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P�gina Principal | Universitario | Acad�mico | Recursos | Tendencias | Glosario |
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Aunque el ejercicio f�sico regular no representa la panacea para todas las
dolencias de la humanidad, es reconocido que un programa de entrenamiento f�sico
dirigido a desarrollar los componentes de la aptitud f�sica relacionados con la
salud, principalmente la tolerancia cardiorrespiratoria o capacidad aer�bica,
ayuda a mejorar la calidad de la vida del ser humano. Esto se consigue
mediante el aumento en la capacidad funcional para efectuar trabajo f�sico y la
prevenci�n
de enfermedades cr�nico-degenerativas que incapacitan a la persona, que entre las cuales se
pueden nombrar: las cardiopat�as coronarias, hipertensi�n, diabetes sacarina
(mellitus), la
obesidad y sus complicaciones, enfermedades cerebrovasculares, problemas/dolores
en la espalda baja, osteoporosis/osteoartritis y artritis prematura. OBJETIVOS DE LA PRESCRIPCI�N DE EJERCICIO
En este segmento se discutir� las razones por la cual se lleva a cabo un
programa de ejercicio. Adem�s, se habr�n de exponer algunas definiciones
relacionadas con este t�pico. El fin fundamental para la mayor�a de las prescripciones del ejercicio es aumentar o mantener la capacidad funcional del individuo. Esto permitir� que la persona pueda funcionar efectivamente en sus tareas f�sicas cotidianas y en su vida laboral.
Prop�sitos para la Prescripci�n de Ejercicio
El objetivo fundamental de la prescripci�n de ejercicio es proveer aquella
ayuda necesaria para que los participantes puedan incrementar su actividad
f�sica habitual, es decir, modificar su comportamiento hacia un estilo de vida
m�s activo. Los principios de la prescripci�n de ejercicio son
flexibles. Esto depender� de las preferencias-metas individuales y de la
magnitud y velocidad de las adaptaciones desarrolladas por el individuo.
Tales principios se encuentran alineados con aquellos que forman parte del
entrenamiento f�sico (o deportivo), como los son: 1) especificidad
(especializaci�n), 2) individualizaci�n (variabilidad biol�gica),
3) variedad, 4) adaptaci�n, 5) sobrecarga
(sobreesfuerzo), 6) progresi�n (aumento progresivo de la carga en
el entrenamiento f�sico), y 7) deterioro (reversibilidad) (ACSM,
2014, p. 467; Bompa, 1999, pp. 32-42; Gambetta, 2007, pp. 72-78). Otro prop�sito de la prescripci�n de
ejercicio es mejorar aquellos componentes de la aptitud f�sica relacionados
con la salud, tales como la tolerancia cardiorrespiratoria o potencia
aer�bica m�xima (VO2m�x), fortaleza-tolerancia muscular, flexibilidad
y composici�n corporal. La composici�n corporal incluye el porcentaje de
grasa corporal (PG), masa corporal grasa (MCG o peso graso), masa corporal
activa (MCA o peso sin grasa) y masa corporal total (MC o peso). ESTRUCTURACI�N DEL PROGRAMA DE EJERCICIO Y ACTIVIDAD F�SICA
Poblaci�n para la cual se Dise�a un Programa de Ejercicio
Bases para la Prescripci�n de Ejercicio Planificaci�n del Programa de Ejercicio El programa de ejercicio se estructura de tal forma que se pueda desarrollar los componentes de la aptitud f�sica relacionados con la salud, a saber: tolerancia cardiorrespiratoria, composici�n corporal, flexibilidad, fortaleza y tolerancia muscular.
Informaci�n Preliminar que se Requiere Conocer de los Candidatos al Programa
de Ejercicio Historial de Salud: Consiste en identificar los posibles comportamientos de riesgo, o aquellos saludables, que posee el potencial participante. Adem�s, permite estabecer los riesgos inherentes de �ste, requerido al determinar la estratificaci�n de los riesgos. Perfil de Factores de Riesgo: Este proceso forma parte de la evaluaci�n de la salud realizada previo a que se pueda incorporar el individuo al programa de ejercicio. Caracter�sticas de Comportamiento: Tambi�n, esta informaci�n se deriva del inventario de salud.
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al Principio: Introducci�n CONCEPTO DE PRESCRIPCI�N DE EJERCICIO El concepto de prescripci�n de ejercicio se refiere al proceso mediante el cual a una persona se le dise�a un programa de ejercicio en forma sistem�tica e individualizada (ACSM, 2014b, p. 466); incluye la cuantificaci�n de variables que determinan la dosis del ejercicios, tales como el tipo de ejercicio, frecuencia, duraci�n, volumen y progresi�n (ACSM, 2014b, pp.162, 179-180; ACSM 2014, pp. 466, 468,). La prescripci�n de ejercicio forma mate del proceso global de la metodolog�a del entrenamiento f�sico. Tal sistema estructurado, de programaci�n de ejercicios f�sicos, consiste en planificar, dise�ar e implementar un conjunto movimientos iterativos que generan el organismo humano, con el fin de conservar u optimizar parte, o todos, los constituyentes de la aptitud f�sica (ACSM, 2014b, p. 468). T�RMINOS VINCULADOS CON EL MOVIMENTO HUMANO Y LA INACTIVIDAD F�SCA Actividad F�sica y Ejercicio Se considera que una persona posee un estilo de vida activo (o se encuentra activo f�sicamente) cuando incorpore, de modo regular, actividades f�sicas de moderada intensidad que acumulen aproximadamente 21 minutos o m�s durante la mayor�a de los d�as de la semana. Tambi�n, para personas que incursionen en actividades f�sicas de intensidad vigorosa que acumulen aproximadamente 11 minutos o m�s diariamente (USDDHHS, 2008). Se considera, pues, a una persona f�sicamente activa cuando practique diariamente la recomendaciones de actividad f�sica (Tremblay, Colley, Saunders, Healy & Owen, 2010). Claro, es crucial evitar permanecer sentado por periodos prolongados de tiempo, porque se habr�a de invalidar los posibles beneficios para la salud, a�n cuando se contin�e comprometido con estas gu�as de actividad f�sica (Hamilton, Healy, Dunstan, Zderic, & Owen, 2008). El t�rmino movimiento indica un cambio en lugar, posici�n, o postura, del cuerpo como un todo, de sus segmentos o del centro de masa en relaci�n a un sistema de referencia en el ambiente (Hamill & Knutzen, 2009, p. 24; Kent, 1994, p. 286). El movimiento corporal se produce por la acci�n de los m�sculos esquel�ticos, lo cual implica la utilizaci�n y liberaci�n de energ�a. Al discutir el concepto de expendio energ�tico (o costo energ�tico) nos referimos a la producci�n de energ�a calor�fica total por parte del organismo humano durante su intervenci�n en una actividad f�sica o ejercicio (Bouchard, Shephard, Stephens, Sutton & McPherson, 1990; Kent, 1998, p. 169). Tal gasto de energ�a se encuentra constituido por el expendio energ�tico en reposo y el expendio energ�tico de ejercicio o actividad f�sica (Garber, at al. 2011). Las unidades de medida comunes empleadas para expresar el costo energ�tico son los METs, kilocalor�as (kcal) o kilojulios. Por el otro lado, el MET representa un equivalente metab�lico que expresa unidades de energ�a. Un MET es igual al consumo de ox�geno relativo en reposo (1 MET = 3.5 O2 ml � kg-1 � min-1) (Garber, Blissmer, Deschenes, Franklin, Lamonte, Lee, Nieman & Swain, 2011). En la actualidad, a�n existe confusi�n sobre los conceptos de actividad f�sica y ejercicio. Una gran cantidad de profesionales y educadores en salud intercambian estos t�rminos como sin�nimos. Esta confusi�n estuvo presente por muchos a�os entre los investigadores epidemi�logos (Taylor, 1983). No fue hasta la publicaci�n del art�culo de Caspersen, Powell y Christenson (1985) donde se propuso una definici�n est�ndar para los conceptos de actividad f�sica, ejercicio y aptitud f�sica (v�ase Tablas 1 y 2).
Seg�n estos investigadores, actividad f�sica representa "cualquier movimiento corporal producido por los m�sculos esquel�ticos que resulta en gasto energ�tico" (Caspersen, Powell & Christenson, 1985) (v�ase Gr�fico 1). Si un individuo, o un grupo de personas, deciden utilizar su tiempo libre para llevar a cabo actividades f�sicas, tal acci�n se conceptualiza como actividad f�sica de ocio (Bouchard, Shephard, Stephens, Sutton & McPherson, 1990). Actividad f�sica moderada es aquella que resulta en un costo energ�tico de 3 a 5.9 METs (USDHHS, 2008, pp. A-4, D-4). Cuando se habla de inactividad f�sica, se hace referencia a patrones de estilos de vida sedentarios. Seg�n Tremblay, Colley, Saunders, Healy y Owen (2010), tal t�rmino se refiere a la falta de actividad f�sica o el tiempo comprometido por el individuo que no incluya alg�n tipo de actividad f�sica, la cual posea una intensidad dada.
Existe la tendencia que la prevalencia de la actividad f�sica para varias culturas disminuye conforme se observa una econom�a saludable del pa�s (Hardman & Stensel, 2009, p. 14). Tambi�n, se ha demostrado que se reduce marcadamente los niveles de actividad f�sica seg�n aumenta la edad, donde la poblaci�n femenina evidencia un menor nivel de actividad f�sica en comparaci�n con los varones (Hardman & Stensel, 2009, p. 14). En otro orden, ejercicio es aquella actividad f�sica planificada, estructurada, repetitiva y dirigida hacia un fin, es decir., para el mejoramiento o mantenimiento de uno m�s de los componentes de la aptitud f�sica (Caspersen, Powell & Christenson, 1985) (v�ase Gr�fico 2). Un ejercicio f�sico de baja intensidad se define como aquel que se encuentre entre 30-<40% del consumo de ox�geno m�ximo (VO2m�x) o frecuencia cardiaca de reserva (FCresv), es decir, ejercicios durante el cual la persona es capaz de hablar (ACSM, 2013, pp. 165, 167). Estas intensidades son recomendadas para poblaciones con enfermedades cr�nicas-degenerativas (Ej: cardiopat�as coronarias) (Pollock, Wilmore & Fox, 1990), y envejecientes, particularmente porque reducen los eventos coronarios fatales y no fatales, y aumentan las lipoprote�nas de alta densidad (Pollock, et al., 1994).
APTITUD F�SICA Y SUS COMPONENTES La aptitud f�sica (physical fitness) integra, de manera funcional, el conjunto de todos los sistemas org�nicos del cuerpo humano, los cuales est�n sujeto por el nivel de actividad f�sica (Paffenbarger, Hyde & Wing, 1990).
El Concepto de Aptitud F�sica La definici�n cl�sica de aptitud f�sica, una de las primeras en salir en la literatura, se describe como la capacidad de llevar a cabo las actividades cotidianas normales (trabajo y asueto) con vigor, eficiencia y sin fatigarse en exceso, teniendo a�n energ�a suficiente para disfrutar de pasatiempos y lidiar con emergencias imprevistas (President's Council on Physical Fitness and Sports,1971) (v�ase Gr�fico 3).
