Todos los hombres del presidente

Todos los hombres del presidente

La investigaci�n period�stica y su incidencia en el cambio de la Historia

Enrique Mart�nez-Salanova S�nchez

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El puntero de don Honorato/Bibliograf�a/Lecturas de cine


La pel�cula

El director: Alan J. Pakula

El esc�ndalo Watergate

The Washington Post

Bob Woodward y Carl Bernstein

Mark Felt. Garganta profunda

La protecci�n de las fuentes en el periodismo y el secreto profesional


Todos los hombres del presidente, es una pel�cula que, al igual que el hecho y el libro en el que se basa, es un monumento a la libertad de expresi�n. Refleja el convencimiento absoluto de que no hay democracia sin esa libertad, y no hay estado de derecho en el que los medios de comunicaci�n no velen por el respeto a esa democracia. Queda palpable en ella su estructura investigadora, a�n a cuenta de todas las dificultades y problemas con las autoridades del Estado, en el que se aprecia c�mo el poder tiende corromperse, y por lo tanto a ocultar su corruptela. Un grupo medi�tico, consciente de la importancia de abrir el camino a la verdad, lucha con todas sus fuerzas contra la censura que se le pretende imponer.


Todos los hombres del presidente. All the President's Men

1976. 136 min. EE.UU.

Director: Alan J. Pakula

Gui�n: William Goldman (a partir del libro de Carl Bernstein y Bob Woodward

M�sica: David Shire

Fotograf�a: Gordon Willis

Int�rpretes: Robert Redford (Bob Woodward), Dustin Hoffman (Carl Bernstein), Hal Holbrook (Garganta Profunda), Martin Balsam, Jack Warden (Harry M. Rosenfeld, el editor de The Washington Post), Meredith Baxter, Jason Robards

Productora: Columbia Pictures presenta una producci�n Wildwood Enterprises

Sinopsis: En el Edificio Watergate las luces se encienden y cuatro ladrones son detenidos en el acto. Aquella noche unas revelaciones provocadoras, sacaron al Presidente de los Estados Unidos de su despacho. Los periodistas del Washington Post Bob Woodward y Carl Bernstein se apropiaron de la historia y la mantuvieron a pesar de las dudas, los desmentidos y el desaliento. Sus descubrimientos desencadenar�n el llamado caso Watergate, que provoc� la dimisi�n del presidente Richard Nixon.

Premios: 4 Oscar: mejor actor secundario (Jason Robards), gui�n adaptado, direcci�n art�stica y sonido


La pel�cula


Alan J. Pakula se atrevi� a contar la historia de los intr�pidos reporteros tan s�lo unos a�os despu�s de que todo aquello pasara. Para ello se centr� en el libro que los mismos protagonistas, Bob Woodward y Carl Bernstein, del �Washington Post�, escribieron sobre el affair Watergate�. La labor de investigaci�n de los periodistas  que se sald� con la dimisi�n del Presidente de los Estados Unidos, destap� no s�lo la implicaci�n de la Casablanca en un caso de espionaje en el Comit� electoral de los dem�cratas, sino que epuso en evidencia los intentos desesperados de Nixon por entorpecer la investigaci�n judicial.  Todos los Hombres del Presidente es un excelente estudio sobre la �tica y vida del periodista. El desenmascarar toda una conspiraci�n implica para Bernstein y Woodward el ocultar todas sus fuentes, no s�lo a Garganta Profunda (llamado as� por una muy popular pel�cula pornogr�fica de aquel entonces), sino a empleados y ex empleados de la Casa Blanca y del partido Republicano. Les llev� a recurrir a m�todos cuestionables para el com�n de la gente y a mentir para preservar la fuente y sonsacar informaci�n a personas de los niveles m�s dispares.

 La producci�n de la pel�cula, debido a su duraci�n, hizo un recorte espectacular de a s�ultimas secuencias, y solucion�, relatando con im�genes de teletipo, los �ltimos momentos de la historia.

La pel�cula es sobria y austera. El gui�n de William Goldman, un cl�sico de la escritura cinematogr�fica, huye de las frases lapidarias para apoyar el valor moral de sus protagonistas en su comportamiento durante todo el metraje, aunque no rehuye el hecho de reflexionar, no s�lo sobre las piedras angulares de la democracia, sino sobre los rasgos que caracterizan a un periodismo serio y de calidad.


