese poder curativo; ya que ante todo el médico
debe evitar causar daño. Hipócrates, al igual que Alcmeón, adoptó una aproximación
holística a la medicina. Según Hipócrates, el cuerpo debe funcionar en un estado armó* Nota de revisor técnico.
16 Capítulo 1
Curación y salud holísticas
La New England Journal ofMedicine es una de
las revistas médicas más prestigiosas en el
mundo. En cada número se presentan por
primera vez las contribuciones y la investigación clínica importantes. Sólo muy raras
veces aparece un trabajo escrito por una persona lega (no médico). Uno de esos trabajos
fue "Anatomy of an Illness" ("Anatomía de
una enfermedad") del escritor estadounidense Norman Cousins, que fue publicado en la
New England Journal of Medicine en diciembre
de 1976. El trabajo de Cousins fue ampliamente discutido, reimpreso en revistas
médicas en catorce idiomas y utilizado en la
curricula de escuelas de medicina alrededor
del mundo. Cousins amplió su trabajo en su
libro de 1979, Anatomy of an Illness (Anatomía
de una enfermedad). En ese libro Cousins hizo
una reflexión cambiante acerca de la enfermedad y una poderosa descripción de la cura
y la salud holísticas. Como el mismo Cousins
reconoció, sus posturas se pueden rastrear
hasta Hipócrates.
En agosto de 1964, Cousins regresó de un
viaje por el extranjero con una ligera fiebre
y algunos achaques corporales atribuidos
al principio a la fatiga del viaje, pero sus síntomas progresivamente se volvieron más
severos. Después de una semana Cousins tenía dificultad para mover su cuello, sus brazos, sus piernas y sus dedos. Su mandíbula
estaba casi cerrada y le era difícil hablar. Su
tasa de sedimentación estaba sobre 80. Esa
prueba de diagnóstico mide los glóbulos rojos de la sangre, y con ello, la severidad de la
inflamación y de la infección en el cuerpo: una
tasa normal de sedimentación es alrededor
de 20; la gripa o la fiebre pueden producir
una tasación de 30. Cuando la tasa sobrepasa
ese número, el paciente está en condiciones
difíciles. Cousins tenía una tasa de 88. El diagnóstico era una seria enfermedad de colágeno, un daño que produce síntomas similares a los de la artritis y el reumatismo. Los
pronósticos eran negativos. Un especialista
admitió que nunca había visto a un paciente
recuperarse, mientras que el propio médico
de Cousins estimaba una probabilidad
entre quinientas de que se restableciera su
salud.
nico, por tanto, comúnmente prescribía descanso, ejercicio, música, mejoramiento de la
dieta y esparcimiento para restablecer la armonía natural del cuerpo. En resumen, hizo
énfasis en el paciente en lugar de hacerlo en la enfermedad. Su aproximación holística a
la salud y a la curación tiene ardientes defensores en nuestros tiempos.
Hipócrates además era un observador agudo, capaz de perfilar algunas conclusiones
marcadamente precisas provenientes de sus propias observaciones. Concluyó, en forma
correcta, que el lado derecho del cuerpo está controlado por el lado izquierdo del cerebro, y que al lado izquierdo del cuerpo lo controla el lado derecho del cerebro. Este
razonamiento, que es contraintuitivo, resultó de sus observaciones de que el daño producido en un lado de la cabeza con frecuencia causaba parálisis del lado contrario del
cuerpo.
Más evidencias de las habilidades de observación de Hipócrates se pueden encontrar
en las notas sobre los casos y sobre los procedimientos clínicos que detalló en un trabajo
titulado El arte de curar. En este tratado presenta claras descripciones de melancolía, manía,
depresión posparto, fobias, paranoias e histeria. Sin embargo, estaba equivocado respecto a la histeria, pues la describió como una enfermedad restringida a las mujeres
debido a que la atribuía al útero galopante. La concepción errónea de la histeria como
Psicología de la antigüedad
17
Curación y salud holísticas (continuación)
Cousins fue hospitalizado y rápidamente concluyó que la rutina, la dieta, los medicamentos, las noches de poco sueño del hospital así como las frecuentes y continuas
pruebas que se traslapaban, junto con un énfasis sobre la enfermedad, eran incompatibles con la curación y la salud. Poniéndolo
de manera simple, para Cousins, un hospital no era lugar para estar enfermo. Con el
bien informado apoyo de su médico, Cousins
abandonó el hospital y se registró en un hotel, disminuyó al mínimo los medicamentos
que tomaba, incluyendo aspirinas, y siguió
una cuidadosa dieta con grandes cantidades
de vitamina C. También se dio cuenta de que
diez minutos de una sólida carcajada levantaba su estado de ánimo y producía dos horas de sueño libre de dolor, así que leía historietas y libros humorísticos y veía programas
y series de televisión de comedia. Gandid
Camera (Cámara indiscreta) funcionaba especialmente bien. Poco a poco su condición fue
mejorando. El octavo día podía mover sus
pulgares, después los dedos y las manos.
Lentamente, después de varios meses se re-
cuperó lo suficiente como para tocar el piano, teclear, e incluso regresar a su puesto
como editor de una revista. Su tasa de sedimentación disminuyó hasta alcanzar la tasa
normal.
Cousins atribuyó su recuperación al poder curativo del cuerpo, al vis medicatrix naturae que Hipócrates había descrito. Él creyó
que con una buena dieta, descanso, el mínimo de medicamentos, apoyo médico y
personal, y el poder curativo de la risa, su
cuerpo se pudo movilizar hasta vencer la enfermedad. Cousins se convirtió en un defensor efectivo de la salud y la curación holísticas. El continúa gozando de buena salud.
En Head First (La cabeza primero), Cousins
(1989) describe su experiencia como miembro de una escuela médica para legos que trabaja con doctores, científicos, estudiantes y
pacientes. Ha presentado mucha evidencia
reciente para apoyar su creencia de que una
visión optimista, y una fuerte relación con un
médico cuidadoso y confiable puede hacer
una enfermedad menos dolorosa e incrementar las probabilidades de recuperación.
una enfermedad ligada al sexo continuó vigente hasta que Freud la rebatió a principios
del siglo XX.
En su tratado La naturaleza del hombre, Hipócrates presentó una teoría de los humores.
Empédocles había descrito al Universo como compuesto de cuatro elementos que no
cambian pero que se entremezclan: aire, tierra, fuego y agua. De acuerdo con Hipócrates,
estos elementos forman cuatro humores básicos en el cuerpo: bilis negra y amarilla, sangre y flemas, y un desequilibrio o un exceso de cualquiera de estos humores produce
daño o enfermedad. Las flemas se acumulan en la nariz y la garganta cuando se tiene
gripe; cuando se rompe la piel aparece la sangre; la bilis se excreta del cuerpo después de
una herida seria. La teoría de los humores de Hipócrates tuvo gran influencia en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades durante muchos siglos. Las sangrías se practicaron incluso en el siglo XIX para descargar el exceso de sangre. La barra rayada roja y
blanca de los peluqueros que se ve hasta la actualidad era originalmente el signo de una
sangría.
También se pensaba que los humores básicos planteados por Hipócrates afectaban
el temperamento y la personalidad; así los individuos con mucha bilis negra serían muy
temperamentales, tercos y posiblemente melancólicos; los que tenían mucha bilis amari-
18
Capítulo 1
lia serían irascibles, coléricos, se enojarían con facilidad, y tal vez serían maniacos; los
individuos con demasiadas flemas serían apáticos, torpes y flojos; mientras que los que
tenían mucha sangre serían sobre todo animados, alegres y optimistas. El poder de permanencia de esta teoría se puede observar en el uso contemporáneo de palabras como
bilioso, flemático y sanguíneo en la forma como los empleó Hipócrates. Incluso preguntamos "¿De qué humor está el señor X el día de hoy?"
El trabajo más importante de Hipócrates, De Morbu Sacro (Concerniente a la enfermedad sagrada), describe la temible enfermedad de la epilepsia. En aquella época, los ataques de epilepsia eran vistos como si fueran el resultado de una intervención divina directa.
Se pensaba que los hombres y las mujeres que eran zarandeados por fuerzas incontrolables durante el gran mal, sufrían de dichos ataques porque los dioses se habían llevado
sus mentes. La creencia en una condena divina los colocaba en un inquietante problema:
¿Cómo puede una persona apaciguar un templo de dioses y diosas si cualquiera de ellos,
y en cualquier momento, puede intervenir para fulminarla? Dado que las deidades griegas formaban un grupo en extremo caprichoso, el problema, de hecho, era serio.
Actitudes fatalistas como ésas fueron rebatidas por la forma natural de ver la epilepsia de Hipócrates. El enunciado con el que comienza Sacred Disenso (Enfermedad sagrada) muestra su clara intención de romper con tal misticismo:
Me parece que ella [la epilepsia], no es de ninguna forma divina, no es más sagrada que
otros daños, sino que tiene una causa natural en la que se origina al igual que otras afecciones. Los hombres piensan que es divina sólo porque no la entienden, pero si le llaman
divino a todo lo que no entienden, ¿por qué no existe un límite para las cosas divinas?
(Hipócrates, citado en Zilboorg y Henry, 1941, pp. 43-44).
Hipócrates rechazó las primeras propuestas sobre la epilepsia, y llamó a quienes las
sostenían "escamoteadores, corruptos, parlanchines, charlatanes". Para él, la epilepsia
era un daño causado por la falta de armonía cerebral y consideraba que el examen del
cerebro de un epiléptico revelaría la causa de la enfermedad en quien estuviera afectado
por ella. Po otra parte, era optimista en cuanto a que la epilepsia podría ser curada mediante tratamientos naturales.
La teoría de la sed que este médico formuló aún es considerada parcialmente correcta
por teóricos contemporáneos de la motivación. De acuerdo con ella, conforme
inhalamos aire y éste pasa por la mucosa bucal de la boca y de la garganta, éstas últimas
se deshidratan y se resecan. Esa mucosa seca produce ciertas sensaciones que nosotros
interpretamos como estar sediento, por lo tanto, bebemos para aliviar esa sensación. La
teoría de la boca-seca alcanzó amplia aceptación después de ser reformulada en el siglo
XVIII por Albrecht von Haller (1747) y Pieter Jessen (1751). Pero no fue hasta 1855 que
el gran fisiólogo francés Claude Bernard presentó evidencias que provocaron que los
fisiólogos se preguntaran por la suficiencia de la teoría de la boca-seca de Hipócrates.
Bernard encontró que si se implantaban cánulas en el esófago de los caballos de tal forma que el agua que bebieran nunca alcanzara sus estómagos, seguirían bebiendo grandes cantidades de agua, aunque la mucosa de sus gargantas ya se hubiera mojado. Aun
cuando Bernard demostró que la teoría de la boca-seca de Hipócrates no explicaba por
completo nuestra motivación para beber, la teoría sí concuerda con la experiencia diaria,
y su persistencia se hace evidente en afirmaciones como: "Necesito un trago; tengo la
garganta seca" y "Necesito apagar mi sed".
Psicología de la antigüedad 19
Hipócrates "el padre de la medicina" se ha convertido en una figura casi mítica, tal
vez, incluso, en una mezcla de las cualidades ideales de un médico. Durante siglos se le
reconoció como una autoridad en materia médica y, hoy en día, cuando los estudiantes
de medicina se gradúan como médicos hacen el Juramento Hipocrático. Pero también se
le puede considerar como "padre de la psicología", ya que describió las causas naturales
de las condiciones psicológicas, recomendó tratamientos holísticos, presentó la primera
descripción clara de muchos problemas conductuales, y formuló teorías perdurables del
temperamento y la motivación. Hipócrates también fue un crítico iluminado de las leyes
que prohibían a las mujeres estudiar medicina. Al respecto argumentó que las mujeres
frecuentemente se rehusaban a discutir sus problemas médicos con un hombre y que era
probable que optaran por consultar a un médico mujer.
Nuestro conocimiento acerca de Hipócrates puede ser largamente proyectado hasta
los trabajos de un médico griego, Galeno, quien vivió unos 600 años después de los
tiempos de Hipócrates. Tal como Daniel Robinson (1976/1981, p. 130) comenta, Galeno
no sólo mantuvo vivo el sistema hipocrático para los historiadores subsecuentes, sino
que también mantuvo viva para los científicos subsecuentes la idea de la importancia
crítica de la observación.
Galeno: un vínculo con el pasado
Galeno vivió del año 130 al 200 d.C. Él dejó un gran sistema de ideas fisiológicas derivadas tanto de los trabajos de sus predecesores como de sus propios experimentos y observaciones. Su sistema influyó el pensamiento biológico hasta el siglo XVI y los comienzos
de la era científica. Galeno fue entrenado como médico y anatomista en el museo e instituto de Alejandría. Esa gran institución de aprendizaje e investigación, con su biblioteca
de 700 000 volúmenes, fue establecida en 323 a.C. después de la muerte de Alejandro
Magno (356-323 a.C.)y la división de su imperio. El personal del museo incluía a los
matemáticos Euclides (330-275 a.C.) y Arquímedes (287-212 a.C.) y muchos hábiles
anatomistas cuyo conocimiento del cuerpo humano se derivaba de sus disecciones sistemáticas de cadáveres humanos. Ésos fueron los anatomistas con quienes estudió. En el
año 169 d.C. Galeno se mudó a Roma y fue designado médico de la corte del emperador
romano Marco Aurelio Antonio. De esa forma, tuvo acceso a la vasta colección de textos
de la biblioteca imperial, los cuales eran enviados a Roma desde todos los rincones del
imperio. Seguro de que todo el conocimiento derivaba de la sabiduría de los antiguos,
Galeno hizo buen uso de esos textos. Sin embargo, también estaba interesado en la observación personal y la experimentación, por lo que sus trabajos reflejan no sólo la sabiduría de sus predecesores, sino también sus propios hallazgos empíricos.
Entre los años 165 y 175 d.C, Galeno escribió un tratado de 17 libros De Usu Partium
(sobre la utilidad de las partes), describiendo la estructura y funciones del cuerpo. En
adición a la literatura acerca de anatomía de la antigüedad, la obra de Galeno refleja el
seguimiento de tres líneas: lo que aprendió de los anatomistas del museo, su propia
experiencia clínica como cirujano de los gladiadores de su ciudad natal de Pérgamo y,
finalmente, sus disecciones de pequeños simios, cabras, cerdos, ganado y posiblemente
de algunos cadáveres humanos, aunque esto debió hacerlo de manera subrepticia, pues
la disección del cuerpo humano era ilegal en la Roma imperial.
Aunque no era cristiano, Galeno se opuso en forma vigorosa al materialismo ateo de
los antiguos atomistas y mecanicistas. Para él eran totalmente inaceptables las creencias
20
Capítulo 1
acerca de que toda la materia es resultado de encuentros casuales entre átomos hipotéticos, debido a que se ignoraba lo que sus estudios anatómicos le habían revelado y que
parecía ser un hecho fundamental: la evidencia de un designio divino en la estructura
del cuerpo. Galeno enfatizó que la complejidad, la armonía y la belleza del cuerpo no
podía haber sido un accidente. Consideraba haber mostrado que ninguna parte del cuerpo humano es superflua. Por ejemplo, percibió que no es accidental que tengamos dos
manos, ya que si tuviéramos sólo una no podríamos hacer muchas de las cosas que fácilmente hacemos con las dos; si tuviéramos tres, una sería superflua. También que si no
tuviéramos dedo pulgar, no podríamos oponer el pulgar y el índice, y así seríamos incapaces de la manipulación que nos permiten nuestras manos. Galeno citó como evidencia
adicional del designio divino, la imposibilidad de concebir un sustituto capaz de desempeñar todas las funciones normales de alguna parte del cuerpo. ¿Qué sustituto, por ejemplo, podría ser tan versátil como la mano de un humano?
La noción de Galeno respecto a la improbabilidad de la creación sin un designio divino ha sido elaborada a través de los tiempos. En el siglo XVIII, el arzobispo de Canterbury,
John Tillotson, aplicó la idea de Galeno a la creación de poesía, prosa, libros y retratos
(Bennett, 1977). ¿Con qué frecuencia, preguntó Tillotson, puede una persona tomar una
bolsa llena de letras, agitarla vigorosamente, y lanzar las letras al suelo creando antes
un poema o un pasaje en prosa? ¿Con qué frecuencia se debe agitar antes de que las letras formen un libro? ¿Cuánto se debe salpicar de colores un lienzo antes de que se forme
en él un retrato? Los poemas, la prosa, los libros y los retratos se logran sólo cuando se
aplica la inteligencia humana; de la misma forma, argumentó Tillotson, se debió aplicar la
inteligencia divina en la creación de los seres humanos y del mundo. Perspectivas como
la noción de Galeno de nuestra naturaleza espiritual se han perpetuado a través de los
tiempos.
Además de lo que aprendió en Alejandría, las descripciones de Galeno sobre las funciones del corazón también reflejaban su aproximación espiritual al entendimiento de la
especie humana. Los anatomistas del museo descubrieron que la respiración de una persona es tibia y que el calor en general caracteriza a los cuerpos vivientes, mientras el enfriamiento caracteriza a los muertos. Ellos pensaban que esta calidez se debía a un fuego
en el corazón, y que el aliento visible en las mañanas muy frías era el humo del fuego. Para
probar esta teoría sacrificaban esclavos, abriendo sus pechos en busca de la flama biológica. Al no encontrarla concluían que no se habían abierto los pechos lo suficientemente
rápido y con ello habían dado tiempo a que el fuego se extinguiera. Galeno creía que la
flama biológica del corazón destilaba de la sangre, la sustancia espiritual responsable del
movimiento y de la sensación: el espíritu vital. En resumen, no reconoció el papel del corazón como una bomba, un reconocimiento que, de hecho, se retrasó unos 1500 años hasta el trabajo de un hombre inglés, William Harvey (capítulo 2).
Galeno también describió un método para el "reconocimiento y curación de todas las
enfermedades del alma" en su tratado Sobre las pasiones y los errores del alma (Hajal, 1983).
Galeno creía que las enfermedades del alma surgían de pasiones como el enojo, el miedo, el pesar, la envidia y la lujuria violenta. Esas pasiones, de acuerdo con Galeno, están
gobernadas por un poder irracional que está dentro de nosotros y que se rehusa a obedecer a la razón. Para liberarse a sí mismo de ellas, la persona debe procurar el entendimiento y el autoconocimiento. Pero esa tarea es difícil porque el amor propio nos ciega
ante nuestros errores y causa que veamos sólo los de los demás. Galeno afirmó que un
mentor-terapeuta bueno y noble es esencial. Él escribió:
Psicología de la antigüedad 21
Si [una persona] desea llegar a ser buena y noble, déjenla buscar a alguien que la ayude
revelándole cada acción que sea errónea... No debemos dejar el diagnóstico de esas pasiones a nosotros mismos, sino que debemos confiarlo a otros... Esa persona madura puede
ver esos vicios y debe revelarnos con franqueza todos nuestros errores. Luego, cuando nos
señale alguna falta, déjennos primero agradecérselo inmediatamente; después déjennos
alejarnos y considerar la causa nosotros mismos; permítanos censurarnos a nosotros mismos y tratar de acabar con la enfermedad, no sólo hasta el punto donde no sea visible para
otros, sino hasta el de remover sus raíces de nuestra alma (Galeno, citado por Hajal, 1983,
pp. 321-322)
Este pasaje permanece hasta hoy como la descripción de una relación ideal entre
terapeuta y paciente o consejero y cliente.
Los trabajos de Galeno no fueron reemplazados en la antigüedad, y el galenismo
dominó la medicina hasta la época del Renacimiento. Incluso durante la gran revolución
científica de las décadas que siguieron al Renacimiento, la mayoría de los textos médicos, especialmente los de anatomía, empezaron con un reconocimiento a Galeno. Lo que
es más importante, en gran parte es gracias a Galeno que nosotros conocemos de la antigua teoría científica y médica.
AVANCES EN MATEMÁTICAS: LA BÚSQUEDA DEL ORDEN
Los egipcios de la antigüedad fueron medidores y contadores infatigables, pero la suya
era una aproximación práctica. Para imponer los impuestos sobre la tenencia del suelo,
necesitaban precisar los incrementos y los decrementos en las áreas de suelo que causaban las inundaciones periódicas en las orillas del Nilo. La geometría, la medición de la
Tierra, se desarrolló para satisfacer esa necesidad. Los egipcios además estaban relacionados con asuntos como la determinación de los ejes norte-sur y este-oeste para la correcta alineación de un templo y las mediciones y cálculos involucrados en la construcción
de estructuras tan colosales como las pirámides. Ésos fueron logros importantes, pero
fueron los griegos quienes usaron las técnicas de medición perfeccionadas por legiones
de geometristas y topógrafos egipcios como las bases de la teoría matemática.
Para los griegos, los números eran algo más que una herramienta útil para resumir y
describir las mediciones. Con los números, las matemáticas se convirtieron en el lenguaje
de la ciencia y también conformaron la visión del mundo de los hombres y las mujeres
educadas en la tradición occidental (Grabiner, 1988, p. 220). La teoría matemática también se podría usar para predecir eventos futuros. Tales de Mileto jugó un papel importante en este desarrollo; en 585 a.C, por medio de la teoría matemática, predijo un eclipse
solar. Esta proeza sorprendente e inspiradora le hizo ganar una gran ovación popular,
pero también produjo en la mente del público la todavía popular idea de que los científicos, con sus cabezas en las nubes son incapaces de ver las cosas con los pies en la tierra.
Se cuenta que Tales cayó en una zanja mientras contemplaba las estrellas, y las mujeres
mayores preguntaban: "¿Cómo puede saber vos lo que sucede en los cielos, cuando no
ves lo que está en tus pies?" (Turnbull, 1956, p. 81).
Uno de los pupilos de Tales fue Pitágoras (584-495 a.C), el matemático griego creador del teorema de Pitágoras. No es sorprendente que Pitágoras entendiera el poder de
la predicción y buscara extenderla al mundo psicológico. Él podía describir elegantemente una relación matemática entre el mundo físico y la experiencia psicológica de la
22 Capítulo 1
armonía. Pitágoras demostró que cuando a una sola de las cuerdas tensas de un instrumento musical, como un arpa o un laúd, se le da un tirón, se produce una nota grave, y
cuando se divide en dos partes, cuatro, o cualquier otra división exacta, y se le da un
tirón nuevamente, se producen notas que armonizan con la nota grave. Cuando las divisiones de la cuerda se hacen en otros puntos y no en la división exacta, las notas no
armonizan con la nota grave. Pitágoras demostró que las notas placenteras para el oído
humano corresponden a divisiones exactas de las cuerdas del instrumento. Una vez definida la relación entre la longitud de una cuerda de laúd y la experiencia de la armonía
musical, Pitágoras podía predecir la cualidad de la experiencia musical para cualquier
combinación de cuerdas. Estos éxitos llevaron a Pitágoras a concluir que todo es número, y que los principios de las matemáticas son los principios de todas las cosas.
La conclusión de Pitágoras tiene múltiples puntos de interés. Sus conferencias y demostraciones atrajeron grandes y entusiastas audiencias, incluyendo a muchas mujeres
que hacían caso omiso de la prohibición de asistir a reuniones públicas. Sus seguidores
llegaron tan lejos que se organizaron en una sociedad secreta, la Orden de los Pitagóricos,
dedicada a usar sus conocimientos de las matemáticas para entender su mundo e influir
en él.
La tradición académica que rodeaba a Pitágoras y a los primeros griegos también
engendró la ciencia occidental e influyó a la filosofía occidental y, mucho después, a la
psicología que tanto luchó para definirse a sí misma como ciencia. Los psicólogos todavía intentan "medir" procesos psicológicos complejos como la motivación, la creatividad y la inteligencia. Si se puede encontrar una relación precisa entre esos fenómenos y
los números, ¿sería posible escribir leyes psicológicas en la misma forma que hemos
establecido las leyes físicas del Universo? ¿Se podría predecir la conducta humana y los
procesos de pensamiento con la misma precisión con la que los griegos de la antigüedad
predijeron los movimientos de los cielos? La psicología aún debate esta posibilidad.
ATOMISMO: LA MENTE COMO MATERIA
Durante el periodo entre los siglos VII y V a.C, los griegos se preocupaban por las teorías
del cosmos o cosmología. Esta área de investigación dio como resultado el materialismo,
o la postura de que el Universo se puede entender en términos de las unidades básicas
del mundo material. A partir de esta tradición intelectual, Demócrito (460-370 a.C), el
gran filósofo de Tracia, desarrolló el atomismo.
Demócrito y una antigua teoría de la percepción
Demócrito planteó que pequeñísimas partículas atómicas en movimiento incesante son
las bases de toda la materia. Él veía el mundo como una masa de átomos que se mueven
por sí mismos sin la necesidad de fuerzas externas. La mente humana no fue excluida de
ese mundo físico, también se le consideró como una colección de átomos capaces de
influenciar y ser influenciados por eventos del mundo externo. En consecuencia, los contenidos de la mente, como los muestra esta combinación de átomos, fueron considerados por Demócrito como el resultado de la experiencia. Es importante notar que esta
teoría era muy diferente de las concepciones posteriores de la mente, como la de Desear-
Psicología de la antigüedad 23
tes, quien la consideraba separada del cuerpo y gobernada por leyes diferentes a las que
gobernaban el mundo físico.
Demócrito creía que los objetos en el mundo externo emitían rayos de átomos que
chocaban contra la mente de quien los percibía y así se producían las percepciones. El
rayo atómico era una representación del objeto: un objeto rectangular emitía un rayo
rectangular; un objeto circular, un rayo circular; un objeto con sabor, un rayo de átomos
delgados, angulares y pequeños, y así sucesivamente con los demás objetos. Los iconos
en el cerebro representaban a los objetos percibidos. Sin embargo, relativamente hasta
hace poco se hicieron descubrimientos de la anatomía funcional del cerebro y del sistema nervioso central que llevaron a abandonar por completo esta noción de representación icónica.
Paradojas de Zenón
De acuerdo con M. Cary y T. J. Haarhoff (1959), el problema general de la relación entre
mente y materia adquirió importancia cuando los griegos comenzaron a cuestionar la
fiabilidad de los sistemas sensoriales. El apoyo más fuerte a esta posición lo ofreció Zenón
de Elea (495-435 a.C). Zenón inventó ingeniosos acertijos y paradojas para demostrar lo
inadecuado de los sentidos, especialmente el de la percepción de movimiento. La paradoja más famosa de Zenón se centra en una carrera imaginaria entre Aquiles y una tortuga. Zenón siempre le dio a la tortuga una cabeza de ventaja al empezar, así, tan pronto
como Aquiles alcanzaba ese punto, la tortuga ya se había movido un poco más adelante,
y así sucesivamente. Aunque Aquiles era "el más veloz de todos los hombres", nunca
ganaría la carrera. De acuerdo con Douglas Hofstadter (1979), Zenón esperaba usar su
paradoja para mostrar que el "movimiento" es imposible y que sólo en la mente puede
parecer posible. El movimiento, por lo tanto, es una ilusión perceptual.
Una versión contemporánea de las paradojas de Zenón afirma que nunca se abandona el cuarto en el que se está (Rucker, 1983, p. 84). Para alcanzar la puerta uno se mueve
la mitad de la distancia entre uno y la puerta. Pero uno sigue en el cuarto, así, para
alcanzar la puerta uno se vuelve a mover la mitad de la distancia sobrante. Y así sucesivamente ... en una serie de movimientos (de 1/2 + 1/4 + 1/8 + 1/16+...) de la distancia
original. La solución obvia es argumentar que la suma de series infinitas es 1 y, por tanto,
se alcanza la puerta. La paradoja es que si siempre se avanza la mitad de la distancia
hacia la puerta, es imposible alcanzarla.
Las paradojas de Zenón rebatieron la noción perpetuada por el atomismo y el materialismo de que los procesos del pensamiento humano y el alma se pueden entender en
los términos de las leyes del mundo físico. Así como Cary y Haarhoff (1959) indicaron,
bajo esas nuevas influencias de los pensadores griegos, se decidió que el "hombre es
la medida de todas las cosas" y que, de esa forma, "el estudio propio del hombre es
el hombre". Esta "tendencia humanista" estableció el escenario para los avances en filosofía.
AVANCES EN FILOSOFÍA
Los tres principales filósofos que surgieron de la tradición humanista fueron Sócrates, su
pupilo Platón y Aristóteles. Estos grandes pensadores establecieron la epistemología,
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Capítulo 3
rama de la filosofía que investiga el origen, naturaleza, métodos y límites del conocimiento humano. Por otra parte, también se interesaban en varios aspectos psicológicos,
incluyendo el aprendizaje, la memoria y el conocimiento consciente.
Sócrates (469-399 a.C.)
Sócrates ha sido retratado a través de la historia como un gran observador y escéptico.
Para él, si la vida no se examinaba, no valía la pena vivirla. Por ello buscaba el conocimiento por doquier —en las calles, el mercado, el gimnasio y el campo— y cuestionaba
constantemente a las personas preguntándoles: ¿qué es la verdad?, ¿qué es la justicia?, o
¿qué es el valor?, y examinaba con rigor las respuestas, haciendo notar los fallos lógicos
y el razonamiento pobre o inadecuado. Cuestionaba toda suposición, dudaba de lo obvio y ridiculizaba lo trivial y lo pretensioso. Esperaba que su aproximación lógica y rigurosa produjera respuestas verdaderas a ese tipo de preguntas y a otras similares. Su
aproximación fue la del racionalismo.
Algo fundamental en la filosofía de la educación de Sócrates fue su postura de que la
verdad no puede ser definida por una autoridad absoluta, sino que descansa escondida
en cada mente. El papel de un maestro es descubrir esa verdad aletargada, función que
podría compararse con la de una comadrona, que no toma parte en la implantación del
semen que fertiliza el óvulo, pero que sí es responsable de asistir el nacimiento del bebé.
De la misma forma, de acuerdo con Sócrates, el papel del maestro no es implantar verdades en las mentes de sus pupilos sino asistir en su emergencia. Para facilitar el aprendizaje por descubrimiento, Sócrates concibió un método de enseñanza semejante a los
diálogos en las calles. El maestro hace una serie de preguntas tendientes a conducir al
pupilo a la verdad ilustrando los fallos lógicos en su razonamiento. En el método socrático enseñar es una relación de compañeros entre pupilo y maestro en lugar de una relación de superior-subordinado. Sócrates rechazó recibir pago por su instrucción y vivió
una vida de simplicidad y moderación.
Para demostrar el poder de su método, Sócrates condujo a un niño esclavo sin educación y sin ningún conocimiento de geometría a descubrir por sí mismo el teorema de
Pitágoras (Lamb, 1967, pp. 303-311). Argumentaba, por otra parte, que él no le había
enseñado el teorema al esclavo, pero había facilitado que emergiera de un estado letárgico en su mente. Uno de los contemporáneos de Sócrates, Antifón, trató a quienes sufrían
de pesar y melancolía usando el diálogo socrático de preguntas y respuestas. Antifón se
considera el primer psicoterapeuta (Walker, 1991, p. 5).
Como resultado del poder y la fuerza de sus argumentos, Sócrates estaba dispuesto
con frecuencia a desacreditar cualquier respuesta que se diera a sus preguntas relativas a las definiciones de verdad, justicia y valor, así que no es sorprendente que ganara muchos enemigos. Ya que todos creemos saber lo que son la verdad, la justicia y el
valor, es embarazoso y molesto que nos muestren que tal vez no es así. Finalmente, sus
conciudadanos se cansaron de su conducta, y a la edad de 70 años Sócrates fue acusado
de socavar la religión del Estado y de corromper a la juventud. Fue enjuiciado enfrente
de 501 jurados y, por un margen de 60 votos, se le declaró culpable y sentenció a muerte.
Sócrates aceptó el veredicto como legítimo aunque injusto, pasó sus últimos minutos
confortando a sus amigos, luego bebió la poción de Cicuta.
Psicología de la antigüedad 25
Platón (427-347 a.C.)
Platón fue pupilo de Sócrates y también su sucesor. De hecho, mucho de lo que ahora
sabemos sobre Sócrates proviene de las notas que Platón tomó sobre sus diálogos. Platón
fundó una academia en Atenas, una sociedad de eruditos y estudiantes que duró 916
años. Su objetivo, al igual que el de Sócrates, era no dar a sus estudiantes una colección
de hechos, sino entrenarlos para ver más allá de la superficie de las cosas, para buscar la
realidad eterna subyacente a todo. Sin embargo, esta tarea era muy difícil. Al igual que
Zenón y Sócrates, Platón reconocía la poca fiabilidad de la información sensorial. Afirmaba que el conocimiento no deriva de las sensaciones, las cuales algunas veces son
erróneas, sino de los procesos de razonamiento sobre las sensaciones.
Hizo énfasis en la diferencia entre las sensaciones derivadas de nuestros sentidos y lo
que él llamó "formas"; es decir, las estructuras eternas que ordenan el mundo y que nos
son reveladas mediante el pensamiento racional. Consideró además que las formas eran
suprasensoriales, trascendentales, que poseían una existencia independiente de las sensaciones que las constituyen. Las sensaciones se corrompen, decaen y mueren. Es decir,
son inestables. Las "formas" de Platón son más reales y permanentes. Para ilustrar esta
diferencia, Platón afirmó que era como estar en una cueva, encadenado de tal forma que
todo lo que se observara de los objetos en el exterior fueran sombras proyectadas por las
parpadeantes flamas de un fuego. Las sombras representan a las sensaciones; mientras
que las cosas en el exterior de la cueva son las "formas". Nuestro mundo de sensaciones
era para Platón un mundo de sombras parpadeantes, danzantes, de las cuales nunca se
puede estar seguro.
Para Platón, el único camino para incrementar la exactitud de nuestro conocimiento
del mundo es por medio de mediciones y del razonamiento deductivo. Estaba muy al
tanto de las contribuciones de Pitágoras y, al igual que él, intentó describir el mundo
usando principios matemáticos. Sobre la entrada de su salón de conferencias en la academia escribió las palabras: "No se permite entrar por mis puertas a nadie que desconozca la geometría." Cuando uno de sus estudiantes preguntó, "¿Qué hace Dios?" Platón
respondió, "Dios siempre geometriza". Platón llamó a la geometría "el conocimiento
de aquello que siempre es". El conocimiento de las "formas" creado por Dios. Los
geometristas humanos pueden medir la Tierra, pero ¿qué pasa respecto a la mente humana? ¿También se podría medir? Pitágoras demostró que algunos aspectos de la experiencia psicológica humana podían ser medidos. Platón sugirió otros. Él reconoció que
las personas difieren en sus capacidades, habilidades, talentos y aptitudes, y los categorizó
como individuos de oro, plata, latón o hierro. La sociedad debe reconocer esas diferencias individuales y las consecuencias que Platón consideró inevitables: Algunos deben
regir, mientras otros deben servir. En La República, Platón describió una sociedad utópica
con un sistema oligárquico de gobierno, en el que un pequeño número de personas estaban dotadas con una razón superior, los guardias, comandados por un rey-filósofo. Aquellos más valerosos serían los guerreros; y quienes contaran con un sentido superior de la
belleza y la armonía serían los artistas y los poetas, y aquellos con poco talento o habilidad tendrían que servir o ser esclavos. Platón creía que tales diferencias provenían de los
dioses, pero una vez reconocidas, la sociedad debe seleccionar y preservar las cualidades necesarias por medio de matrimonios arreglados y de la reproducción controlada.
Su posición fue declaradamente nativista, ya que consideraba hereditarias las características y la inteligencia humanas. Pero, ¿cómo se podrían medir esas cualidades? Platón
26 Capítulo 1
creía que se localizaban en diferentes partes del cuerpo: la razón en la cabeza, el valor en
el pecho y el apetito en el abdomen. Él fue un frenólogo corporal sin la exageración de
frenólogos posteriores (capítulo 3). Por proponer la medición de las diferencias individuales mediante la medición de diferentes partes del cuerpo y luego asignar a las personas diversas tareas de acuerdo con sus puntos fuertes psicológicos, Platón anticipó el
moderno campo de los psicómetras.
Aristóteles (385-322 a.C.)
Aristóteles, el último de los tres principales filósofos griegos, es descrito como un científico natural en mayor grado que cualquiera de sus dos predecesores. Vivió su juventud
en Atenas y fue un estudiante devoto de Platón durante unos 20 años. En su mediana
edad fue forzado por sus políticas a dejar Atenas y pasó años viajando. Trabajó durante
un tiempo como tutor de un niño que después llegaría a ser Alejandro Magno. Regresó a
Atenas a la edad de 40 años y fundó una escuela de filosofía y ciencia en el Liceo. Fue
durante los años que ahí pasó que escribió la mayor parte de sus trabajos importantes
respecto a temas biológicos y psicológicos.
Aristóteles nos interesa porque fue uno de los primeros filósofos griegos que adoptó
una aproximación inductiva observacional en su trabajo. Como se mencionó anteriormente, Zenón demostró la falta de confiabilidad de nuestras percepciones. Tales, contemporáneo de Zenón, hizo hincapié en su pupilo Pitágoras sobre la importancia de los
métodos deductivos para revelar la verdad. Sócrates también confió en pruebas lógicas
para revelar la verdad en las mentes de sus estudiantes. Finalmente, Platón argumentó
que nuestras sensaciones no son más que representaciones imperfectas de la realidad y,
por lo tanto, no se debe confiar en ellas. En contraste con Platón, Aristóteles observó el
éxito de las matemáticas no como si éstas fueran proveedoras del conocimiento de las
"formas" eternas, sino como si se debiera a sus deducciones lógicas de las suposiciones
autoevidentes y a sus claras definiciones. En su escrito Analíticas posteriores, Aristóteles
aboga por la reducción de todo el discurso científico a silogismos —explicaciones de los
primeros principios deducidos en forma lógica—. Su famosa ley de la palanca no estaba
basada en experimentos con pesos, sino que se derivaba de postulados como "pesos
iguales se balancean a distancias iguales". Pero Aristóteles también reconoció la importancia de la observación cuidadosa. Después de todo, el mundo puede no transcurrir de
forma tan lógica como Sócrates y Platón supusieron. Si no es así, sus conclusiones, basadas en métodos deductivos, pueden no haber sido enteramente verdaderas. Aristóteles
llegó a varias conclusiones muy precisas utilizando una aproximación inductiva y
observacional, pero como veremos, sus métodos de investigación también lo condujeron
a concluir cuestiones interesantes pero falsas.
De las observaciones de sus propios procesos cognitivos, así como de los de otros,
Aristóteles desarrolló los principios básicos de la memoria humana, que muchas veces
se han vuelto a plantear en la historia de la psicología y que siguen siendo fundamentales para muchas explicaciones contemporáneas respecto a la memoria. En su tratado De
Memoria et Reminiscentia (Concerniente a la memoria y la reminiscencia), Aristóteles perfila en su teoría que la memoria resulta de tres procesos asociativos. Objetos, eventos y
personas están vinculados por medio de su similitud relativa con algún otro, o su relativa diferencia —cuánto contrastan con algún otro—. Las cosas se asocian si ocurren jun-
Psicología de la antigüedad 27
tas en tiempo y espacio. Estos tres principios básicos de la asociación —similitud, contraste y contigüidad— se completaban con otras dos influencias en la firmeza de una
asociación particular:
1. Frecuencia. Aristóteles sostuvo que cuanto más frecuentemente se repite una experiencia particular, tanto mejor se recordará. En muchas teorías del aprendizaje del
siglo XX, la relación entre el número de veces que se refuerza un hábito y su firmeza y
retención es un punto central.
2. Facilidad. Aristóteles también reconoció que algunas asociaciones se forman más fácilmente que otras. Algunos eventos se recuerdan con mayor facilidad que otros. Los
estudios modernos de aprendizaje y memoria han demostrado de manera muy clara
que ciertas asociaciones se forman y se recuerdan con más facilidad que otras.
Los recuerdos son particularmente importantes porque reflejan nuestras experiencias del mundo. Las experiencias, en cambio, son responsables de los contenidos de la
mente; sin la experiencia nuestras mentes estarían en blanco. La mente en el momento
del nacimiento tiene el potencial para pensar, pero para que este potencial se realice debe
ser actuado sobre el mundo. La mente, para Aristóteles, se habilitaba mediante la experiencia, exactamente como una tabla se llena con letras. Aristóteles adoptó la posición de
un empirista: Todas las ideas que tenemos, incluyendo aquéllas algunas veces consideradas como innatas o que están presentes desde antes de nacer, son el resultado de la
experiencia. Su posición anticipó a la de John Locke y otros filósofos empiristas (capítulo
2) y a partir de ellos se influyó la psicología conductual materialista de John Watson
(capítulo 12). La metáfora de Aristóteles sobre la mente en el momento de nacer como
una tabla en blanco, es la primera de muchas metáforas diferentes sobre la mente en la
historia de la psicología. Otras comparan la mente con una máquina de procesamiento
de información o una computadora neural. Leary (1990) describe éstas y otras metáforas
de la mente y argumenta que han sido especialmente importantes para la psicología en
cuanto a sus contribuciones a la teoría de la construcción, a sus nuevas ideas y conceptos, a la investigación, e incluso en cuanto a sus aplicaciones prácticas.
Aristóteles también desarrolló un análisis de causación sofisticado e influyente: su
teoría sobre las causas. Para ilustrar sus puntos de vista Aristóteles los describió examinando una estatua; sigamos su ejemplo considerando las diferentes causas del David de
Miguel Ángel.
1. Examinando la estatua encontramos que fue esculpida de un bloque entero de mármol de Carrara sin defectos. Es una estatua de mármol. Ésa es la descripción de lo
que Aristóteles llamó causa material.
2. También sabemos que la estatua no sólo es un bloque de mármol, sino que tiene una
esencia o forma. Ésta es la causa formal.
3. ¿Cómo llegó la estatua a tener esa forma? Una respuesta puede ser que la obtuvo por
medio de los golpes y colisiones del martillo y el cincel del escultor. La respuesta
describe lo que Aristóteles llamó la causa eficiente.
4. Finalmente, describiendo la estatua, la atribuimos al escultor. Es el David de Miguel
Ángel. La estatua es el producto del ingenio de Miguel Ángel y de su supremo talento. Eso es lo que Aristóteles llamó la causa final.
28
Capítulo 1
El concepto de una causa final representa un aspecto teleológico del análisis de Aristóteles
que da una apariencia de certeza. Las atribuciones de propósito son inaceptables en ciencias como la física —las manzanas no tienen un propósito al caer de los árboles, tampoco
lo tiene el agua al hervir sobre una flama—. Pero en la psicología se ha probado que son
útiles las explicaciones teleológicas, prepositivas, cuando se usan con cuidado, por ejemplo, como lo hizo Tolman en su conductismo propositivo (capítulo 13).
Aristóteles también sostuvo puntos de vista marcadamente perceptivos en la catarsis
psicológica. En su obra El arte de la poesía describió las tragedias como algo que algunas
veces produce emociones que tienen un efecto purgativo en la audiencia. En el siglo XX,
Sigmund Freud hizo de la catarsis un concepto central en su teoría psicoanalítica. Hoy
en día, la visión aristotélica de catarsis es comúnmente escuchada en el debate sobre los
efectos que la violencia que se presenta en los medios de comunicación puede tener
sobre la tendencia de las personas a comportarse de manera agresiva. Algunas autoridades, junto con ejecutivos de los medios, argumentan que la exposición a la violencia en la
televisión o el cine puede ser benéfica, ya que permite a quienes la observan purgarse a
sí mismos de impulsos hostiles o agresivos —una respuesta catártica—. Del otro lado del
debate, autoridades igualmente prominentes argumentan que algunos individuos son
conducidos mediante esas representaciones a comportarse de manera agresiva, que la
violencia filmada es una escuela que prepara para la violencia en nuestra sociedad, y
que esas consecuencias son probables, en especial, en individuos inmaduros o emocionalmente inestables.
Aristóteles veía toda la vida como formando una "escala de la creación", una serie
continua de gradaciones que partían de las más bajas, hasta las más altas formas de
complejidad. También perfiló tres niveles de la vida: nutritivo (plantas), sensitivo (animales) y racional (humanos). Así, de forma enlazada, se estudiaría la naturaleza entera.
Esta concepción de la escala de la naturaleza (scala naturae) ha sido la principal influencia
en el pensamiento biológico a través de los siglos. Charles Darwin, por ejemplo, al formular su teoría de la evolución, reconoció la influencia de Aristóteles. La concepción de
Aristóteles de una escala de la naturaleza no ha sido completamente benéfica para la
psicología, dado que algunas veces ha conllevado a la creencia de que todos los animales, incluyendo a los humanos, pueden ser jerarquizados en una escala de dimensiones
graduales unitarias y continuas. Lovejoy (1936) señaló que la noción de escala de la naturaleza finalmente condujo a concepciones más teológicas que científicas, en las cuales
Dios era la punta de la escala y todas las demás criaturas eran consideradas como copias
de esa perfección que iban incrementando su propia imperfección. De esta forma, los
ángeles eran algo imperfectos, los humanos eran más imperfectos, los primates todavía
más imperfectos, y así sucesivamente conforme se descendía en la escala.
Uno de los errores más interesantes de Aristóteles consiste en el lugar en que ubicaba
la mente. Como antes se mencionó, Hipócrates creía que el cerebro era el asiento de la
sensación, la percepción y el pensamiento. Colin Blakemore señala cómo cualquier evidencia científica se destaca en el momento en el que influye a las "intuiciones" que se
refieren a la ubicación de la conciencia:
Parece inconcebible hoy en día que nadie haya dudado nunca de que la mente está en el
cerebro. Para mí, mi "yo-saliente" está indudablemente situado en la mitad de mi cabeza.
Pero estoy seguro de que siento esto con tal confianza, porque acepto la evidencia científica que en la actualidad está de moda de que así es (Blakemore, 1977, p. 9).
Psicología de la antigüedad 29
Para Aristóteles la "evidencia que en la actualidad está de moda" lo condujo, de
manera comprensible, a una conclusión radicalmente diferente: el corazón es el asiento
del pensamiento. Por ejemplo, Aristóteles estudió el desarrollo de un embrión de pollo
y notó que el corazón es uno de los primeros órganos en moverse. También observó
que aunque un daño en la cabeza puede producir un periodo de inconsciencia, la persona
por lo general se recupera, mientras que una herida en el corazón es invariablemente
fatal.
La controversia de Aristóteles de que es el corazón y no el cerebro la parte más importante del cuerpo puede también haber estado influenciada por su conocimiento de
las prácticas de inhumación de los antiguos egipcios. El espíritu Ba de un egipcio de la
antigüedad no estaba en la cabeza, sino en las entrañas y en el pecho. Para preservar el
cuerpo para su viaje a Osiris, los egipcios tomaban partes del cuerpo como el hígado, el
estómago, los pulmones y el corazón, los extraían y los embalsamaban para mantenerlos
a salvo en ataúdes miniatura. Sin embargo, no había un contenedor para el cerebro, el
cual, probablemente se retiraba con una cuchara a través de la nariz durante el embalsamamiento y se destruía.
Observaciones cuidadosas y el conocimiento de la historia egipcia no fueron las únicas cosas que impulsaron a Aristóteles a elegir el corazón como el lugar en que se ubica
la mente. Pudo también haber sido influenciado por un modelo fácilmente disponible
para él en su experiencia diaria: el agora, el lugar público central de reunión de los pueblos griegos. En el agora, los ciudadanos del pueblo se reunían para discutir y debatir los
eventos actuales, la política, los deportes, la religión y las murmuraciones locales. De
esas discusiones algunas veces emergerían temas comunes. Para Aristóteles esos temas
eran análogos a los pensamientos que emergían de la mezcla de sensaciones, imágenes y
recuerdos en el sensorium commune del corazón. La función del cerebro era enfriar la
sangre. Este ejemplo es uno de los muchos que encontraremos a lo largo de la historia de
la ciencia y la psicología, que demuestran cómo una visión del mundo compartida, y las
características de un periodo histórico particular, influyen en la elección de los modelos
que los filósofos y los científicos utilizan para ilustrar sus teorías.
Algunos otros conceptos erróneos interesantes que resultaron de la metodología
inductiva de Aristóteles, son los relativos a sus creencias acerca de los animales. En sus
libros Historia animalium (Historia de los animales) y De partibus animaliwn (Sobre las
partes de los animales), Aristóteles intentó clasificar a los animales con base en características como el número de piernas y presencia de sangre. También describió la locomoción animal y el comportamiento sexual y parental. Aristóteles dio cuenta, de forma
correcta, de la conducta de las abejas de follaje, pero dado que se apoyaba en observaciones de otros, concluyó que esas abejas no hacen miel, sino que la colectan de sus alas
conforme ésta cae del cielo. También notó que los picos de los pájaros enjaulados frecuentemente crecen hasta ser muy largos, lo cual de hecho sucede, pero concluyó que
ese crecimiento era un castigo porque habían sido inhospitalarios con un huésped en un
mundo previo.
Las teorías de Aristóteles acerca de la ubicación de la mente y de la conducta animal
son ejemplos de conclusiones resultantes de una preferencia por los métodos inductivos,
conclusiones que se habrían beneficiado de la cualificación mediante una crítica racional. Aun así, como hemos visto, muchas de las contribuciones derivadas de la aproximación inductiva de Aristóteles han tenido eco en teorías contemporáneas de la memoria,
la catarsis y la evolución. Robinson (1989) va más lejos y argumenta que el interés de
30 Capítulo 1
Aristóteles en temas psicológicos y especialmente su trabajo más importante, De anima
(De la mente), son fuertes evidencias de que tenía una psicología formal que lo hace
merecedor de ser considerado un antiguo padre de la psicología.
Filosofía posaristotélica
Un gran número de escuelas de filosofía diferentes florecieron durante periodos cortos
en la Grecia posaristotélica. De las más interesantes, desde un punto de vista psicológico, fueron la escuela Estoica y la escuela Epicura. Ellas dieron respuestas radicalmente
diferentes a cuestiones del tipo de ¿cómo podemos encontrar la felicidad? y ¿qué deberíamos hacer con nuestras vidas? El objetivo de ambos grupos de filósofos era desarrollar sistemas filosóficos todo-incluyentes aplicables a los fenómenos físicos, lo mismo
que a asuntos políticos, sociales, de conducta moral y relativos a ellos. Los filósofos
epicuros que encabezaban la escuela fueron el griego Epicuro (341-270 a.C.) y el poeta
romano Lucrecio (99-55 a.C). Ellos afirmaron que todos los conocimientos se originan
en las sensaciones y son retenidos en la memoria. Una visión muy similar fue la propuesta en el siglo XVII por John Locke (capítulo 2). Para los epicuros la vida humana era
un breve episodio en la eterna historia de colisiones atómicas. La suya era una visión de
la creación estocástica o estadística; afirmaban que considerar a la Tierra como el único
mundo poblado es un absurdo igual que concluir que en todo un campo sembrado con
mijo sólo un grano crecerá. Para los epicuros la meta de la vida era gozar cuantos placeres fueran posibles, de manera consistente con minimizar el dolor y el sufrimiento de
otros. Los principales filósofos estoicos fueron los griegos Zeno de Citium (336-265 a.C.)
y el dramaturgo romano Séneca (4 a.C. - 65 d.C). Los estoicos creían que un principio
racional (logos) guía el Universo, y que cada persona tiene el deber de seguir y promover
la razón tanto en la conducta personal como en los asuntos del Estado. Las pasiones y las
emociones fueron sojuzgadas. Los estoicos influenciaron a Inmanuel Kant (capítulo 2).
En una metáfora memorable, el filósofo y psicólogo estadounidense William James (capítulo 9), describió estas dos escuelas filosóficas (estoica y epicura) como "tierna" y "cabeza dura", respectivamente.
LA IMPORTANCIA DE LA ANTIGÜEDAD
Ahora que hemos revisado de manera breve algunos de los aspectos y de las preguntas
que preocupaban en la antigüedad, es evidente que aquellas preguntas siguen siendo
tratadas por los psicólogos contemporáneos. Así como Demócrito, seguimos ponderando la naturaleza de la mente y, al igual que Aristóteles, su localización. Nosotros intentamos describir la conducta y el procesamiento de la información en términos de leyes
matemáticas, justo como Pitágoras intentó definir leyes matemáticas de la percepción.
Igual que Galeno, seguimos ponderando la naturaleza de la humanidad. De hecho, es
innegable que hombres como Aristóteles, Platón y Galeno encontrarían bastante familiares muchas de las cuestiones consideradas por los psicólogos actuales.
Pero la importancia de los hombres de la antigüedad se apoya en algo más profundo
que estas similitudes. ¿Por qué nos seguimos haciendo las mismas preguntas de los griegos y los romanos? ¿Es sólo porque todavía no hemos encontrado respuestas satisfacto-
Psicología de la antigüedad 31
rias? No del todo. En lugar de eso, es porque nosotros tenemos una visión del mundo
similar a la de los pensadores de la antigüedad —una visión del mundo que ellos definieron—. Los idiomas europeos que hablamos se derivan del griego y el latín. Nuestros sistemas de ética emergieron de la filosofía de la antigüedad. El método inductivo
de Aristóteles y la aproximación deductiva de Platón son básicos para la ciencia moderna. De hecho, la importancia de contar con teorías científicas —como para ser capaces de predecir y controlar eventos en nuestro mundo— fue primero reconocida por la
antigüedad.
CAPÍTULO DOS
Antecedentes filosóficos
y científicos de la psicología
C
erca de 1 000 años pasaron entre el colapso final del Imperio Romano en el siglo v
d.C. y el comienzo del Renacimiento. Durante varios siglos, olas sucesivas de tribus
bárbaras —los Ostrogodos, Visigodos y Vándalos— estuvieron en Europa destrozando
todo a su paso, ocupando varias secciones del disminuido imperio y dejando muerte,
destrucción y devastación tras sü paso. La ley romana no pudo sostenerse por más tiempo, y el sistema universal monetario romano fue remplazado por un burdo trueque. No
es posible dar una fecha para la "caída" del Imperio Romano, pero hacia el año 476 d.C,
el gobierno había caído ante Odoacer, el "rey" alemán que destronó al último emperador
romano, Augusto. Sic transit gloria mundi (Así pase la gloria del mundo).
Los primeros años de la Edad Media, desde el inicio del siglo IX hasta cerca del año
1000 d.C, con frecuencia se han considerado como la edad oscura de la civilización occidental. Esa visión ha sido rebatida por Kemp (1990), quien puso especial atención a la
psicología medieval. Kemp asegura que, en efecto, existía tal psicología, que la iglesia medieval no se opuso al avance del aprendizaje y con ello, al desarrollo de la ciencia. Kemp
también describió el método medieval de investigación, el cual respetaba a los pensadores de la antigüedad, pero no aceptaba sus propuestas en forma incondicional. De hecho,
hubo contribuciones escolásticas, técnicas y científicas, durante, e inmediatamente después de esta era. En el siglo VII se utilizaron por primera vez los estribos para apoyar el
pie del jinete; éstos permitían al jinete montar y maniobrar un caballo con más facilidad
y esgrimir un arma con una fuerza mayor. El siglo ix fue testigo de la publicación de una
importante biografía del emperador Carlomagno. En 1180 se inventó el molino de viento, una invención tan exitosa que durante diez años el Vaticano recaudó un impuesto
papal sobre todas las instalaciones de nuevos molinos de viento.
Las cuestiones psicológicas fueron con frecuencia de la incumbencia de la religión.
San Agustín, el obispo de Hipona, vivió en el siglo IV. Para él, Dios era la verdad última,
y conocer a Dios era la última meta de la mente humana. ¿Pero qué con la gente? ¿Cómo
vamos a entender las acciones y la conducta humana? San Agustín recomendó retornar
a lo interior, a las moradas interiores de cada persona. En su libro Confesiones Agustín
reveló sus propias emociones, pensamiento, motivos y memorias. Por momentos, sus
revelaciones son sobrecogedoras, como cuando describe de manera candida sus pasio-
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología 35
nes y las tentaciones de una amante. Por este trabajo de revelación pública, se le ha llamado algunas veces "el primer psicólogo moderno" (Misiak y Sexton, 1966, p. 8). La
etiqueta parece prematura, pero las Confesiones de Agustín son todavía de gran interés
por su análisis y su descripción de la psique de un hombre. Así como otros, en el siglo VII
el profeta Mohammed estableció de manera firme la civilización islámica, y los eruditos
y los intelectuales musulmanes rescataron muchos de los trabajos de la antigüedad.
En el siglo xm, Santo Tomás de Aquino reinterpretó a Aristóteles y estableció de forma
firme el escolasticismo, la disciplina que readmitía la razón humana como un complemento a la fe religiosa en la búsqueda de la verdad.
Los años finales del siglo XII y el siglo XIII fueron testigos del establecimiento de 14
universidades, las primeras fueron las de Bologna y de París. Los eruditos ingleses viajaban a París para escuchar conferencias, pero a fines del siglo XII el rey Enrique II prohibió
esos viajes. Así, los eruditos comenzaron a reunirse en Oxford. El número de ellos creció
y comenzó a darse una serie de enfrentamientos entre los estudiantes y los habitantes
del pueblo, lo que condujo a la fundación de la primera Universidad de Oxford, Merton,
en 1264. La primera Universidad de Cambridge, St. Peter, fue fundada en 1284. Se suponía que los estudiantes de esas universidades, que eran hombres en su totalidad, debían vivir una vida escolástica bajo la supervisión de un monje que fungía como maestro.
Mucho del ritual y de la suntuosidad asociada con la vida universitaria moderna, incluyendo los birretes y las togas académicas que se usan cuando se obtiene un grado, datan
de esas primeras universidades. Finalmente, esas instituciones llegaron a ser vitales para
el desarrollo de la ciencia, pero el siglo que siguió fue una época de terrible confusión y
conflicto. Barbara Tuchman (1979) describió el "calamitoso siglo xiv" como el tiempo de
la guerra civil en Inglaterra y Francia; de manera cercana, la guerra incesante entre Francia, Inglaterra e Italia; papas y reyes locos; caballeros sin ley; impuestos debilitantes, y
por último, los horrores de la muerte negra (1348-1350), la plaga que mató tal vez a una
tercera parte de la población de Europa. Este terrible siglo fue seguido por un renacimiento de la ciencia, el aprendizaje, el arte, y la literatura durante los siglos XV y XVI —el
Renacimiento—. Es en el mundo del Renacimiento en donde encontramos los primeros
antecedentes formales filosóficos y científicos de la psicología.
EL MUNDO DEL RENACIMIENTO
El Renacimiento comenzó en Florencia, una bella ciudad amurallada de 70 000 personas
situada a las orillas del Amo en el norte de Italia. Tal vez el logro más espectacular del
Renacimiento italiano fue el trabajo de artistas como Fra Angélico, Andrea Mantegna,
Miguel Ángel Buonarotti y Leonardo da Vinci. Este último fue el hombre esencial del
Renacimiento: un artista y escultor brillante, inventor y hábil anatomista que realizó el
primer modelo de los ventrículos cerebrales y un ilustrador médico cuyos dibujos anatómicos fueron los primeros en proporcionar al observador más de una perspectiva del
sujeto representado. El dibujo anatómico más célebre de Leonardo, un embrión humano
en el útero, fue tan ilustrativo que apareció en los textos de anatomía durante cientos de
años.
El logro técnico más grande del Renacimiento fue la invención de la imprenta. Los
primeros manuscritos impresos habían aparecido en China tan temprano como en el
36 Capítulo 2
siglo VIII d.C. Sin embargo, esos libros estaban impresos por bloque; es decir, los caracteres y las figuras se tallaban a mano sobre la superficie de bloques de madera, se aplicaba la tinta y se realizaba la impresión. Tal manera de imprimir consumía demasiado
tiempo y era laboriosa e inflexible. Poco antes de 1450, después de mucho trabajo y
muchas dificultades financieras y técnicas, Juan Gutenberg desarrolló un método para
tallar tipografías movibles que se pudieran utilizar en la impresión de un gran número
de libros de manera relativamente barata. En 1450 Gutenberg tenía suficiente confianza en su método, por lo que firmó un contrato para "hacer libros", uno de éstos era la
Biblia. Entre 1450 y 1459 Gutenberg imprimió 185 Biblias de Gutenberg, 48 de las cuales
existen hoy en día. Poco después, la Iglesia utilizó tipografías movibles para producir indulgencias en serie que se vendían a cambio del perdón de los pecados. Al final del siglo,
las imprentas se habían establecido en por lo menos 13 ciudades europeas. Por primera
vez, el conocimiento estaba disponible para un número relativamente grande de personas. Los eruditos podían publicar sus propios trabajos y leer los de otros. Para cuando
Colón navegó en 1492, ya se habían impreso en Europa 20 millones de volúmenes (Foote,
1991).
El Renacimiento fue la era de Nicolás Maquiavelo y William Shakespeare. En este periodo, además de los volúmenes literarios, se imprimieron los primeros libros de varias
áreas del conocimiento, incluyendo la psicología. El primer autor en utilizar la palabra
psicología en el título de un libro parece haber sido Rudolf Goeckel (Lapointe, 1970). En
1590 publicó una colección de trabajos de diferentes autores, acerca de la naturaleza de la
humanidad, particularmente del alma humana. El título de su libro fue Psychologia hoc est,
de hominis perfectione, que se podría traducir de forma literal como "Psicología, esto es,
sobre la perfectibilidad del hombre" o, de manera más libre, como "Psicología del mejoramiento del hombre". Este primer libro de psicología fue un éxito y pasó por tres impresiones antes de que terminara el siglo. El primer libro de psicología en inglés fue el de John
Broughton, Psychologia; o, An Account of the Nature of the Rational Soul, publicado en Londres en 1703 (Van de Kemp, 1983).
Durante el Renacimiento, el conocimiento sobre la geografía de la Tierra se expandió
como nunca antes. Los navegantes portugueses surcaron 1 500 millas (2 400 km) por la
costa de África y establecieron comercio lucrativo en oro, mármol, pimienta y esclavos.
Las rutas de comercio más lucrativas fueron las que atravesaban Constantinopla, la ciudad más grande de la Europa medieval, hacia el Este. Cuando esa ciudad fue saqueada
por el sultán Mohammed II en 1453, se volvió imperativa una ruta por el mar hacia el Este.
El primer viaje por mar a la India se realizó en 1497 cuando Vasco de Gama rodeó
exitosamente el Cabo Buena Esperanza. Cristóbal Colón buscó una ruta más corta hacia el
Este navegando por el Oeste de Europa, pero en 1492 encontró el Nuevo Mundo en lugar
de la India, y Fernando de Magallanes en 1519 rodeó el Cabo Cuerno, probando de una
vez y por todas que la Tierra es redonda y que los continentes de Asia y América están
separados.
Podría parecer que una era tan iluminada pudo dar nacimiento al estudio formal de
los seres humanos, la psicología. Después de todo, el Renacimiento fue una era de exploración, descubrimiento y logro artístico. Da Vinci realizó bellos dibujos de la anatomía
humana, pero durante esta era no se produjeron estudios igualmente detallados sobre
la mente. Las razones pueden ser reveladas mediante el examen de las reacciones de la
comunidad teológica del Renacimiento al desarrollo de una ciencia diferente, la astronomía.
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología 37
LA CIENCIA DEL RENACIMIENTO
El lugar de los seres humanos en el Universo
Durante el Renacimiento, las concepciones del cosmos y del lugar de los humanos dentro
de él experimentaron un cambio drástico. El cambio se inició en 1543, cuando Nicolás
Copérnico (1473-1543) publicó su visión heliocéntrica del Universo. Copérnico fue un distinguido clérigo polaco, humanista y astrónomo. Después de muchos años de observaciones astronómicas concluyó que la concepción de la Tierra como el centro del Universo
(geocentrismo), visión del Universo originalmente formulada por Ptolomeo en el siglo II
a.C, era incorrecta. De acuerdo con Copérnico, es el Sol, y no la Tierra, el que se ubica en
el centro del Universo y a su alrededor giran los planetas. La diaria salida y puesta del Sol,
decía, se debe a la rotación de la Tierra sobre su eje, y la progresión anual de las estaciones
se debe a las revoluciones de la Tierra alrededor del Sol.
Este punto de vista centrado en el Sol (heliocéntrico) sobre el Universo no fue completamente original de Copérnico. Ya en el siglo m a.C. Aristarco de Samos había argumentado que la Tierra daba vueltas alrededor del Sol. En la segunda mitad del siglo xrv,
Nicolás Oresme, un seguidor del franciscano inglés William de Ockham (por quien después se llamó navaja de Occam al principio de que la mejor explicación es la más simple), había propuesto la misma idea, pero sus puntos de vista se habían rechazado, pues
ciertamente eran contrarios al sentido común. Es evidente, se decía, que esta Tierra sólida no está girando alrededor de los cielos; cualquiera que tenga ojos puede ver que el Sol
se mueve en el cielo todos los días, mientras la Tierra permanece fija. Si la Tierra se
moviera entonces no podría dispararse una flecha en línea recta o una piedra arrojada
desde una torre caería de forma perpendicular. ¿Los pájaros en vuelo no caerían tras la
rotación de la Tierra? Aún más importante, tales propuestas eran contrarias a las enseñanzas de la Iglesia. Como una creación especial de Dios, los humanos deberían ocupar
una posición privilegiada en el centro del Universo. Después de todo, la Biblia afirma
que Dios trabajó durante cinco días para crear la Tierra, pero tardó sólo un día en el resto
del Universo, y descansó el séptimo. Habiendo hecho a los hombres y a las mujeres en su
imagen y habiendo prodigado tal cuidado y tiempo en la creación de la Tierra, seguramente Dios no la hubiera puesto en una posición periférica, girando de forma vertiginosa alrededor del Sol. La Tierra debía estar justo en el centro del Universo.
Argumentos como éste eran difíciles de contradecir. Al estar respaldados por la tradición y la autoridad de la Iglesia, tenían la fuerza de un dogma. Oponerse a ellos era
herejía. Anticipando una reacción desfavorable a esta teoría, Copérnico demoró la publicación de De revolutionibus coelestium orbium (De las revoluciones de los orbes celestes)
durante 36 años. De acuerdo con la tradición, Copérnico lo publicó por primera vez en
1543 mientras yacía en su lecho de muerte. Una vez más el temor obligó a su asistente,
Andrés Osiander, a insertar un prefacio en el cual afirmaba que la rotación y la revolución de la Tierra se debía considerar como una hipótesis, una conveniencia matemática
para simplificar la descripción del movimiento planetario.
Copérnico fue considerado por algunos el reformador de la astronomía, un segundo
Ptolomeo, un hombre que cambió para siempre las concepciones del Universo. Pero su
teoría fue también inaceptable para muchos, especialmente para la Iglesia, que etiquetó a
su sistema como absurdo y antirreligioso. La réplica de un cardenal: "El Espíritu Santo
38
Capítulo 2
intentó enseñarnos cómo ir al cielo, pero no cómo va el cielo" (Kesten, 1945, p. 316).
Copérnico había degradado a los humanos de una posición central a una periférica en el
Universo. ¿Los humanos ya no eran más la creación sagrada de Dios? Y una propuesta
incluso más demoledora fue formulada tiempo después por un monje dominico, Giordano
Bruno (1548-1600), quien dio conferencias en Roma, Genova, Londres, Oxford y París, para
defender y extender el sistema de Copérnico. Bruno planteó la existencia no sólo de un
Sol, sino de innumerables soles, no sólo una Tierra, sino innumerables tierras, cada una
revolucionando alrededor de su propio Sol y potencialmente inhabitada por seres sensibles. Describió, en resumen, un Universo sin límites, punto de vista que le costó la vida.
Entre los puestos del mercado del Campo dei Fiori de Roma, una estatua marca el punto
donde Bruno fue quemado en una estaca en 1600.
Galileo Galilei (1564-1642)
Galileo, quien nació en Italia el mismo año en que William Shakespeare nació en Inglaterra, desarrolló la astronomía del Renacimiento y estableció los fundamentos del método
científico que hasta hoy se utiliza. En 1606 Hans Lippershey, un alemán fabricante de
lentes, mientras caminaba por su tienda entre anaqueles de anteojos (escaparates), notó
que cuando miraba a través de la línea de lentes convexos y cóncavos, los promontorios
de la iglesia parecían estar más cerca. Lippershey montó dos lentes separados a cierta
distancia en un tubo, de forma que los lentes colectaran la luz en el extremo más distante
del tubo y los más pequeños, los oculares, aumentaran la imagen. Así construyó el primer telescopio refractario. Galileo fue comisionado para investigar la afirmación de
Lippershey de que había inventado el telescopio —un instrumento que permitiría ver a
la distancia—. Patrocinadores astutos vieron que el aparato se podría utilizar tanto en la
guerra como en la paz. En la guerra, para prevenir y desviar ataques navales; en la paz,
desde la cima de un campanario, los mercaderes podrían ver una nave en la lejanía del
puerto con un telescopio. Señales secretas por medio de banderas revelarían el cargamento de las naves, lo que permitiría a los especuladores que las conocieran, hacer dinero
en lo que sería después el mercado del Rialto. Galileo encontró que la afirmación de
Lippershey era cierta. En 1609 Galileo fabricó un telescopio con un factor de magnificación
de 3, y luego un segundo con un factor de 30. Un instrumento tan maravilloso no debía
ser utilizado sólo para satisfacer a los mercaderes y los políticos de Venecia, también se
podría utilizar en el avance de la astronomía. Así, Galileo apuntó su telescopio hacia las
estrellas y vio por primera vez los "monumentos maravillosos": cuatro nuevas lunas de
Júpiter a las que astutamente llamó "Astros Mediceos" en honor de sus mecenas, la poderosa familia Medici; montañas y valles sobre la superficie de la Luna, que capturó
en una serie de pinturas en acuarela; la misteriosa leche de Venus que vio como incalculables miles de estrellas fugaces. Galileo también concluyó que Copérnico había tenido
razón y que el Sol era en efecto el centro del Universo. El poeta John Donne escribió
acerca de las observaciones de Galileo:
Y la nueva Filosofía pone todo en duda,
El Elemento fuego está completamente apagado;
El Sol está perdido, y la Tierra, y ningún saber de! hombre
Puede dirigirlo hacia el lugar donde buscarlos.
—(BYARD,1977, p. 121)
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología 39
Galileo describió sus observaciones y presentó sus conclusiones en Sidereus nuncius
(El mensajero de los astros), publicado en Venecia en 1610. Para entonces habían pasado
menos de 100 años después de la denuncia del papa realizada por Martín Lutero en 1517
y la Reforma que escindió al cristianismo occidental en las Iglesias Católica Romana y
Protestante. No hubo tiempo para desafiar la autoridad de la Iglesia. El 24 de febrero de
1616, la Congregación del índice, el cuerpo de censura de la Iglesia, condenó la enseñanza del copernicanismo. La Tierra, no el Sol, era el centro del Universo, y Galileo recibió
firmes instrucciones por parte del poderoso Robert Cardinal Bellarmine, quien estaba a
cargo de la Inquisición (Redondi, 1987), de poner fin a su defensa de la nueva teoría.
Pero las dudas que surgieron de las observaciones de Galileo no pudieron ser ignoradas.
La Iglesia enseñaba que las estrellas habían sido colocadas por Dios en oscuro cielo como
una ayuda para la navegación humana. Pero con su telescopio Galileo observó muchas
estrellas nuevas que no se podían ver a simple vista. ¿Por qué Dios las había colocado en
el cielo? Los instruidos cardenales replicaron que Dios las había colocado allí porque
40 Capítulo 2
sabía que se inventaría el telescopio. Pero Galileo no estaba convencido. El 6 de agosto
de 1623, su amigo Maffeo Cardinal Barberini, se convirtió en el papa Urbano VIII. Con
su esperado apoyo y con el poderoso sostén de la familia Medici, Galileo se sintió libre
para retomar su defensa del copernicanismo. En 1632 publicó el Diálogo sobre los dos
Máximos Sistemas del Mundo, en el que creó un debate hipotético sobre el sistema heliocéntrico. Con claridad y sabiduría los debatientes argumentaban que el Sol y no la Tierra es
el centro del cosmos y que la Tierra no está en reposo, sino rotando sobre su eje y revolucionando alrededor del Sol. Al final del debate los participantes concluyeron que
Copérnico había estado en lo correcto. El papa Urbano había apoyado a Galileo insistiendo únicamente en que el Diálogo incluyera la rectificación de que el copernicanismo
era una hipótesis. Galileo incluyó esa rectificación en su obra, pero la puso en boca de
Simplicius, un tipo de mente simple, de pensamientos poco profundos y habilidad limitada, y con ello marcó su destino.
El Diálogo se incluyó en el índice de Libros Prohibidos del Vaticano. Galileo fue convocado a Roma, donde fue juzgado por diez cardenales y, el 22 de junio de 1633, fue declarado culpable de enseñar doctrinas que se consideraban "absurdas, falsas en filosofía y
formalmente heréticas... que no se pueden probar de ninguna forma, las cuales han sido
ahora declaradas y finalmente determinadas contrarias a las Escrituras Divinas" (sentencia de Galileo, en Fahie, 1903, p. 315). Por razones desconocidas, tres de los diez cardenales no firmaron la sentencia de Galileo. En esta confrontación entre observación y
autoridad, la última triunfó. Parece probable que a Galileo se le mostraron los instrumentos de tortura antes de hacer que se pusiera de rodillas ante los cardenales y firmara
la siguiente abjuración:
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología 41
Yo abjuro, maldecir y detestar los errores y las herejías dichas, y de manera general cualquier otro error y secta contraria al decir de la Santa Iglesia; y yo juro que nunca más en el
futuro diré o afirmaré nada, de forma verbal o escrita, que pueda despertar alguna sospecha sobre mí. (Abjuración de Galileo, en Fahie, 1903, p. 320)
La leyenda cuenta que incluso cuando firmó la abjuración, Galileo murmuró "Eppur
si muove" (Sin embargo, se mueve). Después se prohibió que se publicaran los escritos de
Galileo, se quemaron todas las copias de sus libros que se pudieron encontrar, y a él se le
confinó en su villa para el resto de su vida. El poeta John Milton fue uno de los pocos
visitantes que recibía. En sus últimos años, el hombre cuyas observaciones ampliaron la
visión del mundo renacentista estaba casi totalmente ciego.
En 1979 el papa Juan Pablo II, antes de hablar en una sesión especial de la Academia
Pontificia de las Ciencias del Vaticano, reconoció las destacadas aportaciones de Galileo
a la ciencia, y reconoció el amargo conflicto entre la Iglesia y la ciencia causado por su
caso. Juan Pablo expresó la esperanza de una "concordia fructífera entre... Iglesia y
mundo" (papa Juan Pablo II, 1980, p. 11).
Galileo también fue pionero en los experimentos con los que se desarrolló el método
para controlar ciertos factores (variables) mientras se manipulan y se miden otros. En sus
experimentos estudió la relación entre la distancia de la que caen los objetos y la velocidad en que lo hacen. De manera contraria al mito, estas observaciones no se hicieron dejando caer objetos de la Torre Inclinada de Pisa, sino haciendo rodar pelotas en planos
inclinados. Galileo manipuló con cuidado factores como el peso de la pelota y la inclinación del plano; midió el tiempo que la pelota se tardaba en recorrer una distancia fija y su
velocidad. Formuló la ley de la caída de los cuerpos: La distancia que ha caído un objeto
desde un punto de reposo es igual al cuadrado del tiempo que pasa desde que éste es
liberado. La velocidad es proporcional al tiempo de la caída. Tan precisas fueron las descripciones de Galileo de sus procedimientos experimentales que un investigador contemporáneo, Stillman Drake (1975), pudo replicarlos de manera exacta. Un acertijo
aparentemente resuelto por Drake es cómo Galileo pudo usar medidas tan precisas de
tiempo, dado que en su época no existían relojes confiables para medir intervalos menores a un segundo. Drake sugirió que Galileo utilizó compases y medios compases musicales para medir sus intervalos. Cantando "Adelante, Soldados Cristianos" al compás de
aproximadamente dos notas por segundo, Drake registró intervalos muy cercanos a los
que reportó Galileo (Drake, 1975, p. 101). El control cuidadoso y la medición de variables
que Galileo logró en lo que llamó sus "fantasías" proveyeron un modelo para las ciencias
físicas y biológicas y, finalmente, para la psicología.
En su Diálogo, Galileo predijo que la ciencia y el comercio italianos serían rebasados
por sus rivales nórdicos a menos que se garantizara a los científicos la libertad para
investigar. En el margen de su propia copia del Diálogo Galileo escribió:
En la cuestión de introducir fantasías. Y ¿quién puede dudar de que esto conducirá a los
peores desórdenes cuando las mentes creadas libres por Dios están servilmente obligadas
a una voluntad exterior? ¿Cuándo nos dijeron que negáramos nuestros sentidos y los sometiéramos a los caprichos de otros? ¿Cuándo la gente desprovista de cualquier competencia ha juzgado a los expertos y ha concedido autoridad para que se les trate como a ellos
les plazca? Ésas son las fantasías efectivas para provocar la ruina de las naciones y la subversión del Estado. (Galileo, en Newman, 1956c, p. 733)
42 Capítulo 2
La apasionada súplica de Galileo por una libertad sin obstáculos para la investigación ha resonado a través de los siglos. Él creía de forma absoluta en el poder de la razón,
pues pensaba que "en cuestiones de ciencia la autoridad de un millar no es suficiente
para sojuzgar el razonamiento de un solo individuo" (Galileo en Nevvman, 1956d, p,
734). Las condiciones en Italia eran evidentemente desfavorables para la aproximación
racionalista a la adquisición del conocimiento que Galileo defendía. Justo como él lo
predijo, los siguientes grandes avances científicos se realizaron en Alemania e Inglaterra, los países protestantes del norte de Europa.
Dos contribuciones de Inglaterra
Sir Isaac Newton (1642-1727) nació el día de Navidad del año en que murió Galileo.
Abandonado por su madre poco después de su nacimiento, Newton fue criado por su
padre, un relojero analfabeto quien entrenó a su hijo en su arte. Mientras visitaba el
Colegio Trinity de la Universidad de Cambridge en 1955, se le mostró al psicólogo americano Ernest Hilgard un reloj hecho por Newton que todavía funcionaba (Hilgard, 1987,
p. 8). Al igual que sus contemporáneos, Newton estaba fascinado con la luz. Estaba en
todos lados; igual que los colores. Pero en la luz blanca, ¿de dónde venían los colores? En
1662 Newton describió a la Royal Society "me procuré un prisma de cristal triangular y
realicé experimentos con los 'fenómenos de los colores'". La luz blanca al pasar a través
del prisma se refractaba en sus colores componentes: el rojo brillante, naranja, amarillo,
verde, azul, índigo y violeta, caían sobre la pared del estudio de Newton. Cuando se
hacía converger los rayos refractados mediante su paso a través de un segundo prisma,
el resultado era la blancura, un fenómeno que Newton encontró incluso más maravilloso que el mismo espectro del color. La demostración de Newton de que la luz blanca
puede ser refractada en sus colores componentes y de que luego los rayos individuales
se pueden recombinar para producir la blancura fue una demostración científica definitiva del siglo XVII. Mostró el valor de las matemáticas como el lenguaje de la ciencia y el
poder de los métodos experimentales inductivos para la comprensión de la naturaleza.
Alexander Pope puso en un primer plano a Newton en su copla:
La naturaleza y las leyes de la naturaleza descansan escondidas en la noche: Dios
dijo, Dejen a Newton ser y todo fue luz.
Pero no todas las reacciones fueron positivas. Goethe escribió que el análisis de Newton
de la luz "paralizaría el corazón de la naturaleza", un sentimiento al que Wordsworth le
hizo eco en The Tables Turnea:
Dulce es el conocimiento que la naturaleza lleva;
Nuestro entrometido intelecto Equivoca las bellas
formas de las cosas:— Nosotros asesinamos para
disecar.
Así queda claro que el análisis de Newton de la luz fue un triunfo de la física. Una
generación posterior de filósofos, los empiristas británicos, tratarían de hacer con la conciencia humana lo que Newton había hecho con la luz, es decir, refractar la conciencia en
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología
43
sus elementos. Éste fue el modelo de la mente que adoptaron algunos miembros de la
primera generación de psicólogos a fines del siglo XIX.
Voltaire dijo que Newton había sido más afortunado que ningún otro científico, ya
que el descubrimiento de las leyes que gobiernan el Universo pudo recaer sobre un solo
hombre: él. El gran descubrimiento de Newton fue que la misma fuerza que atrae una
manzana hacia el suelo también sostiene a la Luna en su órbita alrededor de la Tierra y a
la Tierra en su órbita alrededor del Sol. Esa fuerza es la gravedad. En su majestuoso
Principia, publicado en 1687 cuando tenía 25 años de edad, Newton describió un auténtico universo puntual, diseñado por Dios el "Gran Relojero", y describió también un
universo comprensible mediante las matemáticas y la aplicación del cálculo que él mismo había inventado. El universo newtoniano, con todos sus planetas moviéndose en la
misma dirección a lo largo de órbitas elípticas, casi circulares, fue fidedigno y predecible.
Tales resultados, de acuerdo con Newton, no hubieran podido ocurrir por casualidad.
Más bien surgieron "del consejo y del dominio de un ser inteligente y poderoso" (Newton
en Grabiner, 1988, p. 225). Dado que tiene un lugar seguro como una de las figuras más
grandiosas en la historia de la ciencia occidental, es sorprendente encontrar que su carrera posterior estuvo llena de altibajos. Se desempeñó brevemente como miembro del parlamento y luego fue nombrado supervisor de la Casa Real. Sus deberes incluían la
persecución de falsificadores, un delito capital para entonces. Newton ejerció tal deber
con gran entusiasmo y se dice que mandó a más de un pobre desdichado al patíbulo
(Westfall, 1980). Hacia el final de su vida Newton se volvió devoto de la alquimia. Se
44 Capítulo 2
dedicó a buscar el alcalino, o la panacea que pudiera transmutar los metales base para
convertirlos en el noble metal de oro. La periódica conducta extravagante de Newton se
ha atribuido a la exposición al mercurio que usaba en su alquimia (Klawans, 1990).
En el siglo XVIII el astrónomo británico, Sir Edmund Halley, discernió que los tres
espectaculares cometas registrados en 1531,1607 y 1682 eran el mismo. Utilizando la ley
de Newton de la gravitación universal para trazar su órbita a través del espacio, Halley
predijo que el cometa retornaría 76 años después, en 1758, y que continuaría haciéndolo
cada 76 años. Halley murió en 1742 y no observó la reaparición del cometa el día de
Navidad de 1758, justo como lo había predicho. La demostración de Halley sobre la
predictibilidad de un fenómeno físico mostró el poder de la mente humana para comprender el Universo mediante la aplicación de leyes científicas. Ése fue un triunfo de la
que se conocería como la Edad de la Ilustración.
William Harvey (1578-1657) demostró que los métodos de observación inductivos se
pueden aplicar a fenómenos biológicos. Él encontró sangre en animales tan diversos
como ranas, pollos, palomas, cabras, ovejas, bueyes y ratones e, incluso, en especímenes
aparentemente menos prometedores como anguilas, cangrejos, babosas, víboras, caracoles, avispas y moscas. La presencia de la sangre en el mundo biológico fascinaba a Harvey
de la misma forma en que la luz fascinó a Newton. Antes de esa época se creía que el
corazón "confeccionaba" la sangre, la cual transportaba nutrientes a través de las venas
y las arterias en un flujo unidireccional del corazón hacia el exterior. Harvey pesó la
cantidad de sangre que había en un cadáver humano y en una oveja. Las cantidades
fueron similares, cerca de cuatro libras (1.8 litros). Después desangró una oveja y midió
la cantidad de sangre que expulsaba con cada latido del corazón. Tomando nota del
número de palpitaciones por minuto, Harvey calculó que en 30 minutos el corazón tendría que mandar más sangre de la que había medido en todo el cuerpo. Si el corazón
continuaba "confeccionando" sangre, en un día promedio expulsaría unos 4 000 galones
(15 000 litros) de sangre. ¿De dónde provenía ésta? ¿y cómo podía el corazón producir
tanta? La conclusión de Harvey fue que el corazón no produce la sangre, sino que la
bombea. El corazón expulsa la sangre, que fluye alrededor del cuerpo y luego regresa al
corazón para ser expulsada nuevamente. En su texto de 1628, De Motu Cordis, Harvey
probó que la sangre se mueve o circula.
El trabajo de Harvey fue importante por muchas razones. Demostró que un sistema
biológico podía ser estudiado con el mismo rigor experimental con el que los físicos
estudiaban los sistemas físicos. De manera consecuente, el éxito de su demostración señaló el camino para una biología experimental. Harvey también especuló que "la sangre
es la causa no sólo de la vida en general, sino también de una vida más larga, del sueño
y de la marcha, de la genialidad, de la aptitud y la fuerza" (Harvey, 1628, en Miller, 1982,
p. 228). En el siglo XX se comprobó que las hormonas que circulan en la sangre son factores importantes en el temperamento, la cognición, la emoción y el sueño. Finalmente,
con la investigación de Harvey se empezó a desmitificar el corazón, lo que conduciría,
en el mismo siglo XX, a la aceptación pública de los trasplantes de corazón.
Harvey investigó muchas otras cuestiones, entre ellas, la conducta de los insectos,
pero ese trabajo se perdió, pues la mayor parte de los manuscritos fue destruida durante
la guerra civil inglesa, cuando sus habitaciones fueron saqueadas. Tanta es su importancia, sin embargo, que cualquier fragmento conocido por los harverianos se ha sometido
a escrutinio por los eruditos interesados en su vida, sus trabajos y el origen de sus ideas
(Cook, 1992, p. 262; Keynes, 1989).
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología 45
FILOSOFÍA DEL RENACIMIENTO
Rene Descartes (1596-1650)
Además de los avances científicos, el desarrollo en la filosofía del Renacimiento proporcionó un fundamento importante para la psicología. Como los filósofos del Renacimiento
perseguían el conocimiento de las cosas y sus causas, desarrollaron razonamientos y
teorías que tuvieron mucha influencia en los psicólogos posteriores. Rene Descartes fue
un destacado matemático y filósofo francés durante los años precedentes e inmediatamente posteriores al juicio de Galileo. Nació en 1596, hijo de un concejal del parlamento
provincial de Britania. La herencia de su familia le permitió seguir una vida de estudio y
viajes que no se vio obstruida por la necesidad de ganar dinero para vivir. Desde 1606 y
hasta 1614 Descartes asistió a una escuela jesuita en Anjou. Los jesuítas, los soldados
descalzos de la vida intelectual de la Iglesia católica, eran conocidos por sus excelentes
escuelas. De ellos recibió una educación rigurosamente clásica con un fuerte énfasis en
las humanidades, las matemáticas, la religión y la filosofía. Alegando tener una salud
delicada, Descartes convenció al rector de la escuela de que se le disculpara de los ejercicios religiosos de cada mañana y se le permitiera permanecer en cama. Toda su vida
Descartes creyó que tenía los mejores pensamientos en la mañana, estando en la cama.
Bertrand Russell dijo sobre Descartes que su mente trabajaba mejor en la tibieza de la
cama en las mañanas (Russell, 1945, p. 558). Incluso su biógrafo reportó que para él estar
en cama era "un hábito que mantuvo toda su vida, ya que lo consideraba conveniente,
sobre todo para el beneficio intelectual y la comodidad" (Mahaffy, 1880, p. 12). En 1616
Descartes logró un grado profesional y se licenció en leyes en la Universidad de Poitiers.
En 1618 el anteriormente contemplativo y aislado Descartes fue voluntario para servir
en un ejército mercenario en Holanda. El 10 de noviembre de 1619 pasó la noche solo,
enfrascado en sus pensamientos sobre ideas matemáticas. Descartes se durmió y en su
sueño el "Espíritu de la verdad" entró a su mente. Este sueño cambió su vida. Al día
siguiente renunció a lo que consideró su pasada ociosidad y resolvió dedicarse a la búsqueda de la verdad y a la unificación de la ciencia mediante el poder de la razón. A la
edad de 23 años Descartes resolvió escribir un manifiesto racionalista. Su primer gran
éxito fue combinar los métodos del álgebra y la geometría dentro de la geometría analítica. Desarrolló también métodos que permiten traducir proposiciones geométricas a
términos algebraicos, describir curvas geométricas por medio de ecuaciones, y definir la
posición de un punto mediante coordenadas con referencia a dos líneas perpendiculares. Tales ideas, decía Descartes, habían venido a su mente mientras consideraba cómo
describir en forma matemática la posición exacta de una mosca en su habitación. En
ningún momento del tiempo la distancia entre la mosca y el techo (o el suelo), y entre dos
paredes adyacentes, definiría su posición. Esas distancias definían las coordenadas de la
mosca. Mientras la mosca se movía, su trayectoria se podía describir en una serie de
puntos los cuales, en cambio, se podían combinar para formar una curva. Las ideas de la
geometría analítica conllevaron un gran esfuerzo y contratiempos antes de publicarlas
18 años después en La Géométrie (Geometría). El trabajo tuvo un éxito inmediato y aseguró
la reputación de Descartes como matemático. La Géométrie, dijo, fue escrita en una
"vena despectiva" y su intención era mostrar sus conocimientos, más que transmitirlos
a los novatos. Él concluyó su exposición con este comentario irónico: "Yo espero que la
46
Capítulo 2
posteridad me juzgará amablemente, no sólo por las cosas que he explicado, sino también por las que con toda intención he omitido para dejarles a otros el placer de descubrirlas" (Descartes, en Newman, 1956a, p. 237). En ambos sentidos sus esperanzas se han
cumplido.
Descartes dejó Francia por Holanda en 1629 para buscar una vida de erudita soledad. Tan grande era su necesidad de paz y quietud que durante los 20 años que estuvo
en Holanda vivió en 24 casas diferentes, en 13 pueblos diferentes, y sólo permitía a un
pequeño número de amigos de confianza conocer su paradero. A pesar de esas precauciones, su fama llamó la atención de la reina Cristina de Suecia, quien quería saber
cómo vivir feliz y tranquila sin enfadar a Dios. ¿Quién estaba mejor calificado para responder a su pregunta que el máximo pensador de Europa? En 1649 la reina Cristina convocó a Descartes a Estocolmo para adornar su corte y fungir como su tutor privado en
filosofía y matemáticas. Se dice que en cuanto recibió la convocatoria, Descartes tuvo un
presentimiento de muerte, pero no tenía más opción que acceder, especialmente cuando
Cristina envió una nave de guerra para transportarlo a Suecia. La joven reina probó ser
una estudiante inepta y lo peor para un hombre con sus hábitos y temperamento, insistía
en recibir sus lecciones a las 5 de la mañana. Descartes toleró a la reina y al invierno sueco
sólo cuatro meses antes de morir de neumonía el 11 de febrero de 1650. Por una espantosa
ironía de la historia, el único ataúd disponible era demasiado pequeño, así que se cortó la
cabeza de Descartes antes del entierro y nunca se volvió a unir con el cuerpo (Boakes,
1984).
Además de sus aportaciones a las matemáticas, Descartes también fundó la filosofía
occidental moderna. Esperaba además construir un sistema radicalmente nuevo sobre la
filosofía desde la conformación de un sistema lógico y científico de pensamiento, el cual
presentó en su Discours de la méthode (Discurso del método), publicado en 1637. Por sobre
todo, Descartes buscaba la verdad: aquella de la que no se pudiera dudar, un conocimiento que fuera verdadero. Adoptó una actitud rigurosamente científica, y resolvió
seguir cuatro reglas de la lógica que consideró suficientes para alcanzar la verdad:
La primera es nunca aceptar nada como verdadero sin tener conocimiento evidente de su
verdad; es decir, tener cuidado de no llegar a conclusiones precipitadas y preconcepciones,
y no incluir en mis juicios nada más de lo que se presenta por sí mismo en mi mente con
tanta claridad y exactitud que yo no tenga ocasión de dudarlo (Descartes, 1637, en
Cottingham, Stoothoff y Murdoch, 1985, p. 120).
Los jesuítas que educaron a Descartes propusieron orgullosos: "Dennos al niño y
nosotros tendremos al hombre." De hecho, Descartes se consideraba devoto, y siempre
insistió en que sus muchos y diferentes hogares estuvieran a una distancia corta una
iglesia católica que pudiera recorrer caminando. Sin embargo, algunas veces dudó de la
existencia de Dios y creyó que incluso el teólogo más apasionado debía, en ocasiones,
tener dudas similares. Desde un punto de vista empírico no podemos tener la certeza
absoluta de la existencia de Dios, consideraciones que para los teólogos católicos eran
heréticas. Los trabajos de Descartes están incluidos en el índice de libros prohibidos, y entre
los que no se permitía a los editores que imprimieran. Incluso los teólogos de Utrecht en
Holanda, cuando tuvieron el control de la España católica, llevaron a Descartes ante una
corte para que respondiera a los cargos de "ateo, vagabundo y libertino" (Newman,
1956a, p. 236). Afortunadamente, éstos fueron retirados.
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología
47
Como resultado de sus dudas acerca de la existencia de Dios, Descartes también concluyó que es posible dudar y cuestionar dones aparentes como la existencia del mundo e
incluso de nosotros mismos. Se encontró en un agudo dilema existendal —un dilema
que resolvió concluyendo que, en cualquier momento, lo único de lo que se puede tener
certeza es de que se está pensando en algo—. Así, para Descartes, la prueba final de su
existencia era el acto de pensar: Cogito ergo sum (Pienso, luego existo). Descartes escribió:
Noté que mientras estaba tratando de pensar que todo es falso, fue necesario que yo, quien
estaba pensando en eso, fuera algo. Y la observación de esta verdad "Yo estoy pensando,
luego yo existo" era tan firme y segura que todas las demás suposiciones extravagantes
sobre lo escéptico eran incapaces de sacudirla, decidí que podía aceptarlo sin ningún escrúpulo como el primer principio de la filosofía que estaba buscando. (Descartes, 1637,
en Cottingham, Stoothoff y Murdoch, 1985, p. 127)
Si el pensamiento es la prueba final de nuestra existencia, es importante saber cómo
y dónde pensamos. Para Descartes, nosotros pensamos con nuestra res cogitans (cosa
pensante), la mente. Pero la mente es diferente del cuerpo. Es inextensa, libre y carente
de sustancia. En contraste, el cuerpo es extenso y limitado y tiene sustancia. Existe, propuso Descartes, un dualismo de mente y cuerpo. Pero la mente y el cuerpo no sólo difieren en esas características, sino que también en sus funciones siguen diferentes leyes.
Las acciones del cuerpo están gobernadas por principios y leyes mecánicas, el cuerpo no
es más que una máquina muy compleja. Nuestros cuerpos en gran manera autorregulan
sistemas físicos y desempeñan muchas funciones sin que participe nuestra mente. Nosotros no tenemos que "desear" la digestión de la comida, tampoco tenemos que pensar
antes de retirar una mano de una flama. Del mismo modo, no tenemos que pensar sobre
cada respiración o cada latido del corazón. El cuerpo se encarga de esas funciones en
forma automática.
Así como Aristóteles fue influenciado por el agora cuando eligió un modelo para el
corazón, la concepción de Descartes sobre el cuerpo como mecánico se originó en sus
observaciones de las estatuas de cuerda que se arquean ante los transeúntes, los relojes
con cucús que señalan la hora, las fuentes y otras "atracciones" que entonces eran populares en las casas y jardines de la aristocracia. Una persona que paseaba por uno de esos
jardines podía pisar un disparador que causaría que un oso mecánico o un maniquí
saltara desde una posición oculta en algún extremo, que una fuente comenzara a rociar
agua, que una gárgola saludara con una inclinación de su cabeza, o que sonara un instrumento musical. Una estatua de la diosa Diana tomando un baño, retrocedería modestamente defendida por Neptuno agitando su tridente. En la época de Descartes esas
diversiones se consideraban muy entretenidas, pero a él le impresionaban más como
modelos del cuerpo humano. Es lógico que el oso y el maniquí no pensaban antes de
salir disparados, y Diana y Neptuno eran piedras inanimadas. Su comportamiento ocurría en una forma mecánica simple. En Traite de l'homme (Tratado del hombre, 1637),
Descartes incluyó un grabado de las figuras de los jardines reales de Saint-Germain-enLaye, y los mecanismos con que funcionaban.
¿Cómo funciona la máquina del cuerpo? Descartes creía que en el cuerpo había tubos
huecos o filamentos diminutos que contenían aires sutiles, o hálitos, algunas veces llamados espíritus animales, que eran calentados y presurizados por el corazón y fluían de los
órganos de los sentidos, dando origen a las sensaciones y a los movimientos. Todo esto
ocurría en forma de un arco reflejo. Descartes pensaba que en el cerebro, el abrir y cerrar
48
Capítulo 2
de ciertos poros permitía o bloqueaba el paso de los espíritus animales. Este modelo concibe al sistema nervioso como un sistema hidráulico. En términos modernos, los poros
representan el papel de las sinapsis, y los espíritus animales, el de los impulsos nerviosos.
¿Cuál es la diferencia entre nuestros cuerpos y otras máquinas? La respuesta de Descartes muestra la influencia de Galeno. La diferencia, dijo, es la complejidad. El cuerpo
humano, por haber sido diseñado por Dios, es infinitamente más complejo que cualquier máquina inventada por seres humanos. Por otra parte, ¿en qué se distinguen los
cuerpos de los animales y los de los humanos? Según Descartes, mientras que los cuerpos de los animales son gobernados únicamente por principios mecánicos, en los humanos la mente puede controlar el abrir o el cerrar de ciertos poros, así como controlar su
orientación. De esta forma, mediante un ejercicio de la mente, se pueden controlar ciertas acciones reflejas deí cuerpo. Lawrence de Arabia, por ejemplo, era capaz de sostener
su dedo en la flama de una vela, y un trapecista con un solo brazo no se rasca la nariz
mientras realiza su número.
Ahora bien, si nuestras mentes controlan nuestros cuerpos, ¿en dónde se produce en
realidad la interacción? ¿En qué lugar se localiza? Descartes concluyó que el sitio era una
estructura del tamaño de un guisante ubicada en el cerebro, el conarium o glándula pineal.
En esta estructura del cerebro, planteó, la mente ejercita sus funciones "más particularmente que en otras partes" (Las pasiones del alma, Artículo XXXI). A esta conclusión llegó
porque creía que la glándula pineal, a diferencia de la mayor parte de las otras estructuras
cerebrales, no estaba en ambos lados del cerebro. Para Descartes una estructura unitaria
parecía el lugar lógico en el que ocurrían las interacciones entre mente y cuerpo. Esta elección fue simplemente un presentimiento, ya que no imaginaba cómo se producía la
interacción, o cuáles eran en realidad las funciones de la glándula pineal. Incluso hoy en
día no se conoce todo acerca de la glándula pineal. Se sabe, por un lado, que secreta precursores de serotonina, los cuales son responsables de los ciclos de actividad y, por otro,
que esta misma sustancia incrementa el contraste a la placa radiográfica con la edad. Consecuentemente, se utiliza en muchas ocasiones como referencia para las radiografías cerebrales.
De acuerdo con Descartes existían dos clases principales de ideas en la mente: las
ideas innatas, que están presentes desde antes de nacer y no dependen de la experiencia,
y las ideas derivadas, las cuales surgen de la experiencia. Ejemplos de las que Descartes
consideraba innatas son las ideas del yo y de Dios; las concepciones del tiempo, del
espacio y del movimiento, y los axiomas geométricos. Otras ideas provienen de la experiencia individual y están basadas en recuerdos de eventos pasados. Descartes creía que
una experiencia particular produce alteraciones del sistema nervioso, o huellas neuronales,
y que éstas tienen efectos en la mente cuando actúa para recordar otras experiencias.
Para ejemplificar la forma en la que se producen los recuerdos utilizaba la siguiente
analogía. El paso de los espíritus animales a través de ciertos poros en el cerebro los
obliga a abrirse y con ello produce una representación permanente de su curso. Esos
poros son semejantes a los hoyos que se hacen en una tela de lino cuando se perfora con
una serie de agujas, que al ser retiradas dejan esos hoyos parcial o completamente abiertos. El "recuerdo" de las agujas permanece. Cuando la mente busca o recuerda algo, este
acto de volición provoca que la glándula pineal se incline primero hacia un lado y luego
hacia el otro, con lo que los espíritus fluyen a diferentes regiones del cerebro. De esta
manera se estimula la memoria en esas regiones del cerebro y con ello el surgimiento de
recuerdos específicos.
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología
49
Otra característica del ser humano de acuerdo con Descartes es que éste puede experimentar pasiones que surgen del cuerpo, actúan en la mente de forma pasiva y conducen sin otra volición a acciones corporales. Según él, las seis pasiones primarias son
admiración, amor, odio, deseo, alegría y tristeza. Todas las demás pasiones humanas son
mezclas de las seis primarias.
De acuerdo con Descartes, los animales no poseen mente, por tanto, son incapaces de
tener un lenguaje o autoconciencia (Radner y Radner, 1989). Con este planteamiento
marcó la división psicológica entre los humanos, que tienen ambos, lenguaje y autoconciencia, y todos los otros animales que no los tienen. Una consecuencia de la posición
cartesiana, fue que se permitieran las disecciones de animales. Descartes efectuó muchos
de esos estudios. Usualmente se le da el crédito por la primera descripción de la imagen
retinal, publicada en 1637. Descartes extrajo el ojo de un buey, cortó una ventana en la
parte posterior del mismo, y colocó un trozo de papel en la abertura. Al sostener el ojo
hacia la luz, observó en el papel una pequeñísima imagen invertida de su habitación. De
esta manera comprobó por primera vez la función de inversión del ojo. También practicó
sin ningún escrúpulo moral o ético disecciones en animales vivos sin anestésicos (pues
éstos fueron desarrollados hasta el siglo XIX), convencido de que carecían de sentimientos. Para él, sus chillidos y gritos no eran más que los silbidos hidráulicos y las vibraciones de sus máquinas (Jaynes, 1973, p. 170).
La influencia de Descartes en la filosofía es ampliamente conocida, pero también
influyó en forma importante en el desarrollo histórico de la psicología. Su afirmación de
un dualismo mente y cuerpo proveyó un modelo que hasta la actualidad tiene seguidores. La posición cartesiana de que diferentes principios y leyes gobiernan las acciones del
cuerpo y las de la mente tiene implicaciones obvias para la psicología, la ciencia de la
mente. Finalmente, su distinción entre ideas derivadas e innatas anticipó el paradigma
de naturaleza y crianza que ha caracterizado a muchos sistemas psicológicos.
Julien de La Mettrie (1709-1751)
En 1748, casi 100 años después de la muerte de Descartes, Julien de La Mettrie publicó
un trabajo titulado L'Homme machine (El Hombre Máquina) en el cual desarrolló una
extensión del materialismo mecanicista. Él argumentó que las personas son sólo máquinas y que sus acciones se pueden explicar exclusivamente mediante principios mecánicos. De acuerdo con La Mettrie, el nombre se distingue de otros animales sólo por la
complejidad de su maquinaria, no como Descartes había afirmado, porque tenga mente
o, como los teólogos creían, porque posea alma. Atacó además la concepción del hombre
como un animal racional, argumentando que a éste lo motiva únicamente la necesidad
de buscar placer y evitar el dolor; es decir, es movido por impulsos hedonistas. En sus
consideraciones sobre el pensamiento, La Mettrie creía que en los animales, al igual que
en los humanos, están presentes ciertos grados de pensamiento. Describió la cognición
como un continuum, presente en menor o mayor cantidad en los diferentes organismos.
De acuerdo con su posición, decir que no existe racionalidad en primates y otros animales es tan erróneo como decir que existe la racionalidad perfecta en los humanos.
Más específicamente, La Mettrie rebatió la suposición de que sólo los humanos eran
capaces de adquirir y de utilizar un lenguaje simbólico, argumentando que si a un simio
50
Capítulo 2
Descartes, holgazanería social y dos beatles
Uno de los premios de leer a Descartes y a
varios de los otros hombres y mujeres presentados en este libro, es descubrir sus
insights psicológicos y su clara anticipación
a descubrimientos de investigaciones posteriores. Un buen ejemplo es la consideración
de Descartes que fue de gran creatividad y
logro. Él concluyó que cuando las personas
trabajan solas, sus resultados usualmente son
superiores a cuando trabajan en grupo. En el
Discurso, Descartes describió cómo llegó a
esta conclusión:
En aquel tiempo yo estaba en Alemania, a donde
había sido llamado por las guerras que todavía no
terminan. Mientras regresaba al ejército proveniente de la coronación del emperador [Fernando II coronado en Frankfort en 1619], el comienzo del
invierno me detuvo en cuarteles donde, al no encontrar con quién entretenerme conversando y sin
tener por fortuna pasiones que me atormentaran,
permanecía todo el día encerrado solo en una habitación calentada por una estufa, donde era completamente libre para conversar conmigo mismo
sobre mis pensamientos. Entre los primeros que
se me ocurrieron estaba el pensamiento de que por
lo general no hay tanta perfección en los trabajos
compuestos de varias partes y producidos por varios artesanos diferentes como en los trabajos hechos por un solo hombre. Así vemos que las
construcciones que están a cargo y que son terminadas por un solo arquitecto son por lo común más
atractivas y están mejor planeadas que aquellas
que varios han tratado de parchar adaptando paredes viejas construidas para diferentes propósitos. (Descartes, 1637, en Cottingham, Stoothoff y
Murdoch, 1985, p. 116)
Pasaron cerca de 250 años antes de que
los psicólogos probaran el insiglit de Descartes. A primera vista los descubrimientos contradecían su conclusión. Norman Triplett
comparó los tiempos de ciclistas compitiendo entre ellos o compitiendo solos contra el
reloj. Él encontró que en general lo hacían
mejor cuando competían en grupo. Para probar la generalidad de ese resultado, Triplett
(1897) condujo lo que con frecuencia se dice
fue el primer experimento de psicología social (Aronson, 1972, p. XII). Él le pidió a algunos niños que enrollaran carretes para pescar tanto tiempo y tan rápidamente como les
fuera posible. Encontró que lo hacían más
rápido y que trabajaban durante más tiempo
cuando lo hacían en pareja que cuando
trabajaban solos. Este resultado se llamó
facilitación social. Mientras muchos experimentos confirmaron el efecto de facilitación
social, otros encontraron un desempeño de-
se le ensenara el lenguaje por signos con el cuidado y la diligencia con la que comúnmente se acostumbra enseñarlo a niños sordos, el simio mostraría clara evidencia de
tener habilidad para utilizar el lenguaje. Después de su entrenamiento, dicho animal,
afirmó La Mettrie, "no sería por más tiempo un hombre salvaje, ni un hombre defectuoso, sino que sería un hombre perfecto, un pequeño caballero, con tanta materia o músculos como la que nosotros tenemos, para pensar y para beneficiarse por su educación" (La
Mettrie, citado en Limber, 1982, p. 432). Por más de 200 años los puntos de vista y las
sugerencias de La Mettrie continuaron siendo rechazados. El lenguaje se consideró un
atributo exclusivo de los humanos, una función que incluso nuestros parientes primates
más cercanos no son capaces de desarrollar. Sin embargo, investigaciones recientes realizadas por los psicólogos comparativos han demostrado que un gran número de chimpancés puede adquirir un lenguaje simbólico (Parker y Gibson, 1990; Savage-Rumbaugh,
Rumbaugh y Boysen, 1978).
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología
51
Descartes, holgazanería social y dos beatles (continuación)
teriorado en el trabajo en grupo, un efecto
llamado holgazanería social. Se encontró que
el esfuerzo por persona en el concurso del
juego de la cuerda era menor en un grupo
que cuando la gente competía sola (Dashiell,
1935). Williams, Harkins y Latané (1981) le
pidieron a estudiantes universitarios que gritaran tan fuerte como pudieran ya fuera individualmente o en grupos. Los sujetos en
los grupos gritaban menos fuerte de lo que
lo hacían cuando estaban solos.
Pero ¿qué pasaba con conductas más
cognitivas? En solución de problemas, por
ejemplo, vemos una facilitación social o, como
predijo Descartes, una holgazanería social.
Taylor, Berry y Block (1958) compararon la
efectividad de la solución de problemas en
grupos de cuatro personas "geniales" contra
la de los individuos que trabajan solos. Los
segundos producían dos veces más soluciones que las que trabajaban en grupos, y
se juzgó que esas soluciones eran más creativas y originales. Resultados similares se habían reportados en otros numerosos estudios
(Maier, 1967). En un experimento más ingenioso sobre la relación entre la creatividad y
el número de personas involucradas en el proyecto, Jackson y Padgett (1982) estudiaron 162
canciones escritas por dos de los Beatles, John
Lennon y Paul McCartney. Se midió el éxito
de cada canción de acuerdo con las ventas y
la posición más alta que alcanzaron en las
gráficas de música. Las canciones que escribieron solos fueron más exitosas de manera
consistente que las que escribieron juntos*,
una notable prueba contemporánea de la holgazanería social y de la predicción hecha por
Descartes muchos años antes.
*A. D. Kornfeld (comunicación personal, 1994) sugiere que ocurre un fenómeno similar en las composiciones clásicas. Un ballet escrito por el grupo francés "Les Six" a principios del siglo XX, incluyendo
Ravel, Milhaud y Poulenc, y una colaboración en una sonata de violín de Schumann, Brahms y Joachim,
tuvieron menos éxito del que se podía esperar con base en los trabajos de cada uno de estos compositores cuando trabajaban solos.
FILOSOFÍA POSRENACENTISTA: EMPIRISMO,
ASOCIACIONISMO YNATIVISMO
Los primeros empiristas
Durante los años posteriores al Renacimiento se efectuaron sendos avances en la filosofía que finalmente aportaron los fundamentos de la psicología. Los primeros empiristas,
Thomas Hobbes, John Locke y George Berkeley, hicieron hincapié en los efectos de la
experiencia sobre una mente pasiva. Los empiristas tardíos, David Hume, David Harthey
y James y John Stuart Mili, consideraban el papel de la mente activa en la formación de
asociaciones, y así preparaban el escenario para el estudio psicológico del aprendizaje
y la memoria. Sin embargo, los filósofos de Alemania, Gottfried Wilhelm von Leibniz
52
Capítulo 2
Inmanuel Kant, perpetuaron el nativismo al postular que los contenidos de la mente
no son sólo producto de la experiencia, sino que están influenciados por su estructura
innata.
