Monumento a la guerra

Siegessäule. La Columna de la Victoria de Berlín

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La Columna de la Victoria (Siegessäule en alemán) es uno de los monumentos más emblemáticos de Berlín. Mide casi 67 metros de altura y está coronada por una imponente victoria alada de bronce de 8’3 metros. Esta atalaya, ubicada en el Tiegarten, el mayor parque de Berlín, ofrece unas vistas incomparables de la capital de Alemania. La Siegessäule acaba de cumplir 150 años y fue erigida como un homenaje a la Alemania nacida pocos años antes del monumento, una nación forjada bajo la férrea autoridad de Prusia y sus líderes, el emperador Guillermo I y en canciller Otto von Bismark.  

La unificación alemana, fraguada bajo la vocación autoritaria de sus líderes y las victorias bélicas sobre sus vecinos dotó al patriotismo germano de un triunfalismo militar y una superioridad de la que no escapó la columna. Tras la Segunda Guerra Mundial, el monumento se salvó de los que querían destruir ese símbolo de la “soberbia” alemana y en la actualidad es el marco de celebraciones tan alejadas de esa ideología original como la fiesta del orgullo gay, que cada año tiene su epicentro en la columna que una vez glosó las derrotas y la humillación de los “otros”.

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Una victoria, dos victorias...

En el siglo XIX, la Alemania moderna era un conglomerado de 39 estados independientes confederados, pero sin un gobierno común. En 1862, Guillermo I, rey de Prusia, el más poderoso de esos estados, nombró canciller a Otto von Bismarck, que mediante sucesivas guerras llevaría a cabo la unificación política de Alemania bajo el dominio prusiano. La primera fue contra Dinamarca, en 1864, por la que Prusia se anexionó la península de Jutlandia. Dos años más tarde, la emergente Prusia también saldría vencedora del enfrentamiento con la decadente Austria en una guerra que decidió el liderazgo del imparable proceso unificador germano. Sobre estas líneas un mapa de la Confederación Germánica. 

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... Tres victorias y un imperio

El creciente poder de Prusia puso en alerta a Francia y las tensiones y desavenencias entre los dos países fueron en aumento. Para los galos, el estado germano suponía una amenaza a su propia integridad, mientras que Prusia veía en Francia un enemigo común, un motivo de unidad entre los estados alemanes renuentes a someterse al liderazgo prusiano. La imprudente declaración de guerra de napoleón III contra Prusia en julio de 1870 se saldaría con una aplastante victoria prusiana, la unificación definitiva de Alemania y la ocupación de Francia por las tropas de Guillermo I, que proclamó el Reich (imperio) alemán y fue coronado káiser (emperador) en la galería de los espejos del palacio de Versalles, momento que recrea la pintura sobre estas líneas.

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Un monumento a la guerra

El proyecto de la Columna de la victoria nació en 1964 para conmemorar la victoria prusiana contra Dinamarca. Obra del arquitecto de corte Heinrich Strack, pero a medida que las victorias se sucedían, se decidió que el monumento serviría para recordar todas las victorias en las llamadas Guerras de Unidad (Dinamarca, Austria y Francia) y sería coronada por una victoria alada. Así, el 2 de septiembre de 1873 la columna fue inaugurada en la Konigsplats (plaza real, hoy plaza de la República), frente al Reichstag. Su fuste constaba de tres tambores que iban estrechándose hacia la parte superior, que conmemoraban las victorias en las tres guerras. Arriba una imagen de la columna al poco de ser erigida. 

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Inspiración clásica

Heinrich Strack tomó como referencia para su Siegessäule las columnas conmemorativas romanas. Sin duda, la más conocida de ellas es la de Trajano, en Roma, que glosa el reinado de este emperador y sus campañas victoriosas contra los dacios en el siglo II d.C. 

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El fuste

El fuste de la columna de piedra arenisca y clara inspiración clásica es toda una declaración política: los tres tambores aluden a las victoriosas Guerras de Unificación y los cañones chapados en oro montados en sus estrías pertenecen a los botines de guerra capturados en Dinamarca, Austria y Francia. 

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Base monumental

La Siegessäule se asienta sobre una base rodeada por una columnata circular revestido de granito rojo pulido asentada sobre una gran plataforma del mismo material. El interior del pabellón está decorado por un mosaico circular de vidrio realizado por la empresa veneciana Antonio Salviati en 1876. En cada una de las caras de la base, un relieve en bronce alude a las victorias prusianas en las Guerras de Unificación.