El director: Alan J. Pakula


Alan J. Pakula (Brox, Nueva Cork, 1928- Nueva York, 1998) fue un director de cine estadounidense. Falleci� en un accidente de tr�fico en cuando estaba preparando un filme sobre la biograf�a de Franklin D. Roosvelt.

Comenz� su carrera en el cine como productor, para luego pasar a la direcci�n, aunque nunca dej� la producci�n, tanto de las pel�culas que el dirig�a como la de otros directores.

Filmograf�a como Director:

Klute (1969), sobre la b�squeda policial de un hombre ha desaparecido sin dejar rastro en Nueva Cork, �ltimo testigo (The Parallax view, 1974), sobre un periodista que presencia el asesinato de un candidato pol�tico y sigue tras el caso, Todos los hombres del presidente (1976), Llega un jinete libre y salvaje (Comes a Horseman, 1978), sobre la especulaci�n petrol�fera, Comenzar de nuevo (Starting over, 1979), Una mujer de negocios (Rollover, 1981), La decisi�n de Sophie (Sophie�s Choice, 1982), una esplendida pel�cula sobre relaciones personales y la b�squeda de la verdad, Un �ngel ca�do (Orphans, 1987), Amores compartidos (See You in the Morning, 1989), Presunto inocente (Presumed Innocent, 1990), Dobles parejas (Consenting Adults, 1992), El informe pel�cano (The Pelican Brief, 1993), La sombra del diablo (The Devil�s Own, 1997).

Jack Warden

Jason Robards


Nixon se despide de la casa Blanca

El esc�ndalo Watergate


Fue un esc�ndalo pol�tico (1972-1975) que rode� la revelaci�n de actividades ilegales por parte de la administraci�n republicana el presidente Richard Nixon durante la campa�a electoral de 1972.

Comenz� con el arresto en junio de 1972 de cinco hombres que hab�an penetrado para espiar al Comit� Nacional Dem�crata en el hotel Watergate en Washington. Las grabaciones de las conversaciones que tuvieron lugar en la oficina del presidente desde principios de 1971, se convirtieron en una de las claves principales del esc�ndalo. Entre los detenidos se encontraba el jefe del servicio de seguridad del comit� de reelecci�n del entonces presidente Richard Nixon. 

         Cuando el caso parec�a entrar en el olvido, Bob Woodward y Carl Bernstein, dos periodistas del diario The Washington Post, uno de los m�s influyentes de ese pa�s, revelaron detalles del asunto y acusaron al presidente de tratar de congelar las investigaciones. 

Los periodistas fueron orientados en su investigaci�n por un misterioso personaje al que bautizaron como garganta profunda  (33 a�os despu�s de los hechos el ex directivo del FBI Mark Felt, confes� que �l  fue  garganta profunda). Despu�s de m�ltiples peripecias judiciales la implicaci�n de la administraci�n de Nixon se fue haciendo cada vez m�s evidente. El 30 de abril de 1973, Nixon acept� parcialmente la responsabilidad del gobierno y destituy� a varios funcionarios implicados.

La existencia de cintas magnetof�nicas incriminatorias del presidente y su negativa a ponerlas a disposici�n de la justicia llevaron a un duro enfrentamiento entre el ejecutivo y el judicial. La opini�n p�blica forz� finalmente a la entrega de esas cintas, pero uno fue alterada y dos desaparecieron.

Crecientes evidencias sobre la culpabilidad de Nixon y de altos funcionarios llevaron a que se iniciaran los procedimientos del impeachement, juicio al presidente. En agosto de 1974 Nixon tuvo que entregar transcripciones de tres cintas magnetof�nicas que claramente le implicaban en el encubrimiento del esc�ndalo. Ante la evidencia de espionaje, se form� una comisi�n investigadora y casi todos los colaboradores de Nixon renunciaron a sus cargos, envueltos en una red de sospechas. A partir de entonces, y durante dos a�os, fueron surgiendo cada vez m�s elementos que compromet�an la actuaci�n de Nixon. Aunque al principio se defendi� negando tener conocimiento del hecho, finalmente admiti� las acusaciones. La evidencia hizo que Nixon perdiera sus �ltimos apoyos en el Congreso. El 24 de julio de 1974 la Corte Suprema acus� al presidente de obstruir las investigaciones judiciales, de abuso de poder y de ultraje al Congreso, y de haber utilizado a la CIA y el FBI con fines pol�ticos. Nixon renunci� el 8 de agosto a su cargo de presidente al verificar que hab�a perdido la base pol�tica necesaria para gobernar. Su vicepresidente, Gerald Ford, accedi� a la presidencia e inmediatamente otorg� un perd�n incondicional a Nixon el 8 de septiembre de 1974.