Thomas Hobbes (1588-1679)
Thomas Hobbes conoció a Galileo y a Descartes. Él no sólo anticipó el empirismo británico y fue la principal influencia en el pensamiento filosófico y político del siglo XVII, sino
que también estudió los contenidos de la mente y sostuvo una visión de la naturaleza
humana que los pensadores del siglo XX aún siguen citando. Esta visión de la naturaleza
humana sentó las bases de sus teorías sociales y políticas respecto a los orígenes de la
organización de los grupos. ¿Por qué los humanos se reúnen en grupos? Y una vez que
lo hacen, ¿cómo logran permanecer juntos? Según Hobbes, como nosotros somos básicamente animales agresivos, en el pasado se unieron pequeños grupos de personas para
protegerse entre ellos de las agresiones de otros. Sin embargo, la proximidad social de
los miembros individuales incrementó la posibilidad de agresiones internas autodestructivas, y la única forma en la que se podía mantener la integridad del grupo era
mediante la existencia de una autoridad fuerte y centralizada, pues de lo contrario no
existirían
las artes, el lenguaje y la sociedad, y lo peor de todo es que se experimentaría un miedo
continuo al peligro de una muerte violenta, y la vida del hombre sería solitaria, pobre,
repugnante, salvaje y corta. (Hobbes, 1650/1951, p. 85)
En el Leviathan (1651), Hobbes argumentó que el poder centralizado que su análisis
de la conducta humana había mostrado como esencial, debería ser representado por una
monarquía hereditaria cuya característica principal era que los reyes y reinas pretendían
haber sido elegidos por Dios y estar dominados sólo por Él. Con base en esto el rey Luis
XIV de Francia proclamó, "El homenaje se debe a los reyes; ellos hacen lo que les plazca". Sin embargo, para Hobbes este tipo de monarquía era esencial para cualquier sistema de gobierno, no por derecho divino de los reyes, sino porque la designación de los
sucesores no se disputaría, y de esa forma se evitaría la posibilidad de conflicto. Hobbes
tradujo su postura en acciones políticas al apoyar al rey Carlos I en la guerra civil de 1642
a 1646 en contra de los revolucionarios cuyo líder era Oliverio Cromwell. Los monarquistas fueron derrotados en 1646; Carlos I fue encontrado culpable de traición y ejecutado en enero de 1649. Después de que Cromwell estableció un gobierno republicano,
Hobbes se retiró al exilio político en Francia y se convirtió en tutor del futuro Carlos II.
Después de la restitución de la monarquía y la coronación de su antiguo estudiante en
1660, Hobbes regresó a Inglaterra y obtuvo un puesto en el servicio diplomático.
La visión de Hobbes de la naturaleza humana se refleja en el pensamiento de los
sociobiologistas contemporáneos. David Barash (1977) señaló que es difícil para un ser
humano que está desnudo y no está armado matar a otro ser humano. Nosotros, a diferencia de otros animales, carecemos de equipo letal para aniquilar, también carecemos
de las inhibiciones biológicas que tienen otras especies contra el crimen intraespecie. No
obtante, en la actualidad, al disponer de armas y de equipo que permiten matar a distancia, nos encontramos en un lío evolutivo mortal.
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología 53
John Locke (1632-1704)
John Locke fue el primer empirista británico importante. Nació en la villa campestre de
Wrington el 29 de agosto de 1632. Su padre, un fiscal de pueblo y pequeño terrateniente,
mostró una gran ternura y afecto para sus dos hijos, pero se aseguró de que aprendieran
a ejercitar virtudes puritanas como la sobriedad, la disciplina y el empeño. Así, Locke
aprendió a amar la simplicidad y a odiar el exhibicionismo y los ornamentos excesivos.
En 1647, Locke entró a la escuela de Westminster, contigua a la abadía de Westminster en
Londres, donde recibió una educación clásica rigurosa que enfatizaba el aprendizaje del
griego y el latín. Sin embargo, Locke y sus condiscípulos, también debían entender los
eventos políticos del momento que estaban ocurriendo, algunas veces casi literalmente,
del otro lado del muro del patio de su escuela. Carlos I fue enjuiciado en el vestíbulo de
Westminster, y es muy probable que Locke haya presenciado la ejecución, pues se sabe
que uno de sus contemporáneos, Samuel Pepys, asistió a ella debido a que registró el
evento en su diario. Esos eventos políticos debieron afectar a un niño de la inteligencia y
la sensibilidad de Locke, pero a pesar de esas distracciones fue un excelente estudiante.
En 1647 fue nombrado erudito del rey, y en 1652 fue elegido para una beca juvenil en la
Iglesia de Cristo, en Oxford. Durante los tres años siguientes, Locke hizo de Oxford su
hogar. Como estudiante se sintió atraído de forma especial por la investigación en medicina, pero aunque estaba calificado como médico nunca ejerció la profesión pues su ocasional práctica nunca fue por dinero.
Locke encontró la filosofía que se enseñaba en Oxford estéril y torpe, y aunque reconocía que Descartes había sido una influencia liberadora en su desarrollo intelectual, el
54
Capítulo 2
puritano consideraba al católico con recelo. En particular, consideraba inaceptables la
doctrina cartesiana de las ideas innatas y la concepción de los animales como autómatas.
Rechazó también la especulación pura como método de investigación y, en cambio, sin
duda influenciado por haber sido elegido como miembro de la Royal Society, apoyaba
los métodos experimentales observacionales que habían desarrollado científicos como
Harvey y Newton. Locke había leído las consideraciones de Newton sobre las demostraciones de su prisma de cristal triangular expuestas anteriormente. La elegancia y la precisión de esa demostración le llevaron a adoptarla como modelo para su trabajo. Incluso
hasta hoy, la psicología modela sus criterios de rigor científico en la física newtoniana.
En 1667 Locke se asoció con Lord Ashley, quien más tarde sería el conde de Shaftesbury,
una figura política inglesa de cierta importancia. Locke trabajó con él como su consejero,
secretario, médico de la familia y tutor de su hijo. Tiempo después Shaftesbury lo nombró su secretario de presentaciones, una categoría que lo colocó en el centro de los eventos políticos. Cuando la influencia política de Shaftesbury declinó, fue encarcelado en la
Torre de Londres, en donde permaneció hasta que tuvo la fortuna de escapar y encontrar
asilo en Holanda. Por su cercana asociación con el conde, Locke también temía ser perseguido, y en 1683 huyó a Holanda. En 1688, después del derrocamiento del rey James II
por William de Orange, Locke regresó a Inglaterra a la edad de 56 años.
Dada su experiencia, como se puede comprender, Locke continuó interesado en la
política y el gobierno. Un año después de su retorno a Inglaterra publicó su trabajo político más importante, Dos tratados sobre el gobierno (1689/1960). Locke consideraba al gobierno como basado en un contrato social entre los gobernantes y los gobernados, y de
acuerdo con él, el Estado tiene la obligación de proteger a sus ciudadanos y de preservar
ciertos derechos inalienables: libertad personal, igualdad ante la ley e igualdad religiosa,
aunque no estaba seguro de que esa igualdad debiera extenderse a los católicos. Para
prevenir la pérdida de esos derechos, Locke proponía que se limitara el poder del Estado
mediante un sistema de restricciones y balances, y con la división del gobierno en poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Según su punto de vista, el abuso constante del poder
por parte del gobierno haría que se rompiera el contrato y se alterara la confianza puesta
en él, y así podría ser derribado. Ningún europeo aplicó las ideas ilustradas de Locke en
los principios de gobierno de una nación, pero sí tuvieron reconocida influencia en los
autores de la constitución estadounidense. Cuando Washington, Hamilton, Madison y
Franklin se reunieron en la Convención Constitucional en Filadelfia, en el verano de
1787, los Dos tratados sobre el gobierno de Locke les sirvieron como guía. Asimismo, la
afirmación de Locke respecto a la dignidad y el valor del individuo, y su defensa del
respeto por los derechos fundamentales del ser humano han sido retomados en los códigos de ética profesional del siglo XX, incluso en los Principios éticos de los psicólogos que en
la primera oración del Preámbulo tiene un carácter lockeano distintivo:
Los psicólogos respetan la dignidad y el valor del individuo y procuran la preservación y
la protección de los derechos humanos fundamentales. Están comprometidos a incrementar el conocimiento de la conducta humana y la comprensión de sí mismos y de los otros y
a utilizar ese conocimiento en la promoción del bienestar humano. Mientras persiguen
estos objetivos, se esfuerzan en proteger el bienestar de quienes buscan sus servicios y de
quienes participan en investigaciones que pueden ser el objeto de su estudio. Utilizan sus
habilidades sólo con propósitos congruentes con estos valores y no permiten que nadie,
deliberadamente, haga mal uso de ellos. (APA, 1981, p. 633)
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología
55
La filosofía de la educación de Locke
En contraste con la postura hobbesiana de que los seres humanos son animales agresivos, Locke tenía una visión mucho más optimista y liberal de la humanidad. Él creía que
el estado original de la naturaleza de los humanos es la bondad y que todas las personas
nacen con el mismo potencial, es por eso que proponía una educación crítica. Según él,
todos los niños debían tener acceso a una buena educación. Los planteamientos de Locke
acerca de la educación fueron publicados en 1693 con el título de Algunos pensamientos
concernientes a la educación, un libro escrito con un propósito específico y limitado. Durante su exilio en Holanda, Locke mantuvo correspondencia con Edward Clarke, un
caballero inglés que le escribía para pedirle consejo respecto a la educación de su hijo de
ocho años de edad. Las cartas de Locke dieron forma al primer borrador de su libro. De
acuerdo con Locke, los niños son lo que son por las experiencias que han tenido. Cuando
son pequeños, los niños son "viajeros que arriban a un país extraño del que no saben
nada" (Locke, 1693/1964, p. 173). En el momento de nacer las gavetas de sus mentes
están vacías, y sólo se llenarán mediante la experiencia.
Como empirista, Locke negaba la existencia de tendencias innatas, disposiciones o
miedos en los niños. ¿Por qué, entonces, existen tantos niños que tienen miedo de la
oscuridad? De acuerdo con él: "Si a los niños se les dejara solos no estarían más asustados en la oscuridad que en pleno sol; para ellos, en cambio, sería tan bienvenida la primera para dormir como lo segundo para jugar" (1693/1964, p. 149). Pero con frecuencia
este no es el caso. Si, por ejemplo, una niñera insensata le dice a los niños que las brujas,
los fantasmas y los duendes están en la noche afuera de las casas buscando a niños malos, es probable que les haga sentir miedo de la oscuridad. De forma similar, Locke decía
que los niños están acostumbrados a recibir su "alimento y un trato amable" de únicamente una o dos personas. Si tuvieran que estar expuestos a mayor número de gente, se
irían a los brazos de un extraño con la facilidad con que lo hacen hacia los brazos de los
padres. De acuerdo con Locke, las únicas cosas a las que de forma innata tememos son el
dolor y la pérdida del placer. A través de la experiencia aprendemos a evitar objetos que
se asocien con cualquiera de estas consecuencias:
La placentera brillantez y el brillo de las flamas y del fuego deleitan tanto a los niños, que
al principio siempre desean tocarlos. Pero cuando la experiencia constante los ha convencido del exquisito dolor que pueden causar y lo cruel y despiadado que es, aprenden a
temer tocarlos y a evitarlos cuidadosamente. (Locke, 1693/1964, p. 151)
¿Por qué a tantos niños les disgusta la escuela y la lectura de libros? Porque, dijo
Locke, la escuela y los libros están asociados con castigos y palizas, prácticas que eran
rutinarias en algunos salones de clases británicos hasta la mitad del siglo XX. De esta
forma se adquieren los miedos.
Locke también dio instrucciones explícitas de cómo "eliminar terrores vanos". Para
ello usó el ejemplo de un niño que tenía miedo a las ranas, e instruyó a los padres para
tratar este temor de la siguiente manera:
Su niño chilla y huye cuando ve una rana; dejen que otro la atrape y la suelte a una buena
distancia de él; al principio acostúmbrenlo a mirarla, y a verla saltar sin ninguna emoción;
luego a tocarla suave y rápidamente mientras otro la sostiene en la mano; y continúen
56 Capítulo 2
haciéndolo hasta que él pueda sostenerla con tanta confianza como lo haría con una mariposa o un gorrión. De la misma forma se puede eliminar cualquier otro terror vano si se
toman precauciones, no vaya usted demasiado rápido, y no empuje al niño a un nuevo
grado de confianza, hasta que haya confirmado, de manera minuciosa, el previo. Y de esta
forma se entrenará al joven soldado para la guerra de la vida. (Locke, 1693/1964, p. 151)
La postura de Locke acerca de la adquisición y el tratamiento de los temores es notablemente familiar a la de John Watson (capítulo 13), y el procedimiento que Locke defendía es casi idéntico al utilizado por Watson y su colega Mary Cover Jones al hacer que un
niño pequeño venciera el miedo a los animales (Watson, 1928a).
Ensayo sobre el entendimiento humano de Locke
Durante los años de confusión política Locke continuó trabajando en su Ensayo sobre el
entendimiento humano. Este trabajo, que marca el inicio formal del empirismo británico, ha
probado ser de gran importancia en la historia de la psicología. La historia de cómo se
escribió es instructiva. Durante sus años de participación política Locke asistía a seminarios en los que se debatían temas de filosofía, ciencia y política. Con frecuencia estas sesiones terminaban en controversias que parecían imposibles de resolver. Locke se dio cuenta
de que antes de intentar resolver esas diferencias, debían descubrir las características del
conocimiento y del entendimiento humano, y se debían establecer los criterios que permitieran que el conocimiento cierto y el incierto fueran separados. Esta revisión presentó
más dificultad que la esperada. La enorme amplitud de la tarea, que estuvo asociada con
disrupciones causadas por la participación política de Locke, demoró una conclusión hasta
1690, cuando, a la edad de 57 años publicó la primera edición de Ensayo sobre el entendimiento humano.
El trabajo de Locke fue publicado sólo tres años después de los Principia de Newton
(1687). Newton había descrito un majestuoso y preciso universo que sigue un solo conjunto de reglas. El objetivo era encontrar un conjunto similar de reglas para la mente
humana. Su objetivo era "refractar" la conciencia en sus elementos básicos, igual que
Newton había refractado la luz. Una vez que los elementos básicos de la conciencia fueran encontrados, Locke esperaba dar cuenta de sus interacciones y combinaciones. El
sistema de Locke, al igual que el de Newton, es atomista y reduccionista. Para él, los
elementos básicos de la mente son las ideas, las cuales provienen de una sola fuente —la
experiencia—. Contrario a Descartes, él rechazaba la noción de las ideas innatas. En un
pasaje citado con frecuencia Locke afirmó:
Supongamos que la mente es, como nosotros decimos, un papel en blanco, vacío de caracteres, sin ninguna idea: ¿cómo se llena? ¿De dónde procede el vasto acopio, que la ilimitada y activa imaginación del hombre ha grabado en ella con una variedad casi infinita? A
esto respondo con una palabra: de la experiencia. En ella está fundado todo nuestro conocimiento, y de ella se deriva todo en último término. (Locke, 1690/1975, p. 104)
La analogía con el papel blanco sin caracteres no fue original de Locke. Como se
mencionó en el capítulo 1, Aristóteles había conceptualizado la mente en el momento del
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología 57
nacimiento como una tabla en blanco y había enfatizado el papel de la experiencia. No
obstante, la afirmación de Locke es una muestra clásica de la posición empírica.
En nuestra experiencia existen, de acuerdo con Locke, dos surtidores de ideas: las
sensaciones, provenientes del contacto con objetos externos "sensibles", y la reflexión,
una operación interna de la mente. Estas dos son "fuentes de conocimiento de donde
todas las ideas que tenemos, o que podemos tener de manera natural, brotan" (Locke,
1690/1975, p. 104). Estas dos fuentes de conocimiento nos dan información sobre el mundo
externo (sensaciones) y conocimiento de las operaciones de nuestra propia mente. En la
presencia de una flor, nosotros vemos su color, olemos su fragancia y sentimos su contacto. Estas sensaciones nos proveen de ideas sobre la flor. Pero también podemos reflexionar sobre ella. Podemos pensar en ella cuando no está presente de forma física, y
de esa manera tenemos ideas que son independientes de las sensaciones. Para Locke, la
sensación y la reflexión son las únicas fuentes de ideas de la mente. Toda idea en la
mente fue alguna vez una sensación o una reflexión. Así como los griegos de la antigüedad lo hicieron, Locke se percató de que nuestras sensaciones no siempre son confiables.
Él citó el ejemplo de una persona que sufría de ictericia amarilla, por lo que el mundo
aparecía ante sus ojos igualmente amarillo; en consecuencia, las ideas de esa persona
eran falsas porque se basaban en sensaciones enfermas. De la misma manera, mirar el
mundo a través de vidrios de colores producirá impresiones falsas. Para probar este
punto Locke propuso la siguiente demostración. Tome tres recipientes, uno con agua
fría, otro con tibia y uno con agua caliente. Acomódelos en hilera sobre una mesa. Coloque una mano en el agua fría y la otra en la caliente. Una mano, por supuesto, siente frío
y una siente calor; sus ideas respecto a las temperaturas de los dos recipientes son correctas. Después de que sus manos hayan estado en el agua cerca de treinta segundos, saque
ambas y colóquelas juntas en el recipiente de agua tibia. Las sensaciones son incómodas
y confusas. En una mano el agua se siente fría y en la otra se siente caliente, aun cuando
están en el mismo recipiente. Sensaciones conflictivas dan falsas (ilusorias) ideas acerca
de la temperatura del agua.*
De acuerdo con Locke, las ideas son simples o complejas. El mismo objeto puede
proporcionar un gran número de diferentes ideas simples —nosotros vemos al mismo
tiempo el movimiento y el color, o la mano siente tanto la suavidad como la calidez— y
esas ideas simples se asocian para formar una idea compleja. Las ideas llegan a asociarse
como resultado de la experiencia. La mente llega a obtener ideas complejas de ideas
simples en un gran número de maneras diferentes:
1. Combinando un cierto número de ideas simples en una idea compleja.
2. Juntando dos ideas simples y observando la relación entre ellas.
3. Separando las ideas simples de otras ideas que las acompañan (proceso de abstracción).
*Arnold, Winer y Wickens (1982) reportaron que tanto los niños como los adultos experimentan la ilusión del
agua de Locke, pero la interpretan de diferente manera. Los niños creen que existe una diferencia real en la
temperatura del agua, mientras que los adultos generalmente reconocen que la diferencia percibida en la temperatura es una ilusión. En una ingeniosa prueba los experimentadores le preguntaban a los niños y a los
adultos qué pasaría si el recipiente que contenía el agua fuera rotado 180 grados y sus manos fueran introducidas nuevamente en él. Los niños contestaron que la otra mano se sentiría más tibia; los adultos mantenían
que alterar la orientación del recipiente no tendría ningún efecto (Arnold, Moye y Winer, 1986, p. 257).
58
Capítulo 2
El modelo de Locke de la mente humana fue el de un compuesto químico, al parecer
influenciado por la demostración del químico de Oxford, Robert Boyle, treinta años antes de que se conocieran los elementos y los compuestos químicos.
Pero, ¿cuáles serían los contenidos de la mente si nuestra experiencia hubiera estado
restringida de alguna manera y tales procesos no hubieran ocurrido? En uno de los pasajes más fascinantes del Ensayo, Locke presentó las especulaciones de su amigo, el "instruido y respetable Mr. Molyneux de Dublín", relativas a las reacciones de un hombre
ciego al que de pronto se le hiciera ver, cuando por primera vez se encontrara de manera
visual con objetos familiares. Wiliam Molyneux (1656-1698) le escribió a Locke:
Imagine a un hombre que nació ciego, ahora adulto, que aprendió a distinguir mediante el
tacto la diferencia entre un cubo y una esfera del mismo metal y de tamaños muy parecidos, al que se le pide que tocando cada uno responda, cuál es el cubo y cuál es la esfera.
Suponga entonces que el cubo y la esfera están colocados sobre una mesa, y que el hombre
ciego los puede ver. En ese momento depende de su vista. ¿Podría ahora saber antes de
tocarlos, cuál es la esfera y cuál es el cubo? A lo que el agudo y juicioso proponente contesta: No. Porque él ha obtenido la experiencia de cómo una esfera o cómo un cubo afecta su
tacto; pero todavía no ha obtenido la experiencia de que, lo que afecta su tacto de una
u otra manera, debe afectar su vista de una u otra manera. O que un ángulo saliente del
cubo que su mano percibió de manera desigual al presionarlo, debe aparecer a su ojo de
la misma forma como lo hace en el cubo. (Carta de Molyneux, citado en Locke, 1690/1975,
p. 146)
Locke estuvo de acuerdo con la intrigante hipótesis de Molyneux de que una persona
que nació ciega y a la que se le hiciera ver no sería capaz de distinguir el cubo y la esfera
durante algún tiempo. Esa persona necesitaría la experiencia del mundo visual antes de
tener ideas basadas en sensaciones visuales. Locke escribió:
Estoy de acuerdo con este caballero pensante, al cual estoy orgulloso de llamar mi amigo,
en su respuesta a este su problema, y soy de la opinión de que un hombre ciego, a primera
vista, no sería capaz de decir con certeza cuál es la esfera y cuál es el cubo, sólo con verlos.
Aunque pueda nombrarlos de manera infalible por su tacto, y ciertamente distinguirlos
por la diferencia de las figuras sentidas. (Locke, 1690/1975, p. 146)
Ya en el siglo XVIII, los cirujanos que habían aprendido a remover cataratas congénitas
proporcionaron pruebas dramáticas para la hipótesis de Molyneux. En 1728 un cirujano
inglés, William Cheselden (1688-1752), reportó a la Royal Society sus observaciones de
un joven caballero, ciego de nacimiento, que fue operado entre los 13 y 14 años de edad.
Inmediatamente después de la operación el niño era incapaz de nombrar nada de lo que
veía, pero, al parecer, podía distinguir figuras y aprender sus nombres. Después de cargar a un gato, lo miró con atención y dijo, "Así que minino ¡Debí conocerte en otro momento" (Chesselden, citado en Morgan, 1977, p. 17). Un gran número de casos semejantes
del siglo XVIII fueron analizados por Denis Diderot (1713-1784) en su "Carta sobre el Ciego" (1749). La carta de Diderot termina con una afirmación poética sobre nuestra ignorancia de la realidad última, visión por la que fue arrojado a un calabozo en Vincennes
por órdenes del rey de Francia.
En 1910 un cirujano llamado Moreau resumió sus experiencias con un niño de ocho
años de edad "ciego de nacimiento y al que se le hizo ver":
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología
59
Sería un error suponer que un paciente al que se le ha restaurado la vista con una intervención quirúrgica podrá en seguida ver el mundo externo. Los ojos ciertamente han obtenido
la capacidad de ver, pero el empleo de esta capacidad, que como un todo constituye el acto
de ver, todavía se tiene que adquirir desde el principio. La operación en sí no tiene más
valor que el de preparar a los ojos para ver; la educación es el factor más importante.
(Moreau, 1910, en Senden, 1960, p. 160)
Un apoyo contemporáneo para la respuesta de Locke a la pregunta de Molyneux
puede encontrarse en el resumen de Maurice von Senden sobre las experiencias visuales
de 65 pacientes con cataratas congénitas cuya visión fue restaurada. En general, estas
personas no experimentan el ordenado mundo visual de las personas que ven. Al principio están confundidos por los estímulos visuales extraños y sólo pueden identificar objetos familiares tocándolos. Inicialmente responden a los espejos como si se confrontaran
con otra persona y reaccionan al espacio del espejo como si fuera real. Las asociaciones
entre las sensaciones y los nombres de los objetos deben ser formadas mediante la experiencia. En muchos casos se forman sólo con gran dificultad. Richard Gregory (1974)
describió el caso de S. B., un hombre de 52 años de edad que recuperó la vista mediante
un trasplante de córneas en ambos ojos. Antes de la cirugía este hombre inteligente,
activo y curioso trabajaba como mecánico y era muy hábil. Al ser operado se convirtió en
un hombre confundido, deprimido e incapaz de trabajar, que nunca pudo ajustarse al
mundo visual y se suicidó dos años después.
El sucesor inmediato de Locke en el empirismo británico fue George Berkeley. En
nuestras consideraciones sobre la historia de la psicología, encontraremos un gran número de pupilos o sucesores que adoptaron posiciones más radicales que las de sus maestros o predecesores. Ése fue, ciertamente, el caso de Berkeley, de quien se debería decir
que encasilló a Locke.
George Berkeley (1685-1753)
George Berkeley fue un niño brillante y precoz que ingresó a Trinity College, Dublín, en
1700, a la edad de 15 años, y escribió un tratado sobre matemáticas euclidianas antes de
cumplir los 20. Aunque estaba profundamente influenciado por Locke, el desarrollo intelectual de Berkeley siguió un curso diferente. Locke escribió su trabajo más importante, Ensayo sobre el Entendimiento Humano, cuando estaba al final de sus años cincuenta;
Berkeley realizó su contribución más importante y creativa mientras estaba en sus años
veinte. Él estaba muy consciente de esta diferencia y de forma más bien arrogante, se
preguntaba cómo había sido posible para Locke escribir un trabajo tan importante a la
avanzada edad de 57 años.
Berkeley era un escritor formidable y contundente. Publicó sus tres trabajos más importantes en un periodo de cuatro años: Ensayo hacia una nueva teoría de la visión en 1709,
Tratado sobre los principios del conocimiento humano en 1710, y Tres diálogos entre Hylas y
Filanio en 1713. En el Tratado, Berkeley presentaba una extensión radical de la filosofía de
Locke que se conoce como idealismo subjetivo o inmaterialismo. En acuerdo con Locke,
argumentaba que todo el conocimiento del mundo externo proviene de una sola fuente:
la experiencia. Pero Berkeley avanzó un paso más y afirmó que la existencia del mundo
externo depende por completo de la percepción. La materia, de acuerdo con Berkeley no
60
Capítulo 2
existe en sí ni en sí misma; existe porque es percibida. Su afirmación se resume en la
fórmula del latín Esse est percipi (Ser es ser percibido). Para entender la posición de Berkeley
se pueden repasar sus argumentos utilizando un objeto familiar como una manzana.
Tanto Locke como Berkeley argumentaban que todo lo que sabemos de una manzana
proviene originalmente de nuestras sensaciones: lo que vemos, olemos, gustamos, sentimos y experimentamos ante su presencia. Pero luego Berkeley afirmó que su existencia
depende de que sea sentida o percibida y aún más, que la existencia de todo el mundo
tiene el mismo requerimiento. Él escribió:
Algunas verdades existen tan cerca y son tan obvias para la mente, que el hombre sólo
necesita abrir sus ojos y verlas. Así,, yo tomo como importante para uno, ser, saber, que
todo el coro del cielo y todo el mobiliario de la Tierra en una palabra, todos aquellos cuerpos que componen el posible sustento del mundo, no tienen ninguna subsistencia sin una
mente, que su ser tiene que ser percibido o conocido. (Berkeley, 1709, en Berkeley, 1820,
Vol. 1, p. 27)
Bertrand Russell capturó la esencia de la afirmación de Berkeley en este intercambio
entre un observador y un escéptico idealista subjetivo:
Una persona mira hacia afuera de la ventana y observa que puede ver tres casas. Regresa a
la habitación y dice "tres casas son visibles desde la ventana". El escéptico diría "tú quieres
decir que tres casas eran visibles". El otro replicaría "pero no pudieron desaparecer en este
pequeño momento". El observador puede volver a ver y decir "sí, ahí siguen". El escéptico
replicaría: "admito que cuando miraste nuevamente ahí estaban otra vez pero, ¿qué te
hace pensar que estuvieron ahí en el intervalo? El observador sólo puede contestar "porque yo las veo siempre que miro hacia allá". El escéptico diría "entonces tú debes inferir
que la causa de que estén es tu mirada. Uno nunca tendría éxito al tratar de demostrar lo
contrario, porque no es posible averiguar cómo se ven las casas cuando nadie las está
mirando". (Russell, 1940, p. 286)
La afirmación de que la materia no existe sin una mente es una afirmación temeraria
y es obviamente importante para la psicología, una disciplina que fue definida en sus
inicios como la ciencia de la mente. Sin embargo, las afirmaciones de Berkeley invitan a
ser ridiculizadas y malinterpretadas porque parecen ser contrarias al "sentido común".
Berkeley estaba consciente de que su trabajo podía provocar esa reacción, así que de
forma deliberada omitió toda mención de la no existencia de la materia en la portada, la
dedicatoria, el prefacio y la introducción del Tratado. Le suplicó, además, a su lector "suspender su juicio" hasta haber leído el libro en su totalidad, con la esperanza de que la
noción "tomara al lector desprevenido", el que posiblemente nunca hubiera leído la obra
si hubiera sabido que contenía tales paradojas (Berkeley, 1710, en Luce y Jessop, 1949,
Vol. 1. p. 23). ¡Ay¡ si tal no fuera el caso. Cuando se publicó el Tratado en Dublín (1709) y
en Londres (1711), Berkeley fue acusado de insensatez, de solipsismo (la postura filosófica de que sólo se puede probar que existe el yo), y de haber perpetrado un reductio ad
absurdum, Gottfried Wilhelm von Leibniz lo acusó de buscar notoriedad con sus paradojas, mientras que el filósofo estadounidense Samuel Johnson refutó la afirmación de
Berkeley de que la materia no existe, pateando una piedra, y manifestando que una
experiencia similar aclararía la cabeza de Berkeley de tal disgregación de pensamiento.
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología
61
En un gran número de cartas (Correspondencia Filosófica, Luce y Jessop, 1949, Vol. 1,
pp. 271-294), Johnson fue más allá en el cuestionamiento de la afirmación de Berkeley de
que las cosas existen sólo cuando son percibidas, citando el ejemplo de un incendio.
Cuando nosotros encendemos una fogata y luego abandonamos la habitación, ninguna
mente la percibe por algún tiempo; aun así, al regresar es posible que veamos un gran
tablón consumido como combustible. Con seguridad podremos concluir que la fogata
continuó ardiendo, esto es, que existió durante nuestra ausencia. O consideremos el árbol del jardín; ¿deja éste de existir cuando el jardín está desierto? Los pájaros que anidan
en el árbol ciertamente se sorprenderían ante la afirmación de que el árbol no existe.
Berkeley respondió a tan ingeniosa crítica afirmando que la fogata continúa ardiendo y
que el árbol existe cuando no existe nadie que los perciba porque continúan siendo
percibidos en la infinita mente de Dios. Berkeley consideraba la sola permanencia del
mundo material como prueba definitiva de la existencia de Dios, una prueba que esperaba contraatacaría el escepticismo al que consideraba una consecuencia inevitable de la
visión newtoniana del Universo sólo como una máquina automática gigante. En el siglo
XX esta fase de su pensamiento fue capturada de forma nítida en la siguiente quintilla
humorística del teólogo Ronald Knox relativa a un árbol de una de las secciones de la
Universidad de Balliol, Oxford:
Había un hombre joven que dijo, Dios
¿Ahora no te parece disparejo
Que este gran nogal
Simplemente deje de ser
Cuando no hay nadie cerca de la sección?
La respuesta para el joven llegó por medio de una carta:
Estimado Señor,
Realmente no es en todo disparejo
Yo siempre estoy cerca de la sección
Y el gran nogal
Nunca deja de ser
En la mente del siempre sinceramente,
Dios.
(LANDA, 1981, p. 22)
La mayoría de los contemporáneos de Berkeley no eran tan sabios ni tan comprensivos, y consideraron absurdos sus planteamientos un ejercicio filosófico inútil.
Mientras que el Tratado está abierto a la crítica, de manera general se coincide en que la
teoría que Berkeley perfiló en el Ensayo hacia una nueva teoría de la visión es un argumento
destacado en el debate clásico entre el nativismo y el empirismo. El libro también se puede considerar como el primer trabajo de óptica fisiológica, una disciplina definida por
Hermann von Helmholtz (capítulo 3) un siglo y medio más tarde. La preocupación de
Berkeley en el Ensayo fue la percepción visual, de forma especial el problema de la consideración de la percepción de profundidad. En Diálogos Berkeley formuló el problema:
Es, creo yo, un acuerdo de todos que la distancia en sí misma y de manera inmediata, no se
puede ver. Al ser la distancia una línea dirigida en forma longitudinal hacia el ojo, provee-
62
Capitulo 2
ta sólo un punto en el fondo [retina] del ojo, dicho punto permanece invariablemente igual
aunque la distancia sea más larga o más corta. (Berkeley, 1709, en Berkeley, 1820, Vol. 1, p.
237)
Pero la percepción de la distancia es una habilidad que somos capaces de utilizar,
comúnmente en forma notable. Pensar en aplicar los frenos de un carro para hacer una
parada uniforme en un semáforo o para detenerse detrás de un vehículo más lento. Dado
que nosotros obviamente percibimos la profundidad, ¿cómo lo hacemos? La respuesta
de Berkeley fue que mediante la experiencia aprendemos a utilizar ciertas indicaciones
de profundidad. Él describió un gran número de esas indicaciones: interposición, juzgamos que los objetos que esconden parcial o completamente a otros están nías cerca; tamaño relativo, juzgamos que los objetos más grandes están más cerca; claroscuro, las
gradaciones de luz y sombra con frecuencia son utilizadas por los artistas para sugerir
profundidad en sus pinturas; y finalmente, movimiento de los ojos conforme los objetos
se acercan o se alejan de nosotros. La descripción de Berkeley de esta última indicación
es especialmente explícita. Él escribe:
Es cierto por experiencia que cuando miramos a un objeto con ambos ojos, de acuerdo a
cómo se aproxima o se retira de nosotros, alteramos la disposición de nuestros ojos mediante la disminución o la ampliación del intervalo entre las pupilas. Esta disposición o
cambio de los ojos está acompañada de una sensación, la cual me parece es aquella que, en
este caso, conlleva la idea de mayor o menor distancia para la mente. (Berkeley, 1709, en
Berkeley, 1820, Vol. 1, p. 241)
Si Berkeley hubiera realizado pruebas experimentales de su teoría de la visión, como
los psicólogos contemporáneos lo hacen, hubiera encontrado apoyo empírico para su
teoría y también hubiera sido el primer psicólogo experimental. En lugar de eso, desalentado por las frecuentes reacciones hostiles a su trabajo, dirigió su interés hacia otras
preocupaciones. En 1720 se involucró en la fundación de una universidad en el Nuevo
Mundo, lejos de lo que consideraba la degeneración del Viejo Mundo. Su objetivo era
"convertir a los americanos salvajes al cristianismo mediante el establecimiento de una
universidad en las Islas Summer, también conocidas como las Islas de Bermuda" (Berkeley,
1820, Vol. 1, p. VII). Con ese fin utilizó su encanto y su influencia para asegurar un subsidio real para la universidad, una contribución del primer ministro de Inglaterra, y la
promesa de un subsidio del parlamento de varios miles de libras. Berkeley abandonó
Inglaterra con grandes esperanzas, para establecerse, entretanto, en lo que esperaba fuera
un breve periodo en Newport, Rhode Island. ¡Ay! En su caso, estar fuera de la vista era
estar fuera de la mente, y el apoyo desapareció. El parlamento renegó de su promesa, al
igual que muchos de sus patrocinadores. Su proyecto visionario falló, otra aguda decepción para Berkeley.
De manera irónica, el trabajo más exitoso de Berkeley fue un libro publicado en 1744
sobre agua alquitranada y varios temas filosóficos que aportaban pruebas de la existencia de Dios. Siris, como se llamó el libro, describía cómo la exudación resinosa del pino y
de los abetos podía curar una amplia variedad de afecciones corporales. Al utilizarla
para tratar sus propios malestares Berkeley se convenció de que era benéfica. A diferencia de muchas de sus otras publicaciones, este libro fue ampliamente leído y alcanzó las
seis ediciones.
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología
63
Berkeley vivió en América sólo dos años y medio pero conservó por siempre su admiración por el Nuevo Mundo. En su testamento legó su biblioteca a la Universidad de
Yale e hizo un generoso legado a la Universidad de Harvard. La ciudad californiana de
Berkeley fue llamada así después de él. Murió en Oxford en 1753 e incluso muerto causó
que muchas personas agitaran sus cabezas y lo consideraran un excéntrico, si no es que
algo peor. Berkeley creía que la putrefacción es el único signo infalible de la muerte, así
que dejó instrucciones específicas en su testamento de que después de su muerte, su
cuerpo debía descansar antes del entierro, sin ser lavado, sin ser molestado, y cubierto
por las mismas sábanas, hasta que su aspecto fuera ofensivo. Mucha gente juzgó extravagantes sus instrucciones, pero hoy en día, pone en duda lo que somos por la aguda
dificultad para definir la muerte. Pues en muchos casos en los que los sistemas de vida
artificial hacen posible prolongar la vida biológica durante largos periodos, la posición
de Berkeley parece entonces más razonable. Después de todo, Berkeley mismo fue una
paradoja. Es evidente que tenía una mente poderosa y original, pero con mucha frecuencia se le consideró un excéntrico inconstante.
NATIVISTAS CONTESTATARIOS DEL SIGLO XVII
Las voces de Locke y Berkeley tuvieron gran influencia en la filosofía de los siglos XVII y
XVIII, pero no fueron las únicas; ellos tuvieron críticos y oponentes. Los contestatarios
más importantes fueron aquellos que conformaron el numeroso grupo de filósofos europeos que se consideraban nativistas sucesores de Descartes. Uno de esos hombres fue
Gottfried Wilhelm von Leibniz.
Gottfried Wilhelm von Leibniz (1646-1716)
Leibniz fue contemporáneo de Locke; los dos hombres se conocían y se escribían con
frecuencia. Leibniz, conocido por sus escritos políticos, fue también un matemático líder
de Alemania, renombrado por haber inventado el cálculo en forma paralela a Newton,
aunque éste nunca pudo aceptar el hecho de que Leibniz había concebido el cálculo de
forma independiente a su trabajo.
Leibniz consideraba el Ensayo sobre el entendimiento humano uno de los trabajos más
bellos y valiosos del periodo, pero también creía que las consideraciones de Locke sobre
la mente humana estaban equivocadas. Después de leer un borrador de preedición del
Ensayo de Locke en 1688, de inmediato se preparó a refutarlo con sus Nuevos ensayos sobre
el entendimiento que terminó de escribir en 1704, el año de la muerte de Locke, pero no
permitió que se publicaran, ya que no tenía deseos de parecer crítico de un hombre muerto
al cual admiraba tanto. Esos ensayos fueron publicados en 1765, casi 50 años después de
su propia muerte.
Leibniz se negaba a aceptar las consideraciones empiristas de Locke sobre los contenidos de la mente. Él admitía que los animales podían ser "empíricos", esto es, tablas en
blanco en el momento de nacer que serían cubiertas por la experiencia, y describió un
gran número de ejemplos de animales que mostraban con claridad los resultados de su
experiencia: un perro apaleado con una vara gimotearía y se alejaría corriendo al ver la
64
Capítulo 2
vara. Leibniz admitió que los humanos pueden actuar de acuerdo con los resultados de
la experiencia, o sea, de forma empírica, en tres cuartas partes de sus actos, pero no en
todos. Nosotros esperamos que el Sol salga mañana porque siempre lo ha hecho en el
pasado, que la lluvia caiga del cielo, y que el verano siga a la primavera. Pero sumadas a
este conocimiento empírico, según Leibniz, existen verdades necesarias y eternas, la cuarta
parte "no empírica". Esta cuarta parte no empírica representa el intelecto innato. Locke y
Berkeley afirmaron que en el intelecto no hay nada que no haya estado primero en los
sentidos, a lo que Leibniz replicó: nada excepto el intelecto mismo. De acuerdo con Leibniz,
el intelecto hace posible la razón y la ciencia; nos provee del conocimiento sobre nosotros
mismos y sobre Dios, y es la esencia del espíritu humano. Un psicólogo contemporáneo,
Robert Ornstein, al escribir acerca de la evolución de la conciencia, capta de manera
brillante la esencia de las dudas de Leibniz respecto a las consideraciones de la tabula
rasa acerca de la mente humana:
Para proporcionar una prueba de las ideas de Locke, fui a una tienda de implementos para
oficina y compré una hoja de papel para escribir y lo dejé sobre mi escritorio durante un
par de semanas. Y le hablaba y le cantaba. Le ordené que hiciera toda una serie de cosas. Le
di comida, le di agua. Le leí los trabajos de Descartes, le di los trabajos de Freud, traté de
hacerlo hablar, traté de llevarlo de paseo. Lo llevé en mi carro para ver si podía reconocer
el océano, o una montaña. El papel no pudo hacer ninguna de estas cosas. Y nadie, en
siglos, pudo ver la necedad de pretender que todo lo que existe para la mente son asociaciones. (Ornstein, 1991, p. 68)
Leibniz creía que los filósofos empiristas cometían un error fundamental cuando negaban la existencia de ideas, verdades, disposiciones, hábitos y potenciales innatos. En
lugar de una hoja de papel en blanco para ser escrita por la experiencia, la mente para él
en el momento de nacer era un bloque de mármol veteado en el que las vetas representan las disposiciones innatas de la mente. La mano del escultor libera una figura de ese
bloque, pero la figura estaba presente antes de que el cincel fuera siquiera levantado. De
la misma manera, las ideas están presentes en la mente desde el nacimiento, y la función
de la experiencia es permitir que emerjan.
En su libro La monadología, Leibniz describió un sistema de mónadas, un número
infinito de elementos componentes de todo ser y de toda actividad. Las mónadas son
indestructibles, no se pueden crear y son inmutables. No tienen partes y no se pueden
formar o descomponer. Tanto el mundo físico como el mental eran, para Leibniz, vastos
pluralismos de mónadas independientes. Las mónadas mentales tienen diferentes niveles de actividad, por tanto, existe un continuo de consciencia-inconsciencia desde eventos mentales que son totalmente conscientes, hasta otros que son inconscientes por
completo. En algún punto de este continuo existe un nivel de umbral de actividad en el
que cambia la condición de un evento mental. La idea de Leibniz acerca de un umbral de
conciencia formaría parte importante de la psicología, primero en las investigaciones
psicofísicas sobre el nivel absoluto de estimulación necesario para producir una sensación (Fechner, capítulo 6), y más tarde en la concepción de Freud de la mente consciente
y la inconsciente (capítulo 8).
Aunque puede parecer que unas mónadas tienen efecto sobre otras, esto no significa
que interactúen, sino que siguen cursos paralelos. Describiendo el paralelismo de las
mónadas Leibniz utilizó la famosa metáfora de los relojes:
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología 65
Imagine dos relojes que coinciden a la perfección. Ahora, esto puede darse de tres formas.
La primera consiste en una influencia mutua; la segunda en tener un trabajador sujeto a
ellos que los regula y cuida de que siempre coincidan; la tercera es construir estos dos
relojes con tanto arte y precisión como para asegurar su futura armonía. (Leibniz, 1695, en
Rand, 1912, p. 219)
Leibniz creía que Dios había construido el cuerpo humano y la mente como dos relojes paralelos; es decir, con un paralelismo psicofísico. Para él, la mente era un agente
activo, y su función se podría describir como una "actividad psicológica". Como veremos, su postura influyó incluso a teóricos posteriores de la psicología del "acto" (capítulo 6). La postura de Leibniz era la de un nativista reconocido; es decir, la de alguien que
creía en las ideas, tendencias y disposiciones innatas. Previamente, nosotros dimos cuenta
del nativismo en las filosofías de Platón, Sócrates y Descartes, y lo volveremos a encontrar en las psicologías de Francis Galton y Granville Stanley Hall (capítulo 9) y Lewis
Terman (capítulo 11).
ASOCIACIONISMO DEL SIGLO XVIII
Las ideas de David Hume y David Hartley se pueden considerar como ideas de transición entre las ideas de los empiristas y las de los asociacionistas británicos. En tanto que
los primeros empiristas habían analizado la mente en sus partes componentes, Hume y
Hartley comenzaron a buscar las leyes que describieran cómo se conectaban o combinaban esas partes.
David Hume (1711-1776)
David Hume nació en Escocia y fue educado en la Universidad de Edimburgo. Como
estudiante estaba interesado en la ciencia de la vida mental, llamada en ese momento
filosofía pneumática; es decir, filosofía relativa a las expresiones de la fuerza vital de la
vida a la que los griegos llamaban pneuma. En la filosofía pneumática los humanos son
considerados parte de la naturaleza, por lo que se concluye que deberían ser estudiados
con los métodos de las ciencias naturales. La filosofía pneumática incluyó un estudio de
la vida mental y un intento por establecer los principios subyacentes a las operaciones
mentales. Los trabajos más importantes de Hume para la psicología fueron Un tratado
sobre la naturaleza humana (1739) y Una investigación sobre el entendimiento humano (1748).
Estos libros sólo tuvieron un éxito mediano, no alcanzaron la popularidad suficiente
como para satisfacer al intensamente autocrítico Hume o para asegurarle una posición
académica. Dos veces buscó sin éxito una cátedra sobre filosofía pneumática, por lo que
se volvió hacia la política y la diplomacia, en donde ocupó diversos puestos hasta culminar con su nombramiento como subsecretario de Estado. En 1716 Hume publicó Historia
de Inglaterra, un trabajo que fue un éxito y que hizo que se reconociera su nombre, aunque no como filósofo.
En el Tratado, Hume estableció la distinción entre las impresiones y las ideas. Él consideraba que éstos son contenidos mentales diferentes en el grado de fuerza o vivacidad
con la que se imprimen en la mente. Las ideas, según Hume, eran copias débiles de las
66
Capítulo 2
impresiones, muchas de las cuales provienen de las sensaciones. Sentir es casi todo. Para
él, senso ergo sum (siento, luego existo). De acuerdo con Hume, existe una conexión causal entre impresiones e ideas; al ocurrir juntas, se llegan a asociar, y la idea llega a parecerse a la impresión. Uno de sus planteamientos es que las ideas simples se combinan en
la mente para formar ideas complejas de acuerdo con tres leyes o principios de asociación: semejanza, contigüidad, ya sea en tiempo o espacio, y relaciones de causa y efecto.*
En la introducción de Una investigación sobre el entendimiento humano, Hume defendía
una nueva ciencia de la naturaleza humana diferente de la filosofía. Los seres humanos
son parte de la naturaleza y deben ser estudiados utilizando los métodos de las ciencias
naturales. Los sistemas de ética, la conducta política, el criticismo y la razón, y la conducta
moral deben ser todos descritos y explicados. Todos ellos eran considerados por Hume
como productos naturales de los procesos mentales, los que según él, podían ser estudiados en forma científica. Su ensayo tuvo poco impacto en sus semejantes, pero su sugerencia de una nueva ciencia de la naturaleza humana preparó el camino para que Wundt
estableciera, cerca de 100 años después, una ciencia de la mente.
David Hartley (1705-1757)
El trabajo más importante de David Hartley para la psicología fue Observaciones sobre el
Hombre (1749). Hartley fue preparado para ser ministro de la Iglesia de Escocia
(presbiteriana), pero se encontró incapaz de aceptar ciertas doctrinas teológicas, por lo
que cambió su profesión por la medicina. Como se podía esperar de un médico, su orientación estaba lejos del común en la fisiología entre los asociacionistas británicos. Según
Hartley, tanto mente como cuerpo debían estudiarse porque están relacionados de manera biológica. Específicamente localizó las facultades mentales en el cerebro e hizo notar que:
la perfección de nuestras facultades mentales depende de la perfección de su sustancia
(sustancia medular blanca del cerebro); que todas las lesiones en ella afectan de forma
proporcional a la preparación de las ideas; y que no pueden ser restauradas en su curso
natural hasta que tales lesiones sean reparadas. Los venenos, los licores espirituosos, los
narcóticos, las fiebres, los soplos en la cabeza, etcétera, todos, afectan de forma clara, a la
mente por desordenar la sustancia medular. Y las evacuaciones, el descanso, las medicinas, el tiempo, etcétera, restauran, también de manera clara, a la mente hasta que recupera
su estado inicial, por medio de la reversión de los efectos antes mencionados. (Hartley,
1749/1912, p. 317)
Algunas de las observaciones de Hartley fueron notablemente precisas. Él describió
las postimágenes positivas tanto para estímulos visuales como auditivos: la impresión
de una vela que continúa después de que se apagó la flama, la impresión de una nota
que continúa después de que el acorde deja de tocar. ¿Por qué tenemos esas postimágenes?
Hartley sostuvo que los objetos en el mundo externo actúan sobre nuestros órganos sensoriales causando partículas medulares Ínfinitesimalmente pequeñas que vibran en los
* La teoría de Hume sobre la causalidad con frecuencia es considerada como su contribución más importante
a la filosofía. Pero también es intrincada y compleja. A. J. Ayers en Hume (capítulo 4) provee un claro perfil de
su postura acerca de la causación que puede ser seguida por el lector no especialista.
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología 67
nervios y luego en el cerebro. Estas vibraciones continúan durante un breve lapso después de que el estímulo desaparece; así es como se forman las postimágenes.
En el cerebro, las vibraciones y las ideas se asocian cuando ocurren en forma simultánea un número suficiente de veces. En su Proposición XI, Hartley describió este proceso reverberante:
Cualquier Vibración A, B, C, etc., que se asocia con alguna otra un número suficiente de
veces, obtiene tal poder sobre a, b y c correspondientes a Vibraciones miniatura, que cualquiera de las vibraciones A, cuando se imprimen solas, pueden ser capaces de excitar a b,
c, etc., en la mente, o sea a las vibraciones miniatura. (Hartley, 1749/1912, p. 325)
De acuerdo con Hartley, tales asociaciones eran básicas para todas las ideas, opiniones y afectos. El asociacionismo de Hartley tiene bases biológicas que no existían en las
teorías de sus predecesores o en las de los asociacionistas que lo siguieron. Él recurrió a
sus experiencias clínicas como médico y como científico biológico; experiencias que no
estaban disponibles para los demás filósofos de su época. Su trabajo anticipó una rama
de la psicología que no sería establecida hasta después de 100 años, la psicología fisiológica.
ASOCIACIONISMO DEL SIGLO XIX
Existieron tres asociacionistas importantes en el siglo XIX: James Mili, su hijo John Stuart
Mili, y Alexander Bain. La amplitud de sus intereses incluía muchos de los temas que
más tarde formarían parte del dominio de la psicología. A los tres hombres les preocupaban los problemas sociales y la reforma social. Los Mili en particular fueron activistas
liberales que influyeron en la política doméstica y colonial de Inglaterra mediante sus
múltiples libros, revistas y periódicos.
James Mili (1773-1836) y John Stuart Mili (1806-1873)
John Stuart Mili comenzó su autobiografía con la afirmación "Yo nací en Londres el 20
de mayo de 1806, y fui el hijo mayor de James Mili, el autor de La Historia de la India
Británica" (Mili, 1873/1961c, p. 1). En su notable afirmación no menciona en absoluto a
su madre, que no aparece en ninguna parte de su autobiografía. Mazlish (1975) señaló
que en esta nueva versión de la inmaculada concepción, tanto la historia como el niño
parecen haber sido producidos sólo por James Mili. La relación entre padre e hijo es de
gran interés psicológico.
James Mili nació en 1773, hijo de un zapatero de una villa escocesa. Su orgullosa y
ambiciosa madre dominó sus primeros años de vida, insistiendo en que se volviera devoto del trabajo y el estudio. Estudiar era su única ocupación y, por tanto, James Mili, al
igual que su hijo, no tuvo amigos en la infancia. Bajo el patrocinio de Sir John Stuart, por
quien más tarde John Stuart Mili recibiría ese nombre, James ingresó a la Universidad de
Edimburgo para estudiar para ministro presbiteriano. Se licenció como predicador en
1799, pero no pudo conseguir una parroquia porque, como Edwin G. Boring (1957) explicó, sus feligreses no entendían sus sermones. Pasó los siguientes tres años como pre-
68
Capítulo 2
dicador itinerante antes de desilusionarse de la carrera religiosa y emigrar a Londres. Se
cuidó de eliminar su acento escocés, por lo que rápidamente se convirtió en miembro de
un grupo de escritores y editores ingleses. Para asegurar una posición en la Compañía
de la India Británica del Este, James Mili se dispuso a escribir una magnum opus, o gran
trabajo, sobre la historia de la India Británica. Comenzó a escribir el libro en 1806, el año
en que nació su primer hijo, John Stuart, y esperaba terminar la historia en dos años. En
realidad le llevó doce años concluirla, los años de la infancia de su hijo. Su matrimonio,
que inicialmente había sido feliz, comenzó a derrumbarse conforme empezó a considerar a su esposa, Harriet, como una "hausfrau" nada inteligente, y a menospreciarla en su
hogar y en público. A pesar del aparente desdén por su esposa y del hecho de que era
uno de los primeros defensores del control de la natalidad, engendró a ocho niños más.
La Historia de Mili, publicada en 1817, fue bien recibida y le permitió asegurar una posición superior como asistente civil en la Compañía del Este de India. Pronto obtuvo la
seguridad económica, y el reconocimiento por sus escritos, y por su amistad con ricos e
influyentes. Sin embargo, los años durante los cuales escribió el libro y John Stuart creció
deben haber sido de tensión y ansiedad.
Sumado a todo esto, James Mili también era seguidor de la ética del trabajo incesante
y duro. Él se consideraba un hombre exitoso, que había triunfado por su propio esfuerzo. Estampó en su hijo, de manera implacable, la idea de que una persona que trabaja
más que otras, al final las superará a todas. Influenciado por la filosofía educativa de
Locke, James Mili creía que todos los niños son parecidos al nacer, con pequeñas variaciones en sus potenciales para aprender. Según él, la mente de los niños era una tabula
rasa, una tabla en blanco o una pizarra limpia, sobre la cual los maestros pueden imprimir cualquier cosa que deseen. Como maestro de su hijo, dedicó su vida a imprimir la
máxima cantidad de conocimiento sobre la mente de John Stuart. Dedicaba cuatro o
cinco horas al día a las lecciones del niño. En su prosa característicamente brusca, John
Stuart Mili recordó aquellos días:
Una gran parte de casi todos los días era empleada en la instrucción de sus hijos; en el caso
de uno de ellos, yo mismo, todo puede ser pensado como su éxito, él ejecutaba estupendamente una cantidad de trabajo, cuidado y perseverancia que siempre se empleaban en un
propósito similar, esforzándose por dar, de acuerdo con su propia concepción, la máxima
armonía a la educación intelectual. (Mili, 1873/1961c, p. 37)
En efecto lo hizo. James Mili consideraba a su hijo como un niño prodigio y esperaba
que siempre se comportara como tal. Un fracaso en el desempeño incluso en el nivel más
alto era duramente criticado. Tan constantes eran las críticas de su padre que cuando era
niño, John Stuart concluyó que era algo atrasado. Comenzó a aprender el griego a la
edad de tres años y el latín a los cinco, John Stuart trabajó los textos clásicos griegos y
latinos en sus idiomas originales. Estudió literatura, historia, matemáticas y política. En
resumen, recibió una de las educaciones más rigurosas de las que se tenga registro. A la
edad de once años publicó su primer escrito serio, un trabajo sobre el gobierno romano
que se enfocó en la lucha entre los plebeyos y los patricios romanos en el que mostró
claramente su simpatía por los primeros. Esto fue una anticipación de los temas de
muchos de los trabajos posteriores que dedicó a la defensa de los derechos de la gente
común tratando de socavar el poder de la aristocracia inglesa. Sus cartas de la infancia muestran que John Stuart Mili era increíblemente precoz. A la edad de doce
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología 69
anos su nivel de educación era comparable con el del mejor de los graduados de la universidad.
A pesar de estos logros, su educación rigurosa tuvo aspectos negativos. A John Stuart
nunca se le permitió actuar como niño. Debido a que no tenía compañeros de juego,
nunca aprendió a jugar. Incluso su relación con sus hermanos y hermanas era inusual, ya
que a la edad de ocho años su padre lo nombró su tutor y lo hizo responsable del progreso de su educación. El énfasis siempre se ponía en el trabajo duro y la fría racionalidad.
Los sentimientos y las emociones se consideraban irrelevantes, y su expresión se desalentaba de forma activa. James Mili se propuso hacer de su hijo una "máquina de razonar" y parece que, por lo menos durante los primeros 20 años de la vida de John Stuart,
tuvo éxito. A la edad de 18 años John Stuart Mili se describió a sí mismo como "una
máquina lógica, seca, dura", una descripción que sus contemporáneos pensaron era
precisa.
En 1823, a la edad de 17 años, John Stuart aceptó un puesto como oficinista, trabajando bajo las órdenes de su padre en la Compañía del Este de India. Permaneció en la
compañía hasta 1858, cuando se retiró como jefe de la oficina del examinador de la correspondencia de India. Poco después de aceptar ese nombramiento, la máquina lógica,
fría, dura, comenzó a deshacerse en partes. En 1826 sufrió una severa crisis mental caracterizada por depresión profunda, inhabilidad para trabajar y agudos sentimientos de
inutilidad. Este periodo de crisis duró hasta la mitad de sus años veinte, cuando se recuperó de forma lenta, hasta emerger con un autoconocimiento incrementado de manera
particular, y un reconocimiento de la importancia de los sentimientos y las emociones.
Visualizó la necesidad de reconocer lo irracional lo mismo que lo racional, de ver que los
humanos son algo más que máquinas sin sentimientos. Sin embargo, durante toda su
vida estuvo perturbado por sentimientos de depresión.
70 Capítulo 2
En 1830 John Stuart Mili conoció a Harriet Taylor, una hermosa y vivaz mujer de la
que se enamoró locamente. Thomas Carlyle comentó: "Mili, quien hasta ese momento ni
siquiera había mirado a ninguna criatura femenina, ni siquiera a una vaca, a la cara, se
encontró frente a aquellos grandes ojos oscuros, que transmitían cosas indecibles mientras que él estaba dando un discurso sobre lo indecible relativo a todo tipo de temas
elevados" (Carlyle, en Kamm, 1977, p. 32). Harriet Taylor estaba casada, era madre de
dos hijos y pronto tuvo un tercero. Ella y Mili comenzaron una relación aparentemente
platónica con intensas insinuaciones emocionales, que duró hasta que ella murió en 1858.
Hasta la muerte del marido de Harriet, los tres adultos vivieron juntos en un ménage a
trois que escandalizó a algunos de sus conocidos Victorianos (Hayek, 1951).
Durante 1831 y 1832 los dos intercambiaron una serie de ensayos sobre el matrimonio, el divorcio, el suministro para los niños de padres divorciados, y las mujeres y su
papel en la sociedad. Dos años después de la muerte de su marido, en 1849, Harriet
Taylor finalmente se casó con John Stuart Mili; y vivieron juntos hasta la muerte de ella.
En 1869 Mili publicó, como un tributo para su tardía esposa, su ensayo "El Sometimiento
de las Mujeres". En él expuso un análisis de la posición de las mujeres en la sociedad y
clamó por una acción política que asegurara la igualdad de los sexos. Igual que los textos
de Mary Wollstonecraft, Una reivindicación de los derechos de la mujer (1792), Charlotte
Perkins Gilman, Mujeres y economía (1898), y Simone de Beauvoir, El segundo sexo (1951),
el ensayo de Mili está considerado como uno de los grandes acontecimientos del movimiento por la igualdad de derechos sociales y políticos para las mujeres (Rossi, 1970).
Pero Mili no sólo fue un teórico en su torre de marfil. Durante el periodo en el que se
desempeñó como miembro independiente del Parlamento en la Casa Británica de los
Comunes, introdujo un proyecto para el sufragio de las mujeres. Este proyecto consternó
a los miembros del parlamento que rápidamente votaron para que no se aceptara.
Durante los últimos años de su vida Mili fue una de las figuras intelectuales más
importante de su periodo. Él no vaciló en expresar sus opiniones y tomar una posición
acerca de temas controvertidos. Durante la Guerra Civil de Estados Unidos, por ejemplo, declaró de manera pública su oposición contra la esclavitud. John Stuart Mili murió
en 1873, dejando una rica herencia de trabajos y una reputación de pensador liberal sobresaliente.
Las filosofías de James y John Stuart Mili
¿Cómo influyeron James y John Stuart Mili en el desarrollo de la psicología? El trabajo
psicológico más importante de James Mili fue el Análisis de los fenómenos de la mente humana, publicado en 1829. Él adoptó la familiar posición de que los dos elementos de la
mente son las sensaciones y las ideas, con las ideas como copias débiles de las sensaciones. A las cinco sensaciones clásicas originalmente propuestas por Aristóteles —visión,
audición, gusto, olfato y tacto— Mili agregó la sensación muscular, la cual hace emerger
las sensaciones musculares (kinestesia); las sensaciones desorganizadas como aquellas
que resultan del cosquilleo y la comezón; y las sensaciones provenientes del tubo alimenticio. Las sensaciones de estos ocho sentidos fueron consideradas como los elementos primordiales de la conciencia.
Las sensaciones, de acuerdo con James Mili, conducen a ideas. En un capítulo clásico
titulado "La asociación de las ideas", Mili describió el proceso mediante el cual las sen-
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología
71
saciones producen ideas, las cuales a cambio hacen emerger el curso o la corriente de las
ideas asociadas:
Aunque triunfe el pensamiento, una idea sigue a otra de manera incesante. Si nuestros
sentidos están despiertos, nosotros estamos recibiendo de manera continua sensaciones
del ojo, el oído, el tacto, y así, sucesivamente; pero no son sólo sensaciones. Después de las
sensaciones, las ideas son excitadas de manera interminable a partir de las sensaciones
antes recibidas; después de esas ideas, otras ideas; y durante todas nuestras vidas, series
de esos dos estados de consciencia, llamados sensaciones e ideas, se presentan de manera
constante. Yo veo un caballo; ésa es una sensación. De forma inmediata yo pienso en su
amo: ésa es una idea. La idea de su amo me hace pensar en su oficio; él es un ministro de
Estado: ésa es otra idea. La idea del ministro de Estado me hace pensar en asuntos públicos; y soy conducido dentro de una corriente de ideas políticas; cuando soy llamado a
cenar. Ésa es una nueva sensación... (Mili, 1829/1912, p. 463)
La descripción de Mili es lineal y secuencial. Es una representación de una mente en
gran parte pasiva que invita al análisis de sus elementos. Los eventos externos dan surgimiento a las sensaciones, las cuales son seguidas en la conciencia por corrientes de ideas
asociadas. ¿Por qué se asocian algunas ideas? ¿Por qué se suceden juntas? ¿Por qué la idea
del amo del caballo causó que Mili pensara en la ocupación del amo? De acuerdo con Mili,
estas ideas fueron asociadas porque muchas veces en el pasado él había visto a este hombre desempeñar las acciones de un ministro de Estado. Mili reconocía que algunas asociaciones son más apremiantes y fuertes que otras. Sus tres criterios de la fuerza de la asociación
de ideas fueron permanencia, certidumbre, y facilidad. Las asociaciones más permanentes son más fuertes que las menos permanentes, las asociaciones correctas son más fuertes que las incorrectas, y las asociaciones formadas rápidamente y sin esfuerzo, son más
fuertes que aquellas que se hubieran formado con dificultad. Cuando psicólogos posteriores comenzaron a investigar el aprendizaje y la memoria, los factores determinantes de
la fuerza de las diferentes asociaciones fueron su principal preocupación.
James Mili también distinguió entre ideas simples y complejas. Las primeras eran
compuestas, agregadas, o lo que Mili llamó "concatenaciones" de ideas simples, unidas
mediante la contigüidad. Las ideas complejas en cambio, pueden combinarse con otras
ideas, tanto complejas como simples, para formar ideas dobles, a las que Mili describió
como sigue:
Algunos de los objetos más conocidos con los que nosotros estamos familiarizados surten
de ejemplos de estas uniones de ideas complejas y dobles. Ladrillo es una idea compleja,
cemento es otra idea compleja; estas ideas, con ideas de posición y cantidad, componen mi
idea de pared. Mi idea de tablón es una idea compleja, mi idea de techo es una idea compleja, mi idea de clavar es una idea compleja. Éstas, unidas con las mismas ideas de posiciones y cantidad componen mi idea doble de piso. De la misma forma mi idea compleja
de vidrio, madera, y otras, componen la idea doble de ventana; y estas ideas dobles, todas
unidas, componen mi idea de una casa que está hecha de varias ideas. ¿Cuántas ideas
complejas o dobles, están unidas en la idea de mobiliario? ¿Cuántas más en la idea llamada
Todo? (Mili, 1829/1912, p. 482)
En efecto, ¿cuántas más? En este pasaje algunas de las dificultades de este modelo
mecánico de compuestos mentales son aparentes. El modelo necesitaba una revisión que
72 Capítulo 2
John Stuart Mili realizó en su Sistema de lógica (1843) y en sus notas para una edición
revisada del texto de su padre Análisis, publicado en 1869. El joven Mili desarrolló un
modelo químico de la mente en el que las ideas simples se fusionan o se funden para
formar ideas complejas. Él escribió:
Las leyes de los fenómenos de la mente son algunas veces análogas a las de la mecánica,
pero algunas veces también lo son a las leyes de la química. Cuando las impresiones han
sido tan frecuentemente experimentadas en conjunción, que cada una de ellas hace surgir
en forma instantánea la idea del grupo entero, entonces esas ideas algunas veces se derriten y se funden en alguna otra, y aparecen no como varias ideas sino como una. (Mili, 1875,
Vol. 2, p. 441)
Así, la teoría de su padre de la mecánica mental fue complementada por una química
mental. Para John Stuart Mili el todo asociativo de una idea compleja es algo más que la
suma de las ideas simples que la componen. La mente es activa y productiva. Igual que
el agua es más que la simple suma de las propiedades del hidrógeno y el oxígeno, e igual
que el hidrógeno y el oxígeno pueden combinarse de manera diferente para producir
peróxido de hidrógeno, el cual es muy diferente del agua, así también, para el joven Mili,
la idea compleja de una casa es algo más que la suma de ideas simples o ladrillos, cemento, madera, vidrio, y otros materiales de construcción.
El trabajo científico más importante de John Stuart Mili fue su Sistema de lógica, publicado en 1843. A pesar de su formidable título, Un sistema de lógica, racional y deductivo,
siendo una visión conectada de los principios de la evidencia y el método de las investigaciones
científicas, el libro fue un éxito comercial y académico que le aseguró al joven Mili una
reputación internacional. Mili consideraba que a partir de ese libro, era más apto para
escribir. Él estaba preocupado por el estudio del proceso científico o la metaciencia, y por
definir las suposiciones que subyacen a todas las ciencias, incluyendo las ciencias sociales —la economía y la psicología—. Para Mili, la psicología debía definirse como "la
ciencia de las leyes elementales de la mente", una definición que Edward Titchener adoptó
unos 60 años después (capítulo 5). En contradicción con la postura de Auguste Comte de
que no puede haber una ciencia de la mente, dado que la mente puede estudiar todos los
fenómenos menos los propios (Comte, 1842/1970), Mili argumentó que, en efecto, puede existir una ciencia de la mente. Él se aferró a cuestiones que aún son un problema
para muchos estudiantes de psicología. ¿Las acciones humanas son causadas de manera
determinística y están sujetas a leyes psicológicas, o son cualitativamente diferentes de
los fenómenos de ciencias como la física, la biología y la química? Mili aceptaba que la
ciencia de la psicología tendría que ser una ciencia inexacta, más como la meteorología y
la mareología (la ciencia de las mareas) que como la física y la química. Acerca de la
psicología escribió:
Se aleja un poco de los criterios de exactitud ahora encontrados en la astronomía; pero no
hay razón por la que no deba ser una ciencia como la mareología, o como lo fue la astronomía cuando sus cálculos habían dominado únicamente los principales fenómenos pero no
sus variaciones. (Mili, 1875, Vol. 2, p. 433)
¿Pero qué si la psicología domina las variaciones de las acciones humanas y de la
mente humana? ¿Qué si la conducta humana llega a ser tan predecible como la veloci-
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología 73
dad de la caída de los objetos, la aparición de los cometas y la circulación de la sangre?
Mili estaba bien prevenido de las preguntas éticas y morales que podrían surgir. Si un
día las acciones humanas fueran tan predecibles como los eclipses del Sol y la Luna,
¿sería posible que el curso de esas acciones fuera cambiado y controlado por otros? Dada
tal predictibilidad y control, ¿qué sería de la libre voluntad? ¿la gente sería responsable
de sus actos? Éstas son preguntas difíciles. Mientras la psicología actual está lejos de la
posición que Mili previo, las preguntas que planteó son criticables y controvertidas. Tal
vez la reacción de molestia de mucha gente por tales preguntas da cuenta, al menos en
parte, de la respuesta hostil para aquellos trabajos como Más allá de la libertad y la dignidad
de B.E Skinner (1971b, capítulo 13). A todos nos gusta pensar que tenemos libre voluntad y responsabilidad individual. Sugerir lo contrario puede provocar en nosotros una
reacción de enojo.
John Stuart Mili detectó la necesidad de una subdivisión de la psicología llamada
etología. Él definió este campo como "la teoría de la influencia de varias circunstancias
externas, ya sean individuales o sociales, sobre la formación del carácter moral e intelectual" (Mili, 1875, Vol. 2, p. 457). Hoy en día, la palabra etología se refiere "al estudio de la
conducta animal en escenarios naturales" y está asociada con investigadores tales como
Konrad Lorenz, Niko Tinbergen, y Karl von Frisch. El significado y la aproximación
modernos son muy diferentes de los que Mili pretendía.
Tal vez el interés de Mili en la etología se debió a sus experiencias infantiles. ¿Qué
efectos pueden tener tales experiencias sobre la formación del carácter, y cómo se pueden estudiar científicamente? Para Mili, los métodos experimentales son básicos para
cualquier ciencia. El estudio de los humanos, argumentó Mili, debe dejar el reino de la
especulación y convertirse en una ciencia de observación y experimentación por derecho propio. Pero la experimentación sobre la formación del carácter humano está
éticamente prohibida, entonces ¿qué pueden hacer los psicólogos? En lugar de la manipulación activa de diferentes variables para determinar sus efectos relativos, Mili propuso un análisis post hoc: la examinación de ejemplos de algunas variables que ocurren
naturalmente —como la educación o la carencia de ella, el tamaño de la familia o la clase
social— y la formulación de generalizaciones acerca de su efecto. Mili creía que estos
tipos de observaciones podían apoyar su intuición de que diferentes tipos de experiencias de la infancia producen características morales diferentes, sin que el procedimiento
perpetúe el daño. Hoy en día, los psicólogos del desarrollo emplean estos procedimientos en sus estudios longitudinales sobre los niños.
Al igual que Hobbes y Locke, Mili se interesaba en los problemas del gobierno, y lo
mismo que sus predecesores del siglo xvm, sus escritos en esta área reflejaban una visión
personal de la naturaleza humana. En 1861 Mili publicó Utilitarios y utilitarismo. Antes, el
amigo y patrocinador de su padre, Jeremy Bentham, había argumentado a favor del
hedonismo, una filosofía en la que se ve a los humanos como motivados iónicamente por
el deseo de buscar placer y evitar el dolor. Esta postura recibió severas críticas, incluso
de Thomas Carlyle, quien había rechazado la visión de Bentham como "filosofía de cerdo" que puede posiblemente informar de las acciones de los cerdos pero ciertamente no
lo haría de las de los humanos.* Mili argumentó que el hedonismo olvida la simpatía, el
*Bentham tiene una curiosa inmortalidad. En su testamento dio instrucciones detalladas para la preservación
y el uso de su cuerpo después de su muerte. Después de una disección pública de su cuerpo hecha por colegas
médicos, su esqueleto tenía que ser preservado, vestido con ropas de su armario, y exhibido en una caja de
74
Capítulo 2
cuidado, la compasión, la dignidad, el amor por la belleza y muchas más de las cualidades que nos hacen humanos. En este punto describió el utilitarismo, una filosofía que
afirma que las acciones son equivocadas en proporción a la infelicidad que le causan a
otros. Esta filosofía fue muy popular en el siglo XVIII y aún tiene seguidores.
Alexander Bain (1818-1903)
El último de los asociacionistas británicos del siglo XIX que vamos a considerar es
Alexander Bain. Era escocés, hijo de un tejedor de Aberdeen. Su familia era pobre, por lo
que tuvo que dejar la escuela a los doce años de edad para trabajar como tejedor de ropa
en una fábrica. Sin embargo, continuó su educación en el hogar, en donde aprendió por
sí mismo matemáticas y latín. Finalmente, después de muchas dificultades, logró entrar
a la universidad. Se graduó con altos honores y se mudó a Londres donde se hizo amigo
de John Stuart Mili y miembro de su grupo intelectual. Bain trabajó como periodista
independiente hasta 1860, cuando, a la edad de 42 años, finalmente recibió un nombramiento en la Universidad de Aberdeen.
Los trabajos psicológicos más importantes de Bain fueron Los sentidos y el intelecto
(1855), Las emociones y la voluntad (1859), y Mente y cuerpo (1872). Sus primeros dos libros
en realidad fueron un solo trabajo con cuatro años de distancia entre la publicación de
cada parte. El editor estaba reacio a impulsar la segunda parte del libro porque la primera
no había sido un éxito financiero. En años posteriores los dos volúmenes fueron ampliamente leídos. Pasaron por un gran número de revisiones y durante 50 años fueron
los textos británicos clásicos sobre psicología. Por último, en 1882 Bain publicó una biografía informativa de James Mili, cuyo trabajo y filosofía admiraba enormemente.
En 1876 Bain fundó la revista Mind, la primera revista psicológica publicada hasta
entonces. Durante muchos años tuvo que apoyar financieramente a la revista para asegurar su supervivencia. Sir Francis Galton, William James (capítulo 9) y el mismo Bain
publicaron trabajos importantes en Mind. La revista también se destacó por proveer una
ruta alternativa de publicación para las revistas que estaban por ser fundadas, editadas
y dominadas por Wundt y Titchener durante los últimos años del siglo XIX. La fundación
de Mind fue una contribución considerable para el desarrollo de la psicología como una
disciplina independiente tanto de la filosofía como de la fisiología.
Bain estuvo más cerca de ser lo que consideraríamos un psicólogo que ninguno de
los filósofos y eruditos que hasta aquí se han considerado. Lo mismo que a Hartley, a él
le preocupaba el desarrollo de explicaciones fisiológicas de las acciones humanas y de
los pensamientos; sin embargo, estuvo lejos de ser un reduccionista, ya que siempre
sostuvo que los datos conscientes son de primordial importancia. Él reconoció la importancia de los impulsos internos y con ello desarrolló una concepción activa en lugar de
una pasiva acerca de la motivación. A los cinco sentidos clásicos de Aristóteles Bain
agregó el sentido "orgánico", el cual provee de sensaciones provenientes de los músculos y está involucrado de manera cercana en la coordinación de los movimientos.
cristal, con su bastón favorito en la mano. Si sus amigos deseaban recordarlo debían llevarlo a sus reuniones.
Las instrucciones de Bentham fueron seguidas al pie de la letra. En 1850 su autoefigie fue presentada en el
Colegio Universitario de la Universidad de Londres. Ahí, excepto por una breve evacuación durante la Segunda Guerra Mundial, ha estado expuesto desde entonces (Marmoy, 1958)
Antecedentes filosóficos y científicos de la psicología 75
En cuanto a sus consideraciones sobre las acciones humanas, Bain creía que los hábitos son de central importancia. De acuerdo con Bain, los movimientos azarosos, algunos
de los cuales conducen a consecuencias placenteras y otros a consecuencias displacenteras,
forman las bases del aprendizaje. El primero tiende a repetirse y así, los hábitos se desarrollan, mientras que los segundos se debilitan tanto que no se desarrolla un hábito particular. La similitud con la posterior ley del efecto de Edward Thorndike (Thorndike,
1911, capítulo 10) es clara, y se puede rastrear la conexión histórica desde Bain hasta
Thorndike. Bain influyó en un psicólogo comparativo Inglés, Conway Lloyd Morgan
(1852-1936), quien realizó experimentos tempranos sobre aprendizaje y sobre los instintos de los pollos. En 1896 Morgan fue invitado a la Universidad de Harvard para dar una
serie de conferencias en la cátedra de Lowell en las que describiera su investigación en
aprendizaje por ensayo y error. Sentado entre la audiencia estaba un estudiante,
Thorndike, quien poco después comenzó sus propios importantes experimentos sobre el
aprendizaje en pollos.
Bain desconfiaba de la especulación y del "psicologizar de escritorio". Enfatizó la
importancia de las observaciones de las actividades diarias tanto de los seres humanos
como de los animales. Tales observaciones naturalísticas proporcionarían la comprensión
de la conducta animal y humana, pero Bain simpatizaba con los métodos experimentales
y los enfoques del desarrollo. En Emociones y voluntad se ocupó de problemas de la psicología aplicada: el diagnóstico del carácter mediante la compilación de estudios de casos y
la posibilidad de crear pruebas de evaluación de habilidades y aptitudes. Bain, quien de
niño había sido forzado a trabajar bajo un sistema brutal de trabajo a destajo, abogaba por
prácticas de trabajo cultas y, de manera particular, por la importancia de considerar las
capacidades y las habilidades de las personas al seleccionarlas para los empleos.
UN CONTESTATARIO NATIVISTA DEL SIGLO XVIII
Así como Locke y Berkeley tuvieron un oponente europeo en Leibniz, Hume, Hartley,
James y John Stuart Mili tuvieron un contestatario en Inmanuel Kant. Él fue todo lo que
ellos no fueron: un subjetivista, un nativista, un racionalista sucesor de Descartes y Leibniz.
El contraste entre su filosofía y su epistemología y la de los hombres que acabamos de
analizar no podría ser más grande. Kant fue el empirista béte noire.
Inmanuel Kant (1724-1804)
Kant nació en la ciudad universitaria de Königsberg en el Este de Prusia. Asistió ahí a la
escuela y a la universidad, obtuvo un nombramiento en el facultativo de la universidad,
y pasó el resto de su carrera y de su vida en Königsberg. Es probable que Kant, a pesar de
su fama, nunca haya viajado a más de 65 kilómetros de su lugar de nacimiento. Al desarrollar su filosofía, Kant estuvo estimulado por los "bellos descubrimientos" de los
empiristas británicos, en forma especial por los de Hume, cuyos libros, dijo, lo despertaron de sus "sueños dogmáticos" (Kant, 1781/1908b, Introducción). Kant publicó su Crítica de la razón pura en 1781 y su Crítica de la razón práctica en 1788. Estos trabajos sobre
filosofía crítica lo convirtieron en el epistemólogo alemán líder y también en el contrapeso filosófico de los empiristas británicos.
76
Capítulo 2
Kant creía que los empiristas podían tener razón en decir que el conocimiento proviene de la experiencia, pero que se habían equivocado absolutamente al no plantear la
pregunta fundamental: "¿Cómo es posible la experiencia misma?" Para Kant ésa era una
pregunta trascendental que se debía contestar. La respuesta que él prefirió fue una de
rasgos nativistas. Kant creía que existen ciertas intuiciones o categorías del entendimiento
que son innatas y que no dependen de la experiencia. Más bien, ellas encuadran nuestras
experiencias; permiten que la experiencia tenga el efecto que tiene. El conocimiento de
este tipo es llamado a priori, a diferencia de un conocimiento a posteríori derivado de la
experiencia. Kant estableció tres categorías fundamentales de la mente humana llamadas cognición, afecto y conación (motivación).
En su Crítica de la razón pura, Kant describió el aprendizaje del idioma nativo como un
ejemplo de la interacción entre el conocimiento a priori y el conocimiento a posteriori.
Nosotros aprendemos a hablar un lenguaje particular mediante la experiencia, pero la
habilidad para aprender cualquier lenguaje es conocimiento a priori, un atributo fundamental de la mente humana. El error básico que cometieron los empiristas británicos,
argumentó Kant, fue enfatizar los efectos de la experiencia mientras ignoraban las categorías fundamentales de la mente. Otros ejemplos del conocimiento a priori son los conceptos de espacio y tiempo. El espacio no puede estar "meditado por ahí" o separado de
nuestras mentes porque es una idea fundamental que es necesaria a todas las demás. De
manera similar, el tiempo es el prerrequisito de todas las percepciones e ideas. Nada
puede existir sin el tiempo. La percepción de que pasa el tiempo, de acuerdo con Kant, es
un atributo humano completamente natural. Él señaló la dificultad que tenemos en pensar el tiempo hacia atrás; es fácil imaginar a alguien haciéndose más viejo pero muy
difícil imaginar a alguien haciéndose más joven. En total, Kant describió doce de tales
intuiciones, incluyendo causa y efecto, reciprocidad, realidad, existencia y necesidad.
La postura de Kant respecto a la naturaleza de la ciencia tuvo gran influencia en la
filosofía alemana y más tarde en la psicología durante varias décadas. De acuerdo con él,
las ciencias verdaderas deben comenzar con conceptos establecidos a priori sólo sobre las
bases de la razón. Además, las ciencias verdaderas tratan con objetos de observación que
pueden ser localizados en el tiempo y el espacio. Ellos permiten los experimentos sobre
los fenómenos que estudian, y una ciencia verdadera es capaz de establecer relaciones
legítimas que se pueden describir mediante formulaciones matemáticas. Kant creía que la
psicología carecía de esa base conceptual racional y que, por tanto, fallaba en el nivel más
fundamental como ciencia verdadera. Él consideraba la racionalidad humana limitada e
inadecuada como para tratar con ella misma. Kant también creía que era imposible para
la psicología conducir experimentos verdaderos, porque al observar los estados mentales
inevitablemente se modificarían los estados mentales que se estuvieran observando. Las
propuestas de Kant proveyeron una fuerza poderosa contra la que la primera generación
de psicólogos alemanes tuvieron que luchar para establecer su ciencia.
Mientras él negaba la posibilidad de una psicología "verdadera"; es decir, una psicología que fuera tanto racional como experimental, Kant aceptó un método legítimo para
la psicología, el de las observaciones antropológicas del comportamiento real de la gente. Wilhelm Wundt (capítulo 4) dedicaría gran parte de las últimas décadas de su vida a
la psicología cultural o antropológica de Kant, mientras John Watson (capítulo 12) defendería una psicología concerniente sólo a la conducta.
La Crítica de la razón práctica de Kant es un escrutinio de asuntos prácticos y una
formulación de un código de conducta. Para Kant, el deber es sublime, poderoso y fun-
Antecedentes filosóficos y científicos de ¡a psicología 77
damental. Es el imperativo categórico a ser seguido y obedecido sin preguntar. En nuestros asuntos prácticos no debemos comportarnos de forma que traigamos hacia nosotros
mismos y hacia los otros el placer más grande, sino que debemos seguir la obligación
más alta del deber. En las décadas que siguieron a la publicación de la Crítica de la razón
práctica de Kant, esta concepción fue una influencia importante sobre la conducta social
y política tanto en Alemania como en Inglaterra. Una oración común en la Inglaterra de
la reina Victoria era
Agradecemos a Dios por su alimento
Agradecemos a Dios por su oración.
Y agradecemos a Dios ante todo por el imperativo categórico.
Kant llevó una vida que fue el epítome de un rígido autocontrol y deber. Nunca se
casó, pero vivió con una criada. Kant despertaba a la misma hora todos los días y se
levantaba de inmediato, creyendo que era apático e indulgente permanecer en cama.
Tomaba su almuerzo exactamente a la una en punto y después se iba a dar el mismo
paseo a lo largo del camino de los filósofos en la universidad. Fue una figura importante
en la filosofía alemana y una importante influencia sobre la primera generación de psicólogos alemanes.
LA IMPORTANCIA DE LAS ERAS DEL RENACIMIENTO Y DEL
POSRENACIMIENTO
Durante el Renacimiento y el Posrenacimiento se hicieron dos importantes contribuciones al desarrollo de la psicología. Con los trabajos de Galileo, Newton y Harvey, comenzó la revolución científica occidental, y la tradición científica que emergió de esa revolución
enfatizó una cierta metodología: Se debe observar de manera cuidadosa y, si es posible,
cuantificar los fenómenos, hacer predicciones matemáticas sobre los efectos de ciertas
variables, y verificar aquellas predicciones de forma empírica. Estos procedimientos prometían el descubrimiento de la verdad; llegaron a convertirse en los criterios de la ciencia occidental y, en consecuencia, fueron adoptados por los primeros psicólogos al intentar
establecer una ciencia de la mente.
Una tradición científica no fue lo único que la psicología heredó de las eras renacentista
y posrenacentista. La psicología también heredó sus fundamentos filosóficos. Rene Descartes estableció el escenario para la psicología como una disciplina independiente de
otras ciencias con la afirmación de que la mente está separada del cuerpo y bajo el dominio de sus propias reglas y principios. Estas reglas y principios llegarían a ser del dominio de la posterior ciencia de la psicología. La psicología recibió también dos orientaciones
filosóficas importantes: el nativismo y el empirismo. Esas orientaciones no sólo siguen
matizando la teoría psicológica, sino que también han contribuido en la definición de
uno de los temas más importantes en la psicología: ¿Las características humanas son el
resultado de nuestra naturaleza, o son el resultado de la forma en la que hemos sido
educados, de nuestra crianza? En nuestro estudio de los filósofos que se han adscrito a
una postura "natural" o bien, a una "de crianza" sobre la especie humana, se encontraron evidencias de que el optar por una u otra depende de las experiencias políticas y la
orientación teológica de cada quien. El nativismo hace hincapié en las características
78
Capítulo 2
heredadas, pone menos énfasis en el medio ambiente y, de manera consecuente, toma
una posición más conservadora acerca del resultado esperado de la experiencia educativa. Esta orientación no sería consistente con la reforma social y las complicaciones políticas. Al menos fue ese el caso de los dos nativistas importantes analizados en este capítulo:
Descartes y Kant.
Una orientación empirista enfatiza la igualdad en el potencial de todos los seres humanos, la importancia de los factores del medio ambiente sobre el desarrollo del individuo y el proceso educativo. No es de sorprenderse que surgiera en Inglaterra durante el
surgimiento del liberalismo en los siglos XVIII y XIX. Como hemos visto, sus principales
defensores, los Mili y Bain, fueron hombres que triunfaron gracias a su propio esfuerzo,
y que enfatizaron la reforma social. Tampoco es de sorprender que su orientación filosófica floreciera en Estados Unidos y diera nacimiento al conductismo, una posición que
sólo ahora es considerada por las escuelas nativistas contemporáneas del pensamiento.
CAPÍTULO TRES
Estudios precursores
del sistema nervioso central
H
asta aquí hemos considerado las amplias influencias generales que el desarrollo de
la filosofía occidental tuvo sobre la psicología. Ahora daremos un giro hacia los
avances específicos del conocimiento del cerebro y de la médula espinal, que más tarde
formaron los fundamentos de la psicología fisiológica. A diferencia de las contribuciones, especulativas en gran medida, de los filósofos analizados en el capítulo 2, mucho de
este nuevo conocimiento resultó de la observación y la experimentación. El desarrollo de
procedimientos para el estudio del cerebro y de la médula espinal, y su aplicación en
escenarios clínicos y experimentales, dispusieron los fundamentos para entender las estructuras y funciones del sistema nervioso. A la psicología le proporcionaron las bases
para la comprensión de la sensación, la percepción, la emoción, el lenguaje y la cognición.
Aunque haremos énfasis en el siglo XIX, el cerebro ya había sido estudiado antes de
ese momento. En 1507 el papa Julio II encargó a Miguel Ángel pintar una serie de frescos
en el techo de la Capilla Sixtina del Vaticano. Miguel Ángel se resistió a esta comisión. La
capilla era el casquete de un cuarto con su techo arqueándose a 20 metros sobre el piso
de mármol. "El lugar está mal", se quejó Miguel Ángel, "y yo no soy pintor!" (Coughlan,
1966, p. 116). Pero las comisiones papales no se podían rechazar, así que en enero de 1509
Miguel Ángel comenzó su trabajo. En octubre de 1512 los frescos fueron develados, y
más tarde fueron reconocidos entre las obras maestras más importantes del Renacimiento
italiano. En La creación de Adán Miguel Ángel captura el momento de la creación
(Coughlan, 1966, pp. 117-123). Dios y Adán tratan de alcanzarse el uno al otro, sus manos están extendidas, sus dedos casi se tocan, y parece que en ese momento la chispa de
vida salta a través de la sinapsis entre Dios y el hombre. Pero tal interpretación está lejos
de ser necesaria. Es claro que Adán está vivo. Sus ojos están abiertos, su mirada está
dirigida y su brazo y su mano, extendidos. Frank Lynn Meshberger (1990) propuso una
fascinante interpretación alternativa. En Journal of the American Medical Association,
Meshberger señaló una tercera imagen importante en el fresco. Esa imagen se reveló con
claridad cuando se removieron siglos de hollín, suciedad y manchas del fresco en una
limpieza reciente. Rodeando a Dios están de manera inequívoca la forma y algunos detalles de un cerebro humano. La imagen de Miguel Ángel es sorprendentemente similar
a las descripciones de los aspectos médicos del cerebro que se muestran en textos con-
Estudios precursores del sistema nervioso central 83
temporáneos de anatomía. Meshberger concluye que la intención de Miguel Ángel al
pintar este cerebro envolvente era mostrar a Dios dándole a Adán no la vida sino el
intelecto.
La imagen que pintó Miguel Ángel demuestra que tenía un conocimiento detallado
de la anatomía del cerebro. Éste se derivó de sus estudios anatómicos. Tales estudios
fueron muy conocidos por sus contemporáneos, y con frecuencia pedía a sus patrocinadores apoyo para esos estudios a cambio de su arte. El amigo y biógrafo de Miguel
Ángel, Giorgio Vasari, describió uno de tales tratos:
Miguel Ángel hizo un crucifijo de madera para la iglesia del Espíritu Santo en Florencia,
que fue colocado sobre la luneta del altar mayor, donde todavía está. Lo hizo para agradar
al prior, quien puso a su disposición habitaciones que Miguel Ángel utilizaba con frecuencia para desollar cadáveres con el objetivo de descubrir los secretos de la anatomía. (Vasari,
en Bull, 1965, pp. 332-333)
Miguel Ángel iba adelantado a su tiempo en cuanto a que su conocimiento del cerebro se basaba en la observación. Durante más de dos siglos después de que pintó los
frescos de la Sixtina, el conocimiento fue demasiado especulativo. La influencia de Descartes condujo de manera inevitable a la especulación acerca del asiento de la mente y el
papel del cerebro en el control del pensamiento y de la acción. Los sangrientos siglos XVII
y XVIII de guerras y revoluciones europeas, proporcionaron muchas oportunidades para
estudiar las consecuencias de traumatismos y lesiones del sistema nervioso central, dado
que los soldados sufrían terribles lesiones espinales y cerebrales en el campo de batalla.
Incluso después de la decapitación fueron observadas acciones momentáneas. Las multitudes revolucionarias que rodeaban la guillotina vieron muecas, guiños y sonrisas, y
escucharon gruñidos y gemidos provenientes de las cabezas de los ejecutados. ¿Tales
acciones eran intencionales? ¿Un guiño o una sonrisa eran, tal vez, un gesto final de
desafío o desdén? Éstas eran preguntas irresistibles tanto para la Iglesia, con su doctrina
del vuelo del alma desde el cuerpo al instante de la muerte, como para los pensadores
franceses empapados en el dualismo mente-cuerpo de Descartes.
Pierre Cabanis (1757-1808), un anatomista francés líder, consideró tales preguntas y
en 1795 concluyó que la conciencia termina cuando la cabeza y el cerebro se separan del
cuerpo. Todo el pensamiento depende de un "órgano especial", el cerebro. Las acciones
observadas, afirmó Cabanis, eran reflejas y automáticas. No indicaban más conciencia
que el vuelo de un pollo sin cabeza alrededor de la granja. Un fisiólogo alemán, Theodor
Bischoff (1807-1882), realizó una prueba macabra, incluso tétrica, sobre la afirmación de
Cabanis en la cabeza de un criminal recientemente ejecutado. Los estímulos intensos,
incluyendo el grito de la palabra "¡Perdón!", no provocaban ninguna reacción durante el
primer minuto después de la decapitación (Fearing, 1930, p. 152). La conclusión de Cabanis
era correcta.
INVESTIGACIONES EXPERIMENTALES SOBRE
LAS FUNCIONES DE LA MÉDULA ESPINAL
La médula espinal es estructuralmente menos compleja y más accesible que el cerebro,
por ello se comenzó a estudiar primero. En 1751 Robert Whytt (1714-1766), el médico del
84
Capítulo 3
rey y presidente del Royal College of Phisicians, publicó Un ensayo sobre los movimientos
vitales y otros involuntarios de los animales en el cual reportó los resultados de más de una
década de investigación. Sus experimentos más importantes los realizó con ranas decapitadas. Whytt encontró que una rana sin cerebro y sin médula espinal era totalmente
irresponsiva; durante cierto tiempo después de la decapitación, una rana sin cerebro
pero con médula espinal respondería a un piquete retirando el anca. En el inglés de su
tiempo Whytt describió este sorprendente resultado:
Cuando las patas traseras de una rana son heridas, inmediatamente después de cortarle la
cabeza, no hay ningún movimiento excitado en los músculos de las ancas, ni siquiera un
movimiento considerable. Pero si las patas de este animal son picadas, o heridas con un
cortaplumas, 10 o 15 minutos después de la degollación, los músculos, no sólo de las ancas
y de los muslos sino también del tronco del cuerpo, en su mayoría se convulsionan fuertemente y la rana algunas veces se mueve de un lugar a otro. (Whytt, 1751, reimpreso en
Robinson, 1978, parte 12, p. 501)
Es necesaria una médula espinal intacta para esas respuestas reflejas. De acuerdo con
Whytt, inmediatamente después de la cirugía el gran dolor asociado con la decapitación
encubre o bloquea los reflejos. Una vez que ese dolor se disipa, los reflejos se recuperan.
La explicación de Whytt es plausible aunque incorrecta. No obstante, su demostración
de los reflejos espinales tuvo una importancia duradera. Fue en Francia e Inglaterra,
durante los principios del siglo XIX, que se alcanzó mayor progreso en la comprensión de
la estructura y la función de la médula espinal. El avance se dio gracias al trabajo de
muchos hombres, pero la contribución predominante fue la de Francois Magendie (17851855) (Lesch, 1984).
Desde que escribió su tesis doctoral en 1808, Magendie había pensado en los tractos
de fibras que entraban a la médula espinal, las raíces de la médula espinal, dado que van
hacia dentro y hacia fuera de la misma médula (Cranefield, 1974). Sus descubrimientos
anatómicos fueron inicialmente decepcionantes, pues en la mayoría de las especies que
estudió las raíces se fusionaban antes de salir de la médula y, por tanto, sólo podían
alcanzarse rompiendo la médula para abrirla. Antes de que hubiera anestesia —el éter se
descubrió hasta 1847— este procedimiento era atrozmente doloroso y casi siempre dañaba la médula espinal. Magendie encontró en cachorros de perro una disposición anatómica diferente de las raíces dorsales y ventrales de los nervios periféricos en cuanto a
que se unían afuera de la columna espinal. En esos animales las raíces de la médula
espinal pueden exponerse con relativa facilidad. Magendie cortaba las raíces dorsales o
las ventrales de uno o más nervios y observaba los efectos específicos. Siguiendo la sección de una raíz dorsal, parte del cuerpo carecía de sensación, mientras que la pérdida
del movimiento seguía a la sección de una raíz ventral.
En 1822 Magendie describió los resultados de varios de esos experimentos en su ahora famoso trabajo de tres páginas publicado en Journal of Physiology and Experimental
Pathology en Francia. Concluyó: "Las raíces dorsales y ventrales de los nervios que surgen de la médula espinal tienen diferentes funciones; las dorsales se relacionan de forma
más particular con la sensación, y las ventrales con el movimiento" (Magendie, 1822, p.
279). En cuanto a su importancia para la fisiología, la demostración de Magendie sobre
la especificidad estructural y funcional de las raíces de la médula espinal es comparable
con la investigación de Harvey acerca de la circulación de la sangre (capítulo 2). La in-
Estudios precursores del sistema nervioso central 85
vestigación experimental sistemática de Magendie esclareció las bases del arco reflejo.
Ese modelo conductual, con su aislamiento de sensación y movimiento, proporcionaría
a la posterior ciencia de la psicología uno de sus paradigmas más perdurables: el de
estímulo y respuesta.
Una consecuencia más inmediata de la publicación de Magendie fue una disputa
amarga sobre la titularidad del descubrimiento. En 1811, un fisiólogo y anatomista inglés, Charles Bell (1774-1842), publicó en una edición privada un folleto titulado Idea de
una nueva anatomía del cerebro; sometida a la observación de sus amigos en el cual especulaba
acerca de la importancia funcional de diferentes partes del cerebro y describió experimentos realizados en conejos a los cuales había abierto la espina y había seccionado las
raíces, ya fueran dorsales o ventrales. Bell concluyó de manera errónea que las raíces
ventrales controlan la conducta voluntaria mientras que las raíces dorsales controlan la
conducta involuntaria. Después de la publicación de Magendie en 1822, el yerno de Bell,
John Shaw, disputó la titularidad de los resultados de Magendie. Sin embargo, dado que
Bell circuló su folleto sólo entre sus amigos, Magendie no pudo haberlo leído. Cuando
Shaw le mandó una copia, Magendie reconoció que Bell estuvo cerca de descubrir las
funciones de las raíces de la médula espinal, pero se negó a ceder a su demanda de
titularidad. Bell y sus estudiantes comenzaron entonces lo que Gallistel describió correctamente como "una clamorosa, carente de principios, pero ampliamente exitosa campaña para demandar la titularidad de lo que fue propiamente el descubrimiento de
Magendie" (Gallistel, 1981, p. 539). El éxito de su campaña se ve en las referencias de los
libros de texto actuales a la ley de Bell-Magendie. Tal atribución es injusta para Magendie.
Sus experimentos fueron mucho más completos y definitivos que los de Bell; las conclusiones de Magendie eran claras, mientras que las de Bell eran difusas y oscuras. Bell
criticó de manera injusta a Magendie por la crueldad de sus experimentos, señalando
que sus propios experimentos con "conejos aturdidos" eran más humanos. A decir verdad, en ambas series de experimentos los animales debieron haber sufrido un gran dolor. Al mismo tiempo, Bell argumentaba que los experimentos de Magendie eran réplicas
innecesarias de los suyos. De ambos cargos se valieron los antiviviseccionistas y todavía
son citados por los críticos de la investigación y la experimentación animal. Finalmente,
la conducta ética de Bell es cuestionable, pues existe evidencia histórica de que realizó
ciertas alteraciones a sus primeros trabajos para apoyar su demanda de titularidad
(Olmsted, 1943,1944).
FISIOLOGÍA SENSORIAL
Aunque el estudio de Bell sobre las raíces dorsales y ventrales de la médula espinal no
fue definitivo, su argumento, presentado en 1823, en esencia era correcto: dado que los
nervios intervienen entre los eventos del mundo externo y nuestra percepción de ellos,
deben tener influencia en la cualidad de nuestras percepciones. Bell creía que cada nervio impone su propia cualidad específica sobre lo que se percibe. Su doctrina predice
que el mismo estímulo produce diferentes sensaciones si opera sobre diferentes nervios.
Ya que el nervio es el que impone la especificidad sensorial, se activa un nervio tan
amplio como particular y resultará una sensación particular. Un estímulo poderoso como
un golpe en la cabeza produce sensaciones de dolor, destellos de luz y ruidos, porque
todos esos sistemas sensoriales diferentes han sido estimulados. Así, las sensaciones vi-
86 Capítulo 3
suales, que usualmente son el resultado de la estimulación mediante luz en los ojos y en
el nervio óptico, pueden deberse a la estimulación química o eléctrica del nervio mismo
o a la presión sobre el ojo cuando los párpados están cerrados. Éstos son estímulos diferentes, pero todos producen actividad en el nervio óptico; así, la sensación es la que
produce la luz.
Esta doctrina de las energías específicas de los nervios fue desarrollada en el siglo XIX
por el fisiólogo alemán Johannes Peter Müller (1801- 1858) en su autorizado texto de
1840 Handbuch der Physiologie der Menschen (Manual de fisiología humana). Müller señaló muy correctamente que los nervios, por sí mismos, deben comunicar diferentes impresiones al cerebro o proyectarse a diferentes partes del mismo, lo que a cambio impone
la especificidad. Al mismo tiempo Müller reunió pruebas de tal aseveración. Hoy en día
sabemos que diferentes áreas de proyección sensorial del cerebro imponen la cualidad
específica.
Hermann Ludwigvon Helmholtz (1821-1894)
Hermann Ludwing von Helmholtz, quizá el más grande de los fisiólogos del siglo XIX condujo otro progreso en la fisiología sensorial. Helmholtz, hijo de un maestro de escuela
alemán, nació en Postdam; fue un estudiante brillante y precoz que se graduó antes de
tiempo de la preparatoria y se enroló como estudiante becario en una escuela que entrenaba cirujanos para el ejército prusiano. El programa de la escuela era riguroso —48 clases a la semana, con la primera a las 6 de la mañana todos los días—, pero el laborioso
Helmholtz prosperó bajo este régimen. Incluso encontraba tiempo para asistir al teatro,
escuchar recitales de Beethoven y Mozart, leer a Goethe y Byron, y dominar el cálculo
integral. Helmholtz recibió su grado de doctor en medicina en 1842 y luego tuvo que saldar su obligación militar sirviendo como cirujano del ejército durante seis años. Sin embargo, estaba mucho más interesado en la investigación que en la práctica médica y así, en
1849 aceptó un nombramiento como profesor de fisiología en la Universidad de
Königsberg. Ahí empezó una larga serie de brillantes contribuciones a la fisiología y a la
óptica fisiológica; una de sus contribuciones técnicas fue la invención del oftalmoscopio,
que permitió por primera vez la inspección de la retina bajo iluminación directa. Más tarde publicaría uno de los trabajos definitivos del siglo XIX, Acústica y óptica fisiológicas. Pero
la contribución más brillante de Helmholtz fue su investigación sobre fisiología sensorial.
Esta investigación se desarrolló con base en anteriores trabajos de experimentación y
especulación acerca de la electricidad y el sistema nervioso. Un científico alemán del
siglo XVII, John Swammerdam (1637-1680), removió un músculo y conectó un nervio de
un anca de rana. Cuando picaba el nervio, causaba una contracción del músculo. En
1763, después de una larga serie de experimentos utilizando las preparaciones de nervio-músculo de rana, Robert Whytt concluyó que "cierto poder de influencia guardado
en el cerebro, la médula espinal y los nervios, es la causa inmediata de la contracción de
los músculos de los animales, o al menos es necesario para ello" (Whytt, 1763, sec. 1, p.
3). El siglo XVIII fue la edad de la electricidad y por tanto resultó inevitable que el "cierto
poder de influencia" de Whytt fuera considerado como eléctrico. En la década de 1780,
un profesor italiano de la Universidad de Bolonia, Luigi Galvani (1737-1798), utilizó una
máquina de "influencia eléctrica" para estimular o, como él dijo, irrigar músculos de
rana. Galvani estaba familiarizado con los experimentos sobre electricidad de Benjamín
Estudios precursores del sistema nervioso central 87
Franklin. Franklin (1706-1790) comenzó sus observaciones de los fenómenos eléctricos
en Filadelfia en la década de 1740. Concluyó que todos los cuerpos tienen una cualidad
natural de fuego eléctrico. Llevan una carga eléctrica. Franklin explicó el alumbrado
como la rápida liberación del fuego eléctrico e inventó el pararrayos para desbaratar las
nubes y proveer protección de los relámpagos. La postura de Franklin fue controvertida
por lo que propuso una demostración dramática:
Una torrecilla de centinelas debía colocarse sobre un edificio alto; una varilla larga levantaría a través de la puerta, extendiéndose 6 o 9 metros en el aire, terminando en una punta;
esa punta sería fijada a la mitad de una plataforma aislada, la cual tendría que mantenerse
limpia y seca para que permaneciera como aislante. (Benjamín Franklin, en Cohen, 1972, p.
134)
Franklin predijo que un centinela estaría a salvo en tal torrecilla durante una tormenta
eléctrica. Las primeras pruebas de torrecillas se llevaron a cabo en Francia en mayo de
1752. El centinela salió ileso. Las pruebas fueron repetidas por el rey de Francia y su
corte nuevamente con éxito. Demostraciones similares siguieron realizándose en Alemania e Inglaterra, pero no en Rusia. En San Petersburgo el participante no cumplió
completamente con todas las precauciones de seguridad de Franklin y se electrocutó. En
una segunda demostración muy conocida, Franklin volaba su cometa eléctrica entre las
nubes durante las tormentas de truenos. Estas pruebas mostraron de manera concluyente que la descarga de un rayo es un fenómeno eléctrico. Proveyeron tanto una explicación racional para uno de los más temidos y peligrosos fenómenos naturales como una
aplicación práctica, el pararrayos, el cual salvaría vidas y propiedades.
Galvani escuchó acerca de la demostración de la cometa de Benjamín Franklin y decidió investigar los efectos de la electricidad que ocurre de forma natural en la contracción muscular. Galvani colgó un alambre desde el techo de su laboratorio hasta el criadero
de ranas y ató un extremo a sus músculos. Cuando una nube con su carga eléctrica pasaba por arriba, los músculos se contraían. Este experimento gustó tanto a Galvani que lo
88 Capítulo 3
utilizó como entretenimiento para después de la cena con sus invitados. Galvani observó una fuente más poderosa de electricidad natural y, por tanto, trató de capturar un
rayo con su alambre. Afortunadamente para Galvani y para sus ranas nunca fue capaz
de hacerlo.
Galvani también observó contracciones musculares cuando conectaba un músculo
de rana con diferentes metales; la plata y el hierro producían una mayor "reacción vehemente". Describió sus resultados en su texto de 1791 De viribus electricitatis in motu
muscularis commentarius (Un comentario sobre el papel de la electricidad en las contracciones musculares). Sólo se imprimieron 12 copias del libro dado que Galvani no pensó
que más personas pudieran interesarse en su experimento o en su tesis de que la electricidad es inherente a la rana y posiblemente a todos los organismos vivientes. Él creía que
la electricidad era generada por el cerebro y distribuida a lo largo de todo el cuerpo
mediante el sistema nervioso. Su tesis pronto sería cuestionada, pero su insight de que la
actividad neuronal tiene un componente eléctrico fue importante y los psicólogos todavía honran su memoria cuando hablan de la respuesta galvánica de la piel.
Una refutación a las teorías de Galvani provino de Alessandro Volta (1745-1827), uno
de los 12 que recibieron su libro. Como profesor de física, Volta creía que la electricidad
que Galvani había observado no era inherente al organismo sino bimetálica, es decir,
causada por una diferencia de potencial o "voltaje" entre los metales atados a la rana.
Las ranas de Galvani, dijo, no generan electricidad sino que la conducen.
Alrededor de 1850, Emil Du Bois-Reymond (1818-1896) construyó un galvanómetro
muy sensible para medir el flujo de corriente eléctrica. Cuando colocó un alambre sobre
un nervio y otro sobre la terminación seccionada del nervio, observó el flujo de corriente
eléctrica. Incluso de manera más notable, Du Bois-Reymond encontró que cuando el
nervio de una rana era estimulado con una corriente eléctrica suave, su galvanómetro
podía medir la propagación de un cambio eléctrico a lo largo del nervio. Hasta que se
realizaron esos experimentos, el impulso nervioso había sido más bien un misterio. Se
sabía que algún tipo de perturbación viajaba a lo largo del nervio, pero la naturaleza y la
velocidad de la perturbación se desconocían. Du Bois-Reymond mostró que esta perturbación era eléctrica por naturaleza. Su texto de dos volúmenes Electricidad animal resume
lo que se sabía acerca de la conducción eléctrica de los nervios y también desarrolla una
teoría de la polarización para explicar las funciones neuromusculares.
Helmholtz mide la velocidad del impulso nervioso
Dado que la perturbación que se mueve a lo largo del nervio es eléctrica, Helmholtz se
dio a la tarea de medir su velocidad. Primero hizo una disección de un nervio motor y de
un músculo del anca de una rana. Cuando el nervio era estimulado eléctricamente, el
músculo se contraía. Helmholtz también inventó el miógrafo, en el cual el músculo traza
su contracción sobre un tambor giratorio. Con ese implemento podía registrarse la latencia,
la duración y la naturaleza de la contracción. La pequeña demora entre la estimulación
del nervio y la contracción del músculo fue para Helmholtz el tiempo que tardaba el
impulso eléctrico en viajar a lo largo del nervio. Conociendo ese tiempo y la longitud del
nervio, Helmholtz calculó que la velocidad del impulso nervioso era de 43 metros por
segundo. Luego, entrenó a sujetos humanos para que presionaran un botón cuando sintieran un estímulo que se estaba aplicando a sus piernas. Los resultados fueron varia-
Estudios precursores del sistema nervioso central 89
bles, pero como se predijo, los tiempos de reacción eran generalmente más largos para
un estímulo aplicado al dedo pulgar del pie que para uno aplicado al muslo. Estos experimentos fueron altamente significativos. Por primera vez se había medido la velocidad
del impulso nervioso tanto en ranas como en humanos. Estimaciones anteriores, algunas lentas hasta cierto punto (2 743 metros por minuto) y otras cegadoramente rápidas
(17 556.48 millones de metros por segundo), fueron reemplazadas por mediciones precisas y bastante exactas. Hoy en día, los experimentos de Helmholtz son considerados
como un triunfo de la investigación del siglo XIX. Pero las reacciones iniciales se tomaron
con mayores reservas. Sus resultados parecen contrarios al sentido común. Nosotros
creemos que nuestras sensaciones son inmediatas, no demoradas como lo sugirieron los
resultados de Helmholtz. Cuando una jirafa se raspa una pata, ¿cuánto tiempo puede
pasar antes de que el animal sienta el dolor? La larga distancia que el impulso del nervio
sensorial debe viajar para alcanzar el cerebro del animal sugiere una demora apreciable,
no obstante la reacción del animal aparece de forma instantánea. Incluso sus contemporáneos expresaron sus reservas. Emil Du Bois-Reymond comentó sobre el primer reporte
de investigación de Helmholtz: "Su trabajo, lo digo con orgullo y pesar, es comprendido
y reconocido por mí únicamente. Usted ha, ruego su perdón, expresado los temas de
manera tan oscura que su reporte puede ser sólo, en el mejor de los casos, una introducción al descubrimiento del método" (Koenigsberger, 1965, p. 64).
Las conferencias de Helmholtz no eran mejores. Su padre comentó acerca de una de
ellas: "Él es tan poco capaz de escapar de su rigidez científica de expresión[...] que estoy
lleno de respeto por una audiencia que puede entender y agradecérselo" (Koenigsberger,
1965, p. 65).
Aunque su estilo pudo haber sido rebuscado, el trabajo de Helmholtz ha llegado a reconocerse como una joya de la corona de la investigación fisiológica del siglo XIX. Sus resultados fomentaron una gran cantidad de importantes preguntas. Primero, ¿cuál es la
naturaleza del impulso nervioso? ¿Es exclusivamente eléctrico o tiene componentes químicos? Segundo, ¿diferentes nervios conducen a diferentes velocidades? y ¿los nervios de
diferentes personas conducen a diferentes velocidades? Tercero, ¿la velocidad de un impulso nervioso depende de la intensidad del estímulo? Cuarto, ¿los nervios son igualmente
excitables en todo momento? En sus intentos por contestar tales preguntas, los fisiólogos
sensoriales del siglo XIX realizaron un gran avance en la comprensión del sistema nervioso. En 1882, como reconocimiento a sus contribuciones, el kaiser alemán otorgó a Helmholtz
un rango de nobleza y Hermann von Helmholtz fue su nuevo nombre legal.
¿Pero qué con el cerebro y su relación con la mente? En la actualidad consideramos el
cerebro como el órgano canónico del cuerpo, el asiento del intelecto y de la conciencia. A
primera vista el cerebro puede parecer un candidato poco impresionante para tal papel:
el cerebro humano pesa entre 1.589 y 1.816 kilogramos, aparece como pasivo para el ojo
sin ayuda y tiene la consistencia de una bien formada gelatina. No obstante, ahora sabemos que el cerebro es la fuente esencial de nuestros más grandes logros: las sinfonías de
Beethoven, Hamlet, La Declaración de Independencia, las pinturas del impresionismo francés, y el puente Golden Gate. Pero también de Dachau, Belsen, Adolf Hitler, Charles
Manson y Jeffrey Dahmer. Comprender el cerebro es el reto más grande al que nos enfrentamos. El siglo XIX fue testigo de cambios revolucionarios en los conocimientos de la
función del cerebro. Por primera vez el cerebro fue estudiado de manera directa y se
avanzó mucho en la comprensión de sus estructuras y funciones. Aún estamos lejos de
una comprensión total, pero ha habido avances considerables.