Tambi�n, en el 1971, un colectivo de investigadores, pertenecientes a la OMS, expusieron su posici�n ante el t�rmino de aptitud f�sica. Entonces para la OMS, tal concepto representaba "la habilidad para llevar a cabo muscular satisfactoriamente." (Anderson, Shephard, Denolin, Varnauskas & Masironi, 1971). En el 1985 se revel� en la literatura cient�fica una de las publicaciones m�s citas, en la cual se plantearon los conceptos de actividad f�sica, ejercicio y aptitud f�sica (Casperson, Powel y Christenson, 1985). Estos autores establecieron que aptitud f�sica representaba "un conjunto de atributos que las personas poseen o alcanzan que se relaciona con la habilidad para llevar a cabo actividad f�sica." Un a�o mas tarde, Nieman (1986, p. 34) afirm� que la aptitud f�sica era "un estado de energ�a din�mica y vitalidad que nos capacita/permite no solamente llevar a cabo nuestras tareas diarias, pr�ctica de actividades recreativas y encarar emergencias imprevistas, sino tambi�n nos ayuda a prevenir las enfermedades hipocin�ticas, mientras se funcione a niveles �ptimos de la capacidad intelectual y experimente el disfrute de la vida". En esta misma d�cada, Pate (1988), postul� que tal concepto deber�a definirse como "un estado caracterizado por (a) una habilidad para realizar actividades diarias con vigor y (b) una demostraci�n de las caracter�sticas y capacidades que est�n asociadas con un bajo riesgo para el desarrollo de enfermedades hipocin�ticas (es decir, aquellas asociadas con inactividad f�sica)." Desde un enfoque cardiorrespiratorio y muscular, Getchell y Anderson (1987, pp. 15-16) afirman que una persona que posea una apropiada aptitud f�sica implica que "el coraz�n, los vasos sangu�neos, los pulmones y los m�sculos funcionan al m�ximo rendimiento." Una de las organizaciones de mayor prestigio internacionalmente, vinculada con la medicina del deporte y ciencias del movimiento humano, es decir, la ACSM, plantearon en el 1990 que la aptitud f�sica significaba "...la habilidad de realizar niveles de moderada a vigorosa actividad f�sica sin fatiga y la capacidad para mantener tal habilidad a lo largo de la vida." (ACSM, 1990). En a�os recientes, esta organizaci�n revis� la definici�n de aptitud f�sica (Garber, at al. 2011). Otros autores de renombre en el campo de las ciencias del movimiento humano han publicado su postura ante el t�rmino aptitud f�sica. Por ejemplo, Miller, Grais, Winslow y Kaminsky (1991) expusieron que el concepto de aptitud f�sica significaba un "un estado de habilidad para realizar un trabajo f�sico sostenido caracterizado por una integraci�n efectiva de la tolerancia cardiorrespiratoria, fortaleza muscular, flexibilidad, coordinaci�n y composici�n corporal". Por su parte, Howley y Franks (2007, p. 517), fundamentado en el planteamiento de Casperson, Powel y Christenson, (1985) proponen que la aptitud f�sica es un agregado de particularidades �nicas, lo cual facilita al individuo ejecutar efectivamente actividades f�sicas. En otro orden, Lopategui (2006, p. 44) intent� reconceptualizar la definici�n tradicional de aptitud f�sica, indicando que "...representa la habilidad que posee la persona para llevar a cabo todo tipo de trabajo f�sico efectivamente y sin fatiga excesiva, particularmente actividades que demandan capacidades cardiorrespiratorias, de las cuales el individuo se recupera con prontitud para ejecutar otras tareas f�sicas (cotidianas, deportes recreativos) o manejar situaciones de emergencias que pudieran requerir un esfuerzo f�sico." Tal enfoque retoma elementos que constituyen parte de la primera definici�n de aptitud f�sica (President's Council on Physical Fitness and Sports,1971). A esta definici�n, se puede integrar la importancia de un �ptimo nivel de aptitud f�sica (elevado estado de energ�a y vitalidad) para la prevenci�n de enfermedades cr�nicas-degenerativas que emergen principalmente a ra�z de un comportamiento sedentario (Nieman,2007, p. 779) (v�ase Gr�fico 4).
Los Componentes de la Aptitud F�sica
Componentes Relacionados con la
Salud DESCRIPCI�N DEL CONCEPTO DE ENFERMEDADES CR�NICO-DEGENERATIVAS Evoluci�n Sem�ntica del T�rmino Enfermedades Cr�nicas Las enfermedades cr�nicas o discapacitantes son aquellas que com�nmente se adquieren por medio de estilos de vida inapropiados, aunque siempre hay que considerar que existen factores gen�ticos, es decir, de naturaleza hereditaria, que pueden originar tales trastornos. La diferencia entre una enfermedad cr�nica y una infecto-contagiosa se fundamenta sobre el hecho de que los disturbios degenerativos y cr�nicos no son transmitidas mediante las v�as de contagio (Ej: contacto f�sico directo o personal, f�mites y otros). Desde el punto de vista m�dico, las enfermedades cr�nicas se consideran aquellas alteraciones de la salud (en todas sus dimensiones) que se desarrolla, y mantienen, durante un per�odo largo de tiempo (Roitman & Lafontaine, 2012, p. 1). Se caracterizan por su naturaleza no infecciosa, recurrentes, degenerativas y poseer s�ntomas menos llamativos en comparaci�n con las enfermedades agudas (Caroll, 1998). Estos tipos de afecciones pueden ocasionar incapacidades totales o parciales (Murrow & Oglesby, 1996). El adjetivo de cr�nico aplica para aquel conjunto de enfermedades de naturaleza prolongada y reincidente, caracterizadas por la ausencia de pat�genos infecciosos no-t�xicos (Bhopal, 2002, p. xxi). Para aquellas enfermedades cr�nicas que inducen un deterioro paulatino de los tejidos ubicados en el organismo humano, se la adjunta otro adjetivo que describa esta complicaci�n cl�nica. A este respecto, se establece que tales males son de naturaleza degenerativos, por lo que se identifican como enfermedades cr�nico-degenerativas (Bhopal, 2002, p. xxii) (V�ase Gr�fico 6). Com�nmente, estos tipos de patolog�as cr�nicas no se alivian mediante intervenciones quir�rgicas ni con el consumo de medicamentos a corto plazo (Murrow & Oglesby, 1996).
Las enfermedades cr�nicas poseen ciertas caracter�sticas particulares, que son:
1) com�nmente, tales afecciones requieren un per�odo de tiempo considerable para
que se desarrollen, lo cual implica que su naturaleza cr�nica (a largo plazo);
2) estas dolencias promueven una destrucci�n progresiva de los tejidos, por tal
raz�n, tambi�n se les designan como degenerativas; 3) interfieren con la
capacidad del cuerpo para funcionar de forma �ptima, es decir, representan
patolog�as discapacitantes y; 5) algunas enfermedades degenerativas pueden
prevenirse, es decir, es posible minimizar sus efectos da�inos a la salud (V�ase Gr�fico
25). Una gran parte de estos trastornos cr�nicos se encuentran representadas dentro de las primeras causas de muerte en Puerto Rico y en muchos otros pa�ses, particularmente aquellos desarrollados. Algunas de dichas enfermedades son, a saber: enfermedades del coraz�n y circulatorias, tales como las cardiopat�as coronarias (enfermedades de las arterias coronarias del coraz�n o aterosclerosis coronaria); los padecimientos hipertensos, claudicaci�n intermitente; c�ncer; diabetes sacarina; accidentes cerebrovasculares (Ej: apoplej�a o derrame cerebral); enfermedades pulmonares; problemas en la espalda baja; enfermedades �seas (Ej: osteoporosis) y reum�ticas (Ej: artritis reumatoide, osteoartritis); afecciones renales (Ej: nefritis); enfermedades del h�gado (hep�ticas), entre otras (v�ase Tabla 3).
Relaciones Etiol�gicas para las Enfermedades Cr�nicas Puesto que uno de los factores principales que inducen a las enfermedades cr�nicas es la falta de ejercicio o escasa actividad f�sica, desde la perspectiva de la aptitud f�sica, otros autores clasifican estas dolencias como enfermedades hipocin�ticas (Allsen, Harrison, & Vance, 1997, p. 4; Corbin & Lindsey, 1997, pp. 5, 25-26; Heyward, 1998, p. 2). Actualmente, el auge de las enfermedades cr�nico-degenerativas como las principales causas de incapacidad y muerte en Puerto Rico y Estados Unidos de Norteam�rica, reflejan principalmente el descuido en los patrones de estilos de vida y h�bitos particulares del ciudadano. Los comportamientos de riesgo que prevalecen en la isla promueven la alta incidencia de enfermedades cr�nicas de naturaleza discapacitante y al aumento en la tasa de mortalidad originado por estas afecciones. El sedentarismo, o un pobre nivel de aptitud f�sica, representan uno de los factores de mayor preeminencia que promueven el desarrollo de estos trastornos degenerativos (particularmente las enfermedades en las arterias coronarias del coraz�n) y a la mortalidad prematura (Ekelund, Haskell, Jonson, Whaley, Criqui & Sheps, 1988; Sandvik, Erikssen, Thaulow, Erikssen, Mundal & Rodahl, 1993). Medidas Preventivas y Terap�uticas Algunas de las enfermedades cr�nicas de origen hipocin�tico pueden prevenirse mediante un r�gimen regular de ejercicios o actividad f�sica. M�s aun, un programa de ejercicio regular, o una mayor participaci�n en actividades f�sicas, puede emplearse como un tratamiento complementario para otras dolencias que no se consideran categorizadas como hipocin�ticas, entre las cuales se pueden nombrar: las enfermedades infecciosas, artritis, dolor cr�nico y el s�ndrome premenstrual (PMS, siglas en Ingl�s) (Corbin & Lindsey, 1997, p. 26-27).
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SISTEMAS DIRIGIDOS A EVALUAR EL ESTADO
ACTUAL DE SALUD, Y DE LOS POTENCIALES RIESGOS, La evaluaci�n de los potenciales participantes para un programa de ejercicio es de gran importancia, puesto que previenen posibles situaciones de emergencias m�dicas. Se encuentra muy bien documentado, en la literatura cient�fica, los beneficios del ejercicio sobre el organismo humano. No obstante, tambi�n, el ejercicio induce un aumento en las demandas metab�licas sobre el sistema cardiovascular, as� como un incremento en la actividad simp�tica. Tomando en consideraci�n este hecho, se puede inferir que ser�a de un alto riesgo para la salud, e incorrecto desde el punto de vista �tico, que se permita participar en el programa de ejercicio a un posible cliente que no se conozca el nivel de gravedad de su enfermedad (Ej: alg�n tipo patolog�a cardiaca). Pasar por alto tal conocimiento puede, posiblemente, puede ocasionar un ataque cardiaco al individuo que se ejercita. Consecuentemente, para evitar estos eventos adversos al cliente, es de vital importancia que, antes de integrar al cliente al programa, y realizar una prueba de esfuerzo, se debe establecer el nivel de riesgo de �ste. Este an�lisis permite tomar una mejor decisi�n en cuanto a si es factible, y seguro, continuar con el cliente. Previo a cualquier intervenci�n de un
programa de ejercicio o actividad f�sica, de naturaleza preventiva o terap�utica,
es de suma importancia llevar a cabo las evaluaciones de salud correspondientes.
