Ulrica Leonor de Dinamarca, nacida en Copenhague el 11 de septiembre de 1656, fue una figura destacada en la historia de Suecia. Hija del rey Federico III de Dinamarca y de Sofía Amalia de Brunswick-Luneburgo, se convirtió en reina consorte de Suecia tras su matrimonio con el rey Carlos XI.
Durante su tiempo como reina, Ulrica Leonor jugó un papel importante en la política sueca. Tras la muerte de Carlos XI, se convirtió, con el consentimiento del parlamento, en parte del gobierno regente de su hijo, el rey Carlos XII, desde 1672 hasta 1697, cuando el rey alcanzó la mayoría de edad. A pesar de las tensiones con su nuera, Eduvigis Leonor de Holstein-Gottorp, mantuvo una buena relación con su hijo y continuó ocupando un lugar predominante en la corte.
Ulrica Leonor también es recordada por su apoyo a las artes. Durante la guerra, se ocupó de los prisioneros de guerra suecos en Dinamarca y recolectó comida, ropa de cama y medicinas para ellos vendiendo sus propias pertenencias para conseguir dichos artículos, incluido su anillo de bodas.
A la muerte de su esposo, Carlos XI, Ulrica Leonor volvió a tomar parte en la regencia, esta vez por la minoría de edad de su hijo, Carlos XII. Recibió la posesión del Castillo de Gripsholm, de Eskilstuna, Strömsholm y Vadstena. Su influencia en la corte sueca continuó durante este tiempo, y sus palacios fueron adornados con obras de arte pictóricas y escultóricas.
Ulrica Leonor murió en el Palacio Karlsberg, Solna, Suecia el 26 de julio de 1693. A pesar de las dificultades y desafíos que enfrentó durante su vida, su legado como protectora de las artes y figura influyente en la política sueca sigue siendo recordado hasta el día de hoy.