90
Capítulo 3
FRENOLOGÍA
Iniciemos con un falso comienzo. La frenología fue una descripción notablemente detallada de la función del cerebro que recibió una gran aclamación popular en el siglo XIX.
Durante un tiempo la frenología fue una ciencia aceptada (logos) de la mente (phrenos),
pero a pesar de la cuidadosa construcción de sus fundamentos empíricos, la frenología
se deterioró profundamente y ahora ocupa, en el mejor de los casos, la posición de una
pseudociencia. Resulta ilustrativo estudiar el surgimiento y la caída de la frenología.
Franzjoseph Gall (1758-1828)
y Johann Gaspar Spurzheim (1776-1832)
La frenología comenzó con el trabajo de Franz Joseph Gall. Nacido en Alemania, hijo de
un comerciante y alcalde de la villa, Gall calificó como médico en Viena en 1785. Allí
desarrolló una exitosa práctica médica con muchos pacientes prominentes y con una
reputación de ostentoso, extravagante y de tener un estilo de vida indiscreto. Dictó muchas conferencias sobre anatomía y algunas veces cobraba la admisión a sus demostraciones. Gall escribió Un tratado sobre la filosofía de la Medicina, publicado en 1791, pero
ahora es mejor recordado por sus aseveraciones de que la personalidad puede ser inferida a partir de la apariencia corporal, especialmente a partir de las características del
cráneo. Cuando era niño, Gall notó que un gran número de sus conocidos con buena
memoria también tenía ojos grandes y protuberantes. Como anatomista, especuló acerca
de que otras características pueden relacionarse con rasgos externos y, por tanto, comenzó una evaluación sistemática de su especulación. Gall creía apasionadamente que las
mediciones precisas conducirían al entendimiento. Viajó a albergues, prisiones y asilos
de lunáticos para medir o "leer" los cráneos de los individuos que residían en tales instituciones. Al mismo tiempo compiló un amplio catálogo de anécdotas sobre características mentales específicas relacionadas con protuberancias particulares del cráneo. Por
ejemplo, encontró un cierto número de carteristas convictos quienes tenían, todos ellos,
protuberancias en la misma área en un lado del cráneo justo arriba de la oreja. Gall concluyó que éste era el lugar del cerebro de la función de codicia o del poder, una función
obviamente muy bien desarrollada en los carteristas. No contento con estudiar los cráneos de los vivos, Gall también coleccionó cráneos de muertos. Formó su colección de
manera tan constante que muchos vieneses especificaron en sus testamentos que "sus
cabezas fueran protegidas de las investigaciones del doctor Gall".
Como resultado de la medición incesante de Gall, desarrolló gradualmente una "doctrina del cráneo" que resumía el enorme cuerpo de datos que había reunido. Su doctrina
afirmaba que la personalidad y la inteligencia son reducibles a 42 facultades o funciones,
seis de los cuales son domésticas, diez son egoístas, cinco morales, cinco autoperfectivas,
ocho intelectuales, cuatro son de facultades literarias y cuatro reflexivas. Gall creía que
cada una de esas facultades se localiza en un área específica de la superficie del cerebro y que el cráneo encapsula el cerebro de forma tan hermética que por eso los contornos del cráneo reflejan las desviaciones en la superficie del cerebro. Las facultades muy
desarrolladas causan pequeñas protuberancias que aparecen sobre el cráneo; las menos desarrolladas pueden incluso conducir a hendiduras. En consecuencia, la medición
o palpación del cráneo puede revelar la fuerza de las facultades subyacentes. Los resul-
Estudios precursores del sistema nervioso central 91
tados de tal lectura frenológica del cráneo fueron presentados en gráficas, con la fuerza
de cada facultad mostrada sobre una escala de rangos.
Gall atrajo muchos seguidores y patrocinadores, pero también se ganó poderosos
enemigos. La Iglesia católica catalogó su trabajo como determinista y materialista (y de
hecho lo era) y que poseía implicaciones ateas. Gall argumentó que su descubrimiento
de un "órgano de la religión" había proporcionado una prueba definitiva de la existencia
de Dios. Pero su protesta no le valdría de nada. Sus libros fueron colocados en el índice de
libros prohibidos. En 1802, el emperador austríaco Francis I calificó las conferencias de
Gall sobre la cercana conexión entre el cerebro y la personalidad de "subversivas de la
religión y la moral" y le prohibió que hablara en público. Gall abandonó Viena y, después de una exitosa gira de conferencias por Europa, se estableció en París.
A pesar de la censura por parte de las autoridades eclesiásticas y civiles, Gall atrajo
muchos seguidores, el más importante de los cuales fue Spurzheim, quien inicialmente
estudió teología y luego asistió a la escuela de medicina en Viena. Se unió a Gall como su
secretario y asistente en 1804 y abandonó Viena con Gall un año más tarde. Entre 1810 y
1819 publicaron, a expensas de Gall, cuatro libros y un atlas de 1 000 láminas que describían La anatomía y la fisiología del sistema nervioso en general y del cerebro en particular, con
observaciones sobre la posibilidad de descubrir el número de disposiciones intelectuales y morales
de los hombres y los animales mediante las configuraciones de sus cabezas. En 1822 y 1825 se
publicaron ediciones populares, baratas y sin las láminas. El objetivo de los dos era desarrollar un conocimiento perfecto de la naturaleza humana con base en el estudio y la
medición del cráneo.
Los frenólogos se consideraban anatomistas y científicos. Sentían un completo desprecio por los filósofos y metafísicos de escritorio. Pero la lógica de sus argumentos era
fatalmente equivocada. En un incidente infame, el célebre crítico y erudito clásico Richard
Porson murió de apoplejía. Había sido por mucho tiempo profesor de griego en la Universidad de Cambridge y se distinguió por su inmensa erudición, su gran agudeza y
92 Capítulo 3
solidez de juicio, sus intensos poderes de concentración y su estupenda memoria. Después de su muerte su cráneo fue examinado, pero como un estudio contemporáneo afirma: "Para consternación de todos los frenólogos, pero para consuelo de todos los cabezas
cuadradas, se encontró que su cráneo era más ancho que el de cualquier hombre que
hubiera sido diseccionado en Europa" (Emersons's United States Magazine, 1857, p. 155).
El doctor Gall fue consultado y estuvo de acuerdo en que el caso era complicado, pero
concluyó: "Qué tanto conocimiento pudo meter en tal cráneo que yo no puedo, de hecho, comprender; pero bien puedo entender que, habiendo entrado ese conocimiento,
nunca será capaz de salir nuevamente" (Emerson's, 1857, p. 155).
Incluso durante su colaboración, Gall y Spurzheim tuvieron muchos amargos desacuerdos que surgieron de sus diferentes concepciones de la naturaleza humana. Gall
tenía una visión más bien pesimista y cínica, e incluso designó un poder o facultad,
"asesinato". Era en mucho un determinista que creía que los poderes son innatos y no
pueden ser cambiados. La visión de Spurzheim era más optimista y utópica. Veía a los
humanos como perfectibles y la frenología como la ciencia que les mostraría el camino a
una condición feliz. De los dos, Gall fue siempre más el científico, Spurzheim más el
propagandista y el promotor.
.Gall murió en París en 1828. La implacable Iglesia católica le negó un sepulcro en
terrenos consagrados, pero consideró adecuado hacer una disección de su cráneo. Los
Estudios precursores del sistema nervioso central 93
anatomistas se sorprendieron al descubrir que su cráneo era más ancho que ninguno de
los que habían visto desde la muerte de Porson —al menos era lo doble de ancho que
cualquier otro que hubieran visto (Emerson's, 1857, p. 156)—. Spurzheim fue intrépido y
con su nuevo colega, el frenólogo escocés George Combe (1788-1858) continuó popularizando la frenología. Juntos la cambiaron de ciencia, que era la intención de Gall, a culto.
Sus demostraciones con frecuencia eran dramáticas. En una, utilizaron imanes para estimular un poder particular. Cuando un imán pasaba sobre el área de veneración, la persona asumía un "aire venerable"; cuando pasaba sobre el área de la codicia, el sujeto
intentaba tomar la cartera del frenólogo.
El conocimiento de esta nueva "ciencia de la mente" se propagó, y Spurzheim y Combe
fueron invitados a dar una conferencia en los Estados Unidos. Spurzheim visitó Boston
en 1832. Su llegada causó sensación. Dio una serie de conferencias y demostraciones
muy exitosas en hospitales y universidades y asistió a ceremonias en Harvard y Yale
como huésped de honor. Como un observador contemporáneo lo dijo, "los profesores
están enamorados de él" (Bakan, 1967, p. 331). Seis semanas frenéticas después de su
llegada a Estados Unidos, en el momento de su más grande popularidad, Spurzheim
murió. Su muerte y su funeral fueron actos importantes, y el interés en la frenología se
incrementó aún más cuando la autopsia reveló que tenía una masa cerebral de 57 onzas
(1 616 gramos), unas 10 onzas (284 gramos) más grande que el promedio. La gente no
sabía con certeza cuál era el significado de un cerebro tan pesado, pero seguramente no
podía ser una mera coincidencia.
Tras la muerte de Spurzheim, Combe continuó popularizando la frenología. Contribuyó en la formación de más de 45 sociedades frenológicas tanto en Europa como en
Estados Unidos, muchas de las cuales duraron hasta el siglo XIX. El texto frenológico de
Combe Constitución de un hombre vendió más de 100 000 copias y se dice que en el siglo
XIX muchos hogares tenían sólo tres libros: la Biblia, El progreso de Pilgrim y Constitución de
un hombre (Young, 1985, p. 64). Combe fue elegido para que formara parte de la Academia Nacional de Ciencias Naturales y también se le ofreció una cátedra sobre filosofía
mental y moral en la Universidad de Michigan. Dedicó su vida a la frenología, la educación y a prisiones y reformatorios, y al parecer fue una persona dedicada e idealista.
Cuando se le pidió que justificara la existencia de la esclavitud sobre la base de sus estudios científicos que habían mostrado que los cráneos de los negros eran "inferiores", se
rehusó y afirmó que un esclavo educado podía competir con una persona libre. También
atacó la posición de segunda clase de la mujer, rechazando las afirmaciones de que ellas
eran intelectual o emocionalmente inferiores a los hombres. Sarah Josepha Hale, la autora del muy conocido verso "Mary tenía un pequeño cordero" y editora de Ladies Magazine (Revista Damas) de Boston, dijo que la frenología era la segunda fuerza después de la
cristiandad para elevar y mejorar la posición de las mujeres. Muy pronto, sin embargo,
como resultado de la popularización de la frenología, el enfoque de la disciplina cambió.
Ya no era más una ciencia empírica como Gall originalmente la definió.
Frenología como un gran negocio
Tres estadounidenses emprendedores capitalizaron la novedad de la frenología. Orson y
Lorenzo Fowler y un hombre llamado Samuel Wells, quien se casó con la hermana de los
anteriores, establecieron la compañía familiar de Fowler y Wells. Comercializaron todo
94 Capítulo 3
tipo de aparatos y equipo frenológico concebible: bustos y cabezas con las áreas escritas
y numeradas de forma nítida y manuales frenológicos completos con instrucciones detalladas para el autoanálisis frenológico. "Conózcase usted mismo" era el lema de los
frenólogos y su obra más vendida, Ante/instructor frenológico (Fowler y Fowler, 1859),
estaba ilustrada de manera abundante con "pruebas" de la frenología. La buena madre
tenía una protuberancia en su área del amor parental, la poco maternal tenía una hendidura; Aaron Burr, quien mató a Alexander Hamilton en un duelo, fue juzgado por traición y fue ampliamente conocido que como galanteador que era tenía una gran
protuberancia en el área pasional; "Señorita Modestia", por otro lado, es representada
como si tuviera una marcada depresión (Fowler y Fowler, 1859, p. 75). Fowler y Wells
hicieron extensas giras de conferencias y publicidad, editaron una cantidad sorprendente de escritos y establecieron salones frenológicos en muchas ciudades. Su gabinete
frenológico en la ciudad de Nueva York era un emporio con miles de cráneos humanos y
animales.
La influencia que Fowler y Wells tuvieron en la cultura estadounidense en esos tiempos fue enorme. Los negocios de ese país comenzaron a requerir exámenes frenológicos
como condición de empleo. Anuncios como el siguiente, que fue tomado del New York
Sun aparecieron en los periódicos:
Se solicita aprendiz: un niño corpulento de no más de 15 años de edad, de padres alemanes o
escoceses, para aprender un oficio bueno pero difícil. Nota: es necesario que traiga una
Estudios precursores del sistema nervioso central 95
recomendación de sus habilidades de los señores Fowler y Wells, Frenólogos, Calle Nassau.
(Schwartz, 1986, p. 33)
La gente joven que pensaba casarse estaba urgida de consultar a un frenólogo para
aprender las leyes de la selección conyugal y para descubrir con quién debía y con quién
no debía casarse. Durante la campaña presidencial de 1850 se publicó un análisis
frenológico de cada candidato en el Journal of Man de los frenólogos. Se "leyeron" las
cabezas de muchas figuras famosas. Walt Whitman estuvo tan contento con los resultados de su análisis frenológico que lo publicó cinco veces. Los términos y los análisis
frenológicos aparecen con frecuencia en la literatura del siglo XIX: los héroes tenían cabezas grandes, frentes altas y los ojos separados. Se decía que Jane Eyre tenía un área de la
veneración inusualmente grande y que Sherlock Holmes deducía de un sombrero de
talla grande que su propietario era de gran intelecto. Aún hoy tales descripciones persisten en referencias despectivas a los "intelectuales de cabezas puntiagudas" y los "atletas
de cráneo ancho". Los procedimientos de medición frenológica alcanzaron su cima en
1907 con la creación del frenómetro eléctrico de Lavery, el cual, se decía, medía protuberancias "de manera eléctrica con precisión científica".
Dado el gran entusiasmo que desató y su éxito, ¿por qué fracasó la frenología, y por
qué la consideramos, en el mejor de los casos, como una seudociencia comparable con la
astrología, la quiromancia, la alquimia y el mesmerismo? Las respuestas se encuentran
en sus características fundamentales y en sus supuestos. Primero, la selección de facultades era indiscriminada. Los intentos por describir las complejidades de la inteligencia y
la personalidad humanas en términos de un número limitado de facultades y poderes
estaban predestinados a fracasar. Segundo, los argumentos de los frenólogos eran circulares. ¿Por qué William Teller era un ladrón y el señor Gosse, un filántropo que repartió
dos fortunas? Porque Teller tenía una protuberancia en el área de la codicia y Gosse tenía
una hendidura. ¿Cómo sabemos que esa área era el asiento del poder de la codicia?
Porque el ladrón Teller tenía una protuberancia y Gosse una grieta (Fowler, 1869, p. 93).
Tal explicación era como la del médico de Moliere, quien explicó que el opio produce
sueño porque tiene una tendencia soporífera (Young, 1970, p. 22). Tercero, la explotación
de personas crédulas era inaceptable para los estudiosos serios de la función cerebral y
la personalidad, como probablemente también lo hubiera sido para el mismo Gall. La
frenología generó una gran cantidad de dinero para algunas personas, pero nunca fue
aceptada como un método psicométrico válido. Cuarto, la frenología con sus predicciones y explicaciones circulares nunca podía ser probada como falsa. En 1857, G. H. Lewes
aconsejó a los frenologistas "cesar por el momento su acumulación de ejemplos
corroborativos y dirigir todos los esfuerzos a la acumulación de ejemplos contradictorios"
(Lewes, 1857, p. 674). Incluso cuando se encontraron tales ejemplos contradictorios, se
explicaron aparte. Cuando Spurzheim supo que el cráneo de Descartes era mucho más
pequeño que el promedio en la región frontal, en la cual supuestamente reside el intelecto, sólo afirmó que "probablemente Descartes no había sido un pensador tan grandioso
como muchos pensaban que era" (Lewes, 1857, pp. 671-672). Finalmente, muchos de los
fisiólogos más importantes del siglo XIX eran críticos severos de la frenología.
Magendie preservó con veneración el cerebro del matemático y físico francés Pierre
Laplace (1749-1827) e invitó a Spurzheim a examinarlo, pero éste desconocía que
Magendie había sustituido el cerebro del gran hombre por el de un imbécil. Spurzheim
admiró el cerebro del imbécil como si fuera el de Laplace (Flourens, 1843, pp. 671-672).
96
Capítulo 3
En su Tratado elemental sobre la fisiología humana, publicado en 1816, Magendie acabó con
la frenología en esta nota de pie de página:
Frenología, una seudociencia de hoy en día; como la astrología, la necromancia y la alquimia
de tiempos pasados, pretende localizar en el cerebro los diferentes tipos de memoria. Pero
sus esfuerzos son meras afirmaciones, las cuales no soportarán una inspección ni por un
instante. (Magendie, 1819 reimpreso en Robinson, 1978, pp. 1-255)
Finalmente, las críticas del investigador más prominente de la función cerebral en el
siglo XIX, Pierre Flourens, demostraron lo anterior en forma devastadora.
En Un examen de la frenología, publicado en 1843, Flourens presentó una crítica lógica
de la frenología y citó sus propios estudios experimentales acerca de los efectos de remover tejido cerebral (ablación) en la conducta de los animales. El espesor del cráneo varía
de un lugar a otro y los contornos del cráneo no corresponden a los contornos del cerebro; así, la suposición fundamental de la frenología es equivocada. Los frenólogos habían localizado la pasión en el área del cerebro que corresponde al cerebelo. En sus
experimentos de ablación Flourens encontró que el daño al cerebelo interfiere con los
movimientos motores pero no interfiere con la fuerza del impulso sexual en un animal.
Las críticas de Flourens a la frenología fueron rigurosas, pero es importante rescatar
cualquier contribución positiva que la frenología pudo haber hecho al desarrollo de la
psicología. La frenología reforzó la creencia de que el cerebro es el órgano de la mente,
dada la sugerencia de que las funciones mentales se pueden localizar en el cerebro. Los
frenólogos sostenían que las características psicológicas pueden medirse, y como usaban
escalas de rangos elaboradas para registrar y valorar un perfil de los diferentes poderes
de un individuo en particular, reforzaron el concepto de las diferencias individuales, el
área que más tarde conformó el núcleo de los psicólogos diferenciales y de los teóricos
de la personalidad. El editor de una antología de los escritos de Gall Erna Lesky declaró
en 1979 que Gall era el padre de las ciencias de la conducta, un gran instigador de la
reforma social, un antropólogo criminalista de la estatura de Cesare Lombroso y un precursor de Charles Darwin. Todas estas aseveraciones pueden ser cuestionadas, pero debe
admitirse que los frenólogos tuvieron sus éxitos ocasionales. De acuerdo con un reporte,
un frenólogo moderno examinó a Ray Kroc cuando tenía cuatro años y predijo que tendría una carrera exitosa en los alimentos (Kroc, 1987, p. 42). Kroc más tarde fundó
McDonald's y amasó una fortuna de 450 millones de dólares vendiendo comida.
LOCALIZACION DE LAS FUNCIONES EN EL CEREBRO
Estudios del cerebro animal
Marie-Jean Pierre Flourens (1794-1867) fue el investigador más importante de las funciones del cerebro durante las décadas medias del siglo XIX. Fue un eminente cirujano francés, secretario permanente de la Academia Francesa de la Ciencia, gran oficial de la Legión
de Honor, diputado nacional y profesor en la Universidad de Francia. Hombre de muchos honores y talento, dedicó su vida a investigar de manera empírica las funciones de
las diferentes estructuras del cerebro. Para Flourens el cerebro es armonioso, intrincado
y bello. Incluso para un ojo no entrenado, es claro que el cerebro no es una masa homo-
Estudios precursores del sistema nervioso central
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génea, sino está formado por muchas partes diferentes, todas obviamente interconectadas pero distintas. Dado que el cerebro tiene tantas estructuras diversas, surge la pregunta: ¿desempeñan diferentes funciones? Ésa fue exactamente la pregunta que Gall
había respondido, pero la forma de buscar la respuesta por parte de Flourens fue muy
diferente.
Flourens fue un cirujano brillante y preciso, notable por la elegancia de sus procedimientos y de sus pruebas experimentales. Un método que utilizó fue la ablación, el procedimiento experimental antes analizado en el cual áreas específicas del cerebro son
removidas quirúrgicamente. Flourens esperaba utilizar este método para determinar las
funciones de las diferentes unidades o estructuras del cerebro. En sus experimentos se
guiaba por dos principios. Primero, creía que las partes a estudiar del cerebro debían
estar anatómicamente separadas y diferenciadas. Para Flourens, seis unidades en el cerebro eran apropiadas para el estudio: los hemisferios cerebrales, el cerebelo, el cuerpo
cuadrigémino, la médula oblongata, la médula espinal y los nervios mismos. Segundo,
su aproximación consistía en estudiar la conducta de un animal, realizar una operación
quirúrgica delicada en la cual una de las unidades era removida, dar al animal tiempo
para recuperarse de la operación y luego estudiar su conducta nuevamente. Sus métodos experimentales permitieron que se tuviera un control y una precisión mucho mayores que en los "experimentos de la naturaleza", en los cuales el daño cerebral seguía a un
accidente, una lesión o un infarto. Flourens reconoció que los enfoques experimentales y
clínicos se complementan uno al otro, pero su enfoque fue directo, quirúrgico y experimental, lo que permanece como un modelo para los investigadores contemporáneos de
las funciones del cerebro.
Flourens resumió los resultados de sus investigaciones en un trabajo publicado en
1823 titulado Récherches physiques sur les propriétés et les fonctions du systéme nerveux dans
les animaux vertebres (Investigación experimental sobre las propiedades y funciones del
sistema nervioso en vertebrados). El año siguiente publicó un reporte más extenso en un
libro del mismo título. Una segunda edición se publicó en París en 1842. Sus conclusiones acerca de las funciones de las unidades básicas del cerebro fueron las siguientes: los
lóbulos cerebrales se consideraron el asiento de todas las acciones voluntarias. Después
de la extirpación de los lóbulos cerebrales, un animal continuaría mostrando respuestas
reflejas —las pupilas de los ojos se dilatan en presencia de una luz tenue y se contraen
ante una brillante— pero, a pesar de tales reflejos, el animal estaba funcionalmente ciego. Los estímulos visuales no se perciben y, de manera similar, los estímulos auditivos
son imperceptibles. Después de la extirpación de los lóbulos cerebrales, una paloma permanecía sin movimiento cuando sonaba una sirena; antes de la operación, la sirena habría ocasionado el vuelo inmediato. Después de la cirugía el ave comería sólo cuando se
empujara la comida al interior de su pico; no buscaría alimento. Una paloma volaría
cuando fuera lanzada en el aire; cuando se la dejaba sola, no lo haría. Flourens dio la
siguiente explicación de la conducta de una paloma sin sus lóbulos cerebrales:
Se sostenía verticalmente muy bien; volaba cuando era lanzada al aire, caminaba cuando
era empujada; el iris de su ojo era muy móvil, no obstante no veía; no escuchaba, nunca se
movía espontáneamente, casi siempre asumía la apariencia de un animal dormido o soñoliento[...] Cuando la dejaba sola, permanecía en calma y absorta; en ningún caso daba
ninguna señal de volición. En una palabra, era un animal condenado al sueño perpetuo y
privado incluso de la facultad de dormir durante este sueño; fue en eso casi precisamente
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en lo que se convirtió la paloma a la que extirpé los lóbulos cerebrales. (Flourens, 1823/
1965, p. 363; también en Clarke y O'Malley, 1968, p. 484-485)
Con base en esos resultados, Flourens concluyó que los lóbulos cerebrales son el asiento
de la percepción —vemos y escuchamos en nuestros cerebros— e incluyen también las
funciones mentales superiores como la voluntad, la memoria y el juicio. Resumió sus
resultados como sigue:
Si los lóbulos cerebrales son extraídos se pierde la visión pues, el animal deja de ver; se
pierde la volición, pues ya no desea moverse; la memoria, pues ya no recuerda; el juicio,
pues no juzga más; se golpea 20 veces contra el mismo objeto sin aprender a evitarlo; pisotea la tierra cuando es golpeado en lugar de evitarlo. (Flourens, 1823/1965, p. 363; también
en Clarke y O'Malley, 1968, p. 485)
Después de la extirpación del cerebelo, un animal caminaba con movimientos
descoordinados, espasmódicos, temblorosos. Las aves con daño cerebelar parecían hacer intentos por volar, en contraste con las aves con daño en sus lóbulos cerebrales, las
cuales no tenían tal volición. Pero cuando las aves con daño cerebelar eran lanzadas al
aire, no podían coordinar los movimientos necesarios para permanecer en él. Flourens
encontró resultados similares cuando lesionó en forma progresiva el cerebelo de un perro. Conforme realizó ablaciones de secciones más y más profundas de su cerebelo, la
habilidad del perro para caminar se desintegró proporcionalmente hasta que ya no pudo
regular ninguno de sus movimientos. De tales estudios sistemáticos Flourens concluyó
de forma correcta que el cerebelo controla y coordina las actividades motoras involucradas
en caminar, saltar, volar y ponerse de pie.
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Flourens encontró que los animales pueden sobrevivir a un daño en los lóbulos cerebrales y en el cerebelo, pero no a daños en la estructura que contiene centros o áreas que
controlan el corazón, la respiración y otros sistemas básicos para la vida: sistemas "vitales". En consecuencia llamó a esta área —médula oblongata— el "nudo vital".
Hasta aquí hemos considerado las descripciones de Flourens sobre las funciones específicas de las diferentes áreas o unidades del cerebro, lo que él llamó sus acciones
específicas, o action propre. Sin embargo, también enfatizó que el cerebro es un sistema
interconectado, integrado, que funciona con una acción común, lo que él llamó action
commune. Escribió:
El sistema nervioso no es un sistema homogéneo; los lóbulos cerebrales no actúan de la
misma forma que el cerebelo, ni el cerebelo como la médula espinal, ni la médula en absoluto como los nervios. Pero es un solo sistema, todas sus partes concurren, consienten y
están de acuerdo; lo que las distingue es la manera apropiada y determinada de actuar: lo
que las une es una acción recíproca mediante su energía común. (Flourens, 1824; también
en Clarke y O'Malley, 1969, p. 485)
La unidad del cerebro fue para Flourens el dominante "gran principio". Con tales
propuestas anticipó los conceptos de equipotencialidad y acción de masa de un gran
estudioso del siglo XX de la función cerebral, Karl Lashley (Lashley, 1929). Flourens también estudió la recuperación de las funciones después de una lesión cerebral. Encontró
que pequeñas áreas del cerebro pueden dañarse sin pérdida obvia de funciones y que los
efectos de una ablación dependen de la cantidad de tejido extirpado. También encontró
que algunas funciones que se pierden de inmediato tras un daño cerebral pueden recuperarse con el tiempo. Creía que esta recuperación era el resultado de que ciertas áreas
del cerebro se hacían cargo de las funciones de las áreas en las que se había realizado la
ablación. Este tipo de recuperación de funciones puede verse en víctimas de infartos.
Inmediatamente después del infarto, las víctimas pueden estar devastadas conductualmente, pero transcurridos algunos meses muchas de ellas se recuperan en gran parte. Éstas son analogías clínicas humanas de los resultados que Flourens reportó.
Estudios del cerebro humano
Además de lo anterior, Flourens creía que los experimentos controlados en forma meticulosa y conducidos con cuidado, eran esenciales para la comprensión de la función
cerebral. De sus experimentos con animales concluyó que el cerebro es el órgano de la
mente. Sin embargo, la pregunta aún permanece: ¿qué pasa con los humanos?, ¿se aplican los mismos principios al cerebro humano? En un irónico vuelco de la historia, las
terribles consecuencias de un accidente que involucró a un miembro de una brigada de
construcción de unas vías férreas demostraron que las conclusiones de Flourens eran
aplicables a los humanos. Un escenario menos controlado para el estudio de la función
cerebral sería difícil de imaginar, pero la conclusión fue la misma.
El accidente de la vía férrea ocurrió a las 4:30 de la tarde del 13 de septiembre de 1848,
cerca del pequeño pueblo de Cavendish, Vermont (MacMillan, 1986). El protagonista fue
un capataz de una cuadrilla de la vía férrea de 25 años de edad, Phineas P. Gage, un
hombre descrito por sus compañeros de trabajo como perspicaz, muy trabajador, agrá-
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dable, persistente y vital. Él y sus hombres construían una nueva línea de la vía del tren
y estaban a punto de hacer explotar una roca. La dinamita fue inventada por Alfred
Nobel casi dos décadas después, en 1866. En la época de Gage se utilizaba la pólvora
para hacer explotar las rocas, un procedimiento muy peligroso. Gage derramó pólvora
dentro de un hoyo perforado en la roca, la apisonó y la aseguró con una larga espoleta de
hierro. Distraído por una discusión entre dos de sus hombres, Gage apartó la mirada.
La espoleta de hierro golpeó las rocas, encendió una chispa e hizo estallar la pólvora. La
espoleta de hierro de 13 libras, 3 pies, 7 pulgadas (6 kilogramos, 1 metro), salió volando
del hoyo y golpeó a Gage justo por encima del ojo izquierdo. El hierro reventó directo en
su cráneo y se levantó muy alto en el aire, aterrizando finalmente a 50 yardas (46 metros)
de distancia. Gage cayó a tierra en una convulsión, pero en cinco minutos recuperó la
conciencia y era capaz de hablar. Fue llevado en una carreta tirada por bueyes a Cavendish.
Bajó de la carreta por su propio pie y se sentó en la terraza de la taberna donde se hospedaba a esperar la llegada de un doctor. Explicó a los espectadores lo que había pasado, y
cuando llegó el doctor lo saludó con las palabras: "doctor, aquí hay suficiente negocio
para usted" (MacMillan, 1986, p. 74). A los dos médicos locales que examinaron a Gage
les resultó difícil creer en su historia, aunque no existía duda de que, en efecto, un terrible misil había pasado a través de su cabeza. Había numerosos testigos, la entrada y las
heridas existentes eran obvias y se encontró la espoleta de hierro cubierta con materia
cerebral y sangre. Gage se recuperó paulatinamente de sus lesiones físicas y por noviem-
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bre estaba fuera de la cama y era capaz de caminar alrededor del pueblo. Estaba ávido de
regresar a su trabajo pero, de manera trágica, nunca podría hacerlo. John Harlow, uno de
los doctores que lo atendieron después del accidente, era un seguidor del frenólogo Gall
y por tanto estaba comprensiblemente fascinado por Gage. Su tratamiento fue diestro y
cuidadoso, e hizo anotaciones detalladas del caso. Harlow describió las dificultades de
Gage de la siguiente manera:
Su salud física es buena y yo me inclino a decir que se ha recuperado[...] el equilibrio o el
balance entre sus facultades intelectuales y propensiones animales para hablar parece haberse destruido. Está caprichoso, irreverente, entregándose a veces a la irreverencia más
grosera, lo cual no era su costumbre anteriormente, sólo manifiesta una poca deferencia
por sus compañeros; se muestra impaciente ante las restricciones o los consejos cuando
contravienen sus deseos, algunas veces se obstina con testarudez, pero es caprichoso y
vacilante. Trama muchos planes acerca de operaciones futuras que no se organizan más
pronto de lo que son abandonados en cuanto aparecen otros más factibles. Considerándolo
así, su mente cambió de forma radical por lo que, decididamente, sus amigos y conocidos
dicen que "él ya no es Gage". (Harlow, 1869, pp. 13-14)
La lesión cerebral de Gage cambió de forma radical su mente. Phineas Gage fue incapaz de encontrar un trabajo. Rechazado por su antiguo empleador debido a su conducta
errática, se vio forzado a exhibirse a sí mismo y a la espoleta de hierro en el Museo
Barnum de la ciudad de Nueva York. En 1852 abandonó Nueva Inglaterra por un empleo en Valparaíso, Chile, cuidando caballos y conduciendo carruajes de seis caballos.
En 1860 su salud comenzó a fallar y regresó a Estados Unidos. Después de una serie de
intensas convulsiones que se iban incrementando, Gage murió el 21 de mayo de 1860
(MacMillan, 1986, p. 76). Su cráneo y la espoleta de hierro están en exhibición en el Museo Médico Anatómico Warren en la Universidad de Harvard. En una proeza científica
moderna, Antonio Damasio, un neurólogo de la Universidad de Iowa, y su esposa Hanna
Damasio, una experta destacada en técnicas avanzadas de representación cerebral, reconstruyeron el cerebro de Gage y trazaron la trayectoria de la espoleta de hierro y los
puntos focales de su lesión cerebral (Blakeslee, 1994, p. B5). Concluyeron que ambos
lóbulos frontales habían sido dañados en sus secciones ventral y medial.
Los cambios de conducta y de personalidad que Gage mostró después de su accidente
son característicos de las personas con daño en el lóbulo frontal; tales personas suelen ser
altamente distractibles, carentes de precauciones, frivolos e inconstantes en sus conductas. La descripción de John Harlow acerca de Gage permanece como un perfil clásico
de las consecuencias de la lesión en el lóbulo frontal. Su reporte del caso se citó con
frecuencia en el gran debate sobre la localizacíón cerebral de las funciones (MacMillan,
1986, pp. 85-101). Una parte del cerebro de Gage había sido destruida, y su personalidad, emociones y conducta cambiaron más allá del reconocimiento. Con el reporte de
este caso y los estudios experimentales de Flourens, se estableció, más allá de cualquier
disputa, el papel del cerebro como órgano de la mente.
La localización del lenguaje
Una de las acciones más característicamente humanas es el lenguaje articulado. La pregunta acerca del papel del cerebro en la producción y la comprensión del lenguaje fue
102 Capítulo 3
contestada en el siglo XIX. Es una paradoja que las respuestas provinieran del estudio
cuidadoso de pacientes que habían perdido el poder del lenguaje. Tales casos son trágicos
y dramáticos. Jonathan Swift, el autor de Los viajes de Gulliver sufrió un infarto y fue
incapaz de hablar durante un año antes de morir. Parecía entender lo que se le decía y
algunas veces emitía arrebatos emocionales: Alguna vez se decía a sí mismo "Soy un
tonto" (Fancher, 1990, p. 85). Gall había visto casos de pérdida repentina de la capacidad
para hablar y atribuyó la pérdida del lenguaje a lesiones en el órgano de la memoria
verbal. Localizó dicho órgano en las regiones del cerebro justo atrás de los ojos. Su localización se basó en la observación clínica y probó que era correcta. Un soldado que él vio
había sufrido una herida de espada en el cerebro atrás de su ojo izquierdo (Head, 1926,
p. 9) no podía recordar los nombres de cosas familiares o de sus conocidos y se refería a
uno de ellos como "señor Fulano de Tal". Un estudiante de Gall, Jean Baptiste Bouillaud
(1796-1881), miembro fundador de la Sociedad Frenológica de París, formó parte de un
grupo de nuevos frenólogos que llegaron a rechazar la mayor parte de la vieja frenología.
Pero casos como el del soldado convencieron a Bouillaud de que el cerebro tiene un
centro de lenguaje especial, distinto e independiente. En 1848, en medio de un caluroso
debate sobre este tema, Bouillaud prometió 500 francos a cualquiera que pudiera producir un caso de una severa lesión en los lóbulos frontales sin exhibir un trastorno en el
lenguaje.
El reto de Bouillaud nunca fue enfrentado y el tema permaneció latente hasta los
primeros meses de 1861, cuando el asunto de la localización cerebral del lenguaje se
debatió acaloradamente en una serie de reuniones de la Sociedad Antropológica Francesa en París. En la reunión de febrero, el cirujano y neurólogo Pierre-Paul Broca (18241880), complacido con Flourens, enfatizó la acción del cerebro como un todo y criticó los
intentos de localizar funciones tales como el lenguaje. Su oponente en el debate fue Ernest
Auburtin (1825-1893), un cirujano de 36 años de edad, pupilo y yerno de Bouillard. En el
peculiar debate realizado el 4 de abril de 1861, Auburtin describió un caso de pérdida
repentina del lenguaje y retó a quienes se opusieran a sus propuestas y a las de Bouillaud
sobre la localización cerebral:
Por un largo tiempo durante mi servicio con M. Bouillaud estudié a un paciente llamado
Bache, quien había perdido su lenguaje pero entendía todo lo que se le decía y respondía
con señales de una manera muy inteligente a todas las cuestiones que se le presentaban.
Este hombre, quien pasó varios años en la Bicétre, está ahora en el Hospital para Incurables. Yo lo volví a ver recientemente y su enfermedad ha progresado; ha aparecido una
ligera parálisis, pero su inteligencia sigue todavía ilesa y el lenguaje está completamente
abolido. Sin duda este hombre pronto morirá. Con base en los síntomas que presenta, hemos diagnosticado un ablandamiento de los lóbulos anteriores. Si en la necropsia se encuentra que estos lóbulos están intactos, deberé renunciar a la idea que les he expuesto.
(Auburtin, 1861, en Clarke y O'Malley, 1968, p. 493)
El caso de Bache no resolvió el problema, pero en ese tiempo un hombre llamado
Leborgne fue transferido del Hospital Bicétre hacia una unidad quirúrgica encabezada
por Broca. Sus síntomas eran similares a los de Bache. Veintiún años antes había perdido
el lenguaje. Podía entender lo que se le decía, resolver problemas aritméticos simples
levantando el número correcto de dedos y señalar objetos cuando se le pedía. Al igual
que Jonathan Swift, cuando se enojaba emitía una blasfemia Sacre nom de Dieu, pero
generalmente sus vocalizaciones se restringían al sonido "tan". Así, pasó a la historia en
Estudios precursores del sistema nervioso central 103
los anales médicos como "Tan", el paciente de Broca. Broca examinó su laringe y su
aparato de lenguaje y encontró que eran normales. El paciente sufría de debilidad en el
lado derecho de su cuerpo, una debilidad que se había convertido en parálisis de su
brazo y de su pierna derechos. Su pierna llegó a gangrenarse y Broca veía el caso como si
no hubiera esperanzas. Llamó a Auburtin, quien examinó a Tan y concluyó que, en efecto, el paciente cubría los criterios enunciados en su reto.
Tan murió el 17 de abril de 1861. Broca realizó la necropsia de inmediato. En la parte
posterior de la segunda y tercera circunvoluciones frontales del lóbulo frontal izquierdo
encontró una cavidad, del tamaño de un huevo pequeño, llena de fluido. Auburtin estaba en lo correcto. En la reunión de ese mes de la Sociedad Antropológica, Broca presentó
el cerebro de Tan para que fuera inspeccionado por los miembros, señalando que la lesión estaba restringida al lóbulo frontal izquierdo. También introdujo el término aphemia
para describir la pérdida del lenguaje articulado de Tan (llamada de manera subsecuente afasia expresiva).
Después Broca vio a un hombre de 84 años de edad llamado LeLong quien había
perdido de manera súbita su lenguaje. El examen postmortem mostró una lesión cerebral
en el lóbulo frontal izquierdo, más circunscrita que la del cerebro de Tan pero en la misma área. El hemisferio derecho de su cerebro era perfectamente normal. Head (1926)
captura el sensacional impacto de estos reportes:
Estos informes produjeron la más grandiosa excitación en el mundo médico de París. Fueron seleccionados especialmente por el secretario de la sociedad anatómica para comentarlos en su reporte anual de 1861. Bouillaud y su yerno, Auburtin, dieron la bienvenida a
Broca como un converso a sus doctrinas. La localización del lenguaje llegó a ser una cuestión política; la antigua escuela conservadora, perseguida por el fantasma de la frenología,
se aferró a la concepción de que el cerebro "actuaba como un todo"; mientras que los jóvenes liberales y republicanos favorecían de manera apasionada la postura de que las diversas porciones de los hemisferios cerebrales ejercían diferentes funciones. Durante algunos
años después, toda autoridad médica tomaba parte en uno u otro lado de la discusión.
(Head, 1962, p. 25)
104 Capítulo 3
En 1863 Broca describió cerca de 25 pacientes afémicos, todos con lesiones del hemisferio izquierdo. En 1865 presentó casos adicionales y concluyó:
Insisto en pensar, hasta que estén disponibles nuevos detalles, que la verdadera afemia,
que es la pérdida del lenguaje sin la parálisis de los órganos de articulación y sin la destrucción del intelecto, está ligada a lesiones en la tercera circunvolución frontal izquierda.
(Broca, 1865, en Berker, Berker y Smith, 1986, p. 1066)
Broca estaba perplejo de que esos pacientes no mostraran signos de daño en el lóbulo
frontal derecho, y sugirió que, contrario a la tesis original de Bouillard, el centro del
lenguaje es específico del lóbulo frontal izquierdo. Broca también había observado profundas lesiones de la tercera circunvolución frontal derecha en pacientes que no eran de
ninguna forma afémicos, y que los dos lóbulos frontales, con sus situaciones idénticas,
tamaño y simetría, tendrían diferentes funciones contradictorias a la ley de la dualidad
orgánica, lo que fue para Broca un gran enigma que permanece aún hoy en día.
Los hallazgos de Broca cambiaron de manera radical el debate sobre la localización
de las funciones en el cerebro. En una revisión de los estudios de las afasias del siglo XIX,
Marx (1966) reportó más de 3 000 trabajos. En 1980 la revista francesa Revue nenrologique
dedicó un volumen especial a Broca. Su memoria y la de su paciente Tan serán honradas
por siempre en las referencias al área de Broca.
Broca consideraba que el lenguaje articulado era el logro más grande de los seres
humanos. Al localizar esa función en el lóbulo frontal izquierdo, avanzó en la hipótesis
de que el hemisferio izquierdo se desarrolla de manera más rápida que el derecho y por
tanto es más avanzado. Es el hemisferio superior (Harrington, 1987). La hipótesis de
Broca anticipó los análisis contemporáneos entre el cerebro izquierdo articulado e intelectual y el intuitivo y místico cerebro derecho, asiento de la "mente bicameral", donde
el profético y visionario lenguaje de los dioses puede ser escuchado (Jaynes, 1976; Ornstein,
1972).
En 1874 Cari Wernicke (1848-1905) identificó otro tipo de afasia (afasia de Wernicke)
resultante del daño en la porción superior del lóbulo temporal izquierdo; la producción
del lenguaje puede ser rápida y sin esfuerzo, y tiene el ritmo y la melodía del lenguaje
normal, pero conlleva poco significado. Un afásico de Wernicke podría decir: "Oh, claro,
adelante, cualquier cosa vieja que quiera" o "Si yo puedo yo podría. Oh, estoy tomando
el camino equivocado para decir, todo lo de los peluqueros aquí cuando te paran eso es
alrededor y alrededor, si sabes lo que quiero decir" (Restak, 1988, p. 213).
Para 1874, estaba descrito el papel del cerebro en la producción y comprensión del
lenguaje, y dos diferentes perturbaciones asociadas con daño en dos áreas distintas del
lóbulo temporal izquierdo estaban identificadas. En efecto, se había realizado un progreso.
ESTIMULACIÓN DIRECTA DEL CEREBRO
Hasta aquí se han comentado las conclusiones de los estudios de las consecuencias del
daño cerebral que sigue a un accidente o enfermedad o que se produce experimentalmente. El siglo XIX también fue testigo del surgimiento de una segunda técnica importante para el estudio de la función del cerebro: la estimulación directa de ese órgano. Los
Estudios precursores del sistema nervioso central
105
primeros intentos abarcaron la "agitación" de la superficie cerebral. Alrededor de 1860,
Franz von Leyden inyectó una solución de cloruro de sodio entre el cráneo y la superficie del cerebro. Hans Pagenstecher dirigió una extensa serie de estudios, reportados en
1871, en los cuales inyectó una mezcla de cera blanca y sebo calentada a 50 grados centígrados entre el cráneo y el cerebro de perros. Tras la inyección, los animales mostraban
trastornos, pérdida de funciones físicas, estupor, somnolencia y coma, junto con desórdenes motores, convulsiones y parálisis. En 1873 Fournie realizó una pequeña abertura
en el cráneo de un animal a través de la cual inyectó varias sustancias corrosivas. Las
inyecciones dentro de la materia gris destruían conglomerados de células cerebrales y se
relacionaban con la pérdida del movimiento de distintos grupos de músculos en el lado
opuesto del cuerpo. Sin embargo, el verdadero progreso provino no de estos procedimientos crudos y frecuentemente letales, sino de los experimentos en los que el cerebro
era estimulado de manera eléctrica.
La primera persona que estimuló el cerebro eléctricamente parece haber sido L. N.
Simonoff, quien en 1860 publicó un reporte de una operación en la que se implantaron
electrodos en el tallo cerebral. Después de la operación, enviaba una corriente eléctrica
directamente a los cerebros de animales que no estaban anestesiados. Sin embargo, las
primeras pruebas más importantes de los efectos de la estimulación eléctrica directa del
cerebro fueron las de Gustav Fritsch (1839-1927), un investigador independiente cuya
única contribución científica importante fue esta investigación y Eduard Hitzig (18381907), un hábil anatomista. Mientras se desempeñaba como médico del ejército, hacia el
final de la década de 1860, Hitzig aplicó un estímulo mecánico a la superficie expuesta
del cerebro de un soldado herido. Cuando diferentes áreas del cerebro eran estimuladas,
ocurrían diferentes movimientos musculares. Después de la guerra colaboró en investigaciones con Fritsch utilizando animales; primero estimulando el cerebro de un conejo y
luego conduciendo un estudio sistemático sobre los efectos de la estimulación eléctrica
en un cerebro de perro. Estos famosos experimentos se realizaron en el tocador de la
habitación de Fritsch en su pequeña casa de Berlín porque la Universidad de Berlín no
tenía espacio para su investigación (Haymaker, 1953, pp. 138-142). Se colocaban alambres o electrodos sobre la superficie del cerebro y se aplicaban corrientes de diferentes
intensidades. En las porciones anteriores de la corteza cerebral una corriente débil provocaba movimientos motores; una corriente más intensa producía movimientos generales convulsivos. En 1870 Fritsch y Hitzig publicaron el trabajo titulado "Sobre la
excitabilidad eléctrica del cerebro" en el que describían sus resultados. Concluyeron con
claridad admirable:
Una parte de la convexidad del hemisferio del cerebro del perro es motora[...] otra parte
no lo es. La parte motora, en general, está más al frente, la parte no motora está más atrás.
Mediante estimulaciones eléctricas de la parte motora, uno obtiene contracciones musculares combinadas del lado opuesto del cuerpo. (Fritsch y Hitzig, 1870/1965, p. 81)
Fueron capaces de localizar las áreas del cerebro controladoras de cinco grupos diferentes de músculos involucrados en la extensión del cuello, extensión y flexión de la pata
delantera, movimiento de la pata trasera y movimiento de la cara. La estimulación eléctrica de un lado del cerebro siempre causaba movimientos en el lado opuesto del cuerpo.
Laboratorios de Nueva York, Boston e Italia, rápidamente replicaron estos hallazgos
(Jefferson, 1960, p. 127). El trabajo más importante fue el de David Ferrier (1843-1928),
106 Capítulo 3
primero en el Asilo de Lunáticos de West Riding en Yorkshire y después en el Hospital
Nacional para los Paralíticos y los Epilépticos en Londres. Ferrier dirigió una serie de
brillantes experimentos que utilizaban estimulación y ablación para localizar funciones
tanto sensoriales como motoras. Su objetivo era crear una "frenología científica". Sus
primeros resultados fueron publicados en West Riding Lunatic Asylum Medical Reports y
luego con más detalle en su texto célebre Las funciones del cerebro, publicado por primera
vez en 1876. Ferrier implantó electrodos cerebrales en perros, chacales, gatos, conejos,
ratas, conejillos de indias, palomas, ranas y peces, y pudo localizar las funciones motora
y sensorial en sus cerebros. Ferrier localizó en los monos 15 diferentes funciones motoras, incluyendo el avance de la pierna opuesta, la retracción del brazo opuesto, la abertura de la boca y la salida de la lengua, la abertura de los ojos y el levantamiento de las
orejas. Sus resultados fueron aclamados porque marcaron los comienzos de una nueva
era en el conocimiento de la función del cerebro. Ferrier mismo se adjudicó haber removido la "duda de la discrepancia" del pasado (Ferrier, 1886, p. 222). En 1876 fue elegido
miembro de la Royal Society y se le otorgó presupuesto para continuar con su investigación. Sus resultados fueron tan precisos que pudo transferir su mapa de localización del
mono directamente al cerebro humano y localizar el primer tumor cerebral que sería
removido en una intervención neuroquirúrgica (Bennett y Godlee, 1885).
Más tarde se encontró que la cantidad de representación de las diferentes partes del
cuerpo en la corteza motora es proporcional a su función, en lugar de serlo a la masa del
cuerpo. Por ejemplo, las manos se representan de manera mucho más pesada que la
espalda. Tales relaciones con frecuencia se muestran en los textos fisiológicos mediante
Estudios precursores del sistema nervioso central 107
En el laboratorio de David Terrier
Susan Leigh Star, en el libro Regiones de la
mente: investigación cerebral y la búsqueda de
certeza científica (Star, 1989), da esta vivida
descripción de la investigación en el laboratorio de Ferrier en Londres:
Las preocupaciones de Ferrier eran muchas: los
monos eran caros y su presupuesto limitado; no
podía soportar alejarse de los pacientes por mucho tiempo; y el movimiento antiviviseccionista se
estaba volviendo más fuerte y más poderoso políticamente. ¡Si tan sólo hubiera podido obtener resultados positivos antes de que lo mudaran para
cerrar definitivamente su laboratorio! Su práctica
estaba aumentando como resultado de la fama
proveniente de sus experimentos, aunque no se le
daba tiempo ni paga para realizar investigación
fisiológica, la que todavía estaba considerada como
un tipo de pasatiempo en los círculos médicos ingleses.
Ésta ha sido una larga semana. El sujeto experimental de ayer, un macaco femenino grande, estuvo más recalcitrante. Huyó de Ferrier, enmarañó
y golpeó los electrodos de sus manos cuando él
trató de aplicar la corriente galvánica a su cerebro
para probar sus movimientos musculares.
Incluso cuando los experimentos se realizaban
de manera refinada, con frecuencia era difícil decir exactamente cuáles funciones se habían deteriorado por las lesiones quirúrgicas, o cuáles partes
del cerebro estaban respondiendo a la corriente.
¿Las ramificaciones punzaban o se movían bajo los
estímulos eléctricos? ¿La parálisis provenía del deterioro de un área del cerebro o se debía a la conmoción de la operación misma? Con frecuencia
Ferrier no podía estar seguro.
Finalmente, el mono comenzó a salir de la
anestesia. Ferrier vendó la herida de la cabeza provocada por la operación, luego se sentó con aburrimiento y esperó que el animal recuperara la
conciencia. Encendió un quemador de gas en una
esquina de la habitación e hizo una olla de té cargado.
Varias horas después, el mono, irritado, se agarró de la tubería de agua caliente, la única fuente
de calor en el frío sótano del laboratorio. Ferrier le
dio al animal una taza de té y notó que era capaz
de beberlo. Como si fuera asistente por las noches
de un hospital, trató de tomar notas para registrar de manera precisa los síntomas exhibidos por
su sujeto, incluyendo las punzadas y los ataques
epilépticos. Cuando la noche terminó, Ferrier y el
mono se miraron uno al otro tomando sus respectivas tazas de té.
Fuente: Reimpreso de Regiones de la mente, por
Susan Leigh Star, con el permiso de los editores,
Stanford University Press. ©1989 por la Comisión
de Administrativos de la Universidad Juvenil de
Leland Stanford.
dibujos del humúnculo motor, una figura caricaturesca similar a un humano dibujada
en proporción a la cantidad de representación cortical de diferentes funciones. Esas figuras tienen una apariencia más bien alarmante con enormes labios y lenguas, manos grandes y pequeñas espaldas. Muestran una representación cortical del cuerpo, no el cuerpo
como estamos acostumbrados a verlo.
¿Y las funciones sensoriales? Ferrier localizó la visión en la corteza occipital dado que
la estimulación de la región occipital produce movimientos en los globos oculares y contracción de las pupilas. Los animales en los que se realiza una ablación de uno de sus
lóbulos occipitales son ciegos del ojo opuesto a la ablación. La audición se localizó en el
lóbulo temporal; Ferrier encontró que un mono con una ablación en el lóbulo temporal
izquierdo no reaccionaba ante el disparo de bala. El animal estaba sordo sin lugar a
dudas. Al final del siglo XIX, también se localizaron algunas sensaciones estéticas en la
región poscentral, posterior a los centros motores.
Otros avances provienen de las contribuciones del compatriota y algunas veces colaborador de Ferrier, John Hughlings-Jackson (1835-1911), un hombre en gran parte
108
Capitulo 3
autodidacta, muy tímido, distante, modesto y cuidadosamente controlado (Clarke, 1973,
p. 46). Su esposa estaba afectada por una forma de epilepsia, ahora conocida como epilepsia jacksoniana, en la que el endurecimiento comienza en una parte del cuerpo, como
una mano, y luego se extiende a la cintura, el brazo, el codo, el hombro y el cuello hasta
la cara. Hughlings-Jackson describió el endurecimiento como si marchara a través de la
geografía interna del cerebro. La marcha es ordenada y predecible. También desarrolló
un modelo conceptual de la organización del cerebro. Tal vez influido por las posturas
políticas de Thomas Hobbes (capítulo 2) y la sociedad británica de su tiempo que tenía
una naturaleza rígidamente jerárquica (Star, 1989), Hughlings-Jackson comparaba el cerebro con un gobierno que sólo puede mantenerse suprimiendo fuentes de poder y autoridad más bajas, menos legítimas. En el cerebro humano los centros corticales más elevados
rigen controlando o inhibiendo centros más bajos, más viejos y más primitivos. HughlingsJackson creía que la inhibición es el indicador de un cerebro saludable. Lo que nosotros
no hacemos es el indicador de la civilización. Cuando el control inhibitorio más elevado
es removido, el resultado es la anarquía conductual, emocional e intelectual de un hombre como Phineas Gage. Este modelo jerárquico de la organización cerebral aún tiene
influencia en la actualidad.
Estimulación eléctrica del cerebro humano
Menos de cinco años después de los primeros experimentos animales con estimulación
eléctrica del cerebro, se llevó a cabo un experimento similar con un paciente humano. El
intervalo parece sorprendentemente corto. El doctor Roberts Bartholow, un profesor de
medicina clínica del Colegio Médico de Ohio en Cincinnati, observó los efectos de la
estimulación eléctrica sobre el cerebro humano. En abril de 1874 publicó un reporte de
sus "Investigaciones experimentales dentro de las funciones del cerebro humano" en la
American Journal of the Madical Sciences. Bartholow conocía los experimentos animales de
Fritsch y Hitzing y de Ferrier, y citó sus resultados en la introducción de su reporte. Sin
Estudios precursores del sistema nervioso central
109
embargo, también enfatizó que investigaciones similares debían hacerse sobre el cerebro
humano.
Tomando ventaja de lo que él llamó "una oportunidad clínica", Bartholow dirigió
una investigación como ésa. El nombre de su paciente era Mary Rafferty. Por las notas
del caso del médico de la casa, el doctor Steeley, sabemos que Rafferty era una mujer de
30 años de edad, una trabajadora doméstica que había nacido en Irlanda pero que residía
en Cincinnati. Ingresó al Hospital del Buen Samaritano de Cincinnati en enero de 1874.
Rafferty no estuvo bien alimentada y parecía sufrir de una cierta debilidad mental. Gozaba de buena salud hasta 13 meses antes, cuando una pequeña úlcera había aparecido
sobre su cuero cabelludo. Rafferty creyó que la úlcera se había producido por la fricción
de una horquilla en su peluca. Después de su admisión, se encontró que su cráneo estaba
completamente erosionado en un área circular de más de 2 pulgadas (casi 6 cm) de diámetro. A través de este hoyo se podían observar las pulsaciones de su cerebro.
Rafferty se ganaba la vida como servidora doméstica y pudo contestar preguntas de
manera correcta y conversar vivaz y animadamente. Bartholow insertó agujas a través
del hoyo de su cráneo hasta el cerebro. Las agujas fueron aisladas excepto en sus extremos, así se podía enviar corrientes eléctricas a áreas localizadas de su cerebro. Las primeras observaciones que realizó Bartholow fueron después de la estimulación de la
duramadre y del cerebro mismo. Describió los resultados de la siguiente forma:
Las agujas fueron insertadas en varios puntos de la duramadre y del cerebro. Cuando las
irritables granulaciones de la superficie de la úlcera eran tocadas, experimentaba dolor;
pero cuando la punta de aguja se enganchaba en la duramadre, Mary declaró en respuesta a
repetidas preguntas que no sentía ningún dolor y ciertamente su conducta no indicaba
ninguno. Como fuera, no experimentó dolor en la propia sustancia cerebral. (Bartholow,
1874, p. 310)
En el segundo y tercer conjunto de observaciones de Bartholow, las agujas fueron
insertadas a profundidad en la duramadre y los lóbulos posteriores. Cuando estimulaba
el lóbulo posterior izquierdo, Rafferty reaccionaba con contracciones musculares de su
brazo y de su pierna derechos, los músculos de su cuello se movían y su cabeza giraba
hacia la derecha. Cuando era estimulada en el lóbulo posterior derecho, su cabeza volteaba hacia la izquierda y su pierna y su brazo izquierdos se extendían. Durante la
estimulación cerebral, Rafferty se quejó de un hormigueo muy fuerte y desagradable en
sus brazos y piernas y en un punto tomó su mano con la mano opuesta y la friccionó en
forma vigorosa. A pesar de esto, Bartholow reportó que ella permanecía animada durante las observaciones. Sin reflexionar, Bartholow decidió incrementar la fuerza de la
estimulación eléctrica con el objetivo de producir reacciones más intensas. Así describió
el trágico resultado:
Con el objetivo de desarrollar reacciones más decididas, la fuerza de la corriente fue
incrementada^..] Cuando se estableció comunicación con las agujas, su semblante exhibió
una gran aflicción, luego comenzó a llorar. Muy pronto se extendió la mano izquierda
como si estuviera en el acto de tomar algún objeto enfrente de ella; al poco tiempo el brazo
se agitó con fuertes espasmos; sus ojos se quedaron fijos, con las pupilas dilatadas, los
labios estaban azules y echaba espuma por la boca; su respiración se volvió estertórea;
perdió la conciencia y se convulsionó violentamente sobre su lado izquierdo. La convul-
110 Capítulo 3
sión duró cinco minutos y fue sucedida por un coma. Al recobrar la conciencia se quejó de
debilidad y vértigo. (Bartholow, 1874, pp. 310-311)
Mientras que la ingenuidad y la osadía de Bartholow al llevar a cabo esta exploración
y su honestidad al reportarla resultan quizás admirables, su ética es cuestionable. Las
consecuencias fueron desastrosas para Mary Rafferty. Tres días después todavía estaba
pálida y deprimida, pero Bartholow planeó otras sesiones de estimulación cerebral. Sin
embargo, la condición de Mary se deterioraba rápidamente y se vio forzado a abandonar
su plan. Mary tenía dificultad para caminar y se quejaba de entumecimiento y cosquilleo
en el lado derecho de su cuerpo y de frecuentes lapsos de vértigo. Cuatro días después
de que se realizaron las pruebas se volvió incoherente, tuvo un ataque convulsivo seguido de parálisis del lado derecho de su cuerpo y luego cayó en la inconciencia y murió.
Bartholow realizó la necropsia y examinó su cerebro. Las huellas dejadas por los electrodos eran visibles en el cerebro hasta una profundidad de 25 en el lóbulo parietal izquierdo y 38 milímetros en el lóbulo frontal posterior derecho. El tejido cerebral de alrededor
se encontró ileso. Bartholow publicó sus hallazgos en abril de 1874, finalizando su reporte con la afirmación: "Parece más deseable presentar los hechos como yo los observé, sin
comentarios". (Bartholow, 1874, p. 313)
Desafortunadamente para Bartholow, su reporte condujo a muchos "comentarios"
de otros; de hecho, creó un escándalo. Muchos observadores declararon sus procedimientos intolerables y en sus mentes surgió el espectro de los "científicos locos" creando
robots humanos mediante la estimulación directa del cerebro. El alboroto público forzó a
Bartholow a renunciar a su cargo académico en la universidad y a su puesto dentro del
hospital. De hecho, la reacción fue tan intensa y crítica que se vio forzado a dejar Cincinnati.
Las observaciones de Bartholow fueron el comienzo de lo que David Krech ha descrito
como el área del "cirujano-experimentador". Krech escribió: "Con estos descubrimientos
comenzaría la gran era del cirujano-experimentador. De allí en adelante, todo cerebro
humano expuesto para el tratamiento médico era una invitación abierta para experimentar. Y muchas de esas invitaciones fueron aceptadas" (Krech, 1962, p. 63). Aquí la
frase clave es "expuesto para el tratamiento médico". El cerebro de Rafferty no estuvo
expuesto para el tratamiento, no obstante, en procedimientos modernos la exposición
del cerebro es parte del tratamiento. Tales procedimientos dependen de mapas o atlas
que especifican las coordenadas tridimensionales de una estructura cerebral y con ello
su ubicación, y de instrumentos estereotáxicos que permiten colocar los electrodos en
estructuras objetivo en el cerebro. El primer instrumento estereotáxico para el cerebro
humano fue diseñado por Aubrey Mussen alrededor de 1918 (Olivier, Bertrand y Picard,
1983). Ahora ese aparato se encuentra en el Instituto Neurológico de Montreal, lo cual es
apropiado, pues fue allí donde Wilder Penfield y sus colegas, a partir de 1928, realizaron
más de 400 intervenciones en pacientes que sufrían de alguna forma de epilepsia y que
necesitaban cirugía cerebral. Durante las operaciones, los cerebros de algunos de esos
pacientes fueron estimulados con lo que Penfield llamó "corriente eléctrica suave". Las
respuestas motoras que seguían a la estimulación podían ser observadas, y dado que las
operaciones se realizaban bajo anestesia local, Penfield podía pedir a los pacientes reportes verbales de sus experiencias. En su libro clásico La corteza cerebral del hombre, originalmente publicado en 1950, Penfield y Rasmussen describieron las áreas sensorial y motora
a lo largo de cada lado de la fisura de Rolando, un área en la cual se localiza el lenguaje,
y áreas en el lóbulo temporal en las que al parecer se almacenan los recuerdos, las aluci-
Estudios precursores del sistema nervioso central 111
Cómo procesa información el cerebro: Golgi contra
Cajal y una síntesis moderna
A finales del siglo XIX y principios del XX
Camillo Golgi (1843-1926) y Santiago Ramón
y Cajal (1852-1934) buscaron identificar las
unidades estructurales básicas del cerebro y
cómo están conectadas e interactúan. Golgi
era un profesor de histología y patología en
la Universidad de Pavia en Italia. En la década de 1870 Golgi, al igual que muchos otros,
trataba de describir las unidades estructurales del cerebro mediante la exposición de bloques de tejido neuronal a varios químicos.
Totalmente por accidente, descubrió una
combinación de químicos que funcionaron.
Cuando el tejido neuronal se endurecía con
bicromato de potasio, era sumergido en una
solución de 0.5 por ciento a 1 por ciento de
nitrato de plata, algunas de las células se teñían de negro. Cerca de 10 por ciento de las
células era invadido por el nitrato de plata y
éstas se volvían negras, lo que permitía ver
sus figuras. El descubrimiento repentino de
esta "reacción negra" hizo posible ver por
primera vez neuronas individuales con sus
cuerpos celulares, sus dendritas y sus axones.
Dado que el tinte marcaba sólo algunas de
las neuronas, Golgi concluyó que las neuronas como una totalidad forman una red o
retícula densamente entrelazada. En la doc-
trina reticular de Golgi, los impulsos nerviosos se propagan en un proceso continuo a través de los retículos de células.
La doctrina reticular de Golgi fue refutada de manera vigorosa por Cajal, un
histólogo español. En su laboratorio instalado en una habitación de un ático, y utilizando un microscopio de 25 dólares y una caja
de pasadores, Cajal investigó cómo se conduce el impulso nervioso hacia el cerebro (Cajal,
1901).
De manera irónica su prueba estaba basada en el uso del tinte de Golgi. Cajal aplicaba la técnica del bicromato potasio/nitrato de
plata a tejido neuronal embriónico en lugar
de a tejido adulto. Mostró que los axones finalizan en terminales que están en contacto
cercano con las dendritas y los cuerpos celulares de otras neuronas, pero no se tocan. Existe un espacio o sinapsis entre las neuronas y
el impulso nervioso debe llenar ese vacío. La
doctrina neuronal de Cajal afirma que las
neuronas del cerebro están separadas y son
unidades distincas. Trabajaba en sus tinturas
todo el día y por la noche hacía dibujos con
tinta India y acuarelas que complementaban
los reportes de lo que había observado. La descripción lírica de Cajal de las neuronas mués-
naciones, las ilusiones e incluso los sueños. La estimulación cerebral ha probado ser una
técnica poderosa para desenmarañar los misterios del cerebro humano.
Reforzamiento por estimulación cerebral
Existe un gran cuerpo de investigación que utiliza estimulación cerebral eléctrica. Uno
de los hallazgos más intrigantes en este cuerpo de investigación es que la estimulación
de ciertas áreas del cerebro es altamente gratificante o reforzante. En 1924, dos investigadores franceses, Michel Victor Pachón y Valentín Demas-Marsalet, encontraron un área
cortical para la gratificación. Implantaron electrodos de cobre de manera unilateral en el
núcleo caudado de dos perros (Kenyon, 1981). La estimulación eléctrica a través de estos
electrodos despertaría a los perros dormidos; lamerían sus labios con "evidente satisfac-
112
Capítulo 3
Cómo procesa información el cerebro: Golgi contra
Cajal y una síntesis moderna (continuación)
tra sus sentimientos de admiración y maravilla:
El aristócrata entre las estructuras del cuerpo, con
sus gigantes brazos estirados como los tentáculos
de un pulpo hacia los terrenos de la frontera del
mundo exterior, para mirar las emboscadas de las
fuerzas física y química. (Cajal, en Restak, 1984, p.
26)
Cajal dio la Melodiosa Conferencia a la
RoyalSocietyen 1894. El granneurofisiólogo
britá nico Sir Charles Sherrington (1857-1952)
fue su anfitrión. La esposa de Sherrington descubriría que los españoles deshacían su cama
cada día y colgaban la ropa de cama afuera
en la ventana para airearla. Eso funcionaba
bien en España, pero en el incierto clima inglés era menos exitoso y también fue causa de
mucha consternación entre los vecinos. La
señora Sherrington también encontró que
Cajal mantenía la puerta de su habitación cerrada con llave todo el día. Estaba protegiendo el pequeño laboratorio que había establecido para dar los toques finales a las tinturas
de tejido nervioso que presentaría durante su
conferencia. Cajal disfrutaba su tiempo en
Inglaterra. "La materia gris" dijo, "va bien
bajo cielos grises" (Eccles y Gibson, 1979, pp.
6,10).
En 1906 Golgi y Cajal compartieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, ya que
el comité de selección fue incapaz de elegir entre sus teorías reticular y neuronal. El discurso de aceptación de Golgi fue una arenga contra Cajal y la teoría neuronal, sazonada con
ad hominem indirectas y ataques a España y a
la cultura española. Cajal sentía un inmenso
orgullo por la ciencia y la cultura de España
(Taylor, 1975, pp. 273-274) por lo que las palabras de Golgi debieron herirlo. Cajal tuvo
el consuelo de ver su doctrina neuronal prevalecer; hasta hace poco tiempo, a menudo se
consideraba que Golgi estaba equivocado, en
tanto que se pensaba que Cajal estaba en lo
correcto. Sin embargo, una investigación reciente ha mostrado en adición a la transmisión sináptica, que el cerebro utiliza transmisión de volumen. El medio de comunicación
es el espacio lleno de fluido entre las células
cerebrales, y los mensajes neuronales son señales químicas y eléctricas que viajan a través de ese espacio y que son detectadas por
células que poseen el receptor apropiado.
(Agnati, Bjelke y Fuxe, 1992).
ción" y comenzarían a masticar. Con estimulación prolongada, los perros se levantarían
y caminarían. Los investigadores concluyeron que el núcleo caudado participa en la expresión de estados afectivos y en ciertos movimientos automáticos. Treinta años después, en 1954, James Olds y Peter Milner reportaron que las ratas presionarían la palanca
en tasas muy altas por estimulación intracraneal y continuarían haciéndolo hasta que
cayeran exhaustas (Olds y Milner, 1954).
PROGRESO Y DESAFIO
Obviamente, se ha realizado un gran avance en el estudio de la función cerebral. Si se
mira hacia las décadas alrededor de los comienzos del siglo XX, uno comprende la excitación y el optimismo de los investigadores en ese tiempo. Surgieron dos técnicas para
Estudios precursores del sistema nervioso central 113
estudiar la función cerebral —la ablación y la estimulación— y se encontró que eran
altamente productoras de nuevo conocimiento. Sherrington dedicó su gran trabajo de
1906, La acción integradora del sistema nervioso, a David Ferrier expresando su admiración
pero también su perplejidad ante el hecho de que tales procedimientos imperfectos hubieran producido resultados precisos. Incluso los mecanismos cerebrales subyacentes a
la formación de asociaciones parecían a punto de ser revelados. Por ejemplo, en 1905
Baer implantó electrodos en las cortezas visual y motora de perros. Entonces apareó la
estimulación de la corteza visual con la estimulación de la corteza motora y encontró
que después de un cierto número de apareamientos, la estimulación de la corteza visual
sola ocasionaría los movimientos motores provocados antes por la estimulación de la
corteza motora. Se había establecido una asociación al interior del cerebro, pero era una
asociación controlada, con base en la estimulación eléctrica de áreas discretas. Tal vez
podían descubrirse las bases puramente corticales del aprendizaje y la memoria.
Los investigadores más optimistas seguramente pensaron que los misterios de la función cerebral podrían ser resueltos con sólo un número suficiente de experimentos cuidadosos utilizando la ablación y la estimulación. Parecía cuestión de tiempo. Pero tales
esperanzas eran prematuras. Karl Lashley, eminente investigador de la función cerebral
en el siglo XX, concluyó en 1950 que los intentos por localizar capacidades y funciones
psicológicas como el aprendizaje, la memoria y la inteligencia estaban basados en concepciones sobresimplificadas de la función cerebral y debían abandonarse. Lashley pasó
más de 30 años buscando los engramas, los cambios físicos o químicos del cerebro, que
se supone subyacen a la memoria. Probó con miles de ratas, estudiando sus conductas y
sus cerebros de manera sistemática. En 1950 Lashley analizó este prodigioso esfuerzo en
un trabajo titulado "En búsqueda del engrama" y concluyó: "Algunas veces siento, en la
revisión de la evidencia de la localización del perfil de la memoria, que la conclusión
necesaria es que el aprendizaje simplemente no es posible. Es difícil concebir un mecanismo que pueda satisfacer las condiciones para ello" (Lashley, 1950, p. 477).
Sin embargo, de la conclusión de Lashley puede perfilarse una importante lección.
Los intentos por comprender el aprendizaje, la memoria y otros procesos psicológicos
exclusivamente a través de técnicas neuropsicológicas pueden no ser suficientes. Aunque se ha realizado un gran avance en este campo en años recientes, todavía existe una
necesidad de evaluación y medición de la conducta: el terreno de la psicología. Aunque
la psicología contemporánea es muy diferente a la ciencia independiente establecida
primero por Wilhelm Wundt a finales del siglo XIX, es a Wundt a quien veremos a continuación para estudiar la psicología como una rama independiente de la ciencia con su
propio tema y, más importante, con sus propios métodos distintivos de investigación.
CAPÍTULO CUATRO
Wilhelm Wundt y la fundación
de la psicología
U
n Wilhelm Wundt barbado y de aspecto distinguido mira tranquilamente a través
de unos anteojos con montura de alambre desde su retrato colocado en sentido
opuesto a esta página. Retratos similares aparecen en muchos libros de texto de psicología con Wundt comúnmente identificado como el "fundador de la psicología" o como el
"primer psicólogo verdadero del mundo". En este capítulo se evaluarán la validez y el
significado de tales caracterizaciones, pero no existe duda de que la investigación psicológica de laboratorio de Wundt en la Universidad de Leipzig atrajo a estudiantes de
Europa y de Estados Unidos. De acuerdo con Tinker (1932), Wundt ejerció como el catedrático principal en 186 disertaciones en Leipzig entre 1876 y 1919. La Universidad de
Leipzig, fundada en 1409, era y sigue siendo una de las universidades más viejas de
Europa. A finales del siglo XIX su matrícula de más de 3 000 estudiantes hizo de Leipzig
la universidad más grande de Alemania (Benjamín y cois., 1992, p. 123). Pero no fue la
antigüedad de Leipzig o su tamaño lo que atrajo a los estudiantes. Por el contrario, fue
su percepción de que algo nuevo e interesante estaba por suceder en el laboratorio de
Wundt. Se estaba estudiando la mente de manera objetiva mediante experimentos cuidadosamente controlados; la psicología, de hecho, estaba desarrollándose como una ciencia. James McKeen Cattell (1860-1944) fue uno de los primeros en estudiar con Wundt.
Extractos del diario de Cattell y muchas de sus cartas han sido publicadas (Sokal, 1981).
Nos proporcionan un recuento fascinante de lo que significaba ser uno de los más de
10 000 estudiantes estadounidenses en Europa entre 1865 y 1914, y dan una descripción
detallada de cómo se hacía la investigación en el laboratorio de Wundt en Leipzig.
Cattell estaba bien preparado tanto por su familia como por sus antecedentes académicos de su trabajo en Alemania. Su madre era de una familia prominente y bien acomodada de estadounidenses irlandeses. Su padre, un clérigo presbiteriano, era profesor de
griego y latín, y presidente de la Universidad Lafayette en Easton, Pennsylvania. Admitido en la universidad de su padre a la edad de 15 años, Cattell se graduó con honores en
1880. Utilizando los dividendos de su herencia, 50 por ciento anual de una inversión
originalmente hecha por su abuelo viajó y estudió en Europa. En la Universidad de
Gottingen se unió a una próspera colonia de estudiantes estadounidenses. El teórico y
filósofo de Gottingen, Rudolph Hermann Lotze (1817-1881) destacaba en sus conferencias la posibilidad de una psicología experimental. Cattell había sido llamado para una
Wilhelm Wundt y la fundación de la psicología
117
James McKeen Cattell, el primer estudiante
estadounidense de Wundt y psicólogo
pionero.
cátedra de filosofía en la Universidad de Berlín, la máxima confirmación para un académico alemán. Cattell, quien nunca careció de confianza en sí mismo, escribió un ensayo
sobre Lotze que le hizo ganar una beca en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore.
Su principal competidor era John Dewey (capítulo 9). Cattell, autocríticamente comentó
que si uno de los jueces, Charles Morris, un profesor de latín y griego en Hopkins, hubiera
sabido más de filosofía, la beca habría sido para Dewey (Sokal, 1981, p. 49). Cattell
ingresó a Hopkins en el verano de 1882 y empezó una investigación innovadora midiendo el tiempo que tardaban los sujetos en realizar actos mentales simples como ver o
nombrar objetos o colores. Su investigación iba bien, pero el incisivo Cattell perdió la
beca debido a lo que Sokal (1980, p. 43) describe como su "continua discusión con Daniel
Coit Gilman, el presidente de la universidad". Su conducta irregular quizá también se
debía a su frecuente uso del alcohol, nicotina, opio, hashish y morfina (Sokal, 1981, pp.
47-58). Había planeado regresar a Göttingen pero la muerte de Lotze en 1881 hizo que
buscara en otro lugar. En 1883 viajó a Leipzig donde, de acuerdo con Edwin G. Boring
(1957), visitó a Wundt y le dijo que necesitaba un asistente de investigación y que él
mismo, Cattell, era el indicado. Fue tal vez la sorpresa que la audacia del insolente joven
le causó, lo que llevó a Wundt a otorgarle un puesto de investigación en su laboratorio.
El trabajo de Wundt consistía en asignar temas, preguntas y métodos de investigación
a sus estudiantes y supervisarlos de manera cercana. Cattell quedó gratamente sorprendido cuando Wundt le permitió continuar con su investigación de Hopkins, usando
los tiempos de reacción como su medida básica. Cattell construyó un "cronómetro de
gravedad"que hizo posible que los materiales se presentaran por periodos controlados.
Ese aparato llegó a ser el instrumento tipo en la mayoría de los primeros laboratorios de
psicología. La medición precisa de los tiempos de reacción se realizaba con el nuevo
"cronoscopio Hipp". Este instrumento era extremadamente delicado y difícil de usar,
118
Capítulo 4
pero cuando funcionaba era preciso a un milésimo de segundo. Wundt alentó y apoyó a
Cattell, pero en más de una ocasión lo describió como un ganz Amerikanisdi (estereotípicamente estadounidense en su independencia y confianza en sí mismo). Cattell por su
parte estaba muy consciente de la importancia de trabajar en Leipzig y reconocía el valor
de las publicaciones de investigación con Wundt y de un grado de la Universidad de
Leipzig, pero solía ser crítico en su correspondencia (todo en Sokal, 1981):
El profesor Wundt vino a verme esta mañana. Se quedó tres cuartos de hora y fue muy
cordial, como siempre lo ha sido. Me ha tratado muy amablemente, considerando que yo
he llamado su atención sobre errores en su trabajo. (Noviembre 1884, p. 39.)
El laboratorio de Wundt tiene una reputación mayor de la que merece: el trabajo que se
realiza en él es decididamente de principiantes. (Enero, 1885, p. 156.)
Fui invitado por el profesor Wundt a merendar con otros miembros del laboratorio. No
puedo decir que disfruto tales cosas. No tengo una especial predilección por nadie que
conozca y eso me da un deleite nada especial al escuchar a Wundt hablar sobre la ópera y
esas cosas. La señora Wundt es amable y parece que le caigo bien al profesor Wundt y que
aprecia mi genio fenomenal. (Febrero 1885, p. 160.)
¡Durante el año pasado tuvimos en el laboratorio a dos rusos, dos finlandeses, un noruego, un danés, un húngaro, un búlgaro y dos estadounidenses! Eso muestra la atracción
del sujeto: para Wundt él mismo difícilmente es un gran hombre. (Noviembre, 1885, p.
193.)
El amargo tono de los comentarios de Cattell parece injusto para Wundt, quien fue
generoso en su apoyo. Aparece en cartas personales y quizá se debe, por lo menos en
parte, a la tensión por su trabajo de investigación y por sus estudios. Cattell trabajó muy
duro. Incluso instaló algunos de sus aparatos en su hogar; así podía trabajar cuando el
laboratorio de Wundt estaba cerrado. Hay que mencionar también que se encontraba en
un país extraño, con pocos amigos, y sometido a una intensa presión de parte de su
ambicioso padre para aumentar los títulos que le asegurarían una posición académica en
una prestigiosa universidad estadounidense.
Su investigación fue exitosa. En sus experimentos sobre identificación de letras, Cattell
encontró que el tiempo para nombrar (reacción) una sola letra era aproximadamente
medio segundo. Cuando se veía una segunda letra antes de que la primera desapareciera, el tiempo bajaba a una quinta parte de segundo. Los tiempos para nombrar continuaban declinando conforme se podían ver más letras. En un segundo experimento, Cattell
presentó ya fuera palabras conectadas o desconectadas y pidió a los observadores que
las leyeran en voz alta. Encontró que los tiempos de lectura para las palabras desconectadas y para las letras eran dos veces más largos que los tiempos para las palabras conectadas. Dichos resultados mostraban el valor de los tiempos de reacción como una medida
de lo que llamó "operaciones cerebrales" (cognición) y apoyaban las aproximaciones de
la "palabra entera" para leer instrucciones, que entonces se estaban poniendo en boga.
Esos resultados resultaron satisfactorios para el práctico Cattell y aún son citados en
escritos contemporáneos sobre lectura (Venezky, 1977).
La investigación de Cattell fue publicada en la revista de Wundt Phüosophische Studieu
(Estudios filosóficos) en 1885. Un año después, ese trabajo y otros cuatro se publicaron
en conjunto bajo el título "El tiempo que tardan las operaciones cerebrales" y ocupaban
72 páginas del Philosophische Studien (Moulton, 1944, p. 250). Croom Robertson, el editor
de la revista británica Mina, invitó a Cattell a escribir un resumen de tres páginas. Ese
Wilhelm Wundt y la fundación de la psicología
119
escrito, "Sobre el tiempo que toma ver y nombrar objetos" (Cattell, 1886) es un clásico en
la historia de la psicología experimental.
Después de un breve viaje a su hogar en Baltimore, Cattell regresó a Leipzig con la
determinación de escribir su disertación y obtener su grado de doctor. Trajo con él una
nueva máquina de escribir Remington con un gran número de adelantos, incluyendo
una tecla de mayúsculas. Estaba tan contento con tal característica, que su primera carta
a casa estaba toda escrita en mayúsculas (Sokal, 1981, p. 124). Las máquinas de escribir
estadounidenses eran raras en Alemania. Wundt compró una y con ella aumentó su ya
prolífica tasa de publicaciones (Hillix y Broyles, 1980, p. 432). Para su disertación, Cattell
amplió su trabajo a investigaciones psicométricas de las diferencias individuales en la
atención y los efectos del trabajo y la fatiga. Fue el primer intento de aplicar los métodos
de la nueva psicología de Wundt al tema de las diferencias individuales. Cattell concluyó en 1886 la disertación titulada "Investigaciones psicométricas", la primera disertación en psicología experimental hecha por un estudiante estadounidense en el laboratorio
de Wundt (Benjamín y cois., 1992, p. 124). Comentó de forma irónica en una carta a sus
padres: "Sostuve hoy la tesis Psychometrische Untersuchungen. ¿Alguna vez esperaron
tener un hijo que escribiera un trabajo con un nombre así?" (enero 1886, en Sokol, 1981,
p. 199). Cattell continuó una importante aunque controvertida carrera dentro de la psicología (capítulo 9). Treinta y dos estudiantes estadounidenses más obtuvieron sus grados con Wundt (Benjamín y cois., 1992, p. 123). En sus carreras posteriores la mayoría de
ellos, como Cattell, estuvieron lejos de ser "wundtianos", pero recibieron sus grados del
fundador de la psicología y formaron un grupo importante de la primera generación de
psicólogos. Hagamos ahora una reflexión más detallada de su maestro y "primer psicólogo
del mundo": Wilhelm Wundt.
WILHELM WUNDT (1832-1920)
Wilhelm Maximilian Wundt nació el 16 de agosto de 1832, en la pequeña villa de Neckarau
cerca de Mannheim en el principado alemán de Badén. Fue el menor de cuatro niños y
su padre era un pastor luterano. Su familia incluía historiadores, teólogos, economistas,
geógrafos y dos presidentes de la Universidad de Heidelberg. Por parte de madre, su
familia era igualmente prominente e incluía científicos, médicos y administradores del
gobierno. Algunos estudiosos han concluido que ninguna otra familia alemana contemporánea tuvo tanta actividad intelectual y tantos individuos productivos (Bringmann,
Balance y Evans, 1975, p. 288). Es probable que antecedentes familiares tan distinguidos
proporcionaran al joven Wundt un ambiente estimulante, aunque al parecer tuvo una
infancia solitaria y algunas veces infeliz. Su hermano era ocho años mayor y se fue a la
escuela durante la niñez de Wundt; los otros dos hermanos murieron en la infancia.
Durante muchos años el único compañero de juegos de Wundt era un niño retardado un
poco mayor que tenía dificultad para hablar. El niño era infinitamente de buena naturaleza, pero Wundt siempre debía cuidarlo. Probablemente nunca tuvo la oportunidad de
aprender a jugar. A lo largo de su vida fue una persona tímida, reservada, a quien le
disgustaba encontrarse con extraños, odiaba viajar y evitaba las nuevas experiencias.
El abuelo materno de Wundt tenía un interés personal en su educación y lo llevaba a
frecuentes viajes y recorridos. Juntos trabajaron como supervisores de acera durante la
construcción de la primera estación del tren. Sin embargo, este abuelo era un capataz
120 Capítulo 4
severo y autoritario que insistía en un riguroso programa diario y en una absoluta precisión en todo lo que hacían. Cuando Wundt tenía entre 8 y 12 años su educación formal
fue confiada al asistente de su padre, un joven pastor que dio al niño el amor y la calidez
que ninguno de sus padres le pudo proveer. Cuando el hombre se mudó a una iglesia
propia, Wundt se afligió tanto que se le permitió irse con él durante un año. Continuó su
educación en el Gymnasium católico local. Enrolarse en un Gymnasium alemán era un
importante paso para iniciar el camino directo a la educación universitaria. Tal afirmación puede ser sorprendente dado que pensamos en un gimnasio como en un lugar para
realizar ejercicio físico y competencias atléticas. Esa descripción deriva del antiguo
Gymnasium griego en el cual los hombres jóvenes, usualmente desnudos, se preparaban
para o participaban en competencias atléticas. En contraste, el Gymnasium alemán era
una escuela secundaria con altos requisitos académicos y de admisión en la cual los
estudiantes, completamente vestidos, seguían un programa riguroso de preparación para
ingresar a la universidad (Macrae, 1992). Los Gymnasium alemanes competían con vigor
por los mejores estudiantes. Su posición dependía del éxito que alcanzaran sus graduados al conseguir su admisión a universidades de prestigio. En su mayoría, los Gymnasia
alemanes proporcionaban una excelente educación, pero no para Wundt. Debido a su
autoadmitido "desenfrenado soñar despierto", suspendió su primer año al que más tarde se refirió como su "escuela de sufrimiento". Tan deficiente fue su actividad académica que se le aconsejó que buscara algún empleo honorable, como los del servicio postal,
que no requiriera ninguna educación (Diamond, 1976, p. 526). En lugar de eso, Wundt
fue transferido al Gymnasium luterano de Heidelberg. Ahí tuvo más éxito y se graduó en
1851.
Cuando murió su padre, en 1845, su madre se vio forzada a mantener a la familia con
una pequeña pensión clerical. La familia nunca había sido rica, pero ahora las presiones
financieras eran intensas. La actividad académica de Wundt, que era menos que estelar,
le impidió conseguir una beca en la universidad. También estaba indeciso acerca de la
carrera que quería seguir. Afortunadamente, un hermano de su madre, profesor de anatomía cerebral y psicología en la Universidad de Tübingen, lo animó a entrar a la universidad como estudiante de pre-medicina. Wundt permaneció allí justo un año antes
de cambiarse a la Universidad de Heidelberg. Tenía poco dinero, pero trabajaba muy
duro y completó el programa médico en tres años en lugar de cuatro, con lo que ahorró
un año de gastos y colegiatura. Se graduó con summa cum laude en 1885 y se situó en
primer lugar en el tribunal de exámenes. Para su disertación médica estudió la sensibilidad del tacto en pacientes histéricas en la Universidad del Hospital de Heidelberg. Después describió esos trabajos como los primeros pasos hacia su trabajo experimental en
psicología.
En Heidelberg, Wundt hizo investigación con el químico orgánico Robert Wilhelm
Bunsen (1811-1899). Bunsen poseía una carrera distinguida aunque algunas veces peligrosa. Desarrolló métodos para el análisis de gas que tuvieron importantes aplicaciones
industriales. Mostró que la mezcla de carbón y carbón vegetal en los altos hornos era
altamente ineficiente. Creó métodos para reciclar los gases que hacían más eficientes los
altos hornos y también reducían el volumen de gases emitidos. Hacia el final de su carrera
Bunsen, con Gustav Kirchoff, realizó una investigación importante sobre el
espectroscopio. A pesar de esas contribuciones, Bunsen es mejor conocido por su invención en 1855 del conocido gas burner que lleva su nombre. Bunsen y Wundt se interesaron en los efectos de la ingestión restringida de sal en la composición de la orina. Como
Wilhelm Wundt y la fundación de la psicología
121
no pudieron encontrar un voluntario para eliminar toda la sal de su dieta y Bunsen había
perdido un ojo en una explosión de laboratorio y estuvo cerca de morir por inhalar vapores de arsénico (Asimov, 1982, p. 375), Wundt hizo el experimento en él mismo. Así se
inició una larga tradición de investigadores que autoexperimentaban, la cual continúa
en la investigación médica hasta hoy en día: John Scott Haldane (1860-1936) y su hijo
John Burdon Sanderson Haldane (1892-1964), en sus experimentos sobre la fisiología de
la respiración, sometieron sus propios sistemas respiratorios a cientos de pruebas riesgosas
y nocivas. Otros, para desarrollar agentes anestésicos, experimentaron en ellos mismos
con agentes paralizadores y potencialmente letales. En 1986 el inmunólogo francés Daniel Zagurny, se inyectó una vacuna que esperaba pudiera contraatacar el SIDA (L. K.
Altman, 1987).
El experimento de Wundt resultó bien y publicó un trabajo en el que describió los
resultados en el Journal of Practical Chemistry (1853); tuvo la gratificante experiencia de
ver su trabajo citado en la literatura. Wundt decidió seguir una carrera académica y de
investigación.
Carrera académica temprana de Wundt
En 1856 Wundt pasó un semestre en la Universidad de Berlín estudiando con Johannes
Müller y Emil Du Bois-Reymond (capítulo 3). En 1857 regresó a Heidelberg como
Privatdozent (conferencista) en el departamento de fisiología. Sólo cuatro estudiantes tomaron el curso, lo cual fue una decepción para él, ya que en el sistema universitario
alemán los ingresos de un Privatdozent dependían de las cuotas que pagaban los estudiantes. Al principio Wundt dio el curso en el departamento de su madre. Trabajó muy
duro adaptando experimentos para complementar y confirmar sus conferencias. Estaba
determinado a tener éxito, pero el exceso de trabajo lo llevó a enfermar seriamente y por
un tiempo estuvo cerca de la muerte. Más tarde consideró esa experiencia (estar cerca de
la muerte) como de "perfecta calma", sin miedo. Después de su enfermedad se tomó un
tiempo para recuperarse en los Alpes suizos.
En 1858 Hermann von Helmholtz (capítulo 3) fue nombrado director del nuevo Instituto de Fisiología en la Universidad de Heidelberg. Él, por su parte, nombró a Wundt
su asistente. Wundt aceptó encantado el nombramiento, ya que consideraba a Helmholtz
el mejor científico en Heidelberg, junto con Müller y Du Bois-Reymond, uno de los tres
grandes fisiólogos alemanes de aquel tiempo. Wundt compartía cuarto con I. M. Sechenov
(1829-1909) un joven fisiólogo ruso que más tarde influiría en Ivan Pavlov (capítulo 12).
Desafortunadamente, el nuevo nombramiento lo desilusionó, pues se le requirió más
como asistente de enseñanza que como investigador. El gobierno había emitido una regulación en la cual requería que los estudiantes de medicina tomaran un curso de laboratorio en fisiología, así que el deber principal de Wundt era enseñar los fundamentos de
la fisiología sensorial y los procedimientos de laboratorio. Sin embargo, propuso un nuevo curso en antropología, o lo que hoy en día llamaríamos psicología social. Ofreció el
curso por primera vez en 1859 y en él enseñaba la relación del individuo con la sociedad.
Wundt retomó el interés en ese tema durante las últimas décadas de su vida y sobre él
produciría una obra magna de diez volúmenes (Schneider, 1990).
Durante sus años como ayudante de Helmholtz, Wundt también escribió su primer
libro, Beitrage zur Theorie der Sinnesivahrnehmung (Contribuciones hacia una teoría de la
122
Capítulo 4
sensopercepción), publicado en 1862. En este libro, analiza las funciones sensoriales,
desarrolla una teoría de la percepción y, de acuerdo con Edward Titchener (capítulo 5),
perfila un programa de psicología que seguiría por el resto de su vida. Wundt ubicaba
la psicología entre las ciencias físicas (Nniuru'issenschaften) y las ciencias sociales
(Geistesioissenschaftcn). Utilizaría métodos experimentales y de investigación similares a
los de las ciencias físicas para documentar cuestiones psicológicas. Veía esta nueva ciencia de la psicología como una ciencia inductiva, experimental. Había quedado impresionado por los escritos de John Stuart Mili (capítulo 2), pero la aproximación de Mili era la
de un filósofo que especula y piensa sobre la vida mental; la de Wundt era la de un
científico que usa métodos experimentales para estudiar esa vida.
Wundt creía que el lenguaje, los mitos, la estética, la religión y las costumbres sociales
son reflexiones de nuestros procesos mentales más altos, por lo que deberían ser tenias
de una segunda subdivisión de la psicología. Pero dado que estos procesos no podían
ser manipulados o controlados, no era posible estudiarlos experimentalmente, pero sí
mediante registros históricos y literatura y por medio de observaciones naturalistas.
Wundt concibió una tercera rama de la psicología que integraría los hallazgos empíricos de la psicología y otras ciencias. Las metafísicas científicas, como nombró esta subdivisión, desembocaría finalmente en lo que él veía como la meta ideal de toda la ciencia:
una teoría coherente del universo. Como Blumenthal (1985) lo demostró, el objetivo de
Wundt era establecer la psicología como una ciencia fundacional o propedéutica dado
que integraría las ciencias sociales y las físicas. Justo un año después, en 1863, el prolífico
Wundt publicó un importante trabajo, Vorlesungen überdic Menschen-und Thicrseele (Con-
ferencias sobre la mente humana y la animal), de dos volúmenes y 1 000 páginas. Como
el título lo índica, el trabajo es tan amplio como inclusivo; casi la mitad del material
continúa la presentación de la psicología cultural de Wundt.
Aunque había estado dispuesto a impartir sus cursos y se le dio la oportunidad de
escribir, Wundt cada vez estaba más insatisfecho con su nombramiento en el instituto y
en 1864 renunció. Su decisión ha incitado a especulaciones acerca de que la relación
entre Helmholtz y Wundt se había enfriado. Otro de los primeros estudiantes estadounidenses, G. Stanley Hall (capítulo 9), llegó tan lejos que comentó que Helmholtz encontró
inadecuado el conocimiento de Wundt sobre las matemáticas y, por tanto, lo reemplazó
con un hombre de "métodos más severos y precisos y un mayor conocimiento matemático" (Hall, 1924, p. 206). Esta especulación no es cierta, como Wundt misino lo señale»;
Helmholtz no necesitaba ayuda con sus matemáticas. Escribió muchas cartas de recomendación para su antiguo asistente por un periodo de varios años. En ningún momento, aun cuando renunció al instituto, Wundt se quedó sin sus ingresos regulares. Sostuvo
su rango académico en la universidad y fue, de hecho, promovido a profesor asociado,
pero era un nombramiento sin salario. Wundt estableció un pequeño laboratorio en su
hogar y lo mantuvo, así como se mantuvo él mismo con las regalías de sus libros.
La política llegó a ser un asunto de gran interés para Wundt y fue electo presidente
de la Asociación Educativa de los Obreros en Heidelberg, un grupo idealista, socialista,
dedicado a mejorar las condiciones de los trabajadores. También colaboró como miembro del Parlamento de Badén durante dos años, pero se convenció de que la vida política
no era para él, y en 1871 regresó a la Universidad de Heidelberg. Ahí mantuvo el rango
de profesor extraordinario durante tres años antes de aceptar un llamado a la cátedra de
filosofía inductiva en Zurich. Permaneció allí justo un año antes de ser designado para la
cátedra de filosofía en la Universidad de Leipzig. Esta cátedra había estado vacante du-
Wilhelm Wundt y la fundación de ¡a psicología
123
rante diez años porque los facultativos no habían podido ponerse de acuerdo en la designación. El interés de Wundt en una nueva psicología y su reciente activismo político
debió haber causado alarma entre los miembros más conservadores de la facultad de
Leipzig. Con su característico humor autocrítico, Wundt reportó que la facultad de Leipzig
había decidido contratarlo a él y a algún otro oscuro candidato para el premio de un
hombre de distinción (Diamond, 1976, p. 527).
El primer laboratorio experimental de psicología
En 1876, la Universidad de Leipzig asignó un cuarto a Wundt para que almacenara el
equipo de demostración y los aparatos experimentales que había traído de Zurich. El
cuarto estaba en el edificio Konvikt, construido en 1840 por convictos para albergar un
comedor para estudiantes pobres. En Leipzig, el primer curso que impartió Wundt fue
sobre psicología fisiológica. Presentaba demostraciones y experimentos durante sus conferencias, pero llegó a ser molesto transportar el equipo del área de almacenaje hasta el
salón de clases y del salón de clases al almacén, por lo que varias demostraciones se
establecieron de forma permanente en una sala del edificio de Konvikt. Los estudiantes
iban hacia allá para observarlas e incluso para participar en experimentos simples. Éste
fue el modesto comienzo del laboratorio de Wundt en Leipzig. La psicología de Wundt
llegaría a ser en mucho una ciencia experimental de taquistoscopios, cronoscopios,
estimuladores eléctricos, péndulos, cronómetros, artefactos de cartografía sensorial: una
psicología de "instrumentos de latón". Cuando un nuevo estudiante se incorporaba al
laboratorio de Wundt, generalmente se le asignaba una pieza del equipo para usarla en
experimentos ya planeados o para perfeccionarla y adaptarla para investigación futura
(Hilgard, 1987, p. 30). Wundt mismo compró mucho de este equipo original y llenaba
más y más cuartos del edificio Konvikt. En otoño de 1879 inició algunos experimentos
psicológicos que no eran parte de su curso. Más tarde comentó que esos experimentos
independientes marcaron el establecimiento formal de su laboratorio de psicología y
1879 ha sido generalmente aceptado como el año del establecimiento de la psicología
como una ciencia independiente y experimental. En 1979 la Asociación Americana de
Psicología (APA) autorizó que de forma especial se acuñara una medalla de oro grabada
con el retrato de Wundt al anverso y con la inscripción "Un siglo de ciencia" al reverso.
De hecho el laboratorio de Leipzig se estableció después de algunos años y en 1879 el
laboratorio de Wundt era todavía un asunto primitivo. No fue reconocido y listado en el
catálogo de la Universidad de Leipzig, de manera formal, hasta 1883. Incluso esa acción
tardía se realizó sólo cuando Wundt amenazó con aceptar una oferta para mudarse a la
Universidad de Breslau. Benjamín Wolman (1960, p. 11) ha señalado que el establecimiento de este laboratorio fue un acto de valentía de Wundt. Tuvo que enfrentar la oposición de sus colegas quienes cuestionaban la legitimidad de la psicología como una
ciencia experimental y sostenían que la autoobservación continua llevaría a las personas
jóvenes a la locura. A pesar de esa oposición, el laboratorio de Wundt creció. A mediados
de 1880, ocupaba ocho de diez cuartos. En 1893, el laboratorio se mudó a 11 cuartos de
un edificio formalmente ocupado por el departamento de ginecología; en 1897, el Instituto Psicológico, como se le llamaba entonces, se mudó a un nuevo edificio que Wundt
diseñó expresamente para investigación psicológica. Resulta irónico que algunos de los
estudiantes más prominentes de Wundt —Cartell, Kraepelin, Münsterberg, Külpe,
124 Capítulo 4
La Casa del Gigante (Haus sum Riesen), edificio en Heidelberg donde Wundt estableció su primer
laboratorio durante el verano de 1865. El edificio sigue estando frente al Instituto Psicológico de la
Universidad de Heidelberg.
(De Estudios de Wundt: Una celebración del centenario (p. 342), editado por W. G. Bringmann y R. D.
Twcney, Í980, Toronto: C. /. Hogrefe, Inc.)
Wilhelm Wundt y la fundación de la psicología 125
Titchener y Lipps— hicieran sus investigaciones en el edificio Konvikt. Wundt mismo
hizo poca investigación en el nuevo laboratorio, dado que para ese momento sus intereses eran principalmente teóricos. El último laboratorio de Wundt fue destruido en un
bombardeo anglo-estadounidense que cayó sorpresivamente sobre Leipzig la noche del
4 de diciembre de 1943.
El sistema teórico wundtiano
Además de los ejercicios y las demostraciones de laboratorio, Wundt necesitaba un texto
para su curso. En 1873 y 1874 publicó el texto de dos volúmenes Grundzüge der
Physiologischen Psychologie (Principios de psicología fisiológica). El libro se había planeado durante algún tiempo. En diciembre de 1872 Wundt se lo describió a Wilhelm
Englemann, un editor potencial, como fisiológico en tanto que utilizaba los métodos
inductivos experimentales de ese campo, pero también nuevo en tanto que aquellos
métodos se aplicarían en áreas que no se consideraban en los textos fisiológicos. La cuestión importante del libro era caer en algún lugar entre la fisiología y la filosofía. Por
psicología fisiológica Wuntd no quería decir lo que significa hoy en día: el estudio de las
bases fisiológicas de la conducta y la conciencia, para Wundt significaba una psicología
que utilizaba técnicas experimentales análogas a las de la fisiología. El editor aceptó el
libro de Wundt y lo publicó en Leipzig en 1873 y 1874. En el prefacio Wundt señaló
claramente el perfil del libro:
El libro que aquí presento al público es un intento por definir un nuevo dominio de la
ciencia. Estoy muy consciente de que la cuestión debe ser incorporada aun cuando el mo-
126
Capítulo 4
mentó todavía no es oportuno para tal empresa. La nueva disciplina se apoya en fundamentos anatómicos y fisiológicos los cuales, en ciertos aspectos, están muy lejos de ser
sólidos; mientras que el tratamiento experimental de los problemas psicológicos debe ser
pronunciado desde cualquier punto de vista por estar en sus primeros comienzos. Al mismo tiempo, los mejores medios para descubrir los espacios en blanco que nuestra ignorancia ha dejado en la importante cuestión de una ciencia en desarrollo es, como todos nosotros
sabemos, tener un panorama general de su presente condición. (Wundt, 1904, p. v)
Las frases "nuevo dominio de la ciencia", "nueva disciplina", "tratamiento experimental de los problemas psicológicos" y "ciencia en desarrollo" en este pasaje, muestran
que Wundt estaba tratando conscientemente de extraer una nueva área de la ciencia. Así,
es la primera persona que podemos denominar, sin reservas, como un psicólogo. El libro
pasó por importantes revisiones en las que se corrigió y aumentó en 1880,1887 y 1893.
Se publicaron ediciones de tres volúmenes en 1902-1903 y 1908-1911. Estas obras son los
informes más claros de la psicología experimental de Wundt y, por tanto, deben ser consideradas en detalle.
Primero Wundt describió el "sustrato corporal de la vida mental", o la anatomía y
función del cerebro. Luego describió el sistema nervioso y postuló sus ideas acerca de las
fuerzas que subyacen a la conducción nerviosa. Para el estudiante contemporáneo de
psicología, esas secciones son de poco valor dado que han sido superadas por hallazgos
más recientes. Después Wundt analizó las características de las sensaciones; definió la
cualidad, la intensidad, la extensión y la duración como las cuatro características fundamentales y continuó con el desarrollo de una teoría de la percepción. La parte IV es el
corazón psicológico del libro. Ahí, Wundt define la psicología como "la investigación de
los procesos conscientes en las formas de conexiones característicos de ellos" (Wundt,
1904, p. 2)
El modelo para los métodos de la nueva ciencia experimental serían los métodos de
las ciencias fisiológicas bien establecidas. Sin embargo, Wundt hizo énfasis en que esos
métodos requerían modificaciones para cubrir las necesidades específicas de la investigación psicológica. Comentaba que "la psicología ha adaptado métodos fisiológicos, ha
adaptado métodos físicos para sus propios fines" (Wundt, 1904, p. 3). La meta de la
psicología era el estudio de los "procesos conscientes" o lo que Wundt consideraba parte
de la "experiencia inmediata", como opuesta a la "experiencia mediata". Para ilustrar la
distinción consideremos dos estímulos: una hoja verde de papel y un tono musical. Si
nosotros utilizamos un espectrómetro para medir la longitud de la onda de luz reflejada
del papel o un espectrograma de sonido para medir la frecuencia y la intensidad del
tono, no estamos estudiando el papel y el tono de forma directa; nuestra experiencia del
papel verde y del tono está mediada por los instrumentos. Si nosotros describimos los
procesos conscientes y las experiencias que tenemos cuando se nos presentan los dos
estímulos —el "verdor" del papel verde y la "tonalidad" del tono— estamos describiendo
nuestra experiencia inmediata, nuestra experiencia directa. De acuerdo con Wundt, lo
primero es la senda de la física, lo segundo la de la psicología. La física intenta estudiar
el mundo exterior sin ser una parte de la situación o del fenómeno que se está examinando. Los psicólogos, de acuerdo con Wundt, no estudian el mundo exterior per se,
estudian los procesos psicológicos mediante los cuales experimentamos y observamos el
mundo exterior. No se pueden separar a sí mismos de sus objetos de estudio dado que
están estudiando sus propios procesos conscientes.
Wilhelm Wundt y la fundación de la psicología
127
Mientras que los físicos tienen sus espectrómetros, espectrógrafos, y muchos otros
maravillosos instrumentos, ¿qué técnicas de observación objetivas tiene el psicólogo para
estudiar los procesos conscientes? Una técnica que Wundt describe es la Experimentclle
Selbst-beobachtimg (autoobservación experimental o instrospección). Introspección es la
palabra utilizada con mayor frecuencia para describir el método de Wundt. La elección
es desafortunada ya que implicaba un tipo de especulación de sillón lo cual, ciertamente,
no es lo que Wundt quiso decir. Él descartó tal especulación como una "meditación
contemplativa" que conduce sólo a debates infructuosos y a las más grandes autodecepciones (Wundt, 1904, p. 7). En 1882, en un trabajo polémico, comparó a los primeros
introspeccionistas con el Barón von Munchhausen, un personaje cómico del folklore alemán, que se rescata a sí mismo de las arenas movedizas jalándose hacia arriba de su
propio cabello (Blumenthal, 1985, p. 19). La introspección de Wundt era un arduo procedimiento experimental controlado de forma rígida. Él creía que así como los pequeños
habían aprendido sobre mecánica de una observación casual, fortuita de los cuerpos al
caer, los pequeños aprenderían sobre las experiencias mentales del ser humano de meditaciones no controladas y contemplativas.
La introspección de Wundt no se limitaba a autorreportes sino que comprendía mediciones objetivas, como tiempos de reacción y asociación de palabras. De hecho, la mayor parte de los experimentos en el laboratorio de Wundt incluía tales mediciones.
Danziger (1979) examinó cerca de 180 reportes del laboratorio de Wundt elaborados
entre 1883 y 1903. Encontró sólo cuatro artículos que contenían nada más reportes
introspectivos. Siempre que se utilizaba la introspección estaban presentes observadores
altamente entrenados en eventos sensoriales controlados de forma cuidadosa y se les
pedía que describieran sus experiencias mentales. Para producir introspecciones válidas
se imponían ciertas reglas. El observador tenía que ser un "experto en la situación", esto
es, debía mantenerse en un estado de "atención esforzada" y saber cuándo se presentaría el estímulo y cuándo se harían las observaciones. Todas las observaciones se repetirían varias veces. Finalmente, las condiciones experimentales variarían de manera
sistemática para permitir una descripción general de los contenidos mentales.
En sus introspecciones Wundt y sus estudiantes identificaron dos elementos básicos
de la vida mental: sensaciones y sentimientos. Para ellos, los complejos y continuamente
cambiantes procesos mentales resultaban de las conexiones o de síntesis creativas de
esos elementos. Wundt planteó este principio de síntesis creativa en franca oposición a
lo que él consideraba el engañoso elementismo atómico de algunos asociacionistas del
siglo XIX. Arthur Blumenthal describió bien esta situación:
[Los asociacionistas] han atomizado los procesos mentales dentro de ideas elementales
que llegan a ser asociadas dentro de componentes de acuerdo con las descripciones de
asociacionistas clásicos. Wundt consideraba que esa aproximación era una mera analogía
primitiva con los sistemas de la física mecánica y argumentaba además que estos sistemas
enseñan poco acerca de las relaciones de los procesos psicológicos. (Blumenthal, 1975, p.
1083)
Para Wundt, las sensaciones y los sentimientos no eran simplemente "bolas de billar" que chocan e interactúan. Al igual que John Stuart Mili (capítulo 2), adoptó un
modelo de la mente que enfatizaba las principios químicos en lugar de los mecánicos.
Para Wundt la mente es una fuerza creativa, dinámica, volitiva. Nunca podría ser enten-
128
Capítulo 4
dida mediante simples identificaciones de sus elementos o su estructura estática. Por el
contrario, debe comprenderse a través del análisis de su actividad; sus procesos. De hecho, el término estructuralista, comúnmente aplicado a Wundt, fue inventado más tarde
por Edward Titchener (capítulo 5) y William James (capítulo 9); Wundt nunca lo usó. En
lugar de eso, nombró voluntarismo a su psicología e hizo hincapié en la diferencia entre
su voluntarismo y el estructuralismo de Titchener (Blumenthal, 1979, p. 549). Blumenthal
ha sido en gran medida responsable de clarificar lo que ahora sabemos sobre la verdadera posición de Wundt. Escribió:
No puedo evitar preguntarme si Wundt tenía alguna noción de lo que podría pasar el día
que eligió la palabra "Elemente" como parte del título de un capítulo. Generaciones posteriores se apoderaron de la palabra con tal pasión que finalmente la llevaron a transformar
a Wundt en algo bastante opuesto al original. (Blumenthal, 1979, p. 549)
La destacada conclusión de Blumenthal fue que Wundt no era un reduccionista, ni un
elementista ni un estructuralista (las tres características que se le asignan con mayor frecuencia). Wundt no definió la psicología como la ciencia de la mente. Esa definición, lo
mismo que el término estructuralismo, también proviene de Titchener. Wundt rechazó
que hubiera "mentes" para ser estudiadas separadamente de los "cuerpos". Se opuso con
vehemencia a los dualismos mente-cuerpo y creía que la experiencia mental debe estudiarse en términos de ambos, la mente y el cuerpo —la tan llamada resolución de doble
aspecto del problema mente-cuerpo—. Finalmente, la introspección de Wundt no fue un
método limitado al autorreporte, sino que era un conjunto de procedimientos objetivos,
experimentales llamados de forma más precisa autoobservación experimental.
La investigación de Wundt
Cuando volteamos hacia la investigación de Wundt, encontramos una situación similar.
En lugar de llevar a cabo una larga serie de experimentos restringidos, tediosos e irrelevantes determinados por la introspección, Wundt y sus estudiantes realizaron investigación sobre toda una variedad de temas y, como hemos visto en muchos de sus experimentos, la introspección clásica tiene sólo una pequeña participación si no es que
ninguna.
