Los caminos que no escogemos (2020), de Sally Potter

Nueva York. Molly cuida a su padre mexicano Leo, que parece encontrarse completamente ido y senil, viviendo en la nebulosa de dolorosos recuerdos del pasado. La hija tiene que llevarle a distintas citas médicas, lo que coincide con la espera de alguna noticia que podría ser importante para su rumbo profesional.

La británica Sally Potter escribe, dirige y hasta compone la música de una película de visionado incómodo cuyo guión discurre entre tres hilos narrativos: el presente que comparten Leo y Molly, cada uno perdido a su manera, y al que asoma la ex mujer Rita, y el pasado, en que vemos a Leo con su primer amor Dolores, y a Leo en un viaje a Grecia donde conoce a una joven que le recuerda a su hija.

Visualmente la película es llamativa, y los actores entregan buenos trabajos interpretativos, sobre todo Javier Bardem y Elle Fanning. Pero el relato es a ratos un tanto obtuso y cargante, no logra recrear el confuso estado mental de Leo de modo que atrape. Resulta curiosa su coincidencia en el mismo año con El padre, de temática comparable pero mucho más lograda, lo que tiene mérito procediendo su director del teatro y siendo su primer trabajo cinematográfico.

Señalar a título anecdótico que las escenas mexicanas, incluida la relativa al Día de los Muertos, están rodadas en Almería, España.