Esto tambi�n aplica si al participante se le requiere someter a una prueba a
ergom�trica de tolerancia cardiorrespiratoria (subm�xima o m�xima) o a pruebas
que miden las aptitudes f�sicas de �ste. Este proceso evaluativo asiste en
el mecanismo requerido para determinar si el potencial participante se encuentra
apto, m�dicamente, para ingresar al programa de ejercicio o realizar la prueba
de esfuerzo. Consecuentemente, el fisi�logo del ejercicio cl�nico se
asegura que la probabilidad que, por ejemplo, se produzca un ataque al coraz�n u otros
males, se reduzca al m�nimo. Entonces, tales accidentes se pueden evitar si se realiza un examen del
estado de salud/condici�n f�sica antes de comenzar un ejercicio regular, o una
prueba de ejercicio. Consecuentemente, para poder prescribir un programa de
ejercicio individualizado, o ejecutar alg�n tipo de evaluaci�n de esfuerzo, de forma segura y efectiva, se debe evaluar primero el
estado de salud del participante potencial. Esta evaluaci�n deber�a
incluir un examen m�dico, un cuestionario de salud y luego efectuar una serie de
pruebas de aptitud f�sica relacionadas con la salud. Es de suma importancia que, como requisito, previo a que el potencial participante se someta a una prueba de capacidad funcional (o de aptitud f�sica), o de su ingreso a un programa de ejercicio/aptitud f�sica (bajo un escenario cl�nico o comunitario), tal persona sea evaluada su estado vigente de salud, incluyendo los factores de riesgo para una gran gama de enfermedades de naturaleza cardiovascular, pulmonar o metab�lica. Para este prop�sito, se emplean una variedad de m�todos de evaluaci�n. Los tipos de pruebas evaluativas de salud implementadas al candidato, depender� del enfoque del programa y del prop�sito de la instalaci�n f�sica que alberga el programa de ejercicio o de actividad f�sica. Por ejemplo, las evaluaciones de la salud son m�s rigurosas en programas de ejercicio que requieren la supervisi�n m�dica (Ej: rehabilitaci�n cardiaca o pulmonar), en comparaci�n con instalaciones f�sicas dedicadas a proveer servicios de ejercicio y actividad f�sica a poblaciones aparentemente saludables (Ej: programas comunitarios de ejercicios grupales o recreativos). Esta medida evaluativa dispone de un mayor control preventivo para circunstancias de emergencias cardiacas que puedan surgir durante la prueba ergom�trica de esfuerzo progresivo o sesiones de ejercicio (entrenamiento f�sico). Estas pruebas de salud se confeccionan con el fin de detectar aquellos individuos que evidencien contraindicaciones m�dicas a un programa de ejercicio, o prueba electrocardiogr�fica de esfuerzo. En aquellos casos donde se identifique un problema de salud clasificado como contraindicativo, el potencial participante no podr� incorporarse al programa hasta tanto tal afecci�n cl�nica sea erradicada o se encuentre controlada. Tambi�n, la evaluaci�n de la salud sirve para identificar las personas que posean patolog�as degenerativas de considerable magnitud, de manera que sea necesario que ingrese a un programa de ejercicio en el cual intervenga personal m�dico. Esto implica, la necesidad de un referido m�dico para un programa de ejercicio supervisado m�dicamente. Otro objetivo de estas evaluaciones es determinar la posible necesidad que el candidato sea examinado por un m�dico (el examen cl�nico o m�dico), se le requiera realizar una prueba ergom�trica de esfuerzo, o ambas. Esto puede ser debido a un mayor riesgo (de moderada hasta un nivel de riesgo alto) para alguna enfermedad cr�nico-degenerativa, por la presencia de s�ntomas particulares o ciertos factores de riesgo. Tal examen m�dico de mayor envergadura, formar� parte de la evaluaci�n de la salud preparticipaci�n, que es compulsoria antes que pueda ingresar el participante prospecto al programa de ejercicio. Tambi�n, estas evaluaciones sirven de fundamento para establecer las modificaciones de progresi�n requeridas en las variables que determinan la dosis del ejercicio (Ej: intensidad, frecuencia, y otros), ya para un participante aceptado en el programa. Aquellos participantes prospectos que se identifiquen de alto riesgo, posiblemente habr�n de requerir un examen m�dico riguroso y la realizaci�n de una prueba ergom�trica de esfuerzo previo poder incorporarse en un programa de ejercicio. Finalmente, la evaluaci�n de la salud y riesgos para enfermedades cardio-metab�licas y pulmonares asisten en reconocer aquellas personas que tienen otras necesidades particulares. Algunos ejemplos de estos problemas, que requieren una atenci�n especial son, deficiencias (o limitaciones) ortop�dicas, estado gestacional (embarazo), y otras. Tal proceso provee la posibilidad de una mejor adherencia del participante al programa de ejercicio. Tambi�n, esta precauci�n instaura una mayor seguridad durante la prueba de esfuerzo progresiva o la pr�ctica de los ejercicios. Entonces, la evaluaci�n de otros posibles des�rdenes cl�nicos asisten en la disminuci�n de riesgos para eventos de emergencias m�dicas s�bitas, principalmente situaciones cardiacas (Ej: infarto al miocardio, paro cardiaco, fibrilaci�n ventricular, y otras), y lesiones de tipo oseo-musculares, los cuales se encuentran asociados con la pr�ctica de los ejercicios o ejecuci�n de las evaluaciones ergom�tricas de esfuerzo. M�s a�n, el desarrollo de una prescripci�n de ejercicio individualizada m�s efectiva se asegura al detectar tales necesidades especiales (ACSM, 2014a, p. 22; ACSM, 2014b, pp. 170-171). Se ha instituido que la inclusi�n de un sistema dirigido a la evaluaci�n de la salud antes que el individuo conlleve una prueba de esfuerzo, o se incorpore a un programa de ejercicio, disponen una raz�n beneficio-a-riesgo �ptima (ACSM, 2014b, p. 170). Cuan extenso habr� de ser la evaluaci�n de la salud, as� como el tipo de esta valoraci�n, se encuentra determinado por la edad, sexo y la percepci�n, muy particular sobre la salud del propio potencial participante. Tambi�n, esto se encuentra afectado por el tipo y cantidad del personal disponible, as� como de los equipos y materiales de ejercicio que posee la instalaci�n f�sica. OBJETIVOS DE LA EVALAUCI�N DE LA SALUD El fin primordial para realizar las evaluaciones de la salud en los posibles participantes, es asegurar que �stos puedan seguir la programaci�n prescrita del ejercicio, o la intervenci�n de actividades f�sicas, en una manera segura. Adem�s, tal proceso es importante previo a un prueba ergom�trica de tolerancia cardiorrespiratoria u otras evaluaciones de la aptitud f�sica, particularmente aquellas vinculadas con la salud. Se espera, entonces, que el riesgo de una lesi�n o evento m�dico peligroso se considere m�nimo. La ACSM (2014a, pp. 22-23; 2014b, p. 171) ha establecido las razones para la evaluaci�n de la salud antes de la participaci�n al programa de actividad f�sica o prueba de aptitud f�sica. Esta justificaci�n se expone en los p�rrafos discutidos m�s adelante (ACSM, 2014a, pp. 22-23; ACSM, 2014b, pp. 171, 177, 337; ACSM, 2010, p. 16). Identificar Contraindicaciones M�dicas Uno de los prop�sitos principales de la evaluaci�n de la salud es poder establecer aquellas personas que poseen alg�n tipo de problema cl�nico considerado como una contraindicaci�n al programa o prueba de ejercicio (v�ase Tablas 17 y 18). Estos individuos ser�n rechazados a tal programa de ejercicio. En aquellos casos donde es posible corregir tal contraindicaci�n m�dica, entonces �ste podr� ser considerado como un posible participante. Estabelcer aquellos Individuos que Requieren un Examen M�dico Completo o Prueba de Esfuerzo Un fin importante para la evaluaci�n de la salud consiste en reconocer las personas que necesitan un examen m�dico riguroso, o prueba ergom�trica de esfuerzo, previo a poder participar en el programa de ejercicio. Esta indicaci�n puede surgir por la presencia de una cantidad alarmante de factores de riesgo para cardiopat�as coronarias, y debido a manifestaciones cl�nicas que sugieren alguna patolog�a cardiovascular, pulmonar o metab�lica. Identificar Individuos de Elevado Riesgo para Patolog�as Peligrosas Otro objetivo para este proceso evaluativo es determinar aquellas personas que tienen un alto riesgo para poseer alguna enfermedad discapacitante, ya sea por su edad, factores de riesgos o manifestaciones cl�nicas actuales. A este grupo de individuos, se le requiere llevar a cabo un examen m�dico riguroso, as� como alguna variante de las pruebas ergom�tricas de naturaleza cardiorrespiratoria. Identificar Individuos con Patolog�as Cr�nicas de Cuidado La pr�xima justificaci�n de estas evaluaciones se fundamenta en establecer aquellos clientes que padecen de una enfermedad cr�nica-degenerativa peligrosa. Esta poblaci�n solo podr� incorporarse en un programa de ejercicio que se encuentre supervisado por un m�dico. Identificar Personas con Necesidades Particulares Finalmente, se requiere la evaluaci�n de la salud para establecer los posibles participantes que presenten necesidades especiales. Estos problemas pueden ser deficiencias diabetes sacanina (mellitus), ortop�dicas, embarazo, u otros. Para esta colectividad, ser� necesario llevar a cabo las correspondientes adaptaciones, como lo son: 1) el programa de ejercicio o actividad f�sica; 2) pruebas de capacidad funcional, tal como una prueba de esfuerzo progresiva; y 3) evaluaciones de los componentes de la aptitud f�sca. ESTRATEGIAS DISPONIBLES PARA LA EVALUACI�N DE LA SALUD Tradicionalmente, el protocolo evaluativo de la salud ha sido desglosado en tres componentes principales, que son: 1) estratificaci�n de los riesgos, 2) historial de la salud y otras evaluaciones pertinentes, y 3) autorizaci�n o referido m�dico (Thompson, 2010). Este algoritmo evaluativo ha evolucionado a trav�s de los a�os. Particularmente, tal cambio se observa en las nuevas gu�as de pruebas de esfuerzo y prescripci�n de ejercicio publicadas por la ACSM (ACSM, 2014a; ACSM 2014b). Esencialmente, existen tres formas para evaluar la salud de los participantes. Una cuarta herramienta se utiliza, con frecuencia, para participantes que retornan a sesiones de ejercicios grupales (DeSimmone & Stenger, 2012). Consideraciones Preliminares Como fue mencionado previamente, uno de los objetivos principales de las evaluaciones de salud pre-actividad es proveer ejercicios seguros y un est�mulo efectivo para el programa de entrenamiento f�sico. A este respecto, tambi�n tal evaluaci�n identifica potenciales factores de riesgo, o s�ntomas, para varias enfermedades cr�nico-degenerativas, de modo que se proporcione un programa seguro y efectivo, en t�rminos de sus metas. Existe una gran variedad de m�todos disponibles confeccionados para la evaluaci�n de la salud del candidato a un programa de entrenamiento f�sico o prueba de ejercicio. Recientemente, se han revisado los posibles medios para evaluar el estado de salud de los participantes potenciales (ACSM, 2014a, pp. 19-36, 40-57; ACSM, 2014b, pp. 170-177, 324-330; DeSimmone & Stenger, 2012). Seg�n la ACSM (2014a, p. 22), la evaluaci�n de la salud preparticipaci�n consiste en evaluar al potencial participante por la presencia de varios factores de riesgo para patolog�as de naturaleza cardiovascular, pulmonar y metab�lica. Se incluye, tambi�n, evaluar por la posible presencia ciertos problemas de salud que deben evaluarse con detenimiento, como los son el estado gestacional de la mujer, impedimentos de tipo ortop�dicos, y otros. Estas pruebas siguen un protocolo, organizado en diversas etapas. Tales mecanismos requeridos para la evaluaci�n de la salud son, a saber: 1) la evaluaci�n r�pida de la salud, o entrevista verbal, desarrollada por la ACSM en clases de grupales de ejercicios (DeSimmone & Stenger, 2012); 2) formularios estandarizados de auto-administraci�n (inventarios/cuestionarios de salud y estilos de vida cumplimentados por los potenciales participantes); 3) evaluaci�n, an�lisis, y estratificaci�n, de factores de riesgo vinculados con patolog�as cardiovasculares, pulmonares y metab�licas; y 4) evaluaciones m�dicas completas y rigurosos (examen m�dico [historial m�dico personal y familiar, examen f�sico, pruebas de laboratorio [Ej: evaluaciones cardiovasculares espec�ficas, tal como un cateterismo coronario], y pruebas ergom�tricas de esfuerzo progresivo, de naturaleza funcional y diagn�stica). Esta �ltima evaluaci�n puede efectuarse de manera convencional (electrocardigrama [EKG] con signos vitales [frecuencia cardiaca y presi�n arteria,]), o empleando imagen nuclear (Ej: Talio-201, o Tecnecio 99m-Sestamibi) (v�ase Tabla 9).