The Washington Post


The Washington Post es el mayor y m�s antiguo peri�dico de Washington. Es considerado uno de los mejores diarios estadounidenses, el quinto peri�dico m�s grande en el pa�s por circulaci�n, junto con el New Cork Times y el Wall Street  Journal. A diferencia del Times y el Journal, se ve a s� mismo como un peri�dico estrictamente regional, y no imprime una edici�n nacional para distribuci�n m�s all� de la  Costa este de EEUU.

La publicaci�n fue fundada en 1877 por Stilson Hutchins y en 1880 se convirti� en el primer peri�dico de publicaci�n diaria en Washington.

El Post es generalmente visto como un diario con tendencias liberales y es citado con frecuencia por los l�deres conservadores, por lo que estachado de conservador, aunque en su primera plana asegura neutralidad pol�tica.


Los periodistas con los actores del fim

Bob Woodward y Carl Bernstein


Mientras trabajaban como reporteros en The Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, entre 1973 y 1974, dieron con las claves del esc�ndalo Watergate, tiraron de los hilos, investigaron el caso de escuchas telef�nicas, allanamiento y robo de una sede del partido dem�crata sita en el edificio Watergate, en Washington, hicieron un excelente seguimiento period�stico y sacaron a relucir uno de los asuntos m�s sucios de la pol�tica de EEUU. Concluyeron que el presidente Richard Nixon estuvo al corriente de la operaci�n, si no la inspir�, lo que �ste, en un principio, neg� categ�ricamente. A causa de sus acusaciones, sin embargo, varios altos cargos de la Administraci�n dimitieron o fueron detenidos y el mismo presidente, antes de ser sometido a juicio por perjurio, present� su dimisi�n, caso ins�lito en la historia del pa�s.

Woodward y Bernstein recibieron por su trabajo el Premio Pulitzer de periodismo de investigaci�n en 1973.


Bob Woodward (Geneva, EE.UU., 1943)


Es en la actualidad director adjunto de The Washington Post. ha publicado varios libros sobre actuaciones pol�ticas de su pais. En �Negar la evidencia�, editado en castellano por Belacqua, es el tercero de una trilog�a sobre el presidente George W. Bush.

Planeta ha publicado en su colecci�n Bronce el �ltimo libro de Bob Woodward, �Plan de ataque�, donde el descubridor del caso Watergate confirma lo que empez� como un secreto a voces: Bush ten�a entre sus planes de gobierno atacar Irak incluso antes de los atentados del 11-S.

Para hacer semejante afirmaci�n, Woodward llev� a cabo un exhaustivo trabajo de investigaci�n, que se prolong� durante un a�o e incluy� entrevistas con m�s de 75 personas clave directamente implicadas en los hechos : miembros del gabinete de guerra, personal de la Casa Blanca y funcionarios de los Departamentos de Estado y de Defensa, as� como de la CIA, adem�s, de entrevistar al propio George W. Bush durante tres horas y media a lo largo de dos d�as de diciembre de 2003. El resultado, seg�n The New York Times, es �el libro m�s combativo de Woodward en mucho tiempo�.

Woodward sirvi� en la Marina antes de comenzar en el periodismo. Se ha comentado que gracias a un trabajo tan delicado Woodward pudo conocer all� en ese �mbito a su futura fuente.

Lo que Woodward nunca ha revelado es su propia vinculaci�n con varios organismos de inteligencia antes de dedicarse al periodismo. Seg�n tres conocidos escritores, esta conexi�n no s�lo fue con la marina de guerra; tambi�n incluy� al Pent�gono y la Agencia Central de Inteligencia.


Carl Bernstein (Washington, D.C., 1944)


Es considerado uno de las m�s relevantes figuras del periodismos de investigaci�n. En los �ltimos a�os, ha sido muy cr�tico con los medios como basura

En una charla en Florida, rese�ada por el St. Petersburg Times, el periodista acus� al periodismo actual de �insultar a la inteligencia e ignorar la vida real�. La superficialidad y el culto a los �famosos� han llevado a gran parte del periodismo al chismorreo, el sensacionalismo y las pol�micas prefabricadas.

El veterano reportero critic� el escaso liderazgo del periodismo moderno y su falta de �desaf�o a los lectores, ocupado s�lo en entretenerlos est�pidamente�. Dijo que la responsabilidad radica en los grandes medios corporativos de Rupert Murdoch, como responsables de abandonar los principios de la investigaci�n period�stica inteligente y responsable �porque no les interesa la verdad, sino s�lo los beneficios�. Berstein anima a los lectores inteligentes a usar Internet para acceder a los medios cre�bles y serios.