Afortunadamente, tenemos un excelente registro histórico de los experimentos que
Wundt y sus estudiantes efectuaron en su laboratorio de Leipzig. Como el número de
experimentos se incrementaba, Wundt se dio cuenta de que se necesitaba una forma de
presentar sus resultados a un público más amplio. Aumentaba y revisaba de manera
constante su texto Principios, pero el tiempo que se perdía en la edición creó la necesidad
de una revista que permitiría que los resultados se publicaran rápidamente. En 1881
Wundt estableció la revista Philosophische Studien (Estudios filosóficos) y publicó un primer reporte de un estudiante: el experimento de Max Friedrich sobre la apercepción del
tiempo. Wundt editó Philosophical Studics hasta 1902. Ésa fue la primera revista que se
creó exclusivamente para la investigación psicológica. Edwin G. Boring (1929) y Robert
Watson (1978) clasificaron cerca de 100 de los experimentos publicados en esta revista
durante un periodo de 21 años y encontraron que cerca de 50 por ciento se refería a la
sensación y la percepción: estudios de la visión del color y del contraste, posimágenes e
Wilhelm Wundt y la fundación de la psicología
129
ilusiones visuales. El tiempo de percepción también fue estudiado a través del juicio de
los sujetos y los intervalos de tiempo estimados. Las sensaciones táctiles se estudiaron
utilizando los métodos psicofísicos desarrollados por Ernst Weber y Gustav Fechner (capítulo 6).
Cerca de 17 por ciento de los experimentos reportados en Philosophische Studien utilizó los métodos de investigación iniciados por Cattell y la medición de los tiempos de
reacción. Los sujetos tenían que responder después de que detectaran o identificaran un
estímulo. Los tiempos de reacción para la identificación fueron, de manera consistente,
más largos que los tiempos de reacción de detección; se pensó que esto se debía al tiempo que toma el proceso de identificación después de la simple detección del estímulo.
Esos métodos y suposiciones parecían razonables, pero cerca del cambio de siglo se consideraron inadecuados. Los tiempos de reacción observados varían mucho de sujeto en
sujeto, en el mismo sujeto en diferentes momentos y de laboratorio en laboratorio. Los
tiempos de reacción simplemente no producen las mediciones precisas de los procesos
mentales que buscaban los wundtianos. No obstante, tales mediciones han llegado a ser
omnipresentes en la psicología (Luce, 1986, p. 1).
Cerca de 10 por ciento de los experimentos de Leipzig se refería a la atención. Wundt
consideraba la atención como un proceso mental que crea un foco en la conciencia. Definió atención como "El estado que acompaña la clara aprehensión de cualquier contexto
psíquico y que se caracteriza por una sensación especial" (Wundt, 1902, p. 229). Los
observadores de Leipzig eran entrenados para distinguir en sus introspecciones entre
sensaciones e ideas tanto en el Blickfeld (campo de atención) como en el Blickpimkt (foco
de atención). Wundt lamo apercepción al proceso mental que lleva los contenidos al foco de atención. Hoy en día se llamaría atención selectiva. En 1919 uno de los estudiantes
más eminentes de Wundt, Emil Kraepelin, aplicó un modelo de atención al pensamiento
de esquizofrénicos (Kraepelin, 1919). Kraepelin consideraba que ciertas formas de la conducta esquizofrénica se debían a la atención reducida, formas altamente irregulares de
atención, o a un foco de atención extremadamente limitado y pobre. La teoría de la "atención deteriorada"en la esquizofrenia formulada por Kraepelin ha resurgido en las aproximaciones del procesamiento de la información en la enfermedad (Silverman, 1964).
Otro 10 por ciento de los experimentos de Leipzig era relativo al sentimiento. A los
observadores se les presentaban latidos en metrónomos y reportaban que ciertos patrones rítmicos eran más placenteros que otros: existía una dimensión del sentimiento de
placer contra displacer. Los observadores también informaban un ligero sentimiento
de tensión cuando anticipaban el siguiente latido. Así, se involucraba una segunda dimensión del sentimiento que fue definida como tensión contra relajación. Finalmente, en
ciertos rangos del metrónomo, los observadores comunicaban sentimientos sutiles de
excitación, mientras que en otros, sentimientos de calma. Así, se había identificado una
tercera dimensión del sentimiento: excitación contra calma. Estas tres dimensiones se combinan en la teoría tridimensional del sentimiento de Wundt, la cual puede ser diagramada
como sigue:
placer
tensión
excitación
displacer
relajación
calma
130
Capítulo 4
La historia y el uso contemporáneo de los tiempos de reacción
En Londres, una excursión placentera es navegar por el río Tamesis hasta el pueblo cercano de Greenwich. Los botes parten del
muelle de Westminster que está al lado de los
edificios del Parlamento y el viaje permite ver
desde el río muchas reliquias londinenses.
Greenwich, el lugar del principal meridiano,
es un encantador pueblo de río con un lugar
especial en la historia de la psicología. Esto
es porque ahí, en un observa torio astronómico, se realizaron las primeras observaciones
sistemáticas de las diferencias individuales en
los tiempos de reacción.
En 1676 se construyó una casa en una colina sobre Greenwich, para los "observadores astronómicos" de Inglaterra. Sir Christopher Wren, el arquitecto de la Catedral de
San Pablo, recibió una comisión real para proveer "habitación y un poco de comodidad a
los observadores". Antes de ese momento,
John Flamsteed, el primer astrónomo real,
había realizado sus observaciones desde una
torreta en la Torre de Londres. En Greenwich,
Flamsteed verificó una y otra vez los movimientos de las estrellas e hizo determinaciones precisas acerca de su posición. Greenwich
también llegó a ser el cronómetro nacional y
más tarde el oficial en el mundo. Cada día se
llevaba una pelota hasta la cima de un mástil y se dejaba caer exactamente a la una en
punto. Los marineros en el río ponían a la
hora sus cronómetros por "Medio del Tiempo de Greenwich". Todavía hoy la pelota del
tiempo se deja caer precisamente a la una.
En 1796, en el Observatorio de Green wich,
Nevil Maskelyne, el quinto astrónomo real de
Inglaterra, y su asistente, un joven llamado
Kinnebrook, estaban observando y registrando los tiempos de tránsito de las estrellas a
través de las retículas de sus telescopios. Los
tiempos que registraban algunas veces diferían tanto como en un segundo, una diferencia que Maskelyne concluyó se debía a un
error de Kinnebrook. El desafortunado joven
fue despedido. Diez años después, un astrónomo alemán, Friedrich Bessel, leyó y consideró el incidente de Greenwich y concluyó
que no había ningún error, sino que Maskelyne y Kinnebrook habían diferido en sus
tiempos de observación o de reacción. Los astrónomos llegaron a desarrollar ecuaciones
personales que les permitían determinar las
diferencias entre los observadores y, así, podían trabajar juntos.
En los últimos años de la década de 1860
un fisiólogo alemán, Fransiscus Cornelius
Donders, estudió los tiempos de reacción bajo
condiciones controladas de laboratorio. En su
procedimiento de tiempo-de-reacción-simple,
una persona tenía que responder con una respuesta en particular a un estímulo; en el procedimiento de tiempo-de-ruacción-de-clección,
se presentaba un cierto número de estímulos y se requerían diferentes respuestas po'v.
cada uno. Finalmente, en su procedimiento
de iiempo-de-ivacción-dc-discriminndón, se pre-
sentaba una amplia colección de estímulos
ordenados al azar, y se le pedía a i.i persona
Wundt y sus estudiantes dedicaron mucho esfuerzo para incluir varios sentimientos
en su matriz tridimensional. En general, no tuvieron éxito, pero cuando se contó con las
técnicas del análisis factorial en el siglo XX, se crearon un gran número de aproximaciones dimensionales sobre el significado y la emoción. (Osgood, Suci y Tannenbaum, 1957;
Schlosberg, 1954).
Al estudiar los sentimientos, los wundtianos también utilizaron el método de las
"comparaciones apareadas". Los sentimientos eran comparados uno con otro y con un
sentimiento establecido de comparación. Las comparaciones se hacían a lo largo de las
Wilhelm Wundt y la fundación de la psicología 131
La historia y el uso contemporáneo de los tiempos de reacción (continuación)
que respondiera sólo a uno de ellos. Los tiempos simples de reacción eran consistentemente más cortos que los otros dos. La sustracción le dio a Donders una medida del
tiempo que se lleva discriminar o elegir. En
un trabajo que es una reliquia "Sobre la velocidad de los procesos mentales" (1868),
Donders describió un modelo por etapas en
el cual el estímulo primero se percibe, luego
se categoriza y después se selecciona la respuesta apropiada. Cada una de estas etapas
mentales toma tiempo, por lo que se asume
que el tiempo de reacción medido es el resultado aditivo del tiempo que tardamos en
desempeñar cada operación mental. Ese modelo por etapas del procesamiento mental
subyace al uso de las medidas del tiempo de
reacción hechas por Cattell y otros estudiantes en el laboratorio de Wundt en Leipzig.
En una revisión histórica del desarrollo de la
psicología cognitiva moderna, Michael
Posner y Gordon Shulman (1979) definieron
a Donders como uno de los fundadores de la
psicología cognitiva.
Los últimos 20 años han visto el surgimiento de la psicología cognitiva y el dominio de las aproximaciones del procesamiento
de la información al estudio del aprendizaje
y la memoria. En una serie de experimentos
ahora clásicos, Saúl Sternberg (1966, 1969)
pidió a los sujetos que recordaran una serie
de letras y después de un corto tiempo les
preguntó si una letra de la prueba estaba o no
en la serie original. Los sujetos respondían
"Sí" o "No" presionando un botón y así podían medirse sus tiempos de reacción. Como
el tamaño de la serie original se incrementaba
de una a seis letras, los tiempos de reacción
aumentaban, con cada ítem adicional se añadían cerca de 30 milisegundos al tiempo de
reacción. Ese resultado era predecible. Lo que
resultaba sorprendente era que los tiempos de
reacción para los ensayos de "Sí" y "No" no
diferían. Esto le sugirió a Stenberg que al buscar rápidamente en el almacén de la memoria, se explora la memoria entera en una búsqueda exhaustiva, incluso después de que se
encuentra el par.
Alan Collins y M. Ross Quillian (1969)
propusieron que el conocimiento semántico
o la memoria a largo plazo está organizado
en estructuras jerárquicas o redes. Predijeron
que cuanto más nodos de información deban
pasarse para contestar una pregunta, mayor
será el tiempo de reacción. Sus sujetos tardaron bastante menos tiempo en responder a
preguntas como "¿El canario es amarillo?"
que en contestar "¿El canario es de sangre
tibia?" Tales diferencias se presentaban aunque la respuesta fuera o no fuera correcta.
Todos estos resultados tuvieron un profundo efecto en las concepciones psicológicas sobre el aprendizaje y la memoria. Son
una demostración singular del poder del
modelo de Donders sobre el procesamiento
mental y sobre el valor de los tiempos de
reacción como una medición de una variable dependiente.
tres dimensiones que habían surgido en observaciones anteriores. Además, las mediciones de la tasa del pulso, la respiración y la tensión muscular se tomaban como índices de
la cualidad del sentimiento. Esta investigación anticipó la psicofisiología de hoy en día.
Finalmente, cerca de 10 por ciento de los estudios reportados en Philosophische Studien
trata sobre la asociación. Para Wundt, asociación era un proceso de combinación en un estado
pasivo de atención. Se presentaban a los sujetos palabras aisladas y se les pedía que respondieran con una sola palabra. Los wundtianos registraban tanto la palabra respuesta
en sí misma como su latencia. Wundt distinguía entre las asociaciones internas basadas
en conexiones intrínsecas entre las palabras (por ejemplo, "león-animal", "lanza-escudo",
132
Capítulo 4
"vaca-leche" y "blanco-negro") y conexiones externas basadas en conexiones extrínsecas,
accidentales, que con frecuencia son el producto de la historia individual de una persona
(p. ej. "curva-accidente" y "padre-odio"). Emil Kraepelin halló evidencias sugestivas de
la gran importancia clínica de esas asociaciones; encontró que un sujeto bajo la influencia
del alcohol incrementaría el número de asociaciones externas.
Mientras que Wundt dirigía investigación en su laboratorio de Leipzig, sus asistentes
oficiales se encargaban de mucha de la supervisión diaria (Boring, 1957). Quince hombres contaban con tal categoría, incluyendo a Cattell desde 1885 hasta 1886 y a Oswald
Külpe (capítulo 6) desde 1886 hasta 1893. Los estudiantes solían trabajar en experimentos asignados que con frecuencia eran réplicas de trabajos anteriores. Danziger (1985)
comparó el experimento psicológico como una institución social en Leipzig con la situación en los laboratorios de investigación contemporáneos. Encontró notables diferencias
en los papeles de los sujetos y los experimentadores. Hoy en día existe una clara diferencia en cuanto a poder y posición que favorece al experimentador. Los psicólogos "desplazan" a sus sujetos, quienes a menudo acceden a un experimento para cubrir un requisito
para un curso o para recibir una pequeña paga. El experimentador está claramente al
mando. El sujeto hace lo que él o ella le instruye a hacer y luego recibe ya sea créditos por
participar o una pequeña paga. En el laboratorio de Wundt el papel del sujeto se consideraba más importante que el del experimentador, dado que el sujeto era la fuente de datos.
Los sujetos eran elementos psicológicamente sofisticados muy bien entrenados del laboratorio de Leipzig. Algunas veces se alternaban los roles de sujeto y experimentador;
otras veces, el sujeto y el experimentador eran la misma persona. Especialmente en los
primeros años del laboratorio, Wundt mismo era, con frecuencia, el sujeto. "Sujeto" no
era sino un término utilizado en los reportes de Leipzig, otros términos eran "reactor",
"observador", "participante" e "individuo bajo observación". La investigación en el laboratorio de Wundt era intensiva y cooperativa, conducida por un grupo pequeño de
personas. Danziger (1985) concluyó que el patrón actual de los papeles en los experimentos psicológicos no proviene de Leipzig sino de Francia, de los estudios sobre hipnosis
experimental de investigadores médicos como Jean Charcot (capítulo 11).
Wundt como tutor
Una amplia variedad de experimentos se realizaban en Leipzig. Sin un gran número de
estudiantes, tal volumen de investigación no hubiera sido posible. A finales del siglo XIX
Leipzig era el centro de la nueva ciencia de la psicología y una de las contribuciones más
importantes de Wundt a su desarrollo fue la influencia que tuvo sobre los estudiantes.
Uno de los primeros fue el estadounidense William James. Tan temprano contó 1867,
James escribió a un amigo:
Me parece que ha llegado el momento para que la psicología se convierta en una ciencia:
ya se han realizado algunas mediciones en la región que queda entre los cambios físicos en
los nervios y la aparición de la conciencia[...] Voy a estudiar lo que ya es sabido, y tal vez
pueda realizar un trabajo sobre ello. Helmholtzy un hombre llamado Wundt en Heidelberg
están trabajando en eso y yo espero, si sobrevivo a este invierno, ir con ellos en el verano.
(James, 1867, citado en Roback, 1961a, p. 76)
Wilhelm Wundt y la fundación de la psicología
133
James en efecto sobrevivió el invierno y pasó algún tiempo con Wundt. Sin embargo,
como veremos en el capítulo 9, James rápidamente concluyó que la psicología de Wundt
no era lo que estaba buscando. Para otros estudiantes su experiencia en Leipzig valió
más la pena. Entre 1875 y 1919 Wundt dirigió 186 tesis de doctorado (Tinker, 1932). De
ellas, 70 fueron sobre filosofía y el resto sobre temas psicológicos (Fernberger, 1933). La
mayoría de esos estudiantes (136) provenía de Alemania y Austria. Al leer sus nombres,
Samuel Fernberger (1933) reconoció sólo a 34 de ellos. ¿Por qué muchos de los estudiantes de Wundt no alcanzaron relevancia psicológica? Posiblemente son mejor conocidos
para los psicólogos alemanes o quizá, tal como Fernberger especuló, a la mayoría de esos
estudiantes el doctorado los llevó a seguir carrera en el sistema alemán del Gymnasium.
Ese sistema enfatizaba la excelencia en la enseñanza y la supervisión cercana de los
estudiantes. La investigación no era alentada o requerida, y por eso no contribuyeron
a la bibliografía psicológica. Sin embargo, Wundt tuvo algunos estudiantes europeos
notables.
Además de Emil Kraepelin que ya se ha mencionado, Hugo Münsterberg, cuya carrera se describirá con más detalle en el capítulo 5, realizó avances tempranos en la psicología aplicada. Los estudiantes provenientes de Francia a cargo de Wundt incluían a
Viktor Henri, quien colaboró con Alfred Binet en la formulación de la primera prueba de
inteligencia (capítulo 11), y B. Bourdon, quien en 1896 fundó el segundo laboratorio psicológico francés en Rennes. De Rusia, Vladimir M. Bekhterev, uno de los contemporáneos de Pavlov, desarrolló una teoría única de condicionamiento y un sistema de
psicología. Entre los estudiantes de Wundt provenientes de Inglaterra se incluían el estadista y psicometrista Charles Spearman, lo mismo que el individuo responsable de llevar una versión refinada del sistema wundtiano a Estados Unidos, Edward Titchener.
Éstos son nombres importantes en la historia de la psicología, pero Hugo Eckener fue el
más famoso de todos los estudiantes alemanes de doctorado de Wundt. Comandó el
dirigible Graf Zeppelin en sus muchos vuelos alrededor del mundo, fue honrado con dos
desfiles en la ciudad de Nueva York, y fue elegido como el hombre más conocido en el
mundo en una votación de un periódico de la década de 1930. El New York Times ubicó a
Eckener como un explorador de la misma categoría que Robert E. Peary, Roald Amundsen,
Ernest Shackleton y Richard E Byrd, y como un aviador de la misma importancia que
Charles Lindbergh (Vaeth, 1958). Realizó su investigación de disertación en torno a los
efectos de la irritación y el enojo sobre la atención y recibió su doctorado de manos de
Wundt en 1893.
Cattell recibió su grado en Leipzig en 1886. Dieciséis estudiantes de Estados Unidos
lo siguieron y recibieron sus grados de manos de Wundt. Los títulos de sus disertaciones
constituyen una evidencia más de la diversidad de la investigación que se realizaba en el
laboratorio de Wundt. La lista de disertaciones incluye la de Harry Kirke Wolfe de 1886
"Memoria para tonos". Wolfe estableció el departamento de psicología en la Universidad de Nebraska (Benjamín, 1987,1991b); la de Frank Angelí ("Estudios sobre la estimación de la intensidad del sonido"), la de Edward Scripture ("Pensamiento y sentimiento")
y la de Edward Pace ("La teoría de la evolución de Spencer"), todas terminadas en 1891.
Ellos fundaron laboratorios de psicología en Stanford, Yale y la Universidad Católica,
respectivamente. La primera clínica psicológica de Estados Unidos fue fundada en 1896
por Lightner Witmer, quien escribió su disertación sobre "Los valores estéticos de las
proporciones variables" y recibió su grado en 1892. El fundador del laboratorio psicológico de la Universidad de California, George Stratton ("La percepción de los cambios de
134
Capítulo 4
presión en tasas variables"), y el del departamento de psicología educativa de la Universidad de Chicago y del laboratorio de psicología en la Universidad de Nueva York, Charles
Judd ("Percepciones del espacio") recibieron sus grados de manos de Wundt en 1896.
Judd también tradujo al inglés el texto de Wundt El perfil de la psicología. En 1900, Walter
Scott, quien inició el departamento de psicología en la Universidad de Tufts, recibió su
grado de manos de Wundt con una disertación sobre "La psicología de los impulsos". El
catedrático durante 24 años del departamento de psicología de la Universidad del Estado de Ohio, George Arps, escribió su disertación sobre "El incremento de la percepción
de la presión" y también recibió su doctorado de manos de Wundt en 1908.
Wundt también atrajo estudiantes de otros países, incluyendo India y Japón.
Blumenthal describió el impacto de Wundt sobre esos estudiantes:
En 1920, el año de la muerte de Wundt, sus estudiantes y seguidores japoneses construyeron una réplica del laboratorio de Leipzig en la Universidad de Tokio. Dicho laboratorio
sobrevivió la Segunda Guerra Mundial sólo para ser quemado durante un disturbio de estudiantes en la década de 1960. En 1932, el centenario del nacimiento de Wundt, la Indian
Journal of Psychology y algunos seguidores de Wundt en Calcuta produjeron el volumen conmemorativo sobre Wundt más amplio que se imprimió ese año (Blumenthal, 1975, p. 44).
Wundt no sólo fundó la psicología, sino que también entrenó a un grupo sustancial
de la primera generación de psicólogos. En 1900 había 43 laboratorios psicológicos en
Estados Unidos, doce de los cuales fueron fundados por estudiantes de Wundt, ya fueran de doctorado o no (Garvey, 1929). Cuatro de los primeros cinco psicólogos distinguidos listados por Cattell en 1903 —James, Cattell, Münsterberg y Hall— estudiaron en
Leipzig con Wundt. John MacEachran, miembro de la facultad durante mucho tiempo
de la Universidad de Alberta, fue un doctorado por Wundt (Arvidson, 1971). Así, Wundt
influyó en la primera generación de psicólogos en torno a los cuales la mayoría de los
estudiantes de psicología pudo, probablemente, trazar su linaje histórico (Boring y Boring,
1948). Pocos de los estudiantes de Wundt permanecieron fieles a sus enseñanzas y a su
aproximación a la psicología, no obstante, recibieron sus doctorados de él y de diferentes
formas representan la nueva psicología.
Wundt como escritor
A lo largo de su carrera Wundt fue un escritor prolífico. A sus primeros tres libros le
siguieron en 1880 y 1883 dos volúmenes de su Lógica, los cuales pasaron por cuatro ediciones. Su Etica (1896) tuvo cinco ediciones y se hicieron 15 de Grundriss der Psychologie
(Fundamentos de la psicología) (1896). En 1889 publicó System der Philosophie y entre
1900 y 1920, Volkerpsychologie en diez volúmenes, de los cuales se hablará más en forma
breve. Finalmente, su Einfühmng in die Psychologie (Introducción a la psicología) salió a la
luz en 1911 y en 1920 fue publicado Erlebtes and Erkanntes (Lo que he experimentado y
descubierto). Su bibliografía incluye 491 temas. Boring (1957) computó un total de 53 735
páginas publicadas y le asignó un promedio de publicación a lo largo de su carrera de
2.2 páginas por día o una palabra por cada dos minutos, día y noche durante 68 años
(Boring, 1957, p. 345). Watson estimó que el lector promedio, con una tasa de 60 páginas
por día, necesitaría cerca de dos años y medio para leer sus obras completas (Watson,
Wilhelm Wundt y la fundación de la psicología
135
1968, p. 272). Seguramente esta producción prodigiosa nunca será igualada. Muestra la
habilidad de Wundt y resulta especialmente impresionante cuando uno sabe que durante la segunda mitad de su vida sufrió de estrabismo en el ojo derecho, lo que le dificultaba
la lectura y la escritura.
A pesar de su prolífica producción, los trabajos de Wundt son poco leídos hoy en día.
Sólo se han traducido al inglés segmentos aislados, y su estilo de escritura en alemán
produce un desaliento inmediato. G. Stanley Hall describió el estilo de Wundt tan sólido
como el plomo, pero justo igual de opaco; George Miller se refirió a la genialidad de
Wundt como "la clase que Thomas Edison describió como uno por ciento de inspiración
y noventa y nueve por ciento de transpiración" (Miller, 1962, p. 24). En una carta a Stumpf,
James describió a Wundt como un aspirante a ser "una especie de Napoleón del mundo
intelectual. Desafortunadamente, nunca encontrará su Waterloo porque es un Napoleón
sin genialidad y sin una idea central, la cual, si es derrotada, derriba la estructura entera
en ruinas". De acuerdo con James, mientras los críticos estaban dispuestos "a hacer trizas algunas de sus consideraciones, él está, entre tanto, escribiendo un libro sobre un
tema completamente diferente. Córtenlo en pedazos como a un gusano y cada fragmento
se deslizará" (James, 1887, en Perry, 1935, vol. 2, p. 68). Incluso el estudiante más leal de
Wundt, Titchener, admitió:
En los últimos años el estilo de Wundt ha sido, con frecuencia y por periodos difuso y
oscuro. Yo no debería preocuparme por llamarlo ninguna de estas cosas, pero estoy seguro
de que es difícil. Tiene, tal vez, en algún grado poco común, las características típicas del
científico alemán; el descuido de las repeticiones verbales, las frases largas y complicadas,
sus intromisiones dentro de lo coloquial y de lo que no lo es (Titchener, 1904, en Hillix y
Marx, 1974, p. 118).
Wundt y sus intereses de toda la vida
El proyecto que preocupó más a Wundt durante las últimas dos décadas de su vida fue
su obraVolkerpsychologie (Psicología de los pueblos), publicada en diez volúmenes entre
1900 y 1920. Este importante trabajo ha sido ignorado por los historiadores de la psicología. Boring (1929) le dedicó menos de una página en su texto de 700 páginas Historia de la
psicología experimental. Sin embargo, recientemente se le ha prestado mucha más atención a este trabajo, que sin duda constituye una aportación importante (Blumenthal,
1975, 1979; Mueller, 1979; Schneider, 1990). Pero la pregunta permanece: ¿por qué la
Volkerpsychologie ha estado tan olvidada? La explicación de Blumenthal es que en lugar
de leer a Wundt de forma directa, los psicólogos han desarrollado un gran número de
"mitos de los orígenes" que han pasado de una generación a la siguiente y los cuales no
incluyen la Volkerpsychologie. Otra explicación es que mucho de nuestro conocimiento
sobre la historia de la psicología proviene del clásico de Boring Historia... La historia no
se puede repetir a ella misma, sino que los historiadores se repiten uno al otro. Boring
dedicó su libro a su maestro, Titchener, describiéndolo como un "historiador por excelencia" de la psicología experimental, y ofreció su trabajo con "gran timidez" como un
"pobre sustituto" del libro que Titchener debió haber escrito. Boring reflejó el punto de
vista de Titchener en cuanto a que la Volkerpsychologie era de poca importancia. Titchener
había dicho de ella:
136 Capítulo 4
Yo deseo, sin embargo, detenerme un poco en la Vólkerpsychologie con el objetivo de protestar ante una creencia popular en los últimos años, y en alguna medida alentada por Wundt
mismo, a la cual le concedo estar fundada, en el mejor de los casos, en una verdad a medias. Se ha desarrollado una leyenda —no puedo llamarla de ninguna otra forma— ante el
hecho de que la psicología social fue el primero y el más afectuoso de los amores de Wundt,
que toda su vida, hasta cerca de 1890, se la pasó quitando intrusos de su camino y que él
esperaba finalmente regresar a ella. En parte, el largo periodo dedicado a la Vólkerpsychologie
puede ser responsable; en parte, tal como acabo de decir, ciertas afirmaciones de la propia
adhesión de Wundt; debería aceptar esta leyenda si viene con la propia adhesión de Wundt;
debería desconfiar de la memoria de un hombre viejo. Pienso que nadie que conoce de
manera íntima el curso del desarrollo de Wundt puede aceptarla tal y como el libro la
retrata. (Titchener, 1921b, p. 169)
Titchener desestimó los diez volúmenes de la Vólkerpsychologie como si se debieran
nada más que a la debilidad de toda la vida de Wundt por "sujetos problemáticos de
cierto tipo" (Titchener, 1921b, p. 169). En una singular nota de pie de página, Titchener
afirma que durante su segundo año como estudiante graduado de Leipzig, "tuvo éxito
en encasillar a Wundt" (1921b, p. 170). La Vólkerpsychologie no cupo en la casilla que
Titchener había hecho para Wundt y, por tanto, la ignoró. Como resultado, nuestra percepción de los intereses de Wundt a través de los años tal vez no sea precisa. Contrario a
las afirmaciones de Titchener, Wundt estuvo muy interesado en temas que sentía que no
podían ser estudiados experimentalmente. Wundt definió la "psicología popular o étnica"
en la introducción de su primer libro, Beitrage zur Theorie der Sinneswahrnehmung (Contribuciones hacia una teoría de la sensopercepción), publicado en 1862, y continuó interesado en la psicología social o étnica durante toda su carrera. La Vólkerpsychologie se publicó
recientemente (Schneider, 1990) y ha tenido una acogida favorable (Brock, 1992,
p. 380).
Blumenthal encontró otras evidencias del interés de Wundt en un rango amplio de
temas psicológicos:
Más que ningún otro trabajo aislado, el temprano "Vorlesungen" refleja la amplitud y la
dirección de los intereses de Wundt. Ya en los principios de la década de 1860, desarrolló
sus estudios de la Vólkerpsychologie (Psicología de los pueblos). Y su "Vorlesungen" de
1863 contiene tanto sobre la sociedad, o sobre la psicología comparada, la estética, el lenguaje o la emoción, como sobre ninguna otra cosa. (Blumenthal, 1979, p. 548)
Como hemos visto, Vorlesungen über die Menschen und Thierseele (Conferencias sobre
la mente humana y animal) fue el segundo libro de Wundt. Derivó de un curso que
impartió durante los inicios de su carrera docente en la Universidad de Heidelberg, "Psicología como una ciencia natural". Es probable que durante esta época Wundt desarrolló su filosofía de que la psicología experimental y étnica debe ser completada por la
psicología comparativa e infantil. Mucho después escribió en la Vólkerpsychologie de diez
volúmenes, que los estudios de los animales eran importantes porque:
el reino animal exhibe una serie de desarrollos mentales que pueden ser considerados como
antecedentes al desarrollo mental del hombre, pues la vida mental de los animales muestra ser completamente, en sus elementos y en las leyes generales que gobiernan la combinación de esos elementos, igual a la vida mental del hombre (Wundt, 1902, p. 308)
Wilhelm Wundt y ¡a fundación de la psicología
137
En un estilo similar Wundt defendía estudios psicológicos acerca de niños. Tales estudios describirían el desarrollo de procesos mentales complejos como el lenguaje.
Wundt el hombre
Las opiniones sobre la personalidad de Wundt difieren. Algunos coinciden con el punto
de vista más bien crítico de Cattell. En una carta a Stumpf, James describió a Wundt
como "el ejemplo acabado de cuánto puede hacer la mera educación por un hombre"
(énfasis en el original; James, 1887, en Perry, 1935, Vol. 2, p. 69). Hall (1924) hizo un
retrato poco favorecedor del Wundt que encontró en Leipzig; lo describe como "un trabajador infatigable; raramente lo veíamos fuera de su laboratorio, aunque pasaba poco
tiempo y trabajaba poco ahí; la mayor parte de su trabajo lo realizaba en el estudio de su
casa. También me impresionaba por ser más bien inepto en el uso de las manos" (Hall,
1924, p. 206). Incluso Titchener describió a Wundt como "carente de humor, infatigable y
agresivo" (1921b, p. 175), pero era más frecuente que él y otros estudiantes fueran generosos en sus elogios hacia Wundt. Tanto Cattell como Titchener hicieron cálidas descripciones de las Navidades que pasaron en Leipzig con Wundt, su esposa Sophie, que hablaba
inglés, y sus hijos. Titchener recordaba a Wundt "nada arrogante, cordial, tolerante; de
ninguna forma dado al monólogo; con frecuencia mostraba destellos de un agradable
humor enteramente académico. Cuando uno se sentaba con él en su estudio, no había
rastro del controvertido león rugiente o de algo así como un arbitro de la ciencia y la
filosofía proveniente del Olimpo" (Titchener, 1921b, pp. 175-176).
Wundt mostraba su sentido del humor cuando recordaba su asistencia a un examen
de psicología de una escuela. El maestro había elaborado su propia psicología, la cual
requería que sus pupilos aprendieran de corazón. Durante el examen, cada pregunta
concerniente a la naturaleza del alma, la vida, la mente y el cuerpo, era contestada por el
estudiante con extrema exactitud. Cuando más tarde otro maestro le preguntó a Wundt
si los pupilos eran "peritos" en la psicología, él respondió, "Por supuesto, fuera de todas
aquellas preguntas que yo no hubiera podido contestar" (Wundt, 1877, citado en
Blumenthal, 1979, p. 550). Wundt debió haber sido amable con sus estudiantes durante
exámenes; Anna Berliner, la única mujer doctorada por Wundt, lo recordaba como "el
examinador más amable y más servicial que he tenido" (Berliner, 1971, p. 516).
Wundt lamentaba la atmósfera pesada de las universidades alemanas. Como un conferencista lleno de vida y estimulante quien, a diferencia de la mayoría de sus colegas, no
leía material preparado, atrajo grandes audiencias de estudiantes no graduados de
Leipzig. Fue uno de los primeros conferencistas de Leipzig en usar transparencias para
proyección y en llevar demostraciones y aparatos experimentales a sus clases. Como lo
había hecho en Heidelberg, Wundt utilizaba tales demostraciones y experimentos para
complementar y apoyar sus conferencias. Titchener hizo la siguiente descripción acerca
del estilo de Wundt para dictar conferencias:
Wundt aparecería exactamente en el minuto correcto —la puntualidad era esencial— vestido todo de negro y con un fajo de notas sobre la conferencia, haciendo mucho ruido en el
pasillo lateral hacia la plataforma con un desgarbado arrastrar de pies y un sonido como si
sus suelas estuvieran hechas de madera. Sobre la plataforma había un largo escritorio donde se llevaban a cabo las demostraciones. Él hacía pocos gestos —un dedo índice atrave-
138
Capítulo 4
sando su frente, un reacomodo de su gis— y entonces enfrentaba a su audiencia y colocaba
los codos en el atril. Conforme hablaba, sus brazos y sus manos se movían hacia arriba y
hacia abajo, señalaba y agitaba la mano de alguna misteriosa forma ilustrativa. Su cabeza y
su cuerpo estaban rígidos, y sólo las manos se movían hacia adelante y hacia atrás. Raramente se refería a las pocas notas escritas. Cuando el reloj marcaba la hora, se detenía e
inclinaba un poco, y salía tan estrepitosamente como había entrado. (Titchener, citado en
Miller, 1962, pp. 19-20)
Wundt debió haber enseñado de esta manera a más de 24 000 estudiantes no graduados. Más tarde, en la Universidad de Cornell, Titchener, siguiendo el estilo de su maestro, entraba y salía de sus conferencias haciendo mucho ruido.
En 1889 Wundt fungió como rector de la Universidad de Leipzig, y en 1902, en reconocimiento a sus logros y contribuciones, la ciudad lo nombró ciudadano honorario. Sin
embargo, durante las últimas dos décadas de su vida, Wundt se retiró poco a poco de la
psicología experimental. Wilhelm Wirth fue nombrado codirector del instituto de Leipzig
en 1908, lo que dejó libre a Wundt para concentrarse en su Völkerpsychologie y otras obras.
Se retiró de esa universidad en 1917.
Mantuvo un intenso interés en la política a lo largo de su vida. Durante la Primera
Guerra Mundial apoyó ardientemente la causa alemana con panfletos y artículos, insistiendo en que Alemania había sido forzada a entrar a la guerra porque su existencia
como potencia había sido amenazada. Fue uno de los 93 firmantes del manifiesto que
proclamaba la invasión alemana a Bélgica como un acto de defensa propia. En septiembre de 1914, pronunció un discurso en la Universidad de Leipzig en el cual de manera
inflexible argumentó que la guerra se debía a una conspiración de los participantes en el
entente cordiale: Inglaterra, Francia y Rusia. Creía que esos poderes estaban motivados
por envidia y celos, un deseo de venganza y un sueño de poder, respectivamente. De los
tres, Inglaterra y, en especial su último rey Eduardo VII, fueron los villanos, responsables de la guerra. Al respecto Wundt dijo:
Pero la máxima culpa del estallido de esta conflagración mundial recae en Inglaterra. Sin la
instigación de los ingleses, sin el dinero inglés y sin la flota inglesa, hubiera existido por lo
menos contacto con los límites en los que un trato honorable de fuerza siempre hubiera
parecido posible. Pero, Inglaterra fue la primera en convertirla en una guerra mundial.
(Wundt, 1914/1915, p. 11)
Después de su muerte, el Times de Londres afirmó que Wundt habría sido más honrado si se hubiera muerto antes (Cattell, 1921, p. 158). Sorprende un poco que Titchener
se refiriera a los escritos y a las actividades de Wundt en tiempos de guerra como algo
que los psicólogos "sólo pueden tratar de olvidar" (Titchener, 1921b, p. 163).
Wundt en perspectiva
Dado que Wundt comenzó a realizar experimentos en su laboratorio en 1879, independientes de las demostraciones del salón de clases, y ya que a menudo se le acredita por
haber fundado la psicología como una disciplina separada tanto de la filosofía como de
la fisiología, la Asociación Americana de Psicología (APA) seleccionó 1979 como el año
del centenario de la psicología. Aun Blumenthal caracterizó a Wundt como el padre fun-
Wilhelm Wundt y la fundación de la psicología
139
dador de la psicología que la mayoría de los psicólogos nunca conocieron (Blumenthal,
1979). ¿Por qué? Wundt es recordado como defensor de una aproximación más bien
estrecha a la psicología —introspección— y como un experimentalista estricto. Pero como
hemos visto en este capítulo, su psicología era bastante amplia; su temprana Vörlesungen
y su más tardía Völkerpsychologie son muestra de que a lo largo de su vida su interés se
mantuvo en una amplia gama de temas que no se podían estudiar utilizando una aproximación experimental estricta y una introspección controlada. Wundt no fue meramente
un elementista, interesado sólo en la estructura de la mente. Esa descripción le ajustaría
mucho mejor al estudiante de Wundt, Titchener, y es de este último de quien hemos
recibido muchas de nuestras ideas acerca de Wundt. No es sorprendente que el hijo de
Wundt, Max Wundt, describiera la imagen del trabajo de su padre en la mayor parte de
los libros de texto de psicología como nada más que una caricatura (Wundt, 1944).
Wundt murió pacíficamente el 31 de agosto de 1920, dos semanas después de su
cumpleaños número 88. Como hemos visto, sus numerosos estudiantes, especialmente
aquellos provenientes de Estados Unidos, fundaron laboratorios psicológicos y departamentos de psicología. Dos de sus pupilos europeos, Edward Titchener y Hugo
Münsterberg, también tuvieron papeles importantes en el desarrollo temprano de la psicología en Estados Unidos. Irónicamente, la aproximación y el trabajo de Titchener se
recuerdan, pero ya no tienen seguidores, en cambio, el trabajo de Münsterberg ha sido
olvidado en gran parte, pero sus preocupaciones y su enfoque están siendo retomados
por los psicólogos contemporáneos.
CAPÍTULO CINCO
Edward Titchener
y Hugo Münsterberg
T
anto Edward Titchener como Hugo Münsterberg emigraron a Estados Unidos en
1892. Cada uno de ellos dirigió un importante laboratorio de psicología: Titchener
en Cornell y Münsterberg en Harvard. Vivieron el resto de sus vidas en ese país. Aunque
ninguno llegó a ser un ciudadano estadounidense, ambos influyeron en la psicología en
Estados Unidos. Ahí terminan las similitudes.
La historia de la psicología suele presentar los sistemas psicológicos de Wundt y
Titchener como similares señalando el estructuralismo del segundo como el verdadero
representante estadounidense de su maestro, Wilhelm Wundt. No obstante, sus teorías
eran tan diferentes que un historiador ha descrito la psicología de Titchener como "el
espejo equivocado" de Wundt (Leahey, 1981). La psicología de Titchener fue más restringida e inflexible que la de Wundt: Titchener excluía del dominio de la psicología cualquier cosa que no pudiera estudiarse mediante la introspección controlada de forma
rígida. Consecuentemente, no había cabida para la antropología cultural de Wundt, para
la psicología comparativa y para la psicología infantil dentro del sistema titcheneriano.
Titchener adoptó sólo un aspecto de la psicología de Wundt —el estudio de la sensación
mediante la introspección entrenada— la refino y la convirtió en lo que llamó estructuralismo, el estudio de la estructura de la mente consciente.
Durante dos décadas Titchener dominó la psicología estadounidense como ningún
psicólogo lo había hecho antes o desde entonces. A pesar de sus prolíficas publicaciones
y del rigor de su investigación experimental, su sistema falló. Sus escritos y su investigación raramente se citan en la bibliografía contemporánea de psicología y en todo caso
sólo se hace como contexto histórico. La ascendencia, el dominio y el declive de Titchener
son tan fascinantes que merecen atención.
La psicología de Münsterberg fue más amplia, más variada y menos susceptible al
rigor académico que dominaba todo lo que hacía Titchener. En contraste con éste,
Münsterberg desempeñaba su vida en un amplio escenario: era amigo de presidentes y
kaisers, una figura pública importante, un orador controvertido, un escritor popular y
un hombre que al morir en 1916 fue odiado por más estadounidenses que ningún otro
psicólogo. La notoriedad de Münsterberg probablemente es la razón por la que hasta
épocas recientes se desconocieran sus diversas aplicaciones del conocimiento psicológico a la psicoterapia y a la psicología industrial y forense. En la actualidad ha crecido el
interés en Münsterberg y se han valorado sus múltiples contribuciones. Durante los pa-
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
143
sados 15 años se elaboraron dos biografías importantes (Hale, 1980; Keller, 1979) que
complementan una biografía anterior, comprensiblemente favorable, escrita por la hija
de Münsterberg, Margaret (M. Münsterberg, 1922). Se ha reconocido muchas de las importantes contribuciones de Münsterberg a la psicología aplicada (Moskowitz, 1977), se
ha valorado su posición dev"víctima o idealista" en la historia de la psicología (Landy,
1992), y su "levantarse y caer" se ha estudiado (Spillmann y Spillmann, 1993).
EDWARD BRADFORD TITCHENER (1867-1927)
Nació el 11 de enero de 1867 en el viejo pueblo romano de Chichester, Sussex, a unos 95
kilómetros al sur de Londres hacia la costa del Canal Inglés. El pueblo es famoso por sus
ruinas romanas, las cuales Titchener debió explorar cuando era niño. Su familia rastrea
sus ancestros a 1532, e incluye maestros de escuela, abogados y un antiguo alcalde de
Chichester. Su padre murió a los 30 años, y durante su infancia la familia padeció problemas económicos. Afortunadamente, Titchener era un estudiante brillante y ganó un buen
número de becas, incluyendo una de alta competitividad para la Universidad de Malvern,
una escuela inglesa pública. Malvern no era una más de "las" escuelas públicas, como
Eton, Harrow, Winchester, Rugby, Charter-House, Westminster o Shrewsbury, sino que
impartía una educación excelente pero costosa. Las escuelas públicas inglesas de hecho
son privadas y cobran altas colegiaturas. En el siglo XIX, menos de uno por ciento de
todos los niños ingleses en edad escolar asistía a escuelas públicas. Todavía los graduados de escuelas públicas, o "alumnos a la antigua", constituyen una parte muy grande
de la matrícula de las universidades británicas, en especial de las dos más prestigiosas:
Oxford y Cambridge. La familia de Titchener quería que asistiera a Cambridge, pero el
independiente Titchener eligió la Universidad de Brasenose, Oxford, e ingresó a ella en
1885.
En Oxford, Titchener era un "becario" o sustentante de una beca, y usaba una vestimenta a medio largo y con mangas en lugar de la vestimenta corta y sin mangas que
usaban la mayor parte de los estudiantes de esa universidad. Esas sutiles distinciones y
marcas de una cierta posición fueron importantes para Titchener toda su vida. Años
después, cuando el presidente de la Universidad de Cornell lo invitó a cenar, Titchener
se rehusó porque el presidente no le había entregado personalmente la invitación. Cuando éste le indicó que estaba muy ocupado para fijarse en tales sutilezas sociales, en especial con los nuevos miembros de la facultad, Titchener sugirió que enviara la invitación
con el cochero. El presidente accedió y Titchener asistió a la cena (Boring, 1927, p. 495).
Invariablemente usaba su vestimenta de Oxford en sus conferencias en Cornell. La
vestimenta, decía, "confiere el derecho de ser dogmático". En la década de 1960, en el
salón de la entrada de la casa de su hijo Columbus en Ohio, imperaba un retrato protocolario de Titchener con todas sus insignias académicas.
Titchener estudió lengua y literatura clásicas y filosofía en Oxford, pero también se
sintió atraído por los escritos de Charles Darwin y Thomas H. Huxley (capítulo 9). Durante su quinto año trabajó en el laboratorio del fisiólogo de Oxford, John Scott BurdonSanderson (1828-1905), conduciendo lo que hoy en día sería investigación en psicología
comparativa o etología, con sus estudios sobre la coloración protectora de los huevos que
hace que se confundan con el medio donde se encuentran y evita que sean comidos por
144
Capítulo 5
los insectos (Dewsbury, 1992; Titchener, 1889). Titchener también tradujo la tercera edición de Principios de psicología fisiológica de Wundt al inglés. En 1890, a la edad de 23 años,
obtuvo el grado de licenciado y manifestó un profundo interés en las nuevas ciencias de
la psicología fisiológica. Después de ese año, viajó a Leipzig a estudiar con Wundt. Titchener
hablaba un alemán fluido, era un admirador de la cultura y la sociedad alemanas, y estaba impresionado por la psicología de Wundt. Titchener llevó sus traducciones a Leipzig
esperando publicarlas, pero encontró que el prolífico Wundt estaba a punto de publicar
una quinta edición. El tiempo que pasó Titchener en Leipzig confirmó su compromiso
con la nueva ciencia de la psicología. Recibió su grado de doctor de manos de Wundt en
1892 y por el resto de su vida se consideró a sí mismo un verdadero wundtiano. Resulta
sorprendente que Titchener sólo haya pasado dos años en Leipzig, pero esos años tuvieron un efecto duradero.
Después de graduarse trabajó en Oxford como conferencista de divulgación en biología por un par de meses (publicó diez trabajos sobre biología y, por tanto, estaba calificado para hacerlo). Sin duda alguna, esperaba obtener una posición regular en Oxford,
pero no se enseñaba psicología. Frank Angelí (1857-1939), uno de los primeros estudiantes estadounidenses en Leipzig, recibió su doctorado de Wundt en 1891. Angelí regresó
a los Estados Unidos y estableció un laboratorio de psicología en Cornell financiado por
un legado de una persona interesada en la frenología. Cuando Angelí aceptó un lugar en
la Universidad de Stanford, recomendó a Titchener para Cornell. Titchener llegó a Cornell en 1892. Después de Oxford y Leipzig, debió haber encontrado el ambiente de Cornell
como ajeno y extraño. El espacio universitario tenía un aspecto tosco, sin acabar (Boring,
1927). La primera doctora graduada por Titchener en Cornell, Margaret Floy Washburn,
evoca la descripción de un visitante europeo de su estancia en Cornell: "un año en la
disolución" (Washburn, 1932, p. 341). Tal vez este ambiente extraño hizo que Titchener
dependiera aún más de su pasado en Oxford y Leipzig. Permaneció en Cornell hasta su
muerte, 35 años después. Boring, alumno de Titchener, describió a su maestro como "un
hombre inglés que representó la tradición psicológica alemana en Estados Unidos"
(Boring, 1957, p. 410).
Titchener había aceptado la psicología de Wundt sin reservas y en Cornell modeló no
sólo su psicología sino también su laboratorio y su estilo de vida de acuerdo con los de
Wundt. Boring (1927) sugirió que Titchener adquirió muchos de sus atributos y de las
características de su maestro y eso realmente parece ser cierto. Pero también es verdad
que fueron adquiridos del su maestro que Titchener recordaba y que pueden no reflejar
al Wundt actual. No obstante, son importantes para entender a Titchener y su psicología.
La versión de Titchener acerca de Wundt
Una semejanza entre Titchener y Wundt es el uso de demostraciones en sus conferencias.
En Cornell, éstas con frecuencia eran producciones a gran escala que requerían el trabajo
de un gran número de asistentes. Titchener insistía en impartir las conferencias elementales igual que las avanzadas y en que el personal del laboratorio asistiera a ellas. Boring
describió el estilo de su profesor como conferencista de la siguiente manera:
En el primer semestre, los martes y los jueves a las once, ciaba conferencias a los alumnos que
no se habían graduado en la nueva sala de conferencias del Goldwin Smith Hall; la
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
145
sala contaba con laboratorio de demostraciones psicológicas y una oficina, y los asientos
estaban colocados a una altura determinada por la estatura de Titchener. La demostración
se preparaba una hora antes y Titchener llegaba un poco después de las diez para inspeccionarla. Después, el personal se reunía en su oficina. Cuando llegaba la hora de la conferencia él se ponía su vestimenta, el asistente cepillaba su saco por temor a la presencia de
cenizas del siempre presente cigarro; el personal salía por la puerta de los instrumentos y
tomaba asiento en el frente, y entonces Titchener aparecía en la plataforma a través de la
puerta de la oficina. El rito entero se desempeñaba de manera placentera y algunas veces
en broma aunque era escrupulosamente observado. Después de la conferencia el personal
se reunía en la oficina de Titchener durante una hora para hablar y a la una en punto se
dispersaba para el almuerzo. (Boring, 1927, p. 500)
A menudo Titchener, justo como lo había hecho Wundt, utilizaba estas conferencias
introductorias para presentar por primera vez los nuevos hallazgos del laboratorio o los
nuevos avances en su sistema. Era un conferencista poderoso que atraía grandes cantidades de estudiantes que no se habían graduado. ¿Cuáles debieron haber sido sus reacciones a la psicología?
Al igual que su maestro, Titchener era un escritor prolífico. Su bibliografía de 216
artículos (Dallenbach, 1928) incluye seis libros principalmente, el más importante es Psicología experimental, cuyos cuatro volúmenes fueron publicados entre 1901 y 1905. Titchener
tenía un estilo didáctico al escribir y nunca sobrestimaba los conocimientos psicológicos
de sus lectores. Dado que ellos eran "principiantes" en la psicología y necesitaban seguir
una "cartilla" o "texto", todo estaba enunciado y explicado.
Titchener también entrenó a un gran número de estudiantes en su laboratorio. Entre
1894 y 1927, otorgó grados de doctor a 58 estudiantes. Dada su tardía y restringida definición de psicología, resulta irónico que uno de sus primeros estudiantes más distinguidos
fuera Margaret Floy Washburn (1871-1939), quien es mejor conocida como psicóloga comparativa. Washburn realizó una excelente investigación sobre las discriminaciones visuales en peces y conejos. Su obra de 1908, La mente animal, pasó por cuatro ediciones y fue un
libro de texto clásico en psicología comparativa (Dewsbury, 1992, p. 9). Tal vez el estudiante de Titchener más conocido, y ciertamente el más leal, fue Edwing G. Boring (18861968). La Historia de la psicología experimental de Boring, publicada en 1929 y revisada en
1950, fue la historia definitiva de la psicología durante unas tres décadas.
Como Wundt, Titchener definía los problemas que sus alumnos debían estudiar y
dictaba la metodología que debían utilizar, pero fue menos flexible ante polémicas
y controversias que cuestionaban los supuestos básicos de su sistema psicológico. De
manera persistente, Titchener se obligaba a sí mismo y a sus estudiantes del laboratorio de Cornell a seguir la "verdadera" psicología, sin dar lugar a la diversidad de la
Volkerpsychologie de su maestro. De manera consecuente, para Titchener, más que para
Wundt, la psicología era una ciencia experimental, de laboratorio, de "instrumentos de
latón". Hizo un gran esfuerzo para establecer su laboratorio y publicó un gran número
de trabajos describiéndolo como el modelo del laboratorio psicológico.
El sistema psicológico de Titchener: el estructuralismo
En Cornell, Titchener enseñaba a sus estudiantes la psicología experimental que recordaba de Leipzig, definiéndola en una incesante serie de conferencias, trabajos y libros.
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
147
Para él, la psicología era "la ciencia de la mente" (Titchener, 1916, p. 2). Además, era el
estudio de la mente humana adulta, normal, no el estudio de las mentes de los niños, los
animales o los enfermos. La psicología de Titchener se interesaba por la mente en general, no por mentes individuales, y parecía que nunca se cansaba de advertir al lector
sobre la diferencia entre lo que los psicólogos y las personas legas querían decir por
mente. Las personas legas conciben a la mente como algo dentro de la cabeza que piensa,
aprende y recuerda: un modelo mental, interno. Tal concepción, decía Titchener, es infructuosa. Por ejemplo, al explicar el pensamiento como si se debiera a la actividad de la
mente, de hecho no explicamos nada. Todavía existe el problema de dar cuenta de las
acciones del modelo mental. Para Titchener (1916, p. 18) la psicología como ciencia de la
mente tenía una tarea triple: analizar la suma total de los procesos mentales, identificar
sus elementos y mostrar cómo se armonizan; descubrir las leyes determinantes de las
conexiones entre estos elementos; y descubrir en detalle las correlaciones de la mente y
el sistema nervioso. Para realizar esas tareas, la psicología debe convertirse en una ciencia experimental. Para Titchener, los experimentos psicológicos consistían exclusivamente
en "una introspección o una serie de introspecciones hechas bajo condiciones normales"
(Titchener, 1901-1905, p. xiii). Así, su particular marca de la introspección es el método
central que define a la psicología.
Titchener dedicó la mayor parte de su carrera a la primera tarea: la determinación de
los elementos que constituyen la estructura de la mente, la disección de la conciencia, la
reducción de la conciencia a sus elementos más simples y básicos. Inevitablemente, llegó
a describir su aproximación a la psicología como estructuralismo. Utilizó por primera
vez este término en 1898 en un trabajo en el cual contrastaba "Los postulados de la psicología estructural" con la aproximación de los funcionalistas —psicólogos como Dewey y
Angelí que se oponían a las concepciones elementales de la experiencia humana (capítulo 10)—. Sin embargo, ni Titchener ni los funcionalistas fueron los primeros psicólogos
en utilizar los términos estructural y funcional. Éstos fueron utilizados por primera vez
en relación con la mente humana por William James en 1890 en su libro Principios de
psicología (capítulo 9).
Titchener creía que la psicología debía hacer lo que hacen todas las ciencias: para
estudiar la estructura de la mente comenzar con descripciones cuidadosas de sus materias de estudio. Los procesos mentales debían observarse, cuestionarse y describirse en
términos de hechos observados. La técnica de observación, por supuesto, era la introspección —la técnica rigurosa, demandante de autoobservación experimental desinteresada, que Titchener había aprendido de Wundt en Leipzig—. En su trabajo psicológico
enfocado como una ciencia experimental rigurosa Titchener constantemente enfatizaba
la dificultad de la introspección. Aprueba el hecho de que en el laboratorio de Wundt no
fuera conveniente tomar como fuente de datos para reportes de publicación a ningún
observador que hubiera desempeñado menos de 10 000 introspecciones controladas.
Titchener dio a entender de manera enérgica, que en Cornell le hubiera gustado disponer del doble de ese número. Consideraba que las observaciones ordinarias, de sentido
común, eran despreciables porque solían ser imprecisas y casi siempre involucraban lo
que él llamó el "error del estímulo"; esto es, eran descripciones del evento físico en sí
mismo en lugar de las experiencias mentales resultantes del evento. Eran interpretaciones mediatas: "Yo veo una luz verde" o "Yo escucho un tono placentero" en lugar de
descripciones de la experiencia inmediata per se. Además, afirmaba que la observación
objetiva es difícil, incluso para observadores altamente entrenados. Los niños y los en-
148
Capítulo 5
fermos eran excluidos de la psicología "pura" de Titchener, como lo fue la mayoría de los
adultos ordinarios en cuyas "introspecciones de sentido común" no se podía confiar.
Titchener también trazó una distinción entre la introspección de su laboratorio psicológico y los autoensimismamientos mórbidos de los novelistas y los ensayistas (Titchener,
1912, p. 433).
Parte de la mística de la ciencia deriva de sus métodos y Titchener intentó que los
métodos de la psicología fueran tan exclusivos y demandantes como los de cualquier
otra ciencia. Citó con aprobación el comentario de Thomas Huxley: "No existe una persona en un ciento que pueda describir el acontecimiento más común con exactitud, ni
siquiera con una aproximación a ella" (Huxley, citado en Titchener, 1916, p. 20). Pero
¿cómo puede aprenderse la correcta introspección? Titchener es inflexible en cuanto a
que la introspección no puede ser aprendida en los libros; las introspecciones correctas
sólo provienen del laboratorio (Titchener, 1901-1905, vol. I, Pt. II, p. XIX). Las
introspecciones correctas sólo pueden realizarse siguiendo un entrenamiento largo y arduo bajo la dirección de un observador experto, comúnmente Titchener mismo. Tenía
confianza en que una vez obtenida, la habilidad de la introspección nunca se perdía. Con
el entrenamiento adecuado, la introspección llega a ser tan fluida que no es más probable que se olvide la habilidad para la introspección que la habilidad para caminar o
nadar (Titchener, 1901-1905, Vol. I, Pt. II, p. XIX). Para asegurar la precisión de sus estudiantes al describir sus experiencias conscientes, los instruía en lo que él llamó "el duro
trabajo de la introspección". Ciertas introspecciones se definían como correctas y otras
como erróneas, y en este proceso la autoridad final era Titchener. Tal procedimiento era
un método difícilmente satisfactorio para una ciencia. Su debilidad muy pronto se haría
evidente.
Pero inicialmente los prospectos para hacer de la psicología una ciencia experimental
rigurosa parecían buenos. Una década más tarde Titchener permanecía optimista: "Nuestros estudiantes graduados —mucho mejor entrenados, es cierto, de lo que nosotros estábamos en nuestra generación— se sientan animadamente para realizar las tareas
introspectivas de una forma que no habíamos soñado" (Titchener, 1912, p. 427). Margaret
Fly Washburn, la primera mujer graduada por Titchener como ya se mencionó, describió
lo interesante del método introspectivo y también lo que ella y muchos otros psicólogos
consideraron sus limitaciones:
Para una persona vinculada con la química la idea de analizar de forma introspectiva los
estados mentales en elementos irreductibles era atractiva, aunque uno no pueda olvidar la
concepción de James de la conciencia como una corriente, y la imposibilidad de que fuera
al mismo tiempo una corriente y un mosaico. Yo nunca seguí a Titchener cuando creó su
altamente refinado análisis introspectivo y ninguna de las tesis de doctorado producidas
en Cornell y más tarde en Clark (dirigidas por John Wallace Baird) mediante el uso de este
método despertaron un interés real en mí. (Washburn, 1932, p. 343)
Para facilitar las introspecciones precisas y correctas, Titchener utilizó experimentos
que permitían aislar, alterar y controlar las introspecciones sistemáticas. Los métodos
experimentales de la psicología fueron descritos en los cuatro volúmenes de la Psicología
experimental (1901-1905). El subtítulo del trabajo es Un manual para la práctica en el labora-
torio y Titchener tenía la intención de que lo utilizaran tanto los estudiantes como los
instructores como un manual de laboratorio de ejercicios de adiestramiento. Considera-
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
149
ba que la mayor parte de los instructores de su tiempo no estaban calificados para enseñar psicología y, por tanto, escribió dos manuales para los estudiantes y dos más para
sus maestros. Estos textos permanecieron como los manuales comunes en los laboratorios de psicología durante más de 30 años. Se dice que Oswald Külpe (capítulo 6) los
consideraba como "los trabajos psicológicos más eruditos en inglés" (Boring, 1957, p.
413). John Watson (capítulo 12) según reportes, admitió que "no sabía la gran importancia de la psicología experimental hasta que los manuales cayeron en mis manos" (Wickens,
1980, p. 3), y Boring los describió como "enciclopédicos y asombrosamente precisos"
(Boring, 1927, p. 497). Tal vez por eso, y revisando los textos actuales, uno no puede
evitar preguntarse cómo tantos estudiantes e instructores, incluso en el tiempo de
Titchener, realmente los leyeron. Los libros contienen instrucciones rigurosas para estudiar los diferentes sentidos. Dentro del sentido de la visión, por ejemplo, se describen
con claridad ejemplar demostraciones de mezclas de color, cartografías de la sensibilidad al color, contraste visual y postimágenes positivas y negativas. Pero uno busca en
vano temas tales como aprendizaje, memoria, motivación, emoción y psicología del desarrollo o clínica, que, aunque faltaban también en los manuales de Titchener, son ejemplos de introspecciones correctas.
Los elementos de la conciencia
De acuerdo con Titchener, cuando las experiencias inmediatas son descritas de manera
correcta utilizando la introspección, sólo estamos conscientes de las sensaciones, las imágenes y los sentimientos. En su descripción de los elementos de la conciencia, Titchener
estuvo influido por los puntos de vista de los asociacionistas británicos (capítulo 2). Las
sensaciones son los "sentimientos" de nuestro mundo perceptual; las imágenes provienen de objetos que no están presentes de manera física —lo que los asociacionistas británicos llamaron ideas-. De acuerdo con Titchener, tanto sensaciones como imágenes tienen
cualidades particulares, lo "azulado" de la luz, la "altura" de un tono, la "dulzura" de
catar, etcétera. Estas cualidades permiten distinguir entre una sensación o imagen y otra.
Las sensaciones y las imágenes también difieren en intensidad y duración. La tarea del
experimentador era describir estas cualidades utilizando introspecciones controladas.
La tercera clase de elementos mentales, según los asociacionistas, son los sentimientos: las reacciones emocionales que acompañan a ciertas experiencias mentales. Titchener
(1916) estuvo de acuerdo en que los sentimientos son elementos de la vida mental, pero
rechazó la teoría tridimensional de Wundt sobre los sentimientos debido a que está basada en datos psicofisiológicos que son inaceptables, y porque las propias introspecciones
de Titchener no produjeron las tres dimensiones de placer
displacer, tensión
relajación y calma
excitación (capítulo 4) que Wundt había descrito. Las de Titchener produjeron sólo cualidad, intensidad y duración. Para él las sensaciones, las imágenes y los
sentimientos son los elementos fundamentales que componen todos los eventos mentales. Según él, todo lo que ocurre en la conciencia puede reducirse a estos tres elementos.
Los estados mentales complejos son siempre combinaciones de estos elementos básicos.
Los análisis que realizó Titchener sobre la atención y el significado ilustran bien su
aproximación a los temas psicológicos. Consideremos su postura acerca de la atención.
¿Cuál es la base de la atención? El sentido común contesta que la mente pone atención.
La mente hace algo que nos permite percibir ciertas cosas de manera más clara; actúa
150 Capítulo 5
para enfocar nuestra atención. Titchener, sin embargo, rechazó tal explicación por dos
razones. Primero, eso era parte de la teoría del maniquí mental, la cual no tenía valor.
Segundo, sus introspecciones no produjeron descripciones del acto de poner atención.
Esto conduce a una controversia amarga con el anterior maestro de Titchener, Külpe.
Después de abandonar Leipzig, Külpe estableció un laboratorio en Würzburg (capítulo
6). Ahí, las introspecciones de Külpe y sus estudiantes produjeron descripciones confiables
de tales actos mentales (capítulo 6). De acuerdo con Titchener, las introspecciones cuidadosas (se podría añadir "las introspecciones de Cornell") muestran que cuando ponemos atención, ciertas sensaciones o ideas llegan a ser más vividas y distintas, en tanto
que otras permanecen tenues y desfocalizadas. La atención resulta de repeticiones mecánicas de la conciencia con ciertos eventos traídos a un primer plano mientras otros permanecen en el tenue fondo. Sin embargo, nunca somos conscientes de nuestras acciones
al poner atención. Sólo nos damos cuenta de las sensaciones que cambian como resultado de poner atención. En consecuencia, para Titchener la atención es sólo algo que atribuimos a nuestras experiencias —tiene un "lugar atributivo—"; nunca la experimentamos
directamente.
Titchener y sus estudiantes no pudieron observar los procesos de la atención durante
sus introspecciones, y tampoco fueron capaces de observar el significado. Entonces ¿qué
es el significado? Titchener concluyó que es el resultado del contexto, la franja de los
procesos mentales que rodea las sensaciones y las imágenes centrales. Dio el siguiente
ejemplo de los efectos del contexto. Si una palabra particular que inicialmente tiene significado es repetida una y otra vez, finalmente llega a perder su significado (Titchener,
1916, p. 26). El corazón central de la percepción es despojado de su contexto y así llega a
carecer de significado. Para Titchener, significado es lo que tenía la palabra antes de que
eso pasara. Lo mismo que la atención, es algo que atribuimos a nuestras experiencias
conscientes, en este caso como resultado del contexto en el que la sensación o la imagen
ocurren. El significado es un factor "atributivo adicional". Además señaló que el contexto
semántico, sintáctico, de un lenguaje, determina y define el significado de los sonidos
particulares. Así, los sonidos tienen diferentes significados en el contexto de diferentes
lenguajes e incluso, como con los homónimos, en el mismo lenguaje.
Con los años la psicología de Titchener se desarrolló de forma cada vez más restringida, hasta llegar a ser una "psicología pura" limitada al análisis introspectivo de la mente
humana. Titchener no sentía simpatía por la inclinación, cada vez más creciente, de muchos de sus colegas. Llamó a las pruebas mentales de James McKeen Cattell, Alfred Binet
y Lewis Terman (capítulo 11) "de segunda clase y baratas". Ernst Meumann, su antiguo
compañero de habitación en Leipzig y colega en el Instituto Psicológico, fue pionero en
estudios sobre psicología educativa, pero Titchener los descartó calificándolos como "tecnología educativa". Los trabajos de Münsterberg sobre problemas industriales fueron
un desafortunado ejemplo de "comerciar una ciencia por una tecnología" (Titchener,
1928). El estudio de la enfermedad mental no formó parte de la psicología de Titchener y
él con frecuencia citaba la queja de H. G. Wells, quien en una de sus novelas dijo que
ningún alma enferma podía encontrar ayuda o alivio en los libros de texto modernos de
la psicología. Titchener reconocía esta queja como un cumplido. "Por supuesto que no",
decía, "pues la psicología en los libros de texto se preocupa por la mente de los humanos,
de los adultos, no es la ciencia del consuelo y del mejoramiento mental" (Titchener, 1916,
p. 2). En contra de su voluntad, Titchener reconoció la necesidad de diversas áreas de
estudio, pero que no eran parte de la psicología. Unió en grupos la psicología animal, la
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
151
psicología de la justicia, la psicología social y étnica, la psicología económica, e incluso la
psicología de las plantas, como algunas áreas de la psicología impuras y menos importantes (impuras, queda claro, porque sus sujetos no podían utilizar la introspección).
Consideremos a los animales. No pueden realizar introspecciones porque no utilizan el
lenguaje. ¿Por qué no nos hablan? De acuerdo con Titchener, no hablan "porque no tienen nada que decir... Si los animales pensaran, podrían sin lugar a dudas utilizar sus
órganos vocales para hablar; y dado que no hablan, tampoco pueden ser pensantes"
(Titchener, 1916, p. 267). A muchos de sus contemporáneos les parecía que Titchener
había excluido las áreas más interesantes y más significativas de la psicología, pero eso
no le molestaba. Su objetivo era la psicología pura referida al estudio de los procesos
mentales mediante el uso de la introspección. Que otros consideraran su aproximación
como restrictiva y estéril simplemente mostraba qué tanto necesitaban instrucción e ilustración. Pero el sistema de Titchener no podía perdurar. Su introspección era un método
rígido y limitante, y cada vez más y más psicólogos coincidían con la descripción que
hiciera uno de los antiguos estudiantes de Wundt, el psicólogo británico Charles Spearman
(1863-1945): "una clase de atenta mirada íntima" (Spearman, 1930/1961, p. 332). Otros
críticos señalaron que:
1. Las introspecciones son siempre retrospecciones con algún periodo de tiempo inter
viniendo entre la experiencia misma y el reporte de ella. Tales demoras sugieren la
posibilidad de la distorsión.
2. Los reportes introspectivos de la conciencia parecen alejados de la conciencia como
fue experimentada en realidad. Eran torpes e irrelevantes y no tenían ningún valor
funcional.
3. La introspección misma es un proceso consciente y, por tanto, debe interferir con la
conciencia que pretende observar. Esta sofisticada crítica se derivó de Inmanuel Kant,
quien afirmaba que la observación psicológica por su misma naturaleza altera y
distorsiona el estado del objeto observado. Esta crítica fue difícil de descartar
y Titchener sólo pudo replicar que "Kant no era un entusiasta del tema objeto de la
psicología" (Titchener, 1912, p. 442). La psicología, sin embargo, no está sola en este
dilema. En 1927 el físico Werner Heisenberg (1901-1976) formuló su principio de
indeterminancia (incertidumbre) el cual afirma que al medir una de un par de cantida
des físicas en un microsistema, el acto experimental destruye de manera necesaria la
posibilidad de medir la otra con cualquier grado de precisión.
Desafiado por tales críticas, uno de los leales seguidores de Titchener, John Baird
planeó con gran entusiasmo una demostración, ampliamente publicada, acerca de las
introspecciones correctas, que sostuvo en 1913 en la convención de Yale de la Asociación
Americana de Psicología (APA). Sentados sobre el estrado, enfrente de la convención
entera, a los mejores introspeccionistas de Baird provenientes de su laboratorio en Clark
se les presentaba una variedad de estímulos controlados en forma cuidadosa. Procedían
a dar cuentas torpes y sin significado de sus sensaciones, de sus imágenes y de sus sentimientos, sin ilustrar a nadie (Blumenthal, 1985, p. 73). La demostración fue un fracaso.
Muchos años después incluso el leal Boring se vio forzado a admitir que las introspecciones no habían sido impresionantes (Boring, 1953a, p. 174)
152 Capítulo 5
El controvertido Titchener
El retrato que usualmente se presenta de Titchener en los textos de historia de la psicología es el de un hombre con personalidad poderosa, dogmática. Y en efecto parece que
debajo de la irreverencia de Titchener y de su exterior autocrático, descansa un interior
autocrático, irreverente. ¿Quién sino Titchener dedicaría más de la mitad de la revisión
de un libro para listar los errores cometidos por el autor (Titchener, 1922b)? Quién sino
Titchener se referiría al nerviosismo acerca del interés en el conductismo (capítulo 12) y
de manera confidencial afirmaría en 1914:
El presente escándalo se acallará después de que unos cuantos trabajos críticos aparezcan;
y luego deberemos tomar nuestra perspectiva nuevamente. ¡Yo no le resto importancia al
conductismo esperando que pronto sea colocado en su lugar correcto! Pero estoy un poco
cansado de los entusiasmos no históricos. (Titchener, 1914, en una carta a Robert Yerkes,
citada en Larson y Sullivan, 1965)
En su relación con psicólogos cuyos puntos de vista consideraba erróneos, y de manera especial con antiguos estudiantes que habían seguido sus propios caminos, Titchener
podía ser irreverente e inflexible. Estuvo involucrado en una serie de controversias de
las cuales dos se comentarán aquí. La controversia acerca de la realidad del pensamiento
sin imágenes comenzó cuando Oswald Külpe (1862-1915) y sus estudiantes de la Universidad de Würzburg, Alfred Binet (1857-1911) en Francia y Robert Woodworth (18691962) en Estados Unidos presentaron de manera independiente evidencia de que el
pensamiento no es un asunto de sensaciones e imágenes, sino que algunas veces es "sin
imágenes". Sus estudios se basaban en reportes de procesos de pensamiento que ocurrían mientras los sujetos desempeñaban actividades mentales complejas como resolver
un problema difícil. En estas situaciones, el pensamiento parecía ocurrir sin experimentar ninguna sensación o imagen. Los sujetos reportaron una "conciencia" vaga y no analizable y "pensamientos sin imágenes" en lugar de los claros y discretos elementos
conscientes de Titchener. Éste fue un desafío directo para Titchener, quien discutió que
tales reportes tenían como base introspecciones incorrectas. Si las introspecciones se hubieran realizado con propiedad, las sensaciones y las imágenes se habrían observado
aún en las situaciones que tales investigadores utilizaron. Las sensaciones y las imágenes sutiles no se habían observado con atención. Cuando se realizaron más "observaciones cuidadosas y controladas" en la Universidad de Cornell en tales situaciones, se dijo
que esos elementos básicos habían aparecido. Así, Titchener asimiló el hallazgo del pensamiento sin imágenes a su sistema y permaneció convencido de que las sensaciones, las
imágenes y los sentimientos son los únicos elementos de la conciencia humana. Sin embargo, esta "asimilación" fracasó en el intento de convencer a muchos psicólogos.
Titchener también se involucró en una controversia con James Mark Baldwin (18611934) respecto a las diferencias en los tiempos de reacción sensoriales y motores. Baldwin
había estudiado con Wundt en Leipzig, pero su grado de doctor en filosofía lo recibió en
Estados Unidos. En Leipzig, Wundt enseñaba a sus estudiantes que los tiempos de reacción sensorial —los cuales se obtienen cuando un sujeto atiende un estímulo— son más
largos que los tiempos de reacción musculares o motores que ocurren cuando un sujeto
atiende la reacción. La diferencia era del orden de una décima de segundo y fue un
hallazgo confiable y consistente en el laboratorio de Leipzig. Titchener aceptó estos ha-
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
153
llazgos como válidos; Baldwin no lo hizo. En Estados Unidos Titchener realizó experimentos similares de tiempo de reacción utilizando observadores altamente entrenados y
experimentados y encontró el mismo resultado que Wundt reportó. Baldwin corrió el
experimento con observadores carentes de práctica y sin entrenar y con frecuencia obtenía exactamente el resultado opuesto: los tiempos de reacción musculares eran más largos. Argumentaba que su hallazgo era resultado verdadero, natural y real, y que los
resultados de Leipzig-Cornell eran artificiales y no naturales. Aún más, señaló diferencias individuales en los tiempos de reacción e hizo hincapié en su importancia y su significado. La psicología, dijo Baldwin, debe adoptar un punto de vista evolutivo y estudiar
la realidad y la importancia de tales diferencias en lugar de embarcarse en búsquedas
inútiles de los elementos de la mente humana en general. Titchener descartó los hallazgos y las interpretaciones de Baldwin como productos de investigación engañosa con
observadores no entrenados. Sin embargo, Titchener encontró en Baldwin un adversario
formidable cuya retórica era más que un punto a su favor. Consideremos el siguiente
pasaje proveniente de uno de los trabajos de Baldwin sobre los tiempos de reacción:
El intento por descartar estos resultados sobre la base de la incompetencia en los reactivos
[expuestos] es en mi opinión un flagrante argumentum in circulo. Su discusión es que es
necesario cierto Anlage o aptitud en o para la experimentación sobre los tiempos de reacción. Y cuando preguntamos cuál es el Anlage, se nos dice que la única indicación de éste
es la habilidad del reactivo para producir reacciones que distinguen entre tiempo motor y
sensorial, el cual Wundt y sus seguidores consideran adecuado. En otras palabras, sólo
ciertos casos prueban sus resultados y esos casos son seleccionados porque proveen ese
resultado. Es fácil observar que esta manera o procedimiento es subversivo tanto del método científico como de los resultados adquiridos sin peligro en la psicología individual.
(Baldwin, 1895, p. 265; para más detalles de esta controversia ver Krantz, 1969)
Al negarse a reconocer las diferencias individuales en los tiempos de reacción,
Titchener, decía Baldwin, había hecho el método de tiempos de reacción "simplemente
la medida del dogma". La respuesta de Titchener fue que no tenía nada más que hacer
con Baldwin y evitó, tanto como le fue posible, cualquier contacto con la Phsychological
Review, publicación que Baldwin editaba.
Sin embargo, con los estudiantes que permanecieron leales, Titchener era cálido y
apoyador. Tal vez el más leal de todos sus estudiantes fue Boring, quien hizo su doctorado con Titchener en 1914. Boring consideraba a Titchener brillante, franco, dominante y
lo más cercano a un genio que él había encontrado (Stevens, 1968, p. 591). Fue tal la
dedicación de Boring, que para llenar un requisito de una participación menor en una
investigación estudió durante cuatro años la regeneración de un nervio en su propio
antebrazo, en el cual hizo un corte con el objetivo de determinar el retorno de la sensibilidad. Años después de la muerte de Titchener, Boring escribió el siguiente elogio a su
antiguo maestro:
La psicología en Cornell —al menos la psicología ortodoxa que se centraba en el laboratorio— giraba alrededor y era mantenida en órbita por la personalidad de E. B. Titchener.
¡Qué hombre! Para mí él siempre ha sido la aproximación más cercana a un genio que
cualquiera con quien yo me haya relacionado de manera cercana. Yo solía poner atención
en mis conversaciones con él, esperando encontrar algún insight acerca de por qué su pen-
154
Capítulo 5
samiento era mucho mejor que el mío... Él estaba siempre listo con consejos inesperados.
Si tú tenías champiñones, él te decía cómo cocinarlos. Si tú estabas comprando roble para
un nuevo piso, él inmediatamente respondería con las ventajas del fresno. Si tú estabas
comprometido en matrimonio, él daría su cierto e insistente consejo acerca de los más
inesperados aspectos de tus problemas, y, si tú estabas de luna de miel, él escribiría para
recordarte, así como lo hizo conmigo, qué día debías estar de vuelta en tu trabajo. Rara vez
distinguía entre su sabiduría y sus convicciones y nunca escondía ninguna de las dos.
(Boring, 1952, p. 32)
Boring admitió que muchos de los capaces estudiantes graduados de Titchener encontraban intolerable su dominio y su interferencia en sus vidas. Cuando se rebelaron,
fueron excomulgados y se encontraron fuera del círculo de Titchener. Sin embargo, Boring
y su esposa, Lucy M. Boring, quienes lograron su doctorado con Titchener, permanecieron fieles a su maestro, pues
Muy temprano en nuestra vida de casados decidimos que aceptaríamos los "insultos" y el
control arbitrario provenientes de Titchener con el objetivo de retener el estímulo y el encanto de su algunas veces paternal y otras veces protectora amistad. Yo nunca rompí con el
maestro y todavía siento reconocimiento hacia él (Boring, 1952, p. 33)
Ernest Hilgard hizo un divertido informe acerca de la devoción de Boring por
Titchener:
En una ocasión Boring fue invitado a cenar en casa de Titchener para celebrar el cumpleaños del maestro. Después de la cena se pasaron los cigarros y Boring no pudo rechazarlo
bajo tales circunstancias aunque nunca había fumado. La consecuencia fue que tuvo que
disculparse al poco rato por sus náuseas e ir afuera a vomitar. Aún así, el honor de haber
sido invitado una vez fue tan grande que cada año, después de aquél, el cumpleaños de
Titchener se celebraba con una cena en la casa de Boring seguida por el acto de fumar un
cigarro con la inevitable consecuencia (Hilgard, 1987, p. 106)
Algunas veces Titchener podía ser sorprendentemente complaciente. Margaret Floy
Washburn, después de graduarse de la Universidad Vassar, quería estudiar la nueva
psicología, por lo que en 1891 se fue a la Universidad de Columbia para estudiar con
Cattell (capítulo 9). Igual que muchas mujeres de su generación, Washburn encontró
numerosos obstáculos para seguir una carrera académica (Rossiter, 1982). Columbia nunca
había admitido a una mujer como estudiante graduado y se le permitió a Washburn
asistir a la universidad únicamente como "oyente". Cattell la recomendó a Titchener,
quien arregló su admisión en Cornell; en 1894 ella se convirtió en la primera doctora y
continuó con una carrera distinguida como presidente de la APA en 1921 y fue electa
para la Academia Nacional de Ciencias en 1932 (Furumoto, 1992; Goodman, 1979).
Para completar nuestro retrato de Titchener debe mencionarse que fue un hombre de
cultura, intereses diversos y gustos civilizados; hablaba varios idiomas, era un conversador brillante y podía ser sorprendentemente cálido y compasivo. Después de la muerte
de Hermann Ebbinghaus, Titchener expresó de manera conmovedora su profundo sentimiento de pérdida (capítulo 6). Fue también uno de un muy pequeño número de psicólogos que estuvieron cerca de Watson durante su periodo de crisis y que lo apoyaron
después de su despido de la Universidad Johns Hopkins (capítulo 12).
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
155
Contribuciones de Titchener
Titchener llegó a ser una figura importante en los años tempranos de la psicología de
forma tan rápida que algunas veces ha sido considerado uno de los fundadores de la
nueva ciencia. En realidad, la psicología ya tenía una "corta historia" cuando Titchener
llegó a Leipzig. Ya para 1860 Gustav Fechner (1801-1887), un psicólogo sensorial pionero, había publicado Elementos de psicofísica. Por supuesto, Wilhelm Wundt había publicado Principios de la psicología fisiológica en 1874 y ese mismo año Franz Brentano (1838-1917)
(capítulo 6), Psicología desde un punto de vista empírico. William James (1842-1910) (capítulo 9) primero ofreció un curso sobre psicología en Harvard en 1874 en el departamento
de fisiología y en 1875 estableció una demostración o enseñanza de laboratorio. Francis
Galton (1822-1911) (capítulo 9) había abierto la primera clínica psicométrica del mundo
en Londres en 1882. El Primer Congreso Internacional de Psicología, al que asistieron
cerca de 120 psicólogos, se había efectuado en 1889. Finalmente, en 1890 la revista británica Mind tenía 15 años de ser publicada y la revista de Wundt, Philosophical Studies,
estaba en su sexto volumen.
En lugar de decir que Titchener fue uno de los padres fundadores de la psicología,
quizá sea mejor reconocer que fue fundamental al traer a América una aproximación
empírica estricta a la psicología. Edward Bissel Holt (1873-1946) describió a Titchener
como "el decano de la psicología empírica americana" (Holt, 1911, p. 25). El escrito de
Titchener Psicología experimental fue una contribución importante y "ayudó a la pronta
legitimación del laboratorio como una parte de la instrucción psicológica, lo que coadyuvó
a que la separación de la psicología de la filosofía fuera más rápida. Y eso, para bien o
para mal, ayudó a hacer de la psicología lo que es hoy en día" (Evans, 1979, p. 3).
La segunda contribución importante de Titchener fue su participación en el desarrollo de la American Journal of Psychology. Esta revista fue fundada por G. Stanley Hall en
1887 (capítulo 9) y editada por él hasta 1920. Titchener se desempeñó como editor asociado de Hall desde 1895 hasta 1920 y como editor desde 1921 hasta 1925. Renunció repentinamente en 1925 y lo sucedió un comité editorial conformado por Madison Bentley,
Edwin G. Boring, Karl M. Dallenbach y Margaret Floy Washburn; los cuatro habían realizado sus doctorados con Titchener. Las contribuciones de Titchener a esta revista fueron voluminosas, incluyendo importantes reportes empíricos y teóricos, estudios menores
y notas provenientes del laboratorio de Cornell con descripciones de la investigación
hecha por sus estudiantes, frecuentes revisiones de libros, nuevas exposiciones y traducciones de Wundt, comentarios, notas y reflexiones sobre psicología. Además de sus trabajos para la revista, Titchener también escribía libros, traducía trabajos de Külpe y Wundt,
y publicaba en otras revistas, como Science and Nature. Sin embargo, Titchener se negó a
publicar en ciertas revistas por sus diferencias con los editores o propietarios. Titchener
dominaba la American Journal of Psychology y fue su editor desde 1921 hasta 1925. La
revista había costado a su propietario, Karl Dallenbach, una considerable suma, y como
sus gastos aumentaban le sugirió a Titchener que podría contener alguna publicidad
digna, tal vez de libros o de compañías de equipo. Titchener se sintió tan agraviado por
la propuesta que renunció rápidamente a su cargo (Hilgard, 1987, p. 76). Después de esta
renuncia abrupta, Titchener, en la moda característica, trató de crear una revista de psicología rival y "pura", pero sus esfuerzos fueron infructuosos.
Titchener fue elegido como miembro de la APA por los 26 miembros fundadores
(capítulo 9), asistió al primer encuentro anual, pero renunció poco después de eso por lo
156 Capítulo 5
que consideró una cuestión de honor. Se reunió con la APA en 1910 pero no asistió a los
encuentros ni ejerció en el consejo, y nunca fue elegido a la presidencia. Incluso cuando
la APA estuvo en la Universidad de Cornell en 1925, Titchener no asistió; en lugar de eso
recibió una corte de visitantes en su casa. Poco después del cambio de siglo, Titchener se
preocupaba por lo que consideraba la inclinación cada vez mayor de la APA hacia la
aplicación. Le parecía que estaba en peligro de convertirse en una organización de probadores mentales, industrialistas y psicotécnicos. En 1904 Titchener organizó un grupo
de psicólogos "puros", los experimentalistas. Distribuyó invitaciones a representantes
de diez laboratorios, principalmente en universidades occidentales de élite, donde consideraba que se estaba realizando trabajo psicológico ortodoxo (Furumoto, 1988, p. 95).
El grupo se encontró por primera vez en Cornell en 1904. Desde ese momento se reunían
cada primavera, con Titchener controlando los encuentros. Para 1927 cinco de las 23
reuniones se habían efectuado en Cornell. Aunque los encuentros proveían un útil foro
para los psicólogos experimentales, también constituían un egregio ejemplo del control
de Titchener en cuanto a su insistencia de que las mujeres quedaran excluidas de ellos.
Incluso cuando fue desafiado por Christine Ladd-Franklin (1847-1930), una psicóloga
experimental que había realizado investigación importante sobre la visión y a quien conoció desde su llegada a Estados Unidos, Titchener fue implacable (Furumoto, 1992, p.
181). En 1927 el grupo cambió su nombre al de Society of Experimental Psychologists y aún
se reúne cada primavera. La membresía es por invitación y se considera de prestigio
para un psicólogo experimental. Las mujeres ya no están excluidas.
El estructuralismo fue la aproximación dominante de la psicología en Estados Unidos, pero pronto fue cuestionada y luego suplantada por movimientos más nuevos, más
amplios y más flexibles que se desarrollaron ante la insatisfacción con el sistema de
Titchener. Los psicólogos que crearon las novedosas aproximaciones tenían el sistema
de Titchener para medirlo contra el suyo, con la seguridad de que él señalaría rápidamente cualquier debilidad. En consecuencia, los nuevos enfoques fueron explícitos
y bien definidos. Como Boring escribió en su apreciación de Titchener después de su
muerte:
No fue sólo extraordinario entre los psicólogos americanos como una personalidad y por
su actitud científica, sino que fue un punto cardinal en la orientación sistemática nacional.
La bien definida oposición entre el conductismo y sus aliados, por un lado, y algo más en
el otro, permanece clara sólo cuando la oposición es entre el conductismo y Titchener, las
pruebas mentales y Titchener, o la psicología aplicada y Titchener. Su muerte así, en un
sentido, crea un caos clasificatorio en la psicología sistemática americana. (Boring, 1927, p.
489)
Titchener en perspectiva
Durante los últimos años de su vida, Titchener se fue ensimismando cada vez más y
parece que se volvió un hombre más bien triste. Estaba decepcionado por no haber sido
elegido miembro de la Royal Society en Londres o de la Academia Nacional de Estados
Unidos, y porque nunca le ofrecieron la posición académica que más deseaba: una cátedra de psicología en Oxford. Consideraba que Harvard era la universidad más prestigiosa en Estados Unidos, pero cuando en 1917 se le ofreció un nombramiento allí, lo rechazó
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
157
y permaneció en Cornell. Durante la última década de su vida, se retiró tanto de la vida
universitaria como de la psicología. Raramente era visto en las instalaciones de Cornell y
se convirtió en algo parecido a una figura legendaria. Incluso después de su muerte la
leyenda y el misticismo de Titchener continuaron, ayudados en gran parte por la exhibición de su cerebro en el departamento de psicología de Cornell. En los años anteriores a
su muerte la psicología estaba cambiando en formas que él no podía aceptar. El
funcionalismo y el conductismo habían llegado a ser las aproximaciones dominantes,
pero no eran su aproximación, y Titchener nunca estuvo convencido de que fueran siquiera psicologías. En 1926 en la Conferencia Lowell en la Universidad de Clark, Madison
Bentley (1870-1955), uno de los alumnos que hicieron el doctorado con Titchener, dijo
acerca de sus contribuciones:
Si preguntamos hoy en día quién representa la psicología de la "estructura", yo dudo que
pudiéramos encontrar a alguien para reconocer siquiera que su propia rama es de ese tipo;
aunque el epíteto estará frecuentemente acompañado por un gesto de indicación hacia un
compañero psicólogo. Deberíamos estar todos de acuerdo en que nadie en este país ha
hecho tanto por expander la doctrina (del estructuralismo) como el profesor Titchener lo
hizo; pero por algún tiempo no ha investigado o escrito bajo su rúbrica y de manera explícita comentó que, en su opinión, funcional y estructural como calificativos de la psicología
son ahora términos obsoletos. (Bentley, 1926, p. 383)
El uso que hace Bentley del tiempo pasado al referirse a Titchener y sus contribuciones es digno de resaltar. Durante esos años se rumoró que Titchener había estado trabajando en una importante revisión y actualización de su sistema psicológico. Aunque se
publicaron secciones ocasionales, el libro nunca apareció; éste es el perdido sistema final
de Titchener (Evans, 1972). Dedicó la mayor parte de su tiempo durante estos años al
estudio y colección de monedas antiguas. Minucioso como siempre, aprendió árabe y
chino para entender dichas monedas (Roback, 1952, p. 188). Llegó a ser un experto
numismático con una magnífica colección de monedas y su retiro de la psicología es
evidente. Incluso su efecto en el subsecuente desarrollo del departamento de psicología
de Cornell fue relativamente pequeño (Ryan, 1982). Bentley fue su sucesor como cabeza
del departamento en Cornell y amplió los cursos de psicología para incluir psicología
anormal, del desarrollo, comparativa, legal e industrial, junto con estética y lenguaje.
Las actividades de investigación también se expandieron en forma considerable bajo la
dirección de Bentley.
Titchener murió de un tumor cerebral el 3 de agosto de 1927, a la edad de 60 años. Su
psicología se había formado y organizado durante sus dos años con Wundt, y tal vez también estuvo influida por su percepción de sí mismo como un extraño en una tierra extranjera cuya tarea era instruir y enseñar. Nunca formó parte de la psicología estadounidense,
pero fue siempre un wundtiano en la Universidad de Cornell. Incluso aunque vivió en
Estados Unidos durante 35 años, fue siempre un hombre inglés con todos los gustos de
sus antecedentes y con acento aun cuando nunca regresó a Inglaterra, ni siquiera para
tomar unas vacaciones. Algunas veces parecía más alemán que muchos alemanes y, de
hecho, ocasionalmente se pensaba que era alemán, incluso una vez lo consideró así un
estudiante inglés. Era, como Keller dijo siempre, "inglés por nacimiento, alemán por temperamento y estadounidense por residencia" (Keller, 1937, p. 23).
Para el tiempo de su muerte era claro para todos, incluyendo al parecer al mismo
Titchener, que su estructuralismo no duraría. La psicología estaba cambiando y el in-
158 Capítulo 5
flexible sistema de Titchener y su rígida aproximación no podían acomodarse a tales
cambios. Edna Heidbreder resumió así la situación:
Si la psicología tal como Titchener la interpretaba no podía mantenerse en Estados Unidos
bajo el liderazgo de un hombre de su habilidad; si con el prestigio de la titularidad y de
una tradición académica honorable no se podía establecer como la base de la psicología
futura y asimilar futuros avances —ese hecho era significativo—. Y haber revelado el hecho no es un pequeño logro. (Heidbreder, 1961/1993, p. 148)
En contraste con Titchener, la aproximación de Hugo Münsterberg a la psicología era
mucho más compatible con las preocupaciones de los psicólogos contemporáneos. Sus
conceptos de investigación y muchos de sus hallazgos están siendo estudiados hoy en
día, y fue un pionero en desarrollar áreas importantes de la psicología aplicada. Por
estas razones exploraremos en detalle el trabajo de Münsterberg, el otro estudiante europeo de Wundt que emigró a América.
HUGO MÜNSTERBERG (1863-1916)
Nació en 1863 en Danzig, que entonces era parte de Prusia pero ahora es la ciudad polaca de Gdansk. Danzig fue devastada por los ataques bombarderos de la Segunda Guerra
Mundial, pero en el siglo XIX su arquitectura y ubicación en el Báltico hicieron que fuera
llamada la " Venecia del Norte". El padre de Münsterberg fue un prominente comerciante
internacional de madera —la ciudad de Danzig había sido fundada siglos antes por
comerciantes— y su madre era una actriz reconocida (Hale, 1980). Fue uno de cuatro
hijos y llevó una vida feliz, casi idílica, hasta la muerte de su madre cuando él tenía doce
años. Entonces cambió de ser un niño despreocupado para convertirse en un joven serio.
Münsterberg fue lector prodigioso, escritor de poesía épica, estudiante de arqueología,
lector de griego y árabe, editor de la revista de su escuela, intérprete de cello en una
orquesta de principiantes y actor en obras de teatro locales; todo mientras asistía al
Gymnasium local y seguía su riguroso programa. El padre de Münsterberg murió en
1880. En 1882 Münsterberg se graduó con distinción y se unió al grupo élite que estaba
calificado para usar el tradicional sombrero rojo de graduado del Gymnasium (M.
Münsterberg, 1922).
Después de un verano en Ginebra y los Alpes Suizos, entró a la Universidad de Leipzig
con el fin de estudiar anatomía y fisiología para prepararse, ya fuera en estudios médicos o en una carrera académica en la ciencia. En 1883 asistió a un curso de conferencias
impartidas por Wundt y quedó profundamente impresionado (Keller, 1979). Añadió la
psicología a su programa y trabajó como estudiante de investigación en el laboratorio de
Wundt, quien lo asignó a los experimentos en los que se utilizaba la introspección para
analizar actividades voluntarias. Sus introspecciones convencieron a Münsterberg de
que la "voluntad" no está representada en la conciencia, dado que los únicos "elementos
de la voluntad" conscientes que se le revelaron eran sensaciones provenientes de los
múscu-los, los tendones y las articulaciones involucrados en actividades voluntarias.
Más tarde publicaría una teoría de la acción de la conducta y la declaración consciente de
que las sensaciones musculares eran la base de la conciencia y el conocimiento. Tal punto
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
159
Hugo Münsterberg.
(Fotografías Culver)
de vista era similar a la teoría de la emoción que recién había publicado el psicólogo
estadounidense William James (James, 1884). Pero Wundt encontró la postura de Münsterberg incompatible con su propia teoría de la conciencia y rechazó sus hallazgos como
si se debieran a la inexperiencia. Wundt lo asignó a trabajar en "tareas simples" (Keller,
1979). Éste fue el primero de un gran número de problemas y tensiones entre los dos
hombres. Sin embargo, Münsterberg terminó su doctorado bajo la dirección de Wundt.
Su disertación de 1885, "La doctrina de la adaptación natural", fue un análisis crítico, no
experimental de esa doctrina biológica. Luego se transfirió a la Universidad de Heidelberg
y recibió un grado de doctor en medicina en 1887 con una tesis sobre la percepción visual
del espacio. Más tarde, Münsterberg recomendaba tener ambos grados como la preparación ideal para una carrera en psicología aplicada.
Inicios de la carrera académica de Münsterberg
En 1887 Münsterberg fue nombrado Privatdozent (conferencista o tutor privado) en la
Universidad de Freiburg bajo las condiciones no de un salario regular, sino de un pequeño ingreso proveniente de las tarifas pagadas por los estudiantes que tomaban sus cursos. En 1888 publicó un pequeño libro, Actividad de la voluntad, en el cual retornó a su
primer interés en la voluntad y en las actividades voluntarias. Volvió a plantear la propuesta que había formulado mientras trabajaba en el laboratorio de Wundt y una vez
más fue atacado y criticado por su antiguo maestro, esta vez en público. Titchener se
unió a las críticas, al describir los experimentos de Münsterberg como inexactos e incompletos. Titchener concluyó que el "Dr. Münsterberg tiene el fatal don de la escritura fácil
—fatal especialmente en la ciencia, y sobre todo en una ciencia joven, donde la precisión
es la cualidad más necesaria" (Titchener, 1891, p. 594). Una reacción mucho más positiva
provino de William James, quien vio el libro como apoyo a su teoría de la emoción, la
teoría James-Lange. En su texto Principios de psicología, James se refiere al libro como una
160
Capítulo 5
"pequeña obra maestra" (James, 1890, Vol. 2, p. 505). James arregló un encuentro con el
joven Münsterberg en el Primer Congreso Internacional de Psicología en París en 1889 y
quedó impresionado con él.
En la Universidad de Freiburg, Münsterberg estableció el segundo laboratorio psicológico alemán. Inicialmente no era más que un par de habitaciones en su casa habilitadas
con aparatos comprados con sus propios recursos (Hale, 1980), pero el laboratorio era
muy productivo. Münsterberg publicó una serie de Contribuciones a la psicología experimental (1889-1892), que nuevamente fueron criticadas por Wundt y Titchener, pero bien
recibidas por James. En sus Principios, James se refiere a los "hermosos ejemplos de experimentos sobre tiempos de reacción" (1890, Vol. 1, p. 432) y a los "experimentos magistrales sobre los tiempos de percepción" (1890, Vol. 1, p. 620) de Münsterberg. En 1891 el
laboratorio de Münsterberg fue mudado a la universidad. James arregló que uno de sus
estudiantes, Edwin B. Delabarre, trabajara ahí. Los reportes de los estudiantes acerca de
la excitante investigación confirmaron la opinión de James de que Mürternsberg era un
joven prometedor. El trabajo de Münsterberg también constituyó una alternativa bien
recibida para la psicología y para los escritos de Wundt y Titchener.
Como veremos en el capítulo 9, en 1892 James había decidido abandonar su laboratorio de Harvard para dedicar más tiempo a sus escritos filosóficos y a sus conferencias. En
ese momento existían cerca de 20 laboratorios de psicología en Estados Unidos. Aunque
no experimentara él mismo, James, como un acto de fe, creía que el laboratorio de Harvard
podía ser el mejor. Necesitaba a un hombre joven, de visión, para asumir sus deberes y
proveer un líder para la psicología estadounidense de Harvard. Münsterberg fue una
elección obvia. En febrero de 1892, James le escribió lo siguiente:
Querido Dr. Münsterberg,
¿Es posible que si se le invitara pudiera estar de acuerdo en venir y hacerse cargo del
laboratorio psicológico y de la instrucción más alta en tal materia en la Universidad de
Harvard durante tres años, con un salario, por decir, de 3 000 dólares?
Después de esta introducción, James describió directamente los antecedentes de su
oferta:
Somos la mejor universidad en Estados Unidos y debemos ser líderes en psicología. Yo, a
la edad de 50 años, no gustándome el trabajo de laboratorio naturalmente y muy acostumbrado a enseñar filosofía aunque pueda bien que mal hacer andar el laboratorio, no soy la
clase de material que pudiera hacer un director de primera clase. Nosotros podríamos
tener aquí hombres más jóvenes que fueran lo suficientemente seguros, pero necesitamos
algo más que un hombre seguro, necesitamos un hombre genial si es posible. (Carta en M.
Münsterberg, 1922, p. 33)
Como incentivos adicionales, James mencionó que después de tres años podría arreglar un nombramiento permanente en Harvard. Había una suma de 1 600 dólares disponibles inmediatamente para el laboratorio, así como otros apoyos, dos asistentes de
investigación trabajarían en el laboratorio y la carga de enseñanza máxima de Münsterberg
sería menor a seis horas a la semana. Esta oferta de la tentativa a tres años para un nombramiento como director del laboratorio de psicología de Harvard a un hombre todavía
en sus 20 años, era notable. Refleja tanto el prestigio de James como su confianza en
Münsterberg. También parece probable que un motivo menos elevado era proporcionar
a Harvard una alternativa al laboratorio de Titchener en Cornell. Pero Münsterberg vaci-
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
161
ló. Tenía un profundo amor por su patria alemana, le resultaba inseguro vivir en América, podía leer pero no hablar o entender el inglés y tenía confianza en progresar dentro
del sistema de la universidad alemana. Sin embargo, después de numerosas cartas de
aliento y una visita personal de James, Münsterberg aceptó la propuesta y zarpó hacia
América en agosto de 1892. James estaba contento y describió su nombramiento como
"la mejor ocurrencia que tuve para nuestra universidad" (Hale, 1980, p. 48). A su llegada
a Boston en tren, Münsterberg se encontró con el eminente filósofo de Harvard Josiah
Royce.
Durante sus primeros tres años en Harvard, Münsterberg —cuyo inglés era pobre y
quien carecía de confianza en su habilidad para hablar y escribir el nuevo idioma—, se
contentaba con concentrarse en el trabajo del laboratorio y con publicar sus resultados
en alemán. Sin embargo, en 1894 fue capaz de dar su conferencia inaugural en la Universidad Radcliffe y en 1895 de debatir con G. Stanley Hall (capítulo 9) ante la Reunión de
Profesores de Educación Básica de Boston acerca de la psicología en la educación. Argumentó que la psicología no tenía relevancia para la educación, una postura que cambiaría años después abogando incluso por la presencia de los psicólogos en las escuelas
(Hale, 1980). Su periodo de prueba de tres años fue exitoso. James de manera entusiasta
describió el laboratorio de Harvard como "una morada del deleite", mientras que Cattell,
más objetivo, reconoció que el laboratorio de Münsterberg de Harvard era "el más importante en América" (Hale, 1980, p. 49). Tanto James como el director de Harvard, Charles
W. Eliot lo animaron a quedarse, pero en 1895 Münsterberg regresó a la Universidad de
Freiburg. Era claro que esperaba permanecer en Alemania, pero ante una combinación
de presión política, lucha académica y antisemitismo no pudo asegurar una posición
satisfactoria en una universidad alemana (Hale, 1980, p. 53). Regresó a Harvard en 1897
y fue consolado por Wundt quien le recordaba "Pero después de todo, América no es el
fin del mundo" (Hale, 1980, p. 55).
Münsterberg escribió en Harvard su primer libro importante, publicado en alemán
en 1900, Grundzüge der Psychologie (Principios de psicología). El libro era en mucho una
reflexión de su entrenamiento alemán, pero Münsterberg ya tenía influencias de sus experiencias en América. El trabajo lo dedicó a William James y a partir de ese momento
Münsterberg siempre "miraba el mundo americano a través de ojos alemanes con astigmatismo de Harvard" (M. Münsterberg 1922, p. 326). En 1902 publicó su primer libro
importante en inglés, Peculiaridades americanas y se convirtió en un autor prolífico, con
más de 20 libros en inglés, seis en alemán y literalmente miles de artículos para revistas,
periódicos y publicaciones (Viney, Michaels y Ganong, 1981). Münsterberg fue un dotado escritor que con frecuencia llamaba la atención del público en general. Era también
muy rápido, capaz de integrar un libro en menos de un mes. Sin embargo, debe decirse
que la mayor parte de sus escritos los dictaba y alegremente admitía que su secretaria
realizaba la escritura real.
Frank Landy (1992) sugiere en un análisis que el estilo para escribir de Münsterberg
pudo haber contribuido a sus dificultades posteriores y a su enigmática reputación científica:
1. Su primer trabajo importante en inglés fue aporreado por la crítica en la publicación
británica Mind. Münsterberg exageró su reacción y juró nunca más escribir otro trabajo serio en inglés. Aunque no cumplió su palabra, mucho de su trabajo estuvo
disponible para los psicólogos de habla inglesa sólo en traducciones.
162 Capítulo 5
2. Münsterberg publicó con frecuencia en Harper's, el Atlantic Monthly, McClure's y en
el New York Times. Aunque ésas eran publicaciones serias con un amplio número de
lectores, no fueron parte de la bibliografía escolar y de investigación de la psicología.
3. Con frecuencia se repetía a sí mismo en libros y conferencias. En ocasiones ignoraba
las contribuciones de otros, mientras pedía demasiado reconocimiento para él.
4. Raramente publicaba datos completos o análisis detallados de sus resultados. Aun
que en algunos casos tales datos quizá hayan existido (Burtt, 1917), su ausencia dis
minuía la calidad de sus publicaciones.
Psicología aplicada de Münsterberg
Münsterberg siempre intentó que su psicología fuera tan amplia e inclusiva como fuera
posible y no tenía paciencia con enfoques restrictivos como el de Titchener. Con frecuencia descartaba el estructuralismo de Titchener como preciso pero inútil (Landy, 1992, p.
788). De hecho, Münsterberg de manera consistente se negaba a dar una definición precisa acerca de la psicología, dado que cualquier definición implicaría restricciones que él
no pretendía y que no podía aceptar. Se interesaba en funciones o actos como el entendimiento, la memoria, el aprendizaje, la empatia y la búsqueda de la belleza, el amor y la
fe. La suya era una psicología funcionalista con un propósito orientado. Para Münsterberg
era "más natural beber el agua que analizarla en el laboratorio en sus elementos químicos" (Münsterberg, 1914, p. 14). El interés de toda su vida se centró en la aplicación del
conocimiento psicológico al servicio de la humanidad y son estas aplicaciones las que
ahora estudiaremos. Sin embargo, es importante recordar que Münsterberg siempre se
consideró a sí mismo un psicólogo experimental. Más tarde se referiría a los pacientes
que iban por tratamiento a su "laboratorio" y a sus "experimentos" en escenarios industriales.
Psicología clínica de Münsterberg
Durante mucho tiempo tuvo interés en la enfermedad mental. Comenzó a ver pacientes
en Alemania y continuó haciéndolo en Estados Unidos. Era un médico singular. Como
nunca tuvo una clínica, Münsterberg se encontraba con sus pacientes en su laboratorio.
Aceptaba sólo a aquellos que fueran de interés científico; de los muchos cientos de personas que trató, ni una sola pagó una cuota (Münsterberg, 1909, p. ix). Creía que la enfermedad mental siempre tiene una base fisiológica y, por tanto, se oponía a aproximaciones
sistemáticas o generales de tratamiento. Primero realizaba un diagnóstico con base en
sus observaciones de la conducta del paciente, una entrevista, el paciente contestaba a
sus preguntas y con frecuencia respondía una prueba de asociación de palabras. Si concluía que el caso era de interés científico y que el paciente no era psicótico, daba el tratamiento. La aproximación de Münsterberg era directiva. Se veía a sí mismo como el agente
decisivo de la terapia y buscaba imponer su voluntad al paciente. Utilizaba sugestiones
directas y autosugestiones y animaba al paciente a "esperar" ponerse mejor. Münsterberg
pensaba que para los pacientes "recostarse en un diván sobre el cual cientos se han curado fascina la imaginación de manera suficiente como para darle a cada sugestión mucha
más oportunidad para vencer cualquier idea contraria" (Münsterberg, 1909, p. 222). Tam-
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
163
bien dependía en mucho de la seguridad. El terapeuta le asegura al paciente que, por
ejemplo, dormiría esa noche y al día siguiente cuando se encontraran notaría que la
persona se vería muy descansada. Münsterberg utilizaba lo que llamó "antagonismo
recíproco" para vencer ideas o impulsos problemáticos. La idea o el impulso opuesto era
"reforzado" para bloquear la expresión del indeseado (Münsterberg, 1909, p. 218). Finalmente utilizó la hipnosis, pero en una manera conservadora y vigilada. Encontró que era
especialmente útil para facilitar la receptividad a las sugestiones. Su objetivo era el alivio
directo de los síntomas, no cambios profundos en la personalidad del paciente. En una
publicación temprana, Münsterberg buscó calmar los temores de la hipnosis y de la creencia en el ojo maligno. Enfatizó los efectos benéficos de la hipnosis en manos de un practicante hábil (Münsterberg, 1910).
Münsterberg reportó el éxito al utilizar estas técnicas clínicas en el tratamiento de un
amplio rango de problemas: alcoholismo, adicción a las drogas, alucinaciones, obsesiones, fobias y desórdenes sexuales. Estos hallazgos y procedimientos fueron descritos en
su libro Psicoterapia, escrito en seis semanas y publicado en 1909. Definió la psiquiatría
como el "tratamiento de las enfermedades mentales" y describió la psicoterapia como la
"práctica de tratar la enfermedad influyendo en la vida mental" (Münsterberg, 1909, p.
1). Como tal, la psicoterapia no era sino una de las aproximaciones disponibles para los
psiquiatras y no era apropiada para ciertos tipos de enfermedad mental, por ejemplo,
psicosis y daños debidos al deterioro del sistema nervioso. La voz dominante en psiquiatría en aquel tiempo era la de Sigmund Freud (capítulo 8). Münsterberg, en tanto
que observaba el valor del énfasis freudiano en el origen traumático de algunos síntomas histéricos y las bases sexuales de muchos desórdenes neuróticos, no aceptaba la
visión freudiana acerca de la importancia de los determinantes inconscientes. De acuerdo con Münsterberg, "la historia de la mente subconsciente puede ser contada en tres
palabras: no hay tal" (Münsterberg 1909, p. 125). A pesar de eso, en ocasiones apelaba a
explicaciones inconscientes de la conducta e incluso recomendaba el psicoanálisis. Una
de tales recomendaciones, que hacía en forma especial en algunos casos de enfermedad,
siguió a una comida en la Casa Blanca con el presidente Taft y su esposa. Münsterberg
escribió al presidente que había notado que la señora Taft había estado bebiendo whisky.
Supuso que el whisky le había sido recetado por un problema emocional. Münsterberg
afirmó que el problema de su esposa podía originarse en impulsos reprimidos y le recomendó que consultara a un psicoanalista (Landy, 1992, p. 793).
Escribió Psicoterapia para una audiencia general e intentaba contraatacar las verdades a medias y la falsa información que rodeaban a la enfermedad mental. El libro fue
bien recibido y en dos meses vendió 3 000 copias. En tres años pasó por cinco ediciones
y tuvo éxito durante muchos años. El trabajo clínico de Münsterberg, sin embargo, produjo un episodio desafortunado. Uno de sus pacientes femeninos desarrolló una alucinación paranoica centrada en él y lo amenazó con una pistola cuando se estaba retirando
de una conferencia. Afortunadamente nadie salió lastimado, pero las acciones legales
resultante" y la publicidad condujeron al director de Harvard, Eliot, a aconsejar a Münsterberg que olvidara el tratamiento hipnótico para mujeres. Münsterberg estuvo de acuerdo, aunque continuó realizando investigación sobre la conducta anormal.
En una serie de experimentos Münsterberg buscó las condiciones bajo las cuales una
segunda personalidad, con frecuencia vista en pacientes histéricos, podía emerger en la
gente normal. Esperaba que tal personalidad pudiera influir en ciertas acciones automáticas y, por tanto, realizó un gran número de experimentos sobre escritura automática.
164
Capítulo 5
Un sujeto atendería de manera activa a una historia interesante mientras sostenía un
lápiz sobre una página en blanco. Algunos sujetos escribían algunas de las palabras que
escuchaban, pero de forma inconsciente e involuntaria. Münsterberg creía que estas palabras eran un reflejo de la segunda personalidad de la persona. Después de alguna
práctica, un gran número de sujetos, incluyendo a Gertrude Stein, quien era entonces
estudiante en la Universidad de Radcliffe, podían enfocar su atención en una palabra,
cuatro o cinco palabras detrás de una que realmente estuviera escrita. B. F. Skinner (1934/
1959a) describió estos experimentos de Münsterberg sobre la escritura automática y
también la participación de Gertrude Stein como sujeto. Skinner también sostuvo que
la evidencia de la escritura automática se puede encontrar en los posteriores trabajos
literarios de Stein y que esa escritura podía haber sido un reflejo de su segunda personalidad.
