Segundo caso de gestación subrogada en la corte danesa: el nacimiento de una nueva princesa

Las monarquías se están modernizando, y buena prueba de ello es la utilización de un método tan polémico como es la gestación subrogada. Gustav Sayn Wittgenstein Berleburg, sobrino de Margarita II y primo hermano de Federico X, y Carina Axelsson han vuelto a recurrir a un vientre de alquiler para ser padres. Así lo hicieron en mayo de 2023, cuando dieron la bienvenida a su primer hijo; y así lo han vuelto a hacer este 2024, pues el 26 de abril venía al mundo su hija en Estados Unidos.

Ambos tienen 54 años y, aunque llevan mucho tiempo juntos, han tenido que esperar para poder pasar el altar a causa de una ley que había en la casa de Sayn Wittgenstein Berleburg. Esa restricción ha hecho que se encuentran ahora en una edad avanzada pero con el deseo de ser padres. Por lo que, tras consultarlo con la familia, decidieron probar suerte con la gestación subrogada, de la que nació su primogénito, Gustav Albrecht. Pocos meses después decidían darle una hermanita al pequeño, y este 26 de abril nacía la princesita, de la que no conocemos el nombre.

Gustav y Carina residen en Alemania, concretamente en el castillo de Berleburg. En el país germánico los vientres de alquiler son ilegales, pero hay más. Tampoco se deja que se inscriban niños de otros países. Según la ley alemana, quien da a luz a un bebé es su madre, y así consta en los papeles, por lo que se desconoce cómo lo han hecho los príncipes para que Carina figure como la progenitora.

Ni aunque los óvulos pertenezcan a la princesa, imaginamos que congelados a su debido momento, se considera que es madre de ese bebé. "De acuerdo con la ley alemana, la madre de un niño es la mujer que lo dio a luz, es decir, la madre sustituta y no la madre intencionada. Esto significa que una futura madre alemana no está relacionada con el niño según la ley alemana y, en consecuencia, no transmite la ciudadanía alemana al niño", puede leerse en la web del Ministerio de Exteriores de Alemania.

La cosa cambia con el padre. Si nos ponemos en el supuesto de que el material genético es del príncipe Gustav, sí consta en los papeles que él es su padre. Una desigualdad en cuanto a la relación legal que tienen los príncipes con sus dos hijos. Unas dudas que el palacio de Berleburg se ha negado a aclarar durante años, manteniendo el silencio. Quien sí han dado la enhorabuena públicamente a Gustav y Carina en ambas ocasiones ha sido la familia real danesa, asegurando que se sienten "muy felices".

Como hemos mencionado, la pareja cuenta con una historia de amor un tanto peculiar. El príncipe y Carina no podían dar el paso de casarse por motivos que se remontan a la Segunda Guerra Mundial. Para entender la historia del príncipe tenemos que remontarnos a Gustav Albrecht, el abuelo paterno de Gustav, quien fue un alto general del ejército alemán y mantenía una estrecha relación con el nazismo. Tanto es así que antes de morir dejó estipulado en su testamento que ninguno de sus herederos podría casarse con una mujer que no fuera noble y de raza aria so pena de perder su título, la jefatura de la casa Sayn Wittgenstein Berleburg y el castillo que poseen.

El primogénito de Gustav Albrecht, Richard, quien fallecía en 2017, cumplió a rajatabla con estas normas al contraer matrimonio con una de las princesas más cotizadas de Europa: Benedicta de Dinamarca. Sin embargo, su nieto Gustav se enamoró de una mujer que no tiene ninguna de estas características; Carina no es aria ni de la nobleza. Por ello, durante años han vivido juntos, pero sin darse el 'sí, quiero'. Sobre ello hablaba la propia Carina en 2016: "Me da igual no estar casada con Gustav. Él es el hombre de mi vida y con quien quiero estar".

Nadie de los Sayn Wittgenstein Berleburg apoyaba esa ley obsoleta, y toda la familia se volcó con Gustav cuando decidió llevar el asunto a los tribunales para que la Corte Suprema alemana tomara cartas en el asunto. No ha sido ese el único problema dinástico al que se ha enfrentado Gustav. No fue hasta el verano de 2020 cuando el Tribunal de Apelación de Renania del Norte-Westfalia rescindía el testamento de su abuelo.

En 2022, Gustav y Carina pasaban por el altar y, un año después, en mayo de 2023, se convertían padres de un hijo mediante vientre de alquiler, un niño que, muy curiosamente, bautizaron con el nombre de Gustav Albrecht, el mismo que llevaba el abuelo cuyo testamento impidió su boda durante tantos años. Ahora, ya tienen la parejita con la llegada de una niña.