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Sermón de TV

Cómo caminar con Dios en tiempos difíciles

Si está pasando por momentos difíciles, Dios puede darle paz y consuelo.

25 de febrero de 2023

Hay momentos difíciles que cada uno de nosotros experimenta cuando estamos abrumados y no sabemos qué hacer. ¿Está usted atravesando por un momento así? En este mensaje, el Dr. Stanley explica cómo Dios consolará nuestras heridas, calmará nuestros temores y nos dará gran esperanza si confiamos en Él.

Bosquejo del Sermón

CÓMO CAMINAR CON DIOS EN TIEMPOS DIFÍCILES
PASAJES CLAVE:
Génesis 37-39
LECTURAS DE APOYO: Génesis 50.20 | Salmo 119.105 | Salmo 139.7-12 | Romanos 8.28 | Colosenses 1.13 | Hebreos 13.5
INTRODUCCIÓN

Todos enfrentamos desafíos en nuestra vida.

Casi siempre están vinculadas con nuestras relaciones personales, situación económica, familiares, salud o carrera profesional. En ocasiones, se nos dificulta comprender por qué esas pruebas han ocurrido. En esos momentos puede que nos sintamos agobiados, confundidos y solos.

Mientras estamos en medio de las pruebas, no podemos entender lo que Dios desea alcanzar por medio de esas dificultades. La Biblia nos asegura que el Señor desea lo mejor para nuestra vida y que obrará incluso en los tiempos más difíciles para nuestro bien.

Resulta vital comprender la diferencia entre andar en tinieblas y enfrentar momentos sombríos. Como creyentes en Cristo no vivimos en las tinieblas del pecado (Col 1.13). Sin embargo, para que seamos moldeados el Señor permite que enfrentemos pruebas y tribulaciones. En la historia de José en Génesis 37-39 encontramos seis principios que podemos recordar en tiempos de dificultades.
DESARROLLO DEL SERMÓN

Dios está con nosotros en los momentos difíciles.

Este es el cimiento para poder enfrentar las pruebas. Guiados por sus celos, los hermanos de José tramaron asesinarlo, pero el Señor tocó el corazón de Rubén y Judá (Gn 37.21, 26). La Biblia afirma que Dios estaba con José en todo momento, desde el instante en el que fue vendido como esclavo, hasta su encarcelamiento. El Señor le prosperó y le dio gracia delante de faraón (Gn 39.2-6, 21-23).

En Hebreos 13.5 Dios declara: “No te desampararé, ni te dejaré”. No existe un lugar tan lejano, ni una dificultad demasiado grande para que estemos fuera del alcance de nuestro Padre celestial (Sal 139.7-12).
Dios permite los tiempos difíciles por una razón.

