Tercer Reich

La "Noche de los cristales rotos", la ira antisemita contra el pueblo judío en la Alemania nazi

La noche del 9 de noviembre de 1938 el régimen nazi coordinó una oleada de violencia antisemita y turbas fanáticas arrasaron comercios y propiedades judías en toda Alemania.

sinagoga

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Una sinagoga arde el 9 de noviembre de 1938 incendiada por las turbas nazis que iniciaron el progromo conocido como la Noche de los cristales rotos.

Alamy / Cordon Press

"Cuando llegamos a la sinagoga, las llamas comenzaron a elevarse desde un extremo del edificio. La multitud avanzó arrancando los asientos y la carpintería del edificio para alimentar las llamas. En la tienda de Israel, hombres y mujeres, aullando delirantes, arrojaron bloques por las ventanas y las puertas hasta que cedieron y la turba, gritando y luchando, irrumpió en el interior para saquear y robar".

Así describía un ciudadano inglés la escena que vivió la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, cuando grupos fanáticos salieron a la calle de forma supuestamente espontánea para arrasar e incendiar todas las propiedades judías que encontraran a su paso, uno de los episodios más famosos, tristes y execrables del Holocausto conocido como la "Noche de los cristales rotos".

Política antisemita

Pero para entender mejor qué sucedió la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 hay que remontarse un par de días antes, o incluso algunos meses previos. A finales de agosto las autoridades alemanas endurecieron los requisitos de permanencia en el país para los judíos polacos, lo que provocó la deportación de miles de ellos hacia Polonia. Entre ellos se encontraba parte de la familia de Herschel Grynszpan, quien residía en ese momento en París con sus tíos.

Resuelto a protestar contra estas deportaciones masivas del gobierno nazi Grynszpan decidió atentar el día 7 de noviembre de 1938 contra el diplomático alemán Ernst von Rath, en la embajada alemana de la capital francesa. Tras dispararle cinco veces, von Rath murió dos días más tarde en el hospital, lo que provocó una ola de indignación antisemita en el pueblo alemán. Pero esta indignación no fue para nada casual. El atentado fue la chispa perfecta que necesitaba el gobierno nazi para levantar al pueblo contra los judíos.

vom rath

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Ernst vom Rath, sntado en el centro, junto a otros dirigentes nazis. Su asesinato utilizado por el gobierno nazi desembocó en la "Noche de los cristales rotos".

Rue des Archives/Tal / Cordon Press

Masas poco espontáneas

Como explica Wolfgang Benz en su libro El Tercer Reich, 101 preguntas fundamentales, “esta fue la excusa que se le presentó a Goebbels para un discurso provocador [en el encuentro tradicional de los ‘viejos luchadores’, una reunión conmemorativa del golpe de estado fallido de Hitler en 1923] destinado a excitar la cólera espontánea del pueblo contra los judíos”.

La noche de los cristales rotos (llamada así por los vidrios hechos añicos que cubrieron las calles después de la violencia) que estalló ese 9 de noviembre tuvo poco de espontánea y contó con la participación entusiasta de los jerarcas nazis, que ordenaron a las SS, SA y las Juventudes Hitlerianas atacar las comunidades judías por toda Alemania.

Los testimonios describen escenas horribles, como la ocurrida en un horfanato: "unos 50 hombres irrumpieron en la casa y comenzaron su trabajo de destrucción, que se llevó a cabo con la mayor precisión". Cuando los niños salieron a la calle en busca de protección policial, "el jefe de policía Freihahn nos gritó: '¡Los judíos no reciben protección nuestra!' [...] Freihahn nos llevó a todos al césped mojado del jardín del orfanato, [desde donde] pudimos observar cómo todo lo que había en la casa era destruido sistemáticamente bajo la supervisión de la policía". 

jude

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Ventana de un comercio judío marcada con pintura y un cartel que invita a los alemanes a "no comprar a judíos".

Alamy / Cordon Press

Pero no solo sufrieron los bienes judíos, sino que la ira se trasladó también a las personas, el mismo ciudadano inglés del inicio describía como "las calles eran un caos de gente sedienta de sangre que gritaba y ansiaba cuerpos judíos. [...] El objeto del odio de la turba era un hospital para niños judíos enfermos, muchos de ellos lisiados o tísicos. En cuestión de minutos rompieron las ventanas y forzaron las puertas. Los líderes de la turba, la mayoría de los cuales eran mujeres, pateaban y golpeaban a las enfermeras, médicos y asistentes".

Y es que las consecuencias fueron absolutamente devastadoras y pasaron a la historia como uno de los días más negros y salvajes de la persecución en masa contra el pueblo judío. Como apunta Ramón Espanyol Vall enBreve historia del Holocausto, “esta fatídica noche, con el apoyo de la SS, la instigación pública de la propaganda que dirigía Goebbels y el silencio cómplice de la policía, se organizó una rebelión popular que se convirtió en la más sangrienta persecución de los judíos en tiempos de paz".

La Noche de los crisitales rotos 26.000 judíos fueron arrestados y trasladados a los campos de concentración.

Según datos oficiales del gobierno alemán (lo cual es altamente cuestionable) en el pogromo murieron 91 judíos aquella noche, se quemaron 191 sinagogas, unos 7.000 comercios fueron saqueados y 26.000 judíos fueron arrestados y trasladados a los campos de concentración de Dachau, Buchenwald, Mauthausen y Sachsenhausen. Para poder liberar a estos familiares, como explica Benz en el mismo título, los parientes debían ofrecer una posibilidad de emigración o la transferencia de sus bienes familiares. Y todo ello con la complacencia de la policía.

Por si fuera poco se obligó a los judíos a pagar la rehabilitación de las fachadas de sus comercios y contribuir económicamente a reparar todos los daños que se hubieran producido aquella noche.

Tres días después se hizo balance de este pogromo y se decretaron nuevas medidas antisemitas. A medio plazo la "Noche de los cristales rotos" consiguió el objetivo del gobierno nazi y forzó la emigración judía. Lo que inicialmente empezó como una discriminación violenta hacia los judíos desembocó en la deportación y el exterminio de miles de personas.