La increíble historia de David Copperfield (2019), de Armando Iannucci

David Copperfield adulto se sube al escenario para contar su vida al público, desde que le da a luz en la Inglaterra victoriana su madre, la joven viuda Clara Copperfield. Ésta se casa en segundas nupcias con el cruel Mr. Murdsone, que golpea al chaval, y acaba enviándole a trabajar a una fábrica de botellas de Londres, donde Copperfield se aloja con la familia del señor Micawber, un tipo que debe huir en todo momento de sus numerosísimos acreedores. Cuando pasados algunos años se entera por su despreciable padrastro de que su madre ha muerto, el chico decidirá dejar la factoría para instalarse en casa de su tía Betsey, que vive con su excéntrico primo, Mr. Dick.

El escocés Armando Iannucci ha demostrado su talento en el terreno de la sátira política con In the Loop, La muerte de Stalin y la serie Veep. Esta vez prueba a salirse de su zona de confort con una adaptación de la quinta novela, repleta de elementos autobiográficos, de Charles Dickens, pero sin abandonar el terreno de la comedia, contando con ironía y surrealismo los pasajes del original. Por ejemplo el Copperfield adulto se introduce en el relato, hablando con su “yo” infantil, y se pinta a su padrastro como a un tipo irreal de altura desmesurada. Funciona que aparezcan escritos a mano los títulos de capítulos, que los recuerdos del pasado se proyecten en lonas del escenario, o algún detalle como que una casa elaborada a partir de un barco boca abajo desaparezca porque la aplasta una mano gigante al más puro estilo de los Monty Python.

Se pone el énfasis en las enormes dosis de crítica social del original hacia la monolítica estructura de clases británica. Para dar un toque de modernidad, Iannuci se ha decantado por un reparto multirracial, encabezado por el hijo de inmigrantes indios Dev Patel, que imprime a David Copperfield una enorme simpatía. También dan la talla en personajes estrambóticos Tilda Swinton (la tía Betsey), Peter Capaldi (Micawber), Ben Whishaw (el sibilino y siniestro Uriah Heep) o Hugh Laurie (Mr. Dick). Por desgracia, el film no consigue mantener también la tensión dramática del libro, y no todas las gracietas funcionan, por lo que acaba resultando un film tanto liviano y decepcionante, sobre todo en comparación con la clásica y sólida versión de George Cukor, y otras adaptaciones para el cine y la televisión.