Joan Crawford, de reina del melodrama a dueña de Pepsi-Cola

Joan Crawford, de reina del melodrama a dueña de Pepsi-Cola

Leyendas de Hollywood

La actriz empezó en el cine mudo de los años 20 como bailarina y supo mantenerse en la cima durante cinco décadas gracias a su perseverancia y sus papeles de mujer fuerte y emprendedora

Joan Crawford

Joan Crawford

Supo mantenerse en la cima durante cinco décadas a base de mucho tesón y de dar al público lo que quería en cada momento. Joan Crawford fue flapper, la bailarina de falda y melena menguantes, en los años 20. En los 30 se transformó en la mujer con personalidad que lograba conquistar a su amado tras mucho sufrir. Fue la luchadora que salía de la pobreza y veía cumplidos sus sueños en los 40 para transformarse en la dura Viena de Johnny Guitar en los 50. Y aún mantuvo alto el estandarte en los 60 en producciones de terror psicológico como ¿Qué fue de Baby Jane?

La Vanguadia recogió la consagración de la actriz

'La Vanguardia' recogió la consagración de la actriz con el filme ?alma de bailarina'

Crawford (1905-1977) empezó como camarera, fue una de las grandes actrices del siglo XX y en su madurez llegó a presidenta de Pepsi-Cola. De jovencita compaginó su trabajo en un bar con unas clases de baile que le abrieron las puertas de Hollywood. Tras ser descubierta por una cazatalentos, se estrenó en la gran pantalla con El jazzband del Follies (Monta Bell, 1925) y después trabajó en varios filmes mudos donde mostró sus dotes de bailarina.

Con Gable

Con Gable con quien trabajó en varios filmes en los años 30

Gracias a su profunda voz y a su matrimonio con Douglas Fairbanks hijo, superó la llegada del sonoro e inauguró la década de los 30 con Novias ruborosas (Harry Beaumont, 1930) donde interpretaba a una chica que trabaja de dependienta, pero aspira a prosperar. Un rol que hizo suyo y que repitió en unos cuantos filmes posteriores. En su siguiente trabajo, Danzad, locos, danzad (Harry Beaumont, 1931) dejó que asomara su talento interpretativo dando vida a una millonaria que se arruina en el crack del 29 y se mete a periodista. Triunfa en el oficio desarticulando a una banda mafiosa.   

Lee también

Leslie Howard, el inglés metido a espía que murió por llevar un mensaje de Churchill a Franco

Leonor Mayor Ortega
Leslie Howard

La Metro-Goldwyn-Mayer la emparejó con Clark Gable en Amor en venta (Clarence Brown, 1931) para convertirla en la humilde amante de un político que tiene que cambiar de identidad para poder seguir con el romance. Y tuvo uno de sus primeros papeles trascendentes en Gran Hotel (Edmund Goulding, 1932), una película coral basada en una novela de Vicki Baum, donde compartía cartel con Greta Garbo y John Barrymore.  

Nota de 'La Vanguardia'

Nota de 'La Vanguardia' sobre 'Vivamos hoy'

La crítica coincidió en que Alma de bailarina (Robert Z. Leonard, 1933) supuso la "consagración definitiva" de la actriz. Crawford formó tándem de nuevo con Gable. En el filme, en el que también estaban Fred Astaire Franchot Tone, era una chica que pasa de bailar en un bar de mala muerte a triunfar en un gran musical de Broadway. La estrella de Crawford aumentó junto a Gary Cooper en Vivamos hoy (Howard Hawks, 1933), adaptación de una novela de William Faulkner donde la actriz se debatía entre el amor por funcionario inglés (Robert Young) y el de Cooper.

'Mujeres'

Cartel de 'Mujeres'

Además de crecer como actriz, Crawford se superaba cada día en elegancia. Era una de las mujeres mejor vestidas de su época y eso le llevaba su tiempo: "Adrian, el modisto que diseña para las actrices de la Metro, la estaba esperando en su estudio. Joan se probó tres vestidos, escogió varias telas y adornos, se reunió con el zapatero y el sombrerero, seleccionó varios abalorios y se quedó con un nuevo modelo de abrigo de piel de camello", relataba una crónica publicada en La Vanguardia en 1934 donde una periodista narraba un día en la vida de la artista. 