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El mosaico

El mosaico de vidrio muestra una alegoría de la victoria prusiana sobre Francia en 1871 y la proclamación del imperio en Versalles. El tema fue elegido por el propio emperador: "Reacción de la lucha contra Francia ante la unificación alemana y la creación del Imperio alemán". La imagen sobre estas líneas muestra el fragmento que recrea la coronación imperial, pero quien aparece entronizada es Germania y no Guillermo I. 

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Victorias épicas

El conjunto descansa sobre una enorme plataforma también de granito rojo con relieves en bronce que representan las batallas más importantes de las guerras de unificación: la batalla de Düppel (Dinamarca) la batalla de Königgrätz (Austria), la batalla de Sedan de la guerra franco-prusiana y el regreso victorioso de las tropas en Berlín. La imagen sobre estas líneas pertenece al mosaico que representa la batalla de Düppel.

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Una diosa victoriosa

La Columna de la Victoria está coronada por la figura de una victoria de bronce de 8’3 metros de alto y 35 toneladas de peso diseñada por el escultor Friedrich Drake. En su mano derecha, la figura sostiene una corona de laurel, trofeo de los generales vencedores en la antigua Roma. En la mano izquierda, sujeta un estandarte con la cruz de hierro, la máxima condecoración militar prusiana, concedida solo en tiempos de guerra.

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Goldelse

El casco de la figura está rematado por un águila, lo que la identifica con Borussia, la personificación de Prusia (Borussia es el nombre de Prusia en latín) y se dice que el escultor se inspiró en la futura emperatriz Victoria, por entonces princesa casada con el hijo y heredero de Guillermo I. De cualquier manera, la victoria es conocida popularmente como Goldelse, algo así como la pequeña Isabel dorada, título de una novela romántica publicada por la escritora Eugenie Marlitt en 1866, que causó furor en la época.

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Escalera de caracol

Para acceder a la plataforma situada a los pies de la escultura, a 51 metros de altura, es necesario subir los 258 escalones de la escalera de caracol que dan acceso a ella. La escalera (igual que el fuste de las columnas) va estrechándose a medida que asciende por el monumento.

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Remodelación y reubicación

El aspecto y el emplazamiento actuales de la Columna de la Victoria se decidiría seis décadas y dos imperios después, cuando los dirigentes del III Reich nazi trasladaron la columna 1’6 km al oeste –en la plaza de la Gran Estrella- y añadirle un nuevo tambor, el cuarto, bajo los tres anteriores, que aumentó la altura de la columna hasta los 50’66 m de altura. 

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Nueva decoración

La nueva disposición de la columna hizo que los cañones dorados que decoraban las tres piezas originales fueran desplazados al tambor inmediatamente inferior. En la parte superior, los cañones fueron sustituidos por festones de laurel chapados en oro.

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Superviviente

Durante la segunda Guerra Mundial, la Siegessäule apenas resultó dañada. Sobrevivió a los bombardeos aliados y a la batalla de Berlín. Después de la guerra fue “amnistiada” porque a pesar de ser un monumento claramente militarista, se había construido antes del inicio de la Primera Guerra Mundial. Francia insistió en derribar el monumento que la humillaba a lo que se opusieron EE. UU y Gran Bretaña. En cuanto a los relieves, fueron desmontados y trasladados a Francia que se negó a restituirlos durante décadas hasta que en 1987 fueron devueltos y reinstalados con motivo del 750 aniversario de Berlín. En la imagen, una bandera francesa colocada en lo alto del monumento en 1948.

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El otro orgullo

En la actualidad, la columna y la larguísima avenida que la conecta con la Puerta de Brandemburgo en línea recta es el escenario de los más multitudinarios acontecimientos que acoge la ciudad, como el maratón de Berlín, una de las citas más importantes del año de esta prueba atlética. Pero sin duda, una manera de redimirse de un origen lleno de sombras es acoger otro tipo de orgullo muy diferente al patriótico que la originó: el de la diversidad sexual y afectiva. Por su simbolismo, la Columna de la Victoria es una parada obligada cada año del desfile del orgullo gay de Berlín. En este mismo sentido, la revista queer de más tirada de Alemania ha adoptado el nombre del monumento, Siegessäule.