En los siguientes p�rrafos se discutir�n en detalle estos tipos de herramientas de evaluaci�n de la salud recomendadas por la ACSM (2014a, pp. 19-36; 2014b, pp. 170-173; DeSimone & Stenger, 2012). Evaluaci�n R�pida de la Salud de la ACSM (Entrevista Verbal con el Cliente) De no contar en el momento con un cuestionario de salud, es posible realizar una evaluaci�n verbal del cliente. Tal procedimiento evaluativo de la salud se conoce con el nombre de "ACSM Quick Screen" (DeSimone & Stenger, 2012). Este mecanismo dispone de varias ventajes, entre las cuales tenemos: 1) se establece si el potencial participante se encuentra en el programa de ejercicio correcto; 2) permite que los ejercicios, o actividades f�sicas, se realicen en un manera segura para el cliente y; 3) ser� posible determinar si el futuro participante cuenta con alg�n problema de salud, o f�sico, de manera que se lleven a cabo los ajustes necesarios en el programa de ejercicio. El evaluador, entonces, entrevista al potencial cliente fundamentado en las preguntas que se describen m�s adelante. Introducci�n La evaluaci�n de la salud r�pida es muy com�n en aquellos participantes que con anterioridad han sido admitidos al programa de ejercicio y que han cumplimentado alg�n tipo de inventario de salud (DeSimone & Stenger, 2012, pp. 11-12). Luego de un periodo de inactividad, estos clientes desean regresar a las actividades que provee el programa, particularmente en aquellos de instrucci�n grupal. A este respecto, el instructor de ejercicios grupales podr� determinar si �ste se encuentra en la clase de ejercicio colectivo que se ajuste a sus necesidades personales y de salud. Tambi�n, tal evaluaci�n ayuda en el proceso de facilitar un entorno de ejercicio seguro y libre de patolog�as cardiacas s�bitas, as� como de lesiones musculoesqueletales y ortop�dicas, asociadas con el ejercicio. Adem�s, mediante este tipo de evaluaci�n de la salud, ser� posible concretar posibles necesidades particulares basadas en problemas f�sicos, lo cual habr� de requerir la modificaci�n correspondiente durante las sesiones de ejercicio. Protocolo a seguir para la Entrevista Verbal de la Salud y Estilos de Vida Este proceso evaluativo de la salud se administra de forma verbal. Luego de una bienvenida, se recomienda que el instructor se presente de forma amigable y proceda a realizar la entrevista. A continuaci�n se enumeran las preguntas que se habr�n de hacer al cliente durante el dialogo verbal, con el candidato, para la evaluaci�n de la salud (DeSimone & Stenger, 2012, pp. 12-13). 1) �Al presente te encuentras matriculado en alguna otra sesi�n de ejercicio grupal? De ser afirmativo tal pregunta, entonces se procede a indagar: �En cu�les?, �Cu�ndo fue la �ltima ocasi�n que pudo asistir a esta clase?, o �Cu�les otros tipos de actividades est�s practicando en la actualidad? La respuesta a esta pregunta suministra informaci�n valiosa sobre el historial de ejercicio y destrezas que posee el cliente. Tambi�n, se puede establecer si es un individuo nuevo en las clases de ejercicios. 2) �Tienes alg�n problema de salud en la rodilla, hombro, espalda o cualquier otro disturbio en las articulaciones o huesos? Esto representa una pregunta importante, pues provee informaci�n tocante a posibles limitaciones oseo-articulares y si se requiere implementar adaptaciones a los ejercicios. Tambi�n, es posible determinar posibles ejercicios contraindicativos para este cliente en particular. 3) �Tienes alguna enfermedad (Ej: problemas cardiovasculares, alta, o baja, presi�n arterial, diabetes)? La contestaci�n a esta pregunta indica posibles problemas m�dicos agudos. Dependiendo de la informaci�n obtenida de esta pregunta, el instructor habr� de interrogar m�s profundo al potencial participante. Esto puede requerir que se contesten las siguientes preguntas: a) �Cu�ndo fue la �ltima ocasi�n que un m�dico lo evalu�? Esto ayuda a establecer problemas de salud particulares y la posible necesidad de otras evaluaciones m�dicas o visitas a su m�dico de cabecera. b) �Te encuentras tomando alg�n medicamento, o estas bajo tratamiento m�dico para este problema de salud? Esta pregunta identifica si el cliente se encuentra bajo tratamiento m�dico. c) �Alguna vez tu m�dico te dijo que no pod�as hacer ejercicios debido a este disturbio m�dico u otro desorden de salud? Tal interrogante representa la posible necesidad de un referido m�dico para poder autorizar su ingreso a los ejercicios grupales. Tambi�n, esta respuesta habr� de disponer restricciones espec�ficas indicadas por el m�dico. d) �Sufres de alg�n tipo de alteraci�n f�sica que pueda afectar tu desempe�o del ejercicio en estos momentos? �Este cambio f�sico puede ser afectado por el ejercicio? La contestaci�n a esta pregunta provee datos importantes que indican la posible necesidad de modificar los ejercicios. Disturbios de sue�o, fatiga constante, y otros, son algunos problemas de salud que debe ser considerado por el instructor de ejercicios grupales. Tambi�n, existe la posibilidad que estas afecciones no permitan que el candidato ingrese al programa de ejercicio. Es posible alterar la redacci�n de estas preguntas para adaptarse a programas de entrenamiento f�sico encaminados a desarrollar, principalmente, los componentes de aptitud f�sica relacionados con la salud, as� como en intervenciones de actividad f�sica. Tal ajuste de la entrevista verbal se presenta abajo: 1) �Al presente se encuentra en alg�n otro programa de
ejercicio o actividad f�sica? De ser afirmativo, �Qu� tipo de programa?, �Cu�ndo
fue la �ltima vez que asisti� al mismo? o �Cu�l otros tipos de actividades al
presente te encuentras practicando? Existen varias herramientas para evaluar el estado inicial de la salud del potencial participante en la forma de cuestionarios de salud. B�sicamente, se han implantado dos cuestionarios de salud y estilos de vida provistos gratuitamente por organizaciones reconocidas, como lo son la Sociedad Canadiense de Fisiolog�a del Ejercicio (Canadian Society for Exercise Physiology o CSEP, siglas en ingles), el Colegio Americano de Medicina del Deporte (American College of Sports Medicine o ACSM, siglas en ingles) y la Asociaci�n Americana del Coraz�n (American Heart Association o AHA, siglas en ingles). Ambos cuestionarios de salud proveen la suficiente informaci�n para determinar si es necesario un referido m�dico. Cabe se�alar, que el presente autor de este documento, ha tambi�n desarrollado, aunque no se encuentra validado, un cuestionario de salud para ser administrarlo al candidato antes de poder ingresar a un programa de ejercicio o previo a la administraci�n de una prueba de tolerancia cardiorrespiratoria (Lopategui, 2006b, pp. 139-141). Es imperante recalcar que gran porci�n de la poblaci�n sedentaria posee la capacidad de ingresar, de manera segura, a un programa de actividad f�sica efectuada de una leve a moderada intensidad, sin la necesidad de pasar por un protocolo de evaluaci�n medica minuciosa (ACSM, 2014b, p. 171). El prop�sito principal de tales cuestionarios de salud es disponer de una medida evaluativa m�nima que provea informaci�n para determinar si el cliente se encuentra cualificado para ingresar a un programa de ejercicio o prueba de esfuerzo. Tambi�n, los datos derivados ayudan a estratificar los riesgos del potencial participante. Entonces, estos tipos de cuestionarios de salud poseen la encomienda de reconocer candidatos con factores de riesgo clasificados como moderados y altos. Consecuentemente, de esto ser palpable, es preponderante que se refiera a un m�dico, y se cumplimente el formulario de autorizaci�n m�dica, previo a poder participar en un programa de acondicionamiento f�sico, o de actividad f�sica. No obstante, existen algunas limitaciones. Por ejemplo, estas formas estandarizadas no pueden fundamentarse en la intensidad de los programas de los entrenamientos f�sicos propuestos. Los cuestionarios de salud auto-administrados que se discutir�n en esta secci�n son: 1) Physical Activity Readiness Questionnaire (PAR-Q) (Public Health Agency of Canada, 2007), y 2) AHA/ACSM Fitness Facility Preparticipation Screening Questionnaire (American Heart Association [AHA] & American College of Sports Medicine [ACSM],1998). Estos tipos de inventarios, incluyendo el del profesor Lopategui, se encuentran disponibles gratuitamente en la Internet/Web (v�ase Tabla 10).
Estos tipos de mecanismos evaluativos deber�n de ser capaces de establecer el historial de salud del potencial participante, enfermedades que posee en el presente, los factores de riesgo para otras patolog�as degenerativas, manifestaciones cl�nicas (signos y s�ntomas de alguna enfermedad), los h�bitos actuales concerniente a la pr�ctica de ejercicios regulares y actividad f�sica, y medicamentos que requiere consumir diariamente para las afecciones de salud que posee. Otra herramienta evaluativa de la salud es la estratificaci�n de los factores de riesgo (ACSM, 2014a, pp. 34-35; ACSM, 2014b, pp. 172-173), lo cual ser� detallado bajo un tem�tica m�s adelante en este trabajo. Seg�n la ACSM, el primer paso al evaluar las personas que deseen ingresar en un programa de ejercicio es la administraci�n de un cuestionario que examine el nivel de actividad f�sica, ejercicio y la salud del potencial participante (v�ase Tabla 11).