Lee también

Charles Boyer, el seductor que murió de amor

Leonor Mayor Ortega
Charles Boyer

Esa glamour le fue muy útil para trabajos como Cuando el diablo asoma (W.S. Van Dyke, 1934) en la que estaba acompañada de nuevo por Gable o Así ama la mujer (Clarence Brown, 1934) donde contraía matrimonio con un millonario un poco por despecho y un poco por interés y donde compartía cartel con su segundo marido, Franchot Tone, con el que se casó en 1935. Crawford cerró la década con uno de sus grandes papeles: el de Crystal en Mujeres (George Cukor, 1939) donde era una vendedora de perfumes que le robaba el marido a Norma Shearer. El filme supuso un doble triunfo para Crawford por su éxito en taquilla y porque en la vida real detestaba a  Shearer.

Jonnhy Guittar

Con Sterling Hayden en 'Jonnhy Guittar'

A principios de los 40, la actriz era admirada y envidiada a partes iguales en todo el mundo, pero su estrella empezó a apagarse. Entró en la lista de "actrices que son veneno para la taquilla" y su relación con la Metro se enturbió. Consciente de que las bailarinas y las amantes que había interpretado hasta el momento ya no tenían mucho recorrido, Crawford se fue a la Warner para convertirse en una mujer madura y luchadora.

Lee también

La trágica muerte de William Holden, el gran galán de los años 50

Leonor Mayor Ortega
William Holden en una imagen de su juventud

Mildred Pierce fue el exponente de esa nueva Crawford. Pierce era la protagonista de Alma en suplicio (Michael Curtiz, 1945), un filme pasado en la novela de James M. Cain que transita entre el género negro y el melodrama para contar la historia de una mujer que lucha por pasar de camarera a propietaria de una cadena de restaurantes y que lo da todo por su hija Veda (Ann Blyth) hasta descubrir que la chica le engaña con su marido. El papel de la abnegada Mildred reportó a Crawford un Oscar que no esperaba por lo que no acudió a la gala de entrega de los premios. Pero cuando supo que había sido la agraciada, se vistió con sus mejores galas y recibió a la prensa en su casa. 

Bette Davis y Joan Crawford en una pausa del rodaje de '¿Qué fue de Baby Jane?'

Bette Davis y Joan Crawford en una pausa del rodaje de '¿Qué fue de Baby Jane?'

REDACCIÓN / Terceros

Actuó en otros melodramas como Amor que mata (Curtis Bernhardt, 1947), por el que recibió una nominación a los Oscar, o La envidiosa (Vincent Sherman, 1950). Llevaba tres décadas en la cresta de la ola y tres matrimonios a las espaldas, pues tras divorciarse de Tone se casó con otro actor, Philip Terry, de quien también se separó. Tenía fama y fortuna y podía haberse retirado, pero optó por permanecer al pie del cañón y consiguió así el papel por el que siempre será recordada, el de Viena, la dueña del saloon-casino que se reencuentra con su antiguo amor, Sterling Hayden, en Johnny Guitar (Nicholas Ray, 1954).  

Como presidenta de Pepsi-Cola

Como presidenta de Pepsi-Cola

Siguió en activo durante los años 50 tras descubrir que ese papel de mujer madura, pero fuerte atraía al público y protagonizó filmes como Hojas de otoño (Robert Aldrich, 1956) donde era una señora que se casa ya mayor para descubrir que su marido padece una enfermedad mental. La actriz tampoco había tirado la toalla del matrimonio en la vida real y en 1956 se casó en cuartas nupcias con Alfred Steele, presidente y uno de los principales accionistas de Pepsi-Cola.

'La Vanguardia' se hizo eco del fallecimiento de la actriz

'La Vanguardia' se hizo eco del fallecimiento de la actriz

Crawford había logrado mantenerse en el firmamento hollywoodiense gracias a su perseverancia, pero llegados los años 60 continuar en la cumbre era mucho más complicado. Y sin embargo, ella lo logró gracias a un arriesgado proyecto que protagonizó con su archiemeniga Bette Davis, otra de las grandes leyendas de la Meca del cine. Robert Aldrich las reunió para que interpretasen a dos hermanas que viven aisladas en ¿Qué fue de Baby Jane? (1962).  

Lee también

Bette Davis, la actriz de talento que llegó a la cima gracias a su gran ambición

Leonor Mayor Ortega
Bette Davis

Davis era la mala que torturaba a la pobre Crawford, invalida en una silla de ruedas. La película fue un éxito y la primera de muchas del mismo estilo que permitieron a Joan seguir en la industria cinematográfica. Aunque no le hacía falta, porque ya tenía otro empleo mejor pagado si cabe. Cuando su marido falleció le dejó un importante paquete de acciones de la Pepsi. La actriz heredó también la presidencia de la compañía de refrescos y, lejos de delegar, tomó las riendas de la empresa. Crawford falleció en 1977 víctima de un cáncer.

Lee también

Montgomery Clift, un actor de prestigio vencido por la soledad

Leonor Mayor Ortega
Montgomery Clift
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...