Los inicios de la psicología forense
A partir de 1908 Münsterberg escribió numerosos artículos sobre la aplicación de la información psicológica a situaciones legales, la psicología forense. El gran interés en estos
artículos y sus propias experiencias como observador de un gran número de juicios criminales lo llevaron a escribir un libro que fue un éxito de librería, En la posición del testigo,
publicado en 1908. El libro pasó por numerosas ediciones tanto en Estados Unidos como
en Inglaterra; la más reciente es de 1976. En la introducción Münsterberg puso el escenario para esta aplicación de la psicología:
Existen cerca de 50 laboratorios psicológicos sólo en Estados Unidos. El hombre educado
promedio hasta ahora no ha notado esto. Si de casualidad ha escuchado de tales lugares, se
imagina que sirven para la curación mental o los misterios telepáticos o para realizaciones
espiritistas. ¿Qué más puede un laboratorio tener que ver con la mente? ¿No ha sido el
alma durante 200 años del dominio del filósofo? ¿Qué tiene que ver la psicología con baterías eléctricas y con máquinas complicadas? Con mucha frecuencia yo he leído tales preguntas en presencia de amigos visitantes que vienen al Laboratorio Psicológico de Harvard
en Emerson Hall y encontraron con sorpresa 27 cuartos repletos de cables eléctricos,
cronoscopios, quimógrafos, taquitoiscopios y ergógrafos, y un mecánico ocupado con su
trabajo. (Münsterberg, 1908, p. 3)
En este pasaje vemos el característico deleite de Münsterberg en las mecánicas y los
instrumentos de bronce de la psicología como una ciencia de laboratorio. Mientras que
sus propios intereses llegaron a ser cada vez más aplicados, su primer amor permaneció
en el laboratorio de Harvard. Lo observó cuando el trabajo de laboratorio continuaba
bajo la dirección de Edwin Bissel Holt para la investigación humana y de Robert Mearns
Yerkes (capítulo 11) para la investigación con animales. Fue sucedido como director del
laboratorio por uno de sus estudiantes, Herbert S. Langfeld.
En la primera sección de En la posición del testigo, Münsterberg consignó reportes de
testigos oculares y las muchas razones psicológicas para los desacuerdos entre testigos
igualmente confiables que hacían su mejor esfuerzo para dar testimonios precisos y veraces. ¿Por qué tales testimonios diferían con tanta frecuencia? Münsterberg explicó la
diferencia entre la verdad subjetiva y la objetiva. Un juramento de "decir la verdad, toda
la verdad, y nada más que la verdad" de hecho no es garantía de la verdad objetiva.
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
165
Münsterberg describió las ilusiones para demostrar cómo nuestros sentidos pueden ser
engañados y mostró cómo las sugestiones afectan las percepciones. Señaló que los recuerdos con frecuencia son poco seguros, de manera especial cuando tratamos de recordar eventos de cierto tiempo pasado. Münsterberg testificó en el juicio de un ladrón que
había irrumpido en su hogar diciendo que lo había hecho a través de una ventana, sólo
para encontrar que en realidad había entrado por una puerta del sótano. Incluso con la
mejor de las intenciones, condiciones ideales y después de un corto periodo entre un
evento y su recuerdo, la memoria a menudo es poco confiable. Para ilustrar este sorprendente hecho, Münsterberg describió una demostración originalmente realizada en la
Universidad de Berlín:
Hace unos cuantos años una dolorosa escena ocurrió en Berlín en el seminario de la universidad del profesor von Liszt, un famoso criminólogo. El profesor había hablado acerca
de un libro. Uno de los estudiantes mayores de pronto gritó, "¡Yo quería proyectar una luz
sobre la materia desde el punto de vista de la moral cristiana!" Otro estudiante añadió,
"¡Yo no puedo soportar eso!" El primero se levantó de un golpe exclamando, "¡Usted me
ha insultado!" El segundo apretó los puños y gritó, "Si dice otra palabra..." El primero
sacó un revólver. El segundo se precipitó hacia él como loco. El profesor se paró entre ellos
y, al tiempo que sujetó el brazo del hombre, se disparó el revólver. Tumulto general.
(Münsterberg, 1908, pp. 49-50).
Todo el incidente había sido una representación y nuevamente se restauró el orden;
se le pidió a los estudiantes que escribieran una relación de lo que había pasado. Sus
descripciones eran notablemente diferentes. Münsterberg representó un gran número
de estas "escenas tumultuosas" o "experimentos de realidad" ante audiencias de abogados y psicólogos para demostrar que nuestros recuerdos suelen ser poco confiables. Cuando se nos pide que recordemos eventos algún tiempo después, especialmente en las
condiciones inquietantes del testimonio en una sala de la corte y con abogados que compiten haciendo preguntas dirigidas, se deben esperar imprecisiones. Münsterberg despreciaba el sistema legal del adversario al cual consideraba como un museo de
procedimientos irracionales. Reprobaba la obstinación de la profesión legal y la terquedad de los abogados al no aceptar los hallazgos de la psicología. Tales críticas eran ciertamente prematuras. De manera predecible, su lenguaje desenfrenado condujo a una
respuesta explosiva de parte de la profesión legal. En la posición del testigo fue denunciado como "psicología amarillista" y Münsterberg fue vapuleado por su presunción al
hacer tales recomendaciones (en Loh, 1981, p. 662). John Wigmore, un erudito legal, escribió sin piedad una sátira en la cual se entablaba un pleito legal contra Münsterberg de
parte de los abogados por daños a su buen nombre (Wigmore, 1909). Wigmore concluyó
que Münsterberg había buscado de manera caprichosa lastimar el buen nombre de los
abogados y que la psicología no tenía nada que ofrecer a la ley. Los abogados también
citaron a Titchener, quien había desacreditado a Münsterberg como un oportunista y su
trabajo legal como una aplicación errónea de la psicología (Titchener 1914b, p. 51). Tan
intensa fue la reacción que los psicólogos estadounidenses dejaron la ley en paz y la
psicología forense se malogró (Hutchins, 1927). Hubo una laguna de unos 70 años antes
de que los psicólogos regresaran al tema del testimonio del testigo ocular (Loftus, 1979;
Yarmey, 1979). Aunque la respuesta de los abogados para esos trabajos posteriores fue
más favorable que en el caso de Münsterberg (Loh, 1981), los psicólogos que testifican
166
Capítulo 5
en la corte todavía se enfrentan a desafíos a su autoridad y pericia (Loftus y Ketcham,
1992).
En el texto En la posición del testigo, Münsterberg también consideró la prevención del
crimen. Creía que los criminales se hacen, no nacen; la sociedad crea las condiciones que
favorecen y producen el crimen. En consecuencia, tales condiciones deben cambiarse.
Münsterberg conservó su interés en el crimen y en los asuntos legales hasta el final de su
vida. Desafortunadamente, mucho de su trabajo fue publicado por la prensa sensacionalista y se convirtió en una figura pública controvertida.
El Münsterberg controvertido
Otra sección de En la posición del testigo trata sobre la detección del crimen. Münsterberg
condenó los métodos de interrogación brutales, de tercer grado. De acuerdo con él, tales
métodos bárbaros debían ser reemplazados por alternativas psicológicas. Para detectar si una persona estaba mintiendo, Münsterberg había utilizado una variación de la
técnica de los tiempos de reacción en experimentos de laboratorio. También tuvo una
oportunidad para utilizar sus técnicas en un escenario del mundo real en el polémico
juicio de Harry Orchard. Orchard era el asesino confeso de 18 personas, incluyendo a un
antiguo gobernador de Idaho. Acusó a los líderes de la Federación Occidental de Mineros, incluyendo al presidente de la unión, Big Bill Haywood, de haber dirigido y pagado
los asesinatos. El gobernador había sido un oponente y un crítico del trabajo organizado.
Orchard fue testigo en el proceso del juicio de los miembros de la unión. La credibilidad
de Orchard era crucial y aparentemente estaba reforzada por su declaración de que se
había convertido a la fe del Advenimiento del Séptimo Día y así había hecho las paces
con Dios. El gobernador de Idaho invitó a Münsterberg a asistir al juicio en Boise y a
examinar a Orchard. En la sala de la corte las primeras impresiones de Münsterberg
acerca del hombre fueron muy desfavorables: tenía un "perfil brutal, vulgar, homicida"
y parecía estar lejos del converso religioso que afirmaba ser. Münsterberg resolvió, sin
embargo, "no tomar en cuenta sus antipatías, sino más bien confiar en sus experimentos" (Münsterberg, 1908, p. 94).
En la entrevista inicial buscó impresionar a Orchard con sus poderes científicos. Primero hizo desaparecer una moneda de cinco centavos moviéndola a través del punto ciego en el campo visual de Orchard; luego le mostró un gran número de ilusiones y
distorsiones perceptuales. Cuando Münsterberg juzgó que Orchard estaba suficientemente impresionado, le recitó una lista de 50 palabras y le pidió que respondiera a cada una
con la primera palabra que viniera a su mente. Münsterberg registró para cada palabra
estímulo la latencia de la reacción de Orchard. En la lista estaban incluidas unas cuantas
palabras relacionadas con los crímenes, "revólver", "sangre" y "perdón", y con la conversión religiosa profesada por Orchard. Los tiempos de reacción de Orchard para las
palabras "peligrosas" no fueron diferentes de sus tiempos de reacción para las otras.
Münsterberg permaneció en Boise durante cuatro días asistiendo al juicio, encontrándose
con Orchard y conduciendo sus pruebas. Concluyó que el hombre no estaba tratando de
esconder nada, que su conversión era sincera y que, subjetivamente, estaba diciendo la
verdad.
Camino a casa el exhausto Münsterberg se encontró con un reportero y en un momento de
descuido expresó que creía haber llegado a la conclusión de que Orchard estaba diciendo la
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
167
verdad. Los grandes titulares del periódico proclamaron el "veredicto" de Münsterberg, y
fue censurado por la prensa por interferir en el juicio, aun cuando al jurado le fue retirado el
torrente de publicidad sensacionalista. Aparecieron en la prensa explicaciones absurdas de
las técnicas que había utilizado en sus entrevistas con Orchard. Un periódico de California
afirmó que Münsterberg había desempeñado un análisis frenológico del grosor y de las dimensiones del cráneo de Orchard. El reportero terminó su descripción con la graciosa ocurrencia: "Apuesto un dólar contra dos mordidas a que el profesor Münsterberg tiene una
cabeza igual a una calabaza de primera categoría" (M. Münsterberg, 1922, p. 147).
En el texto En la posición del testigo Münsterberg también analizó las confesiones falsas en las cuales la gente dice haber cometido crímenes que en realidad no cometió.
Previno contra tales confesiones; una vez más la advertencia se basaba en una experiencia desafortunada con la prensa. Richard Ivens un joven de Chicago, aparentemente retardado, sospechoso del asesinato de una joven ama de casa, confesó después de un
intenso interrogatorio policiaco. Después se retractó de su confesión y estableció una
coartada, pero siguió siendo tratado como convicto. Un neurólogo de Chicago, J.
Sanderson Christison, describió el caso a Münsterberg y le pidió su opinión acerca de los
resultados. En una carta privada Münsterberg le contestó que estaba seguro de que el
hombre era inocente, que su confesión era falsa y que había sido condenado injustamente. Christison publicó la carta de Münsterberg la cual causó sensación. Los titulares se
referían a ella como el "desacato a los tribunales por parte de Harvard". La sentencia de
Ivens se llevó a cabo y con muchedumbres sin precedente afuera de la cárcel, fue ejecutado. Münsterberg estaba convencido de que se había realizado una terrible injusticia.
Münsterberg también analizó las condiciones bajo las cuales es probable que ocurran
las confesiones falsas: en un interrogatorio intenso y prolongado a personas que necesitan agradar, con personas que necesitan cumplir con figuras de autoridad poderosas y
con personas profundamente deprimidas que sienten necesidad de castigo. Münsterberg
analizó el caso de Ivens con detalle, describiendo las condiciones bajo las cuales el hombre había confesado y el hecho sospechoso de que se habían dado más y más detalles
irrebatibles del crimen durante el interrogatorio.
En 1914 publicó un artículo, "La mente del jurado", en el cual describió experimentos
que había realizado en Harvard con un grupo de tomadores de decisiones. Se le pedía a
los estudiantes que hicieran un juicio a solas y luego se les daba la oportunidad de discutir
el juicio con otros antes de hacer un segundo. Cuando los juicios se hicieron a solas, el 52
por ciento fue correcto; cuando se hicieron en grupo, el 78 por ciento fue correcto.
Münsterberg concluyó que el sistema jurídico de toma de decisiones en grupo es un
procedimiento psicológicamente bueno. Por desgracia, incluso este experimento produjo
controversia, porque cuando Münsterberg lo repitió con estudiantes femeninos en la
Universidd de Radcliffe encontró que no había un incremento en el porcentaje de decisiones correctas después de la discusión. Concluyó que las mujeres no son capaces de
mantener una discusión racional en grupos y que el sistema jurídico funcionaría bien en
tanto las mujeres no participaran. Esa conclusión condujo a un torrente de titulares sensacionalistas en los periódicos y a un acalorado desafío de las mujeres abogadas de Boston
(M. Münsterberg, 1922, p. 435).
A pesar de esta desafortunada controversia, el experimento de Münsterberg fue
el estudio pionero sobre la toma de decisiones en grupo y ha sido citado como piedra
angular del estudio experimental de la psicología de grupo (Murphy y Kovach, 1972).
168 Capitulo 5
Mentiras, presión sanguínea y la mujer maravilla
Münsterberg tenía confianza en que los movimientos del ojo, la respiración, el ritmo
cardiaco, la presión sanguínea, el temblor de
la mano y la resistencia eléctrica de la piel
pueden medir la mentira y el engaño. No tenía duda de que incluso en casos criminales
"la psicología experimental bien puede proporcionar todo lo que la corte demanda"
(Münsterberg, 1908, p. 131). Los rumores esparcieron que él había desarrollado una maravillosa máquina de mentiras, o un detector
de la verdad, pero nunca hubo una máquina
como ésa en su laboratorio. Uno de los estudiantes de Münsterberg de Harvard, William
Moulton Marston, afirmó haber descubierto
una respuesta específica a la mentira: un incremento en la presión sistólica de la sangre.
En su popular libro La prueba de detección de
mentiras, Marston escribió que la medición de
la respuesta de la mentira "marcaba el fin del
largo e inútil esfuerzo del hombre por buscar
un medio para distinguir entre decir la verdad y el engaño" (Marston, 1938, p. 45). Esta
grandiosa afirmación estaba basada en la utilización de un ordinario esfingomanómetro
médico para tomar mediciones periódicas de
la presión sanguínea durante una entrevista
o examen.
Marston era un ávido autopublicista. Se
ofreció para probar a Bruno Hauptmann, el
hombre acusado de secuestrar y asesinar al
bebé Lindbergh. Su oferta fue rechazada.
Marston creía que su medición podía utilizarse en el asesoramiento marital. ¡La reacción de una esposa ante el beso de su marido
sería comparada con su respuesta al beso de
un atractivo extraño! Los anuncios de la máquina de Marston y la descripción de sus servicios apareció en una página entera de una
revista de publicidad.
En Chicago en 1921, John A. Larson construyó una máquina que continuamente medía la presión de la sangre, el ritmo del pulso, y la respiración, el primer polígrafo. También realizó un cuidadoso estudio sobre la
precisión de la medición del engaño utilizando registros de polígrafo. Larson concluyó
que no existe una respuesta de mentira
detectable y más tarde describió el naciente
campo de la poligrafía y de la detección de
mentiras como poco más que un alboroto
(Larson, 1938). En una mordaz revisión del
libro de Marston, Fred E. Inbau, un profesor
de leyes en el noroeste y antiguo director del
laboratorio científico de detección del crimen
de la policía de Chicago, concluyó que tal
trabajo "sólo puede traer el ridículo sobre
el tema principal y la falta de respeto hacia
su autor" (Inbau, citado en Lykken, 1981,
p. 28).
Aunque el trabajo de Münsterberg como psicoterapeuta y como psicólogo forense fue
importante en la ampliación de la psicología y en ocasiones resultó controvertido, él es
más importante en la historia de la psicología por sus trabajos como psicólogo industrial.
Los inicios de la psicología industrial
Con frecuencia se considera que Münsterberg es el primer psicólogo industrial en Estados Unidos y que Psicología y eficiencia industrial, publicado en 1913, es el trabajo fundador. El libro está dividido en tres secciones principales: nueve capítulos sobre "el mejor
hombre posible para el trabajo" —como era típico de su tiempo, no parece que se le
hubiera ocurrido que las mujeres también querrían trabajar— constituyen la sección concerniente a la selección de trabajadores; seis capítulos sobre "el mejor trabajo posible",
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
169
Mentiras, presión sanguínea y la mujer maravilla (continuación)
Un desafío incluso más serio provino de
las cortes. El caso era Frye contra Estados Uni-
dos (1923). En noviembre de 1920 un joven
hombre negro llamado James Frye fue arrestado en la ciudad de Washington por el asesinato de un prominente médico blanco. Después de varios días de interrogatorios policiacos confesó ser el asesino. Justo unos días
antes de su juicio Frye rechazó su confesión
afirmando que había sido forzado: mediante
la promesa de la mitad de la recompensa de
1 000 dólares, él debía confesar. Marston le administró una prueba de su presión sanguínea
y concluyó que era inocente. La defensa pidió
que Marston fuera calificado como testigo experto y que sus resultados se aceptaran como
evidencia. El juez que presidía mandó excluir
la evidencia de detección de mentiras por no
estar basada en unprincipio científicobien reconocido y establecido. Su mandato fue sostenido por cortes superiores y durante 50 años
sirvió para excluir la evidencia del detector de
mentiras de las cortes estadounidenses.
La decisión de la corte encuentra apoyo
en investigaciones recientes. David Lykken
ha sido un crítico vigoroso de la detección
de mentiras y de los polígrafos (Lykken, 1979,
1981). En 1983, la Oficina del Congreso de
Evaluación Tecnológica de Estados Unidos
hizo serios cuestiona mientas acerca de la pre-
cisión de la prueba del polígrafo (OTA, 1983;
Saxe, Dougherty y Cross, 1985). Iacono y
Patrick (1988) encontraron que el 45 por ciento de los sospechosos inocentes era erróneamente diagnosticado como engañoso. En
1988 el Congreso de Estados Unidos prohibió el uso de los polígrafos en la mayor parte
de los escenarios donde se empleaba.
¿Qué fue entonces de William Marston?
Abandonó la detección de mentiras y dejó la
psicología. Con su esposa Elizabeth Holloway
Marston, también psicóloga, desarrolló un
exitoso personaje de caricaturas, la Mujer Maravilla:
La Mujer Maravilla fue creada en el estudio suburbano de Marston como una mujer de campaña
de Boston, con una carrera y disfrazada como Diana Prince, quien se precipitaba en el baño de mujeres (las filas eran más cortas en aquellos días) y
emergía en sus pantalones de lucha contra el crimen festoneados de águila, rojos-blancos-y-azules.
Tan poderosa como un hombre y tan adorable
como una mujer, y también debidamente patriótica. (Malcolm, 1992).
Durante 50 años en más de 600 episodios
y luego en series de televisión, malvadas personas atrapadas por el "lazo de la verdad"
de la Mujer Maravilla eran forzadas a mirar
dentro de sus propios corazones y a decir la
verdad: ¡no podían mentir!
en los cuales se analizan los factores que afectan la eficiencia del trabajador; y seis capítulos sobre "los mejores efectos posibles", que tratan sobre comercialización, ventas y
técnicas de publicidad.
Para seleccionar a la mejor persona posible para un trabajo, Münsterberg recomendó
que las pruebas existentes de autorreporte para medir los intereses vocacionales fueran
implementadas con "tareas en miniatura", las cuales evalúan la capacidad de un individuo para un empleo particular y predicen su desempeño posterior. Münsterberg creía
que en el caso de muchas tareas industriales y ocupacionales, es posible "miniaturizar"
la situación en la cual el empleado potencial tendrá que trabajar, para desarrollar lo que
hoy en día podría llamarse simulacros. En estas situaciones simuladas de trabajo es posible evaluar las habilidades de los trabajadores potenciales. Como un ejemplo de tal
aproximación Münsterberg citaba el trabajo que le pidieron realizar en 1912 para los
representantes de un gran número de ciudades que tenían trenes elevados o en la calle.
170 Capítulo 5
Los representantes estaban preocupados por los factores psicológicos involucrados en
accidentes de trenes de calle. Münsterberg decidió que las habilidades de desempeño
del conductor o del maquinista eran cruciales y, por tanto, desarrolló un juego o simulacro, en el cual el participante tenía que tomar una serie de decisiones y tener una serie de
reacciones en situaciones similares a las que se encuentran mientras se conduce un tren
a través de calles congestionadas: un peatón, un animal o un vehículo cruzaba las vías de
manera repentina; un mal funcionamiento del freno; y así sucesivamente. Trabajó con
tres grupos de empleados de la Boston Elevated Company: maquinistas veteranos por
20 años con excelentes registros, hombres que apenas se habían escapado de ser despedidos y que habían estado involucrados en frecuentes colisiones y otros accidentes, y
hombres con un promedio mediano en sus registros de servicio. En una prueba simple
de tiempos de reacción Münsterberg no encontró diferencias consistentes entre los tres
grupos. Cuando se les probaba utilizando el juego o la simulación, muchos de los hombres reportaron que en realidad tuvieron la sensación de manejar un tren. Hubo también
diferencias consistentes en el desempeño entre los tres grupos. El grupo con buenos registros se desempeñaba mejor de manera consistente que los hombres que habían estado
cerca de ser despedidos. Münsterberg estaba convencido que la prueba podía utilizarse
como un procedimiento de selección y que muchos hombres que seguían estando en
gran peligro de tener un accidente podrían identificarse antes. También realizó algún
trabajo preliminar para un número de compañías navieras y para la Marina de Estados
Unidos sobre el desarrollo de procedimientos de selección para oficiales de barco.
Münsterberg creía que procedimientos similares de selección podrían emplearse para
una variedad de otras ocupaciones.
Como un segundo ejemplo de la forma como la psicología puede contribuir en la selección de empleados, Münsterberg presentó su trabajo para la compañía de teléfonos de
Nueva Inglaterra. La compañía encontró que de entre las mujeres jóvenes exitosamente
entrenadas como operadoras de teléfono, un tercio no era capaz de desempeñarse bien en
el trabajo y lo abandonaba o era despedida en seis meses. En su intento por remediar la
situación, Münsterberg comenzó por observar la situación de trabajo de las operadoras.
En promedio atendían 225 llamadas por hora, pero en periodos extremos con frecuencia
controlaban tantas como 300. Estimó que 14 "procesos psicológicos" separados estaban
involucrados en una llamada típica, especialmente la memoria, la atención al detalle, la
exactitud, la rapidez y la inteligencia general. Münsterberg creó una serie de pruebas para
estas funciones psicológicas. En las pruebas de memoria se pedía a las operadoras que
repitieran dos números de cuatro dígitos; luego se añadían más dígitos hasta un máximo
de doce. En la prueba de atención, se les decía que marcaran con una cruz todos los ejemplos de una letra particular sobre una página de un periódico; en la prueba de exactitud,
los bordes de una hoja de papel tenían que ser divididos en dos mitades iguales; en la
prueba de rapidez, las operadoras dibujaban tantos movimientos específicos de zigzag
como les fuera posible durante diez segundos. Münsterberg aplicó estas pruebas y una de
inteligencia general a un grupo conformado por empleadas recién contratadas. Comparó
los resultados de la prueba con su desempeño real en el trabajo durante sus primeros tres
meses en el empleo. En realidad, casi todas las personas a las que se les aplicó la prueba
estaban recién contratadas, pero Münsterberg desconocía que la compañía de teléfonos
había incluido en el grupo un número de operadoras altamente experimentadas (¡intrusas!) con excelentes registros de trabajo. Münsterberg describió los resultados de la prueba de la siguiente forma:
Edward Titchener y Hugo Münsterberg 171
Si los experimentos psicológicos hubieran dado como resultado que estos individuos (que
estaban tan altos en la estimación de la compañía de teléfonos) obtuvieran una calificación
baja en el experimento de laboratorio, eso habría mostrado la fiabilidad del método. Por el
contrario, los resultados mostraron que las mujeres que se han mostrado más capaces en el
servicio práctico se ubicaron en la cima de nuestra lista. De manera correspondiente, quienes se situaron más abajo en esa lista hubieran sido encontradas ineptas para el servicio
práctico y hubieran abandonado la compañía por propio acuerdo o hubieran sido eliminadas. (Münsterberg, 1913, pp. 108-109)
La concordancia de los resultados de la prueba y el desempeño en el trabajo no fue
perfecta, pero el método era prometedor.
En lo que respecta al mejoramiento de la eficiencia del trabajador, Münsterberg tuvo
mucho menos información empírica para presentar. Había estudiado las condiciones de
trabajo en las compañías General Electric y Harvester Internacional, la Plimpton Press,
la compañía Waltham Watch, y un gran número de otras compañías. Münsterberg no
estaba de acuerdo con la concepción común de que mucho del trabajo industrial moderno está caracterizado por una monotonía horrible y por un estancamiento mental. En las
fábricas y las plantas que visitó, charló con los trabajadores cuyos trabajos parecían ser
los más tediosos y monótonos. Con frecuencia los trabajadores no describían sus empleos en estos términos y estaban contentos con ellos. En un caso extremo Münsterberg
observó a una mujer en una fábrica de lámparas eléctricas cuyo trabajo era envolver
lámparas en papel de seda, 13 000 unidades al día. Ella había realizado el trabajo durante
doce años y Münsterberg calculó que había envuelto 50 millones de lámparas. Aún así,
ella afirmó que el trabajo era "realmente interesante" y dijo que encontraba "constantes
variaciones" en la forma en que envolvía cada lámpara (Münsterberg, 1913, p. 196).
Münsterberg concluyó que los juicios de las personas de afuera en el sentido de que las
tareas producían aburrimiento y frustración eran poco confiables y que muchas de las
tan llamadas profesiones de mayor categoría involucraban una gran cantidad de repeticiones tediosas: el trabajo de los médicos, el de los maestros y el de los abogados están
lejos de quedar libres de monotonía. Münsterberg concluyó que muchos factores pueden afectar la satisfacción y la moral del trabajador y que se necesitaban muchas más
investigaciones.
En la última sección de su libro sobre psicología industrial, Münsterberg analiza los
factores que estimulan la demanda del consumidor y las formas en las que se puede
incrementar la efectividad de la publicidad. En su laboratorio investigó los efectos del
tamaño y del número de repeticiones de un anuncio sobre su "valor de memoria". Estaba convencido de que la publicidad podía ser un factor poderoso en la estimulación de la
demanda del producto, pero también creía que debe utilizarse de manera responsable.
En un artículo posterior, "Los pecados sociales de la publicidad", Münsterberg atacó de
manera amarga como socialmente irresponsable la nueva práctica de esparcir anuncios
a lo largo del texto de las revistas y los periódicos en lugar de, como antes se hacía,
segregarlos en una sección. El debate acerca de la ubicación adecuada de los anuncios
continúa hoy con respecto a los comerciales de la televisión. En Estados Unidos están
esparcidos a lo largo de los programas; en Inglaterra, en el canal comercial de la British
Broadcasting Corporation (BBC), están agrupados en periodos de publicidad al inicio, a
la mitad y al final de cada programa.
Después de la publicación de Psicología y eficiencia industrial, Münsterberg mantuvo
su interés en problemas industriales. En la primavera de 1913 se reunió con el presidente
172 Capítulo 5
Woodrow Wilson y los secretarios de comercio y del trabajo, para urgir el establecimiento de un despacho del gobierno dedicado a la investigación científica sobre la aplicación
de la psicología a los problemas del comercio y la industria. Sus propuestas fueron bien
recibidas, aunque los planes prácticos para su implementación se vieron interrumpidos
por la Primera Guerra Mundial. En general su trabajo en psicología industrial había
comprobado ser de gran importancia y muchas de sus preocupaciones e intereses son de
actualidad entre los psicólogos industriales. Un revisor contemporáneo dijo acerca de su
trabajo:
Sobre todo, el dominio de Münsterberg en la psicología del negocio y la industria era impresionante. En dos libros y en un manual de artículos plasmó el trabajo base para todo el
desarrollo importante en estos terrenos. Especificó los problemas y las metas, y señaló
algunos de los métodos a utilizar en psicología del personal, psicología vocacional, psicología técnica, psicología del consumidor y otras especializaciones en estas áreas... No debe
caber duda de que Hugo Münsterberg fue el fundador de los campos de la psicología
industrial y de los negocios como existen hoy en día. (Moskowitz, 1977, p. 838).
La revista Business Week honró a Münsterberg en una serie de artículos sobre los "Primeros famosos en la psicología industrial" (Hale, 1980, p. 6).
Además de su trabajo en psicología industrial, Münsterberg escribió extensamente
acerca de la enseñanza, la educación y muchos otros temas sociales. Aunque nunca fumó
ni tomó alcohol, se oponía a la prohibición y estaba activamente involucrado en el debate sobre ese candente tema. Incluso intentó introducir un poco de ligereza a la controversia en un artículo de 1908 en la Ladie's Home Journal "La abstinencia de las mujeres",
Münsterberg contrastó la falta de moderación de los hombres por el alcohol y la falta de
moderación de las mujeres por los dulces y la última moda. Una predecible reacción
de agravio siguió a la publicación del artículo, especialmente cuando se supo que
Münsterberg había solicitado y recibido apoyo financiero del magnate de la cerveza
Adolphus Busch (Hale, 1980, p. 119). Münsterberg se oponía a la educación sexual en las
escuelas argumentando que tal educación simplemente estimularía el interés en el sexo.
Libró una batalla de toda la vida en contra de lo que llamó "psicología ingenua" y constantemente desafió las demandas de seudopsicólogos. También criticó a los creyentes en
el ocultismo, el misticismo y la astrología, transferencia de pensamiento y otras actividades psíquicas.
Münsterberg honrado y difamado
Los honores y los reconocimientos llegaron con facilidad a Münsterberg. Fue uno de los
socios fundadores de la APA (capítulo 9). A la edad de 29 años era profesor de filosofía
en la Universidad de Harvard y en 1899, cuando tenía 36 años, llegó a ser catedrático del
departamento, el año antes de que declinara una oferta a un cargo de profesor adjunto
en la Universidad de Oxford. En 1905, se le ofreció una cátedra de filosofía en la Universidad de Kónigsberg, una posición antiguamente ocupada por Inmanuel Kant. Inicialmente aceptó, pero luego declinó el nombramiento y permaneció en Harvard. Estas ofertas
constituían un impresionante reconocimiento de su posición y se dice que Münsterberg
fue uno de los profesores de Harvard mejor pagados de esa época (Keller, 1979). Jugó un
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
173
papel importante en la organización de un congreso científico que se efectuó en conjunción con la Exposición de 1904 de San Luis y viajó a Europa para extender invitaciones a
unos 150 científicos y académicos. Fue presidente de la APA en 1899 y de la American
Philosophical Association en 1907. En 1901 la Universidad de Harvard lo reconoció con un
grado de maestro honorario en artes, haciéndolo así "hijo de la casa" y "hombre de
Harvard". Münsterberg sirvió fielmente en Harvard durante 25 años. Organizó un fondo de ampliación para Emerson Hall, el hogar del departamento de psicología de Harvard
durante 40 años. Trabajó en el comité de nominación del Premio Nobel para la fisiología
y la medicina en 1906. Fue amigo de los ricos, los famosos y los importantes. Conoció a
Andrew Carnegie, Bertrand Russell, H. G. Wells, a los presidentes Theodore Roosevelt y
William Howard Taft, al kaiser Wilhelm II, a estrellas del cine de Hollywood, magnates,
y la mayor parte de las eminencias y de los intelectuales europeos y estadounidenses del
momento. Sin embargo, cuando Münsterberg murió en 1916, desapareció casi inmediatamente de la psicología. En un caso él literalmente desapareció. Una pintura sobre la
escalera de Emerson Hall muestra a William James, Josiah Roy ce, George Herbert Palmer
y una silla vacante. Esa silla iba a ser ocupada por Münsterberg, pero su retrato fue
bloqueado después de su muerte (Roback, 1952, p. 108). ¿Por qué se convirtió en un
psicólogo perdido?
Tal vez pueda encontrarse una respuesta a esta pregunta en el papel autoasignado de
Münsterberg como portavoz para Alemania en Estados Unidos y en su interés de toda la
vida por mejorar las relaciones y desarrollar un mayor entendimiento entre sus países
nativo y adoptado. En uno de sus primeros libros que escribió en inglés, Peculiaridades
americanas, publicado en 1902, Münsterberg ridiculizó los falsos estereotipos que los alemanes y los estadounidenses tenían los unos de los otros. Describió las dos sociedades,
señalando los que consideraba puntos buenos y puntos malos de cada una de ellas. En
1903 publicó Die Amerikaner, un libro traducido por su estudiante Holt y publicado en
inglés en 1904 como The Americans. El libro proporcionaba descripciones detalladas y
penetrantes sobre la vida social, cultural, económica, política e intelectual de Estados
Unidos, destinados principalmente a una audiencia alemana. De acuerdo con la hija de
Münsterberg, este libro
produce una agitación entre los lectores y despierta un notable grado de interés en la vida
americana. Incluso inspiró a los lectores a navegar y ver por sí mismos una tierra que
habían estado pintando en colores tan atractivos. El secreto de la influencia del libro no fue
tanto la nueva información claramente presentada, como el convincente poder del entusiasta autor detrás de sus afirmaciones. (M. Münsterberg, 1922, p. 333)
Desafortunadamente, Münsterberg no tuvo tanto éxito mejorando las impresiones
que los estadounidenses tenían de Alemania. En 1905 fue asignado por Harvard para
trabajar como profesor de intercambio en la Universidad de Berlín, para establecer un
nuevo instituto estadounidense ahí. El instituto estaba dedicado a facilitar intercambios
de académicos y científicos y a establecer una colección de periódicos, revistas y publicaciones que reflejaban la vida en Estados Unidos. Cuando Münsterberg regresó a Estados
Unidos en 1912, procuró constantemente contener la creciente marea de sentimientos
contra Alemania. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 sus actividades
se volvieron cada vez menos populares, aunque persistió en escribir artículos y libros
que presentaban la posición alemana, la naturaleza pacífica de las personas alemanas y
174
Capítulo 5
argumentaba el "juego limpio". Después del hundimiento del Lusitania por un submarino alemán en mayo de 1915, en el que se perdieron 1 200 vidas incluyendo a 124 estadounidenses, recibió grandes volúmenes de correspondencia de odio y le fueron enviadas
cartas dirigidas al doctor Monsterberg de Harvard; se le acusó de ser un espía alemán y
fue censurado, condenado y confinado incluso por algunos de sus colegas de Harvard.
Un hombre inglés ofreció 10 millones de dólares a la universidad si la administración
despedía a Münsterberg inmediatamente. Harvard permaneció firme. El astuto
Münsterberg ofreció renunciar si el hombre le daba 5 millones a la universidad y 5 millones a él. El hombre se negó. Aunque este episodio tiene un toque de humor, ésos fueron
años terribles para Münsterberg. Todas las cosas alemanas llegaron a ser reprobadas por
muchos estadounidenses. La música de Wagner y Beethoven fue prohibida, los negocios
alemanes-estadounidenses fueron atacados, e incluso los perros dachshund fueron condenados como antipatrióticos. La pronunciación del pueblo Berlín de Connecticut fue
cambiada para hacerla sonar menos alemana (A. D. Kornfeld, comunicación personal,
1994). Tal vez fue mejor que no viviera para ver la entrada de Estados Unidos a la Primera
Guerra Mundial en 1917. Los periódicos de la mañana del 16 de diciembre de 1916
traían noticias de ofertas de paz y Münsterberg dijo a su esposa, "Para primavera debemos tener paz". Salió a dar su conferencia de la mañana en Radcliffe, caminó a la universidad bajo un clima amargamente frío y llegó exhausto, pero insistió en encontrarse con
su clase. Entró al salón de conferencias, comenzó a hablar y murió a la mitad de una frase
de una hemorragia cerebral masiva. Dio su primera y su última conferencia estadounidense en Radcliffe.
TITCHENER Y MÜNSTERBERG EN RETROSPECTIVA
Tanto Titchener como Münsterberg ganaron sus grados doctorales con Wundt en la Universidad de Leipzig y poco después emigraron a Estados Unidos. Como hemos visto,
ahí termina la similitud. Sus definiciones de psicología, sus aproximaciones y sus carreras, difícilmente podrían haber sido más diferentes. Titchener definió la psicología como
la ciencia de la mente y declaró que su tarea debía ser la búsqueda de los elementos
básicos o la estructura de la mente humana. La introspección bajo condiciones experimentales rígidamente controladas sería el método más importante, de hecho el que definiría la psicología. En contraste, Münsterberg siempre se negó a definir su psicología
porque ninguna definición podría ser suficientemente inclusiva. Su objetivo era estudiar
los trabajos o las funciones de la mente: cómo aprendemos, recordamos, percibimos y
juzgamos. Mientras que los experimentos de laboratorio eran algunas veces de valor,
Münsterberg favorecía el trabajo afuera del laboratorio y las aplicaciones del conocimiento psicológico en una variedad de escenarios: la clínica psicológica, los negocios y
la industria, y las cortes de la ley. Titchener se oponía de manera inflexible a tales aplicaciones, considerándolas tecnologías que no eran parte de la verdadera ciencia de la psicología.
La psicología contemporánea muestra la influencia de Münsterberg pero poco la de
Titchener. Hoy en día no hay psicólogos estructuralistas titchenerianos; de hecho, no ha
habido ninguno durante muchos años. En contraste, muchos de los intereses de
Münsterberg todavía son seguidos por los psicólogos contemporáneos. Sin embargo, los
textos de historia de la psicología con frecuencia enfatizan el papel de Titchener y no el
Edward Titchener y Hugo Münsterberg
175
de Münsterberg. Boring (1957) en su clásica historia de la psicología dedicó diez veces
más espacio a Titchener que a Münsterberg; el índice del texto de Watson Los grandes
psicólogos desde Aristóteles hasta Frend (1978) cita 23 veces a Titchener y sólo seis a
Münsterberg; Marx e Hillix en su libro Sistemas y teorías de psicología (1979) dedicaron
muchas páginas a Titchener y ninguna a Münsterberg. Tales presentaciones muestran
que Titchener continúa influyendo la forma en que la historia de la psicología está escrita, pero existe una mala representación de la importancia relativa de los dos hombres.
CAPÍTULO SEIS
Psicólogos alemanes del siglo
XIX y principios del XX
través de Edward Titchener y, un poco menos, de Hugo Münsterberg, muchos
psicólogos estadounidenses trazan su herencia hacia Wundt. Como hemos visto,
con frecuencia se da a Wundt el crédito por la fundación de la psicología y por el establecimiento de sus métodos. Pero el laboratorio de Wundt en Leipzig no se mantuvo sin sus
rivales alemanes y Wundt sin las críticas alemanas. Estos enfoques que competían con la
"nueva psicología" del siglo XIX eran también experimentales, pero diferían de la aproximación de Wundt en los temas en los que hacían énfasis. A diferencia de Wundt, muchos
de estos otros fisiólogos y psicólogos alemanes, como Ernst Weber, Gustav Fechner, Cari
Stumpf, Oswald Külpe y Hermann Ebbinghaus, restringían su trabajo al estudio de un
área específica: la psicofísica, la sensación y la percepción, la solución de problemas o la
memoria. Otros, como Franz Brentano, no fueron tan ampliamente conocidos porque no
publicaron con tanta frecuencia como lo hizo Wundt. Pero en todos estos casos, tal vez
de manera especial en los de Stumpf y Külpe, su influencia potencial se difuminó por la
Primera Guerra Mundial, el surgimiento de enfoques estadounidenses a la psicología en
las décadas de 1920 y 1930, y la situación política antes de la Segunda Guerra Mundial.
Sin estudiantes leales, dogmáticos como Titchener para implantar sus aproximaciones
en Estados Unidos y mantenerlas vivas, mucho del trabajo de estos hombres se ha olvidado. Hoy en día, con el surgimiento de las psicologías cognitivas, la importancia de sus
contribuciones está ganando reconocimiento (Knapp, 1986a).
A
PSICOLOGÍA EXPERIMENTAL ANTES DE WUNDT
Como vimos en el capítulo 2, el uso más temprano del término psicología en un título en
inglés se dio en el texto de John Broughton Psicología: o un relato sobre la naturaleza del alma
racional, publicado en Londres en 1703 (Van de Kemp, 1983). Más tarde en ese siglo, en
1756, Johann Gottlob Krüger, un profesor alemán de filosofía y matemáticas con antecedentes en medicina, ciencia natural y matemáticas, publicó un libro titulado Intento para
una psicología experimental. De acuerdo con Alexander Mintz (1954), quien descubrió el
libro de Krüger, el trabajo contenía una descripción explícita acerca de la psicología experimental más de 100 años antes de Wundt. La psicología de Krüger intentaba ser em-
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX 179
pírica en lugar de física, con énfasis en las observaciones de la conciencia mediante la
introspección y en las observaciones de las acciones externas utilizando los sentidos. La
psicología de Krüger era también asociacionista y hedonista; estaba influida claramente
por los escritos de los primeros filósofos empiristas británicos analizados en el capítulo
2. A lo largo del libro Krüger consideraba qué propósito de cada una de las diferentes
capacidades psicológicas podía servir en el funcionamiento normal diario de un ser humano. Krüger concluyó, por ejemplo, que la función de la memoria es retener y mantener el conocimiento para su uso futuro.
Los 14 capítulos del libro de Krüger incluyen, además de la memoria, temas como la
sensación, la cognición, la fantasía, el caminar, el dormir, el soñar, la emoción y la mente
de los animales. Mintz (1954) señaló que mucho del material no es lo que uno espera
encontrar en una psicología temprana como esa. Por ejemplo, el capítulo sobre sensación
incluye un análisis de la experiencia visual de una persona ciega cuyas cataratas fueron
removidas mediante una operación —el asunto dirigido por Locke en respuesta a la
pregunta de Molyneux (capítulo 2)— así como un gran número de reportes de miembros
fantasma en amputados y de descripciones de fenómenos de contrastes visuales e inhibición mutua de sensaciones. Estos interesantes e importantes temas serían estudiados
por generaciones de psicólogos sensoriales. Krüger también reflejó las suposiciones que
predominaban en su tiempo. Creía que quienes aprendían con rapidez olvidaban más
pronto que los que aprendían lento y que las experiencias de una mujer embarazada
marcaban a su niño aún no nacido.
PSICOFÍSICA
Gustavo Fechner (1801-1887)
La psicofísica, una rama de la ciencia que investiga la relación entre los mundos físico y
psicológico, comenzó antes de la época del trabajo de Wundt. Gustavo Fechner era 30
años mayor que Wundt. Wundt estableció su laboratorio en 1879, cerca de 20 años después de que Fechner publicara el libro por el que es recordado su Elemente der Psychophysík
(Elementos de psicofísica) (1860/1912).
Al igual que Wundt, Fechner era hijo de un pastor, un hombre de pensamiento y
acción independientes que una vez sacudió a su congregación al colocar una barra con
iluminación en su iglesia. "Seguramente" se le dijo, "el Señor protegerá lo suyo" "Tal
vez", dijo el pastor Fechner, "pero las leyes de la física deben ser también respetadas"
(Boring, 1957, p. 276). Después de recibir educación en un Gymnasium, Fechner estudió
medicina en la Universidad de Leipzig, donde permaneció por el resto de su vida, unos
70 años. Obtuvo el grado de médico en 1822, pero después sus intereses se volcaron
hacia la física y las matemáticas. Para 1830 había publicado más de 40 trabajos, incluyendo un importante escrito sobre la medición de la corriente eléctrica directa. Durante la
siguiente década Fechner se volvió más a los temas psicológicos y publicó trabajos sobre
la visión del color y las posimágenes positivas, o las sensaciones visuales que continúan
cuando los estímulos que las producen ya no están presentes, como la imagen de un foco
que permanece por un'breve periodo después de que la electricidad ha sido suspendida.
Para estos experimentos Fechner necesitaba un estímulo brillante y, por tanto, comenzó
180 Capítulo 6
con el sol. Se lastimó los ojos y llegó a estar tan enfermo y deprimido que en 1839 tuvo
que renunciar a su empleo como profesor de física.
Durante tres años Fechner sufrió una crisis física y psicológica, de la que se recuperó
en forma repentina. Siempre consideró su descubrimiento como el milagroso punto que
cambió su vida. Estuvo profundamente comprometido con el pietismo, un movimiento
prominente al interior de la iglesia luterana alemana de su época, que enfatizaba la piedad personal por encima de la ortodoxia religiosa. Fechner renunció a lo que él veía
como el materialismo, tanto de su vida anterior como de mucha de la ciencia contemporánea. En lugar de continuar realizando investigación científica, se volvió hacia la poesía
y la metafísica. Cuando se planteó la perpetua pregunta metafísica acerca de la naturaleza de la mente y la materia, concluyó que podían estar relacionadas; pero ¿cómo podía
describirse esa relación? La respuesta vino a él "antes de salir de la cama" la mañana del
22 de octubre de 1850 (Boring, 1961, p. 4). Describiría la relación entre la mente y el
cuerpo, entre lo material y lo mental, mediante la cuantificación de las relaciones entre
los mundos físico y psicológico. Tales descripciones se basaron en el trabajo de su colega
de Leipzig, Ernst Weber (1795-1878).
En 1834 Weber había publicado en latín un gran tratado, De tactu, que describe sus
experimentos sobre el tacto. Primero midió la cantidad mínima de estimulación táctil
necesaria para una sensación de tacto. Los estímulos muy débiles no se sentían; los intensos casi siempre se percibían. Entre estas dos intensidades había un limen o umbral,
en el cual los estímulos táctiles se perciben primero: el umbral absoluto. También investigó la habilidad de la gente para discriminar entre dos pesos cuando éstos descansaban
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX 181
sobre la mano (sólo tacto) o eran levantados (tacto y esfuerzo muscular). Se reportaron
diferencias más pequeñas en el último caso, como resultado, Weber concluyó que las
sensaciones provienen de los músculos.
Notó que dos estímulos táctiles no siempre se perciben como diferentes. Cuando
están muy juntos con frecuencia se reportan como un punto de estimulación; cuando están muy separados, como dos. Entre estos dos extremos de percepción existe un umbral en el que una sensación táctil se convierte en dos o dos se convierten en una: el
umbral de discriminación de dos puntos. Encontró que este umbral variaba en diferentes partes del cuerpo. En las yemas de los dedos era de .22 centímetros; en la espalda,
4.06 centímetros. Tales hallazgos indicaban que no existe una simple relación uno-a-uno
entre las características físicas de los estímulos y las sensaciones que producen.
Los resultados de Weber mostraron que un cambio físico no siempre hace una diferencia psicológica, pero esta idea no fue original de Weber. En 1738 Daniel Bernoulli
(1700-1782) había señalado que a un hombre pobre un franco le produce más ganancia
que 10 francos a un hombre rico. Las ganancias psicológicas (fortuna moral) están relacionadas con la posición económica (fortuna psíquica) —en Economía, la ley de la disminución de la utilidad marginal-. De manera similar, encender una vela en una habitación muy
oscura causa una notable diferencia; una sola vela en una habitación muy iluminada no
se notará en absoluto. Weber aplicó el concepto de Bernoulli de la relatividad de los
juicios perceptuales de peso. Primero hizo que sus sujetos levantaran un peso base. Luego levantaban un segundo peso de comparación y hacían un juicio acerca de cuál era
más pesado. Se reportaron grandes diferencias de manera consistente, pero con frecuencia las diferencias pequeñas no se detectaban. Weber se preguntaba qué tan grande tenía
que ser la diferencia entre dos pesos antes de que fuera detectada con seguridad. Poniendo la pregunta en otra forma, ¿cuál era la diferencia apenas perceptible (d.a.p.) entre dos
pesos? Weber encontró que la d.a.p. no era fija, sino que variaba según los pesos específicos que estaban siendo considerados. Si la base era de 30 gramos, el peso de comparación tendría que ser al menos de 33 gramos para que fuera juzgado como diferente; si
la base era de 90 gramos, el peso de comparación tenía que ser de al menos 99 gramos. La
diferencia física requerida para la misma diferencia psicológica variaba con diferentes
pesos.
Weber condujo experimentos similares con líneas de diferentes longitudes, luces
de diferentes intensidades, estímulos térmicos, tonos, olores y sabores. Para cada uno de
estos sentidos encontró una razón constante o fracción descrita por la fórmula
182
Capítulo 6
diferentes de estímulos y sus intensidades juzgadas y describió sus resultados en Elemente
der Psychophysik. Encontró lo mismo que Weber, que conforme aumenta la magnitud del
estímulo, se necesita un mayor incremento en la intensidad para producir una diferencia
perceptible. A través de una serie de pasos matemáticos Fechner transformó la razón de
Weber en la fórmula
S = k log R
donde S es la sensación, k es una constante y log R es el logaritmo de la intensidad física
de los estímulos. La gráfica de esta función no lineal (página 183) muestra una compleja
relación entre los mundos físico y psicológico. Al considerar la diferencia entre la relación lineal indicada por la línea continua y la relación real mostrada por la discontinua,
surge la pregunta: ¿de dónde proviene la curvilinealidad o la inclinación? La respuesta
de Fechner fue que proviene de la mente. Es la actividad mental la que "inclina" la función y, así, la inclinación es una medida de la actividad mental. Un proceso psicológico
fue medido, con los resultados que expresa una ecuación matemática. El éxito de Fechner
contradijo la afirmación de Auguste Comte (1798-1857), de que la mente humana puede
medir todo excepto su propia actividad.
La psicofísica en perspectiva
Para la mayor parte de los psicólogos del siglo XIX, incluyendo a Wundt, los experimentos de Weber y Fechner eran un modelo de investigación cuidadosa, esmerada. Estaban
convencidos de que tal investigación era necesaria para el desarrollo de la nueva ciencia
de la psicología. Sin embargo, Weber y Fechner tuvieron críticos que sostenían que las
sensaciones no son medibles, que la d.a.p. no era una unidad propia de medición, y que
la ley de Weber y la transformación logarítmica de Fechner no eran válidas. Para el psicólogo estadounidense William James (capítulo 9) "el libro de Fechner es el punto de
partida para un nuevo departamento en la literatura, con el que sería imposible competir
por sus cualidades de minuciosidad y agudeza, pero en el cual, en la humilde opinión del
presente escritor, el resultado propiamente psicológico no es nada" (James, 1980, Vol. 1,
p. 534). Unas pocas páginas después James concluyó:
Pero sería terrible si incluso un hombre mayor tan querido como éste [Fechner] pudiera
cargar para siempre con la responsabilidad de nuestra ciencia con sus pacientes extravagancias y, en un mundo tan lleno de objetos de atención más nutritivos, obligar a todos los
futuros estudiantes a abrirse camino entre las dificultades, no sólo de sus propios trabajos,
sino de los todavía más áridos escritos en cuestión. Aquellos que deseen esta espantosa
literatura pueden encontrarla; tiene un valor disciplinario... (James, Vol. 1, p. 549)
A lo largo de su carrera Fechner permaneció confiado de su aproximación a la psicología; en 1877 dirigió estas desafiantes palabras finales (Nachwort) a sus muchos críticos:
"La Torre de Babel nunca fue terminada porque los trabajadores no pudieron alcanzar
una comprensión de cómo debían construirla; mi edificación psicológica permanecerá
de pie porque los trabajadores nunca estarán de acuerdo en cómo derribarla" (Traducción del autor, Fechner, 1877, p. 215).
Los psicólogos contemporáneos todavía utilizan técnicas psicofísicas para estudiar la
sensación y la percepción. Desde los tiempos de Fechner, las pruebas fragmentadas (sin
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX 183
un estímulo presente) forman parte de una serie de presentaciones de estímulos para
mantener al sujeto alerta y atento. Hoy en día los procedimientos de detección de señales utilizan las pruebas fragmentadas para medir la tendencia de sensitividad y la respuesta, esto es, la habilidad del sujeto para percibir la señal y la certeza de que fue
detectada (Hochberg, 1979). Los métodos psicofísicos también se han utilizado para responder preguntas de juicio más complejas: ¿Cómo perciben diferentes culturas el "umbral absoluto" para la conducta criminal? ¿Cuándo las acciones humanas se consideran
criminales? ¿Cómo difieren en postura las diferentes profesiones y carreras? ¿Cuáles son
las intensidades relativas de diferentes actos hostiles en conflictos internacionales y los
actos amigables en la cooperación internacional? (Stevens, 1966) Un método de estimación de belleza escénica se ha usado para medir la cualidad que se percibe de los ambientes naturales (Daniel, 1990; Daniel y Boster, 1976b). La Sociedad Internacional para la
Psicofísica fue fundada en 1985 en Casis, Francia. Sus reuniones se realizan anualmente.
El 22 de octubre de cada año los psicofísicos celebran el aniversario del insight mañanero
de Fechner (L. E. Krueger, comunicación personal, 1993). El número de celebrantes no es
grande, pero su entusiasmo por Fechner y sus métodos sí lo es.
Una de las especulaciones más sorprendentes de Fechner concerniente a la conciencia ha encontrado apoyo contemporáneo. Fechner sabía que el cerebro es simétrico de
manera bilateral, esto es, que tiene dos mitades que son virtualmente imágenes de espejo una de la otra (capítulo 3). También sabía que existe una profunda división entre las
dos mitades, las cuales están vinculadas por una banda de fibras que las conecta, el
cuerpo calloso. Especuló acerca de que si el cuerpo calloso se cortara transversalmente, o
"separara", resultarían dos corrientes de conciencia separadas. La mente se convertiría
en dos. Fechner creía que su especulación nunca podría probarse. En eso estaba equivocado, pero no fue hasta mediados del siglo XX, cuando Roger Sperry (1913-1994) estudió
el aprendizaje discriminativo en gatos con cerebros separados y, más tarde, cuando Sperry
y Michael Gazzaniga trabajaron con pacientes epilépticos con un cuerpo calloso seccionado, que se mostró que la especulación de Fechner era correcta (Gazzaniga, 1970).
El trabajo de Weber y Fechner fue fundamental en el avance del estudio de la sensación y la percepción. Otros psicólogos alemanes compartieron el interés en estos temas,
184 Capítulo 6
pero ellos buscaron extender el rigor experimental de la psicofísica al estudio de procesos mentales más elevados como aprendizaje, memoria, ideación, imaginación y juicio.
Estos psicólogos desafiaron afirmaciones como las del filósofo alemán Johann Friedrich
Herbart (1776-1841) en cuanto a que los métodos experimentales no podían aplicarse a
problemas psicológicos. Hermann Ebbinghaus fue uno de los psicólogos alemanes influido con mayor fuerza por la aproximación de Fechner. Ebbinghaus establecería los
fundamentos para la investigación psicológica contemporánea sobre la memoria y haría
una de las contribuciones más duraderas a la psicología.
HERMANN EBBINGHAUS (1850-1909)
Hermann Ebbinghaus nació el 24 de enero de 1850, fue hijo de un comerciante del pueblo
de Barmen cerca de Bonn en el Rhin prusiano. Recibió una educación clásica preparatoria
para los estudios universitarios en el Gymnasium. Entró a la Universidad de Bonn a la edad
de 17 años y también estudió en Berlín y Halle, dos universidades cuyas facultades uniría
más tarde. La guerra franco-prusiana interrumpió sus estudios y Ebbinghaus sirvió al
ejército prusiano de 1870 a 1871. Después de su servicio pasó los años viajando por Inglaterra y Francia, asistiendo a clases en la universidad y a seminarios, y trabajando por periodos cortos como maestro y tutor privado. Mientras pasaba por una bouqiúnerie (puesto
de libros usados) parisina, encontró una copia del texto de Fechner Elemente der
Psychophysik. Ebbinghaus quedó cautivado por la descripción de Fechner acerca de la
psicofísica y llegó a encenderse con la convicción de que la psicología, al igual que la psicofísica, podría convertirse en una ciencia natural y que procedimientos similares a los de
Fechner, los psicofísicos, podrían desarrollarse y aplicarse a procesos mentales más altos.
En algún momento alrededor de 1877 se dispuso a desarrollar tales procedimientos para
estudiar un proceso mental superior, la memoria. Muchos años más tarde, dedicó la publicación de su trabajo psicológico más importante, Grundzüge der Psychologie (Fundamentos de psicología)(1902), a Fechner: "Ich hab'es nur von Euch" (Todo se lo debo a usted).
La temprana carrera académica de Ebbinghaus
En 1880 Ebbinghaus fue nombrado privatdozent en la Universidad de Berlín y ahí continuó su investigación sobre la memoria. Aunque antes de él existieron algunas especulaciones y reflexiones acerca de la memoria, sus trabajos fueron las primeras investigaciones
experimentales sistemáticas (Herrmann y Chaffin, 1988). Su investigación fue muy original. No tuvo un maestro del cual pudiera aprender y cuyos materiales, técnicas y procedimientos pudiera utilizar. Fechner, quien había inspirado los estudios, era un hombre
viejo de cerca de 80 años y vivía en un tranquilo retiro en Leipzig; fue descrito por el
visitante estadounidense G. Stanley Hall (capítulo 9) como:
Una curiosidad. Sus párpados están franjeados de manera extraña y tiene un gran número
de hoyos cuadrados y redondos, cortadas, el Cielo sabe por qué, en el iris de cada ojo: es en
conjunto un bulto de rarezas en su persona y sus modales. Se ha olvidado de todos los
detalles de su Psychophysik; está interesado principalmente en teorizar acerca de cómo se
pueden atar nudos en cuerdas infinitas y cómo las palabras pueden escribirse en el lado
interior de dos pizarras cerradas una sobre la otra. (Hall, en Benjamín, 1988, p. 175)
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX 185
Ebbinghaus no era miembro del departamento de psicología y no tenía investigación
de laboratorio o colegas con intereses y programas de investigación similares. Además
no tenía acceso a muchos recursos, en cuanto a sujetos, para sus experimentos y por
tanto llevó a cabo la mayor parte de ellos en él mismo. A pesar de estas limitaciones,
realizó algunas de las investigaciones más notables en la historia de la psicología
(Roediger, 1985).
Como investigador meticuloso, siguió un riguroso conjunto de reglas experimen tales. Su primera serie de experimentos la completó a finales de 1880, pero era tal su cuidado que pasó los siguientes tres años replicándolos y extendiéndolos antes de describir
los resultados en la monografía Über das Gedachtnis (memoria), publicada en Leipzig en
1885. Este trabajo fue bien recibido y el valor y originalidad de sus contribuciones fueron
ampliamente reconocidos.
Al darse cuenta tempranamente de que la familiaridad tiene un efecto poderoso sobre el aprendizaje y la memoria, Ebbinghaus se dispuso a diseñar materiales no familiares para sus experimentos de memoria. El resultado fueron sus famosas sílabas sin sentido.
El término sílabas sin sentido se ha utilizado de manera universal para describir el material que Ebbinghaus utilizaba, pero es un nombre hasta cierto punto inapropiado. Construyó sus sílabas mediante la permutación de 19 consonantes, 11 vocales y 11 consonantes*
en ese orden consonante-vocal-consonante (Gundlach, 1986). La permutación produjo
19 x 11 x 11 = 2 299 sílabas diferentes. Algunos autores dicen que Ebbinghaus eliminó las
sílabas que juzgó que tenían significado. Sin embargo, Gundlach afirma que Ebbinghaus
utilizó todas y cada una de las sílabas. Gundlach señala que hubiera sido difícil para
Ebbinghaus eliminar sílabas porque, al hablar con fluidez alemán, inglés y francés, y al
haber estudiado latín y griego, muchas de ellas habrían tenido significado para él
(Gundlach, 1986, p. 469). Crear las sílabas sin sentido fue un acto creativo; nadie lo había
hecho antes de Ebbinghaus, pero desde entonces se utilizan de manera extensa en la
investigación sobre memoria. ¿Cómo llegó a inventar las sílabas sin sentido? En 1871
Lewis Carroll** publicó Alicia a través del espejo, con la aclamación popular. El primero y
el último versos del poema "El Fablistanón" se leen como sigue:
Borgotaba. Los viscoleantes toves,
rijando en la solea, tadralaban...
Misébiles estaban los borgoves
y algo momios los verdos bratchillaban.
—(CARROLL, 1871;
edición miniatura, 1940, p. 22)
*E1 número de consonantes en las terminaciones de las sílabas era menor, debido a una particularidad lingüística del alemán y de otros idiomas de Europa central.
**Lewis Carroll era el pseudónimo del reverendo Charles Lutwidge Dodgson (1832-1898), tutor de matemáticas en la Universidad Christ Church, de Oxford. De acuerdo con un reporte, la reina Victoria estaba tan encantada con Alicia, que encargó todos los textos del mismo autor. La reina no debió divertirse al recibir Las fórmulas
de la trigonometría completa. Un tratado elemental sobre determinantes, y Lógica simbólica de Dodgson (Collins, 1932).
Un editor contemporáneo describe Lógica simbólica como "uno de los libros de texto de lógica más brillantemente excéntricos nunca escritos" (Bartley, 1977, p. 3)
N. del T. La cita que aparece en el texto corresponde a la versión inglesa del Fablistanón o Jabberwocky. La obra
de la que se tomó la versión al castellano para efectos de esta traducción es el tomo 59 de la Colección de
Aventura y Misterio, Editorial Altaya.
186
Capítulo 6
Shakow (1930) especuló que Ebbinghaus tuvo la idea de las sílabas sin sentido en
Londres en 1876, mientras leía el famoso cuento de niños con la parodia sin sentido de
Carroll sobre el idioma inglés. Cualquiera que sea su origen, las sílabas sin sentido, con
su homogeneidad y falta de familiaridad, resultaron ideales para los experimentos de
Ebbinghaus.
Los experimentos de Ebbinghaus
Ebbinghaus utilizó las sílabas sin sentido para investigar diversas cuestiones. Examinó
la relación entre la cantidad de material a memorizar y el tiempo y el esfuerzo que se
requieren para aprenderlo con un criterio de "completo dominio". Para realizar esto leía
en voz alta listas de sílabas sin sentido y luego las repetía, todo a tiempo con un metrónomo. Registraba el número de repeticiones necesarias antes de que pudiera, perfectamente y sin vacilación, repetir las listas con diferentes números de sílabas.
Aunque listas más largas requerían más repeticiones antes de ser dominadas, la relación no es simple.
Ebbinghaus también evaluó los efectos de diferentes cantidades de aprendizaje sobre
la memoria. Utilizó diferentes listas, todas de 16 sílabas sin sentido, y variaba el número
de repeticiones de cada una. Todas las listas eran reaprendidas 24 horas después. Los
tiempos necesarios para reaprender la lista se registraron y se muestran en el siguiente
cuadro.
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX
187
La relación es clara: conforme se incrementa el número de repeticiones originales, el
tiempo necesario para reaprender la lista 24 horas después decrece. Dada esa fuerte relación negativa, uno puede preguntarse por qué Ebbínghaus no lo intentó de nuevo utilizando números de repeticiones aún mayores. Ebbinghaus explicó escuetamente "No he
investigado esta cuestión mediante el posterior incremento del número de repeticiones
de las series de 16 sílabas no familiares porque, como ya se ha notado, con cualquier gran
extensión de las pruebas la creciente fatiga y un cierto sopor causaban complicaciones"
(Ebbinghaus, 1885/1913, p. 59). La realización de algunos experimentos no fue posible
incluso para el dedicado Ebbinghaus. No obstante, este experimento sugiere la importancia del sobreaprendizaje. Dado que el conjunto de resultados anteriores mostró que
una lista de 16 sílabas sin sentido requería unas 30 repeticiones para ser dominada, es
claro que en el segundo experimento un gran número de listas fue sobreaprendido, y
son esas listas las que tuvieron puntajes altos de almacenaje.
En su experimento mejor conocido, Ebbinghaus investigó su tercer tema de interés
más importante: los efectos del paso del tiempo en la memoria. Aprendía ocho listas de
trece sílabas sin sentido hasta que podía reproducirlas dos veces de manera perfecta.
Después de variar las cantidades de tiempo, las listas eran reaprendidas y el número de
repeticiones requerido para su reaprendizaje se utilizó para calcular la "puntuación
de almacenaje" de acuerdo con la siguiente fórmula:
De esta manera, se calcula que un número menor de repeticiones de reaprendizaje se
relaciona con una mayor puntuación de almacenaje. Dichos resultados se muestran en el
cuadro de la página 188.
Una gráfica de esos resultados, con el tiempo transcurrido desde que el aprendizaje
se llevó a cabo en la abscisa y los porcentajes de almacenaje en la ordenada, muestra el
curso que sigue el olvido a través del tiempo. La curva que resulta es un clásico en psicología, aparece en muchos libros de texto contemporáneos. Su aspecto más asombroso es
la gran pendiente inicial en retención, sobre todo si se considera el estricto criterio de
aprendizaje que utilizó Ebbinghaus. Arriba de 50 por ciento del material aprendido se
perdía después de sólo 60 minutos y 66 por ciento después de 24 horas. Aunque a menudo se identifica esa curva como la curva del olvido de Ebbinghaus, éste no gráfico los
resultados de esa forma. En lugar de eso, creó un modelo matemático del olvido a partir
de la escritura de una ecuación logarítmica para la función y derivación de sus parámetros
mediante el método de cuadrados mínimos* (Roediger, 1985, p. 521). Esas técnicas estadísticas sofisticadas eran típicas de Ebbinghaus. Él introdujo los conceptos de media y
variabilidad y desarrolló una forma de comparar el desempeño en diferentes condiciones observando si la diferencia entre las medias excedía lo que se esperaba con base en el
error probable.
*Nota del R.T. La relación logarítmica de Ebbinghaus se conoce como ecuación empírica, porque se basa en un
conjunto real de datos experimentales a los que se adapta una ecuación por el método de cuadrados mínimos,
es decir, los parámetros empleados carecen de valor racional, son "puramente empíricos".
188 Capítulo 6
Ebbinghaus también investigó los efectos relativos sobre la memoria del aprendizaje
espaciado contra el concentrado, de una parte contra el todo, y activo contra pasivo.
Encontró que en general, el aprendizaje activo y espaciado de material como un todo es
más efectivo. También encontró que el material significativo, como la poesía o la prosa,
es mucho más fácil de aprender y recordar que el material sin significado. Aprender seis
estrofas del Don Juan de Byron le llevó sólo ocho repeticiones; una lista de sílabas sin
sentido de la misma longitud le tomó de 70 a 80 repeticiones. Además, análisis internos
de sus resultados indicaron que retenía mejor las listas aprendidas antes de ir a dormir
que las listas aprendidas en otros momentos del día. Este hallazgo —que el sueño vuelve
lento el olvido en relación con la actividad cuando se está despierto— sería confirmado
unos 40 años más tarde por Jenkins y Dallenbach (1924) en lo que ha llegado a ser un
trabajo clásico.
El texto de Ebbinghaus Über das Gedachtnis recibió un amplio reconocimiento como
una contribución altamente significativa al desarrollo científico de la psicología. Por primera vez se había estudiado experimentalmente una función mental superior. El eminente psicólogo estadounidense, William James (capítulo 9) veía a Ebbinghaus como
uno de los "mejores hombres" alemanes, opinión que compartían muchos de sus colegas
estadounidenses. De manera predecible, la reacción de Titchener fue inicialmente menos
favorable. En 1910 afirmó que "la introducción de las sílabas sin sentido [...] le hizo a la
psicología un cierto perjuicio. Ha tendido a poner el énfasis sobre el organismo en lugar
de colocarlo sobre la mente" (Titchener, 1910, p. 414). Sin embargo, ésta fue una de las
raras ocasiones en que Titchener cambió de opinión. En 1928 escribió, "No es mucho
decir que el recurso de las sílabas sin sentido, como un medio para estudiar la asociación, marca el avance más considerable en este capítulo de la psicología, desde el tiempo
de Aristóteles" (Titchener, 1928, p. 125). En una revisión retrospectiva con motivo del
centenario de la publicación de Über das Gedachtnis, Henry Roediger describió el libro
como el registro de "uno de los más notables logros de la investigación en la historia de
la psicología" (Roediger, 1985, p. 519). En su revisión Roediger utilizó palabras como
"notable" "asombroso" e "increíble" para referirse a Ebbinghaus y su investigación acerca
de la memoria. El centenario de la publicación de Ebbinghaus de "Sobre la memoria" se
conmemoró con conferencias sobre memoria dictadas en la Universidad Passau en el
oeste de Alemania y en la Universidad Adelphi en Estados Unidos (Gorfein y Hoffman,
1987); la realización del simposio "¿Dónde está la investigación sobre la memoria 100
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX
189
años después de Ebbinghaus?" dentro del encuentro de 1985 de la Psychonomic Society
llevado a cabo en Boston; y la edición de un número especial de la Journal of Experimental
Psychology: Learning, Memory and Cognition (julio 1985) dedicado a Ebbinghaus.
Un año después de la publicación de su monografía, Ebbinghaus fue nombrado
professor extraordinarias en la Universidad de Berlín. Se aproximaba a la cima de la vida
académica alemana, pero de manera paradójica, aunque en su libro había prometido
realizar otras investigaciones sobre memoria, eligió no continuar con ese trabajo. Tal vez,
como Roediger (1985) sugiere, a Ebbinghaus lo distrajeron por deberes administrativos,
edición de revistas y la escritura de libros. Una razón adicional puede haber sido que la
Universidad de Berlín era el hogar de Hermann von Helmholtz, la máxima autoridad en
el mundo de la fisiología sensorial (capítulo 3). Siguiendo el ejemplo de Helmholtz,
Ebbinghaus se interesó en fisiología sensorial, sensación y percepción. En 1890 él y Arthur
Konig establecieron la Zeitschrift für Psychologie und Physiologie der Sinnesorgane (Revista
de psicología y fisiología de los órganos de los sentidos). Ebbinghaus editó la revista y
desde todas las posiciones mostró una mente justa y tolerante hacia puntos de vista
diferentes de los suyos. En 1893 publicó una teoría sobre la visión a color, pero sus contribuciones a la fisiología sensorial fueron juzgadas como de poca calidad y no se le tomó
en cuenta para promoverlo a una cátedra en Berlín. Se cambió a la Universidad de Breslau
en 1894 y permaneció ahí hasta 1905, cuando partió hacia la Universidad de Halle.
Ebbinghaus aborda un problema aplicado
En julio de 1895, las autoridades municipales de Breslau escribieron una carta a la sección de higiene de la Sociedad Silesiana para la Cultura Nacional pidiendo una justificación a la forma en la que funcionaba la escuela alemana. Los niños iban a la escuela en
una jornada ininterrumpida desde las 8:00 de la mañana hasta la 1:00 de la tarde. Su
fatiga e irritabilidad nerviosa parecían incrementarse conforme transcurría el día y, por
tanto, las autoridades se preguntaban si un horario diferente podría ser mejor, tal vez
sesiones matutinas y vespertinas con un descanso a medio día. La sociedad nombró un
comité para investigar esta cuestión e hizo recomendaciones. El comité vio la necesidad
de medir de manera objetiva los cambios en las facultades mentales de los niños durante
el día. H. Griesbach, un fisiólogo alemán, propuso que se utilizaran umbrales de discriminación de dos puntos para medir la fatiga mental. Creía que tal fatiga deteriora la
habilidad del niño para distinguir cuando se estimulan dos puntos sobre la piel y propuso utilizar esta medición psicológica para evaluar los cambios en las facultades mentales
de los niños.
Griesbach midió umbrales de discriminación de dos puntos cuando los niños entraban a la escuela en la mañana y al final de cada hora de clase. Como un procedimiento de
control también los examinó en días libres cuando estaban en sus hogares. Griesbach
encontró un embotamiento considerable de sensitividad que alcanzaba su máximo cerca
de la tercera hora del día escolar y, por tanto, recomendó que el día se dividiera en dos
segmentos más cortos. El comité, que estaba conformado en su mayoría por médicos,
quedó impresionado con las investigaciones de Griesbach, pero Ebbinghaus, quien no
era miembro del comité, emitió un juicio menos favorable. Estuvo de acuerdo en que el
examen se había realizado correctamente, pero argumentaba que el procedimiento no
era el adecuado para el propósito. Ebbinghaus propuso mediciones exclusivamente psi-
190
Capítulo 6
Memoria en contextos naturales
El éxito de los experimentos de Ebbinghaus
sobre memoria estableció un paradigma de
experimentación de laboratorio sobre este
tema que más tarde dominaría a la psicología durante 90 años. Pero recientemente ha
sido cuestionado. Ulric Neisser (1978, 1982,
1988) afirmó que la investigación psicológica
sobre memoria se ha basado demasiado estrechamente en tareas de laboratorio artificiales. Más aún, argumentó que tales tareas
carecen de validez ecológica y que no proporcionan información relevante de aspectos interesantes o socialmente significativos acerca
de la memoria. Neisser reprochó a los psicólogos su "retumbante silencio" sobre temas
de gran interés para la gente ordinaria: cómo
recordamos información, argumentos o material relevante de un problema o situación en
particular; por qué podemos recordar la ciudad donde vivimos hace 30 años pero no las
citas de esta tarde; por qué los estudiantes
p ueden recordar la alineación del partido inicial de la Serie Mundial de los Rojos deCincinati de 1990 pero no el tema de la clase de la
semana pasada. El principal objetivo de
Neisser era motivar a los psicólogos a realizar investigación más naturalista o válida
ecológicamente y tratar de responder preguntas prácticas, de todos los días, en lugar de
construir teorías sobre memoria con base en
estudios de laboratorio.
En una significativa serie de estudios, que
en realidad comenzaron antes del manifies-
to de Neisser pero que ciertamente apoyaban a su propuesta, Harry Bahrick y sus colegas midieron recuerdos establecidos tiempo atrás (Bahrick, 1983,1984; Bahrick, Bahrick
y Wittlinger, 1975). Encontraron que 34 años
después de graduarse de la preparatoria, las
personas eran tan buenas como los recién
graduados en aparejar los nombres y los rostros de sus compañeros de clase. Sin embargo, en una prueba de memoria en la que se
les pedía recordar los nombres de sus compañeros de clase por sus fotografías, los graduados más viejos mostraron una considerable pérdida en la memoria. Muchos años
más tarde, las personas podían describir con
precisión las señales del pueblo donde habían crecido, pero que habían abandonado.
Bahrick también encontró que una gran porción del contenido semántico del español
aprendido en la preparatoria perdura "almacenado" por más de 50 años en ausencia de
ensayos posteriores, mientras que otras porciones se pierden a los tres o cinco años.
En junio de 1973 John Dean, el antiguo
asesor del presidente Richard M. Nixon,
testificó ante un comité del Senado de los
Estados Unidos sobre su papel en lo que se
conoció como "Watergate". Frente a una audiencia televisiva nacional Dean rindió su
testimonio con una declaración de 245 páginas en la que recordaba los detalles de docenas de reuniones sostenidas en la Casa Blanca durante varios años. La memoria de Dean
cológicas de los procesos mentales del decremento de la atención y del incremento de la
fatiga en lugar de psicofisiológicas. El comité aceptó las críticas de Ebbinghaus y lo
comisionó para aplicar el número de pruebas que considerara satisfactorias. Aceptó el
cargo pero rápidamente se interesó más en las cuestiones más generales acerca de la
naturaleza de la inteligencia.
Ebbinghaus veía la inteligencia como una habilidad general para combinar información, ver relaciones y asociaciones, y llegar a conclusiones correctas. Esta habilidad, creía,
es lo que distingue a la persona eminente en cualquier campo, ya sea un médico que
debe hacer un diagnóstico con base en información incompleta o general, o quien en la
neblina y el terror de la batalla debe tomar decisiones tácticas a partir de información
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX
191
Memoria en contextos naturales (continuación)
acerca de quién había estado presente, qué se
había dicho y las circunstancias de esas reuniones parecía notable. El juez John J. Sirica,
quien más tarde presidió el juicio de los acusados de Watergate, describió su reacción ante
Dean: "La compostura de Dean en la posición
del testigo fue notable. Durante días después
de que leyera su declaración, los miembros
del comité lo acribillaron con preguntas hostiles. Pero él se mantuvo fiel a su historia. No
parecía trastornado de ninguna forma. Su
tono de voz plano, no emocional lo hicieron
creíble" (Sirica, 1979, p. 135). Tan creíble fue
el testimonio de Dean que algunos se refirieron a él como "grabadora humana".
Resultó irónico que muchas de las reuniones de la oficina ovalada hayan sido grabadas por una grabadora real. Después de una
prolongada batalla legal (Sirica, 1979, capítulo 8), salieron a la luz transcripciones de
las cintas y se hicieron del dominio público.
Ulrich Neisser se aprovechó de esta oportunidad para comparar la memoria de Dean
acerca de las reuniones con las transcripciones mismas (Neisser, 1981). Encontró que
para algunas reuniones críticas difícilmente
una palabra del testimonio de Dean era cierta. Su explicación, aunque plausible, con frecuencia era incorrecta. Para otras reuniones,
la recolección de Dean de algunos detalles
era correcta y por momentos su testimonio
era preciso. Neisser concluyó, "Dados los numerosos errores en los reportes de las conversaciones, ¿sobre qué dijo la verdad? Yo
pienso que él extrajo los temas comunes que
permanecían invariables a través de muchas
conversaciones y de muchas experiencias, y
luego incorporó aquellos temas a su testimonio" (Neisser, 1982, pp. 158-159). Las recolecciones de Dean eran memorias activamente construidas. No eran cintas mentales sino
el producto de procesos psicológicos complejos involucrados en la memoria.
Aunque estas innovadoras investigaciones son impresionantes, las aproximaciones
ecológicas a la memoria han recibido críticas. En un trabajo provocador, Banaji y
Crowder (1989) defendieron el valor de las
aproximaciones de laboratorio al estudio de
la memoria y concluyeron que a pesar de su
"brillo superficial", la investigación ecológica
de la memoria estaba en "bancarrota" (Banaji
y Crowder, 1989, p. 1192). Las reacciones fueron fuertes y el debate surgió (Bahrick, 1991;
Banaji y Crowder, 1991; Gruneberg, Morris
y Sykes, 1991). Ambas aproximaciones seguramente tienen valor, como Neisser mismo
ha declarado: "Yo creo que es más probable
que las futuras relaciones entre los estudios
tradicionales y los ecológicos sean complementarias que antagónicas" (Neisser y
Winograd, 1988, p. 215).
incierta y algunas veces contradictoria. Ebbinghaus empleó los reactivos de las pruebas
de analogía y de frases incompletas para explorar este tipo de habilidad de razonamiento. Para tener éxito en una prueba de analogía, el niño tenía que reconocer una regla para
completar la analogía
Julio es a mayo lo que sábado es a
Las pruebas de frases incompletas implicaban que el niño tenía que completar un
pasaje o una frase.
Las cosas grandes son más pesadas que las cosas
Los
siempre son más jóvenes que sus padres.
192
Capítulo 6
Se juzgaba lo apropiado de cada complemento, lo mismo que la velocidad con la que
se realizaba. Más tarde, Alfred Binet (capítulo 11) utilizó las pruebas de frases incompletas de Ebbinghaus cuando desarrolló su primera prueba de inteligencia. Además de las
dos pruebas de razonamiento general, Ebbinghaus usó otras para medir la habilidad de
los niños en la realización de operaciones aritméticas básicas.
Ebbinghaus aplicó estas pruebas a los niños de las escuelas de Breslau y comparó los
puntajes que obtenían con sus calificaciones escolares y sus promedios. Su prueba de
frases incompletas discriminó mejor a niños con buen promedio de aquéllos con malas
calificaciones. Ebbinghaus creyó que su prueba medía una función combinatoria central de la inteligencia. Aunque Ebbinghaus realizó progresos en la comprensión y medición de la inteligencia, la cuestión original de cómo se podía arreglar el día escolar, de
alguna forma se perdió. Hoy en día muchas de las escuelas alemanas todavía operan en
un horario de 8:30 de la mañana a la 1:00 de la tarde.
Ebbinghaus en perspectiva
Ebbinghaus fue un innovador y un pionero pero, a diferencia de Wundt, no tuvo seguidores y no estableció una escuela de psicología. Su influencia sobre la psicología deriva
de su impresionante investigación experimental de la memoria, de su trabajo pionero en
la medición de la inteligencia y de sus escritos. Sus textos Gnindzüge (Fundamentos) y
Abriss der Psychologie (Sumario de psicología), publicados en 1902 y 1905, respectivamente, fueron utilizados como textos de psicología en muchos países. Cuando uno hojea
las ediciones originales de esos libros parecen formidables e intimidantes, pero una mejor inspección muestra que Ebbinghaus tenía un estilo de prosa claro y preciso. La frase
con la que empieza el Abriss (Ebbinghaus 1910, p. 9), "Die Psychologie hat eine lange
Vergangeheit doch nur eine kurze Geschichte" (La psicología tiene un largo pasado pero
sólo una corta historia), es una descripción que ha fascinado y ha dejado perplejos a
muchos psicólogos interesados en la historia de su ciencia.
Ebbinghaus murió repentinamente de neumonía en 1909, a la edad de 59 años. En
una apreciación escrita después de su muerte, Robert Woodworth (capítulo 10) dijo: "La
repentina muerte del doctor Ebbinghaus, profesor de filosofía en Halle, es sentida en
todo el mundo como una pérdida grave, pocos psicólogos fueron más internacionales
en su reputación y simpatías" (Woodworth, 1909, p. 253). En una ponencia en septiembre de 1909 en la Conferencia Clark (descrita en el capítulo 9), Titchener expresó en forma conmovedora sus sentimientos:
Sin embargo, conforme me aproximo al tema de esta ponencia, lo que más ocupa mi mente
es una sensación de pérdida irreparable. Cuando el telegrama trajo la cruda noticia, el
pasado febrero, de que Ebbinghaus estaba muerto, justo un mes después de la celebración
de su cumpleaños 59, el primer sentimiento que tuve, incluso antes que el dolor personal,
fue la duda de lo que haría la psicología experimental sin él. (Titchener, 1910, pp. 404-405)
Titchener describió la muerte de Ebbinghaus como una "pérdida dolorosa" y predijo
que se comprobaría que sus trabajos habían sido tan importantes como los de Wundt. Ése
era el espaldarazo definitivo de parte de Titchener y sus palabras fueron premonitorias.
Los experimentos de memoria de Ebbinghaus habían resistido la prueba del tiempo y se
habían colocado entre las contribuciones más importantes a la psicología.
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX 193
Ebbinghaus no fue el único psicólogo alemán que describió una aproximación empírica diferente a la de Wundt. En el mismo año en que Wundt publicó la segunda parte de
su texto Fundamentos de psicología fisiológica, Franz Brentano publicó La psicología desde un
punto de vista empírico.
FRANZ BRENTANO (1838-1917)
Nació en 1838 en el pueblo de Marienburg en el Rhin alemán. La suya fue una distinguida familia literaria; su padre, un escritor que llegó a publicar (Puglisi, 1924), murió cuando Brentano tenía trece años y, por tanto, fue educado por su madre, una dama piadosa
y culta cuya ambición era que su hijo se ordenara como sacerdote católico. Primero ingresó a la Universidad de Berlín, donde estudió filosofía, en especial los trabajos de
Aristóteles. Estos estudios dejaron una duradera impresión en Brentano y toda su vida
miró hacia las enseñanzas de los filósofos al considerar temas psicológicos. En 1856 se
transfirió a la Universidad de Munich y ahí fue influido por Johann Joseph Ignaz von
Dóllinger (1799-1890). Dóllinger era reconocido como un gran maestro y como un distinguido historiador y teólogo de la Iglesia católica. Fue tutor de Brentano en sus estudios
de santo Tomás de Aquino. Motivado por su madre e inspirado por el ejemplo de
Dóllinger, Brentano decidió estudiar para el sacerdocio. Se ordenó como sacerdote dominico en el verano de 1864.
Conflictos ideológicos
En 1866 Brentano aceptó el nombramiento de conferencista en la Universidad de
Wurzburgo mientras continuaba llevando una vida monástica con sus hermanos dominicos. Probó que era un maestro popular; mejor en la presentación oral de sus puntos de
vista que mediante libros y artículos. Esperaba seguir la vida contemplativa de un académico católico, pero eso no llegaría a ser. Los dominicos estaban entre las órdenes
sacerdotales más tradicionales de la Iglesia católica. Durante la Contrarreforma fueron
conocidos como los "perros de Dios" (canes domini) por su celo para rastrear a los herejes.
No es sorprendente que apoyaran una propuesta controvertida, hecha en el verano de
1869, en cuanto a que la infalibilidad papal fuera adoptada como un acto de fe por los
católicos. Los católicos serían enseñados a creer que el Papa dando discursos ex cathedra
(desde la silla pontificia de San Pedro) acerca de asuntos y principios de fe y dogma era
incapaz de cometer errores. La adopción de esta propuesta significaría que los miembros
de la Iglesia que cuestionaran la infalibilidad papal se enfrentarían a la excomunión y,
por tanto, levantó una gran oposición en la que los obispos de Alemania fueron oponentes
especialmente activos.
Por sugerencia de Döllinger, el obispo Ketteler le pidió a Brentano que preparara un
ensayo filosófico e histórico sobre la infalibilidad papal. En su ensayo éste consignó
un gran número de ocasiones históricas en las que un discurso ex cathedra del Papa había
estado en el error y concluyó con "la persuasión más firme posible" (Puglisi, 1924, p.
415) que la doctrina propuesta era imposible de aceptar. Dada esta conclusión, llegó un
194 Capítulo 6
golpe devastador para Brentano cuando el Concilio del Vaticano, en la primavera de
1870, promulgó la infalibilidad papal como un acto de fe. Esta promulgación condujo a
un amargo cisma en la Iglesia, pero Brentano trató desesperadamente de permanecer
con fe y se negó a seguir la dirección de Dóllinger hacia una vieja Iglesia católica rival.
Los siguientes años fueron un periodo terrible para Brentano, ya que trató de resolver el
conflicto entre la fe y la razón. Continuó enseñando en Wurzburgo, donde atrajo a muchos estudiantes, inclusive a Cari Stumpf, y publicando artículos sobre Aristóteles y la
historia de la ciencia en la Iglesia católica (Misiak y Staudt, 1934). En 1872 fue promovido
al grado de professor extraordinarius, pero poco después decidió apartarse de la Iglesia a
la que se le había enseñado a servir y amar. Debido a que su nombramiento en la facultad de la universidad lo había recibido como sacerdote, Brentano se sintió moralmente
obligado a renunciar también a ese nombramiento académico.
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX 195
Las perspectivas de Brentano sobre la psicología
Brentano fue capaz de sobreponerse a este retroceso y utilizó el tiempo de su forzada
interrupción de la vida universitaria para escribir La psicología desde un punto de vista
empírico. El éxito del libro le aseguró su nombramiento como seglar en la facultad de la
Universidad de Viena. Pasó seis años (1874-1880) como professor ordinarius en Viena antes de que su vida personal le acarreara otra crisis profesional. En 1880 se comprometió
con una católica. Como los matrimonios para antiguos sacerdotes estaban prohibidos en
Austria, Brentano se vio forzado a renunciar a su nombramiento en la universidad y
asumir la ciudadanía alemana para poder casarse en forma legal. Después de su matrimonio se le permitió regresar a la facultad de la Universidad de Viena pero con el rango
más bajo de privatdozent.
La psicología que Brentano perfiló en La psicología desde un punto de vista empírico
intentaba ser empírica en el sentido de que se basaba en la experiencia. Esperaba utilizar
la experiencia para construir un núcleo de verdades generalmente aceptadas. Su aproximación parece haber sido similar a la de su rival Wundt, pero existen distinciones importantes. Primero, para Brentano, la verdad y la aceptabilidad de su psicología estarían
determinadas por la examinación cuidadosa, lógica. Las experiencias, las cuales constituyen la base empírica de la psicología, debían analizarse de acuerdo con las reglas y los
principios de la lógica antes de utilizarlas para establecer conocimiento psicológico. La
psicología inductiva de Wundt, por otra parte, confería a los resultados experimentales
una importancia central.
Una segunda distinción importante entre Wundt y Brentano es la concerniente a la
modificabilidad de sus respectivos sistemas. Dado que las observaciones empíricas
sobre las que se basaba la psicología de Brentano no cambiarían y como las reglas de la
lógica son fijas, Brentano no esperaba que su psicología cambiara mucho con el tiempo.
Era fija en relación con la psicología de Wundt. En consecuencia, no sorprende que
Brentano eligiera no escribir los tres perfiles adicionales de su posición que había
planeado originalmente que siguieran a su primer libro. En 1874 había dicho todo lo
que quería decir y su psicología estaba completa. Wundt revisaba y expandía de manera constante su texto Fundamentos conforme disponía de nuevos hallazgos experimentales.
Tercero, la psicología de Brentano es una psicología "del acto". En lugar de estudiar
los productos de nuestras acciones mentales, propuso que los psicólogos estudiaran las
acciones y los procesos mentales en sí mismos. Las tres clases fundamentales de actos
mentales propuestos por Brentano incluían la imaginación, el juicio y el amor contra el
odio. De acuerdo con su análisis, los actos mentales pueden incluir sensaciones pasadas
así como sus objetos, lo que hace posible tener una idea de un objeto cuando éste no está
presente. La mente emplea lo que Brentano llamó imaginación, o lo que Locke había llamado reflexión. De manera similar, es posible sentir una emoción cuando el objeto de esa
emoción no está presente. En el sistema de Brentano, un acto mental puede tener como
objeto otro acto mental. Nosotros tenemos ideas acerca de nuestras ideas, juicios de juicios y sentimientos acerca de sentimientos. Finalmente, los actos mentales se pueden
mezclar; un acto mental puede tener como su objeto un acto mental de una clase diferente. Cuando escuchamos un sonido armonioso o vemos un hermoso paisaje, sentimos
placer. El placer, de acuerdo con Brentano, resulta de los actos mentales de ver y escuchar, no de las sensaciones mismas.
196
Capítulo 6
Una cuarta distinción importante entre las psicologías de Wundt y Brentano es la
concerniente a la metodología. La psicología de éste no incluía la introspección, un método que llamó "observación interna". Aunque seamos capaces de observar objetos externos, Brentano creía que es imposible realizar observaciones internas de nuestra propia
conciencia. Señaló que en el fervor de la furia o en la angustia del terror no podemos
observar estas emociones. Si tratamos de hacerlo, el simple acto de observarlas las cambia, las disminuye e incluso las destruye. Como otra evidencia de que la introspección
no es un método apropiado para la psicología, Brentano citó las descripciones wundtianas
acerca del largo y arduo programa de entrenamiento necesario antes de que un psicólogo pudiera calificar para introspectar, la dificultad de tales autoobservaciones y las condiciones no naturales controladas de manera rígida bajo las cuales debían realizarse.
Preguntó por qué, si las observaciones internas son tan naturales como las observaciones externas, eran necesarios tales cuidados extremos y tales procedimientos. Con compasión y humor Brentano describió el triste apuro de los estudiantes intentando lo que él
consideraba imposible:
Yo sé de ejemplos de gente joven que desea dedicarse al estudio de la psicología y que en los
umbrales de la ciencia empieza a dudar de su propia habilidad. A ellos se les ha dicho que
la observación interna es la fuente principal del conocimiento psicológico y de manera repetida realizan enérgicos intentos. Pero todos esos esfuerzos fueron en vano; todo lo que obtuvieron de sus problemas fue un enjambre de ideas confusas y un dolor de cabeza. Así,
llegan a la conclusión de que no tienen la capacidad para la autoobservación, lo cual es muy
cierto. Pero sobre las bases de la noción que les fue impartida, toman esto como si
significara que no tienen talento para la investigación psicológica (Brentano, 1874/1973, p.
30)
Si se rechaza la introspección, ¿qué métodos puede utilizar la psicología para observar los fenómenos mentales? Brentano sugirió que los actos mentales pueden ser observados en la memoria y, por consiguiente, estudiarse "silenciosa y empíricamente".
Podemos mirar hacia atrás, por ejemplo, a la última vez que estuvimos enojados y observar los fenómenos mentales involucrados en esa emoción. Como un segundo método
psicológico Brentano propuso la imaginación. Es posible hacer surgir de manera intencional varios fenómenos mentales que pueden estudiarse. Además de estos dos métodos, sugirió estudios sobre las vidas mentales de animales y niños, así como un examen
de la vida mental desordenada de los idiotas y de los locos. Estas sugerencias anticiparon las preocupaciones de los posteriores psicólogos comparativos, del desarrollo y clínicos.
Brentano en perspectiva
Transcurrieron cerca de 20 años entre la publicación de Brentano de su texto Psicología y
la de sus siguientes trabajos psicológicos. Ésos fueron años en los cuales sufrió de una
mala salud, una pérdida progresiva de la visión y dificultades personales. En 1895, después de la muerte de su esposa, renunció a la facultad de la Universidad de Viena y se
mudó a Florencia. Ese mismo año publicó tres trabajos psicológicos sobre ilusiones ópticas, y en 1896 asistió al Tercer Congreso Internacional de Psicología, donde presentó un
trabajo sobre su doctrina de la sensación. Para ese tiempo sus intereses se habían vuelto
más filosóficos, aunque asistió al Cuarto Congreso Internacional de Psicología en 1905
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX 197
y presentó un trabajo sobre las cualidades psicológicas de los tonos. Cuando Italia entró
a la Primera Guerra Mundial en 1917, Brentano, un pacifista reconocido, se sintió obligado a mudarse a la neutral Suiza. Murió en Zurich en 1917.
Como hemos dicho, tal vez la razón por la que Brentano no es tan conocido como
Wundt o Ebbinghaus es porque no era un escritor prolífico. La bibliografía de toda su
vida consta de sólo 38 trabajos, de los cuales tal vez ocho son sobre temas psicológicos.
Siempre consideró su Psicología como su declaración más importante y 40 años después
de su publicación aún trabajaba en una propuesta para una segunda edición, la cual fue
publicada postmortem en 1924 (Kraus, 1924). La importancia de Brentano para la historia
de la psicología no descansa en el volumen de sus trabajos publicados y tampoco en su
investigación experimental, por la que hizo muy poco, sino más bien en su formulación
acerca de una aproximación rival contemporánea a la de Wundt. Su psicología sobre los
actos mentales fue un precedente histórico importante de las psicologías funcionalistas
estadounidenses que se expondrán en el capítulo 10. También entrenó a dos estudiantes
importantes: Christian von Ehrenfels, cuyo concepto de cualidad de la forma
(Gestaltqualitat) influyó a los psicólogos de la Gestalt (capítulo 7), y Cari Stumpf, el siguiente psicólogo alemán del siglo XIX que consideraremos.
CARL STUMPF (1848-1936)
Nació en Wiesentheid en Franconia, ahora Bavaria, Alemania del Sur, el viernes santo de
1848 y murió el día de Navidad de 1936. Su padre era el médico de la corte del país y su
familia inmediata incluía científicos y académicos. Durante su niñez mostró un talento
musical precoz: aprendió el violín a la edad de siete años aproximadamente y otros cinco
instrumentos cerca de los diez, además de que tenía las habilidades suficientes para
desempeñarse en público. A la edad de 10 años compuso y publicó un oratorio para tres
voces masculinas y a lo largo de su vida compuso y ejecutó trabajos musicales (Ruckmick,
1937, p. 189). En sus años adultos Stumpf se desempeñaba tan bien en el mundo académico de la psicología como en el artístico de la música y los músicos. En la Universidad
de Berlín apreció su relación con el gran fisiólogo sensorial Hermann von Helmholtz, lo
mismo que su amistad con el famoso violinista Joseph Joachim, quien fue amigo de
Mendelssohn, Brahms y Schumann. Más tarde estos antecedentes musicales le proporcionaron un marco de referencia para evaluar la investigación psicológica sobre la percepción de un auditorio y especialmente sobre estética musical. También lo condujeron a
disputas con el experimentalmente orientado Wundt, cuyos métodos etiquetó como "repelentes" y cuyo nombre llegaría a convertirse en tabú en el Instituto Psicológico de
Berlín de Stumpf.
Cuando era niño Stumpf asistió al Gymnasium local antes de enlistarse a los 17 años
como estudiante de la Universidad de Wurzburgo. Pasó un semestre estudiando estética
y uno estudiando leyes, el último para prepararse en una carrera para hacer dinero,
dado que no se consideraba con el suficiente talento para ser un músico profesional. En
su tercer semestre en Wurzburgo conoció al hombre que cambiaría su vida, Franz
Brentano. Éste le enseñó al artísticamente inclinado Stumpf a pensar de manera lógica y
empírica. Después de dos semestres Brentano lo motivó para transferirse a la Universidad de Göttingen para completar sus estudios bajo la dirección de Rudolph Hermann
Lotze (1817-1881), un teórico alemán de la percepción. Aun cuando Stumpf estudió bajo
198
Capítulo 6
la dirección de Brentano sólo durante tres semestres, toda su vida manifestó su agradecimiento hacia Brentano y lo consideró su maestro.
Después de recibir un grado de manos de Lotze en 1868, Stumpf regresó a Wurzburgo
para prepararse para el sacerdocio católico. En 1869 ingresó al seminario y estudió teología, con especial atención a los escritos de santo Tomás de Aquino. Los planes para su
carrera se hicieron añicos casi de inmediato, pues 1870, como hemos visto, fue un año de
crisis para la Iglesia católica por la doctrina de la infalibilidad papal. Para Stumpf, como
para Brentano, "el repertorio entero de la dogmática teología católico-cristiana se pulverizó" (Stumpf, 1930/1961, p. 393). Stumpf todavía no se había ordenado y, por consiguiente, su crisis profesional no fue tan intensa como la de Brentano, pero pasó por una
gran angustia antes de que en julio de 1870 decidiera descartar la túnica negra de los
seminaristas. Sin embargo, a diferencia de Brentano, no abandonó la Iglesia y permaneció como católico practicante hasta 1921.
La temprana carrera académica de Stumpf
Lotze recibió con agrado la decisión de Stumpf de abandonar el seminario y arregló que
regresara a Göttingen como instructor en el departamento de filosofía. Ahí Stumpf conoció a Weber y a Fechner y tuvo la distinción de fungir como observador en los experimentos psicológicos de ambos. Weber demostró un mapa conceptual sobre el brazo de
Stumpf y lo examinó como sujeto en un experimento que involucraba la estimación de la
magnitud sensorial. Para ese momento Fechner estaba investigando la atracción visual
en rectángulos con diferentes proporciones. Como vimos en el capítulo 1, Pitágoras y sus
seguidores creían que la belleza es inherente a las proporciones: una cuerda de laúd
dividida en divisiones exactas de 2,4,8, y así sucesivamente, produce notas armoniosas;
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX 199
cuando se divide en otros lugares, las notas son discordantes. Se sostenía que otras experiencias estéticas estaban gobernadas por principios similares. Así, se creía que los rectángulos que tuvieran proporciones simples de ancho y de longitud, 1:2, 2:3, 3:4, por
ejemplo, serían más atractivos para el ojo de un observador. Fechner construyó diez
rectángulos con diferentes proporciones de ancho y de longitud y le pidió a un número
de observadores, incluido a Stumpf, que eligieran el "mejor" y el "peor" de ellos. Los
rectángulos elegidos como "mejor" por el mayor número de observadores tenían una
proporción de 0.62. Esta proporción modal cayó entre 3:5 y 5:8 y no es una proporción
simple. Llegó a conocerse como "medio áureo", esto es, la proporción de lo ancho y de la
longitud de los rectángulos que es más placentera para los ojos. Esta cuidadosa aproximación a un problema de estética atrajo al joven Stumpf y reforzó la lección que había
aprendido de Brentano de que los actos o funciones psicológicas pueden estudiarse empíricamente.
En 1873, a la edad de 25 años, Stumpf regresó a la Universidad de Wurzburgo, esta
vez como profesor en el departamento de filosofía. Su retorno a casa, sin embargo, no
ocurrió sin problemas. Cuando llegó a Wurzburgo encontró que él era el departamento
de filosofía. Con la forzada partida de Brentano, el departamento había pasado por tiempos difíciles y, por tanto, Stumpf tenía que enseñar todo de filosofía y psicología. Aún
así, durante su primer año pudo completar su primer trabajo psicológico importante, un
estudio de la percepción visual, en especial de la percepción de la profundidad.
Stumpf propuso una explicación nativista para la percepción de profundidad, en contraste con los informes de teóricos empiristas tales como Berkeley, Helmholtz, Wundt, y
el maestro de Stumpf, Lotze. Estos empiristas consideraban la percepción de la profundidad como una habilidad adquirida con base en la experiencia. Stumpf reconocía los
argumentos que ellos proponían pero desarrolló contraargumentos en favor de su posición nativista. Aceptaba que los músculos y otras sensaciones asociadas con el movimiento de los ojos, lo que Lotze había llamado "señales locales", contribuían a nuestra
percepción de profundidad, pero en contraste con Lotze, Stumpf sentía que tenían importancia secundaria. Él enfatizó que eran sólo locales, después de todo, y que algo más
estaba involucrado. El "algo más" era la acción interpretativa de un centro más alto en el
cerebro. Aún más, el acto cognitivo de la interpretación era considerado como una función innata o nativa. Stumpf comparó las señales locales con las direcciones de las cartas.
Son importantes, pero las cartas no podrían ser entregadas sin el conocimiento de la ruta
por parte de quien las lleva. De manera similar, tales señales visuales locales como las
sensaciones provenientes del movimiento de los ojos son interpretadas por centros cerebrales más altos. La concepción de la percepción de la profundidad de Stumpf era paralela a la visión de Kant acerca de una naturaleza a priori del espacio. El libro de Stumpf ha
sido citado como testimonio de su juvenil brillantez (Langfeld, 1937, p. 319) y como una
destacada contribución temprana al debate entre las posturas nativistas y empiristas
sobre la percepción, un debate que continúa en nuestro tiempo (Gibson, 1977).
Stumpf gana prominencia académica
En 1875 Stumpf comenzó su monumental Tonpsychologie (Psicología del tono), un trabajo
que a menudo se considera su más grande contribución a la psicología. Siguió la dirección de Brentano y distinguió entre fenómenos y funciones mentales. Stumpf sugirió
200 Capítulo 6
que el primer tipo de experiencia psicológica son fenómenos tales como los tonos, los
colores y las imágenes, ya sean sensoriales o imaginarias. Al estudio de tales fenómenos
Stumpf lo llamó fenomenología y su Psicología del tono era una fenomenología de los tonos.
La segunda clase importante de experiencia psicológica incluía ver, escuchar, percibir y
pensar, los actos cognitivos de Brentano. Los estudios sobre fenómenos sensoriales e
imaginarios eran para Stumpf "preparatorios" para el estudio de los actos o funciones
psicológicos, la tarea real de la psicología. Aquí encontramos una paradoja: aunque Stumpf
dedicó su vida a estudiar estos fenómenos preparatorios siempre se consideró a sí mismo como un psicólogo. Aceptando sus propias distinciones, fue de hecho un fenomenólogo. Sin tomar en cuenta su designación académica, Stumpf realizó una amplia cadena
de estudios sobre las características fenomenológicas de los sonidos de diferentes instrumentos, sobre los determinantes de la melodía, sobre la fusión tonal y sobre la consonancia y disonancia de los tonos. También investigó acerca de la atención de un auditorio,
realizó análisis y comparaciones y condujo estudios sobre un gran número de sujetos
extremadamente poco aficionados a la música comparando sus observaciones y sus percepciones musicales con las de las personas aficionadas a la música. Éstas fueron investigaciones monumentales y las continuó hasta el final de su carrera.
En 1879, como resultado de este trabajo, Stumpf fue llamado a la Universidad de
Praga. El primer volumen de su Psicología de los tonos apareció en 1883. Un año más tarde
se mudó a la Universidad de Halle, en donde permaneció hasta 1889, cuando fue llamado a la Universidad de Munich. Finalmente, en 1894 terminó su peregrinación académica con su nombramiento en la posición más prestigiada en la filosofía alemana: la cátedra
de filosofía en la Universidad Friedrich-Wilhelm, Berlín. Berlín era la ciudad capital de
Alemania, el hogar del kaiser y su corte, y su universidad, una de las más elegantes en
Europa.
Desde nuestra perspectiva del siglo XX, nos podríamos preguntar por qué fue nombrado Stumpf en lugar de Wundt o Ebbinghaus. Para 1894 Wundt era reconocido como
el líder de la nueva psicología alemana del contenido mental; había publicado de manera prolífica y había establecido en Leipzig el laboratorio de vanguardia en el mundo. La
investigación de Ebbinghaus sobre memoria había sido ampliamente aclamada y estaba
también en la Universidad de Berlín en ese momento. Tal vez se le consideró demasiado
joven para una cátedra en Berlín. Además, la oportunidad de obtener la cátedra quizá se
haya estropeado con sus críticas al eminente metodólogo de Berlín, Wilhelm Dilthey.
Dilthey se mostraba escéptico ante la nueva psicología experimental y creía que nunca
sería una ciencia verdadera. Ebbinghaus caracterizó a Dilthey como alguien que tenía
un entendimiento de la ciencia pasado de moda.
En Berlín, Stumpf también sustentaba un nombramiento de adjunto como director
del Instituto de Psicología Experimental. El instituto había sido iniciado por Ebbinghaus,
pero cuando Stumpf recibió el nombramiento ocupaba sólo tres cuartos oscuros. Bajo su
liderazgo, se expandió en 1990 para ocupar el piso más alto de una casa y en 1920 fue
mudado a 25 habitaciones en el antiguo Palacio Imperial. Se decía que una de las grandes atracciones de la Universidad de Berlín era su proximidad con el kaiser. El instituto
psicológico de Stumpf ocupaba parte de la antigua residencia del kaiser, una gran ubicación que era apropiada para la concepción de Stumpf de la psicología como una ciencia
experimental respetable.
Especialmente durante los años previos a la Primera Guerra Mundial, Stumpf ostentaba una posición de gran poder e influencia. Organizó al interior de su instituto divisio-
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX 201
nes dedicadas a propósitos médicos, musicales y militares, así como la división de investigación básica. En 1896 se hizo cargo de los preparativos para el Tercer Congreso Internacional de Psicología que se realizó en Munich. Stumpf presidió el congreso y pronunció
el discurso inaugural acerca de la relación entre mente y cuerpo. Defendía una posición
interaccionista que contrastó con el paralelismo psicofísico sostenido en ese momento
por la mayor parte de los psicólogos fisiológicos del siglo XIX, incluyendo a Wundt. En
1899 Stumpf presentó por primera vez su teoría cognitiva-evaluativa sobre la emoción
como una alternativa a la teoría de James-Lange (capítulo 9). Reisenzein y Schónpflug
(1992) describen la teoría de Stumpf como precursora directa de las teorías cognitivas
contemporáneas sobre la emoción.
El año 1900 fue un año productivo para Stumpf. Estableció un archivo de grabaciones para fonógrafo de canciones, música y lenguas nativas provenientes de todo el mundo. Las grabaciones fueron enviadas a Berlín por misioneros, viajeros y diplomáticos
alemanes. Durante la Primera Guerra Mundial una comisión puso en orden las grabaciones del idioma, las canciones y la música de miles de prisioneros de guerra que estaban cautivos en Alemania. Además de este archivo musical, en 1900 Stumpf y el director
de una escuela de Berlín fueron cofundadores de la Sociedad para la Psicología Infantil.
Su organización para la investigación fue fundada justo un año después de que Binet
organizara la Sociedad Libre para el Estudio Psicológico del Niño en París (capítulo 11).
Ambas sociedades respaldaron estudios de niños, especialmente de sus vidas mentales.
Stumpf realizó observaciones sobre desarrollo del lenguaje en sus propios hijos igual
que en otros niños y estudió los orígenes de los temores de la infancia. Enfatizó la importancia de la observación directa de los niños en lugar de utilizar cuestionarios, un enfoque en el que G. Stanley Hall había sido pionero en Estados Unidos y que entonces
estaba en voga (capítulo 9). Finalmente, Stumpf estudió el desarrollo musical de un gran
número de niños prodigio, lo mismo que de niños con memorias fenomenales.
Stumpf se desempeñó como rector de la Universidad de Berlín de 1907 a 1908, un
reconocimiento importante para un psicólogo. Aquellos años fueron de desorden político y de agitación estudiantil en Alemania. En su discurso de toma de posesión defendió
una aproximación rigurosa, observacional a la adquisición del conocimiento. Como empirista desconfiaba de las especulaciones y de la teorización de escritorio. "Las teorías",
dice Stumpf en su autobiografía (1930), "van y vienen". Una fuente de satisfacción en su
vida fue haber realizado "algunas buenas observaciones". Paradójicamente nunca condujo experimentos a gran escala. Era más del estilo de su maestro Brentano, que del de
su rival Wundt. Su actitud reacia ante los experimentos quizá se debió a su admitida
carencia de destreza manual; cuando era estudiante de química en Wurzburgo ocasionó
un incendio en un laboratorio que amenazó al edificio entero antes de que pudiera controlarse.
Stumpf estudia fenómenos sensacionales
En 1903 y 1904 Stumpf estuvo involucrado en dos bien publicitados episodios
desprestigiantes. El primero fue el concerniente a un ingeniero de Praga que clamaba
haber inventado una máquina que podía cambiar fotografías de ondas de sonido en
sonido. La facultad entera de Berlín y muchos distinguidos expertos asistieron a una
aparentemente exitosa demostración. Stumpf, sin embargo, estaba convencido de que
202 Capítulo 6
había sido fraudulenta y escribió un sarcástico artículo desafiando la probabilidad de tal
máquina. Ni una sola palabra acerca de esta notable invención se volvió a escuchar nunca más.
La segunda investigación controvertida fue más difícil. El final del siglo XIX fue testigo del creciente interés en las habilidades mentales de los animales, un interés estimulado en gran parte por El origen del hombre de Charles Darwin (1871). Dado que Darwin
presentó el caso por continuidad en la vida mental de los humanos y otros animales, se
buscó con avidez alguna evidencia de razonamiento y de pensamiento en los animales.
Con la amplia tradición europea de las competencias de obediencia, los caballos inteligentes fueron especialmente populares. El caballo Muhamed era parte de un establo de
caballos en Elberfeld, Alemania, entrenados por y pertenecientes a Karl Krall. Mientras
tenía los ojos vendados, Muhamed podía sumar, restar, multiplicar, dividir y calcular
raíces cuadradas, dando la respuesta correcta mediante pequeños golpes con su pata
derecha. Los observadores científicos nunca fueron capaces de probar truco o fraude.
El caso de Listo Hans (Der Kluge Hans), un caballo al parecer brillante, propiedad de
Herr von Osten, era incluso más sensacional. Von Osten era un antiguo maestro de matemáticas de una preparatoria, interesado en la frenología, con algo de místico y estaba
convencido de que los caballos son capaces del "discurso interno" y, por consiguiente,
de las matemáticas. En todas las apariencias von Osten era exitoso en entrenar a Hans en
sumar, restar, multiplicar, dividir, trabajar con fracciones e, incluso, dar la hora y mantener el orden del calendario. Por ejemplo, von Osten podía preguntar a Hans, "Si el octavo día del mes cae en martes, ¿cuál es la fecha del siguiente viernes?" Hans respondería
dando golpes como respuesta con su pezuña, cada vez más lento conforme se aproxima-
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX 203
ra al número correcto. Hans podía también contar objetos o personas. Von Osten podía
preguntar, "Hans, ¿cuántas personas —hombres, o paraguas, o mujeres— hay en esta
habitación? Las preguntas podían formularse en forma oral o impresas sobre tarjetas.