El prop�sito de un cuestionario de salud, cumplimentado por el potencial cliente, es conocer m�s a fondo su historial cl�nico, los s�ntomas que experimenta, o ha experimentado, y detectar los posibles riesgos. Esto ayuda en el proceso de establecer una prescripci�n de ejercicio individualizada �ptima. Adem�s, tal proceso asiste en determinar si es requerido que el potencial participante se someta a otras evaluaciones m�dicas m�s avanzadas. Entonces, la informaci�n recogida del cuestionario de salud y estilos de vida cumplimentadas por el propio posible candidato, sirve de base para establecer si es requerido el seguimiento por parte de los especialistas del ejercicio o profesionales de la salud, previo a que se incorpore en el programa de actividad f�sica o ejercicio. Como fue mencionado previamente, podemos emplear un cuestionario de salud de auto-administraci�n (realizado por el propio individuo), los cuales se encuentran de libre costo en la Internet/Web (v�ase Tabla 11), como lo es el Physical Activity Readiness Questionnaire o PAR-Q and YOU (Canadian Society for Exercise Physiology [CSEP], 2013), y el Health/Fitness Facility Preparticipation Screening Questionnaire (American Heart Association [AHA], & American College of Sports Medicine [ACSM], 1998). El primer cuestionario, de origen canadiense, enfatiza en identificar los posibles s�ntomas para cardiopat�as coronarias que pueda poseer el potencial participante. Tambi�n, tal inventario de salud establece si se tiene afecciones a nivel de los m�sculos esquel�ticos. De esto ser un hallazgo afirmativo, entonces se le requiere al cliente que este problema cl�nico sea evaluado antes de incorporarse al programa de ejercicio o de actividad f�sica. Por el otro lado, el cuestionario confeccionado por el esfuerzo conjunto de la AHC y la ACSM, incorpora elementos evaluativos m�s extensos. El mismo, cuenta con un historial de salud muy completo, la identificaci�n de s�ntomas, as� como factores de riesgo para enfermedades. Como resultado, este tipo de cuestionario auto-administrado persigue determinar si el posible participante se encuentra preparado para ingresar al programa o deba de visitar a un proveedor profesional de la salud antes de que pueda comenzar su r�gimen de entrenamiento f�sico. En las pr�ximas secciones de este trabajo, se abundaran sobre cada uno de estos dos tipo de cuestionarios estandarizados. Physical Activity Readiness Questionnaire (PAR-Q) El prop�sito de este tipo de cuestionario es determinar un criterio m�nimo para el ingreso del prospecto candidato a un programa de actividad f�sica, establecido dentro de unos par�metros de intensidad leve a moderada (DeSimone & Stenger, 2012). Tal inventario de salud fue dise�ado por investigadores canadienses, espec�ficamente por la British Columbia Ministry of Health, que ata�e la evaluaci�n del nivel de preparaci�n para iniciar un programa de actividad f�sica (Public Health Agency of Canada, 1998) y validado estad�sticamente (Shephard, Thomas & Weller, 1991). Este instrumento evaluativo se caracteriza por ser muy simple y f�cil administrar entre los posibles candidatos del programa. Una limitaci�n de esta modalidad para evaluar la salud es que no distingue entre las estratas de riesgo bajo y moderada. Solo es capaz de establecer los candidatos que se encuentran a un alto riesgo de alguna enfermedad cr�nica (ACSM, 2014b, p. 171) (v�ase Gr�fico 31 ).
AHA/ACSM Health/Fitness Facility Preparticipation Screening Questionnaire Este formulario es m�s abarcador que el PAR-Q, pues incorpora un historial de disturbios cardiovasculares, s�ntomas de problemas cardiacos y factores de riesgo para afecciones cardiovasculares (incluyendo la variable edad) que establece si es requerido una evaluaci�n m�dica (contactar el proveedor de salud) previo a incursionar por primera vez a un programa de ejercicio. Tambi�n, tal inventario simplemente puede dirigir a clientes para participar en un programa de ejercicio. La presente evaluaci�n de la salud posee varias virtudes, como lo son: 1) rapidez en su administraci�n; 2) el reconocimiento de posibles personas que exhiben factores de riesgos, categorizados desde moderado hasta el nivel alto; 3) permite generar y documentar los resultados de este tipo de evaluaci�n; 4) provee unas bases educativas, tanto para los participantes como al personal del programa; y 5) fomenta el empleo adecuado del sistema profesional dirigido al cuidado de la salud (v�ase Gr�fico 32).
Evaluaci�n y Estratificaci�n de los Factores de Riesgo Vinculados con Patolog�as Cardiovasculares, Pulmonares y Metab�licas El proceso a seguir para estratificar los riesgos permite proponer recomendaciones adecuadas concerniente a la evaluaci�n y supervisi�n m�dica, pruebas ergom�tricas (subm�ximas o m�ximas) funcionales y diagn�sticas, y la estratificaci�n de un programa de actividad f�sica y ejercicio (ACSM, 2014, p. 34-36). La base para estratificar a los candidatos en categor�as de riesgos bajo, moderado y alto (v�ase Tabla 12 y 13), se extrae principalmente del examen m�dico y pruebas de esfuerzo previo que este potencial participante se incorpore en el programa de ejercicio. No obstante, la fuente principal para determinar tales niveles, o estratos de riesgos, se fundamenta del estudio de los datos recolectados por parte de los cuestionarios de salud y de los estilos de vida que se requieren completar previo a una prueba de esfuerzo y programa de ejercicio. Este mecanismo se asocia con la intensidad del ejercicio que habr� de prescribirse, con el fin de evaluar la necesidad para el examen m�dico precedente a incorporarse al entrenamiento f�sico. Para poder asegurar un mayor nivel de seguridad para los clientes que pertenecen al programa de ejercicio o actividad f�sica, el especialista del ejercicio debe poseer el adecuado peritaje para poder detectar las personas que poseen un nivel de alto riesgo para patolog�as cardiovasculares, y determinar los s�ntomas relacionados con disturbios cardio-circulatorios. Por tal raz�n, es de crucial importancia que los versados en el ejercicio posean un adecuado conocimiento en la interpretaci�n del historial m�dico, los signos, y s�ntomas que requieran la evaluaci�n por un m�dico, antes que un participante sintom�tico, categorizado de riesgo moderado hasta un nivel alto, inicie un programa de actividad f�sica. El prop�sito para emplear el m�todo de estratificaci�n de los riesgos es determinar aquellos individuos que posean factores de riesgo para enfermedades de �ndole cardiovascular, pulmonar o metab�lica. M�s espec�ficamente, el fin primordial de este protocolo evaluativo es identificar aquellos potenciales participantes que puedan requerir un referido de un examen m�dico para poder ser autorizados a ingresar al programa de ejercicios o de actividad f�sica. Tal proceso consiste en evaluar los posibles factores de riesgo para diversas patolog�as (cardiovasculares, pulmonares y metab�licas). Como fue mencionado con anterioridad, para este fin, se emplea la informaci�n dispuesta de los cuestionarios de salud administrados a los principales participantes del programa. Entonces, en el caso que se confirme un nivel de riesgo de considerable magnitud (Ej: de moderada hasta alta), ser� requerido que los candidatos se sometan a un examen m�dico completo y prueba ergom�trica de esfuerzo progresivo antes de poder ingresar a un programa de ejercicio cuantificado con intensidades que fluct�en de moderada a vigorosa (v�ase Gr�fico 32). Seg�n se indic� en p�rrafos previos, si se identifica a un potencial participante de alto riesgo, o inclusive de un nivel moderado, el mismo deber� ser referido a un m�dico, el cual se encargar� de analizar este caso y posteriormente decidir si autoriza, o no, al candidato para comenzar el entrenamiento f�sico. El protocolo a seguir para la estratificaci�n de riesgos se fundamenta en tres elementos, que son: 1) los posibles factores de riesgo de la persona en relaci�n a patolog�as cardiovasculares, pulmonares y metab�licas; 2) signos y s�ntomas que podr�an indicar alguna enfermedad cr�nica; y 3) el diagn�stico del disturbio degenerativo. Como resultado, se generan recomendaciones espec�ficas para dos vertientes, a saber: 1) la necesidad de un certificado m�dico que autorice al potencial participante iniciar su programa de ejercicio; y 2) el m�dico requiere que el candidato realice una prueba ergom�trica de tolerancia cardiorrespiratoria (o aer�bica), de tipo subm�xima o m�xima (v�ase Gr�fico 32). Enfoque en Factores de Riesgo para Cardiopat�as Coronarias La estratificaci�n de los riesgo (v�ase Gr�fico 31) se fundamenta, parcialmente, en establecer si existe, o no existe, factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares, particularmente de origen isqu�mico (v�ase la Tabla 10). Los expertos en el campo de la salud (Ej: m�dicos, enfermeras cardiovasculares) y aptitud f�sica (Ej: entrenadores personales, instructores de ejercicios aer�bicos, instructores de ejercicios grupales, fisi�logos del ejercicio cl�nicos, y otros) deber�n de evaluar y analizar los cuestionarios de salud y estilos de vida discutidos en secciones previas de este trabajo. A ra�z de tal estudio, estos habr�n de establecer cu�les de los posibles candidatos se ubican bajo alg�n criterio concerniente a los factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares (v�ase la Tabla 10). Bajo aquellas circunstancias donde la presencia, o ausencia de alg�n factor de riesgo para disturbios cardiovasculares no es evidente, o no se encuentra disponible, entonces tal factor de riesgo para afecciones cardiovasculares se habr� de considerar como un factor de riesgo, con la excepci�n para la diabetes latente (o pre-diabetes). Por el otro lado, si no es posible identificar alg�n criterio para la diabetes, �sta deber� ser considerada como un factor de riesgo para aquellos individuos: 1) mayor o igual a 45 a�os de edad, particularmente si se evidencia un �ndice de masa corporal (IMC, body mass index o BMI, siglas en ingles) mayor o igual a 25 kilogramos por metros cuadrados; y 2) menor que 45 a�os de edad que posean en un BMI mayor o igual a 25 kilogramos por metros cuadrados, conjuntamente con los otros factores de riesgos cardiovasculares conducentes a una diabetes latente (Ej: la presencia de un historial familiar para diabetes sacarina (ACSM, 2014a, pp. 23, 26). Luego, se procede a sumar los factores de riesgo identificados (factores de riesgo positivos). Como sabemos, el colesterol de lipoprote�na de alta densidad (high-density lipoprotein cholesterol o HDL-C, siglas en ingles) disponen de un beneficio a nivel del coraz�n, entonces si se identifica un nivel elevado de tal lipoprote�na, se deber� establecer esto como un factor de riesgo negativo para enfermedades cardiovasculares. Cuando se reconoce un valor de la HDL-C s�rica mayor o igual a 60 miligramos por decilitros (1.55 mili moles por litro), se requiere que el especialista del ejercicio le reste un factor de riesgo positivo (afirmativo) para enfermedades cardiovasculares de la suma equivalente a todos los factores de riesgo positivos para disturbios cardiovasculares (ACSM, 2014a, p. 27). El an�lisis resultante de la estratificaci�n de riesgos proporciona informaci�n de gran valor para los especialistas en el campo de la salud, aptitud f�sica y fisiolog�a del ejercicio cl�nico. Tales datos asisten en el establecimiento de la dosis apropiada (duraci�n, frecuencia, intensidad y tipo de ejercicio) requerida para la prescripci�n de ejercicio individualizada del candidato para el programa de ejercicio. El proceso que conlleva evaluar los factores de riesgo para patolog�as cardiovasculares, en conjunto con el estudio dirigido a identificar posibles des�rdenes de tipos cardiovascular, pulmonar, renal y metab�lico, suministra informaci�n vital para la toma de decisiones tocante a 1) el nivel de autorizaci�n m�dica para la participaci�n del programa de ejercicio; 2) la posible indicaci�n para una prueba ergom�trica de esfuerzo progresivo; y 3) el grado necesario de supervisi�n para las pruebas ergom�tricas de tolerancia cardiorrespiratoria y las sesiones de ejercicio (v�ase Gr�fico 33 y Gr�fico 34).
