The Kings of Summer | Crítica | Película

The Kings of Summer

Libertad sin restricciones Por Manu Argüelles

¿En qué momento dejamos la adolescencia para entrar en el mundo adulto? No me voy a esforzar en buscar la respuesta porque posiblemente no exista como tal. Y llegar al mundo adulto y vivir una cruel paradoja. Porque mientras éramos adolescentes acelerábamos el proceso todo lo que podíamos. Queríamos ser adultos porque deseábamos que nos tomasen en serio. Ya no eres tan mono como cuando eres niño y no nos guardaban respeto porque al fin y al cabo éramos unos mocosos. Recuerdo perfectamente entrar en un bar que estaba lleno de treintañeros y que ellos se riesen de nosotros, ¿dónde vais, yogurines? Qué humillación. Y sin embargo, ¿cuántos en la edad adulta se empeñan en tratar de rescatar aquello perdieron al dejar esa edad atrás? Ya no es cuestión de peterpanismo, se trata de recuperar una libertad que ahora por más que busques no la encuentras en ningún resquicio. The Kings of Summer toca esta fibra sensible, por lo que la complicidad va a estar garantizada no sólo en sus iguales que la vean sino también en los adultos. Así sucedió en el Americana Film Fest, película de inauguración, sabia decisión, donde la platea se entregó completamente al film.

The Kings of summer

The Kings of Summer es una teen movie sin instituto, lo cual ya es toda una declaración de intenciones.

Éste es reemplazado por una cabaña en medio de un bosque, lugar de refugio de los dos amigos, agobiados y oprimidos por sus padres (a uno de ellos hasta se le despierta una reacción alérgica) y un tercero improvisado. El mundo apartado de los adultos con sus propias reglas y códigos al margen aquí sigue presente como en toda película de adolescentes preceptiva pero Jordan Vogt-Roberts va pasarse el molde por la torera. Cogerá de aquí y de allá, se rendirá a un inusual y gratuito efectismo visual, dirá para hacer una película con vocación de estilo, pero tratado con una total impunidad y alevosía, desoyendo la conservadora e invisible gramática de las películas de su grupo. La película ignora cualquier ley narrativa que marque un ritmo orgánico y armónico al relato y se compone de set pieces autónomas débilmente hiladas, adornadas como un vistoso y vacuo aparato visual como si fuese un lujoso escaparate de una tienda vacía.

Sus arritmias y su espíritu libertario (junto con su despreocupación por el compás) están prestados de las películas fundacionales del género, antes de que entrase en acción John Hughes y les diese un radical giro de timón, derivándolas hacia el timorato pero enternecedor romanticismo. Me refiero a esas películas imperfectas y groseras como Porky’s (Bob Clark, 1982) o El último americano virgen (Boaz Davidson, 1982) 1pero con una gran diferencia respecto a aquellas. The Kings of Summer es la versión profiláctica de éstas. No hay ni una gota de ordinariez ni se pliega a una impúdica e incorrecta exhibición de obscenidad y escatología. Lo suyo es el humor blanco, limpio y depurado, para no molestar a nadie y para enganchar a todo tipo de público, porque ya lo he dicho antes, a diferencia de los films de John Hughes, films de adolescentes para adolescentes, Jordan Vogt-Roberts no se cierra a un target determinado, aunque eso tenga como contrapartida que The Kings of Summer resulte un film inocuo, perezoso, complaciente y complacido consigo mismo. Algunos malvados pensarán que esa es la tónica de la mayoría del cine que se exhibe en Sundance en la actualidad, tal como éste participó en la edición del 2013.

The Kings of summer 2

 Se habla de Supersalidos (Superbad, Gregg Mottola, 2007), pero de ésta sólo toma prestado la aparición del secundario excéntrico roba-escenas y cómico con un don natural. Donde allí teníamos a Fogell McLovin’ para las secuencias descacharrantes, aquí tenemos a un pletórico e irresistible Biaggio, con diferencia lo mejor de la película. A diferencia de Supersalidos es una comedia vaga, que reposa su brillantez y su confianza en los secundarios, que van a salvar la función como suele suceder en gran número de sitcoms televisivas, no sólo Biaggio sino también una cómica experta en eso de eclipsar a sus compañeros de reparto como es Megan Mullally, la inolvidable Karen de Will & Grace (David Kohan, Max Mutchnick, creadores, 1998-2006).

Y lo cierto es que aunque The Kings of Summer confunde libertad con libertinaje (gratuidad para hacer lo que quiera, donde importa poco que los elementos chirríen como una caja de grillos) y trata de enmascarar sus más que notables defectos de construcción fílmica en aras de un artificio que lo exagera a conciencia para utilizarlo como coartada, al final no me hagan mucho caso. Es cierto que la película se derrumba ante un mínimo y riguroso análisis crítico, pero tampoco les negaré que la película divierte y bastante. Sí, The Kings of Summer es igual de lampiña que la cara del protagonista, pero si al final de la proyección has salido recordando todo lo que te has reído, pues ya ha conseguido su propósito. Ya nos encontraremos con otro film que sí quiera ser más riguroso, mucho más complejo de lo que en apariencia parece, y trate de abrir y expander un género, del que, por cierto, soy un ferviente partidario y defensor. Entonces, ¿en qué momento dejé la adolescencia para entrar en el mundo adulto? Seguiré buscándo la respuesta en el cine.

The Kings of summer 3

  1. No es el lugar para hacerlo, pero a este film al que personalmente le guardo mucho cariño, ya suponía una ruptura flagrante con la línea de adolescentes ansiosos con el sexo, hasta el punto que se disfraza de algo para luego revelar en un final estremecedor su auténtica identidad
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