Von Osten exhibió al caballo por todo lo largo de Alemania, nunca cobraba por la admisión a sus demostraciones pero acumulaba un gran interés público donde quiera que
fueran. El mismo kaiser Wilhelm observó a Hans, y el New York Times publicó en primera
plana una descripción acerca de las habilidades matemáticas del caballo. En su prólogo
a un informe acerca de la investigación de Hans, el psicólogo estadounidense James
Angelí (capítulo 10) resumió la situación:
Nunca se había contado un cuento más notable de credulidad fundado en la superchería
inconsciente, y si se hubiera ofrecido como ficción, se le habría clasificado como un trabajo
de imaginación. Siendo en realidad un registro de un hecho sobrio, se orienta hacia lo
milagroso. Después de leer la historia del señor Pfungst uno puede entender totalmente
cómo una Alemania sedada y sobria fue durante meses arrojada a un tumulto de debates
de periódico, que por su intensidad y su clase de sentimiento encuentra su paralelo sólo en
una acalorada campaña política. (Angelí, en Pfungst, 1911, p. v)
Por el enorme interés público en Hans y sus logros, el Comité Alemán de Educación
nombró una comisión para estudiarlo y para evaluar las afirmaciones de von Osten. Se
le pidió a Stumpf que encabezara la comisión y seleccionara a sus miembros. Él incluyó
a un gerente de un circo, a un oficial de caballería, a un veterinario experimentado, a un
número de maestros de escuela y administradores, al director de los Jardines Zoológicos
de Berlín y a su asistente, Oskar Heinroth, cuyo estudiante Konrad Lorenz ganaría en
1973 el Premio Nobel por sus estudios sobre conducta animal. Esta comisión observó las
demostraciones de von Osten y en septiembre de 1904 hizo un reporte en el que concluía
que en el desempeño de Hans no estaban involucrados trucos, influencias intencionales
o ayuda de parte de quien preguntaba. La pregunta de qué tan inteligente era el caballo
en realidad, la recomendaron para otras investigaciones. Dichas investigaciones las condujo uno de los asistentes de Stumpf en el Instituto de Berlín, Oskar Pfungst (Pfungst,
1911).
Pfungst pudo obtener la amistad tanto de von Osten como de Hans, lo cual no era un
pequeño logro ya que von Osten era de temperamento tiránico y propenso a la furia
cuando el caballo no se desempeñaba bien. Hans también tenía mal temperamento y
algunas veces era difícil de controlar. Cuando se sentía frustrado, Hans hacía del establo
del patio un lugar inseguro y Pfungst sufrió más de una mordida de caballo durante su
investigación. Examinó a Hans cuando la respuesta correcta a la pregunta era conocida
por quien preguntaba y luego cuando el que preguntaba no conocía la respuesta. Pfungst
eligió una prueba aparentemente simple para un caballo de los talentos de Hans: se
imprimieron números en tarjetas y se le pedía que golpeara el número mostrado. Cuando von Osten formulaba las preguntas "con conocimiento", 98 por ciento de las respuestas del caballo fue correcto; "sin conocimiento", sólo 8 por ciento lo fue. Es claro que el
conocimiento de quien cuestionaba era crucial, pero ¿cómo influía en la conducta de
Hans?
Primero, Pfungst investigó el papel de las señales visuales. Hans fue preparado con
anteojeras e interrogado por quien hacía las preguntas parado enfrente de él, donde
pudiera ser visto, o a un lado, donde no pudiera ser visto. Cuando el que preguntaba
204 Capítulo 6
estaba parado a un lado, Hans realizaba ávidos intentos para verlo y contestaba las preguntas correctamente sólo 6 por ciento de las veces. Cuando quien preguntaba se paraba
directamente enfrente de Hans, 89 por ciento de las respuestas fue correcto. Claramente
el caballo requería una señal visual de quien preguntaba. Con lo que Stumpf llamó "ojos
agudos y una paciencia de hierro" (Stumpf, 1930/1961, p. 407), Pfungst pudo discernir
que cuando al caballo se le daba un problema, quien preguntaba se inclinaba hacia adelante para mirar la respuesta al ser golpeada. Pfungst observó que ante la respuesta
correcta quien preguntaba haría un ligero movimiento involuntario y ascendente con
sus cejas y su cabeza. Casi todos los que preguntaban hacían este movimiento y no se
percataban de ello. Cuando identificó esta señal pudo provocar cualquier respuesta que
quería con sólo hacer el movimiento ascendente. Pfungst presentó su evidencia a la comisión de Stumpf y en diciembre de 1904 se presentó un segundo reporte que concluía
que el caballo, mientras golpeaba, había aprendido a poner atención en los ligeros cambios en la postura del cuerpo de quien preguntaba. El caso del Listo Hans mostró la gran
influencia de las señales y movimientos sutiles por parte de un observador. Alertó a los
psicólogos acerca de la necesidad de controlar tales efectos y aún se le cita en algunos
análisis de la metodología de la psicología. Von Osten prohibió otros estudios con Hans
afirmando que la investigación había fracasado en lograr lo que él consideraba su meta:
corroborar sus afirmaciones y teorías. Continuó exhibiendo a Hans y atrayendo a un
gran número de multitudes entusiastas.
Los posteriores años de Stumpf
El caso del Listo Hans fue una de las investigaciones más coloridas de Stumpf, pero la
magnitud de su posterior carrera académica no consistió en tales investigaciones sensacionales e interesantes. De hecho, los siguientes años fueron tristes. Con el estallido de la
Primera Guerra Mundial la mayor parte de la gente joven abandonó el Instituto de
Psicología Experimental para enrolarse en las fuerzas armadas y por tanto éste era un
lugar desierto y solitario. La guerra fue una experiencia dolorosa para Stumpf dado que
tenía por amigos a muchos psicólogos británicos, estadounidenses y rusos y había sido
honrado con su membresía en la Academia Americana de Ciencias y en el Instituto Nacional de Música en Moscú. La guerra entre su amada Alemania y los países aliados
interrumpió estas relaciones profesionales. Calculando su sentido de pérdida, el gobierno alemán le pidió organizar a los psicólogos para apoyar el esfuerzo de la guerra. Parece que su corazón no estaba en tal asignación y admitió que su trabajo había tenido poco
éxito.
Stumpf se retiró de la Universidad de Berlín en 1921 y fue sucedido como director del
Instituto Psicológico por su antiguo estudiante, Wolfgang Köhler (capítulo 7). Los últimos 15 años de su vida fueron un tiempo de grandes tumultos políticos y sociales
en Alemania. El kaiser se hallaba en el exilio y el país estaba destruido por la inflación.
En agosto de 1922, 400 marcos compraban un dólar estadounidense; un año más tarde,
en agosto de 1923, el tipo de cambio era de un millón de marcos por dólar (Rhodes, 1986,
p. 16). Aún así, uno de los antiguos estudiantes de Stumpf, Kurt Lewin (capítulo 7),
recordaba que siendo ya un hombre en sus 80 años Stumpf visitaba con frecuencia el
Instituto Psicológico de Berlín para continuar sus observaciones, utilizando las elaboradas máquinas e instrumentos que él había construido (Lewin, 1937, p. 190).
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX 205
La Primera Guerra Mundial no sólo creó una sensación de tristeza personal, conflicto
y pérdida en Stumpf, también pudo haber sido una de las razones por las que mucho de
su trabajo se perdió en la corriente principal de la psicología sensorial. Stumpf realizó
potenciales contribuciones importantes al campo de la percepción de un auditorio y a la
estética, pero su trabajo no tuvo continuidad en las generaciones posteriores de psicólogos, particularmente los psicólogos estadounidenses, porque su contacto con Stumpf y
su trabajo había sido restringido. Esta situación desafortunada no afectaría a Stumpf
solamente. Las ideas de otros psicólogos alemanes como Külpe y sus estudiantes sufrieron un destino similar.
OSWALD KÜLPE (1862-1915)
Nació en 1862 en el seno de una familia alemana en Latvia, una provincia del Báltico.
Después de graduarse en el Gymnasium local, ingresó a la Universidad de Leipzig en
1881. Se especializó en historia pero se interesó en la psicología después de asistir a las
conferencias de Wundt. Pasó dos semestres en Leipzig y luego, por recomendación de
Wundt, fue transferido a la Universidad de Góttingen para estudiar bajo la dirección
de George Elias Müller (1850-1934). Müller sucedió a Lotze (el maestro de Stumpf) en
Góttingen y luego ocupó la cátedra de psicología de la universidad por más de 40 años.
El maestro de Külpe, Müller, estuvo dedicado de manera ardiente a la nueva psicología
experimental. El psicólogo británico Charles Spearman, quien también había estudiado
con Müller, lo describió como que tenía una "visión estrecha" y como a un hombre "que
corría con anteojeras" (Spearman, 1930/1961, p. 305). La visión de Müller pudo haber
sido estrecha, pero su investigación fue amplia. Inicialmente, siguió la dirección de
Fechner y trabajó en psicofísica pero, igual que Ebbinghaus, regresó al estudio de la
memoria. Müller comenzó la búsqueda de las sílabas sin sentido totalmente significativas y de asociación libre. También desarrolló procedimientos experimentales adicionales utilizando las sílabas sin sentido, señalando la debilidad de los experimentos de
Ebbinghaus que tenían a la misma persona, con mucha frecuencia el mismo Ebbinghaus,
actuando tanto como experimentador y como sujeto. Ebbinghaus encontraba ese problema "fastidioso" y había tomado precauciones para evitar lo que él llamó "la secreta influencia de las teorías y las opiniones". Negaba tanto como le era posible el conocimiento
de los resultados de sus experimentos hasta que los completaba y siempre replicaba esos
resultados. Las contundentes críticas de Müller fueron importantes para llamar la atención de los psicólogos experimentales sobre las influencias de tal experimentador. Hoy
en día mucha de la atención está puesta en lo que se llama "características de demanda"
de los experimentadores, esto es, en las percepciones que el sujeto tiene de las expectativas del experimentador. Müller también inventó un aparato para presentar listas de sílabas sin sentido: el tambor de memoria. Un tambor horizontal con sílabas sin sentido
sobre su superficie rota a una velocidad controlada y expone una sílaba sin sentido por
vez a través de una pequeña abertura. El tambor de memoria es ideal para el estudio del
aprendizaje serial y aún se utiliza ampliamente hoy en día para presentar listas de materiales a aprender. Müller estudió formas efectivas de aprendizaje y describió los efectos
de la interferencia —el viejo aprendizaje interfiriendo con el nuevo aprendizaje (Müller
y Pilzecker, 1900)—. También reportó experimentos en los que la memoria era mucho
mejor después de intervalos de dos días, presumiblemente como resultado de la dispo-
206 Capítulo 6
nibilidad de mayor tiempo para su consolidación. Con otro de sus estudiantes, Adolph
Jost, Müller descubrió que cuando dos asociaciones son de fuerzas iguales, la repetición
fortalece más a la joven que a la vieja; este hallazgo se conoce como la ley de Jost. Finalmente, Müller estudió la habilidad fenomenal de los "calculadores brillantes", individuos que pueden realizar grandes y abultados cálculos casi de manera instantánea. A
pesar de este importante trabajo, Müller nunca fue una figura popular. Aparentemente
tenía un terrible temperamento y con frecuencia era un vicioso de la revisión del trabajo
de otros.
Después de graduarse en Göttingen, Külpe regresó brevemente a Rusia, donde consideró convertirse en maestro de escuela. Sin embargo, pronto regresó a Alemania para
estudiar bajo la dirección de Wundt, donde recibió su doctorado en 1887. James McKeen
Catell (capítulo 4) acababa de abandonar Leipzig para irse a Cambridge y por tanto
Wundt puso a Külpe en su lugar y aseguró su nombramiento como privatdozent en Leipzig.
Külpe fue promovido al rango de professor extraordinarias en 1894, pero ese mismo año se
mudó a la Universidad de Wurzburgo. Allí, Külpe y sus estudiantes llevaron a cabo
experimentos que desafiaron los supuestos fundamentales sostenidos por Wundt y en
especial por Titchener. A pesar de su aparente rivalidad, Külpe mantenía un cálido afecto por Wundt, siempre lo consideró su "señor maestro" y participó de manera activa en
la publicación del Festschrift (antología honoraria) de Wundt.
La facultad necesitaba un texto para las conferencias cada vez más populares sobre
psicología impartidas en el departamento de psicología de Leipzig y Wundt motivó a
Külpe para que escribiera un libro que fuera más claro y simple que su propia Psysiologische Psychologie. El texto de Wundt estaba en su cuarta edición en ese momento, pero era
muy largo, difícil y demasiado técnico para los estudiantes. En respuesta a la petición de
Wundt, Külpe publicó en 1893 uno de sus trabajos más importantes, Gnndriss der
Psychologie. Una traducción inglesa realizada por Titchener lo tituló Outline ofPhi/chology
(Perfil de la Psicología )y apareció en 1895. El libro estaba dedicado "A mi venerado
maestro, Wilhelm Wundt, con sincera gratitud y afecto". Irónicamente Wundt encontró
el texto insatisfactorio y en 1896 publicó su propio libro, Grundriss der Psychologie. Siempre es difícil para un pupilo presentar los puntos de vista de su maestro, pero hubo otras
razones para la insatisfacción de Wundt. La concepción de Külpe de la psicología estaba
empezando a divergir de la de Wundt e incluso en este primer libro existen claras áreas
de tensión y diferencia. En el segundo libro importante de Külpe, Einleitung in die Philosopliie
(Introducción a la filosofía), publicado en 1895, la división es aún más profunda.
Külpe define una psicología experimental general
Al formular su definición de psicología Külpe estuvo influido por los puntos de vista
positivistas del físico Ernst Mach (1838-1916) y del filósofo Richard Avenarius (18431896) (Danziger, 1979). Como positivistas, estos filósofos sostenían que toda la ciencia
está basada en la experiencia; cuando los científicos naturales observan y registran eventos naturales, lo hacen mediante sus experiencias sensoriales. Cuando las experiencias
se estudian de manera independiente de un sistema biológico, la ciencia es la física; cuando
son estudiados en el contexto de un sistema biológico, la ciencia es la psicología. El énfasis estaba puesto en la observación; las concepciones mentalistas y las atribuciones de las
entidades mentales serían abjuradas. La psicología tendría que proporcionar descripcio-
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX 207
nes objetivas de los actos mentales. Estos hombres aceptaron la posibilidad de una ciencia de la psicología y respetaron su posición como una rama de la ciencia natural aunque
nueva, válida e importante. El objetivo de Külpe era desarrollar una psicología general
positivista que incluyera fenómenos complejos como pensar, juzgar, recordar y dudar.
Como hemos visto, Wundt creía que tales fenómenos psicológicos complejos están más
allá del alcance de los métodos experimentales. Esos actos mentales eran parte de lo que
él llamó psicología social o etnopsicología, un complemento no experimental de la psicología experimental o fisiológica. A pesar del éxito de Ebbinghaus, todavía era responsabilidad de Külpe demostrar que otras funciones mentales superiores podían estudiarse
en forma experimental. La investigación de Külpe en Wurzburgo proporcionó tal demostración.
Investigación en la Universidad de Wurzburgo
A Külpe le fue asignado uno de los edificios medievales de la universidad para su laboratorio, el cual recibía el apoyo de una fundación privada. Para 1896 el laboratorio estaba
lleno de actividad. Los resultados experimentales reportados desde Wurzburgo desafiarían algunos de los principios fundamentales de la psicología de Wundt y establecerían
una aproximación rival a la ciencia de la psicología.
Lo que llegaría a conocerse como la "escuela de Wurzburgo" tuvo sus comienzos
formales en 1901 con un trabajo de dos de los estudiantes de Külpe, A. Mayer y J. Orth.
En una investigación sobre la naturaleza cualitativa de las asociaciones, los dos interrogaron a los sujetos acerca de las asociaciones que llegaron libremente a las mentes de
éstos mientras pensaban. Este método de cuestionamiento o interrogación se conocía en
alemán como Ausfrage y llegó a ser ampliamente utilizado en Wurzburgo. Los sujetos de
Mayer y Orth reportaron muchos patrones y tipos diferentes de asociaciones complejas
y detalladas, a diferencia de las reportadas por Wundt y Titchener. Eran más parecidas a
las descripciones de Francis Galton sobre las asociaciones que llegaron a su mente durante su paseo por Pall Malí en Londres (capítulo 9). Külpe estaba familiarizado con la
investigación de Galton y la presentó en su Perfil. Tales experimentos nunca se habían
realizado en Leipzig o Cornell.
Ese mismo año un experimento reportado por Karl Marbe (1901) mostraría de manera
aún más clara las características de la aproximación de Wurzburgo. Durante varios
años Marbe había sido privatdozent en Wurzburgo, sucediendo a Külpe como cabeza del
laboratorio. Marbe desempeñó un estudio experimental sobre el juicio, en el que se le
pedía a los sujetos que compararan pesos y que los juzgaran como más pesados o más
livianos. Por supuesto, ya se habían realizado muchos experimentos de levantamiento
de pesos antes de Marbe que fueron básicos para los laboratorios de psicofísica. Lo que
era diferente de estos experimentos era el interés en los juicios mismos. Los sujetos de
Marbe podían emitir juicios correctos la mayor parte del tiempo, pero eran incapaces
de describir cómo realizaban los juicios. Sus introspecciones no producían descripciones
del acto mental de juzgar. Los juicios sólo llegaban a sus mentes. Tenían diversas sensaciones e imágenes, como Wundt había dicho que sucedería, pero las sensaciones y las
imágenes no eran los juicios mismos. En el acto de juzgar, otros estados —duda, vacilación, búsqueda— ocurrían. Marbe llamó a estos estados Bewussteinlagen (actitudes conscientes) (Ogden, 1911, p. 189). Formaban los antecedentes contra los que se hacían los
208 Capítulo 6
juicios; acompañaban a los juicios. La descripción de Wundt de los tres elementos básicos de la conciencia —sensaciones, imágenes y sentimientos— no definía de manera
adecuada la experiencia de los sujetos de Marbe.
En 1900 Külpe y uno de sus estudiantes estadounidenses, William Lowe Bryan, condujeron algunos experimentos de abstracción que muestran de mejor manera la aproximación de Wurzburgo. Bryan estaba bien preparado para auxiliar en estos experimentos.
Después de conseguir el grado de maestro en filosofía en la Universidad de Indiana
(1886), se fue a Berlín, donde sirvió como sujeto para los experimentos de memoria de
Ebbinghaus (Capshew y Hearst, 1980). Luego regresó a Indiana, estableció un pequeño
laboratorio de psicología en 1888 y obtuvo su grado de doctor con G. Stanley Hall en la
Universidad Clark en 1892. Después de dar clases nuevamente en la Universidad de
Indiana, Bryan regresó a Europa en 1900 y estudió con Pierre Janet (capítulo 8) y Alfred
Binet (capítulo 11) antes de trabajar con Külpe. En el experimento de Külpe y Bryan, se
les mostraba a los sujetos una tarjeta con sílabas sin sentido de varios colores, letras y
combinaciones. La tarjeta se mostraba brevemente y se le pedía al sujeto que la observara
y reportara el color, la forma o el número de elementos que en ella aparecían. Külpe y
Bryan encontraron que sus sujetos abstraían una característica particular con instrucción
oportuna, mientras que permanecían sin darse cuenta de otras características. Las sensaciones provenientes de las características aisladas no eran suficientes para colocarlas en
la experiencia mental del sujeto (Ogden, 1951, p. 15). Külpe y Bryan creían que la abstracción del elemento deseado se basaba en los actos mentales activos a los que llamaron
aprehensión. Una demostración simple de este fenómeno mental se puede arreglar con
facilidad. Si la figura de arriba es mostrada a un sujeto y se le dice que la inspeccione
cuidadosamente pues después se le preguntará qué números son los que se presentan, el
sujeto recordará los números bastante bien. Pero si se le pregunta al sujeto qué letras
aparecían, el recuerdo será deficiente. Las instrucciones hacen que los números y no las
letras sean "aprehendidos".
Uno de los paradigmas utilizado con mayor frecuencia en Leipzig es el de los tiempos de reacción simple. Külpe había realizado un estudio comparando los tiempos de
reacción con la mano favorecida, generalmente la derecha, o la mano desfavorecida. Los
psicólogos de Wurzburgo utilizaron el paradigma de los tiempos de reacción para estudiar respuestas volitivas. Los sujetos tenían que dar una respuesta particular a un estímulo específico mediante un acto de voluntad. Con la práctica, los tiempos de reacción
decrecían y los sujetos eran cada vez menos capaces de reportar un acto de voluntad
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX 209
anterior a la respuesta. La reacción ocurría con tanta rapidez que simplemente no había
tiempo suficiente para que la introspección se realizara. Esto creó un problema, ¿cómo
podía ocurrir un acto volitivo, como obviamente ocurría, sin ser parte de la experiencia
mental de los sujetos?
Otro investigador de Wurzburgo, H. J. Watt, se aprovechó de este dilema. Primero
introdujo el nuevo cronoscopio de Hipp, el cual permitía medir los tiempos de reacción
con precisión y exactitud mucho mayores. Ésta fue una contribución técnica a la que los
wundtianos le dieron la bienvenida. Lo que no aceptaban era su concepción de la respuesta de tiempos de reacción misma. Watt propuso que estaba "fraccionada" en cuatro
fases:
1. Un periodo preparatorio en que el sujeto se prepara para la presentación del estímulo.
2. Presentación del estímulo, en la que el sujeto siente el estímulo.
3. Esfuerzo del sujeto por la respuesta —el acto mental previo a la respuesta—.
4. La respuesta misma.
Watt creía que el acto volitivo ocurre en el periodo preparatorio, cuando los sujetos
aceptan y se preparan para la tarea. Los wundtianos habían fracasado en reportarlo porque hacían introspecciones justo antes de la respuesta misma, en el momento equivocado. Cuando los sujetos de Watt realizaban introspecciones durante el periodo preparatorio,
siempre eran capaces de describir los actos o los pensamientos volitivos. El acto de la
voluntad se presentaba en todas las reacciones, pero siempre en la fase preparatoria.
Para la investigación de esta disertación en Wurzburgo, Watt (1905) utilizó una técnica de asociación incómoda. Daba a los sujetos una palabra estímulo y les pedía que dieran su sub o su supraordinado. Por ejemplo, para la palabra estímulo "pájaro" el
subordinado podría ser "gorrión", y el supraordinado, "animal". Los sujetos de Watt
pudieron responder apropiadamente con tiempos de reacción cortos y sin un esfuerzo
mental consciente. El trabajo consciente, sostenía Watt, se realizaba cuando se daban las
instrucciones y el sujeto las aceptaba. Watt llamó Aufgaben (tareas) a estas actitudes o
preparativos mentales. Se consideraba que establecían en el sujeto una Einstellung (disposición) para responder en una forma específica. Narziss Ach, asistente de Külpe en
Wurzburgo durante 15 años, mostró la influencia de una disposición cognitiva en las
operaciones mentales. Cuando a los sujetos de Ach se les mostraba los números 7 y 3 de
manera taquistoscópica, sus respuestas eran casi siempre 10, a pesar de que no se les
daba instrucciones específicas de sumar. Los productos de otras operaciones aritméticas
—4, 21 y 2.3— generalmente no ocurrían como respuestas. Los sujetos tenían una "disposición" cognitiva para sumar en lugar de desempeñar otras operaciones aritméticas.
En 1905, Ach reportó una investigación en la cual utilizó lo que él llamó introspección
experimental sistemática para analizar los procesos mentales mediante los que los sujetos tomaban decisiones. Ach encontró claras diferencias entre sus sujetos, quienes fueron consistentes de un problema a otro, lo que lo condujo a clasificar a sus sujetos en
diferentes "tipos de decisión". Estos experimentos recuerdan mucho las descripciones
de Binet (1903) sobre el razonamiento y el pensamiento en sus dos hijas: la fría y concentrada Madeleine y la impulsiva y vivaz Alice (capítulo 11). Cuando Ach publicó sus
resultados, se dio una disputa más bien impropia. Binet reclamó la titularidad y afirmó
que el "método de Wurzburgo" era mejor llamado el "método de París". En realidad la
210 Capítulo 6
titularidad no era importante; lo significativo fue que los estudios de Binet en París y los
del laboratorio de Külpe convergieran en los mismos hallazgos (Ogden, 1911).
Al paso de los años, los experimentos realizados en Wurzburgo cada vez estuvieron
más cognitivamente orientados conforme se dirigieron a actividades mentales complejas. Algunas de estas investigaciones mejor conocidas fueron las de Karl Bühler. En 1907
reportó los resultados de un experimento en el cual a los sujetos se les hacían preguntas
que requerían respuestas bien meditadas en lugar de una simple reacción, o de una respuesta de sí o no. Por ejemplo, él preguntaba: "¿Por qué entre más pequeño es el pie de
una mujer, es más grande la cuenta de sus zapatos?" (Bühler, 1907, p. 298). Ejemplos
modernos de las preguntas al estilo de Bühler podrían ser: "¿Por qué mientras las inscripciones a una escuela se incrementan, no lo hacen los presupuestos?" o "¿Por qué son
redondas las cubiertas de las alcantarillas?"
El pensamiento que requieren tales problemas era el tema principal de la investigación de Bühler. Interrogaba a sus sujetos en una forma empática pero detallada para
dilucidar los pasos mentales que habían seguido. Sus sujetos le decían que las soluciones
generalmente llegaban a ellos sin imágenes o sensaciones concretas. En consecuencia,
Bühler describió el pensamiento de sus sujetos como "sin imágenes". En 1906 un investigador estadounidense, Robert Woodworth, había ya reportado pensamiento sin imágenes y por tanto el hallazgo no fue original de Bühler, pero llegó a ser un tema debatido
de manera calurosa entre los psicólogos de Leipzig y los de Wurzburgo. La realidad del
pensamiento sin sensaciones e imágenes era imposible de acuerdo con Wundt, quien
creía que todos los experimentos realizados en Wurzburgo, especialmente los realizados
por Bühler, eran seudoexperimentos o experimentos falsos. Bühler no estaba utilizando
correctamente la introspección, dado que sus sujetos reportaban qué pasaba conforme
trataban de resolver un problema en lugar de reportar los eventos mentales mismos. Sus
datos eran "altamente subjetivos" y así los sometían a influencias y al error (Wundt,
1908).
Un cuestionamiento final para Wundt provino de Wurzburgo en 1915 y fue realizado
por otro visitante estadounidense al laboratorio, Thomas Verner Moore. Moore era un
sacerdote ordenado que obtuvo su doctorado en una universidad católica. En Wurzburgo
estudió la relación del significado con la imagen. Moore presentó palabras tanto visual
como auditivamente a nueve sujetos y les pidió que presionaran una clave de telégrafo
tan pronto como la palabra evocara significado o que quitaran sus manos de la clave
cuando les evocara una imagen. Para todos, excepto uno de los nueve sujetos, los significados llegaron más rápido que las imágenes. Los significados ocurrían en un promedio
de medio segundo, mientras que las imágenes se tomaban un segundo. Moore y Külpe
concluyeron que el significado y la imagen son elementos diferentes de la experiencia
mental y que existen al menos cuatro elementos independientes en la conciencia humana: sensación, imagen, sentimiento y significado (Ogden, 1951). Después de su trabajo
en Wurzburgo, Moore regresó a la universidad católica, donde fungió como catedrático
de los departamentos de psicología y psiquiatría desde 1939 hasta 1947. En 1938 Moore
escribió Psicología cognitiva, un libro que tiene mucho en común con la perspectiva que
emergió 25 años más tarde en los inicios de lo que se ha llamado la revolución cognitiva
en la psicología (Knapp, 1985). Los psicólogos contemporáneos cognitivos utilizan un
gran número de procedimientos desarrollados en Wurzburgo. En una elegante serie de
experimentos, Saúl Sternberg (1966,1969,1975) utilizó los tiempos de reacción para medir la recuperación de la memoria a corto plazo y Michael Posner (1978) descubrió algu-
Psicólogos alemanes del siglo XIX y principios del XX 211
nos hechos importantes acerca de comparaciones mentales tomando el tiempo a las personas mientras realizaban juicios mentales. El procedimiento de Wurzburgo del
cuestionamiento directo o de la interrogación (Ausfrage) también ha sido ampliamente
utilizado, por ejemplo, en la investigación de Roger Schank sobre el conocimiento sistemático (Schank, 1976).
Wurzburgo bajo ataque
La investigación de Wurzburgo fue criticada a detalle y con gran frecuencia por Wundt
y sus estudiantes. Titchener fue un crítico especialmente asiduo. Külpe era mayor que él
y al parecer mantuvo una actitud paternalista hacia Titchener a lo largo de su vida. Ogden
recordaba que Külpe una vez le dijo: "Si sólo me pudiera sentar con Titchener, estoy
seguro de que podría hacerlo entender lo que queremos decir" (Ogden, 1951, p. 6). Külpe
nunca pudo hacerlo y Titchener ciertamente nunca cambió de opinión. Más de medio
siglo después, en el análisis que el estudiante de Titchener, Edwin Boring, hace de Külpe
en su Historia de la psicología experimental aún se ven las fuerzas críticas funcionando.
Boring describió a Külpe como un hombre que
con el sello de G. E. Müller y Wundt sobre él, comenzó como psicólogo del contenido, un
claro pensador de pensamientos sucintos y un hombre listo para seguir a donde el experimento lo condujera, pero que después de las investigaciones de su escuela de Wurzburgo
sobre pensamiento, encaja perfectamente bien dentro del campo de Brentano. (Boring, 1957,
p. 386)
Külpe cambió Wurzburgo por la Universidad de Bonn en 1909. En 1913 realizó su
último movimiento, a la Universidad de Munich. Estaba profundamente comprometido
con una aproximación experimental a la psicología y aceptó estos nombramientos con la
condición de que se estableciera un laboratorio en Bonn y que fuera reequipado un laboratorio que ya existía en Munich. Con frecuencia decía que "la ciencia era su novia". Al
igual que Stumpf, Külpe era un músico talentoso y tenía un profundo interés en la música lo mismo que en la literatura y en el arte. Uno de sus estudiantes estadounidenses,
Robert Ogden, lo describió como "una personalidad estética viviente en un mundo objetivo" (Ogden, 1951, p. 7).
La Primera Guerra Mundial tuvo un efecto traumático en Külpe, así como lo tuvo en
Stumpf. Tenía muchos amigos psicólogos en los países aliados aunque estaba convencido de lo correcto de la causa alemana. Con la muerte de Külpe en 1915 terminó el programa de investigación en la escuela de Wurzburgo.
LOS PSICÓLOGOS ALEMANES PERDIDOS
Con la excepción de Ebbinghaus, Weber y Fechner, muchos psicólogos alemanes de finales de los siglos XVIII y XIX cayeron en una oscuridad relativa. Como hemos visto, la principal razón de tal resultado fue que su trabajo y sus contactos profesionales internacionales
fueron interrumpidos por la Primera Guerra Mundial y por los eventos previos al inicio
de la Segunda Guerra Mundial. Hitler v los nazis lleearon al ooder en 1933 v nronf-o
212 Capítulo 6
ocurrió la destrucción de las universidades alemanas. Stumpf fue el único psicólogo
alemán analizado en este capítulo que todavía estaba vivo. Era un hombre viejo de 85
años en 1933, pero se mantenía pendiente con entusiasmo ante la situación política. En
una de sus últimas cartas a un antiguo estudiante escribió patéticamente que él "no era
un filósofo lo suficientemente bueno para mantener un completo estoicismo hacia las
condiciones existentes", aunque se estaba "esforzando para cultivar tal actitud" (Langfeld,
1937, p. 319).
La situación política impidió la comunicación entre los psicólogos alemanes y los
estadounidenses. Pero como ya hemos hecho notar, estos "otros" psicólogos alemanes
no tuvieron sus leales "Titcheners" para llevar sus teorías y sus aproximaciones a Estados Unidos. En consecuencia, a muchas de sus ideas no se les dio la consideración apropiada o simplemente se perdieron. También, el desarrollo de otros enfoques de la
psicología en Estados Unidos, como el funcionalismo y el posterior conductismo, sirvieron para desplazar la aproximación cognitiva alemana. Hoy en día las psicologías
cognitivas con algunas similitudes con las de Stumpf y Külpe están ganando una posición prominente en la psicología estadounidense (Knapp, 1986a). Sin embargo, si no
hubiera sido por las dos guerras mundiales se hubieran desarrollado mucho antes. La
única aproximación alemana del siglo XIX que se arraigó en Estados Unidos fue la de los
psicólogos de la Gestalt. Antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial estos hombres
huyeron de la Alemania nazi y encontraron refugio en Estados Unidos. La psicología de
la Gestalt será el tema del capítulo 7.
CAPITULO SIETE
La psicología de la Gestalt
en Alemania y Estados Unidos
D
urante las primeras décadas del siglo XX, la psicología Gestalt proporcionó una
alternativa importante y un desafío al estructuralismo (capítulos 4 y 5), al
funcionalismo (capítulo 10) y al conductismo (capítulo 12). Fundada en Alemania por
sucesores de los psicólogos que se analizaron en el capítulo 6, la psicología Gestalt llegó
al oeste de Estados Unidos en la década de 1930 convirtiéndose en una influencia importante en el desarrollo de la psicología de ese país. Gestalt es una palabra alemana que
significa forma o contorno. Inicialmente los tres fundadores de la psicología de la Gestalt,
Max Wertheimer, Kurt Koffka y Wolfgang Köhler, estaban interesados en la percepción.
Más tarde sus intereses se ampliaron hasta incluir aprendizaje, solución de problemas y
cognición, pero dentro de la psicología de la Gestalt dichos temas fueron tratados como
fenómenos totales. Más tarde, uno de sus colegas, Kurt Lewin, adoptó la perspectiva de
la Gestalt para desarrollar una innovadora teoría de campo, la cual empleaba para dirigir gran variedad de temas y asuntos relacionados con el desarrollo infantil, la dirección
industrial y la psicología social. El término psicología de la Gestalt ahora es universal y la
palabra Gestalt es utilizada en forma amplia por los psicólogos, algunas veces sin ser
capitalizada.
FUNDACIÓN CONCEPTUAL DE LA PSICOLOGÍA DE LA GESTALT
Aunque nueva, e incluso radical, la psicología de la Gestalt no se desarrolló en el vacío
sino más bien surgió de las teorías perceptuales de Ernst Mach y de los experimentos de
Christian von Ehrenfels. En el capítulo 6 se clasificó a Mach como un filósofo positivista y
se vio su influencia sobre Oswald Külpe. En su libro Análisis de las Sensaciones (1886/1914),
Mach describió las propiedades de las formas espaciales y auditivas —cuadrados, círculos y melodías simples—. Como unidades perceptuales estas formas tienen cualidades
que las distinguen de sus elementos; las sensaciones están organizadas en la conciencia
para crear cualidades de la forma (Gestaltqualitaten) que pueden ser nuevas y, hasta cierto
punto, independientes de las sensaciones mismas. Mach señaló que una mesa es la fuente
de muchas sensaciones; la podemos ver, tocar y, posiblemente, incluso probarla. Pero una
mesa es algo más que un compuesto de dichas sensaciones. Tiene una "cualidad de for-
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 217
ma" que persiste incluso cuando las sensaciones cambian. Iluminada de manera brillante
o con una luz tenue, vieja o nueva, pulida o manchada de tinta, continúa siendo la misma
mesa. Las cualidades de forma de ésta le dan permanencia perceptual o psicológica.
El segundo teórico perceptual que influenció a los psicólogos de la Gestalt, Christian
von Ehrenf els (1859-1932), recibió su entrenamiento en filosofía bajo la dirección de Alexius
Meinong en la Universidad de Gräz en Austria. Meinong fue protegido de Franz Brentano
(capítulo 6). Von Ehrenfels debió ser una persona interesante; escribió poemas y óperas y
era un wagneriano apasionado, amigo de Sigmund Freud (capítulo 8) y defensor de Ui
legalización de la poligamia (Heider, 1970). Él también tenía fuertes antecedentes musicales de compositor y ejecutante. Von Ehrenfels estaba de acuerdo con Mach en que las
melodías tienen cualidades de forma en adición a las distintas sensaciones provenientes
de las notas individuales que las constituyen. Cuando una melodía es tocada en diferentes claves o ejecutada por distintos instrumentos, las notas producen diversas sensaciones, pero la melodía retiene su cualidad de forma. Una canción ejecutada por distintas
voces continúa siendo la misma canción. Von Eherenfels llamó a esta característica
transposicionabilidad. La melodía puede ser transpuesta a diferentes claves, voces o instrumentos pero todavía retiene su identidad. En 1888 y 1889 von Ehrenfels dio conferencias
sobre las cualidades de forma en la Universidad de Viena, y en 1890 publicó un trabajo en
donde las describía. Uno de los estudiantes que lo escuchó como conferencista y leyó su
trabajo fue Max Wertheimer, uno de los tres fundadores de la psicología de la Gestalt.
MAX WERTHEIMER (1880-1943) Y LOS INICIOS
DE LA PSICOLOGÍA DE LA GESTALT
Max Wertheimer nació en Praga y asistió a la universidad de la ciudad, donde estudió
leyes. Más tarde se interesó en la psicología y estudió bajo la dirección de Stumpf en la
Universidad de Berlín antes de obtener su grado doctoral en la Universidad de Wurzburgo
con Külpe en 1904. En el verano de 1910 viajó de Austria al Rhin alemán para unas
vacaciones. Durante el viaje, al mirar por la ventana se impresionó por el movimiento
aparente de los postes, las bardas, las construcciones e incluso las colinas y montañas
distantes. Estos objetos estacionarios parecían correr junto con el tren. Millones de personas antes de Wertheimer habían viajado en trenes y visto este fenómeno, pero él lo
percibió de un nuevo modo. Se preguntó: ¿Por qué parece que estos objetos se mueven?
Abandonó sus planes para las vacaciones y dejó el tren en Frankfurt donde compró un
estroboscopio simple en una tienda de juguetes. En su habitación del hotel utilizó el
artefacto para proyectar imágenes sucesivas de un caballo y de un niño. En la proporción de proyección correcta el caballo parecía trotar y el niño caminar. Aunque estos
movimientos eran desiguales y espasmódicos, eran claros. Muchas personas antes de
Wertheimer habían visto esto —el estroboscopio era después de todo un juguete popular— pero él miró los orígenes psicológicos subyacentes de tal movimiento. Nuevamente se preguntó: ¿De dónde proviene el movimiento?
Al día siguiente Wertheimer consultó al profesor Friedrich Schumann del Instituto
Psicológico de la Universidad de Frankfurt. Schumann (1863-1940) poseía un doctorado
en física y era una autoridad en percepción del espacio. Siendo incapaz de contestar las
preguntas de Wertheimer, Schumann le solicitó que tratara de responderlas por él mismo y de manera generosa le ofreció utilizar su laboratorio y su equipo, incluyendo un
218
Capítulo 7
taquistoscopio mejorado que él desarrolló. Schumann también le presentó a dos de sus
colegas de Frankfurt, Kurt Koffka y Wolfgang Köhler. Koffka (1886-1941) nació en Berlín
y asistió a su universidad. Él obtuvo su doctorado con Stumpf en 1909. Köhler (18871967) nació en Reval en las provincias Bálticas (ahora Tallinn, Estonia) y también obtuvo
su grado de doctorado con Stumpf en 1909. Cuando se conocieron, Wertheimer tenía 30
años de edad; Koffka y Köhler tenían 24 y 22 años, respectivamente. Ellos llegarían a
convertirse en el triunvirato de la psicología de la Gestalt.
En su primer experimento en Frankfurt, Wertheimer utilizó el taquistoscopio de
Schumann para proyectar de manera sucesiva una raya vertical blanca y luego una raya
horizontal blanca sobre un fondo negro. Schumann había reportado en 1907 que en ciertos intervalos de tiempo la raya blanca parecía moverse de la posición vertical a la horizontal. Los tres sujetos de Wertheimer —Köhler, Koffka y la esposa de éste— describieron
con exactitud la experiencia perceptual. Uno reportó: "la rotación de cerca de 90 grados,
es imposible pensarla como una sucesión; no es la vertical blanca la que se mueve, sino
que simplemente existe un proceso de transición"; otro sujeto reportó que la línea parecía "acostarse" (Wertheimer, 1912, en Sahakian, 1968, p. 419). El movimiento aparente se
observó bajo condiciones de laboratorio controladas.
Después Wertheimer encendía luces de manera sucesiva a través de dos angostas
rendijas en una pantalla. Cuando las luces estaban separadas por intervalos de 50 a 60
milisegundos, parecían moverse de una posición a otra, un fenómeno que Wertheimer
llamó fenómeno phi. A intervalos más pequeños ambas luces eran vistas como si estuvieran prendidas continuamente; en intervalos más largos, se veían de manera sucesiva;
pero en el intervalo óptimo, Wertheimer reportó que "el movimiento está presente obligatoria y característicamente en su naturaleza específica; está dado de manera clara y
espontánea y es siempre observable" (Wertheimer, 1912, en Sahakian, 1968, p. 422).
Wertheimer describió el fenómeno phi como una experiencia psicológica que no es reducible a sus elementos. Debe ser estudiado de manera holística pues no puede comprenderse estudiando sus elementos. De acuerdo con la tan repetida máxima asociada con la
psicología de la Gestalt, el todo es diferente de la suma de sus partes.
Un experimento reportado por Vittorio Benussi (1878-1927) proporciona otro ejemplo de tal movimiento aparente, pero en una modalidad sensorial distinta. Benussi fue
contemporáneo de Wertheimer, estudiante de Meinong y profesor de la Universidad de
Gráz. Él descubrió que cuando dos puntos sobre la piel son estimulados en una rápida
sucesión (el intervalo es crítico), el estímulo parece moverse en un arco a través del espacio, tocando la piel en los dos puntos de estimulación. Esto es, como si una pulga brincara
de un punto al otro sobre la piel. De acuerdo con Benussi, la percepción del movimiento de
la "pulga" es un proceso en dos etapas. Primero se envía el estímulo táctil y luego
ocurre un proceso mental interno que resulta en la percepción del movimiento. Benussi
llamó a este proceso mental o acto producción Gestalt.
Georg von Békésy (1899-1972) ganó en 1961 el Premio Nobel por su investigación
sobre los mecanismos auditivos. En una serie posterior de experimentos von Békésy
colocó vibradores sobre las rodillas de sujetos con los ojos vendados. Acierta intensidad
de vibración ellos percibían un punto fuente de vibración saltando de una rodilla a la
otra —un fenómeno phi táctil—. Von Békésy también encontró que a ciertas proporciones los sujetos experimentarían un punto de estimulación en el espacio entre sus rodillas.
Ellos experimentaban una clara sensación táctil proveniente de una ubicación espacial
donde no había receptores sensoriales (Pribram, 1971, p. 169).
La psicología de ¡a Gestalt en Alemania y Estados Unidos 219
En 1972 dos psicólogos, Frank Geldard y Cari Sherrik, reportaron un efecto similar al
de Benussi. Ellos encontraron que al aplicar estímulos eléctricos y mecánicos a ciertos
intervalos de tiempo en partes separadas de la muñeca y del brazo, los sujetos reportaban "una suave progresión de saltos en el brazo, como si un pequeño conejo estuviera
brincando desde la muñeca hasta el codo. Si se conserva el ritmo original y se reduce el
número de golpecitos (N) en cada lugar, los brincos se vuelven más largos; si N se
incrementa (hasta un límite), los brincos se vuelven más cortos" (Geldard y Sherrick,
1972, p. 178). Es claro que en los experimentos de Wertheimer y de Benussi y, de manera
más reciente, para los sujetos de Békésy y en el caso del "conejo" de Geldard y Sherrick,
la Gestalt, o la experiencia perceptual completa, tenía una propiedad —movimiento—
que sus componentes no tenían. En realidad las líneas y las luces no se movían ni los
estímulos táctiles sucedían, pero se percibía que sí. En 1912 Wertheimer publicó un trabajo "Experimentelle Studien über das Sehen von Bewegung" (Estudios experimentales
sobre la percepción del movimiento), reportando los resultados de sus experimentos en
Frankfurt. Este trabajo marca el inicio formal de la psicología de la Gestalt.
Wertheimer, Koffka y Köhler veían una psicología más nueva y dinámica que la proporcionada por el estructuralismo de Wundt. Ellos no estaban satisfechos con lo que
consideraban era un estado estático, estéril y estropeado de la psicología en ese momento. Más tarde Köhler recordó sus puntos de vista:
Su psicología [la del introspeccionista] es muy incapaz de satisfacer a la gente por mucho
tiempo. Dado que ignora las experiencias de la vida cotidiana y se concentra en hechos
raros, los cuales sólo pueden revelar un procedimiento artificial, tanto su audiencia personal como la laica tarde o temprano perderá la paciencia. Y algo más pasará. Habrá psicólogos que le tomarán la palabra cuando dice que ésta es la única manera correcta de tratar la
experiencia. Si esto es verdadero, dirán, el estudio de la experiencia puede con seguridad
no interesarnos. Haremos cosas más vivas. Estudiaremos la conducta. (Köhler, 1947, p. 85)
Al hacer "cosas más vivas" Wertheimer, Köhler y Koffka, de hecho establecieron una
psicología más nueva, dinámica y relevante. En sus bosquejos de la psicología de la Gestalt,
reunieron apoyo para la nueva disciplina de donde pudieron encontrarlo. Fue especialmente importante la investigación del fenomenólogo danés Edgar Rubin. En 1915 Rubin
describió sus experimentos con figuras perceptualmente ambiguas como éstas:
En la figura de la izquierda, una persona generalmente ve primero una mesa o una urna
(vaso) y luego, algún tiempo después, dos perfiles en negro. La figura, por consiguiente,
se describe como el "vaso de Rubin" o como "los perfiles de Pedro y Pablo de Rubin". En
220
Capítulo 7
la otra figura una persona ve una cruz blanca o una negra. En estas figuras, diferentes
relaciones de figura-fondo conducen a distintas percepciones. Estas percepciones, dijo
Rubin, emergen como totales, no por partes. Demuestran que nuestras percepciones son
activas, vivas y organizadas. No somos simplemente receptores pasivos de estímulos
sensoriales. Tales puntos de vista fueron adoptados por los psicólogos de la Gestalt como
de su propiedad.
Principios de percepción de la Gestalt
De acuerdo con los seguidores de la Gestalt, nuestras percepciones cotidianas del mundo se encuentran también organizadas de manera activa dentro de unidades coherentes.
Considere el cielo de noche. Para los eones, las estrellas en el cielo de la noche han sido
percibidas como pertenecientes a grupos que son tan comunes que tienen sus nombres:
la Osa Mayor y la Cruz del Sur, por ejemplo. Los principios que gobiernan la organización de tales experiencias perceptuales fueron perfilados en tres importantes trabajos:
"Percepción: Una introducción a la teoría Gestalt" de Koffka, publicado en el Boletín
Psicológico de 1922, leído así por psicólogos de habla inglesa; Una Investigación de las Leyes
de la Gestalt (1922) de Wertheimer, y Un Aspecto de la Psicología Gestalt (1925) de Köhler.
Estos principios incluían los siguientes:
Similitud. Elementos iguales y similares forman grupos o unidades. Considere las
siguientes figuras:
De manera típica, las X y las O en la colección de la izquierda son vistas en columnas,
mientras que se ven en hileras en la formación de la derecha. Los elementos que son
similares son agrupados en unidades perceptuales, en este caso ya sea en columnas o en
hileras.
Proximidad. Los elementos que están próximos o cercanos tienden a ser agrupados.
Al ver la siguiente figura, la mayor parte de la gente percibe dos grupos de tres piezas:
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 221
Las X y las O pueden fácilmente ser arregladas para producir agrupamientos por aproximación:
La formación de la izquierda usualmente se percibe como tres columnas dobles de X,
mientras que la de la derecha como tres columnas dobles de O. En la siguiente formación
las X y las O se agrupan por proximidad de manera que percibimos dos rectángulos:
Cierre y buena Gestalt. El cierre se refiere a nuestra tendencia para "llenar" o completar las partes faltantes de una configuración para así hacerla perceptualmente
completa. Una figura que nos permite hacer esto con facilidad es una buena Gestalt.
Considere estos ejemplos:
222
Capítulo 7
En todos los casos las figuras están incompletas —carecen de cierre— aunque todas ellas
son vistas con claridad, ya sea como triángulos o como círculos. Estas figuras geométricas
son ejemplos de buenas Gestalts. Con frecuencia, por el cierre, sólo unas pocas líneas son
suficientes para percepciones organizadas:
La mayoría de la gente ve el caballo con facilidad en las quince líneas del dibujo de
Picasso a la izquierda; la figura de la derecha puede ser menos inminente. Es la caricatura
del perfil del director de cine Alfred Hitchcock hecho por él mismo. Para aquellos
familiarizados con el perfil de Hitchcock (Spoto, 1983), esta figura es percibida con claridad como el esencial Hitchcock. Estas figuras son buenas Gestalts en tanto que tienen
cierre y balance en grado suficiente de manera que un cambio local no podría mejorarlas.
En estas demostraciones los psicólogos de la Gestalt mostraron que las experiencias
perceptuales son dinámicas, no estáticas; organizadas, no caóticas; y predecibles, no
erráticas. Rudolf Arnheim consideró la idea de que "el mundo de la experiencia sensorial está hecho primariamente no de cosas sino de formas dinámicas" por haber sido el
desarrollo más importante en la psicología de las artes durante el siglo XX (Arnheim,
1988, p. 585). Para ilustrar tales dinámicas perceptuales Arnheim describió las diferentes
impresiones que causaron en los observadores los dos rostros simplificados siguientes:
La psicología de ¡a Gestalt en Alemania y Estados Unidos 113
El rostro de la izquierda se percibió como viejo, triste y desagradable; el rostro de la
derecha jovial y sereno. Pequeñas diferencias en las figuras conducen a grandes distinciones perceptuales.
Los psicólogos de la Gestalt creían que los principios de la organización perceptual
pueden dar cuenta no sólo de nuestras percepciones visuales, sino también de las auditivas
y táctiles y de procesos mentales elevados tales como la memoria. Demostraciones impresionantes sobre la generalidad de estos principios de la Gestalt han sido proporcionadas por Bluma Zeigarnirk, Paul Schiller y Roy F. Street.
La generalidad de los principios de la Gestalt
Bluma Zeigarnik fue una psicóloga rusa mejor conocida para los psicólogos occidentales
por el descubrimiento de lo que ha llegado a llamarse efecto Zeigarnik (Bieliauskas, 1977).
Ella pasó algún tiempo en Alemania trabajando con el cuarto psicólogo importante de la
Gestalt, Kurt Lewin. La génesis de su estudio fue la observación de Lewin en cuanto a
que los camareros alemanes podían recordar durante un considerable periodo los detalles de la cuenta de un cliente. Sin embargo, una vez que era pagada, con frecuencia no
podían recordar la cantidad. En tanto que la cuenta permanecía sin ser pagada, la transacción carecía de cierre y esta tensión facilitaba recordar; el pago completaba la transacción, producía el cierre, disipaba la tensión y borraba la memoria.
Para probar la validez de esta explicación, Zeigarnik (1927) realizó un ingenioso experimento. Ella les dio a sus sujetos una serie de 18 a 22 tareas simples, tales como copiar
líneas de un libro, escribir los nombres de ciudades cuya primera letra fuera L, y hacer
figuras con arcilla o fósforos. La mitad de las tareas eran interrumpidas por el experimentador antes de completarse y, por tanto, carecían de cierre; la otra mitad eran completadas. Se probó con 164 sujetos. Unas cuantas horas más tarde se les pidió que listaran
todas las tareas que podían recordar. Las tareas sin terminar fueron recordadas un 90 por
ciento mejor que las tareas completadas, y también se recordaron con mayor rapidez y
con menos esfuerzo (Hartmann, 1935, p. 220).
Zeigarnik creía que un sujeto al que se le da una tarea siente la necesidad de completarla. Si no se le permite hacerlo, esta "cuasi-necesidad" persiste, creando un estado de
tensión que facilita el recuerdo de esa tarea en particular. Esta explicación predice que si
las pruebas de memoria fueran proporcionadas 24 horas después, el estado de tensión
decrecería y el recuerdo de tareas interrumpidas sería mucho más difícil. Para ese momento la cuasi-necesidad se habría disipado. Zeigarnik experimentó con algunos de los
sujetos 24 horas después de las tareas interrumpidas o completadas y encontró que para
entonces el recuerdo de las tareas interrumpidas se había, en efecto, reducido de manera
considerable (Köhler, 1947, p. 304).
En nuestro contemporáneo mundo cotidiano vemos ejemplos irresistibles del efecto
Zeigarnik: los finales emocionantes de programas seriales y los anuncios que formulan
preguntas sin respuestas o que nos preparan para el cierre y luego fallan en dárnoslo.
Tales anuncios hacen que nuestros cerebros estén impacientes (Chance, 1975). Hace algunos años hubo un ejemplo particularmente inteligente de la técnica anterior en un
comercial de cigarros transmitido por radio y televisión. El comercial incluía una
canción que se repetía gran número de veces: "Usted puede llevar Salem afuera del
país pero [aquí sonaba una campana] —tilín, tilín— usted no puede llevar el país fuera
224 Capítulo 7
de Salem." La canción se repetía varias veces, y luego el comercial terminaba: "Usted
puede llevar Salem afuera del país pero —tilín, tilín..." La necesidad de completar el
mensaje era irresistible. Éste fue un uso brillante de la carencia de cierre para facilitar el
recuerdo.
La copia de otro anuncio brillante se leía:
Su celebración de Navidad no está completa sin su J&B (whiskey)
En un escrito para entretenimiento, Eliot Hearst describe la tensión que experimentamos
durante un inusualmente largo silencio en una conversación. Él también señala que los
cartógrafos medievales añadían animales míticos o no existentes para completar o llenar
huecos o espacios incompletos en sus mapas (Hearst, 1991, p. 441).
El segundo estudio extraordinario sobre la generalidad de los principios de la Gestalt
fue dirigido en el Yerkes Regional Primate Center por Paul Schiller (1951). Él tomó ventaja de la habilidad de garabateo y dibujo de un chimpancé maduro, Alpha. Cuando se le
daban crayolas y papel, Alpha con frecuencia dibujaba. Schiller le mostró a Alpha el
siguiente círculo con una cuña faltante en forma de rebanada:
Alpha completó el espacio abierto e hizo algunas marcas en el resto de la figura (Schiller,
1951, p. 106).
Cuando el chimpancé coloreaba las siguientes colecciones de cuadros, la mayor parte de
los garabatos hechos por el animal estaban en el área de los cuadros faltantes (Schiller,
1951, p. 107). Los dibujos de Alpha eran notablemente consistentes con los principios
Gestalt de organización perceptual. Al igual que los sujetos de Zeigarnik y de cualquiera
que experimentara el comercial de cigarrillos o que haya tratado de entablar una conversación con un compañero tímido, Alpha expresó la necesidad de cierre.
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 225
En la Universidad Estatal de Ohio en una revaloración más reciente de dibujos de
tres chimpancés, Sarah Boysen y sus colegas encontraron algunos espacios vacíos llenados entre componentes ampliamente separados y reportó que "algunos dibujos individuales eran atormentadoramente sugestivos de marcas que 'intentaban' completar la
figura, y si se examinaban muestras limitadas, sugerirían algún dibujo propositivo"
(Boysen, Berntson y Prentice, 1987, p. 88). No obstante, el cierre no era parte de la conducta global de dibujo de sus chimpancés, posiblemente porque eran más jóvenes que el
animal con el que trabajó Schiller.
Se ha comprobado que el cierre es de significancia clínica. Las Pruebas Gestalt de
Completamiento juzgan la habilidad de un sujeto para percibir figuras significativas en
dibujos como el siguiente (Street, 1931):
La habilidad para ver al "hombre", al "perro", y al "caballo y su jinete" ha sido utilizada para evaluar la integridad funcional del hemisferio derecho del cerebro (Gur y Reivich, 1980). Un pobre desempeño en pruebas de cierre perceptual ha sido asociado
con deterioros en el hemisferio derecho (Bogen, De Zure, Tenhouton y March, 1972).
Más recientemente, las pruebas de cierre perceptual se han denominado "ruidosas"
—esto es, influenciadas por muchos factores— pero siguen siendo mediciones útiles de
la función del hemisferio derecho (Wasserstein, Zappulla, Rosen y Gerstman, 1987).
226
Capítulo 7
Ilusiones y nuestro mundo perceptual
De acuerdo con los psicólogos de la Gestalt, nuestra tendencia a organizar las percepciones conduce a un ámbito perceptual o psicológico que con frecuencia es muy diferente
del físico. Considere estas figuras simples:
En ambos casos la línea vertical parece más larga que la horizontal. De hecho, las líneas
son todas iguales en longitud. Aquí y en general, los mundos físico y psicológico con
frecuencia no corresponden; nuestra tendencia a organizar las propias percepciones conduce a ilusiones, o engaños de los sentidos. En consecuencia, cuando reaccionamos al
ámbito, no lo hacemos necesariamente a la realidad física; tal vez reaccionamos a una
realidad psicológica diferente. En el texto Principios de psicología de la Gestalt (1935) Koffka
utilizó una vieja leyenda alemana ilustrando con dramatismo la diferencia entre lo que
llamamos "ámbitos geográfico y conductual".
En una tarde de invierno en medio de una torrencial tormenta de nieve un hombre a caballo arribó a una posada, feliz de haber encontrado resguardo después de horas de cabalgar
sobre la planicie azotada por los vientos en la cual el manto de nieve había cubierto todos
los caminos y las señales. El posadero que llegó a la puerta vio al extraño con sorpresa y le
preguntó de dónde venía. El hombre señaló en dirección rectilínea desde la posada, después de lo cual, el posadero en un tono de asombro y admiración, dijo: "¿Usted sabe que
ha cabalgado a través del Lago de Constanza?" A lo cual el jinete cayó petrificado a sus
pies. (Koffka, 1935, pp. 27-28)
Geográficamente, el hombre cabalgó a través del Lago de Constanza, pero conductual
o perceptualmente, él cruzó una planicie cubierta de nieve. Cuando supo cuál había sido
su ámbito en realidad, la impresión lo mató. Koffka también señaló que aunque nosotros
podemos compartir el mismo ámbito geográfico, nuestros ámbitos conductuales pueden ser muy diferentes.
El destino de la psicología de la Gestalt en Alemania
Estos experimentos y contribuciones teóricas establecieron a la psicología de la Gestalt
como una importante escuela de la psicología alemana en la década de 1920. En esa
década Alemania era una nación devastada por las repercusiones de la Primera Guerra
Mundial y sus instituciones políticas, económicas y sociales estaban en desorden. En
noviembre de 1918 disturbios y motines se extendieron a Berlín, conduciendo al Kaiser a
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 227
volar hacia Holanda al armisticio, y a la fundación, después de más disturbios sangrientos, de la República Weimar. Berlín era una ciudad contenida de rabia febril y fermentada. El hambre era común y la inflación corría en una proporción difícil de comprender.
En agosto de 1922,400 marcos alemanes compraban un dólar estadounidense; en agosto
de 1923 la tasa de cambio era de un millón de marcos por dólar; y en noviembre era de
4.2 trillones de marcos por un dólar. Los bancos le aconsejaron a los contadores "mantener los ceros" y pagaban los retiros por peso (Rhodes, 1986, p. 18). Todavía en la década
de 1920 Berlín era la ciudad donde interpretaban a Bertolt Brecht, Marlene Dietrich en El
ángel azul y la música de Kurt Weill. Yehudi Menuhin a la edad de doce años, eñ un
concierto con la filarmónica de Berlín, interpretó a Brahms, Beethoven y Bach con Albert
Einstein en la audiencia. Berlín era la ciudad con el primer rascacielos con paredes de
cristal de Ludwig Mies van der Rohe (Rhodes, 1986, p. 17). La Universidad de Berlín
estaba en el centro de esos eventos, y fue ahí donde la psicología de la Gestalt se desarrolló y alcanzó la cima.
En 1922 la ascendencia de la perpectiva Gestalt fue confirmada cuando Wolfgang
Köhler sucedió a Cari Stumpf como director del Instituto Psicológico de Berlín. Tristemente el instituto tenía poco más de una década de excelencia bajo el liderazgo de Köhler,
antes de ser destrozado por los nazis. Uno de los primeros efectos de la incautación de
los nazis del gobierno alemán fue el despido de los profesores judíos de las universidades e institutos de investigación. El 7 de abril de 1933, los judíos fueron expulsados del
servicio civil, el cual incluía todos los puestos profesionales en universidades alemanas.
Wertheimer fue removido de su posición en la Universidad de Berlín y expulsado de
Alemania en 1933. Él emigró a Estados Unidos reuniendo lo que llegó a conocerse como
la Universidad en Exilio de la Nueva Escuela de Investigación Social en la ciudad de
Nueva York. Esa brillante institución rescató a más de 170 eruditos, científicos y a sus
familias de la Europa fascista, incluyendo a la historiadora Hannah Arendt y al
antropólogo Claude Lévi-Strauss. Koffka había emigrado a Estados Unidos, uniéndose a
la facultad de Smith College en 1927. Köhler pronto fue forzado a unirse a sus colegas. Al
final del terrible año de 1933 unos 193 profesores, incluyendo al menos 27 psicólogos,
habían sido despedidos de universidades alemanas.
Durante los ataques a las universidades alemanas y los despidos de los profesores
judíos, la mayoría de los académicos y científicos alemanes guardaron silencio. Su cobardía, según Köhler, corroboraba el desprecio de los nazis por la vida intelectual (Henle,
1978a, p. 940). Muchos de ellos, incluyendo algunos psicólogos, apoyaron a los nazis
(Wyatt y Teuber, 1944). Martin Heidegger era el filósofo más avanzado y reconocido en
Alemania en 1930. Él era miembro del partido nazi, apoyaba activamente a Hitler, y con
sumisión hacía respetar las regulaciones antijudías (Farras, 1988). Bajo el liderazgo de un
reconocido nazi, Félix Kreuger, el Instituto de Psicología de Wundt en la Universidad
de Leipzig (capítulo 5) se convirtió en una "célula popular, esto es, un centro germinal de
actividades ultra-nacionalistas" (Wyatt y Teuber, 1944, p. 232). En contraste, Köhler se
oponía vigorosamente a los nazis (Henle, 1978a). Clarke Crannell, un estudiante estadounidense en el Instituto Psicológico de Berlín, describió la atmósfera en 1933:
El Reichstag había ardido. En cualquier lugar de Berlín la Estrella de David estaba siendo
marcada en las ventanas de las tiendas y en las placas de los médicos, cuya mala fortuna
era ser judíos. Un paseo linter Den Linden no sería disfrutado sin encontrarse un retén de
camisas cafés, sus botas a staccato al compás de la espeluznante canción de guerra. (Crannell,
1970, p. 267).
228
Capítulo 7
El 28 de abril de 1933 Köhler escribió un artículo crítico del régimen para el periódico
de Berlín Deutsche Allgemeine Zeitung, el equivalente alemán del New York Times. Este fue
el último artículo antinazi en ser publicado bajo el dominio nazi; esperando ser arrestado, Köhler y sus colegas pasaron la noche anterior a la publicación del artículo tocando
música de cámara en el instituto. Las tropas antiasalto no llegaron y Köhler no fue arrestado, probablemente debido a su prestigio y reputación. Pero los abusos pronto siguieron. En noviembre de 1933 se promulgó un decreto acerca del inicio de las conferencias
con el saludo nazi por parte de los profesores. Poco después Köhler dio una conferencia
a más de 200 personas, incluyendo no sólo a sus estudiantes y colegas, sino también a
muchos simpatizantes de los camisas café y de los nazis. El comienzo de aquella conferencia fue una especie de saludo nazi caricaturizado; él mantuvo su oposición al Socialismo Nacional. La audiencia respondió con un estruendoso aplauso, pero las autoridades
se indignaron (Crannell, 1970).
En diciembre de 1933 Harvard invitó a Köhler a dar la tercera conferencia memorial
William James el siguiente año, a presentar una serie de diez a doce conferencias públicas
y a conducir un seminario para graduados. Él aceptó, pero antes de abandonar Alemania
se enfrentó a la provocación y al acoso. El instituto era repetidamente "inspeccionado"
por tropas armadas. En abril de 1934 Köhler renunció como director, pero su renuncia no
fue aceptada. No obstante, se fue a Harvard en septiembre de 1934. Su conferencia sobre
epistemología y metafísica fue atractiva para los filósofos de Harvard, quienes exhortaron su nombramiento para un puesto en la facultad. Pero Boring estaba particularmente
decepcionado de que Köhler olvidara la psicología experimental y, como jefe del departamento de psicología, se opuso al nombramiento. Uno de los argumentos de Boring fue el
hecho de que Harvard había cometido lo que él consideraba eran dos graves errores con
previos nombramientos: Münsterberg (capítulo 5) y el británico William McDougall.* No
* William McDougall (1871-1938) obtuvo sus grados en arte y medicina en Cambridge y una maestría en Oxford.
Él estableció un laboratorio de psicología en la Universidad de Londres y enseñó "Filosofía moral" en Oxford.
Este último, a diferencia de Londres y Cambridge, era hostil con la nueva psicología. El libro de McDougall
Introducción a ¡a Psicología Social (1908) es uno de los trabajos fundadores de esa área. En 1912 McDougall
definió a la psicología como "la ciencia de la conducta", pero el suyo fue un conductismo propositivo que
enfatizaba los instintos, motivos y propósitos. McDougall sirvió como oficial médico en La Primera Guerra
Mundial, especializándose en el tratamiento de neurosis de guerra. Aunque se consideraba en ese momento
como el psicólogo inglés líder, en 1920 McDougall aceptó un llamado para dar cátedra de psicología en Harvard.
Su carrera ahí fue corta y altamente controvertida debido a su interés en la investigación psicológica: McDougall
fue presidente de la Sociedad para la Investigación Psíquica (1920) y de la Sociedad Estadounidense para la
Investigación Psíquica (1922); él adoptó la doctrina del instinto y el concepto de una mente de grupo, y afirmó
haber encontrado evidencia en apoyo a la hipótesis lamarckiana de que las características adquiridas son heredadas (capítulo 9). La presentación de McDougall en apoyo a Lamarck en el noveno congreso internacional de
psicología de Yale en 1929 enfrentó "rudeza e insolencia" (Jones, 1987, p. 933) y condujo a un desafío a su
credibilidad científica por parte de Cattell (capítulo 9) (Alvarado y Zingrone, 1989, p. 446). McDougall recibió
una cobertura de prensa en extremo negativa y salvajemente satírica, en especial por el New York Times (Jones,
1987). Él dejó Harvard en 1927 por una cátedra de psicología en la Universidad Duke, ostensiblemente en
búsqueda de un mejor clima (McDougall 1930). McDougall fue también un crítico estridente de otros. Su
descripción de la psicología de Wundt: "un cenagal de pedantería, una masa de confusión y error, carente
incluso del mérito modesto de la consistencia interna", y su menosprecio por Titchener: "puede decirse que la
psicología experimental del estricto estilo wundtiano ha muerto de anemia perniciosa bajo el demasiado drástico tratamiento purgativo del doctor Titchener" (McDougall, 1932, pp. 197-198). A cambio McDougall fue
difamado como, por ejemplo, en el reporte público de Knight Dunlap (capítulo 12) que en una visita a la
Universidad Duke encontró que McDougall estaba en proceso de morir de cáncer, declarando: "entre más
pronto se muera, será mejor para la psicología" (Dunlap en Smith, 1989, p. 446).
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 229
podía arriesgar el nombramiento de otro psicólogo extranjero. Karl Lashley fue nombrado al puesto y Köhler regresó a un futuro incierto en Alemania.
Se instruyó a Köhler para que hiciera un juramento de lealtad a Hitler. Él se negó y
continuó protestando por la interferencia con los asuntos de su instituto y en demanda
de la restitución de sus colegas y asistentes judíos despedidos. En agosto de ese año su
renuncia fue finalmente aceptada. Köhler emigró a Estados Unidos y aceptó un puesto
como profesor de psicología en la Universidad Swarthmore. Así, para 1940 los tres fundadores de la psicología de la Gestalt, lo mismo que Lewin, estaban en Estados Unidos.
Por desgracia, tres de ellos tuvieron cortas carreras en ese país: Koffka murió en 1941,
Wertheimer en 1943 y Lewin en 1947. Sólo Köhler tuvo una larga carrera en Estados
Unidos hasta su muerte en 1967.
Wertheimer y la Universidad en Exilio
Wertheimer fue miembro de un pequeño grupo de eruditos europeos emigré que fundaron la libertad académica y el refugio del totalitarismo en la Universidad en Exilio en la
Nueva Escuela de Investigación Social en la Universidad de Nueva York. Alvin Johnson,
el presidente de la nueva escuela, movilizó un esfuerzo para crear una universidad en
exilio para víctimas de la persecusión nazi. El primer grupo de eruditos refugiados, incluyendo a Wertheimer, llegaron en 1933 y empezaron el primer semestre de la escuela
en octubre de ese año. Ésa era una institución que consideraba a la educación como la
forma más efectiva para transformar la sociedad y proteger la democracia. Su principal
objetivo, "seguir la verdad a donde quiera que nos conduzca, sin tomar en cuenta las
consecuencias personales", fue atrayente de manera inmensa para Wertheimer y sus
colegas. Durante los siete años que pasó en la nueva escuela antes de morir, estudió el
pensamiento humano y la educación. Él había estado muy interesado en esos temas y
con frecuencia dio conferencias y seminarios sobre pensamiento creativo y educación.
Su libro Pensamiento Productivo, publicado postmortem en 1945, documenta una pequeña
parte del material que presentaba en sus conferencias y seminarios (Luchins y Luchins,
1970). El libro es original y provocativo pero difícil de leer, y se ha dicho que Wertheimer
era un mejor conferencista y líder de seminarios que escritor (Köhler, 1944).
Wertheimer se oponía de manera inexorable a los métodos de rutina de instrucción y
a las técnicas de solución de problemas que enfatizaban la aplicación mecánica de principios o fórmulas. En su lugar, recomendaba una perpectiva Gestalt en la que el problema se considera como un todo. Para demostrar esta perspectiva dio un ejemplo de niños
aprendiendo a encontrar el área de un paralelogramo. Wertheimer observó a un maestro
de escuela enseñar a sus alumnos con el método convencional:
230 Capítulo 7
Primero los ángulos eran nombrados a, b, c y d. Luego las perpendiculares eran bajadas
de d a e y de c a /. Después, la línea base era extendida de b a /. Por último, el área del
paralelogramo se encontraba al multiplicar la base por la altura. Con este método los
alumnos eran capaces de encontrar el área de varios paralelogramos, y el maestro estaba
complacido con su progreso. Wertheimer, sin embargo, sospechaba que los niños aprendían a aplicar el método de forma mecánica, sin un verdadero entendimiento de la estructura de los paralelogramos. Con el permiso del maestro, Wertheimer pidió a los
estudiantes que encontraran el área de la siguiente figura:
Algunos alumnos se dieron cuenta de que girando la figura 45 grados podían usar el
método que habían aprendido, muchos otros no eran tan flexibles y llegaron a estar
confundidos, y a protestar debido a que nunca habían visto una figura como esa. Ellos
trataron de aprender el método que se les enseñó, pero estaban inciertos acerca de cuál
constituía la base de la figura. El maestro dijo a Wertheimer con cierta indignación: "Usted ciertamente les dio una figura extraña. Es natural que sean incapaces de trabajar con
ella" (Wertheimer, 1945/1959, p.17). Wertheimer, sin embargo, creía que el fracaso de los
niños mostraba lo inadecuado del método que se les había enseñado. Sugirió formas de
enseñarle a los niños a ver las relaciones entre las partes de un paralelogramo, para verlo
como una Gestalt, y para pensar productivamente. Demostró que cualquier paralelogramo
puede separarse en un cierto número de partes:
Cuando las partes de este paralelogramo son reunidas, forman un rectángulo cuya área
es calculada con facilidad. Una vez que los niños entendieron esto, no sólo podían calcular el área de cualquier paralelogramo sin tomar en cuenta su dimensión y altura, sino
que podían calcular el área de figuras más irregulares simplemente dándose cuenta de
que tales figuras complejas pueden separarse en figuras simples.
Como un ejemplo de pensamiento productivo espontáneo, Wertheimer registró un
episodio en la vida de un eminente matemático, Cari Friedrich Gauss (Wertheimer, 1945/
1959, p. 90). Su madre era analfabeta y su padre carecía de instrucción alguna, no obstante, él llegó a ser una eminencia en las matemáticas. Cuando Gauss tenía seis años de
edad su maestro de gramática preguntó a la clase. "¿Cuál de ustedes será el primero en
obtener la suma de 1 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 + 7 + 8 + 9 +10?" Mientras sus compañeros de
clase estaban todavía pensando en el problema, Gauss ya tenía la solución: 55. "¿Cómo
demonios la obtuvo tan rápido?" preguntó con sorpresa su maestro, sin darse cuenta de
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos
231
que estaba tratando con un genio de las matemáticas. Wertheimer reconstruyó el pensamiento de Gauss y llegó a la conclusión de que éste debió percatarse que los números
extremos en la serie del maestro siempre sumaban 11:
1
2
3
4
5
+ 10 = 11
+ 9 = 11
+ 8 = 11
+ 7 = 11
+ 6 = 11
Hay 5 de esos números, por lo que su suma o total debe ser
5 x 11 = 55.
Wertheimer creía en la posibilidad de desarrollar tal pensamiento productivo —por insight
en todos los niños—, no sólo en genios como Gauss.*
Wertheimer también analizó tanto el proceso de pensamiento que Galileo Galilei pudo
haber usado cuando formuló la ley de inercia que gobierna a los cuerpos que caen (capítulo 2) como el proceso de pensamiento de Albert Einstein. El último análisis fue el resultado de su amistad con Einstein, quien, de acuerdo con un reporte (Roback, 1952, p. 304),
consideraba a Wertheimer como un genio. Pasó muchas horas en el estudio de Einstein
revisando cómo llegó a formular la teoría general de la relatividad (Wertheimer, 1945/
1959, cap. VII). El análisis de Wertheimer es demasiado complejo para resumirlo, pero es
único y del más alto tipo de creatividad y de pensamiento productivo. Los psicólogos
contemporáneos también han mostrado un gran interés en la definición de creatividad y
en las formas en las que puede medirse (Barron, 1969; Flanagan, 1963; Guilford, 1954). Al
igual que Wertheimer, con frecuencia enfatizaron la flexibilidad y la novedad en el pensamiento productivo —piense en ocho usos para una pelota de goma, un palillo de dientes, un clip, un ladrillo o una regla de 30 centímetros— en lugar del uso de reglas y
métodos convencionales.
Wertheimer desafió los métodos tradicionales para enseñar habilidades de solución
de problemas a los niños. Aunque su trabajo era innovador, no tuvo el impacto que
merecía ni en la psicología del aprendizaje ni en la educación. El impacto principal de la
psicología de la Gestalt resultó de la investigación sobre aprendizaje animal del colega
más joven de Wertheimer, Wolfgang Köhler. Esta investigación proporcionó observaciones diferentes de aprendizaje animal y explicaciones teóricas del proceso mismo. Dado
que el aprendizaje animal era una preocupación central de los psicólogos estadounidenses, Köhler hizo una importante aportación.
* Recientemente ha habido un informe encluso más impresionante acerca del joven Gauss: "Cuando Gauss
tenía 10 años, el maestro de la escuela del pueblo pensó en mantener ocupada a su clase escribiendo los enteros
desde 1 hasta 100 para luego encontrar su suma. Momentos después se sobresaltó al ver al pequeño Cari en su
escritorio con sólo un número en su pizarra. 'Ahi tá', dijo el niño y luego se sentó con las manos cruzadas
mientras el resto de la clase trabajaba con dificultad. Al final, sólo Cari tuvo la respuesta correcta. El niño había
percibido en un momento que el problema se reducía a: (1+100) + (2+99)+...(50+51) = 50(101) = 5 050"(Lykken,
McGue, Tellegen y Bouchard, 1992, p. 1573).
232
Capítulo 7
LOS EXPERIMENTOS DE APRENDIZAJE POR INSIGHT
DE WOLFGANG KÖHLER (1887-1967)
Wolfgang Köhler obtuvo un doctorado con Stumpf (capítulo 6) en Berlín en 1909 y, como
hemos visto, sirvió como sujeto en los experimentos de Wertheimer en Frankfurt. En 1913
Stumpf arregló para Köhler un nombramiento como director de la estación de investigación antropoide en Tenerife, en las Islas Canarias. La Academia de Ciencia Prusiana lo envió
ahí a estudiar las habilidades de solución de problemas y la inteligencia general de un grupo
de chimpancés recientemente capturados en África Occidental (Köhler, 1988, p. 521). Planeaba estar sólo unos pocos meses pero, con el estallido de la Primera Guerra Mundial en
1914 se encontró a sí mismo abandonado en la isla hasta 1920. Ocupó su tiempo de manera
provechosa al realizar sus famosos experimentos sobre aprendizaje por insight.
En ese momento la postura prevaleciente sobre aprendizaje animal era la del psicólogo estadounidense Edward Lee Thorndike (capítulo 10). Después de estudiar el aprendizaje de pollos, monos, perros y especialmente gatos, Thorndike concluyó que el
aprendizaje es un proceso de ensayo y error dependiente de la acción selectiva de premio y castigo. Köhler, sin embargo, estaba insatisfecho tanto con la conclusión de
Thorndike como con los resultados experimentales que él había utilizado. En particular,
Köhler cuestionó la conclusión general de Thorndike de que sus animales no razonaban,
sino que aprendían mecánicamente a través de la acción selectiva de premio y castigo.
Köhler argumentó que los animales de Thorndike pudieron haber sido capaces de razonar, pero esto no se pudo demostrar en el contexto del tipo de situaciones problema que
habían sido utilizadas. Tal vez las cajas problema de Thorndike forzaron a los animales a
aprender mediante ensayo y error, dado que formas más inteligentes de solución de
problemas fueron impedidas. Köhler argumentó que en cualquier prueba para niveles
más altos de razonamiento en animales debían estar presentes todos los elementos necesarios para una solución inteligente. Así, comenzó el debate entre la postura coneccionista
de estímulo-respuesta de Thorndike sobre el aprendizaje animal y el campo de Köhler, la
Gestalt, o lo que llamó, postura "insight". Para probar la validez de este enfoque, Köhler
implemento tareas de solución de problemas que le permitían a un animal percibir los
elementos de la solución y llegar a ella mediante el insight en lugar del ensayo y error.
Los primeros experimentos de Köhler los hizo con un perro, un pollo y un niño pequeño. Él creía que una característica de la solución inteligente de problemas es la habilidad para cambiar a una solución indirecta cuando una solución directa está bloqueada.
Köhler desarrolló el problema Umwege, o desviación, en el cual el acceso directo a una
meta está bloqueado y el sujeto es forzado a hacer una desviación.
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 233
En su primer experimento de desviación, un perro fue colocado en posición S y el alimento en G. El perro corría suave y rápidamente alrededor de la desviación al alimento.
Luego, un niño de un año de edad fue colocado en S y veía su juguete en G. Primero
trataba de empujar la barrera, pero luego Köhler notó que "de manera repentina se reía
alegremente, y en un movimiento se ponía en marcha alrededor de la esquina hacia el
objetivo" (Köhler, 1925b, p.14). Las gallinas a las que se enfrentaba al problema de desviación fueron muy diferentes. Éstas insistían en ir al frente de la barrera en una manera
confusa y no inteligente y nunca hicieron la desviación requerida. Por consiguiente, Köhler
concluyó que los perros y los niños son capaces del razonamiento demandado por esta
situación, mientras que las gallinas no lo son.
Las situaciones que Köhler utilizó en sus experimentos con chimpancés fueron más
complicadas, pues él encontraba que los animales eran en extremo interesantes e inteligentes. Primero colgó un racimo de plátanos en una canasta del techo de alambre de
la jaula del animal. Los chimpancés no podían alcanzar los plátanos brincando, la solución directa obvia, y por tanto estaban forzados a desarrollar una forma indirecta
para alcanzar el alimento. Un andamio en un lado de la jaula estaba próximo al arco de la canasta que se balanceaba. Cuando los animales entraban por primera vez a
la jaula hacían intentos fútiles por alcanzar la canasta, pero luego uno de ellos, Chica,
de acuerdo con las notas de Köhler, "evaluó la situación con calma y de repente se
volvió hacia el andamio, esperó la canasta con los brazos abiertos y la cachó. El experimento duró cerca de un minuto" (Köhler, 1925b, p. 19). Posteriormente el andamio se
removió, haciendo el problema más difícil, pero otro chimpancé, Sultán, se sobrepuso al
reto y se trepó a una viga del techo alcanzando los plátanos cuando pasaban balanceándose.
Köhler también enfrentó a sus animales con problemas en los que tenían que utilizar
varas como implementos o herramientas. Primero, los plátanos eran colocados afuera de
la jaula, lejos del alcance del chimpancé. Un cierto número de varas estaban en la jaula.
Uno de los animales, Tschego, primero trató sin éxito de alcanzar el alimento con sus
manos, pero después de media hora se rindió. Se acostó tranquilamente en la jaula hasta
que un grupo de animales más jóvenes afuera se aproximaron a la fruta. Luego, "de
repente Tschego saltó, agarró una vara y con destreza jaló los plátanos hasta que estaban
a su alcance" (Köhler, 1925b, p. 32). En apariencia todo lo que Tschego necesitaba era un
poco de motivación social.
En otra versión de esta prueba, el animal tenía que usar una vara corta para unirla a
una más larga y luego usarla para jalar los plátanos. De nuevo los animales tuvieron
éxito. En una prueba todavía más complicada, un plátano estaba afuera de la jaula, a tal
distancia que no podía ser alcanzado por ninguna de las dos varas que estaban en la
jaula. Sin embargo, si las dos varas eran unidas su longitud combinada era suficiente
para alcanzar la fruta. En un punto Köhler demostró la solución poniendo uno de sus
dedos al final de una de las varas, pero eso no ayudó a Sultán. Köhler luego dejó al
animal a cargo de un cuidador que más tarde reportó:
Sultán, primero que nada se agachó con indiferencia sobre la caja que estaba un poco atrás
del cerco; luego se levantó, alzó las dos varas, se sentó otra vez sobre la caja y jugó descuidadamente con las varas. Al hacer esto parecía haber encontrado que al sostener una vara
en cada mano en forma tal que quedaran en línea recta, empujaba la más delgada un poco
dentro de la abertura de la más gruesa, saltaba y quedaba en camino hacia el cerco, con lo
234 Capítulo 7
que tenía que dar media vuelta sobre su espalda y empezar a jalar el plátano hacia él con
una doble vara. (Köhler, 1925b, p. 127).
Toda esta secuencia tomó menos de cinco minutos.
Luego un plátano fue suspendido del techo fuera de su alcance. Primero, Sultán trató
de tirarlo pegándole con una vara. Luego arrastró una caja bajo el plátano, se trepó en
ella y con éxito tiró la fruta. Subsecuentemente, Sultán y un cierto número de otros chimpancés construyeron torres hasta de cuatro cajas. En una ocasión, cuando la fruta estaba
suspendida del techo y no había cajas en la jaula, el chimpancé empujó a un cuidador
bajo la fruta y trepó hasta sus hombros para alcanzarla. Los chimpancés también fueron
vistos trepando en sus propios hombros o escalando un robusto poste colocado bajo la
fruta hasta que se caía. Una de las fotografías de Köhler muestra a Chica al menos a un
metro y medio de altura en un poste casi vertical, agarrando alimento suspendido con
una mano y sosteniendo la punta del poste con la otra.
Además de permitirle a los animales inspeccionar todo el problema, los experimentos de Köhler también tuvieron las siguientes características: primero, fueron hechos en
las jaulas o encierros donde vivían los animales. Köhler creía que en tales situaciones los
animales estaban más cómodos y, por tanto, sería más probable que mostraran una conducta inteligente. Segundo, como hemos visto, con frecuencia evaluaba a sus animales
en presencia de otros animales. Köhler creía que tal situación era la más natural. Consideraba que la conducta del animal evaluado solo era anormal. De manera incidental,
este grupo de evaluación le permitía a Köhler observar fenómenos sociales tales como el
aprendizaje por observación e imitación. Tercero, Köhler reportó sus resultados
descriptivamente con muy pocos números e interpretaciones estadísticas. Creía que lo
más valioso en sus observaciones se perdería si fuera manejado en abstracto, la moda
estadística.
Prácticamente todas las observaciones notables de Köhler se hicieron durante los
primeros seis meses de 1914. Köhler pasó sus años restantes en Tenerife replicándolas y
extendiéndolas. Esto causó cierta consternación entre los agentes de inteligencia británicos que no podían creer que un científico pasara tanto tiempo averiguando cómo un
chimpancé aprende a obtener plátanos. Ellos estaban convencidos de que los reportes de
sus experimentos eran parte de un ingenioso plan de espionaje alemán (Gleitman, 1981,
p. 138). Recientemente, Ronald Levy (1990) alegó que Köhler estaba involucrado en un
"chisme de espionaje", una alegata que ha sido desafiada (Harris, 1991). La meta de
Köhler era la ciencia, no el espionaje.
Köhler reportó primero sus resultados en una monografía de la Academia de Ciencia
de Berlín en 1917 y luego en un libro publicado en Alemania en 1921; sin embargo, su
mayor impacto siguió a la publicación en inglés en 1925 de su libro La mentalidad de los
primates. Köhler llamó a la actividad cognitiva que había observado "aprendizaje por
insight" y dijo de ella:
Podemos, en nuestra propia experiencia, distinguir con agudeza entre la clase de conducta
que desde el inicio surge de una consideración de la estructura de la situación y una que
no. Sólo en el caso anterior hablamos de insight y sólo esa conducta de los animales en
definitiva nos parece inteligente, lo que toma en cuenta desde el inicio cuando pone la
mano y procede a tratar en un solo curso, definido, continuo. De aquí sigue el criterio de
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 235
insight: la aparición de una solución completa con referencia a la completa presentación
del campo. (Köhler, 1925b, p. 190).
Köhler describió del siguiente modo las propiedades del aprendizaje por insight:
Primero, las soluciones del aprendizaje por insight se basan en una restructuración
perceptual del problema. El animal "ve o percibe" la solución. Se caracteriza por un
sentimiento de "Ah, lo tengo" o por una experiencia de "Aja" como la de Arquímedes
cuando tomó su famoso baño. En contraste, el aprendizaje por ensayo y error de Thorndike
es lento y gradual. Segundo, el aprendizaje por insight no depende de recompensas. Las
frutas que Köhler utilizaba proporcionaban incentivos, pero no eran responsables del
aprendizaje. Los animales habían solucionado los problemas antes de comer la fruta.
Tercero, las soluciones por insight se caracterizan por generalización, o grandes cantidades de transferencia positiva, de un problema a otro. Los animales de Köhler llegaron a
ser sabios-a-la-prueba o sofisticados; una vez que habían solucionado, implementado o
saturado un problema, podían rápidamente solucionar situaciones similares.
Las cualidades del aprendizaje por insight pueden observarse cuando a los humanos
se les dan problemas de insight. Considere a dos ciclistas separados por 32 kilómetros
que se dirigen uno al otro pedaleando a una velocidad constante de 16 kph. Al mismo
tiempo una pequeña pero enérgica ave vuela a una velocidad constante de 24 kph de la
primera bicicleta hasta alcanzar la rueda frontal de la otra. Luego instantáneamente se
vuelve y vuela hasta que encuentra la rueda de la primera bicicleta. El ave continúa este
patrón hasta que los dos ciclistas se encuentran. La pregunta es: ¿qué distancia vuela el
ave antes de que sea aplastada entre las dos ruedas frontales? Una solución de fuerza
bruta de no insight es calcular la distancia que el ave vuela sobre cada pata y sumar esas
distancias. La solución por insight es ver que los ciclistas con una velocidad combinada
de 16 kph se encontrarán exactamente una hora después de que empezaron, y en ese
tiempo el ave volando a 24 kph habrá cubierto 24 kilómetros. Es sorprendente que incluso
matemáticos talentosos fallan en la solución por insight. Un ejemplo es John von
Neumann, uno de los grandes genios matemáticos del siglo XX (Macrae, 1992). Cuando
se le planteó el problema hizo su danza característica mientras se concentraba y de inmediato contestó "24 kilómetros". "Oh, ya habías oído el truco", dijo decepcionado quien
preguntó. "¿Qué truco?" preguntó el confundido Johnny (von Neumann). "Yo simplemente sumé las series infinitas" (Macrae, 1992, pp. 10-11).
En 1925 Köhler visitó Estados Unidos como profesor visitante en la Universidad Clark.
Sostuvo haber disfrutado la vastedad y belleza de ese país y la amabilidad de sus habitantes. Incluso los perros, dijo, eran amables (Henle, 1986, p. 238). Ofreció numerosas
conferencias exitosas sobre solución de problemas y aprendizaje por insight en chimpancés, pero no en el Sur. Mary Henle explica por qué no:
Después de todo, 1925 era el año del juicio de Scopes en Tennessee, el famoso "juicio del
mono", en el que un joven profesor de preparatoria estaba convencido de enseñar evolución. Más tarde Köhler aprendió que una de las mejores universidades sureñas no lo invitaría a hablar de su trabajo con los chimpancés porque podría "levantar una tormenta de
indignación en todo el estado". (Henle, 1986, pp. 238-239)
La mentalidad de los primates de Köhler es un libro notable que muestra con claridad el
poder de los principios de la Gestalt en guiar y organizar un programa de investigación.
236 Capítulo 7
Además de las descripciones del aprendizaje por insight, el libro contiene muchas observaciones interesantes de aprendizaje por discriminación, memoria y emoción en animales. De acuerdo con los teóricos del estímulo-respuesta como Thorndike, lo que un animal
aprende en un experimento de discriminación es a responder a un estímulo en particular
con una respuesta específica; según la teoría de la Gestalt el animal aprende a responder
al estímulo situación como a una Gestalt, o un todo, en especial en cuanto a las relaciones
entre los estímulos. La elegante prueba de Köhler de estas diferentes concepciones
involucraba la transposición de los estímulos. Primero, un pollo fue entrenado a discriminar entre dos sombras grises. Al picotear en una tarjeta gris oscuro (II) siempre era recompensado con alimento; picotear a una tarjeta gris claro (I) nunca producía alimento.
Los pollos no son los animales más inteligentes, pero después de entre 400 y 600 ensayos
podían picotear consistentemente la tarjeta II y rara vez la I. Pero ¿qué había aprendido
el pollo? ¿Aprendió a picar la tarjeta estímulo gris, el enfoque estímulo-respuesta (E-R) o
a examinar la relación entre las dos tarjetas y a responder a la más oscura? La prueba de
Köhler era ingeniosa. Él transpuso los estímulos de manera que el pollo tenía que elegir
entre la tarjeta gris oscura original (II) y una tarjeta negra (III):
La teoría E-R predice que debido a que el estímulo original se presenta, el pollo debe
responder a la tarjeta II; la teoría de la Gestalt predice que el pollo seleccionará el más
oscuro de los estímulos y, por tanto, picotear la tarjeta III. La mayoría de los pollos de
Köhler eligieron la tarjeta III en la prueba de transposición. Experimentos similares con
simios y niños utilizando dimensiones de estímulos más complejas, tales como color o
forma, produjeron resultados similares. En las pruebas de transposición los sujetos invariablemente eligen el nuevo estímulo, sugiriendo que respondían a la relación entre estímulos y al campo como un todo en lugar de a un estímulo aislado y específico. Una
prueba de lo adecuado de una teoría es su habilidad para sugerir pruebas críticas. El
experimento de transposición es una muestra impresionante de la capacidad de la teoría
de la Gestalt para proporcionar tal prueba, y de la ingenuidad de Köhler como experimentador.
Una segunda observación importante que Köhler describió concierne a la memoria
animal. Estaba convencido de que la memoria de un simio es limitada. En un experimento cubrió un área cuadrada extensa de tierra con varias pulgadas de arena. Hizo algunas
marcas y líneas en la arena y una pequeña colina para que sirviera de señal. Luego, se
transportó hasta ahí a un simio encerrado para que lo mirara enterrar alimento en la
arena. Cuando fue liberado después de una corta demora, el simio se dirigió de inmediato al punto y desenterró el alimento; cuando la demora duraba varios minutos el simio
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 237
buscaba por todo el terreno antes de hallar el alimento. Este hallazgo sugirió a Köhler
que la memoria de un simio está limitada a los eventos recientes.
Por último, Köhler rechazó las explicaciones empiristas sobre la emoción, que afirmaban que las reacciones emocionales se adquieren mediante la experiencia (capítulos 2
y 12). ¿Cómo podían tales reportes explicar el paroxismo del miedo y del terror que sus
animales mostraban cuando veían por primera vez un animal extraño, como un camello,
pasar por su jaula? En una ocasión la reacción de miedo fue tan intensa que los experimentos no pudieron llevarse a cabo durante varios días. Las intensas reacciones de miedo fueron también provocadas por juguetes mecánicos, animales rellenos, una víbora y
una máscara. Köhler reportó:
Un día, cuando me aproximaba al cerco, repentinamente volví la cabeza y me puse una
copia de cartón de la máscara del demonio cingalés (un objeto ciertamente espantoso) y de
inmediato todos los chimpancés, excepto Grande, huyeron. Ellos se lanzaban a las jaulas
como si entuvieran poseídos, y cuando llegué todavía más cerca el valiente Grande también desapareció. (Köhler, 1925b, pp. 322-323)
Köhler argumentó que tal reacción inmediata e intensa no podía haber sido aprendida, pues la máscara nunca había sido aparejada con castigo.*
Los hallazgos de la investigación reportados en La Mentalidad de los Primates convencieron a Köhler de que el aprendizaje por ensayo y error no podía explicar la compleja
solución de problemas de los animales y los humanos. Hoy en día las diferencias entre
aprendizaje por insight y por ensayo y error no parecen tan bien delimitadas como lo
eran para Köhler. Incluso en sus propios experimentos es claro que las soluciones eran
con frecuencia precedidas por conductas que se parecen al aprendizaje por ensayo y
error. Los diferentes experimentos e interpretaciones de Köhler y Thorndike fueron una
reflexión de sus concepciones sobre los procesos psicológicos básicos: para Köhler, la
Gestalt; para Thorndike, el funcionalismo.
Históricamente, la psicología de la Gestalt se ha relacionado con el trabajo de
Wertheimer, Koffka y Köhler. En efecto, estos tres hombres establecieron los fundamentos conceptuales, teóricos y empíricos para este nuevo enfoque de la psicología. Uno de
sus colegas con una inclinación más aplicada, Kurt Lewin, fue capaz de utilizar los conceptos y el enfoque de la psicología de la Gestalt para dirigir asuntos psicológicos más
amplios del desarrollo de la personalidad, eficiencia del trabajador, y varias conductas y
problemas sociales.
KURT LEWIN (1890-1947) Y LA APLICACIÓN
DE LA PSICOLOGÍA DE LA GESTALT
La influencia de Kurt Lewin en la psicología contemporánea ha sido reconocida (Kendler,
1989; Patnoe, 1988; Stivers y Wheelan, 1986). Pero incluso los psicólogos que reconocen
* El psicólogo canadiense Donald Hebb, trabajando con chimpancés en Estados Unidos, replicó los hallazgos
de Köhler y también hizo un descubrimiento adicional. Cuando se les mostraron modelos de cabezas de animales y humanos separadas del cuerpo, los chimpancés infantes no mostraban miedo, los jóvenes mostraban
excitación incrementada, mientras que los chimpancés adultos se aterrorizaban (Hebb, 1949, p. 243).
238 Capítulo 7
la importancia de su trabajo creativo e innovador se enfrentan con una anomalía: nadie parece estar seguro de cómo pronunciar su nombre. ¿Debe ser Luu-in o La-vin? Cuando llegó por primera vez a Estados Unidos Lewin utilizó la pronunciación alemana,
La-vin. Más tarde cambió a la pronunciación estadounidense cuando sus hijos se molestaron por tener que explicar cómo decirlo en alemán a sus amigos estadounidenses
(Marrow, 1969). Para la consternación de los pedantes ambas pronunciaciones son correctas.
Primeros años de la vida de Lewin
Lewin nació el 9 de septiembre de 1890 en la villa de Moglino en la provincia prusiana de
Posen, ahora parte de Polonia. Su familia tenía una pequeña granja, pero vivían arriba
de la tienda de su propiedad. Lewin era el segundo hijo y el primer varón de una familia
de cuatro niños y fue educado en un hogar judío afectuoso y de clase media, pero eso no
protegió a Lewin de la discriminación y el antisemitismo que prevalecía en Alemania a
finales del siglo XIX. Las oportunidades educativas, sociales y ocupacionales de Lewin
fueron restringidas. En 1905 la familia de Lewin se mudó a Berlín donde Lewin terminó
su educación preparatoria en el Gymnasium Kaiserin Augusta. Hasta ese momento su
desempeño escolar no había sido bueno, destacándose mejor por su fiero temperamento. Sólo durante sus dos últimos años en el Gymnasium hizo que su gran inteligencia
fuera aparente.
Después de estudiar medicina y biología en las universidades de Friburgo y Munich,
Lewin se transfirió a la Universidad de Berlín en 1910. El Instituto Psicológico de Stumpf
y el departamento de psicología de Berlín (capítulo 6) eran entornos animados, y Lewin
estaba intrigado por la posibilidad de una ciencia de la psicología. Sin embargo, encontró muchos de los cursos del departamento en la "gran tradición" de la psicología
wundtiana irrelevantes y monótonos. Con demasiada frecuencia parecía que los psicólogos desempeñaban estudios pequeños, desconectados, que nunca formaban un todo
significativo. Lewin pasó tres años en Berlín utilizando sílabas sin sentido en un experimento de tiempos de reacción antes de concluir que su investigación era insustancial.
Buscó una psicología nueva, más relevante.
Lewin formó parte de un animado grupo de estudiantes preocupados por las oportunidades educativas limitadas disponibles para las clases trabajadoras de Berlín, el tipo
de problemas que Lewin sentía que los psicólogos podían ayudar a resolver. Él organizó
una serie de cursos para trabajadores en enseñanza de habilidades básicas. Las autoridades de la universidad se opusieron a tales cursos, considerándolos subversivos, pero
esta primera "universidad sin muros" fue exitosa. Toda su vida Lewin mantuvo este
compromiso de aplicar la psicología a los problemas de la sociedad.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial en 1914, Lewin había completado todos
los requerimientos para un doctorado y estaba a punto de graduarse. Fue voluntario en
el ejército y sirvió cuatro años en las mortales trincheras, ganando una Cruz de Hierro
antes de ser herido y hospitalizado en 1918. Su grado fue conferido en 1916 con Stumpf
como su tutor, aunque Lewin más tarde recordó que éste no discutió nunca su investigación doctoral con él (Lewin, 1937). Aun así, Lewin consideraba a Stumpf como uno de
los dos psicólogos alemanes más importantes del momento, siendo George Elias Müller
(capítulo 6) el otro.
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 239
Los primeros escritos de Lewin
Mientras estaba de permiso en 1917 Lewin publicó un notable trabajo, "El paisaje de la
guerra", en el que describió la experiencia de los soldados en la guerra. Se refirió al "espacio vital" de los soldados y también utilizó términos tales como límite, dirección y zona,
todos los cuales serían centrales en su teoría topológica. Lewin enfatizó que el espacio vital
de los soldados es muy diferente al de los civiles. Por ejemplo, para un civil, un camino
sombreado bajo unos peñascos es un lugar ideal para un paseo o un día de campo; para
un soldado, es un lugar peligroso de posibles emboscadas. Dentro del contexto de paz,
acciones tales como quemar muebles o libros con combustible se considerarían bárbaras,
pero en tiempos de guerra son aceptables. Lewin también describió la despersonalización
y deshumanización "del enemigo" como la personificación de todos los demonios.
Después de su incapacidad en 1918, Lewin regresó al Instituto Psicológico de Berlín
como colaborador de Wertheimer y Köhler y como amigo profesional de Koffka. Lewin
encontró atractivo el enfoque de la Gestalt de estos hombres, pero sus intereses profesionales enfatizaban más la aplicación que los de ellos. En 1919 Lewin publicó dos trabajos
sobre los trabajadores del campo y de la industria en los que regresó al tema de su trabajo del ejército. A pesar de las aparentes similitudes entre trabajadores de la agricultura y
de la industria —por ejemplo, sus días implicaban un fuerte trabajo físico— Lewin argumentó que sus espacios vitales diferían de manera sustancial. El trabajador industrial
debe desarrollar una habilidad especializada para utilizarse todos los días, mientras que
el agricultor debe hacer diferentes cosas cada día y en cada estación del año. Lewin también creía que si bien un trabajador industrial con frecuencia gana más dinero, el trabajo
de agricultor puede ser más satisfactorio. Lewin también analizó los bien conocidos estudios de tiempo y movimiento del ingeniero industrial estadounidense pionero Frederick
Winslow Taylor, quien comenzó sus estudios de trabajadores en fábricas de máquinas en
el año de 1880. En 1911 publicó Los principios del manejo científico. Taylor defendía un
enfoque de cronómetro y hoja de control en el trabajo en la industria, en el cual, después
de todo, el sistema debe ser primero. Las actividades del trabajador serían cronometradas
y las que resultaran innecesarias e ineficientes serían eliminadas con el objetivo de incrementar la eficiencia y la productividad industrial. Taylor fue un fuerte defensor de programas de pago a destajo en los que el trabajador recibe su paga en función del número
de objetos que produce. Los trabajadores y sus uniones se oponían a tales programas de
trabajo por ser explotadores, pues el requerimiento de trabajo es controlado por el patrón. Taylor apoyó el trabajo a destajo con reportes a favor de trabajadores aparentemente
transformados por incentivos en trabajos por pieza (Banta, 1993). A pesar de afirmar el
manejo científico, tales reportes no eran más que anécdotas. Una reacción común al enfoque de Taylor entre los trabajadores se muestra por su apodo, "veloz", pero sus estudios de tiempo y movimiento estuvieron en boga entre los administradores. Recientemente
Taylor fue descrito en Estados Unidos como "el Ross Perot o el Lee Iacocca de sus días"
(Heller, 1993, p. A8), y por Peter F. Drucker (1993) como uno de los tres creadores, junto
con Freud y Darwin, del mundo moderno. Lewin fue más crítico. En un trabajo publicado en 1920, "La socialización del sistema Taylor", Lewin argumentó que el trabajo es
algo más que producir una máxima eficiencia. El trabajo tiene "valor vital" y debe ser
enriquecido y humanizado. Nosotros no vivimos para producir, afirmó Lewin; producimos para vivir. Él regresaría a esta área de investigación más tarde en su vida pues buscó
formas en las que la psicología pudiera contribuir al lugar de trabajo.
240
Capítulo 7
En 1921 Lewin fue nombrado Privatdozent en la Universidad de Berlín, e incluso entre el conjunto de luminarias de la universidad, fue capaz de atraer estudiantes a sus
conferencias y programas de investigación. Eso fue afortunado, pues como se analizó,
los ingresos de un Privatdozent dependían en mucho del número de estudiantes que
tomaran sus cursos. Toda su vida disfrutó las relaciones cercanas con sus muchos estudiantes. En el Instituto Psicológico de Berlín ellos formaron un grupo cerrado y con frecuencia se reunían para discusiones informales en un café cercano. Fue ahí que Lewin
notó que los meseros recordaban las cuentas de sus clientes hasta que eran pagadas y
luego las olvidaban, la observación que estimuló la investigación de Zeigarnik anteriormente mencionada en este capítulo. La habilidad para traducir tales observaciones cotidianas en investigaciones importantes fue característico de Lewin toda su vida. Sin
embargo, él siempre condujo su investigación dentro de un marco teórico, pues como
decía con frecuencia, "no hay nada tan práctico como una buena teoría" (Lewin, citado
en Marrow, 1969, p. viii). ¿Cuáles fueron algunas de las concepciones teóricas de Lewin?
Topología psicológica de Lewin
Lewin pensaba en un individuo como un complejo campo de energía, un sistema dinámico de necesidades y tensiones que dirige percepciones y acciones. La conducta (C) en
una función (f) de una persona (P) interactuando con un entorno (E). En su fórmula
C = f(P,E)
cada persona se mueve en un campo psicológico que Lewin llamó el espacio vital. Un
espacio vital contiene ciertos propósitos y valencias positivos o negativos. Las valencias
a cambio crean vectores que atraen o repelen. Para representar estos conceptos Lewin
tomó prestado de la topología una geometría representacional no cuantitativa. Su objetivo era desarrollar una "psicología topológica". Para mostrar la separación de una persona del resto del mundo Lewin diagramó el espacio vital como un encierro en las curvas
de Jordán —formas como siluetas de huevo—:
P y E forman el espacio vital del individuo, y la curva separa el espacio vital del resto del
mundo. Los trabajos de Lewin están llenos de diagramas como éste. Para sus estudiantes
en Berlín eran conocidos como "los huevos de Lewin", y para una generación posterior
de estudiantes de la Universidad de Iowa como "las papas de Lewin" (Thompson, 1978).
Ellos simbolizaban sus intentos por describir las dinámicas de la conducta humana.
Lewin era u™ pensador altamente visual, siempre diagramando situaciones de vida,
ya fuera con gis en el pizarrón más cercano, con papel y lápiz, o, si nada de eso estaba a
la mano, con una vara en la tierra o en la nieve. En invierno con frecuencia caminaba
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 241
enfrente de su casa con sus estudiantes, discutiendo problemas y dibujando espacios
vitales. Después de tales discusiones con frecuencia la nieve quedaba cubierta de
diagramas topológicos. Heider recordó a Lewin dibujando de manera frenética diagramas
topológicos en la nieve con su paraguas mientras esperaba el tren en Berlín (Harvey y
Burgess, 1990, p. 177). Una vez en una convención Lewin dio una conferencia en particular impresionante. Un escéptico no estaba convencido y preguntó a Lewin cómo explicaba las diferencias individuales en el uso de sus diagramas de espacio vital. Lewin replicó,
"Eso es fácil —sólo uso diferentes colores de gis—" (Thompson, 1978).
La teoría y la investigación de Lewin primero llegaron a ser bien conocidas por los
psicólogos de habla inglesa al seguir la publicación de "Los Métodos de Kurt Lewin en
la Psicología de la Acción y del Afecto" por J. F. Brown, uno de los primeros estudiantes
estadounidenses en estudiar con él en Berlín. En su artículo de 1929 en la Psychological
Review, Brown esbozó los conceptos de Lewin y describió los experimentos de Zeigarnik
y un cierto número de otros discípulos de Lewin. Él enfatizó la preocupación de Lewin
por los actos totales, o Gestalts. Brown aconsejó a los psicólogos no descartar la perspectiva de Lewin por no haber descubierto leyes psicológicas absolutas. En su lugar, Brown
escribió, Lewin había sido capaz de:
establecer, medir y predecir energías psíquicas con tanta precisión como la de los físicos en
los primeros días de los conceptos dinámicos en su ciencia. Como todos los pioneros, en
lugar de dictar leyes terminadas, el objetivo de Lewin fue indicar direcciones y abrir nuevos caminos para experimentos de los que por último debían provenir las leyes. (Brown,
1929, p. 220)
También en 1929 Lewin presentó un trabajo titulado "Los Efectos de las Fuerzas del
Entorno" en el Noveno Congreso Internacional de Psicología en la Universidad de Yale.
Describió sus conceptos básicos y presentó una película que ilustraba sus aplicaciones.
Ésta mostraba los intentos de una niña de 18 meses de edad para sentarse en un punto
marcado en una piedra. Es claro que la niña no estaba segura de ser capaz de sentarse en
el punto si apartaba la mirada. Como resultado, ella rodeó la piedra varias veces tratando de encontrar una forma de sentarse en el punto sin apartar la mirada. Por último,
puso su cabeza entre sus piernas, retrocedió hacia la piedra y fue capaz de sentarse en el
punto marcado sin quitar los ojos de él —una solución por insight maravillosa—.* Lewin
dio conferencias en Alemania, donde el idioma representó un problema considerable,
sin embargo, Lewin se apoyó siempre en medios visuales como su película, diagramas e
ilustraciones y fue capaz de superar la barrera del idioma. Un psicólogo de Harvard,
Donald MacKinnon, recordó su conferencia: "Él era un genio por ser capaz de seguir a
los niños con su cámara y capturar trozos de conducta para ilustrar los principios que
estaba desarrollando. Fue apreciado como un hombre terriblemente excitante —excitaba
por lo que estaba haciendo y por la presentación—" (MacKinnon, citado en Marrow,
1969, p. 51). El psicólogo social de Harvard, Gordon Allport, asistió a la conferencia. Él
posteriormente escribió que "para algunos psicólogos estadounidenses esta ingeniosa
película fue decisiva para forzar una revisión de sus propias teorías de la naturaleza de
la conducta intelectual y del aprendizaje" (Allport, 1968, p. 368).
* En una importante revisión de las ideas y métodos de Lewin, Ash (1992) describe al infante en la película de
Lewin como un niño. Eso es incorrecto, pues el infante era sobrina de la esposa de Lewin, una niña de 18 meses
de edad llamada Hannah (Marrow, 1969, p. 49).
242
Capítulo 7
Cari Murchison invitó a Lewin a contribuir con un trabajo para el próximo Manual de
psicología del niño. El texto "Fuerzas Ambientales en la Conducta y Desarrollo del Niño"
de Lewin, traducido por Donald Adams, apareció en el Manual de 1931, junto con trabajos de Mary Cover Jones (capítulo 12), Arnold Gesell (capítulo 9), Lewis Terman (capítulo 11) y Anna Freud (capítulo 8). En el escrito, Lewin criticaba los enfoques estadísticos a
la conducta del niño y las concepciones del "niño promedio". Tal modelo de niño, dijo,
era un "mito estadístico". Más bien, Lewin se enfocó a la conducta del sujeto individual.
Para él era mucho más útil conocer un solo caso a profundidad que muchos en sólo unos
pocos aspectos. La totalidad, o Gestalt, del espacio vital del niño debe estudiarse, y dado
que cada espacio vital es diferente, requiere un esfuerzo intenso y concentrado.
De acuerdo con Lewin, el espacio vital del niño es pequeño e indiferenciado. Un niño
es capaz de percibir y sentir afecto sólo por una pequeña porción del entorno. Conforme
se desarrolla, el espacio vital se hace más grande y más diferenciado. Para ilustrar este
cambio, Lewin dio un ejemplo de una muñeca colocada a poca distancia del niño, donde
pudiera ser retirada e incluso romperse sin ninguna protesta del niño; la misma acción
provocaría una reacción violenta de un niño de tres años de edad. Lewin también describió un gran número de experimentos en los que los niños debían resolver problemas de
desviación (Lewin, 1931, p. 104). En uno de éstos, un chocolate se colocaba en un lado de
una barrera y el niño en el otro. El niño (C) tiene que hacer un desvío (D) alrededor de la
barrera (B) para alcanzar el chocolate de valencia positiva (Ch).
El problema es difícil porque el niño se tiene que mover contrario al vector positivo (V).
En otra versión del problema, para obtener el chocolate el niño en realidad tenía que
moverse en una dirección opuesta a la del vector (Lewin, 1931, p. 104):
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 243
Estos problemas eran similares a los que Köhler había utilizado, y la explicación de Lewin
de la conducta del niño fue idéntica a la dada por Köhler:
Cuando el niño encuentra la solución a tal problema de desviación sucede por razón de la
restructuración del campo. Ahí ocurre una percepción de la situación total de tal tipo que
el camino al objetivo llega a ser un todo unitario. La parte inicial de la ruta, que "objetivamente" es un movimiento alejado del objetivo, pierde psicológicamente ese carácter y llega a ser simplemente la primera fase de un movimiento general hacia el objetivo. (Lewin,
1931, p. 105)
Lewin también presentó descripciones y diagramas de constelaciones o fuerzas en
conflicto. Diagramó el primer tipo de conflicto (Lewin, 1931, p. 109):
Un niño (C) debe elegir entre jugar con sus amigos (Pl) o ir de paseo al campo (p). Dado
que ambas actividades tienen una valencia positiva la elección es hecha con facilidad y el
conflicto es resuelto. Sin embargo, Lewin señaló que cuando se hace una elección así, la
actividad elegida con frecuencia parece inferior. Por ejemplo, usted debe decidir entre
dos marcas de un producto. Una vez que hace su elección y compra una de ellas, la
marca rechazada con frecuencia aparece cada vez más atractiva.
