Boris Johnson podría dejar de ser primer ministro de Reino Unido - Europa - Internacional - ELTIEMPO.COM
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¿Están contados los días como primer ministro de Boris Johnson?
Boris Johnson

El primer ministro británico, Boris Johnson.

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Tolga Akmen / POOL / AF

¿Están contados los días como primer ministro de Boris Johnson?

El primer ministro británico, Boris Johnson.

En medio de arremetida del covid en Reino Unido, el 'premier' sufre su mayor derrota electoral.

El toque mágico que tuvo hasta hace poco en la cresta de la popularidad al primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, pareció esfumarse esta semana cuando se le vio tratando de sobreponerse a una seguidilla de escándalos de corrupción y acusaciones de mentir sobre fiestas ilegales en la sede del gobierno durante la pandemia.

(Lea aquí: Boris Johnson sufre su mayor derrota electoral en Reino Unido)

Eso sumado a la derrota electoral de ayer donde asumió la "responsabilidad" luego de que su partido conservador perdiera una elección local en un bastión de hace 200 años y que lo fragiliza aún más en pleno resurgimiento del covid-19.

(También: Los nuevos detalles de la fiesta a la que asistió Johnson en plena pandemia)

Precisamente, el primer ministro hace esfuerzos, junto a su equipo de asesores médicos, para contener la nueva variante ómicron con un paquete de medidas aprobadas a la fuerza y que lo hizo enfrentar a una rebelión sin precedentes de un centenar de partidarios en el Parlamento.

No bastó que la realidad le diera la razón. Reino Unido registró el viernes por tercer día consecutivo un récord de casos positivos de covid-19, con 93.045 registrados en 24 horas, según cifras de las autoridades sanitarias. Lo que ubica a la nación como una de las más castigados del mundo por la pandemia, con 147.048 muertos, 111 este viernes.

Dos años después de su histórica victoria con la promesa de sacar al Reino Unido de la Unión Europea, el final de 2021 se convierte en pesadilla para el líder conservador.

La crisis de Johnson se desató hace una semana, cuando comenzaron a circular videos y fotografías donde funcionarios de su gobierno reconocían haber hecho fiesta en las navidades del año pasado, y hasta se reían de haber violado las reglas que prohibían reuniones. Esto, mientras muchos británicos fueron multados con hasta 10 mil libras esterlinas por hacer lo mismo y otros cientos murieron solos, sin contar con el apoyo de sus familias.

(Le puede interesar: El Reino Unido marca un récord de contagios de covid por segundo día)

Personas esperan una dosis de la vacuna Covid-19, mientras hacen cola frente al Ayuntamiento de Manchester, en el noroeste de Inglaterra, el 14 de diciembre de 2021.

Foto:

Paul ELLIS / AFP

Ese escándalo se desató justo cuando el primer ministro anunciaba la aplicación de nuevas restricciones en el llamado Plan B para contener la propagación de ómicron, que incluye la polémica solicitud de pasaportes de vacunas para ingresar a lugares como clubes nocturnos y eventos deportivos de presencia masiva. Algo que fue rechazado por un centenar de parlamentarios conservadores que votaron en contra de la aprobación del requerimiento del pasaporte.

Esa rebelión conservadora golpeó de manera aplastante a Johnson, quien se vio obligado a apelar al opositor partido laborista para contar aprobar la legislación que soporta las medidas del plan.

Sin duda, dicho rechazo de su bancada tuvo su eco el viernes, cuando el carismático gobernante, de 57 años, tuvo que aceptar la culpa en la debacle de su partido su partido conservador en las elecciones de medio término por un puesto al Parlamento Británico en North Shropshire, una población en el norte de Inglaterra de apenas 300.000 habitantes, que estaba controlado desde hace 200 años por los ‘tories’, como también se les llama a los seguidores de la tolda política oficialista.

(Además: Rebelión conservadora pone contra las cuerdas a Johnson)

El resultado fue visto por los analistas como un “plebiscito” para Johnson, cuya popularidad ya había caído en más de 20 puntos porcentuales en el último mes desde el escándalo de su apoyo al parlamentario conservador Owen Paterson, acusado de corrupción y por una lapidaria multa por gastos indebidos en la remodelación de sus aposentos oficiales en el 10 de Downing Street con dineros de donantes a la última campaña política conservadora.

El escenario parece haber dejado abierta la puerta para que entre los conservadores se comiencen a oír voces pidiendo la renuncia a su cargo.

El primer ministro está en "últimas órdenes", aseguró su copartidario conservador Roger Gale, al conocer el resultado electoral del viernes, y advertir que “un golpe más y está fuera”. A su juicio, perder la silla en el Parlamento es una derrota aplastante para los toris y “es un referéndum sobre el desempeño del primer ministro".

¿Johnson perdió su toque mágico en Reino Unido?

En un inusual tono compungido, el propio Johnson asumió la responsabilidad personal de la pérdida de un bastión conservador, al comentar que entendía la frustración que sentían los votantes por lo que describió como "una letanía constante de cosas sobre política y políticos".

Para algunos analistas “muestra que Johnson perdió el toque mágico”, que le había dejado el récord de jamás perder una elección local o nacional, desde que era alcalde de Londres durante dos períodos entre el 2008 y el 2016, seguido de la campaña por brexit, de salida del Reino Unido de la Unión Europea y, más recientemente, al desbancar a Theresa May como primera ministra, en el verano del 2018.