Es el autor de un libro sobre Hillary Clinton, titulado �A Woman in Charge: the Life of Hillary Rodham Clinton�, fruto de ocho a�os de investigaciones y m�s de 200 entrevistas con amigos, colaboradores y adversarios de la senadora.


Mark Felt. Garganta profunda


Fue �n�mero dos� del FBI hasta 1973. Guard� su secreto de ser �Garganta Profunda�, hasta 2002, en que se lo cont� a su hijo Mark. Le pidi� que no se lo dijese a nadie y le explic� que el hecho de ser �Garganta Profunda� no era algo de lo que pod�a estar orgulloso.

La identidad de Garganta Profunda ha sido uno de los misterios period�sticos mejor guardados de todos los tiempos. Woodward y Bernstein, a peasar ed las grandes presiones que sufrieron, insist�an en que no la revelar�an hasta que el propio Garganta Profunda falleciera. Sin embargo, una vez que el propio Felt revel� su identidad, a los 91 a�os, Woodward, Bernstein y el antiguo editor ejecutivo del Post, Ben Bradlee, confirmaron que Felt fue el contacto que revel� la informaci�n sobre el caso Watergate.

La hip�tesis de que el FBI estuvo presente en el esc�ndalo Watergate, de que la Oficina habr�a colaborado con Woodward y Bernstein para mantener lejos de s� cualquier cr�tica y para escarmentar a la Casa Blanca de sus interferencias en ese departamento.

Un nieto de Felt, Nick, asegura que su abuelo se mostr� siempre reticente a desvelar su identidad �porque cre�a que era una deshonra para la familia�. �Es un h�roe americano�, dice.


La protecci�n de las fuentes en el periodismo y el secreto profesional


La profesi�n period�stica necesita de buena informaci�n que a veces, de manera oficial o formal no la puede obtener, pero que mediante un convenio o un acuerdo de guardar el secreto de la fuente, se puede llegar a tener o a conocer. Para realizar plenamente su ejercicio de informar debe estar liberado de presiones, de temores, de censuras indirectas o subliminales, s�lo su conciencia debe se�alarle la decisi�n de dar a conocer la fuente de informaci�n.

Tanto el derecho como la �tica est�n sustancialmente comprometidas en la preservaci�n de las fuentes de informaci�n period�stica.   S�lo as� podremos hablar de una prensa libre, sin ataduras o presiones del poder pol�tico, sin el temor, a una condena por el ejercicio de informar sin trabas.

El reconocimiento del secreto profesional del periodista es una garant�a para el lector. Por varias razones. Por una parte, �ste resguarda la labor de investigaci�n period�stica al servicio del derecho a informar y del derecho de las personas a estar informadas. Pero, por otra parte, el secreto profesional es tambi�n una garant�a para aquellos ciudadanos que en alguna ocasi�n se convierten en fuente de informaci�n, cuando son conocedores de hechos de inter�s general. Estas personas tienen la seguridad de que no se revelar� su identidad si el periodista es incitado a revelar sus fuentes informativas.

El secreto profesional tiene limitaciones naturales. Debe subordinarse a derechos y valores superiores, como los relacionados con la vida, integridad y libertad de las personas. El secreto profesional no puede ser una coartada para encubrir delitos, sobre todo los cometidos contra las personas.

La necesidad de fuentes confidenciales tiene un fundamento, m�s que la actividad profesional propiamente hablando, es el inter�s colectivo. Esto es el reconocimiento de un derecho social que se tiene a la informaci�n. Se trata precisamente, de garantizar un derecho del que la sociedad es titular pasivo, pero del que el periodista emerge como un titular activo, dir�a yo calificado, y por supuesto agente trasmisor, sobre todo quienes publican de manera cotidiana.

El derecho internacional reconoce la protecci�n de este tipo de secretos profesionales, diferente a otros secretos profesionales como el del abogado, el m�dico, el consultor t�cnico, lo que se reserva (al periodista) es propiamente la informaci�n, que garantiza, protege y reserva la identidad de la fuente informativa: el nombre. Para que pueda surgir la informaci�n, guardamos el nombre de quien nos dan la informaci�n para publicarla, v�nculo fundamental entre la protecci�n del secreto profesional con la libertad de expresi�n.


Enrique Mart�nez-Salanova S�nchez