Lewin diagramó un segundo tipo de conflicto (Lewin, 1931, p. 110):
Un niño quiere trepar un árbol (Tr) pero tiene miedo. Los vectores de aproximación y
evitación están presentes de manera simultánea. Con frecuencia en tal situación el niño
se aproximará al árbol, se retirará y luego se aproximará otra vez conforme los vectores
crezcan y disminuyan. Un niño pequeño frente al océano por primera vez es un buen
ejemplo de este tipo de conflicto. El niño corre hacia el agua pero luego retrocede cuando
llega una ola, se aproxima otra vez y luego se retira cuando aparece otra ola. Lewin
diagramó un tercer tipo de conflicto (Lewin, 1931, p. 111):
244 Capítulo 7
Ahora el niño está entre dos valencias negativas. Un ejemplo de esto sería cuando un
padre usa una amenaza o castigo (P) para forzar al niño a hacer algo (T) que no quiere
hacer. Ahora dos vectores de evitación están activos de manera simultánea. El resultado
más común, de acuerdo con Lewin, es el "ladeado resultante" de los dos vectores (R) que
le permite al niño tratar de escapar del campo.
Lewin en Estados Unidos
"Las fuerzas ambientales en la conducta y el desarrollo del niño" aseguró la reputación
de Lewin como un pensador brillante y creativo. Su análisis de campo de situaciones
conflicto es todavía una característica de los textos contemporáneos de psicología. Los
psicólogos estadounidenses estaban ávidos de aprender más acerca de su trabajo, y en
1932 Lewis Terman (capítulo 11) invitó a Lewin a participar seis meses como profesor
visitante en la Universidad de Stanford. Lewin disfrutó su estancia en California, y aunque era el más amigable e informal de los académicos —es característico que al recordar
sus años con Lewin los que fueron sus estudiantes siempre se refieran a él como Kurt—•
disfrutó ser llamado "profesor" por primera vez en su vida.
Lewin regresó a casa vía el Pacífico, visitando antiguos estudiantes en Japón y Rusia y dando conferencias en ambos países. De regreso a Alemania en el Trans-Siberia Express, Lewin escuchó las terribles noticias de que Hitler se había convertido en el canciller de Alemania. Poco después concluyó que no podía vivir en una Alemania nazi,
incluso aunque como veterano condecorado de la Primera Guerra Mundial estaba formalmente exento de la ley nazi que había ordenado la expulsión de los profesores judíos.
En 1933 Lewin renunció en la Universidad de Berlín, haciendo público su deseo de no
impartir clase en una universidad que no admitiría a sus hijos como estudiantes. Buscó
la ayuda de sus colegas estadounidenses, y le respondieron. Robert Ogden, cuyo trabajo
con Külpe se mencionó en el capítulo 6, era director de la Escuela de Educación en la
Universidad de Cornell. El respetaba el trabajo de los psicólogos de la Gestalt, invitó
a Koffka a Cornell como profesor visitante y arregló que Köhler diera dos series de
conferencias en la universidad (Ryan, 1982). Lewin también impartió conferencias en
Cornell en 1932, y Ogden admiraba su investigación y sus cualidades personales.
Ogden llevó la desesperada situación de Lewin a la atención del presidente de Cornell,
Livingston Farrand. Éste era también psicólogo y presidente del Comité de Emergencia en Ayuda de los Científicos y Catedráticos Alemanes Desplazados, establecido para
ayudar a víctimas de la persecución nazi a encontrar puestos en universidades estadounidenses (Freeman, 1977). Entre los físicos a los que ayudó este comité estaba Enrico
Fermi, que mientras huía de la Italia de Mussolini hacia Nueva York, fue detenido en
Estocolmo para otorgarle un Premio Nobel; Leo Szilard, con frecuencia llamado "el padre de la bomba atómica"; Edward Teller, que después sería director del laboratorio de Los Alamos, donde se fabricó la primera bomba atómica; John van Neumann, diseñador y constructor de dos de las primeras computadoras, y Albert Einstein
(Rhodes, 1986). Con el apoyo del Comité de Emergencia, Ogden fue capaz de ofrecerle
a Lewin un nombramiento no renovable en la facultad de Cornell por dos años (de 1933
a 1935) con un salario anual de 3 000 dólares. Su nombramiento no era para la facultad del departamento de psicología de Cornell, sino para la Escuela de Economía del
Hogar.
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 245
Lewin dejó Alemania en agosto de 1933, nunca regresó. Dos de sus estudiantes de
Berlín, Támara Dembo y Jerome Frank, se le unieron en Cornell. Ellos empezaron su
investigación en un tema de interés de sus nuevos colegas en la Escuela de Economía del
Hogar, los hábitos alimenticios de los niños. Sin embargo, tenían un solo punto de vista
y estudiaron la alimentación como estaba influenciada por la Gestalt de la situación social de un niño. De manera específica investigaron los efectos de la presión social en las
elecciones de los niños de alimentos agradables o desagradables.
Cuando Lewin llegó a Cornell su inglés no era bueno y sus dificultades con el idioma, frecuentes malapropismos y coloquialismos mal usados crearon situaciones que los
estudiantes, de Lewin, y él mismo, encontraron hilarantes. Una de sus formas favoritas
de expresar su desacuerdo era decir: "¡puede ser, pero creo absoluto ozzer!" Esa frase, en
un acento alemán burlón, llegó a ser el lema favorito de sus estudiantes estadounidenses
(Thompson, 1978).
Durante sus dos años en Cornell Estados Unidos se encontraba en las profundidades
de la peor depresión económica en su historia. Más de una cuarta parte de la fuerza de
trabajo de la nación estaba desempleada. Los albergues, filas para el pan y hombres
vendiendo manzanas en las esquinas de las calles eran características de la vida urbana.
Aun así los dos años de Lewin en Cornell fueron productivos para él. Publicó dos libros
importantes, Una teoría dinámica de la personalidad, con Fritz y Grace Heider, y Principios
de la psicología topológica, con Donald Adams y Karl Zener. Ambos libros, especialmente
el último, fueron trabajos difíciles que no recibieron el reconocimiento que merecían. El
análisis topológico de Lewin todavía no era familiar para la mayoría de los psicólogos y
algunas de las revisiones a estos trabajos fueron negativas. En 1935 terminó su nombramiento en Cornell, y como no había oportunidad de renovarlo, Lewin se vio forzado a
buscar acomodo. El había estado involucrado en la organización de un instituto psicológico que esperaba fundar en la Universidad Hebrea de Jerusalem. Esperaba conducir
investigación psicológica sobre el problema de la emigración de los judíos a Palestina
desde Europa y más generalmente sobre las raíces del antisemitismo y las formas para
combatirlo. Lewin fue incapaz de asegurar un respaldo financiero adecuado y este proyecto visionario fracasó, pero todavía consideró dejar Estados Unidos y emigrar a Palestina. Por fortuna para la psicología estadounidense se encontró un lugar para él en la
Estación de Investigación para el Bienestar del Niño en la Universidad de Iowa. Como
este tampoco fue un nombramiento regular en la facultad durante los primeros tres años,
Lewin fue apoyado con una donación de la Fundación Rockefeller. En esta etapa de su
carrera Lewin seguía siendo un extraño, y de hecho siguió siéndolo toda su vida. Es una
sorpresa encontrar, por ejemplo, que nunca fue electo presidente de la APA.
Lewin en la Universidad de Iowa
Los primeros años de Lewin en la ciudad de Iowa fueron felices y productivos (Ash,
1992). El donativo Rockefeller también proporcionó becas para su fiel estudiante Dembo
y para cierto número de estudiantes con posgrado. Como lo había hecho en Berlín y en
Cornell, Lewin atrajo estudiantes con rapidez, y también empezaron un grupo informal
de discusión, —el club de "aire caliente", de Iowa, los jueves por la tarde—. Una vez más
Lewin fue capaz de obtener un importante tema de investigación de la observación cotidiana. Él notó que las personas en las cafeterías con frecuencia elegían los pasteles que
246 Capítulo 7
estaban al fondo de un mostrador en vez de escoger los primeros. Uno de los alumnos de
Lewin, Herbert Wright, hizo que el personal de la cafetería colocara pasteles idénticos en
hileras ordenadas. Las personas por lo general seguían eligiendo los pasteles del fondo.
Entre más difícil era alcanzar los pasteles, parecían ser más atractivos. Lewin concluyó
que el esfuerzo involucrado en alcanzar una meta afecta la fuerza de su valencia positiva. Incluso una meta que objetivamente es de poco valor puede ser muy atractiva, y
altamente deseada, si una gran cantidad de esfuerzo debe imprimirse para lograrla. Lewin
no fue la primera persona en notar esto: una vez Napoleón dijo que el secreto de su éxito
fue descubrir que los hombres morirían por medallas, mientras que Groucho Marx observó que no interesaba pertenecer a ningún grupo cuyos niveles fueran suficientemente
bajos para admitirlo.
Lewin y sus alumnos de Iowa condujeron un gran número de experimentos importantes y citados con amplitud. Barker, Dembo y Lewin (1941) estudiaron los efectos de la
frustración en la conducta de los niños. Ellos utilizaron la hipótesis de dediferenciación, que
predecía que bajo condiciones de frustración la conducta puede llegar a ser dediferenciada
y el niño puede regresar a conductas más tempranas, primitivas y menos constructivas.
Ellos evaluaron niños entre dos y seis años de edad. Primero los niños pasaban 30 minutos jugando con materiales de juego convencionales. Su juego fue medido por su
constructividad. Luego el experimentador abría una división de alambre en el centro de
la habitación y motivaba a los niños para que jugaran con algunos juguetes muy atractivos que se encontraban del lado donde se abrió el acceso. Cuando los niños estaban
totalmente absortos con los nuevos juguetes el experimentador interrumpía su juego, los
conducía a la parte original de la habitación, bajaba y cerraba con candado la entrada y
observaba el juego de los niños con los juguetes originales. En principio la mayoría de
los niños trataron de atravesar la reja o de escapar de la habitación. Cuando estos intentos fracasaron, con frecuencia jugaban con los juguetes, pero de una manera mucho menos constructiva. Su promedio de edad de juego retrocedía 17 meses. Los cubos que
habían sido utilizados para construir torres eran usados como misiles, y un teléfono de
juguete que fue utilizado para hacer llamadas fue aporreado en el suelo; lloraban,
gimoteaban y hacían rabietas, y algunos incluso succionaban sus pulgares. Hubo un
incremento del 30 por ciento en reacciones hostiles hacia el experimentador y un 34 por
ciento de reducción en aproximaciones amistosas. La frustración condujo tanto a la regresión como a la agresión.
En otra serie importante de experimentos Lewin y sus estudiantes investigaron los
efectos de los estilos de liderazgo autoritario y democrático en la conducta de los niños.
En un estudio, niños de diez años de edad fueron reunidos once veces después de la
escuela para hacer máscaras teatrales (Lippitt, 1939). Los niños se dividían en dos grupos para los cuales Lippitt representaba diferentes papeles de liderazgo. Para uno era
muy autoritario, ejercía absoluta autoridad, tomando todas las decisiones e imponiéndolas a los niños. Para el segundo grupo él asumió un papel democrático, permitiéndole
a los niños seleccionar actividades, aceptando sus decisiones y dejando que la mayoría
decidiera. Los diferentes estilos de liderazgo y climas sociales produjeron diferencias
sorprendentes en los dos grupos. En el grupo dirigido de manera autocrática hubo muchas más peleas y hostilidad; los niños culpaban a chivos expiatorios por sus problemas
y eran menos amigables que los niños en el grupo democrático.
En un segundo experimento, más extenso, Lewin, Lippitt y White (1939) organizaron
cuatro clubes de niños de diez años de edad. Los niños se involucraban en varias activi-
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 247
dades bajo diferentes estilos de liderazgo adulto: autoritario y democrático como antes,
pero además un estilo liberal en el que los niños tenían completa libertad, sin ninguna
participación del adulto. Cada seis semanas cada grupo de niños tenía un líder y un
estilo de liderazgo diferentes. De nuevo el liderazgo autocrático condujo al incremento
de la agresión, tanto en actos agresivos manifiestos como en hostilidad más sutil mediante bromas; hubo también un agudo incremento en la conducta agresiva cuando el
líder autócrata abandonaba la habitación. La agresión también fue común el día en que
se hizo la transición de un liderazgo autocrático a una atmósfera más libre; algunos de
los niños llegaron a estar asustados y molestos cuando se hacía el cambio. Sin embargo,
sin excepción, los niños preferían el liderazgo democrático.
En 1939 Hitler, un líder autoritario enloquecido, dirigió a Europa a una terrible guerra. Los resultados de Lewin, Lippitt y White confirmaron la profunda creencia de Lewin
en el peligro de líderes autoritarios y en la superioridad de los sistemas democráticos de
gobierno. Lewin más tarde dijo:
Han habido pocas experiencias para mí tan impresionantes como ver la expresión de los
rostros de los niños durante el primer día bajo la dirección de un líder autocrático. El grupo
que anteriormente había sido amigable, abierto, cooperativo y lleno de vida, llegó a ser en
una media hora un conjunto más bien apático y sin iniciativa. El cambio de la autocracia a
la democracia parecía tomar algo más de tiempo que viceversa. La autocracia es impuesta
en el individuo. ¡La democracia la tiene que aprender! (Lewin, citado en Marrow, 1969,
p. 127).
Investigación aplicada de Lewin
En 1939 Lewin tuvo una oportunidad para regresar a un estudio anterior y condujo lo
que llegó a llamar "investigación en acción" en un escenario industrial. Albert J. Marrow
consultó a Lewin respecto a los problemas que su corporación había encontrado al abrir
una nueva planta en la parte rural de Virginia. Los 300 empleados, principalmente mujeres, eran trabajadores apasionados, pero la administración encontraba difícil entrenarlos
para alcanzar los niveles de producción de la compañía. Incluso después de un programa de entrenamiento de doce semanas los trabajadores de Virginia eran sólo la mitad de
productivos que los de otras plantas del norte. Este era un problema en la dinámica
de los trabajadores que atrajo a Lewin. El visitó la planta, consultó con los gerentes y
se reunió con los trabajadores. Ellos recibían buen salario en comparación con los niveles
de salario locales, sin embargo, la rotación de empleados era alta.
Lewin organizó un grupo de sesiones de solución de problemas con los trabajadores.
Él descubrió la creencia de que los niveles de producción de la compañía eran imposibles de alcanzar. El fracaso de los trabajadores en alcanzar esos niveles decrementó lo
que Dembo había llamado con anterioridad su "nivel de aspiración". En los experimentos de laboratorio uno de los estudiantes de Berlín de Lewin, Ferdinand Hoppe, encontró que el éxito o el fracaso en cualquier tarea incrementa o decrementa el nivel de
aspiración y que este cambio es general y no limitado a la tarea sola. Lewin se dispuso a
hacer que los trabajadores tuvieran éxito. Ellos estaban organizados en pequeños grupos
y se les permitía establecer sus propias metas de producción; cada grupo incluía al menos un trabajador con alto grado de habilidad para incrementar las oportunidades de
éxito. La producción mejoró con lentitud, como lo hizo la moral del trabajador. A los
248 Capítulo 7
trabajadores les agradaba Lewin y estaban motivados para analizar sus sugerencias antes de decidir aceptarlas o rechazarlas. Debió haber sido maravilloso escuchar las discusiones entre Lewin con su acento alemán y los virginianos con su sureña voz cansina. El
trabajo de Lewin en Virginia es una demostración impresionante de la investigación de
acción en la industria (Marrow, 1969, pp. 141-152).
Durante la Segunda Guerra Mundial, Lewin tuvo varias oportunidades para la investigación en acción, esta vez con el esfuerzo de los estadounidenses en la guerra
(Marrow, 1969, pp. 153-159). Él confiaba intensamente en la derrota de la Alemania nazi
y le causaba orgullo el hecho de haberse convertido en ciudadano estadounidense en
enero de 1940, justo a tiempo para hacer una contribución. Uno de los primeros estudios
fue hecho en colaboración con la antropóloga Margaret Mead. Fue diseñado para aconsejar a las agencias gubernamentales las formas para alterar los hábitos alimenticios de
los estadounidenses con el propósito de hacer frente a la escasez de carne fresca y a
excedentes de vegetales tales como los nabos.
Lewin comparó la efectividad de una conferencia y un grupo de análisis para persuadir a los voluntarios de la Cruz Roja a preparar vísceras animales —corazón, riñón, etc.—
en sus hogares. Algunos voluntarios asistieron a la conferencia de Mead, quien fue presentada como nutrióloga de Washington, D.C. Ella enfatizó las ventajas de las vísceras: Son
baratas, nutritivas, están disponibles y son consideradas delicadezas en otras culturas.
Otros voluntarios asistieron a un grupo de análisis en el que se presentó y analizó la misma
información. Al final de cada sesión se les pedía a los voluntarios que indicaran levantando la mano si estarían dispuestos a servir vísceras en sus hogares. Varias semanas después
una encuesta de seguimiento mostró que a pesar de la dinámica conferencia de Mead, sólo
el 3 por ciento del grupo de conferencia había comprado y preparado vísceras, mientras
que el 30 por ciento de los voluntarios del grupo de análisis lo habían hecho (Gray, 1991,
p. 549). En el análisis de Lewin la discusión fue más efectiva porque condujo a un cambio
en las normas del grupo hacia la aceptación de vísceras animales. Una vez que las actitudes de los miembros del grupo cambiaron, siguió un cambio en sus conductas.
Durante los años de guerra, Lewin también trabajó para la Oficina de Servicios Estratégicos en las áreas de propaganda, moral militar, liderazgo y rehabilitación de soldados
heridos. Durante estos años fundó la Sociedad para el Estudio Psicológico de Asuntos
Sociales (SEPAS), fungiendo de 1942 a 1943 como presidente de la sociedad. Desde su
inicio este grupo ha sido activo en publicaciones de investigación y académicas en temas
sociales tales como paz, guerra, pobreza, prejuicio, y más recientemente, materia familiar (Perlman, 1984). Los frecuentes viajes de Lewin a Washington durante los años de la
guerra lo convencieron de que su situación en Iowa era demasiado restrictiva. Él había
pasado nueve productivos años en el occidente medio, pero era momento de mudarse.
Lewin concluyó que necesitaba un instituto de investigación en acción independiente.
Con su confianza y energía características organizó el Centro de Investigación para Dinámicas de Grupo. Edward Tolman (capítulo 13) invitó a Lewin a ubicar su centro en
Berkeley, pero a pesar de lo atractivo de California, Lewin estableció su centro en las
instalaciones de una importante universidad estadounidense de ingeniería y tecnología,
el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT; por sus siglas en inglés). Él reclutó personal, de los cuales todos estaban abajo de los 35 años de edad, y atrajo estudiantes del
MIT, de Harvard y de otras universidades en el área.
En 1945 Lewin y su grupo decidió trabajar en cuatro importantes programas de área.
Primero, buscaban encontrar formas de incrementar la productividad del grupo y de
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 249
contraatacar la bien conocida tendencia de los grupos a ser ineficientes y a extraviarse de
sus metas originales. Lewin no quería que ninguno de sus grupos se dispusiera a diseñar
un caballo y el producto final fuera un camello. Segundo, se diseñaron estudios sobre
comunicación y la expansión del rumor. Tercero, se exploraron áreas de percepción social y relaciones interpersonales junto con estudios de membresía a un grupo y ajuste
individual. Cuarto, se iniciaron estudios sobre el entrenamiento de líderes, los cuales
condujeron a la formación en 1946 de los Laboratorios Nacionales de Entrenamiento en
Bethel, Maine, y el comienzo de grupos de entrenamiento o grupos T. Estos últimos
fueron diseñados para desarrollar el liderazgo efectivo, abrir líneas de comunicación y
combatir actitudes de prejuicio y destructivas. Han sido utilizados ampliamente en escenarios educativos, de asesoría, industriales y clínicos.
Lewin también estuvo involucrado en la formación de una segunda institución importante de investigación, la Comisión de Interrelaciones de la Comunidad (CIC), para
el Congreso Judío Estadounidense. Lewin experimentó en carne propia el antisemitismo
en Alemania y su madre murió en un campo de concentración nazi. Esperaba organizar
programas para combatir el prejuicio racial y religioso, confrontar asuntos sociales, estudiar los asuntos objetivamente y hacer recomendaciones para su solución. La comisión,
con el centro de operaciones en la ciudad de Nueva York, condujo investigación importante, incluyendo estudios sobre discriminación en contrataciones y empleo. En ese momento la mayor parte de las tiendas departamentales en Estados Unidos se negaba a
contratar vendedores de mostrador negros, porque creían que a sus clientes no les agradaría. Dos investigadores del CIC, Gerhart Sanger y Emily Gilbert (1950), entrevistaron a
los clientes en una de las pocas tiendas departamentales de la ciudad de Nueva York que
empleaban dependientes de ambas razas. Los clientes eran interrogados después de haber sido servidos por dependientes negros o blancos. Se encontró que el prejuicio antinegro
no tenía efecto en las ventas. El 64 por ciento de los compradores dijeron que aprobaban
la contratación de empleados negros. Una docena de entrevistados expresaron prejuicio
extremo y dijeron que no comprarían en una tienda que empleara a vendedores negros
de mostrador, aunque cinco de esas personas habían sido atendidas por vendedores
negros y continuado con sus compras en esa tienda. Lewin y sus estudiantes encontraron que lo crucial para la mayoría de los compradores era el conocimiento y cortesía de
los vendedores, no sus razas. Estos hallazgos fueron publicitados con amplitud en la
década de 1950 para combatir la discriminación racial en el empleo.
Un segundo estudio del CIC investigó los efectos del programa de vivienda segregado e integrado sobre las actitudes raciales. Planeado por Lewin, el estudio fue en realidad
llevado a cabo después de su muerte por Morton Deutsch y Mary Evans Collins (Marrow
1969, pp. 208-210). Ellos entrevistaron a 100 amas de casa blancas, a 25 negras y a 24 ado
leseen tes niños y niñas viviendo en cuatro proyectos de vivienda en la ciudad de Nue~/a
York y Newark. Los proyectos eran físicamente idénticos, pero dos eran por completo
integrados y dos eran segregados de manera parcial, esto es, integrados en un patrón de
"tablero de ajedrez", con blancos y negros viviendo en edificios alternos. En los proyectos
parcialmente segregados el prejuicio contra los negros era más fuerte y agudo que en los
proyectos por completo integrados, y los residentes blancos en esos proyectos expresaban una fuerte preferencia por aún más segregación. Las personas en los proyectos más
integrados tenían un sentido de comunidad; había menos prejuicio y mejor moral. Los
residentes blancos de proyectos integrados expresaban orgullo por el abierto carácter de
sus edificios y eran menos desconfiados y hostiles que las personas en los edificios segre-
250 Capítulo 7
La tradición Lewin
En la Universidad de Berlín en la década de
1920, la Universidad de Iowa en 1930 y principios de 1940 y en el Instituto Tecnológico
de Massachusetts durante el resto de su vida,
Kurt Lewin fue capaz de reunir grupos de
estudiantes y asociados de investigación notablemente efectivos. En tres entornos muy
diferentes los grupos de psicólogos de Lewin
trabajaron juntos con gran éxito. Lewin también entrenó a un grupo de estudiantes que
llegaron a ser prominentes. Un análisis de
citas de textos de psicología social (Perlman,
1984) muestra el poder de la herencia de
Lewin. Ocho de los diez psicólogos sociales
más citados son parte de la tradición de
Lewin. La lista de nombres de esos estudiantes, asociados, psicólogos y alumnos de sus
estudiantes influenciados por Lewin incluye a muchos de los psicólogos sociales líderes de décadas recientes: Támara Dembo,
Alvin Zander, Dorwin Cartwright, Roger
Barker, John Thibaut, Harold Kelley, Kurt
Back, Albert Pepitone, Morton Deutsch,
Robert Krauss, Edward E. Jones, Phil
Zimbardo, Peter Schonback, Jerome Singer,
Lee Ross, Neil Grunberg, Stanley Schachter,
León Festinger, John Darley, Harold Sigall,
Eliot Aronson y Judson Mills.
Como parte de una historia narrativa de
la psicología social experimental, todos estos psicólogos, excepto Dembo, fueron entrevistados por Shelley Patnoe (1988). Se les pi-
dió describir sus experiencias al trabajar con
Lewin y especular por qué éste había sido
tan exitoso como maestro, motivador, investigador y teórico. Sus entrevistas proporcionaron mucho conocimiento valioso:
1. Es claro que la investigación con Lewin
era una actividad altamente social, no el
empeño solitario, aislado del mito popu
lar. Lewin mismo escribió ser incapaz de
pensar de manera productiva como un in
dividuo (Lewin, 1936, p. 16). Uno de sus
primeros alumnos en Berlín, Anitra
Karsten, reportó que trabajar con Lewin
era "una larga discusión" (Karsten, 1978,
en Ash 1992, p. 201). Lewin buscó activa
mente la comunión intelectual y la
estimulación de los otros.
2. Hubo ligaduras profundas entre Lewin y
muchos psicólogos sociales líderes. Lewin
llegó a ser el flautista de Hamelin de la
psicología social, atrayendo estudiantes
sobresalientes dondequiera que trabajara.
Aunque es probable que el término "lewiniano" le hubiera parecido gracioso, quie
nes trabajaron con él compartían caracte
rísticas y su enfoque de la psicología.
3. El estilo de Lewin era de independencia
y colaboración. En las tres universidades
donde colaboró los estudiantes recorda
ban el regular grupo de reuniones en el
que se discutían problemas y hallazgos de
gados. Contrario a la creencia popular de que cualquier edificio con porcentaje de ocupación negra por arriba del 50 por ciento tendría problemas, los investigadores encontraron
que las relaciones más cordiales caracterizaban un proyecto integrado con el 70 por ciento
de ocupación negra. Éstos fueron importantes hallazgos significativos en el aspecto político, que serían centrales en las décadas de 1950 y 1960 en los debates sobre oportunidades de ocupación igual y de vivienda para los negros en Estados Unidos.
Bajo el liderazgo de Lewin el CIC estuvo involucrado en un tercer desarrollo educativo y social significativo. A principios de la década de 1940 las universidades y los colegios estadounidenses utilizaban cuotas de admisión que colocaban límites en el número
de estudiantes judíos a los que se les permitía inscribirse. La sabiduría popular en ese
momento sostenía que "tú no puedes legislar la buena voluntad", pero dado que Lewin
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 251
La tradición Lewin (continuación)
investigación. Lewin describió estas reuniones como die Quasselstrisppe (la línea
de charla). Pero está claro que ellos eran
mucho más que meros conversadores. Los
debates eran abiertos, centrados en una
tarea exhaustiva, y estimulantes. Eran por
mucho discusiones entre iguales en las
que las ideas y sus pruebas empíricas se
trataban sin rango, nivel o prestigio. La
atmósfera era la de una sesión intelectual
y libre-a-todo o inspiradora.
4. La teoría topológica de Lewin proporcionó un marco para las discusiones y la investigación que siguieron. Su marco
teórico no era rígido o limitado. Hacía
contraste con la teoría del condicionamiento y del aprendizaje de los otros teóricos importantes y "sueña con traer
estudiantes graduados de psicología a
Iowa, Kenneth Spence" (capítulo 13)
(Kendler, 1989, p. 1126). No obstante, la
teoría de Lewin sirvió para dirigir y organizar sus investigaciones.
5. Su entusiasmo, la confianza y la dedica
ción eran intensamente recordados por
muchos de los entrevistados. Muchos de
sus asociados desarrollaron esas cualidades en ellos mismos.
6. Las ideas nuevas y no convencionales eran
bienvenidas. En sus primeros días en
Iowa, Lewin difícilmente dominaba el significado del coloquialismo "cortarle el
cuello a alguien". Pero una vez que entendió su significado fue con precisión lo
que deseaba hacer a sus colegas (Thompson, 1978). Como hemos visto, Lewin
mismo tenía un gran talento para traducir
las observaciones cotidianas en importantes
temas de investigación. Con frecuencia
no era convencional. John Thibaut lo
recordaba aconsejándoles a sus estudiantes :
"no lean psicología, lean filosofía o historia
de las ciencias, poesía, novelas, biografías,
esos son los lugares de donde pueden
obtener ideas. La psicología en este punto
contendrá su imaginación" (Thibaut en
Patnoe, 1988, p. 56). 7. Lewin fue capaz de
integrar y reconciliar los diferentes y algunas
veces conflictivos enfoques de la
investigación básica y de acción (aplicada).
Después de su muerte las diferencias entre
investigación básica y aplicada llegaron a
ser tan profundas, que los dos grupos se
separaron
cuando el
Centro de
Investigación para las Dinámicas de Grupo
se mudó a la Universidad de Michigan,
permaneciendo algunos del grupo original
de Lewin en el MIT.
El profundo respeto y afecto por Lewin mostrado por muchos psicólogos prominentes es
testimonio de sus sobresalientes cualidades.
Tanto el legado como el lugar de Lewin en la
historia de la psicología son seguros.
encontró en su investigación que las actitudes pueden cambiarse al cambiar la conducta,
motivó al Congreso Judío Estadounidense a desafiar el sistema de cuotas. Éste entabló
una pelea con la facultad de medicina de la Universidad de Columbia, acusando de
discriminación en los procedimientos de admisión. El caso llegó a estar en primera plana
de los periódicos, fue un gran malestar para la universidad, y forzó a su administración
a abrir sus registros de admisiones para inspección. Siguiendo el ejemplo de Columbia,
otras universidades revisaron sus procedimientos de admisión.
El CIC también apoyó un estudio al que Lewin, que nunca se andaba con rodeos,
llamó "Formas de manipular a un fanático" (Selltiz, Citrón, Harding, Rosahn y Wormser,
1950). Ellos utilizaron la representación de roles en una serie de actuaciones que presentaban diferentes versiones de un incidente. En cada caso un actor expresaba una opinión
252
Capítulo 7
extremadamente prejuiciosa o fanática. En la primera representación sus observaciones
no fueron respondidas; en la segunda se respondieron con serenidad; y en la tercera
fueron respondidas con una réplica de enojo, amenazante y emocional. La respuesta
clamada fue preferida el 65 por ciento de las veces y de manera significativa el 80 por
ciento de la audiencia afirmó querer ver desafiado al fanático. Cuando esto pasó, la audiencia por lo general apoyaba al retador.
Lewin murió de manera repentina de un ataque cardiaco el 1 de febrero de 1947; él
estuvo trabajando hasta la tarde de su muerte. En un discurso memorial en la convención de la APA de ese año, Edward Tolman dijo de él: "Freud el clínico y Lewin el
experimentalista —estos son los dos hombres cuyos nombres sobresaldrán ante todos
los demás en la historia de nuestra era psicológica—. Pues son sus contrastantes, pero
complementarios insights, los que primero hicieron de la psicología una ciencia aplicable
a los seres humanos reales y a la sociedad humana real" (Tolman, 1947, en Marrow, 1969,
p. ix). Cuando Heyduk y Fenigstein (1984) encuestaron a psicólogos eminentes encontraron que Freud y Lewin eran los que con más frecuencia se nombraban como influencias significativas en sus desarrollos psicológicos. Este hallazgo proporcionó una
confirmación sorprendente de la predicción de Tolman.
PSICOLOGÍA DE LA GESTALT Y TERAPIA GESTALT
Se piensa con frecuencia que la terapia Gestalt deriva de la psicología de la Gestalt. Este
enfoque de la terapia fue esbozado primero por Frederick S. Perls en su libro de 1951,
Terapia Gestalt, y más tarde en un gran número de trabajos, incluyendo Adentro y afuera
del bote de la basura (1969) y El enfoque Gestalt y el testigo ocular a la terapia (1973). Perls
describió su enfoque de la terapia como radical e invitó al lector a "invadir" su "privaría",
y mediante el "autodescubrimiento", observar "el yo en acción". En Terapia Gestalt Perls
afirmó que en su enfoque, "para cualquier ayuda que nos pueda dar, deberíamos hacer
uso de la terminología desarrollada por la psicología de la Gestalt" (Perls, Hefferline y
Goodman, 1951, p. 25). En un libro posterior afirmaría que su enfoque y su perspectiva
terapéuticas derivaban "de una ciencia que está nítidamente escondida en nuestras universidades; proviene de un enfoque llamado psicología de la Gestalt" (Perls, 1969, p. 61).
En su último libro, La aproximación Gestalt y el testigo ocular a la terapia, publicado posmortem
en 1973, Perls continuó ligando su enfoque al de los psicólogos de la Gestalt.
La conexión histórica entre la psicología de la Gestalt y la terapia Gestalt demandada
por Perls debe ser rechazada. Perls reconoció que él nunca sería aceptado por los psicólogos de la Gestalt y admitió nunca haber leído sus libros. No obstante, Perls dedicó uno
de sus libros sobre terapia Gestalt a Max Wertheimer, el cual no vivió para ver la dedicatoria, pero Rudolf Arnheim describió cuál podía haber sido su reacción: "Puedo ver a
Max Wertheimer montar en cólera si hubiera vivido para ver uno de los tratados más
influyentes del grupo terapéutico en cuestión dedicado a él como si fuera el padre de
todo eso" (Arnheim, 1974, p. 570).
Ralph Franklin Hefferline fue coautor de Terapia Gestalt con Perls y Paul Goodman.
Hefferline era un psicólogo conductista (skinneriano) mejor conocido por su reporte de
1959 en condicionamiento de escape y evitación en diminutos movimientos musculares
en el pulgar (Hefferline, Keenan y Harfor, 1959). Más tarde Hefferline describió Terapia
Gestalt como "erróneamente titulado" y recordó que al presentarle a Köhler un ejemplar
La psicología de la Gestalt en Alemania y Estados Unidos 253
reimpreso del libro, el reprobó la idea de ser en cualquier forma un descendiente legítimo de la psicología de la Gestalt (Knapp, 1986b, p. 54). Por último, Mary Henle, ella
misma una psicóloga de la Gestalt e historiadora de la psicología, examinó la relación
entre la psicología de la Gestalt y la terapia Gestalt. Henle concluyó:
Lo que Perls ha hecho ha sido tomar unos pocos términos de la psicología de la Gestalt,
extender su significado más allá del reconocimiento, mezclarlos con nociones —con frecuencia difusas e incompatibles— de las psicologías profundas, el existencialismo y el sentido común, y llamó a toda la mezcla terapia gestalt. Su trabajo no tiene relación sustantiva
con la psicología científica de la Gestalt. Para usar su propio lenguaje Fritz Perls ha hecho
"su cosa", cualquiera que sea, no es psicología de la Gestalt. (Henle, 1978b p. 31)
Más recientemente Henle afirmó, "El más grotesco mal entendimiento de la psicología de la Gestalt es la noción de que tiene alguna relación con la terapia gestalt... [Yo]
meramente afirmaré que no existe nada en común entre estos dos desarrollos" (Henle,
1986, p. 121). Cualesquiera que sean sus méritos como un enfoque de la psicoterapia, la
terapia Gestalt de Perls no debe considerarse una aplicación clínica de desarrollo de
la psicología de la Gestalt.*
LA PSICOLOGÍA DE LA GESTALT EN PERSPECTIVA
A pesar del elogio de Tolman a Lewin en 1947, su teoría de campo no ha recibido ni
siquiera cercanamente la misma cantidad de atención que la teoría psicoanalítica de Freud.
Tampoco la psicología de la Gestalt, las bases conceptuales de la teoría de campo, ha sido
una escuela importante de la psicología estadounidense. Köhler creía que el impacto de
los psicólogos de la Gestalt era limitado, dado que se interesaban principalmente en la
percepción, mientras que los psicólogos estadounidenses lo estaban por lo general en el
aprendizaje (Wallach, 1976). En cierta medida esto es cierto, dado que la psicología de la
Gestalt es con frecuencia presentada dentro del marco de una teoría perceptual. Sin embargo, Köhler estaba interesado en el aprendizaje, aunque un tipo cualitativamente diferente de aprendizaje estaba siendo estudiado por los psicólogos estadounidenses
(capítulos 11 y 12). También, el libro de Wertheimer Pensamiento productivo concernía por
completo a los procesos de enseñanza de conceptos complejos a niños y, por tanto, no
sería impreciso decir que se interesó en el aprendizaje lo mismo que en la cognición. En
la actualidad, con el surgimiento del interés en la psicología cognitiva la investigación
de Köhler y Wertheimer ha llegado a ser de nuevo relevante. También las ideas producidas por el diverso e innovador enfoque Gestalt de Lewin han hecho eco en mucha de la
investigación contemporánea en psicología social, industrial y del desarrollo.
* Las contribuciones a la psicología clínica derivadas de los principios Gestalt, y especialmente del trabajo de
Lewin, se describen en Stivers y Wheelan (1986, pp. 70-112).
CAPÍTULO OCHO
La historia de la psicología
clínica y el desarrollo
del psicoanálisis
E
n este capítulo damos un vuelco desde las tendencias y desarrollo en la psicología
experimental hasta la historia de la psicología clínica. En una excelente descripción
de las fundaciones históricas y de investigación de la psicología clínica (Walker, 1991),
varios contribuyentes señalaron que mientras ésta es una disciplina incluso más joven
que la psicología misma, sus raíces son antiguas. A lo largo de la historia, filósofos, teólogos, sacerdotes, ministros, rabinos, chamanes, amigos y parientes han confrontado varias
formas de enfermedad mental e intentado vencerlas. Referencias a fobias y a estados de
ansiedad se encuentran en los tiempos más antiguos de la historia registrada; Hipócrates
diagnosticó y trató la manía, la melancolía, la paranoia y la histeria. Desafió la creencia
de que la epilepsia era una enfermedad divina o sagrada. Hipócrates atribuyó tal tendencia a que los individuos temían a la enfermedad por no comprenderla. Sostenía que
si todo lo no comprensible fuera llamado divino, entonces no habría fin para las cosas
divinas. Antifón, un contemporáneo de Sócrates, trató el dolor y la melancolía con métodos socráticos. La Biblia describe desórdenes mentales y conductuales e incluso una temprana prueba de personalidad en la cual Gideon seleccionó a sus soldados con base en
qué tanto miedo reportaban y cuánta agua bebían de un arroyo (Marchman, 1993, p. 20).
San Agustín en sus Confesiones describió las tentaciones de una dama y dio gracias a Dios
por no ser responsable del contenido de sus propios sueños. El registro histórico del
conocimiento de la enfermedad mental es grande y diverso. Pero fue hasta el siglo XVIII
que las primeras reformas sistemáticas en el cuidado y tratamiento de la enfermedad
mental fueron hechas y en 1896 que la psicología clínica fue establecida como parte de la
psicología.
A pesar de su corta historia la psicología clínica es ahora un área central de la psicología. En 1969 la Fundación Nacional de la Ciencia examinó a 19 027 miembros de la
Asociación Americana de Psicología (APA) y encontró que el 37 por ciento eran psicólogos clínicos. Hoy en día el porcentaje sería incluso más alto. Desde 1975 hasta 1980 los
cinco presidentes de la APA fueron psicólogos clínicos, y es claro que para la gente el
papel de clínico es el que con más frecuencia se asocia con la psicología. En este capítulo
se prestará particular atención a la revolución del siglo XIX en el cuidado y tratamiento de
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 257
la enfermedad mental. La vida y el trabajo de Sigmund Freud, el fundador del psicoanálisis, será también esbozado. El establecimiento de la psicología clínica, así como su desarrollo y posición contemporánea se presentarán en una sección de conclusiones.
PRIMEROS ENFOQUES ACERCA DE LA ENFERMEDAD MENTAL
Durante la mayor parte de la historia registrada la situación de la enfermedad mental ha
sido desesperada. Aunque algunos médicos griegos y romanos hicieron un intento por
entender la enfermedad mental de manera científica (capítulo 1), el declive de la civilización grecorromana fue testigo de un retroceso de los relativamente iluminados enfoques
de hombres tales como Hipócrates y Galeno. Los sujetos que en la actualidad serían
diagnosticados como mentalmente enfermos eran tratados como pecadores perversos y
castigados por sus pecados. Martín Lutero en su texto Charlas de mesa (1652/1907) describió a los débiles mentales como personas ateas, poseídas por el diablo; sin razón ni
alma, estaban permanentemente condenadas. Aún más, dado que los mentalmente trastornados no se comportaban como las personas normales, durante siglos fueron considerados como no humanos y sometidos a abusos barbáricos. Lutero mismo recomendó
que un niño retardado de doce años de edad fuera ahogado. Tales individuos también
servían como convenientes chivos expiatorios cuando extrañas calamidades, como plagas, acontecían en las comunidades.
Delirios de grandeza, alucinaciones y otras patologías sin duda subyacen a la conducta de los papas, reyes y tiranos "locos" de los primeros siglos. La doncella de Orléans,
Juana de Arco, escuchaba voces que le inspiraban aventuras militares pero que, después
de su derrota, la llevaron a juicio en la corte inglesa por cargos de brujería, herejía y
hechicería. A Juana de Arco se le encontró culpable y fue quemada amarrada a una estaca en 1431. Relacionar desórdenes mentales con brujería fue un aspecto trágico de la vida
en la Edad Oscura y en la Edad Media.
Brujería en Europa
El trabajo definitivo que describió las características, la identificación y el castigo a las
brujas fue el Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas), publicado por primera vez en
1510. Una excursión dentro de un mundo terrorífico de sadismo y crueldad, el libro llegó
a ser un incitador a la tortura y al asesinato de masas. En el siglo XIX Cari Binz describió
este libro: "Es un pesado volumen en cuarto, tan insano, tan crudo y cruel y conduce a
tan terribles conclusiones, que nunca antes o desde entonces se hizo tal combinación
unificada de características horribles que fluyeran de una pluma humana" (Binz, 1885,
p. 10). No obstante, el libro se escribió para mejorar la sociedad y proteger a la gente de
la maldad y de la depravación de las brujas. Sus autores fueron dos sacerdotes dominicos alemanes, Johann Sprenger y Heinrich Kraemer. Antes de publicar su libro obtuvieron el respaldo del papa en diciembre de 1484; el apoyo de Maximiliano, rey de Roma, en
1486; y por último la aprobación de la facultad de teología de la Universidad de Colonia
en 1487. Con las licencias papal, real y académica para imprimir el libro, El martillo de las
brujas llegó a ser un libro de texto de la Inquisición. Zilboorg y Henry describieron su
impacto:
258
Capítulo 8
Pasó por diez ediciones antes de 1669 y por nueve antes de que otro siglo pasara. La hechura de libros no era tan eficiente en aquellos días como lo es en los nuestros, la alfabetización
no era una característica de la época; así, 19 ediciones destacan como testimonio tan impresionante como indiscutible no sólo de la popularidad del libro, sino de la gran necesidad
del momento, la cual sin duda cubrió. (Zilboorg y Henry, 1941, p. 152).
Una traducción del Malleus (Martillo) hecha por el reverendo Montague Summers
fue publicada en 1928, y un Compendium Maleficarum, editado por Francesco Guazzo,
apareció tan recientemente como en 1970.
El Malleus tenía tres secciones principales. La primera proporcionaba pruebas de la
existencia de las brujas y explicaciones de sus acciones: las brujas vuelan, habiendo frotado en sus cuerpos un ungüento satánico de hostias consagradas con las que alimentaban a sapos; para formar el ungüento, los sapos son quemados y sus cenizas se mezclan
con los huesos pulverizados de un hombre ahorcado y la sangre de un niño recién nacido. Cuestionar estas pruebas era herejía y era motivo de castigo por la completa autoridad de la Iglesia, en este mundo y en el siguiente. La segunda sección proporcionaba
descripciones de las características y acciones de las brujas. Desde un punto de vista
psicológico ésta es la sección más interesante. Es claro por el texto y la evidencia presentada en los juicios contra las brujas acusadas que muchas de ellas tenían enfermedades
mentales: descripciones de delirios, alucinaciones, conducta maniaca y melancólica,
catatonía y paranoia eran frecuentes. Muchas veces estas descripciones precisas se basaban en la observación cuidadosa, pero no condujeron a explicaciones exactas de la conducta. Desde que el Malleus estableció que la brujería derivaba de la lujuria carnal, la
cual nunca se satisfacía en las mujeres, no es de sorprenderse que las niñas y las mujeres
fueran casi siempre las acusadas. De acuerdo con el libro, algunas mujeres que siempre
quedaban más hambrientas después de la gratificación intensa eran vistas por el diablo
y embrujadas.
La tercera sección del Malleus esbozaba las formas de examinación de brujas y la manera de asegurar confesiones completas. Las brujas acusadas eran torturadas primero con
técnicas "más bondadosas" y luego, si se resistían, con métodos de extrema crueldad y
sadismo. Al elegir por su propia voluntad ser consortes del diablo, estas mujeres debían
confesar su brujería tanto en la cámara de tortura como en un lugar alejado de ésta. La
doble confesión constituía la prueba final de culpabilidad. Dada la creencia de que a la
brujería no se le podía vencer por ningún poder natural, el resultado usual de una confesión tal era una condena a muerte: se les ahogaba, quemaba o ahorcaba. Desde las primeras décadas del siglo xiv hasta mediados del XVIII, fueron ejecutadas por brujería en Europa
entre 200 000 y 500 000 personas, 85 por ciento de las cuales fueron niñas y mujeres (BenYehuda, 1980; Harris, 1975).
La brujería en el Nuevo Mundo
Ni la creencia en la demonología ni la persecución de brujas se limitaban a Europa, ya
que se extendieron al Nuevo Mundo. Los habitantes de Nueva Inglaterra se mantenían
pendientes unos de los otros y estaban siempre alertas del diablo y de sus trabajos. Los
juicios por brujería mejor conocidos en Estados Unidos se llevaron a cabo en 1692 en la
villa costera de Salem, 24 kilómetros al noroeste de Boston. Antes de los juicios de Salem,
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis
259
las acusaciones por brujería eran comunes en Nueva Inglaterra, pero los resultados de
los juicios por brujería por lo general favorecían al acusado, y hubo sólo cinco ejecuciones en Massachusetts antes de 1692 (Kittredge, 1929).
La crisis en Salem comenzó de manera repentina en diciembre de 1691, cuando ocho
jóvenes niñas desarrollaron un lenguaje desordenado, alucinaciones, posturas extrañas,
gestos grotescos y arrebatos convulsivos. Los médicos fueron incapaces de explicar o
curar su enfermedad, la cual se atribuyó por último a la brujería. Las acusaciones por la
responsabilidad del embrujo fueron hechas por las niñas primero a un esclavo de Barbados que vivía en Salem y luego a la fumadora de pipa Sarah Good. Un mes más tarde la condición de las niñas no había mejorado e hicieron otras acusaciones en contra de
dos piadosas mujeres de buena posición y reputación de Salem. Siguieron acusaciones
por brujería en contra de 115 personas locales. Éstas fueron llevadas a juicio como brujas en la primavera y principios del verano de 1692. La primera mujer condenada por
brujería fue ahorcada en junio, y en septiembre 19 hombres y mujeres habían sido
mandados al patíbulo. Un hombre que desafió a los magistrados y que se negó a admitir
su culpabilidad fue apedreado, causándole la muerte. Las niñas participaban en los juicios, testificando en contra de los acusados y creando un alboroto con su conducta salvaje y desordenada. Su conducta en la corte era considerada por los magistrados como
"evidencia espectral" de su embrujo. Muchas de las personas a las que acusaron por
brujería, incluido un antiguo ministro de Salem, eran ciudadanos respetables y honrados.
La locura en Salem terminó tan repentinamente como había comenzado y para finales de 1692 se acabaron los juicios por brujería. La primavera siguiente, el gobernador de
Massachusetts ordenó la liberación de 150 presos por brujería. Se rescribieron las leyes
sobre brujería, y ésta llegó a ser un crimen que era casi imposible perseguir. ¿Qué causó
esta erupción de locura en la comunidad de Salem? Se han propuesto gran número de
explicaciones. Las niñas pudieron haberse comportado como lo hicieron para ganar la
atención que por lo común no tenían o tomar venganza de las personas que no les gustaban. Las afligidas niñas tuvieron un gran poder sobre sus mayores y la comunidad. Ningún ministro, magistrado, maestro o dama estuvo a salvo de sus acusaciones. Una vez
que empezaron las acusaciones las niñas no pudieron escapar de la terrible trampa que
habían creado. Un defensor de su posición sugirió que las jóvenes niñas de Salem no
estaban "más seriamente poseídas que un montón de jovencitas en una parranda"
(Starkey, 1950, p. 29). Por otra parte, algunos autores atribuyen las causas del pandemónium primero a la histeria de las niñas y luego a una histeria más general de la comunidad.
Linnda Caporael (1976) sostuvo que el ergotismo convulsivo produce síntomas que
concuerdan de manera cercana con aquellos exhibidos por las jóvenes niñas de Salem:
convulsiones, sensaciones de ser aguijoneado o mordido, ceguera temporal o sordera y
pérdida del lenguaje. El envenenamiento con ergot es causado por un hongo que crece
sobre cosechas húmedas de grano, en especial centeno. El ácido lisérgico, un producto
natural del hongo ergot, es un poderoso alucinógeno. El centeno era básico en la dieta de
la naciente Nueva Inglaterra, y Caporael encontró que las condiciones climáticas de frío
y humedad del verano y del otoño de 1691 fueron ideales para el desarrollo del hongo
ergot. La distribución geográfica de los hogares de las niñas afectadas, sus síntomas y el
tiempo y duración de la crisis fueron todos considerados por Caporael como indicadores
de envenenamiento con ergot. Habiendo implicado al ergot como posible causante de
260 Capítulo 8
los trastornos en el caso de Salem, Caporael sugirió la posibilidad de su presencia en
otros casos parecidos. Sus conclusiones fueron refutadas por Nicholas Spanos y por Jack
Gottlieb (1976), quienes argumentaron que las niñas pudieron estar actuando. Sin embargo, de manera más reciente, Mary Matossian (1982), después de examinar los registros de los juicios de la corte de Salem junto con los del clima y las cosechas, apoyó la
conclusión de Caporael en cuanto a que la epidemia de ergotismo fue la responsable de
la conducta de las niñas de Salem.
PRIMERAS INSTITUCIONES Y "CURAS"
PARA LA ENFERMEDAD MENTAL
Antes del siglo XIX, a los individuos retardados y mentalmente enfermos, además de
acusárseles de brujería eran tratados como criminales comunes, recluyéndolos en prisiones o en claustros especiales para ello. En 1547 un lugar para albergar a gente mentalmente trastornada fue establecido en el Hospital santa María de Bethlehem en Londres.
Esta institución llegó a conocerse como "viejo bedlam" por derivar la palabra bedlam
de bethlehem. El significado moderno de la palabra bedlam es, una escena de salvaje
alboroto y confusión. Stein, 1967, describe las condiciones prevalecientes en el hospital.
Los internos eran encadenados, azotados y aislados; se les alimentaba sólo con bazofia;
se les daba purgas y vomitivos, y eran sometidos a sangrías. A sus cuidadores no se les
pagaba, pero ganaban pequeñas sumas utilizando a los enfermos como entretenimiento del público en general. Una visita al viejo bedlam para ver a los hombres y a las
mujeres locos se consideraba una salida placentera. Prueba de esto fue la representación
en una pintura de William Hogarth de una escena proveniente del Rake's Progress, en la
cual dos damas con elegantes vestidos y cofias visitan Bedlam para presenciar el "espectáculo". Jonathan Swift, en Cuento de una tina, describió el interior de Bedlam. Hasta
1814, 96 000 personas habían pagado un penique cada una para visitar este lugar
(Gleitman, 1987, p. 493). Antes del siglo XIX, los animales salvajes eran considerados demasiado aterradores para ser vistos por la gente y, por tanto, se mantenían en colecciones privadas. En la actualidad las personas con enfermedad mental son recluidas y los
animales son mostrados en los zoológicos. Los pacientes melancólicos y deprimidos,
cuya conducta no resultaba atractiva para el gusto de la gente, eran mandados a las
calles de Londres portando distintivos que les permitían mendigar para subsistir. Estas
personas ya eran parte del ambiente cotidiano de la ciudad de Londres. En El Rey Lear de
William Shakespeare, en el acto I, escena 2, uno de los personajes hace referencia a uno
de estos individuos.
Esta descripción de las condiciones en el Hospital de Santa María de Bethlehem ha
sido refutada por un grupo de historiadores ingleses (Bynum, Porter y Shepherd, 1985;
Porter, 1987) quienes sostienen que sólo un muy pequeño número de personas fueron
institucionalizadas y que las condiciones no eran tan malas como con frecuencia se les
describe. Ellos argumentaron que rara vez se explotaba o abusaba de los internos. Estos
autores sugerían que el dinero que se recaudaba era una colecta de almas cristianas en
lugar del precio de admisión a un entretenimiento. Restringirlos, esposarlos y encadenarlos, sostienen los historiadores, era utilizado sólo con internos violentos y agresivos,
cuando todo lo demás fracasaba. James Norris fue sujetado con un collarín de hierro y
encadenado a la pared de atrás de su cama sólo cuatro años después de haber fracasado
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 261
tratamientos más suaves. Los historiadores también apuntan que a Norris se le daban
libros y periódicos para leer y se le permitía tener un gato como mascota. Sus críticas son
muy vivas y con frecuencia exacerbadas pero, finalmente, poco convincentes.
La parte trasera del asilo de Ohio, abierto en 1877 y típico de las instituciones estadounidenses de esa época, estaba también equipado con barras de hierro y cadenas para
recluir y sujetar a los internos. Tales condiciones eran de hecho comunes tanto en Estados Unidos como en Inglaterra. En 1814, Ebenezer Haskell forzó su entrada al santa
María de Bethlehem y reportó a la Casa de los Comunes Británica lo que había visto:
Una de las habitaciones laterales en la galera para mujeres contenía cerca de diez pacientes, cada una estaba encadenada por un brazo o una pierna a la pared, permitiéndole sólo
pararse del banco fijado a la pared o sentarse en él. La desnudez de cada paciente estaba
cubierta por una sábana con forma de algo parecido a una bata, pero con nada para sujetarla al frente. Esto era todo lo que las cubría, estando los pies desnudos. En otra parte encontré
a varias de las desafortunadas mujeres encerradas en las celdas, desnudas y encadenadas
sobre paja, con sólo una sábana para cubrirse. En el área para hombres, en el cuarto lateral,
estaban encadenados seis pacientes cerca de la pared: cinco sujetados de ambas manos y
uno encadenado del brazo y pierna derechos a la pared; éste era muy ruidoso; todos estaban desnudos cubiertos sólo con la bata de sábana o con pequeñas mantas sobre los hombros y sin zapatos —su desnudez y su modo de confinamiento daba a este cuarto la completa
apariencia de una perrera— (Haskell, citado en Roback y Kiernan, 1969, p. 192).
262 Capítulo 8
Cincuenta años más tarde Charles Dickens, en un discurso para la institución de
beneficencia de voceadores, resumió los reportes de la prensa acerca del tratamiento de
los mentalmente trastornados:
El hombre del periódico nos traía todos los días reportes de un regularmente aceptado y
recibido sistema para encargarse de los desafortunados dementes con cadenas, acostados
sobre paja, haciéndolos morir de hambre con pan y agua, negándoles sus ropas, tranquilizándolos de sus tremendas aflicciones con el látigo y haciendo periódicas exhibiciones de
ellos a un bajo costo, presentando nuestros asilos públicos como una clase de zoológico
demoniaco. (Dickens, mayo 9,1865, en Ackroyd, 1990, p. 136)
Como Dickens reportó, algunas veces a los internos se les dejaba hambrientos,y se
incrementaba este impacto colgando a la víctima en una canasta sobre la mesa en la cual
otros comían. Se daban "remedios" en los que se lanzaban sobre el interno encadenado
hasta 100 cubetadas de agua helada. En la "cura de molinete" la persona era amarrada
con correas a una cama o a una silla que era girada con rapidez a velocidades por arriba
de 100 rpm. Este procedimiento era popular tanto en Inglaterra como en Estados Unidos. En 1811 un médico estadounidense, Joseph Masón Cox, publicó Observaciones prácticas sobre la locura y algunas sugerencias hacia modos mejorados de tratamiento de las
enfermedades de la mente. Cox era un entusiasta defensor del molinete, la oscilación y la
rotación en el tratamiento de la manía. Él reportó que al aplicarlos en la oscuridad, "Muy
pocas circunvoluciones [rotaciones] producen efectos sosegantes, calmantes, tranquilizando la mente y rindiendo el cuerpo a la quietud; un grado de vértigo aparece seguido
por el más refrescante adormecimiento; un objetivo que es el más deseable en todo caso
de locura y con la máxima dificultad procurada" (Cox, 1811, p. 1). Aunque Cox reportaba que algunos pacientes se resistían de manera violenta a ser colocados en el balancín,
él lo había utilizado con numerosos pacientes maniacos observando "cambios muy sorprendentes". En el "paciente más miserable" una sola aplicación de oscilaciones producían "la más completa revolución en la mente, cambiando el completo curso de las ideas"
(Cox, 1811, p. 12).
Hasta el siglo XX se pensaba que muchas enfermedades eran causadas por desórdenes de la sangre y, por tanto, un procedimiento común era quitar o extraer sangre mediante la aplicación de sanguijuelas o a través de incisiones venosas realizadas por médicos
o por cirujanos-peluqueros. El poste rojo y blanco de los peluqueros era en principio la
señal de un cirujano-peluquero que hacía sangrías. En 1667 un médico llamado Denis
extrajo 284 mililitros de sangre de un paciente de melancolía y las repuso con 177 mililitros
de sangre de un becerro. Denis reportó que la mente del paciente se clarificó y que se
recuperó de su melancolía (Zilboorg y Henry, 1941, p. 275). En santa María de Bethlehem
los pacientes eran sangrados de manera rutinaria en la primavera y el verano todos los
años.
Benjamín Rush (1745-1813), el padre de la psiquiatría estadounidense y un hombre
cuya silueta aparece en el sello de la American Psychiatric Association, fue un entusiasta
defensor de las sangrías. En 1793 una severa epidemia de fiebre amarilla azotó Filadelfia.
Más de 4 000 personas murieron, y en un punto Rush era uno de sólo tres médicos que
permanecían en la ciudad. Mostró gran valor en quedarse con sus pacientes, pero las
purgas y sangrías que administró sin duda mataron a muchos de ellos. Cuando Rush
mismo fue víctima de una violenta fiebre, él instruyó a sus asistentes para sangrarlo
La historia de ¡a psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 263
abundantemente. Lo hicieron y Rush casi muere, pero cuando él junto con algunos de
sus pacientes se recuperaron, recordó: "Nunca antes experimenté tan sublime júbilo como
el que ahora siento al contemplar el éxito de mis remedios —la conquista de una enfermedad formidable a través del triunfo de un principio de la medicina—" (Rush, citado
en Eisenberg, 1977, p. 1106).
El principio de Rush se derivó del sistema brunoniano de la medicina, el cual enseñaba que la estimulación y excitación excesivas de la sangre producen enfermedad tanto
física como mental. Así, la sangría era utilizada para "calmar la sangre" de los mental y
físicamente enfermos. Rush, sin embargo, tuvo quien refutara sus procedimientos. El
jornalista inglés William Cobbett comparó las sangrías con "uno de esos grandes descubrimientos que han contribuido a la despoblación de la tierra", Rush lo demandó por
difamación y Cobbett fue forzado a pagar daños por 8 000 dólares (Middleton, 1928,
p. 434).
REFORMA DE LAS INSTITUCIONES
PARA ENFERMOS MENTALES
Phillipe Vinel (1745-1826)
Pinel es descrito con frecuencia como el padre de la psiquiatría científica. Era una persona tranquila y tímida que vivió antes, durante y después de la Revolución Francesa y
provocó una revolución en el cuidado y tratamiento de los enfermos mentales. La de
Pinel era una familia de médicos. Se graduó en medicina en 1773 en la Universidad de
Toulouse. Trabajó como tutor y tomó cursos adicionales de medicina, historia y filosofía
griega mientras obtenía un segundo grado en filosofía en la Universidad de Montpellier.
Él después practicó la medicina, sin embargo, lo desanimaron algunas características
muy comunes entre sus colegas médicos como la avaricia, la mezquindad y las intrigas.
Se mudó a París y trabajó para la gente pobre de la ciudad en lugar de hacerlo con la
burguesía rica que él despreciaba (Reisman, 1966).
Pinel también llegó a estar progresivamente más interesado en la demencia, un interés que se estimuló en 1783 cuando un amigo cercano, un joven hombre de 24 años, lo
consultó pidiéndole ayuda para aliviar su condición nerviosa. El hombre, un estudiante
de leyes en París, tenía periodos frecuentes de manía y depresión. Un día podía describir
de forma excitada sus planes para una brillante carrera en el tribunal y al siguiente caer
en una profunda depresión durante la cual era incapaz de abandonar su cuarto, comer o
dormir. Pinel trató de ayudarlo, pero una noche en un arrebato de desesperación el joven
hombre huyó de la casa de su padre vistiendo sólo una camisa; se perdió en un bosque
cercano y fue atacado y matado por lobos. Este espantoso accidente conmovió con profundidad a Pinel. ¿Por qué había sido él un médico incapaz de confortar y curar a este
pobre hombre? ¿Qué causó tal conducta? ¿Qué se hubiera podido hacer para evitar tales
ataques de demencia?
Pinel resolvió tomar cada oportunidad para estudiar la demencia. Consultó con expertos y leyó la literatura sobre el tema. Encontró de poco valor la mayor parte de las
opiniones de los expertos, pero los trabajos de Joseph Daquin (1733-1815) tocaron una
cuerda sensible. Daquin creía que la demencia era una enfermedad que debía ser enten-
264
Capítulo 8
dida y tratada con los métodos de la ciencia natural. Los dementes no eran animales
depravados, sino personas enfermas que necesitaban tratamiento. Mirar a un loco y divertirse, decía Daquin, era ser un monstruo moral (Daquin citado en Zilboorg y Henry,
1941, p. 318). Pinel y Daquin llegaron a ser admiradores mutuos y cuando Daquin publicó la segunda edición de Philosophie de la folie (Filosofía de la Locura) en 1793, se la dedicó
a Pinel.
Con la motivación de Daquin, Pinel comenzó a escribir artículos sobre la demencia y
participó con un ensayo en un concurso patrocinado por la Royal Society of Medicine. El
trabajo titulado "El mejor método para tratar pacientes que se vuelven locos antes de la
edad madura" argumentaba la necesidad de estas personas de tratamiento humano, compasión y orientación en vez de palizas, encarcelamiento y el ridículo que con frecuencia
sufren. Su trabajo recibió mención honorífica y llevó su nombre a la atención de uno de
los jueces, Thouret, el prefecto de la Facultad de Medicina de París. Después de la revolución, Thouret fue nombrado en un consejo para supervisar los hospitales parisinos.
Conociendo el interés de Pinel y sus brillantes posturas acerca de la demencia y el alarmante estado de su práctica médica, Thouret arregló para Pinel un nombramiento como
director del Asilo Bicétre en París en 1793. Originalmente una prisión, la Bicétre había
llegado a convertirse en un hogar para los pobres y luego en 1660 un retiro para los
dementes. La posición como director estaba lejos de ser deseable, pero Pinel la aceptó
con entusiasmo.
Lo primero en hacer fue revisar los papeles de ingreso de todos los internos y luego inspeccionar el edificio, encontrándose de manera individual con los habitantes
y observando su conducta. La mayor parte de ellos estaban encadenados; los muros de
la Bicétre eran patrullados por arqueros para prevenir las fugas. Pinel describió lo que
vio:
En mi entrada a los deberes de ese hospital [la Bicétre], todo me presentó la apariencia de
caos y confusión. Algunos de mis desafortunados pacientes se desplazaban penosamente
bajo los horrores de la más pesimista y desalentadora melancolía. Otros estaban furiosos y
sujetos a la influencia del delirio perpetuo. Algunos parecían poseer un juicio correcto
sobre la mayoría de los temas, pero ocasionalmente eran agitados por violentos arranques
de furia maniaca; en tanto que los de otra clase estaban hundidos en un estado de estúpido
idiotismo e imbecilidad. (Pinel, 1801/1962, pp. 1-2)
Pinel decidió que su primera medida sería quitar las restricciones físicas de muchos
de los internos. La amabilidad y un trato humano remplazarían los encadenamientos y
el abuso. Antes de realizar estos pasos Pinel se tuvo que ganar el permiso del Concilio
Revolucionario a cargo del municipio de París. Expuso su caso y describió su plan ante
el concilio y su presidente, un revolucionario lisiado llamado Georges Couthon. Después de que Pinel expuso sus razones, Couthon le dijo: "Ciudadano, usted mismo debe
estar loco para dejar a esos brutos sueltos", y de manera sarcástica advirtió que el próximo paso de Pinel sería ir al zoológico y liberar a leones y tigres (Roback y Kiernan, 1969,
p. 194). Pinel persistió logrando que Couthon accediera a visitar la Bicétre. Sus intentos
por cuestionar a los internos encontraron sólo maldiciones y violencia. Couthon concluyó que Pinel mismo debía estar loco por considerar desencadenar a tales personas, pero
dio su autorización para que hiciera lo que considerara correcto. Él se sentía seguro de
que el mismo Pinel sería la primera víctima de su acción.
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 265
La dramática medida de Pinel fue retratada en una famosa pintura de Charles Muller,
mostrando a Pinel ordenando el retiro de las cadenas. Esta pintura es algo engañosa,
pues en realidad Pinel procedió de una manera precavida y sistemática. Comenzando en
1793 con un pequeño número de internos, él observó de manera cuidadosa los efectos de
haberles quitado sus grilletes. El primer hombre desencadenado fue un oficial inglés que
había estado en la Bicétre durante 40 años, un hombre vicioso y violento que destrozó la
cabeza de un guardia con sus cadenas. Pinel le habló con tranquilidad, preguntando si
prometía estar calmado y no lastimar a nadie. El hombre accedió, y después de retirarle
las cadenas caminó por el patio, observando extasiado el cielo que no había visto en
todos esos años. Su comportamiento violento había desaparecido, ayudó a cuidar a otros
y fue liberado después de dos años. Otro de los hombres desencadenados ese día crucial
fue Charles Chevigné, un soldado veterano al que se le había mantenido con cadenas
debido a su inusitada fuerza y naturaleza violenta. Diez años antes Pinel lo había visto
siendo llevado en una carreta a través de las calles de París hacia la Bicétre. Pinel también lo indujo a la calma, llegando a modificar su comportamiento. Algunos años más
tarde Chevigné salvó la vida de Pinel cuando una muchedumbre atacó la Bicétre y capturó a Pinel acusándolo de encubrir a miembros de la burguesía, de poner en libertad a
individuos peligrosos e, incluso, de envenenar los pozos de París y causar una cólera
epidémica. Pinel estaba a punto de ser ahorcado cuando el gigante Chevigné irrumpió
en la multitud para rescatarlo y desbandar a la muchedumbre (Zilboorg y Henry, 1941,
p. 324).
En cuatro meses Pinel ordenó quitar las cadenas de 53 internos y lentamente su comportamiento y la atmósfera en la Bicétre cambiaron. Pinel siempre observaba a sus pa-
266 Capítulo 8
cientes con cuidado, pues su conducta, él decía, es "el mejor libro de texto del médico".
Mejoró la calidad de los alimentos de los internos y terminó con todos los "tratamientos
curativos" como el molinete y el agua, los vomitivos y las sangrías. Pinel escribió sobre
esto último: "La sangre de los maniacos es algunas veces derramada en tal cantidad, y
con tan poco criterio como para dudar de quién merece el adjetivo de loco, si el paciente
o su médico" (Pinel, 1801/1962, p. 251). Pinel también utilizó las mínimas restricciones
necesarias para la seguridad y el orden. El creía que "un grado de libertad, suficiente
para mantener orden, dictado no por debilidad sino por humanidad iluminada y calculada para expander unos pocos atractivos sobre la infeliz existencia de los maniacos,
contribuye en la mayor parte de las instancias a disminuir la violencia de los síntomas, y
de alguna forma, a suprimir las quejas por completo" (Pinel, 1801/1962, p. 90).
Bajo la dirección de Pinel los tratamientos crueles fueron prohibidos. Promovía que
los enfermos mentales no son personas culpables que merecen un castigo, sino individuos enfermos necesitados de tratamiento. Su enfoque tuvo un efecto inmediato. En
1792 —antes de Pinel— de 110 maniacos admitidos en la Bicétre, 57 murieron en un año;
en 1793 murieron 95 de 151. En los primeros dos años de la dirección de Pinel, la proporción de muertes con respecto al internamiento fue de 1 a 8. Sus éxitos en el Asilo de la
Bicétre lo condujeron a su nombramiento en 1795 como director de La Salpétriére, el
asilo parisino para mujeres con enfermedad mental.
La Salpétriére, como su nombre lo implica, estaba ubicado en lo que alguna vez fue
una fábrica de pólvora. El edificio había sido utilizado como un arsenal y luego como un
asilo para la gente pobre de París. En 1795 era el asilo más grande en Europa, con unas
8 000 internas. Pinel encontró ahí condiciones tan malas como las que tenían en la Bicétre,
pero además los guardias abusaban sexualmente de las internas. Él comenzó a desencadenar a las mujeres de la Salpétriére, justo como había desencadenado a los hombres en
la Bicétre. Tuvo otra vez muchos éxitos dramáticos, y su fama se extendió a lo largo de
Europa. Gente afligida de muchos países le escribía para pedir ayuda. Sólo cartas dirigidas al doctor Pinel eran entregadas. Él llegó a ser un miembro respetado de los círculos
médico e intelectual. En sus muchas conferencias públicas Pinel resumía su postura de
condiciones humanas para los enfermos mentales y el tratamiento científico de su condición. Pinel llegó a ser un efectivo orador público y también algo de genio silencioso.
Cuando el astrónomo Joseph Lalande, conociendo los profundos sentimientos religiosos
de Pinel, lo ridiculizó diciendo que lo incluiría en una nueva edición de su Diccionario de
Ateos, Pinel replicó que él preparaba una nueva edición de su Filosofía de la Locura y que
incluiría a Lalande en ella.
Pinel murió de neumonía en octubre de 1826 en su habitación de la Salpétriére. Su
funeral fue suceso de Estado y asistieron ministros, médicos, estudiantes y científicos,
pero también cientos de personas ordinarias, incluyendo a algunos cuya asistencia seguramente habría significado lo más importante para Pinel —antiguos internos de la Bicétre
y de La Salpétriére—.
El niño salvaje de Aveyron
Otro episodio en la vida de Pinel ha probado ser de gran importancia: el caso del niño
salvaje de Aveyron. A Pinel se le pidió examinar a un niño salvaje con una edad aproximada de doce años que surgió de los bosques de Saint-Serin en el departamento (distri-
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis
267
to) de Aveyron en el sur de Francia el 9 de enero de 1800. Por los reportes de cazadores
que lo habían vislumbrado, se creía que él había vivido en el bosque durante algunos
años. Estaba virtualmente desnudo, cubierto de cicatrices, sucio e inarticulado. En apariencia había sobrevivido con una dieta de bellotas y raíces. Caminaba a gatas la mayor
parte del tiempo y gruñía como un animal. Las noticias sobre la captura del niño salvaje
causaron sensación en París. La recientemente formada Sociedad de Observadores del
Hombre arregló su traslado a la capital para estudiarlo.
Una postura prevaleciente era que la naturaleza pura de hombres y mujeres había
sido corrompida por la civilización y que una vida natural es la mejor posible. Juan
Jacobo Rousseau fue un proponente activo de tal postura. En 1749 se llevó a cabo un
concurso de ensayos sobre el asunto de si la ciencia o las artes habían mejorado más la
moral. Rousseau ganó el concurso con un ensayo crítico y apasionado en contra de
la ciencia, argumentando que la moderna sociedad científica había corrompido y degradado la bondad y la pureza innatas de los humanos. En sus libros Rousseau (Morley,
1915) describió el estado natural de los humanos como de armonía y belleza, pero tal
estado natural, argumentaba, había sido corrompido por la civilización moderna. Además, tales posturas se fortalecieron con reportes provenientes de exploradores europeos
sobre las aparentemente idílicas sociedades de los Mares del Sur. El niño salvaje de
Aveyron había crecido sub natura (bajo naturaleza) y, por consiguiente, hubo gran interés
en su conducta. ¿Él era de hecho un "salvaje noble"?
La respuesta fue un tremendo no. Llevado a París en 1800 y exhibido en una jaula, el
niño salvaje se sentaba oscilando hacia atrás y hacia adelante y era por completo apático.
Fue una gran decepción para las hordas de curiosos espectadores y los seguidores de
Rousseau: "Un desagradable niño sucio afectado con movimientos espasmódicos y convulsiones frecuentes que se mecía hacia atrás y hacia adelante sin cesar como ciertos
animales en las jaulas para fieras, que mordía y arañaba a aquellos que se oponían a él,
que no mostraba ningún tipo de afecto por aquellos que lo atendían y que era en resumen, indiferente a todo y atento a nada." (Itard, 1894/1962, p. 4)
Después de examinarlo, Pinel concluyó que lejos de ser un noble salvaje, el niño era
un idiota incurable. A pesar de esta conclusión uno de los asistentes de Pinel, Jean Marc
Gaspard Itard (1744-1835), se encargó de cuidar al niño salvaje y de tratar de educarlo.
Le dio un nombre, Víctor, y luego estableció el supuesto de que sus problemas se debían
a su aislamiento social en lugar de a un daño cerebral u otra condición orgánica.
Itard se encargó de la rehabilitación de Víctor. Con la ayuda de madame Guérin, tuvo
éxito después de esfuerzos en verdad heroicos en enseñar a Víctor a poner atención,
mantenerse limpio y a vestirse él mismo, comer utilizando las manos, jugar juegos simples, obedecer algunas órdenes e, incluso, leer y entender palabras simples. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos Víctor nunca aprendió a hablar. Algunas veces mostraba señales de afecto, pero con frecuencia, especialmente bajo tensión, su conducta
era confusa, impredecible y violenta. Víctor aprendió a hacer distinciones simples, pero
cuando tenían un grado mayor de dificultad, él se volvía destructivo, mordía y masticaba sus ropas, las sábanas e incluso la silla y el mantel. Después de trabajar con Víctor
durante cinco años Itard perdió la esperanza de rehabilitarlo. Los antecedentes de Victor y las "pasiones de su adolescencia" no podían ser vencidos. Víctor vivió con madame Guérin hasta 1828 cuando murió a la edad de 40 años, un casi olvidado medio
hombre. Itard contó su historia en El niño salvaje de Aveyron; más recientemente
ha sido dramatizada en la película de Francois Truffaut, El niño salvaje, y en libros de
268
Capitulo 8
Harían Lañe (£/ niño salvaje de Avexjron, 1976) y de Roger Shattuck (El experimento olvida-
do, 1980).*
ltard consideró su trabajo con Víctor como un fracaso, pero un reporte oficial de la
Academia Francesa de la Ciencia reconoció el esfuerzo y progreso que se hizo con el
niño. Así tal vez había esperanza de una educación remedial de niños con antecedentes
de deprivación, que fueran clasificados como retardados.
Los esfuerzos remedíales de Johann Guggenbühl (1816-1863)
En 1836 un joven médico suizo, Johann Jacob Guggenbühl, viajaba por su país cuando
vio a un individuo lisiado y con claro retraso mental (Kanner, 1964, p. 17) rezando en un
santuario al borde del camino. En esa época, se pensaba que una combinación de deformidad física y retraso mental era endémica en ciertos valles alpinos. Guggenbühl se
preguntaba si tal estado infeliz era permanente y resolvió dedicar el resto de su vida a lo
que él llamó "cura y profilaxis del cretinismo" (Kanner, 1964, p. 221). En una zona de la
tierra alpina en el Abendberg, cerca de Interlaken, él estableció un centro residencial y de
entrenamiento para niños mentalmente retardados.
Guggenbühl creía que el aire puro de la montaña, la belleza de los alpes, una buena
dieta natural, ejercicio y "medicamentos naturales" —vitaminas, minerales y sales— curarían el cretinismo. Al principio su trabajo fue acogido como una reforma importante, y
los visitantes a Abendberg reportaban muchas curas dramáticas. Con lentitud, sin embargo, los escépticos comenzaron a preguntarse cuántos niños en realidad habían sido
ayudados. Rumores de condiciones pobres e incluso abuso de los niños se expandieron.
El embajador británico en Suiza visitó Abendberg para conocer el tratamiento de algunos niños británicos; los encontró en una condición negligente y a la institución completa en un estado de gran desorden. Una comisión oficial de averiguación investigó y
concluyó que ni un solo enfermo había sido nunca curado en Abendberg. Guggenbühl
se fue exiliado —había de alguna forma acumulado una gran fortuna— y murió en 1863
a la edad de 47 años. Un obituario le dio crédito sólo por haber, en efecto, levantado el
interés en el cuidado de los retardados (Kanner, 1964, p. 29), pero él merece algo más,
pues como Leo Kanner señaló: "Guggenbühl debe ser reconocido como el originador
indisputable de la idea y la práctica del cuidado institucional para individuos débiles
mentales. Los cientos de instituciones ahora en existencia derivan en línea directa del
Abendberg" (Kanner, 1964, p. 30).
William Tuke (1732-1822)
Para revisar al siguiente reformador cruzaremos el canal inglés para considerar a un
caballero cuáquero, quien a primera vista no parece tener la apariencia de ser un agente
de cambio. A finales del siglo XVIII, William Tuke, un próspero comerciante de té retirado,
* En otro caso de niños salvajes, se encontró a dos pequeñas niñas que vivían entre lobos en India en 1920. Las
dos niñas llamadas Amala y Kamala caminaban en cuatro patas, corrían, comían y rasguñaban como lobos.
Una de ellas murió poco después de haber sido encontradas. La otra nunca aprendió a hablar y murió de una
enfermedad desconocida a la edad de casi 17 años (Candland, 1993).
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis
269
escuchó una historia muy preocupante. Unos amigos le dijeron que al tratar de visitar a
un pariente internado en el asilo para enfermos mentales en la ciudad de York, el supervisor del lugar no les había permitido entrar. Unos cuantos días más tarde les comunicaron que su pariente había muerto. Ellos sospechaban algo muy extraño y apelaron a
Tuke para que los ayudara. Tuke visitó el asilo y se horrorizó con lo que vio. Con apoyo
de la sociedad de amigos (los cuáqueros) —quienes predicaban que Dios moraba en el
interior de todas las personas—, Tuke dedicó los 30 años restantes de su vida a encontrar
un lugar alternativo donde "los infelices pudieran encontrar refugio". En 1796 Tuke estableció un "retiro" cerca de York. Los cuáqueros no estaban dispuestos a llamar asilo a
su lugar, por lo que la esposa de Tuke tuvo la feliz inspiración de utilizar la palabra
retiro. Ellos se comprometieron a que los internos nunca serían sujetados con grilletes,
encadenados o esposados, en vez de eso se les daría libertad, respeto, buena comida,
recreación, ejercicio, tratamiento médico, apoyo amistoso e instrucción religiosa. El Retiro de York de Tuke fue propositivamente arreglado para parecer una granja en lugar de
una prisión. No había barrotes o rejas en las ventanas, y los jardines y los animales
de granja se mantuvieron (Reisman, 1966, p. 13). Tuke vivió hasta los 90 años de edad y
vio el éxito obtenido por su retiro de York, sirviendo como modelo para otras brillantes
instituciones para el albergue y el cuidado de los enfermos mentales. Tanto su hijo como
su nieto dedicaron sus vidas al Retiro de York.
Un cuáquero de Filadelfia, Thomas Scattergood, visitó el retiro de York y quedó tan
conmovido que "dejó salir unas cuantas lágrimas" (Price, 1988, p. 29). Inspirados por su
reporte, los cuáqueros de Filadelfia en 1813 fundaron el primer hospital psiquiátrico
privado en Estados Unidos: el asilo Amigos para el Uso de Personas Deprivadas del Uso
de su Razón. El Hospital Amigos en Filadelfia está todavía en operación.
Dorothea Lynde Dix (1802-1887)
Dorothea Lynde Dix nació en Hampden, Maine, y fue una niña de un hogar infeliz.
Cuando ella tenía diez años de edad el fanatismo religioso de su padre la forzó a abandonar su hogar y a los catorce años empezó una carrera en una de las pocas profesiones
abiertas para las mujeres, la de maestra de escuela en Worcester, Massachusetts. Ella
también escribió gran número de populares libros para niños y adolescentes. Cuando su
salud falló como resultado de la tuberculosis, Dix fue forzada a abandonar la enseñanza
de tiempo completo y a tomar una asignatura para una clase de mujeres prisioneras en la
Casa de Corrección del Este de Cambridge. Quedó horrorizada con lo que vio. Muchas
personas que eran evidentemente enfermas mentales eran tratadas como criminales comunes, confinadas en celdas estrechas y frías y no se les permitía ni siquiera los mínimos
privilegios de otras prisioneras. Dix también notó que las condiciones para los dementes
eran tan malas, si no es que peores, en otras prisiones y cárceles. Durante los restantes 40
años de su vida Dix realizó campañas para mejorar las condiciones para los dementes.
Viajó a cada estado del este del Mississippi, y aunque era una dama tranquila, digna y
propia, sus tácticas eran aplastantes. Primero obtendría evidencias acerca de las condiciones en un estado particular y luego publicitaria con perspicacia y efectividad, los abusos y el maltrato que había encontrado. Ella conseguiría apoyo público y el de legisladores
clave. Comenzando con Massachusetts, seguido por Rhode Island, Dix expuso sus experiencias describiendo las atroces condiciones que había visto. Entre 1845 y 1852 Dix tes-
270 Capítulo 8
El retiro de Connecticut para los locos
En diciembre de 1820 un prominente médico de Connecticut, el doctor Eli Todd (17691833) dirigió una reunión para la sociedad
médica del condado de Hartford. Su tema era
la locura y la dificultad de tratar a los locos
en hogares privados o en prisiones. Inspirado por el ejemplo de Pinel y Tuke, Todd exhortó a que un retiro fuera establecido en
Hartford, mismo que no sería hospital, prisión, cárcel o escuela, sino un lugar donde
los principios de manejo moral fueran utilizados para cuidar y tratar a los locos. La sociedad médica estableció un comité para
estudiar la propuesta y buscar financiamiento. Ellos estimaron que había más de 1 000
personas trastornadas seriamente a nivel
mental necesitando cuidado y tratamiento en
Connecticut. Los miembros del comité aseguraron promesas de donación por 20 000
dólares y también un compromiso de 5 000
dólares del Estado de Connecticut (Braceland, 1972).
En 1822 se tomó una decisión formal para
establecer el Retiro de Connecticut para los
Locos. Una granja y sus construcciones fueron comprados en 1823 y Todd fue nombrado como el primer superintendente. El lugar
fue abierto en 1824 con oraciones e himnos.
Sesenta "cómodos apartamentos" fueron
ofrecidos a un costo de 3 dólares a la semana
para los residentes de Connecticut, y 4 dólares para los que venían de fuera del estado.
Los primeros dos pacientes fueron un hombre de 36 años que sufría de "fanaticismo" y
una joven mujer de 26 que "recientemente
se había debilitado por exigirle demasiado
al intelecto con estudios difíciles" (Braceland,
1972, p. 19).
Todd era un clínico astuto que dio una de
las primeras consideraciones para conducir
el envenenamiento. Creía que las facultades
mentales de los enfermos mentales están desequilibradas. En la manía, domina la excitación; en la melancolía, la inhibición es dominante. El gran diseño de manejo moral era
restablecer las facultades al equilibrio trayendo las facultades sanas para apoyar aquellas
que estaban fuera de balance. El autocontrol
era esencial. Los locos eran tratados como
seres racionales a quienes se les explicaban los
tratamientos y los cuidados. Se les daba libertad y privilegios hasta el máximo grado posible. Eran entrenados para vivir una vida normal, en armonía con lo que se consideraban
las leyes naturales de Dios. Se motivaba la
admisión precoz y el promedio de estancia era
de seis meses. El número de pacientes enbusca de admisión al retiro se incrementó al igual
que la reputación de Todd. En un notable
ejemplo de apoyo, la Legislatura de Connecticut en la sesión de 1829-1830 dio permiso al
retiro para conducir una lotería con el fin de
obtener dinero. Durante un periodo de siete
años esa lotería recaudó una cantidad neta de
40 000 dólares (Braceland, 1972, p. 34).
En noviembre de 1833, Todd sufrió un
coma y murió sin recuperar la conciencia. Los
periódicos y las revistas médicas editaron
tributos y alabaron sus principios de manejo
moral. Todd dejó su fortuna entera al Retiro.
Instituciones que siguieron el modelo del retiro de Todd fueron establecidas en Massachusetts, Vermont y Nueva Jersey. Esas instituciones proporcionaron tratamiento brillante y humano para los enfermos mentales,
con el manejo moral como su gran principio
guía. Hoy en día, al igual que el Instituto de
Living, el retiro de Todd continúa proporcionando cuidado y tratamiento tanto para niños como para adultos y conduce investigación extensa en enfermedad mental. (Braceland, 1972).
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 271
tificó ante las legislaturas por lo menos en una docena de estados. En una de sus exposiciones al Congreso de Estados Unidos, Dix describió cómo había visto:
Más de 9 000 retardados, epilépticos y dementes en Estados Unidos, con necesidad de
cuidados apropiados y de protección... moviéndose con mortificantes cadenas, encorvados
debajo de grilletes y pesadas bolas de hierro atadas a cadenas arrastradas, lacerados por
las cuerdas, azotados con varas y aterrados bajo tormentas de maldiciones y crueles golpes; ahora sujetos a sarcasmos y al desprecio y a bromas torturantes; ahora abandonados a
las más ultrajantes violaciones. (Dix, citado en Sargent y Stafford, 1965, p. 276)
Dix realizó campañas en Washington para asegurar una escritura de concesión de
tierras para el beneficio de los dementes. A los estados se les darían terrenos federales los
cuales podían vender para establecer hospitales mentales, justo como se había hecho con
universidades estatales de concesión de tierras bajo el Acta Morrill de 1862. La factura
que Dix apoyaba pasó por ambas casas del Congreso sólo para ser vetada por el presidente Franklin Pierce.
Dix predicó siempre su evangelio de trato humano y beneficios adecuados para los
dementes y retardados. En tres años visitó 18 estados y estimuló reformas en la mayor
parte de ellos. Los viejos hospitales fueron modernizados y se construyeron nuevos. En
su totalidad, 40 hospitales mentales en Estados Unidos y en Europa deben su establecimiento a Dix. Ella consideraba a los internos como sus hijos, los visitaba y con frecuencia
se quedaba con ellos. Durante la Guerra Civil Dix se desempeñó como jefa de enfermeras de hospital, siguiendo los pasos de Florence Nightingale. Al terminar la guerra visitó
Europa en una gira de conferencias. En una audiencia con la reina Victoria la valiente
señorita Dix le ofreció una conferencia sobre la necesidad de reformas continuas en In-
272 Capítulo 8
glaterra. Es probable que ésta haya sido la única ocasión durante su reinado que la reina
nombró una comisión real para investigar los asilos británicos para dementes. En una
audiencia con el papa Pío IX, Dix describió los asilos para dementes de Roma como
escandalosos y deshonrados, incitando al papa a prometer el establecimiento de un nuevo asilo en el hospital del estado de Trenton, donde ella murió en 1887. En 1983 el servicio postal de Estados Unidos distribuyó un timbre conmemorativo de Dorothea Dix como
parte de la serie de grandes mujeres estadounidenses.
Instituciones para Jos dementes y retardados en
Estados Unidos
En 1770 la Casa de Burgueses de Virginia, respondiendo a una petición proveniente del
gobernador británico, promulgó una ley proveyendo para el apoyo y la manutención de
los enfermos mentales y otras personas de mente enfermiza. El resultado fue la primera
institución pública en Estados Unidos dedicada de manera exlusiva al cuidado y tratamiento de los dementes, la cual se abrió en Williamsburg, Virginia, en octubre de 1773
(Zwelling, 1985). Tenía características de prisión y enfermería. Las ventanas estaban enrejadas, las puertas cerradas con cerrojo y los internos recluidos con hierros en las piernas y camisas de fuerza. El primer cuidador de la institución, James Gault, había
antiguamente encabezado la cárcel pública en Williamsburg. Esta institución cerró en
1885 y se restauró para museo abierto al público (Turkington, 1985).
La primera mitad del siglo XIX fue testigo del establecimiento en Estados Unidos
de muchos grandes asilos e instituciones dirigidos por el Estado. Al principio tomaron
el modelo de instituciones privadas tales como el hospital Amigos en Filadelfia y el Retiro de Connecticut. Con frecuencia localizadas en ambientes rurales, las instituciones
tenían como su meta proveer a los dementes de todas las clases de tratamiento moral y
educación. Algunas instituciones bien llevadas lograron porcentajes de cura del 50 por
ciento (Dain, 1971), pero tristemente a pocos meses de ser abiertas fueron saturadas con
un gran número de personas trastornadas de manera crónica, muchas de las cuales residieron durante años en asilos de ancianos y para pobres, cárceles y prisiones. El "tratamiento moral" no era efectivo con estas personas que por lo general presentaban trastorno mental crónico. Además, números desproporcionadamente grandes de inmigrantes
eran internados, y los miembros del personal estaban impreparados en su totalidad para
tratar con sus diferentes antecedentes étnicos y culturales. Grandes instituciones
custodíales dirigidas por los estados fueron luego establecidas. Con las dificultades económicas de los años siguientes a la Guerra Civil, reunir fondos para estas instituciones
públicas era irregular y de este modo las consideraciones físicas se deterioraron y los
criterios de cuidado se desplomaron. Williams, Bellis y Wellington (1980) revisaron esos
años:
Poco a poco la principal tarea del personal del asilo llegó a ser el control de lo que era visto
como conducta desviada y peligrosa. El autoritarismo humano del tratamiento moral fue
transformado en un rígido control autoritario de las personas de quienes se entendía o se
esperaba poco. Unos cuantos años después de su fundación, los asilos públicos llegaron a
ser depósitos para la custodia de las clases pobres y de los inmigrantes. (Williams, Bellis y
Wellington, 1980, p. 57)
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis
273
A principios del siglo XX Clifford W. Beers fundó el movimiento de higiene mental.
En 1901 Beers fue internado en el retiro de Connecticut en un estado delirante y suicida.
Después de años de lucha se recuperó y en 1908 escribió un libro, Una mente que se encontró a ella misma, donde describe su experiencia. Beers consiguió el apoyo de muchas personas influyentes, incluyendo a Theodore Roosevelt y al psicólogo estadounidense líder,
William James (capítulo 11). Él fue capaz de citar su propio caso para oponerse al pesimismo que con tanta frecuencia rodeaba a la enfermedad mental y a los propios enfermos. Sus esfuerzos lo condujeron al establecimiento de la Comisión Nacional para la
Higiene Mental en 1909. A pesar de tales esfuerzos las condiciones para el cuidado y
tratamiento de los mentalmente enfermos fueron en declive. La Gran Depresión y la
Segunda Guerra Mundial disminuyeron tanto el número de miembros del personal como
el apoyo financiero para las instituciones mentales. En 1949 Albert Deutsch examinó
alrededor de 24 hospitales mentales del Estado y encontró "escenas que rivalizaban con
los horrores de los campos de concentración nazi —cientos de pacientes mentales desnudos, apiñados en una especie de amplios cobertizos, pabellones infestados de porquería, en todos grados de deterioro, mal atendidos y maltratados, desprovistos de todo
vestigio de decencia humana, muchos en etapas de semiinanición" (Deutsch, 1949,
p. 449).
En 1949 ningún hospital mental del Estado satisfizo los mínimos criterios de operación establecidos por la American Psychiatric Association (Williams y cois., 1980, p. 61).
Aunque hubo progreso desde entonces, resaltado por la creación en 1949 del Instituto
Nacional de Salud Mental (INSM) y del Acta del Centro de Salud Mental de la Comunidad de 1963, los visitantes a muchas instituciones actuales para los enfermos mentales y
retardados ven que el progreso ha sido lento y que se necesita hacer mucho. Un reporte
reciente describe el Hospital de Dorothea Dix en Raleigh, Carolina del Norte, como un
lugar peligroso donde "lobos y corderos crean una mezcla volátil", la intensificada violencia incluye palizas y violaciones y donde cinco pacientes viven en una habitación
(Overton, 1986). Las políticas de desinstitucionalización en los años de 1970 condujeron
a la liberación de muchos antiguos pacientes. Todos ellos con demasiada frecuencia eran
abandonados sin supervisión adecuada y apoyo y simplemente engrosaban el
número de personas sin hogar en las ciudades (Isaac y Armat, 1990; Johnson, 1990).
En California durante la década de 1980 el número de camas en hospitales mentales
decreció de 40 000 a 5 000. En un conmovedor libro 70 autores describen de manera
vivida en poesía, prosa y dibujos sus vidas en hospitales mentales y en las calles después
de su liberación: los medicamentos forzosos, el abuso sexual, el personal descuidado y
la terapia electroconvulsiva (TEC); en las calles un sentimiento de ser personas invisibles, la búsqueda de comida, refugio y representación legal; y el tiempo eterno (Susko,
1991).
Establecimiento de la psicología clínica
Lightner Witmer (1867-1956) fundó la primera clínica psicológica en Estados Unidos en
la Universidad de Pennsylvania en marzo de 1896 (McReynolds, 1987). Witmer obtuvo
su grado con Wilhelm Wundt y, al igual que Titchener y Münsterberg (capítulo 5), migró
a Estados Unidos en 1892. Witmer en particular retornó a Estados Unidos y a la Universidad de Pennsylvania, donde había sido estudiante y asistente de investigación bajo la
274 Capítulo 8
dirección de James McKeen Cattell. Cuando este último abandonó Pennsylvania para
irse a Columbia, Witmer se encargó de su laboratorio de psicología experimental.
Aunque entrenado como psicólogo experimental, Witmer creía que la psicología debía ayudar a la gente. En particular vio la necesidad de un área de la psicología anarte de
la psiquiatría y se dedicó al cuidado y tratamiento de los enfermos mentales. En 1896 un
niño de catorce años de edad, conocido con el seudónimo de Charles Gilman, con un
peculiar problema de escritura le fue referido a Witmer por su maestro. El tratamiento
de Witmer para ese niño marca el inicio formal de la psicología clínica. Witmer (1907)
reportó que Gilman tenía una inteligencia por arriba del promedio, razonaba y hablaba
bien, pero su lectura y escritura eran deficientes. Por ejemplo, leía la palabra sal como ¡as
y tenía dificultades para leer palabras con más de dos letras. Witmer llamó al problema
de Gilman amnesia visual verbal, dada su incapacidad de fijar la forma de las palabras en
su memoria. Tanto Witmer como el maestro de Gilman proporcionaron trabajo remedial
intensivo con el cual se entrenó al niño para reconocer las palabras sin haberlas escrito
primero. Sus esfuerzos mostraron cierto éxito, aunque el niño nunca aprendió a leer en
una forma normal. El tratamiento formal de Gilman finalizó en abril de 1897, y murió de
tuberculosis en 1907.
Witmer estudió a otros niños con severos defectos de lenguaje o que mostraban retrasos en el desarrollo. Utilizó técnicas de entrenamiento directo y asesoría. En 1907 Witmer
fundó la revista Psychological Clinical para poder publicar las descripciones de casos clí-
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 275
nicos. Witmer editó esa revista durante varios años, proporcionando un vehículo importante para los psicólogos en la publicación de reportes sobre casos clínicos. En 1908 Witmer
estableció una clínica permanente para el tratamiento de niños retardados y problemáticos. En la década de 1920 uno de sus estudiantes, Morris Viteles, comenzó a trabajar en el
campo de la orientación vocacional. En 1921 la Escuela Witmer para niños problemáticos
fue establecida para proveer servicios de gran amplitud a niños necesitados. Todas estas
contribuciones establecieron la posición de Witmer como fundador de importantes áreas
de la psicología aplicada.
Witmer también realizó una contribución inesperada a la psicología comparativa
(Burghardt, 1989). En 1909 y 1910 publicó dos trabajos en su revista Clinical Psychology,
describiendo sus observaciones de un "mono con mente" y de "imitación inteligente y
curiosidad de un mono". El "mono" era en realidad un chimpancé amaestrado llamado
Peter. Witmer probó a Peter en su clínica y se sorprendió por cuan humanizado era.
¡Cuando el chimpancé entró a la clínica, saludó a la secretaria de Witmer y le besó el
dorso de la mano! Aceptó un cigarro y lo prendió, encendiendo él mismo un fósforo.
Peter cerraba y abría un candado y con rapidez aprendió a quitar una armella. Con
un martillo clavó varios clavos en una tabla; cuando se le dio un tornillo en lugar de un
clavo el chimpancé puso el martillo a un lado y utilizó un destornillador. Cuando le
preguntaban "¿Dónde está Peter?" él se señalaba. El desempeño del chimpancé era notable. Las descripciones de Witmer sobre la conducta del chimpancé fueron antecedentes a
las posteriores descripciones de primates usuarios de lenguaje y resolutores de problemas (Parker y Gibson, 1990).
Tratamientos físicos radicales y farmacológicos
para la demencia
Dada la sobrepoblación y las atroces condiciones en las instituciones para los dementes,
se recibieron de manera entusiasta "grandes y desesperadas curas" que prometían el
tratamiento exitoso para la demencia (Valenstein, 1986). La más desesperada de estas
"curas" fue la psicocirugía. En diciembre de 1935, Egas Moniz (1874-1955), un neurólogo
portugués entrenado en la Salpétriére, hizo perforaciones en el cráneo de un paciente
mental y utilizó un instrumento especialmente construido para cortar o prensar las
fibras nerviosas en su curso. Este procedimiento se basaba en su observación de un
aparente efecto calmante en un chimpancé lobotomizado (J. Pinel, 1990, p. 20). Moniz
nombró a su procedimiento leucotomía prefrontal, dado que el lugar donde debían hacerse las perforaciones era el lóbulo frontal del cerebro; un tome (cuchillo en griego) era
utilizado para cortar o prensar fibras nerviosas (leuco en griego). Cuatro meses más tarde, Moniz presentó los resultados provenientes de 20 de tales operaciones. Se dijo que
siete pacientes se recuperaron, siete mejoraron y seis no tuvieron cambios (Valenstein,
1986, cap. 6). En enero de 1937, Moniz reportó resultados exitosos en 18 pacientes adicionales. Sus reportes de éxito fueron con frecuencia exagerados, ignoraban efectos colaterales y se basaban en datos vagos y subjetivos. Sin embargo, sus procedimientos se
utilizaron con amplitud. Por su trabajo, Moniz compartió el premio Nobel de medicina
en 1949. Como irónico y trágico comentario, Moniz fue herido a tiros por uno de sus
pacientes lobotomizados, causándole una paraplejia por una bala alojada en su espina
dorsal.
276 Capítulo 8
Walter Freeman (1895-1927), un neuropatólogo y neuropsiquiatra estadounidense, fue ampliamente responsable de la adopción alrededor del mundo de la psicocirugía como un tratamiento para la enfermedad mental. Freeman realizó 3 500 de estas
operaciones. Publicó que las lobotomías podían "hacer buenos ciudadanos estadounidenses de inadaptados de la sociedad, esquizofrénicos, homosexuales y radicales"
(Freeman, citado en Talbot, 1991, p. 4). Entre 1948 y 1952 los neurocirujanos en Estados
Unidos llevaron a cabo 5 000 leucotomías prefrontales por año. Últimamente, estudios
controlados a largo plazo de los resultados de tales operaciones contraindican su uso.
Los efectos benéficos fueron exagerados con amplitud por Moniz y Freeman, y los
devastadores efectos colaterales, como carencia de emoción, movimientos retardados
e inercia, pérdida de la iniciativa, mutismo y negativismo, fueron minimizados y olvidados. En una conferencia internacional de salud mental en Viena en 1953, se describió a la lobotomía expresando que "convertía a un ser humano en un vegetcl",
hacía "idiotas en lugar de locos", y como un acto de "nihilismo terapéutico" (Oserezski,
en Gerow, 1988, p. 38). En 1970 el número de procedimientos psicoquirúrgicos llevados a cabo en Estados Unidos fue de casi 300. En estas operaciones se utilizaban
instrumentos estereotáxicos (capítulo 3) para dirigir electrodos a puntos específicos
en el cerebro. Antes de ser desarrollados tales procedimientos, decenas de miles de personas en todo el mundo habían sido lobotomizadas, con frecuencia con resultados
devastadores.
Otros tratamientos radicales para la enfermedad mental incluían la inducción del
coma o de convulsiones cerebrales. Con poca justificación teórica o evidencia proveniente de la investigación animal, se esperaba que tales traumas cerebrales tuvieran efectos
benéficos. Manfred Joshua Sakel, un médico vienes, declaró en 1933 que el 88 por ciento
de los esquizofrénicos que él trató mejoraron después de recuperarse de una profunda
coma inducida con insulina. La terapia de choque que utilizaba pentylenetetrazol
(Metrazol) para inducir una convulsión fue introducida por Joseph Ladislau von Meduna
en 1935. El razonamiento de Meduna era que dado que las personas con epilepsia raramente sufrían de esquizofrenia, una detención masiva convulsiva podría ser efectiva en
el tratamiento de la esquizofrenia. Este método se utilizó de manera amplia en Estados
Unidos para tratar la esquizofrenia. Los tratamientos convulsivos, utilizando descargas
eléctricas, fueron desarrollados por dos italianos, Ugo Cerletti y Lucio Bini. Ellos primero
utilizaron la técnica en 1938 con pacientes esquizofrénicos, pero más tarde encontraron
que era más valiosa para tratar la depresión. Para 1941 la terapia electroconvulsiva
(TEC) estaba ya en uso en el 43 por ciento de las instituciones mentales en Estados Unidos. De estos tratamientos convulsivos sólo la TEC continúa utilizándose con frecuencia
hoy en día. La justificación teórica para los tratamientos convulsivos nunca fue convincente, y siempre existe una posibilidad distinta de daño cerebral permanente con tales
tratamientos. Se ha encontrado que la TEC es efectiva para un número considerable de
pacientes que no responden a otras terapias, incluyendo fármacos antidepresivos (Colé
y Davis, 1975). Una forma de decrementar la posibilidad de daño cerebral es limitar la
convulsión a un hemisferio cerebral, de manera típica el lado no dominante del cerebro,
y restringir el número de tratamientos.
La segunda clase de tratamientos radicales incluyen el uso de fármacos que tienen
efectos psicológicos. En las décadas de los cuarenta a sesenta de este siglo se desarrollaron los fármacos psicoactivos que proveen no una cura, sino un alivio para algunas formas de enfermedad mental. En la década de los cincuenta, la cloropromazina fue
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 277
ampliamente utilizada en Europa y Estados Unidos para tratar a los esquizofrénicos,
muchos de los cuales fueron capaces de regresar al trabajo y llevar vidas casi normales
en la comunidad. Pero hubo problemas. Las dosis requeridas de cloropromazina variaban
con amplitud de un paciente a otro; con una dosis alta los pacientes desarrollaban rigidez, dificultad de movimiento y temblores. Arvid Carlsson, un farmacólogo sueco, especuló que la cloropromazina actúa bloqueando los sistemas de dopamina en el cerebro.
En forma más reciente, las fenotiacinas, fármacos que bloquean los receptores sinápticos
en el cerebro que son sensitivos a la dopamina, son reportados como reductores de los
síntomas de la esquizofrenia (Snyder, 1984).
La utilidad del litio en el tratamiento de la depresión ha sido conocida desde la mitad
de la década de 1960. Pero dado que el litio es una sal común que no puede ser patentada,
las compañías farmacéuticas importantes no estuvieron dispuestas a invertir en sus ensayos clínicos, y así se demoró su difusión (Snyder, 1984, p. 142). De manera paradójica,
se encontró que el litio es efectivo en el tratamiento tanto de la manía como de la depresión vistos en desórdenes afectivos bipolares. Por último, una clase de fármacos conocidos como antidepresivos han sido ampliamente utilizados.
La utilización de fármacos psicoactivos ha tenido un enorme impacto sobre la enfermedad mental. En 1955 llegaron a haber 560 000 pacientes en hospitales mentales en
Estados Unidos, con más de la mitad diagnosticados como esquizofrénicos; para 1970 el
número de pacientes declinó a 340 000 y para 1984 a menos de 150 000 (Rothman y
Rothman, 1984).
OTROS SISTEMAS DE DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
DE LA ENFERMEDAD MENTAL
Hasta aquí se han considerado los cambios en las condiciones bajo las cuales las personas mentalmente enfermas y retardadas fueron albergadas en instituciones y la evolución en el desarrollo de tratamientos físicos médicos. De igual importancia fueron los
cambios en las concepciones de la enfermedad mental y en el desarrollo de las terapias
psicológicas.
Jean Esquirol (1772-1840), asistente de Pinel y su sucesor como director de la Salpétriére, fue la primera persona en establecer frecuencias relativas de diferentes condiciones mentales, su promedio de duración y sus pronósticos usuales. La suya fue una
aproximación descriptiva, estadística a la enfermedad mental. Él también utilizó antecedentes de casos para establecer las causas más frecuentes de las diferentes condiciones.
Esquirol creía que las ansiedades financieras, las decepciones en el amor y las pérdidas
dolorosas eran los factores precipitantes más comunes. Distinguió entre alucinaciones
—asociadas con la enfermedad mental— y las ilusiones, que son percepciones erróneas
con significado no clínico, incorrectas pero comunes. Antes de Esquirol, ver una ilusión
habría sido considerado con frecuencia como indicativo de desorden mental. Dado que
la mayor parte de las personas ven ilusiones, esta ecuación debió producir mucha mentira y distorsión. Esquirol fue el primero en proponer que algunas formas de conducta
criminal resultan de la enfermedad mental y que una persona mentalmente trastornada
no es responsable de sus acciones (Kanner, 1964). La disculpa por demencia es todavía
muy controvertida hoy en día.
278
Capítulo 8
Mestnerismo e hipnosis
El mesmerismo y, más tarde, la hipnosis fueron ampliamente utilizados para tratar una
variedad de enfermedades físicas y mentales durante los siglos XVIII y XIX. El interés de
los científicos franceses y médicos en la hipnosis data del trabajo de Franz Antón Mesmer
(1734-1815). Mesmer se graduó como médico en la prestigiosa escuela médica de Viena.
Él fue un hombre de clase social alta, un médico bien conocido y un amigo de artistas y
músicos, incluyendo a Wolfgang Amadeus Mozart. Mesmer creía que los planetas generan fuerzas celestiales que pueden ser focalizadas a través de magnetos para afectar el
cuerpo humano, justo como la luna afecta a los océanos a través de las mareas. Mesmer
vivió en una época donde el magnetismo y la electricidad eran fuerzas misteriosas recientemente introducidas al pensamiento científico (capítulo 2). Mesmer encontró que
sus pacientes algunas veces caían en un trance cuando se hacían pases acompasados con
un magneto sobre sus cuerpos. También reportó curas magnéticas de enfermedades, y
fue tan lejos que sostuvo en 1766 que en su trabajo con este método magnético, "el arte
de la curación alcanza su perfección final". Sus colegas médicos, sin embargo, rechazaron sus afirmaciones, y en 1777 Mesmer fue expulsado de la facultad médica de la Universidad de Viena y se le ordenó cesar la práctica de la medicina. Encontró exilio en
París, una ciudad que
parece atraer y criar una variedad de hombres confiados, impostores y aventureros raramente igualados en la historia. El éxito de la ciencia ha producido un terreno fértil para
casi cualquier idea en París (tal vez aumentado por la impaciencia prerrevolucionaria) y la
imagen resultante fue un kaleidoscopio de ciencia popular, bufonería y absoluta charlatanería. (Hoffeld, 1980, p. 378)
Mesmer estableció una fabulosamente ornamentada clínica en una de las calles de
París que estaba más de moda. Su reputación se extendió y día tras día grandes multitudes se acumulaban. Lo esperaban en una habitación alumbrada de forma tenue pues el
asistente de Mesmer, Charles D'Eslon, quitaba una cubierta de madera de un cubo de
roble, el baquet, y añadía agua y químicos para cubrir una capa de limaduras de hierro.
La cubierta era luego remplazada y varas de hierro unidas eran insertadas a través de
aberturas en los lados del cubo. Luego el "gran curador" haría su entrada. Tal vez vestido como un mago, Mesmer caminaría en silencio alrededor de la habitación, tocando a
cada persona en turno con una larga varita de hierro. Con frecuencia cuando él miraba a
los ojos de una persona y le daba la orden "Dormez" (duerma), ésta caía en un trance. Él
o ella habían sido mesmerizados. Miles de personas se congregaron en la clínica. La
popularidad de Mesmer era inmensa pero no careció de críticas. El clero francés juraba
que Mesmer había vendido su alma al diablo, mientras que la profesión médica lo describía como un impostor, un charlatán y un curandero. Sin intimidarse, desafió a la Academia Francesa de Medicina a elegir 20 pacientes, asignarle diez a él para tratamiento y
diez a miembros de la academia, y comparar los resultados. La academia rechazó el
desafío.
En 1781, por incitación de la reina María Antonieta, una de las partidarias más ardientes de Mesmer, el gobierno francés le ofreció un castillo y una pensión para toda su vida si
revelaba sus métodos. Mesmer se negó. En 1783, la Academia Francesa de la Ciencia nombró una comisión real para investigar a Mesmer y sus afirmaciones. La comisión, encabe-
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 279
zada por el embajador estadounidense, Benjamín Franklin, incluyó al químico Antoine
Lavoisier, el descubridor del oxígeno; Joseph Guillotin, cuya invención sería muy utilizada
poco después, y al astrónomo Jean Bailly. En su reporte de agosto de 1784, la comisión
condenó la práctica del mesmerismo como peligrosa e inútil y etiquetó a Mesmer de místico y fanático. En adición al reporte público, la comisión escribió uno secreto para el rey.
Este reporte exponía un tema sexual, enfatizando que Mesmer con frecuencia trataba a
mujeres jóvenes atractivas que no estaban realmente enfermas, sino que iban a él por ociosidad y un deseo de ser entretenidas. Se decía que bajo la influencia del magneto estas
mujeres no eran conscientes de lo que pasaba y eran incapaces de controlarse a sí mismas.
Sin intimidarse, Mesmer continuó en la práctica y su notoriedad creció. En 1786 D'Eslon
murió durante un trance; una pieza popular, Los doctores modernos, ejecutada en París,
satirizaba a Mesmer con frecuentes insinuaciones sexuales. En 1792 Mesmer fue forzado
a abandonar París, primero se fue a Londres y luego a Alemania. Varios años antes de su
muerte en 1815 se mudó otra vez a París, pero para ese momento las pasiones que rodeaban al mesmerismo se habían enfriado. Pasó sus años finales practicando la medicina y el
magnetismo animal en Meersburg, Alemania en las costas del lago Constance (M. A.