Sin importar cuán difícil parezca la prueba, si usted es un seguidor de Jesucristo, Dios tiene una buena razón para permitir esa dificultad en su vida. José tenía 17 años cuando fue vendido como esclavo, y no fue hasta tener 30 años que llegó a ser gobernador de Egipto. Así que, durante 13 años, tuvo que enfrentar la adversidad.
En ocasiones, cuando sufrimos agravios, desviamos nuestra atención de Dios, para enfocarnos en la situación que enfrentamos o en las personas que nos han maltratado. El Señor tenía un propósito con cada paso que dio José en su rocoso recorrido. En los planes de Dios, José, no solo salvaría a su familia, sino también a todo Egipto durante los 7 años de hambruna. Por eso José les dice a sus hermanos: “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo” (Gn 50.20). La dirección soberana de Dios en la vida de José ilustra la verdad que nos enseña en Romanos 8.28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
La oscuridad durará cuanto sea necesario para que Dios cumpla su propósito.
Todos nos impacientamos en momentos de dolor. Pero si pudiéramos ver el futuro en medio de la oscuridad, le agradeceríamos al Señor, pues comprenderíamos el propósito de sus pruebas. Fue en medio de lo que José padeció en casa de Potifar y en la prisión como aprendió el lenguaje egipcio y sus costumbres. Y además, adquirió habilidades administrativas, aprendió a vivir bajo autoridad y supo cómo supervisar a otros. Dios lo preparó para que llegara a tener un lugar maravilloso de servicio, como segundo al mando después de Faraón.
Lo que el Señor nunca hizo fue mostrarle su plan, ni el tiempo en el que ocurriría. Así que, aunque quisiéramos acortar las pruebas, tenemos que reconocer que son las dificultades las que nos moldean. No batallemos contra Dios. Más bien rindamos nuestra voluntad al decirle: “Señor, no entiendo esto, ni tampoco es de mi agrado, pero me rindo ante tu propósito, cualquiera que sea. Mantenme en este lugar hasta que lo logres”.
A menudo, aprendemos más en la oscuridad que en la luz.
Sin importar en dónde estaba José, ya fuera en el fondo de la cisterna, en la casa de Potifar o en la cárcel, seguía avanzando hacia la luz. Todo ese tiempo Dios lo continuó dirigiendo hacia su divino propósito; José vendría a ser gobernador de Egipto. Su plan no solo salvaría a la familia de José, sino a toda la población de Egipto. Su historia quedaría escrita en la Biblia para enseñanza y bendición.
Todos evadimos tener que aprender por medio de las dificultades, pero las lecciones no se adquieren hasta que no pasamos por ellas. Experimentar nuestra completa dependencia de Dios en medio de las tribulaciones es muchísimo más efectivo que solo escuchar acerca de su fidelidad.
Aún en los momentos sombríos, caminamos hacia la luz.
“No seas sabio en tu propia opinión” (Pr 3.7). Dios tiene un plan perfecto para nuestras vidas. Al confiar en Él y al seguirlo en obediencia podemos cumplir con su plan. Tenemos que obedecerlo aun cuando tomar la decisión correcta se nos haga difícil, o implique un sacrificio. ¿Por qué? Porque es así como nuestro Padre celestial moldea nuestro carácter. Solo la obediencia fiel nos permite crecer en sabiduría y madurez para servirle. Si no puede ver la luz al final del túnel, puede que esté mirando en la dirección equivocada. No se enfoque en la oscuridad, sino fije su mirada en el Señor. Él no iluminará todo el camino al mismo tiempo, sino que alumbrará lo suficiente para que demos un paso a la vez (Sal 119.105). ¡Continúe avanzando!
Lo que aprendemos en la oscuridad, debemos compartirlo en la luz.
José había crecido en una familia que creía en Jehová, pero de pronto se encontró en medio de una sociedad idólatra. Al interpretar el sueño de Faraón, en ningún momento trató de ocultar su fe en el único Dios verdadero (Gn 41.1, 25, 28, 32).
El Señor ha ido edificando sus principios en su vida y desea que comparta con otros dichas verdades. Muchos de los que caminan a nuestro alrededor viven en tinieblas, vanidades, ansiedades y frustraciones. Pero usted debe poner a disposición del prójimo, tanto su vida como las lecciones que ha aprendido en los momentos más sombríos.
REFLEXIÓN

  • Como nadie está exento de momentos sombríos, es importante que aprendamos estos seis principios, para que podamos recordarlos cuando llegue la adversidad. Al pasar por tiempos difíciles anhelamos escuchar que Dios está con nosotros, tiene un propósito con la prueba y que el sufrimiento no durará para siempre.
  • Sin embargo, las bendiciones de Dios no están garantizadas para todos. Solo son para aquellos que han reconocido a Cristo como su Salvador personal (He 13.5). Los que lo rechazan como Hijo de Dios no pueden apropiarse de ellas. Si usted aún no ha dado ese paso de fe, lo mejor es que deposite su confianza en Cristo como su Salvador. Reconozca ante Dios que ha pecado y confíe en que Cristo murió en la cruz para ocupar su lugar y saldar la deuda de su pecado. Es en ese momento cuando los derechos, privilegios, bendiciones y promesas que pertenecen a los hijos de Dios, también serán suyos.

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