Descripci�n del Procedimiento para Estratificar los Riesgos: Categorizaci�n de �stos y la Determinaci�n para una Posible Necesidad de un Examen M�dico y Prueba de Esfuerzo La informaci�n obtenida de la clasificaci�n de los riesgo instaura si es requerido una examen m�dico, prueba ergom�trica de esfuerzo subm�xima o m�xima (que requiera la supervisi�n m�dica, o no sea necesario tal presencia). Este procedimiento se describir� en los pr�ximos p�rrafos (v�ase Gr�fico 32).
RIESGO BAJO: Individuos aparentemente
saludables (asintom�ticos con un solo factor de riesgo para cardiopat�as
coronarias): Programas de EJERCICIOS MODERADOS (intensidades de 40 a 60% del consumo de ox�geno m�ximo de reserva [VO2R] o de 3 a 5.9 METs); su intensidad ocasiona un aumento perceptible en la frecuencia cardiaca y respiratoria. La presencia de estas intensidades REQUIERE UN EXAMEN M�DICO Y PRUEBA ERGOM�TRICA DE TOLERANCIA AL EJERCICIO (SUPERVISADA, YA SEA SUBM�XIMA O M�XIMA). Para este grupo, es imperativo un examen m�dico minucioso reciente y una prueba ergom�trica diagn�stica m�xima, con la presencia de un m�dico, antes de iniciar el programa de ejercicio. Programas de EJERCICIOS VIGOROROSOS (intensidades que igualen, o sobrepasen, el 60% del VO2R [ mayor o igual a 6 METs]); la intensidad que gereran estos tipos de ejercicio inducen un aumento considerable en la frecuencia cardiaca y respiratoria. En estos casos, SE REQUIERE UN EXAMEN M�DICO Y PRUEBA ERGOM�TRICA DE TOLERANCIA AL EJERCICIO (SUPERVISADA, YA SEA SUBM�XIMA O M�XIMA). En este estrato, es necesario un chequeo m�dico reciente completo y prueba ergom�trica diagn�stica antes de incorporarse al programa. Las pruebas m�ximas ergom�tricas de tolerancia deben efectuarse bajo la supervisi�n m�dica. Las pruebas ergom�tricas subm�ximas, tambi�n, es necesario la presencia de un m�dico en individuas asintom�ticos. Definici�n de las Estratas de Riesgo, seg�n las Gu�as de ACSM del 2010 La octava edici�n de las gu�as para pruebas de esfuerzo y prescripci�n de la ACSM (2010, p. 23) provee un delineamiento sencillo para establecer los estratos de riesgo (v�ase Tabla 12). Por el otra lado, la edici�n m�s reciente de tal publicaci�n (2014b, p. 34) presenta una metodolog�a m�s detallada de c�mo estratificar, o clasificar a los participantes, enfatizando en patolog�as cardiovasculares (v�ase Tabla 13). Tal metodolog�a fue concebida originalmente por la Asociaci�n Americana de Rehabilitaci�n Cardiovascular y Pulmonar (American Association of Cardiovascular and Pulmonary Rehabilitation o AACVPR, siglas en ingles) (American Association of Cardiovascular and Pulmonary Rehabilitation [AACVPR], 2004). M�s adelante se abundar� sobre este enfoque m�s reciente para clasificar a los candidatos en los estratos de riesgo correspondientes.
Seg�n se puede observar en la Tabla
12,
este procedimiento, principalmente, se basa en establecer si el potencial
participante posee, o no posee, tres tipos de enfermedades (ACSM, 2010, p. 25), que son: Adem�s, las categor�as de estratificaci�n consideran si existen, y su cantidad, factores de riesgo para cardiopat�as coronarias. N�tese en la Tabla 12 que, tambi�n, es importante conocer las manifestaciones cl�nicas (en la forma de signos y s�ntomas) que sugieren alguna enfermedad cardiovascular, pulmonar y metab�lica.
Interpretaci�n de las Categor�as
Estratificadas Protocolo para la Estratificaci�n de Riesgos Fundamentado en gu�as m�s recientes, para poder determinar el grado de riesgo que pueda poseer el paciente que desee incorporarse a un esquema de ejercicio y actividad f�sicas, es necesario ubicarlo en una de las tres categor�as propuesta por ACSM (2014, pp. 34-35). La Tabla 13 describe la estratificaci�n de riesgo seg�n espec�fica el Colegio Americano de Medicina del Deporte.
Para aquellos programas que enfatizan la actividad f�sica, es necesario que los candidatos cumplimenten, como m�nimo, uno de los formularios estandarizados para la evaluaci�n de la salud y estilos de vida, los cuales fueron previamente descritos. Como sabemos, esta informaci�n se utiliza para identificar posibles factores de riesgo para patolog�as cardiovasculares, pulmonares, renales y metab�licas, as� como otros problemas cl�nicos (Ej: limitaciones ortop�dicas, embarazo y otras) que requieren un an�lisis particular durante el dise�o de la prescripci�n de ejercicio (Gordon & Mitchell, 1993; Maron, Ara�jo, Thompson, Fletcher, de Luna, Fleg, Pelliccia, Balady, Furlanello, Van Camp, Elosua, Chaitman & Bazzarre, 2001; Maron, Thompson, Puffer, McGrew, Strong, Douglas, Clark, Mitten, Crawford, Atkins, Driscoll & Epstein, 1996).
Pasos a Seguir para la
Estratificaci�n de Riesgos Establecer los tipos de factores de riesgo. Una vez los posibles clientes hayan terminado de completar los cuestionarios de salud, lo pr�ximo en agenda ser� determinar la cantidad de factores de riesgo del potencial participante. Para este prop�sito ser� de utilidad emplear la Tabla 14.
Tambi�n, se requiere establecer las manifestaciones cl�nicas presentes en estos posibles participantes. En este caso, se requiere consultar la informaci�n provista en Tabla 15, la cual incorpora los principales signos o s�ntomas que se ajustan a un posible perfil cl�nico de un trastorno de salud de naturaleza cardiovascular, de tipo respiratoria o metab�lica.
Constituir el estrato de riesgo para candidato. Para este tercer paso, se requiere concretar en cu�l categor�a, o nivel, de riesgo est� ubicado el participante prospecto. Esto significa que, luego del an�lisis realizado en los pasos previos, se habr� de tomar la decisi�n si el cliente se encuentra en un riesgo bajo, moderado o alto. Bajo esta circunstancia, ser� necesario estudiar la informaci�n descrita en el Gr�fico 33. Examen m�dico y prueba ergom�trica de esfuerzo diagn�stica. En esta etapa, el especialista del ejercicio asumir� si es requerido que el cliente se someta a un examen m�dico o prueba de esfuerzo (supervisada o no supervisada). Se sugiere consultar el Gr�fico 34 para poder completar este paso. Como observaci�n, tales gu�as no son estrictas para aquellos clientes clasificados como riesgo bajo. No obstante, los datos obtenidos de una prueba ergom�trica de esfuerzo ayudan a dise�ar una prescripci�n de ejercicio segura y efectiva (DeSimone & Stenger, 2012). A ra�z de la informaci�n derivada del Gr�fico 34, se establece que el riesgo para acaecimientos de emergencias de naturaleza cardiovascular incrementa seg�n, tambi�n, aumenta el nivel de intensidad del ejercicio o la actividad f�sica. Esto es un asunto de importancia para ser considerado, pues afecta la seguridad de los participantes. Autorizaci�n m�dica. De ser necesario, el especialista del ejercicio le debe solicitar al candidato que lo eval�e un m�dico con el fin de establecer si �ste puede, o no, puede ingresar al programa de ejercicio o actividad f�sica. Un ejemplo de la autorizaci�n m�dica para la participaci�n en el programa se encuentra en el Gr�fico 35. Este es un referido a un profesional para el cuidado de la salud, de manera que el m�dico decida si el candidato se encuentra �pto para practicar ejercicios. Por el otro lado, el Gr�fico 36 describe un formulario de divulgaci�n, necesario que el m�dico autorice disponer de la informaci�n medica del cliente.
Referido m�dico. Cabe la posibilidad que sea necesario indicar al candidato que debe evaluarse con un m�dico previo a su participaci�n en el programa (v�ase Gr�fico 37).
Consentimiento informado y relevo de responsabilidad. Es saludable, principalmente desde el punto de vista legal, que el candidato prospecto cumplimente una hoja de consentimiento (v�ase Gr�ficos 38, 39, 40 y 41). En la misma, se requiere exponer los beneficios del programa de ejercicio, as� como sus posibles complicaciones m�dicas. Una hoja similar puede ser administrada al cliente previo que incursione a una prueba de esfuerzo, o inclusive, para las evaluaciones de la aptitud f�sica. Adem�s, se recomienda que este posible participante llene una forma de asunci�n de riesgos por parte del viable candidato. Se sugiere que, antes de administrar esta hoja el cliente, la misma sea revisada por un profesional legal, tal como un abogado notario (v�ase Gr�ficos 42 y 43).
Realizar las pruebas de aptitud f�sica. Por lo regular, una vez se haya procedido con la estratificaci�n de los riesgos, y administrar los formularios legales oportunos, se formalizar�n las evaluaciones dirigidas a medir los componentes de la aptitud f�sica, enfatizando en aquellos relacionados con la salud. El protocolo sugerido para establecer la estratificaci�n de riesgos, discutido arriba, el cual culmina con la identificaci�n de los clientes que deben pasar por un examen m�dico riguroso o prueba de esfuerzo, se resume en la Tabla 16 (DeSimone & Stenger, 2010, pp. 17-19).
Curso de Acci�n Posterior a la
Estratificaci�n de los Riesgos Si el candidato al programa solo desea incorporarse en un r�gimen de actividad f�sica, con el uso de este cuestionario es suficiente para continuar en el programa. Posiblemente, lo que se requiera es cumplimentar una Forma de Consentimiento y una Hoja de Referido M�dico, donde se autoriza al evaluado realizar las actividades f�sicas del programa. La Evaluaci�n M�dica: Examen M�dico y Prueba de Esfuerzo Progresivo El examen m�dico consiste de una evaluaci�n completa por parte de un profesional de la salud, com�nmente un m�dico. Mediante este examen, se habr� determinar si el factible participante se encuentre preparado para ingresar al programa de ejercicio o actividad f�sica. Seg�n fue discutido en p�rrafos anteriores, este requisito cl�nico lo determinar�, principalmente, el an�lisis de los cuestionarios de salud y actividad f�sica que fueron administrados al principio del protocolo para la evaluaci�n de la salud y actividad f�sica pre-actividad. Cuan cabal habr� de ser tal formalidad m�dica, depender� de varios factores, como lo son: 1) la edad del viable candidato; 2) nivel inicial de aptitud f�sica de la persona; 3) el historial m�dico que presente el mismo; 4) los factores de riesgo que posea para disturbios cr�nico-degenerativos, particularmente aquellos de tipo cardio-metab�licos y pulmonares; y 5) s�ntomas y signos indicativos de alguna patolog�a degenerativa. No obstante, los requisitos fundamentales para un examen m�dico abarca una evaluaci�n f�sica y el historial m�dico (ACSM, 2014a, p. 31, 2014b, p. 172). �Quienes Requieren un Examen
M�dico?