Al ser proclamada ganadora del escaño parlamentario con una holgada diferencia de 6 mil votos, la candidata del partido centrista Liberal Demócrata, Helen Morgan, dijo que la gente de North Shropshire había hablado en nombre del pueblo británico. “Han dicho en voz alta y clara: 'Boris Johnson, la fiesta se acabó'", dijo Morgan en su discurso de victoria.

La derrota fue descrita como "una patada" para su Partido Conservador, lo que corrobora los temores de algunos de que su reputación y perspectivas electorales se estén resintiendo ahora con Johnson.

(Lea también: Covid: la estrategia del Reino Unido contra la variante ómicron)

"Su gobierno, fundado en mentiras y fanfarronadas, tendrá que rendir cuentas. Será examinado, desafiado y puede ser derrotado", dijo Morgan.

A su vez, el presidente del Partido Conservador, Oliver Dowden, reconoció a la prensa local que “los votantes de North Shropshire están hartos y querían darnos una patada ... Hemos escuchado ese mensaje alto y claro". Sin embargo, dijo que ese resultado no representa “un cambio radical ni mucho menos".

Otros observadores de la política británica sostienen que “este es un resultado espantoso para los conservadores”.

“En esa región del país, de tradición agrícola, hay una tradición de votar por los conservadores. Votar tory está incrustada en la tierra”, explicó a EL TIEMPO la analista y periodista Laura Kuenssberg, al asegurar que esa derrota “no es un pequeño desliz; es un desastre”.

Lo cierto es que la campaña conservadora iba viento en popa y nadie dudaba del triunfo hace una semana. “Pero eso cambió cuando fueron surgiendo “todas las travesuras recientes en Downing Street, y fue entonces cuando el apoyo cayó por un precipicio”, apuntó Kuenssberg, considerada una voz crítica al gobierno de Johnson en sus columnas y comentarios en la cadena estatal BBC.

El jueves, los diarios The Guardian y The Independent revelaron que Boris Johnson participó en otra fiesta en Downing Street el 15 de mayo de 2020, también en medio de fuertes restricciones sanitarias.

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La candidata liberal Helen Morgan triunfó en las elecciones sobre el partido de Johnson.

Foto:

Paul Ellis / AFP

¿Qué tan posible es una moción de censura contra el primer ministro británico?

Aunque pocos representantes manifestaron hasta ahora que apoyarían la medida, la posibilidad de una moción de censura contra el primer ministro ya no es un tabú. De hecho, ya se barajan nombres para sustituirle, como el de la ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss o del ministro de Finanzas, Rishi Sunak.

Otros creen que esos incidentes sobre romper reglas en fiestas son insignificantes frente a la nada envidiable gestión de Johnson, quien ha timoneado la devastadora crisis sanitaria, que asestó su golpe a pocos meses de asumir el poder, con una agresiva campaña de vacunación del 80 por ciento de la población y programas de apoyo financiero para empresas y trabajadores.

Esta semana, Johnson ha estado ante la disyuntiva de volver a cerrar el país por las cifras récord de covid. Pero, en el camino, las arcas del estado llegaron a niveles récord de deuda multibillonaria, que solo tiene parangón con la Segunda Guerra Mundial.

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El Reino Unido, que dejó la Unión Europea en diciembre pasado, ha visto caer su economía en un 10 por ciento, con una inflación de 5,1 por ciento anual en el mes de noviembre pasado, la más alta de la última década.

Los costos de vida han estado empujados por falta de suministros, precios de la vivienda y escasez de trabajadores en supermercados, industria agropecuaria y transporte pesado de camiones, que hasta hace poco provenían de los países europeas y que regresaron a sus lugares de origen por el brexit y la pandemia. Esta semana el Banco de Inglaterra subió por primera vez en tres años la tasa de interés de 0,1 por ciento a 0,25 por ciento.

En ese marco, hay quienes creen que el gobernante británico ha sido más ‘reactivo’, dejando que el país se le haya ido de las manos. “Se ha dejado ver la costura y eso no se lo perdonan los británicos”, comentó Kear Starmer, el líder del opositor partido Laborista, quien cree que Johnson ha demostrado, en su empeño por sacar el brexit sin miramientos, ser ineficiente en la crisis política, económica y social, que está dejando al Reino Unido rezagado frente a sus pares europeos.

“Boris Johnson está viviendo su propia crisis de credibilidad con el electorado británico y con algunos miembros de su partido, contra las cuerdas”, refirió el veterano corresponsal internacional en la capital británica, Juan Carlos Bejarano, quien no reconoce que haya una figura ni dentro del Partido Conservador o en la oposición que pueda reemplazar su estilo carismático y popularidad del primer ministro, en las elecciones generales en dos o tres años.

En eso coinciden otros analistas que creen que el primer ministro británico tiene todavía ‘es toque’, con su estilo desenfadado y relajado, con el que puede superar esa crisis política que lo ha golpeado en los últimos días. Eso sí, con la salvedad de que de ahora en adelante debe “caminar de puntillas” y gobernar oyendo tanto a sus adversarios dentro como fuera de su círculo de Downing Street.

MARÍA VICTORIA CRISTANCHO
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
LONDRES
En Twitter: @mavicristancho

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