Gravitz, comunicación personal, octubre 19,1990).
Mesmer atribuyó sus curas a los poderes vivificantes de un fluido sutil con la capacidad de poder ser transferido de una persona saludable a una enferma. Cuando esta
energía vital fluye, el recipiente se siente agradablemente tibio, el pensamiento se vuelve
más iluminado y claro, la disposición se mejora y ciertos malestares de origen nervioso
posiblemente desaparecen. Se creía que los dolores de cabeza, "ataques" epilépticos,
desmayos y reumatismo eran en especial probables de curar.
Aunque un pequeño número de procedimientos de Mesmer mantienen por lo menos
alguna similitud con los del hipnotista moderno, y aunque parece probable que él curara
a algunos pacientes, muchas de sus otras afirmaciones, creencias y procedimientos están
muy por debajo del terreno de la razón. Por ejemplo, Mesmer creía que los árboles podían
ser "magnetizados". Hacía entonces que sus pacientes tocaran los árboles para llegar a
curarse. Sin embargo, el comité investigador descubrió que muchos de sus pacientes tocaban árboles "desmagnetizados" y aun así aseguraban haber sido curados. Mesmer también creía que un disco de níquel que utilizaba tenía poderes especiales magnéticos. Cuando
los miembros del comité examinaron el disco encontraron que era de plomo (Tatar, 1978).
El mesmerismo en el mundo
John Elliotson fue el primer seguidor de Mesmer en Inglaterra. El fue un miembro establecido de la profesión médica inglesa, expresidente de la Sociedad Real Médica y Quirúrgica de Londres y un profesor de medicina en la Universidad de Londres, la cual
ayudó a fundar. Elliotson fue también algo radical. Introdujo muchos fármacos nuevos a
la práctica médica y fue la primera persona en Inglaterra en utilizar un estetoscopio,
instrumento inventado en 1816 por un médico francés Rene Laénnec. Hasta ese momento
los diagnósticos se hacían a una distancia, basados en el autorreporte del paciente y en las
observaciones sin ayuda del médico (Reiser, 1979). El estetoscopio requería contacto
directo con el paciente y, por tanto, su utilización fue controvertida.
El interés de Elliotson en el mesmerismo surgió cuando vio demostraciones de trances inducidos y curas aparentes de varias enfermedades. Llegó a ser un defensor del
280 Capítulo 8
mesmerismo, dando varias demostraciones e incluso desempeñando cirugías en pacientes mesmerizados. Sus colegas estaban escandalizados. En 1837 el consejo de la universidad emitió una resolución donde prohibía la práctica del mesmerismo en el hospital.
Elliotson renunció y nunca más entró a la universidad.
Elliotson y otros mesmeristas tuvieron aparentemente cierto éxito. Su más espectacular y bien publicitada cura fue el caso de Harriet Martineau, una exitosa escritora y notable feminista que apoyaba el derecho de la mujer al aborto. Martineau creía que estaba
muriendo de cáncer. Ella fue mesmerizada con resultados tan sorprendentes que al día
siguiente fue capaz de caminar 24 kilómetros y escribir quince páginas de un texto sin
ninguna fatiga. Ella describió su caso en un artículo en el Athenaenm de noviembre de
1844, pero incluso este caso dramático fue recibido con desdén por los críticos de Elliotson.
Se dijo que Martineau era una mujer histérica, y la propuesta de una cura de cáncer fue
descartada (Bailey, 1981).
James Esdaile (1808-1859), un cirujano con la compañía británica del oriente de India
en Calcuta, leyó una descripción de la utilización del mesmerismo en la cirugía por
Elliotson y comenzó él mismo a utilizar el procedimiento en sus operaciones. Para su
sorpresa y placer, encontró que sus pacientes no sólo sobrevivían a tales operaciones,
sino además reportaban no haber experimentado dolor. Para 1846 había utilizado el
mesmerismo de forma exitosa en más de 3 000 operaciones (Esdaile, 1846/1976; Gravitz,
1988). Durante las operaciones los pacientes permanecían tranquilos y relajados; la gente sentía menos miedo. Muchas personas en India recurrieron a él en vez de a cirujanos
convencionales. Sin embargo, él también fue criticado por sus colegas médicos y tuvo
dificultades para publicar los pormenores de su trabajo.
El de Esdaile no fue el único caso exitoso del mesmerismo en la cirugía. En 1829 un
médico francés, Jules Cloquet, describió la exitosa extirpación de un seno enfermo
(masectomía) en una paciente mesmerizada de 69 años de edad. En 1842 un cirujano
inglés llamado James Ward amputó una pierna de un paciente bajo trance mesmérico.
Sin embargo, el interés en el mesmerismo como un procedimiento anestésico disminuyó
de forma rápida con el desarrollo de agentes químicos. En 1844 un dentista estadounidense, Horace Wells, hizo que le extrajeran uno de sus dientes mientras estaba bajo los
efectos de óxido nitroso; en 1846 el éter se utilizó por primera vez como anestésico general en una operación en el Hospital General de Massachusetts. La operación fue un éxito
y Henry Bigelow, uno de los cirujanos observadores, anunció después, "He visto hoy
algo que viajará alrededor del mundo" (Cohén y Dripps, 1970, p. 44). En 1847 se utilizó
el cloroformo para reducir el dolor de parto. De alguna forma estos agentes anestésicos
químicos parecían ser más aceptables que el misterioso mesmerismo, pero en años recientes la hipnosis se ha utilizado de nuevo como un procedimiento anestésico, en especial para cirugía dental.
La hipnosis en Inglaterra y Francia
El término hipnosis es por lo general acreditado al médico y cirujano inglés James Braid
(1795-1860), quien lo usó en 1843.* Dos años antes, en noviembre de 1841, mientras prac* A principios de 1821 un francés, Etienne Félix d'Henin, de Cuvillers, aplicó por primera vez el prefijo "hipn-"
a un cierto número de palabras describiendo el proceso mesmérico: hipnótico, hipnotismo e hipnotista (Gravitz
y Gerton, 1984, p. 109).
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis
281
ticaba la medicina en Manchester, Inglaterra, Braid asistió a una demostración hecha por
un mesmerista suizo itinerante, Charles La Fontaine. Braid era muy escéptico de las
afirmaciones del mesmerismo, pero notó que los párpados de los sujetos mesmerizados
se hacían pesados, caían y se cerraban. En su casa trató de mesmerizar a su esposa y a un
amigo. Ellos miraban fijamente a un objeto metálico brillante que se movía con lentitud
mientras Braid sugería que sus párpados se estaban haciendo pesados. Los dos cerraron
sus ojos y cayeron en un trance. Con esta demostración Braid terminó un debate largo y
mordaz acerca del papel del magnetismo y mostró la importancia de la fijación y de la
sugestión para inducir un trance. Braid concluyó que la hipnosis es una forma de dormir
inducida por la sugestión y por un estrechamiento de la atención. En 1843 él describió
numerosos casos en los cuales el hipnotismo alivió enfermedad y sufrimiento. Braid, sin
embargo, fue siempre un observador empírico. Su meta era una descripción científica y
el entendimiento, no la defensa de Mesmer y Elliotson.
Los dos sucesores más inmediatos de Mesmer en Francia fueron Ambrose-Auguste
Liébault (1823-1904) e Hippolyte Bernheim (1837-1919). En 1864 Liébault comenzó a practicar como hipnotista en Nancy. Él sostenía un gran número de curas de enfermedad
física y convenció al inicialmente escéptico Bernheim del valor del procedimiento. Con
la ayuda de un químico, Emil Coué, combinó la hipnosis con los fármacos, y Nancy llegó
a ser un importante centro de tratamiento para enfermedades psicosomáticas. Una segunda clínica francesa de hipnosis fue la de Jean Martin Charcot (1825-1893) en París.
Fue a la clínica de Charcot a donde un joven médico vienes viajó en 1885 esperando
aprender cómo utilizar la hipnosis y tratar pacientes histéricos. El nombre del joven era
Sigmund Freud, y sus teorías y tratamientos cambiarían para siempre nuestra concepción de la condición humana.
SIGMUND FREUD (1856-1939)
Vida temprana de Freud
Sigmund Freud nació en Freiberg, Moravia, el 6 de mayo de 1856, el primer hijo de la
tercera esposa de Jacob Freud. En esa época Freiberg era parte del imperio austríaco; hoy
en día pertenece a la república checa. Freud fue criado bajo las tradiciones y creencias de
la religión judía, habiendo sido su bisabuelo un rabino. Aunque él más tarde describió su
actitud hacia la religión como "críticamente negativa", Freud siempre se consideró como
un judío. Su familia traza su herencia hacia el siglo XIV y en realidad huyeron de Colonia
para escapar de la persecución antisemita. El padre de Freud fue un comerciante de
madera, un hombre trabajador pero con frecuencia empobrecido. En 1859, cuando Freud
tenía tres años de edad, su familia se mudó a Viena. Dado que los judíos de Austria
habían sido emancipados apenas en 1848, todavía el antisemitismo estaba muy presente.
A pesar de las dificultades financieras de su familia, Freud se desempeñó bien en la
escuela y se graduó de la preparatoria con summa cum laude. Su padre lo premió enviándolo de viaje a Inglaterra, ya que habían mejorado las finanzas de la familia. Freud siempre fue un estudiante serio con una profunda necesidad de reconocimiento de parte de
su padre y de otras figuras de autoridad. Él le tenía amor a la literatura —Shakespeare
era su autor favorito— y era experto en alemán, francés, inglés, italiano, español, hebreo,
latín y griego (Jones, 1953).
282 Capítulo 8
La educación de Freud
Cuando a Freud le llegó el momento de prepararse para una profesión, sus sueños de ser
un gran general como sus héroes de la infancia Aníbal y Napoleón o un ministro de
Estado como Oliverio Cromwell, fueron destruidos por la dura realidad del antisemitismo. A finales del siglo XIX en Viena las opciones para un joven judío eran restringidas.
Freud consideró una carrera en leyes pero encontró monótonos los asuntos legales y, por
tanto, aunque más tarde admitió no tener "una predilección particular por la carrera de
doctor" (Freud, 1935, p. 13), eligió la profesión médica. Entró a la Universidad de Viena
en 1873. El miembro de la facultad favorito de Freud era Franz Brentano (capítulo 6), un
hombre al que Freud describió como "un tipo condenadamente listo". En cinco de sus
cursos, el católico Brentano condujo a Freud a una seria consideración del teísmo y de la
creencia en Dios. Pero la seducción fue breve y Freud mantuvo su posición como ateo
convencido, sin compromiso; como él mismo se describió "judío sin dios" (Gay, 1989, p.
685). Freud no se graduó hasta 1881. Dadas su trayectoria y dedicación, es sorprendente
que Freud se llevara tres años más que el promedio de los estudiantes de medicina para
obtener su grado. La demora lo causó un año de servicio militar en 1879, tiempo que
pasó traduciendo y editando una edición alemana de los trabajos de John Stuart Mili
(capítulo 2), y la investigación biológica que llevó a cabo bajo la dirección del profesor
de fisiología de Viena, Ernst Brücke. Freud realizó una investigación importante acerca
de la estructura gonadal de las anguilas y las células nerviosas de crustáceos, y desarrolló un importante método para teñir células nerviosas con base en cloruro de oro. En
total, pasó seis productivos años en el instituto de investigación de Brücke. Freud lo
abandonó de mala gana cuando fue claro que él no sería nombrado para una de las dos
ayudantías en investigación, las cuales fueron dadas a hombres jóvenes.
Freud pasó los siguientes tres años trabajando por su lado en varios departamentos
del hospital general de Viena, incluyendo cinco meses en la clínica psiquiátrica de Theodor
Meynert (1833-1892). Meynert tenía gran influencia sobre Freud, quien lo reconocía como
el hombre más brillante que había conocido. En la clínica de Meynert, Freud vio a sus
primeros pacientes histéricos. Esta experiencia fue importante, pero fue incluso más crítico para el desarrollo de su interés por la histeria, un caso visto por su colega Josef
Breuer (1859-1936).
La influencia de Josef Breuer y el caso de Anna O.
Breuer fue el hijo de un rabino emancipado conocido como maestro de religión liberal y
progresista(Hirschmüller, 1989). Breuer fue un neurólogo distinguido que como joven
investigador médico estableció que el nervio vago controla la respiración y el efecto de
equilibrio de los canales semicirculares. Implantó una exitosa práctica médica en Viena.
Los pacientes de Breuer incluían a la familia de Franz Brentano y al compositor Johannes
Brahms. A finales del siglo XIX en Viena, Josef Breuer era conocido como el "doctor con el
toque de oro" por su exitoso tratamiento de la histeria. Freud describió a Breuer como
"un hombre de notable inteligencia y catorce años más grande que yo. Nuestras relaciones pronto llegaron a ser más íntimas y se convirtió en mi amigo y me ayudó en muchas
circunstancias" (Freud, citado en Eissler, 1978, p. 13).
Desde noviembre de 1880, hasta el verano de 1882, Breuer trató a una atractiva mujer,
joven e inteligente, Bertha Pappenheim. Ella presentaba una gran variedad de síntomas
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 283
histéricos: tos persistente, ausencias durante las cuales ella miraba de manera fija al espacio, visión distorsionada, anorexia, parálisis, anestesias, personalidad doble y desórdenes de lenguaje, incluyendo una inhabilidad para hablar su nativo alemán, pero una
pericia en el inglés que no cambió. No pudieron encontrarse bases físicas para sus males.
El diagnóstico de Breuer fue neurosis histérica. De manera no sorprendente, Breuer encontró muy interesante a Pappenheim, y llegó a preocuparse con intensidad por su caso.
Cada tarde ellos analizaban sus recuerdos acerca de la primera ocasión en la que había
aparecido un síntoma. Muchos de los recuerdos se relacionaban con la enfermedad final
de su padre y las emociones intensas que ella experimentó mientras cuidaba de él y
después de su muerte en 1881. La parálisis de su brazo apareció por primera vez cuando
ella alucinó una gran víbora negra en la cama de su padre. Ella trató de quitar la víbora
con su brazo derecho pero se encontró con que no lo podía mover. Desde ese momento
su brazo se paralizó. Pappenheim era altamente susceptible a la hipnosis, y con frecuencia el trance le ayudaba a recordar tales memorias. Aquellos recuerdos eran emocionales
de manera intensa, pero después ella sentía calma y alegría. Breuer se refirió a este alivio
de tensión como catarsis, un término utilizado primero por Aristóteles (capítulo 1) y empleado por Breuer en el sentido de limpieza o purificación. Él encontró los efectos de la
catarsis totalmente sorprendentes, pero muy reales. Breuer empezó a describir su tratamiento de Pappenheim como "la cura del habla", mientras que ella se refería a él como
"deshollinación de la chimenea" (Clark, 1980, p. 102).
El tratamiento de Breuer con Bertha prosiguió, pero él estaba dedicando una cantidad inusual de tiempo al caso, con frecuencia la veía dos veces al día. La esposa de
Breuer se sentía infeliz y deprimida por la intensa relación e insistió en que terminara su
tratamiento con Pappenheim. La reacción de Bertha Pappenheim fue un parto histérico
y acusar a Breuer de ser el padre de su hijo. Ella fue institucionalizada durante un año,
pero cuando se enamoró del superintendente de la institución, su madre intervino y la
llevó de regreso a Alemania. Ahí ella se recuperó y llegó a tener una exitosa carrera como
la primera trabajadora social en Alemania y una celosa defensora de los derechos de las
mujeres (Ellenberger, 1972). Bertha Pappenheim murió en 1936. En 1954 el gobierno de
Alemania Occidental publicó un timbre postal mostrando su retrato.
Pappenheim era comprensiblemente sensible acerca de su relación con Breuer y toda
su vida se negó a comentar sobre su enfermedad y tratamiento. Cuando Breuer analizó
su caso con Freud, él respetó sus sentimientos y su amistad con la prometida de Freud,
refiriéndose a ella como Fráulein Anna O., el nombre mediante el cual se le ha llegado a
conocer. Freud quedó impresionado con su caso y lo analizaría más tarde en París con el
experto líder en histeria del siglo XIX, Jean Martin Charcot, quien, sin embargo, mostró
poco interés. Tanto Anna O., como Josef Breuer desempeñaron papeles importantes en el
desarrollo del interés de Freud en la histeria y en la formulación del psicoanálisis. Ella ha
sido descrita como "la mejor conocida de todos los pacientes en psicoterapia" (Hollender,
1980, p. 797).
El uso personal de fármacos de Freud
En la primavera de 1884 Freud comenzó a experimentar con cocaína. Él encontró que el
fármaco aliviaba sus sentimientos de depresión, cambiaba el mal humor por alegría y lo
ayudaba a trabajar. Llegó a ser un defensor entusiasta de la sustancia y publicó seis
284 Capítulo 8
trabajos en los siguientes dos años donde describía sus efectos benéficos (Bernfeld, 1953).
La cocaína parecía "una sustancia mágica", y por primera vez Freud se sintió como un
"verdadero médico". Él le dio cocaína a su hermana y le mandó alguna a su prometida,
Martha Bernays, "para hacerla fuerte y darle a sus mejillas un color rojo" (Jones, 1953, p.
81). Freud mismo tomó dosis cada vez mayores y fue afortunado por no convertirse en
adicto. Uno de sus amigos para quien prescribió el fármaco no fue tan afortunado: Ernst
von Fleischl murió adicto a la cocaína en 1891. Al principio el entusiasmo de Freud por la
cocaína fue compartido de forma amplia, pero para 1885 habían sido reportados numerosos casos de adicción a la cocaína y de intoxicación, y la alarma se extendió a través de
la comunidad médica. Como defensor del fármaco, Freud fue censurado y reprendido
por sus colegas. Su crítico más severo, Albrecht Erlenmeyer, etiquetó a la cocaína junto
con el alcohol y la morfina como "los tres azotes de la humanidad". Freud fue marcado
de manera profunda por este "episodio de cocaína".
Aunque Freud tuvo suerte en escapar de la adicción a la cocaína, toda su vida peleó
una batalla perdida en contra de su adicción a otro estimulante, la nicotina. En 1894,
cuando él tenía 38 años de edad, su médico le dijo que sus arritmias del corazón se
debían al fumar, aconsejándole que parara. Él continuó fumando mucho, con frecuencia
20 cigarros al día. Durante la Primera Guerra Mundial, cuando sus cigarros predilectos
estaban escasos, Freud comerciaba con los bordados de su esposa para abastecerse. Como
médico tenía conciencia del riesgo que tomaba y muchas veces intentó, de manera desesperada, dejar de fumar, pero siempre sin éxito. Cuando tenía 67 años de edad Freud
notó un picor en su paladar y en la mandíbula que no pudo ser aliviado y éste resultó ser
cáncer. No obstante, continuó fumando, racionalizándolo con base en la advertencia de
George Bernard Shaw: "No trate de vivir para siempre, no tendrá éxito." Desde 1923
hasta 1939 Freud pasó por una serie de 33 operaciones en su boca, garganta y paladar. Su
mandíbula fue casi removida por completo y reemplazada por una artificial a la que
Freud llamaba "el monstruo". Cuando estaba en sus 70 años un especialista en cáncer de
nuevo le aconsejó que dejara de fumar, pero Freud se rehusó a aceptar lo que él llamaba
su "sentencia de nicotina" (Jones, 1957, p. 159); continuó fumando mucho, para lo que
decía "nunca he sido capaz de conformarme sólo con un par de cigarros en mi cigarrera"
(Freud, citado en Jones, 1957, p. 121). La lucha de Freud de 45 años lo hace un trágico
prototipo de adicción a la nicotina (Brecher, 1972, p. 215).
Freud y Charcot
El año de 1885 fue bueno para Freud. Fue capaz de superar la notoriedad del episodio de
la cocaína y fue nombrado Privatdozent en la Universidad de Viena. Aplicó por una beca
para estudiar histeria e hipnosis bajo la dirección de Charcot en París. Tales becas eran
muy competidas, y su otorgamiento era con frecuencia político. Por fortuna, Freud tenía
el apoyo de Brücke y tuvo éxito. Viajó a París en octubre de 1885 y permaneció ahí hasta
febrero de 1886, cinco meses que cambiaron su vida para siempre.
Charcot estaba entonces en la cima de la fama y de la influencia, y su estatura en la
medicina francesa igualaba a la de Louis Pasteur en la química. A Charcot se le reconocía
por ser "el neurólogo más grande del mundo", y su clínica la Salpétriére era la "meca de
la neurología", en la cual los estudiantes se congregaban provenientes de muchos países.
La gran atracción eran las demostraciones de los jueves por Charcot respecto a fenóme-
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 285
nos histéricos y sus conferencias sobre hipnosis e histeria. Freud vio las demostraciones
de Charcot sobre inducción y la eliminación de síntomas histéricos mediante sugestión
hipnótica; y escuchó el postulado de Charcot de que esos síntomas estaban orgánicamente
basados pero tenían causas psicológicas. Los pacientes en la Salpétriére mostraban anestesias o parálisis "de tablero", que se presentaban y desaparecían sin seguir principios
anatómicos. Después de solo un mes en París, Freud describió a Charcot en una carta a
su prometida Martha Bernays:
Charcot, quien es uno de los más grandes médicos y un hombre cuyo sentido común alcanza grados de genialidad, está simplemente destrozando todos mis objetivos y mis opiniones. Algunas veces salgo de sus conferencias como salgo de Notre Dame, con una idea
por completo nueva acerca de la perfección. Pero él me agota. Cuando me separo de él dejo
de tener cualquier deseo por trabajar en mis propias cosas tontas... Mi cerebro está saciado
como después de una tarde en el teatro. Si la semilla algún día dará fruto o no, no lo sé,
pero lo que sí sé es que ningún otro ser humano me ha afectado nunca en la misma forma.
(Freud, 14 de noviembre de 1885, en Freud, Freud y Grubrich-Similtis, 1978, p. 114)
El episodio más significativo durante la época de Freud en París no ocurrió ni en la
clínica de la Salpétriére ni en una de las conferencias de Charcot, sino en una de las
fabulosas fiestas por las cuales Charcot era bien conocido. Ahí Freud escuchó por casualidad a Charcot describir el caso de una joven pareja casada; la esposa era una inválida
confirmada y el marido era impotente. Charcot afirmó de manera inflexible, "Mais, dans
ees pareils, c'est toujours le chosegenitale -toujours-toujours-toujours-toujours" (Pero en tales
286 Capítulo 8
casos siempre es un problema de sexo, siempre, siempre, siempre, siempre). Si ese fuera
el caso, se preguntó Freud, ¿por qué Charcot no decía eso en sus lecturas y escritos? Sin
embargo, estaba impresionado de que un neurólogo de la estatura de Charcot sostuviera
tal postura (Clark, 1980, cap. 4).
Cuando Freud regresó a Viena, tradujo uno de los libros de Charcot y en octubre de
1886 mandó un trabajo "sobre histeria masculina" a la sociedad de médicos de Viena.
Freud presentó y apoyó con entusiasmo la postura de Charcot, incluyendo su descripción de los síntomas histéricos en hombres. Cuarenta años más tarde, en su autobiografía, Freud recordó con amargura la reacción hostil a su presentación. Quien presidía
describió su postura como "increíble", y un crítico incluso le preguntó de manera sarcástica si estaba consciente de que la palabra histeria provenía de la raíz griega histeron para
denominar útero. La histeria masculina fue descrita por algunos como una imposibilidad y a Freud se le desafió para encontrar un caso de histeria masculina en Viena. Él fue
capaz de enfrentar este desafío y presentó tal caso un mes más tarde.
El episodio con frecuencia es descrito como la primera de un gran número de ocasiones en las cuales las posturas de Freud fueron rechazadas por el personal médico. Sulloway
(1979) propuso que los motivos de esta recepción hostil eran con mucho un mito creado
por las percepciones erróneas de Freud y por la visión que sus seguidores tenían de él
como un innovador intrépido y valiente. De acuerdo con Sulloway, el papel de Freud
como el mensajero autonombrado de París era innecesario, dado que las propuestas
de Charcot sobre la histeria eran bien conocidas en Viena. También, la visión de Freud
respecto a Charcot era muy positiva y nada crítica. Muchos en la audiencia tenían
una visión más realista de Charcot de la que poseía el poco crítico Freud. Aún más, una
descripción de histeria masculina no era nueva o revolucionaria como Freud había supuesto, dado que las descripciones sobre síntomas histéricos en hombres ya se habían
presentado previamente. La vieja teoría uterina de la histeria fue descartada de manera
contundente, y la pregunta sobre el origen de la palabra histeria había sido hecha por un
miembro muy viejo de la sociedad. La reacción general a la presentación de Freud fue de
manera muy probable no tan hostil como él la recordaba. De acuerdo con Sulloway (1979),
reportes históricamente cuestionables de éste y de episodios similares han contribuido
al mito de Freud como un héroe y un revolucionario.
La práctica médica de Freud en Viena
Freud estableció una práctica médica en Viena en 1886, con el tratamiento de la histeria
como su especialidad. Al principio utilizó tratamientos convencionales —baños, masaje,
electroterapia y curas de reposo— pero para 1889 concluyó que estos procedimientos no
eran efectivos. Él los cambió por el hipnotismo y regresó a Francia para estudiar las
técnicas de Liébault y Bernheim de la Escuela Nancy de Hipnosis. Freud también tradujo el texto de 1888 de Bernheim De ¡a Suggestion et de ses applications a la therapeiitique
(Terapéuticas sugestivas). Después de su regreso a Viena, Freud utilizó la hipnosis en el
caso de Frau Emmy von N., una inteligente mujer de 40 años de edad (MacMillan, 1979).
El síntoma más sorprendente que presentaba eran interrupciones periódicas de la conversación durante las cuales extendía sus manos y las ponía frente a su rostro, gesticulando
con horror y disgusto y diciendo: "Mantente tranquila —no digas nada— no me toques". Bajo hipnosis Freud encontró que muchos de sus miedos se relacionaban con
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 287
eventos de su niñez. Algunos de sus síntomas se aliviaron mediante el recuerdo de tales
eventos y otros a través de sugestión hipnótica directa, pero Freud no consideró su caso
como un éxito. Él llegó a estar cada vez más insatisfecho con la hipnosis como una técnica terapéutica. No todos los pacientes podían ser hipnotizados, y los que podían serlo
se sometían en diferentes grados. Algunos síntomas no eran afectados y otros se aliviaban sólo de manera temporal. Freud concluyó que su relación con cada paciente era de
mayor importancia que cualquiera de las técnicas que utilizaba. ¿Cómo podía él, sin
utilizar la hipnosis, mejorar su relación y motivar a los pacientes a liberar recuerdos
reprimidos?
Técnicas psicoanalíticas
Freud comenzó a darles instrucciones a sus pacientes respecto a tratar de recordar eventos asociados con la primera aparición de los síntomas histéricos. Él encontró que algunos pacientes eran capaces de recordar y describir recuerdos reprimidos por años. Con
frecuencia este recuerdo era benéfico para ellos, justo como lo había sido para Anna O.
Freud comenzó a depender cada vez más de un método de asociación libre en el cual se
le pedía a los pacientes describir todo lo que llegara a sus mentes. Freud describió este
método como facilitador de exploración de las profundidades de la mente humana, igual
que una excavación de un arqueólogo en una ciudad enterrada. Al principio él se refería
a este procedimiento como el "método de Breuer", luego como "análisis físico", y por
último como "psicoanálisis".
Freud rogó a Breuer publicar la descripción de Anna O. y su uso de la "cura del
habla" para producir catarsis. El precavido y conservador Breuer se negó a hacerlo; debido a su reputación establecida, su precaución es comprensible.* Finalmente, estuvo de
acuerdo en publicar Studien über Hysterie (Estudios sobre la Histeria) con Freud en 1895.
Ellos describían a Anna O. y otros cuatro pacientes histéricos. Aun habiendo escrito este
libro, sus posturas comenzaron a divergir. Breuer creía que el factor crucial en un tratamiento exitoso de la histeria habría sido la catarsis. El paciente describe sus síntomas; el
terapeuta escucha con cuidado y atención. Freud aceptaba la importancia de la catarsis,
pero veía mucho más en la relación paciente-terapeuta de lo que lo hacía Breuer.
Christopher Monte señala el insight de Freud en Bajo la Máscara (Monte, 1980) acerca de
la relación clínica y en la cual había mucho más de lo que Breuer estaba deseoso de ver:
Breuer no lo podía haber sabido, pero su paciente lo veía como todos los futuros pacientes
analíticos verían a sus terapeutas, como padre, amante, confesor, amigo, rival, villano y
héroe, haciendo surgir las emociones para estas percepciones cambiantes del terapeuta
provenientes de relaciones previas con personas importantes en su vida. (Monte, 1980, pp.
44-45)
Freud más tarde describió este proceso de proyectar emociones e imágenes de relaciones pasadas en el terapeuta como transferencia, y la respuesta del terapeuta como
contratransferencia. Anna O. transfirió sus sentimientos por su padre a Breuer, él en cambio le contratransfirió su amor a ella. Freud desarrolló esta teoría de la transferencia de
* Ellenberger (1972) proporciona una revisión crítica y datos adicionales acerca del caso de Anna O.
288
Capítulo 8
manera más completa en su análisis de "Dora", una joven mujer de 18 años referida a
Freud por su padre. Dora había acusado a su padre de tener un amorío con la esposa de
Herr K. Y decía que Herr K. la había hostigado sexualmente desde que tenía 14 años
de edad. De acuerdo con Freud, el intenso anhelo de Dora por su padre fue transferido a
Herr K.*
Breuer fue incapaz de aceptar el análisis de Freud sobre su relación con Anna O., y
terminó su vínculo profesional. Freud recordaba que "el desarrollo del psicoanálisis más
tarde me costó su amistad [la de Breuer]. No fue fácil para mí pagar tal precio, pero no
podía escapar a él" (Freud, citado en Eissler, 1978, p. 33). Freud siempre reconoció la
influencia de Breuer en su pensamiento, la primera descripción de Breuer sobre la catarsis fue en especial importante. Breuer también sirvió como un significativo modelo a
seguir, como colaborador y fuente de apoyo para Freud. A cambio, Breuer describía sus
sentimientos de asombro y admiración por Freud y recordaba que "él contempló después su altísimo intelecto como una gallina a un halcón" (Jones, 1953, cap. XI). Después
de la separación, Breuer trató un gran número de casos de histeria por su propia cuenta
(Hirschmüller, 1989, pp. 316-319). Pero ninguno de esos casos tuvo el impacto o la importancia del caso de Anna O.
La teoría de la seducción de Freud
Los años de 1887 a 1910 fueron el gran periodo de creatividad y descubrimiento de Freud.
Con frecuencia mantenía correspondencia con un médico especialista en oído, nariz y
garganta de Berlín, Wilhelm Fliess (1858-1928), quien tomó el lugar de Breuer como su
confidente. Ellos intercambiaban manuscritos y trabajos; su correspondencia proporciona un invaluable registro de su relación y del genio creativo de Freud. En 1950 se publicó
una selección de 168 cartas de Freud a Fliess. Mucho antes, Freud se sorprendió al saber
que las cartas habían sido conservadas y rogó a su propietaria, la analista princesa Marie
Bonaparte, no permitir su publicación. Las cartas muestran una intensa relación emocional entre los dos hombres. Freud se refiere a Fliess como "mi arbitro supremo". Fliess
"suspiraba por nuestro encuentro", y Freud encontró su alabanza "néctar y ambrosía"
(Jones, 1953, cap. XIII). Freud hubiera nombrado a cualquiera de sus dos hijos más jóvenes Wilhelm, pero ambos fueron niñas.
Fliess creía en la existencia de dos ciclos fundamentales en la vida: un ciclo masculino
de 23 días y uno femenino de 28 días que no debía ser confundido con el ciclo menstrual.
Estos ciclos están presentes en toda célula viviente. Dentro de cada ciclo existen picos y
valles en vitalidad física y mental. Fliess creía que ambos ciclos están conectados de
manera íntima con el revestimiento de mucosa de la nariz. Él pensaba haber encontrado
una relación entre la irritación nasal y varios síntomas neuróticos e irregularidades sexuales. Fliess diagnosticaba estas enfermedades mediante la inspección de la nariz y las
trataba aplicando cocaína en los "puntos genitales" en el interior de la nariz. En dos
ocasiones él operó la nariz de Freud. En 1895, Freud también arregló que Fliess operara
a una de sus pacientes histéricas, Emma Eckstein. Fliess arruinó la oportunidad dejando
una almohadilla de gasa en la herida. Ésta se pudrió hasta que fue descubierta y removi* El análisis de Freud de Dora y el concepto de transferencia ha sido atacado por Lakoff y Coyne (1993) en su
libro Papá lo sabe mejor: el uso y abuso del poder en el caso de Freud "Dora".
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 289
da mediante otra cirugía un mes más tarde (Robinson, 1984, p. 32). Freud de manera
repetida tranquilizaba a Fliess diciéndole que no debía sentirse responsable por lo sucedido a Eckstein y caracterizaba la continua hemorragia nasal que ella había experimentado como psicosomática.
De acuerdo con la teoría numerológica de Fliess, ambos ciclos vitales están presentes
en los hombres y en las mujeres, pero uno u otro es suprimido por el ciclo dominante.
Así, los humanos son inherentemente bisexuales. Fliess también sostenía que ambos ciclos comienzan en el nacimiento y, por tanto, eventos en la vida temprana pueden tener
efectos duraderos. Freud creía que tales eventos son con frecuencia sexuales. Él le dijo a
Fliess de su sobresalto al escuchar a muchos de sus pacientes recordar indignidades y
hostigamiento sexual en su infancia, con frecuencia efectuados por sus padres. Freud
creía que tales episodios eran generalizados. Los pacientes con neurosis obsesivas con
frecuencia reportaban seducciones prepubertales por parte de los padres, con mayor
frecuencia del padre. Esos pacientes, a diferencia de los histéricos, reportaban que la
experiencia sexual había sido placentera. En abril de 1896, Freud describió 18 casos analizados de manera exhaustiva en la reunión de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología
de Viena. En todos esos casos había uno o más episodios de experiencia sexual prematura
en la infancia. Freud estaba convencido que tales experiencias eran críticas en la etiología de la histeria. El trabajo de Freud no fue bien recibido por muchos miembros de la
audiencia. Richard von Krafft-Ebbing era una autoridad en sexualidad y su Psychopathia
Sexualis (1886) era un texto definitivo sobre patologías sexuales. Él describió la presentación de Freud como "un cuento de hadas científico", mientras otro crítico la llamó "horrible esposa vieja de la psiquiatría" (Clark, 1980, p. 158). Freud, sin embargo, no se dejó
intimidar y publicó su trabajo describiendo la teoría de la seducción de la histeria.
Para septiembre de 1897, sin embargo, en una carta para Fliess, Freud expresaba sus
dudas acerca de si la teoría de la seducción era cierta o no. Tal vez había sugerido a
sus pacientes lo que estaba buscando, y ellos a cambio le habían reportado seducciones
sexuales. Tal vez los episodios de seducción sexual en realidad no se presentaban, sino
que más bien eran fantasías. Quizá sus pacientes habían descrito eventos imaginarios o
deseados en lugar de reales. A pesar de su humillación, Freud había llegado a dos importantes conclusiones: la realidad de la sexualidad infantil y el darse cuenta de que
cuando un paciente recuerda tales memorias sexuales, la mente inconsciente no distingue entre la verdad y la "ficción emocionalmente cargada". Estos recuerdos sexuales de
los pacientes, aunque fantasías, eran determinantes críticos de su estado psicológico. En
ese sentido los recuerdos eran tan reales e importantes como cualquier evento real. Así,
existen dos tipos de realidad: la verdadera y la psíquica. Cuando la realidad verdadera
es demasiado atemorizante o violenta, la realidad psíquica puede tomar su lugar. El
objetivo de Freud fue liberar cada vez más a sus pacientes de la realidad psíquica y
darles conocimiento y entendimiento de la realidad verdadera.
En 1984, Jeffrey Moussaieff Masson publicó El Asalto a la Verdad, en el cual afirmaba
que Freud había renegado de manera deshonesta de su descubrimiento sobre la seducción infantil con el objetivo de aplacar a la opinión pública y de restablecerse con el
personal médico vienes. Masson también acusó a Freud de que de haber permanecido
fiel a su teoría original de la seducción; la historia entera del psicoanálisis hubiera sido
diferente. En lugar de explorar las vidas sexuales imaginarias de los niños, los abusos
sexuales reales en contra de ellos habrían sido conocidos (Crewdson, 1987). Masson describió el cambio de Freud como emblemático del curso del psicoanálisis hasta el presen-
290
Capítulo 8
te: demonios sociales reales tales como importunar a los niños y el abuso sexual, fueron
justificados como fantasías.
Los defensores de Freud han desafiado el reporte de Masson, al enfatizar la importancia del autoanálisis que Freud comenzó en el verano de 1897 (Storr, 1984). Freud descubrió sus propios deseos sexuales hacia su madre y su deseo de deshacerse de su padre.
Él sabía que en su propio caso no había tenido lugar un incesto real. Lo que él más tarde
llamaría complejo de Edipo estaba basado en la fantasía, no en la realidad. Lo que fue
cierto en él también fue verdadero en sus pacientes. Aunque el incesto ocurra, Freud
concluyó que no es por lo general la causa de la histeria u otras neurosis. Storr también
encontró la descripción de Masson acerca de las motivaciones de Freud como poco convincente. Él escribió que "aunque Freud era con frecuencia dogmático y algunas veces
estaba equivocado, se encontraba lejos de ser orgulloso, estaba demasiado acostumbrado al aislamiento y era muy honesto para descartar una teoría porque fuera inaceptable
para el personal médico. Todo lo que sabemos acerca de su carácter hace la acusación del
señor Masson completamente improbable" (Storr, 1984, p. 35). Además, como Robinson
(1984) señaló, la descripción de Masson no tiene sentido por "la posición de la cual Freud
se 'retractó' —por ejemplo la teoría de la sexualidad infantil— era incalculablemente
más objetable a los prejuicios Victorianos del personal médico de lo que la teoría de la
seducción podía ser" (Robinson, 1984, p. 30).
La interpretación de los sueños
La correspondencia de Freud muestra referencias dispersas de los sueños ya desde 1882.
Su primer intento por entender e interpretar los sueños siguió a su análisis de pacientes
en la década de 1890 (Strachey, 1961, p. xiv). Él llegó a ver los sueños como la via regia
(camino real) al inconsciente (Jones, 1953, p. 351) y una herramienta invaluable para
explorar la mente inconsciente. Distinguió entre el contenido manifiesto de los sueños:
los eventos, las situaciones, las cosas y las personas con las que soñamos, y el contenido
latente de los sueños: el significado subyacente de los elementos manifiestos de los sueños. De manera típica, para Freud, el contenido latente representa deseos reprimidos.
Para comprender el contenido latente, el lenguaje especial de los sueños debe ser descifrado e interpretado, de ahí el título del libro de Freud La interpretación de los sueños
(1900/1961). Aunque este libro se considera un clásico y se lee de manera amplia, cuando se publicó por primera vez no fue un éxito. Después de dos años sólo se habían vendido 351 copias, y pasaron seis años más antes de que la primera edición completa de
600 copias se vendiera. En años posteriores, no obstante, el libro se vendió bien y fueron
publicadas ocho ediciones durante la vida de Freud. El libro tuvo el poder de influenciar
a muchos lectores. Uno de ellos, Hanns Sachs, un analista alemán, escribió:
La primera vez que abrí el Traumdeutung [Interpretación de los sueños] fue un momento de
destino para mí —como conocer a la "femme fatale", sólo que con un resultado decididamente más favorable—. Hasta ese momento yo había sido un hombre joven que supuestamente estudiaba leyes pero que no cumplió con la suposición —un tipo muy común entre
la clase media en Viena en el cambio de siglo—. Cuando terminé el libro, había encontrado
la única cosa por la que valía la pena vivir. (Sachs, 1944, citado en Momigliano, 1987,
p. 375)
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 291
La interpretación de los sueños es Freud en su texto más intrigante y estimulante, y él lo
consideró el más importante de todos sus trabajos (Clark, 1980, p, 181).
La psicopatología de la vida cotidiana
Mientras escribía La interpretación de los sueños, Freud descubrió otro "camino al inconsciente" en tales eventos de la vida cotidiana: lapsus del habla y la escritura, fracasos
temporales de la memoria y errores triviales. Estas psicopatologías de la vida cotidiana
las describió en otro libro clásico publicado bajo ese título en 1901. Freud presentó muchos ejemplos de lapsus del habla que creía eran sintomáticos de las dinámicas inconscientes. Un periódico de Viena una vez se refirió a un miembro poco popular de la familia
real como el "príncipe payaso". El presidente de la cámara del parlamento austríaco,
esperando un tormentoso debate, abrió la sesión declarando: "Caballeros, noté que un
gran grupo de miembros está presente y por este medio declaro cerrada la reunión"
(Freud, 1901, p. 77). Cuando una de sus pacientes regresó de visitar a su tío, Freud le
preguntó cómo era. Ella replicó, "no lo sé, yo ahora sólo lo veo inflagranti". El día siguiente ella se corrigió a sí misma, explicando que quizo decir en passant (Freud, 1901, p.
83). Un judío recientemente convertido a la cristiandad le dijo a sus hijos que fueran al
jardín pero los llamó juden (judíos) en lugar de jungen (niños) (Clark, 1980, p. 206). Tales
accidentes en apariencia triviales, esos contratiempos como el del catedrático de Oxford
quien brindó por "queer deán" en vez de "dear queen" y los maridos que de manera
repetida pierden sus anillos de bodas o colocan en el lugar erróneo las llaves de su carro
antes de manejar a un evento importante, eran para Freud indicativos de conflictos y de
deseos incoscientes.
Teoría de Freud del desarrollo de la personalidad
En la primera década del siglo XX, Freud también desarrolló su teoría psicosexual del
desarrollo de la personalidad, en la cual toda persona progresa a través de varias fases a
lo largo de su niñez —oral, anal, fálica, de latencia y genital— cada una caracterizada
por un conflicto entre la gratificación de los instintos y las limitaciones del mundo externo. Si el niño recibe muy poca o demasiada satisfacción en cualquier fase, tal vez no sería
capaz de moverse con facilidad a la siguiente fase de desarrollo. Sub o sobregratificación
puede también resultar en fijación o en un investimiento de una porción de energía
libidinal en la fase, conduciendo más tarde en la vida a conductas que son características
del conflicto durante la fase particular. El postulado de Freud de la libido y los sentimientos sexuales de satisfacción en los niños causaron furor. Se decía que los niños pequeños eran puros y no adulterados. Sugerir tales motivaciones era terrible.
Una de las ideas más controvertidas en la teoría del desarrollo de la personalidad de
Freud, fue la del complejo de Edipo. Durante la fase fálica del desarrollo de un niño, según
Freud, experimenta deseos por su madre y hostilidad hacia su padre. La resolución de
esta situación ocurre cuando el niño experimenta temor de la castración por parte de su
padre y este temor es vencido con su identificación con él. El término complejo de Electra
fue utilizado por Freud para describir la experiencia de una niña pequeña durante la
fase fálica. Más tarde, Freud argumentó en contra de esta introducción en su trabajo
292
Capítulo 8
La realidad acerca de los recuerdos reprimidos
En 1990 en la ciudad de Redwood, California,
George Franklin padre, a la edad de 51 años
sostuvo un juicio por un asesinato que había
ocurrido más de 20 años antes. La víctima,
Susan Kay Nelson, era una niña de ocho años
de edad. La propia hija de Franklin, Eileen,
que tenía también ocho años en el momento
del asesinato en 1969, proporcionó la evidencia principal en contra de su padre. Sus recuerdos del brutal asesinato aparentemente
habían sido reprimidos por más de 20 años.
En una serie de escenas retrospectivas, con
frecuencia desencadenadas por interacciones
con su propio hijo e hija, Eileen recordaba
fragmentos de aquel suceso: su padre atacando sexualmente a Susan, la lucha en la camioneta familiar, su padre aplastando a
Susan con una roca y su cuerpo en el suelo
cubierto con sangre. Las memorias confidenciales y detalladas de Eileen impresionaron
a su terapeuta, a los miembros de su familia,
a su abogado y por último a un jurado. Su
padre fue declarado culpable por asesinato
en primer grado.
Este terrible suceso parece ajustarse bien
a la teoría de la represión de Freud. Una niña
observa un terrible acontecimiento, su padre
atacando sexualmente y asesinando a su
amiga. Ella está traumatizada y, por tanto, el
terrible recuerdo es empujado a un profundo rincón de la mente inconsciente. Ahí permanece durante décadas hasta que se libera
en la conciencia, ya sea en terapia o, como en
el caso Franklin, desencadenada por eventos de la vida. Tales recuerdos son tan sorprendentes y profundos, que en consecuencia han provocado una enorme atención. En
muchos casos involucran abuso sexual infantil. En 1988 Bass y Davis publicaron El valor
de curar que se convirtió con rapidez en la
"biblia" de los sobrevivientes de abuso sexual
e incesto. Fundamental al argumento del libro es la afirmación de que los recuerdos de
tal abuso e incesto son reales.
Numerosos artículos describiendo el retorno de recuerdos reprimidos se han publicado mucho tiempo antes. Éstos provocan un
interés enorme y una poderosa respuesta, en
especial cuando involucran a celebridades.
En 1991, en la revista People, la actriz Roseanne Barr Arnold describió sus recuerdos acerca del abuso que recibió de su madre cuando
era una niña hasta la edad de siete años. Las
memorias de Barr fueron recordadas en te-
"Sexualidad femenina" (Freud, 1931 en Strachey, 1966, p. 194), porque enfatizaba un
desarrollo análogo en los dos sexos, una postura que Freud no pudo apoyar. Él prefirió
el término complejo de castración para las mujeres, según Freud debido a que su trauma se
centraba en su decepción al descubrir que en realidad ella había sido castrada,
presumiblemente por su madre. También, a diferencia del desarrollo en el niño, el cual
por lo general sigue sólo un curso, el desarrollo en las niñas, sugirió Freud, puede seguir
una de tres posibles líneas. La primera resulta en una repulsión general en contra de la
sexualidad. La segunda conduce a la niña a asirse a la esperanza de obtener un pene y a
la fantasía de ser un hombre. Freud sugirió que este "complejo de masculinidad" puede
también resultar en una elección manifiesta de un objeto de amor homosexual. En la
tercera línea de desarrollo, la niña supera su atracción preedípica hacia su madre y toma
a su padre como su objeto de amor, desarrollando así una atracción femenina hacia el
padre y una orientación sexual femenina (Strachey, 1966, pp. 229-243).
Freud creía que su teoría de la personalidad, su "andamio de la mente", era su contribución más importante. Él concebía que la mente consistía de tres estructuras sepa-
La historia de ¡a psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 293
La realidad acerca de los recuerdos reprimidos (continuación)
rapia. El mismo año una antigua "señorita
Estados Unidos", Marilyn Van Derbur, declaró públicamente acerca del recuerdo reprimido de violación sexual por su padre. Aquel
recuerdo fue revelado después de la muerte
del padre. Tales casos eran altamente
publicitados. En 1993 la revista Time publicó
un artículo importante sobre "Mentiras de la
Mente" reportando que:
A lo largo de Estados Unidos en los pasados
años literalmente miles de personas —principalmente mujeres de 20, 30, y 40 años— han estado
presentando recuerdo de que sufrieron abuso
sexual cuando niños, casi siempre por miembros
de su propia familia, en sus hogares o, en muchos
casos, en lugares escondidos donde eran practicados rituales extraños. (Jaroff, 1993, p. 52)
Time describía tales reportes como que
habían alcanzado proporciones epidémicas.
La pregunta permanece: ¿Tales recuerdos
son auténticos? Los intentos para contestar
esa pregunta han conducido a una controversia amarga que hasta ahora no está resuelta. Los psicólogos, aunque compasivos con
las personas con tales recuerdos, se encuentran entre los más escépticos. Después de re-
visar más de 60 anos sobre investigación acerca de recuerdos reprimidos, Holmes (1990)
las describió como sólo "estudios de caso
impresionistas" y "especulaciones clínicas sin
confirmar". Ganaway (1992) enfatizó la falta
de apuntalamientos científicos para tales reportes. Ofshe, un psicólogo social, afirmó que
la terapia de "memoria recuperada" llegaría
a ser reconocida como la charlatanería del
siglo XX" (Jaroff, 1993, p. 55). Cada vez más
acusadores con memoria recuperada se han
retractado y han demandado a los terapeutas y a los clínicos, afirmando que los conducen por mal camino. Alarmada por la situación, la Asociación Americana de Psicología
ha nombrado un grupo de trabajo para investigar el fenómeno de la falsa-memoria.
Tanto la American Medical Association como
la American Psychiatric Association han comisionado investigaciones similares. La pregunta está sin resolver, pero es motivante ver
psicólogos contribuyendo con sus conocimientos en investigación y en clínica en formas impresionantes. La investigación y los
escritos de Elizabeth Loftus son en especial
balanceados y son una autoridad (Loftus,
1993).
radas pero independientes: el ello, el yo y el superyó. El ello es por completo inconsciente
y es la fuente de impulsos y pulsiones básicos; es el depósito biológico que subyace a
todas las acciones. El ello opera en conformidad con el "principio de placer" y busca
gratificación y satisfacción inmediatas. El yo deriva su energía del ello, pero es el instrumento de la razón y la cordura. Intenta reunir las demandas del ello con las limitaciones
de la realidad; de esta manera, opera en términos del "principio de realidad". Mucho del
yo es consciente y utiliza la memoria, la percepción del medio ambiente y hábitos para
desempeñar el papel de ejecutivo racional. Por último, el superyó incorpora criterios absolutos de moralidad y ética y desempeña el papel del "gran negador y prohibidor".
Ciertos caminos de satisfacción no están permitidos y, por tanto, hablando de manera
imprecisa, el superyó desempeña el papel de la conciencia.
Freud consideraba que el yo servía a tres amos: al ello, con sus demandas de gratificación inmediata y de alivio de la tensión; el superyó, con sus prohibiciones y restricciones; y la realidad del mundo en el que la persona vive. En otros momentos Freud comparó
la relación entre el yo y el ello con la que se da entre el cochero y sus caballos: los caballos
294 Capítulo 8
proveen la energía y el impulso, y el cochero la dirección. En la personalidad saludable
los tres componentes trabajan juntos en armonía, en gran parte como el resultado de un
yo fuerte; en la personalidad histérica o neurótica, no lo hacen. Algunas veces Freud
escribió como si el ello, el yo y el superyó fueran entidades reales residentes en algún
lugar dentro de la persona, y es importante recordar que son sólo metáforas.
Freud y sus seguidores
Con su incrementada fama e importancia, Freud atrajo seguidores. Él se consideraba
como su líder, maestro y profeta. Comenzando en 1902 con un pequeño grupo de cinco
hombres, incluyendo a Freud, Alfred Adler, junto con dos médicos: Max Kahane y Rudolf
Reitler, y un neurólogo, Wilhelm Stekel. Freud había tratado con éxito a Stekel. Todos
ellos se reunían los miércoles por la tarde en su sala de espera de Viena. Llegaron a ser
conocidos como la sociedad psicoanalítica de los miércoles. Para 1908 este grupo se expandió a 20 miembros y cambiaron su nombre al de Sociedad Psicoanalítica de Viena.
Cuando Alfred Adler (1870-1937) desarrolló críticas de la teoría sexual de la histeria y de
la hipnosis de Freud, los dos hombres llegaron a alejarse. Para 1911 Adler había sicio
forzado a renunciar a la Sociedad Psicoanalítica de Viena, llevándose a nueve de sus
seguidores con él. Adler entonces fundó una escuela de "psicología individual" que
enfatizaba los factores sociales y la unidad de salud y conducta armoniosa (McGee, Huber,
y Cárter, 1983). La escuela de Adler de psicología individual competía con el psicoanálisis ortodoxo de Freud.
Una separación incluso más amarga se desarrolló entre Freud y Cari Jung (1875-1961).
Sus envíos de cartas comenzaron en 1906 después de que Jung le mandó a Freud una
copia de su libro describiendo su investigación sobre pruebas de asociación. Durante los
siguientes siete años ellos intercambiaron cartas frecuentes, 360 de las cuales se han conservado (McGuire, 1974). La correspondencia de Freud y Jung muestra un claro cambio
en su relación. Al principio Jung es el estudiante sumiso, ávido por aprender de Freud;
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 295
luego se transforma en el "príncipe coronado" y su sucesor destinado. Siete años más
tarde, después de que Jung se había sumergido en la mitología y desarrollado conceptos
tales como inconsciente colectivo, que eran inaceptables para Freud, la correspondencia
entre los dos hombres terminó con esta sucinta carta (McGuire, 1974, p. 94):
Querido profesor Freud,
Accedo a su deseo de abandonar nuestras relaciones personales, por mi parte nunca confío
mi amistad a nadie. Usted mismo es el mejor juez de lo que este momento significa para
usted. El resto es silencio...
Sinceramente,
Jung
Jung y sus colegas suizos fueron expulsados del movimiento psicoanalítico en 1914.
Freud era autoritario, paternalista y dogmático. Era incapaz de tolerar desacuerdos
—su amistad con Fliess terminó en una violenta pelea— ni de aceptar desafíos de sus
seguidores. Ellos eran sus hijos, sus discípulos y estaban para aceptar lo que él decía sin
preguntas. Los desacuerdos eran actos de traición y los disidentes eran considerados con
frecuencia difamadores (Roazen, 1975). En reacción a las deserciones de Adler y Jung,
Freud estableció en 1912 un comité secreto de adeptos leales para asegurar la pureza y la
ortodoxia. La fotografía de 1912 del comité estaba colgada en la sala de espera de Freud.
296 Capítulo 8
De izquierda a derecha, Otto Rank, Karl Abraham, Max Eitington, y Ernest Jones de
pie en la fila de atrás. Al frente, Freud sentado a la izquierda con Sandor Ferenczi y
Hanns Sachs a su izquierda. Freud le dio a cada uno de estos hombres un anillo especial,
y el comité continuó reuniéndose en secreto para tramar el curso del movimiento psicoanalítico y rechazar a los críticos, hasta 1927 cuando el grupo se fusionó con el comité de
la International Psychoanalytical Association. Rank, Abraham, Ferenczi y Sachs llegaron
a ser psicoanalistas bien conocidos, mientras Jones es mejor conocido por su biografía de
Freud. Max Eitington es una figura intrigante. Él fue un rico hombre de negocios que fue
analizado por Freud y que actuó como su secretario social desde 1925 hasta 1937. En una
historia de la policía soviética secreta, la KGB, el historiador John J. Dziak hizo el sorprendente cargo de que Eitington era un miembro activo de la KGB durante este periodo
y que estaba involucrado en limpias stalinistas y ejecuciones (Schwartz, 1988).
Aunque no eran parte del círculo cercano de Freud, las mujeres analistas se levantaron hasta posiciones altas con el movimiento psicoanalítico y fueron teóricas exitosas y
terapeutas altamente reconocidas (Thompson, 1987). La hija de Freud, Arma Freud (18951982) fue la más leal de sus seguidoras (Young-Bruehl, 1988). Anna Freud no asistió a la
escuela de medicina, en vez de eso recibió la tutoría de su padre. Ella describió su entrenamiento analítico como "completamente irregular si no es que desorganizado" (A. Freud,
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 297
citada en Fine, 1985, p. 230). Su relación padre-hija estaba gobernada tanto por la fe de
Freud en que Anna no sería igual a otras niñas como por las expectativas vienesas acerca
de los papeles apropiados para las mujeres. Anna Freud luchó por lograr "lo mismo que
un hombre" y no para "danzar y ser generosa" como una mujer (Young-Bruehl, 1988,
pp. 129, 127). Anna Freud desarrolló técnicas psicoanalíticas para niños y métodos
innovadores tales como la terapia de juego. Ella estableció la primera guardería diurna
en Viena. Anna Freud dedicó su vida a su padre. Ella nunca se casó y fue su confidente,
su secretaria y su compañía. Ella se fue al exilio con Freud en 1938 y en 1947 estableció la
Clínica de Terapia Infantil de Hampstead en Londres. Ese centro estaba en gran parte
apoyado por fondos estadounidenses, lo cual era irónico dado el reportado odio a Anna
Freud en Estados Unidos (Fine, 1985, p. 230). Una consecuencia de tal apoyo fue que a
los estudiantes estadounidenses se les diera preferencia en el centro y, por consiguiente,
muchos fueron entrenados ahí. El legado duradero de Anna Freud es la extensión del
psicoanálisis de su padre a niños. Una vez, cuando uno de los jovencitos de su clínica le
preguntó cuántos hijos tenía, Anna Freud replicó de manera honesta, "tengo muchos,
muchos hijos" (Barlow, 1991, p. 389).
Karen Horney (1885-1952) enseñaba en el Instituto Psicoanalítico de Berlín, del cual
ella era un miembro fundador. En 1932 Horney se unió al Instituto Psicoanalítico de
Chicago y en 1934 llegó a pertenecer al personal del Instituto Psicoanalítico de Nueva
York (Quinn, 1987). Horney fundó la Asociación para el Avance del Psicoanálisis en 1941.
Entre 1922 y 1935 Horney escribió 14 trabajos en los cuales refutaba la tendencia
antifeminista de Freud y enfatizaba determinantes sociales en lugar de biológicos en las
diferencias de sexos y la "psicología femenina". Horney fue una potente crítica de la
postura de Freud acerca de las mujeres. De acuerdo con Horney, no es que las mujeres
envidien a los hombres su anatomía, sino las oportunidades y el poder abiertos a éstos,
pero tan frecuentemente negados a las mujeres. Horney escribió que "la afirmación de
que una mitad de la raza humana está descontenta con el sexo asignado a ella y puede
vencer este descontento sólo con circunstancias favorables es decididamente insatisfactoria" (Horney, citada en Dinnage, 1987, p. 11). El énfasis de Horney en los determinantes sociales de las neurosis y su rechazo de tales piedras angulares como el complejo de
Edipo fueron modificaciones importantes (Quinn, 1987). Otras importantes analistas
mujeres incluyen a Melanie Klein, Helene Deutsch y Marie Bonaparte (Bertin, 1982).
Reconocimiento y éxito
La posición de Freud dentro del mundo intelectual fue asegurada al final de la primera
década de este siglo. Su invitación a la Conferencia Clark (capítulo 9) significó el desarrollo de su reputación internacional (S. Rosenzweig, 1992). Después de la Primera Guerra Mundial, la fama e importancia de Freud siguieron creciendo y era muy solicitado
como terapeuta. Atrajo grandes cantidades de pacientes, muchos de Estados Unidos, y
fue capaz de cobrar tarifas por hora dos o tres veces mayores de las que cobraban sus
colegas en Viena. Pero Freud admitió que él "nunca había sido un terapeuta entusiasta"
(Roazen, 1975, p. 133) y que había "llegado a ser un terapeuta en contra de mi voluntad"
(Roazen, 1975, p. 134). Anna Freud en alguna ocasión llamó al psicoanálisis "una estúpida manera de vivir" (Young-Bruehl, 1988). Freud nunca abrigó el deseo de ser el salvador de la humanidad y siempre reconoció que su objetivo era entenderla en lugar de
298 Capítulo 8
ayudar a los individuos. Se reporta que Freud dijo "yo prefiero diez veces más a un
estudiante que a un neurótico" (Freud, citado en Momigliano, 1987, p. 376). Las expectativas de Freud respecto a la terapia eran limitadas, aunque continuó viendo un gran
número de pacientes porque necesitaba el dinero, quería confirmar sus especulaciones
teóricas y deseaba mantener su poder en el movimiento psicoanalítico a través de sus
análisis de los analistas en entrenamiento.
Roazen también muestra que algunas ortodoxias freudianas no son más que contraseñas. Freud fue muy descartante de la necesidad de los analistas de tener un grado
médico y no tenía una gran opinión de la profesión médica. Él creía que los "analistas
laicos" que no eran doctores médicos podían funcionar de manera muy adecuada. Adoptó
la clásica posición del analista freudiano, sentándose atrás del diván del paciente, sólo
porque le disgustaba ser mirado todo el día; con frecuencia analizaba a sus amigos y
parientes y socializaba con sus pacientes, conductas consideradas tabú por analistas
posteriores. El análisis con Freud con frecuencia duraba sólo unas cuantas semanas, raramente tardaba más de dos meses. Más tarde se convertiría en un proceso que con
frecuencia duraba años. Freud también tenía un fuerte interés en el ocultismo y una
pobre opinión de Estados Unidos y de sus habitantes. Su hija Anna Freud insistió en que
las opiniones antiestadounidenses de su padre fueran suprimidas de la biografía autorizada de Freud (Jones, 1953), dado que en ese momento la ciudad de Nueva York era la
capital psicoanalítica del mundo. También llega como una sorpresa saber por medio de
Roazen que Freud, el descubridor de la sexualidad infantil, mandó a sus propios hijos al
doctor de la familia para aprender los hechos de la vida (Roazen, 1975, p. 58). Fue Freud
la autoridad mundial en motivación humana, quien le escribió a Marie Bonaparte que
"la gran pregunta que nunca ha sido contestada y que todavía no he sido capaz de responder, a pesar de mis 30 años de investigación sobre el alma femenina, es ¿qué quiere
una mujer?" (Freud, 1966, p. 244).
Freud en el exilio
De manera trágica, Freud desestimó el peligro que representaban los nazis. De acuerdo
con su biógrafo, Ernest Jones, Freud creía ardientemente que los alemanes contendrían
el movimiento nazi porque "una nación que produjo a Goethe posiblemente no podía ir
al mal" (Jones, 1957, vol. III, p. 151). En el congreso de psicología de Leipzig en 1933, el
psicoanálisis fue etiquetado como "ciencia judía", prohibiéndose más tarde en Alemania. El Instituto Psicoanalítico de Berlín, fundado en 1921, fue cerrado. Incluso después
de la ocupación nazi en Austria, en marzo de 1938, Freud continuó negando la realidad
del peligro. Roazen (1991) reporta que Freud incluso se aferró a una irracional creencia
de que el dictador fascista italiano Benito Mussolini lo protegería. En medio del terror y
del peligro, Freud y su esposa conservaron el sentido del humor y la despreocupación.
Cuando los soldados nazis llegaron a su hogar la esposa de Freud, Martha, les pidió
dejar sus rifles en el depósito de paraguas de la sala. Ellos registraron el departamento y,
cuando se marcharon, Martha le informó a Freud que se habían llevado una cantidad de
dinero de cerca de $840. "Querida", le hizo notar Freud, "yo nunca he tomado tanto
dinero por una sola visita" (Hofmann, 1988, p. 21). Aunque es probable que Hitler y su
cohorte nunca habían leído los libros de Freud, consideraban los trabajos como una calumnia para su civilización. Muchos de los libros de la biblioteca personal de Freud y de
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 299
la Sociedad Psicoanalítica Vienesa fueron destruidos. Los nazis hicieron una fogata pública con todos los libros sobre psicoanálisis provenientes de la biblioteca pública de
Viena. Freud comentó, "cuánto progreso hemos hecho, en la Edad Media me hubieran
quemado a mí; hoy en día están contentos con quemar mis libros" (Eissler, 1978, p. 21).
Freud era un hombre enfermo en ese momento, por ello tenía la determinación de permanecer en Viena pues temía que cambiar a sus doctores le acortaría la vida. Freud también estuvo atormentado por sentimientos de culpabilidad por desertar de su tierra natal,
como un capitán que abandona una nave al hundirse. Jones lo tranquilizó con la historia
del oficial que fue lanzado a la superficie por una explosión de una caldera cuando se
hundió el Titanic. Al ser interrogado de manera severa por la comisión de investigación,
"¿en qué momento abandonó la nave?", él de manera prudente contestó, "yo nunca
abandoné la nave, señor; ella me abandonó a mí" (Jones, 1953, vol. I, p. 294).
Después, Arma Freud fue interrogada por la gestapo, Ella le preguntó a su padre,
"¿No sería mejor si nos matamos nosotros mismos?" el siempre analítico Freud contestó,
"¿Por qué? ¿Porque a ellos les gustaría?" (Wyden, 1992, p. 64). Por último, amigos y
colegas fueron capaces de persuadir a Freud para buscar refugio en el exilio. La princesa
Marie Bonaparte, una de sus analizadas, pagó un rescate para su liberación, pero los
nazis insistieron en que Freud firmara una declaración de que él y su familia habían sido
tratados bien. A esta declaración Freud añadió el comentario, "A cualquiera le puedo
recomendar ampliamente a la Gestapo" (Clark, 1980, p. 511). La Gestapo no se percató
de la ironía o eligió ignorarla. En 1938 Freud abandonó el hogar que ocupó en Bergasse
número 19 durante casi 47 años. Un estudiante del Instituto Psicoanalítico, el estadounidense Sanford Gifford, describió la situación de Freud:
Yo entiendo que existían negociaciones prolongadas con los nazis concernientes a su salida del país. La naturaleza exacta de estas negociaciones no la conozco, pero finalmente
fueron resueltas y a la familia se le concedió un permiso para irse. Este permiso, sin embargo, no siempre era lo que pretendía ser. En muchos casos, como era alegado, a personas
prominentes se les otorgaban tales permisos y se les permitía abordar el tren hacia su destino, pero cuando alcanzaban la frontera, los oficiales nazis abordaban el tren para registrar a fondo las posesiones que el emigrante llevaba con él. Esto con frecuencia conducía a
un gran problema de hostigamiento y muchas veces resultaba en una recisión del permiso
y en sacar al emigrante del tren. Este era un peligro muy real en el caso de los Freud.
(Langer y Gifford, 1978, p. 44)
Sir Samuel Hoare, ministro del interior británico, y Cordell Hull, secretario de Estado
de Estados Unidos, utilizaron su influencia en nombre de Freud. Incluso el presidente
Roosevelt fue instrumental en presionar a los nazis para expedir los permisos de salida
para Freud y su familia (Hofmann, 1988, p. 21). Su historiador y periodista estadounidense Walter Langer se ofreció como voluntario para acompañarlos en el tren. En la
frontera francoalemana los oficiales nazis abordaron el tren para interrogar a los emigrantes. Langer se situó fuera del compartimiento de Freud, dejando claro que él, un
estadounidense, cuidaba de cerca la conducta de los oficiales. Algunas personas fueron
bajadas del tren, pero Freud y su hija Arma, no. Ellos llegaron a salvo a París, donde los
recibió William C. Bullitt, el embajador estadounidense en Francia —él mismo un antiguo paciente y coautor— Marie Bonaparte y el hijo de Freud. Algunos miembros de la
familia de Freud permanecieron en Viena, y cuatro de sus hermanas fueron asesinadas
en Auschwitz. Después de algunos días en París, la familia viajó a Londres, donde, a
300
Capítulo 8
través de los buenos despachos de Ernest Jones, encontraron refugio en el número 20 de
Maresfield Gardens en Hampstead. Esa casa es ahora el lugar donde se encuentra el
excelente museo Freud (Frank, 1986). Más tarde, Anna Freud establecería su clínica de
terapia infantil en Hampstead al otro lado de la calle en el número 21 de Maresfield
Gardens. Freud fue capaz de asistir a reuniones y seminarios ocasionales en la Sociedad
Psicoanalítica de Londres y vio pacientes hasta unas pocas semanas antes de su muerte.
Sin embargo, sufría un gran dolor y murió de cáncer a la edad de 83 años el 23 de septiembre de 1939.
Los biógrafos de Freud
Un vasto género literario, popular* y erudito es dedicado a Freud, sin embargo, él es
favorecido por sus biógrafos. Ernest Jones publicó la biografía autorizada (Jones, 19531957). El trabajo de tres volúmenes es un retrato de Freud favorecedor, e incluso heroico.
Como un revisor dijo de la biografía de Jones, "revela a sus lectores sobre Freud todo lo
que Anna Freud pensó apropiado para publicar" (Wollheim, 1988, p. 3). Paul Roazen en
1975 enfatizó los conflictos y discordias en turbulencia alrededor de Freud, mientras
Frank Sulloway (1979) buscó desenmascarar lo que él consideraba el mito histórico de
Freud como víctima y héroe. Ronald Clark (1980) escribió una detallada vida de Freud,
poniendo especial atención en los antecedentes sociales y científicos de su trabajo. Peter
Gay (1988) presentó a Freud como un gran pensador y un hombre con una influencia
profunda en el pensamiento y la civilización occidentales. Todas éstas son excelentes
biografías, pero son los propios escritos de Freud los que muestran su poder y su sutil
mente luchando con los imponderables de la experiencia humana.
PSICOLOGÍA CLÍNICA CONTEMPORÁNEA
Los desarrollos en la psicología clínica después de la Segunda Guerra Mundial se resumen en esta sección utilizando dos importantes enfoques: el científico y el profesional. El
enfoque científico se refiere al progreso teórico y en investigación, e incluye temas como
clasificación; distinciones proceso-resultado, lo mismo que revisiones cuantitativas de
resultados de tratamientos; avances en métodos de investigación, y evaluación/tratamiento neuropsicológico. El enfoque profesional se refiere a los avances en entrenamiento y práctica que incluyen el desarrollo y debate sobre el modelo de entrenamiento
científico-facultativo (Boulder), creación del grado de doctor en psicología, y la emergencia de una coalición dominante de proveedores de salud-cuidado dentro de la Asociación Americana de Psicología. Además, la diferenciación de especialidades clínicas y
conséjales tomó lugar después de la Segunda Guerra Mundial (Whiteley, 1984). Ambos
enfoques son claramente relevantes para la posición actual de la psicología clínica en
Estados Unidos y también proporcionan ideas históricas en las fuerzas que alternan
en la actualidad en la psicología.
* En noviembre de 1993, el retrato de Freud en la portada de la revista Time estaba junto con la pregunta
"¿Freud está muerto?" Ésa fue la tercera aparición de Freud en la portada de Time. Seguramente él hubiera
apreciado la ironía de la pregunta.
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis
301
Considere la situación clínica prototípica, en la cual los individuos (o tal vez las diadas,
como sería el caso del consejo marital) se presentan ellos mismos o son referidos con
ciertos síntomas y angustia psicológica. La tarea del psicólogo clínico consiste en realizar
un diagnóstico, desarrollar e implementar uno o más planes de tratamiento (llamados
psicoterapia) y evaluar la eficacia y persistencia del (los) tratamiento(s) en reducir los
síntomas y la angustia. La psicoterapia es el término amplio para los tratamientos que
conciben, implementan y evalúan los clínicos (Freedheim, 1992). Una característica
de esta situación es que tiende hacia la ideografía. Aunque las teorías y los métodos de
psicoterapia tienden a ser nomotéticos, los individuos presentados representan casos
simples o situaciones ideográficas.
Enfoque científico
Se ha hecho un considerable progreso en categorizar la psicopatología. Los sistemas de
diagnóstico tienen sus orígenes en las tempranas propuestas de Esquirol, Kraepelin y
Bleuler. Recuerde que Kraepelin, un prominente estudiante de Wundt, desarrolló uno
de los primeros sistemas modernos. Dos sistemas de clasificación actuales son la Clasificación Internacional de Enfermedades, Lesiones y Causas de Muerte (International Classification
of Diseases, Injuries and Causes ofDeath) o ICD, y el Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) o DSM. El pri-
mer sistema se instituyó alrededor de 1900, mientras que el sistema posterior se inició en
1952. Ambos sistemas han sido revisados varias veces por la Organización Mundial de la
Salud de las Naciones Unidas y por laAmerican Psychiatric Association, respectivamente. Las versiones más recientes de los dos sistemas son el ICD-10, publicado en 1990, y el
DSM-IV, el cual en la actualidad está experimentando pruebas de campo y debe estar en
venta para 1994.* El DSM-IV clasifica a los individuos en cinco ejes, representando trastornos clínicos, trastornos de personalidad/trastornos específicos del desarrollo, condiciones físicas y trastornos, severidad de tensionantes psicosociales, y el nivel más alto de
funcionamiento adaptativo (hasta el año 1994). Los aspectos conceptuales así como los
de confiabilidad, validez y otros criterios psicométricos están comentados en un número
especial de la Journal of Abnormal Psychology (Barlow, 1991) y en un libro editado por
Millón y Klerman (1986). Con las implicaciones que el diagnóstico tiene para la planeación
del tratamiento, es útil analizar si el DSM-IV es de utilidad o no en el progreso de un
entendimiento de la psicopatología. Un primer punto es relativo a si tales sistemas de
clasificación son teóricos o descriptivos en su orientación (Klerman, 1986). Segundo, las
evaluaciones de intervenciones psicológicas clínicas de manera tradicional se enfocan a
los resultados (p. e., ajuste) y su persistencia en el tiempo. Eysenck (1952, 1992), por
ejemplo, publicó revisiones pesimistas sobre la eficacia del tratamiento y formuló una
"regla de tercios": un tercio de los pacientes mejoraron, uno permaneció igual y uno
empeoró. Conceptualizaciones recientes han enfatizado procesos dentro de la terapia,
como se indicó a través de un tema especial de American Phychologist (VandenBos, 1986).
Recuerde que la aproximación directiva de Münsterberg (1909) hizo al terapeuta esencialmente responsable de la restructuración de la conciencia del paciente. La manera de
* N. del R.T. El ICD-10 no ha sido actualizado desde 1990, mientras que el DSM-IV vio la luz en 1995 en su
edición en inglés y el 1996 en su edición en español.
302 Capítulo 8
hacerse la determinaba con frecuencia el terapeuta. La investigación reciente enfatiza la
comprensión de lo que sucede en la terapia mediante grabaciones en video, psicofisiología
y otras técnicas de observación, permitiendo así un análisis más estrecho de las interacciones terapeuta-cliente y el estudio de las relaciones experimentales o correlaciónales
entre proceso y resultados subsecuentes. Una segunda ventaja de los modelos de proceso se refiere al entrenamiento de psicólogos clínicos o terapeutas. De manera específica,
los resultados de este tipo de investigación pueden utilizarse para mejorar el entrenamiento de futuros psicólogos clínicos. En lo que concierne a la terapia, una distinción es
entre relaciones terapeuta-cliente directiva y no directiva, con la anterior asociada con
teóricos orientados de manera conductual (por ejemplo Joseph Wolpe) y la posterior
asociada con el trabajo de los teóricos centrados en el cliente (por ejemplo Cari Rogers).
Otra distinción es entre orientaciones a la terapia cognitivas y conductuales. Este debate
probablemente continuará, pero parece obvio que perspectivas múltiples son útiles para
la teoría y la práctica. Como un ejemplo de intersección, el tema de autorregulación fue
dirigido hace unos 20 años por teóricos orientados de manera conductual (Watson y
Tharp, 1972, p. ix), aunque la atención reciente se ha movido hacia una síntesis cognitivaconductual (Kanfer y Kanfer, 1991). Otro ejemplo de una fusión benéfica entre campos
anteriormente opuestos es la teoría cagnitiva social de Bandura (1986), con su modelo
de autorregulación como sistema recíproco involucrando criterios o metas, automonitoreo y respuestas afectivas por lograr metas o no lograrlas, y expectativas de eficacia/
resultado.
Otro desarrollo pertinente a las comparaciones en psicoterapia pertenece a los sumarios cuantitativos del campo de la investigación. Comenzando en la década de 1970, los
investigadores empezaron a agregar estudios individuales para estimar la efectividad
de la terapia, en lugar de depender de la revisión de la literatura narrativa tradicional
(Cooper y Hedges, 1993; Rosenthal, 1991). Este procedimiento de agregación estadística
involucra el estudio, en lugar de la persona, como la unidad de análisis. De manera más
específica, Smith y Glass (1977; Smith, Glass y Miller, 1980) y Lipsey y Wilson (1993),
aplicaron técnicas cuantitativas de revisión, llamadas meta-análisis, a la psicología clínica. Esta técnica proporciona investigadores con varias capacidades. Primero está el desarrollo de un mejor estimado de la relación cuantitativa entre tratamiento(s) y el resultado,
el cual se ejcuta al promediar los resultados de estudios individuales utilizando medidas
efecto cuantitativas para cada estudio (evaluaciones comunes de las medidas efecto son
la diferencia estandarizada entre grupos controles y experimentales sobre la variable
dependiente de, por decir, estimaciones de ajuste entre iguales, o una correlación entre
un indicador de tratamiento y resultado). Segundo, es la facilitación de comparaciones
entre diferentes métodos de tratamiento (p. e., terapias conductuales contra cognitivas;
psicoterapia contra terapia con fármacos contra terapia combinada psico/fármaco). Tercero, aunque el meta-análisis en indirecto, permite críticas metodológicas de un tema y
puede ayudar en el desarrollo teórico (por ejemplo, mediante la identificación de variables moderadoras u otras condiciones limítrofes). Lo que se requiere para conducir una
revisión cuantitativa es una colección de estudios individuales que provea suficiente
información para permitir el cálculo de una medida efecto. Tales medidas efecto se utilizaban como datos crudos para el meta-análisis, el cual calcula una medida efecto promedio, se hace una corrección estadística por artefactos y se relacionan varias características
del estudio con ese promedio, utilizando correlación o regresión estadísticas. Los resultados de los primeros meta-análisis indicaron que la psicoterapia era más efectiva que el
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis 303
no tratamiento y que las psicoterapias cognitiva y conductual eran aproximadamente
igual de efectivas.
Shapiro y Shapiro (1982) refinaron la revisión de Smith y Glass (1977) y condujeron
un meta-análisis de 143 estudios que comparaban dos o más tratamientos con un grupo
control, o no tratado. Sus resultados confirmaron y extendieron los resultados de Smith
y Glass (1977). La confirmación la proporcionaron sus hallazgos de que bajo la medida
efecto se aproximaba una desviación estándar (diferencia entre las medias de los grupos
experimental y control), y que no había grandes diferencias en la efectividad relativa del
tratamiento (p.e., unas formas de tratamiento son efectivas, y los tratamientos no difieren en su efectividad). Varios hallazgos específicos acerca de los tratamientos proporcionaron ampliaciones que, sin embargo, indicaban ventajas para la psicoterapia cognitiva
y multimodal conductual. Steinbrueck, Maxwell y Howard (1983), por ejemplo, condujeron una revisión cuantitativa-comparativa de terapia con fármacos contra la psicoterapia en el tratamiento de la depresión unipolar (no depresión maniaca o trastorno afectivo
bipolar). De manera más reciente, preguntas de investigación específicas y focalizadas
se han dirigido a través del meta-análisis. Dobson (1989), por ejemplo, condujo un metaanálisis utilizando aproximaciones de medida efecto provenientes de 27 estudios que
comparaban la psicoterapia cognitiva, la psicoterapia conductual, la farmacoterapia y
sin controles de tratamiento en el tratamiento de la depresión. Sus resultados indicaron
superioridad de las terapias cognitivas sobre las otras. Otros datos indican ventajas sustanciales para la psicoterapia cognitiva en términos de índices de recaída una vez que la
intervención terapéutica había terminado (Beck, 1993).
Una tercera tendencia científica pertenece a enlaces más cercanos entre la psicología
clínica y la neurociencia. Estos desarrollos tienen implicaciones para el diagnóstico de la
psicopatología (Hartlage y DeFilippis, 1983) y el desarrollo de tratamientos psicofartnacológicos (Julien, 1988), pero también levanta una cuestión en cuanto al lugar apropiado de la psicología. De manera específica, los reduccionistas afirman que la psicología
y otras disciplinas de las ciencias sociales deben ser "reducidas" a disciplinas más fundamentales, primero la neuropsicología y últimamente la bioquímica.
Un desarrollo pertenece a la sofisticada instrumentación que se utiliza para estudiar
el cerebro, ya sea de manera estadística o dinámica —exploraciones con Tomografía Axial
Computarizada (TAC), exploración con Tomografía de Emisión de Positrones (TEP),
Imagen de Resonancia Magnética (IRM) y estudios autorradiográficos utilizando
indicadores radiactivos—. Estos procedimientos son poco invasivos y requieren tecnología avanzada, lo que puede ser costoso, pero que juntos permiten la evaluación de
una estructura y de una función. Utilizando tales instrumentos, por ejemplo, Philip
Seeman en la Universidad de Toronto reportó en 1993 que él y sus colegas habían descubierto anormalidades en una cierta clase de receptores de dopamina a través de
examinaciones posmortem de los cerebros de los esquizofrénicos. Estos individuos tenían
demasiados receptores D4, que permiten al cerebro utilizar el neurotransmisor dopamina.
Tal tecnología, sin embargo, no carece de dificultades. Franzen (1989) le recuerda a investigadores y practicantes que estas técnicas, aunque tecnológicamente sofisticadas,
requieren evidencia evaluativa al igual que las tradicionales mediciones de papel y lápiz. De manera más específica, la evidencia para la veracidad, la validez y las normas
deben ser proporcionadas como sea posible con técnicas modernas de imagen cerebral.
La tecnología avanzada no puede sustituirse por evaluación informada de procedimientos de medición.
304 Capitulo 8
Enfoque profesional
Este enfoque concierne a la práctica profesional de la psicología. El rápido crecimiento
en cantidad y en poder resultante de los provedores del cuidado de la salud dentro de la
psicología organizada es un fenómeno que ha causado cierta preocupación. Las principales divisiones de la APA a las que los psicólogos clínicos pertenecen en Estados
Unidos incluyen la 12 (Clínica; fundada, 1938; 5 911 miembros -1990), la 29 (Psicoterapia; fundada, 1945 en la reorganización posguerra de la APA; 4 974 miembros -1990), la
39 (Psicoanálisis; fundada, 1980; 2 773 miembros -1990) y la 42 (Práctica independiente;
fundada, 1982; 5 075 miembros, -1990). Existe ciertamente una superposición en
membresía entre las divisiones representadas en estos números, pero los números como
una fracción del total de la membresía de la APA son más grandes y van en constante
crecimiento desde 1945. Tendencias similares se observan en otros países (Fichter y
Wittchen, 1980).
El entrenamiento para la graduación de los psicólogos clínicos (y otras áreas nominalmente aplicadas) cambia con periodicidad entre el énfasis científico y el profesional.
Una manifestación de este cambio ha sido el desarrollo del tan nombrado enfoque rodante
(Raimy, 1950), el cual es también llamado modelo científico-practicante. El enfoque se
desarrolló como resultado de una conferencia llevada a cabo en Colorado a finales de
1940, y trata de enfatizar la producción y el consumo informado de la investigación
de ajuste. Otra indicación de este enfoque es el desarrollo del grado de doctor en psicología (Psi.D.) como un remplazo o complemento del grado basado en investigación de
doctor en filosofía (Ph.D.). Ha habido controversia concerniente a este sustituto, con
clínicos orientados a la investigación dudosos de la utilidad de tal grado, aunque los
clínicos orientados de manera profesional están ellos mismos dudosos acerca de la utilidad del entrenamiento en investigación. Las propuestas para extender privilegios de
prescripción a los psicólogos clínicos están apoyadas por algunos, quienes ven tales privilegios como un reconocimiento profesional importante y un acceso a las poderosas
técnicas y procedimientos de la psicofarmacología. Los oponentes argumentan que tales
privilegios destruirían el carácter esencial de la psicología clínica y haría para siempre
de esa área una adjunta de la psiquiatría.
Otro problema que da vueltas alrededor de la escisión entre las comunidades académica y profesional, se manifestó de manera más notable por la formación de la American
Psychological Society (APS), en 1988 (capítulo 1). Un estímulo para la organización de
esta nueva asociación, que alardea de poseer alrededor de 15 000 miembros para mediados de 1993, fue la derrota de un referéndum de reorganización en 1987 que habría establecido secciones separadas dentro de la APA. Existen algunos signos positivos de que
grupos diferentes comienzan a trabajar juntos para resolver problemas públicos mientras que al mismo tiempo avanzan en el entendimiento. En Estados Unidos, la Iniciativa
Capital Humana (ICH) desarrollada por la American Psychological Society y la Asociación Americana de Psicología es uno de tales signos. La iniciativa involucra la especificación de una Agenda Nacional Conductual de Investigación Científica que incorpora áreas
prioritarias para la integración de la investigación. La seis áreas normativas incluyen
productividad en el trabajo, instrucción/alfabetización, senectud, abuso de sustancias,
salud y violencia. Se puede deducir que estos problemas que enfrenta Estados Unidos
son reales, y parecen clamar por aplicaciones y conocimientos de la investigación (Iniciativa Capital Humana: La naturaleza cambiante del trabajo, 1993; APS Observer, 1993).
La historia de la psicología clínica y el desarrollo del psicoanálisis
305
Los reportes sobre dos de las seis prioridades, productividad en el trabajo y senectud, ya
han aparecido bajo los auspicios de la APA y de la APS.
CONCLUSIÓN
Durante muchos siglos, las concepciones demonológicas y satánicas de la enfermedad
mental lentamente dieron paso al conocimiento de que las personas con trastornos mentales eran enfermas y necesitaban cuidado y tratamiento especiales. Paralelos a este descubrimiento fueron los cambios en las instituciones para los enfermos mentales. Al
principio tales instituciones no eran más que prisiones barbáricas, pero en los siglos XVIII
y XIX los esfuerzos de reformadores iluminados, tales como Pinel, Guggenbühl, Tuke y
Dix condujeron a reformas y al establecimiento de instituciones relativamente ilustradas. De manera desafortunada, a principios del siglo XX estas instituciones encontraron
demasiada exigencia por los grandes números de pacientes confiados a ellas. En todas
esas instituciones hubo con demasiada frecuencia una regresión a la función de custodia. Sólo en décadas recientes se han hecho otros progresos.
En la historia de los enfoques al tratamiento de la enfermedad mental vemos una
progresión similar de los procedimientos punitivos y físicos a intentos más ilustrados
para comprender y tratar la enfermedad mental. El desarrollo del psicoanálisis por Freud
y modificaciones posteriores de su enfoque por sus sucesores, junto con el desarrollo de
agentes psicoactivos (fármacos) y otros enfoques de la terapia han revolucionado el tratamiento de la enfermedad mental.
CAPÍTULO NUEVE
Precursores del funcionalismo
en Inglaterra y Estados Unidos
L
os funcionalistas formaron la primera escuela importante no alemana de psicología;
este tema se analizará en el capítulo 10. Igual que los psicólogos de la Gestalt (capítulo 7), los funcionalistas veían una psicología nueva, más dinámica, pero en su caso
estudiaría las funciones de la mente y el valor adaptativo de la conciencia. Tales intereses
y preocupaciones fueron un producto del clima intelectual del siglo XIX, el cual estaba
dominado por la teoría de la evolución de Charles Darwin.
CHARLES DARWIN (1809-1882)
Primeros años de la vida de Darwin
Nació en Inglaterra el 12 de febrero de 1809, el día del nacimiento de Abraham Lincoln
en Kentucky. Se decía que en esa época su padre, Robert Darwin, había sido el mejor
médico provincial (Fancher, 1993, p. 1); su madre Susannah era miembro de la famosa
familia de alfareros Wedgwood. La excitante historia de la vida de Darwin y los eventos
que rodean la formulación de la teoría de la evolución han sido contados muchas veces;
por Darwin mismo en una autobiografía editada por su nieta Nora Barlow (Barlow, 1958),
por Alan Moorehead en una serie de artículos y un libro (Moorehead, 1969a 1969b), en
una importante biografía de Ronald Clark (Clark, 1986), y por Irving Stone en una novela best seller (Stone, 1980). La experiencia fundamental de la vida de Darwin fue su trabajo de cinco años como naturalista en el viaje alrededor del mundo que realizó la nave de
inspección de la Marina Real H.M.S. Beagle. Darwin se embarcó en este viaje el 27 de
diciembre de 1831, poco después de recibir el grado de licenciado en artes en Cambridge.
Su registro académico no fue distinguido, lo que llevó a su padre a reprenderlo con esta
desafortunada caracterización y predicción: "Tú no te preocupas por nada más que por
tirar, por los perros y por cazar ratas, y serás una desgracia para ti mismo y para toda tu
familia" (DeBeer, 1971, p. 565).
Darwin estudió primero medicina en la Universidad de Edinburgo, pero al observar
operaciones quirúrgicas hechas sin anestesia, corrió de la sala de operaciones resuelto a
Precursores del funcionalismo en Inglaterra y Estados Unidos 309
nunca regresar. En 1828 fue mandado a Cambridge para prepararse como ministro de la
Iglesia de Inglaterra. En Cambridge, Darwin fue descrito como "de naturaleza de lo más
plácida, modesta y afable" pero también como "un tipo que estaba siempre haciendo
preguntas" (Clark, 1986, p. 15). Se graduó en 1831 con un "pobre" (de tercera clase)
grado y remotos planes de ser pastor y naturalista. Darwin esperaba emular al único
hombre de Cambridge que admiraba, el profesor John Stevens Henslow (1796-1861).
Henslow era un clérigo y botánico a quien Darwin acompañó en muchos viajes de campo. Darwin disfrutaba tanto estar en el campo como la emoción de colectar especímenes
de plantas y animales. En un viaje Darwin encontró un raro escarabajo, luego otro y
después un tercero que se metió en la boca para mantenerlo a salvo, dado que sus manos
estaban ocupadas (Clark, 1986, pp. 8-9). Por medio de una combinación de oportunidad
y feliz circunstancia, se le ofreció a Darwin el nombramiento como naturalista a bordo
del Beagle. Este puesto no tenía salario y el viaje le costaría 2 000 libras esterlinas. Sus
gastos fueron costeados por su tío Josiah Wedgwood II. Dados los profundos efectos que
tuvo el viaje, es irónico que los Wedgwood fueran devotos cristianos. El capitán del Beagle
era Robert Fitzroy, un hombre fiel a la religión quien creía en la precisión del relato sobre
la creación que aparece en el libro del Génesis. Fitzroy arregló el nombramiento de Darwin
esperando que un naturalista entrenado pudiera encontrar evidencia en los muchos destinos del Beagle alrededor del mundo para probar la verdad del informe bíblico. Cuando
navegó en el Beagle, el Darwin de 22 años de edad era un firme creyente en el relato
bíblico acerca de la creación. Más tarde recordaría que a principios del viaje el más mundano de los oficiales del barco con frecuencia se reía de él cuando citaba la Biblia como
una autoridad absoluta y final. Lo que Darwin vio durante el viaje de cinco años y 40 000
millas (64 000 kilómetros) a bordo del Beagle hizo cambiar su opinión y alteró para siempre sus conceptos generales, científicos, e incluso artísticos y literarios acerca de la condición humana.
El viaje del Beagle
Como Fitzroy lo había planeado, Darwin abandonaba el Beagle y viajaba por tierra en
los muchos destinos de la nave. Dado que Darwin con frecuencia se mareaba, se alegraba con estas excursiones y pasaba semanas lejos de la nave. Viajó extensamente
por Sudamérica y también por Australia, Nueva Zelanda, las islas Cocos y Mauricio.
En Sudamérica encontró una abundancia de nuevas especies. Darwin formulaba
preguntas aparentemente simples. ¿Por qué Dios había creado tantas especies diferentes? También encontró fósiles de animales extintos hacía mucho. ¿Por qué Dios
había creado tantas especies y había permitido que algunas se extinguieran? ¿Por qué
en el arca de Noé —un navio que se asumía había sido más pequeño que el Beagle—
hubo lugar para parejas de los grandes animales cuyos fósiles encontró? James Ussher,
el arzobispo de Armagh, había calculado en 1650 que la creación de la tierra comenzó
a las 9 de la mañana del 22 de octubre del año 4004 a.C, y que todas las criaturas fueron creadas en los siguientes seis días. Fitzroy creía que los datos eran precisos, pero la
evidencia tanto geológica como fósil convenció a Darwin de que la tierra era mucho más
vieja.
Para Darwin el evento más significativo del viaje fue la estancia del Beagle en las
Galápagos, un grupo de islas a 600 millas (965 kilómetros) de la costa oeste de Súdame-
Precursores del funcionalismo en Inglaterra y Estados Unidos 311
rica. Las Galápagos eran conocidas como las "Islas Encantadas" por su enorme belleza y
su abundante vida salvaje. Los fotógrafos contemporáneos muestran muchas de las escenas que Darwin debió haber visto (Moore, 1980). Estaba especialmente fascinado por
las tortugas gigantes por las que las islas recibían su nombre; galápago es una palabra
española que designa las sillas de montar y en este caso se refiere al caparazón de la
gigante tortuga centenaria de 400 libras (181 kilogramos). Nicholas Lawson, el
vicegobernador inglés de las Galápagos le dijo a Darwin que él podía reconocer con una
mirada de qué isla provenía una tortuga con sólo observar su concha. Las tortugas de
islas separadas sólo por 50 o 60 millas (100 kilómetros) eran diferentes. Darwin observó
trece especies de pinzones en diferentes islas, que comían diferentes alimentos y tenían
picos que les permitían comer esos alimentos con facilidad. En una isla los pinzones
tenían picos fuertes y delgados que utilizaban para romper nueces y semillas; en otra isla
tenían picos más pequeños y se alimentaban principalmente de insectos; en una tercera
tenían picos que les permitían comer principalmente frutas y flores. Las fotografías de
Moore sobre las tortugas y los pinzones contemporáneos de las Galápagos, ahora conocidos como los pinzones de Darwin, muestran qué tan notables son estas diferencias.
Darwin se preguntaba cómo se habían desarrollado. Las islas están separadas por fuertes corrientes oceánicas y por poderosos vientos. Tal vez vivir en esas islas apartadas,
con sus diferentes abastecimientos de alimento, había forzado a los animales al cambio.
Tal vez las especies no son fijas e inmutables sino que son capaces de adaptarse y cambiar. El cambio debió haber ocurrido lentamente a través de miles de generaciones, pero
sus resultados eran claros. En estos pensamientos y especulaciones vemos los comienzos
de la teoría de la evolución de Darwin con sus tres supuestos fundamentales: que el
mundo no es estático sino siempre-cambiante, que el proceso de cambio es lento pero
continuo y que este proceso resulta en manifestaciones notablemente diferentes. Pasarían muchos largos y difíciles años antes de que Darwin finalmente publicara su teoría
de la evolución.
Teoría de la evolución de Darwin
El viaje del Beagle terminó en octubre de 1836. Darwin luego comenzó la demandante
tarea de escribir el texto de cinco volúmenes Zoología del viaje del H.M.S. Beagle, editar sus
diarios para publicación y organizar la vasta colección de especímenes que había recabado de todo el mundo para que fuera cuidada por el profesor Henslow. También tuvo
tiempo para otros estudios y pensamientos. Durante el viaje Darwin había observado
que las especies pueden adaptarse y cambiar, pero una interrogante era por qué lo hacían. ¿Cuál era el ímpetu para la adaptación y el cambio? ¿Por qué las especies pueden
evolucionar? Las respuestas empezaron a emerger después de que Darwin leyó una revisión del Athenaeum ofSur l'Homme et le développement de ses facultes (Un tratado sobre el
hombre y el desarrollo de sus facultades), un libro publicado en 1835 por el científico
belga Lambert Adolphe Jacques Quetelet (1796-1874). En este libro Quetelet resumió la
visión del crecimiento de la población de Thomas Robert Malthus (1766-1834), primero
publicada de manera anónima en 1798 en su Ensayo sobre el principio de la población y cómo
afecta al mejoramiento futuro de la sociedad. En octubre de 1838 Darwin leyó el ensayo de
Malthus con su argumento central basado en dos postulados que éste consideraba evidentes por sí mismos: "que el alimento es necesario para la existencia del hombre" y "que
312 Capítulo 9
la pasión entre los sexos es necesaria y permanecerá casi en su estado presente" (Malthus,
1798, p. 11).
Malthus concluyó:
Que el poder de la población es indefinidamente más grande que el poder de la
tierra para producir la subsistencia del hombre.
Que la población, cuando no tiene obstáculos, se incrementa en una progresión
geométrica 1-2-4-8-16-32-64-128-256...
Que la subsistencia se incrementa sólo en una progresión aritmética 1-2-3-4-5-6-78-9....
Que una ligera comparación de los números mostrará la inmensidad del primer
poder en comparación con el segundo. (Malthus, 1798, p. 13)
Malthus aceptaba que el crecimiento de la población puede limitarse temporalmente
por matrimonios aplazados, mortalidad infantil, epidemias e inanición. Pero inevitablemente una progresión aritmética no compite con series geométricas. Predijo una severa
lucha por la existencia cada vez mayor. Darwin escribió en su libro de notas: "Habiendo
leído a Malthus acerca de la población por entretenimiento, inmediatamente se me ocurrió que bajo esas circunstancias las variaciones favorables tenderían a preservarse y las
desfavorables a destruirse. El resultado sería la formación de nuevas especies" (Darwin,
en Simpkins, 1974, p. 69). Darwin llegó a pensar en tales poblaciones siempre crecientes
y en los recursos limitados como "una fuerza parecida a cientos de miles de formaciones
tratando [de] forzar toda clase de estructuras adaptadas dentro de generaciones en la
economía de la naturaleza, o más bien formando generaciones que desplazarían a las
más débiles" (Darwin, 1839, en De Beer, Rowlands, y Skramovsky, 1967, p. 129). Aquí
había una respuesta para las preguntas y acertijos de las Galápagos. Más tarde en El
origen de las especies Darwin escribió:
Dado que nacen muchos más individuos de cada especie, quizá puedan sobrevivir; y así,
en consecuencia, existe una lucha frecuentemente recurrente por la existencia, a lo que
sigue que cualquier ser, si varía aunque sea un poco en cualquier forma provechosa para sí
mismo, bajo las complejas y variantes condiciones de la vida, tendrá una mejor oportunidad de sobrevivir y ser naturalmente seleccionado. (Darwin, 1859/1899, pp. 3-4)
Los números crecientes de cualquier población conducen a una "lucha por la existencia" en la que sólo los animales más capacitados sobreviven. En esta lucha los animales
con características que les permiten adaptarse a un ambiente particular son favorecidos
y viven para transmitir esas características a su descendencia. De esta forma, a través de
muchas generaciones, las especies cambian o evolucionan. Darwin creía que los resultados de esta selección natural son sólo tan notables como los de la selección artificial
practicada por los criadores de animales y plantas domésticos. Para 1840 Darwin estaba
comprometido con estas propuestas e incluso escribió un bosquejo de la teoría de la
evolución que le dio a su esposa con instrucciones de publicarla en caso de que muriera
repentinamente. Sin embargo, tardaría cerca de 20 años para publicar su teoría. ¿Por qué
esperó tanto?
Precursores del funcionalismo en Inglaterra y Estados Unidos 313
Una respuesta puede ser que estaba ocupado con otras cosas. En 1839 su diario, El
viaje del Beagle, fue publicado exitosamente. Con rapidez pasó por dos reimpresiones y
una segunda edición en 1845. Darwin escribió en su autobiografía: "El éxito de éste, mi
primer hijo literario, siempre pica mi vanidad más que mis otros libros" (Darwin, 1887,
en Barlow, 1958, p.116). El viaje del Beagle fue un éxito porque, como dijo el editor de una
edición moderna, "es uno de los cuentos de aventuras científicas más grandiosos jamás
escritos" (Engel, 1962, p. ix). Darwin también dedicó mucho tiempo y esfuerzo a organizar su colección de especímenes, trabajo que se le dificultó por una enfermedad debilitante y misteriosa. Darwin, quien durante su juventud había estado lleno de energía y
vigor, ahora sufría de una salud constantemente quebrantada que "aniquiló varios años
de mi vida" (Darwin, 1887, en Barlow, 1958, p. 122). ¿Cuál fue la causa de su enfermedad? Algunos han especulado que fue una manifestación psicosomática de la ansiedad
de Darwin por las consecuencias de publicar su teoría de la evolución (Colp, 1977). Saúl
Adler (1959) propuso otra explicación. Como experto en enfermedades tropicales, Adler
reconoció los síntomas de Darwin como los del trastorno de Chagas, una enfermedad
endémica prolongada, debilitante, de las áreas de Sudamérica que Darwin había visitado cuando era joven (Engel, 1962, p. xx). En Argentina Darwin había sido fuertemente
mordido por escarabajos Benchura, 70 por ciento de los cuales son portadores del agente
causal del trastorno de Chagas.
En el verano de 1858 Darwin estaba listo para presentar su teoría en público, pero
hubo una razón más para la demora. De manera inesperada, recibió una carta del naturalista británico Alfred Russel Wallace (1823-1913) pidiéndole que echara un vistazo a su
trabajo "Acerca de la tendencia de las variedades para apartarse indefinidamente de
su tipo original", Wallace también reconocía la influencia del ensayo de Malthus. Cuando Darwin leyó el trabajo, vio que Wallace había esbozado una teoría de la selección
natural casi idéntica a la suya y que "estaba admirablemente expresada y muy clara"
(Darwin, 1887, en Barlow, 1958, p. 122). Su primer generoso impulso fue retirarse y cederle la titularidad a Wallace, pero sus amigos lo persuadieron para que presentara su
teoría y el trabajo de Wallace juntos en el encuentro de la Sociedad Linneana el 1 de julio
de 1858. Esta presentación conjunta de la teoría de la evolución provocó poco interés. A
finales de 1858 el presidente de la sociedad concluyó en su reporte anual "que el año no
había sido marcado por ninguno de esos grandes descubrimientos que al mismo tiempo
revolucionan y hablan del departamento de ciencia en el que se apoyaron", mientras que
el profesor Haughton de Dublín concluyó que "todo lo que fue nuevo en su presentación
conjunta era falso y lo que era verdad era viejo" (Darwin, 1887, en Barlow, 1958, p. 122).
El 24 de noviembre de 1859, Darwin publicó El origen de las especies y la reacción fue
intensa. La leyenda consigna la primera impresión de 1 250 copias agotadas el día de su
publicación. De hecho todas fueron ordenadas por los vendedores de libros que anticipaban una aguda reacción ante el libro; estuvieron en lo correcto. La teoría de Darwin se
debatió en forma acalorada. Algunos biólogos la criticaron como una colección de hipótesis improbables e inestables. Los teólogos afirmaron que si el hombre y los simios tenían un ancestro común, entonces el hombre no podía ser visto durante más tiempo
como creado por Dios a su propia imagen. Más aún, si las especies se originaban a través
de la selección natural, entonces el antiguo argumento galénico de la existencia de Dios,
basado en la presencia del designio en la naturaleza (capítulo 1), estaba destruido.
La reacción alcanzó su climax en un debate en Oxford durante el encuentro de junio
de la British Association. Antes de este debate el obispo de Oxford, Samuel Wilberforce,
314 Capítulo 9
conocido por sus estudiantes como "Meloso Sam", anunció en público que podía "destruir a Darwin". Lo acusó de expresar opiniones sensacionalistas que no estaban fundadas en la ciencia y que eran herejías contrarias a las divinas verdades de la Biblia. Darwin
no asistió al debate pero tuvo un capaz defensor, el biólogo Thomas Henry Huxley (18251895). En su perorata Wilberforce se volvió a Huxley y demandó que dijera si era por
parte de su abuelo o de su abuela que afirmaba ser descendiente de los simios. "El Señor", dijo Huxley en un murmullo, "lo ha puesto en mis manos", y replicó que prefería
ser descendiente de un simio que de un hombre como Wilberforce, quien mostraba sólo
prejuicios y falsa fe, y ponía sus grandes dones y elocuencia al servicio de la falsedad
(Clark, 1986, p. 155). La respuesta de Huxley fue ovacionada por los estudiantes no graduados, pero condenada por los miembros del clero, quienes demandaron una disculpa.
Huxley se negó a ceder. Un clérigo fue a su hogar para tomar el té y le dijo a su esposa
que el hórrido profesor Huxley había dejado ver que el hombre era descendiente de los
simios. "Querido", exclamó la buena dama, "danos la esperanza de que no sea cierto,
pero si lo es, déjanos rezar porque no llegue a ser generalmente conocido" (Montagu,
1977, p. 23).
Por supuesto, la teoría de la evolución de Darwin llegó a ser ampliamente conocida.
Huxley dijo al respecto "Qué extremadamente estúpido no haber pensado en eso" (De
Beer, 1971, p. 571). Pero la teoría es tan simple como radical. La teoría de la evolución de
Darwin constituye uno de los grandes apuntalamientos de la ciencia moderna (Degler,
1991).
Continuidad
Darwin había creado resonancia con el asunto de la continuidad de las especies y había
colocado a los humanos con otros animales en lo que a características físicas se refiere.
Pero, ¿qué de las características psicológicas? ¿Compartimos características emocionales
y cognitivas con otras especies o existe una discontinuidad entre los humanos y todos
los otros animales? En El origen del hombre afirmó que "no existe diferencia fundamental
entre el hombre y los mamíferos más elevados en cuanto a sus facultades mentales"
(Darwin, 1871, p. 446). Este tema fue generosamente legado por Darwin a sus seguidores: George John Romanes (1848-1894), quien utilizó principalmente métodos anecdóticos;
Douglas Spalding (1840-1877), un experimentalista pionero; y C. Lloyd Morgan (18521936), cuya norma o principio de parsimonia llegó a ser una guía metodológica fundamental. Estos tres hombres estuvieron entre los fundadores más importantes de la
psicología comparativa, la división de la psicología que trata las comparaciones entre diferentes especies (Dewsbury, 1984).
Mecanismo
Darwin no pudo explicar el mecanismo genético subyacente al cambio evolutivo. Desafortunadamente algunos de sus sucesores se valieron de la doctrina de Lamarck acerca
de la sucesión de características adquiridas (capítulo 7) como el mecanismo. De acuerdo
con dicha doctrina, las características adquiridas pueden transmitirse a los descendientes, incrementando así el paso del cambio evolutivo. August Weismann (1834-1914) de-
Precursores del funcionalismo en Inglaterra y Estados Unidos
315
safio el lamarckismo y mostró que tales características no eran heredadas. Cortó las colas
de cientos de ratones, pero no encontró evidencia de que su descendencia naciera con
colas alteradas. Weismann también enfocó la atención en el plasma germinal y en los
cromosomas como las bases para la herencia. La investigación de Gregor Mendel (capítulo 11) en las últimas décadas del siglo XIX demostraron la herencia de características físicas en plantas. Sus resultados marcaron la fundación de la genética moderna y
describieron un mecanismo subyacente a los cambios evolutivos que Darwin había descrito.
La psicología de Darwin
El origen del hombre de Darwin (1871) y La expresión de las emociones en los animales y en el
hombre (1872) contienen mucho material psicológico. Estudió las expresiones faciales asociadas con diferentes emociones en humanos y otros animales, e incluso intentó registrar
los movimientos de los músculos faciales. Su trabajo anticipa la investigación contemporánea de Paul Ekman (1985). Darwin también visitó el zoológico de Londres para estudiar a los simios. Estaba especialmente interesado en sus reacciones ante los espejos, otra
vez una clara anticipación de la investigación contemporánea de Gordon Gallup (1982,
1991).
También tuvo un gran interés en los locos y utilizó tanto sus propias observaciones
de ellos como las descripciones y fotografías hechas por otros. Creía que las emociones
crudas existen en los humanos igual que en otros animales y que a tales emociones con
frecuencia se les da "incontrolada rienda suelta por parte de los locos" (Darwin, 1872,
pp. 13-14). De acuerdo con Sander Gilman, "Los locos, para Darwin, eran individuos
que, a través de su enfermedad, pierden la estructura protectora mediante la cual el
hombre civilizado controla su expresión de la emoción. De una forma los locos y los
idiotas constituyen una 'ligadura faltante' con nuestro pasado emocional" (Gilman, 1979,
p. 261).
En julio de 1877, Darwin publicó "Una descripción biográfica de un infante" en la
revista Mina. En su trabajo, que después se extendió hasta formar un libro, reportó sus
observaciones de sus propios hijos. Para el psicólogo del desarrollo el libro proporciona
un rico registro de observaciones de niños hecho por quizá el más grande observador de
la naturaleza de todos los tiempos. El ejemplo de Darwin de observar a sus propios hijos
ha sido seguido en el siglo XX por observadores tan diferentes como la conductista animal Jane Goodall que crió a su hijo entre los chimpancés de la Reserva Gombe de África
(Goodall, 1971), el psicólogo del desarrollo cognitivo Jean Piaget al estudiar la resolución de problemas en sus propios hijos (Piaget, 1954), y el psicólogo conductista B. F.
Skinner (capítulo 13) al utilizar los principios del condicionamiento operante para criar a
sus hijas. Darwin fue también un observador cuidadoso de su propia conducta. Encontró excesivo su uso del rapé e intentó romper el hábito manteniendo su caja de rapé en la
sala de su hogar en lugar de tenerla en el estudio. Desafortunadamente, su intento no
tuvo mucho éxito.
Darwin recibió muchos honores y reconocimientos. Fue elegido para integrarse a la
comunidad de la Royal Society a la edad de 29 años y 57 sociedades extranjeras eruditas
lo eligieron para membresías honorarias o correspondientes. Pero nunca fue honrado
por el gobierno británico o nombrado caballero por el soberano inglés. Los elementos
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conservadores y reaccionarios en la Iglesia de Inglaterra eran muy poderosos para permitir tales reconocimientos.
Darwin murió en la Casa Down el 19 de abril de 1882. Veinte miembros del parlamento pidieron al decano de Westminster que permitiera su entierro en la Abadía de
Westminster. El decano estuvo de acuerdo, lo cual es menos incongruente de lo que pareció al principio. Aunque Darwin pensaba que la descripción agnóstica iba mejor con
él, nunca estuvo fanatizado o prejuiciado en sus posturas acerca de la religión y disfrutaba la cercana amistad con gente religiosa. El vicario de Downe fue un amigo de toda la
vida de Darwin. Después de la muerte de Darwin el vicario erigió una placa conmemorativa en su honor en el cementerio de su iglesia. Darwin fue enterrado en la Abadía de
Westminster a unos cuantos pies de la tumba de Isaac Newton. Su hogar, la Casa Down,
es ahora propiedad de la Royal Society y está abierta al público. Ubicada 20 millas (32
kilómetros) al sur de Londres en el condado de Kent, a una corta caminata desde la villa
de Downe, está retirada del camino pero bien merece una visita. No sobrevivió ningún
resto del H.M.S. Beagle y su último lugar de descanso fue probablemente un cementerio
de barcos (Thompson, 1975).
La teoría de la evolución de Darwin proporcionó, y sigue proporcionando, un marco
para todas las ciencias de la vida. Las preguntas acerca del valor adaptativo de la conciencia y de la contribución de la mente a la adaptación y la supervivencia humana serían preocupaciones fundamentales de los psicólogos funcionalistas. Una expresión
inmediata de tales preocupaciones se percibe en los escritos y la investigación del segundo precursor del funcionalismo considerado en este capítulo, otro hombre inglés del
siglo XIX, el primo de Darwin, Francis Galton.
SIR FRANCIS GALTON (1822-1911)
Fue un hombre de amplios intereses y diversos talentos que hizo contribuciones impresionantes a muchos campos de conocimiento. Los psicólogos lo conocen mejor por su
desarrollo de pruebas mentales y su investigación en herencia humana. Sin embargo,
fue también un meteorólogo pionero en los reportes climáticos diarios y acuñó el término "anticiclón"; un estudioso de la percepción que experimentó con fotografías estereoscópicas y desarrolló el método del retrato compuesto, en el que las fotografías
individuales son superpuestas para formar una composición que acentúa sus características comunes; un estudioso de las características físicas de las personas que reconoció
que las huellas dactilares son incambiables y únicas —en un momento tuvo la colección
más grande en el mundo de huellas dactilares, pero no encontró un solo caso en el cual
las diez huellas dactilares de dos individuos fueran idénticas—. Galton