Indicaciones para un examen m�dico
Posterior al an�lisis y reflexi�n efectuada de la informaci�n recolectada del
historial m�dico y la evaluaci�n f�sica efectuada por el m�dico, y conjuntamente
con los las metas delineadas por el
potencial candidato, se tomar� la decisi�n si es indicativo otros tipos de pruebas
diagn�sticas. Las posibles evaluaciones cl�nicas adicionales que pueden
efectuarse incluyen: 1) pruebas ergom�tricas de esfuerzo progresivo, con, o sin,
el uso de modalidades de imagen nuclear (Ej: Tecnecio o Talio); 2) imagen de
resonancia magn�tica (MRI); 3) radiograf�as convencionales; 4) cateterizaci�n
cardiaca; y otras (ACSM, 2014b, p. 172)
Indicaciones para un Prueba Ergom�trica de Esfuerzo Progresivo
Indicaciones para un Prueba Ergom�trica de Esfuerzo Progresivo Supervisada Cuando se efect�en pruebas de ergom�tricas de esfuerzo progresivo en individuos clasificados como de alto riesgo, donde se encuentre en la vecindad de la instalaci�n f�sica un m�dico, tal evaluaci�n de esfuerzo puede ser supervisada por cualquier profesional de salud que no sea un m�dico. Sin embargo, para que esta condici�n se pueda cumplir, es requisito que el profesional se encuentre debidamente certificado (o en entrenado) en pruebas de ejercicios cl�nicos. Por el otro lado, este nivel de supervisi�n m�dica var�a para clientes estratificados como riesgo moderado. Bajo estos entornos cl�nicos, la supervisi�n de esta prueba de ejercicio puede llevarse a cabo con un personal adiestrado en pruebas de esfuerzo cl�nico. Ahora bien, la necesidad de estar disponible en los alrededores del edificio un m�dico, se encuentra influenciado por varios factores, que son: 1) pol�ticas y circunstancias muy particulares del programa e instalaci�n f�sica; 2) el nivel de salud que se encuentra el prospecto participante; y 3) el grado de entrenamiento y experiencia que poseen los miembros que forman parte del laboratorio encargado de realizar estas pruebas (ACSM, 2014a, p. 33).
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al Principio: Evaluaci�n de la Salud
PROTOCOLOS NECESARIOS PARA ESTABLECER LA Bajo este t�pico se discutiran los procedimientos, e interpretaci�n, a seguir para llevar a cabo las pruebas de aptitud f�sica relacionadas con la salud. Se incluyen las pruebas ergom�tricas de tolerancia cardiorrespiratoria, es decir, las pruebas de esfuerzo progresivo, ya sea a intesidades subm�ximas o m�ximas. EVALUACI�N DE LOS COMPONENTES DE LA APTITUD F�SICA Objetivos �Para qu� evaluamos la aptitud f�sica? Como un m�dico, primero se examina al paciente y luego se prescribe. De la misma manera, debe hacer toda persona que quiera mejorar su nivel de aptitud f�sica mediante un programa de ejercicio especializados. La meta principal de todo individuo es mejorar su bienestar total. En resumen, los objetivos de las pruebas de aptitud f�sica son:
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al Principio: Pruebas de Ejercicio LA PRESCRIPCI�N DE EJERCICIO Y DESARROLLO DE PROGRAMAS DE ACTIVIDAD F�SICA
Los Componentes de la Prescripci�n de Ejercicio (La Dosis del Ejercicio)
Intensidad
La
intensidad recomendada, seg�n el nivel de ejercicio practicado y la
clasificaci�n de la aptitud aer�bica, se describe en la Tabla
7 (ACSM,
2010, p 166-167):
La siguiente tabla resume los diferentes m�todos que se pueden emplear para establecer la intensidad del participante:
Un modelo de lo arriba se describe a continuaci�n. Si el individuo obtuvo un
VOVO2m�x de 35 ml � kg-1 � min-1, la capacidad funcional de �ste ser�a 10 METs (35
ml � kg-1 � min-1 � 3.5 ml � kg-1 � min-1 = 10). Podremos ahora calcular las zonas de
entrenamiento (intensidades de entrenamiento m�nimas, promedio y m�ximas)
utilizando el resultado de esta prueba expresado en METs (10 METs); En otras
palabras, se determinar� el MET de entrenamiento (METE) m�nimo (METEmin),
promedio (METEprom) y m�ximo (METEm�x). La intensidad m�nima de entrenamiento
ser�a el 40% de 10 METs, lo cual resulta ser 4 METs (METEmin = 10 METs X 0.40 =
4 METs); la intensidad promedio fluct�a entre 60% a 70% de 10 METS, o sea 6 � 7
METs (METEprom =10 METs X 0.70 = 7 METs; METEprom = 10 METs X 0.80 = 8 METs); la
intensidad m�xima es el 85% de 10 METs, esto, es, 8.5 METs (METEm�x = 10 METs X
0.85 = 8.5 METs). Por consiguiente, puesto que la intensidad promedio prescrita
para este individuo es de 6 a 7 METs, se deben incorporar actividades f�sicas/ejercicio
que fluct�en dentro de estos valores (Hanson, Giese & Corliss, 1980; Heyward,
1991). Diversas actividades se han clasificado a base de su costo energ�tico
relativo (METs). Dependiendo de la intensidad prescrita (com�nmente entre 40 a
85% del MET m�ximo [METm�x]), se escogen las actividades f�sicas que prefiere el
participante.
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al Principio: Prescripci�n de Ejercicio
DESCRIPCI�N, ETIOLOG�A Y TRATAMIENTO
CONVENCIONAL DE Los.
CONSIDERACIONES PRELIMINARES
En
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al Principio: Enfermedades Cr�nicas
EFECTOS MORFOFUNCIONES Y PSICOL�GICOS
QUE RESULTAN DE LOS EJERCICOS AGUDOS Y CR�NICOS Los.
CONSIDERACIONES PRELIMINARES
En
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al Principio: Efectos del Ejercicio Agudo y Cr�nico
PLANIFICACI�N Y DISE�O DE PROGRAMAS DE
EJERCICIOS Y ACTIVIDAD F�SICA PARA El objetivo de esta secci�n es proveer una experiencia de aplicaci�n pr�ctica concerniente al dise�o de programas de ejercicios dirigido a poblaciones con enfermedades cr�nicas e incapacitantes, as� como para aquellas que ameritan una atenci�n especial (Ej: envejecientes, ni�os, mujeres embarazadas e individuos obesos). CONSIDERACIONES PRELIMINARES En el caso de las enfermedades cr�nicas, para cada una de �stas, primero se habr�n de exponer los siguientes t�picos: 1) concepto/definici�n y categor�as (tipos/clasificaci�n); 2) epidemiolog�a (frecuencia o incidencia); 3) etiolog�a (causas) y patogenia, 4) patofisiolog�a de la enfermedad (mecanismo fisiol�gico del problema de salud); 5) manifestaciones cl�nicas (signos y s�ntomas); 6) diagn�stico (pruebas de laboratorio, ex�menes f�sicos, historial m�dico personal y familiar, cuadro cl�nico o caracter�sticas cl�nicas, y ex�menes biol�gicos); 7) progn�stico (evoluci�n de la enfermedad); 8) tratamiento (convencional [farmacol�gico, quir�rgico y modalidades terap�uticas, como terapia f�sca, psicol�gica y modificaci�n del comportaiento, y alterno [acumpuntura, acupresi�n y otras); 9) historia natural de la enfermedad; 10) consideraciones especiales (complicaciones potenciales, monitoreo requerido, y educaci�n que necesitan los pacientes). La segunda parte se encargar� de discutir el componente que ata�e al ejercicio y actividad f�sica. Esto incluye la planificaci�n y dise�o del programa de ejercicio y actividad f�sica A tales efecto, se proceder� a describir los siguientes t�picos: 1) efectos del ejercicos f�sico, y actividad f�sica, sobre la enfermedad (respuestas fisiologicas del ejercicio agudo, adaptaciones morfofuncionales ante el ejercico cr�nico o entrenamiento f�sico); 2) metas del programa; 3) pruebas de esfuerzo; 4)respuestas/interacci�n fisiol�gicas de los medicamentos durante el ejercicio agudo; 4) prescripci�n de ejercicio (tipo de ejercicio, intensidad, duraci�n, frecuencia, progresi�n); 5) duraci�n total del programa de rehabilitaci�n (entrenamiento f�sico); 6) desglose de las sesiones de ejercicio (calentamiento, periodo de est�mulo y enfriamiento); 7) seguimiento del participante luego de terminar el programa; 8) medidas de precausi�n y consideraciones especiales; 9) comentarios; y 10) programa para la modificaci�n de comportamientos de riesgo que posea el participante). Para la prescripci�n de ejercicio de poblaciones que requieren atenci�n especial, se habr�, en primera instancia, describir el perfil del grupo, lo cual incluye sus caracter�sticas morfofuncionales. Esto incluye el perfil antropom�tric, de composoci�n corporal y el funcionamiento t�pico de sus sistemas org�nicos (Ej: cardiovascular, pulmonar, neuromuscular, endocrinolog�a/hormonal, reproductorio, �seo y otros). PLANIFICACI�N OBJETIVA DEL PROGRAMA DE EJERCICIO Manejo del Ejercicio Orientado al Problema: Notas SOAP Introducci�n Se ha sugerido que el enfoque m�s efectivo para resolver los problemas de salud es mediante el uso de la t�cnica de "SOAP" (Moore, Robers, & Durstine, 2009, pp. 7-8). Las siglas del formato "SOAP" significan Subjetividad de la informaci�n, Objetividad al analizar la informaci�n, Aval�o y Plan de acci�n. Tal estrategia provee una log�stica, validada en el c�mpo clinico, que permite manejar efectivamente la estructructuraci�n de la prescripci�n de ejercicio en personas con enfermedades cr�nicas e incapacitantes. El modelo, el cual se concentra en el problema patol�gico, ayuda al especialista del ejercicio a dise�ar, de una manera segura y exitosa, el programa de ejercicio y actividad f�sca. Adem�s, este m�todo permite que se puedan identificar a tiempo los problemas y necesidades particulares de cada caso, de manera que se efect�en las evaluaciones e intervenciones correspondientes durante un periodo de tiempo �ptimo. Descripci�n y Ventajas El enfoque orientado al problema dispone de un algoritmo espec�fico, el cual permite analizar, de una manera l�gica y organizada, las variables complejas que se presentan al evaluar, y estudiar, las enfermedades cr�nicas y los mecanismos que intervienen para la planificaci�n del programa de ejercicio. Este sistema provee un procedimiento efectivo para el seguimiento necesario de los participantes (Moore, Marsh, & Durstine, 2009, pp. 9-20). Componentes de: SOAP En los pr�ximos p�rrafos se habr�n de discutir los integrantes del formato empleado para tarabjar las enfermedades y la brogramaci�n del ejercicio. Datos Subjetivos
Mediante un cuestionario de salud, el cual incluya un historial de actividad
f�sica y ejercicio, es posible identificar los problemas m�dicos del potencial
participante. Esta informaci�n sirve de base para establecer los tipos de
evaluaciones m�dicas y de aptitud f�sica que se requieren realizar. Ventajas del historial m�dico. El historial m�dico puede revelar los s�ntomas o quejas cl�nicas m�s recientes. M�s a�n, dicho historial habr� de indicar posibles disturbios m�dicos a nivel cardiaco, pulmonar, circulatorio, gastrointestinal, metab�lico y de funci�n neuromuscular. Adem�s, es de suma importancia, en esta etapa, obtener informaci�n del historial de medicamentos y pruebas de esfuerzo realizadas. Datos Objetivos El pr�ximo paso es analizar los datos colectados de la informaci�n subjetva. Por consiguiente, la informaci�n objetiva se obtiene a trav�s los datos recogidos de las evaluaciones m�dicas (examen f�sico) y las pruebas de laboratorio. Tal estudio, ayuda a determinar los tipos de evaluaciones m�dicas (examinaci�n f�sica y pruebas de laboratorio), de aptitud f�sica y de capacidades funcionales, que se deben realizar. Tales evaluaciones, habr�n de confirmar, o descartar, las posibles causas de los s�ntomas expresados por el potencial participante. Entonces, la colecci�n de dichos datos permite establecer las limitaciones patofisiol�gicas del cliente, de manera que se pueda inferir las posibles etiolog�as (causas), de haber alguna, de su pobre rendimiento al ejercicio, Tipos de Evaluaciones: Las posibles pruebas de aptitud f�sica y ergom�tricas (pruebas de esfuerzo o de tolerancia cardiorrespiratoria) que se habr�n de efectuar en los clientes se describen a continuaci�n (para m�s detalle, v�ase el tema: Aval�o de la Salud y Pruebas de Aptitud F�sica Relacionadas con la Salud: Pruebas Ergom�tricas de Capacidad Funcional M�xima. Las pruebas de esfuerzo m�ximo pretenden evaluar la aptitud cardiorrespiratoria, o aer�bica, del individuo. En otras palabras, estas pruebas miden el consumo de ox�geno m�ximo. Tal variable puede ser determinada, o estimada, por medio de espirometr�a en circuito abierto o v�a extrapolaci�n de las variables potencia ergom�trica y frecuencia cardiaca. Pruebas Ergom�tricas de Capacidad Subm�ximas. Estas evaluaciones estiman la capacidad del cliente para tolerar el ejercicio, a nivel subm�ximo, durante periodos prolongados. ENFERMEDADES DEL CORAZ�N En Puerto Rico, y en los Estados Unidos Continentales, la primera causa de muerte son las enfermedades del coraz�n (Lopategui, 2006, p. 22-24). Esta cirscunstancia amerita que se implemente medidas de intervenci�n preventivas y terap�uticas. Por tal raz�n, es de gran importancia que el estudiante posea conocimiento te�rico sobre esta patolog�a y las destrezas para estructurar un programa de ejercicio y actividad f�sica para esta poblac��n. Tal planificaci�n forma parte del enforque terap�utico conocido como la rehabilitaci�n cardiaca (ACSM, 2010, pp. 207-224; Swain & Ehrman, 2010, pp. 563-564; Visich & Fletcher, 2009, p. 291; Franklin, 2009, pp. 53-54; Swain & Leutholtz, 2007, pp. 116-117; Morales & Ribero, 2006, pp. 122-129). La prescripci�n de ejercicio dirigido a las enfermedades del coraz�n, depender� del tipo de problema cardiaco que posea el paciente. Gran parte de las enfermedades del coraz�n se derivan de las cardiopat�as coronarias (enfermedades en las arterias coronarias del coraz�n). Las cardiopat�as coronarias resultan en diversas complicaciones mioc�rdicas, las cuales incluyen el infarto al miocardio, la angina pectoral e isquemia silente, y otras. En resumen, los problemas del coraz�n, y cirug�as tor�cicas, que pueden poseer un enfoque terap�utico de movimiento (ejercicios y actividad f�sica) (Durstine, Moore, Painter, & Roberts, 2009, pp. 49-125) se enumeran a continuaci�n: 1) Infarto al miocardio 2) Revascularizaci�n: Cirug�a de Injerto para Puente Aorto-Coronario y Angioplast�a Coronaria Percut�nea (o Intervenci�n Percut�nea de las Coronarias) 3) Angina pectoral e isquemia silente 4) Fibrilaci�n atrial 5) Marcapasos 6) Enfermedad del coraz�n valvular 7) Fallo cardiaco cr�nico 8) Transplante del coraz�n 9) Hipertensi�n 10) Enfermedad perif�rica arterial 11) Aneurismas Epidemiolog�a, Descripci�n y Concepto Epidemiolog�a
Los disturbios cardiovasculares siguen siendo la prioridad, en el grupo de
enfermedades cr�nicas, que requieren la implementaci�n de medidas de prevenci�n
primaria, secundaria y terciaria. Esto se debe, como se mencion�
previamente, a que las enfermedades del coraz�n representan la causa principal
de las muertes en Puerto Rico y Estados Unidos Continentales.
Aproximadamente, m�s del 50% de todas las muertes son el resultado de este mal (Lopategui,
2006, p. 76). Descripci�n y Concepto Aterosclerosis: La aterosclerosis representa el proceso mediante el cual se depositan y acumulan sustancias grasas, incluyendo, placas amarillentas de colesterol y desechos celulares en las capas de las paredes interiores de las arterias. Estos dep�sitos de l�pidos, y otras sustancias, se conoce con el nombre de ateroma. Como resultado, las paredes de tales vasos se engrosan y tornan fibr�ticas y calcificadas. Al endurecimiento de estas arterias se le asigna el nombre de arteriosclerosis. Esto da lugar a la disminuci�n de su di�metro y a una deficiencia el riego sangu�neo arterial en direcci�n hacia los �rganos vitales del organismo humano, especialmente al enc�falo y las extremidades inferiores (Lopategui, 2006, p. 521). Las lesiones ateromatosas constituyen una causa importante de la cardiopat�a coronaria, angina de pecho, infarto de miocardio, y otros trastornos card�acos y sist�micos (Lopategui, 2006, p. 522) (v�ase Gr�fico 32).
Las Arterias Coronarias. Las arterias coronarias son la fuente �nica de irrigaci�n sangu�nea del m�sculo card�aco (el miocardio) (v�ase Gr�fico 30). Cualquier interferencia (oclusi�n) importante con el flujo sangu�neo a trav�s de ellas puede trastornar el funcionamiento del miocardio, provocando inclusive la muerte s�bita.
El Concepto de Aterosclerosis. Seg�n fue discutido con anterioridad, la aterosclerosis es el proceso mediante el cual se depositan y acumulan sustancias grasas en las paredes interiores de las arterias. Si este proceso degenerativo contin�a, las arterias se endurecen (arterosclerosis) y reducen su di�metro. Dicha enfermedad se conoce como cardiopat�a coronaria, cuando las arterias del coraz�n son las afectadas. En esta etapa, la obstrucci�n de las arterias coronarias llega a un grado en que el suministro sangu�neo resulta insuficiente para satisfacer las necesidades del m�sculo del coraz�n (miocardio). Si dicho estrechamiento de las arterias coronarias se agrava, o si un coagulo de sangre (trombo) se desprende y se atasca dentro de una arteria muy estrecha, el coraz�n padecer� un infarto al miocardio, o sea, la muerte de una zona del m�sculo card�aco (Lopategui, 2007, p. 77) (v�ase Tabla 1 y Gr�fico 31, 32).
Factores de Riesgo para las Cardiopat�as Coronarias. El trastorno ateroscler�tico en las arterias coronarias, que suplen sangre y nutrientes a coraz�n, es el resultado de m�ltiples agentes causales, conocido como factores de riesgo (v�ase Gr�fico 32). Algunos de esto factores no son controlables por el individuo; ejemplo: el sexo, la raza, edad, y los factores gen�ticos. Otros pueden ser modificados, de manera que sea posible reducir el riesgo para contraer una enfermedad coronaria.
Tratamiento Programa de Rehabilitaci�n Cardiaca
Los pacientes que participan en el programa de ejercicio dirigidos a su
rehabilitaci�n completa, requieren pasar por cuatros fases (ACSM, 2010, pp.
207-224; Swain & Leutholtz, 2007, pp. 116-117), que son: FASE I: HOSPITAL
El objetivo primordial de esta fase es educar al paciente y a la familia,
implementar acciones de ambulaci�n y realizar ejercicios de bajo nivel. El
�nfasis de la fase I es prevenir los efectos adversos al organismo humano que
resulta de estar recostado en la cama por un tiempo prolongado. Adem�s, se
busca que el paciente pueda regresar, de manera funcional, a sus actividades
f�sicas cotidianas y ocupacionales que com�nmente llevaba a cabo antes de sufrir
la enfermedad (Fardy, Yanowitz, & Wilson, 1988, p. 303).
Prescripci�n de Ejercicio La cuantificaci�n de la dosis de ejercicio para los pacientes que se encuentran en la Fase I debe de incluir los componentes comunes, que son: intensidad, tipo de ejercicio, duraci�n, frecuencia y progresi�n (ACSM, 2014, pp. 239-240). Intensidad. La asignaci�n recomendada de la intensidad para la rehabilitaci�n cardiaca en pacientes que a�n permanecen en el hospital es de un nivel bajo, posiblemente utilizando una percepci�n del esfuerzo (RPE) menor que 13 (algo fuerte). Otra alternativa es emplear la frecuencia cardiaca como variable para cuantificar la intensidad. En estas situaciones, espec�ficamente luego de un infarto al miocardio, se sugiere emplear la regla de 20 latidos por minuto sobre sobre la frecuencia cardiaca en reposo de pie, sin execder los 120 latidos por minuto. Si el paciente tuvo una intervenci�n quir�rgica en el coraz�n (Ej: se le practic� una operaci�n de puente aorto-coronario), entonces, la gu�a ser�a 30 latidos por minuto sobre sobre la frecuencia cardiaca en reposo de pie (Swain & Leutholtz, 2007, p. 117). Tiempo. La Fase I se caracteriza por extenderse de 3 a 5 d�as. Comunmente, las actividades de movilizaci�n se realizan de manera intermitente. Se recomienda que los periodos de trabajo posean una duraci�n de 3 a 5 minutos. Por el otro lado, se requiere que los intervalos de reposo sea menor que el tiempo de movilizaci�n, seg�n tolere el paciente. La duraci�n total para cada sesi�n de ejercicio es de 20 minutos (Swain & Leutholtz, 2007, p. 117). Frecuencia. La cantidad de veces que se aplican los ejercicios pretende prevenir la estasis y la coagulaci�n de la sangre. Los ejercicios de movilizaci�n, para esta etapa, deben llevarse a cabo diariamente. La frecuencia inicial fluct�a de 3 a 4 veces por d�a. Posteriormente, la frecuencia m�nima debe ser de 2 veces por d�a (Swain & Leutholtz, 2007, p. 117).
Tipo de Ejercicio.
Las actividades de movilizaci�n en la Fase I del porgrama de rehabilitaci�n
cardiaca incuyen:
ACCIDENTES CEREBROVASCULARES Y LESI�N EN LA M�DULA ESPINAL
La literatura cient�fica ha evidenciado una adaptaci�n efectiva y segura tocante a la intervenci�n de la actividad f�sica (reducida intensidad) en pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular o lesi�n en la m�dula espinal posterior a 6 meses (Zehr, 2011). A tal intensidad, se ha establecido que el riesgo de sufrir algun evento cl�nico mortal es moderado. Se recomienda la autorizaci�n m�dica para ingresar a un programa de actividad f�sica en aquellos participantes que han sufrido una apoplej�a o trauma en el cord�n espinal previo a 6 meses de estas emergencia m�dicas (Zehr, 2011).
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al Principio: Ejercicios para Enfermedades Cr�nicas y
Poblaciones Particulares Los.
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al Principio: Conclusi�n American College of Obstetrics and Gynecology
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